1. PANDILLAS, LA TÁCTICA DEL NARCO
MEXICANO EN EU
Por: Humberto Padgett - enero 15 de 2013 - 0:00
INVESTIGACIONES, Investigaciones especiales - 4 comentarios
Los cárteles mexicanos avanzan en la conquista delictiva de Estados Unidos a través de
bandas, según estudios del Centro Nacional de Inteligencia sobre las Pandillas de ese país. En
ese mapa, somalíes y chinos también repuntan
Foto original: AndresHerren.
En 2010, miembros de la AryanBrotherhood –AB, supremacistas blancos– y la Mexican Mafia o Eme –
nacionalistas chicanos– firmaron un armisticio ante los enviados de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera. Los
blancos con sus suásticas y los cafés con sus manos negras esqueléticas tatuadas convinieron, por vez primera,
contrabandear juntos y en calma drogas al interior de las cárceles de California, pasar armas hacia el sur, robar
autos en las calles e intimidar rivales de los gánsteres mexicanos.
Acérrimos rivales dentro de las prisiones, donde nacieron unos y otros, caucásicos protestantes y latinos
católicos –en este submundo la religión también justifica el odio– mostraban que lo primero es el dinero.
Y los cárteles mexicanos lo tienen a raudales.
A los capos les interesan los pandilleros, porque tienen la nacionalidad del primer mercado de drogas del
mundo. Van y vienen por la frontera con menos problemas, tienen abiertas las puertas de miles de armerías o
gunshows, y están en proceso de sofisticar su capacidad delictiva hacia los delitos de cuello blanco.
Las asociaciones más consistentes entre las grandes organizaciones del crimen organizado y bandas menos
estructuradas están detectadas en California y Texas. Pero no sólo existen ahí. Los nexos son evidentes en los
50 estados de la Unión Americana –incluidos Alaska y Hawaii–, el distrito de Columbia y Puerto Rico. La
industria conjunta trasciende el continente, en especial donde EU posee bases militares.
2. Si los cárteles mexicanos son el corazón que bombea las drogas a todo Estados Unidos, las pandillas son las
arterias por las que circulan cocaína, heroína, marihuana y metanfetaminas, las principales sustancias de
adicción de ese organismo. Las gangs no sólo son el mejor aparato de distribución mano en mano de las
sustancias, sino también facilitan su almacenaje, prestan servicios de seguridad y almacenaje y participan cada
vez más en tareas de transporte.
Los convenios son más difusos allá que aquí. Las lealtades funcionan de otra manera a uno y otro lado de la
frontera, quizá por la imposibilidad de ajustar cuentas en Estados Unidos como se ajustan en México.
De esta manera, cuando la DEA conoció la existencia de un negocio de cocaína y armas entre Los Zetas, el
grupo del narco más sangriento de México, y la AryanBrotherhood en Texas –sin menoscabo de sus negocios
con Sinaloa– sólo confirmó la inexorable expansión y ocupación de las empresas criminales mexicanas hacia el
territorio estadounidense apoyadas por sus propios ciudadanos.
El tema es parte de la
agenda dominante del gobierno de ese país, el de “las amenazas a la seguridad nacional”.
3. El Ejército de reserva en las pandillas de Estados Unidos es un bien inagotable para las mafias mexicanas, pero
también, aunque sea en menor medida, para las enraizadas en Asia, Europa del Este y África, algunas de este
último continente con abiertas simpatías a movimientos musulmanes considerados como terroristas.
El número parece erróneo, pero no lo es: alrededor de 33 mil pandillas nacionales y locales integran 1.4
millones de miembros. ¿Son muchos en el contexto poblacional estadounidense? Sólo 39 de las 366 zonas
metropolitanas listadas por la autoridad demográfica tienen mayor población total. Por ejemplo, Buffalo,
Honolulu o Nueva Orleans tienen menos habitantes que milicianos, las clicas.
