1. Mi primo me da el mejor intercambio de regalos de mi vida
Nunca falta el primo guapo que quisieras que te tomase a la fuerza y te
diera la mejor cogida de tu vida. Pues mi relato va de eso, de cómo una
navidad el mayor de todos mis primos me dio el mejor de los regalos.
Hacía bastante tiempo que deseaba estar con mi primo. Una ocasión tuve
oportunidad de constatar el gran tamaño de miembro que sus pantalones
reflejaban. Yo era un niño aún cuando lo vi salir desnudo de la regadera y
poniéndose su ropa interior, desde ese momento no dejé de pensar en el
gran trozo de carne que me estaba perdiendo.
Mi primo Carlos es ahora un hombre en su mejor etapa. Con sus 30 años
(11 años menor que yo) y recién casado es un esposo responsable y padre
de un pequeño niño, es un hombre alto, cabello corto y ondulado, tez muy
morena, bellas piernas velludas, un pecho fuerte y delgado, un culo firme y
redondo y cualquier pantalón deja ver el tamaño de verga que se carga, un
bulto que no puedes quitarle la vista y se te hace agua el culo.
Todo empezó semanas previas a Navidad. La familia de mi madre, que es
bastante extensa, organizó un intercambio de regalos y muy a mi pesar tuve
que ser partícipe. Después de "rifar" los nombres con papelitos y leer el
nombre del "desafortunado" que habría de conformarse con mi regalo rompí
aquel papel, me había tocado hacerle un regalo a mi más deseado (en toda
la extensión de la palabra) primo, Carlos. Por unos segundos me quedé
pensando en qué cosa podría regalarle a mi primo, no lo conozco mucho,
apenas si hablamos pensé, no quería darle el clásico regalo por
compromiso, quería sorprenderlo ya que fantaseaba que en agradecimiento
me tomase como seguro hacia con su mujer.
Pasaron las semanas y no me decidía, había recorrido varias tiendas y no
encontré nada que a mi parecer pudieran sorprender a Carlos. Mi primo no
es un hombre ostentoso, de hecho, debo confesar que es una persona que
tuvo una vida muy sencilla. Ahora que es padre y posee dos hijos no puede
darse muchos caprichitos y creo que darle algún Gatget, un objeto de
colección o una buena prenda de vestir sería presumir, así que desistí de
buscar algo "increíble" y sólo me vino a la mente lo mucho le gusta el Flan
Napolitano, sonreí en medio de la acera y me di cuenta que me debía poner
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2. manos a la obra. Llamé a mi madre para preguntarle por los ingredientes y
luego de colgar presuroso fui al almacén comercial a por ellos. En el camino
me sentí muy contento, jamás había terminado de cocinar algo, siempre me
frustraba a la mitad o al no entender la receta, pero esta vez estaba muy
entusiasmado. ¿Qué pensaría Carlos cuando lo recibiese?, ¿Qué diría al
saber que yo mismo lo cociné? Después de todo, es más gratificante cuando
sabes que la persona que hace un presente dedicó no sólo dinero, sino
esfuerzo, al menos eso pienso yo. Faltaban 2 días para la nochebuena y el
intercambio sería la mañana del 25 de diciembre del 2009.
Por fin había llegado el 24 de diciembre, la nochebuena era una realidad y
asistido por mi madre, quien me había dado la receta batallaba un poco con
los trastes y cucharas que se me acumulaban, lo mas difícil fue hacer el
caramelo, para lo que eché a perder medio kilo de azúcar, pues simplemente
se me quemaba, pero después de consultar algunos trucos en internet para
dicho propósito, vi cómo el azúcar lentamente se convertía en liquido oscuro
transparente, para debidamente a su tiempo retirarlo del fuego y sostenerlo
durante unos segundos mientras pensaba dónde poner mi mayor logro en la
cocina (perdón, pero lo creo digno de comentar), era lo más valioso que
tenia en ese momento, después de todo el caramelo va encima del flan.
