Los puntos clave para poner límites efectivos a los niños son: 1) dar mensajes claros y asegurarse de que el niño los entienda, 2) aplicar los límites de manera consistente independientemente del estado de ánimo de los padres, y 3) proponer los límites como decisiones ya tomadas en lugar de como sugerencias.
1. PARA LAS FAMILIAS.
CLAVES INDISPENSABLES A LA HORA DE PONER LÍMITES.
1. Claridad de los mensajes. Al poner límites, debemos utilizar oraciones cortas y
asegurarnos de que el mensaje resulta claro. Debemos pedir al niño o niña que repita lo
que se le ha dicho para reforzar el mensaje.
2. Límites consistentes. Los límites no deben depender de nuestro estado de ánimo, ni del
éxito o fracaso de la jornada laboral.
3. Firmeza en las decisiones. Propongamos los límites como decisiones ya tomadas. Si lo
hacemos en tono de pregunta o sugerencia, el niño será quien elija. Somos los adultos los
que sabemos qué es lo mejor para él.
4. Desaprobar la conducta, no al niño. Los hijos deben comprender que , más allá de sus
conductas, prevalece el amor de sus padres. Debemos descalificar la conducta inapropiada
sin humillar al niño o la niña.
5. Límites razonables. Tener en cuenta la edad y la madurez del niño. A veces se confunde
rebeldía con la irresponsabilidad propia de la infancia. Procuremos ser flexibles y no
exigir de nuestros hijos conductas imposibles para
ellos.
6. La importancia de dar razones. Hay límites en
determinados hogares que se vuelven reglas familiares
y que no son cuestionados, se interiorizan sin más. En
cambio, hay otros que surgen ante una necesidad y
merecen una explicación. Ofrezcamos argumentos o
razones que justifiquen un límite a nuestros hijos o
hijas dará coherencia a nuestros actos y
pensamientos.
7. También decir "si". Suele ser frecuente acompañar los límites con imposiciones ("no
hagas...""¡no toques...!). Es necesario plantear el límite en términos positivos; decirles
"mejor hazlo así" resultará sumamente valioso.
8. Permitir que opinen. Si fomentamos la participación de los hijos en la creación y en la
redacción de las normas y los límites, habrá más posibilidades de que las cumplan de
forma natural.
9. Límites solo a las conductas. Los límites siempre deben estar orientados a regular
conductas, no sentimientos. Podemos pedirles que realicen o no tal cosa, pero no les
podemos exigir que no expresen sus sentimientos, que se rían, lloren o se enfaden.
10. No apelar a las consecuencias naturales y lógicas. Las consecuencias naturales son
aquellas situaciones que se producen como resultado de conductas incorrecta; no debemos
2. evitarlas porque enseñan. Por ejemplo, si el niño rompe un juguete de su hermano, la
consecuencia lógica a la que deben a pelar los padres será inducirlo a que trate de
arreglarlo. Repara el ERROR cometido será parte de sus aprendizaje.
Cheste marzo de 2010.
Clase 3 años B. Espero que nos sirva.
Nati.