1. Aparecida espera una renovación de las Parroquias, que “sean espacios de la iniciación cristiana, de la
educación y celebración de la fe, abiertas a la diversidad de carismas, servicios y ministerios, organizadas de
modo comunitario y responsable, integradoras de movimientos de apostolado ya existentes, atentas a la
diversidad cultural de sus habitantes, abiertas a los proyectos pastorales y supraparroquiales y a las
realidades circundantes” (170).
Para esto se tienen que “abandonar las estructuras caducas que no favorezcan la transformación de la fe”
(365). Algunos de los cambios necesarios son los siguientes.
La parroquia se tiene que sectorizar en unidades más pequeñas “con equipos propios de animación y
coordinación que permitan una mayor proximidad a las personas y grupos que viven en el territorio” (372).
Asimismo, los organismos parroquiales deben superar cualquier clase de burocracia. “Los Consejos
Pastorales Parroquiales tendrán que estar formados por discípulos misioneros constantemente preocupados
por llegar a todos” (203).
Otro aspecto importante es el papel de los laicos en la Iglesia. “Esto exige, de parte de los pastores, una
mayor apertura de mentalidad para que entiendan y acojan el „ser‟ y el „hacer‟ del laico en la Iglesia” (213).
Pues: “Una parroquia renovada multiplica las personas que prestan servicios y acrecienta los ministerios”
(202).
Claro que para la renovación parroquial son necesarias “actitudes nuevas en los párrocos y en los
sacerdotes”. (201)
MISION Y PARROQUIA
VOLVER AL PRIMER AMOR
El inicio de toda misión, de toda tarea evangelizadora, debe comenzar volviendo al amor primero. Sólo
retornando al fervor del primer encuentro, se es capaz de reavivar esfuerzos, que superen los años que se
cargan encima, los fracasos y aún las miserias propias.
Para emprender una nueva misión hay que volver al lugar de aquel encuentro que dio la capacidad de dejarlo
todo (Cf. Mt 4,18-22), para ir al seguimiento del Señor.
Con este pensamiento concluye su reflexión el P. Mario Merino, que misionó en África.
“Nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otro modo, el vino reventará los
odres y se echaría a perder tanto el vino como los odres: sino que el vino
nuevo, en odres nuevos”. (Mc 2, 22)
.
Desde el decanato Ixtac 2
Desde el decanato Orizaba 2
Desde el decanato Citlaltepetl 2
Reflexión del P. Mario Merino 3
Desde el decanato de Tequila 3
Desde Zongolica 3
Planes y más planes 4
La Eucaristía y la misión 4
Contenido:
2. EL MISIONERO– TLATITLANTI
Boletín Informativo de la Misión
Permanente. Diócesis de Orizaba
Año 2 No. 9
SEPTIEMBRE 2011
El equipo decanal de Misión Permanente, continua preparándose para la gran tarea de
evangelización, reuniéndose en diferentes parroquias, que con gran alegría y hospitalidad, han
abierto su corazón para recibirnos.
Las reuniones tienen una doble finalidad: Hacer al equipo presente en el decanato y continuar la
formación de los agentes evangelizadores a través de la exposición de los temas contenidos en el
Libro “Queremos ver a Jesús” que en su etapa kerigmàtica nos presenta el Proceso Nacional
para la Iniciación Cristiana de Adultos. Así mismo, el Equipo está realizando un proceso de
sensibilización en los Consejos Parroquiales, recordando que el trabajo de Misión es de todos los
católicos, a ejemplo de Jesús quien fue el primero y más grande evangelizador.
Sería conveniente preguntarnos, si nosotros aprovechamos la conversación coloquial, el acercamiento
con el hermano, en cualquier circunstancia y lugar, para la evangelización.
Quisiéramos compartir con todos nuestros hermanos misioneros las experiencias que hemos vivido
durante el visiteo. En estos meses estamos realizando un visiteo casa por casa en todo el territorio
diocesano con la finalidad de compartir con nuestros hermanos el Kerygma. Sabemos que este
primer anuncio es fundamental para desatar un proceso de fe y de conversión en todos nuestros
hermanos creyentes, sobre todo en los más alejados.
Es un proceso lento pero si animamos a todos los hermanos de la parroquia podremos lograrlo. La
meta es fortalecer nuestros equipos misioneros invitando a todos los miembros de los grupos
parroquiales. Es importante hacer crecer estos equipos porque la Misión nos compete a todos.
Muchos servidores de los grupos parroquiales viven alejados de esta realidad y tienen la mentalidad
de que la Misión es un asunto de un grupo dentro de la Parroquia.
