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Gravitation: La Voz de la Tentación

Creadora: Maki Murakami

Escrito por: Jun Lennon
Prólogo

El cálido brillo anaranjado del atardecer bañó la habitación con una luz débil. Shuichi
oyó el ruido de unos pies descalzos arrastrándose por el piso. Perezosamente sacó su
cabeza de las arrugadas sábanas. Yuki, su amante, se había duchado primero y ahora
se encontraba parado en la entrada, secandose el cabello con una toalla.

Aquel hombre era pálido y delgado, pero era mucho más fuerte de lo que aparentaba,
como Shuichi bien sabía. Muchas veces Yuki lo había inmobilizado, o había luchado
para ponerlo en posiciones extrañas usando su sorprendente fuerza para llegar
malévolamente hasta él. Pero no sólo era su habilidad física lo que hacía a Yuki
irresistible. Su pareja tenía un hermoso, andrógino rostro y una mandíbula con la
forma de un diamante bien cortado. Su cabello rubio oscuro -el cual Shuichi podía
atestiguar era natural- se sentía suave y sedoso, descansando en capas picadas
sobres sus pómulos escolpados. Sus aturdidores ojos eran fríos, penetrantes. Incluso
cuando Shuichi lograba robarle miradas sobre su hombro, su aguda belleza hacía que
su respiración se detuviera.

"Oye, Yuki." pestañeó.

"¿Qué?" Yuki siempre se escuchaba molesto cuando el otro trataba de ser tierno.

Shuichi incluso encontraba adorable esa naturaleza irritable del rubio. Si esa noche no
hubiera sido una ocasión especial, él se hubiera abalanzado hacía el hombre mayor.
Pero tenía planes secretos. Deslizándose lentamente a través de la cama como una
oruga, miró a Yuki con grandes y tristes ojos.

"¿Me extrañarás cuando me haya ido?"

"Naturalmente," dijo casualmenteYuki, encendiendo la secadora, "no te extrañaré del
todo."

La mandíbula de Shuichi se abrió de golpe. "¿Cómo puedes decir eso?"

"Es la verdad. Cuando no estás aquí, es mucho más tranquilo. Incluso hasta puedo
terminar mi trabajo."

"¡¿Amas más a tu computadora que a mí?!" gritó.

Yuki apagó la secadora y se dió la vuelta. Su mirada era glacial. "No recuerdo haber
dicho eso."

Un escalofrío recorrió la espalda de Shuichi. "Bueno, no en tantas palabras..."

"¿Quieres que te mienta?" preguntó el rubio brúscamente.

Shuichi agarró su propio cabello y se retorció en agonía. ¡No te entiendo!
¡Constantemente me mandas señales mezcladas!

Esto estaba yendo mal. Se suponía que Yuki sonriera amablemente y dijera, "No sea
tonto, Shuichi. ¡Sabes que eres el número uno! ¡Te extrañaré tanto que hasta perderé
mi norte, mi amor!"

¿Por qué no puede apegarse al guión? ¡Siempre es tan gruñón!
Shuichi voló hacia el baño. "¡Te odio, Yuki!" gritó, dando un portazo. Tiró del grifo de
la ducha con tanta fuerza que casi lo rompe. Rápidamente el agua corrió cabeza
abajo. "¡Fr-fr-friiiiío!"

"Saqué tiempo de mi insanamente agetreada agenda para ti, y en cambio tú me llamas
frío," murmuró Yuki. "No tienes lógica."

Shuichi no tuvo ningún problema para escuchar eso por sobre el ruido de la ducha,
incluso con la puerta cerrada. Aunque el rubio no había hecho esfuerzo alguno para
hablar alto, la audición de Shuichi era tan sensible que pudo entender cada palabra.

Debo tener un oído supersónico. ¿O es supersensitivo? Como sea. Soy un super-algo.
Claro, que si sigo haciendo conciertos voy a ser super-sordo un día de estos, pero...

Al pensar en conciertos se acordó del problema que se le avecinaba.

"¿Sabes cuánto tiempo pasará antes de que nos volvamos a ver?" se quejó
fuertemente.

Shuichi era el líder de la banda musical Bad Luck. Habían terminado con sus
presentaciones en Tokio y ahora estaban a punto de comenzar una gira nacional.
Podrían pasar días hasta que volviera. En ese momento, le comenzaron a dar
convulciones con el simple hecho de hacer matemáticas, así que no se molestó con
sacar la cuenta exacta de cuántos días iba a estar afuera, pero no le agradaba la
idea de pasar tan siquiera una noche lejos de Yuki.

Se estremeció. Agarró sus pequeños hombros con hombros con sus delgadas manos.
Aunque era un adulto, parecía un estudiante de escuela intermedia. (De hecho, una
vez se vistió con un uniforme escolar femenino... Sonrió al recordar la expresión en la
cara de Yuki cuando se apareció de nadie sabe dónde en una minifalda de marinero.)
Ruborizándose, notó que aún permanecían cálidas los lugares en donde Yuki lo había
tocado -su novio le había dejado una marca invisible en su cuerpo, prueba de cuán
profundo le pertenecía, en cuerpo y alma.

"Voy a estar tan sólo y asustado sin ti." ¿Por qué no entiendes eso? Ira y tristeza
brotaron en él.

"Está bien," dijo repentinamente Yuki, "yo también te extrañaré."

El corazón de Shuichi se aceleró ante esas palabras, pero en su imágen mental, vió a
Yuki riéndose secretamente de él.

"¡No puedo soportarlo!" gritó, golpeando su cabeza contra las baldosas del baño. ¡Me
vuelves loco! ¡¿Por qué demonios haces que te ame tanto?! "¡Eres un novelista! ¡Debes
saber cómo decir algo más... más... semántico en un momento como este!"

"¿Querrás decir 'romántico' ?"

"¡No empieces a corregirme! ¡Di algo dulce!" vociferó. "¡Dime algo que me ayude a
pasar esas noches solitarias en Osaka!"

"Muy bien. Te diré ésto..."

Shuichi cerró el grifo de la ducha, aguantando la respiración con anticipación. Estaba
tan silencioso que hasta podía oir el agua cayendo de su cuerpo.
"No descarges tu ansiedad sobre mí," dijo. "Estás estrésico porque ésta es tu primera
gira nacional."

Las palabras de Yuki fueron directo a su corazón. Se tambaleó hacia atrás, contra la
pared y cerró sus ojos. Algo en él se rompió.

"¡¿Estrés?! ¡Yo no tengo estrés! ¡Estoy perfectamente tranquilo!" salió disparado del
baño, llevandose el gorro de bañar tras él, aguantándolo como un micrófono. Salió en
una forma un tanto llamativa; una presentación en cueros que pudo haber llevado el
estrellato de Bad Luck a estrellarse si hubera estado en televisión. "¡Hola!, ¿Están
pasándola bien? ¡Soy Shuichi Shindou y esto es Bad Luck! ¡En concierto! ¡Cantaré con
todo mi corazón para todos ustedes! ¡Todos empiecen a aplaudir, porque todo comienza
aquí!"

"O termina aquí," dijo Yuki sarcásticamente. "Si te da tanta ansiedad por una tonta
gira, tu carrera está bien terminada."

"¡No es así! No sólo soy yo -¡Hiro y Suguru también están ansiosos de ir! Realmente
sólo estamos muy emocionados. ¡Y Nittle Grasper también nos van a ayudar al hacer
una aparición especial en el concierto de Osaka."

Completamente vestido y con el cabello seco, Yuki se sentó en el borde de la cama. Le
dió una calada a su cigarrillo y viró sus ojos libertínamente hacia el cuerpo desnudo
del otro. Su mirada aún era fría, pero había una tierna sonrisa en su guapo rostro. La
ira de Shuichi se desvaneció.

El hombre mayor sopló el humo directo hacia él. "¿Ves? No estarás sólo. Vas a tener
a tus amigos."

"¡Yuki!" Así que después de todo, sí te preocupas por mí. ¡Perdóname si alguna vez
dudé de tu amor! Las lágrimas bajaban por sus mejillas. A través de sus ojos
empañados, el rubio parecía estar coronado con un halo. Suspiró.

"Estás en lo cierto," admitió. "Estoy estrésico. Estoy preocupado por los clubes, el
público y todas las demás cosas."

"Yo también estoy preocupado por eso," confesó el rubio.

Era muy natural que Shuichi se dejara llevar cuando estaba sobre un escenario y
gritara, "¡Te amo, Yuki!" o algo igualmente estúpido. Si lo hiciera, no sería la primera
vez -Shuichi no era conocido por su discreción. Gracias a su personalidad impulsiva, su
relación con Yuki ya se encontraba en todos los tabloides.

"Quiero decir," dijo Shuichi, "¿que tal si unas fanáticas locas me tumban del
escenario? Estoy tan preoucpado por eso, ¡ni siquiera puedo dormir!"

Yuki apretó sus dientes y le tiró un par de pijamas. "Avanza y vístete. Estás siendo
ridículo."

Shuichi echó la ropa a un lado y se arrodilló a su lado. Se arrimó al pecho del hombre
mayor. "¿No te gusta observar mi cuerpo desnudo? Vamos, Yuki," sonrió
seductivamente, "vamos a hacerlo ahora por toda la diversión que me perderé
después."

Mordisqueó el hombro del rubio.
Su plan secreto consistía en pasar toda la noche coqueteando, haciendo que su amante
se pusiera todo caliente y molesto, y después... Prefería hacer eso que pensar en su
ansiedad por la separación. El sabía que el amor de Yuki podría darle toda la fuerza
que necesitaba para la gira.

El hombre mayor deslizó su brazo alrededor de los hombros de Shuichi, se inclinó, y
murmuró en su oreja, "Lo siento, me tengo que ir. Ya tengo una cita."

Shuichi tambaleó. "¿Esta noche? Espera -¿cita? ¿Con quién?"

Yuki sonreía burlónamente, pura dicha atravesaba su hermosa cara. "Mi pobre,
solitario teclado. Ha estado esperando por mis hábiles dedos desde hace mucho
tiempo." Se volvió hacia su estudio, en donde su computadora portátil descansaba
sobre su escritorio.

"¡Pero me voy mañana!"

"Sí, lo sé," dijo animadamente. "Necesitarás mucho descanzo. Debe de ser un duro
trabajo ser una estrella de rock. Deberías cuidarte mejor. Además, mañana tengo que
entregar mi trabajo. Estaré despierto toda la noche."

"Pero, Yuki," gimió Shuichi. Yuki ya estaba cerca de la puerta de su estudio, por lo
que lo siguió con la mirada. "Tú siempre tienes que terminar un trabajo," murmuró.

"¿Qué puedo decir? Soy un escritor lento." se encogió de hombros.

Shuichi asintió. "Lo sé. Y estoy contento de que seas famoso y tengas millones de
fans a las que les importa si tu libro se atrasa, pero..."

Yuki gruñó, mientras encendía su computadora.

Shuichi intentó distraerlo bailando sensualmente, pero el otro hombre simplemente se
puso sus gafas y se sentó frente a su escritorio. Dejó la puerta abierta, como si
fuera mucho trabajo cerrarla.

Shuichi se aferró al marco de la puerta como un niño abandonado, mirando
atentamente. Había algo fascinante en la forma irritada con la que Yuki golpeaba las
teclas.

Siempre me corta y se pone a trabajar, pero...

"Oye," dijo Shuichi. "¿Sólo una cosa más?"

La única respuesta que obtuvo fue el sonido del teclado.

"¿Tienes algún tiempo libre despues de entregar ese trabajo?" preguntó.

"Tengo otra una semana después de mañana."

"Oh, ¿en serio? ¡Genial! Ese será nuestro último día en Hiroshima, y tenemos un
tiempo libre antes de tocar en Osaka."

Si K, su manejador, lo hubiese escuchado, probablemente lo hubiera apuntado con un
arma y hubiera exigido sabe qué demonios quería decir por "tiempo libre." Pero la
cabeza del cantante estaba girando alrededor de la idea de pasar unas vacaciones
llenas de sexo, y el lugar era un detalle trivial.
"Entonces, cuando hayas terminado tu próximo trabajo, ¿quizás podamos ir a visitar a
tu familia?"

"Suéñalo," gruñó Yuki.

"¿Acaso el pensamiento de Kyoto no hace que te den ganas de montarte en el
siguiente tren? Flores de cerezos, templos antiguos, deliciosos pasteles..."

"Suenas como un agente de viajes," le reprochó, garabateando una nota en un pedazo
de papel.

"¡Por favor, por favor, por favor, ¡ven a verme! Hiro y Ayaka también tendrán una
cita."

"Ellos tienen una relación a larga distancia," dijo Yuki. "Déjalos que se diviertan."

"¡Aún así se ven más que nosotros! ¡Quiero tener una cita romántica en Osaka, o en
Kyoto, o incluso en Kobe!" gritó.

En vez de contestar, el escritor hizo una bola con un pedazo de papel y la tiró por
sobre su hombro. Cayó justo en la boca abierta del cantante.

"¡Puaj!" escupió.

"Te veo aquí todos los días. ¿Por qué debería pasar por todo ese trabajo?" preguntó.

"Tú sabes porqué." gruñó Shuichi.

Los editores de Yuki sabían que él tenía el hábito de desaparecerse antes de entregar
sus trabajos. Pero había parado de hacer eso desde que comenzó su relación con su
pareja, prefiriendo así pasar la mayor parte del tiempo en casa. Sus editores estaban
exteremadamente agradecidos con su Shuichi por ese cambio.

"¿Estás malhumorado porque te dejaré aquí sólo?, ¿a que sí?" preguntó. Yuki quiere
pedirme que me quede pero no puede ser honesto consigo mismo. No importa lo que
diga, sé que estará entusiasmado porque regrese. Una ola de amor llegó a él como un
tsunami.

"En verdad que eres tierno algunas veces," dijo Shuichi. "Me matas."

Las manos de Yuki se despegaron del teclado y agarraron un diccionario pesado. "Te
mataré, literalmente si es lo que se necesita para que te larges a dormir."

Aún así, Shuichi se sentía optimista. "Si no quieres venir a verme, está bien.
¡Terminaré mi trabajo y encontraré una forma de regresar! ¡Te lo prometo!"

Sin esperar por una respuesta, salió bailando de la habitación, componiendo al instante
una extraña y pequeña melodía. "Yuki tiene que terminar... Yo, simplemente estoy
bien. Pasaremos ese tiempo juntos. Nuestro amor durará para siempraaaaah-"

¡PUM! El diccionario le dió en la nuca, y él a su vez dió una voltereta en el aire. La
puerta del estudio se cerró fuertemente y, segundos después, el sonido del teclado
volvió a surgir.

Luchando por mantenerse consciente, Shuichi sintió que aunque sus planes secretos de
follar toda la noche fracasaron, al menos ahora podía concentrarse en el trabajo.
"Tan sólo espera, Yuki. ¡Cuando regrese, no podrás sacarme ni con una palanca!"

***

El corazón está hecho de fuego.

No puedes ordenar a las llamas.

Ardiendo, entretejiéndose mutuamente.

El amor es una fuerza, indomable.

Es como la Gravitación.




traducido por: MadamKikyo
CAPÍTULO UNO:
¿Adónde Ha Ido el Amor Expreso?




    "¡Cuento contigo, Nozomi!"(1) dijo Shuichi, golpeando el asiento delante de él,
como si fuera un entrenador tratando de darle ánimo a un bateador que necesita
hacer un home run para ganar la Serie Mundial. Pero Shuichi no estaba hablándole a
una persona. Le estaba hablando a un boleto de tren, mientras salía de la estación.

"¡Más rápido que la luz! ¡Llévame de vuelta a Tokio, querida Nozomi!" Volvió a golpear
el asiento con entusiasmo.

"Creo que la rapidez de la luz es mucho pedir," dijo Hiro, sin molestarse en voltear.
Estaba sentado justo frente a él.

Hiroshi Nakano había ayudado a que Bad Luck saliera del patio cuando él y Shuichi
aún estaban en escuela superior. Él tocaba la guitarra, y, al contrario de su amigo,
era lúcido y maduro. Suguru Fujisaki, el tecladista, también se encontraba en el
tren, sentado muy lejos, junto con el resto del equipo. Todos estaban haciendo su
mejor esfuerzo para ignorar el arrebato del cantante.

"Incluso el Concorde apenas puede romper la barrera del sonido," añadió.

"Tan sólo quiero asegurarme de que no lleguemos tarde para nuestra entrevista en la
radio."

Hiro sabía que eso era mentira. Cuando su amigo dijo que quería escabullirse entre
los concierto de Hiroshima y Osaka, su manejador y su productor desecharon la idea
al instante.
Tohma Seguchi, el presidente de la casa discográfica de Bad Luck, sabía porqué
Shuichi quería regresar a su casa.

Tohma había programado una presentación del grupo en un programa radial esa misma
noche en Tokio. Podría ser que la transmisión fuera tarde en la noche, por lo que
quizás tuvieran que tomar el primer tren a Osaka el próximo día.

"Sí, claro," dijo Hiro. "El programa de radio. Puedes engañarte a ti mismo, pero no
puedes engañarme a mí. Tú lo único que quieres es ver a Yuki otra vez." Él sabía
muy bien que su amigo no podía soportar estar lejos del novelista por mucho tiempo sin
entrar en una profunda depresión.

"¡Ni siquiera lo menciones!" Pateó el asiento de enfrente. "¡En verdad, realmente
estoy tratando de no mencionarlo, así que tú tampoco puedes!" Se inclinó por sobre el
espaldar y sacudió los hombros de su compañero.

"Eren un lío." Rió Hiro, enredando sus dedos en su larga cabellera.

"Sí, los síntomas están empeorando. Ayer, por un segundo, pensé que todos en el
público se parecían a Yuki. Casi salto del escenario. O sea, pensé que estaría a
salvo mientras cantaba, pero..."

"Considerándolo, creo que lo has hecho bastante bien. Pero la gira apenas está
comenzando."

"¡Lo sé! ¿Qué voy a hacer?" Se lamentó, apretando sus puños. Saltó y paró en el
pasillo, temblando, agonizando. "¡No puedo esperar más! Mi cuerpo no puede
sobrevivir sin Yuki. ¡Lo necesito toda la noche!"

Justo cuando estaba poniéndose muy personal, el tren se detuvo en seco. El cantante
cayó de lleno sobre su cara. El suelo estaba cubierto con una gruesa alfombra, pero
su caída fue tan fuerte que cuando se levantó tenía un delgado y serpentino hilo de
sangre bajándole por la nariz.

"¡Destino cruel!" Agitó su puño en dirección al conductor. "¡Un artista depende de su
rostro! ¡Es su vida!"

"Oh, no," dijo una voz suave . "¿Estás bien?"

Shuichi se volvió para ver a una joven rodeada por una enorme explosión de volantes y
encajes. "Oh, hola Lolita."

"¿Qué?" El aparente inocente fardo victoriano hizo que la frusilería que tenía en la
cabeza se le fuera a un lado.

"Oh, ¡olvídelo! Estoy bien, gracias," dijo en voz alta, brincando sobre sus pies
enérgicamente. Finalmente pudo verla bien. Era como si acabara de salir de una
máquina del tiempo. Tenía una larga falda sobre una enagua, la cual a su vez tenía un
millón de capas de crinolinas. Y su cabello estaba peinado hacia arriba, también, en
grandes e impresionantes rizos que estaban atados con una cinta de volantes. Se
parecía a una gigante muñeca francesa que vino a la vida en un experimento científico
que terminó terriblemente mal.

"Wow," musitó Shuichi, abrumado por la extraña belleza de la chica.
"¿Eres Shuichi Shindou de Bad Luck?" preguntó.

"Eh, sí. Soy yo."

"Um..." inclinó su cabeza, sacando apenas las palabras, "quería conocerte. Así que
me vine en tu tren. ¿Podrías, um... autografíarme ésto?"

"Por supuesto."

Ahora que el disco de Bad Luck estaba teniendo éxito, el grupo constantemente era
perseguido por fanáticas. Jaurías de chicas podían materializarse de la nada y correr
tras ellos como lobos hambrientos. Pero ésta era la primera vez que una de ellas los
seguía dentro de un tren.

"Esto es todo lo que tengo," dijo la chica-muñeca, deslizándolo nerviosamente, incapaz
de mirarlo a los ojos, "¿pero podrías autografiarlo?"

"¡Por supuesto! ¡Firmaré lo que sea por una fan!" Dijo alegremente, tomando el
bolígrafo y una cosa blanca.

La textura de una tela blanca hizo que se pusiera rígido. Se sentía muy suave. Tenía
encajes en los bordes. Se siente como una media. ¡Y aún está caliente!

"¿Quieres que te firme ésto?" Shuichi tragó saliva.

"Sí. Quiero estar siempre contigo," le hizo saber la joven, su enagua hacía un ruido
fuerte. "Quiero sentirte cerca. ¿Acaso es eso extraño?"

"No, no, um... no mucho. ¡Yo, eh, estoy honrado!" Rió nerviosamente.

Le costó un poco de coraje tomar algo como aquello de otra persona. Pero sin tener
ningún tipo de respeto por la petición de la chica, fue aún más lejos. "Hiro, ¿puedes
aguantar esta parte?"

"Ah, seguro."

Ambos se sonrojaron mientras desplegaban el pedazo de tela.

"Justo aquí," dijo la muchacha. Apuntó con su dedo enguantado el final de la media.

Shuichi hizo su autógrafo en un gran ademán masculino. Incapaz de aguantar el
silencio, comenzó a balbucear. "Dios, ¡esto me dan ganas de oler! Hay una clase de
aroma floral." (La sangre aún bajaba por su nariz, parecía un fetichista loco de atar
ante los demás pasajeros.)

"Sí, es perfume de agua de rosa," dijo la chica, completamente impasible.

"Hablando de rosas, oí que hay un restaurante en Osaka que pone pétalos de rosas y
carne de puerco en sus pizzas," comentó. "Debemos probarlas mientras estemos allí."

La muchacha simplemente lo miró con admiración. Él comenzaba a sentirse
desesperado.

"¿Cómo te llamas?" Le preguntó Hiro, tratando de darle un descanso a su amigo.
Siempre mantenía un ojo puesto sobre él.

"Seiren," contestó.
"¿S-e-i-r-e-n? Ese es un nombre inusual."

Shuichi le devolvió la media y observó cómo la chica subía el dobladillo de su traje con
flecos de encajes.

"Aquí," dijo gentílmente Hiro, ofreciendole su mano. Como si fuera algo puramente
natural, Seiren la tomó y subió su pie. Con el equilibrio de una bailarina, se puso la
media que Shuichi acababa de firmar.

"Muchas gracias."

"No, ¡no fue nada! Estoy contento de que te guste," dijo el cantante, asintiendo
vigorosamente.

Sin advertencia alguna, Seiren buscó la cabeza del cantante y tiró de algunos
cabellos.

"¡Auch! ¿Por qué hicistes eso?" chilló, fortándose el cuero cabelludo. Seiren puso los
cabellos en el centro de un pañuelo con encajes y lo dobló cuidadosamente.

"¿¡Pero qué demonios?!" Gritó el cantante.

"¿No crees que te pasastes un poco de la raya?" Le dijo el guitarrista, aún
sonriendo.

"Haré buen uso de ellos," dijo Seiren, sonriéndole de vuelta. "Adiós."

"¡Mi cabello!" se lamentó Shuichi.

Ignorándolo, la muchacha regresó tranquilamente a su asiento. Shuichi se quedó
parado un rato, perdido en pensamientos. Algo no encaja. Miro sospechosamente a
la chica-muñeca. Ella simplemente estaba sentada allí, tranquila, absorta en un libro,
como si nada hubiese pasado.

"¿Por qué mi cabello?" musitó.

"No te preocupes por eso," dijo su compañero. "Todas tus fans son un poco locas."

"¡No lo son!"

"Las aves con las misma plumas vuelan juntas."

"No tengo ninguna pluma, tonto," rezongó.

El otro suspiró. "La gente normal no quiere el nombre del hombre que aman escrito en
sus pies para así poder caminar todo el día."

"¡Prefiero morir antes de hacer eso!" Para él, el nombre de Yuki era sagrado; era la
palabra más hermosa que existía. "¿Piensas que esa muchacha realmente era una
fan?"

Hiro se encogió de hombros. "¿Cómo voy a saberlo?"

"Bueno, juraría que nunca dijo que lo fuera."

"Eso es extraño," dijo Hiro.

"No subestimes a tus fanáticas, Shuichi," susurró de repente Suguru, metiéndose en
la conversación.
Suguru acababa de graduarse de escuela superior, pero era por mucho el miembro más
inteligente y el más maduro del grupo. Su especialidad consistía en pretender ser un
completo extraño en cuanto Shuichi hacía algo estúpido.

"Ella tiene las mismas vibraciones que tú, Shuichi. En otras palabras, ella no está tan
siquiera cerca de lo normal."

"¿Eso es lo que piensas de mí? Ah, caray, estás haciendo que me sonroje."

"Shuichi." Suspiró Hiro. "¿Cómo puedes tomar eso como un cumplido?"

"Olvídalo, Hiro. El sarcasmo no existe en él."

Un hombre delgado, vestido con traje y corbata venía tambaleándose por el pasillo,
cargando un montón de bolsas de comida rápida. Era el productor de Bad Luck,
Sakano.

