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Gregorio Espadas
Historia de la
Iglesia Cristiana
Un viaje desde el nacimiento,
persecución y decadencia de
la Iglesia Cristiana, hasta la
Reforma Protestante.
Historia de la Iglesia Cristiana
Un viaje desde el nacimiento, persecución y decadencia de la Iglesia Cristiana,
hasta la Reforma Protestante.
Gregorio Espadas
2020
Índice
Parte I. Nacimiento, Persecución y Decadencia 4
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Nacimiento de la Iglesia Cristiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Crecimiento de la Iglesia Cristiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Persecución de la Iglesia Cristiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Los Padres de la Iglesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Cristianización del Imperio Romano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
El Monaquismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
La Decadencia de la Iglesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Doctrinas del papado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Parte II. La Reforma Protestante 18
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
Panorama general de la Reforma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
Precursores de la Reforma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
John Wycliffe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
John Huss . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Savonarola . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
Erasmo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
Principales reformadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Martin Luther . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Ulrich Zwingli . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
John Calvin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
John Knox . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
La Reforma, país por país . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
Las Cinco Solas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
Sola Scriptura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
Sola Fide . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
Sola Gratia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
Solus Cristus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
1
Soli Deo Gloria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
Pensamientos Finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
Anexo: Las 95 Tesis de Martín Lutero 46
2
Por Gregorio Espadas (gespadas.com); Anciano de la Iglesia Nacional Presbiteriana “Be-
tania” (inpbetania.com) de la Villa Luis Gil Pérez, Centro, Tabasco, México.
Primera Edición: Octubre 2017
Segunda Edición: Octubre 2020
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0
Internacional.
3
Parte I. Nacimiento, Persecución y Decadencia
Introducción
La Biblia contiene la historia de Cristo. La Iglesia existe para contar la historia de
Cristo. La historia de la Iglesia es una continuación de la historia bíblica.
Es imposible comprender el estado actual del cristianismo sino a la luz de su historia. La ignorancia
de la historia de la Iglesia es aún más común que la ignorancia de la Biblia.
El objetivo del presente material (un resumen, realmente) es que todo cristiano conozca la historia
detrás de la Iglesia de Cristo, desde sus raíces hasta como la conocemos hoy en día. Todo lo que se
presenta a continuación está documentado en la historia, no hay nada inventado, absolutamente
todo puede ser verificado.
Nacimiento de la Iglesia Cristiana
La Iglesia Cristiana nació el día de Pentecostés, en el año 30, 50 días después de la resurrección
de Cristo, como se relata en Hechos 2. Los discípulos entonces comprendieron que se trataba de
un asunto totalmente espiritual, no político.
Desde ese día, el Espíritu Santo mora en cada uno de los hijos de Dios, por lo que todo cristiano
tiene el entendimiento y la revelación de lo que Dios quiere para nosotros como parte de su Iglesia.
Originalmente, la Biblia registra que la Iglesia se formó de puros judíos, quienes jamás se imaginaron
que la sabiduría de Dios iba a incluir a los gentiles (Efesios 2:11-22).
En el mensaje de Pedro en el día de Pentecostés (Hechos 2:14-42), destacaron tres doctrinas:
Jesús es el Cristo (el Mesías), la resurrección de Cristo y la segunda venida de Cristo.
En Antioquía se les llamó por primera vez cristianos a los seguidores de Cristo (Hechos 11:26),
aunque fue despectivamente.
Crecimiento de la Iglesia Cristiana
El crecimiento, desarrollo y madurez de la iglesia primitiva consistió en cristianos llenos del Espíritu
Santo, donde su “método” de crecimiento era su testimonio y su comunión con Dios (en todo el
libro de Hechos podemos apreciarlo).
En Hechos 1:8, Jesús dice: “y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta
lo último de la tierra”, pero llegó un momento en que la Iglesia se olvidó de esa visión misionera, y
Dios permitió la persecución, iniciando con el martirio de Esteban (relatado en Hechos 6 y 7), y
así se desencadenó la evangelización en Asia, Europa y África.
Hechos 8:4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el
evangelio.
El primer concilio de la iglesia cristiana fue el Concilio de Jerusalén (Hechos 15), donde un
asunto importante a tratar fue si la Iglesia, que en ese momento estaba compuesta de puros judíos,
aceptaban a los no judíos (conocidos como gentiles), llegando a la conclusión de que, efectivamente
desde el Antiguo Testamento, Dios había profetizado que el evangelio era para todo aquel que
creyera.
4
De esa manera, se estableció la respuesta a la pregunta doctrinal más importante: “¿Qué debe
hacer una persona para salvarse?” Los apóstoles y los ancianos se opusieron con firmeza a todos
los esfuerzos para imponer el legalismo y sus rituales como requisitos previos y necesarios para la
salvación. Ellos afirmaron que la salvación es por gracia mediante la fe total y exclusiva en Cristo.
Persecución de la Iglesia Cristiana
En el año 64 sucedió el gran incendio de Roma, que casi la destruye por completo. El pueblo
romano sospechaba del propio emperador Nerón (que gobernó del año 54 al 68), quien para alejar
de sí mismo la sospechas, culpó a los cristianos y ordenó su castigo.
Miles de creyentes en el Señor Jesucristo fueron torturados, quemados y echados a las fieras. Entre
ellos Pablo, y posiblemente Pedro.
Se dice que en los jardines del palacio donde vivía Nerón, ponían a los cristianos como antorchas,
los rociaban de combustible y los quemaban vivos para iluminar aquellos jardines. En esos mismos
jardines, es donde hoy en día se encuentra el Vaticano.
En el año 70 se cumple una de las profecías más asombrosas del Nuevo Testamento: La caída de
Jerusalén. Su destrucción fue ordenada por el emperador romano Vespasiano (69-79) y ejecutada
por su hijo Tito (quien luego se convirtió en emperador, 79-81).
El coliseo romano fue construido por judíos, quienes eran esclavos después de la caída de Jerusalén;
ese lugar era usado para torturar y matar a miles de cristianos. ¿Por qué Dios lo permitió?
Hechos 1:8b . . . y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta
lo último de la tierra.
Aquí “testigos” viene del vocablo griego martus (de dónde viene la palabra “mártir”), que significa
“uno que da testimonio mediante su muerte”. Jesucristo mismo profetizó este hecho:
Mateo 5:11-12 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan,
y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro
galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes
de vosotros.
¿Cómo murieron los apóstoles? Jacobo decapitado; Felipe crucificado; Mateo traspasado por
espada; Santiago apedreado, le partieron la cabeza en dos, era un anciano de 99 años; Matías
(el que tomó el lugar de Judas Iscariote) apedreado y decapitado; Andrés, el hermano de Pedro,
crucificado; Marcos descuartizado; Pedro crucificado de cabeza; Judas Tadeo crucificado;
Bartolomé azotado cruelmente y crucificado; Tomás atravesado por una lanza; Juan es el
único que murió de muerte natural.
Cabe mencionar que del año 68 al 100 se perdieron muchos registros históricos, por lo que se le
denominó la Edad Sombría.
En el año 90, el emperador romano Domiciano (81-96) inicia una persecución sumamente violenta
contra los cristianos en todo el imperio, acusándolos de ateos, pues se negaban a participar en la
adoración del emperador; muchos miles de cristianos fueron muertos en Roma y en Italia. Durante
5
este tiempo es cuando Juan, el último apóstol en morir, es llevado preso a la isla de Patmos, en el
mar Egeo, donde escribió el Apocalipsis+.
A partir del Siglo II, ya había cristianos por todos lados, aunque la Iglesia Cristiana ya era muy
diferente a la que dejaron los apóstoles.
En el año 112, el emperador romano Trajano (98-117) creía que debía hacer cumplir las leyes del
imperio, y consideró ilegal al cristianismo, por cuanto los cristianos se negaban a sacrificar ante los
dioses romanos o tomar parte en el culto del emperador. La Iglesia era considerada como sociedad
secreta, cosa que era prohibida. No se les buscaba de oficio a los cristianos, pero si eran denunciados,
se les castigaba. Entre los que perecieron bajo su reinado estuvieron Simeón (hermano de Jesús),
quien era obispo de Jerusalén, crucificado en el año 107, e Ignacio, el segundo obispo de Antioquía,
llevado a Roma y arrojado a las fieras.
En Asia Menor, durante ese tiempo, los templos que en algún tiempo se usaron para la adoración de
dioses paganos, ahora estaban casi abandonados. Fue tan impactante la predicación de los primeros
cristianos que ya habían miles de de convertidos.
El emperador Adriano (117-138), perseguía a los cristianos, aunque en menor grado. Teléforo,
pastor de la Iglesia de Roma, y muchos otros, padecieron el martirio. Sin embargo, durante ese
reinado, el cristianismo hizo notables progresos en números, riquezas, erudición e influencia social.
El emperador Antonio Pío (138-161) favoreció a los cristianos, pero creía que debía hacer cumplir
la ley, y hubieron muchos mártires, entre ellos Policarpo.
El emperador Marco Aurelio (161-180) llevó a cabo una persecución cruel y bárbara de los
cristianos, la más severa desde Nerón. Muchos miles fueron decapitados o arrojados a las fieras,
entre ellos Justino Mártir. Las torturas que las víctimas soportaban sin acobardarse son casi
increíbles. A continuación, uno de esos casos:
Blandina Nació en Lyon Francia. Cuando le llegó el momento de ser torturada, mostró tal
resistencia que los verdugos tenían que turnarse. Cuando varios de los mártires fueron llevados
al circo, Blandina fue colgada de un madero en medio de ellos y desde allí les alentaba. Como
las fieras no la atacaron, los guardias la llevaron de nuevo a la cárcel. Por fin, el día de tan
cruentos espectáculos, Blandina fue torturada en público de diversas maneras. Primero la
azotaron; después la hicieron morder por fieras; acto seguido la sentaron en una silla de hierro
candente; y a la postre la encerraron en una red e hicieron que un toro bravo la corneara.
Como en medio de tales tormentos Blandina seguía firme en su fe, por fin las autoridades
ordenaron que fuese degollada. Era el año 177. . . ella tenía solo 15 años.
El emperador Septimio Severo (193-211) también llevó a cabo una persecución muy severa, pero
no general, principalmente Egipto y el norte de África. En Alejandría diariamente eran quemados,
crucificados o decapitados muchos mártires, entre ellos Leónidas (el padre de Orígenes). En
Cártago, Perpetua, dama noble, y su fiel esclava Felícitas, fueron despedazadas por las fieras.
El emperador Maximino (235-238) mandó matar a prominentes dirigentes cristianos. Orígenes
se salvó de él escondiéndose.
6
El emperador Decio (249-251) determinó resueltamente exterminar el cristianismo, por lo que la
persecución fue muy violenta. Multitudes perecieron bajo las torturas más crueles en Roma, el
norte de África, Egipto y Asia Menor.
El emperador Valeriano (235-260) fue más severo que Decio; igual se propuso la destrucción total
del cristianismo. Muchos dirigentes fueron ejecutados, entre ellos Cipriano, obispo de Cártago.
El emperador Diocleciano (284-305) llevó a cabo la última persecución imperial, y la más severa.
Mandó quemar todos los escritos de los cristianos. Promulgó una ley que despojaba de la ciudadanía
a los cristianos. Juntaba a cristianos en reuniones, los encerraban y les prendían fuego. Durante
diez años se buscaba a los cristianos en cuevas y en selvas. Eran quemados, arrojados a las fieras, y
muertos mediante torturas. Era un intento resuelto y sistemático para abolir aún el nombre de
“cristiano”.
Las catacumbas de Roma Eran enormes galerías subterráneas, generalmente de 2.40 a 3.00 m
de ancho y de 1.20 a 1.80 m de alto, de cientos de kilómetros de extensión debajo de la
ciudad. Las usaban los cristianos como lugares de refugio, de culto y de sepultura durante las
persecuciones. El número de sepulturas cristianas se calculan de dos a siete millones. Han
sido halladas más de cuatro mil inscripciones de la época de Tiberio (emperador romano en
cuyo reinado Cristo fue crucificado) hasta Constantino.
Los Padres de la Iglesia
Policarpo (69-156). Fue discípulo del apóstol Juan, y obispo de Esmirna. Era lleno del Espíritu
Santo, sus mensajes sacudían la corte romana, logrando incluso que algunos de ellos se convirtieran.
En la persecución del emperador Marco Aurelio, fue arrestado y llevado ante el gobernador. Al
serle ofrecida la libertad si negaba y maldecía a Cristo, contestó: “Ochenta y seis años he servido a
Cristo, y Él nada me ha hecho sino el bien; ¿cómo pues, podría yo maldecirle a Él, mi Señor y
Salvador?”. Fue quemado vivo.
Ignacio (67-110). También discípulo del apóstol Juan, y obispo de Antioquía. Cuando el emperador
Trajano visitó Antioquía, ordenó su arresto, presidió el juicio él mismo, y le sentenció a que fuera
arrojado a las fieras en Roma. De camino a Roma, escribió a los cristianos romanos una carta en
que les rogaba que no intentaran obtener su perdón, que él anhelaba el honor de morir por su Señor.
Se regocijaba en el martirio.
Papías (70-155). Otro alumno de Juan; obispo de Hierápolis, unos 160 km al este de Efeso. Puede
haber conocido a Felipe, de quien dice la tradición que murió en esa ciudad. Escribió un libro,
“Explicación de los discursos del Señor”, en el cual dice que cuidó de preguntar a los antiguos las
palabras exactas de Jesús. Padeció el martirio en Pérgamo, más o menos al mismo tiempo que
Policarpo.
Estos tres grandes hombres del Señor, forman el eslabón que une el siglo apostólico y los tiempos
posteriores.
Justino Mártir (100-167). Nació en Neápolis, la antigua Siquem, como al tiempo de la muerte de
Juan. Estudió filosofía. En su juventud vio mucha persecución de los cristianos. Fue convertido
7
(era pagano), y viajaba en traje de filósofo, tratando de ganar a los hombres para Cristo. Escribió
una “Defensa del Cristianismo”, dirigida al emperador Marco Aurelio. Fue uno de los hombres más
capaces de su época. Murió como mártir en Roma. Señalando el crecimiento del cristianismo, dijo
que ya en sus días “no hay raza alguna de hombres en donde no se ofrecen oraciones en el nombre
de Cristo”.
Ireneo (130-200). Educado en Esmirna. Alumno de Policarpo y Papías. Viajó extensamente, y
luego llegó a ser obispo de Lyon, en Galia. Se le conoce especialmente por sus escritos contra los
gnósticos. Murió como mártir. Hablando de Policarpo dijo: “Recuerdo bien el lugar donde el santo
Policarpo se sentaba y hablaba; recuerdo sus discursos al pueblo, y cómo describía sus relaciones
con Juan el apóstol y con otros que habían acompañado al Señor; cómo recitaba los dichos de Cristo
y los milagros que Él hacía; y cómo recibió de testigos oculares que habían visto al Verbo de la Vida
sus enseñanzas, que concordaban en todo sentido con las Escrituras”.
Orígenes (185-254). El erudito más grande de la iglesia primitiva. Gran viajero, y escritor volumi-
noso, que ocupaba a veces hasta veinte copistas. En sus escritos cita dos tercios de todo el Nuevo
Testamento. Vivía en Alejandría, en donde su padre Leónidas padeció el martirio; y más tarde, en
Palestina, en donde murió como resultado de su encarcelamiento y tortura bajo Decio.
Tertuliano (160-220), de Cártago. “Padre del cristianismo latino”; abogado romano y pagano;
luego de su conversión, un distinguido defensor del cristianismo.
Eusebio (264-340). “Padre de la Historia Eclesiástica”; obispo de Cesarea a la fecha de la conversión
de Constantino, sobre quien llegó a tener gran influencia. Escribió una “Historia de la Iglesia” desde
Cristo hasta el concilio de Nicea.
Juan Crisóstomo (345-407). “Boca de Oro”; orador inigualado, y el predicador más grande de
sus tiempos; era predicador expositor. Nació en Antioquía; llegó a ser Patriarca de Constantinopla,
y predicaba ante grandes multitudes en la Iglesia de Santa Sofía. Siendo reformador, desagradó al
rey, y murió en el exilio.
Jerónimo (340-420). El “más grande erudito de los padres latinos”. Se educó en Roma. Vivió
muchos años en Belén, en donde tradujo la Biblia al latín. Su obra, llamada la “Vulgata”, es
todavía la Biblia autorizada de la Iglesia Católica Romana.
Agustín (354-430). Obispo de Hipona, en el norte de África. Conocido como el “gran teólogo de
la iglesia primitiva”. Más que ningún otro, moldeó las doctrinas de la Iglesia de la Edad Media.
Siendo joven era erudito muy destacado, pero disoluto. Se hizo cristiano por la influencia de su
madre Mónica, de Ambrosio de Milán y de las epístolas de Pablo.
Cristianización del Imperio Romano
El 27 de Octubre de 312, el general Constantino durante sus guerras contra otros aspirantes al
trono, vio en el cielo sobre el sol poniente, una visión de la cruz, y sobre ella las palabras “in hoc
signo vinces” (por este signo vencerás), por lo que decidió luchar bajo la bandera de Cristo, y
ganó la batalla.
En 313 emitió el Edicto de Tolerancia, donde daba “a los cristianos y a todos los demás plena
libertad de seguir aquella religión que cada uno escoja”. Es el primer edicto de esta naturaleza,
siendo un punto crucial en la historia del cristianismo.
8
Para el año 313, los cristianos eran cerca de la mitad de los habitantes del imperio romano. El
cristianismo ya era legal y dejó de ser perseguido. Pero algo pasó. . . se comenzó a deteriorar la
iglesia. La persecución a los cristianos los mantenía puros en su fe (nadie se unía a la iglesia por
ganancia deshonesta).
Lo bueno:
Cesó la persecución de los cristianos.
Muchos puestos prominentes fueron llenados por cristianos, y se hizo del cristianismo la
religión de la corte real.
Se exhortó a todos los súbditos a que abrazaran el cristianismo.
Los edificios de reunión fueron reabiertos.
Los cristianos ya tenían permitido construir templos.
La donaciones (que antes eran para sacerdotes paganos) ahora iban a la iglesia cristiana.
Los ministros cristianos fueron exonerados de pagar impuestos y del servicio militar.
El domingo fue declarado día de descanso.
La crucifixión, como castigo romano, fue abolida.
El infanticidio fue prohibido.
La esclavitud fue abolida.
Lo malo:
Aparecen las primeras imágenes en los templos.
Como el dinero del estado empezó a llegar a la Iglesia, los líderes cristianos empezaron a
enriquecerse.
Los ministros llegaron a ser una clase privilegiada. Ahora todos querían ser ministros; eso
provocó que hombres ambiciosos no nacidos de nuevo se introdujeran en el liderazgo en la
Iglesia.
Corruptos políticos empezaron a infiltrarse en la Iglesia.
La hipocresía sustituyó la sinceridad de los primeros cristianos.
La cena del señor pasó a ser un sacrificio (llamado luego como transubstanciación o transus-
tanciación).
El anciano o pastor se convirtió de un predicador del evangelio a un sacerdote, cuando Cristo
abolió el sacerdocio levítico.
Los servicios de adoración a Cristo ahora se realizaban en reuniones de mucha pompa, con
trajes despampanantes y gorros llamativos. La gente iba más por ver la majestuosidad de ese
espectáculo que para adorar al Señor.
Prácticas paganas empezaron a introducirse en la Iglesia. Empezó la adoración a la virgen
María (sustituyendo la adoración a las diosas Venus y Diana).
La santidad de los cristianos fue sustituida por la ambición, el orgullo y la arrogancia.
Algo que podemos deducir de todo lo anterior, es que la iglesia y el estado deben estar separados
(leer Juan 18:36).
Como la aristocracia romana persistió en adherirse a sus religiones paganas, Constantino trasladó
la capital del imperio cristiano a Bizancio, y la llamó Constantinopla (hoy Estambul, Turquía).
La iglesia de oriente estaba sometida por el estado, mientras que en la iglesia de occidente, los
gobernantes y reyes se sometían a la iglesia.
Constantino dispuso que, bajo la dirección de Eusebio, los más hábiles copistas hicieran 50 ejem-
9
plares de la Biblia para las iglesias de Constantinopla. Posiblemente los manuscritos Sinaítico
y Vaticano sean de estos ejemplares.
Aunque Constantino llevó a la práctica el cristianismo como religión del Estado, no fue sino hasta
que el emperador Teodosio (378-395) la oficializó como tal, haciendo obligatoria su membresía.
Fue la peor calamidad que jamás le haya sucedido a la Iglesia. Constantino favoreció la tolerancia
a cualquier religión, no solo la cristiana. La conversión era genuina, a partir de la evangelización;
nunca forzó a nadie a volverse cristiano.
Pero los que siguieron a Constantino no pensaban igual. La iglesia cristiana pasó de perseguida
a perseguidora. El estado castigaba con cárcel los ritos paganos; incluso un hijo de Constantino
decretó pena de muerte a los adoradores de ídolos y a quien hablara o escribiera en contra del
cristianismo.
El Monaquismo
El monaquismo, o espíritu monástico, fue una reacción a la mundanalidad de la iglesia, y quizás
en parte un producto accesorio del gnosticismo, que enseñaba que la materia es mala. El movimiento
comenzó en Egipto con Antonio (250-350), quien vendió sus bienes, se retiró al desierto, y vivió en
la soledad.
Multitudes de hombres piadosos que amaban a Dios siguieron su ejemplo al ver como el pecado
había penetrado en la iglesia. Se comenzaron a aislar del mundo, se fueron a las montañas, incluso
se tienen registros de personas que vivieron por años en los árboles.
Santiago 1:27; Juan 17:15; 1 Corintios 5:9-10; Mateo 5:14-16.
A estas personas se les llamaba anacoretas. La idea era alcanzar la vida eterna escapándose del
mundo y mortificando la carne mediante prácticas ascéticas.
Ascetismo El ascetismo es la profesión y doctrina de la vida ascética, que aspira a la perfección
por el camino de la renuncia a todas las cosas terrenales y la lucha contra las pasiones e
instintos carnales mediante la práctica regular de mortificaciones corporales.
El movimiento se extendió a Palestina, Siria, Asia Menor y Egipto. En el Oriente, cada uno vivía
en comunidades, llamadas monasterios, y dividían su tiempo entre el trabajo y los ejercicios
religiosos.
Se hicieron muy numerosos, y llegaron a formarse muchas órdenes de monjes y monjas. Los
monasterios o conventos de Europa hicieron la mejor obra de la iglesia de la Edad Media en la
filantropía, literatura y educación cristiana, así como en agricultura. Pero cuando se hicieron ricos,
se volvieron sumamente inmorales.
Con la Reforma fueron desapareciendo de los países protestantes, y en los países católicos están
decayendo.
10
La Decadencia de la Iglesia
La Iglesia fue fundada, no como institución autoritativa que obligara al mundo a vivir conforme a
las enseñanzas de Cristo, sino solo como institución que testificara de Cristo ante el mundo. Cristo
mismo, y no la Iglesia, es el poder transformador en la vida humana.
Pero la Iglesia al ser fundada en los días del Imperio Romano, poco a poco asumió para sí una
forma de gobierno como el del mundo político en que existía, y llegó a ser una vasta organización
autocrática regida por los dirigentes superiores.
Desde el inicio de la iglesia cristiana hasta fines del siglo apostólico, las congregaciones o iglesias
locales eran independientes entre sí, siendo gobernada cada una por una junta de pastores, y de
ellos siempre destacaba uno a quien todos reconocían, pero no por imposición, sino por su llenura
del Espíritu Santo, algo que podemos ver en el Apocalipsis (capítulos 2 y 3) en los mensajes a las
iglesias, donde se hace referencia al ángel de la iglesia en cada una.
