SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 82
Descargar para leer sin conexión
¡NO LE LLAMES MÁS! 
No permitas que te siga haciendo daño. 
Autor: Rhonda Findling 
Índice 
Introducción: ¿Por qué no debes llamarle? 2 
1. Romper el ciclo compulsivo 4 
2. Duelo y aflicción 7 
3. Recuperarse del rechazo 13 
4. Paternidad inadecuada 16 
5. Madres y hombres 22 
6. Cosas que te atan a él 24 
7. El hombre ambivalente 30 
8. Él nunca cambiará 37 
9. Comportamiento obsesivo 40 
10. Salir ahí fuera de nuevo 42 
11. El programa de diez pasos “¡No le llames!” 48 
12. Sobrevivir un revés 60
INTRODUCCIÓN 
¿Por qué no debes llamarle? 
Separarse de alguien a quien se ama es uno de los sentimientos más 
dolorosos que el ser humano puede experimentar. Es causa de sufrimiento y 
de un profundo pesar, pues significa perder el amor en sí, y el amor es la 
mejor forma de felicidad conocida por el hombre. 
El sentimiento que provoca el hecho de renunciar al amor que hubo se 
ha convertido en la inspiración de gran parte de nuestra cultura en la 
actualidad. Sólo hay que escuchar las diez primeras canciones de las listas de 
éxitos. Prácticamente todas tratan de la ternura y la añoranza que despierta 
un amor perdido: I Can´t Live If Living Is Without You (No puedo vivir sin 
ti), The Way We Were (Tal como éramos) o You Just Keep Me Hanging On 
(Te sigo esperando). La mayoría de las baladas que interpretan las grandes 
damas del jazz (Sarah Vaughan o Billie Holiday, por ejemplo) tratan de 
rupturas amorosas: My Man (Mi hombre) o The Man That Got Hawai (El 
hombre que se marchó). 
Las películas pueden contar historias acerca de la dificultad que tienen 
las mujeres para renunciar al amor. Atracción fatal es la historia de una mujer 
que se convierte en una asesina psicópata debido a su obsesión por un hombre 
casado que la rechaza. La historia de Adele H., de François Truffaut, trata 
de una mujer que se vuelve loca tras perder al hombre del que se había 
enamorado. 
Del mismo modo, la televisión y el teatro también cuentan historias 
acerca de personas incapaces de recuperarse tras una ruptura. En Subset 
Boulevard, Norma Desmond asesina a su amante, Joe, porque éste está a 
punto de abandonarla. Las telenovelas suelen presentar la historia de una 
persona que se pasa la hora entera persiguiendo a quien la abandonó. La 
mayoría de los programas de entrevistas muestran una interminable lista de 
personajes obsesionados por un amor frustrado. 
Los periódicos, por su parte, están repletos de historias de gente que 
no pueden superar su situación por mucho dolor que les cause. Así, por 
ejemplo, si Mínica Lewinsky hubiera sido capaz de afrontar sus sentimientos 
por la ruptura de su relación con el presidente Clinton acudiendo a un 
psicoterapeuta profesional y no a Linda Tripa, quizás el curso de la historia 
de Estados Unidos hubiera tomado un rumbo muy distinto. 
¿Por qué sé tanto acerca del proceso de superación de una ruptura? 
Porque yo misma pasé por esa experiencia. 
Años atrás, me enamoré de un hombre atractivo, carismático, 
elocuente y espiritual. Durante el tiempo que duró nuestra relación, me volví
emocionalmente dependiente de él. Me enseño mucho acerca de la 
espiritualidad. Era cariñoso y amable, y creí que me comprendía como nunca 
antes nadie lo había hecho. Sin embargo, cuando le expresé mi deseo de que 
se comprometiera, se marchó. 
Ahora, cuando miro atrás, siento y creo que su repentino y casi cruel 
rechazo estaba causado por sus problemas para relacionarse. Cuando lo 
conocí, me dijo que en más de siete años no había tenido ninguna relación y 
que no tenía intención de comprometerse. Me enamoré de él de todos modos, 
deseando ser la excepción. Pese a mi capacidad profesional como 
psicoterapeuta, no pude más que sentirme herida y profundamente deprimida. 