"Pobre de mí. Estaba a mitad de estas compras en la estación del tren cuando el
shinkansen(2) comenzó a irse," dijo, quitándose las gafas y limpiándose el sudor de sus
cejas. "Afortunadamente, K estaba conmigo. Retuvo a los guardias a punta de
pistola hasta que detuvieron el tren y nos dejaron subir."

"Ah-jah," dijo Shuichi, arrebatándole su comida a Sakano. "¡Un momento! ¡Eso
significa que fue tu culpa el que me haya caido sobre mi cara!" Le gritó a su
manejador, K, que venía caminando detrás de Sakano.

"¡No te enojes, Shuichi!" El rubio americano de ojos azules sonrió simpáticamente -en
discordancia con el desagradable rifle tirado sobre su hombro. K era un flagrante
violador de la ley del control de armas, pero siempre lograba salir airoso. Llevó su
amada arma hacia un lado de él y dijo, "nuestra misión estaba llena de peligro, pero
después de un combate épico, pudimos adquirir sus meriendas. Coman cada pedazo, o
me veré forzado a dispararles."

"¡Pon esa cosa lejos!" gritó Shuichi. "Esto es Japón. ¡Somos una nación pacífica!"

De repente, hubo una fuerte y hueca explosión. Una nube blanca; sucesivamente un
humo harinosos brotó desde la puerta del vagón. La humadera entró y se propagó,
llenando rápidamente el vagón con el tipo de neblina inofensiva que se utiliza en los
concierto de rock y producciones teatrales.

Justo en la fuente de la explosión se hallaba un lamentable hombre. Vestido con
traje; su corbata ondeaba por sobre su cabeza. La puerta automática golpeaba su
cuerpo, abriendo y cerrando.

"Got one!" dijo triunfalmente K.

Shuichi sentía como si sus entrañas estuvieran revueltas. "¿Qué quieres decir?"

"Instalé una bomba de humo arriba de la puerta. Cuando alguien trata de pasar sin
un chip que contenga el código de señal, explota."

Shuichi frunció el ceño. "¿Qué? ¿Quieres decir que sólo era mi imaginación que el
comportamiento de mis fans había mejorado? ¿Que de hecho era porque nadie podía
pasar a través de tus locas bombas de humo?"
"That's right, baby. Pero en serio, no necesitas agradecerme." K sonrió brillante y
confidencialmente. "Es mi trabajo."

"¡No vas a recibir ningunas gracias!" Shuichi parecía listo para estallar en llanto.

Hiro y Suguru se miraron mutuamente y luego colocaron sonrisas falsas en sus rostros.

"No tenemos ningún chip especial con señal de radiodifusión instalado en nosotros?
¿Verdad?" preguntó Suguru.

"Desearía poder afirmarlo," dijo K, rascando su barbilla.

El tecladista inclinó su cabeza y exhaló una gran cantidad de aire.

"No deberíamos suspirar tan a menudo, Suguru," comentó Hiro. "Dicen que se lleva
lejos la felicidad."

"No importan cuánto suframos, Shuichi y K siempre están felices," le respondió.

"Vamos a ayudar a sus recientes víctimas," sugirió el guitarrista. Se volvieron hacia
Sakano, quien se había desmayado del shock cuando la bomba explotó. "Oye, hombre,
¿estás bien?"

"Sé que a veces es demasiado para aguantar," Suguru trató de confortarlo, "pero
tiene que comenzar a adaptarse a este tipo de cosas."

"¿Eh?" Sakano recobrara la consciencia. A estas alturas ya estaba familiarizado con
las payasadas de K, pero aún sentía que tenía que decir algo. "¡K! ¡La popularidad lo
es todo en este negocio! Tienes que pensar más cuidadosamente antes de hacer
cualquier cosa peligrosa -¡especialmente si puede matar a una de nuestras seguidoras!"

K asintió alégremente. "Right. Sure."

"Muy bien, ahora, todos mantegan la calma," dijo el productor, temblando. "Primero
tenemos que hacer algo con él." Apuntó en dirección al hombre que se hallaba en la
entrada; la puerta aún se abría y cerraba contra su cuerpo.

"Destruir la evidencia," sugirió K, moviendo su arma tal como haría un director de
orquesta.

Ignorándolo, Sakano se dirigió hacia el hombre. "¡Lo lamento tanto! ¿Está herido?
ese, um, dispositivo hace un ruido fuerte y asusta a cualquiera, pero en realidad no
puede herirlo o matarlo." Sonrió nerviosamente. "Tan sólo está en shock. Aquí." Le
alcanzó un tarro de té caliente a la víctima que gemía. "Esto ayudará a sus nervios."

"¡No es tiempo para beber té!" djio Shuichi, arrebatando el tarro de las manos del
productor.

"¿Pero qué otra cosa puedo hacer?" preguntó Sakano. Su labió inferior tembló y
luego colapsó en una avalancha de sollozos.

Mientras Shuichi se bebía el té, Hiro y Suguru ayudaron al hombre a levantarse y
llevarlo a su asiento.

"Perdone todo el alboroto," dijo el pelilargo tranquílamente, sonriéndole a los
pasajeros que fueron lo suficientemente desdichados de sentarse cerca de ellos.
Volvió a su lugar, se inclinó hacia atrás, y murmuró, "¡Shuichi, definitivamente no es
normal!"

"¿Quién?"

"La chica-muñeca. Tu tan aclamada fan. Tiene audifonos puestos mientras lee un
libro. Y como si no se hubiera dado cuenta de la exploción."

"¿De verdad?"

"Creo que eso sólo la hace una típica fanática de Bad Luck," dijo Suguru con
resignación.

Shuichi miró a K mientras éste estaba ocupado, instalando otra bomba de humo en la
puerta. K siempre haciendo esta clase de mierda. Quizás nuestros fanáticos piensan
que esta es la manera en que se supone que las bandas sean populares.

"Ponte a pensar en esto," dijo Shuichi, "Yuki ya no se sorprende cuando K me lleva a
punta de pistola. Lo único que hace es dejar que le dé un beso de despedida." Una
gran sonrisa apareció en sus labios. Esos besos siempre eran seguidos por un puño o
una patada hacia afuera de la puerta. Pero incluso ahora el suave dolor parecía
atractivo.

"¡Yuki! ¡Pronto estaré en casa!" gritó.

Sus compañeros de banda lo miraron fijamente.

"No me miren así. ¡Saben que le pertenezco!"

Ambos le hicieron un gesto con sus manos. Estaba en un error si pensaba que querían
brincar sobre sus huesos.

"Deberías llamarlo y decirle eso," dijo Hiro.

"¿Hoy no lo has llamado?" añadió el menor del grupo. "Eso me suena a catástrofe."

Shuichi se le quedó mirando. "¿Acaso nunca has oido de algo llamado 'verdadero
amor'? Yuki tuvo que entregar un trabajo ayer. Probablemente ahora esté
durmiendo, y porque lo amo, no me permitiré llamarlo."

"Wow, eso es impresionante," le respondió sin inmutarse. "Pero definitivamente un
mal presagio."

Hiro suprimió una sonrisa. "Yuki no duerme por tres días antes de entregar un
trabajo, ¿verdad? Entonces, probablemente esté durmiendo."

"Exactamente. Así que cuando regrese..." Shuichi comenzó a menear la cabeza de
Hiro, revolviendo sus largos cabellos como si fueran fideos alrededor de pedazos de
carne.

"¡Directo a la cama!" Soltó Suguru, luego se tornó ligeramente verde. "Oh no, ¡dije
eso muy alto!"

"Ah-jah." Sonrió tontamente Hiro.

"Oh. Muy bien. Um... Sí... Ahora voy a dormir," dijo.

"¡Estoy seguro que está esperándome!" Se movió el pelirosa con anticipación.
Habían pasado muchos días desde que habían estado juntos... Me aferraré a Yuki
toda la noche. En su mente no había otra cosa mas que deseo.

"Pero quizás debería llamarlo," dijo. "Sólo para oir su voz... No, no, ¡no puedo! Pero
quiero. Pero un tiempo separados hace que nuestro amor cresca. ¡Pero quizás
debería llamar... No, no debería... Pero...!" Comenzó a jalarse los pelos.

"¡Shuichi, por favor!" Su amigo sonrió titubeante por un segundo. "¡Tan sólo llámalo!"

"¡Oh, Yuki! ¡Me enloqueces! ¡Te amo!"

El tren expreso se precipitó a las afueras de Tokio, casi brillando con la ardiente
pasión del cantante.

***

Unas horas después, Bad Luck se encontraba en los estudios de la estación de radio
más popular de Tokio. Sonaba música alegre de fondo mientras comenzaba la
transmisión en vivo. Hiro, Suguru y Shuichi llevaban audifonos y sonreían con nerviosa
emoción mientras se sentaban alrededor de una mesa improvisada con micrófonos.

"Y así que, al fin, Bad Luck ha comenzado con su primera gira nacional," dijo la
locutora, sin perder tiempo.

"¡Sí!" gritó Shuichi. "¡Hemos comenzado!"

"Ya hemos hecho una parte," dijo Hiro, "pero la respuesta es un poco diferente en
cada ciudad, y simplemente estamos felices de ser bien recibidos por todo el país."

"¡Totalmente! ¡Estamos tan conmovidos!" Estalló Shuichi de nuevo.

"Exactamente," añadió Suguru. "Se siente bien ser aceptado con los brazos abiertos
por la fanaticada a través de la nación, y estamos esperando ansiosos tocar mañana
en Osaka. Cambiamos un poco la lista de temas para ese show, lo que debe de hacer
el concierto aún mejor."

"¡Hurra! ¡Nueva lista! ¡Vamos a acabar!" Shuichi brincaba de arriba abajo en su
asiento.

"Es bueno escuchar eso," lo siguió la conductora, tratando desesperádamente de
ignorar las payasadas infantiles del cantante. "Estoy segura de que todo el mundo lo
está esperando."

"¡Estamos más que esperando eso!" volvió a gritar Shuichi. " '¡Vienen buenas cosas
para aquellos que salen! ¡Si amas a tus hijos, entonces hazlos usar calcetines!'(3) ¡De
eso es todo lo que estoy hablando!"

A la animadora ya le estaba entrando el pánico, pero Hiro y Suguru estaban tan
acostumbrados a Shuichi que simplemente sonrieron y trataron de continuar de la
mejor forma.

"Shuichi," dijo Suguru, "¿quizás estés trabajando demasiado?"

"Shuichi pone el cien por ciento en todo lo que hace, gente," habló amablemente Hiro
hacia el micrófono.
"¿Acaso no están disfrutando?" preguntó el cantante. "¡Nunca he estado más feliz en
toda mi vida!"

Incluso sino lo hubiera dicho, era dolorosamente obvio. Radiaba de pura felicidad, ya
que cuando el programa terminara podría regresar a casa y ver a Yuki. Con el sólo
hecho de sentarse cerca de él ponía a las personas en peligro de quemarse por su
radiante aura. De hecho, su alegría era tan fuerte que casi se transmitía a través
de las corrientes de aire a cada rincón de la estación.

"Shuichi, si te sobrepasas esta noche, mañana estarás demasiado cansado para
cantar," le advirtió Hiro, pero sus palabras no pudieron penetrar su campo de fuerza
de éxtasis.

"Como sea, Hiro. No te preocupes por mí. Por el único que realmente deberías
preocuparte es por Yu-"

"¡Shuichi!" Gritó Suguru, al darse cuenta de que su compañero estuvo a punto de
soltar el nombre de Yuki. "¡Todos hemos escuchado que tan exigente es la audiencia
de Osaka, así que por favor, guarda un poco de esa energía para ellos!"

"¡Oh, sí! ¡Osaka es el animal fiestero de Japón! ¡Vamos a bailar toda la noche! ¡Oh,
poderoso, ardiente amor! ¡Amor, amor, amor!" Comenzó a saltar en vueltas.

Asustada por el repentino baile primitivo del cantante, la conductora puso rápidamente
una canción, la primera de Bad Luck, antes de salir de la cabina.

A través del cristal, pudieron verla cómo le hacía gestos furiosos al director del
programa.

"Creo que comienzo a ver el por qué raramente nos invitan a programa respetables,"
dijo Suguru.

"Deja de quejarte," dijo Hiro. "En estos días los artistas y actores legítimos quieren
participar en programas de variedad. ¡No hay que tener vergüenza de haber
comenzado allí! Creo que somos muy afortunados."

"¿Realmente crees eso?" preguntó Suguru, abriendo sus ojos.

Hiro simplemente sonrió.

La conductora regresó al estudio antes de que la canción terminara. "A continuación,
ustedes le darán algún consejo a los radioescuchas con sus problemas. Traten de
pensar en buenas respuestas," les dijo. Le dió a Shuichi una postal que un
radioescucha había enviado y luego sonrió brillantemente, su penumbra desapareció.

"¡Esto!" Susurro Suguru, adolorido. "¡Por eso es que nuestro grupo es decadente!"

"¿El profesionalismo de manejar cualquier situación con facilidad?" le murmuró Hiro,
mirando fijamente a Shuichi.

Mientras Shuichi leía la tarjeta intensamente, su expresión cambiaba por completo.
Hiro sabía bastane bien que ésta era su expresión más peligrosa -no se podía prevenir
lo que iba a suceder después.

"Si hubiera sido un nerviosos chico responsable," Hiro le dijo a Suguru, "nunca habría
tocado con él."
"¿Qué?"

"No importa qué tan bueno seas, si siempre eres el mismo -si simplemente eres
consistente- se vuelve muy aburrido, muy rápido," se explicó.

Suguru se veía molesto. "¡Creo que la consistencia y el ser aburrido podría ser una
meta valiosa para nosotros!"

Hiro se encogió de hombros. "Quizás sólo estoy atraido a personas impredecibles
porque yo mismo soy tan oridnario."

"¡Atraido!" dijo con incredulidad. "Siento como si los frenos se hubiesen roto, y he
sido lanzado de una motocicleta, y estoy a punto de sufrir múltiples fracturas."

Suguru se sentó, murmurando infelízmente hacia sí mismo. Últimamente se había
sentido desbalanceado. Como si se estuviera convirtiendo en alguien más, como si la
rareza de Shuichi fuera contagiosa. Sentía como si su personalidad hubiera pasado a
través de un molinillo, y hubiera llegado al otro lado irreconocible.

Si no hubiera conocido a alguien con el poder y la pasión del cantante, nunca hubiera
podido cambiar. Habría seguido siendo ese sabelotodo, estudiante de honor al quien
todo el mundo despreciaba. Pero él no estaba solo; miles de fanáticos habían sido
cambiados por la desenfrenada energía del vocalista.

Habiendo leído cuidadosamente la postal, Shuichi se la devolvió a la locutora justo en
el momento en que la canción terminaba. El segmento de consejos comenzaba con una
canción tan alegre que rayaba en lo sarcástico.

"Buenas noches a todos," dijo la animadora.

"¡Buenas noches!" dijeron alégremente los chicos.

"Aquí está nuestra primera carta: 'Soy una gran fanática de Bad Luck. Soy
asistente administrativa, tengo 23 años. He estado saliendo con mi novio desde la
universidad, y ambos conseguimos trabajo en la compañía donde queríamos.' "

"Nada fácil en estos días," dijo Suguru.

"Felicidades," añadió Hiro.

Shuichi estaba indignado. "¿Cómo pueden ser tan frívolos?" les preguntó. "¡Estamos
dando consejos de amor aquí! ¡Amor! ¡Muérdansen sus lenguas!"

¡PUM! ¡BAM! Shuichi les pegó inmisericordiosamente. Salieron volando de sus sillas.

Tambaleándose por el shock, la animadora se forzó a seguir leyendo como si nada
hubiese pasado.

" 'Recientemente, creo, ha estado muy ocupado con su trabajo y ha cancelado muchas
de nuestras citas. Estoy disfrutando mucho de mi trabajo ahora que me adapté, y
siempre termino a tiempo. Pero todo lo que me espera después del trabajo es un
mensaje en la contestadora, o peor aún, un mensaje de texto en el celular. Incluso
cuando coincidimos, terminamos discutiendo. No sé qué hacer. ¡Por favor,
ayúdenme!' Y está firmado por, 'Oh, Querido.' "
La animadora se volvió hacia los muchachos. "Y este es el problema de nuestra
radioescucha. Bad Luck, ¿qué opinan? Todos ustedes también están muy ocupados
con el trabajo, ¿quizás puedan darle algún buen consejo?"

El problema de la radioescucha era casi idéntico al de Shuichi. Sus puños apretados
temblaban. Su rostro se puso de un rojo intenso. Parecía estar deformándose contra
algo.

Hiro y Suguru se imaginaban que Shuichi estaba al borde de decir algo que pudiera
meterlos en problemas. Saltaron hacia atrás de sus asientos y comenzaro a
balbucear.

"¡Wow, ese es un problema difícil!" dijo Hiro.

Suguru se aclaró la garganta. "Aún soy un poco joven para preocuparme sobre el
balance entre el amor y trabajo."

Hiro mantenía sus respuesta deliberadamente vagas, mientra que Suguru trataba de
ser constructivo.

"Por lo general los hombres no piensan en amor hasta que tienen un trabajo estable."

Hiro asintió. "Estoy de acuerdo. ¿Quizás deberías ser paciente hasta que esté más
estable?"

"¿Así que estás de acuerdo conmigo al decir que el trabajo es lo más importante para
los hombres?" preguntó Suguru.

"Ambos, hombres y mujeres piensan que sus trabajos son más importantes, pero el
grado probablemnte varía de persona a persona."

Suguru asintió a la animadora. "Creo que es mejor si lo hablan con calma. Traten de
entender los sentiminetos del otro." Suspiró. "Lo único que podemos pensar en estos
días es en nuestros conciertos, por lo que se nos es difícil darte un buen consejo. ¡Lo
sentimos!"

"Y ninguno de nosotros tiene novia," añadió torpemente Hiro. (Él apenas había ido un
poco más allá que agarrarse de manos con Ayaka.) Y, a no ser que Suguru tuviera
una novia a escondidas, por el momento no tenía una. Hiro hubiera deseado pasar
fácil y seguro ese tema con su último comentario, pero la conductora lo presionó.

"¿Eh?" dijo ella. "¿Pero creo haber escuchado que Shuichi tiene pareja?"

"¡Ah!" Hiro y Suguru chillaron con fuerza suficiente como para tumbar los
micrófonos. Ya casi estaban saliendo astutamente del tema, pero ella tuvo que ir y
poner el pie en un campo minado.

"He escuchado," continuó, "¿que su pareja es el remobrado escrito romántico Eiri
Yuki?"

"¡Silencio!" rugió Shuichi. "¡Siempre es trabajo, trabajo, trabajo! Te amo más que el
trabajo, ¿o no? ¿Acaso puedes ir a cenar con tu trabajo?"

"Sin trabajo no puedes comer del todo," señaló la conductora.

"¿Acaso puede ser feliz con sólo su trabajo, señora?"
"¡Shuichi!" sus compañeros trataron de taparle la boca con las manos, pero no
funcionó.

"¿Acaso puede besar su trabajo? No puede, ¿o sí?" Se quedó mirándola fijamente.

"¡Shuichi, detente!" gritó Sakano, sus manos se aferraban al cristal fuera del estudio
mietras colapsaba lentamente.

"¡Ja ja ja! ¡Lamentamos ésta repentina exploción!" dijo Hiro. "Shuichi tiende a
ponerse algo emocional."

"Me disculpo con la persona que envió la postal," dijo Suguru. "Pero todo lo que puedo
decir es que escogistes a las personas equivocadas para pedir ayuda."

"¿Qué quieres decir?" lo interrumpió Shuichi. "¡No hay nadie en la Tierra más
adecuado para contestar esta pregunta que yo!"

Para ahora, su anhelo de ver a Yuki había tomado proporciones a lo Hércules. Ya
había pasado el punto de no retorno.

"¡Sé exactamente cómo te sientes, Akko!"(4) continuó.

"¡No, Shuichi! ¡Ese es su nombre real!" le soltó la mujer.

"Si no lo hubiera dicho, nadie se hubiera enterado, " apuntó Hiro.

"Estás en lo cierto, Hiro," coincidió Suguru.

La anfitriona se congeló. Sus nervios estaba de punta. Sus pupilas estaban
dilatadas, y su cabeza estaba en blanco.

Mientras tanto, la pasión de Shuichi crecía aún más, oscilnado sus puños alrededor
como un melodramático cantante de enka.(5) "¡Este no es momento para preocuparse
por eso! ¡Akko, a menos que algo pase, terminamos esperándolos por el resto de
nuestras vidas! ¡Y ellos ni siquiera lo notan!"

"Es un punto interesante," musitó la locutora.

"O sea, ¿por qué se enamoraron de nosotros en primer lugar?"

"¿No debes ser amado por gratitud, es eso lo que quieres decir?" dijo Hiro, tratando
de seguirlo.

"¡Por supuesto que debería!" dijo Shuichi. "¡Es un gran problema si no puedes confiar
tu amor!"

"¡Tranquilízate un poco!" dijo Suguru. Ambos se daban cuenta de que la conversación
estaba yéndose muy cerca a los problemas personales de Shuichi. Trataron de llevar
el río a su cauce.

"¡Cálmate, Shuichi!" dijo Hiro. "¡No la ayudarás si te deshaces en lágrimas!"

"¿A quién le importa?" gimió.

"Estoy seguro que tu novio se siente mal por estar trabajando todo el tiempo; quizás
si se comunicaran, si trabajaran juntos..." intentó Hiro.
Shuichi asintió. "Sí, con los hombres las acciones hablan más que las palabras, pero
también tienen sentimientos. Hay toneladas de tipos fuertes y silenciosos con
grandes corazones."

Parecía estar trabajando. Se estaba calmando. Aún respiraba lo suficientemente
fuerte como para sacar la espuma de una cerveza, pero al menos ya no vociferaba.

"Sí, quizás," murmuró Shuichi para sí mismo, de repente soñador. Era como si alguien
hubiera puesto un interruptor dentro de él. "¡Oh, el panorama de verte trabajar es
tan exquisito, tan magnífico, tan impresionante! ¡Quisiera ponerlo en cofre del tesoro
de mi corazón y arrojar la llave!" Su alegría radiaba incluso más que antes. Su
rostro se transformó con una expresión de lujuria y parecía listo para violar las
normas de la estación. "¡Eres tan ardiente cuando estás trabajando! ¡Sin reclamos!
¡Haz lo que tengas que hacer!"

Su cambio completo dejó a los otros hechos polvo. Aparentemente inconsciente siguió
adelante. "Siempre te echas a trabajar, en cuerpo y alma, como si no te quedara
ningún espacio para pensar en mí. Yo pienso en ti durante las veinticuatro horas,
siete días a la semana, día y noche, toda la semana. No es que no duela." Sus
sentimiento se precipitaron junto con la fuente de corriente de su voz, llenando el aire
de la noche, yendo por las hondas radiales y exparciéndose por todo Japón.

"¡Pero aún así, siempre estoy aquí para ti!" continuó. "Estoy abierto a tu comodidad,
a cualquier hora que me necesites. Ven directo a dentro. ¡Nunca estoy cerrado!"

Sus compañeros rápidamente trataron de traducir su parloteo en algo elocuente para
la audiencia. Temían que si no lo hacían, y si Shuichi se mantenía hablando, se
meterían en muchos problemas.

"¿O sea, que si ella lo ve trabajando?," se forzó Suguru, "¿se volvería a enamorar
otra vez?"

"Mientras esté atrapado trabajando horas extras," dijo Hiro, "¿ella podría llevarle la
comida?"

"¡Le llevaré algunas golosinas!" continuó parloteando Shuichi incontrolablemente.
"Tomaré algunas tartas de queso -no, bollos de crema, ahora tu boca y come. O
cortaré uno por la mitad para compartirlo, porque entonces sabrá mejor. O mejor
aún..."

Hiro luchó por mantenerse. "Sería una cosa si ya no lo amaras, pero estás enojada
porque aún lo quieres, ¿cierto, Akko? Estarías perfectamente feliz si pudieras estar
todo el tiempo a su lado." Se escuchaba animado, pero la pena por estar lejos de
Ayaka hizo que su voz comenzara a temblar. "Es importante valorar el timepo que
pasan juntos."

"Pero si ya han llegado a la etapa en lo que lo único que hacen es pelear cada vez que
se ven," dijo Suguru, "entonces quizás sea tiempo de separarse."

"¡¿Separarse?!" gritó Shuichi, agarrando a Suguru por los hombros y zarandeándolo
violéntamente. "¡¿Cómo puedes decir eso?!"

"Oh, no, eso no es lo que quiero decir." El tecladista luchó por explicarse, pero el
cantante ya lo estaba estrangulando.
"En otras palabras," dijo Hiro, "todos en Bad Luck esperamos que encuentren una
forma de incrementar su amor." Se echó la cabellera hacia atrás y le guiñó un ojo a
la animadora sin importar que estaban en radio y nadie podía verlo.

El noble sacrificio de Suguru hizo que la atención del vocalista se desviara de su
arranque amoroso. Si se escapaban ahora, había una buena oportunidad de sobrevivir
en una pieza el programa.

El instinto profesional de la animadora la golpeó. "Bien, gracias a todos. Los
invitados de hoy fueron los miembros de Bad Luck. La última canción de esta noche
es una de ellos que le va perfectamente a una como ésta. Pedida por "Oh, Querido" y
muchos otros más, una agridulce canción de amor de su primer álbum."