Más tarde, se le llamó obispo al responsable de cada iglesia, y a los demás ancianos (presbíteros).
Pero poco a poco el obispo comenzó a abarcar su autoridad y poder religioso sobre otras iglesias de
ciudades vecinas.
Eventualmente, a los obispos occidentales se le llamó “padre”, y en 499 se limitó solamente al
obispo de Roma, y pronto llegó a significar, en el uso común, “padre universal”, en otras palabras,
obispo sobre toda la iglesia.
En la lista católica romana de papas (264 hasta el día de hoy) se incluye a los obispos de Roma
desde el primer siglo en adelante, pero durante 500 años los obispos de Roma no fueron papas, o
sea, obispos universales.
La idea de que el obispo de Roma debía tener autoridad sobre la iglesia entera fue de crecimiento
lento, combatida a cada paso, y nunca, en ningún tiempo, ha tenido reconocimiento universal.
La tradición católica romana de que Pedro haya sido el primer papa es neta y llanamente una
ficción. No hay evidencia histórica alguna de que haya sido obispo de Roma jamás. Tampoco
reclamó jamás para sí mismo una autoridad, tal y como pretenden sus “sucesores”. Pareciera que
Pedro tuviese un presagio divino al respecto, como podemos leer en 1 Pedro 5:1-3.
¿Cuál fue el argumento que la iglesia de Roma para reclamar su supremacía? Que Pe-
dro y Pablo habían estado en Roma, e incluso afirman (como hasta hoy en día) tener los
huesos de Pedro. Pero no existen indicios históricos que Pedro haya estado en Roma.
Los primeros obispos de Roma fueron: Lino (67-79), Cleto (79-91) y Clemente (91-100). Ellos
dejaron escritos, donde jamás mencionan alguna reclamación de supremacía sobre la toda la iglesia.
Del 100 al 154 hubieron 6 obispos más (Evaristo, Alejandro I, Sixto I, Telésforo, Higinio y Pío I),
pero tampoco se adjudicaron el nombre de papa.
Aniceto (154-168), obispo de Roma, trató de influir en Policarpo, obispo de Esmirna, para que
cambiara la fecha en que se celebraba la Semana Santa; pero Policarpo de negó a ceder.
Víctor I (190-202), obispo de Roma, amenazó con excomulgar a las iglesias de oriente por celebrar
el día de Pascua el 14 de Nisán.
11
Polícrates, obispo de Efeso, contestó que no temía a las amenazas de Víctor, y afirmó su autoridad
independiente. Ireneo, obispo de Lyon, aún cuando era obispo occidental y simpatizaba con el
criterio occidental acerca de la celebración de la Semana Santa (o sea, guardando el día de la semana
y no el día del mes), reprendió a Víctor por haber intentado imponerse a las iglesias orientales.
Calixto I (218-223) fue el primero en basar sus pretensiones sobre Mateo 16:18. Tertuliano, de
Cártago, le llamó usurpador al hablar como si fuese obispo de obispos. Leer Gálatas 2:7 y 1
Pedro 2:4-7.
A pesar de todo lo anterior, iba creciendo el sentimiento de que Roma, como ciudad capital, debería
ser cabeza de la Iglesia, así como lo era del Imperio.
Silvestre I (314-335), era obispo de Roma cuando bajo Constantino, el cristianismo prácticamente
fue hecho religión de Estado del Imperio Romano. La iglesia inmediatamente llegó a ser una
institución de gran importancia en la política mundial. Constantino se consideraba a sí mismo
cabeza de la Iglesia.
Constantino convocó al Concilio de Nicea (325) y lo presidió. Este concilio dio a los obispos de
Alejandría, Antioquía y Roma plena jurisdicción sobre sus provincias, pero sin la menor indicación
de que los dos primeros estuvieran sujetos al último.
Arrianismo Durante el Concilio de Nicea, también se combatió al arrianismo (doctrina de
Arrio, un líder en la iglesia cristiana, en la que afirmaba que Cristo era superior a los humanos
pero inferior a Dios). De ahí surgieron los Testigos de Jehová. Un hijo de Constantino abrazaba
el arrianismo. También de dicho concilio, surge el Credo Niceno.
Fue hasta el Concilio de Sárdica (343) cuando se reconoció la autoridad del obispo de Roma sobre
los demás. Es importante señalar, que dicho concilio fue compuesto de representantes occidentales
solamente, y no un concilio ecuménico; el motivo por el cual no asistieron los obispos de oriente, es
porque no los invitaron.
A fines del siglo IV, las iglesias y los obispos del cristianismo habían llegado a ser dominados desde
cinco grandes centros: Roma, Constantinopla, Antioquía, Jerusalén y Alejandría, cuyos obispos
habían llegado a ser llamados “Patriarcas”, de igual autoridad entre sí, cada uno con pleno dominio
en su propia provincia.
En 381 se convocó al Concilio de Constantinopla, para combatir el apolinarismo (doctrina
de Apolinar que enseñaba que Jesús no fue humano, sino solo Dios, lo contrario al arrianismo).
Ciricio (385-398) reclamó jurisdicción universal sobre toda la iglesia; pero desafortunadamente
para él, en sus días (395) el imperio se dividió en dos imperios distintos: el de Oriente y el de
Occidente. Esto hacía más difícil para el obispo de Roma, lograr que el Oriente reconociera su
autoridad.
Después de la división del imperio (395) en oriente y occidente, los patriarcas de Antioquía, Jerusalén
y Alejandría fueron reconociendo la supremacía de Constantinopla. Desde entonces, la lucha por el
dominio del cristianismo fue entre Roma y Constantinopla, o sea, empezó una disputa para ver
quién era el mayor.
12
Lucas 9:46-48; Mateo 18:1-5; Marcos 9:33-37; Lucas 22:24-30.
Inocencio I (402-417), se llamó a sí mismo “Regente de la Iglesia de Dios”, y reclamó el derecho
de fallar los asuntos de controversia de mayor importancia en toda la Iglesia.
En los siguientes años, el imperio de occidente ya se disolvía rápidamente bajo las incursiones de la
migración bárbara. En la turbación y preocupación de estos tiempos, Agustín escribió su obra
monumental “La Ciudad de Dios”, en la cual contemplaba un imperio cristiano universal.
Este libro tuvo gran influencia en crear una opinión pública favorable a una jerarquía universal de
la Iglesia bajo una sola cabeza. Esto favoreció las pretensiones de Roma.
León I (440-461). Llamado por algunos historiadores el primer papa. Reclamaba ser, por nom-
bramiento divino, primado de todos los obispos; obtuvo del emperador Valentiniano III el
reconocimiento imperial de sus pretensiones en 445. Se proclamó señor de la iglesia entera. Declaró
que resistir su autoridad era un camino seguro al infierno. Abogó por la pena de muerte a los
herejes, o sea, a quienes se oponían al papado.
En 476 cae el imperio romano de occidente a manos de los bárbaros. Caen las tinieblas
de la Edad Media. De las ruinas del Imperio Occidental surgió el Imperio Papal, y Roma
siguió dominando al mundo otros mil años más (a este período de tiempo se le conoce como “el
oscurantismo de la iglesia”).
Gregorio I (590-604). Generalmente considerado como el primer verdadero papa. Apareció en un
tiempo de anarquía política y de grandes calamidades públicas en toda Europa, pero su influencia
sobre los reyes tuvo un efecto estabilizador. Estableció un control completo sobre las iglesias de
Italia, España, Galia e Inglaterra (cuya conversión al cristianismo fue su gran logro).
Procuró incansablemente la purificación de la Iglesia. Depuso a obispos negligentes o indignos, y se
opuso con gran celo a la práctica de la simonía (la compra o venta de puestos eclesiásticos).
Ejerció gran influencia en oriente, aún cuando no reclamaba jurisdicción sobre la iglesia oriental.
El entonces Patriarca de Constantinopla se hizo llamar “Obispo Universal”, lo que irritó a
Gregorio I, que rechazó el título como “palabra viciosa y orgullosa”, y rehusó que se le aplicara a sí
mismo, aunque prácticamente ejercía toda la autoridad que ese título representaba.
En su vida personal era un buen hombre, uno de los más puros y mejores de los papas, incansable
en sus esfuerzos a favor de la justicia para los oprimidos, y sin límite en sus caridades para con los
pobres. Si todos los papas hubieran sido así, cuán diferente concepto tendríamos del papado.
Mahoma Nació en La Meca (570). En su juventud visitó Siria, donde entró en contacto con
cristianos y judíos, y se llenó de horror de la idolatría reinante. En 610 de declara profeta,
se hizo guerrero y comenzó a propagar su fe mediante la espada. Conquistó Siria, Jerusalén,
Egipto, Persia, España y el norte de África. En poco tiempo, toda Asia occidental y África
septentrional, la cuna del cristianismo, se hizo mahometana. Mahoma apareció en una época
en que la iglesia se había paganizado con la adoración de imágenes, reliquias, mártires, santos
y ángeles; los dioses griegos habían sido reemplazados con imágenes de María y de santos.
El mahometismo fue una reacción contra la idolatría del mundo cristiano, un juicio sobre la
iglesia corrompida y degenerada. Las cruzadas fueron esfuerzos del cristianismo para recobrar
los países perdidos por los mahometanos, especialmente la Tierra Santa.
13
León II (682-683). Declaró “hereje” a Honorio I (625-638), un papa “infalible” llama hereje a otro
papa “infalible”, ¿será quizás que los papas no eran “infalibles” sino cuando el Concilio Vaticano
(1870) los hizo serlo? Cabe mencionar, que León II no aparece en la mayoría de los listados actuales
de papas, por ser considerado anti-papa.
Zacarías (741-752). Influyó para convertir a Pepín (padre de Carlomagno) rey de los Francos
(pueblo germánico que ocupaba el oeste de Alemania y el este de Francia).
Esteban II (752-757). A su solicitud, Pepín llevó su ejército a Italia, conquistó a los lombardos, y
dio su territorio (gran parte de Italia) al papa. Así fue el comienzo de los “Estados Papales”, o
el “Dominio Temporal” del papado.
El control civil sobre Roma e Italia central, establecido de esta manera por Zacarías y Esteban II y
reconocido por Pepín (754) fue luego confirmado por Carlomagno (774). La Italia central, en un
tiempo cabeza del imperio romano, luego un reino godo, después provincia bizantina, ahora se hizo
reino papal, regido por la “cabeza” de la iglesia. Duró así 1100 años, hasta 1870.
León III (795-816). En el año 800 le dio a Carlomagno el título de “Emperador Romano”,
combinándose así los dominios romanos y francos en el “Sacro Imperio Romano”, cuya
capital se traspasaba así de Constantinopla a Aquisgrán (Alemania occidental), declarando así su
independencia y el restablecimiento del imperio occidental (hasta que Napoleón la puso fin en
1806).
Carlomagno Carlomagno (742-814), rey de los francos y nieto de Carlos Martel (quien salvó a
Europa de los mahometanos), fue uno de los más grandes soberanos de todos los tiempos.
Reinó 46 años, e hizo muchas guerras y conquistas. Sus dominios abarcaban Alemania, Francia,
Suiza, Austria, Hungría, Bélgica y partes de España e Italia. Él ayudaba al papa, y éste le
ayudaba a él. Fue una de las influencias determinantes en elevar al papado a la categoría de
potencia mundial.
Nicolás I (858-867). Primer papa en usar una corona. Para apoyar su autoridad universal usó
(con gran efecto) “Decretales Pseudo-Isidorianas”, libro que apareció en 857 y contenía
documentos que pretendían ser cartas y decretos de obispos y concilios de los siglos II y III, todos
ellos enaltecían el poder del papa. Eran documentos espúreos y falsificaciones premeditadas de
antiguos documentos históricos, algo que no se descubrió hasta varios siglos después.
Entre estos documentos estaba la “Donación de Constantino”, donde supuestamente éste
entregaba a Silvestre I (obispo de Roma en ese entonces) todas las provincias occidentales. Su
objetivo fue datar desde cinco siglos antes el poder temporal del papa, que en realidad descansaba
en las donaciones de Pepín y Carlomagno.
Este se considera el más colosal fraude literario de todos los tiempos, el cual fortaleció más al
papado que ningún otro medio, y en gran parte constituye la base de la ley canónica de la iglesia
romana.
El cristianismo sufre su primer cisma en 869, año en que se llevó a cabo el último concilio
ecuménico; surge la iglesia griega ortodoxa.
14
El periodo más negro del papado fue entre 870 y 1050. Estos casi 200 años (de Nicolás I a Gregorio
VII) se conoce como la “Media Noche de las Edades Oscuras”. Se caracterizó por el soborno,
la corrupción, la inmoralidad y el derramamiento de sangre.
Sergio III (904-911). Tenía una concubina llamada Marozia; ésta, su madre Teodora y su
hermana, llenaron la silla papal de sus amantes e hijos bastardos. A este período (904-963) se le
conoce como “Pornocracia” o “Reinado de las Rameras”.
Juan X (914-928). Nombrado papa por Teodora, que era su amante. Murió sofocado por ella. Ella
tuvo tres hijos, a quienes también nombró papas (León VI, Esteban VII y Juan XI). Otro hijo suyo
nombró papas a los cuatro que siguieron: León VII, Esteban VIII, Marino II y Agapito II.
Juan XII (955-963). Nieto de Marozia. Violaba a vírgenes y viudas (de alta y baja condición
social), vivió con una de las concubinas de su padre e hizo del palacio papal un prostíbulo. Fue
asesinado en el acto de adulterio por un airado esposo.
Bonifacio VII (984-985). Asesinó al papa Juan XIV (983-984). Se mantuvo sobre el ensangrentado
trono papal mediante el reparto de dinero robado. El obispo de Orleans (región aledaña a Roma),
refiriéndose a Juan XII, León VIII y Bonifacio VII, les llamó “monstruos de culpabilidad, llenos de
sangre e inmundicia, anticristos sentados en el templo de Dios”.
Benedicto VIII (1012-1024). Compró el papado con sobornos.
Juan XIX (1024-1033). También compró el papado. No tenía conocimiento alguno del cristianismo,
y escaló en un solo día todos los grados clericales.
Benedicto IX (1033-1045). Fue hecho papa por un convenio monetario entre las familias más ricas
del imperio romano, a los 12 años de edad. Al crecer sobrepasó en maldad a Juan XII, asesinaba y
adulteraba a plena luz del día, robaba a los peregrinos sobre las tumbas de los mártires. El pueblo
lo expulsó de Roma.
Gregorio VI (1045-1046). Compra el papado. Habían tres papas rivales: Benedicto IX, Gregorio
VI y Silvestre III. Roma se llenó de asesinos asalariados, se violaba la virtud de peregrinos, aún las
iglesias se profanaban con sangre.
Clemente II (1046-1047). Nombrado por el emperador Enrique III de Alemania, porque no se
hallaba a ningún clérigo romano que fuera exento de contaminación de simonía y fornicación.
Gregorio VII (1073-1085). Uno de los mejores papas, de nombre Hildebrando, de gran intelecto,
llevó al papado a su “Siglo de Oro” (1049-1294), pues dominó los cinco reinos papales anteriores
al suyo propio: León IX 1049-1054, Víctor II 1055-1057, Esteban IX 1057-1058 y Nicolás II 1059-1061
(quien quitó la elección de los papas al emperador y la puso en manos de los cardenales).
Su principal objetivo fue reformar el clero, combatiendo la simonía y la inmoralidad, por lo que
insistió en el celibato. Todo ello provocó que Enrique IV, emperador de Alemania, lo expulsara de
Roma. Su respuesta fue:
“He amado la justicia, he aborrecido la iniquidad, y por esa razón muero en el exilio,
por amor a Cristo”.
Inocencio III (1198-1216). Considerado el más poderoso de todos los papas. Reclamó ser “Vicario
de Cristo” (vicario significa “uno que se pone en lugar de otro”) y “Supremo soberano de la
Iglesia y el mundo”. Él dijo: “El papa ocupa una posición intermedia entre Dios y los hombres”;
15
“El papa es inferior a Dios, pero superior los hombres”; “El papa es juez de todos, pero nadie debe
juzgarlo a él”.
Inocencio III tenía el derecho de deponer reyes. También dijo: “Todas las cosas en la tierra, en el
cielo y aún en el infierno están sujetas al vicario de Cristo” (leer Colosenses 1:16). Los reyes de
Alemania, Francia, Inglaterra y casi todos los reyes de Europa llegaron a estar sujetos al papa, aún
el imperio bizantino.
Decretó la doctrina de la transubstanciación (también llamada transustanciación); confirmó
la confesión auricular; decretó la infalibilidad del papa (el papa no se equivoca cuando habla
ex-catedra, “esto dice Dios”).
Por si fuera poco, prohibió la lectura de la Biblia en el idioma del pueblo (no fue sino hasta que
Juan XXIII, papa de 1958-1962, revocó esa prohibición al decir: “todo católico debe leer la Biblia”);
además, instituyó la "“Inquisición”"; ordenó la matanza de albigenses (gente que leía la Biblia).
La Inquisición También conocida como el “Santo Oficio”, fue el brazo asesino del papa, era
una corte eclesiástica para castigar a los “herejes”, a los que se oponían a los abusos del
papa. Cualquier sospechoso podía ser torturado y asesinado sin previo juicio. Si la víctima
era adinerada, los bienes eran repartidos entre los clérigos y el estado. Los papas usaron la
Inquisición durante 500 años para mantener su poder. La Inquisición es la cosa más infame
de toda la historia. Hasta hoy, ningún papa ha sido lo suficientemente valiente para dar una
explicación sobre todo ello.
Bonifacio VIII (1294-1303). En su célebre bula “Unam Sanctum” dijo: “Declaramos, afir-
mamos, definimos y pronunciamos que es del todo necesario para la salvación que toda criatura
humana esté sujeta al Pontífice Romano”, en otras palabras, “fuera de la iglesia católica apostólica
y romana no hay salvación” (leer Juan 3:16).
Dante fue contemporáneo de este papa, llamo al vaticano “cueva de corrupción”, y en su Divina
Comedia, asignó a los papas Bonifacio VIII, Nicolás III y Clemente V a las partes más bajas de su
infierno.
Felipe el Hermoso, rey de Francia, se levanta contra el papado, a raíz de un impuesto del papa, y
sometió a su ejército. Así comenzó la decadencia papal.
En 1377 aparecen dos grupos de papas, uno en Roma y otro en Aviñón, cada uno reclamaba ser
“Vicario de Cristo”, y se excomulgan y maldecían entre si.
Juan XXIII (1410-1415). La historia registra dos papas con este nombre, uno italiano y el otro
francés. El primero, llamado el peor criminal y más depravado de los papas, tenía más de 200
mujeres como amantes, entre doncellas, monjas y mujeres casadas. Las que se resistían a sus cortejos
eran violadas de una manera despiadada. Aún su cuñada fue su amante. Además, era homosexual,
culpable de sodomía y de otros vicios sin nombre. Compró el papado. Vendió puestos eclesiásticos
a hijos de familias ricas. Y por si fuera poco, negaba abiertamente la existencia de una vida futura.
Nicolás V (1447-1455). Autorizó al rey de Portugal la guerra contra los pueblos en África, y
hacerlos esclavos, alegando que no tenían alma, que eran malditos por Dios.
16
Pío II (1458-1464). Tuvo decenas de hijos bastardos, se jactaba en la corte papal de sus métodos
de seducción. Estimulaba a los jóvenes al desenfreno, y aún les decía como hacerlo.
Paulo II (1464-1471). Llenó de concubinas al Vaticano.
Sixto IV (1471-1484). Decretó que pagando dinero se podían sacar las almas del purgatorio
(indulgencia). Su riqueza la extendió a su familia. Hizo cardenales a ocho sobrinos suyos, algunos
de ellos aún siendo niños.
Inocencio VIII (1484-1492). Tuvo 16 hijos, todos ellos de mujeres casadas. Vendía los puestos
cardenalicios. Hacia corridas de toros en la plaza de San Pedro.
Alejandro VI (1492-1503). El más corrupto papa del Renacimiento; era avaro y depravado; pagó
para obtener el papado; tuvo hijos por doquier, los presumía y los hacía cardenales aún siendo
niños. Asesinaba a sus críticos. Fue amante de la hermana del cardenal que llegó a ser el siguiente
papa.
Algunas estadísticas de esa época:
El 45 % de los papas de la era oscura, del 400 al 1600 aproximadamente, fueron homosexuales.
El 30 % de los papas fueron nombrados de los 11 a los 13 de edad.
Juana “La Papisa” ¿Una mujer papa? ¡Así es! Nació de un sacerdote, en el año 822. Creció
escondida. Era muy inteligente, la mandaron a Inglaterra a estudiar, donde conoció a un
sacerdote, se enamoró de él y se hicieron amantes. Se hizo pasar por monje para que ambos
estuvieran en un convento. Cuando murió su amante, viajó a Roma, y entró a dar clases en
una de las más importantes escuelas, donde fue reconocida, y eventualmente la postularon
para papa al morir el actual (se estima que fue en 855, y adoptó el nombre Benedicto III o
Juan VIII).
Como papa, se enamoró de un monje y quedó embarazada. En una fiesta tuvo que presidir y
montar a caballo, cuando ya estaba en sus últimos días de embarazo, pero cayó del caballo
(ahí murió); al tratar de ayudarle, se dieron cuenta de la verdad. Otra versión dice que dio
a luz en público y fue lapidada por el gentío enfurecido; aún otra versión, dice que murió a
consecuencia del parto.
El papa que la sucedió le hizo una capilla en su memoria, pero el siguiente la destruyó, junto
con todo vestigio de su existencia.
Doctrinas del papado
Aunque ya hemos mencionado algunas de las doctrinas papales, vamos a hacer un compendio de
las más sobresalientes ordenadas por año (en algunas de ellas, encontrarán pasajes de la Biblia que
las refutan):
394 El sacrificio de la misa (Hebreos 7:26).
450 El celibato sacerdotal obligatorio (1 Timoteo 3:2, 4:1-3; Tito 1:5-9).
460 Oración por los muertos (Hebreos 9:27).
526 Extrema unción. Mismo versículo.
17
593 El purgatorio. Mismo versículo.
600 Misa en latín.
787 Culto a las imágenes y reliquias (Éxodo 20:3-5). Juan XXIII (1958-1962) decretó que
quitaran todas las imágenes de los templos católicos.
850 Agua bendita (Marcos 16:16-18).
1115 Confesión auricular (1 Juan 1:9).
1115 Transubstanciación (1 Corintios 11:23-26).
1229 Se prohíbe leer la Biblia (Juan 5:39). Paulo VI y Juan XXIII (contemporáneos) dijeron
que la gente debe leer la biblia.
1303 Se declara que la iglesia católica es la única iglesia verdadera: “Fuera de la iglesia católica
no hay salvación” (Hechos 4:12). La iglesia católica llama a las demás iglesias sectas. Una
secta se cierra en un dogma arbitrario (“lo tienes que creer porque yo lo dije”). La iglesia
católica no solo es una secta, es la más grande de todas.
1562 La misa es una ofrenda propiciatoria (propiciación significa “victima inocente ofrecida
en sacrificio”), con solo ir a misa tus pecados son limpiados (1 Juan 2:1-2).
1854 La inmaculada concepción (Mateo 1:25).
1870 Se establece como dogma la infalibilidad del papa, aunque se venía practicando desde
hace más de mil años atrás.
1903 El limbo (Lucas 16:26). El catecismo de Pio X dice: “Los niños muertos sin bautismo
van al limbo, donde no gozan a Dios, pero tampoco sufren, porque teniendo el pecado original
y solo él, no merecen el Paraíso, pero tampoco el Infierno o el Purgatorio”. En 1992 Juan
Pablo II comenzó la “clausura” del limbo al no incluirlo en su catecismo, y en 2007 fue
ratificada la decisión por Benedicto XVI, quien es un viejo adversario de su existencia, pues
desde 1984 dijo que solo se trataba de una “hipótesis teológica” y no de un dogma.
