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Soteriología Alquímica Rosacruz
Develado por el
VM Príncipe Gurdjieff
Monarca de la Era de Acuario
Proemio
Aforismos Basilianos
- Cánones Herméticos
I
Hermes Trismegisto ha merecido ser llamado Padre de los Filósofos por
haber buscado los tres reinos mineral, vegetal y animal y la triple
subsistencia de aquellos en una esencia creada, y en ella ha reconocido toda
la fuerza y virtud de la naturaleza vegetable, animal y mineral.
II
En la naturaleza del mercurio, volante como la nieve, blanco y coagulado, se
encuentra una virtud vegetante que no es común: dicho mercurio es un cierto
espíritu tanto del gran como del pequeño mundo. Y es de este mercurio que
depende y proviene el movimiento y flujo de la naturaleza humana, según el
Alma razonable.
III
En cuanto a la virtud animante, no es otra cosa que un medio entre el
Espíritu y el cuerpo, dado que esta virtud, al ser como la liga del mundo, es el
vínculo entre aquellos dos, cuyo vínculo consiste en el sulfuro que es a modo
de un aceite rojo transparente como el sol del gran mundo y como el corazón
del hombre en el pequeño mundo.
IV
En fin, la mineralidad está dotada como de un cuerpo que es parecido a la
sal: este cuerpo es de una virtud y de una olor admirable; y cuando la sal
será separada de las inmundicias de la tierra, no será distinto del mercurio
más que por la espesura y consistencia del cuerpo.
V
Estas tres subsistencias consi-deradas en una esencia creada, constituyen y
establecen el limbo del Gran y pequeño mundo, de cuyo limbo el primer
hombre ha sido formado cuando fue hecho del polvo de la tierra: al cual llega
el Alma razonable microcósmica inmortal, inspirada inmediatamente de Dios
la cual, a modo de una Reina, es la causa motriz y directriz de todas las
funciones que están en el hombre.
VI
Por lo demás, al igual que la virtud de nuestro cuerpo y también de nuestra
vida es completa por los cuatro elementos y por el ensamblaje o coagulación
del polvo de la tierra, si el espíritu mercurial, como húmedo radical, y el alma
sulfurosa, como calor natural, conspiran y se ensamblan amigablemente en
uno, con la consistencia y espesura de la sal, que preserva de toda
podredumbre, del mismo modo es necesario que el Alma inmortal sea
separada del cuerpo que ha sido formado del ensamblaje del polvo de la
tierra. Si ocurre algún defecto en uno de los tres principios o en varios de
ellos entonces de ello se sigue la muerte de todos ellos, pero si el defecto no
se halla más que en una parte de cualquier principio entonces será causada
la enfermedad, como se puede ver sobretodo en la anatomía de los siete
miembros principales.
VII
Nada hay que pueda mejor remediar el triple defecto de esos principios que
la masa de ese limbo del que el hombre ha sido hecho, masa que ha sido
ensamblada por los tres principios en una sustancia, que puede aumentar,
conservar y mantener todas las fuerzas y virtudes de la naturaleza, con tal de
que haya sido debidamente convertida y conducida en un cuerpo astral fijo.
VIII
De donde puede reconocerse que el bálsamo del sujeto hermético tiene una
estrecha armonía y conveniencia con el cuerpo humano. Esto es lo que ha
hecho aseverar, con pleno derecho, a ese príncipe de los físicos alemán,
Felipe de Hohenheim, Paracelso, en el libro de la piedra física, intitulado
Manual: que el microcosmos que está situado en el limbo y formado del
polvo de la tierra, puede ser conducido y conservado en salud por su
medicina como por su semejante, no por opinión, sino verdadera y
propiamente, En verdad, puede decirse la misma cosa de nuestra medicina.
IX
Primeramente hemos de considerar esas cosas, tanto más por cuanto la
medicina vulgar es feble y débil para conservar y mantener radicalmente los
tres principios del microcosmos y la armonía de aquellos, pues no es sino por
accidente que ella parece (operar) sobre esos tres principios, dado que está
casi por completo ocupada en los cuatro humores.
X
Pero la medicina mineral química extraída de los minerales y metal es
raramente es preparada y administrada como se debe. Por ello Paracelso, en
el mismo libro, prefiere su medicina a cualquier otra: sin embargo no niega
que haya grandes secretos en las otras cosas minerales, pero dice que la
operación es larga y laboriosa, y que su uso no puede ser fácil ni
debidamente puesto en práctica, principalmente por los ignorantes, que se
sirven de esas medicinas causando más mal que bien.
XI
Por lo tanto, busquemos el limbo de nuestro Microcosmos, en cuyo
microcosmos está situado ese limbo, busquemos, digo, ese globo viscoso de
la tierra, compuesto de mercurio, de sal y de azufre, el cual, según Geber,
puede ser elegantemente llamado humedad viscosa de la humedad, porque
proviene de una cierta sustancia húmeda.
XII
Pues así como el mundo, aunque haya sido creado de la nada, debe sin
embargo su origen al Agua, sobre la cual el espíritu del Señor era llevado, y
de la cual provienen todas las cosas, tanto las celestes como las terrestres,
igualmente, ese limbo procede de una agua que no es vulgar, y que no es ni
el rocío celeste, ni un aire condensado en las cavernas de las tierra o en un
recipiente, ni un agua proveniente del abismo de la mar o sacada de las
fuentes, pozos o ríos, sino que es un agua que toma su fuente de una cierta
agua que ha padecido y sufrido y que está ante los ojos de todo el mundo y
sin embargo es conocida por poca gente. Esta agua posee en si misma
todas las cosas que le son necesarias para el cumplimiento de toda la obra
(en ella estando todo su exterior).
XIII
Esta naturaleza es mediadora entre el gran y el pequeño mundo; se
encuentra por todas partes, está en casa del pobre como del rico, tal como
nos aseguran todos los filósofos: Se la arroja a las calles donde se la holla
con los pies aunque sea el origen y la fuente de tantas operaciones
maravillosas, por lo cual nos conviene restablecer esos tres principios del
cuerpo.
XIV
Cuando esta materia está resuelta en su propia agua (pues toda generación
viene del agua) ha de ser circulada por los cuatro elementos, hasta que
llegue a ser una naturaleza astral fija, en el huevo filosófico, llamado así por
el calor de la gallina que incuba incesantemente sus huevos, pues de otro
modo todas esperanza de generación perecería.
XV
Así el pequeño pájaro animal de Hermes, al se encerrado en su calabozo,
que es el horno, ha de ser excitado por el calor de nuestro fuego vaporoso,
continuado por grados hasta que sea extraído de si mismo y sea capaz, por
su alumbramiento, de curar a cada uno.
XVI
Así como en la preparación de los tres principios de esta agua que ha
sufrido, nada añadimos nosotros a su materia sustancial, nada quitamos a
las tres propie-dades que subsisten en aquella agua: pero solamente
rechazamos en su preparación las superfluidades, es decir, las
heterogeneidades o la tierra muerta y el agua insípida. Igualmente,
comenzamos nuestra obra hermética con la conjunción de los tres principios
preparados según una cierta proporción que consiste en el peso del cuerpo,
que ha de igualar al espíritu y al alma casi en su mitad.
XVII
Después, gobernamos el todo con una continua fomentación a fin de que la
naturaleza, agente interior, no retarde su acción, ni sufra ningún exceso. Haz,
por tanto, un suave fuego al comienzo, que sea, primeramente, casi de
cuatro gotas o hilillos, hasta que la materia ennegrezca: después le añadís,
de tal manera que sea casi de catorce hilillos, mientras la materia se lava y el
Iris que aparece concluya en color gris: luego, ponedla a casi veinticuatro
hilillos hasta una perfecta blancura, superior a la de la nieve, fija y fluida, que
es la luna del microcosmos.
XVIII
Si deseáis alcanzar la perfecta rojez continuareis el fuego durante setenta
días. hasta que la piedra sea transformada en un rubí transparente, denso y
pesado, que es verdaderamente, el sol del micro-cosmos, que podréis
aumentar del mismo modo que habéis comenzado: un grano de aquel es
igual en poder a seis mil granos y por tanto se ha de administrar en muy
pequeñas dosis.
El Carro Triunfal del Antimonio
Basilio Valentín
Monje Benedictino
PREFACIO
Yo, hermano Basilio Valentín, monje profeso de la orden de San Benito, te
propongo desde el principio amigo lector, una breve advertencia concerniente
a lo que debe conocer previamente el espagirista que busque con escrúpulos
el verdadero Arte. Así el espagirista que desee poseer de manera muy
segura este Arte hermético, considere esto con mucha profundidad y una
muy alta inteligencia. En efecto, si lo que voy a exponerle fuera
menospreciado, obraría muy ciertamente en vano, porque estas cosas deben
ser observadas como sigue.
Antes de entrar más profundamente en la materia contenida en este libro, he
encontrado necesario advertir al lector, de os puntos principales que un
verdadero espagirista temeroso de Dios, debe observar exactamente y sobre
los cuales debe establecer el fundamento de su Arte, a fin de que el edificio
no se agite por la furia de las tempestades. Porque yo, puesto que soy
monje, tengo eso por altamente necesario -y por otra parte eso continuará
siendo sin duda por largo tiempo muy necesario- a fin de que cuando yo y tú,
ya sea Heinz o Sunz, Hansel o Hans, seamos suprimidos de la vista de los
hombres dejemos una memoria honorable en honor de Dios, para que Su
Majestad divina sea alabada y que por una preparación adecuada nos
preparemos para el viaje. Pero el estado de mi orden requiere un espíritu del
todo diferente al de otras personas seculares.
En esta consideración he encontrado cinco cosas principales que todos los
verdaderos filósofos y amantes de las ciencias deben observar.
-La primera es la invocación de la esencia divina.
-La segunda es la contemplación de la esencia de las cosas.
-La tercera es la verdadera y sincera preparación de la esencia.
-La cuarta es el método de servirse de ella.
-La quinta es la utilidad que proviene de ella.
Es preciso que un verdadero químico y verdadero alquimista considere estos
cinco puntos y los conozca perfectamente. Porque sin éstos no puede ser
perfecto y no puede adquirir nunca la gloria de un verdadero espagírico.
Discurramos en particular estas cosas para producir una obra en general
perfecta y útil a todos.
Primer Punto, Concerniente a la Invocación del Santo Nombre de Dios
La invocación de dios se debe hacer por medio de una evocación celeste, de
un corazón puro y de una conciencia no falseada, sin orgullo ni hipocresía, ni
otros vicios tales como la soberbia, la arrogancia, las maneras mundanas, el
lujo, la vanidad, la opresión del prójimo y otras tiranías y abusos de este
género. Todos estos vicios deben ser extirpados del corazón y purificados, a
fin de que si se quiere llegar al trono de la Gracia para la salud del cuerpo,
después de haber separado el grano bueno de la cizaña, sea dispuesto un
templo sagrado y decorado lo mejor posible. Porque os digo en verdad que
dios no se deja engañar como imaginan los seudo sabios y eruditos de este
siglo, sino que quiere ser invocado y reconocido como el creador de todas
las cosas del mundo por un reconocimiento y una obediencia recíprocos. Lo
que es justo y razonable, porque el hombre no tiene más que lo que ha
querido darle por su bondad infinita. Le ha dado el cuerpo, la vida, el espíritu
para obrar en este mundo y el alma muy noble. Y para la conservación de
esto, nos ha dado por su gracia el verdadero y eterno Verbo divino, para
alimento del alma espiritual y para su felicidad eterna. Ha dispuesto para el
mantenimiento del cuerpo todo lo que le es necesario, el alimento, la bebida,
los vestidos, los zapatos, todas las cuales dan al que le invoca con
sinceridad, humildad y de lo más profundo de él mismo, el ancianísimo Padre
que ha creado el cielo y la tierra, y todas las cosas visibles e invisibles, el
firmamento, los elementos (los planetas) y todas las demás criaturas. Porque
estoy seguro que ningún hombre impío y malvado podrá obtener la
verdadera ciencia de la medicina y mucho menos gozará del pan celeste,
verdad inmutable y dulce de la eternidad.
Es por esto que siguiendo mi doctrina, es preciso primeramente que todos
vuestros deseos y vuestras esperanzas estén fundados en la voluntad del
Creador, que pidáis su bendición eterna, a fin de que vuestros principios los
toméis del temor de Dios y que por su asistencia podáis llegar al fin de la
sabiduría que deseáis, porque el temor a Dios es el comienzo de la
sabiduría.
Los que tienen deseo e intención de obtener esta gracia que es la más
grande del mundo -conocer todos los bienes de las criaturas que la bondad
divina ha dado para la utilidad del hombre, y las virtudes admirables que
residen en las piedras, raíces, simientes, bestias, minerales, metales y otros
semejantes-, es preciso que alejen de su espíritu todos los pensamientos
mundanos, soporten pacientemente las adversidades aguardando con
esperanza en dios, orando con humildad que les otorguen el fin de sus
deseos, lo que hará infaliblemente y de lo cual ningún hombre puede dudar y
o desesperar. Porque es el Dios de Israel, que ha librado a su pueblo de las
manos del Faraón, que resuelve todo lo que se le consulta con rectitud y
buena intención. De manera que la ciencia no se puede establecer de otro
modo más que de la invocación y la asistencia divinas, lo cual no debe
hacerse con mala intención o corazón engañoso, sino buen capitán de
Cafarnaum, con una esperanza firme y una fe constante, y como la Canaana
hizo la salud de su hija. Y esto debe hacer por amor cristiano, lo mismo que
el Samaritano encontró al herido sobre el camino de Jericó y vertió aceite y
vino sobre sus heridas y le pidió que cuidase él mismo. Y cuando se invoque
la ayuda divina, es preciso tener el deseo de la caridad cristiana de
comunicar después a su prójimo lo que espera obtener por sus plegarias. Y
por este medio, tendrá todo lo que desea y un fin seguro de sus esperanzas,
tanto en la salud como en las riquezas.
Segundo Punto, Concerniente a la Contemplación de las Cosas
Después de la invocación de Dios, sigue la contemplación de todas las
cosas. Es decir, que es preciso considerar desde el comienzo todas las
circunstancias de cada cosa en particular en lo que concierne a su materia y
forma, y principalmente conocer sus operaciones y virtudes, como tales
facultades le son comunicadas; cómo los astros cooperan, cómo los
elementos concurren y cómo son formados y engendrados de sus tres
principios; incluso, cómo todas las cosas corporales se pueden resolver en
su primera materia o primera esencia, así como ya he dicho en diversos
lugares de mis escritos, a fin de que la última materia se pueda hacer la
primera, y semejantemente de la primera hacer la última.
He ahí que es preciso de considerar después de la invocación de Dios,
siendo esta consideración espiritual y celeste (también como la primera).
Porque la contemplación de la condición de las cosas penetra por el
pensamiento espiritual del hombre a lo más profundo de las esencias. Y
todos los pensamientos son efectos de la especulación, de la cual hay dos
clases. Una es de cosas posibles y otra de cosas imposibles. La de cosas
imposibles produce pensamientos inútiles y superficiales que no pueden
producir nada real por naturaleza y en los cuales no se puede escoger
ninguna forma de esencia, como cuando uno desea profundizar en la
eternidad del Señor, lo cual no solamente es imposible a los hombres, sino
que también es una vanidad y un pecado contra el Espíritu Santo querer
alcanzar la divinidad inconmensurable, infinita y eterna, y querer examinar
los misterios incomprensibles de sus deseos. La otra contemplación de las
cosas consiste en la posibilidad de éstas. La teoría no es otra cosa que la
contemplación de las cosas visibles y palpables y que tienen una esencia
formal y temporal; cómo se puede perfeccionar o resolver todo lo que cada
cuerpo puede contener en sí o producir de útil, lo que contiene de bueno o de
malo, veneno o medicina, y cómo separar lo que es bueno de lo inútil y
contrario a la salud del hombre. Cómo es preciso hacer la anatomía de todas
las cosas.
Cómo es preciso dividir, romper, rectificar antes, a fin de que se puedan
separar como sea necesario las impurezas de lo que es puro y neto. La cual
separación se puede hacer por varios tipos de manipulaciones, con
numerosas vías y medios: unas son comunes a la práctica, otras
desconocidas y no vulgares, como cuando calcináis, sublimáis, reverberáis,
circuláis, pudrís, digerís, destiláis, cohibáis, y fijáis. Las cuales operaciones
se hacen unas después de otras, por grados en la práctica y se aprenden
trabajando, y por medio de las cuales se puede conocer lo que es fijo y lo
que no lo es, lo que deviene blanco, negro, rojo, azul o verde, y así el resto,
en todas las operaciones donde los Artistas obran bien (según la naturaleza)
y con buena consideración. Porque las operaciones donde los maestros
obran así no pueden sino ser buenas, porque la opinión puede reposar sobre
un mal fundamento y faltar en el caso donde no alcance la vía, pero la
naturaleza no se equivoca jamás cuando es conducida correctamente por el
que opera con ella.
Es por ello que si habéis fallado en gobernar la naturaleza en la separación
de sus partes, aprended mejor la teoría para hacer mejor el fundamento de
vuestro Arte y tener los principios seguros para la separación o la resolución
de las cosas, lo cual es el punto principal. Es por esto, que el segundo
fundamento de la filosofía consiste en la consideración de las cosas
singulares y de las esencias, y se le llama la consideración de la naturaleza.
Porque está escrito: "Buscad primera mente el reino de Dios y su justicia",
etc. , por la invocación del nombre divino, y el resto será dado de aumento,
es decir, los bienes temporales deseados por el hombre y lo que es
necesario a la subsistencia y a la conservación de la salud.
Tercer Punto, Concerniente a la Verdadera y Sincera Preparación de las
Cosas.
Después de haber entendido bien, considerado todas las cosas en particular
y penetrado las circunstancias susodichas, lo que no es nada más que la
teoría, sigue el verdadero método de prepararlas, el cual se practica por
operación manual, a fin de que se operen efectos reales, útiles y eficaces. Y
por tales operaciones, adquiriréis la ciencia, los verdaderos fundamentos y
los medios de los verdaderos medicamentos.
Las operaciones manuales se hacen por una práctica continua. Y la ciencia
se adquiere y tiene su gloria por la experiencia, con tal distinción que una se
conoce antes que la otra por cierta facultad. Y la anatomía de las cosas es el
verdadero juez de estas dos. Las operaciones manuales dan a conocer cómo
todas las cosas (escondidas) se pueden volver manifiestas que notorias. La
ciencia nos da la práctica y los verdaderos fundamentos para devenir buen
practicante, y no es otra cosa que la confirmación de las operaciones
manuales, cuando han procedido bien y descubierto los secretos de la
naturaleza que estaban antes escondidos. Porque así como en lo que
concierne a las cosas espirituales del alma se debe preparar el camino que
lleva al Señor, así para estas cosas es preciso que un camino sea
previamente preparado y abierto, a fin de que el buen sendero sea alcanzado
y tomado para la salud temporal, sin vagar ni dar rodeos y de una manera
aprovechable. Tal es la preparación.
Cuarto Punto, Concerniente al Método de servirse de los Buenos
Medicamentos
Habiéndose hecho la preparación de las cosas por la separación de lo bueno
y lo malo por resolución, es preciso observar el método de servirse para los
hombres. En lo que es preciso primeramente tener en consideración la
medida y el peso de las dosis que es preciso dar, lo que es necesario notar y
observar en sus operaciones, ver si son demasiado fuertes o demasiado
débiles, si son demasiado débiles, si son provechosas o llevan prejuicio. Lo
que un médico debe saber antes de recetarlas, si no quiere hacer abrir
nuevos cementerios, perder su alma y su reputación.
Quinto y último Punto, Concerniente a la Utilidad de los Buenos
Medicamentos
Después que los medicamentos han hecho su operación y son llevados a los
miembros del cuerpo para combatir la enfermedad y hacer los efectos
destinados, queda finalmente observar la utilidad o el perjuicio que tal
operación habrá producido. Porque se pueden hacer medicamentos que
operen más para el mal que para el bien, y en tal caso no son medicamentos
sino venenos.
Es por ello que es preciso remarcar bien este punto, y poner por escrito todo
lo que se examine en lo tocante a la utilidad y perjuicio que los
medicamentos hacen a los enfermos, a fin de que en casos semejantes se
los pueda evitar. Además, para el uso y la utilidad, es preciso notar si el mal
está abierto o si posee solamente una sede interna no abierta. En efecto, los
males externos difieren de los internos, y sus remedios son diferentes. Es por
esto que conviene buscar si los metales pueden ser cuidados por remedios
puramente externos o si deben ser expulsados del interior. Porque si los
males existen en el centro del cuerpo, es preciso atraerlos o calzarlos por
algún remedio interior a la circunferencia o fuera, por lo que es preciso
recetar tales medicamentos que puedan penetrar hasta el centro de la
enfermedad, disipar las causas mortificar y restaurar enseguida la salud, si
se viene hasta el centro.
Notad que todas las enfermedades externas que tienen su origen en el
interior y que se detienen en algunas partes no se deben curar por
medicamentos externos, o de otro modo la muerte es segura. Lo mismo que
si alguno quisiera rechazar hacia su centro las flores de una planta que están
impelidas hacia el exterior, no solamente ningún fruto saldría de la flor, sino
que el jugo, habiendo sido rechazado contra natura hacia el centro de donde
había ascendido extrayendo su nutrición de la tierra, no sería ninguna utilidad
para la planta, a causa de este violento rechazo. Además la planta se
sofocaría completamente porque la humedad proveniente del alimento
terrestre no podría rechazarse.
Es por esto que es preciso diferenciar las heridas recientes exteriores de las
úlceras de los tumores antiguos procedentes de alguna indisposición interna.
Porque las heridas externas se pueden curar por medios tópicos y exteriores,
pero las úlceras tienen necesidad de medicamentos internos para agotar el
origen de tales enfermedades. No hay habilidad alguna en curar una herida
reciente hecha por alguna causa externa. Porque un simple campesino la
puede medicinar con un pedazo de tocino. Sino que el artificio consiste en
impedir los síntomas que pueden llegar y en agotar el origen de los que
proceden algunas partes internas heridas. Prestad atención todos vosotros,
médicos y doctores que ejercéis la medicina sobre esta tierra. Maestros,
maestros en una y otra medicina quiero decir la externa y la interna,
reflexionad sobre vuestro título honorífico y en vuestra conciencia, examinad
si le tenéis de Dios o si no es solamente de pura forma y usurpado por
ambición. Porque hay una tan gran diferencia entre la medicina externa y la
interna, tal como he indicado, como la hay entre el cielo y la tierra. Si tenéis
vuestro título de Dios, entonces el Eterno os prestará asistencia, bendición y
felicidad, salud y prosperidad y opulencia.
Pero si es recibido y concebido por Dios y solamente vistas a saciar un
exceso de orgullo, entonces caeréis de vuestra grandeza y os prepararéis
vosotros mismos el fuego eterno e indecible del infierno. El Señor Cristo
nuestro Salvador, dijo a sus queridos discípulos: "Vosotros me llamáis señor
y Maestro, y hacéis bien". Así, cualquiera que quiera llevar legítimamente su
título honorífico debe reflexionar a fin de obrar bien, es decir, de no abusar,
de su título y de no sobreestimarlo ni jactarse de más cosas de las que ha
aprendido. El que quiera tener reputación la reputación de doctor y maestro
en una y otra medicina debe estar versado en una u otra, la del exterior, a fin
de que sepa la disposición interna de los cuerpos, gracias a la anatomía, y
de ahí que extirpe la enfermedad de no importa qué miembro y pueda saber
indicar la razón, la causa y la manera con que se debe afrontar el mal; y
exteriormente que pueda comprender los males abiertos y las heridas. ¡Dios
mío! ¿Dónde se reconocería este título y dónde quedaría un maestro en una
y otra medicina si se hiciera pasar un examen serio a la mayoría de los que
lo llevan?