Tuve que emprender un difícil proceso de superación para poder recuperarme 
y seguir adelante con mi vida. Durante ese mismo tiempo, me encontraba 
tratando a mujeres con dificultades para superar la ruptura de una relación 
amorosa, por lo que decidí, al fin, crear un grupo de psicoterapia llamado “¡No 
le llames!”. Realizamos varias sesiones en la comunidad y pronto empezaría a 
aparecer en radio y la televisión como “experta en relaciones”. Parecía que mi 
camino ya estaba decidido. 
A través de mi propia experiencia persona y profesional, aprendí lo 
mucho que puede llegar a afectar a una persona adulta un abandono o un 
rechazo. El dolor del rechaza puede alcanzar hasta lo más profundo del ser 
humano. Una mujer, por ejemplo, puede llegar a obsesionarse hasta tal punto 
por un hombre que la ha rechazado, que la rabia y el deseo que siente por él 
llegarán a consumirla. He conocido mujeres que han perdido la salud, el dinero, 
el trabajo, sus hijos, incluso que han ido a la cárcel, a causa de su preocupación 
por el hombre que las abandonó. En el grupo de terapia han participado 
mujeres al borde del suicidio por una ruptura y su incapacidad de superarla. 
La mujer ha recorrido un largo camino para independizarse 
económicamente del hombre, pero todavía queda mucho trabajo por hacer 
para alcanzar la independencia emocional. Existen demasiadas mujeres 
económicamente autosuficientes que soportan relaciones emocional y 
físicamente abusivas por temor a que las abandonen. Prefieren mantenerse al 
lado de un hombre que las maltrata, las humilla o las rechaza que arriesgarse 
a quedarse solas. En los próximos capítulos, aprenderás a desarrollar tus 
habilidades para superar una relación rota y no destrozar tu vida por lealtad 
al amor romántico o por miedo a la soledad. Los ejercicios te servirán para 
expresar y experimentar tus propios sentimientos, lo cual es fundamental en 
el proceso de curación. Este libro, los ejercicios y el programa de diez pasos 
desarrollado a partir de mi trabajo con las mujeres del grupo de terapia “¡No 
le llames!” te ayudarán a recuperarte del dolor de una relación rota. Aunque 
la mayoría de las mujeres de la terapia estaban pasando por una separación, 
había algunas que seguían inmersas en una relación con un hombre nada
aconsejable y que lo que buscaban era la fuerza y el apoyo necesarios para 
romper. Otras sentían que estaban actuando ciegamente, respondiendo a su 
desesperación por no quedarse solas, y buscaban una nueva perspectiva sobre 
su comportamiento. 
Los casos que se presentan en este libro están basados en la 
experiencia y el esfuerzo por sobreponerse a una relación rota de pacientes 
que he tratado y personas que he conocido. Los nombres y rasgos que pudieran 
identificarlos han sido cambiados. 
Si en estos momentos mantienes una relación y un exceso de ansiedad 
hace que quieras llamarle por miedo a que te abandone o que pierda interés, 
éste también es tu libro. Utiliza los ejercicios prácticos, el programa de diez 
pasos y la información proporcionada para centrarte y no dar la impresión de 
estar necesitada o desesperada. Esto puede poner en contra al mejor de los 
hombres. 
Si lo que ocurre es que estás sufriendo por una ruptura, puedes utilizar 
este libro para reponerte. Sigue mi consejo de controlarte y no salir 
corriendo detrás de tu ex; conseguirás recuperarte de la pérdida con tu 
orgullo y autoestima intactos. No sólo sobrevivirás, triunfarás. Incluso puede 
que te animes a buscar un nuevo amor, uno que siempre esté ahí para ti. 
¡De verdad, la vida sigue después de ese hombre!