1950 La asunción de María.
1965 María madre de Dios y de la Iglesia (Juan 8:58).
Parte II. La Reforma Protestante
Introducción
El papado es una institución italiana que se levantó sobre las ruinas del Imperio Romano, ocupando
el trono de los Césares, escalando su poder mediante el prestigio de Roma, el nombre de Cristo,
alianzas políticas, el fraude y la fuerza armada.
Durante gran parte de la historia del papado, mediante la venta de puestos eclesiásticos y su negocio
de indulgencias (venta de la remisión de pecados), ha tenido grandes rentas que le ha permitido
mantener la corte más lujosa de Europa, en el nombre del humilde Cristo. Aunque algunos de los
papas han sido hombres buenos, la mayoría han sido indeciblemente viles.
La primera parte del presente material ha sido un preámbulo para entrar a la historia de la Reforma,
y así familiarizarnos del por qué del movimiento protestante y sus cimientos históricos.
Panorama general de la Reforma
A veces se mira la Reforma como los protestantes que decidieron separarse de la iglesia católica de
Roma, pero su propósito real era que la iglesia regresara a la fuente, a la palabra de Dios.
18
La Reforma fue una revolución que produjo una renovación de la vida cristiana a la luz de la
Palabra, rescatando el evangelio, trascendiendo más allá de la Iglesia, al dejarnos una cosmovisión
para aplicar en toda nuestra vida.
Lutero, la chispa que inició todo; se enfocó en la proclamación del evangelio. Calvino, gran
pensador que puso mejores bases de lo que Lutero comenzó, dándonos una cosmovisión bíblica de
todos los aspectos de la vida. Lutero lo inició, Calvino lo sistematizó.
La Reforma, precedida por la cultura del renacimiento y, de alguna forma, seguida por la Revolución
Francesa, alteró por completo el modo de vida de Europa Occidental e inició la edad moderna.
Aunque se inició a principios del siglo XVI, cuando Martín Lutero desafió la autoridad papal, las
circunstancias que condujeron a esa situación se remontan a fechas anteriores y conjugan complejos
elementos doctrinales, políticos, económicos y culturales.
Precursores de la Reforma
Claudio de Turín (832). Se opuso al culto de imágenes, la adoración de la cruz, las oraciones por
los muertos y otras prácticas de Roma. Era discípulo de Félix obispo de Urgel, quien presidió en el
792 un concilio español que prohibió el uso de imágenes en las iglesias.
Los petrobrusianos, seguidores de Pedro de Bruys, discípulo de Abelardo (1110) en Francia.
Rechazaban la misa, afirmaban que la comunión era un rito memorial, y que los ministros debían
casarse.
Arnoldo de Brescia (1155). Discípulo de Abelardo, predicaba que la Iglesia no debía tener
propiedades, que a los laicos les correspondía el gobierno civil, y que debía librarse Roma el control
papal. Fue ahorcado a petición del papa Adriano IV.
Los albigenses. Predicaban contra las inmoralidades del clero, las peregrinaciones y la adoración
de santos y de imágenes. Usaban mucho las Escrituras; vivían una vida abnegada y tenían gran
celo por la pureza moral. En 1167 eran quizás la mayoría de los habitantes del sur de Francia; en
1200 eran numerosos en el norte de Italia y de España.
En 1208 Inocencio III proclamó una cruzada contra ellos. Ciudad tras ciudad fue puesta a espada, y
los habitantes fueron asesinados sin distinción de edad ni sexo. En 1229 se estableció la Inquisición,
y en menos de 100 años los albigenses franceses fueron exterminados. Reaparecieron en España
hasta el siglo XV y en Polonia hasta el XVII.
Los valdenses. Del sur de Francia, España y norte de Italia, seguidores de Pierre Valdo, rico
comerciante de Lyon, en 1170 dio sus bienes a los pobres y anduvo predicando; combatió la
usurpación y el desenfreno clericales; negó el derecho exclusivo del clero de enseñar el Evangelio;
rechazó las misas, las oraciones por los muertos y el purgatorio; enseñó que la Biblia es la única
regla de fe y de vida (hizo una traducción del latín al francés del Nuevo Testamento). El mensaje de
los valdenses creó gran interés en leer la Biblia. Fueron gradualmente sofocados por la Inquisición,
salvo en los valles alpinos al suroeste de Turín, en donde aún permanecen.
John Wycliffe
John Wyclif (1324-1384). Profesor y reconocido teólogo de la Universidad de Oxford, Inglaterra;
era llamado “el lucero de la mañana de la Reforma”. Predicaba contra la tiranía espiritual
19
Figura 1: John Wyclif
20
del, la autoridad del papa, la venta de indulgencias, la transubstanciación y la confesión auricular.
Defendía el derecho del pueblo de leer la Biblia, convencido de que la manera de ganar en su lucha
contra la autoridad abusiva de la iglesia era hacer que la Biblia estuviera a disposición de la gente
en su propio idioma, por lo cual la tradujo al inglés, terminado su labor en 1382. A sus seguidores
se les llamaba lolardos.
Wyclif consideró 5 reglas para estudiar la Biblia:
1. Traducir un texto confiable.
2. Comprender la lógica de las Escrituras.
3. Comparar las Escrituras entre sí.
4. Actitud humilde en el estudio de las Escrituras.
5. Recibir la guía del Espíritu Santo.
Wyclif murió a los 60 años, de una embolia, el 31 de diciembre de 1384, mientras escuchaba un
sermón.
En 1404, 25 años después de su muerte, el obispo de Canterbury prohibió que se siguiera duplicando
la Biblia que Wyclif había traducido al inglés, así como la lectura de los ejemplares existentes.
En 1413 el papa ordenó quemar todos los escritos de Wyclif. En 1415 durante el Concilio de
Constanza se condenaron sus enseñanzas con 300 cargos por “herejía”. En 1428 el papa Martín V
ordenó que los huesos de Wyclif fueran exhumados y quemados, y sus cenizas fueran arrojadas al
río Swift.
Wyclif dijo:
“Mientras tenga aliento hablaré y defenderé la Palabra de Dios. Estoy dispuesto a
defender lo que creo, aún a costa de mi vida.”
En México, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940), se permitió la entrada a un
grupo de personas de Estados Unidos para alfabetizar a los indígenas del sureste del país, pero ellos
pusieron una condición: “Nuestro libro de texto es la Biblia”. Cárdenas dijo: “¡Adelante!”. Este grupo
se llamaba Instituto Lingüístico de Verano, que pertenecía al Instituto de Traductores
John Wyclif . Hoy en día, el Sureste Mexicano es la región con más cristianos en México.
Al presente, el Instituto de Traductores John Wyclif ha traducido la Biblia a más de mil idiomas y
dialectos. Todo gracias a la inspiración de un hombre inglés, que se atrevió a defender la Palabra
de Dios, hace más de 600 años.
Figura 2: ¿Quieres saber más sobre el Wycliffe Bible Translation? Visita
https://www.wycliffe.org.za/
21
John Huss
Figura 3: John Huss
Jan Hus (1369-1415). Rector de la Universidad de Praga, Bohemia (hoy la República Checa). Se
le conoce como “el padre de la Reforma”. Discípulo de Wyclif, cuyos escritos habían llegado
hasta Bohemia, en particular la obra “De la Verdad de las Sagradas Escrituras” (1378).
Fue de origen humilde, pasó hambre en su niñez y juventud. Al estar estudiando en la Universidad
para sacerdote, vió como el clero comía muy bien, y eso motivó a convertirse en sacerdote. Pero
Huss abrió sus ojos al empezar leer la Biblia. Se volvió un apasionado seguidor de Jesucristo. En
sus sermones siempre decía: “Escudriñar las escrituras, busquen la verdad en la Palabra de Dios”.
22
Hechos 17:10-11 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas
hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos
eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda
solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
Huss afirmaba: “Si yo discierno una opinión respecto a las Escrituras mejor que la mía, abandonaré
la mía de una manera humilde, al reconocer que otra persona tiene mejor conocimiento de las
Escrituras”.
Hechos 18:24-28 Llegó entonces a Efeso un judío llamado Apolos, natural de Ale-
jandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras. Este había sido instruido en el
camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo
concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan. Y comenzó a
hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron
aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios. [. . . ] fue de gran provecho a
los que por la gracia habían creído; porque con gran vehemencia refutaba públicamente
a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo.
En 1393 terminó una maestría en artes. Lo invitaron a dar clases en la Universidad. En 1402 fue
nombrado párroco de la capilla de Belén en Praga, donde llegó a predicar más de 250 mensajes al
año.
Comenzó a pintar las paredes de la capilla con imágenes donde comparaba al papa con Cristo: Una
donde el papa estaba sentado en su trono con todo su esplendor y en otra a Cristo cargando la cruz;
una donde el papa recibía todos los honores y en otra a Cristo cuando era juzgado ante Pilatos;
una donde la gente le besaba los pies al papa y en otra a Cristo lavando los pies a sus discípulos.
Las imágenes causaron un gran impacto en la gente.
Denunció el orgullo de los líderes de la iglesia, así como su inmoralidad sexual y su amor al dinero.
Atacaba los vicios del clero y el estado corrupto de la Iglesia; condenaba la venta de indulgencias;
rechazaba el purgatorio, la adoración de santos y el culto en latín.
Huss afirmaba:
“Cristo es cabeza de la Iglesia, no cabecilla de pandilla de ladrones.”
Decía Huss que debían regresar al ejemplo de los primeros cristianos. Confrontaba directamente a
los clérigos con sus pecados:
“Prefiero ofenderlos con la verdad que matarlos con la mentira.”
Elevó las Escrituras por encima de los dogmas de la Iglesia, promoviendo la observancia de los diez
mandamientos, así como la imitación de Jesucristo como modelo de vida.
Fue condenado por el Concilio de Constanza el 6 de julio de 1415 (sus seguidores, llamados
husitas, fueron casi exterminados). Huss en su camino a la hoguera dijo:
“Dios es testigo que la intención de mi predicación era apartar a la gente del pecado, y
por la verdad del evangelio estoy dispuesto gozoso a morir hoy”.
Al llegar su momento, le dijo al verdugo:
“Vas a asar a un gasno, pero dentro de un siglo te encontrarás con un cisne que no
podrás asar”.
23
En el escudo de armas de Martín Lutero, cien años después, se encontraba precisamente un cisne.
Mientras las llamas envolvían Huss, se le oía cantar: “Cristo, hijo del Dios viviente, ten misericordia
de mí”. . . solo pudo cantarlo 3 veces. Uno de los verdugos, con una daga le sacó el corazón, y con
el corazón en la mano, el verdugo lo traspasó con la misma daga y luego arrojarlo a la hoguera. Sus
cenizas fueron arrojadas al rio Rin.
Huss dijo en su obra “Conceptos sobre la Iglesia”:
“Por tanto, fiel cristiano, busca la verdad, escucha la verdad, aprende la verdad, ama
la verdad, vive la verdad, predica la verdad, defiende la verdad, aún hasta la muerte,
porque la verdad te hará libre del pecado, libre del diablo y libre de la muerte eterna;
pues el que no habla la verdad, traiciona la verdad.”
Huss siempre terminaba sus predicaciones diciendo:
“La verdad vence todo.”
El 17 de diciembre de 1999, Juan Pablo II en un discurso en la Plaza de la Basílica de San Pedro,
dijo:
“Hoy, en vísperas del año 2000, que celebramos el año del jubileo, el año del perdón,
siento la necesidad de expresar mi pesar por la muerte cruel dada a John Huss, la
valentía que demostró ante la adversidad y la muerte merece ser considerada por los
eruditos católicos como tema de diálogo.”
La justicia para Huss llegó casi 600 años después.
Savonarola
Savonarola (1452-1498). Denunciaba el sensualismo y los pecados de su ciudad (Florencia, Italia),
y los vicios papales. La ciudad se reformó. El papa Alejandro VI quiso sobornarle con un cardenalato.
Fue ahorcado y quemado en la plaza mayor de Florencia, 19 años antes de que Lutero publicara
sus 95 tesis.
El Renacimiento Fue resultado en parte de las Cruzadas, de la presión de los turcos y de la
caída de Constantinopla. Contribuyó al movimiento reformista. Despertó gran interés en las
antiguas obras clásicas. Vastas sumas de dinero se gastaron en recolectar manuscritos y fundar
bibliotecas. Por aquel mismo tiempo se inventó la imprenta, lo que trajo la abundancia de
diccionarios, libros de gramática, y versiones y comentarios de las Escrituras, dando pie al
estudio de la Biblia en sus lenguas originales.
Erasmo
Erasmo de Rotterdam (1466-1536). El más grande erudito y más popular escritor de los días de
la Reforma. Su mayor ambición era librar a los hombres de falsos conceptos acerca de la religión, y
creía que la mejor manera de hacerlo era volver a las Escrituras.
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Su Nuevo Testamento griego (1512) dio a los traductores un texto exacto sobre qué trabajar. Crítico
implacable de la Iglesia Romana; se deleitaba especialmente en ridiculizar a “hombres no santos en
órdenes santas”.
Ayudó mucho a la Reforma, pero nunca se unió a ella.
Principales reformadores
Martin Luther
Figura 4: Martín Lutero
Martín Lutero (1483-1546). Encabezó al mundo en su lucha de liberación de la institución más
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despótica de toda la historia; es llamado “Fundador de la Civilización Protestante”.
Nació en Eisleben. En 1501 ingresó a la Universidad de Erfurt para estudiar leyes. Magnífico
estudiante, gran conversador, muy sociable y buen músico.
En 1505, mientras regresaba a su ciudad natal, queda atrapado en medio de una tormenta, donde
un rayo que cayó cerca lo tumbó del caballo, y en ese momento de temor le hace una promesa a
Santa Ana, que si lo salvaba, se convertiría en monje. Así, decidió ingresar a un monasterio, a la
orden de los monjes agustinianos. Fue un monje ejemplar y sumamente religioso; practicó todas las
formas de ayunos y azotamientos. Durante dos años soportó, como él decía, “tales angustias que
ninguna pluma podrá describir”.
En 1507 es ordenado como sacerdote. Al celebrar su primera misa, quedó paralizado al tomar con
sus manos “el cuerpo y la sangre de Cristo”, debido a su miedo por la santidad de Dios sabiéndose
pecador. Lutero tenía una gran carga por su pecado, pues no entendía como es que Dios quería que
el hombre le complaciera si el hombre vivía en pecado; se pasaba horas en el confesionario.
Un día en 1508, mientras leía la epístola de Pablo a los Romanos, de pronto vino la luz y la paz:
Romanos 1:17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe,
como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
Vio por fin, que la salvación se recibía mediante la confianza en Dios por medio de Cristo, y no por
los ritos, sacramentos y penitencias de la Iglesia. Esto cambió su vida entera, y el curso entero de
la historia.
En 1508 llegó a ser profesor de la Universidad de Wittenberg. En 1511 fue a Roma (el papa en
turno era Julio II), y aun cuando aterrado por la corrupción y los vicios de la corte papal, todavía
aceptaba la autoridad de aquella Iglesia. Volvió a Wittenberg, en donde sus sermones sobre la
Biblia comenzaron a atraer a estudiantes de todas partes de Alemania.
Indulgencias Una indulgencia era una disminución de los dolores del purgatorio, es decir,
una remisión del castigo del pecado. El papa reclamaba tener potestad de disminuir estos
sufrimientos o de remitirlos del todo, como prerrogativa exclusiva suya, al tener “las llaves
del reino de los cielos”. Esto comenzó con Pascual I (817-824) y Juan VIII (872-882).
Las indulgencias papales resultaron sumamente lucrativas, y pronto estaban en uso general,
El papa Sixto IV, en 1476, fue el primero en aplicarlas a las almas ya en el purgatorio. Las
indulgencias se contrataban al por mayor, para su reventa. Esto de “vender el privilegio de
pecar” llegó a ser una de las principales fuentes de rentas papales.
El papa Julio II (1503-1513) tuvo un sueño muy ambicioso, quería construir una nueva y
enorme catedral para el obispo de Roma y para “darle un hogar a los huesos de los apóstoles
Pedro y Pablo”: La Basílica de San Pedro. Apenas estaba en sus cimientos cuando el papa
murió, y fue sucedido por Leon X (1513-1521), quien debido a su corrupción derrochó los
tesoros acumulados por los papas anteriores, e incluso pidió grandes préstamos, poniendo en
pausa los trabajos de la basílica, por lo que se valió de las indulgencias para pagar sus deudas
y para continuar la construcción de la Basílica de San Pedro.
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En 1517 John Tetzel recorría Alemania vendiendo certificados firmados por el papa, que ofrecían a
los compradores el perdón de todo pecado sin confesión, arrepentimiento, penitencia, ni absolución
sacerdotal. Decía al pueblo: “Tan pronto como vuestro dinero suena en el cofre, las almas de
vuestros amigos se elevan del purgatorio al cielo”; “el pecador estará más limpio que al salir del
bautismo” o “más limpio que Adán antes de caer”; “la cruz del vendedor de indulgencias tiene
tanto poder como la cruz de Cristo”. Todos estos argumentos horrorizaban a Lutero.
El 31 de octubre de 1517, Lutero colocó en la puerta de la Iglesia de Wittenberg sus 95
tesis, casi todas las cuales se relacionaban con las indulgencias, pero que en el fondo atacaban la
autoridad papal. Era un anuncio de que estaba dispuesto a discutir estos temas en la Universidad.
Figura 5: Lutero y sus 95 tesis en Wittenberg
Las copias impresas se buscaban por toda Europa. Aquello resultó ser “la chispa que levantó en
llamas a Europa”. Siguió tratado tras tratado, en latín para los eruditos y en alemán para el pueblo
común. Ya en 1520, Lutero era el hombre más popular de Alemania.
Ese mismo año, el papa León X emitió una bula que excomulgaba a Lutero y declaraba que si no
se retractaba dentro de 60 días, recibiría “la pena por herejía” (es decir, la muerte). Cuando Lutero
recibió la bula, la quemó públicamente, el 10 de diciembre de 1520. En 1521, Lutero fue llamado por
Carlos V, Emperador del Sacro Imperio Romano (que en aquel tiempo incluía a Alemania,
España, Países Bajos y Austria), a que se presentara ante la Dieta de Worms, una asamblea de
cientos de altos dignatarios del Imperio y de la Iglesia, ante la cual se le ordenó retractarse.
Su célebre respuesta:
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Figura 6: Lutero ante la Dieta de Worms
“Si no se me convence mediante el testimonio de la Escritura y claros argumentos de la
razón, estoy sujeto a las Escrituras que he citado, y mi consciencia se mantiene cautiva
por la Palabra de Dios. Por eso no puedo ni quiero retractarme de cosa alguna, pues ir
contra la conciencia no justo ni seguro. ¡No puedo hacer otra cosa, esta es mi postura!
¡Que Dios me ayude!”
Fue condenado en el Edicto de Worms (25 de mayo de 1521), el cual prohibía los escritos de
Lutero, declarándolo hereje. Pero tenía demasiados amigos entre los príncipes alemanes para que se
cumpliese el edicto. Le escondió un amigo (Federico “el Sabio”, príncipe de Sajonia) cerca de un
año en el castillo de Wartburg; luego volvió a Wittenberg para continuar su obra de predicar y
escribir.
Entre otras cosas, tradujo la Biblia al alemán (usando como base la segunda edición del Nuevo
Testamento de Erasmo hecha en 1519), la cual salió a la luz en septiembre de 1522. Luego estudió
hebreo para traducir el Antiguo Testamento, por lo que la Biblia completa en alemán fue publicada
en 1534, la cual es reconocida como la primera Biblia completa traducida desde los originales griego
y hebreo a una lengua vernácula. Fue una obra decisiva para el establecimiento del idioma alemán
escrito.
Alemania se componía de gran número de pequeños Estados, regidos cada uno por un príncipe.
Muchos de estos príncipes, juntamente con sus Estados, habían sido ganados para la causa de
Lutero. Ya en 1540, todo el norte de Alemania era luterana. Se les ordenó volver al redil romanista.
En lugar de esto, se unieron para su defensa en la llamada Liga de Esmalcalda. El papa Paulo
III instó al emperador Carlos V a que procediera contra ellos, y le ofreció un ejército. Declaró
esta guerra como Cruzada, y ofreció indulgencias a todos los que tomaran parte en ella. La guerra
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duró de 1546 a 1555, y terminó con la paz de Augsburgo, en la cual os luteranos ganaron el
reconocimiento legal de su religión. El papa instigó esta guerra para lograr el sometimiento de los
luteranos; él fue el agresor, los luteranos estaban a la defensiva.
Algunos de los dichos de Lutero:
“El dueño de un prostíbulo no peca menos que un predicador que no entrega el verdadero evangelio.
El prostíbulo es tan ruin como la iglesia del falso predicador.”
“Solo hay dos días en mi calendario. . . hoy y el día del juicio.”
“Existen tres cosas que nos enseñan a conocer a Dios: La Biblia, la oración y el dolor.”
“Los sentimientos vienen y los sentimientos van y los sentimientos son engañosos. Mi
fundamento es la Palabra de Dios, ninguna otra cosa es digna de ser creída.”
“Tengo tanto que hacer, que pasaré las primeras tres horas en oración.”
“Si tuviera mil cabezas, preferiría que me las cortaran todas antes que retractarme.”
(ante la Dieta de Worms)
El nombre “Protestante” En la Dieta de Espira de 1529, los católicos romanos formaban
mayoría, por lo cual se dictó que los católicos podían enseñar su religión en los Estados
reformistas, pero prohibió la enseñanza luterana en los Estados romanistas.
Contra esto, los príncipes luteranos hicieron una protesta formal, y desde entonces se les
conocía como los “protestantes”. Aplicado originalmente a los luteranos, el nombre ha llegado
a aplicarse, en el uso popular, a todos los que protestan contra la usurpación papal, inclusive
a toda entidad cristiana evangélica.
El proceso no se limitó a la Alemania de Lutero. Hubo movimientos reformistas en Suiza, tierra
histórica de la libertad, que pronto encontraron el apoyo y liderato en Ulrich Zwingli y continuada
por Calvino. La unión de los seguidores de ambos en 1549 constituyó la “Iglesia Reformada”.
Sus reformas fueron aún más completas que las de Lutero.
Ulrich Zwingli
Ulrico Zuinglio (1484-1531), se le llamaba “el gigante suizo”. Fue el líder de la Reforma Protestante
en Suiza y el fundador de la Iglesia Reformada Suiza.
Estudió en la Universidad de Viena en 1499, para luego ingresar a la Universidad de Basilea, donde
obtuvo un posgrado en 1504 y un doctorado en teología en 1506.
Zuinglio fue presbítero en Glarus. Allí estudió griego y hebreo, leyó a Erasmo de Róterdam y llegó a
la conclusión que muchas de las doctrinas de la Iglesia estaban en contradicción con las enseñanzas
del Nuevo Testamento.
En 1516, se le llamó para predicar en la abadía de Einsiedeln, uno de los centros más activos en
peregrinación, pero también en supersticiones. Comienza así su predicación contra estas prácticas
y contra el vendedor de indulgencias Bernardin Samson, que había llegado a Suiza por orden del
papa en 1518.
Predica asimismo contra la costumbre de los suizos de alistarse como mercenarios a las órdenes del
Papa, lo que le proporcionó el cargo de predicador en Zúrich, cuyo gobierno estaba enfrentado con
29
Figura 7: Ulrich Zwingli
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la autoridad romana. El 1 de enero de 1519 comienza su actividad en Zúrich, donde con su discurso
claro y directo va explicando a los feligreses los evangelios. El gobierno de la ciudad decide apoyar
las nuevas enseñanzas y dispone en 1520 que todos los predicadores actúen siguiendo las pautas de
Zuinglio.
