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40 LA VANGUARDIA DOMINGO, 12 JULIO 2015
doasuimpuntualidadcrónicacon
el libro Never be late again (No
vuelvas a llegar tarde) y organiza
talleres sobre el tema, realizó un
ejerciciosimilarparajustificarque
hay motivos fisiológicos y psicoló­
gicos que hacen muy difícil dejar
deretrasarse.DeLonzorpidióaun
MAYTE RIUS
Barcelona
T
odos conocemos al­
gún tardón crónico,
personas que, se que­
de para lo que se que­
de, nunca llegan a la
hora prevista. Y normalmente lo
suyo no es un retraso de cinco mi­
nutos, sino de al menos media ho­
ra. Los hay que incluso responden
conun“notepreocupesqueyaes­
toysaliendodecasa”cuandoseles
telefonea para saber por qué no
hancomparecidoalahoraacorda­
da. ¿Por qué? ¿Qué lleva a algunas
personasaserimpuntualesporsis­
tema?
“En mi caso, el problema es que
me gusta que me cunda el tiempo,
aprovecharlo mucho, y siempre
pienso que tengo margen para ha­
cer algo más antes de acudir a una
cita;peroluegomellevamástiem­
podeloquehabíacalculado,eltra­
yecto también, y llego tarde”, dice
Esther, que tras décadas de hacer
esperar a todo el mundo decidió
dar mayor prioridad a la puntuali­
dad porque su hijo sufría mucho
cuando llegaba tarde a recogerlo.
“No me resulta fácil, pero me obli­
go a prepararme unos quince o
veinte minutos antes de lo que lo
hacíaantes”,confiesa.
PauObiol,psicólogodeIsepClí­
nicBarcelonaespecialistaenbien­
estar emocional y mindfulness,
asegura que son muchos los im­
puntuales que, como Esther, son
tardones crónicos por la falacia de
la planificación, porque subesti­
man el tiempo que necesitan para
hacerunatarea.“Sonpersonascon
un sesgo cognitivo, que hacen jui­
cios ilusorios, incorrectos, del
tiempoydesusrecursos”,indica.
De hecho, diversos experimen­
tos han constatado que los tardo­
nescrónicosnopercibeneltiempo
de la misma manera que quienes
acostumbran a ser puntuales. “En
realidad, como el tiempo es algo
que no existe, siempre se procesa
de forma subjetiva, y hay muchas
variables internas y externas que
modulanesapercepciónsubjetiva,
desde la edad, la personalidad, el
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temperatura o los desórdenes psi­
quiátricos hasta la complejidad de
la tarea que hacemos, la cantidad
Conductas sociales y gestión del tiempo
Tendencias
Trucos para
ser como
un reloj
]Los psicólogos aseguran
que no es fácil corregir la
impuntualidad porque es
un hábito muy intrínseco
de las personas. No obs­
tante, apuntan algunas
pautas que pueden ayudar
aquienestieneninterésen
cambiarestaconducta:
Tardones
crónicos
La impuntualidad esconde
razones fisiológicas,
psicológicas y sociales
DIFERENCIAS
Cadapersonatieneuna
tasametabólicaque
afectaasupercepción
delpasodeltiempo
JUICIOS ILUSORIOS
Quienes llegan tarde
suelen subestimar el
tiempo que necesitan
para hacer cada tarea
deinformaciónyestímulosquere­
cibimos,lafamiliaridadosirecibi­
mos estímulos auditivos o visua­
les”,explicaJuditCastellà,investi­
gadora de la UAB especializada en
memoria,atenciónypercepción.Y
detalla que cada persona tiene un
tempo interno, una tasa metabóli­
ca propia, marcado por factores
medioambientales pero también
fisiológicos, que está relacionada
con su ritmo de vida y se correla­
cionaconlapuntualidad.
