La contemplación de la vida de Jesucristo, debe llevarnos a imitar su ejemplo de Servicio y atención a los enfermos; lo cual nos capacita para la animación de un grupo con espíritu renovado y en comunión.
Animación de grupo de pastoral de la salud desde mi encuentro con jesucristo
1. 1
Animación de un grupo de pastoral de la salud, desde mi encuentro con
Jesucristo.
Dos elementos esenciales marcan nuestro encuentro: El Documento de
Aparecida, fruto de la Quinta Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano y del Caribe; y la publicación de las Directrices para la
pastoral de la Salud en México. En el marco de estos sucesos históricos para
la Iglesia de México intentaré desarrollar mi participación.
1.- Animación de grupo.
2.- De pastoral de la salud.
3.-Desde mi encuentro con Jesucristo.
1.- Animación de grupo.
Animar un grupo significa poner anima, es decir, poner alma. Así como
dinamizar significa poner en movimiento, animar significa poner anima- alma.
¿Cuál es el alma del grupo que queremos poner? Me parece que al centro de
todo va Cristo. Él es el anima que queremos poner: Su estilo, su pedagogía, su
Reino, etc.
Lo queremos poner en un grupo, porque la comunidad es uno de los lugares
teológicos. El Maestro bien lo dijo “Donde dos o mas se reúnen en mi nombre
ahí estoy yo en medio de ellos”. El grupo es el nivel eclesial de la propuesta
de una salud salvífica y de una salvación saludable. Desde una perspectiva
cristiana somos llamados a entender y vivir la salud como experiencia de
salvación en medio de nuestra condición humana actual. Queremos vivirla al
estilo de Jesús.
Para el Documento de Aparecida los discípulos de Jesús están llamados a
vivir en comunión con el Padre y con su Hijo, muerto y resucitado, en la
comunión con el Espíritu Santo. La Iglesia es llamada a ser comunión como la
Trinidad es comunión. No hay discipulado sin comunión. La fe nos libera del
aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión. Esto significa que una
dimensión constitutiva del acontecimiento cristiano es la pertenencia a una
comunidad concreta en la cual vivimos. La Iglesia es la casa y escuela de
comunión, donde los discípulos comparten la misma fe, esperanza y amor al
servicio de la misión evangelizadora. La Iglesia es comunidad de amor que
atrae a su seno cuando vive ese amor irradiado de Cristo; es comunión en el
amor. En el Pueblo de Dios, “la comunión y la misión están profundamente
unidas entre sí… La comunión es misionera y la misión es para la comunión”.
2. 2
Los lugares de esta comunión son: La Diócesis, la Parroquia, las Comunidades
Eclesiales y las Pequeñas comunidades.1
Dicen las Directrices para la Pastoral de la Salud en México: “La atenta
contemplación de Jesús, su vida, sus palabras, sus gestos, su forma de afrontar
el sufrimiento y la muerte, su trato y relación con las personas, especialmente
con las enfermas, ayudarán al agente de salud y de pastoral de la salud a
configurar su estilo de presencia junto al enfermo y a desempeñar fielmente su
misión en el nombre del Señor”.2
El numero 26 de estas Directrices nos dice: “Jesús elige su grupo, lo forma y
comparte con él su misión. Jesús dedica una parte importante de su tiempo a
ser educador y animador de agentes de pastoral. Elige un grupo de
colaboradores (Mateo 10,1-4; Marcos 3,13-19). Da preferencia en su trabajo a
la formación del mismo, siguiendo como educador su proceso paso a paso. En
el grupo cada uno manifiesta su manera de ser (Marcos 8,32), su proceso de
adaptación al mismo, sus intereses y egoísmos (Marcos 10,37), sus
experiencias. Jesús los lleva con él y hablan de lo que han vivido (Marcos
1,17); confronta sus intereses con los del Reino de Dios (Lucas 22,24-30);
manifiesta su inconformidad con ciertas maneras de pensar de algunos del
grupo (Mateo 20,26-28); Marcos 9,35); los envía a encontrarse con las
personas y posteriormente revisa su actuación (Marcos 6,30; Lucas 9,10); los
anima ante los fracasos (Mateo 5,11-12); les ayuda a vivir la realidad hecha de
contradicción y de momentos difíciles, por fidelidad al Reino de Dios.”