En 1522 publica su primera obra reformadora, y envía un escrito al obispo de Constanza, en el
que afirmaba su disposición a seguir predicando según los Evangelios y pedían la supresión del
celibato. El papa Adriano VI intenta convencerle de que no emprenda acciones que atenten contra
la sustancia de la teología católica.
Ante la acusación de los dominicos de que Zuinglio propagaba la herejía, el Gran Consejo de la
ciudad de Zúrich convocó para el 29 de enero de 1523 a un elevado número de teólogos a un debate
público, en la que se debía discutir sobre las tesis defendidas por Zuinglio. A ella acudieron 600
personas entre clérigos y laicos y, puesto que los enviados del obispo sólo pudieron hacer valer en
su favor la tradición y las disposiciones de los concilios, el Concejo decidió adjudicar a Zuinglio la
victoria dialéctica.
Zuinglio publica en 1525 su confesión de fe (“De la verdadera y la falsa religión”). Su teología,
coincidente con la de Lutero en muchos aspectos básicos, opera de una manera más radical en otros,
como puede ser la cuestión de la eucaristía, al rechazar Zuinglio la presencia real de Cristo en la
comunión. A partir de 1525, la Reforma en Zúrich se completa:
Se suprime la misa.
Se eliminan las imágenes de las iglesias.
Se decreta la supresión del celibato sacerdotal.
Se establece y regula una beneficencia para los pobres.
Ese año de 1525 se funda asimismo en Grossmünster una escuela para teólogos, donde podrán
aprender exégesis bíblica, que luego utilizarán en sus sermones al pueblo.
Como traductor de la Biblia, trabajó en colaboración con Leo Jud. Su traducción se conoce hoy en
día como La Biblia de Zúrich.
Algunos de sus dichos más conocidos son:
“En cuanto a la verdad, no podemos abandonarla, incluso si esto significa la pérdida de
nuestras vidas, porque no vivimos para esta generación, ni para servir a los príncipes,
sino para el Señor”.
“Jesucristo es la sola cabeza de la Iglesia y su único Sacerdote Eterno; el papado no
tiene autoridad absoluta sobre la Iglesia.”
John Calvin
Juan Calvino (1509-1564). Nació en Francia. Fue llamado “el más grande teólogo del cristianismo”
(después del Apóstol Pablo, por supuesto), así como “el mejor intérprete bíblico de toda la historia
cristiana” y “el gran pensador”.
Más que ningún otro, ha orientado el pensamiento protestante. Su genialidad literaria y teológica
ha sido reconocida incluso por los adversarios de la Reforma.
Ingresó a la universidad de Paris a los 14 años. Aprendió latín, artes y teología. Comía poco, dormía
poco, pero devoraba las Escrituras. A los 18 años recibió una maestría en artes. Quería estudiar
31
Figura 8: Juan Calvino
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para sacerdote, pero por obediencia a su padre, entró a estudiar leyes, y le encontró gusto a la
carrera. Al mismo tiempo, estudiaba el griego.
En 1531 muere su padre, y entonces siente la libertad de estudiar lo que realmente quería, ser
sacerdote, no sin antes terminar un doctorado en leyes. Para ese entonces, las enseñanzas de Lutero
empezaron a rondar alrededor de Calvino.
Aceptó las enseñanzas reformistas en 1533. Fue arrojado de Francia en 1534, y llegó a Ginebra en
1536. Allí su Academia se hizo centro y pivote del protestantismo, atrayendo a eruditos de muchos
países. Sobre su conversión dijo:
“Dios me domó cual caballo rebelde, pues era un firme devoto de las supersticiones del
papa, pero las Escrituras abrieron mi mente.”
Cuando le pedían a Calvino que diera su testimonio de como había encontrado a Cristo, se oponía,
era reacio a hablar sobre su conversión, pues afirmaba que lo más importante era hablar las verdades
del evangelio, pues era lo único con poder para convertir a las personas, y que su testimonio pasaba
a segundo termino.
Escribió comentarios a casi cada uno de los libros de la Biblia, delimitando con precisión la aplicación
del análisis gramático-histórico, lo cual era un rasgo distintivo del movimiento reformador.
Calvino dijo:
“La ley (del Antiguo Testamento) amenaza al hombre, el evangelio no. El evangelio
enseña que Dios tiene buena voluntad para con el hombre. Las bendiciones de Dios no
son un beneficio que obtenemos por buenas obras, sino que son un producto de haber
obtenido la salvación por fe.”
Su aporte a las nacientes iglesias protestantes fue enorme:
Cómo llevar el mensaje del texto a la acción.
Cómo sistematizar el pensamiento teológico.
Cómo organizar e instruir a la iglesia.
Cómo argumentar para defender la doctrina y la práctica de la auténtica fe.
Escribió Catecismos y Declaraciones de fe, basados en su monumental obra doctrinal “Institución
de la Religión Cristiana”, publicada por primera vez en 1536, la cual se transformó en el más
influyente compendio de la nueva teología.
Algunos de los dichos de Calvino:
“Los hombres son justificados por creer, y no por lo que hacen, es por gracia que
obtienen la fe, y la gracia no puede ser ganada como un pago por las obras.”
“Un perro ladra cuando su amo es atacado. Yo sería un cobarde si es atacada la verdad
de Dios y permanezco en silencio.”
“La Palabra de Dios es el cetro por el cual el Rey celestial gobierna a su iglesia.”
John Knox
Juan Knox (1515-1572), escocés, nacido en Haddington, East Lothian. Estudió en la Universidad
de St.Andrews. Se convirtió en sacerdote y regresó a su región natal como notario y tutor. Comenzó
33
Figura 9: John Knox
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a enseñar ideas reformistas cerca del año 1540.
Después del martirio del protestante George Wishart en St.Andrews, Knox llegó a la ciudad con
algunos de sus estudiantes jóvenes y, en 1547, se unió al grupo de reformadores que vivían en el
castillo allí.
Cuando Knox fue nombrado para predicar, se negó, pero fue prácticamente obligado a aceptar un
llamado de la congregación del castillo para convertirse en su ministro.
En cuestión de meses, sin embargo, el castillo fue asediado por barcos franceses en la Bahía de
St.Andrews. Knox y otros fueron capturados, y se convirtió en un esclavo de galeras durante el
próximo año y medio. Fue libertado mediante la influencia del gobierno británico, y volvió en 1549
a Inglaterra, en donde siguió predicando. Pastoreó una congregación en Berwick, pero pronto se
trasladó a Newcastle. Luego se convirtió en capellán real durante los días del joven Eduardo VI, el
Rey.
La muerte de Eduardo en 1553 fue un duro golpe para el partido reformista en Inglaterra, lo que llevó
a la entronización de María Tudor (“esa idólatra Jezabel”, fueron las palabras cuidadosamente
elegidas por Knox para describirla), conocida como “la Sanguinaria”.
Knox entonces buscó refugio en el continente, donde pasó algún tiempo con Calvino en Ginebra,
llamándolo “la escuela más perfecta de Cristo. . . desde los días de los apóstoles”. A partir de
entonces, aceptó un llamado para pastorear la congregación de habla inglesa en Frankfurt am Main.
En 1559 fue llamado a Escocia por el Parlamento de los Lores Escoceses, para encabezar el movi-
miento nacional de reforma. La situación política hizo que la reforma eclesiástica y la independencia
nacional fueran un solo movimiento.
Escocia en contexto La situación actual del país era la siguiente: María Estuardo, reina de
Escocia, estaba casada con Francisco II, rey de Francia, hijo de Catalina de Médicis (la de
la matanza de San Bartolomé); de esta manera Escocia y Francia estaban aliadas. Francia
estaba empeñada en la destrucción del protestantismo. Felipe II, rey de España, tramaba el
asesinato de la reina Isabel I, para colocar en el trono inglés a María, reina de Escocia. El
papa Pío V alentó el complot mediante una bula que excomulgaba a Isabel I y subvertía la
lealtad de sus súbditos (lo cual, conforme a la enseñanza jesuíta, significaba que quien la
asesinara haría un “acto de servicio a Dios”). Así pues, no había posibilidad de reforma para
la iglesia de Escocia mientras estuviese bajo el control francés.
Una muestra del vigor de Knox puede ser percibida en una carta que escribió al pueblo de Escocia,
instándoles a no comprometer el evangelio. Les recordó que debían responder por sus acciones ante
el tribunal de Dios:
“[Algunos dan excusas:] ‘No éramos más que simples súbditos, no repararíamos las
faltas y los crímenes de nuestros gobernantes, obispos, y clérigos; pedimos la reforma, y
deseamos lo mismo, pero. . . nos vimos obligados a dar obediencia a todo lo que exigían’.
Estas vanas excusas, digo, nada te servirán en la presencia de Dios”.
Knox creía que el futuro del protestantismo dependía de una alianza entre la Inglaterra protestante
y la Escocia protestante. Se demostró ser un dirigente magnífico.
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La Iglesia Reformada se estableció en 1560, y con la ayuda de Inglaterra, en 1567 fueron expulsados
los franceses. El romanismo fue extinguido en mayor grado que en ningún otro país. En gran parte,
Knox hizo de Escocia lo que es hoy día.
La Reforma, país por país
En los Países Bajos la Reforma fue acogida desde muy temprano, el luteranismo y luego el
calvinismo. De 1513 a 1531 se hicieron 25 diferentes traducciones de la Biblia en holandés, flamenco
y francés. Los Países Bajos eran parte de los dominios de Carlos V, quien en 1522 estableció la
Inquisición, y mandó quemar todos los escritos luteranos; en 1526 prohibió toda reunión religiosa en
que se leyera la Biblia; en 1546 prohibió imprimir o poseer la Biblia, ya sea la Vulgata o cualquier
otra traducción.
Felipe II (1566-1598), sucesor de Carlos V, ratificó los edictos de su padre, y con ayuda de los
jesuítas llevó adelante la persecución con aún mayor furia. Por una sola sentencia de la Inquisición,
la población entera fue condenada a muerte, y bajo Carlos V y Felipe II más de 100,000 fueron
masacrados con crueldad increíble. Algunos eran encadenados a una estaca cerca del fuego y asados
lentamente hasta morir; otras eran arrojados a mazmorras, azotados y torturados en el potro
antes de ser quemados vivos. A las mujeres se les enterraba vivas, prensadas en ataúdes demasiado
pequeños y apisonadas por los pies del verdugo. Quienes trataban de huir a otros países eran
interceptados por los soldados y masacrados.
Después de años de resistencia bajo crueldades inauditas, los protestantes de los Países Bajos
se unieron bajo la dirección de Guillermo de Orange y, en 1572, comenzaron la gran rebelión.
Después de increíbles padecimientos, ganaron en 1609 su independencia. Holanda, al norte, se hizo
protestante; Bélgica, al sur, católica romana. Holanda fue el primer país que fundó escuelas públicas
mantenidas mediante impuestos, y que legalizó principios de tolerancia religiosa y de libertad de
prensa.
En Escandinavia el luteranismo fue introducido desde muy temprano. Fue hecho religión del
Estado en Dinamarca en 1536, en Suecia en 1539 y en Noruega en 1540. Cien años después, Gustavo
Adolfo (1611-1632), rey de Suecia, ayudó notablemente en derrotar el esfuerzo de Roma para
aplastar a la Alemania protestante.
En Francia, ya en 1520 as enseñanzas de Lutero habían penetrado, y pronto siguieron las de
Calvino. En 1559 había cerca de 400,000 protestantes; se les llamaba hugonotes. Su sincera piedad
y vidas puras formaban notable contraste con las vidas escandalosas del clero romano. En 1557 el
Papa ordenó su exterminio. El rey decretó que se les masacrara y mandó que todo súbdito leal
ayudara en cazarlos. Los jesuítas recorrían Francia persuadiendo a los fieles a que llevaran armas
para su destrucción. Perseguidos así por los agentes papales, tal como en los días de Diocleciano, se
reunían en secreto, a menudo en sótanos y a media noche.
La Matanza de San Bartolomé Catalina de Médicis, madre del rey, ardiente romanista, dio
la orden, y en la noche del 24 de agosto de 1572 fueron masacrados 70,000 hugonotes, incluso
la mayor parte de los dirigentes. Hubo grandes regocijos en Roma.
El papa y sus cardenales fueron en solemne procesión a la Iglesia de San Marcos y cantando
dieron gracias. El papa hizo acuñar una medalla en conmemoración de la masacre, la cual
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aún se encuentra en el Vaticano, en una vitrina, a la vista del público.
Figura 10: La Matanza de San Bartolomé
Después de la matanza de San Bartolomé, los hugonotes se unieron y se armaron para resistir,
hasta que por fin en 1598 el Edicto de Nantes les dio el derecho de libertad de conciencia y de
culto. Pero mientras tanto, unos 200,000 habían perecido como mártires.
El papa Clemente VIII llamó al edicto una “cosa maldita”, y después de años de trabajo bajo
cuerda de los jesuítas, en 1685 el edicto fue revocado, y 500,000 hugonotes huyeron a países
protestantes.
La Revolución Francesa Ocurrió en 1789, cien años después, el pueblo cansado de las tiranías
de la clase reinante y del clero (propietario de la tercera parte de Francia) se levantó en un
reino de terror y sangre.
Abolieron el gobierno, cerraron las iglesias y confiscaron sus propiedades. Napoleón restableció
a la Iglesia, pero no sus bienes. En 1802 concedió la tolerancia para todos, y casi terminó con
el poder político del papado en todo el país.
En Bohemia, en 1600, de los 4,000,000 habitantes, el 80 % era protestante. Cuando terminaron su
obra los hapsburgos y los jesuítas, quedaban solamente 800,000, todos católicos romanos.
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En Austria y Hungría, más de la mitad de la población se había hecho protestante, pero bajo los
hapsburgos y los jesuítas todos fueron muertos.
En Polonia, a fines del siglo XVI, parecía que el romanismo estaba a punto de desaparecer del
todo, pero aquí también los jesuítas mataron la Reforma mediante la persecución.
En Italia, el propio país del papa, la Reforma ya estaba bien arraigada, pero comenzó a trabajar
la Inquisición, y casi no dejó trazas del protestantismo.
En España la Reforma nunca progresó, pues la Inquisición ya estaba allí desde antes. Todo intento
de pensamiento independiente se aplastaba con mano implacable.
El inquisidor Torquemada (1420-1498), monje dominico, en 18 años quemó a más de 10,000 y
condenó a cadena perpetua a casi 100,000. A las víctimas se les quemaba vivas en la plaza pública
como motivo de festividades religiosas. De 1481 a 1808 hubo cuando menos 100,000 mártires y
1,500,000 desterrados.
Reflexión ¿Recuerdas otro acontecimiento de 1498? ¡En efecto! El “Descubrimiento de Amé-
rica” por Cristóbal Colón. Te invito a analizar lo siguiente: ¿Qué repercusiones tuvo para
México, y la mayor parte de América Latina, que fuera España quien nos conquistara?
La Iglesia de Inglaterra en 1534 repudió de manera definitiva la autoridad papal, y su vida
independiente estuvo bajo la dirección de Tomás Cranmer, arzobispo de Canterbury, bajo quien
comenzó la Reforma en este país. Se abolieron los conventos, acusándoles de inmoralidad; se
introdujo en las iglesias la Biblia en inglés y se abolieron en ellas muchas prácticas romanistas.
Durante su reinado, María “la Sanguinaria”(1553-1558) hizo un intento resuelto de restablecer
el romanismo, y bajo ella padecieron el martirio muchos protestantes, entre ellos Latimer, Ridley
y Cranmer. Bajo la Reina Isabel I (1558-1603) se permitió nuevamente la libertad, y la Iglesia
Anglicana se restableció en la forma en que ha seguido hasta ahora. De la Iglesia Anglicana vinieron
luego los puritanos y los metodistas.
En Escocia, aún existía la influencia de Wyclif. Las enseñanzas de Lutero penetraron cerca de
1528, y luego las de Calvino. La historia de la Reforma escocesa es la historia de John Knox.
Las Cinco Solas
Los cinco principios sobre los cuales se fundó la Reforma, llamados también las 5 Solas, están
basados en la Palabra de Dios, y son el legado (herencia) de la Reforma que revolucionaron la
manera de pensar, de vivir y de adorar.
Al contrario de lo que la mayoría piensa, las cinco solas no fueron sistemáticamente articuladas
juntas sino hasta el siglo XX; su esencia surgió en los días de la Reforma, de los escritos de los
reformadores, pero ninguno de ellos las catalogaron juntas.
No fue sino hasta 1916 que el luterano Theodore Engelder publicó un artículo titulado “Los
Tres Principios de la Reforma: Sola Scriptura, Sola Gratia, Sola Fide”. En 1934, el teólogo Emil
Brunner sustituyó Sola Scriptura por Soli Deo Gloria. En 1958, el historiador Geoffrey Elton,
listó Sola Fide junto con Sola Gratia como una sola, seguido de Sola Scriptura y Soli Deo Gloria.
Luego, en su comentario al sistema teológico de Karl Barth, Brunner agregó Solus Cristus a la lista.
Las 5 Solas representan el corazón de la teología reformada, y resumen verdades no negociables del
38
Figura 11: Las Cinco Solas
39
evangelio. La fortaleza de una iglesia depende de las verdades que la sustentan, y de ahí que toda
iglesia bíblica necesite no solo abrazar estos principios, sino también proclamarlos de una manera
que garantice que estos sean pasados a la próxima generación.
En las más recientes articulaciones de las solas, tres han sido típicamente especificadas: Escritura
sobre tradición, fe sobre obras y gracia sobre méritos. Se han planteado de esa manera
para marcar su diferencia comparado con lo que enseña la doctrina católica.
Sola Scriptura
Por muchos siglos la voz papal era temida por todos, desde la gente del vulgo hasta los mismos
reyes. Las leyes papales las tenían como irrevocables. La gente no sabía que solo la Palabra de Dios
era la que debían obedecer y que contenía la verdad.
El pueblo ignoraba porque no tenían las enseñanzas bíblicas, pues ni siquiera estaba escritas en el
idioma que ellos hablaban, sino en latín y fuera del alcance de cualquier persona ajena al clero.
Hoy en día, la iglesia de Roma no ha variado en lo más mínimo lo establecido en su Concilio de
Trento (1546): “La tradición oral tiene el mismo peso que la tradición escrita”. Si usted abre el
actual Catecismo Católico, en su punto 95, encontrará este principio:
“La Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de
Dios, están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros; los
tres, cada uno según su carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen
eficazmente a la salvación de las almas.”
Lo anterior es una evidente herejía al ir en contra de Sola Scriptura y de la propia denuncia de
Jesucristo a los escribas y fariseos en:
Marcos 7:13 invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmi-
tido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas.
El Concilio de Inerrancia Bíblica (Chicago 1978), determinó en su artículo II lo siguiente:
“Afirmamos que las Escrituras son la norma suprema que ata la conciencia, y que la
autoridad de la iglesia está subordinada a las Escrituras. Negamos que los credos de
las iglesias, los concilios o declaraciones tengan una autoridad superior o igual a la
autoridad de la Biblia.”
Hoy en día lo tenemos muy claro: ¡Nada que contradiga la revelación de Dios puede regular la vida
del creyente!
Implicaciones de Sola Scriptura:
Solo la Biblia es inspirada por Dios.
Solo la Biblia es la revelación de Dios a la humanidad.
Solo la Biblia es la autoridad suprema en materia de fe y práctica.
Solo la Biblia es infalible e inerrante.
Otras implicaciones:
Sola Scriptura es también Tota Scriptura.
La Palabra es la única que obliga la conciencia universalmente.
40
No elimina el valor de los concilios y confesiones de fe que han coincidido con la Palabra.
No uso de la interpretación privada.
Requiere reglas de interpretación.
No nos permite despegarnos del pasado, para hoy salir con interpretaciones nuevas que
contradigan la fe.
La Palabra juzga a la iglesia y a sus maestros, y no al revés.
Requiere de hombres y mujeres que la manejen con precisión.
El teólogo Wayne Grudem dijo:
“> Las Escrituras contienen todas las palabras que Dios quiso que su pueblo tuviera en cada época
de la historia redentora y que ahora contiene todo lo que Dios necesita decirnos para salvación;
para confiar en Él perfectamente y para obedecerle perfectamente.”
Algunos versículos en los que se sustenta Sola Scriptura:
Isaías 8:20 ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha
amanecido.
Hebreos 4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda
espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los
tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
2 Timoteo 3:16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia.
Gálatas 1:8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio
diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
1 Pedro 1:24,25a Porque toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como
flor de la hierba; la hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece
para siempre.
2 Pedro 1:3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido
dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su
gloria y excelencia.
2 Pedro 1:19-21 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis
bien en estar atentos [. . . ] ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres
de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
Apocalipsis 22:18-19 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de
este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están
escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios
quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están
escritas en este libro.
A.W. Tozer dijo:
“¡No debemos atrevernos a editar a Dios!”
41
Sola Fide
Este concepto nos indica que la salvación por gracia es aplicada al ser humano única-
mente por medio de la fe en Aquel que murió por nosotros, no como resultado de buenas
obras humanas, ni tampoco por dar limosna a las reliquias religiosas y a los ídolos.
Habacuc 2:4 . . . mas el justo por su fe vivirá.
Romanos 1:17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe,
como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
Romanos 3:22 La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que
creen en él.
Romanos 3:28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de
la ley.
Romanos 5:1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo.
Romanos 9:30-33 ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia,
han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; mas Israel, que iba tras
una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como
por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo, como está escrito: “He
aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; Y el que creyere en él, no será
avergonzado”.
Gálatas 5:5-6 Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la
justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la
fe que obra por el amor.
Consideremos el siguiente pasaje de Pablo a la iglesia de Efeso:
Efesios 2:8-9 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.
Este pasaje, aunque breve, ¡es enorme en sabiduría espiritual! Además de la enseñanza evidente, es
importante enfatizar dos detalles que quizás no haya tomado en cuenta:
La salvación es por gracia, pero la fe es el instrumento.
La sola fe es un don que Dios en su misericordia le otorga al hombre en su corazón por
medio de la presencia del Espíritu Santo y eso es lo que conduce al hombre a abrazar la
salvación que el Padre le ofrece para que proceda a un verdadero arrepentimiento y a la
conversión de los pecados a Dios.
Sobre esto último, Oswald Chambers dijo:
“Una vez que la conciencia comienza a ser despertada, es despertada cada vez más, hasta
que produce la convicción terrible de que soy responsable ante Dios por quebrantar su
ley. Yo sé que Dios no puede perdonarme y seguir siendo Dios; si Él lo hiciera, yo tendría
un sentido de justicia superior al de Él. No hay nada en mi espíritu que me pueda liberar
del pecado, no tengo poder. La convicción de pecado lleva al hombre a una condición
de desesperanza e impotencia; y hasta que llegue ahí, la cruz de Cristo no tiene sentido
para él. Es por la misericordia de Dios que un hombre no tiene convicción de pecado
42
hasta que no nace de nuevo; somos convencidos de pecado, para poder nacer de nuevo;
entonces el Espíritu Santo nos convence de pecado. Si Dios nos diera convicción de
pecado, separado del conocimiento de su redención, nos volveríamos locos.”
Martín Lutero dijo:
“La fe es el artículo sobre el cual la iglesia se mantiene de pie o se derrumba.”
Cabe señalar, que la salvación siempre ha sido por fe solamente. En Génesis, refiriéndose a Abraham,
se lee:
Génesis 15:6 Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.
Lo cual el apóstol Pablo cita en Romanos 4:3 y Gálatas 3:6, al igual que Santiago en su epístola
en 2:23.