La canción comenzó con una melodiosa introducción seguida por la voz de Shuichi. Ella
no podía creer que las mismas tres personas que casi destruyeron el estudio unos
minutos atrás hubieran sido capaces de grabar una hermosa canción como esa.

Pero lo hicieron vertiendo todas sus almas en sus trabajos. Hiro tocó su guitarra
como todo un veterano. Los arreglos de Suguru fueron extraordinarios, y la voz de
Shuichi hipnotizó a los escuchas con su fuerza y belleza.

A pesar de su juventud y de los problemas en los que usualmente se encontraban,
Hiro, Suguru y Shuichi tenían verdaderos talentos musicales. Bad Luck estaba
causando un gran revuelo en la industria musical.

***

"¡Ya estoy en casa!" gritó Shuichi al llegar al departamento de Yuki después del
programa radial, había un ligero temblor en su inusual voz.

Ya había olvidado lo que le causó a sus compañeros de grupo y a su productor en la
estación. En lo único que podía pensar era enYuki, el cual esperaba hubiera terminado
su trabajo y estuviera esperándolo ansiosamente.

Desde la calle, el joven hiperactivo notó que todas las luces estaban apagadas.
Cuando entró, estaba totalmente silencioso. Asumió que su amante debería estar
profundamente dormido después de haber trabajado toda la noche, y estaba contento
de haber resistido el impulso de llamarlo.

Cuidando de no hacer ruido, caminó a hurtadillas por el vestíbulo hasta a la
habitación. Observando la cama, susurró, "Yuki, te extrañé tanto."

Se auto-felicitó por ser tan maduro. Cuando comenzó a salir con el escritor, era
incapaz de controlar sus emociones. Se hubiera tirado contra la puerta, sacándola de
sus goznes. Hubiera gritado lo suficientemente fuerte como para hacer temblar las
paredes, antes de brincar encima de Yuki. Quizás aprendió de todas las veces en las
que el rubio lo golpeó, pateó, o lo reventó contra la pared en forma de venganza.

"No pensé otra cosa mas que en ti," le hizo saber.

Los olores que relacionaba con su novio -la persistente fragancia de su champú, el
permanente olor a sus cigarrillos, incluso el olor del libro medio-leído en la mesa de
noche- todos estos aromas llenaron de alegría su corazón. Por días esas fragancias le
fueron arrebatadas de su vida, por lo que las respiró profundamente, llenando a
capacidad sus pulmones, hasta que casi se embriagó de felicidad.

"Oh, Yuki," suspiró, metiéndose en la cama. Escapándose por las cobijas para llegar
hasta su amado. Extendió su mano para tocar algo duro.

"¡Wah!" dió un largo brinco hacia atrás, golpenado su cabeza contra la pared. Luego
rodó suavemente en dirección opuesta y cayó el suelo.

"¿Yuki?"

Se levantó de un salto y tiró de las cobijas. No había nade allí. Con la oscuridad, él
asumió que su amado estaría durmiendo, pero quizás estaba escondiéndose en algún
lugar, jugándole una práctica broma.

"¿Tratando de sorprenderme? ¡Nunca pensé que fueras tan pícaro!" sonrió
tontamente, comenzando a buscar en las otras habitaciones. Buscó dentro de cada
armario y gabinete, incluso dentro de las maletas, pero él no estaba allí.

Estaba desconcertado. Cuando llamó a la casa después del programa, Yuki no había
contestado ni el teléfono ni el celular. Shuichi había asumido que estaba trabajando o
durmiendo, pero quizás había salido en su coche.

"¡Quizás quería hacer una cena especial para mí y fue de compras!"

El simple hecho de pensar en las comidas de Yuki hizo que toda su tensión de
disipara. Su novio era asombros en todo lo que hacía -especialmente cocinando. Cada
vez que comía uno de sus platillos, saboreaba un ingrediente secreto: amor.

"¡Una cena a la luz de las velas! ¡Al menos está siendo romántico! ¿Me pregunto que
va a cocinar?"

Pero cuando marcó al celular de Yuki, le contestó el mensaje de voz.

"Um, soy yo," dijo. "Estoy en casa, pero tú no estás aquí. ¡Por favor, llámame! Te
esperaré despierto..." Su voz se agitó gradualmente.

Algo está mal. No se supone que las cosas sean así. Su buen humor se transformó
en una seria preocupación. Le había dicho a Yuki una y otra vez que hoy estaría en
casa.

Él le dijo. "Está bien. Estaré en la cama." Shuichi se emocionó tanto que lanzó sus
brazos alrededor del hombre mayor y lo abrazó tan fuerte como pudo. Por supuesto,
el otro añadió, "Lo que significa que estaré durmiendo."

El cantante esperaba observar el rostro de su novio mientras dormía, pero ahora no
había nada más que una cama vacía. Se obligó a sentarse y esperar lo llamara.

"¿Adónde demonios fuistes?"

Cada tictac del reloj sonaba como golpes de martillo, lo miró, convencido de que ya
había pasado un increiblemente largo tiempo, pero sólo habían pasado diez minutos.
Incapaz de esperar más, volvió a llamar. Otra vez volvió a salir el mensaje de voz.

"Estuvistes despierto toda la noche. ¿Cómo puedes estar afuera?" le exigió.
Yuki tenía que entregar un trabajo el día anterior, lo que siempre significaba pasar al
menos una noche sin dormir. Quizás más. Para él, dejar la casa en esa condición era
prueba de que la falta de sueño había debilitado su juicio.

Shuichi estaba acosado por terrible pensamientos. ¡¿Qué tal si se quedó dormido
mientras manejaba y tuvo un terrible accidente?! ¡¿Qué tal si se quedó dormido a un
lado de la carretera y fue secuestrado por un loco de atar?! ¡¿Qué tal si se quedó
dormido mientras conducía por un puente, cayó al mar y fue devorado por sangrientos
tiburones?!

"¡Aaarg!" gritó, jalándose los cabellos. "¡Yuki, por favor! ¡No tengo que tocarte! ¡Tan
sólo quiero ver tu rostro -escuchar tu voz! ¡Eso es suficiente para mí! ¡Te lo ruego!
¡Déjame saber que estás vivo!"

Pero la habitación se quedó en silencio; el eco de su voz se desvaneció, sus ruegos
quedaron sin contestar.

TIC, TAC, TIC, TAC.

No tan sólo el reloj era insoportable, sino que estaba tan instensamente enfocado en
escuchar el timbre del teléfono que hasta el zumbido de la nevera era ensordecedor.
Y hasta estaba seguro de que podía escuchar los minutos al pasar.

"¡Yuki, dónde estás!" gimió.

Shuichi casi nunca estaba completamente sólo en el departamento. Incluso cuando el
escritor estaba trabajando, podía escuchar sus dedos escribiendo en el teclado o su
refunfuñeo mientras arrancaba hojas de una libreta. Estos sonidos eran
tranquilizadores, pero este silencio le destrozaba los nervios.

"¡Yuki, lo prometistes!" Su corazón se apretó. Agitó violentamente la cabeza,
llevandose lejos la tentación de culpar a su ausente novio. "¡Al menos llama! ¡Estoy
preocupado!"

Sacó su celular y lo observó, intentando hacerlo sonar por voluntad. Yuki no había
respondido a ninguno de los miles de e-mails que le había enviado desde todos los
rincones del país. ¿Quizás cayó dentro de una alcantarilla hace muchos días y nadie
sabe dónde buscar su cuerpo?

Realmente estaba entrando en pánico, su teléfono hizo un pequeño, diminuto ruido.
Presionó el botón de contestar antes de que la melodía comenzara a sonar y le gritó.

"¿Dónde demonios estás? ¡Estaba muy preocupado!"

"Oh, lo siento," se escuchó una voz muy tranquila.

"¿Presidente?" Shuichi se desinfló. Era Tohma, el presidente de N-G Pro. Bajó su
cabeza para disculparse. "Lo siento, pensé que usted era..."

"¿Yuki?"

"Sí."

"Escuché el programa radial. Mantén ese alto nivel de energía para mañana," dijo
alégremente.
"¿Sabe dónde está Yuki?"

Tohma hizo una pausa. "¿Observastes cuidadosamente?"

"¡No está en ningún lado!" dijo irritadamente.

Tohma no contestó.

"¿Hola?" dijo Shuichi, sus instintos le decían ser precavido ya que Tohma estaba en
medio de un pensamineto. "¿Puede ayudarme, Tohma?"

"Bueno," dijo falsamente reacio. "Cuando lo vi, estaba con una mujer. Era muy
elegante."

Shuichi se congeló, incapaz de respirar. ¿Tohma encontró a Yuki engañándome?

"¡¿Qué?!" Explotó. "¿Quién? ¡No dejaré que una... una mujer se atraviese entre
Yuki y yo! ¿Quién era? ¡Tienes que decirme!"

"Mm... Buena pregutna."

Shuichi apretó los dientes. Tohma siempre tenía que decir eso. "¿Dónde vió a Yuki y
a esta... esta mujer?"

"Bueno, probablemente no pueda decirte eso," dijo furtivamente.

El cantante sentía como si le hubieran sacado todo el arie. No puede ser... De
ninguna forma pudo haber ido a un hotel... ¿y hacer el amor? ¿Con alguna fresca
elegante?

Con los dedos apretando el teléfono, trató de calmar su acelerado pulso lo mejor que
pudo.

Se descorazonó nuevamente por la alegre voz de su jefe. "Mañana estaré en Osaka,
Shindou. ¡Lo veré allá!"

Dándose cuenta que estaba a punto de colgar, se apresuró a decir, "¡Espere un
segundo!"

Una breve pausa, luego, "¿Sí?"

"¿Está usted...posiblemente...en contra de nuestra relación?"

Entendió que puso a su jefe en una mala posición. Un músico varón de su agencia
saliendo con otro hombre, y no tan sólo cualquier hombre, sino uno de los escritores
más vendidos, probablemente no era una situación ideal desde el punto de vista
comercial, especialmente cuando ninguno de los dos había hecho mucho esfuerzo para
esconder la relación. Y luego también estaba el hecho de que Yuki era el cuñado de
Tohma.

"No del todo," dijo ligeramente, pero Shuichi aún seguía sospechando. Todo el mundo
en N-G Pro sabían cuán impredecible era Tohma cuando actuaba tan vivaz. "Respeto
la libertad de Yuki. Es de mi familia, después de todo."

"Entonces, um..." Shuichi buscaba las palabras correctas.

"No te preocupes. Él siempre manejaba sus adventuras con mucha discresión...hasta
que te conoció."
"No me importa la mala publicidad." El cantante de pronto se sintió como si fuera una
esposa hablando con su malvada suegra.

"Descansa un poco esta noche, ¿está bien?" Tohma lo animó. "Queremos sacar la
casa por la ventana en Osaka."

"¡Por supuesto! ¡Estoy esperando eso!" dijo, inclinando su cabeza. Esperó a que
Tohma engachara para luego hacerlo él.

"¿Qué está pasando?" se preguntó. "La libertad de Yuki... ¿libertad con esa mujer
elegante?"

No quería pensar en eso. deseaba poder creer en Yuki, pero, desafortunadamente,
no podía hacer otra cosa que sospechar de su bello novio. A veces Yuki era
demasiado receptivo a las atenciones que las mujeres le daban -¡y habían demasiadas
mujeres que siempre le daban atención! Yuki podría tener casi cualquier mujer en
Japón.

"¡Yuki!" Se paseó por la habitación como un tigre enjaulado. "Aquí estaba yo,
pensando que te habías quedado dormido mientras conducías o que te habías caido de
un puente. ¡Tenía los nervios de punta! ¡Pero no, tú estás con esa... esa... mujer
elegante!"

Un pensamiento le llegó de golpe. ¿Estuvistes tan solo sin mí que tuvistes que buscar
a otra persona? No harías eso, ¿o sí?

"¡Por favor, que alguien me diga que estoy mal!" Comenzó a correr frenéticamente.
Se golpeó el dedo pequeño del pie con el borde del escritorio de su amante. Rodó por
el suelo, agarrando su pie, luego soltó un grito tan fuerte que pudo haber llamado la
atención de miles de espectadores.

Mientras estaba en el piso, un pedazo de papel se deslizó cuando golpeó el escritorio,
ondeó por el aire hasta llegar a su cara. Ignorando el palpitante dolor, agarró el
papel, el cual estaba emblemado con el logo "Kunoichi"(6), y mientras lo hacía, atrapó
el aire de una dulce fragancia de perfume.

"¿Eh?"

La fragancia le era familiar, pero antes de que pudiera recordar en dónde lo había
olido, vió lo que estaba escrito en la nota.

Fue como si una daga atravesara su corazón.

"¡¿Qué?!" chilló, levantándose de un salto y mirándola fijamente. La leyó una y otra
vez, pero las palabras no cambiaban. La leyó en voz alta.

"Me he llevado a Yuki. Sólo por si acaso."

Por el manuscrito, supo que había sido escrito por una mujer. Inmediátamente pensó
en lo peor. ¡Esta mujer y Yuki!

Cerró sus puños inconsientemente, arrugando el papel.

"¡Sólo por si acaso! ¿Qué demonios significa eso? Sólo por si acaso, ¿de qué?" gritó,
pasó los detalles triviales porque no quería pensar sobre lo que estaba ocurriendo.
"Sólo por si acaso," repitió. ¡Estaba en lo cierto! Yuki fue secuestrado por una loca
de atar.

"¡Oh, Yuki! ¡Sería mejor si estuvieras malherido, indefenso en algún lugar y que nadie
pudiera encontrarte!"

Shuichi estaba confundido ya que Yuki siempre era tan precavido y cuidadoso. ¿Cómo
lo atrapó? Debió haber sido más difícil que domesticar a un animal salvaje. Incluso
el famoso zoólogo, Mitsugorou, hubiera tenido problemas.

"Esa mujer que Tohma mencionó -¿podría haberlo seducido?"

Estuve fuera mucho tiempo, y se sintió solo. ¡Perdóname Yuki! ¡Todo es mi culpa! ¡Si
me hubiera quedado en vez de irme, esto nunca hubiera pasado!

"Sólo por si acaso," dijo una y otra vez. "¡¿Qué domonios significa?!" gritó. De
repente, su celular sonó. Miró la pantalla; era un número desconocido.

¡Debe ser la secuestradora! Tragó saliva. ¡Las luces del cuarto están encendidas, así
que sabe que estoy aquí! Su estómago se encogió. Tomó tres largas bocanadas de
aire y obligó a su corazón a calmarse antes de finalmente contestar el celular.

"¡Está bien! ¡Está bien!" gritó al teléfono, giminedo. "¿Qué es lo que pides?"

Él podía pagar el rescate. Y si no tenía dinero suficiente, podría pagarlo a plazos,
trabajar por el resto de su vida. Incluso si la secuestradora quería que cantara
desnudo, estaba bien. Cualquier cosa, con tal de que le regresara a Yuki.

¿Pero y si es a Yuki lo que quiere? Chorros de sudor bajaban por su rostro. Primero
tengo que saber si se encuentra bien. ¡Y dónde está! Repentinamente, una voz lo
sacó de sus pensamientos. Sonaba inesperadamente divertida.

"¿Pedir? Bueno, eso me ahorra algo de tiempo."

"¿Tiempo?" ¿Qué? ¡Un momento! Shuichi conocía esa voz. Era casi idéntica a la de
Yuki. "¿Tatsuha?"

"Síp, soy yo." Tatsuha era el hermano de Yuki. "¡Tu monje budista favorito desde
Kyoto!"

"Lo sé. ¡Pero ahora no tengo tiempo para ti! Tu... Yuki... terrible."

Tartamudeaba, pero él era tan torpe con las palabras que su cuñado no lo notó.

"¿Cómo te va? Supongo que sabes porqué estoy llamando, y dándote tiempo. ¿Eh,
Shu-Shu?"

"¿Qué?" preguntó, confundido. ¿Tatsuha está envuelto en el secuestro? "¿Estás
trabajando para la mujer que se robó a Yuki?"

"¿Robó? Estás loco. Él se metió en alguna habitación de hotel en Osaka."

"¿Qué? ¿Lo encerró en un cuarto de hotel? ¿En Osaka?" Su cerebro estaba
haciéndose papillas.

"Mira, Shu-Shu, no sé qué pasa contigo, pero tu enamorado está por acá haciendo
una investigación o algo así. Muy mal por ti, ¿eh? Y más cuando tu concierto está
cerca." Parecía que pensaba que el cantante también estaba en Osaka. "Los dos
están trabajando tan duro. Por supuesto, al menos mi hermano tiene una preciosa
editora que le hace compañía."

"Preciosa editora..." parpadeó rápidamente.

Tohma había dicho que Yuki estaba con una mujer muy elegante, y ahora Tatsuha dice
que era preciosa.

"No puede negásele a una dama," dijo el monje. "Muy mal por ti, creo." Comenzó a
recitar un sutra.

"¡Cállate!" gritó.

"Oye, debes considerarte afortunado. ¡La gente me paga para que lo recite por
ellos! Hago diez secciones durante el periodo del obon, sabes."

"¡Nadie te preguntó tu agenda!" gruñó Shuichi. "¿Dónde está Yuki?"

"Tú eres su novio. Si tú no sabes, ¿cómo demonios lo voy a saber yo?"

"¡Oh!" Shuichi sintió una afilada hacha en su pecho, pero Tatsuha lo siguió
presionando, feliz como siempre.

"Bueno, lo siento por ti, Shu-Shu. ¡Para animarte, pasaré por tu camenrino!"

Shuichi ya no tenía energías para negarse.

"Ah-jah, seguro. Como sea; ¡el camerino de Nittle Grasper tiene alta seguridad," le
recordó. "Pero me aseguraré de que hables con Ryuichi en Osaka."

Tatsuha estaba obsesionado con Ryuichi Sakuma, el cantante y líder de Nittle
Grasper, el grupo musical más popular en Japón. Ryuichi era considerado como uno de
los mejores cantantes a nivel mundial y era el modelo a seguir de Shuichi.

El monje soltó una risotada. "Te deberé esa."

Si no estoy muy ocupado buscando a Yuki, eso es. Pero antes de que pudiera decirlo,
Tatsuha enganchó. ¡Los dos hermanos son tan egoístas!

Si Yuki estaba plaenando ir a Osaka para trabajar, ¿entonces porqué no lo dijo? No
me habría esforzado tanto para volver a Tokio. Todo pudo haber sido más fácil.
Podríamos habernos encontrado en Osaka y tener más tiempo juntos.

Bajó sus hombros, pero también estaba extremadamente aliviado de que no estuviera
secuestrado. ¿Quizás fue a Osaka sólo para verme?

"Pero él nunca lo admitiría. Para ser un escritor romántico, se avergüenza demasiado
con cosas como éstas." Ronroneó mientras se deslizaba en el reino de las fantasías.

Hizo lo que él imaginó era algo bastante nihilista, una expresión de Yuki. "Esto es por
trabajo," dijo secamente, imitándolo. ¡Ja! Pretendiendo que su viaje a Osaka no era
para verme. No sonaba nada parecido a Yuki, pero debido a su desesperada
nostalgia, lo creyó. Gritó como una colegiada, ruborizándose, y golpeó emocionado la
pared con su puño.
"¡Perfecto! ¡Perfecto!" Se auto-felicitó, riendo silenciósamente mientras salía del
estudio.

Si su amante hubiera estado allí para ver su tonta sonrisa, indudablemente lo habría
pateado lo más fuerte que pudiera. El cerebro de pájaro de Shuichi estaba lleno de
amor, amor por un hombre frío que era de todo menos cariñoso, que expresaba sus
sentiminetos después de analizarlos. Para él, esos infrecuentes, milagrosos gestos de
amor hacía que todo valiera la pena.

"¡Yuki!" Gritó antes de acostarse en la cama y quedar rápidamente dormido. Rodeado
por la evocadora escencia de su amante, esa noche durmió alrededor de sueños llenos
de pasión . Quizás Yuki lo estaría esperando cuando llegara a Osaka al día siguiente.
Quizás Yuki lo llevaría a una maravillosa, romántica cita. Quizás Yuki pasaría por el
camerino antes del concierto, le daría un beso de buena suerte, y después de la
actuación le diría que tan buen trabajo hizo sobre el escenario.

Por supuesto, eso no eran otra cosa más que sueños traidos por la fragancia de su
novio y su febril imaginación. El dedo que se lastimó con el escritorio se estaba
poniendo rojo, pero las endorfinas de su cerebro disfrazaron secretamente el dolor y
lo dejaron dormir en paz.

Cuando despertó a la mañana siguiente, se sintió completamente refrescado, teniendo
el mejor sueño desde hace meses.

"¡Aquí voy, Osaka! ¡Aquí voy, Yuki!"

La inquietante desesperación de la noche pasada había desaparecido. Saltó de la
cama y corrió hacia la puerta, entusiasmado por comenzar el día.

Desafortunadamente, no notó la otra nota que habían dejado para él. Se hallaba en
el suelo del apartamento antes de que se fuera, las huellas de los zapatos estampados
sobre las palabras.


*******************************************

Notas de Traducción (japonés-inglés)

(1) Nozomi es una de las rutas del shinkansen.

(2) El shinkansen es el famoso tren de alta velocidad japonés.

(3) Shuichi dijo mal el refrán. Kawaii ko ni ha tabi wo sase yo, se traduce a: "Si
amas a tus hijos, hazlos viajar," pero Shuichi utilizó el tabi equivocado y cambió el
verbo. El primer proverbio es correcto, pero no parece tener ninguna relación con lo
que estaba hablando.

(4) Akko es su nombre real; el pseudónimo de "Oh, Querido" es un juego de palabras
japonés: Akkorya korya. Aunque también es un nombre inusual. ¿Incluso el "nombre
real" también podría ser un apodo?

(5) Enka es un tipo de canto popular, de cantantes melódicos japoneses. Sus
canciones son muy melodramáticas.
(6) Kunoichi, el logo en la nota, posiblemente sea el apellido de la mujer, y/o también
es el nombre de un ninja femenino. El símbolo que se usa en el katakana para ku y
no, mas el kanji ichi encima de ellas crean el kanji onna o "mujer."



