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ABELARDO M. GAMARRA
(TEATRO)
ÑA CODEO
ESCENAS DEL CARNAVAL EN LIMA
ESCENAS EN LA CAMPIÑA
IR POR LANA Y SALIR TRASQUILADO
YA VIENEN LOS CHILENOS
Centro Cultural “Sánchez Carrión” – Editor
HUAMACHUCO – PERU
ABELARDO M. GAMARRA
(EL TUNANTE)
BREVE SEMBLANZA DEL AUTOR
Don Abelardo M. Gamarra, “El Tunante”, es uno de los más grandes valores de la
literatura nacional; el escritor provinciano representativo del costumbrismo y del
criollismo de la sierra, en el cual “la raíz india está viva en su arte jaranero”.
Nació en Sarín, distrito de Huamachuco el 5 de setiembre de 1852, del matrimonio
de don Manuel Guillermo Gamarra y de doña Jacoba Rondo Quezada. Sus
primeros estudios los hizo en el hogar paterno, continuándolos posteriormente en
el Colegio Nacional “San Nicolás” de esta ciudad, en el Colegio Nacional de
“Nuestra Señora de Guadalupe” y en San Carlos, con intenciones de seguir
medicina la que hubo de abandonar y seguir Letras y Jurisprudencia carreras éstas
que las terminó brillantemente.
Militó en el periodismo capitalino con singular éxito, ocupando la jefatura de
importantes publicaciones. Funda en 1886 su periódico “Integridad”, que lo dirigió
hasta sus últimos días, y desde el cual, libró brillantes y valerosas campañas en
favor de la libre expresión, del periodismo, de la honestidad en la función pública;
protestando por el establecimiento de la pena de muerte durante el gobierno de
Piérola, motivo éste que le valió una implacable persecución. Prestó sus servicios
en el Batallón N° 9 de la Guardia Nacional, participando voluntariamente en varias
acciones para defender el honor Nacional en la Guerra del 79, haciéndose acreedor
a varias distinciones y menciones honrosas.
Como delegado constitucional por Huamachuco, lanzó el primer contramanifiesto
contra Iglesias. Ocupó la Curul por Huamachuco en 1886, en 1914 y en 1916
destacándose por sus brillantes intervenciones en favor del campesinado y de las
clases necesitadas; siendo autor de la Primera ley Agraria sobre terrenos sin
cultivo y de un proyecto sobre Colonización de la costa y fomento de la pequeña
propiedad. Fundó la Junta Patriótica para el rescate de Tacna y Arica. Fue
Presidente del Círculo Literario de Lima y perteneció a numerosas instituciones de
carácter literario y social.
Como escritor alcanzó gran renombre no sólo nacional sino internacional. Su obra
criollista se desarrolló casi en todos los campos literarios: en el artículo de
costumbres, en el teatro, la poesía popular, y en la novela. En el artículo de
costumbres, afincó su mayor prestigio, ya que tenía especiales cualidades para este
género; gracia, donaire, ingenio, percepción clara y agilidad. En el campo del arte
dramático fue fecundo y demostró poseer un singular talento y un fuerte propósito
nacionalista para corregir los defectos sociales de su época.
Estas obras que al ser representadas fueron muy aplaudidas son las siguientes:
Escenas del Carnaval en Lima (Juguete Cómico), 1879, - Ya vienen los chilenos
(Juguete Cómico), 1886 – Ña Codeo (Comedia) 1887, - Doña Goya (Comedia), -
Una cosa es con vihuela y otra es con guitarra (Juguete Cómico), - Escena en la
Campiña, - Ir por lana y salir trasquilado o Cosas del tiempo (Juguete Cómico),
1892, - El Himno Nacional, - Una Corrida de Gala (Zarzuela), 1896 – La última
Escuela (Zarzuela), - La Cama, - El Yaraví (Drama) 1891.
Como poeta no lo fue en el sentido preceptivo de la forma, pero lo fue en el sentido
de la inspiración, de la emoción y de la creación. Fue un poeta popular de
sensibilidad propia a la manera de Caviedes y Melgar. Como novelista incursionó
por los dominios de las especies menores como el cuento y la leyenda.
Creador de la palabra “Marinera” para sustituir el nombre de “La Chilena”, usando
de su gracia, jocundia y picardía, escribió numerosas letras para cada situación de
fiesta.
“El Tunante”, quería hacer arte en el lenguaje de la calle. Su intento no era
equivocado. Por el mismo camino han ganado la inmortalidad los clásicos de todas
las literaturas. Tal es en apretada síntesis y a manera de vuelo de pájaro, la vida y
obra de don Abelardo M. Gamarra, quien murió olvidado casi de todos y pobre el 9
de julio de 1924, no sin antes relatarle su vida a su hijo Carlos, para concluir:
“Ahora tú puedes decir si fueron buenos o malos los actos de mi vida” V.M.G.Q.
HOMENAJE
DEL
CENTRO CULTURAL
“SÁNCHEZ CARRIÓN”
El Centro Cultural “Sánchez Carrión” consecuente con la misión que se
impusiera desde su fundación cual es: difundir la cultura y exaltar los
valores espirituales de Huamachuco, no ha omitido esfuerzos en dar a
publicidad la primera parte de la Obra Teatral de uno de los más
conspicuos y celebrados escritores costumbristas peruanos: Abelardo M.
Gamarra (EL TUNANTE) como un homenaje a su memoria y a su pueblo
que lo vio nacer.
Esta tarea – muy difícil por cierto – que la continuaremos con otros valores
representativos de nuestro terruño, es posible que adolezca de algunas
deficiencias, pero que el público lector sabrá disculpar y confiamos sean
subsanadas en el futuro.
LOS EDITORES
ÑA CODEO
ENSAYO DE COMEDIA
PERSONAJES
Doña Chepa, madre de María
Don Manongo, militar indefinido, tío de ésta.
Don Augusto, joven calavera, de los llamados decentes
Ricardo, amigo de éste
Federico, enamorado de María
Dominga, negrita, maltona, criada de doña Chepa
Una zamba, picantera
José, sirviente de la picantería
Una caballero
Un inspector
Celadores
LA ESCENA PASA EN LIMA – 1887
ACTO PRIMERO
El teatro representa una habitación con ventana de reja, pobremente amueblada; puerta al fondo, que
se supone comunica con el patio y otra lateral, para las habitaciones interiores.
DOÑA CHEPA aparece sentada, puesta la manta y con una alfombrita de felpa en el brazo, como
para ir a misa.
ESCENA I
DOÑA CHEPA
No comprendo tu conducta;
estás de un modo, María
que me tienes…hasta aquí: (señalándose la frente)
un poco más que aburrida!
MARÍA
Pero, mamá, ¿y qué hago?
DOÑA CHEPA
Sí, hazte la candidita,
como si bien no supieras
lo que tanto me fastidia;
como si todas las gentes,
que aquí vienen de visita,
no te hicieran notar
a toda hora y cada día.
MARÍA
Pero, qué?...
DOÑA CHEPA
Preguntas qué?
cuando hoy mismo tu madrina
te estuvo reconviniendo!
MARÍA
Pero, ¿Qué haré? pues, mamita?
DOÑA CHEPA
De repetirlo me canso;
ya te he dicho, María,
mil veces: no seas tonta,
es preciso ser más viva,
más amable con las gentes,
más cariñosa; en el día
es necesario que aprendan
a saber vivir las niñas,
no seas tan boboliche,
no seas tan papa fría,
tan cándida, tan…Jesús!
que ¿no vez a las vecinas?
Cuando las niñas son tontas
como tú, todos las miran
con desprecio; cuando no
las quieren, buscan y miman,
las atienden, las saludan,
las honran con sus visitas
y todos los caballeros,
cuando se ofrecen a porfía
se mueren por obsequiarla,
y cada cual las convida;
y así es como debe ser:
no están los tiempos, hijita,
para ser cándida; hoy
ya no hay cándidas en Lima.
MARÍA
Pero ¿qué quiere Ud. que haga?
DOÑA CHEPA
¿Quieres que te lo repita?
Pues bien: cada vez que venga
don Augusto a vernos, mira,
recíbelo con cariño,
procura ser comedida,
y cuando quiera gastar
déjalo que gaste niña;
lo hace con su voluntad…
para esos es hombre de fichas…
y nosotras somos pobres,
y tú muy bien sabes hija,
que no tenemos de donde
nos venga.
MARÍA
Pero, mamita, ¿Qué dirán?
DOÑA CHEPA
Que han de decir
desde que somos amiga…
¿de dónde hemos de sacar?
¡mucho da la maquinita!
tanto coser y coser,
¡ni que fuéramos modistas!
Tú querrás que de repente,
nos caiga una pulmonía.
Vamos! No tarda en venir
don Augusto; y si tú fijas
la atención en lo que he dicho,
déjate de tonterías.
Hoy quedaron en estar
aquí a las dos; con que niña,
bien te puedes ir peinando,
mientras que yo voy a misa,
rato hace que repicaron;
no me tardo, estate lista. (se va)
ESCENA II
MARIA
No sé que tengo, ayer mismo
le vi…si me adivinara…!
si supiera que estoy sola,
si alguna corazonada…!
ESCENA III
LA MISMA Y DOMINGA
(Entrando con precipitación)
Señorita, señorita
MARIA
¿Qué quieres? ¿de dónde vienes?
DOMINGA
Pasando está por la esquina
el señor don Federico.
Lo llamo?
MARIA
Y mi mamita?
DOMINGA
Qué paciencia tiene Ud.!
¿pues no conoce a la niña?
(procurando imitar las acciones que narra)
Mientras que mira a la una
y que en la otra se fija,
y ve quien se sienta aquí,
y quien allá se arrodilla,
y si este fue con denario
y esa con categoría,
y quien al sacar la mano
y tomar agua bendita,
lució la rica pulsera
o la brillante sortija;
y mientras que se acomoda
y mientras que se persigna
y que se hace la que reza,
y deja pasar la misa,
y sale última de todas,
para echar segunda vista;
tiempo hay y más que de sobra
para que, desde la esquina
venga aquí don Federico y…
MARÍA
Y qué?
DOMINGA
Y…
MARIA
Vamos, qué?
DOMINGA
Y le dé a Ud. su cartita
¿Lo llamo?
MARIA
Llámalo, pues.
(Esta negra ¡si es…más lisa…!)
ESCENA IV
MARIA SOLA
Pobre me quiere y sólo ella
sabe lo que pasó aquí;
cuánto sufro y el por qué
¿A quién lo podré decir?
amar y estar condenada
a verlo lejos de mi;
estar rodeada de gentes
de otro modo de sentir;
y él también sufre y se queja.
Me cree tan baladí!
ESCENA V
MARIA, FEDERICO Y DOMINGA
Federico (con los brazos abiertos)
Nunca el corazón me engaña
MARIA
Federico!
FEDERICO
Prenda mía (Se abrazan)
DOMINGA
(No ve Ud. y después no quiso así que se lo llamara)
FEDERICO
(a Dominga) Vete
DOMINGA
Ya los sé: muy buena
De fijo que me esperaba
Quedándome aquí.
MARIA
¡Qué negra!
DOMINGA
(a Federico) Quiérala Ud. mucho
MARIA
(Con gracia y coquetería)
¡Anda!
ESCENA VI
LOS MISMOS MENOS DOMINGA
FEDERICO
Con que, paloma, amor mío, bien sé que no me esperabas. (Rodeándole con el brazo
derecho el cuello de María y con ternura)
MARIA
Ay! Federico… (bajando los ojos con modestia y pasión)
FEDERICO
María, (Tomándole de la mano)
son para mí tus miradas
todo el calor de mí vida
Es mi única esperanza!
tu cariño; y en el mundo
seré feliz, si tú me amas.
MARIA
¡Qué si te amo Federico!
¡qué si te amo ! ( Alzando lo, ojos con majestad y dulzura, y mirando el rostro de Federico )
FEDERICO
Alma de mi alma,
se hacen las horas tan largas
cuando estoy lejos de tí;
mi vida es tan solitaria…
Escucha, que ayer paseando
bajo una hermosa enramada
de la Exposición, compuse
estos versos . Tan extraña
era mi pena!
MARIA
Tus versos,
siempre tan tristes!
FEDERICO
Son mi alma! (recita)
« Vi ayer en pequeño nido,
bajo tupido rosal,
un huevecillo escondido,
que era al nácar parecido
o como perla oriental.
Dábanle sombra dos rosas,
gemelas desde el nacer;
por sus hojas primorosas
eran como mariposas
con alas de rosicler.
Al contemplar esa cuna,
no sé que me entristeció,
pues, pensando en mi fortuna
mis penas, una por una,
mi corazón evocó.
Sobre aquel nido volando,
estaban dos picaflores,
que alegres iban cantando,
y alegres iban picando,
botones, hojas y flores.
Nada su hermosura iguala
que por vívido arrebol
llevaban teñida el ala:
era luces de bengala
girando en rayos de sol.
Ambos a dos se miraban
y luego a vuelo tendido
como un suspiro pasaban
desde la flor que picaban
hasta el borde de su nido.
Y allí libres del pensar,
toda su dicha al sentir,
con delicia singular,
me parecían cantar
sus sueños de porvenir.
No he querido de ese día
ver otra vez tal escena,
pues ya por desdicha mía,
en mi alma toda alegría
sólo despierta una pena.
MARIA
Y triste estás y a mi lado?
FEDERICO
No, no, perdóname, basta. (besándola en la frente)
¡Qué feliz soy!
MARIA
¿Me has escrito?
FEDERICO
Y tú?
MARIA
Ya, sí, dos palabras,
para que le hables al tío,
único ser que nos ama.
DOMINGA
Ya viene la señorita
(Entre abriendo la mampara)
FEDERICO
Adiós!
MARIA
¿Dónde está tu carta?
FEDERICO
Tómala.
MARIA
En ese pañuelo (dándole un pañuelo)
he derramado mis lágrimas
FEDERICO
Adiós!
MARIA
Corre! (Conduciéndole hacia la puerta)
y si es que puedes
hoy, vuelve por la ventana.
DOMINGA
Su mamá, niña, señor
la misa ha sido rezada.
ESCENA VII
DOÑA CHEPA y MARIA.
DOÑA CHEPA
(Entrando y colocando la alfombra en el respaldo del sofá)
¡Jesús! ni porque corrí
pude alcanzar misa- entera.
Los padres dicen las misas
a uzanza del padre Chuecas
que con una santiguada
y con un per omnia sécula,
mientras una se arrodilla
bendice… y hasta la vuelta,
con razón van pues las gentes
solo a lucirse a la iglesia…
y oiga Ud. hablar de los tiempos
y quejarse de pobreza!
cuando mujeres de aquellos
que bailan bien la cuerda
desde el botín a la gorra,
todas no son más que sedas.
La esposa de don Fulgencio,
que apenas gana cuarenta,
mírela Ud. como va:
con mucho portamoneda,
denario engastado en oro
y libro de concheperla
las hijas del otro peine,
que no sé cómo se cuela
con cuanto gobierno cae
y cuanto gobierno entra,
todas hechas un anís,
cada cual con su silleta,
y paje… No digo yo?
¡Mucha tierra es esta tierra!
La del otro, que no sabe
ponerse las charretelas
sino después que ha pasado
en Lima la pelotera;
más hinchada que un faisán,
hasta en coche va a la iglesia.
La de aquel que no tenía
ni pelos en la cabeza
para pagar, y debía
a cada santo una vela,
parece que ha cancelado
hoy día todas sus cuentas
porque todita su sacra...
María, si tú la vieras
te harías cruces; bien dicen
que aquí el cándido no cuela.
ESCENA VIII
LOS MISMOS, MÁS DON AUGUSTO Y RICARDO.
DON AUGUSTO
(entrando) Hola, hola, señoronas!
DOÑA CHEPA
Adelante, caballeros,
hablando de Ud. estaba (dirigiéndose a don Augusto)
con ésta no hace un momento
DON AUGUSTO
Muchas gracias, mi señora,
ya que tanto honor merezco.
DOÑA CHEPA
Siempre a Ud. lo recordamos:
Vaya, pues, tome asiento
Ea! señor don Ricardo,
deje Ud. allí su sombrero.
Con que, ¿cómo les ha ido?
DON AUGUSTO
Así, yo un tantillo enfermo,
lo que es Ricardo...se sabe...
RICARDO
Lo que es yo, siempre muy bueno;
sólo con este calor
que parece del infierno.
DON AUGUSTO
Pero, tal vez francamente
no es oportuno el momento
DOÑA CHEPA
Qué disparate! Ud. está
en su casa, caballero.
DON AUGUSTO
Como creo que trataban
de algún asunto doméstico...
DOÑA CHEPA
Don Augusto, para Ud.
en mi casa no hay secretos
DON AUGUSTO
Gracias; más la señorita
María, por lo que veo,
hoy no se halla muy alegre.
DOÑA CHEPA
Son niñadas, nada de eso;
mire Ud. yo soy muy franca,
y como amigo sincero,
voy a referirle a Ud.
lo que enojada la ha puesto.
MARIA
Mamá…!
DON AUGUSTO
Pero, señorita…
permítame Ud.
DOÑA CHEPA
Ya lo creo;
amigo de confianza
es Ud. y el caballero.
DON AUGUSTO
Continúe Ud., señora.
DOÑA CHEPA
Pues, señor hace un momento
MARIA
Mamá!
DOÑA CHEPA
Vamos, niña, deja
DON AUGUSTO
Señorita, yo lo ruego…
DOÑA CHEPA
Pues, señor como Ud. sabe,
hoy andan muy mal los tiempos
y por más que una no quiera
tiene que vivir debiendo.
MARIA
Pero mamá…!
DOÑA CHEPA
No es afrenta
el deber, según creo.
DON AUGUSTO
Así es…
RICARDO
Ya…
DON AUGUSTO
Sí, me parece.
DOÑA CHEPA
Pues, señor, hoy vino el dueño
de la casa, ya ve Ud. …
como andan tan mal los tiempos.
le dije que regresara…
¿Qué iba yo a hacer?
DON AUGUSTO
Por supuesto;
DOÑÁ CHEPA
Pero el tal, como un cerrojo,
se estuvo yendo y viniendo,
y ya ve Ud. …
DON AUGUSTO
Ah! señora,
DOÑA CHEPA
Qué! si parece un hambriento,
y yo por salir de tal,
y poder tener sosiego,
dije a ésta: a don Augusto,
no hay más, lo molestaremos.
DON AUGUSTO
Que molestia, hizo Ud. bien.
RICARDO
(Ya no tardaba el codeo, ah! vieja facinerosa)
DON AUGUSTO
Pero como! y por eso?...
DOÑA CHEPA
Se molestó la sujeta.
DON AUGUSTO
Señorita, harto lo siento;
es muy poca confianza…
DOÑA CHEPA
Le dije así.
DON AUGUSTO
Ya lo creo,
mande Ud. al escritorio
mañana, que cuanto tengo,
está a su disposición.
DOÑA CHEPA
Muchas gracias caballero.
DON AUGUSTO
Y dejemos este asunto;
vaya, la hoja doblemos
que es para mí embarazoso,
ocuparme de dinero.
¡Qué calor, doña Chepita!
DOÑA CHEPA
¡Jesús! si esto es un infierno.
DON AUGUSTO
Tomaremos un vasito
de cerveza, que eso es bueno
para aplacar el calor.
RICARDO
A tu parecer me adhiero.
DON AUGUSTO
Ve, pues, llama a la muchacha.
DOÑA CHEPA
No se mueva de su asiento,
que yo la voy a llamar.
Dominga (llamando) vente corriendo
DOMINGA
Señorita?
DOÑA CHEPA
Ven acá
toma (dándole dinero) corre
en un momento.
DON AUGUSTO
Deje Ud. misiá Chepita,
como, que está Ud. haciendo?
DOÑA CHEPA
Toma, Dominga.
DON AUGUSTO
No, no, (sacando un billete grande)
DOÑA CHEPA
Pero si aquí tengo suelto...
DON AUGUSTO
Deje Ud. misiá Chepita.
DOÑA CHEPA
Vaya, pues si es su deseo…
RICARDO
(Y no quería otra cosa la vieja)
DOÑA CHEPA
Pero yo quiero
que con estos cuatro reales
traigan fruta.
RICARDO
(Otra te pego)
DON AUGUSTO
Pero si allí hay para todo.
DOÑA CHEPA
Entonces yo me resiento.
DON AUGUSTO
No señor.
DOÑA CHEPA
¡Qué don Augusto! (guardándose el dinero)
DON AUGUSTO
Muchacha, ve, anda ligero (dándole el billete)
DOÑA CHEPA
Pues voy yo misma a la plaza
RICARDO
(Con eso no trae el vuelto)
DON AUGUSTO
Eso es.
RICARDO
Me parece bien.
DOÑA CHEPA
Cabal.
MARIA
Pero, mamá, pero,…
(temiendo quedarse sola)
DOÑA CHEPA
Aunque me embrome un poquito,
caballero, hasta luego.
Los dos quedan en su casa.
MARIA
Pero mamá…!
DOÑA CHEPA
Voy corriendo
ESCENA IX
LOS MISMOS, MENOS DOÑA CHEPA.
RICARDO
Se me acaba de ocurrir
en estos instantes una idea.
DON AUGUSTO
Cuál es?
RICARDO
Que no le hemos dicho
la clase de la cerveza;
y a ti te hace un mal atroz
esa maldita noruega.
DON AUGUSTO
Pero que hacer?
RICARDO
Mira, voy
a decir que compre negra;
es la mejor.
DON AUGUSTO
Me parece.
RICARDO
Entonces, vóime tras ella;
Señorita, (dirigiéndose a María)
MARIA
Señor…¡Virgen de las penas!
(al ver que se queda sola)
ESCENA X
DON AUGUSTO Y MARIA
DON AUGUSTO
Con que preciosa María,
conmigo siempre enojada?
MARIA
Yo! ¿porque, señor?
DON AUGUSTO
María,
nada de señor;
me mata
Ese modo de tratarme
propio de gentes extrañas;
ya se ve; vengo notando,
siempre que llego a esta casa
que Ud. no me quiere hablar
como amiga de confianza:
y mire lo que es el mundo:
un bien con mal se paga,
es decir, que mientras yo
la quiero más, mi desgracia
hace sin duda que Ud.
me ponga más mala cara. (acercándose) .
MARIA
¿Yo Señor?... (retirándose poco a poco)
DON AUGUSTO
Si, Ud., María, (aproximándose)
Ud. , que vive en mi alma
como el más dulce recuerdo,
como mi ilusión más grata.
Desde el día en que la vi
llevo su imagen grabada
en el corazón, María,
en el corazón que la ama;
Ud. es una dicha toda;
mi felicidad ; mirarla,
es Ud. tan linda, tanto!...
María, por Dios, no abata
Ud. así mi existencia.
Yo la amo con toda mi alma
¿no quiere Ud. contestarme?
¿no me oye Ud.?
MARIA
(Virgen Santa)
DON AUGUSTO
Mire Ud., estamos solos,
María…
MARIA
(¡Ángel de mi guarda! )
DON AUGUSTO
Por Dios, María por Dios! (arrodillándose)
ame Ud. a quien tanto le ama.
MARIA
Pueden oírle, señor levántese.
DON AUGUSTO
Si, la…mampara
voy a cerrar…( levantándose precipitadamente y yendo a la mampara) (ya es mía)
MARIA
Qué va Ud. ha hacer? (Virgen Santa) (con desesperación y como intentando detenerle)
ESCENA XI
LOS MISMOS, MAS DON MANONGO
(entrando en el mismo momento que don Augusto va a cerrar)
DON MANONGO/
Buenas tardes caballero.
DON AUGUSTO
Para servir…
DON MANONGO
Hola, hola, (entrando como quien no sospecha)
estabas aquí, sobrina?
MARIA
Sí tío, aquí.
DON MANONGO
Y la señora
en dónde se halla?
MARIA
Ha salido.
DON MANONGO
Ha salido?
¡Cómo! a qué hora!
MARIA
Hará un momento nomás.
DON MANONGO
Ya, y aquí te dejó sola.
DON AUGUSTO
Sola no, que un caballero
la acompaña, el que ahora,
que deja a Ud. en la casa
se retira.
DON MANONGO
(por la posta)
DON AUGUSTO
Señorita, hasta mañana.
MARIA
Señor...
DON AUGUSTO
Amigo…(retirándose)
DON MANONGO
(En la horca te quisiera ver, bandido, ladrón de dinero y honra)
ESCENA XII
MARÍA Y DON MANONGO
MARIA
Ay! tío, tío querido,
tío, de mi corazón (con el pañuelo en los ojos)
DON MANONGO
Hija de mi alma, ( llorando)
sufres tanto, ayer como hoy,
qué madre, señor qué madre
la que en suerte te tocó!
Qué madre! pero que es de ella?
en donde se halla, señor?
MARIA
A la plaza fue.
DON MANONGO
¡A la plaza!
y aquí los dejó a los dos !
MARIA
También se quedó su amigo,
DON MANONGO
Eso es, el otro bribón,
el gurrupié ¿y a qué diablos
esa mujer te dejó?
MARIA
Fue por fruta.
DON MANONGO
Con que, fruta!
y por fruta, el deshonor
que venga a su casa!...ya,
no digo, si esto es atroz.
ESCENA XII
MARIA, DON MANONGO Y DOÑA CHEPA.
DOÑA CHEPA
(Entrando distraída)
Como, que es de los señores?
MARIA
Hace un momento se han ido.
DOÑA CHEPA
Y tú llorando! qué tienes ?
Vaya un genio! siempre lo mismo.
DON MANONGO
Ay! qué paciencia la tuya!
DOÑA CHEPA
Jesús! ni te había visto.
Pero qué es lo que ha pasado?
Vamos! y qué ha sucedido ?
MARIA
Nada.
DOÑA CHEPA
Entonces por qué lloras?
qué, tienes perdido el juicio?
DON MANONGO
Tú, Chepa, tú eres, hijita,
la que lo tienes perdido.
DOÑA CHEPA
Vamos, pero qué es lo que hay,
Para tanto laberinto?
DON MANONGO
Que ha de haber, sino que tú
aquí le dejas solitos
a un Cristo entre dos ladrones.
DOÑA CHEPA
Qué ladrones ni que Cristo.
Vamos a ver ¿qué es lo que hay?
DON MANONGO
Nada, ya no te lo he dicho?
DOÑA CHEPA
Pues eres un mentecato
entonces y un atrevido,
te gusta hacer malos juicios.
DON MANONGO
Pero, Chepa ¿habrá valor
Para que dejes solitos
A tu hija con estos hombres,
que a título de ser ricos
son capaces de abusar
de la virtud?
DOÑA CHEPA
¡Esto es lindo!
Con que tú vienes a darme
lecciones? No necesito
de tus lecciones, hermano.
Con que cierra ese pico;
que en mi casa nadie manda:
sólo mandó mi marido.
DON MANONGO
Es que tu eres mi cuñada,
y de María soy tío.
DOÑA CHEPA
¿Y qué me dices con eso?
DON MANONGO
Digo que yo no permito
que nadie venga abusar
en esta casa, lo dicho.
DOÑA CHEPA
Lo pagas tú?
DON MANONGO
No la pago
pero eso importa un comino.
DOÑA CHEPA
¡Qué tal! Como lo quieres
es hacer que ese mocito,
más pelado que una rata
le dé a mi hija por marido
te haces el guapo, Manongo;
pero te estarías, hijito;
para pobretones sobra
con la madre y con el tío.
DON MANONGO
Ese joven es honrado,
ese joven es muy digno.
DOÑA CHEPA
Déjate de dignidades,
Manongo.
DON MANONGO
¡Qué tal cinismo!
DOÑA CHEPA (acercándose)
Habla claro
DON MANONGO
Digo…
DOÑA CHEPA
(amenazando)
Qué?
MARIA
(interponiéndose)
Mamita, tío...
DOÑA CHEPA
(airada) Retírate tú de aquí!
y tú (a don Manongo) lárgate
ahora mismo,
que cada cual en su casa
es dueño de su albedrío.
DON MANONGO
Está bien no volveré (retirándose)
DOÑA CHEPA
Miren a (ÑO) indefinido,
como si fuera su casa.
DON MANONGO
(pero a dónde has de ir conmigo!)
FIN DEL ACTO PRIMERO
ACTO SEGUNDO
ESCENA I
DON MANONGO, FEDERICO Y DOMINGA
La misma decoración del acto anterior.
La negrita aparecerá sacudiendo los muebles con un trapo
DON MANONGO
Dominga, y Chepa?