“Le fue contado” viene del vocablo griego logizomai que significa “tomar algo que le pertenece a
alguien y acreditárselo a la cuenta de otro”.
Sola Gratia
El concepto de Solo por Gracia resalta la supremacía de la gracia en la salvación del hombre, y
que es realmente Dios el que tiene el mérito cuando un pecador es rescatado en su camino a la
perdición.
Efesios 1:7 [Jesucristo] en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados
según las riquezas de su gracia.
Efesios 2:8,9 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.
Gracia es la disposición de Dios soberana y benevolente de manifestar su bondad a sus criaturas
aún cuando no la merezcan.
Gracia es recibir lo que no merecemos. Misericordia es no recibir lo que merecemos. ¿La motivación
de Dios? ¡Su amor incondicional!
Nehemías 9:31 Mas por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desampa-
raste; porque eres Dios clemente y misericordioso.
La Gracia:
Es la expresión para otorgar salvación.
Convierte al hombre en el objeto de su bondad. Dios es clemente y no muestra la severidad
que pudiera expresar por el mal.
Nos transforma en nuevas criaturas.
Resulta en el perdón de pecados y en la salvación del pecador.
La Gracia de Dios deja fuera por completo las obras que el hombre pudiera hacer tratando de
salvarse de la condenación del infierno.
No son las acciones buenas que hacen que Dios se compadezca de las criaturas bajo el pecado, sino
su puro y glorioso amor extendiéndose hacia el hombre para sacarlo de la maldad en que están
inmersos.
43
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  • 1. Gregorio Espadas Historia de la Iglesia Cristiana Un viaje desde el nacimiento, persecución y decadencia de la Iglesia Cristiana, hasta la Reforma Protestante.
  • 2. Historia de la Iglesia Cristiana Un viaje desde el nacimiento, persecución y decadencia de la Iglesia Cristiana, hasta la Reforma Protestante. Gregorio Espadas 2020 Índice Parte I. Nacimiento, Persecución y Decadencia 4 Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 Nacimiento de la Iglesia Cristiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 Crecimiento de la Iglesia Cristiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 Persecución de la Iglesia Cristiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 Los Padres de la Iglesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Cristianización del Imperio Romano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8 El Monaquismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 La Decadencia de la Iglesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 Doctrinas del papado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 Parte II. La Reforma Protestante 18 Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 Panorama general de la Reforma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 Precursores de la Reforma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 John Wycliffe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 John Huss . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22 Savonarola . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24 Erasmo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24 Principales reformadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 Martin Luther . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 Ulrich Zwingli . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 John Calvin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 John Knox . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 La Reforma, país por país . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36 Las Cinco Solas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38 Sola Scriptura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40 Sola Fide . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42 Sola Gratia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43 Solus Cristus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44 1
  • 3. Soli Deo Gloria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 Pensamientos Finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46 Anexo: Las 95 Tesis de Martín Lutero 46 2
  • 4. Por Gregorio Espadas (gespadas.com); Anciano de la Iglesia Nacional Presbiteriana “Be- tania” (inpbetania.com) de la Villa Luis Gil Pérez, Centro, Tabasco, México. Primera Edición: Octubre 2017 Segunda Edición: Octubre 2020 Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. 3
  • 5. Parte I. Nacimiento, Persecución y Decadencia Introducción La Biblia contiene la historia de Cristo. La Iglesia existe para contar la historia de Cristo. La historia de la Iglesia es una continuación de la historia bíblica. Es imposible comprender el estado actual del cristianismo sino a la luz de su historia. La ignorancia de la historia de la Iglesia es aún más común que la ignorancia de la Biblia. El objetivo del presente material (un resumen, realmente) es que todo cristiano conozca la historia detrás de la Iglesia de Cristo, desde sus raíces hasta como la conocemos hoy en día. Todo lo que se presenta a continuación está documentado en la historia, no hay nada inventado, absolutamente todo puede ser verificado. Nacimiento de la Iglesia Cristiana La Iglesia Cristiana nació el día de Pentecostés, en el año 30, 50 días después de la resurrección de Cristo, como se relata en Hechos 2. Los discípulos entonces comprendieron que se trataba de un asunto totalmente espiritual, no político. Desde ese día, el Espíritu Santo mora en cada uno de los hijos de Dios, por lo que todo cristiano tiene el entendimiento y la revelación de lo que Dios quiere para nosotros como parte de su Iglesia. Originalmente, la Biblia registra que la Iglesia se formó de puros judíos, quienes jamás se imaginaron que la sabiduría de Dios iba a incluir a los gentiles (Efesios 2:11-22). En el mensaje de Pedro en el día de Pentecostés (Hechos 2:14-42), destacaron tres doctrinas: Jesús es el Cristo (el Mesías), la resurrección de Cristo y la segunda venida de Cristo. En Antioquía se les llamó por primera vez cristianos a los seguidores de Cristo (Hechos 11:26), aunque fue despectivamente. Crecimiento de la Iglesia Cristiana El crecimiento, desarrollo y madurez de la iglesia primitiva consistió en cristianos llenos del Espíritu Santo, donde su “método” de crecimiento era su testimonio y su comunión con Dios (en todo el libro de Hechos podemos apreciarlo). En Hechos 1:8, Jesús dice: “y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”, pero llegó un momento en que la Iglesia se olvidó de esa visión misionera, y Dios permitió la persecución, iniciando con el martirio de Esteban (relatado en Hechos 6 y 7), y así se desencadenó la evangelización en Asia, Europa y África. Hechos 8:4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. El primer concilio de la iglesia cristiana fue el Concilio de Jerusalén (Hechos 15), donde un asunto importante a tratar fue si la Iglesia, que en ese momento estaba compuesta de puros judíos, aceptaban a los no judíos (conocidos como gentiles), llegando a la conclusión de que, efectivamente desde el Antiguo Testamento, Dios había profetizado que el evangelio era para todo aquel que creyera. 4
  • 6. De esa manera, se estableció la respuesta a la pregunta doctrinal más importante: “¿Qué debe hacer una persona para salvarse?” Los apóstoles y los ancianos se opusieron con firmeza a todos los esfuerzos para imponer el legalismo y sus rituales como requisitos previos y necesarios para la salvación. Ellos afirmaron que la salvación es por gracia mediante la fe total y exclusiva en Cristo. Persecución de la Iglesia Cristiana En el año 64 sucedió el gran incendio de Roma, que casi la destruye por completo. El pueblo romano sospechaba del propio emperador Nerón (que gobernó del año 54 al 68), quien para alejar de sí mismo la sospechas, culpó a los cristianos y ordenó su castigo. Miles de creyentes en el Señor Jesucristo fueron torturados, quemados y echados a las fieras. Entre ellos Pablo, y posiblemente Pedro. Se dice que en los jardines del palacio donde vivía Nerón, ponían a los cristianos como antorchas, los rociaban de combustible y los quemaban vivos para iluminar aquellos jardines. En esos mismos jardines, es donde hoy en día se encuentra el Vaticano. En el año 70 se cumple una de las profecías más asombrosas del Nuevo Testamento: La caída de Jerusalén. Su destrucción fue ordenada por el emperador romano Vespasiano (69-79) y ejecutada por su hijo Tito (quien luego se convirtió en emperador, 79-81). El coliseo romano fue construido por judíos, quienes eran esclavos después de la caída de Jerusalén; ese lugar era usado para torturar y matar a miles de cristianos. ¿Por qué Dios lo permitió? Hechos 1:8b . . . y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Aquí “testigos” viene del vocablo griego martus (de dónde viene la palabra “mártir”), que significa “uno que da testimonio mediante su muerte”. Jesucristo mismo profetizó este hecho: Mateo 5:11-12 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. ¿Cómo murieron los apóstoles? Jacobo decapitado; Felipe crucificado; Mateo traspasado por espada; Santiago apedreado, le partieron la cabeza en dos, era un anciano de 99 años; Matías (el que tomó el lugar de Judas Iscariote) apedreado y decapitado; Andrés, el hermano de Pedro, crucificado; Marcos descuartizado; Pedro crucificado de cabeza; Judas Tadeo crucificado; Bartolomé azotado cruelmente y crucificado; Tomás atravesado por una lanza; Juan es el único que murió de muerte natural. Cabe mencionar que del año 68 al 100 se perdieron muchos registros históricos, por lo que se le denominó la Edad Sombría. En el año 90, el emperador romano Domiciano (81-96) inicia una persecución sumamente violenta contra los cristianos en todo el imperio, acusándolos de ateos, pues se negaban a participar en la adoración del emperador; muchos miles de cristianos fueron muertos en Roma y en Italia. Durante 5
  • 7. este tiempo es cuando Juan, el último apóstol en morir, es llevado preso a la isla de Patmos, en el mar Egeo, donde escribió el Apocalipsis+. A partir del Siglo II, ya había cristianos por todos lados, aunque la Iglesia Cristiana ya era muy diferente a la que dejaron los apóstoles. En el año 112, el emperador romano Trajano (98-117) creía que debía hacer cumplir las leyes del imperio, y consideró ilegal al cristianismo, por cuanto los cristianos se negaban a sacrificar ante los dioses romanos o tomar parte en el culto del emperador. La Iglesia era considerada como sociedad secreta, cosa que era prohibida. No se les buscaba de oficio a los cristianos, pero si eran denunciados, se les castigaba. Entre los que perecieron bajo su reinado estuvieron Simeón (hermano de Jesús), quien era obispo de Jerusalén, crucificado en el año 107, e Ignacio, el segundo obispo de Antioquía, llevado a Roma y arrojado a las fieras. En Asia Menor, durante ese tiempo, los templos que en algún tiempo se usaron para la adoración de dioses paganos, ahora estaban casi abandonados. Fue tan impactante la predicación de los primeros cristianos que ya habían miles de de convertidos. El emperador Adriano (117-138), perseguía a los cristianos, aunque en menor grado. Teléforo, pastor de la Iglesia de Roma, y muchos otros, padecieron el martirio. Sin embargo, durante ese reinado, el cristianismo hizo notables progresos en números, riquezas, erudición e influencia social. El emperador Antonio Pío (138-161) favoreció a los cristianos, pero creía que debía hacer cumplir la ley, y hubieron muchos mártires, entre ellos Policarpo. El emperador Marco Aurelio (161-180) llevó a cabo una persecución cruel y bárbara de los cristianos, la más severa desde Nerón. Muchos miles fueron decapitados o arrojados a las fieras, entre ellos Justino Mártir. Las torturas que las víctimas soportaban sin acobardarse son casi increíbles. A continuación, uno de esos casos: Blandina Nació en Lyon Francia. Cuando le llegó el momento de ser torturada, mostró tal resistencia que los verdugos tenían que turnarse. Cuando varios de los mártires fueron llevados al circo, Blandina fue colgada de un madero en medio de ellos y desde allí les alentaba. Como las fieras no la atacaron, los guardias la llevaron de nuevo a la cárcel. Por fin, el día de tan cruentos espectáculos, Blandina fue torturada en público de diversas maneras. Primero la azotaron; después la hicieron morder por fieras; acto seguido la sentaron en una silla de hierro candente; y a la postre la encerraron en una red e hicieron que un toro bravo la corneara. Como en medio de tales tormentos Blandina seguía firme en su fe, por fin las autoridades ordenaron que fuese degollada. Era el año 177. . . ella tenía solo 15 años. El emperador Septimio Severo (193-211) también llevó a cabo una persecución muy severa, pero no general, principalmente Egipto y el norte de África. En Alejandría diariamente eran quemados, crucificados o decapitados muchos mártires, entre ellos Leónidas (el padre de Orígenes). En Cártago, Perpetua, dama noble, y su fiel esclava Felícitas, fueron despedazadas por las fieras. El emperador Maximino (235-238) mandó matar a prominentes dirigentes cristianos. Orígenes se salvó de él escondiéndose. 6
  • 8. El emperador Decio (249-251) determinó resueltamente exterminar el cristianismo, por lo que la persecución fue muy violenta. Multitudes perecieron bajo las torturas más crueles en Roma, el norte de África, Egipto y Asia Menor. El emperador Valeriano (235-260) fue más severo que Decio; igual se propuso la destrucción total del cristianismo. Muchos dirigentes fueron ejecutados, entre ellos Cipriano, obispo de Cártago. El emperador Diocleciano (284-305) llevó a cabo la última persecución imperial, y la más severa. Mandó quemar todos los escritos de los cristianos. Promulgó una ley que despojaba de la ciudadanía a los cristianos. Juntaba a cristianos en reuniones, los encerraban y les prendían fuego. Durante diez años se buscaba a los cristianos en cuevas y en selvas. Eran quemados, arrojados a las fieras, y muertos mediante torturas. Era un intento resuelto y sistemático para abolir aún el nombre de “cristiano”. Las catacumbas de Roma Eran enormes galerías subterráneas, generalmente de 2.40 a 3.00 m de ancho y de 1.20 a 1.80 m de alto, de cientos de kilómetros de extensión debajo de la ciudad. Las usaban los cristianos como lugares de refugio, de culto y de sepultura durante las persecuciones. El número de sepulturas cristianas se calculan de dos a siete millones. Han sido halladas más de cuatro mil inscripciones de la época de Tiberio (emperador romano en cuyo reinado Cristo fue crucificado) hasta Constantino. Los Padres de la Iglesia Policarpo (69-156). Fue discípulo del apóstol Juan, y obispo de Esmirna. Era lleno del Espíritu Santo, sus mensajes sacudían la corte romana, logrando incluso que algunos de ellos se convirtieran. En la persecución del emperador Marco Aurelio, fue arrestado y llevado ante el gobernador. Al serle ofrecida la libertad si negaba y maldecía a Cristo, contestó: “Ochenta y seis años he servido a Cristo, y Él nada me ha hecho sino el bien; ¿cómo pues, podría yo maldecirle a Él, mi Señor y Salvador?”. Fue quemado vivo. Ignacio (67-110). También discípulo del apóstol Juan, y obispo de Antioquía. Cuando el emperador Trajano visitó Antioquía, ordenó su arresto, presidió el juicio él mismo, y le sentenció a que fuera arrojado a las fieras en Roma. De camino a Roma, escribió a los cristianos romanos una carta en que les rogaba que no intentaran obtener su perdón, que él anhelaba el honor de morir por su Señor. Se regocijaba en el martirio. Papías (70-155). Otro alumno de Juan; obispo de Hierápolis, unos 160 km al este de Efeso. Puede haber conocido a Felipe, de quien dice la tradición que murió en esa ciudad. Escribió un libro, “Explicación de los discursos del Señor”, en el cual dice que cuidó de preguntar a los antiguos las palabras exactas de Jesús. Padeció el martirio en Pérgamo, más o menos al mismo tiempo que Policarpo. Estos tres grandes hombres del Señor, forman el eslabón que une el siglo apostólico y los tiempos posteriores. Justino Mártir (100-167). Nació en Neápolis, la antigua Siquem, como al tiempo de la muerte de Juan. Estudió filosofía. En su juventud vio mucha persecución de los cristianos. Fue convertido 7
  • 9. (era pagano), y viajaba en traje de filósofo, tratando de ganar a los hombres para Cristo. Escribió una “Defensa del Cristianismo”, dirigida al emperador Marco Aurelio. Fue uno de los hombres más capaces de su época. Murió como mártir en Roma. Señalando el crecimiento del cristianismo, dijo que ya en sus días “no hay raza alguna de hombres en donde no se ofrecen oraciones en el nombre de Cristo”. Ireneo (130-200). Educado en Esmirna. Alumno de Policarpo y Papías. Viajó extensamente, y luego llegó a ser obispo de Lyon, en Galia. Se le conoce especialmente por sus escritos contra los gnósticos. Murió como mártir. Hablando de Policarpo dijo: “Recuerdo bien el lugar donde el santo Policarpo se sentaba y hablaba; recuerdo sus discursos al pueblo, y cómo describía sus relaciones con Juan el apóstol y con otros que habían acompañado al Señor; cómo recitaba los dichos de Cristo y los milagros que Él hacía; y cómo recibió de testigos oculares que habían visto al Verbo de la Vida sus enseñanzas, que concordaban en todo sentido con las Escrituras”. Orígenes (185-254). El erudito más grande de la iglesia primitiva. Gran viajero, y escritor volumi- noso, que ocupaba a veces hasta veinte copistas. En sus escritos cita dos tercios de todo el Nuevo Testamento. Vivía en Alejandría, en donde su padre Leónidas padeció el martirio; y más tarde, en Palestina, en donde murió como resultado de su encarcelamiento y tortura bajo Decio. Tertuliano (160-220), de Cártago. “Padre del cristianismo latino”; abogado romano y pagano; luego de su conversión, un distinguido defensor del cristianismo. Eusebio (264-340). “Padre de la Historia Eclesiástica”; obispo de Cesarea a la fecha de la conversión de Constantino, sobre quien llegó a tener gran influencia. Escribió una “Historia de la Iglesia” desde Cristo hasta el concilio de Nicea. Juan Crisóstomo (345-407). “Boca de Oro”; orador inigualado, y el predicador más grande de sus tiempos; era predicador expositor. Nació en Antioquía; llegó a ser Patriarca de Constantinopla, y predicaba ante grandes multitudes en la Iglesia de Santa Sofía. Siendo reformador, desagradó al rey, y murió en el exilio. Jerónimo (340-420). El “más grande erudito de los padres latinos”. Se educó en Roma. Vivió muchos años en Belén, en donde tradujo la Biblia al latín. Su obra, llamada la “Vulgata”, es todavía la Biblia autorizada de la Iglesia Católica Romana. Agustín (354-430). Obispo de Hipona, en el norte de África. Conocido como el “gran teólogo de la iglesia primitiva”. Más que ningún otro, moldeó las doctrinas de la Iglesia de la Edad Media. Siendo joven era erudito muy destacado, pero disoluto. Se hizo cristiano por la influencia de su madre Mónica, de Ambrosio de Milán y de las epístolas de Pablo. Cristianización del Imperio Romano El 27 de Octubre de 312, el general Constantino durante sus guerras contra otros aspirantes al trono, vio en el cielo sobre el sol poniente, una visión de la cruz, y sobre ella las palabras “in hoc signo vinces” (por este signo vencerás), por lo que decidió luchar bajo la bandera de Cristo, y ganó la batalla. En 313 emitió el Edicto de Tolerancia, donde daba “a los cristianos y a todos los demás plena libertad de seguir aquella religión que cada uno escoja”. Es el primer edicto de esta naturaleza, siendo un punto crucial en la historia del cristianismo. 8
  • 10. Para el año 313, los cristianos eran cerca de la mitad de los habitantes del imperio romano. El cristianismo ya era legal y dejó de ser perseguido. Pero algo pasó. . . se comenzó a deteriorar la iglesia. La persecución a los cristianos los mantenía puros en su fe (nadie se unía a la iglesia por ganancia deshonesta). Lo bueno: Cesó la persecución de los cristianos. Muchos puestos prominentes fueron llenados por cristianos, y se hizo del cristianismo la religión de la corte real. Se exhortó a todos los súbditos a que abrazaran el cristianismo. Los edificios de reunión fueron reabiertos. Los cristianos ya tenían permitido construir templos. La donaciones (que antes eran para sacerdotes paganos) ahora iban a la iglesia cristiana. Los ministros cristianos fueron exonerados de pagar impuestos y del servicio militar. El domingo fue declarado día de descanso. La crucifixión, como castigo romano, fue abolida. El infanticidio fue prohibido. La esclavitud fue abolida. Lo malo: Aparecen las primeras imágenes en los templos. Como el dinero del estado empezó a llegar a la Iglesia, los líderes cristianos empezaron a enriquecerse. Los ministros llegaron a ser una clase privilegiada. Ahora todos querían ser ministros; eso provocó que hombres ambiciosos no nacidos de nuevo se introdujeran en el liderazgo en la Iglesia. Corruptos políticos empezaron a infiltrarse en la Iglesia. La hipocresía sustituyó la sinceridad de los primeros cristianos. La cena del señor pasó a ser un sacrificio (llamado luego como transubstanciación o transus- tanciación). El anciano o pastor se convirtió de un predicador del evangelio a un sacerdote, cuando Cristo abolió el sacerdocio levítico. Los servicios de adoración a Cristo ahora se realizaban en reuniones de mucha pompa, con trajes despampanantes y gorros llamativos. La gente iba más por ver la majestuosidad de ese espectáculo que para adorar al Señor. Prácticas paganas empezaron a introducirse en la Iglesia. Empezó la adoración a la virgen María (sustituyendo la adoración a las diosas Venus y Diana). La santidad de los cristianos fue sustituida por la ambición, el orgullo y la arrogancia. Algo que podemos deducir de todo lo anterior, es que la iglesia y el estado deben estar separados (leer Juan 18:36). Como la aristocracia romana persistió en adherirse a sus religiones paganas, Constantino trasladó la capital del imperio cristiano a Bizancio, y la llamó Constantinopla (hoy Estambul, Turquía). La iglesia de oriente estaba sometida por el estado, mientras que en la iglesia de occidente, los gobernantes y reyes se sometían a la iglesia. Constantino dispuso que, bajo la dirección de Eusebio, los más hábiles copistas hicieran 50 ejem- 9
  • 11. plares de la Biblia para las iglesias de Constantinopla. Posiblemente los manuscritos Sinaítico y Vaticano sean de estos ejemplares. Aunque Constantino llevó a la práctica el cristianismo como religión del Estado, no fue sino hasta que el emperador Teodosio (378-395) la oficializó como tal, haciendo obligatoria su membresía. Fue la peor calamidad que jamás le haya sucedido a la Iglesia. Constantino favoreció la tolerancia a cualquier religión, no solo la cristiana. La conversión era genuina, a partir de la evangelización; nunca forzó a nadie a volverse cristiano. Pero los que siguieron a Constantino no pensaban igual. La iglesia cristiana pasó de perseguida a perseguidora. El estado castigaba con cárcel los ritos paganos; incluso un hijo de Constantino decretó pena de muerte a los adoradores de ídolos y a quien hablara o escribiera en contra del cristianismo. El Monaquismo El monaquismo, o espíritu monástico, fue una reacción a la mundanalidad de la iglesia, y quizás en parte un producto accesorio del gnosticismo, que enseñaba que la materia es mala. El movimiento comenzó en Egipto con Antonio (250-350), quien vendió sus bienes, se retiró al desierto, y vivió en la soledad. Multitudes de hombres piadosos que amaban a Dios siguieron su ejemplo al ver como el pecado había penetrado en la iglesia. Se comenzaron a aislar del mundo, se fueron a las montañas, incluso se tienen registros de personas que vivieron por años en los árboles. Santiago 1:27; Juan 17:15; 1 Corintios 5:9-10; Mateo 5:14-16. A estas personas se les llamaba anacoretas. La idea era alcanzar la vida eterna escapándose del mundo y mortificando la carne mediante prácticas ascéticas. Ascetismo El ascetismo es la profesión y doctrina de la vida ascética, que aspira a la perfección por el camino de la renuncia a todas las cosas terrenales y la lucha contra las pasiones e instintos carnales mediante la práctica regular de mortificaciones corporales. El movimiento se extendió a Palestina, Siria, Asia Menor y Egipto. En el Oriente, cada uno vivía en comunidades, llamadas monasterios, y dividían su tiempo entre el trabajo y los ejercicios religiosos. Se hicieron muy numerosos, y llegaron a formarse muchas órdenes de monjes y monjas. Los monasterios o conventos de Europa hicieron la mejor obra de la iglesia de la Edad Media en la filantropía, literatura y educación cristiana, así como en agricultura. Pero cuando se hicieron ricos, se volvieron sumamente inmorales. Con la Reforma fueron desapareciendo de los países protestantes, y en los países católicos están decayendo. 10