“Sitienesuntempointernomuy
elevado,tienestendenciaasobres­
timar el tiempo, y si te dicen que
aprietes un cronómetro cuando
calcules que han transcurrido 60
segundos, lo pararás unos segun­
dosantesdequehayapasadoelmi­
nuto;encambio,sitienesuntempo
más lento, subestimas el tiempo y
creerás que han pasado 60 segun­
dos cuando en realidad hayan pa­
sadovariosmás”,ejemplifica.Dia­
neDeLonzor,quehasacadoparti­
grupo de personas que leyeran un
pasaje de un libro y parasen cuan­
docreyeranquellevabanunminu­
tohaciéndolo.Yconstatóquepara
los puntuales los 60 segundos pa­
saban antes que para los impun­
tuales,ysilosprimerosdejabande
leeralos58segundosdemedia,los
impuntuales lo hacían a los 77.
“Quienes tienen un tempo más
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breestimanloquepuedenhaceren
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yectoenautobús,caminar
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esbuenocompensarsepor
ello,conhalagosocon
pequeñosdetalles.
DOMINGO, 12 JULIO 2015 T E N D E N C I A S LA VANGUARDIA 41
EXPLIQUE SU EXPERIENCIA CON LA
IMPUNTUALIDAD EN:
www.lavanguardia.com
En las sociedades occidentales existe una
concepción muy económica del tiempo y la
puntualidad está considerada un valor que
inspira precisión, seriedad y credibilidad
En Alemania o en el Reino Unido diez minutos de retraso pueden ser suficientes para
ofender a quien espera. Pero en otros países no es así. Ollanta Humala, actual presidente
de Perú, llegó quince minutos tarde a un debate televisivo durante la campaña electoral y
no tuvo reparo en contar que sencillamente se había parado a comer un sándwich.
LA PUNTUALIDAD,
UN VALOR SOCIAL
Y CULTURAL
El tiempo es oro... ...según dónde
XAVIER CERVERA
Una cuestión
de respeto
M
e considero una persona puntual, como
tantasotras,yhesufridolaimpuntualidad
de otros. Entiendo que la puntualidad es
un valor ético que se convierte en una
cualidad que caracteriza a la persona y configura su ca­
rácter. El problema es que hay personas que se ganan a
pulso la etiqueta de impuntuales, y es entonces cuando
generan incredulidad a su alrededor, ofreciendo una
mala imagen por su falta de seriedad e interés por los
demás. Incluso llegan a suscitar que se les convoque an­
tes de tiempo para que lleguen a la hora.
La puntualidad es un hábito, una virtud –diría Aristóte­
les–. Se adquiere de forma inconsciente en la niñez, a
partir del ejemplo de los mayores –la autoridad–, y gra­
cias a la repetición, disciplina y esfuerzo se convierte en
costumbre.
El tiempo es oro, sí, pero lo es para todos. La falta de
puntualidad es una falta de respeto y demuestra poca
consideración hacia los demás, porque el tiempo de la
persona que espera es igual de valioso que el del impun­
tual. Sus excusas por llegar tarde pueden ser múltiples,
pero ninguna de
ellas merece com­
prensión, sólo en el
caso de un imprevis­
to, del que todos po­
demos ser víctimas.
Richard Sennett
(2003), en su libro El
respeto, afirma que
“lafaltaderespetoes
falta de reconoci­
miento e indiferen­
cia”. Estar a tiempo
en un lugar concreto donde hemos sido citados es un
reflejo del interés que despierta en nosotros esa perso­
na, y que lleguemos tarde resulta insultante y puede lle­
gar a desencadenar la ira de quien nos espera. En nues­
tro país, el respeto es un valor que recuperar. Ha dismi­
nuido considerablemente tanto en las familias como en
las aulas.
Es en la educación familiar donde se transmiten valores
como la puntualidad. Sin embargo, todos somos res­
ponsables. ¿A cuántos conciertos, conferencias, reunio­
nes y actos públicos hemos asistido que hayan comen­
zado de acuerdo a la hora de inicio establecida? Si los
adultos no la practicamos, ¿cómo los niños van a apren­
derla?