Después de bastante labor acabé el flan y el último paso fue meterlo en el
refrigerador, ya daban las 8 de la noche y yo aún sin prepararme para la
cena. Corrí a la ducha, el agua sobre mi cuerpo se deslizaba mientras
comenzaba a lavar mi cabello, fue entonces cuando me di cuenta de algo: yo
había cocinado para darlo como presente pero, ¿qué recibiría yo? Más
importante aún: ¿Quién me regalaría a mí? Esperaba que al menos fuera
alguno de mis familiares que me conocen más que la mayoría, ya que
siempre me llevo la desilusión de recibir algo que no llego a utilizar y esta es
la razón de mi resistencia a este tipo de "dinámicas" familiares.
Frente al espejo del baño me daba los últimos retoques, fajé mi camisa y
la acomodé, abroché el cinturón, un poco de perfume en el cuello, el reloj de
mi abuelo que data del siglo XX (nada antiguo ahora pero en unos años
quién sabe), una vista de cuerpo completo de frente y otra de perfil, el mismo
ritual glamuroso que me acostumbré a hacer gracias al cine Hollywoodiense.
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3. Satisfecho, tomé mis cosas, bajé las escaleras y salí con mi familia rumbo a
casa de los abuelos.
La cena transcurría normalmente con charlas entre los más adultos y
otras que hacíamos los más jóvenes y claro, no pueden faltar los niños, la
nueva generación, unos mas callados y tranquilos y otros que no pierden la
oportunidad para destrozar objetos. Dieron las doce en punto, alzamos el
vino, bebimos un poco de él y comenzamos a abrazarnos como cualquier
familia mexicana, o al menos eso supongo yo.
Cuando terminé de cenar, fui a la sala de la casa para sentarme y ver
cómo mis primos menores jugaban con su consola, la misma rutina de todas
las navidades. Me levanté y subí a la segunda planta para ver la televisión
en alguna de las habitaciones. La luz de una de las habitaciones se
escapaba por debajo de la puerta, alguien se me ha adelantado, pensé, pero
de todos modos giré la perilla, abrí y ahí estaba Carlos, viendo la TV sentado
en la cama. Me invitó a sentarme y me dijo el nombre de la película, lo cual
comprobé al voltear mi mirada hacia el televisor -Abajo no me dejan ver la
tele- dije y Carlos golpeando ligeramente el colchón con su mano izquierda
me invitó de nuevo a sentarme y dijo: –se ve buena, ¿ya la viste?- a lo que
respondí con negativa. En las pocas (muy pocas) veces que hablamos
siempre hay un cierto ‘frio’ entre ambos, fantaseaba con que él supiera que
yo lo deseaba pero eso era imposible, pues nunca hice algo que lo hiciera
suponer, así que dicho ‘frio’ lo creí natural dado que somos de distinta edad,
gustos y vida social incluso y sin afán de ser racista su color de piel es muy
morena contraria a mi tez blanca.