  • 12. La Decadencia de la Iglesia La Iglesia fue fundada, no como institución autoritativa que obligara al mundo a vivir conforme a las enseñanzas de Cristo, sino solo como institución que testificara de Cristo ante el mundo. Cristo mismo, y no la Iglesia, es el poder transformador en la vida humana. Pero la Iglesia al ser fundada en los días del Imperio Romano, poco a poco asumió para sí una forma de gobierno como el del mundo político en que existía, y llegó a ser una vasta organización autocrática regida por los dirigentes superiores. Desde el inicio de la iglesia cristiana hasta fines del siglo apostólico, las congregaciones o iglesias locales eran independientes entre sí, siendo gobernada cada una por una junta de pastores, y de ellos siempre destacaba uno a quien todos reconocían, pero no por imposición, sino por su llenura del Espíritu Santo, algo que podemos ver en el Apocalipsis (capítulos 2 y 3) en los mensajes a las iglesias, donde se hace referencia al ángel de la iglesia en cada una. Más tarde, se le llamó obispo al responsable de cada iglesia, y a los demás ancianos (presbíteros). Pero poco a poco el obispo comenzó a abarcar su autoridad y poder religioso sobre otras iglesias de ciudades vecinas. Eventualmente, a los obispos occidentales se le llamó “padre”, y en 499 se limitó solamente al obispo de Roma, y pronto llegó a significar, en el uso común, “padre universal”, en otras palabras, obispo sobre toda la iglesia. En la lista católica romana de papas (264 hasta el día de hoy) se incluye a los obispos de Roma desde el primer siglo en adelante, pero durante 500 años los obispos de Roma no fueron papas, o sea, obispos universales. La idea de que el obispo de Roma debía tener autoridad sobre la iglesia entera fue de crecimiento lento, combatida a cada paso, y nunca, en ningún tiempo, ha tenido reconocimiento universal. La tradición católica romana de que Pedro haya sido el primer papa es neta y llanamente una ficción. No hay evidencia histórica alguna de que haya sido obispo de Roma jamás. Tampoco reclamó jamás para sí mismo una autoridad, tal y como pretenden sus “sucesores”. Pareciera que Pedro tuviese un presagio divino al respecto, como podemos leer en 1 Pedro 5:1-3. ¿Cuál fue el argumento que la iglesia de Roma para reclamar su supremacía? Que Pe- dro y Pablo habían estado en Roma, e incluso afirman (como hasta hoy en día) tener los huesos de Pedro. Pero no existen indicios históricos que Pedro haya estado en Roma. Los primeros obispos de Roma fueron: Lino (67-79), Cleto (79-91) y Clemente (91-100). Ellos dejaron escritos, donde jamás mencionan alguna reclamación de supremacía sobre la toda la iglesia. Del 100 al 154 hubieron 6 obispos más (Evaristo, Alejandro I, Sixto I, Telésforo, Higinio y Pío I), pero tampoco se adjudicaron el nombre de papa. Aniceto (154-168), obispo de Roma, trató de influir en Policarpo, obispo de Esmirna, para que cambiara la fecha en que se celebraba la Semana Santa; pero Policarpo de negó a ceder. Víctor I (190-202), obispo de Roma, amenazó con excomulgar a las iglesias de oriente por celebrar el día de Pascua el 14 de Nisán. 11
  • 13. Polícrates, obispo de Efeso, contestó que no temía a las amenazas de Víctor, y afirmó su autoridad independiente. Ireneo, obispo de Lyon, aún cuando era obispo occidental y simpatizaba con el criterio occidental acerca de la celebración de la Semana Santa (o sea, guardando el día de la semana y no el día del mes), reprendió a Víctor por haber intentado imponerse a las iglesias orientales. Calixto I (218-223) fue el primero en basar sus pretensiones sobre Mateo 16:18. Tertuliano, de Cártago, le llamó usurpador al hablar como si fuese obispo de obispos. Leer Gálatas 2:7 y 1 Pedro 2:4-7. A pesar de todo lo anterior, iba creciendo el sentimiento de que Roma, como ciudad capital, debería ser cabeza de la Iglesia, así como lo era del Imperio. Silvestre I (314-335), era obispo de Roma cuando bajo Constantino, el cristianismo prácticamente fue hecho religión de Estado del Imperio Romano. La iglesia inmediatamente llegó a ser una institución de gran importancia en la política mundial. Constantino se consideraba a sí mismo cabeza de la Iglesia. Constantino convocó al Concilio de Nicea (325) y lo presidió. Este concilio dio a los obispos de Alejandría, Antioquía y Roma plena jurisdicción sobre sus provincias, pero sin la menor indicación de que los dos primeros estuvieran sujetos al último. Arrianismo Durante el Concilio de Nicea, también se combatió al arrianismo (doctrina de Arrio, un líder en la iglesia cristiana, en la que afirmaba que Cristo era superior a los humanos pero inferior a Dios). De ahí surgieron los Testigos de Jehová. Un hijo de Constantino abrazaba el arrianismo. También de dicho concilio, surge el Credo Niceno. Fue hasta el Concilio de Sárdica (343) cuando se reconoció la autoridad del obispo de Roma sobre los demás. Es importante señalar, que dicho concilio fue compuesto de representantes occidentales solamente, y no un concilio ecuménico; el motivo por el cual no asistieron los obispos de oriente, es porque no los invitaron. A fines del siglo IV, las iglesias y los obispos del cristianismo habían llegado a ser dominados desde cinco grandes centros: Roma, Constantinopla, Antioquía, Jerusalén y Alejandría, cuyos obispos habían llegado a ser llamados “Patriarcas”, de igual autoridad entre sí, cada uno con pleno dominio en su propia provincia. En 381 se convocó al Concilio de Constantinopla, para combatir el apolinarismo (doctrina de Apolinar que enseñaba que Jesús no fue humano, sino solo Dios, lo contrario al arrianismo). Ciricio (385-398) reclamó jurisdicción universal sobre toda la iglesia; pero desafortunadamente para él, en sus días (395) el imperio se dividió en dos imperios distintos: el de Oriente y el de Occidente. Esto hacía más difícil para el obispo de Roma, lograr que el Oriente reconociera su autoridad. Después de la división del imperio (395) en oriente y occidente, los patriarcas de Antioquía, Jerusalén y Alejandría fueron reconociendo la supremacía de Constantinopla. Desde entonces, la lucha por el dominio del cristianismo fue entre Roma y Constantinopla, o sea, empezó una disputa para ver quién era el mayor. 12
  • 14. Lucas 9:46-48; Mateo 18:1-5; Marcos 9:33-37; Lucas 22:24-30. Inocencio I (402-417), se llamó a sí mismo “Regente de la Iglesia de Dios”, y reclamó el derecho de fallar los asuntos de controversia de mayor importancia en toda la Iglesia. En los siguientes años, el imperio de occidente ya se disolvía rápidamente bajo las incursiones de la migración bárbara. En la turbación y preocupación de estos tiempos, Agustín escribió su obra monumental “La Ciudad de Dios”, en la cual contemplaba un imperio cristiano universal. Este libro tuvo gran influencia en crear una opinión pública favorable a una jerarquía universal de la Iglesia bajo una sola cabeza. Esto favoreció las pretensiones de Roma. León I (440-461). Llamado por algunos historiadores el primer papa. Reclamaba ser, por nom- bramiento divino, primado de todos los obispos; obtuvo del emperador Valentiniano III el reconocimiento imperial de sus pretensiones en 445. Se proclamó señor de la iglesia entera. Declaró que resistir su autoridad era un camino seguro al infierno. Abogó por la pena de muerte a los herejes, o sea, a quienes se oponían al papado. En 476 cae el imperio romano de occidente a manos de los bárbaros. Caen las tinieblas de la Edad Media. De las ruinas del Imperio Occidental surgió el Imperio Papal, y Roma siguió dominando al mundo otros mil años más (a este período de tiempo se le conoce como “el oscurantismo de la iglesia”). Gregorio I (590-604). Generalmente considerado como el primer verdadero papa. Apareció en un tiempo de anarquía política y de grandes calamidades públicas en toda Europa, pero su influencia sobre los reyes tuvo un efecto estabilizador. Estableció un control completo sobre las iglesias de Italia, España, Galia e Inglaterra (cuya conversión al cristianismo fue su gran logro). Procuró incansablemente la purificación de la Iglesia. Depuso a obispos negligentes o indignos, y se opuso con gran celo a la práctica de la simonía (la compra o venta de puestos eclesiásticos). Ejerció gran influencia en oriente, aún cuando no reclamaba jurisdicción sobre la iglesia oriental. El entonces Patriarca de Constantinopla se hizo llamar “Obispo Universal”, lo que irritó a Gregorio I, que rechazó el título como “palabra viciosa y orgullosa”, y rehusó que se le aplicara a sí mismo, aunque prácticamente ejercía toda la autoridad que ese título representaba. En su vida personal era un buen hombre, uno de los más puros y mejores de los papas, incansable en sus esfuerzos a favor de la justicia para los oprimidos, y sin límite en sus caridades para con los pobres. Si todos los papas hubieran sido así, cuán diferente concepto tendríamos del papado. Mahoma Nació en La Meca (570). En su juventud visitó Siria, donde entró en contacto con cristianos y judíos, y se llenó de horror de la idolatría reinante. En 610 de declara profeta, se hizo guerrero y comenzó a propagar su fe mediante la espada. Conquistó Siria, Jerusalén, Egipto, Persia, España y el norte de África. En poco tiempo, toda Asia occidental y África septentrional, la cuna del cristianismo, se hizo mahometana. Mahoma apareció en una época en que la iglesia se había paganizado con la adoración de imágenes, reliquias, mártires, santos y ángeles; los dioses griegos habían sido reemplazados con imágenes de María y de santos. El mahometismo fue una reacción contra la idolatría del mundo cristiano, un juicio sobre la iglesia corrompida y degenerada. Las cruzadas fueron esfuerzos del cristianismo para recobrar los países perdidos por los mahometanos, especialmente la Tierra Santa. 13
  • 15. León II (682-683). Declaró “hereje” a Honorio I (625-638), un papa “infalible” llama hereje a otro papa “infalible”, ¿será quizás que los papas no eran “infalibles” sino cuando el Concilio Vaticano (1870) los hizo serlo? Cabe mencionar, que León II no aparece en la mayoría de los listados actuales de papas, por ser considerado anti-papa. Zacarías (741-752). Influyó para convertir a Pepín (padre de Carlomagno) rey de los Francos (pueblo germánico que ocupaba el oeste de Alemania y el este de Francia). Esteban II (752-757). A su solicitud, Pepín llevó su ejército a Italia, conquistó a los lombardos, y dio su territorio (gran parte de Italia) al papa. Así fue el comienzo de los “Estados Papales”, o el “Dominio Temporal” del papado. El control civil sobre Roma e Italia central, establecido de esta manera por Zacarías y Esteban II y reconocido por Pepín (754) fue luego confirmado por Carlomagno (774). La Italia central, en un tiempo cabeza del imperio romano, luego un reino godo, después provincia bizantina, ahora se hizo reino papal, regido por la “cabeza” de la iglesia. Duró así 1100 años, hasta 1870. León III (795-816). En el año 800 le dio a Carlomagno el título de “Emperador Romano”, combinándose así los dominios romanos y francos en el “Sacro Imperio Romano”, cuya capital se traspasaba así de Constantinopla a Aquisgrán (Alemania occidental), declarando así su independencia y el restablecimiento del imperio occidental (hasta que Napoleón la puso fin en 1806). Carlomagno Carlomagno (742-814), rey de los francos y nieto de Carlos Martel (quien salvó a Europa de los mahometanos), fue uno de los más grandes soberanos de todos los tiempos. Reinó 46 años, e hizo muchas guerras y conquistas. Sus dominios abarcaban Alemania, Francia, Suiza, Austria, Hungría, Bélgica y partes de España e Italia. Él ayudaba al papa, y éste le ayudaba a él. Fue una de las influencias determinantes en elevar al papado a la categoría de potencia mundial. Nicolás I (858-867). Primer papa en usar una corona. Para apoyar su autoridad universal usó (con gran efecto) “Decretales Pseudo-Isidorianas”, libro que apareció en 857 y contenía documentos que pretendían ser cartas y decretos de obispos y concilios de los siglos II y III, todos ellos enaltecían el poder del papa. Eran documentos espúreos y falsificaciones premeditadas de antiguos documentos históricos, algo que no se descubrió hasta varios siglos después. Entre estos documentos estaba la “Donación de Constantino”, donde supuestamente éste entregaba a Silvestre I (obispo de Roma en ese entonces) todas las provincias occidentales. Su objetivo fue datar desde cinco siglos antes el poder temporal del papa, que en realidad descansaba en las donaciones de Pepín y Carlomagno. Este se considera el más colosal fraude literario de todos los tiempos, el cual fortaleció más al papado que ningún otro medio, y en gran parte constituye la base de la ley canónica de la iglesia romana. El cristianismo sufre su primer cisma en 869, año en que se llevó a cabo el último concilio ecuménico; surge la iglesia griega ortodoxa. 14
  • 16. El periodo más negro del papado fue entre 870 y 1050. Estos casi 200 años (de Nicolás I a Gregorio VII) se conoce como la “Media Noche de las Edades Oscuras”. Se caracterizó por el soborno, la corrupción, la inmoralidad y el derramamiento de sangre. Sergio III (904-911). Tenía una concubina llamada Marozia; ésta, su madre Teodora y su hermana, llenaron la silla papal de sus amantes e hijos bastardos. A este período (904-963) se le conoce como “Pornocracia” o “Reinado de las Rameras”. Juan X (914-928). Nombrado papa por Teodora, que era su amante. Murió sofocado por ella. Ella tuvo tres hijos, a quienes también nombró papas (León VI, Esteban VII y Juan XI). Otro hijo suyo nombró papas a los cuatro que siguieron: León VII, Esteban VIII, Marino II y Agapito II. Juan XII (955-963). Nieto de Marozia. Violaba a vírgenes y viudas (de alta y baja condición social), vivió con una de las concubinas de su padre e hizo del palacio papal un prostíbulo. Fue asesinado en el acto de adulterio por un airado esposo. Bonifacio VII (984-985). Asesinó al papa Juan XIV (983-984). Se mantuvo sobre el ensangrentado trono papal mediante el reparto de dinero robado. El obispo de Orleans (región aledaña a Roma), refiriéndose a Juan XII, León VIII y Bonifacio VII, les llamó “monstruos de culpabilidad, llenos de sangre e inmundicia, anticristos sentados en el templo de Dios”. Benedicto VIII (1012-1024). Compró el papado con sobornos. Juan XIX (1024-1033). También compró el papado. No tenía conocimiento alguno del cristianismo, y escaló en un solo día todos los grados clericales. Benedicto IX (1033-1045). Fue hecho papa por un convenio monetario entre las familias más ricas del imperio romano, a los 12 años de edad. Al crecer sobrepasó en maldad a Juan XII, asesinaba y adulteraba a plena luz del día, robaba a los peregrinos sobre las tumbas de los mártires. El pueblo lo expulsó de Roma. Gregorio VI (1045-1046). Compra el papado. Habían tres papas rivales: Benedicto IX, Gregorio VI y Silvestre III. Roma se llenó de asesinos asalariados, se violaba la virtud de peregrinos, aún las iglesias se profanaban con sangre. Clemente II (1046-1047). Nombrado por el emperador Enrique III de Alemania, porque no se hallaba a ningún clérigo romano que fuera exento de contaminación de simonía y fornicación. Gregorio VII (1073-1085). Uno de los mejores papas, de nombre Hildebrando, de gran intelecto, llevó al papado a su “Siglo de Oro” (1049-1294), pues dominó los cinco reinos papales anteriores al suyo propio: León IX 1049-1054, Víctor II 1055-1057, Esteban IX 1057-1058 y Nicolás II 1059-1061 (quien quitó la elección de los papas al emperador y la puso en manos de los cardenales). Su principal objetivo fue reformar el clero, combatiendo la simonía y la inmoralidad, por lo que insistió en el celibato. Todo ello provocó que Enrique IV, emperador de Alemania, lo expulsara de Roma. Su respuesta fue: “He amado la justicia, he aborrecido la iniquidad, y por esa razón muero en el exilio, por amor a Cristo”. Inocencio III (1198-1216). Considerado el más poderoso de todos los papas. Reclamó ser “Vicario de Cristo” (vicario significa “uno que se pone en lugar de otro”) y “Supremo soberano de la Iglesia y el mundo”. Él dijo: “El papa ocupa una posición intermedia entre Dios y los hombres”; 15
  • 17. “El papa es inferior a Dios, pero superior los hombres”; “El papa es juez de todos, pero nadie debe juzgarlo a él”. Inocencio III tenía el derecho de deponer reyes. También dijo: “Todas las cosas en la tierra, en el cielo y aún en el infierno están sujetas al vicario de Cristo” (leer Colosenses 1:16). Los reyes de Alemania, Francia, Inglaterra y casi todos los reyes de Europa llegaron a estar sujetos al papa, aún el imperio bizantino. Decretó la doctrina de la transubstanciación (también llamada transustanciación); confirmó la confesión auricular; decretó la infalibilidad del papa (el papa no se equivoca cuando habla ex-catedra, “esto dice Dios”). Por si fuera poco, prohibió la lectura de la Biblia en el idioma del pueblo (no fue sino hasta que Juan XXIII, papa de 1958-1962, revocó esa prohibición al decir: “todo católico debe leer la Biblia”); además, instituyó la "“Inquisición”"; ordenó la matanza de albigenses (gente que leía la Biblia). La Inquisición También conocida como el “Santo Oficio”, fue el brazo asesino del papa, era una corte eclesiástica para castigar a los “herejes”, a los que se oponían a los abusos del papa. Cualquier sospechoso podía ser torturado y asesinado sin previo juicio. Si la víctima era adinerada, los bienes eran repartidos entre los clérigos y el estado. Los papas usaron la Inquisición durante 500 años para mantener su poder. La Inquisición es la cosa más infame de toda la historia. Hasta hoy, ningún papa ha sido lo suficientemente valiente para dar una explicación sobre todo ello. Bonifacio VIII (1294-1303). En su célebre bula “Unam Sanctum” dijo: “Declaramos, afir- mamos, definimos y pronunciamos que es del todo necesario para la salvación que toda criatura humana esté sujeta al Pontífice Romano”, en otras palabras, “fuera de la iglesia católica apostólica y romana no hay salvación” (leer Juan 3:16). Dante fue contemporáneo de este papa, llamo al vaticano “cueva de corrupción”, y en su Divina Comedia, asignó a los papas Bonifacio VIII, Nicolás III y Clemente V a las partes más bajas de su infierno. Felipe el Hermoso, rey de Francia, se levanta contra el papado, a raíz de un impuesto del papa, y sometió a su ejército. Así comenzó la decadencia papal. En 1377 aparecen dos grupos de papas, uno en Roma y otro en Aviñón, cada uno reclamaba ser “Vicario de Cristo”, y se excomulgan y maldecían entre si. Juan XXIII (1410-1415). La historia registra dos papas con este nombre, uno italiano y el otro francés. El primero, llamado el peor criminal y más depravado de los papas, tenía más de 200 mujeres como amantes, entre doncellas, monjas y mujeres casadas. Las que se resistían a sus cortejos eran violadas de una manera despiadada. Aún su cuñada fue su amante. Además, era homosexual, culpable de sodomía y de otros vicios sin nombre. Compró el papado. Vendió puestos eclesiásticos a hijos de familias ricas. Y por si fuera poco, negaba abiertamente la existencia de una vida futura. Nicolás V (1447-1455). Autorizó al rey de Portugal la guerra contra los pueblos en África, y hacerlos esclavos, alegando que no tenían alma, que eran malditos por Dios. 16
  • 18. Pío II (1458-1464). Tuvo decenas de hijos bastardos, se jactaba en la corte papal de sus métodos de seducción. Estimulaba a los jóvenes al desenfreno, y aún les decía como hacerlo. Paulo II (1464-1471). Llenó de concubinas al Vaticano. Sixto IV (1471-1484). Decretó que pagando dinero se podían sacar las almas del purgatorio (indulgencia). Su riqueza la extendió a su familia. Hizo cardenales a ocho sobrinos suyos, algunos de ellos aún siendo niños. Inocencio VIII (1484-1492). Tuvo 16 hijos, todos ellos de mujeres casadas. Vendía los puestos cardenalicios. Hacia corridas de toros en la plaza de San Pedro. Alejandro VI (1492-1503). El más corrupto papa del Renacimiento; era avaro y depravado; pagó para obtener el papado; tuvo hijos por doquier, los presumía y los hacía cardenales aún siendo niños. Asesinaba a sus críticos. Fue amante de la hermana del cardenal que llegó a ser el siguiente papa. Algunas estadísticas de esa época: El 45 % de los papas de la era oscura, del 400 al 1600 aproximadamente, fueron homosexuales. El 30 % de los papas fueron nombrados de los 11 a los 13 de edad. Juana “La Papisa” ¿Una mujer papa? ¡Así es! Nació de un sacerdote, en el año 822. Creció escondida. Era muy inteligente, la mandaron a Inglaterra a estudiar, donde conoció a un sacerdote, se enamoró de él y se hicieron amantes. Se hizo pasar por monje para que ambos estuvieran en un convento. Cuando murió su amante, viajó a Roma, y entró a dar clases en una de las más importantes escuelas, donde fue reconocida, y eventualmente la postularon para papa al morir el actual (se estima que fue en 855, y adoptó el nombre Benedicto III o Juan VIII). Como papa, se enamoró de un monje y quedó embarazada. En una fiesta tuvo que presidir y montar a caballo, cuando ya estaba en sus últimos días de embarazo, pero cayó del caballo (ahí murió); al tratar de ayudarle, se dieron cuenta de la verdad. Otra versión dice que dio a luz en público y fue lapidada por el gentío enfurecido; aún otra versión, dice que murió a consecuencia del parto. El papa que la sucedió le hizo una capilla en su memoria, pero el siguiente la destruyó, junto con todo vestigio de su existencia. Doctrinas del papado Aunque ya hemos mencionado algunas de las doctrinas papales, vamos a hacer un compendio de las más sobresalientes ordenadas por año (en algunas de ellas, encontrarán pasajes de la Biblia que las refutan): 394 El sacrificio de la misa (Hebreos 7:26). 450 El celibato sacerdotal obligatorio (1 Timoteo 3:2, 4:1-3; Tito 1:5-9). 460 Oración por los muertos (Hebreos 9:27). 526 Extrema unción. Mismo versículo. 17