MARIA ROSA BUXARRAIS
PSICÓLOGA Y PROFESORA DE EDUCACIÓN Y VALORES DE LA UB
Estar a tiempo es un
reflejo del interés que
despierta en nosotros
esa persona, y que
lleguemos tarde
resulta insultante
LA CONSULTA
sonalidad tipo A, que se vincula a
gente más organizada, más impa­
ciente, más ambiciosa, más preo­
cupada por cumplir los plazos y
más ansiosa. En cambio, la perso­
nalidadtipoB–personasmásrela­
jadas,máscreativas,pocoestresa­
das– es más frecuente entre quie­
nessiemprevantarde.
La impuntualidad se acostum­
braarelacionartambiénconcues­
tioneséticasyamenudosecalifica
comofaltaderespeto,loquesitúa
alostardonescrónicosenlaesfera
de los maleducados, irrespetuo­
sos o poco empáticos. “En reali­
dadalamayoríadelosimpuntua­
les no les gusta serlo, querrían lu­
char contra ello, pero les cuesta
porqueesunhábitomuyinteriori­
zado”, rechaza Castellà. Y agrega
queademásdeltempointerno,de
la personalidad o de los modelos
parentales recibidos, en la pun­
tualidad inciden otras variables
culturalesydeestatus. “Unopue­
de tener más o menos predisposi­
ciónaserpuntual,perotambiénte
condicionarálapresiónsocialque
tengas, si la cultura y el país en el
que vives valora o no la puntuali­
dad; y en las sociedades occiden­
tales, donde el tiempo es un valor
económico,elestatussocioeconó­
micodecadaunotambiéninfluye
en que se castigue o no su impun­
tualidad”, precisa. De hecho, hay
personas que se esfuerzan por
cumplirconsuscitaslaboralespe­
ro siempre llegan tarde cuando
quedanconamigosporqueelcon­
textodeocioesmáspermisivo.
Como confiesa Esther, corregir
la impuntualidad, sobreponerse a
laretarditiscrónica,noesfácilpe­
ro sí posible con entrenamiento y
disciplina. Algunos especialistas
aseguran que la clave está en po­
ner en práctica algunos hábitos
que caracterizan a quienes siem­
pre llegan a la hora a sus citas: ser
realistas en la planificación de las
tareas,estimaruntiempoparaim­
previstos o retrasos inesperados,
no tener miedo a llegar pronto,
sentirse cómodos si quedan tiem­
pos vacíos y hacer las cosas con
anticipación.c
T I P O S D E I M P U N T U A L E S
El distraído. Hay personas
olvidadizas, propensas a la
distracción, con déficit o falta
de atención, que no prestan
suficiente atención al paso del
tiempo, no tienen una percep­
ción realista de él y les cuesta
gestionarlo.
El optimista. Algunos subesti­
man el tiempo que les costará
realizar una tarea o sobreesti­
man sus recursos para cum­
plirla en un determinado plazo
y siempre planean demasiadas
cosas para hacer en un tiempo
concreto y acaban concatenan­
do retrasos.
El maleducado. A veces la
impuntualidad es una conduc­
ta aprendida en casa porque
los padres siempre han sido
tardones, han reforzado ese
comportamiento y no le han
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llegar tarde.
El narcisista. Considera que
puede llegar tarde porque está
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el retraso como una forma de
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El histriónico. Le gusta llegar
tarde, que todos le estén espe­
rando, para llamar la atención,
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nión. Los psicólogos relacio­
nan este tipo con personas
inmaduras y baja autoestima.
El fóbico social. Hay personas
que prefieren llegar tarde para
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reunido un grupo, habrá co­
menzado la interacción social,
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que iniciar las conversaciones
a medida que llegue el resto.
El obsesivo­compulsivo. Algu­
nas personas se obsesionan
con comprobar tantas cosas
antes de salir de casa –el gas, la
luz, el agua, las puertas...– que
siempre llegan tarde a sus
citas.
