El documento discute la dependencia creciente de los adolescentes en las tecnologías móviles debido a la necesidad humana de comunicación y la facilidad que brindan las tecnologías. Señala que los estudios se han centrado en adultos mayores de 18 años y no en niños. También analiza factores como el tipo de teléfonos, servicios y redes sociales que fomentan esta dependencia, así como sus posibles efectos negativos en la concentración y rendimiento académico de los jóvenes.