Este documento describe el temperamento sanguíneo. Las personas con este temperamento son extrovertidas, independientes, inteligentes, versátiles y prácticas pero también egoístas, cínicas, inconstantes y superficiales con poco interés en las necesidades de los demás. Tienen una inteligencia analítica y capacidad de organización pero carecen de convicciones profundas y compasión. Para desarrollar sus cualidades positivas, deben ser guiadas a través de su inteligencia para organizar mejor su actividad y fortalecer su voluntad de
1. Temperamento Sanguíneo (No Emotivo – Activo - Primario)
El sanguíneo es el temperamento más extrovertido de todos. La persona sanguínea es
amante de la vida, oportunista, versátil y educada. Con un gran sentido analítico, buen
sentido práctico, una gran inventiva y gran destreza manual, muy independiente en sus juicios
y críticas. Destaca por sus dotes diplomáticas, inteligencia clara y buena observación. La
ironía es una de sus armas predilectas. Está predispuesta al egoísmo y a la codicia. Es
propensa a la intriga, la denigración y el cinismo. La persona de este temperamento es
inconstante, falta de sistematización; tiene grandes necesidades sensuales por su curiosidad
malsana. Es insensible, sin convicciones hondas, dada a la dispersión, al escepticismo, al
libertinaje, a la picardía y a la glotonería. Su inteligencia tiene muchos puntos fuertes:
comprensión rápida, claridad y precisión en las ideas, capacidad crítica y expresión objetiva.
Posee una natural inclinación a ejecutar acciones, admirable adaptación a las
circunstancias, a las situaciones concretas. La persona sanguínea está deseosa siempre de
conocer, es más reflexiva que impulsiva. Se interesa por las cosas concretas que impresionan
los sentidos.
La persona de este temperamento es apegada al dinero, es versátil, tiene el sentido del
trabajo hecho inteligentemente, pero se aplica a él de manera irregular y busca los resultados
inmediatos. Al temperamento sanguíneo le faltan convicciones profundas, tiene un
verdadero vacío interior; por ello, es muy superficial y de escasa piedad. Tiene una cierta
curiosidad intelectual por la vida sobrenatural, que busca explicaciones. Pero en realidad
está poco dispuesta para la vida espiritual, mantiene una actitud crítica, sobre todo contra
los temperamentos emotivos, pues la persona sanguínea es fría y calculadora en función de
sus gustos e inclinaciones. Esta dispuesta al sacrificio siempre que vea un resultado positivo e
inmediato. No es humilde ni sensible a la voz del sufrimiento, de la miseria o de la debilidad
ajena.
La persona sanguínea posee una inteligencia que le ayuda eficazmente a ir conociéndose
a sí mismo. Es buena organizadora, demuestra calma ante las dificultades, sabe esperar y,
sobre todo, es objetiva, clara y rica en iniciativas. Posee un egoísmo frío, una verdadera
indiferencia ante las necesidades de los demás: para ella no existe el sentimiento, sino la
utilidad.
Recomendaciones para las personas que conviven con una Personalidad Sanguínea
La persona sanguínea quiere resolver por su cuenta los problemas; así se cree más
independiente, ya que tiene una gran confianza en sí misma. Así que quien quiera ayudarle
en su crecimiento personal, deberá tratar de formarle con razonamientos convincentes y no
con reproches. Para desarrollar sus cualidades positivas hay que influirle a través de su
inteligencia, habituarle a organizar y dirigir bien su actividad a través de un trabajo metódico
y continuo para robustecer su voluntad. Acostumbrarle, poco a poco, a la delicadeza, a la
lealtad y a combatir con valor y constancia su egocentrismo.