Traducido por Kaoru Yuki
CAPÍTULO UNO:
El teléfono sin responder




Shuichi y Bad Luck habían tomado el tren bala de regreso a Osaka y estaban dando
vueltas en el puente Ebisu, también conocido como el Puente ‘Recolección’. A pesar
del ruido provocado por la multitud a su alrededor, Hiro fue capaz de escuchar el
sonido de su celular. Cuando vio quien estaba llamando intentó, infructuosamente,
parecer casual cuando contestó.
“Uh ¡hey! Tanto tiempo. Yo, uh... ¡Wow! ¡Me hace tan feliz escuchar tu voz!” La
emoción brotaba de Hiro, era obvio que era su novia llamando desde Kyoto. “Sí, estoy
en Osaka. De verdad, de verdad quiero verte. ¡Quiero saltarme los ensayos e ir hasta
allá ahora mismo!” (El hecho de que Shuichi estuviera allí, no significaba que era el
único del cual podía fluir amor)
“¿Qué?” Preguntó Hiro. “No, claro que no puedo hacer eso, ¡pero así es como me
siento! ¡Claro, ja ja ja!” Sintiendo la mirada crítica de Shuichi, Hiro dejó la idea de
saltarse los ensayos.
“¿Oh? ¿De verdad? No, ¡definitivamente! ¡A cualquier hora! Eso significa que podremos
pasar más tiempo juntos. Estoy esperando ansioso el momento. Te enviaré un mensaje
con la dirección- oh ¿ya sabes donde es? Pero el camarín… ¿Qué? ¿Dónde estoy
ahora? ¡Osaka! ¿No te lo dije?” Hiro repentinamente se paralizó y comenzó a
titubear. “¿En que parte de Osaka? Um, realmente no lo sé. Un lugar que sale a
menudo en la TV”.
“¡Puente ‘Recolección’!” Gritó Shuichi pegándose a la espalda de Hiro. “¿Sabes porque
lo llaman así? ¡Porque los chicos vienen hasta aquí a buscar o ‘recolectar’ mujeres! ¡Es
el lugar más famoso en Osaka para conseguir chicas! ¡Hah!”
“¡No! ¡Por supuesto que no estoy intentando conseguir chicas! Solo nos estamos
juntando… Uh, ¿hola? ¿Ayaka? ¡Hola!” Había colgado. Hiro apretó con fuerza su
desconectado teléfono y golpeó a su compañero. “¡Shuichi! ¡Deja de intentar meterme
en problemas!”
“¿Qué? ¡Solo estaba diciendo donde estábamos!”
“Sí, ¡pero no era necesario decirle el porqué los chicos vienen hasta aquí!”
Shuichi no respondió; en vez de eso solo le sonrió a Hiro.
El puente de piedra sobre el río Dotonbori usualmente estaba repleto de turistas y
compradores, pero afortunadamente aún era temprano y no había mucha gente
alrededor. La docena que estaba allí se paseaban de un lado a otro mirando a Bad
Luck.
Shuichi estaba pegado a Hiro, la única persona que le ponía atención. K estaba
tomándose fotos en frente del signo Glico y, por alguna razón, estaba en la pose
inochi (1), formando el símbolo de “vida” con sus brazos y piernas. Su productor,
Sakano, suspiraba como si un pedazo de su alma estuviera siendo arrancado mientras
tomaba cada foto. No había señal de Suguru por ningún lado, lo que significaba que
estaba, como siempre, haciendo el buen trabajo de pretender que no iba con el resto
del grupo.
“¿Tienes el coraje de responder una llamada romántica mientras mi amante está
perdido?” Lloró Shuichi.
Shuichi había asumido que cuando llegara a Osaka, sería capaz de ver a Yuki –aunque
no tendría ninguna posibilidad de estar con él. Eso había sido lo único que mantenía su
espíritu vivo. Pero sin importar cuantas veces lo llamó, Yuki no contestó su celular. En
vez de eso, la voz de una mujer aparecía en la línea y calmadamente decía, “Este
teléfono se encuentra apagado o fuera del área de servicio. Por favor, intente otra
vez más tarde”. Shuichi intentó enviarle mensajes, pero Yuki aún no respondía.
“¿Por qué?” Gimió Shuichi.
Hiro no supo que decir. Rápidamente intentó pensar en alguna forma de ayudar.
“Sabes que él está en un hotel en Osaka, ¿verdad?” Preguntó Hiro.
“Hotel, motel, hotel casual, estancia, resort, servicio de cama y desayuno, pensión,
centro de fabricación de cocaína. ¡Podría estar en cualquier lugar!” Shuichi suspiró
desesperanzado mientras miraba entre la lista de hoteles que había sacado de las
páginas amarillas al interior de una casilla telefónica. “¿Cómo te encuentro Yuki?
¿Dónde puedes estar? ¡¿Y que demonios pretendes?!” Dejando que su furia se
apoderara de él, rompió las listas en pedacitos y los tiró al aire. Flotaban como
confetti mientras Hiro revoloteaba y saltaba alrededor para poder recolectarlas.
“Niños, ¡no intenten esto en casa!” Lloró Hiro, pero su reproche había tenido algo de
efecto.
“¡La única razón para tener este celular es para hablarte en cualquier momento!”
Shuichi miraba su teléfono. “¡Llámame! ¡O por lo menos envíame un mensaje de texto!”
Yuki había insistido en que no necesitaba un teléfono móvil ya que siempre trabajaba
en su casa, pero Shuichi le había demandado que comprara uno.
“¿Por qué no me devuelves el llamado?” Gruñó Shuichi, tirando sin cuidado alguno el
teléfono contra el puente de piedra. Esta era la primera vez que renunciaba a todo
tan tempranamente.
“Si lo rompes, él nunca podrá contactarse”, remarcó Hiro.
Shuichi se apresuró a recoger el teléfono y lo pasó sobre su mejilla. “¡Lo siento tanto!
¡Por favor perdóname!” Limpió una invisible mancha de polvo sobre él, lo lustró con su
pañuelo y luego lo besó. “Te lo ruego, ¡comunícame con Yuki! ¡Por favor!”
“No importa cuanto ruegues”, dijo Hiro, “a menos que Yuki encienda su celular…”
“¡Hiro!“ Lloró Shuichi abrazando con fuerza a su amigo. “¿Tan feo soy?” Una cascada
de lágrimas brotó desde sus ojos y corrió por la camisa de Hiro.
Aunque Shuichi había provocado una pelea con la novia de Hiro, este hizo su mejor
esfuerzo para ayudar. “Um, bueno…la belleza masculina no es mi punto fuerte pero…”
“¡No lo he visto desde hace días! ¡Ahora ni siquiera puedo hablar con él! ¡Estoy a
punto de perder la cabeza!”
“¿A punto?” Dijo Hiro.
Shuichi gruñó, “¡Claro! ¡Es normal estar en estado de caos!”
“Um, sí…”
El cantante hizo pucheros. “Eres tan frío. ¿No me quieres?”
A este punto una multitud estaba comenzando a acercarse alrededor de ellos. Como no
tenían forma de saber que Shuichi estaba hablándole a alguien que no estaba allí,
ellos debieron haber asumido que era una pelea de amantes. Un gran grupo de
paparazzi comenzó a tomar fotos y muchos turistas se les unieron.
“Bueno”, Suspiró Hiro. Volteó a mirar a Shuichi. “Dijiste que estaba atrapado en una
habitación de hotel, ¿verdad? Entonces, ¿es como si hubiese sido puesto en
cuarentena?”
“¡No hables de él como si tuviera algún horrible virus!” Gritó Shuichi dando un
cabezazo en el mentón de Hiro y dejándolo inconciente.
Aunque yacía colapsado en el suelo, Hiro continuó sermoneando a Shuichi. “¿Has
considerado los sentimientos de Yuki? Quiero decir que talvez el quiere verte pero
simplemente no puede salir”.
“¿De verdad?” Shuichi miró sorprendido y con la boca abierta a Hiro. Estaba tan
acostumbrado a ser el único emocional que no se le había ocurrido que Yuki también
podría estar sintiéndose solo en ese mismo momento. Hiro tiene razón. ¡Debe ser
verdad! ¡Porque estamos enamorados!
Aún en el suelo, Hiro miraba a un emocionado Shuichi.
“Probablemente él está dando su mejor esfuerzo para intentar llamarte pero no
puede”.
“¡Eso explica todo!” Shuichi calló en una de sus rodillas en el suelo. Lagrimas brotaban
desde sus ojos mientras tomaba la mano de su amigo. “¡Todo fue mi culpa! Yo dije que
lo amaría sin que nada importara y mi corazón fue débil”.
La multitud rompió en aplausos.
“¡Hermoso hombre!
“¡Se fuerte!”
“¡Nosotros te apoyamos!”
“¡Ve por él!”
La audiencia, los aplausos y las porras levantaron el espíritu de Shuichi y le dieron una
repentina idea.
“Gracias, gracias“, dijo saltando y saludando con los brazos en alto a la multitud.
“¡Gracias a todos! Ustedes me dan fortaleza. ¡Sin mis fans no soy nada!”
Con su poder restaurado, Shuichi prometió no preocuparse tanto por Yuki.
La multitud gritaba con alegría y descontroladamente. Se sentían tan contentos que
tomaron a Shuichi y lo elevaron en el aire. Su pequeño cuerpo voló en el azul cielo de
Osaka.
“¿Qué demonios está pasando?” Reclamó Suguru quien regresaba con sus manos llenas
de albóndigas de pulpo calientes llamadas takoyaki.
Shuichi aterrizó en sus pies extremadamente satisfecho. “¡Oh, Suguru! ¡Amo tocar en
vivo! Los sentimientos de la audiencia con como una ola que puedo montar – ¡es como
surfear en el mar!”

“Pero no hemos actuado aún“ Dijo Suguru aún confundido.
“¡No importa mientras ellos estén felices! ¡Representante! ¡Vamos a tomarnos el
Castillo de Osaka!”
“Odio corregirte”, Interrumpió Sakano. “Pero es el salón del Castillo de Osaka”.
Shuichi no estaba escuchando. “¡El Castillo de Osaka! ¿Cómo podemos equivocarnos en
un lugar con un nombre como ese? ¡Vamos a conquistar el mundo!” Rió mientras recibía
otra ronda de aplausos de la multitud que lo adoraba. La atención lo entusiasmó aún
más. Corrió rápidamente hacia su representante.
“¡Andando! ¡Vamos! ¿Dónde vamos a ir después?”
“¡Shuichi!” Dijo K. “¡Tengo algo que mostrarte!”
Sakano, Suguru y Hiro se tensaron, nerviosos por la excesiva alegría en los ojos
azules de K.
“¡Ho ho ho! Pensé que algo como esto podía pasar, ¡así es que escondí un transmisor
especial! ¡Puedo encontrar la ubicación exacta en el momento que quiera!”
K abrió un laptop en frente de los ojos fuera de órbita de Shuichi. Una foto satelital
de la ciudad apareció en la pantalla, dentro de ella una ventana estaba marcada y
rodeada con palabras de jerga militar.
Shuichi apuntó felizmente hacia una pequeña luz que parpadeaba. “¿Este es él?
¿Dónde está este lugar? ¿Dónde está él?”
“Veamos... ¡en la azotea del edificio Ebisu!”
“¿Qué? ¿Dónde?” Shuichi miró alrededor. No había señal alguna de Yuki. “No lo veo”,
aulló. “¿Dónde está?”
K lo apuntó a él. “¡Entre tus dientes!”
“¿Qué? ¿Te refieres al chip rastreador? ¡Me diste esperanzas por nada! ¡Y jugaste
con mi cuerpo!”
“¡Shuichi!” Lloró Sakano, volviéndose blanco, su fuerte lealtad hacia N-G Pro era lo
único que lo mantenía allí. “Deberíamos empezar a andar. ¿Por qué no vamos al Castillo
de Osaka, como tú dijiste?” El salón del Castillo de Osaka estaba justo al lado del
Castillo de Osaka así es que Sakano se cansó de corregir a Shuichi.
“Acabo de ordenar transporte“ Dijo K. “Debería llegar en cualquier momento”. Plantó
sus largas piernas en el pasamano como cual marinero. “Me aseguré de ponerlo en la
ruta más rápida”.
“¿Te refieres a un auto con sistema de navegación?” Preguntó Hiro.
“¿Esos que usan un satélite militar?” Agregó un preocupado Suguru.
Ambos estaban nerviosos. Se imaginaron un tanque u otro vehículo de guerra chocando
los autos que estuviesen estacionados en doble fila a lo largo de los bulevares
adyacentes.
“¡Atención todos!” K dio varios disparos al aire con su arma. “¡Es tiempo de ir a
nuestro próximo destino!”
Bad Luck estaba en medio de un ridículo programa, una combinación entre turismo,
reuniones y ruedas de prensa. Iban a estar en América Mura y en Universal Studios
de Japón más tarde.
Hiro y los demás habían aceptado el plan, pensando que esto podría animar a Shuichi
pero ahora todos comenzaban a pensarlo dos veces. Parecía como si todo esto hubiese
sido diseñado para la entretención de K.
“Bueno, mientras esperamos, vamos a comer esos takoyaki”, sugirió Suguru, pasando
las albóndigas alrededor.
“¡Me comeré todo!” Lloró Shuichi, tomando un palillo rápidamente y sacando un grupo
de albóndigas para luego ponerlas en su boca. “¡Ha-ha-caliente!” Corrió de un lado a
otro apretando su garganta con las manos.
Sakano sacó rápidamente un termo con té. “¡Shuichi! ¡Rápido! ¡Bebe esto!“
Shuichi lo tomó, bebió todo el contenido de un solo trago y entonces salió corriendo
aún más rápido. “¡Waaaaaaaaah! ¡Me estoy quemando!“
“No hay necesidad de apurarse Shuichi. No es una carrera“ dijo Sakano.
“¡Esto es lo que ganas al tragartelo todo!“ Suguru le arrebató la bandeja con
albóndigas a Shuichi mientras este corría. “¡Sí quemas tu lengua o gargante no serás
capaz de actuar esta noche!“
“Entonces es mejor que nosotros nos comamos el resto de esto por ti“ Agregó Hiro
rápidamente mientras tomaba la bandeja de la misma forma en la que se traspasa un
bastón en las carreras de relevo y pinchó una de las albóndigas con los palillos.
Shuichi corrió hasta Hiro y tiró de su largo cabello.
“Por lo menos déjame una Shuichi“.
“El té...está caliente...pero no es que esté caliente...“
“¿Qué?“ Preguntó Suguru mordiendo las albóndigas.
“Está caliente, pero aún más importante, es muy pero muy asqueroso“
“El té amargo es mejor para ti“ Dijo Sakano. “Estar en giras te agota, pero esto
nunca te haria debilitar o enfermar“. Había un rayo de luz parpadeando en las gafas
de Sakano que lo hacía lucir siniestro. “Es un té medicinal especial. Estoy seguro de
que ¿te gustó?“
“¡Dije que era asqueroso! ¡Té medicinal mis pies! ¡Eso está seis niveles más allá de la
planta de camaleón o la cúcurma! ¿qué demonios es?“
“No te lo puedo decir. Es un secreto“.
Shuichi gritó enfurecido y arrojó el termo contra Sakano golpeando al hombre en la
cabeza.
"¡Cuida tus palabras! ¡Tienes que ser cuidadoso con lo que dices en el encuentro!"
Advirtió K mientras llenaba su boca con media docena de albóndigas tan rápidamente
que sus mejillas se hincharon como las de un hamster.
"Los americanos definitivamente comen mucho", agregó Hiro mirando fijamente y con
desánimo la bandeja vacía en sus manos. K había devorado todo.
Cuando vio eso, Shuichi gritó, "¡Devuelveme mis albóndigas! ¡Yo solo alcanzé a comer
unas pocas!"
"Recuerdas que yo las compré ¿verdad?" Preguntó Suguru.
"Todos estamos en la misma banda. Tus cosas son mis cosas, es lo mismo con todo".
"Bien, por lo menos piensas como un equipo", dijo Sakano bebiendo a sorbos
solitariamente un té diferente al que le había dado a Shuichi.
Bad Luck continuó discutiendo sobre las aguas del río Dotonbori (2) gradualmente,
todos los negocios en la calle abrieron y más y más gente concurrió en masa al lugar.
Suguru escuchó un pequeño ruido bajo la ráfaga de dialecto de Kansai al rededor de
ellos.
"El telefono de alguien está sonando" Dijo. "pero no conozco esa melodía".
Shuichi echó un vistazo a su teléfono. "¡Oh!"
Él había programado su celular para que sonara con esa melodía solo para cuando una
persona en especial llamara. "¡Yuki! ¡Me amas!" Se sacudió mientras intentaba
responder, pero K pateó el teléfono directamente de su mano que aún temblaba.
“¡Apaga esa cosa! ¡Estamos trabajando!” gritó el americano.
“¡Aaah!” Chilló Shuichi, lanzándose después del teléfono mientras este volaba por los
aires sobre el borde del puente.
“¡Yuki! ¡espera! ¡no cortes!”
“¡Shuichi detente!” Lloró Hiro, pero era demasiado tarde.
Shuichi se zambulló en el río después del teléfono celular haciendo que mucha agua
saltara a todos lados.
“¡Eeek! ¡Shuichi saltó!” Alguien gritó desde el puente.
“¡Lo seguiremos!” Muchas de las chicas que habían estado mirando desde la distancia
saltaron al río después de él. “¡Aguanta Shuichi!”
“¡Te salvaré Shuichi!”
“¡Déjame tocarte Shuichi!”
Uno tras otro afluyeron hasta Shuichi como si trataran de ahogarlo. En la confusión,
sus manos recorrían todo su cuerpo. Incapaz de pedir ayuda sin tragar agua, se quitó
de encima a una de las muchachas que se adherían a él, pero al instante fue
reemplazada por otra. Mientras Shuichi rememoraba otra vez el undimiento del
Titanic, una cuerda que había sido tomada prestada de una caja de rescate cercana
cayó hacia él.
“¡Sujétala Shuichi!” Lloró Suguru, causando aún más conmoción.
Un grupo de ancianos se inclinaron apoyándose en el pasamano.
“¿Qué? ¿Huh?” Gruñó uno de ellos.
“Debe ser algún tipo de programa de TV” Murmuró otro.
“Los jóvenes de hoy en día…”
Un cuerpo después de otro saltaba sobre el borde, con el mismo tipo del histeria que
uno esperaba ver cuando los Tigres ganaron la serie de cuando Japón avanzó a las
finales de la copa mundial. Aunque esto fuera probablemente el primer caso registrado
en el cual las mujeres estaban en los puentes.
"¡Eh, ustedes! ¡no salten al río! ¡Esto está contaminado y lleno de la bacteria E. coli!
¡Por favor, detenganse!" un policía gritó pero, como una avalancha, la gente siguió
desbordandose para luego saltar sobre el pasamano hasta el río. No tenían idea de lo
que les esperaba abajo, pero fueron puestos al corriente en ese mismo momento. Unos
cuantos hasta pudieron dar excelentes zambullidas de calidad olímpica, llenas de
gracia.
"¡Esa gente de Osaka! Ellos arriesgarán sus vidas por una mordaza. Hay que respetar
eso," Murmuró Hiro, mirando como la gente se zambullía sobre su ahogado compañero.
"¡Pero a estas alturas puede que Shuichi no salga a flote otra vez!" Sakano lloró.
"¡No te preocupes! Shuichi es más resistente de lo que parece. Si no lo fuera yo nunca
trabajaría con él" Dijo calmadamente K sujetando una hilo de pescar por sobre el
pasamano. A pesar de insistir en que su trabajo consistía en proteger a sus músicos,
solamente daba vueltas por el lugar mirando el tumulto.
"¡No se quede parado ahí K! ¡Haga algo! ¡Salve a Shuichi!" Gritó Sakano, tan inquieto
estaba que terminó haciendo un nervioso baile sobre el pasamano.
En ese mismo momento la superficie del agua comenzó a burbujear. Con un estruendo
siniestro, una sombra masiva se elevó desde las profundidades. La muchedumbre que
no paraba de gritar se calló. Las fanáticas y hombres rápidamente nadaron hasta la
orilla.
Ahora el único en el agua era Shuichi quien agitaba sus brazos y jadeaba.
"¡Shuichi!" Gritó Hiro. "¡Sal de ahí!"
"¡Ayuda!" Gritó Shuichi mientras veía la enorme y negra oscuridad deslizarse bajo él y
luego elavándose. Primero, una proyección como una aleta dorsal apareció. Fue seguido
del claro contorno de un brillante cuerpo y una cola, aerodinamizado y negro.
Shuichi parpadeó. ¿Un tiburón? No podía creer lo que veían sus ojos. ¿Cómo podía
estar viendo esa figura en Japón, en Osaka, en un río tan bajo y estrecho ?
"¿Mandíbulas? ¡Va a comerme! ¡Estoy muerto! ¡Ah, mi hermoso Yuki! La cara de su
amado destelló ante sus ojos.
Pero Shuichi amaba más que el rostro Yuki. Amaba la suave y pálida piel de Yuki.
Amaba aquellos brazos y aquel pecho. Incluso amaba las palabras agudas de Yuki y su
corazón frío. Amaba la belleza de Yuki y todas sus faltas. Los recuerdos de Shuichi
destellaron en su mente, girando y cambiando como las imágenes vistas en un
caleidoscopio.
"Yuki" Lloró. "Lo siento, lo siento tanto" Finalmente llamaste, ¡y voy a morir sin tener
una oportunidad para contestar! ¡Yo era tu amante, pero ahora solo soy alimento de
pescado! Y nunca te veré otra vez.
Provocando una gran ola ante él, el negro objeto se acercaba.
"Házlo ya" dijo Shuichi. "Cómeme rápido" Cerró sus ojos con fuerza, esperando su
final. Pero el tiburón no atacó. Este lo recogió sobre la punta de su nariz.
"Dije, ¡apresurate y comeme!" Lloró estirándo sus brazos y piernas, pero la sensación
del objeto presionando su espalda no era exactamente la que había esperado. Esta
duro. Muy duro. Como hierro.
Sus ojos permanecieron abiertos y apartó la vista hacia el monstruo marino. "¿Un
submarino?"
¿Qué demonios está haciendo este submarino en el Río Dotonbori?
"¿Qué es esto? ¿Una película? Necesita un permiso para rodar aquí ¿sabía?" dijo el
policía a Sakano. "¿Usted está a cargo?"
"¡Ah, sí, lo estoy! ¡Lo siento tanto! ¡Por favor no me saque un parte! ¡Lo sacaré de aquí
inmediatamente!"
"¡Vamos!" Gritó K.
Empujó a Hiro, Suguru y Sakano por sobre el pasamano. Gritaron por la caída,
entonces aterrizaron sin problema alguno sobre la cima del submarino. Bad Luck se
alojó rápidamente en el interior. El navío descendió por debajo de la superficie del río
y se fue.
***
"¡Oh, no!" Shuichi tembló violentamente al interior del submarino, pero no porque
estuviera completamente empapado, tampoco porque casi se había ahogado, ni porque
había sido arrastrado a bordo de un misterioso submarino. Temblaba porque el
teléfono móvil por el cual había arriesgado su vida por rescatar, estaba roto.
"Yuki me regresó por fin la llamada, y es como si le hubiese colgado sin decir algo!
¡Incluso si me llama otra vez, pensará que he apagado el teléfono! ¡Pensará que no
quiero hablar con él!"
Shuichi sacó un brazo de la manta con la cual estaba abrigado, imitándo una postura
como el samurai encubierto en Toyama no Kin-san. (3) "¡Hiro! ¡Tráeme tu celular!"
Shuichi marcó rápidamente el número de Yuki. A menudo olvidaba el número de sus
padres, pero nunca podría olvidar el de Yuki. Desafortunadamente, el teléfono de Yuki
lo llevó directamente al buzón de voz.
"¿Qué demonios está pasándo? ¡Recién llamaste!" Gritó Shuichi presionando una y otra
vez el botón de rediscado.
Siguió intentando en vano en el camino a Universal Studios, donde K se volvió salvaje
arrastrándolos por todas partes del parque mientras Shuichi siguía tratando de ubicar
a Yuki. Su amado nunca contestó.
Finalmente, cuando estaban de regreso en el submarino, la batería se agotó y Shuichi
le devolvió el celular a Hiro.
"No te preocupes Shuichi" dijo Hiro, tratando de hacerlo sentir mejor.
"Te pondrás en contacto con él tarde o temprano" añadió Suguru.
"No. No llamará otra vez" Dijo Shuichi, y luego, de repente, sonrió abiertamente.
Sus compañeros se echaron atrás apresuradamente. Habían estado con él por tanto
tiempo que podían sentir cuando sus pensamientos entraban a territorio peligroso.
"¡Creo que ya sé lo que pasó!" Gritó Shuichi. "Yuki sólo pudo telefonear cuando esta
editora disfrazada que lo tiene encerrado fue al baño. Pero ella regresó y lo
sorprendió haciendo la llamada. ¡Entonces se llevó su teléfono e incrementó la
seguridad alrededor de él!"
"Um, eso suena bastante improbable" dijo Suguru.
"Como una película de suspenso" añadió Hiro.
Shuichi estaba en su propio mundo y no los oyó.
"Yuki lo arriesgó todo tratando de llamarme. Pero justo cuando lo estaba haciendo... "
Shuichi secó sus lágrimas. Eran lágrimas de alegría. No había sido capaz de
contestar, pero lo importante era que Yuki lo había intentado.
"¡Puedo sentir el calor de su corazón!" Shuichi gritó. "¡Ha encendido un fuego en mí
que ni toda el agua del río Dotonbori puede apagar!" Golpeó el puño sobre su pecho,
entonces comenzó a pensar en voz alta. "¡Yuki tiene su excesivamente bien vestida
editora y yo tengo un bien armado representante americano, y ambos se interponen en
nuestro camino!"
Las cejas de Shuichi se ciñieron. Miró fijamente la diminuta lámpara fija en el techo
del submarino como si estuviera en un escenario y esta fuera un proyector. Alzó una
mano hacia la luz, dio unos pequeños pasos de ‘tap’ y cruzó ambas manos sobre su
pecho.
"¡Esa editora y K nos mantienen alejados como si fuéramos unos modernos Romeo y
Julieta!" Deliró Shuichi. "Cantaré lo suficientemente fuerte para alcanzar tus oídos
Yuki. ¡Llenaré todo Osaka con mi amor!" Giró hacia sus compañeros y gritó, "¡Yukiiiiiii!"
De pronto, Shuichi quedó inmerso en la oscuridad. Era como si la lámpara se hubiese
disgustado con su melodramática actuación y hubiera decidido apagarse e ignorarlo.
Shuichi había estado gritando en el pequeño espacio con todo lo que sus pulmones le
permitían y los oídos de todos en el lugar resonaban. Todos pensaron que Shuichi
fingía, que estaba siendo demasiado dramático como siempre, pero iba completamente
en serio.
Eventualmente, el misterioso submarino emergió. Los miembros de Bad Luck salieron y
caminaron hacia el salón del Castillo de Osaka.
***
Esa tarde, después de la prueba de vestuario, la sala de espera de Bad Luck estaba
llena de tensión. Por lo general Shuichi se emocionaba más y más a medida que la
prensentación se acercaba, corría por todas partes como una gallina con su cabeza
cortada, pero hoy estaba sentado en profundo silencio. Su pena cubría el cuarto en
oscuridad.
"Yuki" Shuichi susurró desesperadamente.
El largo pelo de Hiro estaba amarrado; no había ni un rastro de su sonrisa
característica en su rostro. Afinaba su guitarra, comprobaba cada cuerda
obsesivamente sin levantar ni una sola vez la mirada.
Los ágiles dedos de Suguru bailaban sobre su teclado. Era tan pequeño que podría ser
confundido con un estudiante de primaria, pero estaba tocando piezas de Liszt con la
habilidad de un maestro pianista clásico. Franz Liszt al parecer tenía dedos
extremadamente largos y era famoso por hacer llorar a los pianistas por sus
frecuentes demandas para hacerlos sobrepasar una habilidad mucho mayor a la
razonable. En un piano, uno podría poner el pedal para extender el sonido y cubrir
esto, pero para tocar una pieza de Liszt satisfactoriamente sobre un teclado era
mucho más difícil. Para hacerlo, Suguru mostraba su verdadero genio.
Lamentablemente, la fuente de su increíble concentración vino menos desde su
devoción por la música y más de su ferviente deseo por evitar el contacto visual con el
triste banshee sentado al lado de ellos.
"Oh, Yuki" suspiró Shuichi. Incluso si no podemos estar juntos; nuestros corazones
son uno. "Hacer bien mi trabajo significa pelear de tu lado". Una luz cegadora brilló
en los ojos de Shuichi. Sus pupilas ardieron sin llama como dos volcanes.
Demasiado había pasado en los últimos días. Su cerebro había estado demasiado
activo y su energía se estaba extinguiendo. Esto estaba torciendo los hechos para
satisfacer sus propios objetivos.
"Oh, ¡me quemo por ti Yuki!" Gritó Shuichi.
De pronto alguien acercó un encendedor a su cara y prendió fuego a su flequillo.
Había sólo un hombre que gastaría una broma así.
"¿Estás tratando de dejarme calvo antes del espectáculo?" Gritó Shuichi."¿Alguna vez
te he hecho algo?"
"Relájate" Dijo su representante inexcusándose. "Solamente estoy siguiendo la
corriente”.
Entonces cuándo K ve a alguien metafóricamente quemándose, ¿siente que literalmente
debe quemarlos? ¿O es solamente una broma enormemente estúpida? De cualquier
manera, K claramente había sido el único en conseguir una patada por parte del
extraño humor de Shuichi.
En este mismo momento, Sakano regresó a la sala de espera. Había recibido una
llamada telefónica hace poco tiempo atrás y se había marchado para encontrarse con
alguien.
"Este señor solicitó que lo escoltara hasta aquí" anunció Sakano indicando a alguien un
poco más lejos de la puerta.
"¿Yuki?" Shuichi arrojó a un lado a su productor, buscando a su amante.
La voz de la tentación
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La voz de la tentación