La animación de un grupo es pues, el arte de caminar junto a un grupo;
acompañándolo, hasta lograr sus propios objetivos. Es redescubrir la
dimensión comunitaria tanto de la salud como de la enfermedad; es el deseo
de superar el aislamiento y el individualismo. Juntos logramos más.
Recordemos que liderazgo pastoral no solo significa uno, sino también unos.
También se vive un liderazgo pastoral en la manera como el grupo vive el
evangelio.
Un grupo puede ser definido como “Una colectividad identificable,
estructurada, continua, de personas sociales que desarrollan roles específicos
conforme a normas sociales, a intereses y valores en la consecución de
valores comunes.” Cada grupo requiere, según sus características, una
animación especifica.
1
Cfr. Aparecida. Documento conclusivo. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del
Caribe, Ediciones CEM, México 2007, nn. 154-180.
2
Directrices para la Pastoral de la Salud en México, Ediciones CEM, México 2008, n.15
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Podríamos decir que hay dos tipos de grupos: Primarios y Secundarios. Los
primeros caracterizados por relaciones estrechas entre un número limitado de
personas y los segundos por ser grupos más grandes y jerarquizados.
Pongamos un ejemplo: un grupo parroquial de la UEM (Unión de enfermos
misioneros) es un grupo primario, el equipo diocesano de la UEM es un grupo
secundario.
La comunidad es norma esencial para la misión de la Iglesia. Necesitamos
renovar nuestra comunión para servir al mundo: “En esta hora de nuestra
historia, la Iglesia tiene una misión que cumplir. La tarea de la evangelización
todavía no está acabada. Para llevarla adelante, es condición necesaria,
además de la conversión, la comunión, que tiene su origen en la Trinidad y
que se expresa y se fortalece en la Eucaristía, fuente y culmen de la vida
cristiana.”3
“Una Iglesia que sabe reconocer en el rostro del hermano necesitado el rostro
de Jesús y está siempre dispuesta asistirlo puede situarse, con actitud
profética, ante los hombres para invitarlos a reconocer que a la libertad
verdadera sólo se llega mediante el amor que se actúa en la historia. De esta
manera la Iglesia lleva a toda persona a reconocerse como miembro de una
familia, llamada a compartir una misma mesa.”4
2.- De Pastoral de la Salud.
¿Qué es la Pastoral de la Salud? “La Historia de la Salvación es para nosotros
la Historia de la Salud. Ella nos dice bien a las claras que en el ministerio de
Cristo y de su Iglesia siempre ha ocupado un lugar importante la asistencia a
los enfermos y la ayuda espiritual a los mismos.
Las estadísticas nos enseñan que en el presente pasan más personas por los
hospitales y centros de salud que por nuestras iglesias; por ello contemplamos
el hospital no solo como lugar de servicio a la salud sino como lugar adecuado
para la evangelización de todas sus realidades. Es que el sufrimiento humano
dispone al hombre de todos los tiempos a buscar una respuesta trascendental y
toda vivencia religiosa tiene una dimensión terapéutica, digna de tener en
cuenta desde ambos aspectos”.5
“Para llegar a comprender lo que es la Pastoral de la Salud, hay que comenzar
situándola en el extenso campo de la Pastoral. Pero tal comienzo lleva consigo
el planteamiento de una serie de preguntas como estas: ¿Qué es la Pastoral?
¿Por qué los cristianos comprometidos en la misión de la Iglesia decimos tan a
3
Directorio para la Pastoral Social en México, Comisión Episcopal de Pastoral Social, Ediciones CEM, n.
126.
4
Op. Cit. n. 201.
5
Pastoral de la Salud, Orden hospitalaria de San Juan de Dios-SELARE, CELAM, PELAL V, Bogotá 1999,
p. 9.
