3. El sistema encargado de desechar
El sistema excretor está constituido por el aparato
urinario que se compone de dos glándulas secretoras
donde se elabora la orina, los riñones; dos conductos
colectores, que recogen la orina a la salida del riñón,
los uréteres; un órgano receptor de la orina, la vejiga;
y un conducto secretor que la vierte al exterior,
llamada uretra. El sistema excretor se encarga de
eliminar los residuos nitrogenados del organismo.
4. El aparato excretor es el encargado de limpiar la sangre de los productos de desecho que ésta
ha ido recogiendo en cada tejido y órgano del cuerpo. Está formado por los riñones, los
uréteres, la vejiga urinaria y la uretra.
Los riñones
son los órganos encargados de limpiar la sangre de desechos, formando la orina como
producto final. Tienen unos 12 cm de longitud y se disponen en la parte posterior del
abdomen.
•
Los uréteres
son los conductos que parten de la pelvis renal y llevan la orina ala vejiga.
•
La vejiga urinaria
es un órgano musculoso, con forma de globo, que se dilata al llenarse de orina y se
comprime en el acto de la micción. La capacidad de la vejiga es aproximadamente de 350
cm
Cuando la tensión de las paredes de la vejiga supera un determinado valor, se produce un
reflejo nervioso, que recibe el nombre de reflejo de micción, y la necesidad de orinar se
hace consciente.
•
La uretra
es un conducto que parte de la vejiga y por el que se expulsa la orina al miccionar.
5. Una vez que los alimentos son digeridos por el sistema digestivo, absorbidos y
transportados hacia el sistema circulatorio para ser utilizados por las células, se
generan productos de desecho que son eliminados del organismo gracias al sistema
renal.
Estas sustancias son eliminadas mediante la formación de la orina, cuyos principales
componentes son: agua, urea, ácido úrico, creatinina y productos finales del
metabolismo de la hemoglobina y metabolitos de hormonas.
,
A través de la arteria renal, llega a los riñones la sangre cargada de sustancias
tóxicas. Dentro de los riñones, la sangre recorre una extensa red de pequeños
capilares que funcionan como filtros. De esta forma, los desechos que transporta la
sangre quedan retenidos en el riñón y se forma la orina.