2. Arte moderno es un término propio de distintos ámbitos del
mundo del arte (la historiografía del
arte, la estética y teoría del arte y el mercado de arte), que
pretende diferenciar una parte de la producción
artística, que se identificaría con un determinado concepto
de modernidad por oposición al denominado arte académico.
Este representaría la tradición; mientras que el arte
moderno representaría la experimentación
3. El rechazo al arte moderno fue muy fuerte desde que comenzó a acuñarse el concepto, no
sólo en los ambientes sociales conservadores que los artistas modernos
buscaban epatar,7 sino entre intelectuales que se ocuparon muy seriamente de su
análisis, como fueron los casos, en España, de Eugenio d'Ors, autor de la lapidaria
frase: Todo lo que no es tradición, es plagio; o José Ortega y Gasset, que tituló una de sus
obras: La deshumanización del arte.
El comunismo soviético y el fascismo italiano, que desde su origen y durante los años
1920 estuvieron estrechamente vinculados a las vanguardias
(constructivismo, futurismo), comprobaron a partir de los años 1930 la necesidad de
encauzar su manipulación propagandística en el terreno de la estética a través de un arte
mucho más fácilmente digerible por las masas. Encontraron soluciones casi idénticas en lo
que se conoció como realismo socialista o arte fascista. En el caso del nazismo, identificó el
arte moderno con lo que denominó arte degenerado de los dementes y de las razas
inferiores, por contraposición a los valores de una pretendida estética aria o arte ario. No
obstante, la persecución a los judíos y la ocupación alemana de Europa durante la Segunda
Guerra Mundial dio opurtunidad para el expolio más o menos disimulado de muchas piezas de
arte moderno por parte de los dirigentes nazis (que no lo destruían, sino que se lo
apropiaban).
Simultáneamente, el capitalismo estadounidense, en cambio, asumió con gran dinamismo el
arte moderno, implicándolo en el proceso productivo y aprovechando sus grandes