  • 1. Gravitation: La Voz de la Tentación Creadora: Maki Murakami Escrito por: Jun Lennon
  • 2. Prólogo El cálido brillo anaranjado del atardecer bañó la habitación con una luz débil. Shuichi oyó el ruido de unos pies descalzos arrastrándose por el piso. Perezosamente sacó su cabeza de las arrugadas sábanas. Yuki, su amante, se había duchado primero y ahora se encontraba parado en la entrada, secandose el cabello con una toalla. Aquel hombre era pálido y delgado, pero era mucho más fuerte de lo que aparentaba, como Shuichi bien sabía. Muchas veces Yuki lo había inmobilizado, o había luchado para ponerlo en posiciones extrañas usando su sorprendente fuerza para llegar malévolamente hasta él. Pero no sólo era su habilidad física lo que hacía a Yuki irresistible. Su pareja tenía un hermoso, andrógino rostro y una mandíbula con la forma de un diamante bien cortado. Su cabello rubio oscuro -el cual Shuichi podía atestiguar era natural- se sentía suave y sedoso, descansando en capas picadas sobres sus pómulos escolpados. Sus aturdidores ojos eran fríos, penetrantes. Incluso cuando Shuichi lograba robarle miradas sobre su hombro, su aguda belleza hacía que su respiración se detuviera. "Oye, Yuki." pestañeó. "¿Qué?" Yuki siempre se escuchaba molesto cuando el otro trataba de ser tierno. Shuichi incluso encontraba adorable esa naturaleza irritable del rubio. Si esa noche no hubiera sido una ocasión especial, él se hubiera abalanzado hacía el hombre mayor. Pero tenía planes secretos. Deslizándose lentamente a través de la cama como una oruga, miró a Yuki con grandes y tristes ojos. "¿Me extrañarás cuando me haya ido?" "Naturalmente," dijo casualmenteYuki, encendiendo la secadora, "no te extrañaré del todo." La mandíbula de Shuichi se abrió de golpe. "¿Cómo puedes decir eso?" "Es la verdad. Cuando no estás aquí, es mucho más tranquilo. Incluso hasta puedo terminar mi trabajo." "¡¿Amas más a tu computadora que a mí?!" gritó. Yuki apagó la secadora y se dió la vuelta. Su mirada era glacial. "No recuerdo haber dicho eso." Un escalofrío recorrió la espalda de Shuichi. "Bueno, no en tantas palabras..." "¿Quieres que te mienta?" preguntó el rubio brúscamente. Shuichi agarró su propio cabello y se retorció en agonía. ¡No te entiendo! ¡Constantemente me mandas señales mezcladas! Esto estaba yendo mal. Se suponía que Yuki sonriera amablemente y dijera, "No sea tonto, Shuichi. ¡Sabes que eres el número uno! ¡Te extrañaré tanto que hasta perderé mi norte, mi amor!" ¿Por qué no puede apegarse al guión? ¡Siempre es tan gruñón!
  • 3. Shuichi voló hacia el baño. "¡Te odio, Yuki!" gritó, dando un portazo. Tiró del grifo de la ducha con tanta fuerza que casi lo rompe. Rápidamente el agua corrió cabeza abajo. "¡Fr-fr-friiiiío!" "Saqué tiempo de mi insanamente agetreada agenda para ti, y en cambio tú me llamas frío," murmuró Yuki. "No tienes lógica." Shuichi no tuvo ningún problema para escuchar eso por sobre el ruido de la ducha, incluso con la puerta cerrada. Aunque el rubio no había hecho esfuerzo alguno para hablar alto, la audición de Shuichi era tan sensible que pudo entender cada palabra. Debo tener un oído supersónico. ¿O es supersensitivo? Como sea. Soy un super-algo. Claro, que si sigo haciendo conciertos voy a ser super-sordo un día de estos, pero... Al pensar en conciertos se acordó del problema que se le avecinaba. "¿Sabes cuánto tiempo pasará antes de que nos volvamos a ver?" se quejó fuertemente. Shuichi era el líder de la banda musical Bad Luck. Habían terminado con sus presentaciones en Tokio y ahora estaban a punto de comenzar una gira nacional. Podrían pasar días hasta que volviera. En ese momento, le comenzaron a dar convulciones con el simple hecho de hacer matemáticas, así que no se molestó con sacar la cuenta exacta de cuántos días iba a estar afuera, pero no le agradaba la idea de pasar tan siquiera una noche lejos de Yuki. Se estremeció. Agarró sus pequeños hombros con hombros con sus delgadas manos. Aunque era un adulto, parecía un estudiante de escuela intermedia. (De hecho, una vez se vistió con un uniforme escolar femenino... Sonrió al recordar la expresión en la cara de Yuki cuando se apareció de nadie sabe dónde en una minifalda de marinero.) Ruborizándose, notó que aún permanecían cálidas los lugares en donde Yuki lo había tocado -su novio le había dejado una marca invisible en su cuerpo, prueba de cuán profundo le pertenecía, en cuerpo y alma. "Voy a estar tan sólo y asustado sin ti." ¿Por qué no entiendes eso? Ira y tristeza brotaron en él. "Está bien," dijo repentinamente Yuki, "yo también te extrañaré." El corazón de Shuichi se aceleró ante esas palabras, pero en su imágen mental, vió a Yuki riéndose secretamente de él. "¡No puedo soportarlo!" gritó, golpeando su cabeza contra las baldosas del baño. ¡Me vuelves loco! ¡¿Por qué demonios haces que te ame tanto?! "¡Eres un novelista! ¡Debes saber cómo decir algo más... más... semántico en un momento como este!" "¿Querrás decir 'romántico' ?" "¡No empieces a corregirme! ¡Di algo dulce!" vociferó. "¡Dime algo que me ayude a pasar esas noches solitarias en Osaka!" "Muy bien. Te diré ésto..." Shuichi cerró el grifo de la ducha, aguantando la respiración con anticipación. Estaba tan silencioso que hasta podía oir el agua cayendo de su cuerpo.
  • 4. "No descarges tu ansiedad sobre mí," dijo. "Estás estrésico porque ésta es tu primera gira nacional." Las palabras de Yuki fueron directo a su corazón. Se tambaleó hacia atrás, contra la pared y cerró sus ojos. Algo en él se rompió. "¡¿Estrés?! ¡Yo no tengo estrés! ¡Estoy perfectamente tranquilo!" salió disparado del baño, llevandose el gorro de bañar tras él, aguantándolo como un micrófono. Salió en una forma un tanto llamativa; una presentación en cueros que pudo haber llevado el estrellato de Bad Luck a estrellarse si hubera estado en televisión. "¡Hola!, ¿Están pasándola bien? ¡Soy Shuichi Shindou y esto es Bad Luck! ¡En concierto! ¡Cantaré con todo mi corazón para todos ustedes! ¡Todos empiecen a aplaudir, porque todo comienza aquí!" "O termina aquí," dijo Yuki sarcásticamente. "Si te da tanta ansiedad por una tonta gira, tu carrera está bien terminada." "¡No es así! No sólo soy yo -¡Hiro y Suguru también están ansiosos de ir! Realmente sólo estamos muy emocionados. ¡Y Nittle Grasper también nos van a ayudar al hacer una aparición especial en el concierto de Osaka." Completamente vestido y con el cabello seco, Yuki se sentó en el borde de la cama. Le dió una calada a su cigarrillo y viró sus ojos libertínamente hacia el cuerpo desnudo del otro. Su mirada aún era fría, pero había una tierna sonrisa en su guapo rostro. La ira de Shuichi se desvaneció. El hombre mayor sopló el humo directo hacia él. "¿Ves? No estarás sólo. Vas a tener a tus amigos." "¡Yuki!" Así que después de todo, sí te preocupas por mí. ¡Perdóname si alguna vez dudé de tu amor! Las lágrimas bajaban por sus mejillas. A través de sus ojos empañados, el rubio parecía estar coronado con un halo. Suspiró. "Estás en lo cierto," admitió. "Estoy estrésico. Estoy preocupado por los clubes, el público y todas las demás cosas." "Yo también estoy preocupado por eso," confesó el rubio. Era muy natural que Shuichi se dejara llevar cuando estaba sobre un escenario y gritara, "¡Te amo, Yuki!" o algo igualmente estúpido. Si lo hiciera, no sería la primera vez -Shuichi no era conocido por su discreción. Gracias a su personalidad impulsiva, su relación con Yuki ya se encontraba en todos los tabloides. "Quiero decir," dijo Shuichi, "¿que tal si unas fanáticas locas me tumban del escenario? Estoy tan preoucpado por eso, ¡ni siquiera puedo dormir!" Yuki apretó sus dientes y le tiró un par de pijamas. "Avanza y vístete. Estás siendo ridículo." Shuichi echó la ropa a un lado y se arrodilló a su lado. Se arrimó al pecho del hombre mayor. "¿No te gusta observar mi cuerpo desnudo? Vamos, Yuki," sonrió seductivamente, "vamos a hacerlo ahora por toda la diversión que me perderé después." Mordisqueó el hombro del rubio.
  • 5. Su plan secreto consistía en pasar toda la noche coqueteando, haciendo que su amante se pusiera todo caliente y molesto, y después... Prefería hacer eso que pensar en su ansiedad por la separación. El sabía que el amor de Yuki podría darle toda la fuerza que necesitaba para la gira. El hombre mayor deslizó su brazo alrededor de los hombros de Shuichi, se inclinó, y murmuró en su oreja, "Lo siento, me tengo que ir. Ya tengo una cita." Shuichi tambaleó. "¿Esta noche? Espera -¿cita? ¿Con quién?" Yuki sonreía burlónamente, pura dicha atravesaba su hermosa cara. "Mi pobre, solitario teclado. Ha estado esperando por mis hábiles dedos desde hace mucho tiempo." Se volvió hacia su estudio, en donde su computadora portátil descansaba sobre su escritorio. "¡Pero me voy mañana!" "Sí, lo sé," dijo animadamente. "Necesitarás mucho descanzo. Debe de ser un duro trabajo ser una estrella de rock. Deberías cuidarte mejor. Además, mañana tengo que entregar mi trabajo. Estaré despierto toda la noche." "Pero, Yuki," gimió Shuichi. Yuki ya estaba cerca de la puerta de su estudio, por lo que lo siguió con la mirada. "Tú siempre tienes que terminar un trabajo," murmuró. "¿Qué puedo decir? Soy un escritor lento." se encogió de hombros. Shuichi asintió. "Lo sé. Y estoy contento de que seas famoso y tengas millones de fans a las que les importa si tu libro se atrasa, pero..." Yuki gruñó, mientras encendía su computadora. Shuichi intentó distraerlo bailando sensualmente, pero el otro hombre simplemente se puso sus gafas y se sentó frente a su escritorio. Dejó la puerta abierta, como si fuera mucho trabajo cerrarla. Shuichi se aferró al marco de la puerta como un niño abandonado, mirando atentamente. Había algo fascinante en la forma irritada con la que Yuki golpeaba las teclas. Siempre me corta y se pone a trabajar, pero... "Oye," dijo Shuichi. "¿Sólo una cosa más?" La única respuesta que obtuvo fue el sonido del teclado. "¿Tienes algún tiempo libre despues de entregar ese trabajo?" preguntó. "Tengo otra una semana después de mañana." "Oh, ¿en serio? ¡Genial! Ese será nuestro último día en Hiroshima, y tenemos un tiempo libre antes de tocar en Osaka." Si K, su manejador, lo hubiese escuchado, probablemente lo hubiera apuntado con un arma y hubiera exigido sabe qué demonios quería decir por "tiempo libre." Pero la cabeza del cantante estaba girando alrededor de la idea de pasar unas vacaciones llenas de sexo, y el lugar era un detalle trivial.
  • 6. "Entonces, cuando hayas terminado tu próximo trabajo, ¿quizás podamos ir a visitar a tu familia?" "Suéñalo," gruñó Yuki. "¿Acaso el pensamiento de Kyoto no hace que te den ganas de montarte en el siguiente tren? Flores de cerezos, templos antiguos, deliciosos pasteles..." "Suenas como un agente de viajes," le reprochó, garabateando una nota en un pedazo de papel. "¡Por favor, por favor, por favor, ¡ven a verme! Hiro y Ayaka también tendrán una cita." "Ellos tienen una relación a larga distancia," dijo Yuki. "Déjalos que se diviertan." "¡Aún así se ven más que nosotros! ¡Quiero tener una cita romántica en Osaka, o en Kyoto, o incluso en Kobe!" gritó. En vez de contestar, el escritor hizo una bola con un pedazo de papel y la tiró por sobre su hombro. Cayó justo en la boca abierta del cantante. "¡Puaj!" escupió. "Te veo aquí todos los días. ¿Por qué debería pasar por todo ese trabajo?" preguntó. "Tú sabes porqué." gruñó Shuichi. Los editores de Yuki sabían que él tenía el hábito de desaparecerse antes de entregar sus trabajos. Pero había parado de hacer eso desde que comenzó su relación con su pareja, prefiriendo así pasar la mayor parte del tiempo en casa. Sus editores estaban exteremadamente agradecidos con su Shuichi por ese cambio. "¿Estás malhumorado porque te dejaré aquí sólo?, ¿a que sí?" preguntó. Yuki quiere pedirme que me quede pero no puede ser honesto consigo mismo. No importa lo que diga, sé que estará entusiasmado porque regrese. Una ola de amor llegó a él como un tsunami. "En verdad que eres tierno algunas veces," dijo Shuichi. "Me matas." Las manos de Yuki se despegaron del teclado y agarraron un diccionario pesado. "Te mataré, literalmente si es lo que se necesita para que te larges a dormir." Aún así, Shuichi se sentía optimista. "Si no quieres venir a verme, está bien. ¡Terminaré mi trabajo y encontraré una forma de regresar! ¡Te lo prometo!" Sin esperar por una respuesta, salió bailando de la habitación, componiendo al instante una extraña y pequeña melodía. "Yuki tiene que terminar... Yo, simplemente estoy bien. Pasaremos ese tiempo juntos. Nuestro amor durará para siempraaaaah-" ¡PUM! El diccionario le dió en la nuca, y él a su vez dió una voltereta en el aire. La puerta del estudio se cerró fuertemente y, segundos después, el sonido del teclado volvió a surgir. Luchando por mantenerse consciente, Shuichi sintió que aunque sus planes secretos de follar toda la noche fracasaron, al menos ahora podía concentrarse en el trabajo.
  • 7. "Tan sólo espera, Yuki. ¡Cuando regrese, no podrás sacarme ni con una palanca!" *** El corazón está hecho de fuego. No puedes ordenar a las llamas. Ardiendo, entretejiéndose mutuamente. El amor es una fuerza, indomable. Es como la Gravitación. traducido por: MadamKikyo
  • 8. CAPÍTULO UNO: ¿Adónde Ha Ido el Amor Expreso? "¡Cuento contigo, Nozomi!"(1) dijo Shuichi, golpeando el asiento delante de él, como si fuera un entrenador tratando de darle ánimo a un bateador que necesita hacer un home run para ganar la Serie Mundial. Pero Shuichi no estaba hablándole a una persona. Le estaba hablando a un boleto de tren, mientras salía de la estación. "¡Más rápido que la luz! ¡Llévame de vuelta a Tokio, querida Nozomi!" Volvió a golpear el asiento con entusiasmo. "Creo que la rapidez de la luz es mucho pedir," dijo Hiro, sin molestarse en voltear. Estaba sentado justo frente a él. Hiroshi Nakano había ayudado a que Bad Luck saliera del patio cuando él y Shuichi aún estaban en escuela superior. Él tocaba la guitarra, y, al contrario de su amigo, era lúcido y maduro. Suguru Fujisaki, el tecladista, también se encontraba en el tren, sentado muy lejos, junto con el resto del equipo. Todos estaban haciendo su mejor esfuerzo para ignorar el arrebato del cantante. "Incluso el Concorde apenas puede romper la barrera del sonido," añadió. "Tan sólo quiero asegurarme de que no lleguemos tarde para nuestra entrevista en la radio." Hiro sabía que eso era mentira. Cuando su amigo dijo que quería escabullirse entre los concierto de Hiroshima y Osaka, su manejador y su productor desecharon la idea al instante.
  • 9. Tohma Seguchi, el presidente de la casa discográfica de Bad Luck, sabía porqué Shuichi quería regresar a su casa. Tohma había programado una presentación del grupo en un programa radial esa misma noche en Tokio. Podría ser que la transmisión fuera tarde en la noche, por lo que quizás tuvieran que tomar el primer tren a Osaka el próximo día. "Sí, claro," dijo Hiro. "El programa de radio. Puedes engañarte a ti mismo, pero no puedes engañarme a mí. Tú lo único que quieres es ver a Yuki otra vez." Él sabía muy bien que su amigo no podía soportar estar lejos del novelista por mucho tiempo sin entrar en una profunda depresión. "¡Ni siquiera lo menciones!" Pateó el asiento de enfrente. "¡En verdad, realmente estoy tratando de no mencionarlo, así que tú tampoco puedes!" Se inclinó por sobre el espaldar y sacudió los hombros de su compañero. "Eren un lío." Rió Hiro, enredando sus dedos en su larga cabellera. "Sí, los síntomas están empeorando. Ayer, por un segundo, pensé que todos en el público se parecían a Yuki. Casi salto del escenario. O sea, pensé que estaría a salvo mientras cantaba, pero..." "Considerándolo, creo que lo has hecho bastante bien. Pero la gira apenas está comenzando." "¡Lo sé! ¿Qué voy a hacer?" Se lamentó, apretando sus puños. Saltó y paró en el pasillo, temblando, agonizando. "¡No puedo esperar más! Mi cuerpo no puede sobrevivir sin Yuki. ¡Lo necesito toda la noche!" Justo cuando estaba poniéndose muy personal, el tren se detuvo en seco. El cantante cayó de lleno sobre su cara. El suelo estaba cubierto con una gruesa alfombra, pero su caída fue tan fuerte que cuando se levantó tenía un delgado y serpentino hilo de sangre bajándole por la nariz. "¡Destino cruel!" Agitó su puño en dirección al conductor. "¡Un artista depende de su rostro! ¡Es su vida!" "Oh, no," dijo una voz suave . "¿Estás bien?" Shuichi se volvió para ver a una joven rodeada por una enorme explosión de volantes y encajes. "Oh, hola Lolita." "¿Qué?" El aparente inocente fardo victoriano hizo que la frusilería que tenía en la cabeza se le fuera a un lado. "Oh, ¡olvídelo! Estoy bien, gracias," dijo en voz alta, brincando sobre sus pies enérgicamente. Finalmente pudo verla bien. Era como si acabara de salir de una máquina del tiempo. Tenía una larga falda sobre una enagua, la cual a su vez tenía un millón de capas de crinolinas. Y su cabello estaba peinado hacia arriba, también, en grandes e impresionantes rizos que estaban atados con una cinta de volantes. Se parecía a una gigante muñeca francesa que vino a la vida en un experimento científico que terminó terriblemente mal. "Wow," musitó Shuichi, abrumado por la extraña belleza de la chica.
  • 10. "¿Eres Shuichi Shindou de Bad Luck?" preguntó. "Eh, sí. Soy yo." "Um..." inclinó su cabeza, sacando apenas las palabras, "quería conocerte. Así que me vine en tu tren. ¿Podrías, um... autografíarme ésto?" "Por supuesto." Ahora que el disco de Bad Luck estaba teniendo éxito, el grupo constantemente era perseguido por fanáticas. Jaurías de chicas podían materializarse de la nada y correr tras ellos como lobos hambrientos. Pero ésta era la primera vez que una de ellas los seguía dentro de un tren. "Esto es todo lo que tengo," dijo la chica-muñeca, deslizándolo nerviosamente, incapaz de mirarlo a los ojos, "¿pero podrías autografiarlo?" "¡Por supuesto! ¡Firmaré lo que sea por una fan!" Dijo alegremente, tomando el bolígrafo y una cosa blanca. La textura de una tela blanca hizo que se pusiera rígido. Se sentía muy suave. Tenía encajes en los bordes. Se siente como una media. ¡Y aún está caliente! "¿Quieres que te firme ésto?" Shuichi tragó saliva. "Sí. Quiero estar siempre contigo," le hizo saber la joven, su enagua hacía un ruido fuerte. "Quiero sentirte cerca. ¿Acaso es eso extraño?" "No, no, um... no mucho. ¡Yo, eh, estoy honrado!" Rió nerviosamente. Le costó un poco de coraje tomar algo como aquello de otra persona. Pero sin tener ningún tipo de respeto por la petición de la chica, fue aún más lejos. "Hiro, ¿puedes aguantar esta parte?" "Ah, seguro." Ambos se sonrojaron mientras desplegaban el pedazo de tela. "Justo aquí," dijo la muchacha. Apuntó con su dedo enguantado el final de la media. Shuichi hizo su autógrafo en un gran ademán masculino. Incapaz de aguantar el silencio, comenzó a balbucear. "Dios, ¡esto me dan ganas de oler! Hay una clase de aroma floral." (La sangre aún bajaba por su nariz, parecía un fetichista loco de atar ante los demás pasajeros.) "Sí, es perfume de agua de rosa," dijo la chica, completamente impasible. "Hablando de rosas, oí que hay un restaurante en Osaka que pone pétalos de rosas y carne de puerco en sus pizzas," comentó. "Debemos probarlas mientras estemos allí." La muchacha simplemente lo miró con admiración. Él comenzaba a sentirse desesperado. "¿Cómo te llamas?" Le preguntó Hiro, tratando de darle un descanso a su amigo. Siempre mantenía un ojo puesto sobre él. "Seiren," contestó.
  • 11. "¿S-e-i-r-e-n? Ese es un nombre inusual." Shuichi le devolvió la media y observó cómo la chica subía el dobladillo de su traje con flecos de encajes. "Aquí," dijo gentílmente Hiro, ofreciendole su mano. Como si fuera algo puramente natural, Seiren la tomó y subió su pie. Con el equilibrio de una bailarina, se puso la media que Shuichi acababa de firmar. "Muchas gracias." "No, ¡no fue nada! Estoy contento de que te guste," dijo el cantante, asintiendo vigorosamente. Sin advertencia alguna, Seiren buscó la cabeza del cantante y tiró de algunos cabellos. "¡Auch! ¿Por qué hicistes eso?" chilló, fortándose el cuero cabelludo. Seiren puso los cabellos en el centro de un pañuelo con encajes y lo dobló cuidadosamente. "¿¡Pero qué demonios?!" Gritó el cantante. "¿No crees que te pasastes un poco de la raya?" Le dijo el guitarrista, aún sonriendo. "Haré buen uso de ellos," dijo Seiren, sonriéndole de vuelta. "Adiós." "¡Mi cabello!" se lamentó Shuichi. Ignorándolo, la muchacha regresó tranquilamente a su asiento. Shuichi se quedó parado un rato, perdido en pensamientos. Algo no encaja. Miro sospechosamente a la chica-muñeca. Ella simplemente estaba sentada allí, tranquila, absorta en un libro, como si nada hubiese pasado. "¿Por qué mi cabello?" musitó. "No te preocupes por eso," dijo su compañero. "Todas tus fans son un poco locas." "¡No lo son!" "Las aves con las misma plumas vuelan juntas." "No tengo ninguna pluma, tonto," rezongó. El otro suspiró. "La gente normal no quiere el nombre del hombre que aman escrito en sus pies para así poder caminar todo el día." "¡Prefiero morir antes de hacer eso!" Para él, el nombre de Yuki era sagrado; era la palabra más hermosa que existía. "¿Piensas que esa muchacha realmente era una fan?" Hiro se encogió de hombros. "¿Cómo voy a saberlo?" "Bueno, juraría que nunca dijo que lo fuera." "Eso es extraño," dijo Hiro. "No subestimes a tus fanáticas, Shuichi," susurró de repente Suguru, metiéndose en la conversación.