En nuestro decanato de Ixtaczoquitlán deseamos continuar esta labor misionera sin perder el
entusiasmo y la fuerza que llevamos desde el principio. En días recientes hubo algunos cambios de
sacerdotes dentro del Decanato y apenas llegando los hemos puesto al tanto del trabajo que se está
haciendo. Nuestros sacerdotes recién llegados están aceptando con muy buen ánimo el trabajo que
veníamos haciendo.
Finalmente, les contamos que ya se está preparando el IV Encuentro Misionero Decanal que
posiblemente celebraremos en el mes de noviembre y tendrá como finalidad motivar a los equipos
misioneros parroquiales. En el último encuentro tuvimos 700 asistentes ahora esperamos aumentar
el número y organizarnos mejor para obtener muy buenos resultados. Seguimos unidos en oración.
Que Dios los bendiga.
Página 2
DESDE ORIZABA
DESDE IXTAC
3. DESDE CITLALTEPETL
EL MISIONERO– TLATITLANTI
BOLETÍN INFORMATIVO DE LA MISIÓN PERMANENTE. DIÓCESIS DE ORIZABA
AÑO 2 NO. 9
El 3 de septiembre de 2011 los tres municipios: Tlaquilpa, Astacinga y Xoxocotla,
después de haber recibido la preparación correspondiente, recibieron su banderín
de compromiso treinta comunidades, las cuales han iniciado un visiteo a los
hogares durante el mes de septiembre, mes de la Biblia, en estas comunidades se
realizará el anuncio kerigmático, el cual se concluirá el 12 de diciembre con una
celebración eucarística con todas las comunidades.
Posteriormente les informaremos de otras actividades.
EVANGELIZAR, LA PASION DE MI VIDA
La valentía de los apóstoles en Pentecostés, el incansable trabajo de San Pablo, la alegría de vivir y convicción
de los primeros cristianos, son signos patentes que nos hablan de la fuerza que es capaz de infundir el Espíritu
Santo.
Ese don es lo único que puede ser respuesta: el espíritu misionero que mueve al apóstol, que penetra toda la
persona y compromete su vida con la Misión del Salvador del mundo.
No será eficaz ninguna forma intermedia, pues la medida ya está señalada: la cruz, la entrega de la vida. Y este
llamado, que es para todos, a tiempo completo, involucra la vida entera de la persona.
Para "actualizar" nuestra vocación procuraremos recrearla haciéndonos conscientes de que está vigente, porque
el Amor que nos llamó no se cansa ni se arrepiente.
En el Apocalipsis del apóstol San Juan hay una palabra que puede ayudarnos a entender cómo ve el Señor a
quienes nos llama a colaborar en su obra: "Yo sé todo lo que haces; conozco tu duro trabajo y tu constancia, y
sé que no puedes soportar a los malvados... Has sido constante, y has sufrido mucho por mi causa sin
desmayar. Pero tengo una cosa que reprocharte: que dejaste enfriar el primer amor" (Ap 2,2-4).
El Señor reclama a la Iglesia de Éfeso que ha perdido el primer amor y la invita a volver a él.
También hoy, el Señor podría dirigir el mismo "reproche amoroso" a algunos de sus elegidos, en especial a
quienes ha confiado este trabajo de evangelizar. Ciertamente reconoce el trabajo desgastante de la parroquia;
reconoce y agradece todas las fatigas y cansancios a favor de los que Él les ha encomendado
cuidar y acompañar. Pero, hay un pequeño detalle que les descubre al hablarle a cada
uno: "ya no tienes el mismo amor que al principio".
Como informé anteriormente se organizaron grupos en cada una de las parroquias
destinados para a misionar en sus capillas. A respecto tengo el gusto de hacer de su
conocimiento que la mayoría de comunidades ya han sido visitadas haciendo un recorrido
casa por casa. En lo que respecta a San Sebastián, Zongolica se estará terminando esta
misión este fin de semana; esta primera ha sido terminada satisfactoriamente y
esperamos obtener buenos frutos para que las parejas que viven en unión libre puedan
consagrar su vida con el sacramento del matrimonio.
por la atención prestada y confío en que Dios mueva los corazones de las personas para
que entren en gracia, una vez más invito a todos a unirse en oración.
4. Página 4
REFLEXION DEL P. MARIO MERINO
Planes y más planes.
Los días 12, 13 y 14 de septiembre, la mayoría de los presbíteros de Orizaba, estuvimos en
reunidos en Teocelo, Ver, para elaborar nuestro plan de formación permanente.