4. 4
menudo que hacemos pastoral? ¿Qué significado se esconde tras este adjetivo
sustantivado?”6
Por “Pastoral” entendemos la respuesta o propuesta de la Iglesia frente a
determinada realidad que es leída desde una mirada creyente. Es partir de la
realidad que se quiere enfrentar para dialogar con la teología y volver con una
propuesta desde la fe. Hay una Pastoral extensa –toda la acción de la Iglesia- y
unas pastorales especializadas –que toman sectores de la realidad del Pueblo
de Dios para atenderlos de una manera más adecuada y eficaz-.
La Pastoral es el dialogo fecundo entre realidad y teología; podemos decir que
sin teología no hay auténtica pastoral, y sin pastoral no hay auténtica teología.
La Pastoral de la Salud, como pastoral especializada, tiene sus características
y sus retos.
Una clarificación de conceptos. Me parece importante distinguir tres
conceptos: Pastoral de enfermos, Pastoral Sanitaria (Hospitalaria) y Pastoral
de la Salud.
a) La pastoral de enfermos es el visiteo y acompañamiento a los enfermos.
La atención a la familia es secundaria. Más que nada importa el
enfermo. Esta pastoral se da en casas. Esta pastoral es necesaria y debe
quedar incluida en un proyecto de Pastoral de la Salud. Históricamente
es la más practicada en la Iglesia, la Carta del Apóstol Santiago la
atestigua (Cfr. Sant 5,13-16). Esta pastoral de una manera muy especial
la desarrolla en muchas diócesis el grupo de la Unión de Enfermos
Misioneros. La UEM es una de las obras misionales pontificio
episcopales que tenemos. En estos grupos, la sectorización parroquial,
el acompañamiento del sacerdote propio, el desarrollo de voluntarios y
la participación de la familia garantizan un buen resultado pastoral. La
mayoría de estos enfermos son enfermos permanentes, es decir crónico
degenerativos; algunos con capacidades diferentes y adultos mayores.
b) Pastoral Sanitaria (Hospitalaria). Su campo de acción son los enfermos
y los agentes sanitarios. Generalmente se vive en los hospitales, donde
se da un acompañamiento regular. La ejercen los Capellanes
hospitalarios y los sacerdotes que por gusto propio visitan enfermos, así
como los equipos de voluntarios que visitan enfermos en los hospitales.
Según la regularidad se pueden vivir un proceso de acompañamiento
con el enfermo y su familia. Esta pastoral surge a raíz de la Ilustración
que quitó la atención sanitaria de manos de los religiosos y la puso en
manos del Estado. En esta pastoral colaboran muchas religiosas y
6
Introducción a la pastoral de la salud, Jesús Conde Herranz, San Pablo, Madrid 2004, p. 7.
5. 5
religiosos que atienden clínicas propias, o que trabajan en instituciones
de salud. “Las 32.116 instituciones católicas dedicadas a la Pastoral de
la Salud en América Latina representan un recurso para la
evangelización que se debe aprovechar.”7
c) Pastoral de la Salud. Esta pastoral incluye las dos anteriores, pero
quiere leer la salud como lugar teológico. Considera a la Iglesia, como
comunidad sanada, sana y sanante. Sanada significa don recibido; sana
significa don presente; sanante, significa misión. Reconoce a la salud
como experiencia biográfica, como un equilibrio, al interior y al exterior
del individuo. Como un don y como un esfuerzo. Como una gracia y
una responsabilidad.
La Pastoral de la Salud no es hacer cosas en el ámbito sanitario (eso sería
pastoral sanitaria), sino recordar a la Iglesia que toda nuestra pastoral esta
llamada a ser saludable, es decir que haga presente aquí y ahora aquella salud
–y aquella vida- traída por Jesús. Toda pastoral debe ser pastoral de la
salud, so pena de no ser verdaderamente pastoral. Jesús no solo devuelve la
vista sino que enseña una manera nueva de mirar. Jesús no solo devuelve la
capacidad de caminar, sino que invita a que esos pasos se dirijan hacia la
novedad del Reino.
