1. PERFILESJ
LÍA DE LA PUENTE“Las plantas nos enseñan a ser mejores personas”
L
ía tiene pasión por la naturaleza desde siempre.
Recuerda que de niña su diversión favorita era
jugar durante horas en la cima de los árboles.
Simplemente disfrutaba de estar ahí. “Además, mi
colegio tenía muchos jardines y árboles que me
encantaba observar desde la clase. En primavera
me detenía a ver cómo, poco a poco, iban saliendo las hojas nuevas
en las ramas”, comenta entre risas.
¿Cuándo decidiste que te ibas a dedicar al paisajismo
profesionalmente?
En el año 2007 me fui a vivir a Ciudad de México y allí aprendí
a hacer arreglos de flores como hobby. Luego de tres años, a partir
de un momento crítico, ingresé a estudiar la carrera de paisajismo.
Sabía que mi vida iba a cambiar por completo; entonces
decidí reinventarme: empecé a trabajar en México y Canadá y,
posteriormente, regresé a Lima. Así nació Flores para la Vida, mi
empresa de paisajismo y arreglos florales. Las flores cambiaron mi
vida y espero hacer una diferencia en las personas con las que tenga
contacto directa o indirectamente con las flores y los jardines.
¿Crees que las plantas y flores pueden servir como una terapia?
¡Por supuesto! Las plantas me ayudaron muchísimo a decidir mi
futuro. Me enseñaron, por ejemplo, que para cambiar una planta
de una maceta a otra más grande es importante cortar las raíces
viejas, las que llevaron a la planta al tamaño que tienen pero que
ya no son necesarias para que siga creciendo. ¡Era lo mismo que
sentía yo en mi vida! Fue una terapia maravillosa y aprendí mucho
de ellas. Eso es justo lo que trato de expresar con mi trabajo.
Cuéntanos acerca de tu experiencia en el diseño de jardines en
Ciudad de México y Vancouver. ¿Qué recuerdas de tu labor en esos
lugares?
Mis inicios como paisajista fueron en México, debido a que allí
estudié y viví cuatro años. Diseñé jardines en casas de campo,
ranchos y casas privadas. Mi primer trabajo lo recuerdo con mucho
cariño: fue hacer una jardinera grande de varios niveles para el
espacio de espera de un consultorio odontológico. Ahí decidí
usar muchas lavandas para crear una atmósfera de tranquilidad,
y hortensias para que los pacientes vieran lindas flores mientras
esperaban su turno. También diseñé una azotea verde para un
edificio en Sonora; fue un reto muy bonito, ya que requirió de
mucha investigación sobre el clima extremo de la zona.
“Por otro lado, mientras mi vida iba cambiando, decidí
postular a un voluntariado en un vivero municipal en Vancouver
para hacer trabajo de campo. Fui la jardinera estrella —recuerda
entre risas—. Corté el primer pasto después del invierno con una
podadora manual ¡y casi me quedo sin brazos! Allí me encargaba
de trasplantar plantas de unas macetas a otras y también de
diseñar y armar un invernadero para tomates y otros vegetales.
Hicimos un horno de barro en donde preparábamos unos postres
deliciosos para vender y así contribuir a mejorar el vivero. Asistí a
cursos libres, exploré jardines botánicos, azoteas verdes, tiendas,
restaurantes y centros comerciales; traté de captar todo lo que me
pudiera ser útil. También hice algunos jardines privados de los que
hasta ahora me mandan fotos en la época de flores. Conocí gente
maravillosa y aprendí muchísimo. Fue una linda experiencia”.
¿Cuáles son las diferencias que encuentras entre el trabajo que
realizaste en otros países y el que haces en Lima?
Creo que en todas las ciudades del mundo, para que un espacio
natural sea realmente lindo, tiene que haber sido creado con pasión;
eso es muy importante y las plantas lo sienten. Las diferencias más
grandes las noté en Canadá y México. En México, los jardineros
La diseñadora de jardines Lía de la Puente, actual paisajista del
Jockey Plaza, nos cuenta acerca de su pasión por las plantas y
flores y cómo estas nos pueden ayudar en lo personal y a vivir
mejor en comunidad.