DOMINGA
Salieron
DON MANONGO
A dónde fueron?
Yo no sé:
como nunca, cuando salen
dice…
DON MANONGO
Qué vas a saber
negra ardilosa.
DOMINGA
Yo ¡gua!
acaso le hago algo a Ud.
para que me riña?
DON MANONGO
(dirigiéndose a Federico)
Ya,
Federico, tú lo ves;
Aunque vinimos temprano
No hallamos a esa mujer.
FEDERICO
Ya lo veo.
DON MANONGO
Y en tal caso
volveremos otra vez;
aunque…en fin …tú así
lo quieres…
duro se me hace creer
que pueda oír tus razones;
pues cuando de ti le hablé
se puso como una furia.
Chepa tiene un interés
FEDERICO
Pero, señor, si yo quiero
casarme hoy mismo.
DON MANONGO
Lo sé;
pero venga y convenza
a semejante pared:
no me da la gana, no.
(imitando a doña Chepa)
Te juro que en el cuartel,
jamás un indio más terco
que esta mi cuñada hallé.
Por eso, hijo, piensa, escucha,
pues creo que pienso bien:
mejor es que le proponga
lo del colegio, tal vez
pasando un par de años, vea
más claro, Chepa su bien.
FEDERICO
Pero señor y esos hombres?
DON MANONGO
Esa es la cuestión, lo sé;
más estaremos alerta,
y si esto sale al revés
procedo, y yo te aseguro,
como me llamo Manuel,
que corto el nudo gordiano
en menos de dos por tres
María te quiere, y basta:
ella será tu mujer.
Dominga!
DOMINGA
Señor?
DON MANONGO
Cuidado
con decir nada, ni jota,
NA Escucha, lo entiende Ud.?
Ni chus Ni mus: si venimos,
silencio.
DOMINGA
Gua! y a mi qué?
(Don Manongo saldrá por delante)
ESCENA II
FEDERICO Y DOMINGA.
DOMINGA
(sujetándose maliciosamente del faldón de la levita)
Señor, señor, ¿qué hora tiene?
FEDERICO
Las doce y media (sin voltear la cara)
DOMINGA
No hay tal , (volviendo a jalarle y enseñándole una carta)
no ha visto Ud. su reloj?
FEDERICO
Falta un cuarto (recibiendo la carta y sacando otra del bolsillo)
DOMINGA
Ahora si, ya.
(cogiendo la carta y hablando en voz baja)
se lo cuento a ella?
FEDERICO
Si.
DOMINGA
Pero ¿a qué hora volverán? (en voz alta)
ESCENA III
DOMINGA SOLA.
«Cuando mi madre nació
mi abuela no había nacido »
si seré cándida yo; (mirando la carta)
pero este don Federico
qué de pliegos los qué escribe!
y siempre en papel ministro;
y la señorita, pues?
ella, ya, eso si que es rico;
por cada pliego que él manda
ella manda veinticinco;
y luego allá va el pañuelo,
y este recuerdo te envío,
y mándame tus cabellos,
y allí te mando mi arito,
y clavel disciplinado
es decir « amor recíproco »
y el otro la punto contesta
perito, « por tí suspiro»
y asómate cuando pase;
y dale como un molino
vuelta y revuelta a la casa
y ella, tate, corriendito
a mirar por la ventana:
él entonces compunjido
tose, jem, saca el pañuelo;
y ella jim, hace lo mismo;
no sé como no se cansan,
locos parecen los niños
y a mí: corre, la cartita
y toma y vuelve escondido;
mas después de que se casen
¿esto seguirá lo mismo?
mañana! pero me voy
no tardan los otros tíos.
ESCENA IV
DON AUGUSTOY RICARDO
(ambos entran a la casa de doña Chepa, dialogando)
RICARDO
No están en casa y me alegro,
pues así solos estamos
y ya podemos hablar
con libertad
DON AUGUSTO
Se, pues franco,
a ver que es lo que querías
desde hace rato?
RICARDO
Hombre lo que te quería
decir, no has adivinado?
Pues señor eres un tonto.
DON AUGUSTO
Vaya un principio ¡Canastos!
RICARDO
Como suena, eres un tonto.
DON AUGUSTO
Convenido; pero al grano.
RICARDO
Dime ¿hasta el día del juicio
pensarás estar gastando,
a título de cantor,
en esta casa?
DON AUGUSTO
Despacio,
sé dónde vas a parar,
ya lo tenía pensado,
como que llevo mil soles
en un mes desembolsados.
RICARDO
Lo creo. ¡bah! si la vieja
es un tonel desfondado
donde se vacía el dinero
y desaparece en el acto.
DON AUGUSTO
Figúrate, ayer ¿recuerdas?
cuando vinimos un rato
por la noche, ya la vieja
me tenía muy codeado:
una manta de vapor,
sombrero botas de raso,
fuera de fruta y cerveza.
RICARDO
Ah, buena vieja, ¡canario!
DON AUGUSTO
Pero lo mejor del cuento
aún no te lo he relatado,
¿No me viste la sortija
que me regaló mi hermano?
RICARDO
No recuerdo.
DON AUGUSTO
La sortija…
RICARDO
¿Aquella del solitario?
DON AUGUSTO
La misma; pues ayer hijo,
sin saber cómo ha volado.
RICARDO
Seguridad tienes de ello?
DON AUGUSTO
Sí, la dejé sobre el vaso
que estaba en aquella mesa
al irme a lavar las manos
No me acordé de tomarla
cuando ya nos retiramos,
y allí se quedó sin duda.
RICARDO
Vaya; pues, eso está claro;
y al encontrarla la vieja
se aficionó de ella y mápu!
pero no, no pude ser
esto hay, hijo, que aclararlo.
DON AUGUSTO
¿ y que sacamos con eso?
si cuando hube preguntado
ninguna me dio razón.
y así no hay que olvidarlo
lo que importa es ver el modo
de que yo me saque el clavo.
RICARDO
Pues alza con la muchacha
DONAUGUSTO
Ya lo había yo pensado
pero…cómo?
RICARDO
Fácilmente:
Eso corre de mi cargo;
procuremos hoy que vengan,
decir que nos encontramos
en el proyecto de hacer
algún paseo al cercado
DON AUGUSTO
Eso es. Las comprometemos.
RICARDO
Allá las calamucamos,
y cuando la vieja esté
ya con el pico doblado,
carga la caballería…
y ella que codee al diablo
con plata no hay imposibles,
si quiere hacerte un escándalo
ya verás cómo se arregla
todo, en viendo los morlacos.
DON AUGUSTO
Silencio que me parece
que escucho su voz.
RICARDO
Al grano.
ESCENA V
LOS MISMOS MAS DOÑA CHEPA Y MARIA.
DOÑA CHEPA (con mucho disfuerzo)
Así me gusta, señores,
vamos, siquiera una vez
habían de estar en casa
DON AUGUSTO
Desde que no estaba Ud.
dijimos: la esperamos.
DOÑA CHEPA
Bien hecho, así debe ser.
RICARDO
Como Ud. es tan paseandera.
DON AUGUSTO
Y esta niña lo es también
DOÑA CHEPA
(Quitándose la manta, comenzando a doblarla y hablando siempre con gran disfuerzo)
Paseamos? ¡qué disparate!
hoy teníamos que hacer
unas compritas; por eso…
RICARDO
(Ya comenzó; ea, pues)
DOÑA CHEPA
Salimos; pero ¡ay! señores,
¡Jesús! si le digo asté…
DON AUGUSTO
¿Algo les ha sucedido?
DOÑA CHEPA
¿Qué más puede suceder
que lo que está sucediendo
con todo lo que hoy se ve?
ya cuesta un sentido,
y cada día el papel
vale menos; don Augusto,
¡Jesús si le digo asté…
DON AUGUSTO
Ciertamente que en el día…
DOÑA CHEPA
No se puede ni comer;
porque desde la manteca,
todo está tan a lo inglés
que el diablo parece que anda
en traje de mercader.
DON AUGUSTO
¡Qué misia doña Chepita!
DOÑA CHEPA
¡Jesús! Si le digo esté…
antes en las pulperías
comprando un real, dos o tres
ya se podía pedir
un poquito de té;
algún poquito de sal,
o siquiera alguna nuez;
pero hoy…vaya Ud. a pedir
no dan pero ni a oler
de balde un grano de anís,
¡Jesús! Si el digo asté
Nada digo de la ropa
porque esa es otra Babel,
con el cambio y los peniques,
la bulla y el entremés,
el adefesio y la historia,
no nos quieren dar cuartel:
botines? noventa soles
los que antes costaban tres.
Las sedas ¡uf! por las nubes
hoy día ya no se ven;
telas tenemos que estar,
para tener que poner;
tiñe que tiñe los trajes,
vuelve que vuelve al revés
tarzanas y más tarzanas.
¡Vaya con el comején!
DON AUGUSTO
¡Qué misiá doña Chepita.
DOÑA CHEPA
¡Jesús! si le digo asté…
si no fueran los amigos…
las pobres en esta vez…
¿qué sería de nosotras?
así le decía ayer
a María, don Augusto
que quería ¿ha visto Ud.?
que mañana que es su santo,
le comprara en esta vez
un traje que en el Portal…
MARIA
Mamá?...
DOÑA CHEPA
Vamos, con qué, ayer…
DON AUGUSTO
Señorita, se conoce
que lo que desea Ud.
es que ignoremos el día,
de su cumpleaños.
DOÑA CHEPA
Eso es.
MARIA
¡Mamá!...
RICARDO
Por no convidarnos
la sopa.
MARIA
No…
DOÑA CHEPA
Pues, porqué?
quizá, talvez don Augusto
te regale el traje aquel
DON AUGUSTO
Sí.
MARIA
¡Mamá!
DON AUGUSTO
Siempre etiquetas!
yo sabré lo que he de hacer
en castigo.
DOÑA CHEPA
Muy bien dicho!
don Augusto, hace Ud. bien:
que lo trate como yo.
Jesús! si le digo asté.
ESCENA VI
LOS MISMOS, MAS DON MANONGO.
DOÑA CHEPA
Ea, pues, cayó este peine.
DON MANONGO
Buenas tardes (como dirigiéndose sólo a ella)
DOÑA CHEPA
Cómo es eso?
qué no vez aquí a la gente?
DON MANONGO
Y no me ves sin sombrero?
o quieres que vaya yo,
nada más que por que entro,
de uno en uno haciendo venias.
DOÑA CHEPA
Qué guapo estás!
DON MANONGO
Nada de eso,
como me tratas de trato:
no soy muchacho, soy viejo,
y no cuadran reprensiones
a quien tiene blanco el pelo
DON AUGUSTO y RICARDO
(Poniéndose de pié como para retirarse)
Señora doña Chepita.
DOÑA CHEPA
Porqué se van?
DON AUGUSTO
Volveremos…
DOÑA CHEPA
No señores, no se van,
yo mando, yo lo quiero,
Vamos! vamos!
DON AUGUSTO
Pero…
DOÑA CHEPA
No!
no señor, tomen asiento.
Vamos a ver, tú qué quieres? (dirigiéndose a don Manongo)
ven por acá y hablaremos.
DON MANONGO
Aquí estamos bien, no voy
a tratar ningún secreto.
Hija, cómo estás?
MARIA
Bien, tío, (ofreciéndote una silla)
siéntese Ud.
DON MANONGO
No me siento.
DOÑA CHEPA
Quiere crecer.
DON MANONGO
Bien pudiera
al menos si es que creciendo
pudiese yo conseguir
de tu parte algún aprecio.
DOÑA CHEPA
Qué mal estás de la bilis!
DON MANONGO
No lo sé.
DOÑA CHEPA
Hijito te haré una tamarindada.
RICARDO
(Esto ya se pone feo)
DOÑA CHEPA
Con qué, qué es lo que deseas?
DON MANONGO
Es un asunto algo serio,
Hoy me he sacado una suerte
la de a veinte mil.
DOÑA CHEPA
Me alegro
y nos vas a convidar
la cerveza?
DON MANONGO
No soy de esos,
no es para vicios que Dios
me ha mandado ese dinero,
es para algo más sagrado.
DOÑA CHEPA
Es decir, si no es para eso
será para algunas misas
por el alma de tu abuelo.
RICARDO
(Miren que diablo de vieja)
DON MANONGO
Sin andarme con rodeos,
te diré que es para tu hija.
DOÑA CHEPA
¿Quieres que vaya a un convento?
DON MANONGO
No tal, más siendo aún niña
puede estar en un colegio,
y en un par de años pudiera,
como interna, por supuesto,
dar término a sus estudios
que se quedaron suspensos
por la muerte de mi hermano;
creo que yo con los réditos
de los veinte mil, de sobra
habrá para lo que pienso,
que cuando salga, los veinte
serán de ella; se los lego.
La virtud bien necesita
un apoyo que yo quiero,
ya que Dios me favorece,
con toda mi alma ofrecerlo.
DOÑA CHEPA
Pues, hijito, muchas gracia,
yo ya no quiero colegios;
aunque pobre, se está bien
mi hija…
DON MANONGO
Chepa come es eso?
tú, su madre, quitas así,
un porvenir verdadero
a tu hija ?
DONA CHEPA
Qué porvenir,
Manonguito, esos son cuentos.
DON MANONGO
¿Cuentos?
DOÑA CHEPA
Yo me sé lo que hago,
y guárdate tu colegio.
Si es que algo le quieres dar,
dale sin muchos rodeos,
si gustas ahora mismo;
pero si no…buen provecho.
DON MANONGO
Con que así piensas?
DOÑA CHEPA
Pues claro,
déjate, hijo, de adefesios.
DON MANONGO
¡Qué alma!
DOÑA CHEPA
No como la tuya
Mire Ud. a (ÑO) tontomeco.
DON MANONGO
Anda, infeliz! ( preparándose para salir)
DOÑA CHEPA
¡Ay, Jesús!
miren al niño tan recto
¡viejo más candelejón!
DON MANONGO
Grosera !
DOÑA CHEPA
Chocho!
DON MANONGO
¡Silencio!
DOÑA CHEPA
Vaya Ud. a mandar afuera.
DON MANONGO
(Con desprecio retirándose y cerrando tras si la mampara)
¡Miserable!
DOÑA CHEPA
(colérica y haciendo por tomar algo)
Embelequero.
ESCENA VII
LOS MISMOS, MENOS. DON MANONGO.
DON AUGUSTO
Señora, ¿qué va Ud. ha hacer?
MARIA
Pero, mamita, ¿qué es esto?
DOÑA CHEPA
(encolerizada)
déjame romperla el alma
a este viejo jardinero,
le debe al santo este taita,
ya no se acuerda el muy puerco
cuando vino de su tierra
que parecía un yesquero
todo él con una levita
color de monja en afrecho;
unos calzones altazos,
sin corbata y sin chaleco;
hecho como un muerto de hambre
con su cara de esqueleto;
que llegó muy encogido,
y en casa todos al verlo,
nos echamos a reír
de semejante adefesio;
todo él que ya parecía
que se lo llevaba el viento.
Y si no es que se metió
de militar por empeños,
y entró en la revolución
de fijo se hubiera muerto.
Desde entonces comenzó
a ponerse un poco tieso,
y a echar prosa; cuando todos,
a (ÑO) fulano Aurímelos;
le digo a Ud. don Augusto,
le venían peor que al perro:
y quiere meterse a gente,
y la echa de caballero,
cuando (ÑO) churrepelao
lo han llamado siempre al viejo.
MARIA
Mamita!...
DOÑA CHEPA
Cállate, tú, vete a tú cuarto, al momento (María se retira)
ESCENA VIII
DOÑA CHEPA, DON AUGUSTO y RICARDO.
DON AUGUSTO
Señora, cálmese Ud.
DOÑA CHEPA
¡Qué tentación!
RICARDO
Ya lo vemos.
DOÑA CHEPA
Le digo a Ud. que yo soy
tan mansa como un cordero,
pero cuando tengo cólera,
no está en mi mano, me ciego.
Don Augusto, dele Ud.,
porque yo no tengo suelto, ( haciendo como que busca en la faltriquera )
a la negra que me compre
un traguito
RICARDO
Sí: eso es bueno
para la cólera…
DOÑA CHEPA
Ay! si
dolor de estómago tengo!
DON AUGUSTO
Vamos doblemos la foja
(Don Augusto se dirige a una de las puertas y hace como que envía por algo)
y de otra cosa tratemos:
nosotros venimos hoy
porque mañana queremos
ir a tomar un picante
DOÑA CHEPA
Al Cercado?
DON AUGUSTO
Por supuesto.
Y quisiéramos que Ud.
nos permitiera un momento
de compañía.
DOÑA CHEPA
Le acepto,
a bien que de mi María
es el santo.
DON AUGUSTO
Ya! y por eso
mire Ud. misiá Chepita,
hasta solos estaremos.
RICARDO
Sí, que sea entre nosotros.
DOÑA CHEPA
Pues bien, como me violentó
y he reñido a Mariquita,
vamos a verla, con eso
Uds. le hablan, y así
le pasará, porque apuesto
que la pobre está llorando.
DON AUGUSTO
Vamos.
RICARDO
Ya la alegraremos.
Las molestias nunca faltan.
DOÑA CHEPA
¿Pero ha visto Ud. ese viejo?
DON AUGUSTO
Que mil demonios confunda.
RICARDO
Casi salto de mi asiento,
se lo juro a Ud., señora,
para apretarle el pescuezo.
DOÑA CHEPA
¡Canalla!
DON AUGUSTO
Y mucho que lo es.
DON MANONGO
(entreabriendo la mampara con precaución)
Todo lo he oído ¡perversos!
FIN DEL ACTO SEGUNDO
ACTO TERCERO
Saloncito en una picantería, puertas a derecha e izquierda y al fondo; en el centro una mesa,
preparada como para un picante; guitarra colgada en la pared, etc, etc.
Un criado, a usanza de las picanterías de Lima, se ocupará en distribuir los cubiertos.
ESCENA I
DOMINGA Y EL CRIADO
DOMINGA
(Entrando con una gran canasta llena de botellas depositándolas en un rincón y sentándose)
¡Jesús! que cansada estoy!
EL CRIADO
Vendrás de lejos.
DOMINGA
Es claro
EL CRIADO
Tú, la muchacha serás
de los que están convidados.
DOMINGA
Y a ti qué te importa?
EL CRIADO
A mí?
como yo soy el muchacho…
DOMINGA
Y ¿qué cuenta tengo yo?
EL CRIADO
¿Qué cuenta?
DOMINGA
Cuida tus platos,…
EL CRIADO
Será por ser buena moza
que así te enojas.
DOMINGA
Qué cándido!
ni que estuviera demás
en el mundo.
EL CRIADO
¡Jesucristazo!
¿Deverás? y si tuviera
plata como un hacendado?
DOMINGA
Aunque tuvieses millones
en todititos los bancos;
aunque fueras el más rico,
EL CRIADO
Ya voy que me están peinando,
comonote, eso se dice.
DOMINGA
Se dice? ¡gua! ve al serrano
EL CRIADO
Y cómo tú, señorita
está por salir del paso
dejando yo no sé a quien
por otro de plata…
DOMINGA
Vamos quien te ha dicho esa mentira?
EL CRIADO
Qué quién me lo ha dicho? el Diablo.
DOMINGA
Eso no es así.
EL CRIADO
Y entonces
Para qué estoy arreglando esta mesa?
DOMINGA
Para qué?
Para que pasen su santo
EL CRIADO
Sí, muy santo es don Augusto
y mucho más don Ricardo;
como si fuera tu niña…
pero mejor me eres callarlo.
DOMINGA
¿Qué dices?
EL CRIADO
Bien que lo sabes
y enseres hacerme cándido.
DOMINGA
Ah! Ya, si (can malicia)
EL CRIADO
Sí pues, ya sabes.
DOMINGA
Lo de…
EL CRIADO
Sí, pues lo del cuarto
y el coche listo.
DOMINGA
Já! Já!
EL CRIADO
Y lo demás, por si acaso.
DOMINGA
(Qué cosa?)
EL CRIADO
Como con ella
has de emplumar hasta el Prado.
DOMINGA
(coche listo y emplumar? Solos aquí…no lo aguanto)
EL CRIADO
Qué dices?
DOMINGA
Digo que voy
a traer otros encargos
que me hizo la señorita. (Saliendo)
EL CRIADO
(deteniéndola)
Con qué dime nos casamos?
DOMINGA
Quieto!
EL CRIADO
Oye
DOMINGA
Cholo tan feo.
EL CRIADO
Anda, negra gañinazo
ESCENA II
DON RICARDO Y EL CRIADO
RICARDO
(Entrando y frotándose las manos)
Bien dicho, la mesa lista;
pues la cosa va pintando
y ¿qué hora será a todo esto?
diez faltan para las cuatro. (viendo su reloj)
oye, José, ¿y la patrona?
dónde está?
JOSE
Arreglando el cuarto.
RICARDO
Cabal! ¡qué cabeza tengo?
ya me había yo olvidado;
pero mira, anda a decirle
que aquí estoy desde hace rato
y que traiga el holán de hilo
de ese de Compán, al acto,
quiero tomar un copón
con la zamba, anda volando.
ESCENA III
RICARDO Y LA ZAMBA PICANTERA
LA ZAMBA
(Botella y copa en mano)
Quien me llama no me engaña
RICARDO
¿Cómo estás facinerosa?
(palmeándola el hombro con familiaridad)
LA ZAMBA
Aquí, ya lo pude ver,
echando la gota gorda.
RICARDO
¡Corazón!
LA ZAMBA
Sí, cuándo no.
RICARDO
Vaya, sírveme una copa
que quiero tomar contigo.
LA ZAMBA
Aquí está (sirviendo)
RICARDO
Qué! ¿con corona?
no somos hijos de fraile,
zamba, di, ¿hasta cuándo engordas?
(volviendo a palmearla)
LA ZAMBA
Vaya (presentando la copa llena)
RICARDO
Que venga de allá
LA ZAMBA
Salud, pues
RICARDO
Salud, paloma,
Con qué; ¿cómo anda ese pato?
LA ZAMBA
Está… a pedir de boca
(haciendo una mueca)
y tengo unos camarones…
un ceviche y unas conchas…
unas patitas más ricas…
y unos lomitos…de gloria
una jalea…
RICARDO
De primo
LA ZAMBA
Un caucau…
RICARDO
Y una calapurca…
RICARDO
¡Safa!
Agua se me hace la boca
LA ZAMBA
Y un clarito…
RICARDO
¡Jesucristazo!
LA ZAMBA
Y una chicha…
RICARDO
¡Agarradora!
LA ZAMBA
Y un baja mar…de aquellas
que tiene cordón y rosa.
RICARDO
Tú vales un Potosí.
Zamba, sírveme otra copa.
LA ZAMBA
Supongo que bailarán
(sirviendo)
RICARDO
Y tú serás la cantora.
(dejando la copa)
LA ZAMBA
Con tal que Ud. lleve alto
y que puntee la viola.
RICARDO
Ta rá ra rá (tarareando)
LA ZAMBA
Comenzamos?
(poniéndose en jarras)
RICARDO
¡Ay! Currú cucú, paloma
LA ZAMBA
Siempre que voy al Cercado
(como entonando la marinera)
RICARDO
Arza camarón con cola!
LA ZAMBA
Me acuerdo que soy de Lima
(como intentando a bailar y palmoteando)
RICARDO
Y de Lima, Santa Rosa
¡Arriba! Suelta esa voz.
LA ZAMBA
Antes págame mi copa,
que oigo un coche y deben
ser ellos.
RICARDO
Salud! por ti, gorda (tomando e intentando hacerle un cariño)
LA ZAMBA
Este don Ricardo si es…
RICARDO
Como para estar en bomba. (la zamba se retira)
ESCENA IV
DOÑA CHEPA, MARIA, DON AUGUSTO, RICARDO Y EL CRIADO
DOÑA CHEPA
¡Hola! Que tal picarón!
con que nos vino dejando?
DON AUGUSTO
Que le parece a Ud. eso?
es preciso castigarlo.
DOÑA CHEPA
Sí señor.
RICARDO
Será posible?
DON AUGUSTO
Vaya, pues, eso está claro
¿no es verdad, niña María?
MARIA
Así será.
RICARDO
Voluntario
me presento y con las armas (tomando la botella)
vaya, fusílenme al acto:
salud, señora Chepita.
DOÑA CHEPA
Qué cosa? no tomo tanto
DON AUGUSTO
Bah! si ese es el abre-ganas
RICARDO
No es mucho, más es el vaso
DON AUGUSTO
Vaya, pues, (tomando) pero permítame
quitar la manta.
RICARDO
Me alegro.
Así me gusta ¿y la niña?
Augusto, ¿no tienes manos?
quítale los alfileres (Don Augusto desprende la manta a María)
MARIA
Mil gracias.
DOÑA CHEPA
Vaya, ya estamos.
RICARDO
Cabal! y según parece.
Creo que podemos sentarnos.
¡Arza! José
(el criado se presenta)
DON AUGUSTO
Mote, pan,
Cancha, vaya danos algo
que estoy con una gazuza…
sirve, una copa, Ricardo.
DOÑA CHEPA
Otra?
RICARDO
Qué es otra?
DON AUGUSTO
Una es nada.
DOÑA CHEPA
Ya medio que me estoy (mareando)
¡qué mal tengo la cabeza!
DON AUGUSTO
Aprehensiones.
RICARDO
No haga caso.
DOÑA CHEPA
Vaya, pues, salud.
TODOS
Salud.
DON AUGUSTO
Qué sabroso está este blanco.
RICARDO
(a don Augusto) Ea, sirve un camarón.
DON AUGUSTO
La salsa.
RICARDO
(a María) Vaya un bocado.
DON AUGUSTO
Ahora, golpe a la mar, (palmoteando)
a qué hora viene ese pato?
RICARDO
José, dónde está la chicha?
Hoy va Ud. a tomar un claro (a doña Chepa)
DOÑA CHEPA
Ay! y mucho que me gusta.
RICARDO
Aquí está, deme su vaso;
encima del camarón
dice un bebe el recetario (sirviendo el claro que ha traído el criado)
DOÑA CHEPA
Salad.
DON AUGUSTO
Báh! niña María
esa copa es por el santo.
RICARDO
¡Qué viva!
DOÑA CHEPA
Este bocadito,
y perdone Ud. la mano
(alcanzando un bocado don Augusto)
DON AUGUSTO
Uf! me picó.
DOÑA CHEPA
Pues al claro.
DON AUGUSTO
Con Ud.! niña María (sirviendo)
MARIA
Salud, señor.
DOÑA CHEPA
Don Ricardo
sírvame Ud. una patita
y páseme Ud. su vaso.
RICARDO
Mamita, con mil amores
¡José! otro vaso declaro.
DOÑA CHEPA
Mi amor con Ud. se va
RICARDO
Correspondido será.
DOÑA CHEPA
Tomaste, mi alma?
RICARDO
Ya está’’
DOÑA CHEPA
Si me hubiera conocido
Ud. ahora veinte años…
RICARDO
Lo supongo; eso sería
de volverse ojos y manos.
DOÑA CHEPA
Cuando con el padre de ésta
aun no me había casado,
eso sí que era cajeta
de pura canela.
RICARDO
Y clavo.
Pura yema,
DOÑA CHEPA
Y mucha miel.
RICARDO
Mucho mamey.
DOÑA CHEPA
Mucho garbo:
la rica media de seda,
el buen zapato de raso.
RICARDO
el andadito menudo.
DOÑA CHEPA
Por supuesto, abriendo campo,
me he pagad de mi gusto
y muy bien que he picanteado
y me he divertido, yo
fui acaso como este palo? (señalando a María)
¡Gracias a Dios! en mi tiempo
buenos golpes que me he dado
RICARDO
Por eso (invitándola a beber)
DOÑA CHEPA
Lo dicho (tomando su copa)
RICARDO
Arriba!
DOÑA CHEPA
«Me he de comer un durazno»
RICARDO
«De pura rabia hasta el hueso»
DOÑA CHEPA
Y lo he de comer…
RICARDO
(alzando la copa ) ¡Canario!
DOÑA CHEPA
Sera mi gusto y por eso»
RICARO
Augusto ¿qué estás rezando?
DON AUGUSTO
Qué viva nuestra alegría!
DOÑA CHEPA
¡Jesús! ya estoy don Ricardo
es punto de caramelo.
RICARDO
Qué viva!
DOÑA CHEPA
Hoy sí que hasta bailo
porque es el santo de mi hija
DON AUGUSTO
A la obra!
DOÑA CHEPA
Si, fuera platos.
RICARDO
José! arza! quita la mesa.
