Programación de las Fiestas de San Isidro 2024.pdf
Proyecto final 1era. parte 019
1. MÁS VALE DECIR, AQUÍ CORRIÓ QUE AQUÍ QUEDO
Un día como cualquiera me encontraba acostada en el mueble aburrida y con mucha hambre. Le
pedí a mi hermana que me acompañe a comprar comida, quien me dice que sí; pero, a cambio
de comprarle algo; yo dije: no hay problema. Ella, en un pim pam pum ya estaba arreglada y lista
para salir. Al cruzar la puerta, nos encontramos con la desdicha que todo estaba desolado, no
había gente, vehículos y mucho menos tiendas abiertas, fue ahí cuando le propuse ir a comprar
a la tienda de la veci que nunca cierra situada a cuatro cuadras.
Al llegar encontramos que la tienda estaba cerrada, pero aún la luz del local seguía encendida,
toqué el timbre y salió la dueña con una mirada perpleja y una quijada tan abierta que pareciera
que ya tocaba el piso, yo despreocupadamente le pedí un refresco, una funda de cachitos, y un
chocolate para mi hermana, ágilmente despachó mi pedido y al momento de devolverme el
cambio nos dice que volvamos a casa lo más rápido posible. En ese momento se nublo mi mente
y me llegó un flashback del porqué estaba en mi casa y no podía salir ¡Estamos en cuarentena!
Grite abruptamente.
Mi hermana al escuchar, se pegó un tremendo susto y salió disparada a la velocidad de la luz
hacia la casa, y yo detrás rogándole a Diosito que no nos encuentre la policía porque si no nos
meten presas.
Ya faltando dos cuadras y viendo mi linda casa desde lejos; Entre risas me percaté que en la
esquina se encontraba una patrulla y en ella dos policías mirándonos fijamente.
De la nada ya estaba corriendo nuevamente, pero esta vez como si no hubiera un mañana. Con
el cuerpo estremecido y sudando del miedo llega la desgracia de ver caer lentamente mi funda
de cachitos y sin pensarlo dos veces me regrese a recogerla con una rápida maniobra, sólo vista
en las películas de acción.
A casi llegar veo a mi hermana con una gran sonrisa cerrando la puerta, enseguida pensé ¿Como
es posible que tu propia familia te dé la espalda? Sin esperar a suplicar que me abra, lance las
cosas con una fuerza tremenda y pegando un brinco sin duda antes visto y aterrizando como
avioneta descompuesta llegue a mi destino, me levante y de un portazo colosal, que hasta los
vecinos se asustaron, cerré la puerta.