Dice la Carta de los agentes sanitarios del Pontificio Consejo para la
Pastoral de la Salud: “El ámbito de acción de los agentes sanitarios está
constituido, en general, de cuanto concierne y está comprendido en los
términos y conceptos ante todo de salud y de sanidad. Con el término y
concepto de salud se entiende todo lo que se refiere a la prevención, al
diagnóstico, al tratamiento y a la rehabilitación para el mejor equilibrio y
bienestar físico, psíquico y espiritual de la persona. Por sanidad se entiende en
cambio todo lo que añade a la política, la legislación, la programación y la
estructura sanitaria. El concepto integral de salud se refleja directamente
incluso sobre el de sanidad. En efecto <las instituciones son muy importantes
e indispensables; pero ninguna institución puede por sí sola sustituir el
corazón humano, la iniciativa humana, cuando se trata de encontrarse con el
sufrimiento del otro>”. 8
7
Aparecida. Documento conclusivo. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe,
Ediciones CEM, México 2007, n. 419.
8
Carta de los Agentes Sanitarios, Pontifico Consejo para la Pastoral de la Salud, n. 9, en: El don de la vida.
Textos del Magisterio de la Iglesia sobre bioética. Edición preparada por Augusto Sarmiento, Biblioteca de
autores cristianos, Madrid 20032, pp. 915-916.
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La Pastoral de la Salud, dentro de su pedagogía, habla de tres distintas etapas
en la atención pastoral al enfermo, a su familia y al personal sanitario: Primero
la humanización de la atención sanitaria al enfermo, empalizar con el enfermo;
segundo la evangelización del enfermo y de su entorno; tercero, el encuentro
sacramental. Por favor yo les sugiero seguir estas etapas.
El documento de Aparecida nos habla sobre la Iglesia que ha hecho una
opción por la vida. En el hombre viviente se encuentra la gloria de Dios por
eso Cristo envió a sus Apóstoles a predicar el Reino y a curar a los enfermos,
verdaderas catedrales del encuentro con el Señor Jesús.
La Pastoral de la Salud es la respuesta –yo le llamaría propuesta- a los grandes
interrogantes de la vida, como son el sufrimiento y la muerte, vistos a la luz de
la muerte y resurrección del Señor. La salud es un tema que mueve grandes
intereses en el mundo, pero que no proporciona una finalidad que la
trascienda, de hecho no hay salud completa sin una respuesta a la pregunta
¿Salud, para qué? Abriéndola a su dimensión espiritual y trascendente, la
transforma en anuncio de la muerte y resurrección del Señor, única verdadera
salud. Ahí se unen, a la economía sacramental del amor de Cristo, el amor de
muchos buenos samaritanos. En ellos se muestra también la maternidad de la
Iglesia. El enfermo recibe con amor la Palabra, el perdón, el sacramento de la
Unción y los gestos de caridad de los hermanos. El sufrimiento humano es una
experiencia especial de la cruz y de la resurrección del Señor.9
3.- Desde mi encuentro con Jesucristo.
Decía el Santo Padre Pablo VI que este mundo necesita mas testigos que
maestros. El propio Jesús lo expresa con la frase “Lo que han visto y oído
denlo a conocer”. Es la experiencia del Resucitado y con el Resucitado lo que
nos capacita, urge y obliga. Ser bautizado es ser discípulo y misionero.
Dice el numero 29 del Documento de Aparecida: “La alegría del discípulo es
antídoto frente a un mundo atemorizado por el futuro y agobiado por la
violencia y el odio. La alegría del discípulo no es sentimiento de bienestar
egoísta sino una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita
para anunciar la buena noticia del amor de Dios. Conocer a Jesús es el mejor
regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo
mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y
obras es nuestro gozo.”10
9
Cf. Aparecida. Documento conclusivo. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del
Caribe, Ediciones CEM, México 2007, nn. 417-421.
10
Aparecida. Documento conclusivo. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe,
Ediciones CEM, México 2007, n. 29.
7. 7
La Iglesia está al servicio de todos los seres humanos, hijos e hijas de Dios,
especialmente aquellos más necesitados como son los enfermos y su mundo.
Este es uno de los desafíos de nuestra Iglesia en esta hora histórica: El empeño
de la promoción humana en el campo de la salud (Aparecida n. 98).
El encuentro con Jesucristo es la base desde la cual comenzar la
evangelización. Sin esta base corremos el riesgo de caer.