  • 19. 593 El purgatorio. Mismo versículo. 600 Misa en latín. 787 Culto a las imágenes y reliquias (Éxodo 20:3-5). Juan XXIII (1958-1962) decretó que quitaran todas las imágenes de los templos católicos. 850 Agua bendita (Marcos 16:16-18). 1115 Confesión auricular (1 Juan 1:9). 1115 Transubstanciación (1 Corintios 11:23-26). 1229 Se prohíbe leer la Biblia (Juan 5:39). Paulo VI y Juan XXIII (contemporáneos) dijeron que la gente debe leer la biblia. 1303 Se declara que la iglesia católica es la única iglesia verdadera: “Fuera de la iglesia católica no hay salvación” (Hechos 4:12). La iglesia católica llama a las demás iglesias sectas. Una secta se cierra en un dogma arbitrario (“lo tienes que creer porque yo lo dije”). La iglesia católica no solo es una secta, es la más grande de todas. 1562 La misa es una ofrenda propiciatoria (propiciación significa “victima inocente ofrecida en sacrificio”), con solo ir a misa tus pecados son limpiados (1 Juan 2:1-2). 1854 La inmaculada concepción (Mateo 1:25). 1870 Se establece como dogma la infalibilidad del papa, aunque se venía practicando desde hace más de mil años atrás. 1903 El limbo (Lucas 16:26). El catecismo de Pio X dice: “Los niños muertos sin bautismo van al limbo, donde no gozan a Dios, pero tampoco sufren, porque teniendo el pecado original y solo él, no merecen el Paraíso, pero tampoco el Infierno o el Purgatorio”. En 1992 Juan Pablo II comenzó la “clausura” del limbo al no incluirlo en su catecismo, y en 2007 fue ratificada la decisión por Benedicto XVI, quien es un viejo adversario de su existencia, pues desde 1984 dijo que solo se trataba de una “hipótesis teológica” y no de un dogma. 1950 La asunción de María. 1965 María madre de Dios y de la Iglesia (Juan 8:58). Parte II. La Reforma Protestante Introducción El papado es una institución italiana que se levantó sobre las ruinas del Imperio Romano, ocupando el trono de los Césares, escalando su poder mediante el prestigio de Roma, el nombre de Cristo, alianzas políticas, el fraude y la fuerza armada. Durante gran parte de la historia del papado, mediante la venta de puestos eclesiásticos y su negocio de indulgencias (venta de la remisión de pecados), ha tenido grandes rentas que le ha permitido mantener la corte más lujosa de Europa, en el nombre del humilde Cristo. Aunque algunos de los papas han sido hombres buenos, la mayoría han sido indeciblemente viles. La primera parte del presente material ha sido un preámbulo para entrar a la historia de la Reforma, y así familiarizarnos del por qué del movimiento protestante y sus cimientos históricos. Panorama general de la Reforma A veces se mira la Reforma como los protestantes que decidieron separarse de la iglesia católica de Roma, pero su propósito real era que la iglesia regresara a la fuente, a la palabra de Dios. 18
  • 20. La Reforma fue una revolución que produjo una renovación de la vida cristiana a la luz de la Palabra, rescatando el evangelio, trascendiendo más allá de la Iglesia, al dejarnos una cosmovisión para aplicar en toda nuestra vida. Lutero, la chispa que inició todo; se enfocó en la proclamación del evangelio. Calvino, gran pensador que puso mejores bases de lo que Lutero comenzó, dándonos una cosmovisión bíblica de todos los aspectos de la vida. Lutero lo inició, Calvino lo sistematizó. La Reforma, precedida por la cultura del renacimiento y, de alguna forma, seguida por la Revolución Francesa, alteró por completo el modo de vida de Europa Occidental e inició la edad moderna. Aunque se inició a principios del siglo XVI, cuando Martín Lutero desafió la autoridad papal, las circunstancias que condujeron a esa situación se remontan a fechas anteriores y conjugan complejos elementos doctrinales, políticos, económicos y culturales. Precursores de la Reforma Claudio de Turín (832). Se opuso al culto de imágenes, la adoración de la cruz, las oraciones por los muertos y otras prácticas de Roma. Era discípulo de Félix obispo de Urgel, quien presidió en el 792 un concilio español que prohibió el uso de imágenes en las iglesias. Los petrobrusianos, seguidores de Pedro de Bruys, discípulo de Abelardo (1110) en Francia. Rechazaban la misa, afirmaban que la comunión era un rito memorial, y que los ministros debían casarse. Arnoldo de Brescia (1155). Discípulo de Abelardo, predicaba que la Iglesia no debía tener propiedades, que a los laicos les correspondía el gobierno civil, y que debía librarse Roma el control papal. Fue ahorcado a petición del papa Adriano IV. Los albigenses. Predicaban contra las inmoralidades del clero, las peregrinaciones y la adoración de santos y de imágenes. Usaban mucho las Escrituras; vivían una vida abnegada y tenían gran celo por la pureza moral. En 1167 eran quizás la mayoría de los habitantes del sur de Francia; en 1200 eran numerosos en el norte de Italia y de España. En 1208 Inocencio III proclamó una cruzada contra ellos. Ciudad tras ciudad fue puesta a espada, y los habitantes fueron asesinados sin distinción de edad ni sexo. En 1229 se estableció la Inquisición, y en menos de 100 años los albigenses franceses fueron exterminados. Reaparecieron en España hasta el siglo XV y en Polonia hasta el XVII. Los valdenses. Del sur de Francia, España y norte de Italia, seguidores de Pierre Valdo, rico comerciante de Lyon, en 1170 dio sus bienes a los pobres y anduvo predicando; combatió la usurpación y el desenfreno clericales; negó el derecho exclusivo del clero de enseñar el Evangelio; rechazó las misas, las oraciones por los muertos y el purgatorio; enseñó que la Biblia es la única regla de fe y de vida (hizo una traducción del latín al francés del Nuevo Testamento). El mensaje de los valdenses creó gran interés en leer la Biblia. Fueron gradualmente sofocados por la Inquisición, salvo en los valles alpinos al suroeste de Turín, en donde aún permanecen. John Wycliffe John Wyclif (1324-1384). Profesor y reconocido teólogo de la Universidad de Oxford, Inglaterra; era llamado “el lucero de la mañana de la Reforma”. Predicaba contra la tiranía espiritual 19
  • 21. Figura 1: John Wyclif 20
  • 22. del, la autoridad del papa, la venta de indulgencias, la transubstanciación y la confesión auricular. Defendía el derecho del pueblo de leer la Biblia, convencido de que la manera de ganar en su lucha contra la autoridad abusiva de la iglesia era hacer que la Biblia estuviera a disposición de la gente en su propio idioma, por lo cual la tradujo al inglés, terminado su labor en 1382. A sus seguidores se les llamaba lolardos. Wyclif consideró 5 reglas para estudiar la Biblia: 1. Traducir un texto confiable. 2. Comprender la lógica de las Escrituras. 3. Comparar las Escrituras entre sí. 4. Actitud humilde en el estudio de las Escrituras. 5. Recibir la guía del Espíritu Santo. Wyclif murió a los 60 años, de una embolia, el 31 de diciembre de 1384, mientras escuchaba un sermón. En 1404, 25 años después de su muerte, el obispo de Canterbury prohibió que se siguiera duplicando la Biblia que Wyclif había traducido al inglés, así como la lectura de los ejemplares existentes. En 1413 el papa ordenó quemar todos los escritos de Wyclif. En 1415 durante el Concilio de Constanza se condenaron sus enseñanzas con 300 cargos por “herejía”. En 1428 el papa Martín V ordenó que los huesos de Wyclif fueran exhumados y quemados, y sus cenizas fueran arrojadas al río Swift. Wyclif dijo: “Mientras tenga aliento hablaré y defenderé la Palabra de Dios. Estoy dispuesto a defender lo que creo, aún a costa de mi vida.” En México, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940), se permitió la entrada a un grupo de personas de Estados Unidos para alfabetizar a los indígenas del sureste del país, pero ellos pusieron una condición: “Nuestro libro de texto es la Biblia”. Cárdenas dijo: “¡Adelante!”. Este grupo se llamaba Instituto Lingüístico de Verano, que pertenecía al Instituto de Traductores John Wyclif . Hoy en día, el Sureste Mexicano es la región con más cristianos en México. Al presente, el Instituto de Traductores John Wyclif ha traducido la Biblia a más de mil idiomas y dialectos. Todo gracias a la inspiración de un hombre inglés, que se atrevió a defender la Palabra de Dios, hace más de 600 años. Figura 2: ¿Quieres saber más sobre el Wycliffe Bible Translation? Visita https://www.wycliffe.org.za/ 21
  • 23. John Huss Figura 3: John Huss Jan Hus (1369-1415). Rector de la Universidad de Praga, Bohemia (hoy la República Checa). Se le conoce como “el padre de la Reforma”. Discípulo de Wyclif, cuyos escritos habían llegado hasta Bohemia, en particular la obra “De la Verdad de las Sagradas Escrituras” (1378). Fue de origen humilde, pasó hambre en su niñez y juventud. Al estar estudiando en la Universidad para sacerdote, vió como el clero comía muy bien, y eso motivó a convertirse en sacerdote. Pero Huss abrió sus ojos al empezar leer la Biblia. Se volvió un apasionado seguidor de Jesucristo. En sus sermones siempre decía: “Escudriñar las escrituras, busquen la verdad en la Palabra de Dios”. 22
  • 24. Hechos 17:10-11 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. Huss afirmaba: “Si yo discierno una opinión respecto a las Escrituras mejor que la mía, abandonaré la mía de una manera humilde, al reconocer que otra persona tiene mejor conocimiento de las Escrituras”. Hechos 18:24-28 Llegó entonces a Efeso un judío llamado Apolos, natural de Ale- jandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras. Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan. Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios. [. . . ] fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído; porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo. En 1393 terminó una maestría en artes. Lo invitaron a dar clases en la Universidad. En 1402 fue nombrado párroco de la capilla de Belén en Praga, donde llegó a predicar más de 250 mensajes al año. Comenzó a pintar las paredes de la capilla con imágenes donde comparaba al papa con Cristo: Una donde el papa estaba sentado en su trono con todo su esplendor y en otra a Cristo cargando la cruz; una donde el papa recibía todos los honores y en otra a Cristo cuando era juzgado ante Pilatos; una donde la gente le besaba los pies al papa y en otra a Cristo lavando los pies a sus discípulos. Las imágenes causaron un gran impacto en la gente. Denunció el orgullo de los líderes de la iglesia, así como su inmoralidad sexual y su amor al dinero. Atacaba los vicios del clero y el estado corrupto de la Iglesia; condenaba la venta de indulgencias; rechazaba el purgatorio, la adoración de santos y el culto en latín. Huss afirmaba: “Cristo es cabeza de la Iglesia, no cabecilla de pandilla de ladrones.” Decía Huss que debían regresar al ejemplo de los primeros cristianos. Confrontaba directamente a los clérigos con sus pecados: “Prefiero ofenderlos con la verdad que matarlos con la mentira.” Elevó las Escrituras por encima de los dogmas de la Iglesia, promoviendo la observancia de los diez mandamientos, así como la imitación de Jesucristo como modelo de vida. Fue condenado por el Concilio de Constanza el 6 de julio de 1415 (sus seguidores, llamados husitas, fueron casi exterminados). Huss en su camino a la hoguera dijo: “Dios es testigo que la intención de mi predicación era apartar a la gente del pecado, y por la verdad del evangelio estoy dispuesto gozoso a morir hoy”. Al llegar su momento, le dijo al verdugo: “Vas a asar a un gasno, pero dentro de un siglo te encontrarás con un cisne que no podrás asar”. 23
  • 25. En el escudo de armas de Martín Lutero, cien años después, se encontraba precisamente un cisne. Mientras las llamas envolvían Huss, se le oía cantar: “Cristo, hijo del Dios viviente, ten misericordia de mí”. . . solo pudo cantarlo 3 veces. Uno de los verdugos, con una daga le sacó el corazón, y con el corazón en la mano, el verdugo lo traspasó con la misma daga y luego arrojarlo a la hoguera. Sus cenizas fueron arrojadas al rio Rin. Huss dijo en su obra “Conceptos sobre la Iglesia”: “Por tanto, fiel cristiano, busca la verdad, escucha la verdad, aprende la verdad, ama la verdad, vive la verdad, predica la verdad, defiende la verdad, aún hasta la muerte, porque la verdad te hará libre del pecado, libre del diablo y libre de la muerte eterna; pues el que no habla la verdad, traiciona la verdad.” Huss siempre terminaba sus predicaciones diciendo: “La verdad vence todo.” El 17 de diciembre de 1999, Juan Pablo II en un discurso en la Plaza de la Basílica de San Pedro, dijo: “Hoy, en vísperas del año 2000, que celebramos el año del jubileo, el año del perdón, siento la necesidad de expresar mi pesar por la muerte cruel dada a John Huss, la valentía que demostró ante la adversidad y la muerte merece ser considerada por los eruditos católicos como tema de diálogo.” La justicia para Huss llegó casi 600 años después. Savonarola Savonarola (1452-1498). Denunciaba el sensualismo y los pecados de su ciudad (Florencia, Italia), y los vicios papales. La ciudad se reformó. El papa Alejandro VI quiso sobornarle con un cardenalato. Fue ahorcado y quemado en la plaza mayor de Florencia, 19 años antes de que Lutero publicara sus 95 tesis. El Renacimiento Fue resultado en parte de las Cruzadas, de la presión de los turcos y de la caída de Constantinopla. Contribuyó al movimiento reformista. Despertó gran interés en las antiguas obras clásicas. Vastas sumas de dinero se gastaron en recolectar manuscritos y fundar bibliotecas. Por aquel mismo tiempo se inventó la imprenta, lo que trajo la abundancia de diccionarios, libros de gramática, y versiones y comentarios de las Escrituras, dando pie al estudio de la Biblia en sus lenguas originales. Erasmo Erasmo de Rotterdam (1466-1536). El más grande erudito y más popular escritor de los días de la Reforma. Su mayor ambición era librar a los hombres de falsos conceptos acerca de la religión, y creía que la mejor manera de hacerlo era volver a las Escrituras. 24
  • 26. Su Nuevo Testamento griego (1512) dio a los traductores un texto exacto sobre qué trabajar. Crítico implacable de la Iglesia Romana; se deleitaba especialmente en ridiculizar a “hombres no santos en órdenes santas”. Ayudó mucho a la Reforma, pero nunca se unió a ella. Principales reformadores Martin Luther Figura 4: Martín Lutero Martín Lutero (1483-1546). Encabezó al mundo en su lucha de liberación de la institución más 25
  • 27. despótica de toda la historia; es llamado “Fundador de la Civilización Protestante”. Nació en Eisleben. En 1501 ingresó a la Universidad de Erfurt para estudiar leyes. Magnífico estudiante, gran conversador, muy sociable y buen músico. En 1505, mientras regresaba a su ciudad natal, queda atrapado en medio de una tormenta, donde un rayo que cayó cerca lo tumbó del caballo, y en ese momento de temor le hace una promesa a Santa Ana, que si lo salvaba, se convertiría en monje. Así, decidió ingresar a un monasterio, a la orden de los monjes agustinianos. Fue un monje ejemplar y sumamente religioso; practicó todas las formas de ayunos y azotamientos. Durante dos años soportó, como él decía, “tales angustias que ninguna pluma podrá describir”. En 1507 es ordenado como sacerdote. Al celebrar su primera misa, quedó paralizado al tomar con sus manos “el cuerpo y la sangre de Cristo”, debido a su miedo por la santidad de Dios sabiéndose pecador. Lutero tenía una gran carga por su pecado, pues no entendía como es que Dios quería que el hombre le complaciera si el hombre vivía en pecado; se pasaba horas en el confesionario. Un día en 1508, mientras leía la epístola de Pablo a los Romanos, de pronto vino la luz y la paz: Romanos 1:17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Vio por fin, que la salvación se recibía mediante la confianza en Dios por medio de Cristo, y no por los ritos, sacramentos y penitencias de la Iglesia. Esto cambió su vida entera, y el curso entero de la historia. En 1508 llegó a ser profesor de la Universidad de Wittenberg. En 1511 fue a Roma (el papa en turno era Julio II), y aun cuando aterrado por la corrupción y los vicios de la corte papal, todavía aceptaba la autoridad de aquella Iglesia. Volvió a Wittenberg, en donde sus sermones sobre la Biblia comenzaron a atraer a estudiantes de todas partes de Alemania. Indulgencias Una indulgencia era una disminución de los dolores del purgatorio, es decir, una remisión del castigo del pecado. El papa reclamaba tener potestad de disminuir estos sufrimientos o de remitirlos del todo, como prerrogativa exclusiva suya, al tener “las llaves del reino de los cielos”. Esto comenzó con Pascual I (817-824) y Juan VIII (872-882). Las indulgencias papales resultaron sumamente lucrativas, y pronto estaban en uso general, El papa Sixto IV, en 1476, fue el primero en aplicarlas a las almas ya en el purgatorio. Las indulgencias se contrataban al por mayor, para su reventa. Esto de “vender el privilegio de pecar” llegó a ser una de las principales fuentes de rentas papales. El papa Julio II (1503-1513) tuvo un sueño muy ambicioso, quería construir una nueva y enorme catedral para el obispo de Roma y para “darle un hogar a los huesos de los apóstoles Pedro y Pablo”: La Basílica de San Pedro. Apenas estaba en sus cimientos cuando el papa murió, y fue sucedido por Leon X (1513-1521), quien debido a su corrupción derrochó los tesoros acumulados por los papas anteriores, e incluso pidió grandes préstamos, poniendo en pausa los trabajos de la basílica, por lo que se valió de las indulgencias para pagar sus deudas y para continuar la construcción de la Basílica de San Pedro. 26
  • 28. En 1517 John Tetzel recorría Alemania vendiendo certificados firmados por el papa, que ofrecían a los compradores el perdón de todo pecado sin confesión, arrepentimiento, penitencia, ni absolución sacerdotal. Decía al pueblo: “Tan pronto como vuestro dinero suena en el cofre, las almas de vuestros amigos se elevan del purgatorio al cielo”; “el pecador estará más limpio que al salir del bautismo” o “más limpio que Adán antes de caer”; “la cruz del vendedor de indulgencias tiene tanto poder como la cruz de Cristo”. Todos estos argumentos horrorizaban a Lutero. El 31 de octubre de 1517, Lutero colocó en la puerta de la Iglesia de Wittenberg sus 95 tesis, casi todas las cuales se relacionaban con las indulgencias, pero que en el fondo atacaban la autoridad papal. Era un anuncio de que estaba dispuesto a discutir estos temas en la Universidad. Figura 5: Lutero y sus 95 tesis en Wittenberg Las copias impresas se buscaban por toda Europa. Aquello resultó ser “la chispa que levantó en llamas a Europa”. Siguió tratado tras tratado, en latín para los eruditos y en alemán para el pueblo común. Ya en 1520, Lutero era el hombre más popular de Alemania. Ese mismo año, el papa León X emitió una bula que excomulgaba a Lutero y declaraba que si no se retractaba dentro de 60 días, recibiría “la pena por herejía” (es decir, la muerte). Cuando Lutero recibió la bula, la quemó públicamente, el 10 de diciembre de 1520. En 1521, Lutero fue llamado por Carlos V, Emperador del Sacro Imperio Romano (que en aquel tiempo incluía a Alemania, España, Países Bajos y Austria), a que se presentara ante la Dieta de Worms, una asamblea de cientos de altos dignatarios del Imperio y de la Iglesia, ante la cual se le ordenó retractarse. Su célebre respuesta: 27
  • 29. Figura 6: Lutero ante la Dieta de Worms “Si no se me convence mediante el testimonio de la Escritura y claros argumentos de la razón, estoy sujeto a las Escrituras que he citado, y mi consciencia se mantiene cautiva por la Palabra de Dios. Por eso no puedo ni quiero retractarme de cosa alguna, pues ir contra la conciencia no justo ni seguro. ¡No puedo hacer otra cosa, esta es mi postura! ¡Que Dios me ayude!” Fue condenado en el Edicto de Worms (25 de mayo de 1521), el cual prohibía los escritos de Lutero, declarándolo hereje. Pero tenía demasiados amigos entre los príncipes alemanes para que se cumpliese el edicto. Le escondió un amigo (Federico “el Sabio”, príncipe de Sajonia) cerca de un año en el castillo de Wartburg; luego volvió a Wittenberg para continuar su obra de predicar y escribir. Entre otras cosas, tradujo la Biblia al alemán (usando como base la segunda edición del Nuevo Testamento de Erasmo hecha en 1519), la cual salió a la luz en septiembre de 1522. Luego estudió hebreo para traducir el Antiguo Testamento, por lo que la Biblia completa en alemán fue publicada en 1534, la cual es reconocida como la primera Biblia completa traducida desde los originales griego y hebreo a una lengua vernácula. Fue una obra decisiva para el establecimiento del idioma alemán escrito. Alemania se componía de gran número de pequeños Estados, regidos cada uno por un príncipe. Muchos de estos príncipes, juntamente con sus Estados, habían sido ganados para la causa de Lutero. Ya en 1540, todo el norte de Alemania era luterana. Se les ordenó volver al redil romanista. En lugar de esto, se unieron para su defensa en la llamada Liga de Esmalcalda. El papa Paulo III instó al emperador Carlos V a que procediera contra ellos, y le ofreció un ejército. Declaró esta guerra como Cruzada, y ofreció indulgencias a todos los que tomaran parte en ella. La guerra 28
  • 30. duró de 1546 a 1555, y terminó con la paz de Augsburgo, en la cual os luteranos ganaron el reconocimiento legal de su religión. El papa instigó esta guerra para lograr el sometimiento de los luteranos; él fue el agresor, los luteranos estaban a la defensiva. Algunos de los dichos de Lutero: “El dueño de un prostíbulo no peca menos que un predicador que no entrega el verdadero evangelio. El prostíbulo es tan ruin como la iglesia del falso predicador.” “Solo hay dos días en mi calendario. . . hoy y el día del juicio.” “Existen tres cosas que nos enseñan a conocer a Dios: La Biblia, la oración y el dolor.” “Los sentimientos vienen y los sentimientos van y los sentimientos son engañosos. Mi fundamento es la Palabra de Dios, ninguna otra cosa es digna de ser creída.” “Tengo tanto que hacer, que pasaré las primeras tres horas en oración.” “Si tuviera mil cabezas, preferiría que me las cortaran todas antes que retractarme.” (ante la Dieta de Worms) El nombre “Protestante” En la Dieta de Espira de 1529, los católicos romanos formaban mayoría, por lo cual se dictó que los católicos podían enseñar su religión en los Estados reformistas, pero prohibió la enseñanza luterana en los Estados romanistas. Contra esto, los príncipes luteranos hicieron una protesta formal, y desde entonces se les conocía como los “protestantes”. Aplicado originalmente a los luteranos, el nombre ha llegado a aplicarse, en el uso popular, a todos los que protestan contra la usurpación papal, inclusive a toda entidad cristiana evangélica. El proceso no se limitó a la Alemania de Lutero. Hubo movimientos reformistas en Suiza, tierra histórica de la libertad, que pronto encontraron el apoyo y liderato en Ulrich Zwingli y continuada por Calvino. La unión de los seguidores de ambos en 1549 constituyó la “Iglesia Reformada”. Sus reformas fueron aún más completas que las de Lutero. Ulrich Zwingli Ulrico Zuinglio (1484-1531), se le llamaba “el gigante suizo”. Fue el líder de la Reforma Protestante en Suiza y el fundador de la Iglesia Reformada Suiza. Estudió en la Universidad de Viena en 1499, para luego ingresar a la Universidad de Basilea, donde obtuvo un posgrado en 1504 y un doctorado en teología en 1506. Zuinglio fue presbítero en Glarus. Allí estudió griego y hebreo, leyó a Erasmo de Róterdam y llegó a la conclusión que muchas de las doctrinas de la Iglesia estaban en contradicción con las enseñanzas del Nuevo Testamento. En 1516, se le llamó para predicar en la abadía de Einsiedeln, uno de los centros más activos en peregrinación, pero también en supersticiones. Comienza así su predicación contra estas prácticas y contra el vendedor de indulgencias Bernardin Samson, que había llegado a Suiza por orden del papa en 1518. Predica asimismo contra la costumbre de los suizos de alistarse como mercenarios a las órdenes del Papa, lo que le proporcionó el cargo de predicador en Zúrich, cuyo gobierno estaba enfrentado con 29
  • 31. Figura 7: Ulrich Zwingli 30