DOÑA CHEPA
Alegrémonos un rato
(sacando el pañuelo y tambaleándose intenta bailar )
MARIA
Mamita…
DOÑA CHEPA
¡Gua! déjame
hoy es día de tu santo,
¿qué cosa? (agarrándose la cabeza)
qué? la cabeza
se me va ¿qué?
DON AUGUSTO
No hay cuidado.
RICARDO
El airecito.
DOÑA CHEPA
Arza! niña hoy es día de tu santo, ( a María)
Baila, pues, con don Augusto;
Ricardo, hijo, dame el brazo (tomándose del brazo de Ricardo que trata de llevársela)
RICARDO
Con mucho gusto, mi vida.
MARIA
Mi mamita se ha mareado.
DON AUGUSTO
Sí, que descanse.
MARIA
¡Ay señor (Ricardo hace recostar a doña Chepa en un sofá)
DON AUGUSTO
Mi alma! ( a María)
MARIA
Señor…
DON AUGUSTO
Te idolatro.
RICARDO
Vamos, hombre, jardinero
déjate de preámbulos (insinuándole que se la lleve)
ESCENA V
LOS MISMOS, MAS VARIOS CELADORES. UN INSPECTOR, DON
MANONGO Y VARIOS CABALLEROS.
DON MANONGO
Alto, bribones ¿qué es eso?
DON AUGUSTO
(El tío entrando precipitadamente con los celadores)
RICARDO
¡Misericordia!
DON MANONGO
(tomando a Ricardo)
Venga Ud. acá Ño fulano,
ladrón de dinero y honra.
RICARDO
¡Suelte!
DON MANONGO
Ya te soltaré,
inspector, tome Ud. nota.
DON AUGUSTO
Somos unos caballeros.
DON MANONGO
Que merecían la horca. (interponiéndose)
DON AUGUSTO
Soy don Augusto Copete.
DON MANONGO
Yo te lo bajaré ahora,
que soy Manuel, nada más
al que los puños le sobran,
y si no te hago tortilla
es por no manchar mis botas.
DON AUGUSTO
Pero…
DON MANONGO
¡Silencio!
EL INSPECTOR
Señor (dirigiéndose a don Manongo)
ruégole a Ud. que me exponga
lo que hay aquí.
DON MANONGO
Sin demora,
ante todo hay un ladrón,
que es ése (señalando a don Ricardo)
RICARDO
Ladrón? Qué cosa?
DON MANONGO
Aquí tiene Ud. la prueba,
que esta sortija conozca (dirigiéndose a don Augusto)
y diga si no fue suya;
pues, bien, la robó y vendióla
al señor, amigo mío (señalando al caballero)
Ahora dígame: quien roba
¿cómo se llama ? ¡ladrón!
ese es aquél. (señalando a Ricardo)
Y este posma (señalando a don Augusto)
que declare aquí entre todos
lo que iban á hacer ahora.
DON AUGUSTO
Yo…
DON MANONGO
Sí, Ud., tengo testigos.
DON AUGUSTO
Testigos de qué.
DON MANONGO
A la hora
de hablar con el intendente
lo verá.
DON AUGUSTO
Vaya Ud.
RICARDO
Caro.
EL INSPECTOR
Todos marchan a chirona,
a ver, llévenme á esa gente. (Todos son conducidos)
UN CELADOR
También puis irás, señora, (sacudiendo de un brazo a doña Chepa)
DON MANONGO
No.
DOÑA CHEPA
Celador! ¡ay! María !
¿qué es de mi hija?
DON MANONGO
A buenas horas
vienes a pensar en tu hija,
¡Miserable! codeadora.
MARIA
Mamita!
DON MANONGO
Quieto, María, (deteniéndola)
tú, hijita, irás ahora
de aquí conmigo a la casa;
no quiero más mazamorras;
allí espera Federico.
DOÑA CHEPA
¡Hija!
DON MANONGO
apártese, señora, (tomando a María del brazo y rechazando a su madre con indignación)
que no merece ser madre
quien por dinero deshonra.
FIN DEL ACTO TERCERO Y ÚLTIMO
ESCENAS DEL CARNAVAL EN LIMA
Esta obra fue representada en función de gracia de la «Columna Tipográfica» de la guardia urbana, el
martes 15 de julio de 1879.
PERSONAJES
Don Mateo
Doña Pancha, padres de
Pepita
Mercedes y
Hermelinda
Don Carlos
Federico y
Emilio (Jóvenes estudiantes, enamorados de las niñas)
Vecinos de la casa y
Un sirviente
El teatro representa una habitación con ventana de reja. Don Mateo aparece paseándose de extremo a
extremo en la habitación. Doña Pancha, fumando cigarro, mira al techo, como quien ve llover y las
tres niñas en un rincón juntas, permanecen meditabundas.
ESCENA I
DON MATEO, DOÑA PANCHA Y LAS HIJAS
DON MATEO
Aunque digan lo que digan
y aunque baje el Padre Eterno,
digo y repito, que en casa
este año no quiero juego.
¡Pues, no habría más que hacer
que me falten el respeto!
Eso no será en mis días,
lo juro a fe de Mateo.
Con que, porque mis señoras
puedan armar su festejo,
he de sufrir en paciencia
qué cosa? escándalo y medio;
que en mis barbas, en mis barbas
y sin ver que soy viejo;
vengan aquí los mocitos
a andar con los manoseos
y jalones por aquí
y abrazos, y quizás besos
con mis hijas y en mi casa,
de carnaval so pretexto?
No, señor, eso es lisura;
estoy harto de ver eso
y prefiero que me maten;
pero ya no lo tolero.
Los que quieran carnaval
que se vayan al infierno,
lo que es en casa, ¡un demonio!
Carnavales…ni por pienso:
si será propio en las niñas
y en personas de respeto,
andar jugando de manos
con hombres ¡Vaya Ud. viendo!
DOÑA PANCHA
A la verdad que no sé,
Hijo, por qué dices eso,
Porque en Lima todos juegan:
el pobre y el caballero,
las señoras principales
bien que se mojan Mateo.
DON MATEO
Con que porque mucho robas
y hay ladrones caballeros
también hemos de robar ?
¡Me gusta el razonamiento!
Vamos, Pancha, no te metas
en lo que en mi casa ordeno,
y procura que tus hijas
hagan lo que yo deseo,
que no es esto por su mal,
bien lo sabes, pues las quiero;
y si desean tener,
como es justo, algún recreo
este que sea en su casa
donde gasto cuanto puedo.
Hoy mismo voy a la plaza
con el muchacho; al momento
voy por un poco de fruta
para que tomen refresco.
MERCEDES
(Para lo que quiero fruta)
HERMELINDA
(Y yo, hijita, mucho menor)
PEPITA (Echa una fruta estoy yo, de la cólera que tengo)
DON MATEO
¿Qué es lo que dicen Uds.?
LAS TRES
Decimos que está muy bueno.
DON MATEO
Cabal, y antes que sea tarde
voy a la plaza corriendo
Muchacho (llamando) trae la canasta,
mientras saco mi sombrero.
(Don Mateo se vá y se quedan las niñas con doña Pancha)
ESCENA II
LAS NIÑAS y DOÑA PANCHA
PEPITA
Con que, mamá, según esto
nosotras ya no jugamos?
MERCEDES
Pues estamos muy lucidas!
HERMELINDA
Sí, señor, muy bien estamos;
y tú, que te estás callada (a la madre)
mientras nosotras llorando
oímos a mi papá
el sermón de los Descalzos.
DOÑA PANCHA
Pero yo ¿qué quieren que haga?
con su padre, cuando el diablo
se le ha metido en el cuerpo.
PEPITA
Oye mamá, y entendámonos.
Es necesario que tú,
le digas cuantas son cuatro,
pues sería cosa fea
que hoy que venga don Carlos,
don Federico y su amigo
con deseo de mojarnos,
le salgamos con antífona
de que este año no jugamos
Después que ya por nosotras
ellos han hecho el gasto,
y después que entre las tres
a los tres los convidamos;
diz que en nuestra propia casa
saliéramos desairándolos
MERCEDES
Sí, mamá, no puede ser;
eso sería muy malo,
pues hasta de tí; de fijo,
todos saldrían hablando.
HERMELINDA
Dices bien; ese desaire
no lo hacen ni los macacos.
DOÑA PANCHA
Pero ¿qué he de hacer por Dios?
Vamos a ver que es lo que hago?
PEPITA
Tienes, mamá, una paciencia
pero qué, ni la de un santo:
mira, si fuera tú,
hoy me haría gato bravo,
y, ó hacía que ardiera Troya
y así me sacaba el clavo,
o salía con mi gusto
aunque rabiarán jugando.
DOÑA PANCHA
Pero, hija, eso es buscar pleito,
es provocar un escándalo…
PEPITA
Bueno, pues, si tú no quieres…
déjalo no te rogamos,
de nosotras no han de hablar
si no de ti, eso está claro,
y así poco nos importa,
tú pierdes más, con que a mano.
DOÑA PANCHA
Eso es, que jalen de mí.
PEPITA
Tú, quisistes convidarlos,
yo te dije: mi papá
no va á querer, y es en vano
que invites este año a nadie;
pero tú, no hiciste caso,
con que así…
DOÑA PANCHA
Pero que hacer,
si ellos mismos se invitaron.
¿Querían que les dijese que no ?
PEPITA
Para desairarlos
después, creo hubiese sido mejor.
MERCEDES
Pues eso está claro
HERMELINDA
Bien clarito; con que así,
lo mejor es no menearlo.
DOÑA PANCHA
Miren Uds. cuántas fatigas
por Ño Mateo del diablo,
pero ya verán Ud.,
a fe de Pancha, lo que hago.
Mientras él está en la plaza
esperen, que no me tardo.
Voy a ver a las del frente
estense, pues, al cuidado.
PEPITA
Sí, mamacita, corriendo.
MERCEDES
Sí, mamita, anda volando.
HERMELINDA
Como nos dejen jugar
mira, te doy veinte abrazos.
DOÑA PANCHA
Ah! muchachas qué no harán
¡conmigo, si son…el diablo!
(Doña Pancha se retira)
ESCENA III
LAS TRES y LOS TRES GALANES
(Ellas cuchichearán en el fondo de la habitación; mientras ellos apareciendo en la Calle dialogando
antes de aproximarse a la ventana de reja. El escenario se hallará, para el caso, dividido; una parte
representa el interior de la habitación y la otra la calle)
CARLOS
He visto salir al viejo
como un cuarto de hora hará;
juzgo que haya ido a la plaza.
FEDERICO
Mejor, hay tiempo demás
para hablar a las muchachas.
EMILIO
Si estará allí la mamá.
CARLOS
Debe estar, cuando no salen…
FEDERICO
Pero, fijo, no tardarán;
la vieja nos quiere mucho,
y si no ya la verás
como sale ella en persona
y a casa nos hace entrar.
EMILIO
Silencio y oreja al parche;
Mercedes es la que está
asomada a la ventana; (Mercedes se habrá aproximado en efecto, como para aguaitar)
ya llegó la de apretar, (a Carlos)
Carlos corre.
FEDERICO
¡Linda moza!
EMILIO
No te pesará,
FEDERICO
Pues más
me gusta, hijito, la hermana.
EMILIO
Eso no hay que averiguarlo.
FEDERICO
Y la tuya?
EMILIO
Ah! la mía
Harina de otro costal.
Qué negra tan linda, qué ojos,
qué pelo ¡San Sebastián!
Qué aire aquel tan elegante
y qué modito de andar;
pero calla Federico,
no oyes a Carlos?
FEDERICO
Pues ya…
Si se están enamorando
a su gusto, ve
EMILIANO
Ay, ay, ay!
como se aprietan la mano
y qué colorada está
mira como se agachan
los malditos para hablar.
FEDERICO
Vaya, por fin se despiden
ahora tú, ¡voto á San!...
(Emilio se encamina a la ventana y habla cortos momentos con la otra hermana. Al retirarse va
Federico y sale la otra. Apenas tienen tiempo para estrecharse la mano, pues Carlos tose porque acaba
de divisar al papá y tiene el galán que abandonar el terreno y regresa diciendo)
CARLOS
Maldita sea mi suerte
¡canastos ! ni un momentito
he podido estar con ella.
¡Vaya un viejo basilisco!
FEDERICO
Ten paciencia; ya entrarás,
y te cobrarás, hijito,
por más que no quiera el viejo,
con réditos tus cariños;
a bien que, según parece,
lo que es el juego está listo;
esperemos un momento,
que ya verán lo que es rico.
Atención, sigan, señores,
lo que Mercedes me ha dicho
luego que arroje a la calle
una cereza o palillo,
entramos sin más preámbulo,
vamos al principalito
y empezamos allí el juego,
que ya allí tienen aviso
para salir al escape,
y como en busca de auxilio
se meten donde las nuestras,
y allí sin pedir permiso
entramos también nosotros
y formamos laberinto,
porque, mojamos al viejo
y a la vieja en un bendito,
y en menos de dos por tres
habrá la de Dios es Cristo.
Con que así, ojo a la cereza
que lo demás está frito;
esto si se llama ser
mataperro de los finos,
¡Pobre viejo, ésta apostara,
que no la tiene en su libro! (se retiran)
ESCENA IV
TODOS LOS PERSONAJES DE ESCENAS ANTERIORES
DON MATEO
¡Jesús! y con que furor
están ya jugando en Lima;
no se cómo me he salvado
de tanta agua ¡Ave María!
PEPITA
¿Qué fruta traes, papá?
DON MATEO
De todo traigo a que elijan,
que quiero verlas contentas.
Acércate, pues, Panchita.
PEPITA
Yo lo que quiero es cerezas. (Toma una la arroja por la ventana)
DON MATEO
La botas?
PEPITA
Está podrida. (comienza afuera el juego)
AFUERA
¡Ay, ay, ay!
DON MATEO
¿Qué bulla es esa?
TODOS
Nada, si son las vecinas.
DON MATEO
Que cierren el picaporte.
TODAS
Ciérralo tú.
DON MATEO
¡Ave María!
y que bulla la que meten;
ya comenzó la bolina.
(Las vecinas llegan precipitadamente en momentos que Mateo va a echar el picaporte y dándole un
empujón entran gritando)
LAS VECINAS
Po la virgen! ¡Ay, ay, ay!
¡Vecinitas, vecinitas!
DON MATEO
Que me manchan el petate.
UN JOVEN
¡Agua, agua!
UNA VECINA
Quien me auxilia!
DON MATEO
Cuidado!
PEPITA
Por Dios!
MERCEDES
Don Carlos!
HERMELINDA
Mi traje se despretina!
UNA VECINA
No tan fuerte!
OTRA
Mire Ud.!
PEPITA
Se me zafa la camisa!
MERCEDES
Espere!
HERMELINDA
Ay, ay, ay, me ahogo!
EMILIO
Agua!
CARLOS
Sí, señor
DOÑA PANCHA
No, niñas.
PEPITA
Dame más polvos mamá.
UNA VECINA
Por aquí, doña Panchita!
PEPITA
No me machuque Ud. tanto!
DOÑA PANCHA
Quítale, hija, la bombilla!
Rómpele los cascarones!
PEPITA
Ya me echó Ud. agua florida
en el ojo.
MERCEDES
¡Agua! Aquí y agua!
CARLOS
Todas, todas a la pila!
HERMELINDA
No: ay, ay, ay, un alfiler
Me está entrando en las costillas.
FEDERICO
No forcejeé Ud.; quieta!
MERCEDES
Déjeme Ud.!
PEPITA
Quién me pinta?
HERMELINDA
Ay! Se me zafa el botín!
CARLOS
Me ha roto Ud. la levita
PEPITA
Agua!
MERCEDES
Más agua!
HERMELINDA
La tasa!
PEPITA
El balde!
DOÑA PANCHA
Échele Ud. encima!
CARLOS
Muchachos, arza, muchachos,
todas, todas a la tina!
EMILIO
Arriba todos, muchachos!
PEPITA
Ay, ay, ay!
FEDERICO
Arriba, arriba!
CARLOS
No quede ni una mujer.
EMILIO
A todas a zambullirlas
(Entre dos. o cada cual carga con una señorita. Todas forcejean y dan gritos, saliendo de la habitación
en la que queda solo Don Mateo)
ESCENA V
DON MATEO CRUZANDOSE DE BRAZOS
DON MATEO
Esto si que es cosa buena;
esto si que es de lo lindo:
no querer jugar en casa
y amolar la del vecino.
¡Qué tal! qué tal chocolate!
Pues señor, estoy lucido!
Quisiera agarrar un palo
y darle a cada mocito
una tunda…pero de esas
de padre y muy señor mío;
mire Ud. como me han puesto
la sala esos basiliscos;
hecha toda una laguna
hecha toda un laberinto.
Mire Ud. cómo me han dejado
esta casa estos bandidos…
¿Ha visto Ud. cosa igual?
Pero dónde han de ir conmigo,
pedazo de mataperros,
tan lisos, tan atrevidos.
Como metían la mano
a las niñas; un poquito
me estaba faltando ya
para aguarles el bautismo.
Mas no hay que admirarse de ellos
sino de esos putativos
padres, como el que está hablando
que hecho todo un taita ovillos
presencia tales desórdenes
y soporta a tales bichos.
Pero yo ¿qué estoy haciendo
cuando aun oigo sus gritos?
Mateo (con tono airado)
toma un garrote,
y hazle ver a todo Cristo,
si es que sabes en tu casa
ser hombre; ¡lo dicho, dicho!
(Don Mateo va a salir, cuando penetrando todas las vecinas tratan de levantarlo en peso gritando)
ESCENA VI
VERCINAS y DON MATEO
VECINAS
Supuesto que Ud. ha dejado
que nos mojen, don Mateo,
a la tina de cabeza.
TODAS
A la tina
DON MATEO
No; me muero!
UNA VECINA
Muérase Ud. (intentando siempre levantarle en peso)
OTRA
A la tina
DON MATEO
Por dios!
UNA VECINA
Nada
OTRA
No hay remedio.
OTRA
A la tina!
OTRA
Sí.
OTRA
A la tina!
TODAS
Agua con él.
DON MATEO
Me fundieron (le levantan y se lo llevan)
ESCENA VII
DOÑA PANCHA
(Doña Pancha regresando a la sala hecha una mojiganga)
DOÑA PANCHA
Se salieron con la suya.
¡Jesús! Cómo nos han puesto!
Yo hecho una mama Gerundia
Y él, hecho un taita Silverio. (se pone a sacar copitas y prepara una botella de pisco)
Pero, en fin, ¿qué hemos de hacer?
ya se ha principiado el juego.
(oyese afuera una banda de música tocando el ataque de Uchumayo)
Música? Misericordia!
quien la habrá traído! Me muero!
ya no habrá más que seguirla.
ESCENA VIII
(Todos entran formando laberinto y llevando a Don Mateo en hombros. Todos en facha
carnavalesca)
TODOS
Viva, viva Don Mateo!
DON MATEO
Basta por amor de Dios! (forcejeando por desprenderse)
DOÑA PANCHA
Adelante, caballeros. (sus hijas se apresuran a servir las copas)
HERMELINDA
Tomarán una copita.
TODOS
Cabal: ya basta de juego.
EMILIO
Ya que la banda está aquí,
Caballero, Don Mateo,
creo que con su permiso,
bailaremos un momento.
DON MATEO
Baile Ud., hombre, y a mi
Déjame tomar resuello. (dejándose caer en una silla)
DOÑA PANCHA
Antes, copa general.
EMILIO
Salud, señoritas.
FEDERICO
Por el señor Don Mateo.
(Todos toman y al concluir dice Emilio)
EMILIO
Con que a la obra, como dicen
sobre el huevo…
TODOS
Luego, luego
EMILIO
Arza, señor de la banda.
FEDERICO
Vaya que se cuadre el dueño (tomando del brazo a Don Mateo)
DON MATEO
Yo bailar?
TODOS
Sí, sí que baile
DON MATEO
(pues señor otra te pego)
TODOS
Doña Panchita está de baile.
DOÑA PANCHA
Qué tentación!
Si no puedo!
Para eso están las muchachas.
CARLOS
No, señor; Ud. primero.
DOÑA PANCHA
Jesús! por dar a Ud. gusto…
EMILIO
(a Don Mateo)
Vamos; haga Ud. un esfuerzo.
DOÑA PANCHA
Vamos, pues
(tomando a Don Mateo)
TODOS
Bravo, bravísimo!
DOÑA PANCHA
Acuérdate de tus tiempos.
(salen y bailan)
FIN
ESCENAS EN LA CAMPIÑA
(Antes de la batalla de Tacna)
PERSONAJES
El Capitán Rompe y Rasga
Doña Goya, madre de
Maquita
Varios oficiales
Un Sargento
En casa de doña Goya se preparan a tomar té.
ESCENA I
EL CAPITÁN, DOÑA GOYA Y MIQUITA
EL CAPITÁN (Entrando)
Mamita, ya estoy aquí,
niña Mica, buenas noches.
LAS DOS
Buenas noches, Don José.
Qué es de los otros señores?
EL CAPITÁN
Los compañeros? ya vienen
Como dicen que esta noche
es la última que pasamos
en este lugar.
DOÑA GOYA
Ya? ¿a dónde
los van a mandar a Uds.?
EL CAPITÁN
Aún no se ha dado la orden
DOÑA GOYA
Así es que ellos no vendrán?
EL CAPITÁN
Eso no; pero que embromen,
yo creo si algún poquito.
DOÑA GOYA
Si así ha de ser eso, entonces,
Ud. se queda en su casa
le ruego me perdone,
voy a ver si hierve el agua
y a quitar unos tizones,
quédese Ud. con Miquita
que vuelvo en un pater nostri.
EL CAPITÁN
Pero antes de irse, mamita,
para que el cuerpo se entone,
no tomamos una copa?
DOÑA GOYA
Y siento, con mil amores.
EL CAPITÁN
(sirviendo) Y Ud. no toma Miquita?
DOÑA GOYA
Sírvale, también que tome.
EL CAPITÁN
Vaya pues, salud, mamita.
DOÑA GOYA
Salud y que Ud. se porte
como se deben portar
en este caso los hombres.
EL CAPITÁN
Miquita, salud.
MIQUITA
Salud
DOÑA GOYA
(como no tengo calzones! Se va refunfuñando)
ESCENA II
EL CAPITAN Y MIQUITA
EL CAPITAN
(Sentándose a lado de la niña)
Con que, niña hermosa,
con que Miquitay,
dime si me quieres
ya que sola estás,
¡Ay! vidita mía,
linda, chunquitay,
¡qué vida tan perra
la del melitar!
¿Por qué no contestas
si con tanto afán
quiero que me digas
si tú me amarás;
dime, palomita,
dime, celestial
ángel, tan precioso
oye mi penar;
dime, vida mía,
dime verdichay,
porque no contestas
bien mío? ¡ Ay, ay, ay!
¡Qué vida tan perra
la del melitar!
con que, puis, chunguita,
di, si me amas.
MIQUITA
Ay!
EL CAPITÁN
Suspiras? ¿Me quieres?
MIQUITA
Sí, (bajando la cabeza)
EL CAPITÁN
¡Qué linda estás!
Deja, mi sirena,
déjame besar
esa tu boquita
de fino coral (le da un beso)
MIQUITA
Mire Ud.; ya creo
que viene mamá.
EL CAPITAN
¡Qué vida tan perra
la del melitar!
Dame tus manitas
dame, viditay,
deja entre las mías
las quiero estrechar.
¡Qué manos tan lindas (tomándolas)
tienes, chunquitay,
parecen de seda
por su suavidad:
mira, un poquitito
vente más acá,
para ver tus ojos…
¡Ay qué linda está!
MIQUITA
No se arrime tanto
puede ver mamá.
EL CAPITAN
¡Qué vida tan perra
la del melitar!
¡Qué ojos tan hermosos
tienes, Miquitay,
dos cielos abiertos
son de par en par,
rosas en el mundo
creo que no habrán
que con tus mejillas
pueden cotejar,
virgen peregrina,
yo no creo que hay
igual a tus dientes
perlas en el mar,
no sé si habrás visto
tu preciosa faz,
siempre que te lavas
en el manantial,
pero si te has visto
no me negarás,
que es blanco azucena
tu color sin par,
dime, ¿me amas mucho?
MIQUITA
Mucho (con rubor y mojigatería)
EL CAPITÁN
Viditay !
antes que me vaya
¿no me abrazarás? (la abraza)
Alma, sueño, encanto,
cuanto te amo…(se la come a besos)
MIQUITA
Ay!
Quítese ya creo,
que viene mamá.
EL CAPITÁN
¡Qué vida tan perra
la del melitar!
ESCENA III
VARIOS OFICIALES ENTRANDO AL MISMO TIEMPO QUE DOÑA GOYA
LOS OFICIALES
Buenas noches, señoritas,
TODOS
Buenas noches, caballeros.
DOÑA GOYA
Vaya, pues, señores, todos
sírvanse tomar asiento:
el tecito está servido.
EL CAPITÁN
Gracias; pero antes, yo creo
que no nos haría daño
una copita.
DOÑA GOYA
Pues eso
mismo les iba a decir.
UN OFICIAL
Adentro fieles, adentro.
DOÑA GOYA
No me agradan etiquetas.
EL CAPITÁN
Ah! mi mamita por eso
me gusta; con que, ante todo,
lo primero es lo primero;
tomaremos esta copa
por mi paisana.
DOÑA GOYA
Agradezco.
TODOS
Salud!
EL CAPITÁN
Salud, pues, Miquita,
¡Qué blanco tan suculento,
este si que es uva pura
si no es Locumba es Cabello. (Todos se sientan)
DOÑA GOYA
Señor, este rosquetíto…(a uno)
Le falta azúcar?...(a otro)
UN OFICIAL
No creo.
DOÑA GOYA
Tomen una tajadita
siquiera de bizcochuelo;
tome Ud. pues, paisanito,
muy rico está, es puro huevo.
Con que, se nos van Uds?
UN OFICIAL
Señora, así lo creemos,
no hay día fijo de hoy.
DOÑA GOYA
Así es, pues, que según eso
ya se han tenido noticias
de que vienen; los chilenos.
UN OFICIAL
Ya vienen esos malditos.
EL CAPITAN
Pero verán lo que es bueno.
DOÑA GOYA
¡Jesús! Si le digo a Ud.,
que por mí tan sólo siento
no ser hombre para ir
con Uds., pero creo
que si vienen hasta acá
esos malditos chilenos
agua caliente aunque sea
les he de echar desde el techo.
EL CAPITÁN
¡Bravo! Y eso sí merece:
vamos, tomemos por eso,
DOÑA GOYA
Y Porque vuelvan Uds.
derrotando a los chilenos:
si se dejaran vencer
¡Jesús! Ño querré ni verlos…
EL CAPITÁN
Paisana ya verá Ud.
lo que se llama echar fuego:
salud.
DOÑA GOYA
Salud, paisanito.
UN OFICIAL
Por la patria.
DOÑA GOYA
Por su ejército.
OTRO OFICIAL
Por las charreteras, cumpa.
OTRO OFICIAL
Por el triunfo compañero.
EL CAPITÁN
¡Viva el Perú!
TODOS
¡Viva!, ¡viva!
EL CAPITÁN
Ahora si estoy contento.
No tiene Ud. una vihuela,
paisana?
DOÑA GOYA
Si, pero creo
que cuarta y prima le falta.
EL CAPITÁN
Na importa, apuntalaremos.
DOÑA GOYA
Hija, trae la vihuela.
EL CAPITAN
Cabal, cabal, alegrémonos,
que mañana a estas horas
sabe Dios donde estaremos.
(Miquita va, y trae la vihuela, el capitán la toma y después de tomarla dice:)
EL CAPITÁN
Vemos ahora quién canta?
UN OFICIAL
¿Quién ha de cantar?
DOÑA GOYA
El mestro.
EL CAPITÁN
Vamos pues allá,
(Da el estribillo que todos deben cantar cantando él la letra)
¡Qué vida tan perra
la del melitar!
[Canto]
Tengo una chinita
que me quiere más
que a la Virgen Santa
cuando va a rezar.
*
¡Ah! si Ud. supiera,
señor Capitán…
¡Que vida tan perra
la del melitar!
*
Cuando no la veo.
no sé que me da;
casi tengo ganas
de irme al hospital…
♦
¡Ah! si Ud. supiera,
señor capitán…
¡Qué vida tan perra
la del melitar!
*
Mientras hago guardia,
corazón leal
hace también guardia
junto a su beldad
¡Ah! Si Ud. supiera,
señor capitán…
¡Qué vida tan perra
la del melitar!