El perfeccionista. Pasa horas y
horas acabando sus tareas, le
cuesta dar por finalizada una
para pasar a la siguiente, y eso
le ocasiona dificultades para
gestionar bien el tiempo.
El depresivo. Le falta decisión
y energía para realizar todas
las tareas programadas, le da
pereza salir de casa, no sabe
qué ponerse, qué transporte
elegir, y su indecisión y ambi­
valencia le hacen llegar tarde
(o incluso no llegar) a muchas
de sus citas.
El postergador. Hay tardones
que necesitan adrenalina para
hacer las cosas, que les gusta
sentir la presión de tener que
acabar todo en el último mo­
mento.
El relativista. Es el que aduce
que “quince minutos no son
para tanto” y expresa su dis­
conformidad con “la rigidez”
de los otros.
brado a que los demás les esperen y
siundíahanllegadoprontonoreci­
bieron halagos por ello y vuelven a
llegartarde”,comentaObiol.Agrega
quetambiénhayimpuntualesquelo
son por problemas de falta de aten­
ción, porque son olvidadizos y les
cuestagestionareltiempoysuagen­
da,yotrosenlosquelaretarditiscró­
nica va ligada a ciertos rasgos pato­
lógicos de personalidad. “Existen
narcisistas que llegan sistemática­
mente tarde porque creen que pue­
denpermitírselo,quesutiempovale
másqueeldelosdemás;otrosquelo
hacenparallamarlaatención;opara
no tener que iniciar conversaciones
con los que van llegando; algunos
perfeccionistas que pasan tanto
tiempo acabando sus tareas que no
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  • 1. 40 LA VANGUARDIA DOMINGO, 12 JULIO 2015 doasuimpuntualidadcrónicacon el libro Never be late again (No vuelvas a llegar tarde) y organiza talleres sobre el tema, realizó un ejerciciosimilarparajustificarque hay motivos fisiológicos y psicoló­ gicos que hacen muy difícil dejar deretrasarse.DeLonzorpidióaun MAYTE RIUS Barcelona T odos conocemos al­ gún tardón crónico, personas que, se que­ de para lo que se que­ de, nunca llegan a la hora prevista. Y normalmente lo suyo no es un retraso de cinco mi­ nutos, sino de al menos media ho­ ra. Los hay que incluso responden conun“notepreocupesqueyaes­ toysaliendodecasa”cuandoseles telefonea para saber por qué no hancomparecidoalahoraacorda­ da. ¿Por qué? ¿Qué lleva a algunas personasaserimpuntualesporsis­ tema? “En mi caso, el problema es que me gusta que me cunda el tiempo, aprovecharlo mucho, y siempre pienso que tengo margen para ha­ cer algo más antes de acudir a una cita;peroluegomellevamástiem­ podeloquehabíacalculado,eltra­ yecto también, y llego tarde”, dice Esther, que tras décadas de hacer esperar a todo el mundo decidió dar mayor prioridad a la puntuali­ dad porque su hijo sufría mucho cuando llegaba tarde a recogerlo. “No me resulta fácil, pero me obli­ go a prepararme unos quince o veinte minutos antes de lo que lo hacíaantes”,confiesa. PauObiol,psicólogodeIsepClí­ nicBarcelonaespecialistaenbien­ estar emocional y mindfulness, asegura que son muchos los im­ puntuales que, como Esther, son tardones crónicos por la falacia de la planificación, porque subesti­ man el tiempo que necesitan para hacerunatarea.“Sonpersonascon un sesgo cognitivo, que hacen jui­ cios ilusorios, incorrectos, del tiempoydesusrecursos”,indica. De hecho, diversos experimen­ tos han constatado que los tardo­ nescrónicosnopercibeneltiempo de la misma manera que quienes acostumbran a ser puntuales. “En realidad, como el tiempo es algo que no existe, siempre se procesa de forma subjetiva, y hay muchas variables internas y externas que modulanesapercepciónsubjetiva, desde la edad, la personalidad, el estado de ánimo, los fármacos, la temperatura o los desórdenes psi­ quiátricos hasta la complejidad de la tarea que hacemos, la cantidad Conductas sociales y gestión del tiempo Tendencias Trucos para ser como un reloj ]Los psicólogos aseguran que no es fácil corregir la impuntualidad porque es un hábito muy intrínseco de las personas. No obs­ tante, apuntan algunas pautas que pueden ayudar aquienestieneninterésen cambiarestaconducta: Tardones crónicos La impuntualidad esconde razones fisiológicas, psicológicas y sociales DIFERENCIAS Cadapersonatieneuna tasametabólicaque afectaasupercepción delpasodeltiempo JUICIOS ILUSORIOS Quienes llegan tarde suelen subestimar el tiempo que necesitan para hacer cada tarea deinformaciónyestímulosquere­ cibimos,lafamiliaridadosirecibi­ mos estímulos auditivos o visua­ les”,explicaJuditCastellà,investi­ gadora de la UAB especializada en memoria,atenciónypercepción.Y detalla que cada persona tiene un tempo interno, una tasa metabóli­ ca propia, marcado por factores medioambientales pero también fisiológicos, que está relacionada con su ritmo de vida y se correla­ cionaconlapuntualidad. “Sitienesuntempointernomuy elevado,tienestendenciaasobres­ timar el tiempo, y si te dicen que aprietes un cronómetro cuando calcules que han transcurrido 60 segundos, lo pararás unos segun­ dosantesdequehayapasadoelmi­ nuto;encambio,sitienesuntempo más lento, subestimas el tiempo y creerás que han pasado 60 segun­ dos cuando en realidad hayan pa­ sadovariosmás”,ejemplifica.Dia­ neDeLonzor,quehasacadoparti­ grupo de personas que leyeran un pasaje de un libro y parasen cuan­ docreyeranquellevabanunminu­ tohaciéndolo.Yconstatóquepara los puntuales los 60 segundos pa­ saban antes que para los impun­ tuales,ysilosprimerosdejabande leeralos58segundosdemedia,los impuntuales lo hacían a los 77. “Quienes tienen un tempo más lento subestiman el tiempo y so­ breestimanloquepuedenhaceren esetiempo,ypiensanquehacenal­ go en cinco minutos cuando en realidad tardan ocho o diez”, dice Castellà. Pero no todos los impuntuales responden a este perfil. “No hay unos rasgos ni una personalidad característica que los defina a to­ dos; hay tardones crónicos que simplemente lo son por aprendi­ zaje, porque sus padres siempre llegaban tarde, han aprendido esa conducta, se les ha reforzado a lo largo del tiempo, se han acostum­ CRONOMETRARSE.Paraser puntualesesbásicocalcular bieneltiempo,sabercuán­ tosetardaenhacercada tareaylosintervalosentre unayotra,asíqueconviene cronometrartodaslasruti­ nascotidianasyapuntarel tiempoqueconsumen. DETALLARLAAGENDA.Des­ glosarlastareasdeforma másconcreta,detallando todoslospasosyfasesnece­ sarios–salirdecasa,cami­ narhastaelautobús,tra­ yectoenautobús,caminar hastaelmetro,trayectoen metro,caminarhastala cita...–,permitesermás precisoalahoradecalcular eltiemporequeridopara acudiraunacita. 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  • 2. DOMINGO, 12 JULIO 2015 T E N D E N C I A S LA VANGUARDIA 41 EXPLIQUE SU EXPERIENCIA CON LA IMPUNTUALIDAD EN: www.lavanguardia.com En las sociedades occidentales existe una concepción muy económica del tiempo y la puntualidad está considerada un valor que inspira precisión, seriedad y credibilidad En Alemania o en el Reino Unido diez minutos de retraso pueden ser suficientes para ofender a quien espera. Pero en otros países no es así. Ollanta Humala, actual presidente de Perú, llegó quince minutos tarde a un debate televisivo durante la campaña electoral y no tuvo reparo en contar que sencillamente se había parado a comer un sándwich. LA PUNTUALIDAD, UN VALOR SOCIAL Y CULTURAL El tiempo es oro... ...según dónde XAVIER CERVERA