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EEl cuarteto merideño Charliepapa −nombre tomado del alfabeto aero-
náutico− apareció en la escena local hace poco más de dos años con Quinta
Giuliana (2008), luego de varios años modelando su propuesta. De ese dis-
co sonaron varios temas en algunas radios juveniles que sirvieron para pro-
yectar al grupo más allá de su ciudad natal y muy en específico en Caracas.
A partir de su participación en el Festival Nuevas Bandas de 2009, en el que
obtuvieron una mención especial, su participación en otros festivales y loca-
les nocturnos comenzó a hacerse común.
Su crecimiento durante el año 2010 fue notable. Viajaron a México a
terminar de darle forma a su segundo álbum, 20.000 Leguas cuadriláteras,
mientras aprovechaban para tocar ante un público desconocido y exigente.
Felix Hoffmann (F) (batería), Mattia Medina (M) (voz líder, guitarra),
Osheye Rebolledo (O) (bajo, coros) y Jonathan Bellomo (J) (guitarra) −in-
corporado como miembro oficial después del disco debut−, conversaron con
Ladosis sobre su pasado y promisorio futuro.
CHARLIEPAPA
Rock desde el páramo
En el pasado reciente, Mérida
nos acostumbró a sonidos
electrónicos con el colectivo Los
Andes Electrónicos. Ese colectivo
influenció a muchas propuestas
y contribuyó a que muchos de
sus protagonistas trascendieran
fuera del páramo. La más reciente
promesa se aleja de esa estética
para enmarcarse dentro del clásico
pop rock melódico con guitarras
potentes. El segundo disco, 20.000
leguas cuadriláteras, es un trabajo
mucho más maduro que el debut.
Charliepapa levanta vuelo.
MARIANA GUZMÁN
54 Fotos: Duriana Rodríguez
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¿Cómo se inició Charliepapa?
F: Mattia, Osh y yo estudiamos en el mismo
salón desde tercer grado de primaria, y en
noveno nos dimos cuenta de que nos gusta-
ban los mismos grupos y el mismo estilo de
música y como cada quien estaba en clases
de guitarra, batería y bajo respectivamente,
decidimos formar la banda.
¿Cómo se dieron a conocer en la capital?
M: Con el Quinta Giuliana en mano, mi primo
Adrián Egea que vive en Caracas fue a los lo-
cales a buscarnos toques y consiguió varios,
a partir de ahí decidimos nombrarlo mana-
ger oficial de la banda. Con estos toques fui-
mos poco a poco dándonos a conocer en la
capital. Participar en el Festival Nuevas Ban-
das 2009 fue también muy importante por
la atención y asistencia del público y por-
que muchos medios cubren este gran even-
to. Caso similar es nuestra primera presen-
tación en el Unión Rock Show, en la que le
abrimos a Los Paranoias y había mucha gen-
te. Aunque el mejor fue el Festival Kikiriwiki
de la USB, nos gustó mucho el concepto y la
gente se sabía las canciones. Otro factor fun-
damental fue que a través de Wilmer Carrero
y David Rondón, la Mega Estación nos apoyó
mucho poniendo en rotación los sencillos de
Quinta Giuliana e invitándonos a entrevistas en
sus programas. Esto además de abrir puertas
para que nos promocionaran en otras radios
y televisoras, nos dio a conocer también en el
resto del país.
¿Qué consideran que le hace falta a la movida rockera
merideña?
M: Más oportunidades para tocar. Porque hay
público y hay bandas, que es lo básico para
que la movida siga existiendo.
¿Consideran que el lugar donde componen influye en su
música? ¿Dónde grabaron el nuevo disco?