*
Por pensar en ella
no sé que me dá
apenas la miro
ya no sé flanquear.
¡Ah! Si Ud. supiera,
señor capitán…
¡Qué vida tan perra
la del melitar!
Todito mi sueldo,
sin dejar un real,
se lo entregaría;
pero…ninti dan,
¡Ah! Si Ud. supiera señor capitán
i Qué vida tan perra la del melitar!
*
Vamos a la guerra
porque la hora es ya
de morir…con que alma
no me llorará!
¡Ah! Si Ud. supiera
señor capitán…
¡Qué vida tan perra
la del melitar!
*
Todos si es que muero
¡ay! me olvidarán
ella, sólo ella
no olvida jamás.
¡Ah! Si Ud. supiera
señor capitán…
¡Qué vida tan perra
la del melitar!
*
Si morir me toca,
nos han de enterrar
porque ella de pena
sé que morirá.
¡Ah! Si Ud. supiera
señor capitán…
¡Qué vida tan perra
la del melitar!
ESCENA IV
TODOS, MAS UN SARGENTO ENTRANDO
SARGENTO
Señor, señor, corran todos
que estamos sobre las armas.
UN OFICIAL
¿Qué hay?
OTRO
¿Qué es eso?
OTRO
¿Cómo?
OTRO
¿Qué?
EL CAPITÁN
Sargento, vamos, avanza.
SARGENTO
Dicen que ya vienen los chilenos
se hallan a una jornada:
y antes que amanezca el día
se nos vendrán a la carga:
el batallón está listo
y a la cintura las mantas
y según oí decir,
tenemos que ir de avanzada.
EL CAPITÁN
Me alegro.
UN OFICIAL
A ver mi revolver.
EL CAPITÁN
Miquita
venga mi espada.
UN OFICIAL
Vaya por fin llegó la hora.
OTRO
¡Gracias a Dios!
OTRO
Ya embromaban…
EL CAPITÁN
Vamos, pues, adiós Miquita, (a Doña Goya)
Corazón grande paisana.
DOÑA GOYA
Qué Dios los lleve con bien.
UN OFICIAL
El proteja nuestra causa.
EL CAPITÁN
Caballeros una copa
a la salud de la patria.
UN OFICIAL
¡Qué viva el Perú!
TODOS
¡Qué vivaaaa!
EL CAPITÁN
Morir o vencer, paisana.
DOÑA GOYA
¡Qué viva el Perú!
TODOS
¡Qué vivaaaaa!
EL CAPITÁN
¡Hip, hip, hurraaa! camaradas
MIQUITA
(¡Virgen Reyna de los cielos!)
EL CAPITÁN
Muchachos! Qué viva Tacna!
(salen todos tarareando el Himno Patrio)
FIN
IR POR LANA Y SALIR TRASQUILADO
El teatro representa una casa de vecindad: cuartos a derecha e izquierda.
PERSONAJES
Don Pelado Capitán indefinido
Doña Angustias Viuda, con montepío, pagado a tres plazos…
Anita Hija de la anterior
Don Angurria Dueño de casa
Revoltijo Estudiante
Un celador
En la primera habitación de la derecha aparece Anita como aguardando a alguien. Está allí como de
centinela. Todas las puertas permanecen cerradas y en su cuarto don Pelado está escondido.
ESCENA I
ANITA Y DON ANGURRIA
(Entrando por el fondo y mirando a todas partes)
DON ANGURRIA
¡Y esta es la tercera vez!
no ve Ud. , viaje a la China
¡Qué gente, señor, qué gente!
esto ya no hay quien resista;
pero, en fin. siquiera a Ud. (Dirigiéndose a Anita)
se encuentra. Buenos días.
ANITA
Muy buenos días, señor.
DON ANGURRIA
Y su mamá?
ANITA
Mi mamita
se fue a la caja fiscal.
DON ANGURRIA
¡No ve Ud.! siempre la misma.
ANITA
Pero señor…
DON ANGURRIA
Qué señor!
date con la letanía
y con la caja fiscal
y el cajero y la jeringa.
Lo mismo es, ni más ni menos (Señalando el cuarto del indifinido)
el otro taita canillas,
ocioso de los demonios,
hace cuatro o cinco días
que no aporta por aquí.
ANITA
Pero señor…
DON ANGURRIA
¡Qué calilla!
y el estudiante otro peine (Señalando el cuarto de éste)
otro fino petardista
que la mesada no vino ( remedando)
que no hay pago en la oficina
lo cierto es que tan tramposo
este es como el de la esquina;
ya no puedo aguantar más
y toditos de patitas
van a ir hoy mismo a la calle:
voy a la comisaría,
desocupación de cuarto
y embargo, basta de misas (se va rápidamente)
ESCENA II
AN1TA Y DON PELADO
(Asomando la cabeza)
DON PELADO
Ya se fue? Gracias a Dios!
ANITA
Pero ya habrá oído
lo que acaba de decir.
DON PELADO
Qué! si lo escuché todito
y ya me estaba faltando
hija, así…como un peñisco
para salir con un palo
y santiguarle el bautismo
ANITA
Y ahora qué dice Ud.?
DON PELADO
Qué he de decir ¡Jesucristo!
si el hombre tiene una hambruna
que ni don Aníbal Pinto!
apenas hace dos días
que la casa se ha cumplido
y ya viene el tagarote
con el montón de recibos.
ANITA
Y en que tiempos
DON PELADO
Sí señor,
cuando los indefinidos
de apretritis tan atros
estarnos ya medio tísicos.
ANITA
Y las viudas?
DON PELADO
A las viudas
no hay que mentar ¡Jesucristo!
si parece que el cajero
les está sacando filo.
Y así venga Ud. s cobrar!
¡Hombre! Si esto es de lo lindo!
ANITA
Pero no se admire Ud.
de eso no, no, señor, mío,
sino de lo que va ha hacer
también con nuestro vecino,
porque dizque no ha pagado
el mismo día cumplido.
DON PELADO
Pero que quiere Ud. niña,
esperar de ese maldito
a quien Dios yo no sé como
no le manda un tabardillo.
ESCENA III
LOS MISMOS MAS DOÑA ANGUSTIAS
DOÑA ANGUSTIAS
(Entrando y quitándose la manta)
¡Jesús! Que calor ¡Jesús!
hija, alcánzame un asiento
toma mi manta ¡Dios mío!
si esto parece el infierno.
ANITA
Y?
DOÑA ANGUSTIAS
Nada.
DON PELADO
No se lo dije,
DOÑA ANGUSTIAS
Aquello es un jubileo;
pero ni he podido entrar
para hablar con el cajero,
hoy hijita para todo
se necesitan empeños.
DON PELADO
No ve Ud. y sin embargo
aun no sabe Ud. el cuento.
ANITA
Sí mamá.
DOÑA ANGUSTIAS
¿Qué hay?
ANITA
Que ha de haber
si no que ha venido el dueño
de la casa hecho un judío.
DON PELADO
Sí señor, hecho un veneno
ANITA
Ya fue a la comisaría
por que dice que al momento
nos va a votar a la calle.
DOÑA ANGUSTIAS
¿A nosotras?
DON PELADO
No hay remedio
todos, hasta el colegial
hoy tendrá que ir de paseo.
DOÑA ANGUSTIAS
Habrase visto!
DON PELADO
Y que hacer
cuando no tenemos medio.
ANITA
Sería capaz ese hombre …
DON PELADO
De torcernos el pescuezo.
DOÑA ANGUSTIAS
Dice Ud. bien, Don Pelado,
si me parece chileno,
pero a donde quiere este hombre
que nos vayamos.
DON PELADO
A un cuerno,
claro está, Ud. es viuda
yo indefinido, no hay sueldos,
el colegial está a flus,
con que largarse y laus Deo.
ESCENA IV
LOS MISMOS MAS REVOLTIJO
ANITA
Aquí viene él.
REVOLTIJO
Buenas tardes,
señoras y señoritas.
ANITA
Salud, señor Revoltijo.
REVOLTIJO
Y pesetas, linda Anita,
que milagro todos juntos.
DON PELADO
Amigo, la cofradía
solo le esperaba a Ud.
REVOLTIJO
Tanto honor…
DON PELADO
Una visita
va a venir dentro de poco.
ANITA
A ver a Ud.
DON PELADO
Sí, y a Anita.
ANITA
Y a Ud. también.
DON PELADO
Si señor.
ANITA
Vamos a que no adivina.
REVOLTIJO
Francamente que no sé
de quien sea esa visita.
DOÑA ANGUSTIAS
Y le trae una encomienda.
REVOLTIJO
Encomienda? Cierto Anita?
ANITA
Que nos va venir a todos
como dicen de perilla!
DON PELADO
Supóngase Ud. yo estoy
puedo decir sin camisa,
más pobre que el mismo Aman,
lo mismo está la vecina
y me parece que Ud.
íden a la parrilla,
y en tan solemne arranquites
vamos a que no adivina
quien nos va ha hacer un regalo
a los cuatro en este día.
REVOLTIJO
Francamente, no adivino;
y si alguno no se explica…
DON PELADO
Pues, hijo, el dueño de casa:
milagro de Santa Rita!
REVOLTIJO
Don Angurria?
DON PELADO
Cómo suena!
REVOLTIJO
Don Angurria? ¡Qué mentira!
DON PELADO
Sí señor, el hambre mismo,
si no, que lo diga Anita;
no es verdad ?
DEVOLTIJO
Cierto vecina?
ANITA
Muy cierto, todos tenemos
hoy que salir de patitas.
REVOLTIJO
Qué cosa? esa no la aguanto.
DON PELADO
Sí, señor, Ud. y Anita,
Doña Angustias y el que habla.
REVOLTIJO
Pero si no hace ni aún días
que se me cumplió la casa
DON PELADO
Pues amigo no hay tu tía:
el quiere que se le pague
como Ud. sabe la víspera.
REVOLTIJO
Eso no lo aguanto yo;
Canastos! esas son grillas
ANITA
Y lo peor es que ya
se fue a la comisaría.
REVOLTIJO
¿Qué cosa?
DOÑA ANGUSTIAS
No hay remedio.
REVOLTIJO
Esa no aguantó, vecina,
yo no soy tan mentecato,
yo le hago una de las mías.
ANITA
(Asomando a la puerta)
lo peor es qué ya
va llegando a la otra esquina
DOÑA ANGUSTIAS
Lo mejor será encerrarse.
DON PELADO
Me parece bien, vecina.
REVOLTIJO
No hay qué correr, no señor,
todo el mundo aquí, a la vista
Don Angurria bien lo saben
es un solemne gallina.
TODOS
Y...
REVOLTIJO
Dejen la cosa a mí cuenta,
apoyen lo que yo diga
que, o nos fundimos por junto;
o me salgo con la mía.
ESCENA V
DON ANGURRIA
(Don Angurria entrando)
Hoy si que cayeron todos
Adelante, celador.
REVOLTIJO
Sí señor, pase adelante
muy a tiempo ¡vive Dios!
viene Ud. amigo mío,
a resolver la cuestión.
DON ANGURRIA
Sí señor.
REVOLTIJO
Silencio!
DON ANGURRIA
Qué?
REVOLTIJO
Ud. aquí no tiene voz.
DON ANGURRIA
Esto era lo que faltaba!
REVOLTIJO
Silencio! que la razón
después que nos oiga a todos
nos la dará el celador.
DON ANGURRIA
Pero qué razón?...
REVOLTIJO
Silencio!
no me levante la voz.
El señor que Ud. está oyendo (Dirigiéndose al celador y señalando al indefinido)
a faltado aquí al señor.
DON ANGURRIA
Yo?
REVOLTIJO
Sí, señor Ud. mismo,
le ha llamado Ud. ladrón.
DON ANGURRIA
Hombre qué está Ud. diciendo?
REVOLTIJO
Y a mí también.
DON PELADO
A los dos
DON ANGURRIA
Qué cosa ?
REVOLTIJO
Hágase el chiquito;
que le pregunten si no
a la señora que acaba
de tener un colerón
que por poco no revienta.
DOÑA ANGUSTIAS
Así ha sido.
ANITA
Sí señor.
DON ANGURRIA
También ella?
DOÑA ANGUSTIAS
Claro está,
si la llamo Ud. escorpión.
AN1TA
Tintorera.
DOÑA ANGUSTIAS
Antofagasta,
hay testigos.
REVOLTIJO
Más de dos.
Hoy voy hasta el Intendente,
mi sombrero.
DON PELADO
También yo
Ud. vaya al juez del crimen.
DON ANGURRIA
Pero hombre
REVOLTIJO
Sí, esto es atroz.
DON PELADO
No puede quedar así.
ahora verá quien soy yo.
DOÑA ANGUSTIAS
Qué lisura!
ANITA
Esto faltaba!
DOÑA ANGUSTIAS
(Como llorando)
Aquí está el señor que oyó.
DON ANGURRIA
¡Con otro testigo, a la horca!
ANITA
(Lloriqueando)
también lo oyó ese señor.
DON ANGURRIAS
Pues, hombre.
DOÑA ANGUSTIAS
(Señalando a un vecino)
A ése que ve Ud. allí
Por poco no lo estrujó.
UN CELADOR
Qui cosa?
DOÑA ANGUSTIAS
Allí tiene Ud. a otro.
Mire, señor celador,
no es verdad que este sujeto (Por Don Angurria)
DON ANGURRIA
Sujeto?
DOÑA ANGUSTIAS
Hasta a Ud. se le encaró?
REVOLTIJO
Verdad y si no hace un quite
le derriba de un trompón
UN CELADOR
(Al dueño)
Vamos, puis, comisaría.
DON ANGURRIA
Yo comisaría? yo?
UN CELADOR
Marcharás, puis con siñoris
apues pigaste los.
DON ANGURRIAS
Háse visto un animal?
TODOS
No le oye Ud. celador?
CELADOR
(Picado)
Anemal será to agüela
voy tocarte rionión.
DON ANGURRIA
Qué reunión, ni qué diablos.
Vaya una gente! me voy
y desde mañana mismo
les nombraré un cobrador
y haré que todos se muden
por orden del juez.
TODOS
¡Ya voy!
antes tendrá que pagarnos los insultos ¡vive Dios!
DON ANGURRIA
Como están.
TODOS
Hay testigos.
DON ANGURRIA
Lo veremos (Sale precipitadamente refunfuñando)
REVOLTIJO
¡Cómo no!
Si no me manda carreta
coche bueno y cargador
y si todo no lo paga no me muevo, así soy yo.
Guerra a muerte y sin cuartel:
me proclamo dictador.
FIN
YA VIENEN LOS CHILENOS
Juguete cómico en un acto
(Crónica de la Guerra del Pacífico – 1880)
PERSONAJES
El cura Garduñas
Doña María Angola, su comadre
Don Fulgencio, marido de
Doña Carlota
Hermelinda, hija de los dos anteriores
María, criada
Ernesto, hermano de Hermelinda
Carlos, amigo de Ernesto y novio de Hermelinda, ambos oficiales del Ejército
Peruano y alistados en las filas mandadas por el General Cáceres.
Abnegación, joven Capellán del Ejército de ese General
Lorenzo, Sargento
Soldados y
Pueblo
La Escena pasa en un lugarcillo del interior de la República. El Teatro representa una sala en casa de
Don Fulgencio, puerta al fondo, entre dos ventanas espaciosas, puertas y ventanas capaces de dejar
ver lo más posible de lo que suceda fuera. Formarán parte del mueblaje: un sofá enfundado, un gran
canasto, un ropero y una rinconera.
ESCENA I
DON FULGENCIO Y EL CURA GARDUÑAS
(Don Fulgencio aparecerá escribiendo, en momento que se presenta el cura. Este figurará uno de esos
sibaríticos tipos de clérigos con tanta barriga y papada como espaldas y cogote; y Don Fulgencio, uno
de aquellos vagabundos de levita, acostumbrados a vivir de la mandurria. maromeros políticos, sin
otra ley ni Dios que su egoísmo. Tan gordo será el cura como flaco su amigo. El traje de éste, raído,
abrochado y estrafalario su tarro de unto del tiempo de Abascal )
EL CURA
Con que, compadre, ya estamos?
DON FULGENCIO
Actualmente estoy en la obra.
EL CURA
Conviene no perder tiempo.
DON FULGENCIO
Vamos, pues, si esa es la cosa.
¿Y el propio?
EL CURA
Lo tengo listo.
DON FULGENCIO
Entonces allá va la nota;
gratifique Ud. bien y que vuele.
EL CURA
Es lo que importa.
Cuidado que se aperciba mi comadre
DON FULGENCIO
Linda cosa
sería que lo supiese
cuando se la da de patriota!
¡Patriota! ¡Vaya Ud. viendo!
solo una mujer tan loca
puede andar pensando en triunfos
y soñando en vanas glorias.
EL CURA
Con que, apúrese, compadre.
DON FULGENCIO
Ya estoy cerrando la nota
El sobre: (Escribiendo)
al jefe chileno don Corbo de la Horca.
EL CURA
Y ¿le avisa Ud. pues, todo?
DON FULGENCIO
Desde la P. hasta la J:
Le digo quien es el jefe
que por aquí expediciona;
cuantos son y donde se hallan;
por do vendrán y la hora
en que salieron; en fin,
noticias tan minuciosas que taita Cáceres de esta
creo que se irá a la olla.
EL CURA
Eso es lo que nos conviene:
no me sale a mí hasta ahora
la de los quinientos soles
que me sacaron.
DON FULGENCIO
¡Bicoca!
ni a mí el desaire que me hizo
llamándome viejo posma
solo por que me dormí
y se dispersó la tropa;
pero verá quienes somos
cuando le ajusten la soga.
Aquí tiene Ud. el paquete.
EL CURA
Pues, me largo.
DON FULGENCIO
Y viento en popa.
ESCENA II
DON FULGENCIO, SOLO, PASEANDOSE y FROTANDOSE LAS MANOS
DON FULGENCIO
Yo les probaré a esos tales
que me llaman embeleco
lo que valgo y lo que soy
cuando lleguen los chilenos:
haré que me dejen tropa
y me nombren Subprefecto
¡Qué patria ni que alfajores!
lo primero es lo primero:
cupo a Fulano de Tal;
mi don Zafano irá preso;
a Mengano lo fusilo;
al otro don Cual lo entrego;
ya nos vendrá ña Gerundia
con que salven a mi suegro,
y nos saldrá don Trillenes,
porque no le saquen medio,
cuando se vea ajustado,
enviándonos mil empeños;
pero yo ceder? No tal
Antes venite adoremus
(rascándose la palma de la mano)
Tal vez me llamen traidor;
pues yo diré: los desprecio!
ésta es la cuerda, con que,
golpe a la mar! no hay remedio
Chile, Chile es la cuestión,
el Perú no vale un bledo
estamos muy corrompidos
y sólo nos comprendemos
cuando se azote en el país
como azotan los chilenos»
Por otra parte, «con qué
hemos de poder vencerlos;
a trompadas ? ¡Tontería !
No tenemos elementos »
ESCENA III
DOÑA CARLOTA y DON FULGENCIO
DOÑA CARLOTA
(Entrando)
¿Qué ha querido el cura aquí?
DON FULGENCIO
Nada, y qué cuenta tienes
DOÑA CARLOTA
Como no he de tener cuenta
en saber lo que aquí quiere
cuando en sus maquinaciones
a todos nos compromete
¡infame!
DON FULGENCIO
¿Qué es lo que dices?
DOÑA CARLOTA
Que es un infame, un gran peine
un hombre sin corazón,
sin Dios ni ley.
(1) Las Frases que van entre camillas han sido generales en boca de los escépticos, de buena o mala
fe, en el país.
DON FULGENCIO
¡Vamos, vete!
DOÑA CARLOTA
Y tú pareces sin alma.
DON FULGENCIO
Déjame, no me violentes.
DOÑA CARLOTA
En vano ves a nuestro hijo,
Dios sabe si vive o muere,
entre las filas peruanas.
DON FULGENCIO
Y a qué demonios se mete a patriota?
DOÑA CARLOTA
A qué demonios?
sólo gente como Uds.
capaces son de expresarse
así, tan criminalmente.
Hoy que la Patria zucumbe,
hoy que un enemigo aleve…
DOÑ FULGENCIO
¡Patria! qué sabrán de Patria
todas Uds. mujeres.
DOÑA CARLOTA
Ojalá que estas polleras
no llevara, no, y que vieses
de cuánto somos capaces
por la Patria las mujeres:
pero así y todo, si mi hijo
por defenderla muriese
te las dejaré, cobarde, (con desprecio)
para ir a vengar su muerte.
DON FULGENCIO
No quiero oír necedades:
te dejo, no me calientes, (se retira)
ESCENA IV
HERMELINDA y DOÑA CARLOTA
HERMELINDA
Mamita, qué tiene Ud?
DOÑA CARLOTA
Que he de tener hija mía,
sino pesares sin fin,
esta ha sido mi desdicha:
tu padre y ese maldito
cura, que aquí es el espía
de los chilenos, acaban
de tramar no sé que inicua
emboscada a los peruanos.
HERMELINDA
A los peruanos?
DOÑA CARLOTA
Sí, hija,
y mi Ernesto, mi pobre hijo
tu hermano (llorando) se halla
en las filas de Cáceres.
HERMELINDA
¡Dios del cielo!
DOÑA CARLOTA
Ernesto, mi hijo, alma mía!
y el pobre Carlos, su amigo,
compañero en sus fatigas.
HERMELINDA
Madre de mi corazón! (llorando)
DOÑA CARLOTA
Si, lloremos, hija mía,
pues somos tan desgraciadas (se abrazan)
ESCENA V
DOÑA CARLOTA, HERMELINDA y MARIA
MARIA (Entrando azorada v precipitadamente)
Señorita, Señorita,
ya están allí los chilenos
y todo el pueblo alarmado
vá por las calles corriendo,
mire Ud. (atravesará el escenario por el fondo, en laberinto incomprensible, la gente del pueblo,
llevando consiga cuanto se pueda figurar para la representación joco-solemne de caso semejante.)
DOÑA CARLOTA
¡Virgen Santísima!
HERMELINDA
Madre y Reyna de los Cielos!
MARIA
Señorita, Señorita,
en dónde nos escondemos?
por Dios !
HERMELINDA
Mamita, corramos,
DOÑA CARLOTA
Pero, hija, por donde?
MARIA
Luego,
señorita no oye Ud.
la corneta?
(se dejará oír distante el toque de una corneta)
HERMELINDA
Mi sombrero.
DOÑA CARLOTA
Toma (Dándole la imagen de un niño Dios)
yo llevo a la Virgen
tú, lleva al Niño en tu seno (se preparan para salir)
ESCENA VI
DOÑA CARLOTA HERMELINDA y DOÑA MARIA ANGOLA
( Doña María Angola figurará una mujer ancha de arriba a abajo, una de esas jamonas con cara de
fraile, vulgarota y vestida de angaripola)
MARIA ANGOLA
A dónde va Ud. comadre?
DOÑA CARLOTA
Comadre, a donde Dios quiera.
MARIA ANGOLA
Vaya! no se mueva Ud. (deteniéndola)
nada harán al que se queda:
los niños son los que vienen
«y hay amigos, los esperan
el cura con el compadre»
DOÑA CARLOTA
Pues que espere ese babieca (intentando seguir)
MARIA ANGOLA
Comadre, (impidiéndole el paso)
DOÑA CARLOTA
Déjeme Ud.
vamos, hija (a Hermelinda con imperio)
MARIA ANGOLA
¡Candelejas! (dejándolas marchar)
ESCENA VII
LAS MISMAS, MAS EL CURA y DON FULGENCIO, ENTRANDO
EL CURA y DON FULGENCIO
Dónde bueno?
DOÑA CARLOTA
Donde mi hijo (con angustia reprimida)
DON FULGENCIO
No, señor, nadie se mueva
«hay que esperar a los niño»
DOÑA CARLOTA
Puedes esperarlo tú. (en tono despreciativo)
DON FULGENCIO
Pues, que te vaya bonito
(haciendo mueca de indiferencia)
ESCENA VIII
LOS MISMOS y MARIA
(Hermelinda, que durante el breve diálogo habrá salido hasta la puerta y regresa precipitadamente
exclamando:)
Mamita, no son chilenos! son los peruanos!
DN. FUL. EL CURA y D. MARIA ANGOLA
Qué dices? (agolpándose con espanto)
HERMELINDA
Y en Pelotón hacia aquí
vienen al trote.
LOS TRES
¡Imposible! (viéndose las caras)
HERMELINDA
Mire Ud. (señalando hacia fuera y llevando de la mino al cura)
EL CURA
Sí; ¡los peruanos! (agarrándose la cabeza)
D. MARIA ANGOLA
Don Fulgencio!
EL CURA
Hoy nos persiguen.
DON FULGENCIO (A Doña Carlota)
Donde me meto, mujer.
DOÑA CARLOTA
Métete aquí (levantando la funda del sofá)
EL CURA
Esto es horrible! (Corriendo de aquí para acullá)
HERMELINDA
Papá (tomando del brazo a su papá y este jalando a doña María Angola)
DON FULGENCIO
Comadre.
EL CURA (jalando a la criada) María
MARÍA
Por aquí (tratando de hacerle entrar en la rinconera)
EL CURA
No entro.
MARIA
Pues quítese
la sotana (se la quita precipitadamente y María le dará un traje de señora, sacando del ropero)
CARLOTA
(A doña María Angola a quien habrá hecho introducirse dentro del canas tón colocado
horizontalmente)
Ud. comadre,
cuidado con que respire (al cura) Ud. adentro.
EL CURA
Por Dios!
yo temo que nos fusilen.
(Doña Carlota lo encierra en la rinconera donde el cura se pondrá el traje)
DON FULGENCIO
María, dame tu traje
y toma lleva este chisme.
(Don Fulgencio se quitará el tarro y lo colocará en la cabeza de María, siendo llevado por su hija que
al fin le ocultará bajo el sofá)
ESCENA IX
Doña Carlota, Hermelinda, Lorenzo, María, el Cura, Doña María Angola y algunos
soldados.
MARIA
(Entrando precipitadamente)
¡Virgen Santa!
DOÑA CARLOTA Y HERMELINDA
¿Qué hay, María?
MARIA
Lo estoy viendo y no lo creo.
DOÑA CARLOTA Y HERMELINDA
¿Pero qué hay?
MARIA
Quien Viene allí (señalando hacia afuera )
el que lo creímos muerto.
DOÑA CARLOTA Y HERMELINDA
Lorenzo?
MARIA
El mismo.
DOÑA CARLOTA
Le has visto?
MARIA
Vaya sino! y desde lejos
allá voy, chola, me dijo
y vete a avisar corriendo.
HERMELINDA
Deberás?
MARIA
Vamos pues, ya,
quien es él (señalando hacia la puerta)
sino es el mesmo.
LORENZO
(presentándose con el kepí rojo, canana y manta a la cintura, cubierto de polvo y seguido de varios
soldados. Llevará en las botamangas las insignias de sargento)
Muchachos, ¡Viva el Perú!
y vivan los Montoneros.
DOÑA CARLOTA
¿Y Ernesto? (con ansiedad)
HERMELINDA
¿Y Carlos?
LORENZO
Ya vienen.
Diablos! ¿Acaso los dejo,
sino es sólo por decir
que viven y que están buenos?
DOÑA CARLOTA
Pero,…
HERMELINDA
Pero…
LORENZO
Pero…y qué? (dirigiéndose a doña Carlota)
¿No ve Ud. al cholo Lorenzo
con estas (señalando sus botamangas)
con esto (golpeando su canana)
y esto (indicando a sus compañeros que agrupados permanecerán a la entrada)
y este otro (golpeando, con orgullo, en alto el rifle)
que se ha comido
más de catorce chilenos?
DOÑA CARLOTA
Pero…
HERMELINDA
Pero…
LORENZO
Pero…y qué?
DOÑA CARLOTA
Nos dijeron que habías muerto.
LORENZO
Muerto yo? ¡Mala polilla!
bah! ; si parece que tengo
como tiene el General
la brujería en el cuerpo.
Y hablando a la de de veras
¡Oreja! que los chilenos
cuando separan, se paran,
lo digo a fe de Lorenzo,
y sino hubieran traidores
que los ayuden ¡Cangrejos!
Juega limpio y desabraca,
sería güeno a güeno.
Supóngase, ayer no más,
trepando por esos cerros,
cuando menos lo pensamos
¡zas! al frente los chilenos.
HERMELINDA
¡Santo Dios!
DOÑA CARLOTA
Los condenados
LORENZO
eran como mil doscientos.