El Centro Nacional de Inteligencia sobre las Pandillas (NGIC, por sus siglas en inglés) fusiona información de
varias agencias locales, estatales y federales estadounidenses y de otros países, incluidos México y Canadá.
Participan en dotación de datos su análisis y uso de los mismos el Departamento de Defensa; la DEA; el FBI; el
Buró de Alcohol, Tabaco y Armas, y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, entre varias otras. El
enfoque considera, principalmente, aspectos de crecimiento, migración y actividad criminal de las bandas.
Cada año, el Centro actualiza y presenta el informe Diagnóstico de la Amenaza Nacional de las Pandillas. Una
versión se difunde públicamente y otra más completa o “sensible” queda reservada para instancias de justicia.
Sin EmbargoMX posee el informe confidencial elaborado en 2011.
El conjunto de estudios muestra la consolidación de las bandas de origen latino –pero no sólo estas, las somalíes
y chinas también repuntan– y cómo los cárteles mexicanos avanzan a la conquista delictiva de Estados Unidos a
través suyo. Y cómo las agrupaciones existentes hoy están a años luz del modelo popularizado –y luego imitado
en México– por la película Guerreros (1979, Walter Hill). Los jóvenes cavernícolas tatuados y dedicados a
golpearse con brutalidad, pero sorprendidos cuando alguien dispara un arma de fuego son ahora hombres de
negocios tatuados participan en delitos de cuello blanco desde su diseño, trafican lanza cohetes entre fronteras,
utilizan tecnología de punta y son propietarias de la mayor parte del negocio de las drogas a granel en el país
más adicto del mundo, el suyo, del que han salido con sus identidades de barrio y crimen hasta Australia.
4. La ley estadounidense
define como pandilla criminal a la agrupación de cinco o más individuos con el propósito primario de delinquir.
Su conformación ocurre en tres ambientes básicos: calles, clubes de motociclistas y cárceles, a donde confluyen
todas, pero de donde también se originan algunas de las más poderosas, como la AryanBrotherhood y Mexican
Mafia, antagónicas en sus historias hasta que el narco mexicano las hizo colaborar a su favor.
Las gavillas expanden su influencia en suburbios y pequeñas poblaciones de granjeros. Extendieron su
capacidad de reclutamiento, incrementaron su capacidad de operación, combinaron sus nexos con ex militantes
y complejizaron sus esquemas de alianzas y rivalidad. Son responsables de casi la mitad de los crímenes
violentos en Estados Unidos y de nueve de cada diez delitos de cualquier otro tipo, según el análisis del NGIC.
No sólo se apropian del negocio de las drogas, sino que se diversifican hacia el fraude sistemático, falsificación
industrial de identidades –de alto valor en el mercado ilegal estadounidense por las características migratorias
de EU– secuestro, tráfico humano, contrabando de armas, piratería y prostitución, incluida la trata de menores.
Ni más ni menos como los cárteles mexicanos han hecho durante la última década.
“Las pandillas basadas en Estados Unidos han establecido fuertes relaciones de trabajo con organizaciones de
las drogas mexicanas (…) están organizando grupos criminales en algunas regiones y estableciendo redes de
tráfico de drogas”.
¿POR QUÉ EN LOS SUBURBIOS?
5. En su distribución geográfica, las clicas se esparcen sobre suburbios y pueblos de granjeros para acrecentar los
mercados de la droga, establecer alianzas y alistar nuevos adeptos. Esto ha funcionado y los 1.4 millones de
integrantes estimados oficialmente en 2011 representan cerca del doble de los calculados apenas cinco años
atrás. Y, para la NGIC, el crecimiento está relacionado directamente con la posibilidad de hacer negocios con
las grandes organizaciones de enervantes.
