El documento describe tres perspectivas funcionalistas: 1) El funcionalismo absoluto sostiene que cada elemento cultural cumple una función vital e indispensable para la sociedad. 2) El funcionalismo relativizado acepta que no todos los elementos cumplen necesariamente la función que afirman, pudiendo existir disfunciones. 3) El funcionalismo estructural ve a la sociedad como un sistema complejo cuyas partes deben desempeñar funciones esenciales para mantener la solidaridad y estabilidad social.