DOÑA CARLOTA
¿ Y Uds?
LORENZO
Ciento de línea,
y los demás montoneros.
El General al mirarlos
hizo alto; observó el terreno
y en menos de dos por tres
señaló a todos su puesto.
«Hijos—nos dijo—muchachos,
ya que ha llegado el momento
de probar que sois peruanos
o muerte, o gloria, y al centro»
¡Viva el Perú! Contestamos
y todos los cerros
repercutiendo ese grito
¡Vive Dios! Se estremecieron.
Comenzó la granizada
de balas y cañones
y el rejonear de los cholos
que parecía un infierno;
mientras nuestro General
a la cabeza entre el fuego
«¡Al centro! nos repetía
muchachos, al centro ¡al centro!»
y como granos de trigo
que caen en el granero
o mejor diré tal vez,
como hojas que arrastra el viento
rodaban de peña en peña
cuesta abajo los chilenos.
Por fin, después de cuatro horas,
que duraría el fogueo
zafaron en dispersión
y quedó el campo por nuestro.
DOÑA CARLOTA
¡Pobre mi hijo!
HERMELINDA
¡Pobre Carlos!
LORENZO
¡Dios se lo pague! está bueno!
ya que nadie hay que me diga,
siquiera: ¡pobre Lorenzo!
¡Pero cómo! Señorita,
¡Vaya! ahora que me acuerdo
¿No hay una copa? yo traje
por ella a mis compañeros
¡Vamos! la voy a buscar (se dirige a la rinconera con ligereza)
¡Diantre! el cura (descubriendo al cura y corriendo hacia el canastón)
¿onde me meto?
Aquí está el diablo! Carrascas! (descubriendo a doña María Angola)
La comadre! ¡Otra cangrejos!
ESCENA X
LOS MISMOS, MAS ERNESTO y CARLOS
LORENZO (cuadrándose delante de Ernesto)
Capitán
ERNESTO
En nuestra casa.
¡Madre del alma! (corriendo a abrazar a doña Carlota)
CARLOS
¡Hermelinda! (dirigiéndose a esta)
DOÑA CARLOTA
¡Hijo de mi corazón! (extendiendo los brazos)
CARLOS
Prenda adorada! (corriendo a abrazar a Hermelinda)
HERMELINDA
Alma mía (se abrazan)
ESCENA XI
TODOSLOS PERSONAJES, MAS EL GENERAL CACERES, SU ESTADO
MAYOR Y ESCOLTA.
CAPELLAN (Entrando)
Eso es, abrácense todos.
¿Y yo? ¡Diantres! (Mirando con asombro al cura)
Compañero
¿estoy soñando? ¡Agnus Dei! (se santigua)
o ha cambiado Ud. de sexo?
¿Y esa fulana? (señalando a doña María Angola)
¡Por Dios!
Explíquenme este misterio.
ERNESTO
Mi querido Capellán
lo que pasa aquí es esto:
el cura y esta mujer
traicionan, y a los chilenos
aguardaban hoy
CAPELLAN
Cabales!
esa será lo del pliego
ERNESTO
Claro y como no esperaban
nuestra llegada,…
CAPELLAN
Laus Deo!
LORENZO
Hoy ha cambiado de traje.
SOLDADO
Para que lo fusilemos
CAPELLAN
No habrá tal, hemos triunfado
y perdonarlos debemos
vuestro Capellán lo pide,
se acabó, bravo Lorenzo,
Ea! Que viva la Patria!
¡Viva el capitán Ernesto!
SOLDADO
¡Viva nuestro Capellán!
CAPELLAN
Yo te absuelvo compañero (haciéndole la señal de la cruz)
LORENZO
El General entra ya.
TODOS
Vamos al recibimiento.
[Se dejará oír la canción Nacional y atravesará por el fondo el General Cáceres, seguido de su escolta,
en medio de las aclamaciones de la multitud. El General llevará su tradicional guarda-polvo de dril
blanco, a manera de sobretodo y su acostumbrado chicotillo en la mano. Montará el «Elefante» su
caballo de batalla, zaino y de raza nacional]
FIN
Se terminó su transcripción el 19 de junio del 2019
Huamachuco – Perú
paulet35@hotmail.com
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Teatro abelardo gamarra rondo

  • 1. ABELARDO M. GAMARRA (TEATRO) ÑA CODEO ESCENAS DEL CARNAVAL EN LIMA ESCENAS EN LA CAMPIÑA IR POR LANA Y SALIR TRASQUILADO YA VIENEN LOS CHILENOS Centro Cultural “Sánchez Carrión” – Editor HUAMACHUCO – PERU
  • 2. ABELARDO M. GAMARRA (EL TUNANTE) BREVE SEMBLANZA DEL AUTOR Don Abelardo M. Gamarra, “El Tunante”, es uno de los más grandes valores de la literatura nacional; el escritor provinciano representativo del costumbrismo y del criollismo de la sierra, en el cual “la raíz india está viva en su arte jaranero”. Nació en Sarín, distrito de Huamachuco el 5 de setiembre de 1852, del matrimonio de don Manuel Guillermo Gamarra y de doña Jacoba Rondo Quezada. Sus primeros estudios los hizo en el hogar paterno, continuándolos posteriormente en el Colegio Nacional “San Nicolás” de esta ciudad, en el Colegio Nacional de “Nuestra Señora de Guadalupe” y en San Carlos, con intenciones de seguir medicina la que hubo de abandonar y seguir Letras y Jurisprudencia carreras éstas que las terminó brillantemente. Militó en el periodismo capitalino con singular éxito, ocupando la jefatura de importantes publicaciones. Funda en 1886 su periódico “Integridad”, que lo dirigió hasta sus últimos días, y desde el cual, libró brillantes y valerosas campañas en favor de la libre expresión, del periodismo, de la honestidad en la función pública; protestando por el establecimiento de la pena de muerte durante el gobierno de Piérola, motivo éste que le valió una implacable persecución. Prestó sus servicios en el Batallón N° 9 de la Guardia Nacional, participando voluntariamente en varias acciones para defender el honor Nacional en la Guerra del 79, haciéndose acreedor a varias distinciones y menciones honrosas. Como delegado constitucional por Huamachuco, lanzó el primer contramanifiesto contra Iglesias. Ocupó la Curul por Huamachuco en 1886, en 1914 y en 1916 destacándose por sus brillantes intervenciones en favor del campesinado y de las clases necesitadas; siendo autor de la Primera ley Agraria sobre terrenos sin cultivo y de un proyecto sobre Colonización de la costa y fomento de la pequeña propiedad. Fundó la Junta Patriótica para el rescate de Tacna y Arica. Fue Presidente del Círculo Literario de Lima y perteneció a numerosas instituciones de carácter literario y social. Como escritor alcanzó gran renombre no sólo nacional sino internacional. Su obra criollista se desarrolló casi en todos los campos literarios: en el artículo de
  • 3. costumbres, en el teatro, la poesía popular, y en la novela. En el artículo de costumbres, afincó su mayor prestigio, ya que tenía especiales cualidades para este género; gracia, donaire, ingenio, percepción clara y agilidad. En el campo del arte dramático fue fecundo y demostró poseer un singular talento y un fuerte propósito nacionalista para corregir los defectos sociales de su época. Estas obras que al ser representadas fueron muy aplaudidas son las siguientes: Escenas del Carnaval en Lima (Juguete Cómico), 1879, - Ya vienen los chilenos (Juguete Cómico), 1886 – Ña Codeo (Comedia) 1887, - Doña Goya (Comedia), - Una cosa es con vihuela y otra es con guitarra (Juguete Cómico), - Escena en la Campiña, - Ir por lana y salir trasquilado o Cosas del tiempo (Juguete Cómico), 1892, - El Himno Nacional, - Una Corrida de Gala (Zarzuela), 1896 – La última Escuela (Zarzuela), - La Cama, - El Yaraví (Drama) 1891. Como poeta no lo fue en el sentido preceptivo de la forma, pero lo fue en el sentido de la inspiración, de la emoción y de la creación. Fue un poeta popular de sensibilidad propia a la manera de Caviedes y Melgar. Como novelista incursionó por los dominios de las especies menores como el cuento y la leyenda. Creador de la palabra “Marinera” para sustituir el nombre de “La Chilena”, usando de su gracia, jocundia y picardía, escribió numerosas letras para cada situación de fiesta. “El Tunante”, quería hacer arte en el lenguaje de la calle. Su intento no era equivocado. Por el mismo camino han ganado la inmortalidad los clásicos de todas las literaturas. Tal es en apretada síntesis y a manera de vuelo de pájaro, la vida y obra de don Abelardo M. Gamarra, quien murió olvidado casi de todos y pobre el 9 de julio de 1924, no sin antes relatarle su vida a su hijo Carlos, para concluir: “Ahora tú puedes decir si fueron buenos o malos los actos de mi vida” V.M.G.Q. HOMENAJE DEL CENTRO CULTURAL “SÁNCHEZ CARRIÓN”
  • 4. El Centro Cultural “Sánchez Carrión” consecuente con la misión que se impusiera desde su fundación cual es: difundir la cultura y exaltar los valores espirituales de Huamachuco, no ha omitido esfuerzos en dar a publicidad la primera parte de la Obra Teatral de uno de los más conspicuos y celebrados escritores costumbristas peruanos: Abelardo M. Gamarra (EL TUNANTE) como un homenaje a su memoria y a su pueblo que lo vio nacer. Esta tarea – muy difícil por cierto – que la continuaremos con otros valores representativos de nuestro terruño, es posible que adolezca de algunas deficiencias, pero que el público lector sabrá disculpar y confiamos sean subsanadas en el futuro. LOS EDITORES ÑA CODEO ENSAYO DE COMEDIA
  • 5. PERSONAJES Doña Chepa, madre de María Don Manongo, militar indefinido, tío de ésta. Don Augusto, joven calavera, de los llamados decentes Ricardo, amigo de éste Federico, enamorado de María Dominga, negrita, maltona, criada de doña Chepa Una zamba, picantera José, sirviente de la picantería Una caballero Un inspector Celadores LA ESCENA PASA EN LIMA – 1887 ACTO PRIMERO El teatro representa una habitación con ventana de reja, pobremente amueblada; puerta al fondo, que se supone comunica con el patio y otra lateral, para las habitaciones interiores. DOÑA CHEPA aparece sentada, puesta la manta y con una alfombrita de felpa en el brazo, como para ir a misa. ESCENA I DOÑA CHEPA No comprendo tu conducta; estás de un modo, María que me tienes…hasta aquí: (señalándose la frente) un poco más que aburrida! MARÍA Pero, mamá, ¿y qué hago? DOÑA CHEPA Sí, hazte la candidita, como si bien no supieras lo que tanto me fastidia; como si todas las gentes, que aquí vienen de visita, no te hicieran notar a toda hora y cada día. MARÍA Pero, qué?... DOÑA CHEPA Preguntas qué? cuando hoy mismo tu madrina te estuvo reconviniendo! MARÍA Pero, ¿Qué haré? pues, mamita? DOÑA CHEPA De repetirlo me canso; ya te he dicho, María, mil veces: no seas tonta, es preciso ser más viva, más amable con las gentes,
  • 6. más cariñosa; en el día es necesario que aprendan a saber vivir las niñas, no seas tan boboliche, no seas tan papa fría, tan cándida, tan…Jesús! que ¿no vez a las vecinas? Cuando las niñas son tontas como tú, todos las miran con desprecio; cuando no las quieren, buscan y miman, las atienden, las saludan, las honran con sus visitas y todos los caballeros, cuando se ofrecen a porfía se mueren por obsequiarla, y cada cual las convida; y así es como debe ser: no están los tiempos, hijita, para ser cándida; hoy ya no hay cándidas en Lima. MARÍA Pero ¿qué quiere Ud. que haga? DOÑA CHEPA ¿Quieres que te lo repita? Pues bien: cada vez que venga don Augusto a vernos, mira, recíbelo con cariño, procura ser comedida, y cuando quiera gastar déjalo que gaste niña; lo hace con su voluntad… para esos es hombre de fichas… y nosotras somos pobres, y tú muy bien sabes hija, que no tenemos de donde nos venga. MARÍA Pero, mamita, ¿Qué dirán? DOÑA CHEPA Que han de decir desde que somos amiga… ¿de dónde hemos de sacar? ¡mucho da la maquinita! tanto coser y coser, ¡ni que fuéramos modistas! Tú querrás que de repente, nos caiga una pulmonía. Vamos! No tarda en venir don Augusto; y si tú fijas la atención en lo que he dicho, déjate de tonterías. Hoy quedaron en estar aquí a las dos; con que niña, bien te puedes ir peinando, mientras que yo voy a misa, rato hace que repicaron; no me tardo, estate lista. (se va) ESCENA II MARIA No sé que tengo, ayer mismo le vi…si me adivinara…! si supiera que estoy sola, si alguna corazonada…! ESCENA III LA MISMA Y DOMINGA (Entrando con precipitación) Señorita, señorita MARIA ¿Qué quieres? ¿de dónde vienes? DOMINGA Pasando está por la esquina el señor don Federico.
  • 7. Lo llamo? MARIA Y mi mamita? DOMINGA Qué paciencia tiene Ud.! ¿pues no conoce a la niña? (procurando imitar las acciones que narra) Mientras que mira a la una y que en la otra se fija, y ve quien se sienta aquí, y quien allá se arrodilla, y si este fue con denario y esa con categoría, y quien al sacar la mano y tomar agua bendita, lució la rica pulsera o la brillante sortija; y mientras que se acomoda y mientras que se persigna y que se hace la que reza, y deja pasar la misa, y sale última de todas, para echar segunda vista; tiempo hay y más que de sobra para que, desde la esquina venga aquí don Federico y… MARÍA Y qué? DOMINGA Y… MARIA Vamos, qué? DOMINGA Y le dé a Ud. su cartita ¿Lo llamo? MARIA Llámalo, pues. (Esta negra ¡si es…más lisa…!) ESCENA IV MARIA SOLA Pobre me quiere y sólo ella sabe lo que pasó aquí; cuánto sufro y el por qué ¿A quién lo podré decir? amar y estar condenada a verlo lejos de mi; estar rodeada de gentes de otro modo de sentir; y él también sufre y se queja. Me cree tan baladí! ESCENA V MARIA, FEDERICO Y DOMINGA Federico (con los brazos abiertos) Nunca el corazón me engaña MARIA Federico! FEDERICO Prenda mía (Se abrazan) DOMINGA (No ve Ud. y después no quiso así que se lo llamara) FEDERICO (a Dominga) Vete DOMINGA Ya los sé: muy buena De fijo que me esperaba Quedándome aquí.
  • 8. MARIA ¡Qué negra! DOMINGA (a Federico) Quiérala Ud. mucho MARIA (Con gracia y coquetería) ¡Anda! ESCENA VI LOS MISMOS MENOS DOMINGA FEDERICO Con que, paloma, amor mío, bien sé que no me esperabas. (Rodeándole con el brazo derecho el cuello de María y con ternura) MARIA Ay! Federico… (bajando los ojos con modestia y pasión) FEDERICO María, (Tomándole de la mano) son para mí tus miradas todo el calor de mí vida Es mi única esperanza! tu cariño; y en el mundo seré feliz, si tú me amas. MARIA ¡Qué si te amo Federico! ¡qué si te amo ! ( Alzando lo, ojos con majestad y dulzura, y mirando el rostro de Federico ) FEDERICO Alma de mi alma, se hacen las horas tan largas cuando estoy lejos de tí; mi vida es tan solitaria… Escucha, que ayer paseando bajo una hermosa enramada de la Exposición, compuse estos versos . Tan extraña era mi pena! MARIA Tus versos, siempre tan tristes! FEDERICO Son mi alma! (recita) « Vi ayer en pequeño nido, bajo tupido rosal, un huevecillo escondido, que era al nácar parecido o como perla oriental. Dábanle sombra dos rosas, gemelas desde el nacer; por sus hojas primorosas eran como mariposas con alas de rosicler. Al contemplar esa cuna, no sé que me entristeció, pues, pensando en mi fortuna mis penas, una por una, mi corazón evocó. Sobre aquel nido volando, estaban dos picaflores, que alegres iban cantando, y alegres iban picando, botones, hojas y flores. Nada su hermosura iguala que por vívido arrebol llevaban teñida el ala: era luces de bengala girando en rayos de sol. Ambos a dos se miraban y luego a vuelo tendido como un suspiro pasaban desde la flor que picaban hasta el borde de su nido. Y allí libres del pensar, toda su dicha al sentir, con delicia singular,
  • 9. me parecían cantar sus sueños de porvenir. No he querido de ese día ver otra vez tal escena, pues ya por desdicha mía, en mi alma toda alegría sólo despierta una pena. MARIA Y triste estás y a mi lado? FEDERICO No, no, perdóname, basta. (besándola en la frente) ¡Qué feliz soy! MARIA ¿Me has escrito? FEDERICO Y tú? MARIA Ya, sí, dos palabras, para que le hables al tío, único ser que nos ama. DOMINGA Ya viene la señorita (Entre abriendo la mampara) FEDERICO Adiós! MARIA ¿Dónde está tu carta? FEDERICO Tómala. MARIA En ese pañuelo (dándole un pañuelo) he derramado mis lágrimas FEDERICO Adiós! MARIA Corre! (Conduciéndole hacia la puerta) y si es que puedes hoy, vuelve por la ventana. DOMINGA Su mamá, niña, señor la misa ha sido rezada. ESCENA VII DOÑA CHEPA y MARIA. DOÑA CHEPA (Entrando y colocando la alfombra en el respaldo del sofá) ¡Jesús! ni porque corrí pude alcanzar misa- entera. Los padres dicen las misas a uzanza del padre Chuecas que con una santiguada y con un per omnia sécula, mientras una se arrodilla bendice… y hasta la vuelta, con razón van pues las gentes solo a lucirse a la iglesia… y oiga Ud. hablar de los tiempos y quejarse de pobreza! cuando mujeres de aquellos que bailan bien la cuerda desde el botín a la gorra, todas no son más que sedas. La esposa de don Fulgencio, que apenas gana cuarenta, mírela Ud. como va: con mucho portamoneda, denario engastado en oro y libro de concheperla las hijas del otro peine,
  • 10. que no sé cómo se cuela con cuanto gobierno cae y cuanto gobierno entra, todas hechas un anís, cada cual con su silleta, y paje… No digo yo? ¡Mucha tierra es esta tierra! La del otro, que no sabe ponerse las charretelas sino después que ha pasado en Lima la pelotera; más hinchada que un faisán, hasta en coche va a la iglesia. La de aquel que no tenía ni pelos en la cabeza para pagar, y debía a cada santo una vela, parece que ha cancelado hoy día todas sus cuentas porque todita su sacra... María, si tú la vieras te harías cruces; bien dicen que aquí el cándido no cuela. ESCENA VIII LOS MISMOS, MÁS DON AUGUSTO Y RICARDO. DON AUGUSTO (entrando) Hola, hola, señoronas! DOÑA CHEPA Adelante, caballeros, hablando de Ud. estaba (dirigiéndose a don Augusto) con ésta no hace un momento DON AUGUSTO Muchas gracias, mi señora, ya que tanto honor merezco. DOÑA CHEPA Siempre a Ud. lo recordamos: Vaya, pues, tome asiento Ea! señor don Ricardo, deje Ud. allí su sombrero. Con que, ¿cómo les ha ido? DON AUGUSTO Así, yo un tantillo enfermo, lo que es Ricardo...se sabe... RICARDO Lo que es yo, siempre muy bueno; sólo con este calor que parece del infierno. DON AUGUSTO Pero, tal vez francamente no es oportuno el momento DOÑA CHEPA Qué disparate! Ud. está en su casa, caballero. DON AUGUSTO Como creo que trataban de algún asunto doméstico... DOÑA CHEPA Don Augusto, para Ud. en mi casa no hay secretos DON AUGUSTO Gracias; más la señorita María, por lo que veo, hoy no se halla muy alegre. DOÑA CHEPA Son niñadas, nada de eso; mire Ud. yo soy muy franca, y como amigo sincero, voy a referirle a Ud. lo que enojada la ha puesto.
  • 11. MARIA Mamá…! DON AUGUSTO Pero, señorita… permítame Ud. DOÑA CHEPA Ya lo creo; amigo de confianza es Ud. y el caballero. DON AUGUSTO Continúe Ud., señora. DOÑA CHEPA Pues, señor hace un momento MARIA Mamá! DOÑA CHEPA Vamos, niña, deja DON AUGUSTO Señorita, yo lo ruego… DOÑA CHEPA Pues, señor como Ud. sabe, hoy andan muy mal los tiempos y por más que una no quiera tiene que vivir debiendo. MARIA Pero mamá…! DOÑA CHEPA No es afrenta el deber, según creo. DON AUGUSTO Así es… RICARDO Ya… DON AUGUSTO Sí, me parece. DOÑA CHEPA Pues, señor, hoy vino el dueño de la casa, ya ve Ud. … como andan tan mal los tiempos. le dije que regresara… ¿Qué iba yo a hacer? DON AUGUSTO Por supuesto; DOÑÁ CHEPA Pero el tal, como un cerrojo, se estuvo yendo y viniendo, y ya ve Ud. … DON AUGUSTO Ah! señora, DOÑA CHEPA Qué! si parece un hambriento, y yo por salir de tal, y poder tener sosiego, dije a ésta: a don Augusto, no hay más, lo molestaremos. DON AUGUSTO Que molestia, hizo Ud. bien. RICARDO (Ya no tardaba el codeo, ah! vieja facinerosa)
  • 12. DON AUGUSTO Pero como! y por eso?... DOÑA CHEPA Se molestó la sujeta. DON AUGUSTO Señorita, harto lo siento; es muy poca confianza… DOÑA CHEPA Le dije así. DON AUGUSTO Ya lo creo, mande Ud. al escritorio mañana, que cuanto tengo, está a su disposición. DOÑA CHEPA Muchas gracias caballero. DON AUGUSTO Y dejemos este asunto; vaya, la hoja doblemos que es para mí embarazoso, ocuparme de dinero. ¡Qué calor, doña Chepita! DOÑA CHEPA ¡Jesús! si esto es un infierno. DON AUGUSTO Tomaremos un vasito de cerveza, que eso es bueno para aplacar el calor. RICARDO A tu parecer me adhiero. DON AUGUSTO Ve, pues, llama a la muchacha. DOÑA CHEPA No se mueva de su asiento, que yo la voy a llamar. Dominga (llamando) vente corriendo DOMINGA Señorita? DOÑA CHEPA Ven acá toma (dándole dinero) corre en un momento. DON AUGUSTO Deje Ud. misiá Chepita, como, que está Ud. haciendo? DOÑA CHEPA Toma, Dominga. DON AUGUSTO No, no, (sacando un billete grande) DOÑA CHEPA Pero si aquí tengo suelto... DON AUGUSTO Deje Ud. misiá Chepita. DOÑA CHEPA Vaya, pues si es su deseo… RICARDO (Y no quería otra cosa la vieja) DOÑA CHEPA Pero yo quiero que con estos cuatro reales
  • 13. traigan fruta. RICARDO (Otra te pego) DON AUGUSTO Pero si allí hay para todo. DOÑA CHEPA Entonces yo me resiento. DON AUGUSTO No señor. DOÑA CHEPA ¡Qué don Augusto! (guardándose el dinero) DON AUGUSTO Muchacha, ve, anda ligero (dándole el billete) DOÑA CHEPA Pues voy yo misma a la plaza RICARDO (Con eso no trae el vuelto) DON AUGUSTO Eso es. RICARDO Me parece bien. DOÑA CHEPA Cabal. MARIA Pero, mamá, pero,… (temiendo quedarse sola) DOÑA CHEPA Aunque me embrome un poquito, caballero, hasta luego. Los dos quedan en su casa. MARIA Pero mamá…! DOÑA CHEPA Voy corriendo ESCENA IX LOS MISMOS, MENOS DOÑA CHEPA. RICARDO Se me acaba de ocurrir en estos instantes una idea. DON AUGUSTO Cuál es? RICARDO Que no le hemos dicho la clase de la cerveza; y a ti te hace un mal atroz esa maldita noruega. DON AUGUSTO Pero que hacer? RICARDO Mira, voy a decir que compre negra; es la mejor. DON AUGUSTO Me parece. RICARDO Entonces, vóime tras ella; Señorita, (dirigiéndose a María)
  • 14. MARIA Señor…¡Virgen de las penas! (al ver que se queda sola) ESCENA X DON AUGUSTO Y MARIA DON AUGUSTO Con que preciosa María, conmigo siempre enojada? MARIA Yo! ¿porque, señor? DON AUGUSTO María, nada de señor; me mata Ese modo de tratarme propio de gentes extrañas; ya se ve; vengo notando, siempre que llego a esta casa que Ud. no me quiere hablar como amiga de confianza: y mire lo que es el mundo: un bien con mal se paga, es decir, que mientras yo la quiero más, mi desgracia hace sin duda que Ud. me ponga más mala cara. (acercándose) . MARIA ¿Yo Señor?... (retirándose poco a poco) DON AUGUSTO Si, Ud., María, (aproximándose) Ud. , que vive en mi alma como el más dulce recuerdo, como mi ilusión más grata. Desde el día en que la vi llevo su imagen grabada en el corazón, María, en el corazón que la ama; Ud. es una dicha toda; mi felicidad ; mirarla, es Ud. tan linda, tanto!... María, por Dios, no abata Ud. así mi existencia. Yo la amo con toda mi alma ¿no quiere Ud. contestarme? ¿no me oye Ud.? MARIA (Virgen Santa) DON AUGUSTO Mire Ud., estamos solos, María… MARIA (¡Ángel de mi guarda! ) DON AUGUSTO Por Dios, María por Dios! (arrodillándose) ame Ud. a quien tanto le ama. MARIA Pueden oírle, señor levántese. DON AUGUSTO Si, la…mampara voy a cerrar…( levantándose precipitadamente y yendo a la mampara) (ya es mía) MARIA Qué va Ud. ha hacer? (Virgen Santa) (con desesperación y como intentando detenerle) ESCENA XI LOS MISMOS, MAS DON MANONGO (entrando en el mismo momento que don Augusto va a cerrar) DON MANONGO/ Buenas tardes caballero.
  • 15. DON AUGUSTO Para servir… DON MANONGO Hola, hola, (entrando como quien no sospecha) estabas aquí, sobrina? MARIA Sí tío, aquí. DON MANONGO Y la señora en dónde se halla? MARIA Ha salido. DON MANONGO Ha salido? ¡Cómo! a qué hora! MARIA Hará un momento nomás. DON MANONGO Ya, y aquí te dejó sola. DON AUGUSTO Sola no, que un caballero la acompaña, el que ahora, que deja a Ud. en la casa se retira. DON MANONGO (por la posta) DON AUGUSTO Señorita, hasta mañana. MARIA Señor... DON AUGUSTO Amigo…(retirándose) DON MANONGO (En la horca te quisiera ver, bandido, ladrón de dinero y honra) ESCENA XII MARÍA Y DON MANONGO MARIA Ay! tío, tío querido, tío, de mi corazón (con el pañuelo en los ojos) DON MANONGO Hija de mi alma, ( llorando) sufres tanto, ayer como hoy, qué madre, señor qué madre la que en suerte te tocó! Qué madre! pero que es de ella? en donde se halla, señor? MARIA A la plaza fue. DON MANONGO ¡A la plaza! y aquí los dejó a los dos ! MARIA También se quedó su amigo, DON MANONGO Eso es, el otro bribón, el gurrupié ¿y a qué diablos esa mujer te dejó? MARIA Fue por fruta. DON MANONGO Con que, fruta!
  • 16. y por fruta, el deshonor que venga a su casa!...ya, no digo, si esto es atroz. ESCENA XII MARIA, DON MANONGO Y DOÑA CHEPA. DOÑA CHEPA (Entrando distraída) Como, que es de los señores? MARIA Hace un momento se han ido. DOÑA CHEPA Y tú llorando! qué tienes ? Vaya un genio! siempre lo mismo. DON MANONGO Ay! qué paciencia la tuya! DOÑA CHEPA Jesús! ni te había visto. Pero qué es lo que ha pasado? Vamos! y qué ha sucedido ? MARIA Nada. DOÑA CHEPA Entonces por qué lloras? qué, tienes perdido el juicio? DON MANONGO Tú, Chepa, tú eres, hijita, la que lo tienes perdido. DOÑA CHEPA Vamos, pero qué es lo que hay, Para tanto laberinto? DON MANONGO Que ha de haber, sino que tú aquí le dejas solitos a un Cristo entre dos ladrones. DOÑA CHEPA Qué ladrones ni que Cristo. Vamos a ver ¿qué es lo que hay? DON MANONGO Nada, ya no te lo he dicho? DOÑA CHEPA Pues eres un mentecato entonces y un atrevido, te gusta hacer malos juicios. DON MANONGO Pero, Chepa ¿habrá valor Para que dejes solitos A tu hija con estos hombres, que a título de ser ricos son capaces de abusar de la virtud? DOÑA CHEPA ¡Esto es lindo! Con que tú vienes a darme lecciones? No necesito de tus lecciones, hermano. Con que cierra ese pico; que en mi casa nadie manda: sólo mandó mi marido. DON MANONGO Es que tu eres mi cuñada, y de María soy tío. DOÑA CHEPA ¿Y qué me dices con eso?