Largo tiempo antes de mí y en los tiempos antiguos, los médicos cuidaban
con sus manos las enfermedades, particularmente las externas, puesto que
este oficio lo exige. Pero en nuestro siglo, alquilan criados y domésticos que
ejercen la cirugía. Y así este arte muy noble ha devenido un vil trabajo que
no pueden apenas tener vergüenza de cumplir los que no saben ni leer ni
escribir. Más aún, los mismos que son capaces de hacer salir un asno de un
campo labrado son ahora maestros de medicina externa -y los doctores
médicos, sus discípulos- y ellos pueden ejercer más felizmente y con mejor
conciencia este arte, por decir libremente la verdad, que tu "médico cirujano"
ignorante que te glorificas de tus títulos adquiridos por pura ambición, pero
que no eres ni uno ni lo otro.
¿Qué clase de doctor eres tú? ¿Qué clase de médico? No te irrites por mis
discursos y mi opinión, porque estarás constreñido a reconocer tu ignorancia
si te interrogo cuidadosamente de heridas infligidas por cortaduras y
picaduras; porque hay tantos juicios en tu cerebro, como en la cabeza de una
gallina pintada para los niñitos sobre un abecedario. Os aconsejo pues a
todos, eruditos, seáis de una magnífica o baja condición, considerar en
primer lugar, en virtud de la ciencia y de la conciencia que son exigida de los
doctores y de los maestros, la verdadera doctrina que consiste la preparación
de las cosas, y después el método de servirse de ellas. Entonces os
arrogaréis con derecho un título honorífico adecuado, llevaréis con confianza
y eficacia socorro a los hombres, y rendiréis gracias a vuestro Creador con
un corazón puro.
En función de lo que hemos dicho, cada uno debe examinar y ver si puede
usar legítimamente su título. Porque el que desee reivindicar un título debe
comprenderlo exactamente y justificar su tenencia. No basta en efecto, decir
con el vulgo: "He aquí una gruesa mierda muy hedionda" -sin querer lastimar
los oídos honorables e ignorar la causa de su hediondez, ya que el hombre
puede haber comido manjares de olor muy suave y expulsar un excremento
muy fétido. Sino que conviene saber la razón por la cual un manjar fragante
se transforma en una cosa monstruosa cuya causa es putrefacción natural. E
inversamente, ocurre lo mismo en lo que concierne a las cosas aromáticas.
No se debe considerar simplemente el olor, sino que es de un verdadero
filósofo el buscar.
Ahora bien, para entablar discursos de nuestra inversión, es preciso
remarcar que el olor de los cuerpos debe ser observado cuidadosamente por
los que son verdaderamente filósofos. Los cuales deben buscar cuál es tal
olor bueno o malo, de dónde proviene, en qué consiste su virtud, y cómo se
puede extraer su utilidad para la salud del hombre. Porque ocurre que una
basura pestilente abona la tierra, la alimenta y la fertiliza, de manera que
produce frutos fragantes. Lo que ocurre por varias causas, pero querer
describir todas en particular, tales como la alteración, las corrupciones y
generaciones admirables de la naturaleza, implicaría hacer grandes
volúmenes Pero la causa principal de tales transmutaciones y cambios de
una forma en otra es ésta, a saber, la digestión y la putrefacción, en la que el
fuego y el aire producen una madurez natural de las cosas, a fin de que el
agua y de la tierra se haga un cambio. Por lo mismo, se puede separar un
bálsamo fragante del estiércol pestilente de un campesino y recíprocamente
de un bálsamo fragante hacer una materia hedionda. Me podréis decir con
razón que os aporto comparaciones groseras; es verdad lo reconozco. Pero
los que buscan la causa de las cosas no deben formalizarse, puesto que
ellas nos enseñan cómo se pueden transformar las cosas viles en cosas
preciosas, y las más nobles en viles; cómo se puede hacer para degenerar
un buen medicamento en veneno y cambiar la malignidad de un veneno en
un medicamento muy útil; de una cosa dulce u agradable a la Naturaleza
producir una amarga y corrosiva; y de las corrosivas hacer buenas y útiles.
Santa Aspiración y Oración del Autor al Señor Nuestro Dios
¡Oh, Dios mío! La Naturaleza no deja siempre abierto el gabinete de sus
secretos a cada uno, porque habéis dado la vida a los hombres tan breve
que no pueden llegar al final de todos vuestros misterios naturales. Habéis
hecho bien en reservaros los más grandes, a fin de que cada uno se
contente con admirarlos y daros la gloria que merecéis como el Creador de
todas las cosas. Acordadme la gracia de que pueda siempre admiraros
siempre de vuestras obras y alabaros eternamente en mi corazón; que pueda
además de la salud y el alimento corporal que vuestra bondad infinita me ha
dado, obtener la del alma en vuestra celeste morada, la cual no tengo duda
alguna, puesto que en el Árbol de la Cruz habéis derramado el verdadero
Bálsamo y el Azufre del alma, para mí pobre pecador, y para todos los
demás. Es el azufre admirable, el verdadero medicamento de las almas
pecadoras y penitentes, que las cura de la muerte eterna y que da la vida
feliz a los elegidos, así como la condenación eterna a Satán y a sus
adherentes.
Cuido espiritualmente de mis hermanos por mis oraciones y corporalmente
por remedios ordinarios. Es por ello que espero por ellos velarán por mí, a fin
de que habitemos todos juntos y por la eternidad en la morada de Dios
todopoderoso.
Análisis de las Grandes Virtudes del Antimonio
Vengamos ahora a nuestro Antimonio.
Y antes es preciso saber que todas las cosas del mundo contienen en ellas
mismas espíritus activos y vivificantes que habitan en los cuerpos, los cuales
se alimentan de ellos, se nutren, se mantienen; los mismos elementos no
están sin espíritu. Esa morada es preciso buscarla en todos los cuerpos, sea
buena o mala. Los hombres y todos los animales tienen en ellos un espíritu
activo y vivificante el cual siendo separado de sus cuerpos, no deja más que
un cadáver. Todas las plantas contienen en ellas un espíritu de la salud
humana, de otro modo uno no podría servirse de ellas en la medicina. Los
metales, semejantemente, y todos los minerales, mantienen con ellos un
espíritu imperceptible en el que residen principalmente todas sus facultades y
virtudes, en lo que pueden servir a la vida del hombre. Porque todo lo que
está despojado de esto espíritus no es más que un cuerpo muerto y no
puede producir ninguna operación vivificante.
Es por esto que es preciso concluir que hay en el antimonio un espíritu que
reina. El cual debe ejecutar todas las operaciones y virtudes que vemos salir
de tal cuerpo mineral, lo que se hace sin embargo invisiblemente, lo mismo
que la calamita tiene también una virtud escondida de atraer hacia sí el
hierro, que conserva totalmente en sus espíritus, de los que hablaremos en
mi tratado sobre el imán.
Los espíritus de los cuerpos son de varias clases. Porque los hay que son
visibles a los sentidos exteriores, que tienen alguna inteligencia y un
razonamiento espiritual. Los cuales, sin embargo, se vuelven imperceptibles
cuando quieren y se despojan de su cuerpo. Tales son los espíritus de los
elementos y los que habitan cerca de ellos, como los espíritus del fuego que
parecen chispas en el aire y tienen formas visibles de diversas clases. Hay
otros que son los espíritus del aire, que permanecen siempre en él. Por lo
mismo hay espíritus en el agua, que se llaman acuáticos. Finalmente los hay
en la tierra, los cuales se muestran en lugares grasos, alrededor de las minas
y de las montañas. Yo los dejaría tal como son hasta el día del juicio
universal, en el cual deben recibir sus sentencias como nosotros las
nuestras. Dejo este secreto a la inescrutable y divina sabiduría del
Todopoderoso.
Los otros espíritus, que no hablan y no pueden aparecer en formas visibles o
perceptibles, son los que habitan en el cuerpo de las bestias y de los
hombres, de las plantas y de todas las cosas vegetativas, así como de los
minerales, los cuales no dejan de tener una virtud activa y una naturaleza
vivificante, que se manifiesta por las operaciones que ejercen, y que hacen
aparecer cuando son separados de sus cuerpos por medio del arte.
Semejantemente, el espíritu activo del antimonio manifiesta sus admirables
virtudes y las comunica a los hombres, cuando anteriormente, para ser más
penetrante, se le ha extraído o separado de su cuerpo como de una prisión, y
se le ha dado la libertad de ejercer más ampliamente sus fuerzas; a lo que
sirve mucho la disposición del maestro y de la Naturaleza. Porque es preciso
que Vulcano y el químico se acomoden juntos.
El fuego separa los espíritus y el maestro forma la materia. Y lo mismo que
un mariscal herrero no se sirve más que de un fuego y una sola materia, que
es el hierro, del cual forma diversos instrumentos, de manera que de una
sola materia prepara diversas formas para diversos usos, por lo mismo se
pueden formar del antimonio varias cosas útiles. El Artista es el herrero que
forma (la materia); Vulcano suministra la clave; la operación y la utilidad
proveen la preparación y la experiencia.
Santa Exclamación del Autor sobre la Locura y Ceguera de los Humanos
¡Oh, Dios mío! ¿Por qué el mundo está tan loco que no tiene vista, ni orejas,
ni espíritu? ¿Porqué no hace diferencia entre los engañadores y charlatanes,
y la verdadera ciencia que se conoce por el uso de los medicamentos? Si
tiene tan poco juicio ¿no debería abandonar el cenagal en el que está
continuamente abrevando para venir a beber las aguas vivas de la salud en
el verdadero manantial de la vida?
Quiero que todo el mundo sepa que volveré a la realidad a varios grandes
momentos ignorantes, y que al contrario, muchos pobres escolares que son
rechazados y menospreciados se volverán sabios por los efectos de mis
experiencias, e incluso grandes médicos. Porque siguiendo mi doctrina,
obtendrán todo lo que anhelan y tendrán un perpetuo recuerdo de mi
memoria cuando ya esté en la tumba. Y los que, después de mi deceso,
quieran resucitar mi cuerpo para disputar conmigo, encontrarán la respuesta
en mis escritos, estando seguro de que los que de mi doctrina no olvidarán
mis preceptos. Porque harán conquista del imperio de la verdad, que es el
fundamento de mis opiniones, y que será siempre triunfante contra todos los
embustes y permanecerá siempre victorioso.
Además, el lector debe ser advertido de que hay varias clases de antimonio.
Porque uno es bello, puro y tiene una propiedad del oro, porque contiene en
sí mucho mercurio. El segundo contiene mucho azufre y no se aproxima
tanto a la naturaleza del oro como el primero, que tiene varios pequeños
rayos blancos y resplandecientes. Es por ello que el primero es mejor que el
otro para el uso en la medicina química, lo mismo que la carne de pescado
es menos buena para el alimento el cuerpo humano que la de otras bestias
terrestres, aunque sean todas animales; así la misma diferencia se encuentra
de un antimonio a otro.
Además se deberá advertir que hay varias personas que escriben sobre las
facultades del antimonio. Pero la mayoría de éstas no entienden las razones
de sus virtudes y no han aprendido ni encontrado jamás por qué medio se las
puede reducir en acción; en tanto que no escriben más que con opinión y
para la gloria que buscan escribiendo. Y no es preciso asombrarse si no
entienden lo que desean. Porque para hablar pertinentemente del antimonio,
es necesario haber hecho varias observaciones de sus virtudes, haber
soportado gran trabajo de su preparación, y haber encontrado el verdadero
espíritu en el cual reside su virtud, a fin de que se puedan dar verdaderos
documentos y tener una ciencia infalible para conocer lo que es malo o
bueno de él, lo que es veneno o medicinal. No es necesario mas que saber
hacer un buen examen del antimonio para penetrar en su esencia y
encontrar por experiencia cómo es preciso separar de él su malignidad
arsenical, de la que se quejan tantas personas, y volverla un medicamento
benigno sin veneno alguno.
Muchos anatomistas hicieron búsquedas aquí y allá, y afligieron, torturaron y
crucificaron el antimonio hasta un grado que sobrepasa todo lo que se pueda
humanamente decir o imaginar. Pero han encontrado y producido de hecho,
pocas cosas útiles, porque están desviados del verdadero fin. Es por esto
que no han podido alcanzar ese blanco al que creían apuntar, porque la línea
de tiro había sido ensombrecida a sus ojos por un color negro, de tal manera
que no pudieron observarlo, ni reconocerlo, ni tomarlo en consideración.
El antimonio se puede con razón comparar a un círculo que no tiene fin, igual
que es calificado el mercurio. Es de todos los colores del mundo, y cuando
más se buscan sus virtudes, más se pueden apreciar, supuesto que se
proceda como es necesario. En fin, un hombre no puede conocer todas sus
virtudes, a causa de que su vida es demasiado corta.
Es verdad que es un veneno, e incluso un veneno de último grado. Pero
también, sin veneno, se puede decir que es el remedio de los remedios y el
primer tesoro de la vida, aplicado interiormente y tomando interiormente. Lo
cual no pueden ver los que están ciegos por la ignorancia. Este defecto les
debería ser perdonado si fuera el único; pero el peor es que no quieren ver ni
aprender nada en este caso ni en otros semejantes.
El antimonio tiene en sí las cuatro extremidades y cualidades con sus
propiedades. Es frío y húmedo, cálido y seco. Se regula según las cuatro
estaciones del año. Es volátil y fijo, está libre de todo veneno. Es por esto
que varios escriben diversas ficciones del antimonio cuando hablan de sus
facultades malignas. Porque no entienden lo que escriben. Es verdad que es
un mineral admirable, muy difícil de conocer bien. Se le puede llamar incluso
uno de los siete milagros del mundo, en tanto que hasta el presente no se ha
encontrado a nadie, ni incluso de mi tiempo, que haya podido conocer
enteramente todo su poder, sus virtudes y operaciones, y que haya podido
penetrar totalmente en su esencia hasta el punto de encontrar alguna
novedad. Y en el caso de que se encuentre tal persona, mercería ser llevada
en un carro de triunfo, igual que antiguamente se tenía la costumbre de
hacer entrar en la ciudad de Roma a los grandes héroes que habían obtenido
una gran victoria sobre los enemigos. Pero no creo que se empleen nunca
muchos obreros en hacer tal carro de triunfo con ese motivo.
La mayoría de los hombres de hoy no buscan las facultades del antimonio
con otra intención que para adquirir alguna vanagloria o acumular riquezas
mundanas, no se preocupan de la utilidad que se puede sacar para la
medicina y la salud de los hombres, la cual debería ser la meta principal de
todos los que buscan los secretos de la Naturaleza, a fin de que el autor de
ésta sea bendecido y alabado en sus propias maravillas.
Es preciso reconocer que además de la salud se puede encontrar más
riqueza en el antimonio que ni vosotros ni yo podríamos creer. Porque
aunque yo haya visto, aprendido y experimentado más las virtudes del
antimonio que vosotros y vuestros semejantes que creen saber mucho, me
encuentro siempre aprendiz en la búsqueda de sus facultades.
Por tanto no envidio la fortuna de los que buscan los secretos de la
Naturaleza, y que han encontrado y descubierto en este mineral secretos
admirables. Porque la Bondad divina da sus gracias particulares a quien le
place. Sin embargo, a causa de que el mundo está lleno de ingratitud y no
reconoce los beneficios de su Creador, ocurre a menudo que su justicia le
venda los ojos, a fin de que no pueda conocer las propiedades y los secretos
de la Naturaleza que se encuentran en su forma metálica.
Todos los hombres no hacen más que desear las riquezas, y cada uno dice:
"Yo querría devenir rico y opulento, como dicen los Epicúreos; supuesto que
pueda adquirir bienes corporales, encontraré en abundancia los espirituales".
Todo el mundo se asemeja hoy a ese Rey Midas, que según la afición de los
poetas no deseaba más que convertir en oro todo lo que tocara. Es por esto
que la mayoría estudian cómo encontrar los medios para enriquecerse por el
antimonio. Pero como han olvidado a su Creador en sus comentarios, omiten
las acciones de gracias que deben previamente ser rendidas, y descuidan la
caridad debida a su prójimo, tocan la boca de un caballo del cual ignoran la
edad y la fuerza; pareciéndose en ello a los que estaban presentes en las
Bodas de Canaan en Galilea, cuando nuestro divino Señor cambió el agua
en vino. No podían comprender cómo se hizo ese milagro, aunque viesen el
color y gustasen la dulzura del vino. Porque nuestro Señor no quiso
descubrirles su omnipotencia, a fin de que tuviesen motivo de admirarle. Es
por ello que afirmo que incumbe a todos buscar los misterios puestos por el
Creador en su creación. Porque aunque no se pueda imaginar que alguien
pueda alcanzar el conocimiento perfecto así como los otros milagros del
Salvador, sin embargo no está prohibido el buscarlos, porque es preciso que
aprenda todo esto por una labor y una reflexión muy asiduas, a fin de no
tener que quejarse de sufrir una enfermedad o la pérdida de sus riquezas y
de la salud, sino más bien a fin de que pueda alegrarse y regocijarse. Es por
esto que no debe faltar el dar gracias a su Creador por todo.
Es por ello que cualquiera que quiera devenir un verdadero anatomista en
antimonio debe en primer lugar observar la descomposición o la apertura de
los cuerpos, a fin de alcanzarlo por la vía adecuada, en su lugar y sin error.
En segundo lugar debe observar el régimen del fuego, a fin de que no
aumente o disminuya demasiado, que no se hiele o sea demasiado ardiente,
porque en el fuego consiste el punto principal, a fin de que los espíritus sean
expulsados, desnudos y dejados libres para operar, y que sin embargo esta
virtud activa no arda ni perezca. En tercer lugar, debe observar el uso y una
cierta medida, como he dicho más arriba, a propósito de las cinco cosas
fundamentales necesarias a los químicos, que repito sin embargo por
parábola.
En la revisión o disolución del antimonio en sus partes consiste el principal
punto. Y para servirse de él es preciso prepararle por el fuego y hacer como
el carnicero que habiendo matado un buey, le divide en sus partes y las
distribuye al público para cocerla si las quiere comer. Porque no se puede
extraer la utilidad que se desea si no se las hace cocer por medio del fuego
que quita la crudeza. Y si se las come crudas, no hay dudas que nos servirán
más de veneno que de alimento, en tanto que el calor natural del estómago
del hombre es demasiado débil para digerir la crudeza de tal cuerpo. Lo
mismo ocurre con el antimonio, el cual teniendo un cuerpo muy duro y lleno
de veneno, no puede ser digerido por nuestro calor si antes no se le prepara,
y como veneno aporta pronto la muerte a los hombres.
Es por esto que antes de todo es preciso preparar el veneno del antimonio y
proceder de tal manera que nunca pueda volver a y tomar su malignidad, lo
mismo que el vino, una vez cambiado el vinagre por medio de la
putrefacción, no puede jamás producir el verdadero espíritu del vino, sino
que persiste como vinagre. Y al contrario, si se destila el espíritu del vino y se
separa la acuosidad (o la flema), después de que ese espíritu de vino sea
exaltado, no se convertirá jamás en vinagre, incluso aunque se le dejara cien
años, y permanecerá siempre como espíritu de vino por sí mismo. El espíritu
del vinagre semejantemente no puede ser cambiado en espíritu de vino
jamás. La transformación del vino en vinagre es un cambio admirable, puesto
que se convierte en otra esencia que no era antes. Cuando se destila el vino
el espíritu sale el primero; pero cuando se destila el vinagre su flema sube la
primera y su espíritu sube el último, como he dicho anteriormente. Es por ello
que el espíritu del vino vuelve los cuerpos fluidos y volátiles, tal como él
mismo lo es; pero el espíritu del vinagre coagula y vuelve sólidos todos los
medicamentos, a fin de que puedan extirpar las enfermedades de naturaleza
coagulada. Lo que es preciso remarcar tanto más cuidadosamente porque
todo e nos esclarecerá mucho en la preparación del antimonio, el cual
contienen también su vinagre, del que se puede quitar su malignidad y
volverle un medicamento tan benigno y tan admirable que no tiene ningún
veneno, sino bien lejos de eso, porque caza y disipa o expulsa de los
cuerpos toda clase de venenos.
La verdadera preparación del antimonio se hace por medio de la alquimia, al
cual le divide en sus partes y le resuelve en sus principios calcinándolo,
reverberándolo y sublimándolo; haciendo un extracto de su esencia y
extrayendo de él un mercurio vivo. El cual se debe precipitar después en un
polvo vivo. Se puede también por medio del Arte, preparar de él un aceite
que tiene la virtud de disipar esas nuevas enfermedades desconocidas que
los soldados franceses nos han aportado. Este aceite se hace alcalizando el
antimonio, y por otras preparaciones que el Arte espagírico y la alquimia nos
enseñan.
Por ejemplo, digo que lo mismo que cuando que cuando un cervecero quiere
hacer la cerveza con cebada, trigo candeal y otro trigo, es preciso que la
pase por todos los grados de preparación antes de extraer la virtud del trigo
antes de apropiarla en bebida. Primeramente, es preciso poner la cebada en
el agua para hacerla ablandar, así como lo he observado cuidadosamente,
cuando era adolescente, en Bélgica y en Inglaterra, y eso no es más que la
putrefacción. Después, se la extrae del agua y se la deja gotear; se la pone
en un montón hasta que esté caliente y comience a germinar por medio del
calor: he ahí una digestión. Enseguida se extiende el montón de cebada, de
trigo u otro, se hace secar al aire o al fuego, y he ahí la reverberación o
coagulación. Parejamente se hace moler el trigo que está bien seco, lo que
no es otra cosa que la calcinación. De manera que el cervecero hace pasar
por todos esos grados de preparación la materia de la que quiere extraer la
esencia para preparar la cerveza, y hace hervir todo junto con agua: y eso se
puede llamar destilación a grosso modo. El lúpulo que se añade a la cocción
es la sal vegetal y un preservativo para conservar largo tiempo la cerveza en
su estado y para impedir una nueva putrefacción. Los españoles y los
italianos no saben hacer cerveza. Igualmente en la Alta Alemania, mi patria,
muy pocos saben este oficio.
Después de que la cerveza está hecha, se la deja espumar y asentarse, y se
hace por la clarificación una nueva separación de las cosas puras de las
impuras, lo que se hace por el movimiento natural de los espíritus agitados
que separan la hez del cuerpo y echan afuera la espuma o la levadura, antes
de lo cual la cerveza no es buena para beber y los hombres no pueden
aprovecharla a causa de que los espíritus están mezclados con la hez que
impide su operación. Lo mismo se observa en el vino, el cual, mientras está
turbio y no clarificado, no hace los efectos ordinarios de su naturaleza. Ni el
vino ni la cerveza antes de su clarificación dan un espíritu destilado tan
perfecto. Además de todas estas preparaciones, se puede hacer una nueva
separación por una sublimación vegetal, a saber, separando los espíritus del
vino y de la cerveza, y por destilación hacer una nueva bebida como el agua-
de-vida, así como se puede también extraer de las heces restantes de las
dos. Haciendo lo cual se separan los espíritus ordenadores de sus cuerpos
por medio del fuego. Y los espíritus dejan su morada que tenían en los
cuerpos que tenían aún vida, pero que después de tal separación no son
más que cuerpos muertos sin alma. La exaltación de los espíritus se hace
por la rectificación del agua-de-vida, la cual se destila hasta que sea pura y
neta, sin ninguna flema ni acuosidad, de la cual, una pinta tiene más fuerza y
más actividad que veinte de las que no están rectificadas, porque ésta
penetra antes y obra más prontamente.
Ved pues, si queréis aprender alguna cosa de mis escritos y obtener las
riquezas y los verdaderos medicamentos del antimonio, y en ese caso tratad
de observar bien mi pensamiento susodicho, porque no hay ninguna letra en
este ejemplo que sea superflua y que no tenga algún significado particular
para vuestra instrucción. Encontraréis varias palabras reiteradas que
parecerán repeticiones superfluas, las cuales os es preciso observar y
aprender. Porque en ellas está escondido el principal fundamento del Arte. Y
nadie debe cansarse de reflexionar varias veces sobre todo el libro. Porque
aunque pagarais por cada palabra un escudo de oro, no igualaríais su valor.
Veréis que mis ejemplos, aunque groseros, contienen grandes misterios. No
quiero, sin embargo, alabar yo mismo mis escritos, porque en la ejecución de
los efectos, éstos declararán bastante sus méritos y su valor será
manifestado.
