El documento describe varios conciertos y festivales de música que tuvieron lugar en Venezuela y Colombia. En Venezuela, se presentaron músicos como Marco Pignataro, Yellowjackets y un dúo de contrabajistas. En Colombia, las bandas venezolanas C4 Trío y Palos y Cuerdas se presentaron juntas en un concierto para promover la integración cultural entre los dos países a través de la música.
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AHÍ ESTUVIMOS
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tó viejas canciones con simpleza, elegancia y un
fraseo lleno de riqueza.
Para la segunda noche, el saxofonista Marco Pig-
nataro construyó un recital denso y hondo. Al la-
do de su quinteto (el flautista Matt Marvuglio, el
pianista Fernando Michelin, el contrabajista Jo-
hn Lockwood y el baterista Yoron Israel), el italiano
(que junto a Marvuglio conformaba la delegación
de la Berklee College of Music) volvió sobre sus
propias composiciones. Esos trazos le permitie-
ron crear texturas y desarrollos melódicos inquie-
tantes. Le permitieron, además, firmar un concier-
to redondo, que dio paso a la presentación de Ye-
llowjackets: un asombroso tour de force en el que la
banda norteamericana recorrió más de dos déca-
das de discografía.
Sin embargo, la última gala sirvió para exponer un
proyecto singular. A dúo, los venezolanos Gonzalo
Teppa y Roberto Koch propusieron un intercambio
desde las funciones y las posibilidades del contra-
bajo. Aparte de llevar el instrumento a otros terre-
nos, los dos contrabajistas exploraron un cancio-
nero íntimo y dispar (“Bluemonk”, “El Cruzao”)
que terminó por borrar ciertos límites. Un diálogo
en el que ambos desarrollaron los alcances de un
formato raro y atractivo, y que funcionó como an-
tídoto para el cierre del flautista Dave Valentin, un
espectáculo predecible hecho por músicos sor-
prendentes (el baterista Robby Ameen, el pianista
Bill O’Connell y el bajista Rubén Rodríguez).
Luego de todo eso, el paisaje cambió definitiva-
mente: una ciudad, unas calles, una postal. Y un
festival que bordea lo ideal.
Manuel Dueñas
El Cuarteto de Nos
Anfiteatro del Sambil, Caracas
(Octubre 7, 2010)
El Cuarteto de Nos se presentó por primera vez en
nuestro país en el marco de su gira “Bipolar”. Con
mucha energía, complicidad en tarima e interac-
ción con el público. Durante dos horas se pasea-
ron por parte de su discografía, dedicando más
tiempo a sus últimos trabajos Raro y Bipolar.
A las 8 de la noche inició el evento cuando Fa-
masloop, banda nominada al Grammy, se apode-
ró del escenario. “Nada que ver”, “Vaca Lechera”
y “Al Revés”, fueron los singles más coreados por
el público. Minutos más tarde, la segunda banda
nacional, Tomates Fritos, dio un ejemplo de buen
rock. El anfiteatro despidió de pie y con aplausos a
las dos agrupaciones, cuyas actuaciones estuvie-
ron impecables.
El momento se acercaba y en medio de gritos que
aclamaban al Cuarteto, finalmente salieron al es-
cenario. Abrieron con “Mírenme”, tema que puso
a saltar a todos los asistentes; ciertamente la espe-
Palos y Cuerdas / C4 Trío
Gimnasio Moderno de Bogotá
(Septiembre 11, 2010)
ge Glem, Héctor Molina y Edward Ramírez) con-
cebía las músicas tradicionales venezolanas. Ese
punto de partida les permitiría interpretar una tra-
dición con los instrumentos de otra (como en “Va-
ya Pue’”, la fascinante composición de Ramírez)
y romper ciertas fronteras. En el ejercicio, definido
en muchos sentidos por una manera de pensar el
jazz, la destreza técnica tenía sentido por la belleza
melódica y la riqueza expresiva.
El final quedaría para el Sépteto Contravía, un hí-
brido de C4 y Palos y Cuerdas que exploraría el
territorio común de las músicas de ambos paí-
ses. Esa zona no definida, de libre circulación, da-
ría con una formidable versión de “Señor Jou”,
la danza zuliana de Pablo Carmona, y tendría su
costado colombiano con “Las Doce”, el pasillo del
compositor Álvaro Romero. En ambos casos, la ex-
trañeza inicial terminó en la complicidad de mira-
das cruzadas. Y en la sensación de que venezola-
nos y colombianos nos parecemos demasiado. A
veces de maneras sorprendentes.
Manuel Dueñas
ra había terminado. Con 12 discos en su haber, la
banda uruguaya supo mantener activos a sus fa-
náticos, mientras que interpretaban “Ya no sé qué
hacer conmigo”, “Bipolar”, “Hoy estoy raro” y por
supuesto “El hijo de Hernández”.
Después de varias canciones, chistes entre ellos y
la utilización de visuales en “Breve descripción de
mi persona”, aumentaron la adrenalina al máximo
con “Miguel gritar” e “Invierno del 92”, temas con
los que se despidieron del público venezolano. En-
tre gritos, los fanáticos pidieron más, por lo que re-
gresaron al escenario para tocar “Me amo” y “Yen-
do a la casa de Damián”.
Un show de luces, buen sonido y su inteligen-
te sentido del humor, fueron las características de
este concierto, donde tanto banda como público
quedaron satisfechos.
Mariana Guzmán
6 Foto: Eliézer Benavides
3 De arriba hacia abajo:
Marco Pignataro. Foto: Saulo Ortiz
Filó Machado. Foto: Saulo Ortiz
Yellowjackets. Foto: José Armando Díaz
5 Foto: Vasco Szinetar
Ya lo habían hecho antes, en su primera visita a
Colombia. Sin embargo, C4 regresaba para mos-
trar de nuevo las posibilidades y los alcances del
cuatro venezolano. En esta ocasión, además, la
Fundación Doble Vía redoblaba la apuesta: esta-
rían al lado del trío colombiano Palos y Cuerdas,
en un recital que buscaba generar lazos de inte-
gración entre las dos culturas.
En la intimidad del auditorio del Gimnasio Moder-
no de Bogotá, el concierto Entre Hermanos abrió con
la presentación de Palos y Cuerdas. A partir de
una formación instrumental tradicional (los her-
manos Lucas, Daniel y Diego Saboya en tiple, gui-
tarra y bandola, respectivamente), el trío desarro-
lló un notable recorrido por la música de los Andes
colombianos. Más allá de un rigor técnico absolu-
to, los Saboya agregaron imaginación y riesgo pa-
ra llevar sus instrumentos (y su tradición) a otros
contextos.
C4 partiría de esa idea para dejarla en otros lími-
tes. No sólo eran los propios alcances del cuatro
venezolano (tocar un choro, un pasillo colombia-
no) sino también las maneras en las que el cuar-
teto (el bajista Rodner Padilla y los cuatristas Jor-