1. EPISCOPEO
Ayudar al enfermo es la ”justicia mas grande” que pide Jesús
La semana del 12 al 16 de septiembre en la cd. de Querétaro, se realizará el VII Curso
sobre la Pastoral de la Salud con el tema la “Espiritualidad del Agente de la Pastoral de la
Salud”. Ahí mismo realizaremos el XI Encuentro del Consejo Nacional de la Dimensión de la
Pastoral de la Salud. Es un encuentro anual, en que muchos de los agentes de la pastoral de la
salud de reúnen para estudiar, convivir, ponerse al día sobre el llamado del Señor a seguir
trabajando por los enfermos, “una diaconía de la caridad, que es central en la misión de la
Iglesia”.
El Santo padre Benedicto XVI nos ha recordado la importancia de la atención y el
cuidado de la salud, como un derecho inalienable. “La salud es un bien precioso para la persona y
la colectividad que hay que promover, conservar y tutelar, dedicando medios, recursos y energías
necesarias para que más personas puedan acceder a ella… Es necesario trabajar con mayor
empeño a todos los niveles para que el derecho a la salud se haga efectivo, favoreciendo el acceso
a los cuidados sanitarios primarios”.
Estamos llamados a inclinarnos como el Buen Samaritano hacia el hombre herido
abandonado al lado del camino y realizar esa “justicia más grande” que Jesús pide a sus
discípulos y lleva a cabo en su vida, porque el cumplimiento de la ley es el amor. La parábola
del Buen Samaritano (Lc 10, 25-37), es fuente de inspiración para los agentes de la Pastoral de
la Salud. Lo ha sido para muchos hombres y mujeres que han entregado su vida a este apostolado.
¿Cuáles son los aspectos más fascinantes del Buen Samaritano? A la pregunta
planteada a Jesús por un doctor de la Ley sobre qué debía hacer para heredar la vida eterna, el
Señor le hace referencia al mandamiento sobre el amor a Dios y al prójimo. ¿Y quien es mi
prójimo? La respuesta de Jesús es la parábola del Buen Samaritano, en la que invierte los roles
de la persona herida y de la persona que proporciona la asistencia. Superficialmente se esperaría
que en la conclusión de la parábola el hebreo herido fuese el prójimo del Samaritano (el que lo
ayuda). Jesús no concluye así, invierte los papeles. El prójimo no es la persona en peligro que
tiene necesidad de la asistencia, sino aquel que lleva ayuda.
La persona que asiste al otro, tiene la tendencia de ponerse a sí mismo en el centro del
círculo, viendo al enfermo como prójimo que necesita asistencia. La parábola invita a todos los
agentes de pastoral a que inviertan sus roles: verse no a sí mismos, sino al enfermo que está en el
centro. No a ver al enfermo como objeto, sino como sujeto del cuidado médico, de quien se hace
prójimo como sujeto de amor por él.
La razón del Samaritano para ayudar al herido es que, al verlo, tiene compasión de él. No
es algo superficial, es algo muy profundo, toca lo íntimo del Samaritano y lo impulsa a actuar:
curar las heridas de la víctima, llevar a una posada donde podrá curarse hasta que esté sano y
pueda retomar su viaje. La verdadera compasión necesaria para hacerse prójimo del enfermo
implica que uno está en la capacidad de ponerse en la situación que está viviendo. Esto exige
experiencia y madurez, así el Agente de Pastoral de la Salud tendrá la capacidad de mirar el
propio sufrimiento y las propias imperfecciones e integrarlas en su vida.
Otro elemento importante es que el Samaritano es custodio o protector del hombre
herido. El Agente de Pastoral de la Salud esta llamado a seguir a Jesús en el modelo del
Samaritano y ser custodios de los hermanos enfermos. Esto excluye todo paternalismo, pero
implica un pleno respeto por la libertad del enfermo.
Durango, Dgo., 11 de Septiembre del 2011. + Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango
Email: episcopeo@hotmail.com