Os he allegado ejemplos de por qué las virtudes del antimonio y sus fuerzas
escondidas; es preciso buscarlas en lo más profundo de su esencia, lo cual
no se comprenderá fácilmente al comienzo. Es necesario introducirse en tal
conocimiento por las cosas más notorias y conocidas, a fin de que siendo
comprendidos todos los principios pueda llegarse al fin deseado.
El antimonio es lo mismo que un pájaro que vuela en el aire, el cual por la
asistencia de los vientos va donde quiere. El operador o Artista, se puede
comparar al viento, que puede llevar al antimonio a donde le plazca. Le
puede volver rojo, amarillo, blanco, negro y como quiera, según la
disposición que su fuego le dé. Porque el antimonio contiene todos los
colores, como el mercurio. Cosa de la cual es preciso no asombrarse porque
la Naturaleza tiene dos recursos admirables, los cuales no podemos
aprender ni hoy ni después.
Cuando un iletrado toma un libro, no sabe lo que ese escrito puede contener
en sí e ignora el significado de los signos que mira como una vaca a una
puerta nueva. Ahora bien, cuando este ignorante recibe de otro su
inteligencia y uso, no toma esto por ciencia, sino que es para él algo común y
fácil de lo que conoce bien el negocio y el uso. Pero puede comprender
verdaderamente, hasta el punto que no le quedará nada secreto u oscuro en
ese libro, cuando él mismo haya dominado su lectura y comprensión.
El antimonio es un libro en el cual los que no saben leer son advertidos de
que, si desean aprender y conocer sus misterios y sus utilidades,
comenzarán conmigo a conocer las letras y los elementos primeros, a fin de
que puedan leer ellos mismos y pasar de una clase a otra. En lo que la
experiencia nos servirá de rector para hacer juicio del examen, y dar los
premios que habrá merecido cada una según la doctrina.
No puedo pasar en silencio a los que gritan diariamente "¡Crucifige!
¡Crucifige!" contra todos los que recetan venenos a los enfermos, que
preparan venenos y que muestran cómo servirse de ellos en la Medicina, y
por medio de los cuales creen que tantas personas mueren, como por el
mercurio, el arsénico y el antimonio. Todos los que dan tales gritos y hacen
tanto ruido no son ordinariamente más que ignorantes que se dicen médicos,
y que no saben ellos mismos qué es el veneno, lo que es venenoso o
medicinal, y que no saben hacer la separación del veneno de lo medicinal; y
es lo que les incita a declamar contra los que son sus maestros y que no
saben reconocer como tales. Pero tengo mejor razón para gritar yo mismo
contra los que verdaderamente recetan los venenos antes de haberlos
preparado, en tanto que ellos no tienen su espíritu. Porque si el mercurio, el
arsénico, el antimonio y otros semejantes, permanecen en su sustancia tal
como son sin estar bien preparados, son verdaderamente venenos. Pero
cuando son preparados metódicamente, toda su virulencia es apagada y
disipada, y son convertidos en medicamentos saludables, los cuales resisten
contra todos los otros venenos y los expulsan cuando se encuentran
engendrados en nuestros cuerpos. Porque un veneno bien preparado, de
manera que no retenga ninguna mala cualidad, resiste y extirpa otro veneno
cuando lo encuentra. Y si no lo expulsa, tiene al menos la virtud de
prepararla y de hacerla parecidamente perder sus malas cualidades y
volverle conforme a su naturaleza, pese a que ambos fuesen venenos antes.
Quiero creer que lo que acabo de decir suscitará grandes disputas entre los
doctores, los cuales examinarán si la verdad de las cosas es posible o no. Y
sus juicios serán muy diferentes. Unos serán de la opinión de que es del todo
imposible que se pueda despojar enteramente a un veneno de todas sus
malas cualidades, lo que no me asombrará nada, en tanto que esta ciencia le
es desconocida y que no entra para nada en su pensamiento la posibilidad
de aprender tal misterio. Pero habrá, sin embargo, algunos que reconocerán
que se puede, por medio del arte, cambiar una cosa mala en una buena, y
defenderán mi opinión.
¿No me reconocéis, señores médicos, que sois de esta opinión de que las
enfermedades y las causas mortificas de nuestros cuerpos, que son todas
venenos, se pueden cambiar en buen estado, y volverse propias de la salud?
¿Por qué pues no queréis confesar que la malignidad que contienen ciertos
medicamentos se puede separar de su bondad y que, después, después
tales medicamentos sean útiles y necesarios a la salud del hombre? Pero en
tanto que la experiencia y la ciencia de tal operación es aún desconocida
para varios, la mayoría no dejará de gritar: "¡es veneno! ¡es veneno!", como
los judíos "¡Crucifique! ¡Crucifique!" contra nuestro Señor y Redentor
Jesucristo él rechazándolo y considerándolo como el mayor, el peor y el más
maldito veneno de todos los hombres, visto que era el más noble, el más rico
y el más precioso medicamento de nuestras almas para librarlas del pecado,
de la muerte, del Diablo y del infierno. Lo cual no querían reconocer ni
aprobar los doctores y fariseos, aunque fuera verdadero y quedará
confirmado por toda la eternidad; e incluso vosotros, señores, grandes
doctores y famosos personajes que persuadís a los emperadores, reyes,
príncipes y otros potentados de que es preciso guardarse bien de servirse de
tales medicamentos, a causa de que son nocivos y venenosos, deberíais
perdonarme si oso deciros o escribir cuán ridícula me parece su opinión.
Pero no hablo de ello, en tanto que no salís jamás de lo que habéis
aprendido una vez y que no queréis hacer otras observaciones que lo que
habéis visto. Es así que no deberíais pedir la de otros. Porque aunque se le
haya dado tal veneno, que vosotros llamáis extremo, a alguien, e bastaría
darle con ayuda de Dios un contraveneno preparado en público que le
salvaría la vida y expulsaría al instante todo el veneno por el cual debería
morir pronto.
Y aunque los doctores no puedan ni quieran comprender esta verdad y la
crean imposible no importa, sé los medios de defenderme y de mostrar las
pruebas cuando se quiera, habiéndolas hacho delante de la gente que no
puede dar testimonio de ellas. Y si me fuera preciso disputar con tales
doctores, que no saben hacer ello mismos tales preparaciones, que es
preciso encarguen a otros, estoy seguro de que en la verdadera escuela
obtendría la plaza por encima de ellos y estarían obligados en su deshonor, a
ponerse debajo. Porque no conocen los medicamentos ni lo que recetan a
sus enfermos, e incluso no conocen los colores si son blancos, negros, rojos,
amarillos, grises o azules; si son calientes o fríos, húmedos o secos. Leen
solamente, y teniendo eso no desean saber más.
¡Oh, Dios mío! ¿Qué conciencia tienen estos señores? ¿Cómo tratan a sus
enfermos? ¿No encontrarán el día del juicio la Justicia, si no hay ninguna al
presente para ellos? No piden más que dinero; pero si pensaran en los
deberes que son reclamados, emplearían noche y día en descubrir los
secretos de la Naturaleza. Pero los trabajos les parecen difíciles y penosos;
no se inquietan por ellos, contentándose con halagar al mundo; creen hacer
bellas curaciones engañando con grandes discursos y dejando la curación
aparte. El carbón es demasiado caro, es por eso porque lo usan muy poco,
gustándoles más ahorrar el dinero que sería necesario emplear para
encontrar las maravillas de la Naturaleza. Vulcano no es uno de sus amigos,
porque no se encuentra jamás en su vecindad. Es suficiente conque los
alambiques se encuentren en casa de los boticarios, donde ellos se
encuentran algunas veces para escribir recetas, pero el sonido de los
morteros que hace el muchacho de botica puede lanzar al viento todas las
recetas.
¡Oh clementísimo Dios! ¡Cambia el tiempo, pon fin a la soberbia, oponte a los
árboles a fin de que no crezcan hasta los cielos, a los gigantes, a fin de que
no amontonen montañas sobre montañas! Dad algún fin a esta vana gloria y
prestad vuestra asistencia a los que tienen confianza en vosotros, a fin de
que puedan sobrepasar a los que les persiguen y odian.
Quiero incitar a todos los compañeros que tengo en este monasterio a rezar
a Dios día y noche para que le plazca establecer el entendimiento en todos
estos perseguidores, hacerles conocer su omnipotencia en sus criaturas, e
iluminarlos, de manera que comiencen a buscar por la anatomía de las cosas
las virtudes que hay escondidas en su profundidad.
Espero también que su misericordia, que ha creado todas las cosas visibles
e invisibles, concederá nuestros rezos, y si no es en mi tiempo o en el de mis
hermanos, será después de nuestra muerte. Quizás entonces se hará una
penitencia a la cual Dios acordará su gracia, para que las nubes espesas y
sombras sean retiradas de los ojos de todos, que cada uno vuelva a
encontrar la vista y por una verdadera iluminación, recobre el verdadero
groschen (moneda alemana de diez centavos). ¡Que Dios lo haga! Así sea.
La pirámide de Xianyang se alza hasta unos 300 metros de altura, y mide
490 metros de lado, es decir, el doble de la pirámide de Keops. Dispone de
tres cuevas con aperturas triangulares y está llena de tubos de color rojizo
que pasan por encima de la montaña y por un lago de agua salada de las
proximidades.
Algunos de estos "tubos" quedan zambullidos bajo el lecho de lago. El
complejo piramidal se estira mucho más lejos que lo que es visible y las
pruebas sugieren que hay una red tecnológica de tubos a presión para el
suministro de agua. Qin Jianwen, jefe del departamento de publicidad del
gobierno de Delingha, aseguró que los fragmentos de los tubos analizados
contenían dióxido de silicio y óxido de calcio, aunque más del ocho por ciento
del metal no pudo ser identificado.
Los comunicados realizados por el Instituto de Geología de Beijing y
difundidos recientemente por la agencia oficial Xinhua determinan que estos
tubos de hierro se fundieron hace unos 150.000 años. Si esto se demuestra
la historia, tal como la conocemos, tendría que ser reescrita.
El Arca de Noé era piramidal según los rollos del Mar Muerto
Gracias a un proyecto iniciado hace más de tres años por la Autoridad de
antigüedades de Israel, han sido reveladas palabras totalmente ilegibles en
los conocidos Rollos del Mar Muerto gracias a una avanzada tecnología que
ha permitido la reinterpretación de algunos relatos bíblicos.
Al proyecto de investigación se han unido especialistas en lengua antigua de
la Academia de la lengua hebrea, institución que dará a conocer las palabras
reveladas que hasta el momento se han hallado.
Estos manuscritos hallados en Qumram a finales de la década de los 40
fueron fotografiados 28 veces con una cámara especial y con luces de
diferentes frecuencias. En varios casos esta técnica logró revelar letras y
palabras borradas o ilegibles en fragmentos deteriorados o quemados de los
rollos.
el doctor Aleksi Iodizki , ha trabajado en la interpretación que La Comunidad
que vivió a orillas del Mar Muerto hizo del libro del Génesis, especialmente
del relato de la construcción del Arca de Noé.
El investigador ha logrado descubrir en uno de los fragmento junto a las
palabras “extensión del arca” una palabra adicional, ne’esefet, que significa
“recogida”. Según el profesor Aleksi Iodizki este texto se interpreta como una
forma piramidal del Arca de Noé en la que sus soportes se cerraban a
“recogían” en la parte superior, es decir la parte inferior del arca era muy
ancha y su parte superior estrecha y puntiaguda lo que significaría que los
tablones de la estructura del arca se unían en su parte superior adoptando la
forma de una pirámide.
Las palabras descifradas recientemente en los antiguos pergaminos
permanecieron ocultas durante siglos, aunque finalmente están
proporcionando respuestas a numerosos interrogantes que seguían en pie
desde hacía largo tiempo, planteando además otros nuevos. Hasta ahora, el
relato del Arca de Noé era conocido principalmente por el texto del Libro del
Génesis. Sin embargo, los Manuscritos del Mar Muerto hallados en las
cuevas de Qumrán del desierto de Judea arrojan nueva luz sobre esta
leyenda.
Este fascinante trabajo de investigación de la Autoridad de antigüedades de
Israel aún no ha terminado ya que aún queda el 20% de los rollos por ser
analizados con respecto a este tema.
Los tracios o tracianos
eran un pueblo indoeuropeo cuyos miembros compartían un conjunto de
creencias, un modo de vida y hablaban la misma lengua con variaciones y
dialectos. Su civilización, aún mal conocida, se desarrolló desde el III milenio
a. C. hasta el siglo III a. C. Su cultura, oral, hecha de leyendas y de mitos se
diferencia de la de otros pueblos de esta época por la creencia en la
inmortalidad (el "orfismo tracio" relatado por Heródoto).
Los tracios se extendieron a lo largo de la historia por las siguientes
regiones: Rumania, Moldavia, Bulgaria, noreste de Grecia, Yugoslavia,
Turquía (parte europea), Austria, Hungría, Alemania, Chequia, Eslovaquia,
Polonia, Ucrania (hasta el Dnieper), el Volga inferior y Tayikistán.
Vivían en un área muy extensa que comprendía la parte oriental de la
península balcánica más o menos hasta el valle del Morava, las regiones
contiguas al norte del Danubio (entre los montes Cárpatos y el río Dniéster),
y algunas estribaciones en Asia Menor. El territorio se extendía de un lado a
otro de los Balcanes, y a la región de los getas al norte del Danubio hasta
más allá del río Bug.
Las tribus del sur, vecinas de los griegos, determinaron que, más tarde, con
el nombre de Tracia fuera llamada la región actualmente dividida entre
Grecia, Bulgaria y Turquía. Otros nombres de antiguas regiones habitadas
por los tracios eran: Moesia, Dacia, Escitia Menor, Bitinia, Misia, Panonia, y
otras.
Tracio en un sentido étnico se refiere a varios pueblos antiguos que hablaban
tracio de la rama de familia de lenguas indoeuropeas. Hay quien sostiene la
autoctonía de los tracios y quien los considera llegados en oleadas sucesivas
del norte durante la Edad del Bronce. En algunos nombres de poblaciones y
en la mitología griega ha quedado el recuerdo preciso de cambios étnicos
verificados en el sureste europeo y en las regiones adyacentes del Asia
Anterior, donde el paso era facilitado por los estrechos.
En la Ilíada, los troyanos son llamados dárdanos, nombre de una tribu tracia
que había ocupado el norte de Macedonia. Los tracios aparecen participando
en la guerra de Troya.
Se pensaba que el nombre de la región microasiática de Misia derivaba del
de los tracios misios. También eran de etnia tracia los bitinios establecidos en
las costas asiáticas del mar Negro (Ponto Euxino) y del mar de Mármara,
donde dieron nombre a la Bitinia.
Respecto a las estructuras sociales, las costumbres y la vida espiritual de la
Tracia primitiva, sólo nos podemos basar en alguno mitos griegos que
podrían reflejar una concreta realidad histórica: la función sacerdotal que
oficiaba el rey y el que fuera depositario y garante de los ritos ocultos
transmitidos de padre a hijo. Se ha sugerido que los prototracios, desde la
edad del bronce, desarrollaron durante siglos en los Balcanes una mezcla de
la cultura de los inmigrantes indoeuropeos y los indígenas neolíticos.
Para el periodo comprendido entre finales del 2000 a. C. y el siglo VI a. C.,
nuestra principal fuente son las tumbas, de dolmen cubierto con un amasijo
de piedras o con un túmulo de tierra. Esta última forma siguió usándose
hasta época romana. Heródoto, que fue el primero en describir las
costumbres de los tracios, ha detallado el rito funerario, mencionando la
creencia en la vida ultraterrena, impropia de los griegos de la época clásica.
La civilización tracia evolucionó rápidamente debido a la expansión colonial
griega y al avance persa en el sureste europeo. Respecto a las colonias
helénicas del Mar Negro y de sus relaciones con los tracios, las más
importantes de la costa búlgara son las milesias de Apolonia (Sozopol) y
Odeso (Varna), y la megarense de Mesembria (Nesebar), todas fundadas en
el siglo VI a. C.
Contemporáneamente, el rey persa Darío I cruzó el Bósforo con un enorme
ejército y atravesó las tierras de los tracios para atacar por la espalda a los
escitas de la actual Ucrania.
Según Heródoto, en el siglo V a. C., la presencia tracia era tan amenazadora,
que los considera el segundo pueblo más numeroso y ramificado del mundo
conocido, detrás de los indios, y que solo por su individualismo tribal no
lograban unificarse en una gran potencia.
Razonamiento desmentido por la formación del reino de los odrisios, una
tribu de los montes Ródope orientales, surgida después de que los persas
derrotados abandonaran definitivamente Tracia. El reino odrisio tuvo una
larga vida (formalmente hasta la constitución de la provincia romana), pero
ya a finales del siglo V a. C. estaba dividido en dos partes y luego fue
reduciéndose cada vez más.
Entre los siglos VI adc y III a. C., la principal fuente arqueológica sobre los
tracios sigue siendo proporcionada por las tumbas:
Los túmulos: muchos eran una amplia construcción circular cubierta con falsa
cúpula. Con el mismo sistema estaba realizada la bóveda del corredor de
acceso, a veces precedido por un vestíbulo. Los bloques perfectamente
labrados y dispuestos denotan un gran progreso en la técnica constructiva.
Estas tumbas comenzaron a difundirse desde el área odrisia de los Ródope
orientales y la mayoría se remontan al siglo V a. C., cuando los odrisios
alcanzaron la cima de su poder. La forma y la técnica muraria de las tumbas
muestran evidentes afinidades con las tumbas de tholos micénicas, pero es
difícil que éstas hayan sido imitadas dada la diferencia cronológica con las
tracias.
Tracia, en el siglo IV a. C., se vio involucrada en la política expansionista de
los soberanos macedonios: Filipo II anexionó primero el reino limítrofe de los
tracios sapeos, luego el de los odrisios orientales y por último las ciudades
griegas de la costa.
Nacen como colonias macedonias las ciudades de Plovdiv (fundada con el
nombre de Filípopolis y a la que los tracios llamaron Pulpudeva) y de Stara
Zagora (Beroe) Otros colonos macedonios se establecen en los
asentamientos odrisios de Kabyle y Drongilon.
Tracia se convirtió en una provincia macedonia que Alejandro Magno amplió
llevando el confín al Danubio, aunque reconoció la autoridad local de los
reyes rendidos.
Tras la muerte de Alejandro, Tracia se disgregó entre las tendencias
separatistas de los diádocos y la resistencia de los distintos pueblos
sometidos.
El gobernador Lísimaco asumió el título de rey en el 305 a. C., pero
comprometido en los conflictos entre diádocos, no logró doblegar a los
tracios, con los cuales estuvo en continua lucha.
En el 278, tres años después de morir Lisímaco, los celtas se dirigieron hacia
los Balcanes y, tras la derrota de Delfos, giraron hacia Tracia, donde
fundaron el reino de Tule, de ubicación incierta, en el Maritsa o en los montes
Strandja. Aniquilan a la aristocracia indígena y su dominación dura hasta el
216 a. C.
En la primera mitad del siglo II, los emperadores Adriano y Trajano,
promovieron la urbanización, también para reactivar la economía de regiones
fértiles que las guerras dacias habían devastado.
Así en la Moesia Inferior, se fundaron las ciudades de Nicópolis en el Istro
(en recuerdo de la victoria sobre los dacios al sur del Danubio) y de
Marcianópolis (véase carpianos).
En la Moesia Singidinum, correspondiente al actual Belgrado, en la
confluencia del Danubio y del Sava, estuvo el castro romano de la legión IV
Flavia. Se han identificado tramos de las murallas rumanas bajo el muro este
de la ciudad alta.
Entre las regiones de Rumanía que se incluyeron en le Imperio romano, la
primera fue Dobruja, anexada en el siglo I a la provincia surdanubiana de
Moesia. Seguramente, Augusto había previsto la anexión, en su proyecto de
llevar el límite al Danubio. Sin embargo, no se realizó hasta mucho más tarde
como resultado de un proceso gradual. Una primera intervención fue
motivada por una gran migración de germanos bastarnos a la península
Balcánica, resistida con éxito en el 28-29.
En esta ocasión, las tribus getas de Dobruja, que se habían opuesto a las
acciones romanas sobre su territorio, fueron sometidas y asignadas al reino
odrisio de Tracia, reconstituido como estado vasallo. Esta medida temporal
permitió consolidar la situación de Panonia, mientras una zona
amortiguadora alejaba a las poblaciones tracias de más allá del Danubio y a
los nómadas sármatas dispersos en las estepas septentrionales del Ponto.
Las colonias griegas, formalmente independientes, entraron en la esfera de
la autoridad romana, pero la situación del bajo Danubio seguía tensa:
continuas correrías mantenían el reino odrisio y las ciudades de la costa en
un clima de terror, del que queda eco en los versos escritos por Ovidio
durante su exilio en Tomis.
Dominada la revuelta panónica del año 9, se pasó a la gradual consolidación
del poder romano en el bajo Danubio: después de una campaña conducida
por el general Elio Catón, 50.000 getas de la llanura de Valaquia fueron
trasladados al sur del Danubio y declarados súbditos del Imperio romano.
Las excavaciones en las fortalezas getas de Popeşki y de otras de la franja
ribereña septentrional han confirmado que las medidas radicales de Catón
despoblaron la zona por completo.
No obstante, sólo después de que fueron dominados los últimos focos de
resistencia en Moldavia, el reino odrisio fue suprimido y unido al imperio por
decisión de Claudio: con la zona sur de los Balcanes se constituyó la
provincia de Tracia, mientras que la del norte, comprendida Dobruja, fue
anexionada a la provincia de Moesia, ya creada por Tiberio en el año 15, en
el territorio de Serbia.
Más tarde, Moesia fue dividida en dos provincias por Trajano, la Moesia
Superior y la Moesia Inferior. Esta última se extendía desde el río Loms (en
Bulgaria) hasta el mar Negro.
La notoriedad de Tomis está vinculada al nombre de Ovidio, que allí pagó
con el exilio perpetuo la famosa imprudencia del carmen et error.
Al sur de los Balcanes se extendía Tracia, a la cual luego se unió el
Quersoneso tracio
Tras la retirada de los celtas, las regiones costeras fueron disputadas entre
los monarcas helenísticos, hasta que los acuerdos de Apamea (188 a. C.),
estipulados en la conclusión de la guerra entre Roma y Antíoco el Grande de
Siria, asignaron el Quersoneso tracio al reino filorromano de Pérgamo . Así
comenzó a introducirse Roma, que extendió su protectorado a las ciudades
griegas de la costa póntica.
En la primera mitad del siglo II a. C., se fundaron las ciudades de
Plotinópolis, Trajanópolis y otras. Centros prexistentes, como Serdica (la
actual Sofía y Filípolis, son fundados de nuevo.
En el 133 a. C., el reino de Pérgamo pasa por testamento a los romanos y
luego es anexionado el Quersoneso tracio, respetando la autonomía de las
colonias.
Quedaron independientes las regiones del interior, donde sobrevivía el reino
odrisio, más tarde reforzado como protectorado romano, para alejar la
amenaza de las incursiones de getas, bastarnos y otras poblaciones de más
allá del Danubio.
El reino autónomo odrisio fue suprimido en los años 44-46, por el emperador
Claudio, y en su lugar fueron instituidas las provincias de Moesia y Tracia,
esta última con el Quersoneso, anteriormente unido a Macedonia. La capital
de Tracia fue Perinto, en la Turquía europea.
Es preciso citar a la ciudad de Scupi, 5 km al noroeste de la actual Skopie.
Antigua ciudad de los dárdanos sobre el río Vardar (antiguo Axio), fue
ocupada desde el siglo II a. C. por los romanos. Se convirtió en colonia con
el nombre de Colonia Flavia Aelia Scupi, con Adriano.
Los tracios de Dacia formaron un poderoso reino, en el siglo I a. C., bajo el
rey Berebistas.
Tracia (en búlgaro Тракия, Trakija; en griego Θράκη, Thráki; en turco Trakya)
es una región del sureste de Europa, en la península de los Balcanes, al
norte del mar Egeo, enclavada en Bulgaria, Grecia y la Turquía europea.