Nos reunimos para pensar juntos con la idea de actuar juntos. En primer lugar
constatamos nuestra realidad, la iluminamos con la palabra de Dios y el magisterio de la
Iglesia y descubrimos las urgencias que tenemos que atender en nuestra formación
permanente.
En este mismo sentido ya hemos realizado las asambleas decanales que nos
propusimos. Ahora estaremos ofreciendo un taller que hemos denominado el A B C de la
planeación con la finalidad de que toda nuestra diócesis, sus parroquias y decanatos
pensemos juntos en las problemáticas que la realidad nos presenta, pero lo mas importante
será buscar respuestas juntos a las necesidades de la evangelización.
Nuestra misión nos pide actuar en comunión. No cada quien por su lado, pues así
solo nos desgastamos, duplicamos actividades, hacemos eventos sin trascendencia porque si
no tenemos rumbo cualquier camino nos lleva. Encomendamos a Dios este trabajo de la
evaluación del Plan diocesano a fin de que realmente podamos tener como prioridad ser
dóciles a la voz del Espíritu para leer e interpretar los signos de los tiempos a la luz del
Evangelio y les demos una respuesta adecuada.
La Eucaristía junto con el Bautismo, son los "Sacramentos mayores" de la Iglesia. En la Eucaristía tenemos
los cristianos la fuente y el culmen de nuestra vida personal y comunitaria. El comer la carne de Cristo y el
beber su sangre nos hace participar en su vida y nos constituye en la comunidad de hermanos que es la Iglesia.
Pese a todo eso, son muchos los cristianos que acuden a la celebración eucarística para cumplir con una
"obligación, rutina o puro convencionalismo social", y que participan en ella ignorando la fraternidad y el
amor que en ella se significan.
Una forma eficaz de continuar la acción misionera de la Iglesia es celebrar de forma significativa la Sagrada
Liturgia en especial, los sacramentos de la Iniciación Cristiana, signos que expresan y realizan la vocación de
discípulos de Jesús a cuyo seguimiento somos llamado. La Eucaristía es lugar privilegiado del encuentro del
discípulo con Jesucristo. Y es, a la vez, fuente inagotable de la vocación cristiana y del impulso misionero;
“allí, el Espíritu Santo fortalece la identidad del discípulo y despierta en él la decidida voluntad de anunciar
con audacia a los demás lo que ha escuchado y vivido. Para hacer de la Sagrada Liturgia una verdadera
acción misionera, es importante tomar en cuenta lo siguiente:
Conducir, mediante la iniciación cristiana, a la incorporación viva en la comunidad, cuya fuente y cumbre es
la celebración eucarística, y dedicar tiempo y atención al seguimiento de quienes son incorporados a la
comunidad;
Cultivar en la celebración eucarística su dimensión de renovación de la Nueva y Eterna Alianza, lugar de
encuentro con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, con los ángeles, los santos y entre los hermanos, de
ofrecimiento de la vida del discípulo, cargando con su cruz, a la vez que de envío misionero; fomentar el
estilo eucarístico de la vida cristiana, y recrear y promover la "pastoral del domingo" , dándole "prioridad
en los programas pastorales" , para un nuevo impulso a la evangelización del pueblo de Dios ; en los lugares
donde no sea posible la Eucaristía; fomentar la celebración dominical de la Palabra, que hace presente el
Misterio Pascual en el amor que congrega (cf. 1 Jn 3, 14), en la Palabra acogida (cf. Jn 5, 24-25) y en la
5. oración comunitaria (cf. Mt 18, 20). La Sagrada Eucaristía culmina la iniciación cristiana. Los que han sido
elevados a la dignidad del sacerdocio real por el Bautismo y configurados más profundamente con Cristo en
la Confirmación, participan por medio de la Eucaristía con toda la comunidad en el sacrificio mismo del
Señor. Cristo instituyó en la Ultima Cena, el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su Sangre para perpetuar por
los siglos el sacrificio de la cruz y confiar el memorial de su muerte y resurrección a la Iglesia. Es signo de
unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo .
LA EUCARISTIA Y LA MISION
VICARÍA DE PASTORAL
COLABORADORES:
Presbíteros:
J. Omar Aguilar López
Mario Merino
Oscar Gabriel Méndez Flores
Porfirio Méndez García
Juan Manuel Solórzano Bernal
Demetrio Landa González
Margarita Mejía
DESDE TEQUILA
DESDE ZONGOLICA
Sur 9 # 142 entre oriente 2 y 4
C.P. 94300 Orizaba, Ver.
Tel: 7244875 y 72 4 17 33 Ext. 111.
Email. vicariapor@hotmail.com