2. me miraban con recelo porque trabajaba con la tierra de la misma
manera que ellos lo hacían. En Canadá, por el clima que tienen,
están acostumbrados a esperar con paciencia los ciclos de las
plantas. En Lima, somos muy impacientes ¡y a veces queremos que
la planta se recupere en tres días! Una amiga me dijo el año pasado
que su buganvilla se había muerto. Después de revisarla le di mi
veredicto: “No se ha muerto; está reponiéndose del shock de haber
sido trasplantada. Debes esperar con paciencia y dale el tiempo
necesario para recuperarse”. Con muchas dudas me hizo caso; pero
hace unos meses me mandó la foto de la linda buganvilla llena
de flores y me dijo: “¡Cómo pude dudar!”. Así es, las plantas nos
enseñan a ser pacientes, cualidad difícil de conseguir en estos días
en los que todo se da en el instante.
“Tanto en México como en Lima tenemos la bendición de
tener un clima bastante bueno y de tener viveros cerca, lo que
facilita una buena variedad y calidad de plantas. El hecho de que
no haya temperaturas extremas es buenísimo, aunque sería genial
tener más sol en invierno”.
¿Qué nos puedes contar acerca de tu experiencia como paisajista
del Jockey Plaza?
El Jockey llegó a mi vida, según yo, como premio a tanto empeño
por salir adelante. Me llamaron justo cuando acababa de llegar
a Lima a vivir nuevamente, y para mí fue la señal de que todo
estaba bien y en orden. Conozco todas las plantas que hay en cada
zona; tengo un inventario en mi cabeza en el que sé qué maceta
y con qué planta está cada espacio; son como mis hijas y a mis
jardineros les digo lo mismo: “Cuiden a sus hijas”. Las vemos
crecer y reproducirse con mucha satisfacción.
“No me gusta desperdiciar ninguna planta y evito el gasto
innecesario comprando nuevas; por ello, estamos propagando
muchas y las usamos en espacios nuevos; reubicamos casi todas las
plantas que movemos, por los diferentes proyectos, y utilizamos
botellas recicladas para aligerar el peso de las macetas. Como les
digo siempre a mis jardineros: ‘Nada se desperdicia, todo sirve’”.
¿Cuáles han sido los retos más grandes a los que te has enfrentado?
Al principio, lo que más me costó fueron las normas y regulaciones.
Normalmente, en el Perú se trabaja la jardinería de manera muy
informal; así que, poco a poco, y con apoyo de mucha gente, fui
adaptándome a todas las reglas. El centro comercial es tan dinámico
y cambiante que no siempre las plantas se quedan en el mismo
lugar; por ello, todo es sembrado y pensado para que pueda ser
movido sin que la planta sufra, o al menos sufra lo menos posible.
“Para mí ha sido vital conocer a las personas de las diferentes
áreas, mantener un contacto directo con todos los que hacen que
el trabajo, tanto de ellos como el mío, sea más fácil; me siento
parte del equipo y he logrado desarrollar una buena amistad con
todos”.
¿Tienes planes a futuro? ¿Qué se viene en el Jockey Plaza a nivel
de paisajismo?
¿Mis planes? Seguir sembrando colores y texturas en Lima,
intentando llenar de energía de la naturaleza los espacios, seguir
creando conciencia de que las plantas sienten y nos aportan
muchos beneficios, nos alegran los días y limpian nuestro aire.
Seguir trabajando con pasión y entregando mi alegría a cada
proyecto, chico o grande; mientras sea hecho con cariño, ¡siempre
será grande!
“Respecto al Jockey, seguiremos poniéndolo verde. Muchas
personas se sienten más cómodas y alegres mientras pasean y tocan
las plantas para ver si son reales. ¡Sí lo son! Cada una es y seguirá
siendo cuidada con mucho cariño. Es una inmensa satisfacción
trabajar para una empresa para la cual el elemento natural es de
suma importancia, que realmente aprecian las plantas y conocen
los beneficios que ellas aportan a las personas”.