  • 32. la autoridad romana. El 1 de enero de 1519 comienza su actividad en Zúrich, donde con su discurso claro y directo va explicando a los feligreses los evangelios. El gobierno de la ciudad decide apoyar las nuevas enseñanzas y dispone en 1520 que todos los predicadores actúen siguiendo las pautas de Zuinglio. En 1522 publica su primera obra reformadora, y envía un escrito al obispo de Constanza, en el que afirmaba su disposición a seguir predicando según los Evangelios y pedían la supresión del celibato. El papa Adriano VI intenta convencerle de que no emprenda acciones que atenten contra la sustancia de la teología católica. Ante la acusación de los dominicos de que Zuinglio propagaba la herejía, el Gran Consejo de la ciudad de Zúrich convocó para el 29 de enero de 1523 a un elevado número de teólogos a un debate público, en la que se debía discutir sobre las tesis defendidas por Zuinglio. A ella acudieron 600 personas entre clérigos y laicos y, puesto que los enviados del obispo sólo pudieron hacer valer en su favor la tradición y las disposiciones de los concilios, el Concejo decidió adjudicar a Zuinglio la victoria dialéctica. Zuinglio publica en 1525 su confesión de fe (“De la verdadera y la falsa religión”). Su teología, coincidente con la de Lutero en muchos aspectos básicos, opera de una manera más radical en otros, como puede ser la cuestión de la eucaristía, al rechazar Zuinglio la presencia real de Cristo en la comunión. A partir de 1525, la Reforma en Zúrich se completa: Se suprime la misa. Se eliminan las imágenes de las iglesias. Se decreta la supresión del celibato sacerdotal. Se establece y regula una beneficencia para los pobres. Ese año de 1525 se funda asimismo en Grossmünster una escuela para teólogos, donde podrán aprender exégesis bíblica, que luego utilizarán en sus sermones al pueblo. Como traductor de la Biblia, trabajó en colaboración con Leo Jud. Su traducción se conoce hoy en día como La Biblia de Zúrich. Algunos de sus dichos más conocidos son: “En cuanto a la verdad, no podemos abandonarla, incluso si esto significa la pérdida de nuestras vidas, porque no vivimos para esta generación, ni para servir a los príncipes, sino para el Señor”. “Jesucristo es la sola cabeza de la Iglesia y su único Sacerdote Eterno; el papado no tiene autoridad absoluta sobre la Iglesia.” John Calvin Juan Calvino (1509-1564). Nació en Francia. Fue llamado “el más grande teólogo del cristianismo” (después del Apóstol Pablo, por supuesto), así como “el mejor intérprete bíblico de toda la historia cristiana” y “el gran pensador”. Más que ningún otro, ha orientado el pensamiento protestante. Su genialidad literaria y teológica ha sido reconocida incluso por los adversarios de la Reforma. Ingresó a la universidad de Paris a los 14 años. Aprendió latín, artes y teología. Comía poco, dormía poco, pero devoraba las Escrituras. A los 18 años recibió una maestría en artes. Quería estudiar 31
  • 33. Figura 8: Juan Calvino 32
  • 34. para sacerdote, pero por obediencia a su padre, entró a estudiar leyes, y le encontró gusto a la carrera. Al mismo tiempo, estudiaba el griego. En 1531 muere su padre, y entonces siente la libertad de estudiar lo que realmente quería, ser sacerdote, no sin antes terminar un doctorado en leyes. Para ese entonces, las enseñanzas de Lutero empezaron a rondar alrededor de Calvino. Aceptó las enseñanzas reformistas en 1533. Fue arrojado de Francia en 1534, y llegó a Ginebra en 1536. Allí su Academia se hizo centro y pivote del protestantismo, atrayendo a eruditos de muchos países. Sobre su conversión dijo: “Dios me domó cual caballo rebelde, pues era un firme devoto de las supersticiones del papa, pero las Escrituras abrieron mi mente.” Cuando le pedían a Calvino que diera su testimonio de como había encontrado a Cristo, se oponía, era reacio a hablar sobre su conversión, pues afirmaba que lo más importante era hablar las verdades del evangelio, pues era lo único con poder para convertir a las personas, y que su testimonio pasaba a segundo termino. Escribió comentarios a casi cada uno de los libros de la Biblia, delimitando con precisión la aplicación del análisis gramático-histórico, lo cual era un rasgo distintivo del movimiento reformador. Calvino dijo: “La ley (del Antiguo Testamento) amenaza al hombre, el evangelio no. El evangelio enseña que Dios tiene buena voluntad para con el hombre. Las bendiciones de Dios no son un beneficio que obtenemos por buenas obras, sino que son un producto de haber obtenido la salvación por fe.” Su aporte a las nacientes iglesias protestantes fue enorme: Cómo llevar el mensaje del texto a la acción. Cómo sistematizar el pensamiento teológico. Cómo organizar e instruir a la iglesia. Cómo argumentar para defender la doctrina y la práctica de la auténtica fe. Escribió Catecismos y Declaraciones de fe, basados en su monumental obra doctrinal “Institución de la Religión Cristiana”, publicada por primera vez en 1536, la cual se transformó en el más influyente compendio de la nueva teología. Algunos de los dichos de Calvino: “Los hombres son justificados por creer, y no por lo que hacen, es por gracia que obtienen la fe, y la gracia no puede ser ganada como un pago por las obras.” “Un perro ladra cuando su amo es atacado. Yo sería un cobarde si es atacada la verdad de Dios y permanezco en silencio.” “La Palabra de Dios es el cetro por el cual el Rey celestial gobierna a su iglesia.” John Knox Juan Knox (1515-1572), escocés, nacido en Haddington, East Lothian. Estudió en la Universidad de St.Andrews. Se convirtió en sacerdote y regresó a su región natal como notario y tutor. Comenzó 33
  • 35. Figura 9: John Knox 34
  • 36. a enseñar ideas reformistas cerca del año 1540. Después del martirio del protestante George Wishart en St.Andrews, Knox llegó a la ciudad con algunos de sus estudiantes jóvenes y, en 1547, se unió al grupo de reformadores que vivían en el castillo allí. Cuando Knox fue nombrado para predicar, se negó, pero fue prácticamente obligado a aceptar un llamado de la congregación del castillo para convertirse en su ministro. En cuestión de meses, sin embargo, el castillo fue asediado por barcos franceses en la Bahía de St.Andrews. Knox y otros fueron capturados, y se convirtió en un esclavo de galeras durante el próximo año y medio. Fue libertado mediante la influencia del gobierno británico, y volvió en 1549 a Inglaterra, en donde siguió predicando. Pastoreó una congregación en Berwick, pero pronto se trasladó a Newcastle. Luego se convirtió en capellán real durante los días del joven Eduardo VI, el Rey. La muerte de Eduardo en 1553 fue un duro golpe para el partido reformista en Inglaterra, lo que llevó a la entronización de María Tudor (“esa idólatra Jezabel”, fueron las palabras cuidadosamente elegidas por Knox para describirla), conocida como “la Sanguinaria”. Knox entonces buscó refugio en el continente, donde pasó algún tiempo con Calvino en Ginebra, llamándolo “la escuela más perfecta de Cristo. . . desde los días de los apóstoles”. A partir de entonces, aceptó un llamado para pastorear la congregación de habla inglesa en Frankfurt am Main. En 1559 fue llamado a Escocia por el Parlamento de los Lores Escoceses, para encabezar el movi- miento nacional de reforma. La situación política hizo que la reforma eclesiástica y la independencia nacional fueran un solo movimiento. Escocia en contexto La situación actual del país era la siguiente: María Estuardo, reina de Escocia, estaba casada con Francisco II, rey de Francia, hijo de Catalina de Médicis (la de la matanza de San Bartolomé); de esta manera Escocia y Francia estaban aliadas. Francia estaba empeñada en la destrucción del protestantismo. Felipe II, rey de España, tramaba el asesinato de la reina Isabel I, para colocar en el trono inglés a María, reina de Escocia. El papa Pío V alentó el complot mediante una bula que excomulgaba a Isabel I y subvertía la lealtad de sus súbditos (lo cual, conforme a la enseñanza jesuíta, significaba que quien la asesinara haría un “acto de servicio a Dios”). Así pues, no había posibilidad de reforma para la iglesia de Escocia mientras estuviese bajo el control francés. Una muestra del vigor de Knox puede ser percibida en una carta que escribió al pueblo de Escocia, instándoles a no comprometer el evangelio. Les recordó que debían responder por sus acciones ante el tribunal de Dios: “[Algunos dan excusas:] ‘No éramos más que simples súbditos, no repararíamos las faltas y los crímenes de nuestros gobernantes, obispos, y clérigos; pedimos la reforma, y deseamos lo mismo, pero. . . nos vimos obligados a dar obediencia a todo lo que exigían’. Estas vanas excusas, digo, nada te servirán en la presencia de Dios”. Knox creía que el futuro del protestantismo dependía de una alianza entre la Inglaterra protestante y la Escocia protestante. Se demostró ser un dirigente magnífico. 35
  • 37. La Iglesia Reformada se estableció en 1560, y con la ayuda de Inglaterra, en 1567 fueron expulsados los franceses. El romanismo fue extinguido en mayor grado que en ningún otro país. En gran parte, Knox hizo de Escocia lo que es hoy día. La Reforma, país por país En los Países Bajos la Reforma fue acogida desde muy temprano, el luteranismo y luego el calvinismo. De 1513 a 1531 se hicieron 25 diferentes traducciones de la Biblia en holandés, flamenco y francés. Los Países Bajos eran parte de los dominios de Carlos V, quien en 1522 estableció la Inquisición, y mandó quemar todos los escritos luteranos; en 1526 prohibió toda reunión religiosa en que se leyera la Biblia; en 1546 prohibió imprimir o poseer la Biblia, ya sea la Vulgata o cualquier otra traducción. Felipe II (1566-1598), sucesor de Carlos V, ratificó los edictos de su padre, y con ayuda de los jesuítas llevó adelante la persecución con aún mayor furia. Por una sola sentencia de la Inquisición, la población entera fue condenada a muerte, y bajo Carlos V y Felipe II más de 100,000 fueron masacrados con crueldad increíble. Algunos eran encadenados a una estaca cerca del fuego y asados lentamente hasta morir; otras eran arrojados a mazmorras, azotados y torturados en el potro antes de ser quemados vivos. A las mujeres se les enterraba vivas, prensadas en ataúdes demasiado pequeños y apisonadas por los pies del verdugo. Quienes trataban de huir a otros países eran interceptados por los soldados y masacrados. Después de años de resistencia bajo crueldades inauditas, los protestantes de los Países Bajos se unieron bajo la dirección de Guillermo de Orange y, en 1572, comenzaron la gran rebelión. Después de increíbles padecimientos, ganaron en 1609 su independencia. Holanda, al norte, se hizo protestante; Bélgica, al sur, católica romana. Holanda fue el primer país que fundó escuelas públicas mantenidas mediante impuestos, y que legalizó principios de tolerancia religiosa y de libertad de prensa. En Escandinavia el luteranismo fue introducido desde muy temprano. Fue hecho religión del Estado en Dinamarca en 1536, en Suecia en 1539 y en Noruega en 1540. Cien años después, Gustavo Adolfo (1611-1632), rey de Suecia, ayudó notablemente en derrotar el esfuerzo de Roma para aplastar a la Alemania protestante. En Francia, ya en 1520 as enseñanzas de Lutero habían penetrado, y pronto siguieron las de Calvino. En 1559 había cerca de 400,000 protestantes; se les llamaba hugonotes. Su sincera piedad y vidas puras formaban notable contraste con las vidas escandalosas del clero romano. En 1557 el Papa ordenó su exterminio. El rey decretó que se les masacrara y mandó que todo súbdito leal ayudara en cazarlos. Los jesuítas recorrían Francia persuadiendo a los fieles a que llevaran armas para su destrucción. Perseguidos así por los agentes papales, tal como en los días de Diocleciano, se reunían en secreto, a menudo en sótanos y a media noche. La Matanza de San Bartolomé Catalina de Médicis, madre del rey, ardiente romanista, dio la orden, y en la noche del 24 de agosto de 1572 fueron masacrados 70,000 hugonotes, incluso la mayor parte de los dirigentes. Hubo grandes regocijos en Roma. El papa y sus cardenales fueron en solemne procesión a la Iglesia de San Marcos y cantando dieron gracias. El papa hizo acuñar una medalla en conmemoración de la masacre, la cual 36
  • 38. aún se encuentra en el Vaticano, en una vitrina, a la vista del público. Figura 10: La Matanza de San Bartolomé Después de la matanza de San Bartolomé, los hugonotes se unieron y se armaron para resistir, hasta que por fin en 1598 el Edicto de Nantes les dio el derecho de libertad de conciencia y de culto. Pero mientras tanto, unos 200,000 habían perecido como mártires. El papa Clemente VIII llamó al edicto una “cosa maldita”, y después de años de trabajo bajo cuerda de los jesuítas, en 1685 el edicto fue revocado, y 500,000 hugonotes huyeron a países protestantes. La Revolución Francesa Ocurrió en 1789, cien años después, el pueblo cansado de las tiranías de la clase reinante y del clero (propietario de la tercera parte de Francia) se levantó en un reino de terror y sangre. Abolieron el gobierno, cerraron las iglesias y confiscaron sus propiedades. Napoleón restableció a la Iglesia, pero no sus bienes. En 1802 concedió la tolerancia para todos, y casi terminó con el poder político del papado en todo el país. En Bohemia, en 1600, de los 4,000,000 habitantes, el 80 % era protestante. Cuando terminaron su obra los hapsburgos y los jesuítas, quedaban solamente 800,000, todos católicos romanos. 37
  • 39. En Austria y Hungría, más de la mitad de la población se había hecho protestante, pero bajo los hapsburgos y los jesuítas todos fueron muertos. En Polonia, a fines del siglo XVI, parecía que el romanismo estaba a punto de desaparecer del todo, pero aquí también los jesuítas mataron la Reforma mediante la persecución. En Italia, el propio país del papa, la Reforma ya estaba bien arraigada, pero comenzó a trabajar la Inquisición, y casi no dejó trazas del protestantismo. En España la Reforma nunca progresó, pues la Inquisición ya estaba allí desde antes. Todo intento de pensamiento independiente se aplastaba con mano implacable. El inquisidor Torquemada (1420-1498), monje dominico, en 18 años quemó a más de 10,000 y condenó a cadena perpetua a casi 100,000. A las víctimas se les quemaba vivas en la plaza pública como motivo de festividades religiosas. De 1481 a 1808 hubo cuando menos 100,000 mártires y 1,500,000 desterrados. Reflexión ¿Recuerdas otro acontecimiento de 1498? ¡En efecto! El “Descubrimiento de Amé- rica” por Cristóbal Colón. Te invito a analizar lo siguiente: ¿Qué repercusiones tuvo para México, y la mayor parte de América Latina, que fuera España quien nos conquistara? La Iglesia de Inglaterra en 1534 repudió de manera definitiva la autoridad papal, y su vida independiente estuvo bajo la dirección de Tomás Cranmer, arzobispo de Canterbury, bajo quien comenzó la Reforma en este país. Se abolieron los conventos, acusándoles de inmoralidad; se introdujo en las iglesias la Biblia en inglés y se abolieron en ellas muchas prácticas romanistas. Durante su reinado, María “la Sanguinaria”(1553-1558) hizo un intento resuelto de restablecer el romanismo, y bajo ella padecieron el martirio muchos protestantes, entre ellos Latimer, Ridley y Cranmer. Bajo la Reina Isabel I (1558-1603) se permitió nuevamente la libertad, y la Iglesia Anglicana se restableció en la forma en que ha seguido hasta ahora. De la Iglesia Anglicana vinieron luego los puritanos y los metodistas. En Escocia, aún existía la influencia de Wyclif. Las enseñanzas de Lutero penetraron cerca de 1528, y luego las de Calvino. La historia de la Reforma escocesa es la historia de John Knox. Las Cinco Solas Los cinco principios sobre los cuales se fundó la Reforma, llamados también las 5 Solas, están basados en la Palabra de Dios, y son el legado (herencia) de la Reforma que revolucionaron la manera de pensar, de vivir y de adorar. Al contrario de lo que la mayoría piensa, las cinco solas no fueron sistemáticamente articuladas juntas sino hasta el siglo XX; su esencia surgió en los días de la Reforma, de los escritos de los reformadores, pero ninguno de ellos las catalogaron juntas. No fue sino hasta 1916 que el luterano Theodore Engelder publicó un artículo titulado “Los Tres Principios de la Reforma: Sola Scriptura, Sola Gratia, Sola Fide”. En 1934, el teólogo Emil Brunner sustituyó Sola Scriptura por Soli Deo Gloria. En 1958, el historiador Geoffrey Elton, listó Sola Fide junto con Sola Gratia como una sola, seguido de Sola Scriptura y Soli Deo Gloria. Luego, en su comentario al sistema teológico de Karl Barth, Brunner agregó Solus Cristus a la lista. Las 5 Solas representan el corazón de la teología reformada, y resumen verdades no negociables del 38
  • 40. Figura 11: Las Cinco Solas 39
  • 41. evangelio. La fortaleza de una iglesia depende de las verdades que la sustentan, y de ahí que toda iglesia bíblica necesite no solo abrazar estos principios, sino también proclamarlos de una manera que garantice que estos sean pasados a la próxima generación. En las más recientes articulaciones de las solas, tres han sido típicamente especificadas: Escritura sobre tradición, fe sobre obras y gracia sobre méritos. Se han planteado de esa manera para marcar su diferencia comparado con lo que enseña la doctrina católica. Sola Scriptura Por muchos siglos la voz papal era temida por todos, desde la gente del vulgo hasta los mismos reyes. Las leyes papales las tenían como irrevocables. La gente no sabía que solo la Palabra de Dios era la que debían obedecer y que contenía la verdad. El pueblo ignoraba porque no tenían las enseñanzas bíblicas, pues ni siquiera estaba escritas en el idioma que ellos hablaban, sino en latín y fuera del alcance de cualquier persona ajena al clero. Hoy en día, la iglesia de Roma no ha variado en lo más mínimo lo establecido en su Concilio de Trento (1546): “La tradición oral tiene el mismo peso que la tradición escrita”. Si usted abre el actual Catecismo Católico, en su punto 95, encontrará este principio: “La Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros; los tres, cada uno según su carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas.” Lo anterior es una evidente herejía al ir en contra de Sola Scriptura y de la propia denuncia de Jesucristo a los escribas y fariseos en: Marcos 7:13 invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmi- tido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas. El Concilio de Inerrancia Bíblica (Chicago 1978), determinó en su artículo II lo siguiente: “Afirmamos que las Escrituras son la norma suprema que ata la conciencia, y que la autoridad de la iglesia está subordinada a las Escrituras. Negamos que los credos de las iglesias, los concilios o declaraciones tengan una autoridad superior o igual a la autoridad de la Biblia.” Hoy en día lo tenemos muy claro: ¡Nada que contradiga la revelación de Dios puede regular la vida del creyente! Implicaciones de Sola Scriptura: Solo la Biblia es inspirada por Dios. Solo la Biblia es la revelación de Dios a la humanidad. Solo la Biblia es la autoridad suprema en materia de fe y práctica. Solo la Biblia es infalible e inerrante. Otras implicaciones: Sola Scriptura es también Tota Scriptura. La Palabra es la única que obliga la conciencia universalmente. 40
  • 42. No elimina el valor de los concilios y confesiones de fe que han coincidido con la Palabra. No uso de la interpretación privada. Requiere reglas de interpretación. No nos permite despegarnos del pasado, para hoy salir con interpretaciones nuevas que contradigan la fe. La Palabra juzga a la iglesia y a sus maestros, y no al revés. Requiere de hombres y mujeres que la manejen con precisión. El teólogo Wayne Grudem dijo: “> Las Escrituras contienen todas las palabras que Dios quiso que su pueblo tuviera en cada época de la historia redentora y que ahora contiene todo lo que Dios necesita decirnos para salvación; para confiar en Él perfectamente y para obedecerle perfectamente.” Algunos versículos en los que se sustenta Sola Scriptura: Isaías 8:20 ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido. Hebreos 4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. 2 Timoteo 3:16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia. Gálatas 1:8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. 1 Pedro 1:24,25a Porque toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba; la hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre. 2 Pedro 1:3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia. 2 Pedro 1:19-21 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos [. . . ] ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. Apocalipsis 22:18-19 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. A.W. Tozer dijo: “¡No debemos atrevernos a editar a Dios!” 41
  • 43. Sola Fide Este concepto nos indica que la salvación por gracia es aplicada al ser humano única- mente por medio de la fe en Aquel que murió por nosotros, no como resultado de buenas obras humanas, ni tampoco por dar limosna a las reliquias religiosas y a los ídolos. Habacuc 2:4 . . . mas el justo por su fe vivirá. Romanos 1:17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Romanos 3:22 La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Romanos 3:28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. Romanos 5:1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Romanos 9:30-33 ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo, como está escrito: “He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; Y el que creyere en él, no será avergonzado”. Gálatas 5:5-6 Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Consideremos el siguiente pasaje de Pablo a la iglesia de Efeso: Efesios 2:8-9 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Este pasaje, aunque breve, ¡es enorme en sabiduría espiritual! Además de la enseñanza evidente, es importante enfatizar dos detalles que quizás no haya tomado en cuenta: La salvación es por gracia, pero la fe es el instrumento. La sola fe es un don que Dios en su misericordia le otorga al hombre en su corazón por medio de la presencia del Espíritu Santo y eso es lo que conduce al hombre a abrazar la salvación que el Padre le ofrece para que proceda a un verdadero arrepentimiento y a la conversión de los pecados a Dios. Sobre esto último, Oswald Chambers dijo: “Una vez que la conciencia comienza a ser despertada, es despertada cada vez más, hasta que produce la convicción terrible de que soy responsable ante Dios por quebrantar su ley. Yo sé que Dios no puede perdonarme y seguir siendo Dios; si Él lo hiciera, yo tendría un sentido de justicia superior al de Él. No hay nada en mi espíritu que me pueda liberar del pecado, no tengo poder. La convicción de pecado lleva al hombre a una condición de desesperanza e impotencia; y hasta que llegue ahí, la cruz de Cristo no tiene sentido para él. Es por la misericordia de Dios que un hombre no tiene convicción de pecado 42
  • 44. hasta que no nace de nuevo; somos convencidos de pecado, para poder nacer de nuevo; entonces el Espíritu Santo nos convence de pecado. Si Dios nos diera convicción de pecado, separado del conocimiento de su redención, nos volveríamos locos.” Martín Lutero dijo: “La fe es el artículo sobre el cual la iglesia se mantiene de pie o se derrumba.” Cabe señalar, que la salvación siempre ha sido por fe solamente. En Génesis, refiriéndose a Abraham, se lee: Génesis 15:6 Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. Lo cual el apóstol Pablo cita en Romanos 4:3 y Gálatas 3:6, al igual que Santiago en su epístola en 2:23. “Le fue contado” viene del vocablo griego logizomai que significa “tomar algo que le pertenece a alguien y acreditárselo a la cuenta de otro”. Sola Gratia El concepto de Solo por Gracia resalta la supremacía de la gracia en la salvación del hombre, y que es realmente Dios el que tiene el mérito cuando un pecador es rescatado en su camino a la perdición. Efesios 1:7 [Jesucristo] en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia. Efesios 2:8,9 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Gracia es la disposición de Dios soberana y benevolente de manifestar su bondad a sus criaturas aún cuando no la merezcan. Gracia es recibir lo que no merecemos. Misericordia es no recibir lo que merecemos. ¿La motivación de Dios? ¡Su amor incondicional! Nehemías 9:31 Mas por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desampa- raste; porque eres Dios clemente y misericordioso. La Gracia: Es la expresión para otorgar salvación. Convierte al hombre en el objeto de su bondad. Dios es clemente y no muestra la severidad que pudiera expresar por el mal. Nos transforma en nuevas criaturas. Resulta en el perdón de pecados y en la salvación del pecador. La Gracia de Dios deja fuera por completo las obras que el hombre pudiera hacer tratando de salvarse de la condenación del infierno. No son las acciones buenas que hacen que Dios se compadezca de las criaturas bajo el pecado, sino su puro y glorioso amor extendiéndose hacia el hombre para sacarlo de la maldad en que están inmersos. 43