Una cuestión de respeto M e considero una persona puntual, como tantasotras,yhesufridolaimpuntualidad de otros. Entiendo que la puntualidad es un valor ético que se convierte en una cualidad que caracteriza a la persona y configura su ca­ rácter. El problema es que hay personas que se ganan a pulso la etiqueta de impuntuales, y es entonces cuando generan incredulidad a su alrededor, ofreciendo una mala imagen por su falta de seriedad e interés por los demás. Incluso llegan a suscitar que se les convoque an­ tes de tiempo para que lleguen a la hora. La puntualidad es un hábito, una virtud –diría Aristóte­ les–. Se adquiere de forma inconsciente en la niñez, a partir del ejemplo de los mayores –la autoridad–, y gra­ cias a la repetición, disciplina y esfuerzo se convierte en costumbre. El tiempo es oro, sí, pero lo es para todos. La falta de puntualidad es una falta de respeto y demuestra poca consideración hacia los demás, porque el tiempo de la persona que espera es igual de valioso que el del impun­ tual. Sus excusas por llegar tarde pueden ser múltiples, pero ninguna de ellas merece com­ prensión, sólo en el caso de un imprevis­ to, del que todos po­ demos ser víctimas. Richard Sennett (2003), en su libro El respeto, afirma que “lafaltaderespetoes falta de reconoci­ miento e indiferen­ cia”. Estar a tiempo en un lugar concreto donde hemos sido citados es un reflejo del interés que despierta en nosotros esa perso­ na, y que lleguemos tarde resulta insultante y puede lle­ gar a desencadenar la ira de quien nos espera. En nues­ tro país, el respeto es un valor que recuperar. Ha dismi­ nuido considerablemente tanto en las familias como en las aulas. Es en la educación familiar donde se transmiten valores como la puntualidad. Sin embargo, todos somos res­ ponsables. ¿A cuántos conciertos, conferencias, reunio­ nes y actos públicos hemos asistido que hayan comen­ zado de acuerdo a la hora de inicio establecida? Si los adultos no la practicamos, ¿cómo los niños van a apren­ derla? MARIA ROSA BUXARRAIS PSICÓLOGA Y PROFESORA DE EDUCACIÓN Y VALORES DE LA UB Estar a tiempo es un reflejo del interés que despierta en nosotros esa persona, y que lleguemos tarde resulta insultante LA CONSULTA sonalidad tipo A, que se vincula a gente más organizada, más impa­ ciente, más ambiciosa, más preo­ cupada por cumplir los plazos y más ansiosa. En cambio, la perso­ nalidadtipoB–personasmásrela­ jadas,máscreativas,pocoestresa­ das– es más frecuente entre quie­ nessiemprevantarde. La impuntualidad se acostum­ braarelacionartambiénconcues­ tioneséticasyamenudosecalifica comofaltaderespeto,loquesitúa alostardonescrónicosenlaesfera de los maleducados, irrespetuo­ sos o poco empáticos. “En reali­ dadalamayoríadelosimpuntua­ les no les gusta serlo, querrían lu­ char contra ello, pero les cuesta porqueesunhábitomuyinteriori­ zado”, rechaza Castellà. Y agrega queademásdeltempointerno,de la personalidad o de los modelos parentales recibidos, en la pun­ tualidad inciden otras variables culturalesydeestatus. “Unopue­ de tener más o menos predisposi­ ciónaserpuntual,perotambiénte condicionarálapresiónsocialque tengas, si la cultura y el país en el que vives valora o no la puntuali­ dad; y en las sociedades occiden­ tales, donde el tiempo es un valor económico,elestatussocioeconó­ micodecadaunotambiéninfluye en que se castigue o no su impun­ tualidad”, precisa. De hecho, hay personas que se esfuerzan por cumplirconsuscitaslaboralespe­ ro siempre llegan tarde cuando quedanconamigosporqueelcon­ textodeocioesmáspermisivo. Como confiesa Esther, corregir la