1. “Verán
al que ellos
mismos
traspasaron”
Jesús crucificado
contemplado desde el arte
2. Salvador Dalí
El Cristo de San Juan de la Cruz
(1951)
El autor quiso que fuera “la imagen más
bella y alegre” de todas cuantas había
pintado. 1
El Cristo no tiene corona, ni clavos ni la
inscripción INRI.
No lleva firma “porque encima de Dios, el
supremo creador, no hay otro creador
posible, ni siquiera Dalí”. 2
4. Diego de Velázquez
Cristo crucificado
1632
Transmite serenidad más que
dolor.
El cuerpo no parece colgado, sino
adherido a la cruz.
“La corona de espinas parece
real, al igual que el gesto de
reposo definitivo del rostro, con
los ojos cerrados. El drama del
Nazareno ya había terminado”. 3
5. “El castigo que nos da la paz recayó sobre
él
y por sus heridas fuimos sanados”.
6. El Greco
Cristo abrazado a la
cruz
1602
Cristo no carga con la cruz, la
abraza.
La mirada, iluminada, se dirige
al cielo destancando la
sensación de elevación. No
expresa sufrimiento, sino una
profunda paz interior.
La cruz no es padecimiento,
sino el camino de acceso a
Dios.
7. “Pero él soportaba nuestros sufrimientos
y cargaba con nuestras dolencias”.
8. Edvard Munch
Gólgota
1900
“Es una reflexión metafísica
de esa época, en la que el
autor reinterpreta la
iconografía cristiana para
plasmar sus propios conflictos
y las tensiones entre el
individuo y la sociedad de una
época tumultuosa”. 4
9. “Y la multitud que se había reunido para
contemplar el espectáculo, al ver lo sucedido,
regresaba golpeándose el pecho”.
10. Marc Chagall
Crucifixión blanca
(1938).
Pintura con un fuerte
contenido social.
Pintada cerca del
comienzo de la II
Guerra, expresa el dolor
de los judíos
perseguidos por el
régimen nazi
asociándose al
sufrimiento de Cristo.
11. “Y cuando yo sea levantado en alto sobre
la tierra, atraeré a todos hacia mí”.
12. Delante de la cruz
Delante de la cruz, los ojos míos
quédenseme, Señor, así mirando
y sin ellos quererlo estén llorando
porque pecaron mucho y están fríos.
Y estos labios que dicen mis desvíos,
quédenseme, Señor, así cantando,
y sin ellos querer estén rezando
porque pecaron mucho y son impíos.
Y así con la mirada en vos prendida
y así con la palabra prisionera,
como a la carne a vuestra cruz asida
quédeseme, Señor, el alma entera
así clavada en vuestra cruz mi vida,
Señor, así cuando queráis me muera.
San Lucas como pintor, ante Rafael Sánchez Mazas
Cristo en la cruz, de Zurbarán
(1635-1640)
13. Pastor
Pastor, que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño,
tú me hiciste cayado de este leño
en que tiendes los brazos poderosos.
Vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguir empeño
tus dulces silbos y tus pies hermosos.
Oye, Pastor, que por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres,
espera, pues, y escucha mis cuidados.
Pero ¿Cómo te digo que me esperes,
si estás, para esperar, los pies clavados?
Lope de Vega
Cristo, de Goya
14. Paul Gauguin
Cristo amarillo (1888)
¿Quién es éste que viene,
recién atardecido,
cubierto con su sangre
como varón que pisa los racimos.
Este es Cristo, el Señor,
convocado a la muerte,
glorificado en la resurrección.
15. No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
¡Tú me mueves, Señor! Muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Teresa de Jesús
Cristo en la cruz, Odilon
Redon (1910)
16. Bibliografía: AAVV (Joan Ricart – coordinador).- Grandes Maestros de la
Pintura.- Barcelona.- Editorial Sol 90.- 2006.-
Presentación: Pablo Garegnani