Las pandillas que habían iniciado acuerdos en Centroamérica y México ahora amplían su fuerza en Estados
Unidos. “Los Sureños” –banda que desde las penitenciarías controla y se nutre de la Mara Salvatrucha (MS-13),
18th Street y Florencia 13, entre otras– vive una expansión más veloz que otras organizaciones similares desde
hace tres años en California, Nevada y Oregon, entre varios otros. En el contexto estadounidense y según el
documento, “los Sureños” rinden tributo a La Mexican Mafia o Eme, una pandilla de prisión que mantiene un
sólido acuerdo con el Cártel de Sinaloa. Así que el principal beneficiario de la propagación sureña es Joaquín
“El Chapo” Guzmán. Pero no el único. Algunos “Sureños” trabajan en alianza con Los Zetas, por citar dos
casos, en el condado de Santa Clara, California, y Greenwood, Carolina del Sur.
Lo mismo pasa con
“los Norteños”, también originarios de los reclusorios y rivales mortales de “los Sureños”. La frontera entre una
y otra identidad está en Delano, California. Con menor fortuna que sus enemigos, “los Norteños” también
arrendan sus capacidades a los mayoristas mexicanos.
“El control de las bandas de la venta de drogas al detalle representa una seria amenaza a la seguridad pública y a
la estabilidad de la mayoría de las ciudades grandes y muchas medianas, porque la distribución está
rutinariamente relacionada con violencia letal”, se lee en el diagnóstico.
En el terreno, ¿qué evidencias tienen las agencias para determinar los nexos entre cárteles y gavillas? Decenas
de casos concretos están listados en el informe del NGIC. Algunos precisan que:
Según reporte de junio de 2010 del FBI, Los Zetas se asociaron con los Latin King –100 mil integrantes sólo en
EU– y la MexicanPosse Street para la distribución constante de “grandes cantidades de cocaína, heroína y
marihuana” en Milwaukee, Wisconsin, en la región de los Grandes Lagos, incluida Chicago. Casi al mismo
tiempo, ocurrió el arresto de ocho miembros de la banda San Gabriel Valley involucrados con crímenes
6. violentos y tráfico de metanfetaminas que intermediaban para la Mexican Mafia de California, a su vez
concesionarios de las drogas del Cártel de Sinaloa.
LA RECONCILIACIÓN
Si en México, a decir del consultor de la Organización de las Naciones Unidas, Edgardo Buscaglia, una de las
definiciones de delito a gran escala es que se trata de “crimen organizado desorganizado” por su grado de
confrontación, en Estados Unidos este mismo cuerpo de mafias ha logrado, a través del mercado de las drogas,
la organización y acuerdo entre varias pandillas antes irreconciliables.
Los Crips y los Bloods –desprendida la segunda de la primera– tienen varias condiciones comunes. Son dos
cuerpos nacionales con decenas de miles de milicianos afroamericanos, tienen más de 40 años de existencia,
surgieron en California y las define su violencia. Algo más: el odio que se profesan entre sí es paradigmático.
Sólo algo las ha reunido nuevamente y esto es su sociedad con los cárteles mexicanos. El documento no precisa
con qué organización mantienen negocios, pero sí en qué consisten estos. Se menciona, por supuesto, la venta
de sustancias, pero el pacto se ha continuado hasta el lavado de dinero y la prostitución de menores.
Algo similar fue
detectado en Florida en abril de 2010 entre AryanNation, de la corriente supremacista conocida como
“separatismo blanco cristiano”, y Pagans MC, un club delincuencial de motociclistas. El convenio es simple:
armas por drogas importadas a su país desde México. Chicago, la histórica ciudad referente del mercado de
sustancias ilegales, tienen, entre muchas líneas divisorias criminales, dos bloques que alcanzaron una tregua.
Los Vice Lords y los GangstersDisciples controlan la venta de heroína y alucinógenos, en tanto los Latin Kings
y los Two-SixerNation dominan la distribución de cocaína. Cada cual con sus “drogos”.
Para poner las cosas en perspectiva, los Vice Lords –en español, su nombre completo se traduce como “La
Nación del Todopoderoso Señor del Vicio”– cuentan más de 30 mil miembros de raza negra en la ciudad en que
el racista Al Capone escribió su leyenda. Los Two-SixerNation –su lema es “amor de konejo” y sus colores
negro y beige– son mayoritariamente latinos. Los primeros nacieron en una correccional para muchachos y los
segundos en un equipo de beisbol.