En su época, esta región histórica se extendía desde Macedonia hasta el
mar Negro y desde el mar Egeo hasta el río Danubio. Ocupa la punta del
sureste de la península balcánica y comprende el nordeste de Grecia, el sur
de Bulgaria y la zona europea de Turquía. Sus límites han variado en
diferentes períodos. Las montañas Ródope separan la Tracia griega de la
búlgara y el río Evros separa la Tracia turca de la griega, denominadas en
ocasiones «Tracia occidental» y «Tracia oriental», respectivamente.
Las ciudades principales de la zona son Estambul (antes Constantinopla),
Kallipolis, Edirne (antes Adrianópolis) y Tekirdag, todas ellas en Turquía. En
la zona griega se distinguen Komotini, Xánthi y Alejandrópolis como las
ciudades más grandes. En el área búlgara destacan urbes como Plovdiv,
Burgas y Stara Zagora. La región de Tracia es esencialmente agrícola, y en
ella se producen tabaco, arroz, trigo, algodón, seda, aceite de oliva y frutas.
Fue el escenario de uno de los doce trabajos de Hércules, el de las yeguas
de Diomedes, en el cual Hércules debía traerle a su primo Euristeo las
yeguas carnívoras del rey Diomedes.
Un rey mítico de Tracia, Tereo, es el arquetipo del violador y el marido cruel
en una leyenda popularizada, sobre todo, a través de la versión presentada
por Ovidio en Las metamorfosis. Tereo desencadenó la furia y venganza de
su esposa Procne, tras violar a su hermana Filomela (o Filomena). Los reyes
aseguraban que descendían de Hermes, y el culto a Orfeo era muy
importante. Introdujeron en la corriente cultural helena una de las ideas más
relevantes de la historia: la que decía que los humanos tenemos alma, y que
ésta es eterna, como algo aparte del cuerpo, y les despertó anhelos de
inmortalidad. Por eso fueron tan ostentosos en los entierros, mausoleos y
tesoros que acompañaban al difunto.
los tracios aportaron parte del culto mistérico griego y romano como el culto
de apolo, dionisio.
En el territorio de las actuales Bulgaria y Valaquia, se desarrolló a partir del
4000 a.C. la cultura arqueológica de Karanovo-Gumelnitsa, en la cual se
aprecia un cierto urbanismo con el diseño y construcción de redes de calles y
estructuras defensivas. La vivienda seguía en la tradición danubiana de
casas hechas con postes y arcilla, tejados a doble vertiente y ventanas
redondas, albergando en ocasiones talleres domésticos de herramientas,
bisutería y tejidos. Las industrias del sílex, cerámica y cobre aparecen muy
desarrolladas, lo que denotaría una fuerte especialización tanto artesanal
como minera que, a su vez, requeriría de una clara jerarquización social.
Ésta se evidencia en necrópolis como la de Varna, en cuyas tumbas
encontramos grandes diferencias entre los ajuares, que evidencian
caracteres hereditarios y denotan la existencia de una élite principesca. Por
lo general las inhumaciones mantenían el rito tradicional (en posición fetal),
aunque aparecen algunos cadáveres en posición estirada, así como
cenotafios (tumbas simbólicas sin cuerpo pero con ajuar). La religión aparece
reflejada a través de ciertos edificios considerados templos, que albergan en
su interior altares decorados en rojo sobre blanco con motivos solares y
espirales. Se supone que sería una religión solar, asociada al culto de la
Diosa madre, cuyos ídolos (muy esquematizados) aparecen en abundancia.
También se encuentran figurillas votivas con rasgos individuales, tanto
femeninas como masculinas y de parejas. La cerámica es como la de la
última fase de Boian, pintada al grafito, apareciendo después nuevas formas
como copas de borde grueso sin decorar, recipientes finos de dos asas y los
“askoi”.
Hay numerosos mitos que involucran a la civilización tracia, como ocurre con
otras culturas de la antigüedad. Probablemente a muchos les sorprenderá
que el más destacado mito sea el de Orfeo, poeta de origen tracio,
protagonista de diversas historias que después se incorporaron al panteón
griego. Dioses como Bóreas o Ares también proceden de la religión tracia. Se
dice que fue asesinado por mujeres tracias. La lectura de los hallazgos
arqueológicos indica que creían en la inmortalidad del alma y la vida de
ultratumba, de forma similar a los egipcios. Por ello, los difuntos se
acompañaban de ricos ajuares, que tenían que servirlos para la nueva vida
que llevarían a partir de aquel momento.
Homero, en la Ilíada y la Odisea, menciona a los tracios como los aliados de
Príamo en la guerra de Troya (1200 a.C). Hesíodo, en sus crónicas del siglo
V a.C, los describe como “el pueblo más numeroso del mundo después de
los hindúes”, y también como “salvajes guerreros sedientos de sangre”.
Estas fuentes, entre otras, han motivado a diversos historiadores y
arqueólogos a buscar evidencias que confirmasen aquello que en la
antigüedad se decía de los tracios. Pero su relevancia y el creciente interés
por su cultura no provienen del hecho de ser mencionados en los textos
antiguos, sino de los grandes hallazgos que se han realizado en Bulgaria en
los últimos años.
El mito y el culto mistérico de Sabacio hunden sus raíces en Tracia y en el
subsuelo telúrico. Lo comprueba su condición de dios de la vegetación así
como el empleo de tierra, salvado, serpiente en el rito iniciático, residuos y
síntomas de una prehistoria religiosa de tipo agrario. Heródoto sabía que el
culto a Dioniso llegó más tarde a los griegos que el resto, pues comenta: “así
es, la historia griega cuenta que tan pronto nació Dioniso, Zeus lo llevó a
Nisa en Etiopía allende Egipto, y como con Pan, los griegos no saben qué
fue de él tras su nacimiento.
Apolodoro parece seguir a Ferécides, quien cuenta cómo el infante Dioniso,
dios de la parra, fue criado por las ninfas de la lluvia, las Híades, en Nisa. Sin
embargo, el nombre que los hititas anatolios se daban a sí mismos en su
propia lengua (nesili) era Nesi. La influencia hitita en la cultura griega antigua
casi nunca es apreciada.
El culto helénico a Dionisios, caracterizado por sus aspectos mistéricos y de
magia sexual, enlaza en sus primeros momentos con los ritos que los
antiguos tracios consagraban a una divinidad a la que llamaban Sabazios,
que sería la responsable del renacer de la primavera y de la fertilidad de las
cosechas. Se trataba de unos ritos que hundían sus raíces en los tiempos
neolíticos y a través de ellos los hombres rendían culto al continuo renacer
de la vida. Se piensa que los rituales mistéricos de Dionisios, que en tiempos
más recientes seria asimilado al Baco romano, existieron mucho antes de
que esta divinidad descubriera a los hombres los benéficos efectos que el
vino habría de producir en sus espíritus.
Sabemos, en efecto, que en sus primeros momentos el papel que
desempeñaban las seguidoras de Dionisios, las denominadas ménades o
bacantes, sobresalía tanto en los propios cultos como en los misterios que en
ellos se encerraban. Las ménades coronaban su cabeza con ramas y hojas
de hiedra, que también masticaban, de modo que según Plutarco ese era el
motivo de que pasaran a ser guiadas por espíritus que provocaban que sus
cuerpos entraran en éxtasis.
La hiedra, que adornaba el extremo de los tirsos, el largo bastón de madera
que portaban las ménades, singularizaba los cultos dionisíacos en aquellos
primeros momentos en que los hombres todavía no conocían el vino.
Dionisios en su juventud hizo diversos viajes en los que habría conocido
algunos de los ritos mistéricos que los hombres practicaban en lugares como
Asia Menor, Egipto y Oriente. En esos viajes entró en contacto con los
ancestrales misterios de Cibeles, la Gran Madre de los dioses, que también
era considerada una divinidad del renacer y a la que se rendían cultos
circunstancias contribuyeron, en suma, a configurar a Dionisios como
divinidad que prometía la inmortalidad a sus iniciados. De un lado, el propio
ejemplo que ofrecía su vida, asesinado por los Titanes y luego vuelto a nacer,
y de otro los secretos conocimientos a los que habría tenido acceso en su
viaje a los parajes del Hades.
racias a la experiencia iniciática y a los conocimientos a los que se accedía el
hombre tomaba conciencia de que tras su muerte le esperaba una existencia
feliz en el más allá, llegando a comprender que su alma participaba de la
naturaleza divina. Una inscripción funeraria del siglo II d.C., de clara
inspiración órfica, nos confirma esas expectativas del difunto iniciado en los
misterios: “A Eliano, hombre bueno y prudente, dedicó esta tumba su padre
tributando honras fúnebres a su cuerpo mortal. Pero su corazón inmortal se
alzó hasta la morada de los dichosos, pues el alma vive siempre, la que
procura la vida y de los dioses desciende. Contén, pues, padre, tus lamentos;
contén, madre, a mis hermanos. El cuerpo es túnica del alma, Así que venera
al dios que hay en mí”.
cuando el culto de la magia sexual en Europa se degrado de transformo en
oscuridad y promiscuidad si los misterios divinos no se buscan,viven y
conservan en inocencia ,ternura y santidad no divinizan al practicante.
Las 12 claves de la Filosofía de Basilio Valentin
PRIMERA CLAVE: “Que la esposa púdica sea unida a su esposo. La corona
del rey hecha de un metal flavo. Libra a continuación el rey al hambre de un
lobo vivaz. Haz esto tres veces y consume al lobo por un fuego muy violento.
El rey saldrá con ello puro de mancha y de su propia sangre te podrá
renovar”.
El lobo representa al yo, que al ser desintegrado por medio del fuego
(transmutación) es fortalecido el rey, nuestro ser. Aristóteles dice en “Luz de
las Luces”, que el Mercurio debe ser cocido en un triple recipiente de vidrio
muy duro”. Refiriéndose a las gónadas, las cuales contienen el mercurio.
Este es nuestro sagrado magisterio del Fuego. Trituración entendemos aquí
por Magia Sexual, y fuerza de voluntad. Es claro que hay que solidificar tres
veces porque nosotros somos un trío de cuerpo. Alma y Espíritu.
SEGUNDA CLAVE: “Dejadas sus vestiduras, que el Sol con Diana sean
desnudos uno con otro, para el himeneo deseado, que dos luchadores se
haga el precioso baño de la esposa, para que ella lave en el su cuerpo en
atención al esposo, los combatientes combatieren, y cuando su ardor marcial
haya cesado, tendrán un bello trofeo de su lucha”
Entre las dos columnas (individuos) se halla el gran arcano. En cada
caduceo hay dos serpientes, la manifestación dual de la unidad, la unidad al
desdoblarse da origen a la femineidad receptora y productora en toda la
naturaleza.
Basilio explica: “Por otro lado, en este designio, ningún triunfo puede ser
alcanzado si el rey no hubiere adjuntado a su agua su naturaleza enérgica y
su fuerza y le haya abandonado la llave de su propio color a tal punto que
sea destruido por ella y se vuelva invisible, por este cambio el debe volver a
su forma invisible, no obstante con disminución de su esencia natural y
perfeccionamiento de su cuerpo.”… “Esta es la rosa de nuestros maestros,
de color púrpura, la sangre roja del dragón descrito por muchos artistas.”
Se refiere a abandonar la falsa personalidad, pensamientos y todo aquello
que la reviste para trabajar con pureza, los dos luchadores, idá y pingalá se
enfrentan para magnetizarse sabiamente en el ascenso de las fuerzas
engendradoras.
TERCERA CLAVE: “Proveniente de la roca, que el dragón helado sea unido
al águila: Uno quemará sus plumas, el otro fundirá sus nieves. Preserva bien
tu azufre con la sal celeste para que el gallo devore al zorro malicioso. El
pájaro ahogado en la onda retornará vida al fuego, y a su vez, morirá bajo los
colmillos del zorro”.
En el centro un dragón, con la cola retorcida. Arriba una zorra come un ave.
Y sobre ella, un gallo le pica el cuello, quien quiera hacer subir por el canal
medular el alma del mundo debe trabajar con el azufre (fuego), con el
mercurio (Agua) y con la sal (Tierra filosófica)
En Le Dernier Testament, pág. 219 dice: “Tercera clave: toma entonces una
buena parte de espíritu de nitro y tres partes de espíritu de sal común, echa
estos dos espíritus juntos en una cucúrbita un poco caliente, sobre el polvo
de oro descrito arriba, , después ponle un capitel y el rematero bien sellados
como debe ser, después, teniendo mecido y agitado diversas veces tu oro,
como anteriormente fue hecho en la arena, y repitiendo la destilación cuanto
más mejor, tu verás que el oro se vuelve, poco a poco, más volátil y que
finalmente destilará y ascenderá hacia arriba. Porque, por solo una repetición
y destilación de tu oro, la solidez y fijeza de su cuerpo se desliga y divide en
todos sus miembros, los cuales son de este modo desechos uno con el otro y
restituidos, tan abiertos que el oro así atenuado, deja enseguida ir su alma a
un juez particular.
Pero observa que, después de que este trabajo esté terminado, es necesario
que separes, con cuidado constante tu oro, el cual destiló todos los puntos
salinos, por destilación al baño maría, lo más suavemente que te sea posible,
a fin de que no destile nada del color del oro, y que no tenga más pérdida.
Después, con prudencia y juicio toma tu oro, o los cristales de oro donde
separaste el agua y ponlos en una escudilla de barro propia para reverbar,
ponla en el fuego y dale, primeramente un fuego lento, y moderado durante
un hora, hasta que todo lo que hay de corrosivo sea separado
completamente, y entonces tendrás un polvo de oro de un bello color
escarlata, tan sutil y bello que es hermoso a la vista.
Pon en un matraz limpio este polvo de oro y échale encímale espíritu
reciente de la sal común, el cual, anteriormente, haya sido reducido
suavemente, siguiendo el orden en el cual, te he instruido en mis toques de
mano. Cierra el matraz y ponlo en calor moderado, porque así el espíritu
adulzado de sal no puede ya disolver y romper el polvo de oro como había
hecho antes, tanto más que su corrosividad y acritud le fue reducida por el
espíritu de vino que le dio esa gran dulzura.
La sustancia semi-sólida, semi-líquida, tiene un Mercurio puro, claro, blanco
y rojo, y un azufre semejante. Además posee esa sustancia dos clases de
sal: una fija y una volátil. Esta materia prima de la Gran Obra, es el Semen
de nuestras glándulas sexuales.
Con nuestra ciencia y mediante el FUEGO, transformamos esta maravillosa
sustancia, para que al final de la obra, sea millones de veces más perfecta.
Deja el matraz en este calor no violento, hasta que el espíritu de la sal sea
teñido de color de un soberano grado, bello, transparente y bermejo como
rubíes. Retira dulcemente, por inclinación el espíritu teñido y ponlo otra vez
sobre tu oro tantas veces que el espíritu necesite para no teñirse más.
Después, pon en un alambique todo el espíritu teñido y separa toda la
humedad al baño maría con calor moderado y en el fondo del alambique se
te volverá el azufre del oro un polvo bello, delicado y sutil, de gran mérito y
valor, que es una materia con la cual se puede, por medio de un rápido y
corto procedimiento, teñir la plata en u más alta perfección”.
Aquí enseña primero a purificar el oro con el antimonio, segundo, preparar el
agua regia para el baño del rey sin faltar la disolución, y tercero, la extracción
del azufre alquímico del oro.
“Pero yo exhorto a discípulos míos, ya que la naturaleza les ha dejado un
camino más corto, a guardarlo y seguirlo ahora. Recelando de que ellos no
se precipiten en una extrema pobreza si se divierten a extraer el mercurio del
oro, cuando el habría sido reducido en la destrucción y ruina de sí mismo lo
que no fue practicado por los antiguos, ya que esto es contranatural.»
Pero observa, sobretodo, que este espíritu mineral se encuentra en otros
metales, aunque todavía, se encuentre paralelamente e incomparablemente
siendo mas eficaz en el espíritu de un cierto mineral, donde puede ser
extraído y preparado con mucho menos trabajo y despilfarro…”
«Y, por lo tanto, el astro del oro no se encuentra solamente en el oro, de
manera que solamente por la adición del espíritu de mercurio y del azufre
áureo, la piedra filosofal pueda ser hecha…»
La sal disuelve y coagula todas las cosas. La tierra es de la naturaleza de la
sal, y por ello se disuelve en el agua, y se coagula en el agua. Los
continentes salen de las aguas saladas de la mar, y vuelven al mar. Nuestra
tierra filosófica, es decir, nuestro cuerpo humano, debe reducirse a las sales
seminales, para elaborar con esas sales el Niño de Oro de la Alquimia
Sexual. La sal se halla en la orina y en el sudor.
El azufre es un principio grasoso y aceitoso que une a la sal y al mercurio
indisolublemente. El azufre tiene parte de la solidez de la sal, y parte de la
volatilidad del mercurio. El azufre abunda en las grasas y en las axilas
El mercurio es un licor espiritual aéreo y raro, es el águila volante de la
Filosofía, es nuestro Caos. El Mercurio se encuentra en la sangre, Médula,
humor acuoso, hueso, músculo, etc. Raymundo Lulio, dice: —“¡OH hijos
míos! Aprended a serviros de esa materia venerable, porque os lo advierto,
bajo la fe del juramento, que si no sacáis el mercurio de esos dos metales,
trabajaréis como ciegos en la oscuridad y en la duda”.
«Para que ahora cumpla lo que falta de mi promesa y cuente mas de lo que
ha sido dicho y se contiene en mis doce claves, debes saber que ninguno
filósofo está enteramente obligado a trabajar con el metal del oro…»
«Ahora, en este momento, es necesario que aprendas que tal alma o azufre
áureo, tal sal y espíritu se encuentra mas fuerte y virtuoso en Marte y Venus
y, así como, en el vitriolo, como también Marte y Venus se pueden reconducir
como por retrogradación en vitriolo muy virtuoso y eficaz, en dicho vitriolo
metálico se encuentran ahora bajo un cielo los tres principios, a saber el
mercurio, el azufre y la sal y, de cada uno de ellos se puede particularmente
sacar y obtener con poco trabajo y tiempo, como podrás comprender. Ya te
he referido en el presente una sucinta explicación de un vitriolo mineral que
se encuentra en la Hungría, bellísimo y de alto grado.»
CUARTA CLAVE: “Toda carne aquí abajo, proviene de la tierra, al
cabo de poco tiempo retornará a cenizas; la sal saldrá de allí, por medio de la
cual reaparecerá al día la carne así disuelta, tú que de esta manera quieres
ver las formas pasadas, entrega a la sal a la vez el azufre y el mercurio”.
Es en el crisol donde la materia prima de la Gran Obra sufre con infinita
paciencia la pasión del señor. En el erótico crisol de la alquimia sexual muere
el ego y renace el “Ave Fénix” de entre sus propias cenizas: INRI, “In Necis
Renaceré Integer” (En la muerte renace intacto y puro)
Los principios de todos los metales son: la Sal, el Mercurio y el Azufre. Cada
uno por sí solo no podría dar origen a los diversos metales, pero unidos
crean, así la piedra filosofal contiene inevitablemente estos tres principios.
El fuego es el Azufre; el Mercurio es el Espíritu; la Sal es la maestría de la
Alquimia, el amor.
De las doce claves, sólo tres fueron explicadas por Basilio, quien abandona
la descripción de las restantes claves ya que, según su entender, era un
trabajo contranatural porque esta vía puede ser hecha con ventaja por medio
del vitriolo en donde él describe en lenguaje claro el respectivo modus
operandi.
Rogerio Bacon afirma: “Naturaleza contiene a Naturaleza, Naturaleza se
alegra con Naturaleza, Naturaleza domina a Naturaleza y se transforma en
las demás Naturalezas”.
QUINTA CLAVE: “La tierra por ella misma no produce nada, es el espíritu
quien abastece y sostiene la vida. Toma su origen de los astros luminosos.
De allí todos los metales extraen sus cualidades. La piedra Hercúlea se une
con amor al hierro, así nuestro león ama a nuestro mercurio”.
El león representa al hierofante, la ley, el rigor, el signo de la omnipotencia
divina; quien ama a aquellos que trabajan con el mercurio y desarrollan sus
virtudes.
Los metales representan los cuerpos del ser humano, el primero que
transmutamos en oro es el cuerpo de la Conciencia.
El segundo metal que hay que transmutar es el cuerpo Etérico. Los cuatro
cuerpos del pecado son remplazados por cuatro cuerpos celestiales, que
sirven de templo al Espíritu Triuno e inmortal. En este trabajo de alquimia, las
substancias espirituales se vuelven corpóreas, y las substancias corpóreas
se vuelven espirituales.
El Génesis es un tratado de Alquimia Sexual. , fecundamos nuestro Caos con
el Fuego Sagrado del Kundalini, cuyo resultado es una serie de
transmutaciones tátwicas dentro de nuestro propio laboratorio orgánico,
hasta realizar el Rey Sol, el Maestro de transmutaciones metálicas, dentro de
las profundidades vivas de nuestra conciencia interior.
Así pues, todos los metales de la Tierra pueden ser descompuestos en el
Mercurio, porque el mercurio es la materia prima de todos los metales. Este
Mercurio es el Semen espermático, en el cual pueden descomponerse todos
los metales, porque ese es el elemento de donde salen todas las cosas.
SEXTA CLAVE: “Hembra y macho unidos hacen germinar la semilla. Que
entonces neptuno prepare los baños requeridos, después de que el macho
devore su nevoso cisne a fin de que dos pierdan y recobren su vida, cuatro
vientos soplarán y el rey, por el fuego, se unirá lleno de amor a su esposa
querida”.
La Magia Sexual solo se puede realizar entre esposo y esposa, en hogares
legítimamente constituidos. Marido y mujer forman una polaridad completa
positivo - negativa. Pero cuando el hombre entra a otra mujer, o la mujer
entra a otro varón para practicar Magia-Sexual, se forma una doble polaridad
que resulta absolutamente negativa.
La doble polaridad no tiene poder para transmutar la energía sexual. La
doble polaridad no puede fecundar el Mercurio de la filosofía secreta, con los
fuegos solares. La doble polaridad no puede despertar el Kundalini.
Esta clave representa encantamiento, equilibrio, unión amorosa de hombre y
mujer. Lucha terrible entre el amor y el deseo. Es enlazamiento. Representa
la lucha entre el espíritu y la bestia animal.
Antes de poder transmutar los metales, hay que reducirlos primero a su
materia prima. Así también, antes de que el hombre pueda redimirse de sus
pecados y entrar en el reino de los cielos, hay que primero reducirlos a su
materia prima, para luego transmutarlo en el hombre celestial de que nos
habla San Pablo. Es como tener una estatua que para darle una forma
completamente nueva, debe primero reducirse a su materia prima
descomponiéndola en los mismos elementos de que está compuesta. Y
posteriormente se le puede dar la forma anhelada. "Cambia las Naturalezas y
hallarás lo que buscas". Si queremos sublimar nuestras bajas pasiones,
debemos primero ser castos para reducir todos nuestros metales a su
materia original.
SÉPTIMA CLAVE: “Primavera, verano, otoño, agua, sal de los sabios,
componen nuestro caos a calentar al sol. Sin embargo de los astros, no has
puesto pesos justos, ninguna propicia brisa cumplirá tus deseos. Del firme
sello de Hermes, cierra el vidrio, por temor a que tu materia no sea presa del
errante viento”
El trabajo interno debe realizarse de acuerdo a la ley y no caprichosamente y
debe permanecer alerta desde el principio hasta el final, de la primavera al
invierno, en épocas de progreso y de crisis. El Padre que está en secreto es
inmortal, omnisciente, pero sin autorrealización, no puede dominar el físico,
ni tiene soberanía sobre los elementos, en cambio una mónada
autorrealizada es poderosa, por eso en el libro de los muertos egipcio el
devoto se dirige a Horus diciendo: “Yo te fortifico tus piernas y tus brazos”. A
su vez el devoto le pide que fortifique sus tres cerebros (Intelectual,
emocional, motor).
OCTAVA CLAVE: “Para pudrirse las semillas a la tierra se confían. Nuestros
cuerpos son puestos en la tumba, más para volver a salir. Así, todos los
elementos se encuentran en cada uno, si puedes, como conviene, de uno
extraer los otros”
Está relacionado con el arcano 8 del tarot, que se refiere a los procesos de
la vida y de la muerte en la piedra filosofal, cincelada con el martillo de la
inteligencia y el cincel de la voluntad. La octava llave es una alegoría
alquímica, clara y perfecta de los procesos de la muerte y resurrección que
se suceden inevitablemente en la preparación esotérica de la piedra filosofal
que está entre las columnas Jachin y Boaz.
