Luisa de Marillac Animadora de las Cofradías de la Caridad
Los puelches
1. DA,
VI
O, O
RP MP
CUE TIE A
M ILI
FA
La mayordomía
DE TODO LO QUE NOS HA DADO Y NOS DA DIOS
SY
ES RO AS
AD S SO EZ
D
ILI NTO TE U
Q
AB LE
H A RI
YT
2. LA MAYORDOMÍA NO SE LIMITA
al cuidado de los recursos
financieros y a asegurarse que
Dios reciba su 10%. Aunque eso
es ciertamente parte de ella, hay
mucho más involucrado.
“El término mayordomo es mal comprendido y aun
es extraño para nuestra sociedad. No tenemos
ningún término en nuestro vocabulario moderno que
tenga la riqueza de este término”.
3. Adora al Señor tu Dios, y él
bendecirá tu pan y tu agua.
Yo apartaré de ustedes toda
enfermedad. En tu país
ninguna mujer abortará ni
será estéril. ¡Yo te concederé
larga vida! En toda nación
donde pongas el pie haré que
tus enemigos te tengan
miedo, se turben y huyan de
ti.”
Éxodo 23:25-27 (NVI)
4. Dios anhela que su pueblo
le dé la adoración que Él se
merece. Anhela que le
demos mayor atención; más
que la que le damos al
trabajo o a nuestra familia o
aún al deporte. Hay muchas
cosas que nos distraen para
no darle la mejor adoración.
5. •El bendecirá tu pan. Dios nunca
se olvida de nuestras necesidades.
El sabe lo que necesitamos antes que
nosotros le digamos. Dios promete
bendecir y suplir las cosas que
necesitamos.
6. 2. El bendecirá tu agua. Dios promete
bendecir nuestros recursos.
Cuando adoramos en verdad a Dios, Él
comienza a bendecir nuestras finanzas,
las promociones vienen en nuestro
trabajo, nos dan aumento.
7. 3. Apartará toda enfermedad. Dios bendice
nuestra salud cuando lo adoramos. La Presencia
de Dios no sólo transforma el lugar en que
estamos, sino también afecta nuestro cuerpo. La
enfermedad no puede permanecer junto a la
Presencia de Dios. El poder de Dios es mucho
más fuerte que cualquier enfermedad. Jesús en
la cruz pudo destruir la enfermedad por completo
para que nosotros no tuviéramos que cargarla.
Ya Jesús pagó el precio por nosotros. Él llevó
nuestra enfermedad para que nosotros vivamos
en salud divina.
8. 4. No habrá aborto ni esterilidad. El enemigo no
quiere que los sueños de Dios se hagan realidad en
nosotros, por eso busca las maneras para abortar el
propósito de Dios. Quiere mantenernos bajo un
espíritu de muerte espiritual. Quiere matar todo lo
que tiene que ver con Dios. Pero Dios nos va a dar
tanta vida que el diablo no podrá abortar el propósito
de Dios en nosotros; ni la esterilidad podrá detener la
multiplicación que viene.
9. 5. Nos dará larga vida.
Cuando Dios promete darnos
larga vida, no es para que la
vivamos llena de enfermedad
o de miseria, sino que llena
de Su poder. La larga vida
que Dios nos da está llena de
abundancia en todas las
cosas. Vivir para poder
bendecir a nuestros hijos,
nietos y las generaciones que
siguen. Vivir para contar las
maravillas de Dios.
10. 6. Hará que nuestros enemigos nos tengan miedo.
Cuando nos enfocamos en Él, Dios se encarga de
destruir a nuestros enemigos.
7. Hará que nuestros enemigos huyan. Cuando
adoramos a Dios y le damos lo mejor a Él, no hay
enemigo que pueda estar en Su presencia.
Nuestros enemigos huirán de nosotros porque
Dios se levantará a nuestro favor.
Porque cuando nuestros enemigos no
están perturbándonos, podemos adorar a
Dios con más fuerzas (Salmo 68).