La conversación fue sobre películas (un tema que me encanta) y así
pasaron los minutos hasta que la película terminó. Fue entonces que me
preguntó – ¿a quien te tocó darle regalo?- y mi respuesta fue una mentira y
rápidamente pregunté : ¿y a ti quien te tocó?- –es secreto- contesto de
forma burlona, lo miré serio y fijamente para forzarlo a hablar – ¿para qué
quieres saber?- dijo mientras encogía los hombros –yo te dije a quien le voy
a dar- dije en tono de reproche y a pesar de saber que había mentido
entonces mientras volteaba su mirada hacia el televisor algo nervioso dijo: –
no pensé que me lo fueras a decir… ¿Quién mas subió?- a lo que yo
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4. respondí:–nadie, todos están abajo- hubo un silencio un tanto incomodo, mi
mano descansaba sobre el colchón a unos centímetros de su cuerpo, mi
corazón se aceleraba, tenía tantas ganas de sobarle el miembro… Pero temí
por su reacción, así que no tuve valor para hacerlo y me levanté. -¿Vas al
baño?- me pregunto Carlos justo antes de que mi mano girase la perilla –No-
respondí. Y en ese instante Carlos se levantó, apagó la TV y salimos de la
habitación, me tomó de la mano y susurró: - Ven-. Nos dirigíamos al baño de
la planta alta, prendió la luz, entré primero yo e inmediatamente él hizo lo
mismo, no me dio tiempo de pensar, fue tan rápido y surrealista que creí por
un segundo que estaba soñando. Estábamos de frente y me volteó dándole
la espalda, fue entonces que mirando hacia el espejo, comenzó a acariciar
mis nalgas, desabrochó mi cinturón y bajó mis pantalones y ropa interior,
puso su rostro al nivel del mío y nuestras miradas se cruzaron en el reflejo
del espejo. Fue entonces cuando me miró y me dijo –esto es lo que querías
¿no?- me quedé mudo ante tales palabras. Por en el reflejo vi como se
deshacía de sus pantalones, puso su mano izquierda sobre mi espalda para
encorvarme un poco, yo apoye mis manos sobre el lavamanos e
instintivamente paré las nalgas, sentí cómo jugaba con su miembro entre mi
raya tratando de abrirse paso y buscando mi ano. Mi corazón latía con
fuerza y mi respiración se hacía más hueca. Entonces comencé a sentir
cómo estaba siendo penetrado por mi primo mayor, era un poco torpe
debido a su nula experiencia con hombres hasta entonces, así que mantuve
el equilibrio y usé mis manos para abrir mis nalgas. Carlos aprovechó la
ayuda y con gran fuerza me ensartó su verga grande de un solo empujón,
gemí un poco y rápidamente solté mis nalgas para apoyarme de nuevo. –
¡ssshhhhh- me susurro mientras comenzaba al ritmo del "mete y saca", su
pene debía ser bastante ancho porque jamás había sentido tanta presión.
Por un momento el silencio se apoderó del baño, yo incliné mi cabeza hacia
abajo como si me avergonzara de lo que estaba pasando, sólo mi curiosidad
me hizo levantar la mirada hacia el espejo para saber si no se trataba de un
sueño. Al instante de ver su rostro Carlos me dijo, -¿te gusta? – a lo que yo
simplemente respondí asintiendo mi cabeza, alzó su camisa y dio una
mirada a su virilidad que salía y se ocultaba en mi ano, aceleró el ritmo y me
tomó de la cintura, su respiración se hacia mas agitada y pudo preguntar de
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5. nuevo -¿te gusta verdad?- para entonces yo ya estaba disfrutando del
momento y le contesté –si…mucho, se siente tan rico…- Se acercó a mí
inclinándose un poco y me dijo al oído -así que eres bien puto primo- con
uno voz muy varonil mientras intentaba perforarme más fuerte. Segundos
después ambos estábamos muy calientes y me atreví a apartarme, volteé mi
cuerpo, me recosté en el suelo boca arriba, alcé mis piernas, abrí de nuevo
mis nalgas invitándolo a que me follase de aquella manera -métemela hasta
el fondo- dije con una sonrisa traviesa.
No dudó ni un segundo, terminó de desvestirse, se colocó de rodillas, alzó
más mis piernas colocándolas sobre sus hombros, puso el glande en la
entrada de mi ano, con un poco de saliva lubricó las partes y de nuevo
empujó con fuerza. Esta vez entró con mayor facilidad, le pedí que la sacara
y la volviera a meter con fuerza así y varias veces lo hizo, mi pecho estaba
sucio de semen que sin tocar mi pene había eyaculado. Carlos no tardó
mucho en acelerar el ritmo para terminar, su cuerpo en sudor era hermoso,
su piel morena me causaba mucho morbo, tomó mis tobillos y los alzó un
poco, miró cómo su gran verga se escondía dentro de aquel culo blanco, en
su rostro se veía lo macho que se sentía, soltó mis tobillos para recargar sus
manos sobre mis hombros, empujó más y más rápido hasta que sentí mi ano
húmedo por su semen, -WOW! Qué hombre- pensé mientras nuestras
respiraciones iban recuperando su ritmo normal y su miembro iba perdiendo
tamaño aún dentro de mí.