Para elaborar el Elixir Rojo y el Elixir Blanco, necesitamos inevitablemente de
una sustancia donde la Sal, el Azufre y el Mercurio se hallen totalmente
puros y perfectos, porque la impureza y la imperfección de los compuestos
se vuelve a encontrar en el compuesto, por eso es necesaria la putrefacción,
la muerte de los elementos indeseables de nuestra psiquis.
Empero, como a los metales no se les puede agregar sino substancias
extraídas de ellos mismos, es lógico que ninguna sustancia extraña pueda
servirnos, por lo tanto dentro de nosotros mismos tiene que encontrarse la
materia prima de la Gran Obra. Nosotros perfeccionamos ésa sustancia
según arte y es el Fuego Sagrado de nuestro laboratorio orgánico.
NOVENA CLAVE: “Haz que de un triple corazón crezcan tres serpientes
vivas, después enciérralas juntas en un vaso de cristal. Venus hace admirar
la graciosa cola del pavo, y alegra tus ojos como un cisne blanco como la
nieve. Favorito de Saturno, un cuervo negro seguirá, y después del ala del
águila presentará sus plumas”.
El descenso a la novena esfera era en los templos antiguos la
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Soteriología Alquímica Rosacruz Develado por VM Principe Gurdjieff

  • 1. Soteriología Alquímica Rosacruz Develado por el VM Príncipe Gurdjieff Monarca de la Era de Acuario
  • 2. Proemio Aforismos Basilianos - Cánones Herméticos I Hermes Trismegisto ha merecido ser llamado Padre de los Filósofos por haber buscado los tres reinos mineral, vegetal y animal y la triple subsistencia de aquellos en una esencia creada, y en ella ha reconocido toda la fuerza y virtud de la naturaleza vegetable, animal y mineral. II En la naturaleza del mercurio, volante como la nieve, blanco y coagulado, se encuentra una virtud vegetante que no es común: dicho mercurio es un cierto espíritu tanto del gran como del pequeño mundo. Y es de este mercurio que depende y proviene el movimiento y flujo de la naturaleza humana, según el Alma razonable. III En cuanto a la virtud animante, no es otra cosa que un medio entre el Espíritu y el cuerpo, dado que esta virtud, al ser como la liga del mundo, es el vínculo entre aquellos dos, cuyo vínculo consiste en el sulfuro que es a modo de un aceite rojo transparente como el sol del gran mundo y como el corazón del hombre en el pequeño mundo. IV En fin, la mineralidad está dotada como de un cuerpo que es parecido a la sal: este cuerpo es de una virtud y de una olor admirable; y cuando la sal será separada de las inmundicias de la tierra, no será distinto del mercurio más que por la espesura y consistencia del cuerpo. V Estas tres subsistencias consi-deradas en una esencia creada, constituyen y establecen el limbo del Gran y pequeño mundo, de cuyo limbo el primer hombre ha sido formado cuando fue hecho del polvo de la tierra: al cual llega el Alma razonable microcósmica inmortal, inspirada inmediatamente de Dios la cual, a modo de una Reina, es la causa motriz y directriz de todas las funciones que están en el hombre. VI Por lo demás, al igual que la virtud de nuestro cuerpo y también de nuestra vida es completa por los cuatro elementos y por el ensamblaje o coagulación del polvo de la tierra, si el espíritu mercurial, como húmedo radical, y el alma sulfurosa, como calor natural, conspiran y se ensamblan amigablemente en
  • 3. uno, con la consistencia y espesura de la sal, que preserva de toda podredumbre, del mismo modo es necesario que el Alma inmortal sea separada del cuerpo que ha sido formado del ensamblaje del polvo de la tierra. Si ocurre algún defecto en uno de los tres principios o en varios de ellos entonces de ello se sigue la muerte de todos ellos, pero si el defecto no se halla más que en una parte de cualquier principio entonces será causada la enfermedad, como se puede ver sobretodo en la anatomía de los siete miembros principales. VII Nada hay que pueda mejor remediar el triple defecto de esos principios que la masa de ese limbo del que el hombre ha sido hecho, masa que ha sido ensamblada por los tres principios en una sustancia, que puede aumentar, conservar y mantener todas las fuerzas y virtudes de la naturaleza, con tal de que haya sido debidamente convertida y conducida en un cuerpo astral fijo. VIII De donde puede reconocerse que el bálsamo del sujeto hermético tiene una estrecha armonía y conveniencia con el cuerpo humano. Esto es lo que ha hecho aseverar, con pleno derecho, a ese príncipe de los físicos alemán, Felipe de Hohenheim, Paracelso, en el libro de la piedra física, intitulado Manual: que el microcosmos que está situado en el limbo y formado del polvo de la tierra, puede ser conducido y conservado en salud por su medicina como por su semejante, no por opinión, sino verdadera y propiamente, En verdad, puede decirse la misma cosa de nuestra medicina. IX Primeramente hemos de considerar esas cosas, tanto más por cuanto la medicina vulgar es feble y débil para conservar y mantener radicalmente los tres principios del microcosmos y la armonía de aquellos, pues no es sino por accidente que ella parece (operar) sobre esos tres principios, dado que está casi por completo ocupada en los cuatro humores. X Pero la medicina mineral química extraída de los minerales y metal es raramente es preparada y administrada como se debe. Por ello Paracelso, en el mismo libro, prefiere su medicina a cualquier otra: sin embargo no niega que haya grandes secretos en las otras cosas minerales, pero dice que la operación es larga y laboriosa, y que su uso no puede ser fácil ni debidamente puesto en práctica, principalmente por los ignorantes, que se sirven de esas medicinas causando más mal que bien. XI Por lo tanto, busquemos el limbo de nuestro Microcosmos, en cuyo microcosmos está situado ese limbo, busquemos, digo, ese globo viscoso de
  • 4. la tierra, compuesto de mercurio, de sal y de azufre, el cual, según Geber, puede ser elegantemente llamado humedad viscosa de la humedad, porque proviene de una cierta sustancia húmeda. XII Pues así como el mundo, aunque haya sido creado de la nada, debe sin embargo su origen al Agua, sobre la cual el espíritu del Señor era llevado, y de la cual provienen todas las cosas, tanto las celestes como las terrestres, igualmente, ese limbo procede de una agua que no es vulgar, y que no es ni el rocío celeste, ni un aire condensado en las cavernas de las tierra o en un recipiente, ni un agua proveniente del abismo de la mar o sacada de las fuentes, pozos o ríos, sino que es un agua que toma su fuente de una cierta agua que ha padecido y sufrido y que está ante los ojos de todo el mundo y sin embargo es conocida por poca gente. Esta agua posee en si misma todas las cosas que le son necesarias para el cumplimiento de toda la obra (en ella estando todo su exterior). XIII Esta naturaleza es mediadora entre el gran y el pequeño mundo; se encuentra por todas partes, está en casa del pobre como del rico, tal como nos aseguran todos los filósofos: Se la arroja a las calles donde se la holla con los pies aunque sea el origen y la fuente de tantas operaciones maravillosas, por lo cual nos conviene restablecer esos tres principios del cuerpo. XIV Cuando esta materia está resuelta en su propia agua (pues toda generación viene del agua) ha de ser circulada por los cuatro elementos, hasta que llegue a ser una naturaleza astral fija, en el huevo filosófico, llamado así por el calor de la gallina que incuba incesantemente sus huevos, pues de otro modo todas esperanza de generación perecería. XV Así el pequeño pájaro animal de Hermes, al se encerrado en su calabozo, que es el horno, ha de ser excitado por el calor de nuestro fuego vaporoso, continuado por grados hasta que sea extraído de si mismo y sea capaz, por su alumbramiento, de curar a cada uno. XVI Así como en la preparación de los tres principios de esta agua que ha sufrido, nada añadimos nosotros a su materia sustancial, nada quitamos a las tres propie-dades que subsisten en aquella agua: pero solamente rechazamos en su preparación las superfluidades, es decir, las heterogeneidades o la tierra muerta y el agua insípida. Igualmente, comenzamos nuestra obra hermética con la conjunción de los tres principios
  • 5. preparados según una cierta proporción que consiste en el peso del cuerpo, que ha de igualar al espíritu y al alma casi en su mitad. XVII Después, gobernamos el todo con una continua fomentación a fin de que la naturaleza, agente interior, no retarde su acción, ni sufra ningún exceso. Haz, por tanto, un suave fuego al comienzo, que sea, primeramente, casi de cuatro gotas o hilillos, hasta que la materia ennegrezca: después le añadís, de tal manera que sea casi de catorce hilillos, mientras la materia se lava y el Iris que aparece concluya en color gris: luego, ponedla a casi veinticuatro hilillos hasta una perfecta blancura, superior a la de la nieve, fija y fluida, que es la luna del microcosmos. XVIII Si deseáis alcanzar la perfecta rojez continuareis el fuego durante setenta días. hasta que la piedra sea transformada en un rubí transparente, denso y pesado, que es verdaderamente, el sol del micro-cosmos, que podréis aumentar del mismo modo que habéis comenzado: un grano de aquel es igual en poder a seis mil granos y por tanto se ha de administrar en muy pequeñas dosis. El Carro Triunfal del Antimonio Basilio Valentín Monje Benedictino PREFACIO Yo, hermano Basilio Valentín, monje profeso de la orden de San Benito, te propongo desde el principio amigo lector, una breve advertencia concerniente a lo que debe conocer previamente el espagirista que busque con escrúpulos el verdadero Arte. Así el espagirista que desee poseer de manera muy segura este Arte hermético, considere esto con mucha profundidad y una muy alta inteligencia. En efecto, si lo que voy a exponerle fuera menospreciado, obraría muy ciertamente en vano, porque estas cosas deben ser observadas como sigue. Antes de entrar más profundamente en la materia contenida en este libro, he encontrado necesario advertir al lector, de os puntos principales que un verdadero espagirista temeroso de Dios, debe observar exactamente y sobre los cuales debe establecer el fundamento de su Arte, a fin de que el edificio no se agite por la furia de las tempestades. Porque yo, puesto que soy
  • 6. monje, tengo eso por altamente necesario -y por otra parte eso continuará siendo sin duda por largo tiempo muy necesario- a fin de que cuando yo y tú, ya sea Heinz o Sunz, Hansel o Hans, seamos suprimidos de la vista de los hombres dejemos una memoria honorable en honor de Dios, para que Su Majestad divina sea alabada y que por una preparación adecuada nos preparemos para el viaje. Pero el estado de mi orden requiere un espíritu del todo diferente al de otras personas seculares. En esta consideración he encontrado cinco cosas principales que todos los verdaderos filósofos y amantes de las ciencias deben observar. -La primera es la invocación de la esencia divina. -La segunda es la contemplación de la esencia de las cosas. -La tercera es la verdadera y sincera preparación de la esencia. -La cuarta es el método de servirse de ella. -La quinta es la utilidad que proviene de ella. Es preciso que un verdadero químico y verdadero alquimista considere estos cinco puntos y los conozca perfectamente. Porque sin éstos no puede ser perfecto y no puede adquirir nunca la gloria de un verdadero espagírico. Discurramos en particular estas cosas para producir una obra en general perfecta y útil a todos. Primer Punto, Concerniente a la Invocación del Santo Nombre de Dios La invocación de dios se debe hacer por medio de una evocación celeste, de un corazón puro y de una conciencia no falseada, sin orgullo ni hipocresía, ni otros vicios tales como la soberbia, la arrogancia, las maneras mundanas, el lujo, la vanidad, la opresión del prójimo y otras tiranías y abusos de este género. Todos estos vicios deben ser extirpados del corazón y purificados, a fin de que si se quiere llegar al trono de la Gracia para la salud del cuerpo, después de haber separado el grano bueno de la cizaña, sea dispuesto un templo sagrado y decorado lo mejor posible. Porque os digo en verdad que dios no se deja engañar como imaginan los seudo sabios y eruditos de este siglo, sino que quiere ser invocado y reconocido como el creador de todas las cosas del mundo por un reconocimiento y una obediencia recíprocos. Lo que es justo y razonable, porque el hombre no tiene más que lo que ha querido darle por su bondad infinita. Le ha dado el cuerpo, la vida, el espíritu para obrar en este mundo y el alma muy noble. Y para la conservación de esto, nos ha dado por su gracia el verdadero y eterno Verbo divino, para alimento del alma espiritual y para su felicidad eterna. Ha dispuesto para el mantenimiento del cuerpo todo lo que le es necesario, el alimento, la bebida, los vestidos, los zapatos, todas las cuales dan al que le invoca con sinceridad, humildad y de lo más profundo de él mismo, el ancianísimo Padre que ha creado el cielo y la tierra, y todas las cosas visibles e invisibles, el firmamento, los elementos (los planetas) y todas las demás criaturas. Porque estoy seguro que ningún hombre impío y malvado podrá obtener la verdadera ciencia de la medicina y mucho menos gozará del pan celeste, verdad inmutable y dulce de la eternidad.
  • 7. Es por esto que siguiendo mi doctrina, es preciso primeramente que todos vuestros deseos y vuestras esperanzas estén fundados en la voluntad del Creador, que pidáis su bendición eterna, a fin de que vuestros principios los toméis del temor de Dios y que por su asistencia podáis llegar al fin de la sabiduría que deseáis, porque el temor a Dios es el comienzo de la sabiduría. Los que tienen deseo e intención de obtener esta gracia que es la más grande del mundo -conocer todos los bienes de las criaturas que la bondad divina ha dado para la utilidad del hombre, y las virtudes admirables que residen en las piedras, raíces, simientes, bestias, minerales, metales y otros semejantes-, es preciso que alejen de su espíritu todos los pensamientos mundanos, soporten pacientemente las adversidades aguardando con esperanza en dios, orando con humildad que les otorguen el fin de sus deseos, lo que hará infaliblemente y de lo cual ningún hombre puede dudar y o desesperar. Porque es el Dios de Israel, que ha librado a su pueblo de las manos del Faraón, que resuelve todo lo que se le consulta con rectitud y buena intención. De manera que la ciencia no se puede establecer de otro modo más que de la invocación y la asistencia divinas, lo cual no debe hacerse con mala intención o corazón engañoso, sino buen capitán de Cafarnaum, con una esperanza firme y una fe constante, y como la Canaana hizo la salud de su hija. Y esto debe hacer por amor cristiano, lo mismo que el Samaritano encontró al herido sobre el camino de Jericó y vertió aceite y vino sobre sus heridas y le pidió que cuidase él mismo. Y cuando se invoque la ayuda divina, es preciso tener el deseo de la caridad cristiana de comunicar después a su prójimo lo que espera obtener por sus plegarias. Y por este medio, tendrá todo lo que desea y un fin seguro de sus esperanzas, tanto en la salud como en las riquezas. Segundo Punto, Concerniente a la Contemplación de las Cosas Después de la invocación de Dios, sigue la contemplación de todas las cosas. Es decir, que es preciso considerar desde el comienzo todas las circunstancias de cada cosa en particular en lo que concierne a su materia y forma, y principalmente conocer sus operaciones y virtudes, como tales facultades le son comunicadas; cómo los astros cooperan, cómo los elementos concurren y cómo son formados y engendrados de sus tres principios; incluso, cómo todas las cosas corporales se pueden resolver en su primera materia o primera esencia, así como ya he dicho en diversos lugares de mis escritos, a fin de que la última materia se pueda hacer la primera, y semejantemente de la primera hacer la última. He ahí que es preciso de considerar después de la invocación de Dios, siendo esta consideración espiritual y celeste (también como la primera). Porque la contemplación de la condición de las cosas penetra por el pensamiento espiritual del hombre a lo más profundo de las esencias. Y todos los pensamientos son efectos de la especulación, de la cual hay dos
  • 8. clases. Una es de cosas posibles y otra de cosas imposibles. La de cosas imposibles produce pensamientos inútiles y superficiales que no pueden producir nada real por naturaleza y en los cuales no se puede escoger ninguna forma de esencia, como cuando uno desea profundizar en la eternidad del Señor, lo cual no solamente es imposible a los hombres, sino que también es una vanidad y un pecado contra el Espíritu Santo querer alcanzar la divinidad inconmensurable, infinita y eterna, y querer examinar los misterios incomprensibles de sus deseos. La otra contemplación de las cosas consiste en la posibilidad de éstas. La teoría no es otra cosa que la contemplación de las cosas visibles y palpables y que tienen una esencia formal y temporal; cómo se puede perfeccionar o resolver todo lo que cada cuerpo puede contener en sí o producir de útil, lo que contiene de bueno o de malo, veneno o medicina, y cómo separar lo que es bueno de lo inútil y contrario a la salud del hombre. Cómo es preciso hacer la anatomía de todas las cosas. Cómo es preciso dividir, romper, rectificar antes, a fin de que se puedan separar como sea necesario las impurezas de lo que es puro y neto. La cual separación se puede hacer por varios tipos de manipulaciones, con numerosas vías y medios: unas son comunes a la práctica, otras desconocidas y no vulgares, como cuando calcináis, sublimáis, reverberáis, circuláis, pudrís, digerís, destiláis, cohibáis, y fijáis. Las cuales operaciones se hacen unas después de otras, por grados en la práctica y se aprenden trabajando, y por medio de las cuales se puede conocer lo que es fijo y lo que no lo es, lo que deviene blanco, negro, rojo, azul o verde, y así el resto, en todas las operaciones donde los Artistas obran bien (según la naturaleza) y con buena consideración. Porque las operaciones donde los maestros obran así no pueden sino ser buenas, porque la opinión puede reposar sobre un mal fundamento y faltar en el caso donde no alcance la vía, pero la naturaleza no se equivoca jamás cuando es conducida correctamente por el que opera con ella. Es por ello que si habéis fallado en gobernar la naturaleza en la separación de sus partes, aprended mejor la teoría para hacer mejor el fundamento de vuestro Arte y tener los principios seguros para la separación o la resolución de las cosas, lo cual es el punto principal. Es por esto, que el segundo fundamento de la filosofía consiste en la consideración de las cosas singulares y de las esencias, y se le llama la consideración de la naturaleza. Porque está escrito: "Buscad primera mente el reino de Dios y su justicia", etc. , por la invocación del nombre divino, y el resto será dado de aumento, es decir, los bienes temporales deseados por el hombre y lo que es necesario a la subsistencia y a la conservación de la salud. Tercer Punto, Concerniente a la Verdadera y Sincera Preparación de las Cosas. Después de haber entendido bien, considerado todas las cosas en particular y penetrado las circunstancias susodichas, lo que no es nada más que la
  • 9. teoría, sigue el verdadero método de prepararlas, el cual se practica por operación manual, a fin de que se operen efectos reales, útiles y eficaces. Y por tales operaciones, adquiriréis la ciencia, los verdaderos fundamentos y los medios de los verdaderos medicamentos. Las operaciones manuales se hacen por una práctica continua. Y la ciencia se adquiere y tiene su gloria por la experiencia, con tal distinción que una se conoce antes que la otra por cierta facultad. Y la anatomía de las cosas es el verdadero juez de estas dos. Las operaciones manuales dan a conocer cómo todas las cosas (escondidas) se pueden volver manifiestas que notorias. La ciencia nos da la práctica y los verdaderos fundamentos para devenir buen practicante, y no es otra cosa que la confirmación de las operaciones manuales, cuando han procedido bien y descubierto los secretos de la naturaleza que estaban antes escondidos. Porque así como en lo que concierne a las cosas espirituales del alma se debe preparar el camino que lleva al Señor, así para estas cosas es preciso que un camino sea previamente preparado y abierto, a fin de que el buen sendero sea alcanzado y tomado para la salud temporal, sin vagar ni dar rodeos y de una manera aprovechable. Tal es la preparación. Cuarto Punto, Concerniente al Método de servirse de los Buenos Medicamentos Habiéndose hecho la preparación de las cosas por la separación de lo bueno y lo malo por resolución, es preciso observar el método de servirse para los hombres. En lo que es preciso primeramente tener en consideración la medida y el peso de las dosis que es preciso dar, lo que es necesario notar y observar en sus operaciones, ver si son demasiado fuertes o demasiado débiles, si son demasiado débiles, si son provechosas o llevan prejuicio. Lo que un médico debe saber antes de recetarlas, si no quiere hacer abrir nuevos cementerios, perder su alma y su reputación. Quinto y último Punto, Concerniente a la Utilidad de los Buenos Medicamentos Después que los medicamentos han hecho su operación y son llevados a los miembros del cuerpo para combatir la enfermedad y hacer los efectos destinados, queda finalmente observar la utilidad o el perjuicio que tal operación habrá producido. Porque se pueden hacer medicamentos que operen más para el mal que para el bien, y en tal caso no son medicamentos sino venenos. Es por ello que es preciso remarcar bien este punto, y poner por escrito todo lo que se examine en lo tocante a la utilidad y perjuicio que los medicamentos hacen a los enfermos, a fin de que en casos semejantes se los pueda evitar. Además, para el uso y la utilidad, es preciso notar si el mal está abierto o si posee solamente una sede interna no abierta. En efecto, los males externos difieren de los internos, y sus remedios son diferentes. Es por
  • 10. esto que conviene buscar si los metales pueden ser cuidados por remedios puramente externos o si deben ser expulsados del interior. Porque si los males existen en el centro del cuerpo, es preciso atraerlos o calzarlos por algún remedio interior a la circunferencia o fuera, por lo que es preciso recetar tales medicamentos que puedan penetrar hasta el centro de la enfermedad, disipar las causas mortificar y restaurar enseguida la salud, si se viene hasta el centro. Notad que todas las enfermedades externas que tienen su origen en el interior y que se detienen en algunas partes no se deben curar por medicamentos externos, o de otro modo la muerte es segura. Lo mismo que si alguno quisiera rechazar hacia su centro las flores de una planta que están impelidas hacia el exterior, no solamente ningún fruto saldría de la flor, sino que el jugo, habiendo sido rechazado contra natura hacia el centro de donde había ascendido extrayendo su nutrición de la tierra, no sería ninguna utilidad para la planta, a causa de este violento rechazo. Además la planta se sofocaría completamente porque la humedad proveniente del alimento terrestre no podría rechazarse. Es por esto que es preciso diferenciar las heridas recientes exteriores de las úlceras de los tumores antiguos procedentes de alguna indisposición interna. Porque las heridas externas se pueden curar por medios tópicos y exteriores, pero las úlceras tienen necesidad de medicamentos internos para agotar el origen de tales enfermedades. No hay habilidad alguna en curar una herida reciente hecha por alguna causa externa. Porque un simple campesino la puede medicinar con un pedazo de tocino. Sino que el artificio consiste en impedir los síntomas que pueden llegar y en agotar el origen de los que proceden algunas partes internas heridas. Prestad atención todos vosotros, médicos y doctores que ejercéis la medicina sobre esta tierra. Maestros, maestros en una y otra medicina quiero decir la externa y la interna, reflexionad sobre vuestro título honorífico y en vuestra conciencia, examinad si le tenéis de Dios o si no es solamente de pura forma y usurpado por ambición. Porque hay una tan gran diferencia entre la medicina externa y la interna, tal como he indicado, como la hay entre el cielo y la tierra. Si tenéis vuestro título de Dios, entonces el Eterno os prestará asistencia, bendición y felicidad, salud y prosperidad y opulencia. Pero si es recibido y concebido por Dios y solamente vistas a saciar un exceso de orgullo, entonces caeréis de vuestra grandeza y os prepararéis vosotros mismos el fuego eterno e indecible del infierno. El Señor Cristo nuestro Salvador, dijo a sus queridos discípulos: "Vosotros me llamáis señor y Maestro, y hacéis bien". Así, cualquiera que quiera llevar legítimamente su título honorífico debe reflexionar a fin de obrar bien, es decir, de no abusar, de su título y de no sobreestimarlo ni jactarse de más cosas de las que ha aprendido. El que quiera tener reputación la reputación de doctor y maestro en una y otra medicina debe estar versado en una u otra, la del exterior, a fin de que sepa la disposición interna de los cuerpos, gracias a la anatomía, y