11. ¿Cómo uso mis recursos
materiales, todas las cosas
que Dios me ha dado como
mayordomo?
¿De qué modo realmente
vivo mis responsabilidades
hacia mi Hacedor y Redentor?
De esto se trata la mayordomía.
12. LA MAYORDOMIA DE LOS TALENTOS
Si hubiera un premio para la explicación más clara de un
concepto profundo y que abarca todo, Jesús fácilmente
sería el ganador con su parábola de los talentos.
13. "Su señor respondió y le dijo: "¡Siervo malo y
perezoso! ¿Sabías que cosecho donde no
sembré y recojo donde
no esparcí? Por lo tanto,
debías haber entregado
mi dinero a los banqueros,
y al venir yo, habría
recibido lo que es mío
con los intereses. Por
tanto, quitadle el talento y dadlo al que tiene diez
talentos. Porque a todo el que tiene le será dado,
y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene
le será quitado. Al siervo inútil echadlo en las tinieblas de
afuera." Allí habrá llanto y crujir de dientes”.
14. Realidad número uno: Algunos rehúsan usar sus
talentos. Esto se puede aplicar al cuidado de nuestro
cuerpo, de nuestra salud.
15. Realidad número dos:
No cuidar mi cuerpo es un asunto serio.
El “siervo inútil” no tiene una segunda oportunidad. Es arrojado a “las
tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mat. 25:30);
esa es la descripción simbólica de la nada total, es decir, de la muerte
eterna. No usar apropiadamente lo que Dios nos ha confiado no solo
nos perjudica en esta vida sino también pone en peligro nuestra vida
eterna. Esto significa que el tema de ser mayordomos fieles no es algo
que pertenece a la periferia de nuestra experiencia cristiana: es la
característica vital del discipulado.
16. En el mundo estresante actual, el ejemplo de Jesús es tan refrescante
como digno de ser imitado. Jesús trabajaba mucho y estaba completa-
mente comprometido con su misión. Pero, se aseguraba de no perder las
bendiciones de mantener una sana condición física. Para ello, llevó a
cabo trabajo físico desde pequeño, en la carpintería de José. Y qué duda
cabe de que su madre le enseñó, además de las Escrituras, cómo llevar
una dieta alimentaria adecuada. Este estilo de vida le permitió
17. La Biblia no alaba a los
trabajadores compulsivos,
ni felicita a los que siempre
hacen lo menos posible.
Como siempre, debe haber
un equilibrio en hacer las
cosas que hay que hacer,
mientras al mismo tiempo
no nos consumimos
emocional o físicamente.
Manifestamos esto al guardar
el sábado y al usar nuestro
tiempo diario de oración y
adoración. Nuestra FAMILIA también tienen derecho a una parte justa
de nuestro tiempo. Entonces, hay tiempo para el TRABAJO, para el
DESCANSO y para una cantidad de otras cosas., Siempre debe haber
un equilibrio.
18. LA MAYORDOMÍA DE NUESTRO CUERPO
En el mundo secular, la mayor parte de la gente considera sus cuerpos
como su propiedad personal. Tienen la última palabra sobre todo lo que
sucede con su cuerpo. Esto no solo se aplica al inmenso número de
mujeres que pretenden ser libres para decidir si tendrán un ABORTO o
no, sino también a todos los que sienten que tienen derecho a perjudicar
sus cuerpos por el uso de SUSTANCIAS ILEGALES, o por COMER
GRANDES CANTIDADES de comida chatarra o por tener RELACIONES
SEXUALES ILICITAS.
19. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de cómo
usamos nuestros cuerpos? ¿En qué formas prácticas
podemos aplicar estas palabras?
“¿O no sabéis que vuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo, que mora
en vosotros, el cual tenéis de Dios, y
que no sois vuestros? Pues habéis
sido comprados por precio. Por tanto,
glorificad a Dios en vuestro cuerpo”
(1 Corintios 6:19, 20).