7. El FBI ha registrado que la AryanBrotherhood en Arizona cometió un fraude fiscal a favor de integrantes de la
Mexican Mafia falsificando formatos de devolución de impuestos. Las ganancias en tarjetas de débito
distribuidas por ambas clicas. ¿Qué recibieron los anglosajones? Coca blanca colombiana reexportada desde
México.
Los arreglos peculiares persisten en las prisiones. En cárceles de Washington, pandillas “blancas” han asaltado
para agrupaciones de “los Sureños”, mientras que los Crips convictos refuerzan el sistema de extorsión de
nativos americanos presos, cuyas gangs tienden a imitar las de negros y latinos. Todas abrevan de los mismos
ríos de drogas nacidos en México.
Existen otros dos tipos de organizaciones, ambas en ascenso. Los clanes “híbridos” –menos estructurados e
interraciales– y los emergentes en reservas indias. Los cárteles mexicanos y sus métodos también están ahí.
En octubre de 2010, la MS-13 propinó una salvaje golpiza a un indio Chippewa de Michigan por deudas de
marihuana. En los últimos años, el gobierno estadounidense ha asegurado 12 mil plantas adultas de hierba en la
comunidad de Warms Spring con valor de 10 millones de dólares y propiedad de las “pandillas mexicanas de
las drogas”. Y los contrabandistas mexicanos han convertido la tierra de los TohonoO’odham, pueblo
binacional de Sonora y Arizona, en una ruta más segura por la reducida presencia de la Patrulla Fronteriza. Y
los Latin Kings están en campaña de enganche entre los nativos presos en Nebraska. Y…
Pero, también, las
rivalidades observan réplicas y recrudecimientos una vez establecidas las alianzas entre pares de cárteles y de
clicas. El Paso, Texas, ha vivido una oleada de “Sureños” provenientes de California, Nuevo México, Colorado
y México mismo. El emplazamiento ha sido ordenado por La Eme, vieja aliada de Sinaloa, cártel en guerra con
el de Juárez, que se ha reforzado con contingentes de Barrio Azteca. El Paso es frontera con Ciudad Juárez,
donde se han librado las batallas hasta convertir esa parte de México, por momentos, en la más ensangrentada
del mundo.
Algunas pandillas asiáticas alineadas con las poderosas Triadas Chinas, existentes desde el siglo XIX en
california han optado por plegarse hacia la frontera canadiense y acotado sus empresas de drogas a la marihuana
con mayor concentración de alcaloide y al MDMA o éxtasis. La cannabis mexicana es de menor calidad, más
8. popular y barata, y ésa sustancia sintética no es un negocio de los cárteles mexicanos, que además de la hierba,
poseen la industria de la heroína, la cocaína y las metanfetaminas.
“Las organizaciones mexicanas han sabido colaborar regularmente con pandillas estadounidenses de la calle y
la cárcel y trabajado ocasionalmente con grupos selectos de bandas en motocicleta y de supremacistas arios con
el único fin de ganar dinero. La perspectiva de ganancia financiera resulta en la suspensión de las divisiones
raciales e ideológicas entre las bandas, proveyendo a los cárteles mexicanos de los medios para acrecentar su
influencia sobre el trasiego de sustancias”.
Las estructuras originarias al sur del Río Bravo mantienen acuerdos con bandas bien organizadas desde las
cárceles. Algunas son Hermanos de Pistoleros Latinos, La Eme, el Texas Syndicate y Barrio Azteca. Pero
también con otras agrupaciones históricamente confrontadas con los latinos, negros y arios incluidos.
¿Tienen importancia los pactos tras las rejas?
Existen tantos reos en Estados Unidos conectados con las clicas como efectivos totales de las fuerzas armadas
de México.