Después, Carlos simplemente se levantó, se limpió, se vistió y salió del
baño como si nada y sin decir nada, me quedé un poco confundido aún. Me
limpie, me vestí y me eché un poco de agua en la cara y me quedé frente al
espejo pensando en todas las veces que había deseado ser cogido por mi
primo, pero nunca creí que pudiera hacerse realidad. Quizás me había
equivocado y seguramente Carlos se dio cuenta de que lo deseaba, pero
sea como sea mi fantasía se hizo realidad.
Cuando bajé las escaleras me di cuenta de que Carlos se había
marchado con su familia, al parecer ya pasaban de las 4 de la madrugada. -
¿Dónde estabas?- Me preguntaron mi padres cuando llegué a la sala, -Me
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6. quedé dormido viendo la TV en uno de los cuartos- mentí rápidamente y
después nos fuimos.
A la mañana siguiente la navidad había llegado y toda la familia se volvió
a reunir en casa de los abuelos para el momento de los regalos, yo había
hecho mi mejor esfuerzo para presentar mi regalo a la altura de la buena
repostería, cogí una charola con tapa y lo coloqué en el refrigerador mientras
llegaba mi turno, unos estábamos de pie y otros sentados sobre los sofás
haciendo un círculo y en el centro estaban los regalos. Cuando llegó la hora
de dar mi regalo, impacientemente tomé la charola, me paré en el centro de
la sala y todos creían que sería una broma. –me tocó darle a…- decía
mientras me acercaba disimuladamente a mi primo Carlos y terminé la frase,
-… a Carlos!- Mi primo puso cara de sorpresa pues la noche anterior le
había mentido y él se creyó lo que le dije, con una mano sostuve la bandeja
y con la otra destapé el regalo –Feliz navidad primo, lo he hecho yo mismo y
espero que te guste- dije al tiempo que él tomo la charola con el flan. Le
pidió a su esposa que lo sostuviera para poderme abrazar y así decirme –
gracias primito.
Volví a mi lugar y entonces fue el turno de Carlos, muy a su estilo serio
cogió un pequeño paquete color azul metálico con moño plata, yo estaba un
poco distraído porque una prima junto a mí me estaba cuestionando sobre la
receta del flan cuando de momento Carlos se acercó a mí estirando su mano
y diciendo: -a mí me tocó darte… feliz navidad- y nos volvimos abrazar pero
estaba vez fue más fuerte y al oído me susurro: -lo de anoche fue tu
verdadero regalo- me quedé atónito ante sus palabras, lo solté y vi en su
rostro una leve sonrisa de complicidad que no le conocía a mi primo. La
gente pidió que abriera el regalo y así lo hice, al abrir la caja encontré hasta
arriba una nota pequeña que decía con letra mayúscula: ¡OJO! MUESTRA
SÓLO EL PRIMERO, así que tomé lo primero, cerré la cajita y la coloqué a
mis pies y mostré un sencillo bóxer color azul marino, lo volví a guardar en la
envoltura y supe que había algo más en aquella cajita, esperé hasta estar en
casa y encerrarme en mi cuarto, abrí de nuevo la cajita, boté el bóxer azul
sobre la cama y saqué lo otro que había… Era su ropa interior de la noche
anterior cuando me haba cogido y otra nota diciéndome: Primo, sospechaba
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7. que eres maricón y que te gustó, he visto de reojo cómo me observas, soy tu
primo y estoy casado, lo de anoche fue un gesto de mi parte para que dejes
de mirarme así, ¿vale? Ya tuviste lo que querías. Me llevé sus calzones a
nariz, olían a la mejor cogida que me habían dado.
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Autor: Gibran
Corrección: Pornogay18.blogspot.com
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