  • 17. DON MANONGO Digo que yo no permito que nadie venga abusar en esta casa, lo dicho. DOÑA CHEPA Lo pagas tú? DON MANONGO No la pago pero eso importa un comino. DOÑA CHEPA ¡Qué tal! Como lo quieres es hacer que ese mocito, más pelado que una rata le dé a mi hija por marido te haces el guapo, Manongo; pero te estarías, hijito; para pobretones sobra con la madre y con el tío. DON MANONGO Ese joven es honrado, ese joven es muy digno. DOÑA CHEPA Déjate de dignidades, Manongo. DON MANONGO ¡Qué tal cinismo! DOÑA CHEPA (acercándose) Habla claro DON MANONGO Digo… DOÑA CHEPA (amenazando) Qué? MARIA (interponiéndose) Mamita, tío... DOÑA CHEPA (airada) Retírate tú de aquí! y tú (a don Manongo) lárgate ahora mismo, que cada cual en su casa es dueño de su albedrío. DON MANONGO Está bien no volveré (retirándose) DOÑA CHEPA Miren a (ÑO) indefinido, como si fuera su casa. DON MANONGO (pero a dónde has de ir conmigo!) FIN DEL ACTO PRIMERO
  • 18. ACTO SEGUNDO ESCENA I DON MANONGO, FEDERICO Y DOMINGA La misma decoración del acto anterior. La negrita aparecerá sacudiendo los muebles con un trapo DON MANONGO Dominga, y Chepa? DOMINGA Salieron DON MANONGO A dónde fueron? Yo no sé: como nunca, cuando salen dice… DON MANONGO Qué vas a saber negra ardilosa. DOMINGA Yo ¡gua! acaso le hago algo a Ud. para que me riña? DON MANONGO (dirigiéndose a Federico) Ya, Federico, tú lo ves; Aunque vinimos temprano No hallamos a esa mujer. FEDERICO Ya lo veo. DON MANONGO Y en tal caso volveremos otra vez;
  • 19. aunque…en fin …tú así lo quieres… duro se me hace creer que pueda oír tus razones; pues cuando de ti le hablé se puso como una furia. Chepa tiene un interés FEDERICO Pero, señor, si yo quiero casarme hoy mismo. DON MANONGO Lo sé; pero venga y convenza a semejante pared: no me da la gana, no. (imitando a doña Chepa) Te juro que en el cuartel, jamás un indio más terco que esta mi cuñada hallé. Por eso, hijo, piensa, escucha, pues creo que pienso bien: mejor es que le proponga lo del colegio, tal vez pasando un par de años, vea más claro, Chepa su bien. FEDERICO Pero señor y esos hombres? DON MANONGO Esa es la cuestión, lo sé; más estaremos alerta, y si esto sale al revés procedo, y yo te aseguro, como me llamo Manuel, que corto el nudo gordiano en menos de dos por tres María te quiere, y basta: ella será tu mujer. Dominga! DOMINGA Señor? DON MANONGO Cuidado con decir nada, ni jota, NA Escucha, lo entiende Ud.? Ni chus Ni mus: si venimos, silencio. DOMINGA Gua! y a mi qué? (Don Manongo saldrá por delante) ESCENA II FEDERICO Y DOMINGA. DOMINGA (sujetándose maliciosamente del faldón de la levita) Señor, señor, ¿qué hora tiene? FEDERICO Las doce y media (sin voltear la cara) DOMINGA No hay tal , (volviendo a jalarle y enseñándole una carta) no ha visto Ud. su reloj? FEDERICO Falta un cuarto (recibiendo la carta y sacando otra del bolsillo) DOMINGA Ahora si, ya. (cogiendo la carta y hablando en voz baja) se lo cuento a ella? FEDERICO Si.
  • 20. DOMINGA Pero ¿a qué hora volverán? (en voz alta) ESCENA III DOMINGA SOLA. «Cuando mi madre nació mi abuela no había nacido » si seré cándida yo; (mirando la carta) pero este don Federico qué de pliegos los qué escribe! y siempre en papel ministro; y la señorita, pues? ella, ya, eso si que es rico; por cada pliego que él manda ella manda veinticinco; y luego allá va el pañuelo, y este recuerdo te envío, y mándame tus cabellos, y allí te mando mi arito, y clavel disciplinado es decir « amor recíproco » y el otro la punto contesta perito, « por tí suspiro» y asómate cuando pase; y dale como un molino vuelta y revuelta a la casa y ella, tate, corriendito a mirar por la ventana: él entonces compunjido tose, jem, saca el pañuelo; y ella jim, hace lo mismo; no sé como no se cansan, locos parecen los niños y a mí: corre, la cartita y toma y vuelve escondido; mas después de que se casen ¿esto seguirá lo mismo? mañana! pero me voy no tardan los otros tíos. ESCENA IV DON AUGUSTOY RICARDO (ambos entran a la casa de doña Chepa, dialogando) RICARDO No están en casa y me alegro, pues así solos estamos y ya podemos hablar con libertad DON AUGUSTO Se, pues franco, a ver que es lo que querías desde hace rato? RICARDO Hombre lo que te quería decir, no has adivinado? Pues señor eres un tonto. DON AUGUSTO Vaya un principio ¡Canastos! RICARDO Como suena, eres un tonto. DON AUGUSTO Convenido; pero al grano. RICARDO Dime ¿hasta el día del juicio pensarás estar gastando, a título de cantor, en esta casa? DON AUGUSTO Despacio, sé dónde vas a parar, ya lo tenía pensado, como que llevo mil soles en un mes desembolsados.
  • 21. RICARDO Lo creo. ¡bah! si la vieja es un tonel desfondado donde se vacía el dinero y desaparece en el acto. DON AUGUSTO Figúrate, ayer ¿recuerdas? cuando vinimos un rato por la noche, ya la vieja me tenía muy codeado: una manta de vapor, sombrero botas de raso, fuera de fruta y cerveza. RICARDO Ah, buena vieja, ¡canario! DON AUGUSTO Pero lo mejor del cuento aún no te lo he relatado, ¿No me viste la sortija que me regaló mi hermano? RICARDO No recuerdo. DON AUGUSTO La sortija… RICARDO ¿Aquella del solitario? DON AUGUSTO La misma; pues ayer hijo, sin saber cómo ha volado. RICARDO Seguridad tienes de ello? DON AUGUSTO Sí, la dejé sobre el vaso que estaba en aquella mesa al irme a lavar las manos No me acordé de tomarla cuando ya nos retiramos, y allí se quedó sin duda. RICARDO Vaya; pues, eso está claro; y al encontrarla la vieja se aficionó de ella y mápu! pero no, no pude ser esto hay, hijo, que aclararlo. DON AUGUSTO ¿ y que sacamos con eso? si cuando hube preguntado ninguna me dio razón. y así no hay que olvidarlo lo que importa es ver el modo de que yo me saque el clavo. RICARDO Pues alza con la muchacha DONAUGUSTO Ya lo había yo pensado pero…cómo? RICARDO Fácilmente: Eso corre de mi cargo; procuremos hoy que vengan, decir que nos encontramos en el proyecto de hacer algún paseo al cercado DON AUGUSTO Eso es. Las comprometemos.
  • 22. RICARDO Allá las calamucamos, y cuando la vieja esté ya con el pico doblado, carga la caballería… y ella que codee al diablo con plata no hay imposibles, si quiere hacerte un escándalo ya verás cómo se arregla todo, en viendo los morlacos. DON AUGUSTO Silencio que me parece que escucho su voz. RICARDO Al grano. ESCENA V LOS MISMOS MAS DOÑA CHEPA Y MARIA. DOÑA CHEPA (con mucho disfuerzo) Así me gusta, señores, vamos, siquiera una vez habían de estar en casa DON AUGUSTO Desde que no estaba Ud. dijimos: la esperamos. DOÑA CHEPA Bien hecho, así debe ser. RICARDO Como Ud. es tan paseandera. DON AUGUSTO Y esta niña lo es también DOÑA CHEPA (Quitándose la manta, comenzando a doblarla y hablando siempre con gran disfuerzo) Paseamos? ¡qué disparate! hoy teníamos que hacer unas compritas; por eso… RICARDO (Ya comenzó; ea, pues) DOÑA CHEPA Salimos; pero ¡ay! señores, ¡Jesús! si le digo asté… DON AUGUSTO ¿Algo les ha sucedido? DOÑA CHEPA ¿Qué más puede suceder que lo que está sucediendo con todo lo que hoy se ve? ya cuesta un sentido, y cada día el papel vale menos; don Augusto, ¡Jesús si le digo asté… DON AUGUSTO Ciertamente que en el día… DOÑA CHEPA No se puede ni comer; porque desde la manteca, todo está tan a lo inglés que el diablo parece que anda en traje de mercader. DON AUGUSTO ¡Qué misia doña Chepita! DOÑA CHEPA ¡Jesús! Si le digo esté… antes en las pulperías comprando un real, dos o tres ya se podía pedir
  • 23. un poquito de té; algún poquito de sal, o siquiera alguna nuez; pero hoy…vaya Ud. a pedir no dan pero ni a oler de balde un grano de anís, ¡Jesús! Si el digo asté Nada digo de la ropa porque esa es otra Babel, con el cambio y los peniques, la bulla y el entremés, el adefesio y la historia, no nos quieren dar cuartel: botines? noventa soles los que antes costaban tres. Las sedas ¡uf! por las nubes hoy día ya no se ven; telas tenemos que estar, para tener que poner; tiñe que tiñe los trajes, vuelve que vuelve al revés tarzanas y más tarzanas. ¡Vaya con el comején! DON AUGUSTO ¡Qué misiá doña Chepita. DOÑA CHEPA ¡Jesús! si le digo asté… si no fueran los amigos… las pobres en esta vez… ¿qué sería de nosotras? así le decía ayer a María, don Augusto que quería ¿ha visto Ud.? que mañana que es su santo, le comprara en esta vez un traje que en el Portal… MARIA Mamá?... DOÑA CHEPA Vamos, con qué, ayer… DON AUGUSTO Señorita, se conoce que lo que desea Ud. es que ignoremos el día, de su cumpleaños. DOÑA CHEPA Eso es. MARIA ¡Mamá!... RICARDO Por no convidarnos la sopa. MARIA No… DOÑA CHEPA Pues, porqué? quizá, talvez don Augusto te regale el traje aquel DON AUGUSTO Sí. MARIA ¡Mamá! DON AUGUSTO Siempre etiquetas! yo sabré lo que he de hacer en castigo. DOÑA CHEPA Muy bien dicho! don Augusto, hace Ud. bien:
  • 24. que lo trate como yo. Jesús! si le digo asté. ESCENA VI LOS MISMOS, MAS DON MANONGO. DOÑA CHEPA Ea, pues, cayó este peine. DON MANONGO Buenas tardes (como dirigiéndose sólo a ella) DOÑA CHEPA Cómo es eso? qué no vez aquí a la gente? DON MANONGO Y no me ves sin sombrero? o quieres que vaya yo, nada más que por que entro, de uno en uno haciendo venias. DOÑA CHEPA Qué guapo estás! DON MANONGO Nada de eso, como me tratas de trato: no soy muchacho, soy viejo, y no cuadran reprensiones a quien tiene blanco el pelo DON AUGUSTO y RICARDO (Poniéndose de pié como para retirarse) Señora doña Chepita. DOÑA CHEPA Porqué se van? DON AUGUSTO Volveremos… DOÑA CHEPA No señores, no se van, yo mando, yo lo quiero, Vamos! vamos! DON AUGUSTO Pero… DOÑA CHEPA No! no señor, tomen asiento. Vamos a ver, tú qué quieres? (dirigiéndose a don Manongo) ven por acá y hablaremos. DON MANONGO Aquí estamos bien, no voy a tratar ningún secreto. Hija, cómo estás? MARIA Bien, tío, (ofreciéndote una silla) siéntese Ud. DON MANONGO No me siento. DOÑA CHEPA Quiere crecer. DON MANONGO Bien pudiera al menos si es que creciendo pudiese yo conseguir de tu parte algún aprecio. DOÑA CHEPA Qué mal estás de la bilis! DON MANONGO No lo sé.
  • 25. DOÑA CHEPA Hijito te haré una tamarindada. RICARDO (Esto ya se pone feo) DOÑA CHEPA Con qué, qué es lo que deseas? DON MANONGO Es un asunto algo serio, Hoy me he sacado una suerte la de a veinte mil. DOÑA CHEPA Me alegro y nos vas a convidar la cerveza? DON MANONGO No soy de esos, no es para vicios que Dios me ha mandado ese dinero, es para algo más sagrado. DOÑA CHEPA Es decir, si no es para eso será para algunas misas por el alma de tu abuelo. RICARDO (Miren que diablo de vieja) DON MANONGO Sin andarme con rodeos, te diré que es para tu hija. DOÑA CHEPA ¿Quieres que vaya a un convento? DON MANONGO No tal, más siendo aún niña puede estar en un colegio, y en un par de años pudiera, como interna, por supuesto, dar término a sus estudios que se quedaron suspensos por la muerte de mi hermano; creo que yo con los réditos de los veinte mil, de sobra habrá para lo que pienso, que cuando salga, los veinte serán de ella; se los lego. La virtud bien necesita un apoyo que yo quiero, ya que Dios me favorece, con toda mi alma ofrecerlo. DOÑA CHEPA Pues, hijito, muchas gracia, yo ya no quiero colegios; aunque pobre, se está bien mi hija… DON MANONGO Chepa come es eso? tú, su madre, quitas así, un porvenir verdadero a tu hija ? DONA CHEPA Qué porvenir, Manonguito, esos son cuentos. DON MANONGO ¿Cuentos? DOÑA CHEPA Yo me sé lo que hago, y guárdate tu colegio. Si es que algo le quieres dar, dale sin muchos rodeos,
  • 26. si gustas ahora mismo; pero si no…buen provecho. DON MANONGO Con que así piensas? DOÑA CHEPA Pues claro, déjate, hijo, de adefesios. DON MANONGO ¡Qué alma! DOÑA CHEPA No como la tuya Mire Ud. a (ÑO) tontomeco. DON MANONGO Anda, infeliz! ( preparándose para salir) DOÑA CHEPA ¡Ay, Jesús! miren al niño tan recto ¡viejo más candelejón! DON MANONGO Grosera ! DOÑA CHEPA Chocho! DON MANONGO ¡Silencio! DOÑA CHEPA Vaya Ud. a mandar afuera. DON MANONGO (Con desprecio retirándose y cerrando tras si la mampara) ¡Miserable! DOÑA CHEPA (colérica y haciendo por tomar algo) Embelequero. ESCENA VII LOS MISMOS, MENOS. DON MANONGO. DON AUGUSTO Señora, ¿qué va Ud. ha hacer? MARIA Pero, mamita, ¿qué es esto? DOÑA CHEPA (encolerizada) déjame romperla el alma a este viejo jardinero, le debe al santo este taita, ya no se acuerda el muy puerco cuando vino de su tierra que parecía un yesquero todo él con una levita color de monja en afrecho; unos calzones altazos, sin corbata y sin chaleco; hecho como un muerto de hambre con su cara de esqueleto; que llegó muy encogido, y en casa todos al verlo, nos echamos a reír de semejante adefesio; todo él que ya parecía que se lo llevaba el viento. Y si no es que se metió de militar por empeños, y entró en la revolución de fijo se hubiera muerto. Desde entonces comenzó a ponerse un poco tieso, y a echar prosa; cuando todos, a (ÑO) fulano Aurímelos;
  • 27. le digo a Ud. don Augusto, le venían peor que al perro: y quiere meterse a gente, y la echa de caballero, cuando (ÑO) churrepelao lo han llamado siempre al viejo. MARIA Mamita!... DOÑA CHEPA Cállate, tú, vete a tú cuarto, al momento (María se retira) ESCENA VIII DOÑA CHEPA, DON AUGUSTO y RICARDO. DON AUGUSTO Señora, cálmese Ud. DOÑA CHEPA ¡Qué tentación! RICARDO Ya lo vemos. DOÑA CHEPA Le digo a Ud. que yo soy tan mansa como un cordero, pero cuando tengo cólera, no está en mi mano, me ciego. Don Augusto, dele Ud., porque yo no tengo suelto, ( haciendo como que busca en la faltriquera ) a la negra que me compre un traguito RICARDO Sí: eso es bueno para la cólera… DOÑA CHEPA Ay! si dolor de estómago tengo! DON AUGUSTO Vamos doblemos la foja (Don Augusto se dirige a una de las puertas y hace como que envía por algo) y de otra cosa tratemos: nosotros venimos hoy porque mañana queremos ir a tomar un picante DOÑA CHEPA Al Cercado? DON AUGUSTO Por supuesto. Y quisiéramos que Ud. nos permitiera un momento de compañía. DOÑA CHEPA Le acepto, a bien que de mi María es el santo. DON AUGUSTO Ya! y por eso mire Ud. misiá Chepita, hasta solos estaremos. RICARDO Sí, que sea entre nosotros. DOÑA CHEPA Pues bien, como me violentó y he reñido a Mariquita, vamos a verla, con eso Uds. le hablan, y así le pasará, porque apuesto que la pobre está llorando.
  • 28. DON AUGUSTO Vamos. RICARDO Ya la alegraremos. Las molestias nunca faltan. DOÑA CHEPA ¿Pero ha visto Ud. ese viejo? DON AUGUSTO Que mil demonios confunda. RICARDO Casi salto de mi asiento, se lo juro a Ud., señora, para apretarle el pescuezo. DOÑA CHEPA ¡Canalla! DON AUGUSTO Y mucho que lo es. DON MANONGO (entreabriendo la mampara con precaución) Todo lo he oído ¡perversos! FIN DEL ACTO SEGUNDO
  • 29. ACTO TERCERO Saloncito en una picantería, puertas a derecha e izquierda y al fondo; en el centro una mesa, preparada como para un picante; guitarra colgada en la pared, etc, etc. Un criado, a usanza de las picanterías de Lima, se ocupará en distribuir los cubiertos. ESCENA I DOMINGA Y EL CRIADO DOMINGA (Entrando con una gran canasta llena de botellas depositándolas en un rincón y sentándose) ¡Jesús! que cansada estoy! EL CRIADO Vendrás de lejos. DOMINGA Es claro EL CRIADO Tú, la muchacha serás de los que están convidados. DOMINGA Y a ti qué te importa? EL CRIADO A mí? como yo soy el muchacho… DOMINGA Y ¿qué cuenta tengo yo? EL CRIADO ¿Qué cuenta? DOMINGA Cuida tus platos,… EL CRIADO Será por ser buena moza que así te enojas. DOMINGA Qué cándido! ni que estuviera demás en el mundo. EL CRIADO ¡Jesucristazo! ¿Deverás? y si tuviera plata como un hacendado? DOMINGA Aunque tuvieses millones en todititos los bancos; aunque fueras el más rico, EL CRIADO Ya voy que me están peinando, comonote, eso se dice. DOMINGA Se dice? ¡gua! ve al serrano EL CRIADO Y cómo tú, señorita está por salir del paso dejando yo no sé a quien por otro de plata… DOMINGA Vamos quien te ha dicho esa mentira? EL CRIADO Qué quién me lo ha dicho? el Diablo. DOMINGA Eso no es así. EL CRIADO
  • 30. Y entonces Para qué estoy arreglando esta mesa? DOMINGA Para qué? Para que pasen su santo EL CRIADO Sí, muy santo es don Augusto y mucho más don Ricardo; como si fuera tu niña… pero mejor me eres callarlo. DOMINGA ¿Qué dices? EL CRIADO Bien que lo sabes y enseres hacerme cándido. DOMINGA Ah! Ya, si (can malicia) EL CRIADO Sí pues, ya sabes. DOMINGA Lo de… EL CRIADO Sí, pues lo del cuarto y el coche listo. DOMINGA Já! Já! EL CRIADO Y lo demás, por si acaso. DOMINGA (Qué cosa?) EL CRIADO Como con ella has de emplumar hasta el Prado. DOMINGA (coche listo y emplumar? Solos aquí…no lo aguanto) EL CRIADO Qué dices? DOMINGA Digo que voy a traer otros encargos que me hizo la señorita. (Saliendo) EL CRIADO (deteniéndola) Con qué dime nos casamos? DOMINGA Quieto! EL CRIADO Oye DOMINGA Cholo tan feo. EL CRIADO Anda, negra gañinazo ESCENA II DON RICARDO Y EL CRIADO RICARDO (Entrando y frotándose las manos) Bien dicho, la mesa lista; pues la cosa va pintando y ¿qué hora será a todo esto? diez faltan para las cuatro. (viendo su reloj) oye, José, ¿y la patrona?
  • 31. dónde está? JOSE Arreglando el cuarto. RICARDO Cabal! ¡qué cabeza tengo? ya me había yo olvidado; pero mira, anda a decirle que aquí estoy desde hace rato y que traiga el holán de hilo de ese de Compán, al acto, quiero tomar un copón con la zamba, anda volando. ESCENA III RICARDO Y LA ZAMBA PICANTERA LA ZAMBA (Botella y copa en mano) Quien me llama no me engaña RICARDO ¿Cómo estás facinerosa? (palmeándola el hombro con familiaridad) LA ZAMBA Aquí, ya lo pude ver, echando la gota gorda. RICARDO ¡Corazón! LA ZAMBA Sí, cuándo no. RICARDO Vaya, sírveme una copa que quiero tomar contigo. LA ZAMBA Aquí está (sirviendo) RICARDO Qué! ¿con corona? no somos hijos de fraile, zamba, di, ¿hasta cuándo engordas? (volviendo a palmearla) LA ZAMBA Vaya (presentando la copa llena) RICARDO Que venga de allá LA ZAMBA Salud, pues RICARDO Salud, paloma, Con qué; ¿cómo anda ese pato? LA ZAMBA Está… a pedir de boca (haciendo una mueca) y tengo unos camarones… un ceviche y unas conchas… unas patitas más ricas… y unos lomitos…de gloria una jalea… RICARDO De primo LA ZAMBA Un caucau… RICARDO Y una calapurca… RICARDO
  • 32. ¡Safa! Agua se me hace la boca LA ZAMBA Y un clarito… RICARDO ¡Jesucristazo! LA ZAMBA Y una chicha… RICARDO ¡Agarradora! LA ZAMBA Y un baja mar…de aquellas que tiene cordón y rosa. RICARDO Tú vales un Potosí. Zamba, sírveme otra copa. LA ZAMBA Supongo que bailarán (sirviendo) RICARDO Y tú serás la cantora. (dejando la copa) LA ZAMBA Con tal que Ud. lleve alto y que puntee la viola. RICARDO Ta rá ra rá (tarareando) LA ZAMBA Comenzamos? (poniéndose en jarras) RICARDO ¡Ay! Currú cucú, paloma LA ZAMBA Siempre que voy al Cercado (como entonando la marinera) RICARDO Arza camarón con cola! LA ZAMBA Me acuerdo que soy de Lima (como intentando a bailar y palmoteando) RICARDO Y de Lima, Santa Rosa ¡Arriba! Suelta esa voz. LA ZAMBA Antes págame mi copa, que oigo un coche y deben ser ellos. RICARDO Salud! por ti, gorda (tomando e intentando hacerle un cariño) LA ZAMBA Este don Ricardo si es… RICARDO Como para estar en bomba. (la zamba se retira) ESCENA IV DOÑA CHEPA, MARIA, DON AUGUSTO, RICARDO Y EL CRIADO DOÑA CHEPA ¡Hola! Que tal picarón! con que nos vino dejando? DON AUGUSTO Que le parece a Ud. eso?
  • 33. es preciso castigarlo. DOÑA CHEPA Sí señor. RICARDO Será posible? DON AUGUSTO Vaya, pues, eso está claro ¿no es verdad, niña María? MARIA Así será. RICARDO Voluntario me presento y con las armas (tomando la botella) vaya, fusílenme al acto: salud, señora Chepita. DOÑA CHEPA Qué cosa? no tomo tanto DON AUGUSTO Bah! si ese es el abre-ganas RICARDO No es mucho, más es el vaso DON AUGUSTO Vaya, pues, (tomando) pero permítame quitar la manta. RICARDO Me alegro. Así me gusta ¿y la niña? Augusto, ¿no tienes manos? quítale los alfileres (Don Augusto desprende la manta a María) MARIA Mil gracias. DOÑA CHEPA Vaya, ya estamos. RICARDO Cabal! y según parece. Creo que podemos sentarnos. ¡Arza! José (el criado se presenta) DON AUGUSTO Mote, pan, Cancha, vaya danos algo que estoy con una gazuza… sirve, una copa, Ricardo. DOÑA CHEPA Otra? RICARDO Qué es otra? DON AUGUSTO Una es nada. DOÑA CHEPA Ya medio que me estoy (mareando) ¡qué mal tengo la cabeza! DON AUGUSTO Aprehensiones. RICARDO No haga caso. DOÑA CHEPA Vaya, pues, salud.
  • 34. TODOS Salud. DON AUGUSTO Qué sabroso está este blanco. RICARDO (a don Augusto) Ea, sirve un camarón. DON AUGUSTO La salsa. RICARDO (a María) Vaya un bocado. DON AUGUSTO Ahora, golpe a la mar, (palmoteando) a qué hora viene ese pato? RICARDO José, dónde está la chicha? Hoy va Ud. a tomar un claro (a doña Chepa) DOÑA CHEPA Ay! y mucho que me gusta. RICARDO Aquí está, deme su vaso; encima del camarón dice un bebe el recetario (sirviendo el claro que ha traído el criado) DOÑA CHEPA Salad. DON AUGUSTO Báh! niña María esa copa es por el santo. RICARDO ¡Qué viva! DOÑA CHEPA Este bocadito, y perdone Ud. la mano (alcanzando un bocado don Augusto) DON AUGUSTO Uf! me picó. DOÑA CHEPA Pues al claro. DON AUGUSTO Con Ud.! niña María (sirviendo) MARIA Salud, señor. DOÑA CHEPA Don Ricardo sírvame Ud. una patita y páseme Ud. su vaso. RICARDO Mamita, con mil amores ¡José! otro vaso declaro. DOÑA CHEPA Mi amor con Ud. se va RICARDO Correspondido será. DOÑA CHEPA Tomaste, mi alma? RICARDO Ya está’’ DOÑA CHEPA Si me hubiera conocido Ud. ahora veinte años…
  • 35. RICARDO Lo supongo; eso sería de volverse ojos y manos. DOÑA CHEPA Cuando con el padre de ésta aun no me había casado, eso sí que era cajeta de pura canela. RICARDO Y clavo. Pura yema, DOÑA CHEPA Y mucha miel. RICARDO Mucho mamey. DOÑA CHEPA Mucho garbo: la rica media de seda, el buen zapato de raso. RICARDO el andadito menudo. DOÑA CHEPA Por supuesto, abriendo campo, me he pagad de mi gusto y muy bien que he picanteado y me he divertido, yo fui acaso como este palo? (señalando a María) ¡Gracias a Dios! en mi tiempo buenos golpes que me he dado RICARDO Por eso (invitándola a beber) DOÑA CHEPA Lo dicho (tomando su copa) RICARDO Arriba! DOÑA CHEPA «Me he de comer un durazno» RICARDO «De pura rabia hasta el hueso» DOÑA CHEPA Y lo he de comer… RICARDO (alzando la copa ) ¡Canario! DOÑA CHEPA Sera mi gusto y por eso» RICARO Augusto ¿qué estás rezando? DON AUGUSTO Qué viva nuestra alegría! DOÑA CHEPA ¡Jesús! ya estoy don Ricardo es punto de caramelo. RICARDO Qué viva! DOÑA CHEPA Hoy sí que hasta bailo porque es el santo de mi hija DON AUGUSTO A la obra!