LOS COLOMBIANOS LANGUIDECEN
¿Y los poderosos cárteles colombianos? Su declive coincide con la emersión de los mexicanos. En la costa este
las bandas cubanas y dominicanas que tradicionalmente vendían la mercancía sudamericana sin intermediarios,
ahora la adquieren de los capos mexicanos. Una de las bandas más grandes y brutales de República Dominicana
son los Trinitarios –el nombre es una alusión a la independencia de su país de Haití y de ahí su discurso político
libertario–. Tan sólo en Nueva York y Nueva Jersey, de cuyas cárceles surgieron, cuenta con más de 10 mil
milicianos y otros tantos en el resto de la costa atlántica estadounidense. Además, posee extensiones en Europa
occidental –España, Italia, Alemania, Francia, por ejemplo– donde el consumo de cocaína está en ascenso.
La influencia cada vez
mayor de organizaciones narcotraficantes cubanas es, en gran parte, resultado de su capacidad para explotar los
inmigrantes cubanos para establecer y cultivar marihuana en sitios interiores como casas y bodegas en Florida,
Alabama, Georgia, Carolina del Norte y cada vez más hacia el oeste. Muchos emigrantes cubanos son llevados
ilegalmente a Estados Unidos por contrabandistas asociados con mexicanos.
9. ¿Y las mafias italianas, decanas del crimen organizado? Todas sus ciudades tradicionales, incluidas las del este,
como Boston o Nueva York, están predominantemente en manos mexicanas. Al menos en lo que hace a las
drogas, hasta la fantasía creada por los italianos al otro lado del país, Las Vegas, es propiedad de los mexicanos.
Oficiales federales, estatales y locales elaboran cada vez más informes que acusan el fortalecimiento del nexo
entre narcos mexicanos, tráfico humano y pandillas con base en la Unión Americana. Un mexicano paga, en
promedio, entre mil 200 y dos mil 500 dólares a redes que conectan “clicas” y grandes organizaciones. El costo
aumenta para los migrantes no mexicanos: asiáticos, africanos y sudamericanos utilizan también la frontera con
México para pasar a Estados Unidos. El estudio no precisa con exactitud cuánto dinero representa esta industria,
pero apunta a que son “miles de millones de dólares”. La prostitución es otra gran fuente de ingresos. En el
comercio sexual coinciden algunos asiáticos, motociclistas y militantes de Bloods, Crips, GangsterDisciples,
MS-13, Sureños y Vice Lords, todas con ligas mexicanas.
LOS VIAJES
Gentes de Barrio Azteca, la MS-13 y otros Sureños han emprendido viajes desde California, Colorado, Georgia
y Texas hacia México con autos cargados de dinero y armas. La constancia de esto es la detención de varios
embarques con dirección al sur.
Grupos callejeros y carcelarios a lo largo de la frontera suroeste han asistido a las empresas mexicanas de las
drogas en levantones perpetrados en Estados Unidos. Las personas plagiadas han sido entregadas a escuadrones
de los cárteles en México. No son pocas las bandas que participan en estas cacerías humanas. El reporte señala a
Calle Treinta, de San Diego; Mexican Mafia de Arizona; Barrio Azteca, Texas Syndicate, Tri-City Bombers y
Tango Blast de Texas.
Las pandillas también mueven dinero. En Denver, los Untouchables convinieron el traslado de medio millón de
dólares hacia Juárez.
Hacen compra-venta de protección. La BorderBrothers, al servicio de distintos cárteles, proveyó de fuertes
cantidades de drogas a varias clicas hispanas en California y Nevada a cambio de no interferir en las
operaciones de sus clientes.
El FBI descubrió un
acercamiento entre la Mexican Mafia y Los Zetas en que estos pidieron refuerzo contra el Cártel del Golfo.