  • 12. Suguru acababa de graduarse de escuela superior, pero era por mucho el miembro más inteligente y el más maduro del grupo. Su especialidad consistía en pretender ser un completo extraño en cuanto Shuichi hacía algo estúpido. "Ella tiene las mismas vibraciones que tú, Shuichi. En otras palabras, ella no está tan siquiera cerca de lo normal." "¿Eso es lo que piensas de mí? Ah, caray, estás haciendo que me sonroje." "Shuichi." Suspiró Hiro. "¿Cómo puedes tomar eso como un cumplido?" "Olvídalo, Hiro. El sarcasmo no existe en él." Un hombre delgado, vestido con traje y corbata venía tambaleándose por el pasillo, cargando un montón de bolsas de comida rápida. Era el productor de Bad Luck, Sakano. "Pobre de mí. Estaba a mitad de estas compras en la estación del tren cuando el shinkansen(2) comenzó a irse," dijo, quitándose las gafas y limpiándose el sudor de sus cejas. "Afortunadamente, K estaba conmigo. Retuvo a los guardias a punta de pistola hasta que detuvieron el tren y nos dejaron subir." "Ah-jah," dijo Shuichi, arrebatándole su comida a Sakano. "¡Un momento! ¡Eso significa que fue tu culpa el que me haya caido sobre mi cara!" Le gritó a su manejador, K, que venía caminando detrás de Sakano. "¡No te enojes, Shuichi!" El rubio americano de ojos azules sonrió simpáticamente -en discordancia con el desagradable rifle tirado sobre su hombro. K era un flagrante violador de la ley del control de armas, pero siempre lograba salir airoso. Llevó su amada arma hacia un lado de él y dijo, "nuestra misión estaba llena de peligro, pero después de un combate épico, pudimos adquirir sus meriendas. Coman cada pedazo, o me veré forzado a dispararles." "¡Pon esa cosa lejos!" gritó Shuichi. "Esto es Japón. ¡Somos una nación pacífica!" De repente, hubo una fuerte y hueca explosión. Una nube blanca; sucesivamente un humo harinosos brotó desde la puerta del vagón. La humadera entró y se propagó, llenando rápidamente el vagón con el tipo de neblina inofensiva que se utiliza en los concierto de rock y producciones teatrales. Justo en la fuente de la explosión se hallaba un lamentable hombre. Vestido con traje; su corbata ondeaba por sobre su cabeza. La puerta automática golpeaba su cuerpo, abriendo y cerrando. "Got one!" dijo triunfalmente K. Shuichi sentía como si sus entrañas estuvieran revueltas. "¿Qué quieres decir?" "Instalé una bomba de humo arriba de la puerta. Cuando alguien trata de pasar sin un chip que contenga el código de señal, explota." Shuichi frunció el ceño. "¿Qué? ¿Quieres decir que sólo era mi imaginación que el comportamiento de mis fans había mejorado? ¿Que de hecho era porque nadie podía pasar a través de tus locas bombas de humo?"
  • 13. "That's right, baby. Pero en serio, no necesitas agradecerme." K sonrió brillante y confidencialmente. "Es mi trabajo." "¡No vas a recibir ningunas gracias!" Shuichi parecía listo para estallar en llanto. Hiro y Suguru se miraron mutuamente y luego colocaron sonrisas falsas en sus rostros. "No tenemos ningún chip especial con señal de radiodifusión instalado en nosotros? ¿Verdad?" preguntó Suguru. "Desearía poder afirmarlo," dijo K, rascando su barbilla. El tecladista inclinó su cabeza y exhaló una gran cantidad de aire. "No deberíamos suspirar tan a menudo, Suguru," comentó Hiro. "Dicen que se lleva lejos la felicidad." "No importan cuánto suframos, Shuichi y K siempre están felices," le respondió. "Vamos a ayudar a sus recientes víctimas," sugirió el guitarrista. Se volvieron hacia Sakano, quien se había desmayado del shock cuando la bomba explotó. "Oye, hombre, ¿estás bien?" "Sé que a veces es demasiado para aguantar," Suguru trató de confortarlo, "pero tiene que comenzar a adaptarse a este tipo de cosas." "¿Eh?" Sakano recobrara la consciencia. A estas alturas ya estaba familiarizado con las payasadas de K, pero aún sentía que tenía que decir algo. "¡K! ¡La popularidad lo es todo en este negocio! Tienes que pensar más cuidadosamente antes de hacer cualquier cosa peligrosa -¡especialmente si puede matar a una de nuestras seguidoras!" K asintió alégremente. "Right. Sure." "Muy bien, ahora, todos mantegan la calma," dijo el productor, temblando. "Primero tenemos que hacer algo con él." Apuntó en dirección al hombre que se hallaba en la entrada; la puerta aún se abría y cerraba contra su cuerpo. "Destruir la evidencia," sugirió K, moviendo su arma tal como haría un director de orquesta. Ignorándolo, Sakano se dirigió hacia el hombre. "¡Lo lamento tanto! ¿Está herido? ese, um, dispositivo hace un ruido fuerte y asusta a cualquiera, pero en realidad no puede herirlo o matarlo." Sonrió nerviosamente. "Tan sólo está en shock. Aquí." Le alcanzó un tarro de té caliente a la víctima que gemía. "Esto ayudará a sus nervios." "¡No es tiempo para beber té!" djio Shuichi, arrebatando el tarro de las manos del productor. "¿Pero qué otra cosa puedo hacer?" preguntó Sakano. Su labió inferior tembló y luego colapsó en una avalancha de sollozos. Mientras Shuichi se bebía el té, Hiro y Suguru ayudaron al hombre a levantarse y llevarlo a su asiento. "Perdone todo el alboroto," dijo el pelilargo tranquílamente, sonriéndole a los pasajeros que fueron lo suficientemente desdichados de sentarse cerca de ellos.
  • 14. Volvió a su lugar, se inclinó hacia atrás, y murmuró, "¡Shuichi, definitivamente no es normal!" "¿Quién?" "La chica-muñeca. Tu tan aclamada fan. Tiene audifonos puestos mientras lee un libro. Y como si no se hubiera dado cuenta de la exploción." "¿De verdad?" "Creo que eso sólo la hace una típica fanática de Bad Luck," dijo Suguru con resignación. Shuichi miró a K mientras éste estaba ocupado, instalando otra bomba de humo en la puerta. K siempre haciendo esta clase de mierda. Quizás nuestros fanáticos piensan que esta es la manera en que se supone que las bandas sean populares. "Ponte a pensar en esto," dijo Shuichi, "Yuki ya no se sorprende cuando K me lleva a punta de pistola. Lo único que hace es dejar que le dé un beso de despedida." Una gran sonrisa apareció en sus labios. Esos besos siempre eran seguidos por un puño o una patada hacia afuera de la puerta. Pero incluso ahora el suave dolor parecía atractivo. "¡Yuki! ¡Pronto estaré en casa!" gritó. Sus compañeros de banda lo miraron fijamente. "No me miren así. ¡Saben que le pertenezco!" Ambos le hicieron un gesto con sus manos. Estaba en un error si pensaba que querían brincar sobre sus huesos. "Deberías llamarlo y decirle eso," dijo Hiro. "¿Hoy no lo has llamado?" añadió el menor del grupo. "Eso me suena a catástrofe." Shuichi se le quedó mirando. "¿Acaso nunca has oido de algo llamado 'verdadero amor'? Yuki tuvo que entregar un trabajo ayer. Probablemente ahora esté durmiendo, y porque lo amo, no me permitiré llamarlo." "Wow, eso es impresionante," le respondió sin inmutarse. "Pero definitivamente un mal presagio." Hiro suprimió una sonrisa. "Yuki no duerme por tres días antes de entregar un trabajo, ¿verdad? Entonces, probablemente esté durmiendo." "Exactamente. Así que cuando regrese..." Shuichi comenzó a menear la cabeza de Hiro, revolviendo sus largos cabellos como si fueran fideos alrededor de pedazos de carne. "¡Directo a la cama!" Soltó Suguru, luego se tornó ligeramente verde. "Oh no, ¡dije eso muy alto!" "Ah-jah." Sonrió tontamente Hiro. "Oh. Muy bien. Um... Sí... Ahora voy a dormir," dijo. "¡Estoy seguro que está esperándome!" Se movió el pelirosa con anticipación.
  • 15. Habían pasado muchos días desde que habían estado juntos... Me aferraré a Yuki toda la noche. En su mente no había otra cosa mas que deseo. "Pero quizás debería llamarlo," dijo. "Sólo para oir su voz... No, no, ¡no puedo! Pero quiero. Pero un tiempo separados hace que nuestro amor cresca. ¡Pero quizás debería llamar... No, no debería... Pero...!" Comenzó a jalarse los pelos. "¡Shuichi, por favor!" Su amigo sonrió titubeante por un segundo. "¡Tan sólo llámalo!" "¡Oh, Yuki! ¡Me enloqueces! ¡Te amo!" El tren expreso se precipitó a las afueras de Tokio, casi brillando con la ardiente pasión del cantante. *** Unas horas después, Bad Luck se encontraba en los estudios de la estación de radio más popular de Tokio. Sonaba música alegre de fondo mientras comenzaba la transmisión en vivo. Hiro, Suguru y Shuichi llevaban audifonos y sonreían con nerviosa emoción mientras se sentaban alrededor de una mesa improvisada con micrófonos. "Y así que, al fin, Bad Luck ha comenzado con su primera gira nacional," dijo la locutora, sin perder tiempo. "¡Sí!" gritó Shuichi. "¡Hemos comenzado!" "Ya hemos hecho una parte," dijo Hiro, "pero la respuesta es un poco diferente en cada ciudad, y simplemente estamos felices de ser bien recibidos por todo el país." "¡Totalmente! ¡Estamos tan conmovidos!" Estalló Shuichi de nuevo. "Exactamente," añadió Suguru. "Se siente bien ser aceptado con los brazos abiertos por la fanaticada a través de la nación, y estamos esperando ansiosos tocar mañana en Osaka. Cambiamos un poco la lista de temas para ese show, lo que debe de hacer el concierto aún mejor." "¡Hurra! ¡Nueva lista! ¡Vamos a acabar!" Shuichi brincaba de arriba abajo en su asiento. "Es bueno escuchar eso," lo siguió la conductora, tratando desesperádamente de ignorar las payasadas infantiles del cantante. "Estoy segura de que todo el mundo lo está esperando." "¡Estamos más que esperando eso!" volvió a gritar Shuichi. " '¡Vienen buenas cosas para aquellos que salen! ¡Si amas a tus hijos, entonces hazlos usar calcetines!'(3) ¡De eso es todo lo que estoy hablando!" A la animadora ya le estaba entrando el pánico, pero Hiro y Suguru estaban tan acostumbrados a Shuichi que simplemente sonrieron y trataron de continuar de la mejor forma. "Shuichi," dijo Suguru, "¿quizás estés trabajando demasiado?" "Shuichi pone el cien por ciento en todo lo que hace, gente," habló amablemente Hiro hacia el micrófono.
  • 16. "¿Acaso no están disfrutando?" preguntó el cantante. "¡Nunca he estado más feliz en toda mi vida!" Incluso sino lo hubiera dicho, era dolorosamente obvio. Radiaba de pura felicidad, ya que cuando el programa terminara podría regresar a casa y ver a Yuki. Con el sólo hecho de sentarse cerca de él ponía a las personas en peligro de quemarse por su radiante aura. De hecho, su alegría era tan fuerte que casi se transmitía a través de las corrientes de aire a cada rincón de la estación. "Shuichi, si te sobrepasas esta noche, mañana estarás demasiado cansado para cantar," le advirtió Hiro, pero sus palabras no pudieron penetrar su campo de fuerza de éxtasis. "Como sea, Hiro. No te preocupes por mí. Por el único que realmente deberías preocuparte es por Yu-" "¡Shuichi!" Gritó Suguru, al darse cuenta de que su compañero estuvo a punto de soltar el nombre de Yuki. "¡Todos hemos escuchado que tan exigente es la audiencia de Osaka, así que por favor, guarda un poco de esa energía para ellos!" "¡Oh, sí! ¡Osaka es el animal fiestero de Japón! ¡Vamos a bailar toda la noche! ¡Oh, poderoso, ardiente amor! ¡Amor, amor, amor!" Comenzó a saltar en vueltas. Asustada por el repentino baile primitivo del cantante, la conductora puso rápidamente una canción, la primera de Bad Luck, antes de salir de la cabina. A través del cristal, pudieron verla cómo le hacía gestos furiosos al director del programa. "Creo que comienzo a ver el por qué raramente nos invitan a programa respetables," dijo Suguru. "Deja de quejarte," dijo Hiro. "En estos días los artistas y actores legítimos quieren participar en programas de variedad. ¡No hay que tener vergüenza de haber comenzado allí! Creo que somos muy afortunados." "¿Realmente crees eso?" preguntó Suguru, abriendo sus ojos. Hiro simplemente sonrió. La conductora regresó al estudio antes de que la canción terminara. "A continuación, ustedes le darán algún consejo a los radioescuchas con sus problemas. Traten de pensar en buenas respuestas," les dijo. Le dió a Shuichi una postal que un radioescucha había enviado y luego sonrió brillantemente, su penumbra desapareció. "¡Esto!" Susurro Suguru, adolorido. "¡Por eso es que nuestro grupo es decadente!" "¿El profesionalismo de manejar cualquier situación con facilidad?" le murmuró Hiro, mirando fijamente a Shuichi. Mientras Shuichi leía la tarjeta intensamente, su expresión cambiaba por completo. Hiro sabía bastane bien que ésta era su expresión más peligrosa -no se podía prevenir lo que iba a suceder después. "Si hubiera sido un nerviosos chico responsable," Hiro le dijo a Suguru, "nunca habría tocado con él."
  • 17. "¿Qué?" "No importa qué tan bueno seas, si siempre eres el mismo -si simplemente eres consistente- se vuelve muy aburrido, muy rápido," se explicó. Suguru se veía molesto. "¡Creo que la consistencia y el ser aburrido podría ser una meta valiosa para nosotros!" Hiro se encogió de hombros. "Quizás sólo estoy atraido a personas impredecibles porque yo mismo soy tan oridnario." "¡Atraido!" dijo con incredulidad. "Siento como si los frenos se hubiesen roto, y he sido lanzado de una motocicleta, y estoy a punto de sufrir múltiples fracturas." Suguru se sentó, murmurando infelízmente hacia sí mismo. Últimamente se había sentido desbalanceado. Como si se estuviera convirtiendo en alguien más, como si la rareza de Shuichi fuera contagiosa. Sentía como si su personalidad hubiera pasado a través de un molinillo, y hubiera llegado al otro lado irreconocible. Si no hubiera conocido a alguien con el poder y la pasión del cantante, nunca hubiera podido cambiar. Habría seguido siendo ese sabelotodo, estudiante de honor al quien todo el mundo despreciaba. Pero él no estaba solo; miles de fanáticos habían sido cambiados por la desenfrenada energía del vocalista. Habiendo leído cuidadosamente la postal, Shuichi se la devolvió a la locutora justo en el momento en que la canción terminaba. El segmento de consejos comenzaba con una canción tan alegre que rayaba en lo sarcástico. "Buenas noches a todos," dijo la animadora. "¡Buenas noches!" dijeron alégremente los chicos. "Aquí está nuestra primera carta: 'Soy una gran fanática de Bad Luck. Soy asistente administrativa, tengo 23 años. He estado saliendo con mi novio desde la universidad, y ambos conseguimos trabajo en la compañía donde queríamos.' " "Nada fácil en estos días," dijo Suguru. "Felicidades," añadió Hiro. Shuichi estaba indignado. "¿Cómo pueden ser tan frívolos?" les preguntó. "¡Estamos dando consejos de amor aquí! ¡Amor! ¡Muérdansen sus lenguas!" ¡PUM! ¡BAM! Shuichi les pegó inmisericordiosamente. Salieron volando de sus sillas. Tambaleándose por el shock, la animadora se forzó a seguir leyendo como si nada hubiese pasado. " 'Recientemente, creo, ha estado muy ocupado con su trabajo y ha cancelado muchas de nuestras citas. Estoy disfrutando mucho de mi trabajo ahora que me adapté, y siempre termino a tiempo. Pero todo lo que me espera después del trabajo es un mensaje en la contestadora, o peor aún, un mensaje de texto en el celular. Incluso cuando coincidimos, terminamos discutiendo. No sé qué hacer. ¡Por favor, ayúdenme!' Y está firmado por, 'Oh, Querido.' "
  • 18. La animadora se volvió hacia los muchachos. "Y este es el problema de nuestra radioescucha. Bad Luck, ¿qué opinan? Todos ustedes también están muy ocupados con el trabajo, ¿quizás puedan darle algún buen consejo?" El problema de la radioescucha era casi idéntico al de Shuichi. Sus puños apretados temblaban. Su rostro se puso de un rojo intenso. Parecía estar deformándose contra algo. Hiro y Suguru se imaginaban que Shuichi estaba al borde de decir algo que pudiera meterlos en problemas. Saltaron hacia atrás de sus asientos y comenzaro a balbucear. "¡Wow, ese es un problema difícil!" dijo Hiro. Suguru se aclaró la garganta. "Aún soy un poco joven para preocuparme sobre el balance entre el amor y trabajo." Hiro mantenía sus respuesta deliberadamente vagas, mientra que Suguru trataba de ser constructivo. "Por lo general los hombres no piensan en amor hasta que tienen un trabajo estable." Hiro asintió. "Estoy de acuerdo. ¿Quizás deberías ser paciente hasta que esté más estable?" "¿Así que estás de acuerdo conmigo al decir que el trabajo es lo más importante para los hombres?" preguntó Suguru. "Ambos, hombres y mujeres piensan que sus trabajos son más importantes, pero el grado probablemnte varía de persona a persona." Suguru asintió a la animadora. "Creo que es mejor si lo hablan con calma. Traten de entender los sentiminetos del otro." Suspiró. "Lo único que podemos pensar en estos días es en nuestros conciertos, por lo que se nos es difícil darte un buen consejo. ¡Lo sentimos!" "Y ninguno de nosotros tiene novia," añadió torpemente Hiro. (Él apenas había ido un poco más allá que agarrarse de manos con Ayaka.) Y, a no ser que Suguru tuviera una novia a escondidas, por el momento no tenía una. Hiro hubiera deseado pasar fácil y seguro ese tema con su último comentario, pero la conductora lo presionó. "¿Eh?" dijo ella. "¿Pero creo haber escuchado que Shuichi tiene pareja?" "¡Ah!" Hiro y Suguru chillaron con fuerza suficiente como para tumbar los micrófonos. Ya casi estaban saliendo astutamente del tema, pero ella tuvo que ir y poner el pie en un campo minado. "He escuchado," continuó, "¿que su pareja es el remobrado escrito romántico Eiri Yuki?" "¡Silencio!" rugió Shuichi. "¡Siempre es trabajo, trabajo, trabajo! Te amo más que el trabajo, ¿o no? ¿Acaso puedes ir a cenar con tu trabajo?" "Sin trabajo no puedes comer del todo," señaló la conductora. "¿Acaso puede ser feliz con sólo su trabajo, señora?"
  • 19. "¡Shuichi!" sus compañeros trataron de taparle la boca con las manos, pero no funcionó. "¿Acaso puede besar su trabajo? No puede, ¿o sí?" Se quedó mirándola fijamente. "¡Shuichi, detente!" gritó Sakano, sus manos se aferraban al cristal fuera del estudio mietras colapsaba lentamente. "¡Ja ja ja! ¡Lamentamos ésta repentina exploción!" dijo Hiro. "Shuichi tiende a ponerse algo emocional." "Me disculpo con la persona que envió la postal," dijo Suguru. "Pero todo lo que puedo decir es que escogistes a las personas equivocadas para pedir ayuda." "¿Qué quieres decir?" lo interrumpió Shuichi. "¡No hay nadie en la Tierra más adecuado para contestar esta pregunta que yo!" Para ahora, su anhelo de ver a Yuki había tomado proporciones a lo Hércules. Ya había pasado el punto de no retorno. "¡Sé exactamente cómo te sientes, Akko!"(4) continuó. "¡No, Shuichi! ¡Ese es su nombre real!" le soltó la mujer. "Si no lo hubiera dicho, nadie se hubiera enterado, " apuntó Hiro. "Estás en lo cierto, Hiro," coincidió Suguru. La anfitriona se congeló. Sus nervios estaba de punta. Sus pupilas estaban dilatadas, y su cabeza estaba en blanco. Mientras tanto, la pasión de Shuichi crecía aún más, oscilnado sus puños alrededor como un melodramático cantante de enka.(5) "¡Este no es momento para preocuparse por eso! ¡Akko, a menos que algo pase, terminamos esperándolos por el resto de nuestras vidas! ¡Y ellos ni siquiera lo notan!" "Es un punto interesante," musitó la locutora. "O sea, ¿por qué se enamoraron de nosotros en primer lugar?" "¿No debes ser amado por gratitud, es eso lo que quieres decir?" dijo Hiro, tratando de seguirlo. "¡Por supuesto que debería!" dijo Shuichi. "¡Es un gran problema si no puedes confiar tu amor!" "¡Tranquilízate un poco!" dijo Suguru. Ambos se daban cuenta de que la conversación estaba yéndose muy cerca a los problemas personales de Shuichi. Trataron de llevar el río a su cauce. "¡Cálmate, Shuichi!" dijo Hiro. "¡No la ayudarás si te deshaces en lágrimas!" "¿A quién le importa?" gimió. "Estoy seguro que tu novio se siente mal por estar trabajando todo el tiempo; quizás si se comunicaran, si trabajaran juntos..." intentó Hiro.
  • 20. Shuichi asintió. "Sí, con los hombres las acciones hablan más que las palabras, pero también tienen sentimientos. Hay toneladas de tipos fuertes y silenciosos con grandes corazones." Parecía estar trabajando. Se estaba calmando. Aún respiraba lo suficientemente fuerte como para sacar la espuma de una cerveza, pero al menos ya no vociferaba. "Sí, quizás," murmuró Shuichi para sí mismo, de repente soñador. Era como si alguien hubiera puesto un interruptor dentro de él. "¡Oh, el panorama de verte trabajar es tan exquisito, tan magnífico, tan impresionante! ¡Quisiera ponerlo en cofre del tesoro de mi corazón y arrojar la llave!" Su alegría radiaba incluso más que antes. Su rostro se transformó con una expresión de lujuria y parecía listo para violar las normas de la estación. "¡Eres tan ardiente cuando estás trabajando! ¡Sin reclamos! ¡Haz lo que tengas que hacer!" Su cambio completo dejó a los otros hechos polvo. Aparentemente inconsciente siguió adelante. "Siempre te echas a trabajar, en cuerpo y alma, como si no te quedara ningún espacio para pensar en mí. Yo pienso en ti durante las veinticuatro horas, siete días a la semana, día y noche, toda la semana. No es que no duela." Sus sentimiento se precipitaron junto con la fuente de corriente de su voz, llenando el aire de la noche, yendo por las hondas radiales y exparciéndose por todo Japón. "¡Pero aún así, siempre estoy aquí para ti!" continuó. "Estoy abierto a tu comodidad, a cualquier hora que me necesites. Ven directo a dentro. ¡Nunca estoy cerrado!" Sus compañeros rápidamente trataron de traducir su parloteo en algo elocuente para la audiencia. Temían que si no lo hacían, y si Shuichi se mantenía hablando, se meterían en muchos problemas. "¿O sea, que si ella lo ve trabajando?," se forzó Suguru, "¿se volvería a enamorar otra vez?" "Mientras esté atrapado trabajando horas extras," dijo Hiro, "¿ella podría llevarle la comida?" "¡Le llevaré algunas golosinas!" continuó parloteando Shuichi incontrolablemente. "Tomaré algunas tartas de queso -no, bollos de crema, ahora tu boca y come. O cortaré uno por la mitad para compartirlo, porque entonces sabrá mejor. O mejor aún..." Hiro luchó por mantenerse. "Sería una cosa si ya no lo amaras, pero estás enojada porque aún lo quieres, ¿cierto, Akko? Estarías perfectamente feliz si pudieras estar todo el tiempo a su lado." Se escuchaba animado, pero la pena por estar lejos de Ayaka hizo que su voz comenzara a temblar. "Es importante valorar el timepo que pasan juntos." "Pero si ya han llegado a la etapa en lo que lo único que hacen es pelear cada vez que se ven," dijo Suguru, "entonces quizás sea tiempo de separarse." "¡¿Separarse?!" gritó Shuichi, agarrando a Suguru por los hombros y zarandeándolo violéntamente. "¡¿Cómo puedes decir eso?!" "Oh, no, eso no es lo que quiero decir." El tecladista luchó por explicarse, pero el cantante ya lo estaba estrangulando.