  • 36. DOÑA CHEPA Si, fuera platos. RICARDO José! arza! quita la mesa. DOÑA CHEPA Alegrémonos un rato (sacando el pañuelo y tambaleándose intenta bailar ) MARIA Mamita… DOÑA CHEPA ¡Gua! déjame hoy es día de tu santo, ¿qué cosa? (agarrándose la cabeza) qué? la cabeza se me va ¿qué? DON AUGUSTO No hay cuidado. RICARDO El airecito. DOÑA CHEPA Arza! niña hoy es día de tu santo, ( a María) Baila, pues, con don Augusto; Ricardo, hijo, dame el brazo (tomándose del brazo de Ricardo que trata de llevársela) RICARDO Con mucho gusto, mi vida. MARIA Mi mamita se ha mareado. DON AUGUSTO Sí, que descanse. MARIA ¡Ay señor (Ricardo hace recostar a doña Chepa en un sofá) DON AUGUSTO Mi alma! ( a María) MARIA Señor… DON AUGUSTO Te idolatro. RICARDO Vamos, hombre, jardinero déjate de preámbulos (insinuándole que se la lleve) ESCENA V LOS MISMOS, MAS VARIOS CELADORES. UN INSPECTOR, DON MANONGO Y VARIOS CABALLEROS. DON MANONGO Alto, bribones ¿qué es eso? DON AUGUSTO (El tío entrando precipitadamente con los celadores) RICARDO ¡Misericordia! DON MANONGO (tomando a Ricardo) Venga Ud. acá Ño fulano, ladrón de dinero y honra. RICARDO ¡Suelte! DON MANONGO Ya te soltaré,
  • 37. inspector, tome Ud. nota. DON AUGUSTO Somos unos caballeros. DON MANONGO Que merecían la horca. (interponiéndose) DON AUGUSTO Soy don Augusto Copete. DON MANONGO Yo te lo bajaré ahora, que soy Manuel, nada más al que los puños le sobran, y si no te hago tortilla es por no manchar mis botas. DON AUGUSTO Pero… DON MANONGO ¡Silencio! EL INSPECTOR Señor (dirigiéndose a don Manongo) ruégole a Ud. que me exponga lo que hay aquí. DON MANONGO Sin demora, ante todo hay un ladrón, que es ése (señalando a don Ricardo) RICARDO Ladrón? Qué cosa? DON MANONGO Aquí tiene Ud. la prueba, que esta sortija conozca (dirigiéndose a don Augusto) y diga si no fue suya; pues, bien, la robó y vendióla al señor, amigo mío (señalando al caballero) Ahora dígame: quien roba ¿cómo se llama ? ¡ladrón! ese es aquél. (señalando a Ricardo) Y este posma (señalando a don Augusto) que declare aquí entre todos lo que iban á hacer ahora. DON AUGUSTO Yo… DON MANONGO Sí, Ud., tengo testigos. DON AUGUSTO Testigos de qué. DON MANONGO A la hora de hablar con el intendente lo verá. DON AUGUSTO Vaya Ud. RICARDO Caro. EL INSPECTOR Todos marchan a chirona, a ver, llévenme á esa gente. (Todos son conducidos) UN CELADOR También puis irás, señora, (sacudiendo de un brazo a doña Chepa) DON MANONGO No. DOÑA CHEPA Celador! ¡ay! María !
  • 38. ¿qué es de mi hija? DON MANONGO A buenas horas vienes a pensar en tu hija, ¡Miserable! codeadora. MARIA Mamita! DON MANONGO Quieto, María, (deteniéndola) tú, hijita, irás ahora de aquí conmigo a la casa; no quiero más mazamorras; allí espera Federico. DOÑA CHEPA ¡Hija! DON MANONGO apártese, señora, (tomando a María del brazo y rechazando a su madre con indignación) que no merece ser madre quien por dinero deshonra. FIN DEL ACTO TERCERO Y ÚLTIMO
  • 39. ESCENAS DEL CARNAVAL EN LIMA Esta obra fue representada en función de gracia de la «Columna Tipográfica» de la guardia urbana, el martes 15 de julio de 1879. PERSONAJES Don Mateo Doña Pancha, padres de Pepita Mercedes y Hermelinda Don Carlos Federico y Emilio (Jóvenes estudiantes, enamorados de las niñas) Vecinos de la casa y Un sirviente
  • 40. El teatro representa una habitación con ventana de reja. Don Mateo aparece paseándose de extremo a extremo en la habitación. Doña Pancha, fumando cigarro, mira al techo, como quien ve llover y las tres niñas en un rincón juntas, permanecen meditabundas. ESCENA I DON MATEO, DOÑA PANCHA Y LAS HIJAS DON MATEO Aunque digan lo que digan y aunque baje el Padre Eterno, digo y repito, que en casa este año no quiero juego. ¡Pues, no habría más que hacer que me falten el respeto! Eso no será en mis días, lo juro a fe de Mateo. Con que, porque mis señoras puedan armar su festejo, he de sufrir en paciencia qué cosa? escándalo y medio; que en mis barbas, en mis barbas y sin ver que soy viejo; vengan aquí los mocitos a andar con los manoseos y jalones por aquí y abrazos, y quizás besos con mis hijas y en mi casa, de carnaval so pretexto? No, señor, eso es lisura; estoy harto de ver eso y prefiero que me maten; pero ya no lo tolero. Los que quieran carnaval que se vayan al infierno, lo que es en casa, ¡un demonio! Carnavales…ni por pienso: si será propio en las niñas y en personas de respeto, andar jugando de manos con hombres ¡Vaya Ud. viendo! DOÑA PANCHA A la verdad que no sé, Hijo, por qué dices eso, Porque en Lima todos juegan: el pobre y el caballero, las señoras principales bien que se mojan Mateo. DON MATEO Con que porque mucho robas y hay ladrones caballeros también hemos de robar ? ¡Me gusta el razonamiento! Vamos, Pancha, no te metas en lo que en mi casa ordeno, y procura que tus hijas hagan lo que yo deseo, que no es esto por su mal, bien lo sabes, pues las quiero; y si desean tener, como es justo, algún recreo este que sea en su casa donde gasto cuanto puedo. Hoy mismo voy a la plaza con el muchacho; al momento voy por un poco de fruta para que tomen refresco. MERCEDES (Para lo que quiero fruta) HERMELINDA (Y yo, hijita, mucho menor) PEPITA (Echa una fruta estoy yo, de la cólera que tengo) DON MATEO ¿Qué es lo que dicen Uds.?
  • 41. LAS TRES Decimos que está muy bueno. DON MATEO Cabal, y antes que sea tarde voy a la plaza corriendo Muchacho (llamando) trae la canasta, mientras saco mi sombrero. (Don Mateo se vá y se quedan las niñas con doña Pancha) ESCENA II LAS NIÑAS y DOÑA PANCHA PEPITA Con que, mamá, según esto nosotras ya no jugamos? MERCEDES Pues estamos muy lucidas! HERMELINDA Sí, señor, muy bien estamos; y tú, que te estás callada (a la madre) mientras nosotras llorando oímos a mi papá el sermón de los Descalzos. DOÑA PANCHA Pero yo ¿qué quieren que haga? con su padre, cuando el diablo se le ha metido en el cuerpo. PEPITA Oye mamá, y entendámonos. Es necesario que tú, le digas cuantas son cuatro, pues sería cosa fea que hoy que venga don Carlos, don Federico y su amigo con deseo de mojarnos, le salgamos con antífona de que este año no jugamos Después que ya por nosotras ellos han hecho el gasto, y después que entre las tres a los tres los convidamos; diz que en nuestra propia casa saliéramos desairándolos MERCEDES Sí, mamá, no puede ser; eso sería muy malo, pues hasta de tí; de fijo, todos saldrían hablando. HERMELINDA Dices bien; ese desaire no lo hacen ni los macacos. DOÑA PANCHA Pero ¿qué he de hacer por Dios? Vamos a ver que es lo que hago? PEPITA Tienes, mamá, una paciencia pero qué, ni la de un santo: mira, si fuera tú, hoy me haría gato bravo, y, ó hacía que ardiera Troya y así me sacaba el clavo, o salía con mi gusto aunque rabiarán jugando. DOÑA PANCHA Pero, hija, eso es buscar pleito, es provocar un escándalo… PEPITA Bueno, pues, si tú no quieres… déjalo no te rogamos,
  • 42. de nosotras no han de hablar si no de ti, eso está claro, y así poco nos importa, tú pierdes más, con que a mano. DOÑA PANCHA Eso es, que jalen de mí. PEPITA Tú, quisistes convidarlos, yo te dije: mi papá no va á querer, y es en vano que invites este año a nadie; pero tú, no hiciste caso, con que así… DOÑA PANCHA Pero que hacer, si ellos mismos se invitaron. ¿Querían que les dijese que no ? PEPITA Para desairarlos después, creo hubiese sido mejor. MERCEDES Pues eso está claro HERMELINDA Bien clarito; con que así, lo mejor es no menearlo. DOÑA PANCHA Miren Uds. cuántas fatigas por Ño Mateo del diablo, pero ya verán Ud., a fe de Pancha, lo que hago. Mientras él está en la plaza esperen, que no me tardo. Voy a ver a las del frente estense, pues, al cuidado. PEPITA Sí, mamacita, corriendo. MERCEDES Sí, mamita, anda volando. HERMELINDA Como nos dejen jugar mira, te doy veinte abrazos. DOÑA PANCHA Ah! muchachas qué no harán ¡conmigo, si son…el diablo! (Doña Pancha se retira) ESCENA III LAS TRES y LOS TRES GALANES (Ellas cuchichearán en el fondo de la habitación; mientras ellos apareciendo en la Calle dialogando antes de aproximarse a la ventana de reja. El escenario se hallará, para el caso, dividido; una parte representa el interior de la habitación y la otra la calle) CARLOS He visto salir al viejo como un cuarto de hora hará; juzgo que haya ido a la plaza. FEDERICO Mejor, hay tiempo demás para hablar a las muchachas. EMILIO Si estará allí la mamá. CARLOS Debe estar, cuando no salen… FEDERICO Pero, fijo, no tardarán;
  • 43. la vieja nos quiere mucho, y si no ya la verás como sale ella en persona y a casa nos hace entrar. EMILIO Silencio y oreja al parche; Mercedes es la que está asomada a la ventana; (Mercedes se habrá aproximado en efecto, como para aguaitar) ya llegó la de apretar, (a Carlos) Carlos corre. FEDERICO ¡Linda moza! EMILIO No te pesará, FEDERICO Pues más me gusta, hijito, la hermana. EMILIO Eso no hay que averiguarlo. FEDERICO Y la tuya? EMILIO Ah! la mía Harina de otro costal. Qué negra tan linda, qué ojos, qué pelo ¡San Sebastián! Qué aire aquel tan elegante y qué modito de andar; pero calla Federico, no oyes a Carlos? FEDERICO Pues ya… Si se están enamorando a su gusto, ve EMILIANO Ay, ay, ay! como se aprietan la mano y qué colorada está mira como se agachan los malditos para hablar. FEDERICO Vaya, por fin se despiden ahora tú, ¡voto á San!... (Emilio se encamina a la ventana y habla cortos momentos con la otra hermana. Al retirarse va Federico y sale la otra. Apenas tienen tiempo para estrecharse la mano, pues Carlos tose porque acaba de divisar al papá y tiene el galán que abandonar el terreno y regresa diciendo) CARLOS Maldita sea mi suerte ¡canastos ! ni un momentito he podido estar con ella. ¡Vaya un viejo basilisco! FEDERICO Ten paciencia; ya entrarás, y te cobrarás, hijito, por más que no quiera el viejo, con réditos tus cariños; a bien que, según parece, lo que es el juego está listo; esperemos un momento, que ya verán lo que es rico. Atención, sigan, señores, lo que Mercedes me ha dicho luego que arroje a la calle una cereza o palillo, entramos sin más preámbulo, vamos al principalito y empezamos allí el juego, que ya allí tienen aviso para salir al escape,
  • 44. y como en busca de auxilio se meten donde las nuestras, y allí sin pedir permiso entramos también nosotros y formamos laberinto, porque, mojamos al viejo y a la vieja en un bendito, y en menos de dos por tres habrá la de Dios es Cristo. Con que así, ojo a la cereza que lo demás está frito; esto si se llama ser mataperro de los finos, ¡Pobre viejo, ésta apostara, que no la tiene en su libro! (se retiran) ESCENA IV TODOS LOS PERSONAJES DE ESCENAS ANTERIORES DON MATEO ¡Jesús! y con que furor están ya jugando en Lima; no se cómo me he salvado de tanta agua ¡Ave María! PEPITA ¿Qué fruta traes, papá? DON MATEO De todo traigo a que elijan, que quiero verlas contentas. Acércate, pues, Panchita. PEPITA Yo lo que quiero es cerezas. (Toma una la arroja por la ventana) DON MATEO La botas? PEPITA Está podrida. (comienza afuera el juego) AFUERA ¡Ay, ay, ay! DON MATEO ¿Qué bulla es esa? TODOS Nada, si son las vecinas. DON MATEO Que cierren el picaporte. TODAS Ciérralo tú. DON MATEO ¡Ave María! y que bulla la que meten; ya comenzó la bolina. (Las vecinas llegan precipitadamente en momentos que Mateo va a echar el picaporte y dándole un empujón entran gritando) LAS VECINAS Po la virgen! ¡Ay, ay, ay! ¡Vecinitas, vecinitas! DON MATEO Que me manchan el petate. UN JOVEN ¡Agua, agua! UNA VECINA Quien me auxilia! DON MATEO Cuidado!
  • 45. PEPITA Por Dios! MERCEDES Don Carlos! HERMELINDA Mi traje se despretina! UNA VECINA No tan fuerte! OTRA Mire Ud.! PEPITA Se me zafa la camisa! MERCEDES Espere! HERMELINDA Ay, ay, ay, me ahogo! EMILIO Agua! CARLOS Sí, señor DOÑA PANCHA No, niñas. PEPITA Dame más polvos mamá. UNA VECINA Por aquí, doña Panchita! PEPITA No me machuque Ud. tanto! DOÑA PANCHA Quítale, hija, la bombilla! Rómpele los cascarones! PEPITA Ya me echó Ud. agua florida en el ojo. MERCEDES ¡Agua! Aquí y agua! CARLOS Todas, todas a la pila! HERMELINDA No: ay, ay, ay, un alfiler Me está entrando en las costillas. FEDERICO No forcejeé Ud.; quieta! MERCEDES Déjeme Ud.! PEPITA Quién me pinta? HERMELINDA Ay! Se me zafa el botín! CARLOS Me ha roto Ud. la levita PEPITA Agua! MERCEDES Más agua! HERMELINDA La tasa!
  • 46. PEPITA El balde! DOÑA PANCHA Échele Ud. encima! CARLOS Muchachos, arza, muchachos, todas, todas a la tina! EMILIO Arriba todos, muchachos! PEPITA Ay, ay, ay! FEDERICO Arriba, arriba! CARLOS No quede ni una mujer. EMILIO A todas a zambullirlas (Entre dos. o cada cual carga con una señorita. Todas forcejean y dan gritos, saliendo de la habitación en la que queda solo Don Mateo) ESCENA V DON MATEO CRUZANDOSE DE BRAZOS DON MATEO Esto si que es cosa buena; esto si que es de lo lindo: no querer jugar en casa y amolar la del vecino. ¡Qué tal! qué tal chocolate! Pues señor, estoy lucido! Quisiera agarrar un palo y darle a cada mocito una tunda…pero de esas de padre y muy señor mío; mire Ud. como me han puesto la sala esos basiliscos; hecha toda una laguna hecha toda un laberinto. Mire Ud. cómo me han dejado esta casa estos bandidos… ¿Ha visto Ud. cosa igual? Pero dónde han de ir conmigo, pedazo de mataperros, tan lisos, tan atrevidos. Como metían la mano a las niñas; un poquito me estaba faltando ya para aguarles el bautismo. Mas no hay que admirarse de ellos sino de esos putativos padres, como el que está hablando que hecho todo un taita ovillos presencia tales desórdenes y soporta a tales bichos. Pero yo ¿qué estoy haciendo cuando aun oigo sus gritos? Mateo (con tono airado) toma un garrote, y hazle ver a todo Cristo, si es que sabes en tu casa ser hombre; ¡lo dicho, dicho! (Don Mateo va a salir, cuando penetrando todas las vecinas tratan de levantarlo en peso gritando) ESCENA VI VERCINAS y DON MATEO VECINAS Supuesto que Ud. ha dejado que nos mojen, don Mateo, a la tina de cabeza.
  • 47. TODAS A la tina DON MATEO No; me muero! UNA VECINA Muérase Ud. (intentando siempre levantarle en peso) OTRA A la tina DON MATEO Por dios! UNA VECINA Nada OTRA No hay remedio. OTRA A la tina! OTRA Sí. OTRA A la tina! TODAS Agua con él. DON MATEO Me fundieron (le levantan y se lo llevan) ESCENA VII DOÑA PANCHA (Doña Pancha regresando a la sala hecha una mojiganga) DOÑA PANCHA Se salieron con la suya. ¡Jesús! Cómo nos han puesto! Yo hecho una mama Gerundia Y él, hecho un taita Silverio. (se pone a sacar copitas y prepara una botella de pisco) Pero, en fin, ¿qué hemos de hacer? ya se ha principiado el juego. (oyese afuera una banda de música tocando el ataque de Uchumayo) Música? Misericordia! quien la habrá traído! Me muero! ya no habrá más que seguirla. ESCENA VIII (Todos entran formando laberinto y llevando a Don Mateo en hombros. Todos en facha carnavalesca) TODOS Viva, viva Don Mateo! DON MATEO Basta por amor de Dios! (forcejeando por desprenderse) DOÑA PANCHA Adelante, caballeros. (sus hijas se apresuran a servir las copas) HERMELINDA Tomarán una copita. TODOS Cabal: ya basta de juego. EMILIO Ya que la banda está aquí, Caballero, Don Mateo, creo que con su permiso, bailaremos un momento.
  • 48. DON MATEO Baile Ud., hombre, y a mi Déjame tomar resuello. (dejándose caer en una silla) DOÑA PANCHA Antes, copa general. EMILIO Salud, señoritas. FEDERICO Por el señor Don Mateo. (Todos toman y al concluir dice Emilio) EMILIO Con que a la obra, como dicen sobre el huevo… TODOS Luego, luego EMILIO Arza, señor de la banda. FEDERICO Vaya que se cuadre el dueño (tomando del brazo a Don Mateo) DON MATEO Yo bailar? TODOS Sí, sí que baile DON MATEO (pues señor otra te pego) TODOS Doña Panchita está de baile. DOÑA PANCHA Qué tentación! Si no puedo! Para eso están las muchachas. CARLOS No, señor; Ud. primero. DOÑA PANCHA Jesús! por dar a Ud. gusto… EMILIO (a Don Mateo) Vamos; haga Ud. un esfuerzo. DOÑA PANCHA Vamos, pues (tomando a Don Mateo) TODOS Bravo, bravísimo! DOÑA PANCHA Acuérdate de tus tiempos. (salen y bailan) FIN
  • 49. ESCENAS EN LA CAMPIÑA (Antes de la batalla de Tacna)
  • 50. PERSONAJES El Capitán Rompe y Rasga Doña Goya, madre de Maquita Varios oficiales Un Sargento En casa de doña Goya se preparan a tomar té. ESCENA I EL CAPITÁN, DOÑA GOYA Y MIQUITA EL CAPITÁN (Entrando) Mamita, ya estoy aquí, niña Mica, buenas noches. LAS DOS Buenas noches, Don José. Qué es de los otros señores? EL CAPITÁN Los compañeros? ya vienen Como dicen que esta noche es la última que pasamos en este lugar. DOÑA GOYA Ya? ¿a dónde los van a mandar a Uds.? EL CAPITÁN Aún no se ha dado la orden DOÑA GOYA Así es que ellos no vendrán? EL CAPITÁN Eso no; pero que embromen, yo creo si algún poquito. DOÑA GOYA Si así ha de ser eso, entonces, Ud. se queda en su casa le ruego me perdone, voy a ver si hierve el agua y a quitar unos tizones, quédese Ud. con Miquita que vuelvo en un pater nostri.
  • 51. EL CAPITÁN Pero antes de irse, mamita, para que el cuerpo se entone, no tomamos una copa? DOÑA GOYA Y siento, con mil amores. EL CAPITÁN (sirviendo) Y Ud. no toma Miquita? DOÑA GOYA Sírvale, también que tome. EL CAPITÁN Vaya pues, salud, mamita. DOÑA GOYA Salud y que Ud. se porte como se deben portar en este caso los hombres. EL CAPITÁN Miquita, salud. MIQUITA Salud DOÑA GOYA (como no tengo calzones! Se va refunfuñando) ESCENA II EL CAPITAN Y MIQUITA EL CAPITAN (Sentándose a lado de la niña) Con que, niña hermosa, con que Miquitay, dime si me quieres ya que sola estás, ¡Ay! vidita mía, linda, chunquitay, ¡qué vida tan perra la del melitar! ¿Por qué no contestas si con tanto afán quiero que me digas si tú me amarás; dime, palomita, dime, celestial ángel, tan precioso oye mi penar; dime, vida mía, dime verdichay, porque no contestas bien mío? ¡ Ay, ay, ay! ¡Qué vida tan perra la del melitar! con que, puis, chunguita, di, si me amas. MIQUITA Ay! EL CAPITÁN Suspiras? ¿Me quieres? MIQUITA Sí, (bajando la cabeza) EL CAPITÁN ¡Qué linda estás! Deja, mi sirena, déjame besar esa tu boquita de fino coral (le da un beso) MIQUITA Mire Ud.; ya creo que viene mamá.
  • 52. EL CAPITAN ¡Qué vida tan perra la del melitar! Dame tus manitas dame, viditay, deja entre las mías las quiero estrechar. ¡Qué manos tan lindas (tomándolas) tienes, chunquitay, parecen de seda por su suavidad: mira, un poquitito vente más acá, para ver tus ojos… ¡Ay qué linda está! MIQUITA No se arrime tanto puede ver mamá. EL CAPITAN ¡Qué vida tan perra la del melitar! ¡Qué ojos tan hermosos tienes, Miquitay, dos cielos abiertos son de par en par, rosas en el mundo creo que no habrán que con tus mejillas pueden cotejar, virgen peregrina, yo no creo que hay igual a tus dientes perlas en el mar, no sé si habrás visto tu preciosa faz, siempre que te lavas en el manantial, pero si te has visto no me negarás, que es blanco azucena tu color sin par, dime, ¿me amas mucho? MIQUITA Mucho (con rubor y mojigatería) EL CAPITÁN Viditay ! antes que me vaya ¿no me abrazarás? (la abraza) Alma, sueño, encanto, cuanto te amo…(se la come a besos) MIQUITA Ay! Quítese ya creo, que viene mamá. EL CAPITÁN ¡Qué vida tan perra la del melitar! ESCENA III VARIOS OFICIALES ENTRANDO AL MISMO TIEMPO QUE DOÑA GOYA LOS OFICIALES Buenas noches, señoritas, TODOS Buenas noches, caballeros. DOÑA GOYA Vaya, pues, señores, todos sírvanse tomar asiento: el tecito está servido. EL CAPITÁN Gracias; pero antes, yo creo que no nos haría daño una copita.
  • 53. DOÑA GOYA Pues eso mismo les iba a decir. UN OFICIAL Adentro fieles, adentro. DOÑA GOYA No me agradan etiquetas. EL CAPITÁN Ah! mi mamita por eso me gusta; con que, ante todo, lo primero es lo primero; tomaremos esta copa por mi paisana. DOÑA GOYA Agradezco. TODOS Salud! EL CAPITÁN Salud, pues, Miquita, ¡Qué blanco tan suculento, este si que es uva pura si no es Locumba es Cabello. (Todos se sientan) DOÑA GOYA Señor, este rosquetíto…(a uno) Le falta azúcar?...(a otro) UN OFICIAL No creo. DOÑA GOYA Tomen una tajadita siquiera de bizcochuelo; tome Ud. pues, paisanito, muy rico está, es puro huevo. Con que, se nos van Uds? UN OFICIAL Señora, así lo creemos, no hay día fijo de hoy. DOÑA GOYA Así es, pues, que según eso ya se han tenido noticias de que vienen; los chilenos. UN OFICIAL Ya vienen esos malditos. EL CAPITAN Pero verán lo que es bueno. DOÑA GOYA ¡Jesús! Si le digo a Ud., que por mí tan sólo siento no ser hombre para ir con Uds., pero creo que si vienen hasta acá esos malditos chilenos agua caliente aunque sea les he de echar desde el techo. EL CAPITÁN ¡Bravo! Y eso sí merece: vamos, tomemos por eso, DOÑA GOYA Y Porque vuelvan Uds. derrotando a los chilenos: si se dejaran vencer ¡Jesús! Ño querré ni verlos… EL CAPITÁN Paisana ya verá Ud. lo que se llama echar fuego: salud.
  • 54. DOÑA GOYA Salud, paisanito. UN OFICIAL Por la patria. DOÑA GOYA Por su ejército. OTRO OFICIAL Por las charreteras, cumpa. OTRO OFICIAL Por el triunfo compañero. EL CAPITÁN ¡Viva el Perú! TODOS ¡Viva!, ¡viva! EL CAPITÁN Ahora si estoy contento. No tiene Ud. una vihuela, paisana? DOÑA GOYA Si, pero creo que cuarta y prima le falta. EL CAPITÁN Na importa, apuntalaremos. DOÑA GOYA Hija, trae la vihuela. EL CAPITAN Cabal, cabal, alegrémonos, que mañana a estas horas sabe Dios donde estaremos. (Miquita va, y trae la vihuela, el capitán la toma y después de tomarla dice:) EL CAPITÁN Vemos ahora quién canta? UN OFICIAL ¿Quién ha de cantar? DOÑA GOYA El mestro. EL CAPITÁN Vamos pues allá, (Da el estribillo que todos deben cantar cantando él la letra) ¡Qué vida tan perra la del melitar! [Canto] Tengo una chinita que me quiere más que a la Virgen Santa cuando va a rezar. * ¡Ah! si Ud. supiera, señor Capitán… ¡Que vida tan perra la del melitar! * Cuando no la veo. no sé que me da; casi tengo ganas de irme al hospital… ♦ ¡Ah! si Ud. supiera, señor capitán… ¡Qué vida tan perra la del melitar! * Mientras hago guardia, corazón leal hace también guardia junto a su beldad
  • 55. ¡Ah! Si Ud. supiera, señor capitán… ¡Qué vida tan perra la del melitar! * Por pensar en ella no sé que me dá apenas la miro ya no sé flanquear. ¡Ah! Si Ud. supiera, señor capitán… ¡Qué vida tan perra la del melitar! Todito mi sueldo, sin dejar un real, se lo entregaría; pero…ninti dan, ¡Ah! Si Ud. supiera señor capitán i Qué vida tan perra la del melitar! * Vamos a la guerra porque la hora es ya de morir…con que alma no me llorará! ¡Ah! Si Ud. supiera señor capitán… ¡Qué vida tan perra la del melitar! * Todos si es que muero ¡ay! me olvidarán ella, sólo ella no olvida jamás. ¡Ah! Si Ud. supiera señor capitán… ¡Qué vida tan perra la del melitar! * Si morir me toca, nos han de enterrar porque ella de pena sé que morirá. ¡Ah! Si Ud. supiera señor capitán… ¡Qué vida tan perra la del melitar! ESCENA IV TODOS, MAS UN SARGENTO ENTRANDO SARGENTO Señor, señor, corran todos que estamos sobre las armas. UN OFICIAL ¿Qué hay? OTRO ¿Qué es eso? OTRO ¿Cómo? OTRO ¿Qué? EL CAPITÁN Sargento, vamos, avanza. SARGENTO Dicen que ya vienen los chilenos se hallan a una jornada: y antes que amanezca el día se nos vendrán a la carga: el batallón está listo y a la cintura las mantas y según oí decir, tenemos que ir de avanzada.