M: Lo que más nos influencia a la hora de
escribir es el estado de ánimo, y éste vie-
ne afectado siempre por el lugar donde es-
temos. Casi todos los temas del nuevo dis-
co fueron concebidos en Mérida en nuestro
ambiente natural de relajación a 10 kilóme-
tros por hora. Todas las maquetas las graba-
mos también en Mérida con César Sosa (ba-
jista de Submarino), y si las comparas con
las versiones posteriores a la preproducción
en Caracas con Carlos Imperatori, se nota la
diferencia. Creo que las canciones termina-
ron siendo mucho más pa’lante de lo que nos
las imaginábamos, además de que las letras
también cambiaron bajo la influencia de la
intensa vibra caraqueña. El disco lo empeza-
mos a grabar en Caracas en Estudios Tum-
bador, bajo la producción de Camilo Froide-
val y Carlos Imperatori. Ahí hicimos baterías,
bajos, gran parte de las guitarras y algunas
voces. Luego viajamos a México, y continua-
mos grabando en Topetitud Estudios en el
D.F. junto a Camilo el resto de las guitarras,
bajos, voces y teclados. En esta etapa de la
grabación tuvimos como invitado en la guita-
rra de varias canciones a Mauricio García un
excelente músico que lidera la banda mexi-
cana Dirty Karma, también Mike Hernán-
dez el bajista de Ely Guerra y de los Dynami-
te grabó el bajo de la canción “Diste”. Fue
un honor. La grabación estaba casi lista en
ese momento, pero había una canción que
no nos convencía mucho como estaba, así
que cuando viajamos a Texas para mezclar
y masterizar el disco en Sonic Ranch decidi-
mos hacer algo al respecto. Este estudio está
ubicado dentro de una hacienda de nueces
inmensa alejada de la civilización en la fron-
tera con México, entonces aprovechamos
ese ambiente tan peculiar para encerrarnos
en uno de los estudios y bajo la vibra rarísi-
ma del lugar ver que se nos ocurría para la
canción. Terminamos revirtiéndola totalmen-
te, se volvieron a grabar guitarras, teclados y
voces, y quedamos muy satisfechos con el
resultado. Se terminó llamando “Voy Tran-
quilo” y es otro claro ejemplo de cómo influ-
yen los lugares en nuestras canciones.
¿Qué diferencia Qta. Giuliana de 20.000 leguas cuadriláte-
ras? ¿Experimentaron con algún instrumento, modificaron
su forma de componer?
F: Quinta Giuliana fue una recopilación de can-
ciones que habíamos compuesto durante 8
años. Con 20000 Leguas Cuadriláteras la expe-
riencia fue completamente distinta. La mayo-
ría de las canciones las compusimos duran-
te el año y medio en el que promocionamos
Quinta Giuliana, pero luego fue muy rápido. Co-
nocimos a Camilo y aceleramos la marcha.
Hicimos un trabajo importante de preproduc-
ción en el estudio con Carlos Imperatori, co-
sa que no habíamos hecho con el disco an-
terior, ahí concretamos todas las ideas que
teníamos para los temas nuevos, experimen-
tamos mucho con sonidos de guitarras, efec-
tos y distintos teclados clásicos del rock and
roll como el Rhodes, el Hammond y el Wur-
litzer, y nos enfocamos en sacar un sonido
“grande” a la batería (imitando un poco el so-
nido de Led Zeppelin, pero más moderno), lo
cual le dio un sonido completamente distinto
al primer disco. Luego de haber concretado
las estructuras y sonidos, continuó el trabajo
de producción de Camilo en México, donde
aún algunas estructuras fueron repensadas y
cambiadas.
Si pudieran definir el sonido de la banda en 3 palabras,
¿cuáles serían?
J: Estrógeno, adictivo y alucinógeno.
¿Con qué banda internacional les gustaría salir de gira?
O: The Killers.
¿Tienen algún ritual antes de salir a tocar?
J: Por lo general lo que hacemos es cenar
unas costillas de res para estar bien llenos
a la hora de tocar. ¡Mattia solamente toma
agua!
¿Dejarían que sus temas sonaran en Glee?
J: ¡La idea no suena mal! La verdad por la
cual haces canciones es para que la gente
las cante, y a falta de televisoras donde difun-
dan tus canciones esta serie le daría un vuel-
co a nuestros temas que puede ser hasta in-
teresante, además de que todo el mundo nos
conocería también se quedarían cantando
“bienvenido al carnaval” estaría perfecto.
¿Cómo se ve Charliepapa de aquí a 5 años?
J: Vistos en el futuro 5 años a veces parecen
muchos. Nosotros hacemos esto porque nos
gusta. La música siempre es la cura y el es-
cape del alma... Dependemos mucho del pú-
blico en general y es obvio que nuestro futu-
ro es directamente proporcional a la cantidad
de seguidores que se vayan sumando en es-
tos próximos años. La carrera musical dentro
del rock en Venezuela es más resistencia que
otra cosa. Esa será la parte que nos toque a
nosotros.
¿Qué bandas nacionales han influenciado su sonido?
Son dos: Los Paranoias y Tomates Fritos.
¿Qué música tienen en su iPod?
Cambia muy seguido pero en estos momen-
tos tenemos:
F: Zoé, The Killers y Kings Of Leon.
O: Sr. Loop, Hooverphonic, Kaiser Chiefs.
J: Gustavo Cerati, Jamiroquai, Talking Heads.
M: T-Rex, Tomates Fritos y The Kinks. g