  • 21. "En otras palabras," dijo Hiro, "todos en Bad Luck esperamos que encuentren una forma de incrementar su amor." Se echó la cabellera hacia atrás y le guiñó un ojo a la animadora sin importar que estaban en radio y nadie podía verlo. El noble sacrificio de Suguru hizo que la atención del vocalista se desviara de su arranque amoroso. Si se escapaban ahora, había una buena oportunidad de sobrevivir en una pieza el programa. El instinto profesional de la animadora la golpeó. "Bien, gracias a todos. Los invitados de hoy fueron los miembros de Bad Luck. La última canción de esta noche es una de ellos que le va perfectamente a una como ésta. Pedida por "Oh, Querido" y muchos otros más, una agridulce canción de amor de su primer álbum." La canción comenzó con una melodiosa introducción seguida por la voz de Shuichi. Ella no podía creer que las mismas tres personas que casi destruyeron el estudio unos minutos atrás hubieran sido capaces de grabar una hermosa canción como esa. Pero lo hicieron vertiendo todas sus almas en sus trabajos. Hiro tocó su guitarra como todo un veterano. Los arreglos de Suguru fueron extraordinarios, y la voz de Shuichi hipnotizó a los escuchas con su fuerza y belleza. A pesar de su juventud y de los problemas en los que usualmente se encontraban, Hiro, Suguru y Shuichi tenían verdaderos talentos musicales. Bad Luck estaba causando un gran revuelo en la industria musical. *** "¡Ya estoy en casa!" gritó Shuichi al llegar al departamento de Yuki después del programa radial, había un ligero temblor en su inusual voz. Ya había olvidado lo que le causó a sus compañeros de grupo y a su productor en la estación. En lo único que podía pensar era enYuki, el cual esperaba hubiera terminado su trabajo y estuviera esperándolo ansiosamente. Desde la calle, el joven hiperactivo notó que todas las luces estaban apagadas. Cuando entró, estaba totalmente silencioso. Asumió que su amante debería estar profundamente dormido después de haber trabajado toda la noche, y estaba contento de haber resistido el impulso de llamarlo. Cuidando de no hacer ruido, caminó a hurtadillas por el vestíbulo hasta a la habitación. Observando la cama, susurró, "Yuki, te extrañé tanto." Se auto-felicitó por ser tan maduro. Cuando comenzó a salir con el escritor, era incapaz de controlar sus emociones. Se hubiera tirado contra la puerta, sacándola de sus goznes. Hubiera gritado lo suficientemente fuerte como para hacer temblar las paredes, antes de brincar encima de Yuki. Quizás aprendió de todas las veces en las que el rubio lo golpeó, pateó, o lo reventó contra la pared en forma de venganza. "No pensé otra cosa mas que en ti," le hizo saber. Los olores que relacionaba con su novio -la persistente fragancia de su champú, el permanente olor a sus cigarrillos, incluso el olor del libro medio-leído en la mesa de noche- todos estos aromas llenaron de alegría su corazón. Por días esas fragancias le
  • 22. fueron arrebatadas de su vida, por lo que las respiró profundamente, llenando a capacidad sus pulmones, hasta que casi se embriagó de felicidad. "Oh, Yuki," suspiró, metiéndose en la cama. Escapándose por las cobijas para llegar hasta su amado. Extendió su mano para tocar algo duro. "¡Wah!" dió un largo brinco hacia atrás, golpenado su cabeza contra la pared. Luego rodó suavemente en dirección opuesta y cayó el suelo. "¿Yuki?" Se levantó de un salto y tiró de las cobijas. No había nade allí. Con la oscuridad, él asumió que su amado estaría durmiendo, pero quizás estaba escondiéndose en algún lugar, jugándole una práctica broma. "¿Tratando de sorprenderme? ¡Nunca pensé que fueras tan pícaro!" sonrió tontamente, comenzando a buscar en las otras habitaciones. Buscó dentro de cada armario y gabinete, incluso dentro de las maletas, pero él no estaba allí. Estaba desconcertado. Cuando llamó a la casa después del programa, Yuki no había contestado ni el teléfono ni el celular. Shuichi había asumido que estaba trabajando o durmiendo, pero quizás había salido en su coche. "¡Quizás quería hacer una cena especial para mí y fue de compras!" El simple hecho de pensar en las comidas de Yuki hizo que toda su tensión de disipara. Su novio era asombros en todo lo que hacía -especialmente cocinando. Cada vez que comía uno de sus platillos, saboreaba un ingrediente secreto: amor. "¡Una cena a la luz de las velas! ¡Al menos está siendo romántico! ¿Me pregunto que va a cocinar?" Pero cuando marcó al celular de Yuki, le contestó el mensaje de voz. "Um, soy yo," dijo. "Estoy en casa, pero tú no estás aquí. ¡Por favor, llámame! Te esperaré despierto..." Su voz se agitó gradualmente. Algo está mal. No se supone que las cosas sean así. Su buen humor se transformó en una seria preocupación. Le había dicho a Yuki una y otra vez que hoy estaría en casa. Él le dijo. "Está bien. Estaré en la cama." Shuichi se emocionó tanto que lanzó sus brazos alrededor del hombre mayor y lo abrazó tan fuerte como pudo. Por supuesto, el otro añadió, "Lo que significa que estaré durmiendo." El cantante esperaba observar el rostro de su novio mientras dormía, pero ahora no había nada más que una cama vacía. Se obligó a sentarse y esperar lo llamara. "¿Adónde demonios fuistes?" Cada tictac del reloj sonaba como golpes de martillo, lo miró, convencido de que ya había pasado un increiblemente largo tiempo, pero sólo habían pasado diez minutos. Incapaz de esperar más, volvió a llamar. Otra vez volvió a salir el mensaje de voz. "Estuvistes despierto toda la noche. ¿Cómo puedes estar afuera?" le exigió.
  • 23. Yuki tenía que entregar un trabajo el día anterior, lo que siempre significaba pasar al menos una noche sin dormir. Quizás más. Para él, dejar la casa en esa condición era prueba de que la falta de sueño había debilitado su juicio. Shuichi estaba acosado por terrible pensamientos. ¡¿Qué tal si se quedó dormido mientras manejaba y tuvo un terrible accidente?! ¡¿Qué tal si se quedó dormido a un lado de la carretera y fue secuestrado por un loco de atar?! ¡¿Qué tal si se quedó dormido mientras conducía por un puente, cayó al mar y fue devorado por sangrientos tiburones?! "¡Aaarg!" gritó, jalándose los cabellos. "¡Yuki, por favor! ¡No tengo que tocarte! ¡Tan sólo quiero ver tu rostro -escuchar tu voz! ¡Eso es suficiente para mí! ¡Te lo ruego! ¡Déjame saber que estás vivo!" Pero la habitación se quedó en silencio; el eco de su voz se desvaneció, sus ruegos quedaron sin contestar. TIC, TAC, TIC, TAC. No tan sólo el reloj era insoportable, sino que estaba tan instensamente enfocado en escuchar el timbre del teléfono que hasta el zumbido de la nevera era ensordecedor. Y hasta estaba seguro de que podía escuchar los minutos al pasar. "¡Yuki, dónde estás!" gimió. Shuichi casi nunca estaba completamente sólo en el departamento. Incluso cuando el escritor estaba trabajando, podía escuchar sus dedos escribiendo en el teclado o su refunfuñeo mientras arrancaba hojas de una libreta. Estos sonidos eran tranquilizadores, pero este silencio le destrozaba los nervios. "¡Yuki, lo prometistes!" Su corazón se apretó. Agitó violentamente la cabeza, llevandose lejos la tentación de culpar a su ausente novio. "¡Al menos llama! ¡Estoy preocupado!" Sacó su celular y lo observó, intentando hacerlo sonar por voluntad. Yuki no había respondido a ninguno de los miles de e-mails que le había enviado desde todos los rincones del país. ¿Quizás cayó dentro de una alcantarilla hace muchos días y nadie sabe dónde buscar su cuerpo? Realmente estaba entrando en pánico, su teléfono hizo un pequeño, diminuto ruido. Presionó el botón de contestar antes de que la melodía comenzara a sonar y le gritó. "¿Dónde demonios estás? ¡Estaba muy preocupado!" "Oh, lo siento," se escuchó una voz muy tranquila. "¿Presidente?" Shuichi se desinfló. Era Tohma, el presidente de N-G Pro. Bajó su cabeza para disculparse. "Lo siento, pensé que usted era..." "¿Yuki?" "Sí." "Escuché el programa radial. Mantén ese alto nivel de energía para mañana," dijo alégremente.
  • 24. "¿Sabe dónde está Yuki?" Tohma hizo una pausa. "¿Observastes cuidadosamente?" "¡No está en ningún lado!" dijo irritadamente. Tohma no contestó. "¿Hola?" dijo Shuichi, sus instintos le decían ser precavido ya que Tohma estaba en medio de un pensamineto. "¿Puede ayudarme, Tohma?" "Bueno," dijo falsamente reacio. "Cuando lo vi, estaba con una mujer. Era muy elegante." Shuichi se congeló, incapaz de respirar. ¿Tohma encontró a Yuki engañándome? "¡¿Qué?!" Explotó. "¿Quién? ¡No dejaré que una... una mujer se atraviese entre Yuki y yo! ¿Quién era? ¡Tienes que decirme!" "Mm... Buena pregutna." Shuichi apretó los dientes. Tohma siempre tenía que decir eso. "¿Dónde vió a Yuki y a esta... esta mujer?" "Bueno, probablemente no pueda decirte eso," dijo furtivamente. El cantante sentía como si le hubieran sacado todo el arie. No puede ser... De ninguna forma pudo haber ido a un hotel... ¿y hacer el amor? ¿Con alguna fresca elegante? Con los dedos apretando el teléfono, trató de calmar su acelerado pulso lo mejor que pudo. Se descorazonó nuevamente por la alegre voz de su jefe. "Mañana estaré en Osaka, Shindou. ¡Lo veré allá!" Dándose cuenta que estaba a punto de colgar, se apresuró a decir, "¡Espere un segundo!" Una breve pausa, luego, "¿Sí?" "¿Está usted...posiblemente...en contra de nuestra relación?" Entendió que puso a su jefe en una mala posición. Un músico varón de su agencia saliendo con otro hombre, y no tan sólo cualquier hombre, sino uno de los escritores más vendidos, probablemente no era una situación ideal desde el punto de vista comercial, especialmente cuando ninguno de los dos había hecho mucho esfuerzo para esconder la relación. Y luego también estaba el hecho de que Yuki era el cuñado de Tohma. "No del todo," dijo ligeramente, pero Shuichi aún seguía sospechando. Todo el mundo en N-G Pro sabían cuán impredecible era Tohma cuando actuaba tan vivaz. "Respeto la libertad de Yuki. Es de mi familia, después de todo." "Entonces, um..." Shuichi buscaba las palabras correctas. "No te preocupes. Él siempre manejaba sus adventuras con mucha discresión...hasta que te conoció."
  • 25. "No me importa la mala publicidad." El cantante de pronto se sintió como si fuera una esposa hablando con su malvada suegra. "Descansa un poco esta noche, ¿está bien?" Tohma lo animó. "Queremos sacar la casa por la ventana en Osaka." "¡Por supuesto! ¡Estoy esperando eso!" dijo, inclinando su cabeza. Esperó a que Tohma engachara para luego hacerlo él. "¿Qué está pasando?" se preguntó. "La libertad de Yuki... ¿libertad con esa mujer elegante?" No quería pensar en eso. deseaba poder creer en Yuki, pero, desafortunadamente, no podía hacer otra cosa que sospechar de su bello novio. A veces Yuki era demasiado receptivo a las atenciones que las mujeres le daban -¡y habían demasiadas mujeres que siempre le daban atención! Yuki podría tener casi cualquier mujer en Japón. "¡Yuki!" Se paseó por la habitación como un tigre enjaulado. "Aquí estaba yo, pensando que te habías quedado dormido mientras conducías o que te habías caido de un puente. ¡Tenía los nervios de punta! ¡Pero no, tú estás con esa... esa... mujer elegante!" Un pensamiento le llegó de golpe. ¿Estuvistes tan solo sin mí que tuvistes que buscar a otra persona? No harías eso, ¿o sí? "¡Por favor, que alguien me diga que estoy mal!" Comenzó a correr frenéticamente. Se golpeó el dedo pequeño del pie con el borde del escritorio de su amante. Rodó por el suelo, agarrando su pie, luego soltó un grito tan fuerte que pudo haber llamado la atención de miles de espectadores. Mientras estaba en el piso, un pedazo de papel se deslizó cuando golpeó el escritorio, ondeó por el aire hasta llegar a su cara. Ignorando el palpitante dolor, agarró el papel, el cual estaba emblemado con el logo "Kunoichi"(6), y mientras lo hacía, atrapó el aire de una dulce fragancia de perfume. "¿Eh?" La fragancia le era familiar, pero antes de que pudiera recordar en dónde lo había olido, vió lo que estaba escrito en la nota. Fue como si una daga atravesara su corazón. "¡¿Qué?!" chilló, levantándose de un salto y mirándola fijamente. La leyó una y otra vez, pero las palabras no cambiaban. La leyó en voz alta. "Me he llevado a Yuki. Sólo por si acaso." Por el manuscrito, supo que había sido escrito por una mujer. Inmediátamente pensó en lo peor. ¡Esta mujer y Yuki! Cerró sus puños inconsientemente, arrugando el papel. "¡Sólo por si acaso! ¿Qué demonios significa eso? Sólo por si acaso, ¿de qué?" gritó, pasó los detalles triviales porque no quería pensar sobre lo que estaba ocurriendo.
  • 26. "Sólo por si acaso," repitió. ¡Estaba en lo cierto! Yuki fue secuestrado por una loca de atar. "¡Oh, Yuki! ¡Sería mejor si estuvieras malherido, indefenso en algún lugar y que nadie pudiera encontrarte!" Shuichi estaba confundido ya que Yuki siempre era tan precavido y cuidadoso. ¿Cómo lo atrapó? Debió haber sido más difícil que domesticar a un animal salvaje. Incluso el famoso zoólogo, Mitsugorou, hubiera tenido problemas. "Esa mujer que Tohma mencionó -¿podría haberlo seducido?" Estuve fuera mucho tiempo, y se sintió solo. ¡Perdóname Yuki! ¡Todo es mi culpa! ¡Si me hubiera quedado en vez de irme, esto nunca hubiera pasado! "Sólo por si acaso," dijo una y otra vez. "¡¿Qué domonios significa?!" gritó. De repente, su celular sonó. Miró la pantalla; era un número desconocido. ¡Debe ser la secuestradora! Tragó saliva. ¡Las luces del cuarto están encendidas, así que sabe que estoy aquí! Su estómago se encogió. Tomó tres largas bocanadas de aire y obligó a su corazón a calmarse antes de finalmente contestar el celular. "¡Está bien! ¡Está bien!" gritó al teléfono, giminedo. "¿Qué es lo que pides?" Él podía pagar el rescate. Y si no tenía dinero suficiente, podría pagarlo a plazos, trabajar por el resto de su vida. Incluso si la secuestradora quería que cantara desnudo, estaba bien. Cualquier cosa, con tal de que le regresara a Yuki. ¿Pero y si es a Yuki lo que quiere? Chorros de sudor bajaban por su rostro. Primero tengo que saber si se encuentra bien. ¡Y dónde está! Repentinamente, una voz lo sacó de sus pensamientos. Sonaba inesperadamente divertida. "¿Pedir? Bueno, eso me ahorra algo de tiempo." "¿Tiempo?" ¿Qué? ¡Un momento! Shuichi conocía esa voz. Era casi idéntica a la de Yuki. "¿Tatsuha?" "Síp, soy yo." Tatsuha era el hermano de Yuki. "¡Tu monje budista favorito desde Kyoto!" "Lo sé. ¡Pero ahora no tengo tiempo para ti! Tu... Yuki... terrible." Tartamudeaba, pero él era tan torpe con las palabras que su cuñado no lo notó. "¿Cómo te va? Supongo que sabes porqué estoy llamando, y dándote tiempo. ¿Eh, Shu-Shu?" "¿Qué?" preguntó, confundido. ¿Tatsuha está envuelto en el secuestro? "¿Estás trabajando para la mujer que se robó a Yuki?" "¿Robó? Estás loco. Él se metió en alguna habitación de hotel en Osaka." "¿Qué? ¿Lo encerró en un cuarto de hotel? ¿En Osaka?" Su cerebro estaba haciéndose papillas. "Mira, Shu-Shu, no sé qué pasa contigo, pero tu enamorado está por acá haciendo una investigación o algo así. Muy mal por ti, ¿eh? Y más cuando tu concierto está
  • 27. cerca." Parecía que pensaba que el cantante también estaba en Osaka. "Los dos están trabajando tan duro. Por supuesto, al menos mi hermano tiene una preciosa editora que le hace compañía." "Preciosa editora..." parpadeó rápidamente. Tohma había dicho que Yuki estaba con una mujer muy elegante, y ahora Tatsuha dice que era preciosa. "No puede negásele a una dama," dijo el monje. "Muy mal por ti, creo." Comenzó a recitar un sutra. "¡Cállate!" gritó. "Oye, debes considerarte afortunado. ¡La gente me paga para que lo recite por ellos! Hago diez secciones durante el periodo del obon, sabes." "¡Nadie te preguntó tu agenda!" gruñó Shuichi. "¿Dónde está Yuki?" "Tú eres su novio. Si tú no sabes, ¿cómo demonios lo voy a saber yo?" "¡Oh!" Shuichi sintió una afilada hacha en su pecho, pero Tatsuha lo siguió presionando, feliz como siempre. "Bueno, lo siento por ti, Shu-Shu. ¡Para animarte, pasaré por tu camenrino!" Shuichi ya no tenía energías para negarse. "Ah-jah, seguro. Como sea; ¡el camerino de Nittle Grasper tiene alta seguridad," le recordó. "Pero me aseguraré de que hables con Ryuichi en Osaka." Tatsuha estaba obsesionado con Ryuichi Sakuma, el cantante y líder de Nittle Grasper, el grupo musical más popular en Japón. Ryuichi era considerado como uno de los mejores cantantes a nivel mundial y era el modelo a seguir de Shuichi. El monje soltó una risotada. "Te deberé esa." Si no estoy muy ocupado buscando a Yuki, eso es. Pero antes de que pudiera decirlo, Tatsuha enganchó. ¡Los dos hermanos son tan egoístas! Si Yuki estaba plaenando ir a Osaka para trabajar, ¿entonces porqué no lo dijo? No me habría esforzado tanto para volver a Tokio. Todo pudo haber sido más fácil. Podríamos habernos encontrado en Osaka y tener más tiempo juntos. Bajó sus hombros, pero también estaba extremadamente aliviado de que no estuviera secuestrado. ¿Quizás fue a Osaka sólo para verme? "Pero él nunca lo admitiría. Para ser un escritor romántico, se avergüenza demasiado con cosas como éstas." Ronroneó mientras se deslizaba en el reino de las fantasías. Hizo lo que él imaginó era algo bastante nihilista, una expresión de Yuki. "Esto es por trabajo," dijo secamente, imitándolo. ¡Ja! Pretendiendo que su viaje a Osaka no era para verme. No sonaba nada parecido a Yuki, pero debido a su desesperada nostalgia, lo creyó. Gritó como una colegiada, ruborizándose, y golpeó emocionado la pared con su puño.
  • 28. "¡Perfecto! ¡Perfecto!" Se auto-felicitó, riendo silenciósamente mientras salía del estudio. Si su amante hubiera estado allí para ver su tonta sonrisa, indudablemente lo habría pateado lo más fuerte que pudiera. El cerebro de pájaro de Shuichi estaba lleno de amor, amor por un hombre frío que era de todo menos cariñoso, que expresaba sus sentiminetos después de analizarlos. Para él, esos infrecuentes, milagrosos gestos de amor hacía que todo valiera la pena. "¡Yuki!" Gritó antes de acostarse en la cama y quedar rápidamente dormido. Rodeado por la evocadora escencia de su amante, esa noche durmió alrededor de sueños llenos de pasión . Quizás Yuki lo estaría esperando cuando llegara a Osaka al día siguiente. Quizás Yuki lo llevaría a una maravillosa, romántica cita. Quizás Yuki pasaría por el camerino antes del concierto, le daría un beso de buena suerte, y después de la actuación le diría que tan buen trabajo hizo sobre el escenario. Por supuesto, eso no eran otra cosa más que sueños traidos por la fragancia de su novio y su febril imaginación. El dedo que se lastimó con el escritorio se estaba poniendo rojo, pero las endorfinas de su cerebro disfrazaron secretamente el dolor y lo dejaron dormir en paz. Cuando despertó a la mañana siguiente, se sintió completamente refrescado, teniendo el mejor sueño desde hace meses. "¡Aquí voy, Osaka! ¡Aquí voy, Yuki!" La inquietante desesperación de la noche pasada había desaparecido. Saltó de la cama y corrió hacia la puerta, entusiasmado por comenzar el día. Desafortunadamente, no notó la otra nota que habían dejado para él. Se hallaba en el suelo del apartamento antes de que se fuera, las huellas de los zapatos estampados sobre las palabras. ******************************************* Notas de Traducción (japonés-inglés) (1) Nozomi es una de las rutas del shinkansen. (2) El shinkansen es el famoso tren de alta velocidad japonés. (3) Shuichi dijo mal el refrán. Kawaii ko ni ha tabi wo sase yo, se traduce a: "Si amas a tus hijos, hazlos viajar," pero Shuichi utilizó el tabi equivocado y cambió el verbo. El primer proverbio es correcto, pero no parece tener ninguna relación con lo que estaba hablando. (4) Akko es su nombre real; el pseudónimo de "Oh, Querido" es un juego de palabras japonés: Akkorya korya. Aunque también es un nombre inusual. ¿Incluso el "nombre real" también podría ser un apodo? (5) Enka es un tipo de canto popular, de cantantes melódicos japoneses. Sus canciones son muy melodramáticas.
  • 29. (6) Kunoichi, el logo en la nota, posiblemente sea el apellido de la mujer, y/o también es el nombre de un ninja femenino. El símbolo que se usa en el katakana para ku y no, mas el kanji ichi encima de ellas crean el kanji onna o "mujer." Traducido por Kaoru Yuki
  • 30. CAPÍTULO UNO: El teléfono sin responder Shuichi y Bad Luck habían tomado el tren bala de regreso a Osaka y estaban dando vueltas en el puente Ebisu, también conocido como el Puente ‘Recolección’. A pesar del ruido provocado por la multitud a su alrededor, Hiro fue capaz de escuchar el sonido de su celular. Cuando vio quien estaba llamando intentó, infructuosamente, parecer casual cuando contestó. “Uh ¡hey! Tanto tiempo. Yo, uh... ¡Wow! ¡Me hace tan feliz escuchar tu voz!” La emoción brotaba de Hiro, era obvio que era su novia llamando desde Kyoto. “Sí, estoy en Osaka. De verdad, de verdad quiero verte. ¡Quiero saltarme los ensayos e ir hasta allá ahora mismo!” (El hecho de que Shuichi estuviera allí, no significaba que era el único del cual podía fluir amor) “¿Qué?” Preguntó Hiro. “No, claro que no puedo hacer eso, ¡pero así es como me siento! ¡Claro, ja ja ja!” Sintiendo la mirada crítica de Shuichi, Hiro dejó la idea de saltarse los ensayos. “¿Oh? ¿De verdad? No, ¡definitivamente! ¡A cualquier hora! Eso significa que podremos pasar más tiempo juntos. Estoy esperando ansioso el momento. Te enviaré un mensaje con la dirección- oh ¿ya sabes donde es? Pero el camarín… ¿Qué? ¿Dónde estoy ahora? ¡Osaka! ¿No te lo dije?” Hiro repentinamente se paralizó y comenzó a titubear. “¿En que parte de Osaka? Um, realmente no lo sé. Un lugar que sale a menudo en la TV”. “¡Puente ‘Recolección’!” Gritó Shuichi pegándose a la espalda de Hiro. “¿Sabes porque lo llaman así? ¡Porque los chicos vienen hasta aquí a buscar o ‘recolectar’ mujeres! ¡Es el lugar más famoso en Osaka para conseguir chicas! ¡Hah!”
  • 31. “¡No! ¡Por supuesto que no estoy intentando conseguir chicas! Solo nos estamos juntando… Uh, ¿hola? ¿Ayaka? ¡Hola!” Había colgado. Hiro apretó con fuerza su desconectado teléfono y golpeó a su compañero. “¡Shuichi! ¡Deja de intentar meterme en problemas!” “¿Qué? ¡Solo estaba diciendo donde estábamos!” “Sí, ¡pero no era necesario decirle el porqué los chicos vienen hasta aquí!” Shuichi no respondió; en vez de eso solo le sonrió a Hiro. El puente de piedra sobre el río Dotonbori usualmente estaba repleto de turistas y compradores, pero afortunadamente aún era temprano y no había mucha gente alrededor. La docena que estaba allí se paseaban de un lado a otro mirando a Bad Luck. Shuichi estaba pegado a Hiro, la única persona que le ponía atención. K estaba tomándose fotos en frente del signo Glico y, por alguna razón, estaba en la pose inochi (1), formando el símbolo de “vida” con sus brazos y piernas. Su productor, Sakano, suspiraba como si un pedazo de su alma estuviera siendo arrancado mientras tomaba cada foto. No había señal de Suguru por ningún lado, lo que significaba que estaba, como siempre, haciendo el buen trabajo de pretender que no iba con el resto del grupo. “¿Tienes el coraje de responder una llamada romántica mientras mi amante está perdido?” Lloró Shuichi. Shuichi había asumido que cuando llegara a Osaka, sería capaz de ver a Yuki –aunque no tendría ninguna posibilidad de estar con él. Eso había sido lo único que mantenía su espíritu vivo. Pero sin importar cuantas veces lo llamó, Yuki no contestó su celular. En vez de eso, la voz de una mujer aparecía en la línea y calmadamente decía, “Este teléfono se encuentra apagado o fuera del área de servicio. Por favor, intente otra vez más tarde”. Shuichi intentó enviarle mensajes, pero Yuki aún no respondía. “¿Por qué?” Gimió Shuichi. Hiro no supo que decir. Rápidamente intentó pensar en alguna forma de ayudar. “Sabes que él está en un hotel en Osaka, ¿verdad?” Preguntó Hiro. “Hotel, motel, hotel casual, estancia, resort, servicio de cama y desayuno, pensión, centro de fabricación de cocaína. ¡Podría estar en cualquier lugar!” Shuichi suspiró desesperanzado mientras miraba entre la lista de hoteles que había sacado de las páginas amarillas al interior de una casilla telefónica. “¿Cómo te encuentro Yuki? ¿Dónde puedes estar? ¡¿Y que demonios pretendes?!” Dejando que su furia se apoderara de él, rompió las listas en pedacitos y los tiró al aire. Flotaban como confetti mientras Hiro revoloteaba y saltaba alrededor para poder recolectarlas. “Niños, ¡no intenten esto en casa!” Lloró Hiro, pero su reproche había tenido algo de efecto. “¡La única razón para tener este celular es para hablarte en cualquier momento!” Shuichi miraba su teléfono. “¡Llámame! ¡O por lo menos envíame un mensaje de texto!” Yuki había insistido en que no necesitaba un teléfono móvil ya que siempre trabajaba en su casa, pero Shuichi le había demandado que comprara uno. “¿Por qué no me devuelves el llamado?” Gruñó Shuichi, tirando sin cuidado alguno el teléfono contra el puente de piedra. Esta era la primera vez que renunciaba a todo tan tempranamente. “Si lo rompes, él nunca podrá contactarse”, remarcó Hiro.