  • 11. de ahí que extirpe la enfermedad de no importa qué miembro y pueda saber indicar la razón, la causa y la manera con que se debe afrontar el mal; y exteriormente que pueda comprender los males abiertos y las heridas. ¡Dios mío! ¿Dónde se reconocería este título y dónde quedaría un maestro en una y otra medicina si se hiciera pasar un examen serio a la mayoría de los que lo llevan? Largo tiempo antes de mí y en los tiempos antiguos, los médicos cuidaban con sus manos las enfermedades, particularmente las externas, puesto que este oficio lo exige. Pero en nuestro siglo, alquilan criados y domésticos que ejercen la cirugía. Y así este arte muy noble ha devenido un vil trabajo que no pueden apenas tener vergüenza de cumplir los que no saben ni leer ni escribir. Más aún, los mismos que son capaces de hacer salir un asno de un campo labrado son ahora maestros de medicina externa -y los doctores médicos, sus discípulos- y ellos pueden ejercer más felizmente y con mejor conciencia este arte, por decir libremente la verdad, que tu "médico cirujano" ignorante que te glorificas de tus títulos adquiridos por pura ambición, pero que no eres ni uno ni lo otro. ¿Qué clase de doctor eres tú? ¿Qué clase de médico? No te irrites por mis discursos y mi opinión, porque estarás constreñido a reconocer tu ignorancia si te interrogo cuidadosamente de heridas infligidas por cortaduras y picaduras; porque hay tantos juicios en tu cerebro, como en la cabeza de una gallina pintada para los niñitos sobre un abecedario. Os aconsejo pues a todos, eruditos, seáis de una magnífica o baja condición, considerar en primer lugar, en virtud de la ciencia y de la conciencia que son exigida de los doctores y de los maestros, la verdadera doctrina que consiste la preparación de las cosas, y después el método de servirse de ellas. Entonces os arrogaréis con derecho un título honorífico adecuado, llevaréis con confianza y eficacia socorro a los hombres, y rendiréis gracias a vuestro Creador con un corazón puro. En función de lo que hemos dicho, cada uno debe examinar y ver si puede usar legítimamente su título. Porque el que desee reivindicar un título debe comprenderlo exactamente y justificar su tenencia. No basta en efecto, decir con el vulgo: "He aquí una gruesa mierda muy hedionda" -sin querer lastimar los oídos honorables e ignorar la causa de su hediondez, ya que el hombre puede haber comido manjares de olor muy suave y expulsar un excremento muy fétido. Sino que conviene saber la razón por la cual un manjar fragante se transforma en una cosa monstruosa cuya causa es putrefacción natural. E inversamente, ocurre lo mismo en lo que concierne a las cosas aromáticas. No se debe considerar simplemente el olor, sino que es de un verdadero filósofo el buscar. Ahora bien, para entablar discursos de nuestra inversión, es preciso remarcar que el olor de los cuerpos debe ser observado cuidadosamente por los que son verdaderamente filósofos. Los cuales deben buscar cuál es tal olor bueno o malo, de dónde proviene, en qué consiste su virtud, y cómo se puede extraer su utilidad para la salud del hombre. Porque ocurre que una
  • 12. basura pestilente abona la tierra, la alimenta y la fertiliza, de manera que produce frutos fragantes. Lo que ocurre por varias causas, pero querer describir todas en particular, tales como la alteración, las corrupciones y generaciones admirables de la naturaleza, implicaría hacer grandes volúmenes Pero la causa principal de tales transmutaciones y cambios de una forma en otra es ésta, a saber, la digestión y la putrefacción, en la que el fuego y el aire producen una madurez natural de las cosas, a fin de que el agua y de la tierra se haga un cambio. Por lo mismo, se puede separar un bálsamo fragante del estiércol pestilente de un campesino y recíprocamente de un bálsamo fragante hacer una materia hedionda. Me podréis decir con razón que os aporto comparaciones groseras; es verdad lo reconozco. Pero los que buscan la causa de las cosas no deben formalizarse, puesto que ellas nos enseñan cómo se pueden transformar las cosas viles en cosas preciosas, y las más nobles en viles; cómo se puede hacer para degenerar un buen medicamento en veneno y cambiar la malignidad de un veneno en un medicamento muy útil; de una cosa dulce u agradable a la Naturaleza producir una amarga y corrosiva; y de las corrosivas hacer buenas y útiles. Santa Aspiración y Oración del Autor al Señor Nuestro Dios ¡Oh, Dios mío! La Naturaleza no deja siempre abierto el gabinete de sus secretos a cada uno, porque habéis dado la vida a los hombres tan breve que no pueden llegar al final de todos vuestros misterios naturales. Habéis hecho bien en reservaros los más grandes, a fin de que cada uno se contente con admirarlos y daros la gloria que merecéis como el Creador de todas las cosas. Acordadme la gracia de que pueda siempre admiraros siempre de vuestras obras y alabaros eternamente en mi corazón; que pueda además de la salud y el alimento corporal que vuestra bondad infinita me ha dado, obtener la del alma en vuestra celeste morada, la cual no tengo duda alguna, puesto que en el Árbol de la Cruz habéis derramado el verdadero Bálsamo y el Azufre del alma, para mí pobre pecador, y para todos los demás. Es el azufre admirable, el verdadero medicamento de las almas pecadoras y penitentes, que las cura de la muerte eterna y que da la vida feliz a los elegidos, así como la condenación eterna a Satán y a sus adherentes. Cuido espiritualmente de mis hermanos por mis oraciones y corporalmente por remedios ordinarios. Es por ello que espero por ellos velarán por mí, a fin de que habitemos todos juntos y por la eternidad en la morada de Dios todopoderoso. Análisis de las Grandes Virtudes del Antimonio Vengamos ahora a nuestro Antimonio. Y antes es preciso saber que todas las cosas del mundo contienen en ellas mismas espíritus activos y vivificantes que habitan en los cuerpos, los cuales se alimentan de ellos, se nutren, se mantienen; los mismos elementos no
  • 13. están sin espíritu. Esa morada es preciso buscarla en todos los cuerpos, sea buena o mala. Los hombres y todos los animales tienen en ellos un espíritu activo y vivificante el cual siendo separado de sus cuerpos, no deja más que un cadáver. Todas las plantas contienen en ellas un espíritu de la salud humana, de otro modo uno no podría servirse de ellas en la medicina. Los metales, semejantemente, y todos los minerales, mantienen con ellos un espíritu imperceptible en el que residen principalmente todas sus facultades y virtudes, en lo que pueden servir a la vida del hombre. Porque todo lo que está despojado de esto espíritus no es más que un cuerpo muerto y no puede producir ninguna operación vivificante. Es por esto que es preciso concluir que hay en el antimonio un espíritu que reina. El cual debe ejecutar todas las operaciones y virtudes que vemos salir de tal cuerpo mineral, lo que se hace sin embargo invisiblemente, lo mismo que la calamita tiene también una virtud escondida de atraer hacia sí el hierro, que conserva totalmente en sus espíritus, de los que hablaremos en mi tratado sobre el imán. Los espíritus de los cuerpos son de varias clases. Porque los hay que son visibles a los sentidos exteriores, que tienen alguna inteligencia y un razonamiento espiritual. Los cuales, sin embargo, se vuelven imperceptibles cuando quieren y se despojan de su cuerpo. Tales son los espíritus de los elementos y los que habitan cerca de ellos, como los espíritus del fuego que parecen chispas en el aire y tienen formas visibles de diversas clases. Hay otros que son los espíritus del aire, que permanecen siempre en él. Por lo mismo hay espíritus en el agua, que se llaman acuáticos. Finalmente los hay en la tierra, los cuales se muestran en lugares grasos, alrededor de las minas y de las montañas. Yo los dejaría tal como son hasta el día del juicio universal, en el cual deben recibir sus sentencias como nosotros las nuestras. Dejo este secreto a la inescrutable y divina sabiduría del Todopoderoso. Los otros espíritus, que no hablan y no pueden aparecer en formas visibles o perceptibles, son los que habitan en el cuerpo de las bestias y de los hombres, de las plantas y de todas las cosas vegetativas, así como de los minerales, los cuales no dejan de tener una virtud activa y una naturaleza vivificante, que se manifiesta por las operaciones que ejercen, y que hacen aparecer cuando son separados de sus cuerpos por medio del arte. Semejantemente, el espíritu activo del antimonio manifiesta sus admirables virtudes y las comunica a los hombres, cuando anteriormente, para ser más penetrante, se le ha extraído o separado de su cuerpo como de una prisión, y se le ha dado la libertad de ejercer más ampliamente sus fuerzas; a lo que sirve mucho la disposición del maestro y de la Naturaleza. Porque es preciso que Vulcano y el químico se acomoden juntos. El fuego separa los espíritus y el maestro forma la materia. Y lo mismo que
  • 14. un mariscal herrero no se sirve más que de un fuego y una sola materia, que es el hierro, del cual forma diversos instrumentos, de manera que de una sola materia prepara diversas formas para diversos usos, por lo mismo se pueden formar del antimonio varias cosas útiles. El Artista es el herrero que forma (la materia); Vulcano suministra la clave; la operación y la utilidad proveen la preparación y la experiencia. Santa Exclamación del Autor sobre la Locura y Ceguera de los Humanos ¡Oh, Dios mío! ¿Por qué el mundo está tan loco que no tiene vista, ni orejas, ni espíritu? ¿Porqué no hace diferencia entre los engañadores y charlatanes, y la verdadera ciencia que se conoce por el uso de los medicamentos? Si tiene tan poco juicio ¿no debería abandonar el cenagal en el que está continuamente abrevando para venir a beber las aguas vivas de la salud en el verdadero manantial de la vida? Quiero que todo el mundo sepa que volveré a la realidad a varios grandes momentos ignorantes, y que al contrario, muchos pobres escolares que son rechazados y menospreciados se volverán sabios por los efectos de mis experiencias, e incluso grandes médicos. Porque siguiendo mi doctrina, obtendrán todo lo que anhelan y tendrán un perpetuo recuerdo de mi memoria cuando ya esté en la tumba. Y los que, después de mi deceso, quieran resucitar mi cuerpo para disputar conmigo, encontrarán la respuesta en mis escritos, estando seguro de que los que de mi doctrina no olvidarán mis preceptos. Porque harán conquista del imperio de la verdad, que es el fundamento de mis opiniones, y que será siempre triunfante contra todos los embustes y permanecerá siempre victorioso. Además, el lector debe ser advertido de que hay varias clases de antimonio. Porque uno es bello, puro y tiene una propiedad del oro, porque contiene en sí mucho mercurio. El segundo contiene mucho azufre y no se aproxima tanto a la naturaleza del oro como el primero, que tiene varios pequeños rayos blancos y resplandecientes. Es por ello que el primero es mejor que el otro para el uso en la medicina química, lo mismo que la carne de pescado es menos buena para el alimento el cuerpo humano que la de otras bestias terrestres, aunque sean todas animales; así la misma diferencia se encuentra de un antimonio a otro. Además se deberá advertir que hay varias personas que escriben sobre las facultades del antimonio. Pero la mayoría de éstas no entienden las razones de sus virtudes y no han aprendido ni encontrado jamás por qué medio se las puede reducir en acción; en tanto que no escriben más que con opinión y para la gloria que buscan escribiendo. Y no es preciso asombrarse si no entienden lo que desean. Porque para hablar pertinentemente del antimonio, es necesario haber hecho varias observaciones de sus virtudes, haber soportado gran trabajo de su preparación, y haber encontrado el verdadero espíritu en el cual reside su virtud, a fin de que se puedan dar verdaderos
  • 15. documentos y tener una ciencia infalible para conocer lo que es malo o bueno de él, lo que es veneno o medicinal. No es necesario mas que saber hacer un buen examen del antimonio para penetrar en su esencia y encontrar por experiencia cómo es preciso separar de él su malignidad arsenical, de la que se quejan tantas personas, y volverla un medicamento benigno sin veneno alguno. Muchos anatomistas hicieron búsquedas aquí y allá, y afligieron, torturaron y crucificaron el antimonio hasta un grado que sobrepasa todo lo que se pueda humanamente decir o imaginar. Pero han encontrado y producido de hecho, pocas cosas útiles, porque están desviados del verdadero fin. Es por esto que no han podido alcanzar ese blanco al que creían apuntar, porque la línea de tiro había sido ensombrecida a sus ojos por un color negro, de tal manera que no pudieron observarlo, ni reconocerlo, ni tomarlo en consideración. El antimonio se puede con razón comparar a un círculo que no tiene fin, igual que es calificado el mercurio. Es de todos los colores del mundo, y cuando más se buscan sus virtudes, más se pueden apreciar, supuesto que se proceda como es necesario. En fin, un hombre no puede conocer todas sus virtudes, a causa de que su vida es demasiado corta. Es verdad que es un veneno, e incluso un veneno de último grado. Pero también, sin veneno, se puede decir que es el remedio de los remedios y el primer tesoro de la vida, aplicado interiormente y tomando interiormente. Lo cual no pueden ver los que están ciegos por la ignorancia. Este defecto les debería ser perdonado si fuera el único; pero el peor es que no quieren ver ni aprender nada en este caso ni en otros semejantes. El antimonio tiene en sí las cuatro extremidades y cualidades con sus propiedades. Es frío y húmedo, cálido y seco. Se regula según las cuatro estaciones del año. Es volátil y fijo, está libre de todo veneno. Es por esto que varios escriben diversas ficciones del antimonio cuando hablan de sus facultades malignas. Porque no entienden lo que escriben. Es verdad que es un mineral admirable, muy difícil de conocer bien. Se le puede llamar incluso uno de los siete milagros del mundo, en tanto que hasta el presente no se ha encontrado a nadie, ni incluso de mi tiempo, que haya podido conocer enteramente todo su poder, sus virtudes y operaciones, y que haya podido penetrar totalmente en su esencia hasta el punto de encontrar alguna novedad. Y en el caso de que se encuentre tal persona, mercería ser llevada en un carro de triunfo, igual que antiguamente se tenía la costumbre de hacer entrar en la ciudad de Roma a los grandes héroes que habían obtenido una gran victoria sobre los enemigos. Pero no creo que se empleen nunca muchos obreros en hacer tal carro de triunfo con ese motivo. La mayoría de los hombres de hoy no buscan las facultades del antimonio con otra intención que para adquirir alguna vanagloria o acumular riquezas
  • 16. mundanas, no se preocupan de la utilidad que se puede sacar para la medicina y la salud de los hombres, la cual debería ser la meta principal de todos los que buscan los secretos de la Naturaleza, a fin de que el autor de ésta sea bendecido y alabado en sus propias maravillas. Es preciso reconocer que además de la salud se puede encontrar más riqueza en el antimonio que ni vosotros ni yo podríamos creer. Porque aunque yo haya visto, aprendido y experimentado más las virtudes del antimonio que vosotros y vuestros semejantes que creen saber mucho, me encuentro siempre aprendiz en la búsqueda de sus facultades. Por tanto no envidio la fortuna de los que buscan los secretos de la Naturaleza, y que han encontrado y descubierto en este mineral secretos admirables. Porque la Bondad divina da sus gracias particulares a quien le place. Sin embargo, a causa de que el mundo está lleno de ingratitud y no reconoce los beneficios de su Creador, ocurre a menudo que su justicia le venda los ojos, a fin de que no pueda conocer las propiedades y los secretos de la Naturaleza que se encuentran en su forma metálica. Todos los hombres no hacen más que desear las riquezas, y cada uno dice: "Yo querría devenir rico y opulento, como dicen los Epicúreos; supuesto que pueda adquirir bienes corporales, encontraré en abundancia los espirituales". Todo el mundo se asemeja hoy a ese Rey Midas, que según la afición de los poetas no deseaba más que convertir en oro todo lo que tocara. Es por esto que la mayoría estudian cómo encontrar los medios para enriquecerse por el antimonio. Pero como han olvidado a su Creador en sus comentarios, omiten las acciones de gracias que deben previamente ser rendidas, y descuidan la caridad debida a su prójimo, tocan la boca de un caballo del cual ignoran la edad y la fuerza; pareciéndose en ello a los que estaban presentes en las Bodas de Canaan en Galilea, cuando nuestro divino Señor cambió el agua en vino. No podían comprender cómo se hizo ese milagro, aunque viesen el color y gustasen la dulzura del vino. Porque nuestro Señor no quiso descubrirles su omnipotencia, a fin de que tuviesen motivo de admirarle. Es por ello que afirmo que incumbe a todos buscar los misterios puestos por el Creador en su creación. Porque aunque no se pueda imaginar que alguien pueda alcanzar el conocimiento perfecto así como los otros milagros del Salvador, sin embargo no está prohibido el buscarlos, porque es preciso que aprenda todo esto por una labor y una reflexión muy asiduas, a fin de no tener que quejarse de sufrir una enfermedad o la pérdida de sus riquezas y de la salud, sino más bien a fin de que pueda alegrarse y regocijarse. Es por esto que no debe faltar el dar gracias a su Creador por todo. Es por ello que cualquiera que quiera devenir un verdadero anatomista en antimonio debe en primer lugar observar la descomposición o la apertura de los cuerpos, a fin de alcanzarlo por la vía adecuada, en su lugar y sin error. En segundo lugar debe observar el régimen del fuego, a fin de que no aumente o disminuya demasiado, que no se hiele o sea demasiado ardiente, porque en el fuego consiste el punto principal, a fin de que los espíritus sean
  • 17. expulsados, desnudos y dejados libres para operar, y que sin embargo esta virtud activa no arda ni perezca. En tercer lugar, debe observar el uso y una cierta medida, como he dicho más arriba, a propósito de las cinco cosas fundamentales necesarias a los químicos, que repito sin embargo por parábola. En la revisión o disolución del antimonio en sus partes consiste el principal punto. Y para servirse de él es preciso prepararle por el fuego y hacer como el carnicero que habiendo matado un buey, le divide en sus partes y las distribuye al público para cocerla si las quiere comer. Porque no se puede extraer la utilidad que se desea si no se las hace cocer por medio del fuego que quita la crudeza. Y si se las come crudas, no hay dudas que nos servirán más de veneno que de alimento, en tanto que el calor natural del estómago del hombre es demasiado débil para digerir la crudeza de tal cuerpo. Lo mismo ocurre con el antimonio, el cual teniendo un cuerpo muy duro y lleno de veneno, no puede ser digerido por nuestro calor si antes no se le prepara, y como veneno aporta pronto la muerte a los hombres. Es por esto que antes de todo es preciso preparar el veneno del antimonio y proceder de tal manera que nunca pueda volver a y tomar su malignidad, lo mismo que el vino, una vez cambiado el vinagre por medio de la putrefacción, no puede jamás producir el verdadero espíritu del vino, sino que persiste como vinagre. Y al contrario, si se destila el espíritu del vino y se separa la acuosidad (o la flema), después de que ese espíritu de vino sea exaltado, no se convertirá jamás en vinagre, incluso aunque se le dejara cien años, y permanecerá siempre como espíritu de vino por sí mismo. El espíritu del vinagre semejantemente no puede ser cambiado en espíritu de vino jamás. La transformación del vino en vinagre es un cambio admirable, puesto que se convierte en otra esencia que no era antes. Cuando se destila el vino el espíritu sale el primero; pero cuando se destila el vinagre su flema sube la primera y su espíritu sube el último, como he dicho anteriormente. Es por ello que el espíritu del vino vuelve los cuerpos fluidos y volátiles, tal como él mismo lo es; pero el espíritu del vinagre coagula y vuelve sólidos todos los medicamentos, a fin de que puedan extirpar las enfermedades de naturaleza coagulada. Lo que es preciso remarcar tanto más cuidadosamente porque todo e nos esclarecerá mucho en la preparación del antimonio, el cual contienen también su vinagre, del que se puede quitar su malignidad y volverle un medicamento tan benigno y tan admirable que no tiene ningún veneno, sino bien lejos de eso, porque caza y disipa o expulsa de los cuerpos toda clase de venenos. La verdadera preparación del antimonio se hace por medio de la alquimia, al cual le divide en sus partes y le resuelve en sus principios calcinándolo, reverberándolo y sublimándolo; haciendo un extracto de su esencia y extrayendo de él un mercurio vivo. El cual se debe precipitar después en un polvo vivo. Se puede también por medio del Arte, preparar de él un aceite
  • 18. que tiene la virtud de disipar esas nuevas enfermedades desconocidas que los soldados franceses nos han aportado. Este aceite se hace alcalizando el antimonio, y por otras preparaciones que el Arte espagírico y la alquimia nos enseñan. Por ejemplo, digo que lo mismo que cuando que cuando un cervecero quiere hacer la cerveza con cebada, trigo candeal y otro trigo, es preciso que la pase por todos los grados de preparación antes de extraer la virtud del trigo antes de apropiarla en bebida. Primeramente, es preciso poner la cebada en el agua para hacerla ablandar, así como lo he observado cuidadosamente, cuando era adolescente, en Bélgica y en Inglaterra, y eso no es más que la putrefacción. Después, se la extrae del agua y se la deja gotear; se la pone en un montón hasta que esté caliente y comience a germinar por medio del calor: he ahí una digestión. Enseguida se extiende el montón de cebada, de trigo u otro, se hace secar al aire o al fuego, y he ahí la reverberación o coagulación. Parejamente se hace moler el trigo que está bien seco, lo que no es otra cosa que la calcinación. De manera que el cervecero hace pasar por todos esos grados de preparación la materia de la que quiere extraer la esencia para preparar la cerveza, y hace hervir todo junto con agua: y eso se puede llamar destilación a grosso modo. El lúpulo que se añade a la cocción es la sal vegetal y un preservativo para conservar largo tiempo la cerveza en su estado y para impedir una nueva putrefacción. Los españoles y los italianos no saben hacer cerveza. Igualmente en la Alta Alemania, mi patria, muy pocos saben este oficio. Después de que la cerveza está hecha, se la deja espumar y asentarse, y se hace por la clarificación una nueva separación de las cosas puras de las impuras, lo que se hace por el movimiento natural de los espíritus agitados que separan la hez del cuerpo y echan afuera la espuma o la levadura, antes de lo cual la cerveza no es buena para beber y los hombres no pueden aprovecharla a causa de que los espíritus están mezclados con la hez que impide su operación. Lo mismo se observa en el vino, el cual, mientras está turbio y no clarificado, no hace los efectos ordinarios de su naturaleza. Ni el vino ni la cerveza antes de su clarificación dan un espíritu destilado tan perfecto. Además de todas estas preparaciones, se puede hacer una nueva separación por una sublimación vegetal, a saber, separando los espíritus del vino y de la cerveza, y por destilación hacer una nueva bebida como el agua- de-vida, así como se puede también extraer de las heces restantes de las dos. Haciendo lo cual se separan los espíritus ordenadores de sus cuerpos por medio del fuego. Y los espíritus dejan su morada que tenían en los cuerpos que tenían aún vida, pero que después de tal separación no son más que cuerpos muertos sin alma. La exaltación de los espíritus se hace por la rectificación del agua-de-vida, la cual se destila hasta que sea pura y neta, sin ninguna flema ni acuosidad, de la cual, una pinta tiene más fuerza y más actividad que veinte de las que no están rectificadas, porque ésta penetra antes y obra más prontamente.