1 
Romper el ciclo compulsivo 
Sheila, una atractiva programadora de veintisiete años, permanecía 
encerrada en su apartamento, mirando fijamente el teléfono. Deseaba llamar 
a Tony, un guapo comercial con el que había estado saliendo los últimos seis 
meses. 
Al principio, Sheila creía que Tony era perfecto. Era encantador, 
ambicioso y muy atento. Una noche, después de una cena romántica en un 
restaurante francés, Sheila reunió el coraje suficiente para preguntarle 
sobre su futuro en común. Él le confesó que no se veía casado con ella, y 
propuso que ambos empezaran a salir con otras personas. Sheila se hundió. 
Herida y enfadada, decidió que lo mejor era que no debían volver a verse. 
Ahora, Sheila se sentía sola y desesperada. Quería estar con Tony 
cualesquiera fueran las condiciones, las que él quisiera. No podía soportar la 
idea de una vida sin él. Se sentía como si todo fuera culpa de ella. Si pudiera 
volver atrás y borrar aquella fatídica conversación, todavía estarían juntos. 
Tenía que hablar con él. 
Marcó su número, deseando que estuviera en casa, pero lo que sonó fue 
su contestador. Sheila colgó. Decidió esperar y volver a llamar después. 
Intentó mantenerse ocupada haciendo las tareas de la casa, pero no podía 
dejar de pensar en Tony, así que cogió el teléfono y volvió a marcar su número. 
De nuevo el contestador. Empezó a llamar cada quince minutos durante más 
de dos horas seguidas. Sabía que estaba fuera de control, como un drogadicto 
desesperado por una dosis. Pero no podía evitarlo. No podía soportar la idea 
de no verle nunca más. 
Todas podemos sentirnos identificadas con la situación por la que pasa 
Sheila y por cómo se siente, pues, en mayor o en menor grado, todas hemos 
experimentado un cuadro emocional similar. Los síntomas se nos muestran 
dolorosamente familiares: el miedo a perder el control, el deseo de oír su voz 
de nuevo… Sabemos que nuestro comportamiento es irracional y, sin embargo, 
somos incapaces de dominarnos ante la necesidad de llamar por teléfono. Nos 
encontramos atrapadas. 
¿Qué es lo que agita nuestra estabilidad emocional hasta el punto de 
hacer lo que sea para que él vuelva? ¿Por qué no podemos superarlo sin más? 
Veamos algunos de los factores que intervinieron en el hundimiento 
emocional de las mujeres de mi grupo de terapia. El abandono figura entre 
uno de nuestros miedos más profundos. Un bebé abandonado está condenado 
a morir; no puede sobrevivir si no hay ningún adulto que lo alimente y, por
tanto, su miedo es parte de sus instintos. En cierta medida, y según las 
circunstancias de cada individuo, ese miedo permanece con nosotros. 
Si, una vez adultos, somos abandonados por alguien de quien 
esperábamos amor y sustento, ese temor infantil vuelve a ponerse de 
manifiesto. Este efecto, combinado con la presente amenaza de abandono, 
puede generar una intentensa sensación de pánico. Nuestra aptitud para 
razonar puede verse afectada hasta tal punto que todo lo que somos capaces 
de experimentar se reduce a ese terror a ser abandonadas, a sentirnos solas 
o rechazadas. 
Estos sentimientos tan dolorosos pueden hacer que nos resistamos a 
aceptar que la relación se ha roto y nos aferremos a ella como nuestra única 
salvación. Un comportamiento así puede ejemplificarse con actividades que 
van desde la profusión compulsiva de llamadas telefónicas hasta el 
presentarse en su casa o lugar de trabajo sin previo aviso, o incluso el no 
dejar de escribirle cartas o e-mails aunque él no haya respondido a ninguno 
de nuestros intentos de contacto. 
Cuando una mujer se encuentra en tal estado de aferramiento, puede 
llegar a sentirse desesperada hasta el punto de no sentir reparo alguno en 
recurrir a un comportamiento humillante y prácticamente lindante con lo 
masoquista. 