  • 32. Shuichi se apresuró a recoger el teléfono y lo pasó sobre su mejilla. “¡Lo siento tanto! ¡Por favor perdóname!” Limpió una invisible mancha de polvo sobre él, lo lustró con su pañuelo y luego lo besó. “Te lo ruego, ¡comunícame con Yuki! ¡Por favor!” “No importa cuanto ruegues”, dijo Hiro, “a menos que Yuki encienda su celular…” “¡Hiro!“ Lloró Shuichi abrazando con fuerza a su amigo. “¿Tan feo soy?” Una cascada de lágrimas brotó desde sus ojos y corrió por la camisa de Hiro. Aunque Shuichi había provocado una pelea con la novia de Hiro, este hizo su mejor esfuerzo para ayudar. “Um, bueno…la belleza masculina no es mi punto fuerte pero…” “¡No lo he visto desde hace días! ¡Ahora ni siquiera puedo hablar con él! ¡Estoy a punto de perder la cabeza!” “¿A punto?” Dijo Hiro. Shuichi gruñó, “¡Claro! ¡Es normal estar en estado de caos!” “Um, sí…” El cantante hizo pucheros. “Eres tan frío. ¿No me quieres?” A este punto una multitud estaba comenzando a acercarse alrededor de ellos. Como no tenían forma de saber que Shuichi estaba hablándole a alguien que no estaba allí, ellos debieron haber asumido que era una pelea de amantes. Un gran grupo de paparazzi comenzó a tomar fotos y muchos turistas se les unieron. “Bueno”, Suspiró Hiro. Volteó a mirar a Shuichi. “Dijiste que estaba atrapado en una habitación de hotel, ¿verdad? Entonces, ¿es como si hubiese sido puesto en cuarentena?” “¡No hables de él como si tuviera algún horrible virus!” Gritó Shuichi dando un cabezazo en el mentón de Hiro y dejándolo inconciente. Aunque yacía colapsado en el suelo, Hiro continuó sermoneando a Shuichi. “¿Has considerado los sentimientos de Yuki? Quiero decir que talvez el quiere verte pero simplemente no puede salir”. “¿De verdad?” Shuichi miró sorprendido y con la boca abierta a Hiro. Estaba tan acostumbrado a ser el único emocional que no se le había ocurrido que Yuki también podría estar sintiéndose solo en ese mismo momento. Hiro tiene razón. ¡Debe ser verdad! ¡Porque estamos enamorados! Aún en el suelo, Hiro miraba a un emocionado Shuichi. “Probablemente él está dando su mejor esfuerzo para intentar llamarte pero no puede”. “¡Eso explica todo!” Shuichi calló en una de sus rodillas en el suelo. Lagrimas brotaban desde sus ojos mientras tomaba la mano de su amigo. “¡Todo fue mi culpa! Yo dije que lo amaría sin que nada importara y mi corazón fue débil”. La multitud rompió en aplausos. “¡Hermoso hombre! “¡Se fuerte!” “¡Nosotros te apoyamos!” “¡Ve por él!” La audiencia, los aplausos y las porras levantaron el espíritu de Shuichi y le dieron una repentina idea. “Gracias, gracias“, dijo saltando y saludando con los brazos en alto a la multitud. “¡Gracias a todos! Ustedes me dan fortaleza. ¡Sin mis fans no soy nada!” Con su poder restaurado, Shuichi prometió no preocuparse tanto por Yuki.
  • 33. La multitud gritaba con alegría y descontroladamente. Se sentían tan contentos que tomaron a Shuichi y lo elevaron en el aire. Su pequeño cuerpo voló en el azul cielo de Osaka. “¿Qué demonios está pasando?” Reclamó Suguru quien regresaba con sus manos llenas de albóndigas de pulpo calientes llamadas takoyaki. Shuichi aterrizó en sus pies extremadamente satisfecho. “¡Oh, Suguru! ¡Amo tocar en vivo! Los sentimientos de la audiencia con como una ola que puedo montar – ¡es como surfear en el mar!” “Pero no hemos actuado aún“ Dijo Suguru aún confundido. “¡No importa mientras ellos estén felices! ¡Representante! ¡Vamos a tomarnos el Castillo de Osaka!” “Odio corregirte”, Interrumpió Sakano. “Pero es el salón del Castillo de Osaka”. Shuichi no estaba escuchando. “¡El Castillo de Osaka! ¿Cómo podemos equivocarnos en un lugar con un nombre como ese? ¡Vamos a conquistar el mundo!” Rió mientras recibía otra ronda de aplausos de la multitud que lo adoraba. La atención lo entusiasmó aún más. Corrió rápidamente hacia su representante. “¡Andando! ¡Vamos! ¿Dónde vamos a ir después?” “¡Shuichi!” Dijo K. “¡Tengo algo que mostrarte!” Sakano, Suguru y Hiro se tensaron, nerviosos por la excesiva alegría en los ojos azules de K. “¡Ho ho ho! Pensé que algo como esto podía pasar, ¡así es que escondí un transmisor especial! ¡Puedo encontrar la ubicación exacta en el momento que quiera!” K abrió un laptop en frente de los ojos fuera de órbita de Shuichi. Una foto satelital de la ciudad apareció en la pantalla, dentro de ella una ventana estaba marcada y rodeada con palabras de jerga militar. Shuichi apuntó felizmente hacia una pequeña luz que parpadeaba. “¿Este es él? ¿Dónde está este lugar? ¿Dónde está él?” “Veamos... ¡en la azotea del edificio Ebisu!” “¿Qué? ¿Dónde?” Shuichi miró alrededor. No había señal alguna de Yuki. “No lo veo”, aulló. “¿Dónde está?” K lo apuntó a él. “¡Entre tus dientes!” “¿Qué? ¿Te refieres al chip rastreador? ¡Me diste esperanzas por nada! ¡Y jugaste con mi cuerpo!” “¡Shuichi!” Lloró Sakano, volviéndose blanco, su fuerte lealtad hacia N-G Pro era lo único que lo mantenía allí. “Deberíamos empezar a andar. ¿Por qué no vamos al Castillo de Osaka, como tú dijiste?” El salón del Castillo de Osaka estaba justo al lado del Castillo de Osaka así es que Sakano se cansó de corregir a Shuichi. “Acabo de ordenar transporte“ Dijo K. “Debería llegar en cualquier momento”. Plantó sus largas piernas en el pasamano como cual marinero. “Me aseguré de ponerlo en la ruta más rápida”. “¿Te refieres a un auto con sistema de navegación?” Preguntó Hiro. “¿Esos que usan un satélite militar?” Agregó un preocupado Suguru. Ambos estaban nerviosos. Se imaginaron un tanque u otro vehículo de guerra chocando los autos que estuviesen estacionados en doble fila a lo largo de los bulevares adyacentes. “¡Atención todos!” K dio varios disparos al aire con su arma. “¡Es tiempo de ir a nuestro próximo destino!”
  • 34. Bad Luck estaba en medio de un ridículo programa, una combinación entre turismo, reuniones y ruedas de prensa. Iban a estar en América Mura y en Universal Studios de Japón más tarde. Hiro y los demás habían aceptado el plan, pensando que esto podría animar a Shuichi pero ahora todos comenzaban a pensarlo dos veces. Parecía como si todo esto hubiese sido diseñado para la entretención de K. “Bueno, mientras esperamos, vamos a comer esos takoyaki”, sugirió Suguru, pasando las albóndigas alrededor. “¡Me comeré todo!” Lloró Shuichi, tomando un palillo rápidamente y sacando un grupo de albóndigas para luego ponerlas en su boca. “¡Ha-ha-caliente!” Corrió de un lado a otro apretando su garganta con las manos. Sakano sacó rápidamente un termo con té. “¡Shuichi! ¡Rápido! ¡Bebe esto!“ Shuichi lo tomó, bebió todo el contenido de un solo trago y entonces salió corriendo aún más rápido. “¡Waaaaaaaaah! ¡Me estoy quemando!“ “No hay necesidad de apurarse Shuichi. No es una carrera“ dijo Sakano. “¡Esto es lo que ganas al tragartelo todo!“ Suguru le arrebató la bandeja con albóndigas a Shuichi mientras este corría. “¡Sí quemas tu lengua o gargante no serás capaz de actuar esta noche!“ “Entonces es mejor que nosotros nos comamos el resto de esto por ti“ Agregó Hiro rápidamente mientras tomaba la bandeja de la misma forma en la que se traspasa un bastón en las carreras de relevo y pinchó una de las albóndigas con los palillos. Shuichi corrió hasta Hiro y tiró de su largo cabello. “Por lo menos déjame una Shuichi“. “El té...está caliente...pero no es que esté caliente...“ “¿Qué?“ Preguntó Suguru mordiendo las albóndigas. “Está caliente, pero aún más importante, es muy pero muy asqueroso“ “El té amargo es mejor para ti“ Dijo Sakano. “Estar en giras te agota, pero esto nunca te haria debilitar o enfermar“. Había un rayo de luz parpadeando en las gafas de Sakano que lo hacía lucir siniestro. “Es un té medicinal especial. Estoy seguro de que ¿te gustó?“ “¡Dije que era asqueroso! ¡Té medicinal mis pies! ¡Eso está seis niveles más allá de la planta de camaleón o la cúcurma! ¿qué demonios es?“ “No te lo puedo decir. Es un secreto“. Shuichi gritó enfurecido y arrojó el termo contra Sakano golpeando al hombre en la cabeza. "¡Cuida tus palabras! ¡Tienes que ser cuidadoso con lo que dices en el encuentro!" Advirtió K mientras llenaba su boca con media docena de albóndigas tan rápidamente que sus mejillas se hincharon como las de un hamster. "Los americanos definitivamente comen mucho", agregó Hiro mirando fijamente y con desánimo la bandeja vacía en sus manos. K había devorado todo. Cuando vio eso, Shuichi gritó, "¡Devuelveme mis albóndigas! ¡Yo solo alcanzé a comer unas pocas!" "Recuerdas que yo las compré ¿verdad?" Preguntó Suguru. "Todos estamos en la misma banda. Tus cosas son mis cosas, es lo mismo con todo". "Bien, por lo menos piensas como un equipo", dijo Sakano bebiendo a sorbos solitariamente un té diferente al que le había dado a Shuichi. Bad Luck continuó discutiendo sobre las aguas del río Dotonbori (2) gradualmente, todos los negocios en la calle abrieron y más y más gente concurrió en masa al lugar.
  • 35. Suguru escuchó un pequeño ruido bajo la ráfaga de dialecto de Kansai al rededor de ellos. "El telefono de alguien está sonando" Dijo. "pero no conozco esa melodía". Shuichi echó un vistazo a su teléfono. "¡Oh!" Él había programado su celular para que sonara con esa melodía solo para cuando una persona en especial llamara. "¡Yuki! ¡Me amas!" Se sacudió mientras intentaba responder, pero K pateó el teléfono directamente de su mano que aún temblaba. “¡Apaga esa cosa! ¡Estamos trabajando!” gritó el americano. “¡Aaah!” Chilló Shuichi, lanzándose después del teléfono mientras este volaba por los aires sobre el borde del puente. “¡Yuki! ¡espera! ¡no cortes!” “¡Shuichi detente!” Lloró Hiro, pero era demasiado tarde. Shuichi se zambulló en el río después del teléfono celular haciendo que mucha agua saltara a todos lados. “¡Eeek! ¡Shuichi saltó!” Alguien gritó desde el puente. “¡Lo seguiremos!” Muchas de las chicas que habían estado mirando desde la distancia saltaron al río después de él. “¡Aguanta Shuichi!” “¡Te salvaré Shuichi!” “¡Déjame tocarte Shuichi!” Uno tras otro afluyeron hasta Shuichi como si trataran de ahogarlo. En la confusión, sus manos recorrían todo su cuerpo. Incapaz de pedir ayuda sin tragar agua, se quitó de encima a una de las muchachas que se adherían a él, pero al instante fue reemplazada por otra. Mientras Shuichi rememoraba otra vez el undimiento del Titanic, una cuerda que había sido tomada prestada de una caja de rescate cercana cayó hacia él. “¡Sujétala Shuichi!” Lloró Suguru, causando aún más conmoción. Un grupo de ancianos se inclinaron apoyándose en el pasamano. “¿Qué? ¿Huh?” Gruñó uno de ellos. “Debe ser algún tipo de programa de TV” Murmuró otro. “Los jóvenes de hoy en día…” Un cuerpo después de otro saltaba sobre el borde, con el mismo tipo del histeria que uno esperaba ver cuando los Tigres ganaron la serie de cuando Japón avanzó a las finales de la copa mundial. Aunque esto fuera probablemente el primer caso registrado en el cual las mujeres estaban en los puentes. "¡Eh, ustedes! ¡no salten al río! ¡Esto está contaminado y lleno de la bacteria E. coli! ¡Por favor, detenganse!" un policía gritó pero, como una avalancha, la gente siguió desbordandose para luego saltar sobre el pasamano hasta el río. No tenían idea de lo que les esperaba abajo, pero fueron puestos al corriente en ese mismo momento. Unos cuantos hasta pudieron dar excelentes zambullidas de calidad olímpica, llenas de gracia. "¡Esa gente de Osaka! Ellos arriesgarán sus vidas por una mordaza. Hay que respetar eso," Murmuró Hiro, mirando como la gente se zambullía sobre su ahogado compañero. "¡Pero a estas alturas puede que Shuichi no salga a flote otra vez!" Sakano lloró. "¡No te preocupes! Shuichi es más resistente de lo que parece. Si no lo fuera yo nunca trabajaría con él" Dijo calmadamente K sujetando una hilo de pescar por sobre el pasamano. A pesar de insistir en que su trabajo consistía en proteger a sus músicos, solamente daba vueltas por el lugar mirando el tumulto.
  • 36. "¡No se quede parado ahí K! ¡Haga algo! ¡Salve a Shuichi!" Gritó Sakano, tan inquieto estaba que terminó haciendo un nervioso baile sobre el pasamano. En ese mismo momento la superficie del agua comenzó a burbujear. Con un estruendo siniestro, una sombra masiva se elevó desde las profundidades. La muchedumbre que no paraba de gritar se calló. Las fanáticas y hombres rápidamente nadaron hasta la orilla. Ahora el único en el agua era Shuichi quien agitaba sus brazos y jadeaba. "¡Shuichi!" Gritó Hiro. "¡Sal de ahí!" "¡Ayuda!" Gritó Shuichi mientras veía la enorme y negra oscuridad deslizarse bajo él y luego elavándose. Primero, una proyección como una aleta dorsal apareció. Fue seguido del claro contorno de un brillante cuerpo y una cola, aerodinamizado y negro. Shuichi parpadeó. ¿Un tiburón? No podía creer lo que veían sus ojos. ¿Cómo podía estar viendo esa figura en Japón, en Osaka, en un río tan bajo y estrecho ? "¿Mandíbulas? ¡Va a comerme! ¡Estoy muerto! ¡Ah, mi hermoso Yuki! La cara de su amado destelló ante sus ojos. Pero Shuichi amaba más que el rostro Yuki. Amaba la suave y pálida piel de Yuki. Amaba aquellos brazos y aquel pecho. Incluso amaba las palabras agudas de Yuki y su corazón frío. Amaba la belleza de Yuki y todas sus faltas. Los recuerdos de Shuichi destellaron en su mente, girando y cambiando como las imágenes vistas en un caleidoscopio. "Yuki" Lloró. "Lo siento, lo siento tanto" Finalmente llamaste, ¡y voy a morir sin tener una oportunidad para contestar! ¡Yo era tu amante, pero ahora solo soy alimento de pescado! Y nunca te veré otra vez. Provocando una gran ola ante él, el negro objeto se acercaba. "Házlo ya" dijo Shuichi. "Cómeme rápido" Cerró sus ojos con fuerza, esperando su final. Pero el tiburón no atacó. Este lo recogió sobre la punta de su nariz. "Dije, ¡apresurate y comeme!" Lloró estirándo sus brazos y piernas, pero la sensación del objeto presionando su espalda no era exactamente la que había esperado. Esta duro. Muy duro. Como hierro. Sus ojos permanecieron abiertos y apartó la vista hacia el monstruo marino. "¿Un submarino?" ¿Qué demonios está haciendo este submarino en el Río Dotonbori? "¿Qué es esto? ¿Una película? Necesita un permiso para rodar aquí ¿sabía?" dijo el policía a Sakano. "¿Usted está a cargo?" "¡Ah, sí, lo estoy! ¡Lo siento tanto! ¡Por favor no me saque un parte! ¡Lo sacaré de aquí inmediatamente!" "¡Vamos!" Gritó K. Empujó a Hiro, Suguru y Sakano por sobre el pasamano. Gritaron por la caída, entonces aterrizaron sin problema alguno sobre la cima del submarino. Bad Luck se alojó rápidamente en el interior. El navío descendió por debajo de la superficie del río y se fue. *** "¡Oh, no!" Shuichi tembló violentamente al interior del submarino, pero no porque estuviera completamente empapado, tampoco porque casi se había ahogado, ni porque había sido arrastrado a bordo de un misterioso submarino. Temblaba porque el teléfono móvil por el cual había arriesgado su vida por rescatar, estaba roto.
  • 37. "Yuki me regresó por fin la llamada, y es como si le hubiese colgado sin decir algo! ¡Incluso si me llama otra vez, pensará que he apagado el teléfono! ¡Pensará que no quiero hablar con él!" Shuichi sacó un brazo de la manta con la cual estaba abrigado, imitándo una postura como el samurai encubierto en Toyama no Kin-san. (3) "¡Hiro! ¡Tráeme tu celular!" Shuichi marcó rápidamente el número de Yuki. A menudo olvidaba el número de sus padres, pero nunca podría olvidar el de Yuki. Desafortunadamente, el teléfono de Yuki lo llevó directamente al buzón de voz. "¿Qué demonios está pasándo? ¡Recién llamaste!" Gritó Shuichi presionando una y otra vez el botón de rediscado. Siguió intentando en vano en el camino a Universal Studios, donde K se volvió salvaje arrastrándolos por todas partes del parque mientras Shuichi siguía tratando de ubicar a Yuki. Su amado nunca contestó. Finalmente, cuando estaban de regreso en el submarino, la batería se agotó y Shuichi le devolvió el celular a Hiro. "No te preocupes Shuichi" dijo Hiro, tratando de hacerlo sentir mejor. "Te pondrás en contacto con él tarde o temprano" añadió Suguru. "No. No llamará otra vez" Dijo Shuichi, y luego, de repente, sonrió abiertamente. Sus compañeros se echaron atrás apresuradamente. Habían estado con él por tanto tiempo que podían sentir cuando sus pensamientos entraban a territorio peligroso. "¡Creo que ya sé lo que pasó!" Gritó Shuichi. "Yuki sólo pudo telefonear cuando esta editora disfrazada que lo tiene encerrado fue al baño. Pero ella regresó y lo sorprendió haciendo la llamada. ¡Entonces se llevó su teléfono e incrementó la seguridad alrededor de él!" "Um, eso suena bastante improbable" dijo Suguru. "Como una película de suspenso" añadió Hiro. Shuichi estaba en su propio mundo y no los oyó. "Yuki lo arriesgó todo tratando de llamarme. Pero justo cuando lo estaba haciendo... " Shuichi secó sus lágrimas. Eran lágrimas de alegría. No había sido capaz de contestar, pero lo importante era que Yuki lo había intentado. "¡Puedo sentir el calor de su corazón!" Shuichi gritó. "¡Ha encendido un fuego en mí que ni toda el agua del río Dotonbori puede apagar!" Golpeó el puño sobre su pecho, entonces comenzó a pensar en voz alta. "¡Yuki tiene su excesivamente bien vestida editora y yo tengo un bien armado representante americano, y ambos se interponen en nuestro camino!" Las cejas de Shuichi se ciñieron. Miró fijamente la diminuta lámpara fija en el techo del submarino como si estuviera en un escenario y esta fuera un proyector. Alzó una mano hacia la luz, dio unos pequeños pasos de ‘tap’ y cruzó ambas manos sobre su pecho. "¡Esa editora y K nos mantienen alejados como si fuéramos unos modernos Romeo y Julieta!" Deliró Shuichi. "Cantaré lo suficientemente fuerte para alcanzar tus oídos Yuki. ¡Llenaré todo Osaka con mi amor!" Giró hacia sus compañeros y gritó, "¡Yukiiiiiii!" De pronto, Shuichi quedó inmerso en la oscuridad. Era como si la lámpara se hubiese disgustado con su melodramática actuación y hubiera decidido apagarse e ignorarlo. Shuichi había estado gritando en el pequeño espacio con todo lo que sus pulmones le permitían y los oídos de todos en el lugar resonaban. Todos pensaron que Shuichi fingía, que estaba siendo demasiado dramático como siempre, pero iba completamente en serio.
  • 38. Eventualmente, el misterioso submarino emergió. Los miembros de Bad Luck salieron y caminaron hacia el salón del Castillo de Osaka. *** Esa tarde, después de la prueba de vestuario, la sala de espera de Bad Luck estaba llena de tensión. Por lo general Shuichi se emocionaba más y más a medida que la prensentación se acercaba, corría por todas partes como una gallina con su cabeza cortada, pero hoy estaba sentado en profundo silencio. Su pena cubría el cuarto en oscuridad. "Yuki" Shuichi susurró desesperadamente. El largo pelo de Hiro estaba amarrado; no había ni un rastro de su sonrisa característica en su rostro. Afinaba su guitarra, comprobaba cada cuerda obsesivamente sin levantar ni una sola vez la mirada. Los ágiles dedos de Suguru bailaban sobre su teclado. Era tan pequeño que podría ser confundido con un estudiante de primaria, pero estaba tocando piezas de Liszt con la habilidad de un maestro pianista clásico. Franz Liszt al parecer tenía dedos extremadamente largos y era famoso por hacer llorar a los pianistas por sus frecuentes demandas para hacerlos sobrepasar una habilidad mucho mayor a la razonable. En un piano, uno podría poner el pedal para extender el sonido y cubrir esto, pero para tocar una pieza de Liszt satisfactoriamente sobre un teclado era mucho más difícil. Para hacerlo, Suguru mostraba su verdadero genio. Lamentablemente, la fuente de su increíble concentración vino menos desde su devoción por la música y más de su ferviente deseo por evitar el contacto visual con el triste banshee sentado al lado de ellos. "Oh, Yuki" suspiró Shuichi. Incluso si no podemos estar juntos; nuestros corazones son uno. "Hacer bien mi trabajo significa pelear de tu lado". Una luz cegadora brilló en los ojos de Shuichi. Sus pupilas ardieron sin llama como dos volcanes. Demasiado había pasado en los últimos días. Su cerebro había estado demasiado activo y su energía se estaba extinguiendo. Esto estaba torciendo los hechos para satisfacer sus propios objetivos. "Oh, ¡me quemo por ti Yuki!" Gritó Shuichi. De pronto alguien acercó un encendedor a su cara y prendió fuego a su flequillo. Había sólo un hombre que gastaría una broma así. "¿Estás tratando de dejarme calvo antes del espectáculo?" Gritó Shuichi."¿Alguna vez te he hecho algo?" "Relájate" Dijo su representante inexcusándose. "Solamente estoy siguiendo la corriente”. Entonces cuándo K ve a alguien metafóricamente quemándose, ¿siente que literalmente debe quemarlos? ¿O es solamente una broma enormemente estúpida? De cualquier manera, K claramente había sido el único en conseguir una patada por parte del extraño humor de Shuichi. En este mismo momento, Sakano regresó a la sala de espera. Había recibido una llamada telefónica hace poco tiempo atrás y se había marchado para encontrarse con alguien. "Este señor solicitó que lo escoltara hasta aquí" anunció Sakano indicando a alguien un poco más lejos de la puerta. "¿Yuki?" Shuichi arrojó a un lado a su productor, buscando a su amante.