  • 19. Ved pues, si queréis aprender alguna cosa de mis escritos y obtener las riquezas y los verdaderos medicamentos del antimonio, y en ese caso tratad de observar bien mi pensamiento susodicho, porque no hay ninguna letra en este ejemplo que sea superflua y que no tenga algún significado particular para vuestra instrucción. Encontraréis varias palabras reiteradas que parecerán repeticiones superfluas, las cuales os es preciso observar y aprender. Porque en ellas está escondido el principal fundamento del Arte. Y nadie debe cansarse de reflexionar varias veces sobre todo el libro. Porque aunque pagarais por cada palabra un escudo de oro, no igualaríais su valor. Veréis que mis ejemplos, aunque groseros, contienen grandes misterios. No quiero, sin embargo, alabar yo mismo mis escritos, porque en la ejecución de los efectos, éstos declararán bastante sus méritos y su valor será manifestado. Os he allegado ejemplos de por qué las virtudes del antimonio y sus fuerzas escondidas; es preciso buscarlas en lo más profundo de su esencia, lo cual no se comprenderá fácilmente al comienzo. Es necesario introducirse en tal conocimiento por las cosas más notorias y conocidas, a fin de que siendo comprendidos todos los principios pueda llegarse al fin deseado. El antimonio es lo mismo que un pájaro que vuela en el aire, el cual por la asistencia de los vientos va donde quiere. El operador o Artista, se puede comparar al viento, que puede llevar al antimonio a donde le plazca. Le puede volver rojo, amarillo, blanco, negro y como quiera, según la disposición que su fuego le dé. Porque el antimonio contiene todos los colores, como el mercurio. Cosa de la cual es preciso no asombrarse porque la Naturaleza tiene dos recursos admirables, los cuales no podemos aprender ni hoy ni después. Cuando un iletrado toma un libro, no sabe lo que ese escrito puede contener en sí e ignora el significado de los signos que mira como una vaca a una puerta nueva. Ahora bien, cuando este ignorante recibe de otro su inteligencia y uso, no toma esto por ciencia, sino que es para él algo común y fácil de lo que conoce bien el negocio y el uso. Pero puede comprender verdaderamente, hasta el punto que no le quedará nada secreto u oscuro en ese libro, cuando él mismo haya dominado su lectura y comprensión. El antimonio es un libro en el cual los que no saben leer son advertidos de que, si desean aprender y conocer sus misterios y sus utilidades, comenzarán conmigo a conocer las letras y los elementos primeros, a fin de que puedan leer ellos mismos y pasar de una clase a otra. En lo que la experiencia nos servirá de rector para hacer juicio del examen, y dar los premios que habrá merecido cada una según la doctrina. No puedo pasar en silencio a los que gritan diariamente "¡Crucifige! ¡Crucifige!" contra todos los que recetan venenos a los enfermos, que preparan venenos y que muestran cómo servirse de ellos en la Medicina, y
  • 20. por medio de los cuales creen que tantas personas mueren, como por el mercurio, el arsénico y el antimonio. Todos los que dan tales gritos y hacen tanto ruido no son ordinariamente más que ignorantes que se dicen médicos, y que no saben ellos mismos qué es el veneno, lo que es venenoso o medicinal, y que no saben hacer la separación del veneno de lo medicinal; y es lo que les incita a declamar contra los que son sus maestros y que no saben reconocer como tales. Pero tengo mejor razón para gritar yo mismo contra los que verdaderamente recetan los venenos antes de haberlos preparado, en tanto que ellos no tienen su espíritu. Porque si el mercurio, el arsénico, el antimonio y otros semejantes, permanecen en su sustancia tal como son sin estar bien preparados, son verdaderamente venenos. Pero cuando son preparados metódicamente, toda su virulencia es apagada y disipada, y son convertidos en medicamentos saludables, los cuales resisten contra todos los otros venenos y los expulsan cuando se encuentran engendrados en nuestros cuerpos. Porque un veneno bien preparado, de manera que no retenga ninguna mala cualidad, resiste y extirpa otro veneno cuando lo encuentra. Y si no lo expulsa, tiene al menos la virtud de prepararla y de hacerla parecidamente perder sus malas cualidades y volverle conforme a su naturaleza, pese a que ambos fuesen venenos antes. Quiero creer que lo que acabo de decir suscitará grandes disputas entre los doctores, los cuales examinarán si la verdad de las cosas es posible o no. Y sus juicios serán muy diferentes. Unos serán de la opinión de que es del todo imposible que se pueda despojar enteramente a un veneno de todas sus malas cualidades, lo que no me asombrará nada, en tanto que esta ciencia le es desconocida y que no entra para nada en su pensamiento la posibilidad de aprender tal misterio. Pero habrá, sin embargo, algunos que reconocerán que se puede, por medio del arte, cambiar una cosa mala en una buena, y defenderán mi opinión. ¿No me reconocéis, señores médicos, que sois de esta opinión de que las enfermedades y las causas mortificas de nuestros cuerpos, que son todas venenos, se pueden cambiar en buen estado, y volverse propias de la salud? ¿Por qué pues no queréis confesar que la malignidad que contienen ciertos medicamentos se puede separar de su bondad y que, después, después tales medicamentos sean útiles y necesarios a la salud del hombre? Pero en tanto que la experiencia y la ciencia de tal operación es aún desconocida para varios, la mayoría no dejará de gritar: "¡es veneno! ¡es veneno!", como los judíos "¡Crucifique! ¡Crucifique!" contra nuestro Señor y Redentor Jesucristo él rechazándolo y considerándolo como el mayor, el peor y el más maldito veneno de todos los hombres, visto que era el más noble, el más rico y el más precioso medicamento de nuestras almas para librarlas del pecado, de la muerte, del Diablo y del infierno. Lo cual no querían reconocer ni aprobar los doctores y fariseos, aunque fuera verdadero y quedará confirmado por toda la eternidad; e incluso vosotros, señores, grandes doctores y famosos personajes que persuadís a los emperadores, reyes, príncipes y otros potentados de que es preciso guardarse bien de servirse de
  • 21. tales medicamentos, a causa de que son nocivos y venenosos, deberíais perdonarme si oso deciros o escribir cuán ridícula me parece su opinión. Pero no hablo de ello, en tanto que no salís jamás de lo que habéis aprendido una vez y que no queréis hacer otras observaciones que lo que habéis visto. Es así que no deberíais pedir la de otros. Porque aunque se le haya dado tal veneno, que vosotros llamáis extremo, a alguien, e bastaría darle con ayuda de Dios un contraveneno preparado en público que le salvaría la vida y expulsaría al instante todo el veneno por el cual debería morir pronto. Y aunque los doctores no puedan ni quieran comprender esta verdad y la crean imposible no importa, sé los medios de defenderme y de mostrar las pruebas cuando se quiera, habiéndolas hacho delante de la gente que no puede dar testimonio de ellas. Y si me fuera preciso disputar con tales doctores, que no saben hacer ello mismos tales preparaciones, que es preciso encarguen a otros, estoy seguro de que en la verdadera escuela obtendría la plaza por encima de ellos y estarían obligados en su deshonor, a ponerse debajo. Porque no conocen los medicamentos ni lo que recetan a sus enfermos, e incluso no conocen los colores si son blancos, negros, rojos, amarillos, grises o azules; si son calientes o fríos, húmedos o secos. Leen solamente, y teniendo eso no desean saber más. ¡Oh, Dios mío! ¿Qué conciencia tienen estos señores? ¿Cómo tratan a sus enfermos? ¿No encontrarán el día del juicio la Justicia, si no hay ninguna al presente para ellos? No piden más que dinero; pero si pensaran en los deberes que son reclamados, emplearían noche y día en descubrir los secretos de la Naturaleza. Pero los trabajos les parecen difíciles y penosos; no se inquietan por ellos, contentándose con halagar al mundo; creen hacer bellas curaciones engañando con grandes discursos y dejando la curación aparte. El carbón es demasiado caro, es por eso porque lo usan muy poco, gustándoles más ahorrar el dinero que sería necesario emplear para encontrar las maravillas de la Naturaleza. Vulcano no es uno de sus amigos, porque no se encuentra jamás en su vecindad. Es suficiente conque los alambiques se encuentren en casa de los boticarios, donde ellos se encuentran algunas veces para escribir recetas, pero el sonido de los morteros que hace el muchacho de botica puede lanzar al viento todas las recetas. ¡Oh clementísimo Dios! ¡Cambia el tiempo, pon fin a la soberbia, oponte a los árboles a fin de que no crezcan hasta los cielos, a los gigantes, a fin de que no amontonen montañas sobre montañas! Dad algún fin a esta vana gloria y prestad vuestra asistencia a los que tienen confianza en vosotros, a fin de que puedan sobrepasar a los que les persiguen y odian. Quiero incitar a todos los compañeros que tengo en este monasterio a rezar a Dios día y noche para que le plazca establecer el entendimiento en todos estos perseguidores, hacerles conocer su omnipotencia en sus criaturas, e
  • 22. iluminarlos, de manera que comiencen a buscar por la anatomía de las cosas las virtudes que hay escondidas en su profundidad. Espero también que su misericordia, que ha creado todas las cosas visibles e invisibles, concederá nuestros rezos, y si no es en mi tiempo o en el de mis hermanos, será después de nuestra muerte. Quizás entonces se hará una penitencia a la cual Dios acordará su gracia, para que las nubes espesas y sombras sean retiradas de los ojos de todos, que cada uno vuelva a encontrar la vista y por una verdadera iluminación, recobre el verdadero groschen (moneda alemana de diez centavos). ¡Que Dios lo haga! Así sea. La pirámide de Xianyang se alza hasta unos 300 metros de altura, y mide 490 metros de lado, es decir, el doble de la pirámide de Keops. Dispone de tres cuevas con aperturas triangulares y está llena de tubos de color rojizo que pasan por encima de la montaña y por un lago de agua salada de las proximidades. Algunos de estos "tubos" quedan zambullidos bajo el lecho de lago. El complejo piramidal se estira mucho más lejos que lo que es visible y las pruebas sugieren que hay una red tecnológica de tubos a presión para el
  • 23. suministro de agua. Qin Jianwen, jefe del departamento de publicidad del gobierno de Delingha, aseguró que los fragmentos de los tubos analizados contenían dióxido de silicio y óxido de calcio, aunque más del ocho por ciento del metal no pudo ser identificado. Los comunicados realizados por el Instituto de Geología de Beijing y difundidos recientemente por la agencia oficial Xinhua determinan que estos tubos de hierro se fundieron hace unos 150.000 años. Si esto se demuestra la historia, tal como la conocemos, tendría que ser reescrita.
  • 24. El Arca de Noé era piramidal según los rollos del Mar Muerto Gracias a un proyecto iniciado hace más de tres años por la Autoridad de antigüedades de Israel, han sido reveladas palabras totalmente ilegibles en los conocidos Rollos del Mar Muerto gracias a una avanzada tecnología que ha permitido la reinterpretación de algunos relatos bíblicos. Al proyecto de investigación se han unido especialistas en lengua antigua de la Academia de la lengua hebrea, institución que dará a conocer las palabras reveladas que hasta el momento se han hallado. Estos manuscritos hallados en Qumram a finales de la década de los 40 fueron fotografiados 28 veces con una cámara especial y con luces de diferentes frecuencias. En varios casos esta técnica logró revelar letras y palabras borradas o ilegibles en fragmentos deteriorados o quemados de los rollos. el doctor Aleksi Iodizki , ha trabajado en la interpretación que La Comunidad que vivió a orillas del Mar Muerto hizo del libro del Génesis, especialmente del relato de la construcción del Arca de Noé. El investigador ha logrado descubrir en uno de los fragmento junto a las palabras “extensión del arca” una palabra adicional, ne’esefet, que significa “recogida”. Según el profesor Aleksi Iodizki este texto se interpreta como una forma piramidal del Arca de Noé en la que sus soportes se cerraban a “recogían” en la parte superior, es decir la parte inferior del arca era muy ancha y su parte superior estrecha y puntiaguda lo que significaría que los tablones de la estructura del arca se unían en su parte superior adoptando la forma de una pirámide. Las palabras descifradas recientemente en los antiguos pergaminos permanecieron ocultas durante siglos, aunque finalmente están proporcionando respuestas a numerosos interrogantes que seguían en pie desde hacía largo tiempo, planteando además otros nuevos. Hasta ahora, el relato del Arca de Noé era conocido principalmente por el texto del Libro del Génesis. Sin embargo, los Manuscritos del Mar Muerto hallados en las cuevas de Qumrán del desierto de Judea arrojan nueva luz sobre esta leyenda. Este fascinante trabajo de investigación de la Autoridad de antigüedades de Israel aún no ha terminado ya que aún queda el 20% de los rollos por ser analizados con respecto a este tema.
  • 25. Los tracios o tracianos eran un pueblo indoeuropeo cuyos miembros compartían un conjunto de creencias, un modo de vida y hablaban la misma lengua con variaciones y dialectos. Su civilización, aún mal conocida, se desarrolló desde el III milenio a. C. hasta el siglo III a. C. Su cultura, oral, hecha de leyendas y de mitos se diferencia de la de otros pueblos de esta época por la creencia en la inmortalidad (el "orfismo tracio" relatado por Heródoto). Los tracios se extendieron a lo largo de la historia por las siguientes regiones: Rumania, Moldavia, Bulgaria, noreste de Grecia, Yugoslavia, Turquía (parte europea), Austria, Hungría, Alemania, Chequia, Eslovaquia, Polonia, Ucrania (hasta el Dnieper), el Volga inferior y Tayikistán. Vivían en un área muy extensa que comprendía la parte oriental de la península balcánica más o menos hasta el valle del Morava, las regiones contiguas al norte del Danubio (entre los montes Cárpatos y el río Dniéster), y algunas estribaciones en Asia Menor. El territorio se extendía de un lado a otro de los Balcanes, y a la región de los getas al norte del Danubio hasta más allá del río Bug. Las tribus del sur, vecinas de los griegos, determinaron que, más tarde, con el nombre de Tracia fuera llamada la región actualmente dividida entre Grecia, Bulgaria y Turquía. Otros nombres de antiguas regiones habitadas por los tracios eran: Moesia, Dacia, Escitia Menor, Bitinia, Misia, Panonia, y otras. Tracio en un sentido étnico se refiere a varios pueblos antiguos que hablaban tracio de la rama de familia de lenguas indoeuropeas. Hay quien sostiene la autoctonía de los tracios y quien los considera llegados en oleadas sucesivas del norte durante la Edad del Bronce. En algunos nombres de poblaciones y en la mitología griega ha quedado el recuerdo preciso de cambios étnicos verificados en el sureste europeo y en las regiones adyacentes del Asia Anterior, donde el paso era facilitado por los estrechos. En la Ilíada, los troyanos son llamados dárdanos, nombre de una tribu tracia que había ocupado el norte de Macedonia. Los tracios aparecen participando en la guerra de Troya. Se pensaba que el nombre de la región microasiática de Misia derivaba del de los tracios misios. También eran de etnia tracia los bitinios establecidos en las costas asiáticas del mar Negro (Ponto Euxino) y del mar de Mármara, donde dieron nombre a la Bitinia. Respecto a las estructuras sociales, las costumbres y la vida espiritual de la Tracia primitiva, sólo nos podemos basar en alguno mitos griegos que podrían reflejar una concreta realidad histórica: la función sacerdotal que oficiaba el rey y el que fuera depositario y garante de los ritos ocultos
  • 26. transmitidos de padre a hijo. Se ha sugerido que los prototracios, desde la edad del bronce, desarrollaron durante siglos en los Balcanes una mezcla de la cultura de los inmigrantes indoeuropeos y los indígenas neolíticos. Para el periodo comprendido entre finales del 2000 a. C. y el siglo VI a. C., nuestra principal fuente son las tumbas, de dolmen cubierto con un amasijo de piedras o con un túmulo de tierra. Esta última forma siguió usándose hasta época romana. Heródoto, que fue el primero en describir las costumbres de los tracios, ha detallado el rito funerario, mencionando la creencia en la vida ultraterrena, impropia de los griegos de la época clásica. La civilización tracia evolucionó rápidamente debido a la expansión colonial griega y al avance persa en el sureste europeo. Respecto a las colonias helénicas del Mar Negro y de sus relaciones con los tracios, las más importantes de la costa búlgara son las milesias de Apolonia (Sozopol) y Odeso (Varna), y la megarense de Mesembria (Nesebar), todas fundadas en el siglo VI a. C. Contemporáneamente, el rey persa Darío I cruzó el Bósforo con un enorme ejército y atravesó las tierras de los tracios para atacar por la espalda a los escitas de la actual Ucrania. Según Heródoto, en el siglo V a. C., la presencia tracia era tan amenazadora, que los considera el segundo pueblo más numeroso y ramificado del mundo conocido, detrás de los indios, y que solo por su individualismo tribal no lograban unificarse en una gran potencia. Razonamiento desmentido por la formación del reino de los odrisios, una tribu de los montes Ródope orientales, surgida después de que los persas derrotados abandonaran definitivamente Tracia. El reino odrisio tuvo una larga vida (formalmente hasta la constitución de la provincia romana), pero ya a finales del siglo V a. C. estaba dividido en dos partes y luego fue reduciéndose cada vez más. Entre los siglos VI adc y III a. C., la principal fuente arqueológica sobre los tracios sigue siendo proporcionada por las tumbas: Los túmulos: muchos eran una amplia construcción circular cubierta con falsa cúpula. Con el mismo sistema estaba realizada la bóveda del corredor de acceso, a veces precedido por un vestíbulo. Los bloques perfectamente labrados y dispuestos denotan un gran progreso en la técnica constructiva. Estas tumbas comenzaron a difundirse desde el área odrisia de los Ródope orientales y la mayoría se remontan al siglo V a. C., cuando los odrisios alcanzaron la cima de su poder. La forma y la técnica muraria de las tumbas muestran evidentes afinidades con las tumbas de tholos micénicas, pero es difícil que éstas hayan sido imitadas dada la diferencia cronológica con las tracias.
  • 27. Tracia, en el siglo IV a. C., se vio involucrada en la política expansionista de los soberanos macedonios: Filipo II anexionó primero el reino limítrofe de los tracios sapeos, luego el de los odrisios orientales y por último las ciudades griegas de la costa. Nacen como colonias macedonias las ciudades de Plovdiv (fundada con el nombre de Filípopolis y a la que los tracios llamaron Pulpudeva) y de Stara Zagora (Beroe) Otros colonos macedonios se establecen en los asentamientos odrisios de Kabyle y Drongilon. Tracia se convirtió en una provincia macedonia que Alejandro Magno amplió llevando el confín al Danubio, aunque reconoció la autoridad local de los reyes rendidos. Tras la muerte de Alejandro, Tracia se disgregó entre las tendencias separatistas de los diádocos y la resistencia de los distintos pueblos sometidos. El gobernador Lísimaco asumió el título de rey en el 305 a. C., pero comprometido en los conflictos entre diádocos, no logró doblegar a los tracios, con los cuales estuvo en continua lucha. En el 278, tres años después de morir Lisímaco, los celtas se dirigieron hacia los Balcanes y, tras la derrota de Delfos, giraron hacia Tracia, donde fundaron el reino de Tule, de ubicación incierta, en el Maritsa o en los montes Strandja. Aniquilan a la aristocracia indígena y su dominación dura hasta el 216 a. C. En la primera mitad del siglo II, los emperadores Adriano y Trajano, promovieron la urbanización, también para reactivar la economía de regiones fértiles que las guerras dacias habían devastado. Así en la Moesia Inferior, se fundaron las ciudades de Nicópolis en el Istro (en recuerdo de la victoria sobre los dacios al sur del Danubio) y de Marcianópolis (véase carpianos). En la Moesia Singidinum, correspondiente al actual Belgrado, en la confluencia del Danubio y del Sava, estuvo el castro romano de la legión IV Flavia. Se han identificado tramos de las murallas rumanas bajo el muro este de la ciudad alta. Entre las regiones de Rumanía que se incluyeron en le Imperio romano, la primera fue Dobruja, anexada en el siglo I a la provincia surdanubiana de Moesia. Seguramente, Augusto había previsto la anexión, en su proyecto de llevar el límite al Danubio. Sin embargo, no se realizó hasta mucho más tarde como resultado de un proceso gradual. Una primera intervención fue
  • 28. motivada por una gran migración de germanos bastarnos a la península Balcánica, resistida con éxito en el 28-29. En esta ocasión, las tribus getas de Dobruja, que se habían opuesto a las acciones romanas sobre su territorio, fueron sometidas y asignadas al reino odrisio de Tracia, reconstituido como estado vasallo. Esta medida temporal permitió consolidar la situación de Panonia, mientras una zona amortiguadora alejaba a las poblaciones tracias de más allá del Danubio y a los nómadas sármatas dispersos en las estepas septentrionales del Ponto. Las colonias griegas, formalmente independientes, entraron en la esfera de la autoridad romana, pero la situación del bajo Danubio seguía tensa: continuas correrías mantenían el reino odrisio y las ciudades de la costa en un clima de terror, del que queda eco en los versos escritos por Ovidio durante su exilio en Tomis. Dominada la revuelta panónica del año 9, se pasó a la gradual consolidación del poder romano en el bajo Danubio: después de una campaña conducida por el general Elio Catón, 50.000 getas de la llanura de Valaquia fueron trasladados al sur del Danubio y declarados súbditos del Imperio romano. Las excavaciones en las fortalezas getas de Popeşki y de otras de la franja ribereña septentrional han confirmado que las medidas radicales de Catón despoblaron la zona por completo. No obstante, sólo después de que fueron dominados los últimos focos de resistencia en Moldavia, el reino odrisio fue suprimido y unido al imperio por decisión de Claudio: con la zona sur de los Balcanes se constituyó la provincia de Tracia, mientras que la del norte, comprendida Dobruja, fue anexionada a la provincia de Moesia, ya creada por Tiberio en el año 15, en el territorio de Serbia. Más tarde, Moesia fue dividida en dos provincias por Trajano, la Moesia Superior y la Moesia Inferior. Esta última se extendía desde el río Loms (en Bulgaria) hasta el mar Negro. La notoriedad de Tomis está vinculada al nombre de Ovidio, que allí pagó con el exilio perpetuo la famosa imprudencia del carmen et error. Al sur de los Balcanes se extendía Tracia, a la cual luego se unió el Quersoneso tracio Tras la retirada de los celtas, las regiones costeras fueron disputadas entre los monarcas helenísticos, hasta que los acuerdos de Apamea (188 a. C.), estipulados en la conclusión de la guerra entre Roma y Antíoco el Grande de Siria, asignaron el Quersoneso tracio al reino filorromano de Pérgamo . Así
  • 29. comenzó a introducirse Roma, que extendió su protectorado a las ciudades griegas de la costa póntica. En la primera mitad del siglo II a. C., se fundaron las ciudades de Plotinópolis, Trajanópolis y otras. Centros prexistentes, como Serdica (la actual Sofía y Filípolis, son fundados de nuevo. En el 133 a. C., el reino de Pérgamo pasa por testamento a los romanos y luego es anexionado el Quersoneso tracio, respetando la autonomía de las colonias. Quedaron independientes las regiones del interior, donde sobrevivía el reino odrisio, más tarde reforzado como protectorado romano, para alejar la amenaza de las incursiones de getas, bastarnos y otras poblaciones de más allá del Danubio. El reino autónomo odrisio fue suprimido en los años 44-46, por el emperador Claudio, y en su lugar fueron instituidas las provincias de Moesia y Tracia, esta última con el Quersoneso, anteriormente unido a Macedonia. La capital de Tracia fue Perinto, en la Turquía europea. Es preciso citar a la ciudad de Scupi, 5 km al noroeste de la actual Skopie. Antigua ciudad de los dárdanos sobre el río Vardar (antiguo Axio), fue ocupada desde el siglo II a. C. por los romanos. Se convirtió en colonia con el nombre de Colonia Flavia Aelia Scupi, con Adriano. Los tracios de Dacia formaron un poderoso reino, en el siglo I a. C., bajo el rey Berebistas. Tracia (en búlgaro Тракия, Trakija; en griego Θράκη, Thráki; en turco Trakya) es una región del sureste de Europa, en la península de los Balcanes, al norte del mar Egeo, enclavada en Bulgaria, Grecia y la Turquía europea. En su época, esta región histórica se extendía desde Macedonia hasta el mar Negro y desde el mar Egeo hasta el río Danubio. Ocupa la punta del sureste de la península balcánica y comprende el nordeste de Grecia, el sur de Bulgaria y la zona europea de Turquía. Sus límites han variado en diferentes períodos. Las montañas Ródope separan la Tracia griega de la búlgara y el río Evros separa la Tracia turca de la griega, denominadas en ocasiones «Tracia occidental» y «Tracia oriental», respectivamente. Las ciudades principales de la zona son Estambul (antes Constantinopla), Kallipolis, Edirne (antes Adrianópolis) y Tekirdag, todas ellas en Turquía. En la zona griega se distinguen Komotini, Xánthi y Alejandrópolis como las ciudades más grandes. En el área búlgara destacan urbes como Plovdiv,
  • 30. Burgas y Stara Zagora. La región de Tracia es esencialmente agrícola, y en ella se producen tabaco, arroz, trigo, algodón, seda, aceite de oliva y frutas. Fue el escenario de uno de los doce trabajos de Hércules, el de las yeguas de Diomedes, en el cual Hércules debía traerle a su primo Euristeo las yeguas carnívoras del rey Diomedes. Un rey mítico de Tracia, Tereo, es el arquetipo del violador y el marido cruel en una leyenda popularizada, sobre todo, a través de la versión presentada por Ovidio en Las metamorfosis. Tereo desencadenó la furia y venganza de su esposa Procne, tras violar a su hermana Filomela (o Filomena). Los reyes aseguraban que descendían de Hermes, y el culto a Orfeo era muy importante. Introdujeron en la corriente cultural helena una de las ideas más relevantes de la historia: la que decía que los humanos tenemos alma, y que ésta es eterna, como algo aparte del cuerpo, y les despertó anhelos de inmortalidad. Por eso fueron tan ostentosos en los entierros, mausoleos y tesoros que acompañaban al difunto. los tracios aportaron parte del culto mistérico griego y romano como el culto de apolo, dionisio. En el territorio de las actuales Bulgaria y Valaquia, se desarrolló a partir del 4000 a.C. la cultura arqueológica de Karanovo-Gumelnitsa, en la cual se aprecia un cierto urbanismo con el diseño y construcción de redes de calles y estructuras defensivas. La vivienda seguía en la tradición danubiana de casas hechas con postes y arcilla, tejados a doble vertiente y ventanas redondas, albergando en ocasiones talleres domésticos de herramientas, bisutería y tejidos. Las industrias del sílex, cerámica y cobre aparecen muy desarrolladas, lo que denotaría una fuerte especialización tanto artesanal como minera que, a su vez, requeriría de una clara jerarquización social. Ésta se evidencia en necrópolis como la de Varna, en cuyas tumbas encontramos grandes diferencias entre los ajuares, que evidencian caracteres hereditarios y denotan la existencia de una élite principesca. Por lo general las inhumaciones mantenían el rito tradicional (en posición fetal), aunque aparecen algunos cadáveres en posición estirada, así como cenotafios (tumbas simbólicas sin cuerpo pero con ajuar). La religión aparece reflejada a través de ciertos edificios considerados templos, que albergan en su interior altares decorados en rojo sobre blanco con motivos solares y espirales. Se supone que sería una religión solar, asociada al culto de la Diosa madre, cuyos ídolos (muy esquematizados) aparecen en abundancia. También se encuentran figurillas votivas con rasgos individuales, tanto femeninas como masculinas y de parejas. La cerámica es como la de la última fase de Boian, pintada al grafito, apareciendo después nuevas formas como copas de borde grueso sin decorar, recipientes finos de dos asas y los “askoi”.