  • 56. EL CAPITÁN Me alegro. UN OFICIAL A ver mi revolver. EL CAPITÁN Miquita venga mi espada. UN OFICIAL Vaya por fin llegó la hora. OTRO ¡Gracias a Dios! OTRO Ya embromaban… EL CAPITÁN Vamos, pues, adiós Miquita, (a Doña Goya) Corazón grande paisana. DOÑA GOYA Qué Dios los lleve con bien. UN OFICIAL El proteja nuestra causa. EL CAPITÁN Caballeros una copa a la salud de la patria. UN OFICIAL ¡Qué viva el Perú! TODOS ¡Qué vivaaaa! EL CAPITÁN Morir o vencer, paisana. DOÑA GOYA ¡Qué viva el Perú! TODOS ¡Qué vivaaaaa! EL CAPITÁN ¡Hip, hip, hurraaa! camaradas MIQUITA (¡Virgen Reyna de los cielos!) EL CAPITÁN Muchachos! Qué viva Tacna! (salen todos tarareando el Himno Patrio) FIN
  • 57. IR POR LANA Y SALIR TRASQUILADO
  • 58. El teatro representa una casa de vecindad: cuartos a derecha e izquierda. PERSONAJES Don Pelado Capitán indefinido Doña Angustias Viuda, con montepío, pagado a tres plazos… Anita Hija de la anterior Don Angurria Dueño de casa Revoltijo Estudiante Un celador En la primera habitación de la derecha aparece Anita como aguardando a alguien. Está allí como de centinela. Todas las puertas permanecen cerradas y en su cuarto don Pelado está escondido. ESCENA I ANITA Y DON ANGURRIA (Entrando por el fondo y mirando a todas partes) DON ANGURRIA ¡Y esta es la tercera vez! no ve Ud. , viaje a la China ¡Qué gente, señor, qué gente! esto ya no hay quien resista; pero, en fin. siquiera a Ud. (Dirigiéndose a Anita) se encuentra. Buenos días. ANITA Muy buenos días, señor. DON ANGURRIA Y su mamá? ANITA Mi mamita se fue a la caja fiscal. DON ANGURRIA ¡No ve Ud.! siempre la misma. ANITA Pero señor… DON ANGURRIA Qué señor! date con la letanía y con la caja fiscal y el cajero y la jeringa. Lo mismo es, ni más ni menos (Señalando el cuarto del indifinido) el otro taita canillas, ocioso de los demonios, hace cuatro o cinco días que no aporta por aquí.
  • 59. ANITA Pero señor… DON ANGURRIA ¡Qué calilla! y el estudiante otro peine (Señalando el cuarto de éste) otro fino petardista que la mesada no vino ( remedando) que no hay pago en la oficina lo cierto es que tan tramposo este es como el de la esquina; ya no puedo aguantar más y toditos de patitas van a ir hoy mismo a la calle: voy a la comisaría, desocupación de cuarto y embargo, basta de misas (se va rápidamente) ESCENA II AN1TA Y DON PELADO (Asomando la cabeza) DON PELADO Ya se fue? Gracias a Dios! ANITA Pero ya habrá oído lo que acaba de decir. DON PELADO Qué! si lo escuché todito y ya me estaba faltando hija, así…como un peñisco para salir con un palo y santiguarle el bautismo ANITA Y ahora qué dice Ud.? DON PELADO Qué he de decir ¡Jesucristo! si el hombre tiene una hambruna que ni don Aníbal Pinto! apenas hace dos días que la casa se ha cumplido y ya viene el tagarote con el montón de recibos. ANITA Y en que tiempos DON PELADO Sí señor, cuando los indefinidos de apretritis tan atros estarnos ya medio tísicos. ANITA Y las viudas? DON PELADO A las viudas no hay que mentar ¡Jesucristo! si parece que el cajero les está sacando filo. Y así venga Ud. s cobrar! ¡Hombre! Si esto es de lo lindo! ANITA Pero no se admire Ud. de eso no, no, señor, mío, sino de lo que va ha hacer también con nuestro vecino, porque dizque no ha pagado el mismo día cumplido.
  • 60. DON PELADO Pero que quiere Ud. niña, esperar de ese maldito a quien Dios yo no sé como no le manda un tabardillo. ESCENA III LOS MISMOS MAS DOÑA ANGUSTIAS DOÑA ANGUSTIAS (Entrando y quitándose la manta) ¡Jesús! Que calor ¡Jesús! hija, alcánzame un asiento toma mi manta ¡Dios mío! si esto parece el infierno. ANITA Y? DOÑA ANGUSTIAS Nada. DON PELADO No se lo dije, DOÑA ANGUSTIAS Aquello es un jubileo; pero ni he podido entrar para hablar con el cajero, hoy hijita para todo se necesitan empeños. DON PELADO No ve Ud. y sin embargo aun no sabe Ud. el cuento. ANITA Sí mamá. DOÑA ANGUSTIAS ¿Qué hay? ANITA Que ha de haber si no que ha venido el dueño de la casa hecho un judío. DON PELADO Sí señor, hecho un veneno ANITA Ya fue a la comisaría por que dice que al momento nos va a votar a la calle. DOÑA ANGUSTIAS ¿A nosotras? DON PELADO No hay remedio todos, hasta el colegial hoy tendrá que ir de paseo. DOÑA ANGUSTIAS Habrase visto! DON PELADO Y que hacer cuando no tenemos medio. ANITA Sería capaz ese hombre … DON PELADO De torcernos el pescuezo. DOÑA ANGUSTIAS Dice Ud. bien, Don Pelado, si me parece chileno, pero a donde quiere este hombre
  • 61. que nos vayamos. DON PELADO A un cuerno, claro está, Ud. es viuda yo indefinido, no hay sueldos, el colegial está a flus, con que largarse y laus Deo. ESCENA IV LOS MISMOS MAS REVOLTIJO ANITA Aquí viene él. REVOLTIJO Buenas tardes, señoras y señoritas. ANITA Salud, señor Revoltijo. REVOLTIJO Y pesetas, linda Anita, que milagro todos juntos. DON PELADO Amigo, la cofradía solo le esperaba a Ud. REVOLTIJO Tanto honor… DON PELADO Una visita va a venir dentro de poco. ANITA A ver a Ud. DON PELADO Sí, y a Anita. ANITA Y a Ud. también. DON PELADO Si señor. ANITA Vamos a que no adivina. REVOLTIJO Francamente que no sé de quien sea esa visita. DOÑA ANGUSTIAS Y le trae una encomienda. REVOLTIJO Encomienda? Cierto Anita? ANITA Que nos va venir a todos como dicen de perilla! DON PELADO Supóngase Ud. yo estoy puedo decir sin camisa, más pobre que el mismo Aman, lo mismo está la vecina y me parece que Ud. íden a la parrilla, y en tan solemne arranquites vamos a que no adivina quien nos va ha hacer un regalo a los cuatro en este día. REVOLTIJO Francamente, no adivino; y si alguno no se explica…
  • 62. DON PELADO Pues, hijo, el dueño de casa: milagro de Santa Rita! REVOLTIJO Don Angurria? DON PELADO Cómo suena! REVOLTIJO Don Angurria? ¡Qué mentira! DON PELADO Sí señor, el hambre mismo, si no, que lo diga Anita; no es verdad ? DEVOLTIJO Cierto vecina? ANITA Muy cierto, todos tenemos hoy que salir de patitas. REVOLTIJO Qué cosa? esa no la aguanto. DON PELADO Sí, señor, Ud. y Anita, Doña Angustias y el que habla. REVOLTIJO Pero si no hace ni aún días que se me cumplió la casa DON PELADO Pues amigo no hay tu tía: el quiere que se le pague como Ud. sabe la víspera. REVOLTIJO Eso no lo aguanto yo; Canastos! esas son grillas ANITA Y lo peor es que ya se fue a la comisaría. REVOLTIJO ¿Qué cosa? DOÑA ANGUSTIAS No hay remedio. REVOLTIJO Esa no aguantó, vecina, yo no soy tan mentecato, yo le hago una de las mías. ANITA (Asomando a la puerta) lo peor es qué ya va llegando a la otra esquina DOÑA ANGUSTIAS Lo mejor será encerrarse. DON PELADO Me parece bien, vecina. REVOLTIJO No hay qué correr, no señor, todo el mundo aquí, a la vista Don Angurria bien lo saben es un solemne gallina. TODOS Y... REVOLTIJO Dejen la cosa a mí cuenta,
  • 63. apoyen lo que yo diga que, o nos fundimos por junto; o me salgo con la mía. ESCENA V DON ANGURRIA (Don Angurria entrando) Hoy si que cayeron todos Adelante, celador. REVOLTIJO Sí señor, pase adelante muy a tiempo ¡vive Dios! viene Ud. amigo mío, a resolver la cuestión. DON ANGURRIA Sí señor. REVOLTIJO Silencio! DON ANGURRIA Qué? REVOLTIJO Ud. aquí no tiene voz. DON ANGURRIA Esto era lo que faltaba! REVOLTIJO Silencio! que la razón después que nos oiga a todos nos la dará el celador. DON ANGURRIA Pero qué razón?... REVOLTIJO Silencio! no me levante la voz. El señor que Ud. está oyendo (Dirigiéndose al celador y señalando al indefinido) a faltado aquí al señor. DON ANGURRIA Yo? REVOLTIJO Sí, señor Ud. mismo, le ha llamado Ud. ladrón. DON ANGURRIA Hombre qué está Ud. diciendo? REVOLTIJO Y a mí también. DON PELADO A los dos DON ANGURRIA Qué cosa ? REVOLTIJO Hágase el chiquito; que le pregunten si no a la señora que acaba de tener un colerón que por poco no revienta. DOÑA ANGUSTIAS Así ha sido. ANITA Sí señor. DON ANGURRIA También ella?
  • 64. DOÑA ANGUSTIAS Claro está, si la llamo Ud. escorpión. AN1TA Tintorera. DOÑA ANGUSTIAS Antofagasta, hay testigos. REVOLTIJO Más de dos. Hoy voy hasta el Intendente, mi sombrero. DON PELADO También yo Ud. vaya al juez del crimen. DON ANGURRIA Pero hombre REVOLTIJO Sí, esto es atroz. DON PELADO No puede quedar así. ahora verá quien soy yo. DOÑA ANGUSTIAS Qué lisura! ANITA Esto faltaba! DOÑA ANGUSTIAS (Como llorando) Aquí está el señor que oyó. DON ANGURRIA ¡Con otro testigo, a la horca! ANITA (Lloriqueando) también lo oyó ese señor. DON ANGURRIAS Pues, hombre. DOÑA ANGUSTIAS (Señalando a un vecino) A ése que ve Ud. allí Por poco no lo estrujó. UN CELADOR Qui cosa? DOÑA ANGUSTIAS Allí tiene Ud. a otro. Mire, señor celador, no es verdad que este sujeto (Por Don Angurria) DON ANGURRIA Sujeto? DOÑA ANGUSTIAS Hasta a Ud. se le encaró? REVOLTIJO Verdad y si no hace un quite le derriba de un trompón UN CELADOR (Al dueño) Vamos, puis, comisaría. DON ANGURRIA Yo comisaría? yo?
  • 65. UN CELADOR Marcharás, puis con siñoris apues pigaste los. DON ANGURRIAS Háse visto un animal? TODOS No le oye Ud. celador? CELADOR (Picado) Anemal será to agüela voy tocarte rionión. DON ANGURRIA Qué reunión, ni qué diablos. Vaya una gente! me voy y desde mañana mismo les nombraré un cobrador y haré que todos se muden por orden del juez. TODOS ¡Ya voy! antes tendrá que pagarnos los insultos ¡vive Dios! DON ANGURRIA Como están. TODOS Hay testigos. DON ANGURRIA Lo veremos (Sale precipitadamente refunfuñando) REVOLTIJO ¡Cómo no! Si no me manda carreta coche bueno y cargador y si todo no lo paga no me muevo, así soy yo. Guerra a muerte y sin cuartel: me proclamo dictador. FIN
  • 66. YA VIENEN LOS CHILENOS Juguete cómico en un acto (Crónica de la Guerra del Pacífico – 1880) PERSONAJES El cura Garduñas Doña María Angola, su comadre Don Fulgencio, marido de Doña Carlota Hermelinda, hija de los dos anteriores María, criada Ernesto, hermano de Hermelinda Carlos, amigo de Ernesto y novio de Hermelinda, ambos oficiales del Ejército Peruano y alistados en las filas mandadas por el General Cáceres. Abnegación, joven Capellán del Ejército de ese General Lorenzo, Sargento Soldados y Pueblo La Escena pasa en un lugarcillo del interior de la República. El Teatro representa una sala en casa de Don Fulgencio, puerta al fondo, entre dos ventanas espaciosas, puertas y ventanas capaces de dejar ver lo más posible de lo que suceda fuera. Formarán parte del mueblaje: un sofá enfundado, un gran canasto, un ropero y una rinconera. ESCENA I DON FULGENCIO Y EL CURA GARDUÑAS (Don Fulgencio aparecerá escribiendo, en momento que se presenta el cura. Este figurará uno de esos sibaríticos tipos de clérigos con tanta barriga y papada como espaldas y cogote; y Don Fulgencio, uno de aquellos vagabundos de levita, acostumbrados a vivir de la mandurria. maromeros políticos, sin otra ley ni Dios que su egoísmo. Tan gordo será el cura como flaco su amigo. El traje de éste, raído, abrochado y estrafalario su tarro de unto del tiempo de Abascal ) EL CURA Con que, compadre, ya estamos? DON FULGENCIO Actualmente estoy en la obra. EL CURA Conviene no perder tiempo. DON FULGENCIO Vamos, pues, si esa es la cosa. ¿Y el propio? EL CURA Lo tengo listo. DON FULGENCIO Entonces allá va la nota; gratifique Ud. bien y que vuele. EL CURA Es lo que importa. Cuidado que se aperciba mi comadre
  • 67. DON FULGENCIO Linda cosa sería que lo supiese cuando se la da de patriota! ¡Patriota! ¡Vaya Ud. viendo! solo una mujer tan loca puede andar pensando en triunfos y soñando en vanas glorias. EL CURA Con que, apúrese, compadre. DON FULGENCIO Ya estoy cerrando la nota El sobre: (Escribiendo) al jefe chileno don Corbo de la Horca. EL CURA Y ¿le avisa Ud. pues, todo? DON FULGENCIO Desde la P. hasta la J: Le digo quien es el jefe que por aquí expediciona; cuantos son y donde se hallan; por do vendrán y la hora en que salieron; en fin, noticias tan minuciosas que taita Cáceres de esta creo que se irá a la olla. EL CURA Eso es lo que nos conviene: no me sale a mí hasta ahora la de los quinientos soles que me sacaron. DON FULGENCIO ¡Bicoca! ni a mí el desaire que me hizo llamándome viejo posma solo por que me dormí y se dispersó la tropa; pero verá quienes somos cuando le ajusten la soga. Aquí tiene Ud. el paquete. EL CURA Pues, me largo. DON FULGENCIO Y viento en popa. ESCENA II DON FULGENCIO, SOLO, PASEANDOSE y FROTANDOSE LAS MANOS DON FULGENCIO Yo les probaré a esos tales que me llaman embeleco lo que valgo y lo que soy cuando lleguen los chilenos: haré que me dejen tropa y me nombren Subprefecto ¡Qué patria ni que alfajores! lo primero es lo primero: cupo a Fulano de Tal; mi don Zafano irá preso; a Mengano lo fusilo; al otro don Cual lo entrego; ya nos vendrá ña Gerundia con que salven a mi suegro, y nos saldrá don Trillenes, porque no le saquen medio, cuando se vea ajustado, enviándonos mil empeños; pero yo ceder? No tal Antes venite adoremus (rascándose la palma de la mano) Tal vez me llamen traidor; pues yo diré: los desprecio! ésta es la cuerda, con que, golpe a la mar! no hay remedio
  • 68. Chile, Chile es la cuestión, el Perú no vale un bledo estamos muy corrompidos y sólo nos comprendemos cuando se azote en el país como azotan los chilenos» Por otra parte, «con qué hemos de poder vencerlos; a trompadas ? ¡Tontería ! No tenemos elementos » ESCENA III DOÑA CARLOTA y DON FULGENCIO DOÑA CARLOTA (Entrando) ¿Qué ha querido el cura aquí? DON FULGENCIO Nada, y qué cuenta tienes DOÑA CARLOTA Como no he de tener cuenta en saber lo que aquí quiere cuando en sus maquinaciones a todos nos compromete ¡infame! DON FULGENCIO ¿Qué es lo que dices? DOÑA CARLOTA Que es un infame, un gran peine un hombre sin corazón, sin Dios ni ley. (1) Las Frases que van entre camillas han sido generales en boca de los escépticos, de buena o mala fe, en el país. DON FULGENCIO ¡Vamos, vete! DOÑA CARLOTA Y tú pareces sin alma. DON FULGENCIO Déjame, no me violentes. DOÑA CARLOTA En vano ves a nuestro hijo, Dios sabe si vive o muere, entre las filas peruanas. DON FULGENCIO Y a qué demonios se mete a patriota? DOÑA CARLOTA A qué demonios? sólo gente como Uds. capaces son de expresarse así, tan criminalmente. Hoy que la Patria zucumbe, hoy que un enemigo aleve… DOÑ FULGENCIO ¡Patria! qué sabrán de Patria todas Uds. mujeres. DOÑA CARLOTA Ojalá que estas polleras no llevara, no, y que vieses de cuánto somos capaces por la Patria las mujeres: pero así y todo, si mi hijo por defenderla muriese te las dejaré, cobarde, (con desprecio) para ir a vengar su muerte.
  • 69. DON FULGENCIO No quiero oír necedades: te dejo, no me calientes, (se retira) ESCENA IV HERMELINDA y DOÑA CARLOTA HERMELINDA Mamita, qué tiene Ud? DOÑA CARLOTA Que he de tener hija mía, sino pesares sin fin, esta ha sido mi desdicha: tu padre y ese maldito cura, que aquí es el espía de los chilenos, acaban de tramar no sé que inicua emboscada a los peruanos. HERMELINDA A los peruanos? DOÑA CARLOTA Sí, hija, y mi Ernesto, mi pobre hijo tu hermano (llorando) se halla en las filas de Cáceres. HERMELINDA ¡Dios del cielo! DOÑA CARLOTA Ernesto, mi hijo, alma mía! y el pobre Carlos, su amigo, compañero en sus fatigas. HERMELINDA Madre de mi corazón! (llorando) DOÑA CARLOTA Si, lloremos, hija mía, pues somos tan desgraciadas (se abrazan) ESCENA V DOÑA CARLOTA, HERMELINDA y MARIA MARIA (Entrando azorada v precipitadamente) Señorita, Señorita, ya están allí los chilenos y todo el pueblo alarmado vá por las calles corriendo, mire Ud. (atravesará el escenario por el fondo, en laberinto incomprensible, la gente del pueblo, llevando consiga cuanto se pueda figurar para la representación joco-solemne de caso semejante.) DOÑA CARLOTA ¡Virgen Santísima! HERMELINDA Madre y Reyna de los Cielos! MARIA Señorita, Señorita, en dónde nos escondemos? por Dios ! HERMELINDA Mamita, corramos, DOÑA CARLOTA Pero, hija, por donde? MARIA Luego, señorita no oye Ud. la corneta? (se dejará oír distante el toque de una corneta)
  • 70. HERMELINDA Mi sombrero. DOÑA CARLOTA Toma (Dándole la imagen de un niño Dios) yo llevo a la Virgen tú, lleva al Niño en tu seno (se preparan para salir) ESCENA VI DOÑA CARLOTA HERMELINDA y DOÑA MARIA ANGOLA ( Doña María Angola figurará una mujer ancha de arriba a abajo, una de esas jamonas con cara de fraile, vulgarota y vestida de angaripola) MARIA ANGOLA A dónde va Ud. comadre? DOÑA CARLOTA Comadre, a donde Dios quiera. MARIA ANGOLA Vaya! no se mueva Ud. (deteniéndola) nada harán al que se queda: los niños son los que vienen «y hay amigos, los esperan el cura con el compadre» DOÑA CARLOTA Pues que espere ese babieca (intentando seguir) MARIA ANGOLA Comadre, (impidiéndole el paso) DOÑA CARLOTA Déjeme Ud. vamos, hija (a Hermelinda con imperio) MARIA ANGOLA ¡Candelejas! (dejándolas marchar) ESCENA VII LAS MISMAS, MAS EL CURA y DON FULGENCIO, ENTRANDO EL CURA y DON FULGENCIO Dónde bueno? DOÑA CARLOTA Donde mi hijo (con angustia reprimida) DON FULGENCIO No, señor, nadie se mueva «hay que esperar a los niño» DOÑA CARLOTA Puedes esperarlo tú. (en tono despreciativo) DON FULGENCIO Pues, que te vaya bonito (haciendo mueca de indiferencia) ESCENA VIII LOS MISMOS y MARIA (Hermelinda, que durante el breve diálogo habrá salido hasta la puerta y regresa precipitadamente exclamando:) Mamita, no son chilenos! son los peruanos! DN. FUL. EL CURA y D. MARIA ANGOLA Qué dices? (agolpándose con espanto) HERMELINDA Y en Pelotón hacia aquí vienen al trote. LOS TRES ¡Imposible! (viéndose las caras) HERMELINDA Mire Ud. (señalando hacia fuera y llevando de la mino al cura)
  • 71. EL CURA Sí; ¡los peruanos! (agarrándose la cabeza) D. MARIA ANGOLA Don Fulgencio! EL CURA Hoy nos persiguen. DON FULGENCIO (A Doña Carlota) Donde me meto, mujer. DOÑA CARLOTA Métete aquí (levantando la funda del sofá) EL CURA Esto es horrible! (Corriendo de aquí para acullá) HERMELINDA Papá (tomando del brazo a su papá y este jalando a doña María Angola) DON FULGENCIO Comadre. EL CURA (jalando a la criada) María MARÍA Por aquí (tratando de hacerle entrar en la rinconera) EL CURA No entro. MARIA Pues quítese la sotana (se la quita precipitadamente y María le dará un traje de señora, sacando del ropero) CARLOTA (A doña María Angola a quien habrá hecho introducirse dentro del canas tón colocado horizontalmente) Ud. comadre, cuidado con que respire (al cura) Ud. adentro. EL CURA Por Dios! yo temo que nos fusilen. (Doña Carlota lo encierra en la rinconera donde el cura se pondrá el traje) DON FULGENCIO María, dame tu traje y toma lleva este chisme. (Don Fulgencio se quitará el tarro y lo colocará en la cabeza de María, siendo llevado por su hija que al fin le ocultará bajo el sofá) ESCENA IX Doña Carlota, Hermelinda, Lorenzo, María, el Cura, Doña María Angola y algunos soldados. MARIA (Entrando precipitadamente) ¡Virgen Santa! DOÑA CARLOTA Y HERMELINDA ¿Qué hay, María? MARIA Lo estoy viendo y no lo creo. DOÑA CARLOTA Y HERMELINDA ¿Pero qué hay? MARIA Quien Viene allí (señalando hacia afuera ) el que lo creímos muerto. DOÑA CARLOTA Y HERMELINDA Lorenzo? MARIA El mismo.
  • 72. DOÑA CARLOTA Le has visto? MARIA Vaya sino! y desde lejos allá voy, chola, me dijo y vete a avisar corriendo. HERMELINDA Deberás? MARIA Vamos pues, ya, quien es él (señalando hacia la puerta) sino es el mesmo. LORENZO (presentándose con el kepí rojo, canana y manta a la cintura, cubierto de polvo y seguido de varios soldados. Llevará en las botamangas las insignias de sargento) Muchachos, ¡Viva el Perú! y vivan los Montoneros. DOÑA CARLOTA ¿Y Ernesto? (con ansiedad) HERMELINDA ¿Y Carlos? LORENZO Ya vienen. Diablos! ¿Acaso los dejo, sino es sólo por decir que viven y que están buenos? DOÑA CARLOTA Pero,… HERMELINDA Pero… LORENZO Pero…y qué? (dirigiéndose a doña Carlota) ¿No ve Ud. al cholo Lorenzo con estas (señalando sus botamangas) con esto (golpeando su canana) y esto (indicando a sus compañeros que agrupados permanecerán a la entrada) y este otro (golpeando, con orgullo, en alto el rifle) que se ha comido más de catorce chilenos? DOÑA CARLOTA Pero… HERMELINDA Pero… LORENZO Pero…y qué? DOÑA CARLOTA Nos dijeron que habías muerto. LORENZO Muerto yo? ¡Mala polilla! bah! ; si parece que tengo como tiene el General la brujería en el cuerpo. Y hablando a la de de veras ¡Oreja! que los chilenos cuando separan, se paran, lo digo a fe de Lorenzo, y sino hubieran traidores que los ayuden ¡Cangrejos! Juega limpio y desabraca, sería güeno a güeno. Supóngase, ayer no más, trepando por esos cerros, cuando menos lo pensamos ¡zas! al frente los chilenos.
  • 73. HERMELINDA ¡Santo Dios! DOÑA CARLOTA Los condenados LORENZO eran como mil doscientos. DOÑA CARLOTA ¿ Y Uds? LORENZO Ciento de línea, y los demás montoneros. El General al mirarlos hizo alto; observó el terreno y en menos de dos por tres señaló a todos su puesto. «Hijos—nos dijo—muchachos, ya que ha llegado el momento de probar que sois peruanos o muerte, o gloria, y al centro» ¡Viva el Perú! Contestamos y todos los cerros repercutiendo ese grito ¡Vive Dios! Se estremecieron. Comenzó la granizada de balas y cañones y el rejonear de los cholos que parecía un infierno; mientras nuestro General a la cabeza entre el fuego «¡Al centro! nos repetía muchachos, al centro ¡al centro!» y como granos de trigo que caen en el granero o mejor diré tal vez, como hojas que arrastra el viento rodaban de peña en peña cuesta abajo los chilenos. Por fin, después de cuatro horas, que duraría el fogueo zafaron en dispersión y quedó el campo por nuestro. DOÑA CARLOTA ¡Pobre mi hijo! HERMELINDA ¡Pobre Carlos! LORENZO ¡Dios se lo pague! está bueno! ya que nadie hay que me diga, siquiera: ¡pobre Lorenzo! ¡Pero cómo! Señorita, ¡Vaya! ahora que me acuerdo ¿No hay una copa? yo traje por ella a mis compañeros ¡Vamos! la voy a buscar (se dirige a la rinconera con ligereza) ¡Diantre! el cura (descubriendo al cura y corriendo hacia el canastón) ¿onde me meto? Aquí está el diablo! Carrascas! (descubriendo a doña María Angola) La comadre! ¡Otra cangrejos! ESCENA X LOS MISMOS, MAS ERNESTO y CARLOS LORENZO (cuadrándose delante de Ernesto) Capitán ERNESTO En nuestra casa. ¡Madre del alma! (corriendo a abrazar a doña Carlota) CARLOS ¡Hermelinda! (dirigiéndose a esta)
  • 74. DOÑA CARLOTA ¡Hijo de mi corazón! (extendiendo los brazos) CARLOS Prenda adorada! (corriendo a abrazar a Hermelinda) HERMELINDA Alma mía (se abrazan) ESCENA XI TODOSLOS PERSONAJES, MAS EL GENERAL CACERES, SU ESTADO MAYOR Y ESCOLTA. CAPELLAN (Entrando) Eso es, abrácense todos. ¿Y yo? ¡Diantres! (Mirando con asombro al cura) Compañero ¿estoy soñando? ¡Agnus Dei! (se santigua) o ha cambiado Ud. de sexo? ¿Y esa fulana? (señalando a doña María Angola) ¡Por Dios! Explíquenme este misterio. ERNESTO Mi querido Capellán lo que pasa aquí es esto: el cura y esta mujer traicionan, y a los chilenos aguardaban hoy CAPELLAN Cabales! esa será lo del pliego ERNESTO Claro y como no esperaban nuestra llegada,… CAPELLAN Laus Deo! LORENZO Hoy ha cambiado de traje. SOLDADO Para que lo fusilemos CAPELLAN No habrá tal, hemos triunfado y perdonarlos debemos vuestro Capellán lo pide, se acabó, bravo Lorenzo, Ea! Que viva la Patria! ¡Viva el capitán Ernesto! SOLDADO ¡Viva nuestro Capellán! CAPELLAN Yo te absuelvo compañero (haciéndole la señal de la cruz) LORENZO El General entra ya. TODOS Vamos al recibimiento. [Se dejará oír la canción Nacional y atravesará por el fondo el General Cáceres, seguido de su escolta, en medio de las aclamaciones de la multitud. El General llevará su tradicional guarda-polvo de dril blanco, a manera de sobretodo y su acostumbrado chicotillo en la mano. Montará el «Elefante» su caballo de batalla, zaino y de raza nacional] FIN
  • 75. Se terminó su transcripción el 19 de junio del 2019 Huamachuco – Perú paulet35@hotmail.com Docente de Comunicación