Algo más querían los ex militares: armas ligeras, granadas y lanza cohetes. Por separado, Tango Blast –texana
de origen hispano– traficó rifles de asalto AK-47 de Houston a Laredo para intercambiarlos por marihuana y
10. cocaína con Los Zetas. Este tipo de acuerdos son verdaderamente frecuentes. Las drogas son tan accesibles para
los mexicanos como las armas para los estadounidenses.
La misma Eme tiene algunos de sus miembros operando en San Diego para el Cártel de Tijuana –cuya
existencia no es puesta por el gobierno estadounidense como sí lo es por el mexicano– para la compra de
grandes cantidades de cocaína y marihuana y su distribución en todo el sur de California.
Los convenios han cobrado vidas de funcionarios estadounidenses. En julio de 2010, miembros de Barrio
Azteca asesinaron un empleado del Consulado de Estados Unidos en Juárez y a su esposa. Dispararon
contratados por el cártel gobernante de esa ciudad hoy en manos de Vicente Carrillo Fuentes.
“A menudo”, los cárteles mexicanos acuerdan actividades recíprocas con las clicas. La Eme ha enviado
“Sureños” a México para cometer ejecuciones y otros actos de violencia. En cambio, capos han enviado
pistoleros de su nómina para liquidar enemigos de la Mexican Mafia. El avance mexicano tiene cierto reflujo.
Hace dos años, según el reporte del NGIC, los aparatos de inteligencia detectaron la presencia de al menos 13
organizaciones estadounidenses en México.
Narcos de Sinaloa asentados en Los Ángeles se han valido de pandilleros locales para asistir o cometer
secuestros, conseguir o vender drogas y hacer cobranzas. Los mexicanos también logran, gracias al control en
terreno de los pandilleros, la explotación de campesinos migrantes en labores de cultivo a gran escala de
mariguana en California, Idaho, Oregon, Nevada y Utah.
La colaboración entre bandas y cárteles mexicanos ha alterado la dinámica del mercado de las drogas. Las
pandillas norteamericanas, que tradicionalmente fungían como el último escalafón en la cadena de distribución
de narcóticos, negocian ahora directamente con las grandes organizaciones eliminando intermediarios. Es, para
unos y otros, una empresa más eficiente y lucrativa: 1.4 millones de dealers y compradores de armas activos o
potenciales.
LO QUE TEME EU
Las autoridades estadounidenses reconocen como uno de los problemas centrales la posibilidad de corromperse
por las mismas camarillas. “La infiltración de las fuerzas armadas continúa hasta representar una amenaza
significativa”, asienta el texto de la NGIC.
11. Al menos 53 pandillas –no todas con conexiones mexicanas– tienen entre sus filas a ex integrantes de las
distintas áreas de la milicia más poderosa del mundo: Ejército; Naval, incluidos cuerpos de marines; Fuerza
Aérea, y Guardia Costera de donde, advierten las agencias, salen hombres con “aprendizaje avanzado en manejo
de armas y técnicas de combate con el riesgo de emplearlo en sus calles o comunidades” y transmitirlo a otros
activos de sus bandas, pertenencia no necesariamente posterior a su ingreso a la milicia regular.
La mala experiencia en la combinación de militares y narcos es inmediata: Los Zetas, cuyos fundadores
recibieron entrenamiento avanzado por el propio gobierno estadounidense que ahora observa la reproducción
del fenómeno en su territorio. Algo más: Los Zetas, según el informe de la NGIC, no sólo reclutan militares
mexicanos. También compran efectivos estadounidenses.
En noviembre de 2010, un SEAL –cuerpo de élite de la marina estadounidense– fue detenido junto con dos
cómplices en Colorado con 18 cuernos de chivo robados a las fuerzas armadas estadounidenses utilizadas en
Iraq y Afganistán. Nicholas Bickle, el militar involucrado, llevaba consigo varias pistolas y dos kilos y medio
de un explosivo plástico de alta capacidad destructiva.
El documento del NGIC no explica a cuál organización servía Bickle. Pero sí da idea de su rumbo: al sur del
Río Grande, con algún cártel en México.