  • 31. Hay numerosos mitos que involucran a la civilización tracia, como ocurre con otras culturas de la antigüedad. Probablemente a muchos les sorprenderá que el más destacado mito sea el de Orfeo, poeta de origen tracio, protagonista de diversas historias que después se incorporaron al panteón griego. Dioses como Bóreas o Ares también proceden de la religión tracia. Se dice que fue asesinado por mujeres tracias. La lectura de los hallazgos arqueológicos indica que creían en la inmortalidad del alma y la vida de ultratumba, de forma similar a los egipcios. Por ello, los difuntos se acompañaban de ricos ajuares, que tenían que servirlos para la nueva vida que llevarían a partir de aquel momento. Homero, en la Ilíada y la Odisea, menciona a los tracios como los aliados de Príamo en la guerra de Troya (1200 a.C). Hesíodo, en sus crónicas del siglo V a.C, los describe como “el pueblo más numeroso del mundo después de los hindúes”, y también como “salvajes guerreros sedientos de sangre”. Estas fuentes, entre otras, han motivado a diversos historiadores y arqueólogos a buscar evidencias que confirmasen aquello que en la antigüedad se decía de los tracios. Pero su relevancia y el creciente interés por su cultura no provienen del hecho de ser mencionados en los textos antiguos, sino de los grandes hallazgos que se han realizado en Bulgaria en los últimos años. El mito y el culto mistérico de Sabacio hunden sus raíces en Tracia y en el subsuelo telúrico. Lo comprueba su condición de dios de la vegetación así como el empleo de tierra, salvado, serpiente en el rito iniciático, residuos y síntomas de una prehistoria religiosa de tipo agrario. Heródoto sabía que el culto a Dioniso llegó más tarde a los griegos que el resto, pues comenta: “así es, la historia griega cuenta que tan pronto nació Dioniso, Zeus lo llevó a Nisa en Etiopía allende Egipto, y como con Pan, los griegos no saben qué fue de él tras su nacimiento. Apolodoro parece seguir a Ferécides, quien cuenta cómo el infante Dioniso, dios de la parra, fue criado por las ninfas de la lluvia, las Híades, en Nisa. Sin embargo, el nombre que los hititas anatolios se daban a sí mismos en su propia lengua (nesili) era Nesi. La influencia hitita en la cultura griega antigua casi nunca es apreciada. El culto helénico a Dionisios, caracterizado por sus aspectos mistéricos y de magia sexual, enlaza en sus primeros momentos con los ritos que los antiguos tracios consagraban a una divinidad a la que llamaban Sabazios, que sería la responsable del renacer de la primavera y de la fertilidad de las cosechas. Se trataba de unos ritos que hundían sus raíces en los tiempos neolíticos y a través de ellos los hombres rendían culto al continuo renacer de la vida. Se piensa que los rituales mistéricos de Dionisios, que en tiempos
  • 32. más recientes seria asimilado al Baco romano, existieron mucho antes de que esta divinidad descubriera a los hombres los benéficos efectos que el vino habría de producir en sus espíritus. Sabemos, en efecto, que en sus primeros momentos el papel que desempeñaban las seguidoras de Dionisios, las denominadas ménades o bacantes, sobresalía tanto en los propios cultos como en los misterios que en ellos se encerraban. Las ménades coronaban su cabeza con ramas y hojas de hiedra, que también masticaban, de modo que según Plutarco ese era el motivo de que pasaran a ser guiadas por espíritus que provocaban que sus cuerpos entraran en éxtasis. La hiedra, que adornaba el extremo de los tirsos, el largo bastón de madera que portaban las ménades, singularizaba los cultos dionisíacos en aquellos primeros momentos en que los hombres todavía no conocían el vino. Dionisios en su juventud hizo diversos viajes en los que habría conocido algunos de los ritos mistéricos que los hombres practicaban en lugares como Asia Menor, Egipto y Oriente. En esos viajes entró en contacto con los ancestrales misterios de Cibeles, la Gran Madre de los dioses, que también era considerada una divinidad del renacer y a la que se rendían cultos circunstancias contribuyeron, en suma, a configurar a Dionisios como divinidad que prometía la inmortalidad a sus iniciados. De un lado, el propio ejemplo que ofrecía su vida, asesinado por los Titanes y luego vuelto a nacer, y de otro los secretos conocimientos a los que habría tenido acceso en su viaje a los parajes del Hades. racias a la experiencia iniciática y a los conocimientos a los que se accedía el hombre tomaba conciencia de que tras su muerte le esperaba una existencia feliz en el más allá, llegando a comprender que su alma participaba de la naturaleza divina. Una inscripción funeraria del siglo II d.C., de clara inspiración órfica, nos confirma esas expectativas del difunto iniciado en los misterios: “A Eliano, hombre bueno y prudente, dedicó esta tumba su padre tributando honras fúnebres a su cuerpo mortal. Pero su corazón inmortal se alzó hasta la morada de los dichosos, pues el alma vive siempre, la que procura la vida y de los dioses desciende. Contén, pues, padre, tus lamentos; contén, madre, a mis hermanos. El cuerpo es túnica del alma, Así que venera al dios que hay en mí”. cuando el culto de la magia sexual en Europa se degrado de transformo en oscuridad y promiscuidad si los misterios divinos no se buscan,viven y conservan en inocencia ,ternura y santidad no divinizan al practicante.
  • 33. Las 12 claves de la Filosofía de Basilio Valentin PRIMERA CLAVE: “Que la esposa púdica sea unida a su esposo. La corona del rey hecha de un metal flavo. Libra a continuación el rey al hambre de un lobo vivaz. Haz esto tres veces y consume al lobo por un fuego muy violento. El rey saldrá con ello puro de mancha y de su propia sangre te podrá renovar”. El lobo representa al yo, que al ser desintegrado por medio del fuego (transmutación) es fortalecido el rey, nuestro ser. Aristóteles dice en “Luz de las Luces”, que el Mercurio debe ser cocido en un triple recipiente de vidrio muy duro”. Refiriéndose a las gónadas, las cuales contienen el mercurio. Este es nuestro sagrado magisterio del Fuego. Trituración entendemos aquí por Magia Sexual, y fuerza de voluntad. Es claro que hay que solidificar tres veces porque nosotros somos un trío de cuerpo. Alma y Espíritu.
  • 34. SEGUNDA CLAVE: “Dejadas sus vestiduras, que el Sol con Diana sean desnudos uno con otro, para el himeneo deseado, que dos luchadores se haga el precioso baño de la esposa, para que ella lave en el su cuerpo en atención al esposo, los combatientes combatieren, y cuando su ardor marcial haya cesado, tendrán un bello trofeo de su lucha” Entre las dos columnas (individuos) se halla el gran arcano. En cada caduceo hay dos serpientes, la manifestación dual de la unidad, la unidad al desdoblarse da origen a la femineidad receptora y productora en toda la naturaleza. Basilio explica: “Por otro lado, en este designio, ningún triunfo puede ser alcanzado si el rey no hubiere adjuntado a su agua su naturaleza enérgica y su fuerza y le haya abandonado la llave de su propio color a tal punto que sea destruido por ella y se vuelva invisible, por este cambio el debe volver a su forma invisible, no obstante con disminución de su esencia natural y perfeccionamiento de su cuerpo.”… “Esta es la rosa de nuestros maestros, de color púrpura, la sangre roja del dragón descrito por muchos artistas.” Se refiere a abandonar la falsa personalidad, pensamientos y todo aquello que la reviste para trabajar con pureza, los dos luchadores, idá y pingalá se enfrentan para magnetizarse sabiamente en el ascenso de las fuerzas engendradoras.
  • 35. TERCERA CLAVE: “Proveniente de la roca, que el dragón helado sea unido al águila: Uno quemará sus plumas, el otro fundirá sus nieves. Preserva bien tu azufre con la sal celeste para que el gallo devore al zorro malicioso. El pájaro ahogado en la onda retornará vida al fuego, y a su vez, morirá bajo los colmillos del zorro”. En el centro un dragón, con la cola retorcida. Arriba una zorra come un ave. Y sobre ella, un gallo le pica el cuello, quien quiera hacer subir por el canal medular el alma del mundo debe trabajar con el azufre (fuego), con el mercurio (Agua) y con la sal (Tierra filosófica) En Le Dernier Testament, pág. 219 dice: “Tercera clave: toma entonces una buena parte de espíritu de nitro y tres partes de espíritu de sal común, echa estos dos espíritus juntos en una cucúrbita un poco caliente, sobre el polvo de oro descrito arriba, , después ponle un capitel y el rematero bien sellados como debe ser, después, teniendo mecido y agitado diversas veces tu oro, como anteriormente fue hecho en la arena, y repitiendo la destilación cuanto más mejor, tu verás que el oro se vuelve, poco a poco, más volátil y que finalmente destilará y ascenderá hacia arriba. Porque, por solo una repetición y destilación de tu oro, la solidez y fijeza de su cuerpo se desliga y divide en todos sus miembros, los cuales son de este modo desechos uno con el otro y restituidos, tan abiertos que el oro así atenuado, deja enseguida ir su alma a un juez particular. Pero observa que, después de que este trabajo esté terminado, es necesario que separes, con cuidado constante tu oro, el cual destiló todos los puntos salinos, por destilación al baño maría, lo más suavemente que te sea posible, a fin de que no destile nada del color del oro, y que no tenga más pérdida. Después, con prudencia y juicio toma tu oro, o los cristales de oro donde separaste el agua y ponlos en una escudilla de barro propia para reverbar,
  • 36. ponla en el fuego y dale, primeramente un fuego lento, y moderado durante un hora, hasta que todo lo que hay de corrosivo sea separado completamente, y entonces tendrás un polvo de oro de un bello color escarlata, tan sutil y bello que es hermoso a la vista. Pon en un matraz limpio este polvo de oro y échale encímale espíritu reciente de la sal común, el cual, anteriormente, haya sido reducido suavemente, siguiendo el orden en el cual, te he instruido en mis toques de mano. Cierra el matraz y ponlo en calor moderado, porque así el espíritu adulzado de sal no puede ya disolver y romper el polvo de oro como había hecho antes, tanto más que su corrosividad y acritud le fue reducida por el espíritu de vino que le dio esa gran dulzura. La sustancia semi-sólida, semi-líquida, tiene un Mercurio puro, claro, blanco y rojo, y un azufre semejante. Además posee esa sustancia dos clases de sal: una fija y una volátil. Esta materia prima de la Gran Obra, es el Semen de nuestras glándulas sexuales. Con nuestra ciencia y mediante el FUEGO, transformamos esta maravillosa sustancia, para que al final de la obra, sea millones de veces más perfecta. Deja el matraz en este calor no violento, hasta que el espíritu de la sal sea teñido de color de un soberano grado, bello, transparente y bermejo como rubíes. Retira dulcemente, por inclinación el espíritu teñido y ponlo otra vez sobre tu oro tantas veces que el espíritu necesite para no teñirse más. Después, pon en un alambique todo el espíritu teñido y separa toda la humedad al baño maría con calor moderado y en el fondo del alambique se te volverá el azufre del oro un polvo bello, delicado y sutil, de gran mérito y valor, que es una materia con la cual se puede, por medio de un rápido y corto procedimiento, teñir la plata en u más alta perfección”. Aquí enseña primero a purificar el oro con el antimonio, segundo, preparar el agua regia para el baño del rey sin faltar la disolución, y tercero, la extracción del azufre alquímico del oro. “Pero yo exhorto a discípulos míos, ya que la naturaleza les ha dejado un camino más corto, a guardarlo y seguirlo ahora. Recelando de que ellos no se precipiten en una extrema pobreza si se divierten a extraer el mercurio del oro, cuando el habría sido reducido en la destrucción y ruina de sí mismo lo que no fue practicado por los antiguos, ya que esto es contranatural.» Pero observa, sobretodo, que este espíritu mineral se encuentra en otros metales, aunque todavía, se encuentre paralelamente e incomparablemente siendo mas eficaz en el espíritu de un cierto mineral, donde puede ser extraído y preparado con mucho menos trabajo y despilfarro…” «Y, por lo tanto, el astro del oro no se encuentra solamente en el oro, de manera que solamente por la adición del espíritu de mercurio y del azufre áureo, la piedra filosofal pueda ser hecha…»
  • 37. La sal disuelve y coagula todas las cosas. La tierra es de la naturaleza de la sal, y por ello se disuelve en el agua, y se coagula en el agua. Los continentes salen de las aguas saladas de la mar, y vuelven al mar. Nuestra tierra filosófica, es decir, nuestro cuerpo humano, debe reducirse a las sales seminales, para elaborar con esas sales el Niño de Oro de la Alquimia Sexual. La sal se halla en la orina y en el sudor. El azufre es un principio grasoso y aceitoso que une a la sal y al mercurio indisolublemente. El azufre tiene parte de la solidez de la sal, y parte de la volatilidad del mercurio. El azufre abunda en las grasas y en las axilas El mercurio es un licor espiritual aéreo y raro, es el águila volante de la Filosofía, es nuestro Caos. El Mercurio se encuentra en la sangre, Médula, humor acuoso, hueso, músculo, etc. Raymundo Lulio, dice: —“¡OH hijos míos! Aprended a serviros de esa materia venerable, porque os lo advierto, bajo la fe del juramento, que si no sacáis el mercurio de esos dos metales, trabajaréis como ciegos en la oscuridad y en la duda”. «Para que ahora cumpla lo que falta de mi promesa y cuente mas de lo que ha sido dicho y se contiene en mis doce claves, debes saber que ninguno filósofo está enteramente obligado a trabajar con el metal del oro…» «Ahora, en este momento, es necesario que aprendas que tal alma o azufre áureo, tal sal y espíritu se encuentra mas fuerte y virtuoso en Marte y Venus y, así como, en el vitriolo, como también Marte y Venus se pueden reconducir como por retrogradación en vitriolo muy virtuoso y eficaz, en dicho vitriolo metálico se encuentran ahora bajo un cielo los tres principios, a saber el mercurio, el azufre y la sal y, de cada uno de ellos se puede particularmente sacar y obtener con poco trabajo y tiempo, como podrás comprender. Ya te he referido en el presente una sucinta explicación de un vitriolo mineral que se encuentra en la Hungría, bellísimo y de alto grado.»
  • 38. CUARTA CLAVE: “Toda carne aquí abajo, proviene de la tierra, al cabo de poco tiempo retornará a cenizas; la sal saldrá de allí, por medio de la cual reaparecerá al día la carne así disuelta, tú que de esta manera quieres ver las formas pasadas, entrega a la sal a la vez el azufre y el mercurio”. Es en el crisol donde la materia prima de la Gran Obra sufre con infinita paciencia la pasión del señor. En el erótico crisol de la alquimia sexual muere el ego y renace el “Ave Fénix” de entre sus propias cenizas: INRI, “In Necis Renaceré Integer” (En la muerte renace intacto y puro) Los principios de todos los metales son: la Sal, el Mercurio y el Azufre. Cada uno por sí solo no podría dar origen a los diversos metales, pero unidos crean, así la piedra filosofal contiene inevitablemente estos tres principios. El fuego es el Azufre; el Mercurio es el Espíritu; la Sal es la maestría de la Alquimia, el amor. De las doce claves, sólo tres fueron explicadas por Basilio, quien abandona la descripción de las restantes claves ya que, según su entender, era un trabajo contranatural porque esta vía puede ser hecha con ventaja por medio del vitriolo en donde él describe en lenguaje claro el respectivo modus operandi. Rogerio Bacon afirma: “Naturaleza contiene a Naturaleza, Naturaleza se alegra con Naturaleza, Naturaleza domina a Naturaleza y se transforma en las demás Naturalezas”.
  • 39. QUINTA CLAVE: “La tierra por ella misma no produce nada, es el espíritu quien abastece y sostiene la vida. Toma su origen de los astros luminosos. De allí todos los metales extraen sus cualidades. La piedra Hercúlea se une con amor al hierro, así nuestro león ama a nuestro mercurio”. El león representa al hierofante, la ley, el rigor, el signo de la omnipotencia divina; quien ama a aquellos que trabajan con el mercurio y desarrollan sus virtudes. Los metales representan los cuerpos del ser humano, el primero que transmutamos en oro es el cuerpo de la Conciencia. El segundo metal que hay que transmutar es el cuerpo Etérico. Los cuatro cuerpos del pecado son remplazados por cuatro cuerpos celestiales, que sirven de templo al Espíritu Triuno e inmortal. En este trabajo de alquimia, las substancias espirituales se vuelven corpóreas, y las substancias corpóreas se vuelven espirituales. El Génesis es un tratado de Alquimia Sexual. , fecundamos nuestro Caos con el Fuego Sagrado del Kundalini, cuyo resultado es una serie de transmutaciones tátwicas dentro de nuestro propio laboratorio orgánico, hasta realizar el Rey Sol, el Maestro de transmutaciones metálicas, dentro de las profundidades vivas de nuestra conciencia interior. Así pues, todos los metales de la Tierra pueden ser descompuestos en el Mercurio, porque el mercurio es la materia prima de todos los metales. Este Mercurio es el Semen espermático, en el cual pueden descomponerse todos los metales, porque ese es el elemento de donde salen todas las cosas.
  • 40. SEXTA CLAVE: “Hembra y macho unidos hacen germinar la semilla. Que entonces neptuno prepare los baños requeridos, después de que el macho devore su nevoso cisne a fin de que dos pierdan y recobren su vida, cuatro vientos soplarán y el rey, por el fuego, se unirá lleno de amor a su esposa querida”. La Magia Sexual solo se puede realizar entre esposo y esposa, en hogares legítimamente constituidos. Marido y mujer forman una polaridad completa positivo - negativa. Pero cuando el hombre entra a otra mujer, o la mujer entra a otro varón para practicar Magia-Sexual, se forma una doble polaridad que resulta absolutamente negativa. La doble polaridad no tiene poder para transmutar la energía sexual. La doble polaridad no puede fecundar el Mercurio de la filosofía secreta, con los fuegos solares. La doble polaridad no puede despertar el Kundalini. Esta clave representa encantamiento, equilibrio, unión amorosa de hombre y mujer. Lucha terrible entre el amor y el deseo. Es enlazamiento. Representa la lucha entre el espíritu y la bestia animal. Antes de poder transmutar los metales, hay que reducirlos primero a su materia prima. Así también, antes de que el hombre pueda redimirse de sus pecados y entrar en el reino de los cielos, hay que primero reducirlos a su materia prima, para luego transmutarlo en el hombre celestial de que nos habla San Pablo. Es como tener una estatua que para darle una forma completamente nueva, debe primero reducirse a su materia prima descomponiéndola en los mismos elementos de que está compuesta. Y posteriormente se le puede dar la forma anhelada. "Cambia las Naturalezas y hallarás lo que buscas". Si queremos sublimar nuestras bajas pasiones, debemos primero ser castos para reducir todos nuestros metales a su materia original.
  • 41. SÉPTIMA CLAVE: “Primavera, verano, otoño, agua, sal de los sabios, componen nuestro caos a calentar al sol. Sin embargo de los astros, no has puesto pesos justos, ninguna propicia brisa cumplirá tus deseos. Del firme sello de Hermes, cierra el vidrio, por temor a que tu materia no sea presa del errante viento” El trabajo interno debe realizarse de acuerdo a la ley y no caprichosamente y debe permanecer alerta desde el principio hasta el final, de la primavera al invierno, en épocas de progreso y de crisis. El Padre que está en secreto es inmortal, omnisciente, pero sin autorrealización, no puede dominar el físico, ni tiene soberanía sobre los elementos, en cambio una mónada autorrealizada es poderosa, por eso en el libro de los muertos egipcio el devoto se dirige a Horus diciendo: “Yo te fortifico tus piernas y tus brazos”. A su vez el devoto le pide que fortifique sus tres cerebros (Intelectual, emocional, motor).
  • 42. OCTAVA CLAVE: “Para pudrirse las semillas a la tierra se confían. Nuestros cuerpos son puestos en la tumba, más para volver a salir. Así, todos los elementos se encuentran en cada uno, si puedes, como conviene, de uno extraer los otros” Está relacionado con el arcano 8 del tarot, que se refiere a los procesos de la vida y de la muerte en la piedra filosofal, cincelada con el martillo de la inteligencia y el cincel de la voluntad. La octava llave es una alegoría alquímica, clara y perfecta de los procesos de la muerte y resurrección que se suceden inevitablemente en la preparación esotérica de la piedra filosofal que está entre las columnas Jachin y Boaz. Para elaborar el Elixir Rojo y el Elixir Blanco, necesitamos inevitablemente de una sustancia donde la Sal, el Azufre y el Mercurio se hallen totalmente puros y perfectos, porque la impureza y la imperfección de los compuestos se vuelve a encontrar en el compuesto, por eso es necesaria la putrefacción, la muerte de los elementos indeseables de nuestra psiquis. Empero, como a los metales no se les puede agregar sino substancias extraídas de ellos mismos, es lógico que ninguna sustancia extraña pueda servirnos, por lo tanto dentro de nosotros mismos tiene que encontrarse la materia prima de la Gran Obra. Nosotros perfeccionamos ésa sustancia según arte y es el Fuego Sagrado de nuestro laboratorio orgánico. NOVENA CLAVE: “Haz que de un triple corazón crezcan tres serpientes vivas, después enciérralas juntas en un vaso de cristal. Venus hace admirar la graciosa cola del pavo, y alegra tus ojos como un cisne blanco como la nieve. Favorito de Saturno, un cuervo negro seguirá, y después del ala del águila presentará sus plumas”. El descenso a la novena esfera era en los templos antiguos la