impuntualidad, sobreponerse a laretarditiscrónica,noesfácilpe­ ro sí posible con entrenamiento y disciplina. Algunos especialistas aseguran que la clave está en po­ ner en práctica algunos hábitos que caracterizan a quienes siem­ pre llegan a la hora a sus citas: ser realistas en la planificación de las tareas,estimaruntiempoparaim­ previstos o retrasos inesperados, no tener miedo a llegar pronto, sentirse cómodos si quedan tiem­ pos vacíos y hacer las cosas con anticipación.c T I P O S D E I M P U N T U A L E S El distraído. Hay personas olvidadizas, propensas a la distracción, con déficit o falta de atención, que no prestan suficiente atención al paso del tiempo, no tienen una percep­ ción realista de él y les cuesta gestionarlo. El optimista. Algunos subesti­ man el tiempo que les costará realizar una tarea o sobreesti­ man sus recursos para cum­ plirla en un determinado plazo y siempre planean demasiadas cosas para hacer en un tiempo concreto y acaban concatenan­ do retrasos. El maleducado. A veces la impuntualidad es una conduc­ ta aprendida en casa porque los padres siempre han sido tardones, han reforzado ese comportamiento y no le han dicho que es importante no llegar tarde. El narcisista. Considera que puede llegar tarde porque está por encima de los demás, y utiliza el control del tiempo y el retraso como una forma de imponerse. El histriónico. Le gusta llegar tarde, que todos le estén espe­ rando, para llamar la atención, para ser el centro de la reu­ nión. Los psicólogos relacio­ nan este tipo con personas inmaduras y baja autoestima. El fóbico social. Hay personas que prefieren llegar tarde para asegurarse de que ya se habrá reunido un grupo, habrá co­ menzado la interacción social, y no serán ellos quienes tengan que iniciar las conversaciones a medida que llegue el resto. El obsesivo­compulsivo. Algu­ nas personas se obsesionan con comprobar tantas cosas antes de salir de casa –el gas, la luz, el agua, las puertas...– que siempre llegan tarde a sus citas. El perfeccionista. Pasa horas y horas acabando sus tareas, le cuesta dar por finalizada una para pasar a la siguiente, y eso le ocasiona dificultades para gestionar bien el tiempo. El depresivo. Le falta decisión y energía para realizar todas las tareas programadas, le da pereza salir de casa, no sabe qué ponerse, qué transporte elegir, y su indecisión y ambi­ valencia le hacen llegar tarde (o incluso no llegar) a muchas de sus citas. El postergador. Hay tardones que necesitan adrenalina para hacer las cosas, que les gusta sentir la presión de tener que acabar todo en el último mo­ mento. El relativista. Es el que aduce que “quince minutos no son para tanto” y expresa su dis­ conformidad con “la rigidez” de los otros. brado a que los demás les esperen y siundíahanllegadoprontonoreci­ bieron halagos por ello y vuelven a llegartarde”,comentaObiol.Agrega quetambiénhayimpuntualesquelo son por problemas de falta de aten­ ción, porque son olvidadizos y les cuestagestionareltiempoysuagen­ da,yotrosenlosquelaretarditiscró­ nica va ligada a ciertos rasgos pato­ lógicos de personalidad. “Existen narcisistas que llegan sistemática­ mente tarde porque creen que pue­ denpermitírselo,quesutiempovale másqueeldelosdemás;otrosquelo hacenparallamarlaatención;opara no tener que iniciar conversaciones con los que van llegando; algunos perfeccionistas que pasan tanto tiempo acabando sus tareas que no pueden gestionar bien su tiempo...”, pormenoriza el especialista de Isep Clinic. JuditCastellàapuntaquealgunos estudios sugieren que entre las per­ sonas puntuales predomina la per­