20. El contexto inmediato
indica que el apóstol
Pablo está
refiriéndose,
específicamente, al
abuso de nuestro
cuerpo mediante la
inmoralidad sexual.
Desgraciadamente,
esto es tan relevante
hoy en muchas
partes del mundo
como lo era en la
antigua Corinto.
21. Pero, la idea básica es que no deberíamos “pecar contra nuestro cuerpo”,
porque no somos sus dueños. Primero, hemos sido creados por Dios por
medio de Jesucristo. Él es nuestro Hacedor, y por lo tanto somos
responsables ante él por todo lo que hacemos. Segundo, él es nuestro
Redentor, aquel que nos compró “por precio”. La mayordomía de
nuestros cuerpos implica también cuidar bien de nuestra salud. Esto
tiene que ver no solo con lo que comemos sino también con la cantidad
de descanso que tomamos y con mantenernos en buena forma por medio
de un ejercicio adecuado. Y no puede haber dudas en cuanto a que no
debemos usar sustancias que son adictivas o nos dañan de algún modo.
T tiene muchísimo que ver con el modo en que utilizamos los recursos
financieros que Dios pone en nuestras manos.
Introducir en nuestros cuerpos elementos o sustancias inapropiados es,
entonces, un pecado por el daño al templo del Espíritu Santo y, además,
por el mal uso de las bendiciones materiales.
22. No obstante, otra vez, se necesita
equilibrio. “La salud misma no
debe ser una preocupación. Debiera
ser una parte del esquema cristiano
de vivir, y de funcionamiento más
bien automático. Una preocupación
excesiva por la salud puede ser una
forma de idolatría que nos estorba
para lograr una relación satisfactoria
Leo Van Dolson con Dios. La salud nos capacita para
Teólogo adventista servir a Dios, pero no es un fin en sí
misma” (Leo R. Van Dolson y J.
Robert Spangler, Healthy, Happy,
Holy, p. 43).
23. Generalmente un
mayor ingreso en
nuestra economía se
encuentra asociado
con mejores
condiciones de vida,
alimentación,
educación y salud.
24. 3 REALIDADES QUE NO DEBEMOS OLVIDAR
Hecho número uno: Todo comienza con Dios. Dios es
el Dueño de todo. Y él nos da la fuerza para trabajar y
ganarnos la vida. Los que dicen: “Todo es el resultado de
mi trabajo duro” se olvidan de una verdad fundamental,
que es solo Dios quien los capacitó para ganar lo que
obtuvieron.
25. Hecho número dos: Dios ocupa el primer lugar en todo lo
que tenemos y hacemos, incluyendo nuestro uso del
dinero.
26. Hecho número tres: Cuanto más fieles somos, tanto más
somos bendecidos. Probémoslo, y veremos por nosotros
mismos la verdad de las palabras del Señor: “… y
derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde” (Mal. 3:10).
28. Mientras esperamos, vivamos con un propósito.
“No debemos creer que nos toca descuidar todo lo demás y entregarnos
a la meditación, el estudio o la oración, ni tampoco debemos rebosar
apresuramiento y actividad, con descuido de la piedad personal. La
espera, la vigilancia y el trabajo deben combinarse. ‘En lo que requiere
diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu sirviendo al Señor’
[Romanos 12:11]” (El hogar adventista, p. 19).
29. Estamos esperando que el Dueño de todo regrese.
Pronto vendrá y querrá
saber lo que hemos
hecho con nuestros dones,
nuestro tiempo, nuestras fuerzas físicas y
nuestros recursos materiales.
30. Conclusión: Todos hemos recibido un cuerpo. Y se nos
han confiado recursos. Como mayordomos, se espera que
“administremos” estos dones con nuestra mejor habilidad,
en agradecido reconocimiento de que, de hecho, todo lo que
tenemos viene de Dios.
La mayordomía no debiera ser un deber pesado, sino una
gozosa ordenación de prioridades en todos los aspectos de
nuestra vida.