Nancy estaba tan triste cuando su novio la dejó, que fue a su casa, se 
arrodilló ante él y le rogó que la aceptara de nuevo. Me confesó que cuando 
estaba arrodillada, lo único que importaba ere que él volviera con ella y, en 
aquel momento, su orgullo y su autoestima no eran importantes en absoluto; 
su idea de que no podría vivir sin él la dominaba. 
Marcy fue al edificio en el que vivía su ex novio y le pidió al portero que 
lo llamara. El chico respondió que no quería que subiera, y Nancy se quedó tan 
turbada que le dijo al portero que no se iría sin hablar con el hombre a quien 
había venido a ver. El portero amenazó con llamar a la policía, pero en su 
desesperación, ella se resistía a marcharse. Finalmente, la policía llegó y 
Marcy tuvo que desaparecer, terriblemente humillada y avergonzada. 
El dolor y la humillación en los tres casos expuestos son muy lógicos y 
no tan fuera de lo común como creemos. Muchas mujeres, incluso aquellas de 
las que nunca lo hubiéramos imaginado debido a su éxito, fama y/o belleza, 
han vivido la situación por la que pasaron Marcy, Nancy y Sheila. 
El hecho de no querer llamar a nuestro ex de forma compulsiva o 
aferrarnos a él cuando sabemos que la relación se ha terminado puede servir 
para enmascarar o anestesiar nuestros sentimientos de soledad, sufrimiento 
y profundo dolor. Lo mismo se aplica a aquellas mujeres que se encuentran en 
una relación o amistad nuevas y temen no volver a saber nunca más de su 
pareja. Cuando empezamos a llamar compulsivamente a un hombre por miedo
a que nos abandone, puede que experimentemos una subida de adrenalina al 
pensar en verle o simplemente en oír su voz, pero debemos ser conscientes 
de que esta subida es temporal. El verdadero camino hacia una libertad 
emocional es sentir el dolor de su ausencia y analizarlo y trabajarlo por 
nosotras mismas o con la ayuda de un especialista. 
Si existe alguna esperanza de que la relación pueda recuperarse, o lo 
que realmente queremos es mantenerla tal y como está, es importante 
recordar que una actitud desesperada y agobiante es motivo suficiente para 
que la mayoría de hombres se distancien todavía más. Este tipo de 
comportamiento te hace aparecer como si te creyeras indigna de ser amada 
y estuvieras agradecida por el hecho de que cualquier hombre se hubiera 
fijado en ti. 
Si un hombre tiene sus propias ideas acerca de lo que significa el 
compromiso, el que nosotras le agobiemos con nuestras continuas exigencias 
de que nos demuestre que no nos dejará, sólo puede hacer que se sienta 
coaccionado y sometido a mucha presión. Una actitud así, además, nos 
muestra emocionalmente deseosas, lo cual le hará sentirse con la eterna 
obligación de asegurar y demostrar el amor que tanto ansiamos, lo que no deja 
de ser un arduo trabajo para cualquiera. 
Es natural que cueste enamorarse de una persona que constantemente 
nos bombardea con llamadas telefónicas. Una mujer desesperada no da 
ninguna oportunidad al hombre que ama para echarla de menos. Está tan al 
alcance de la mano que él no tiene motivos para suspirar por ella o fantasear 
acerca de su deseo por ella, lo cual, desafortunadamente, es en lo que suele 
consistir el enamoramiento. 
Aferrarse desesperadamente a un hombre puede llevarnos a un ciclo 
vicioso. Cuanto más se distancia él, más nos aferramos nosotras, y cuanto más 
lejos, más desesperada es nuestra dependencia. 
Incluso si somos conscientes de ello, la necesidad de permanecer a su 
lado suele ser irresistible. Aunque sabemos que nuestro comportamiento no 
es apropiado, no podemos evitar dejarnos llevar por un impulso que no 
podemos controlar, y realmente nos sentimos mal cuando actuamos así. 
¿Qué podemos hacer cuando nos sobrecoge la irresistible y compulsiva 
necesidad de llamar a un hombre?
Primero, debemos darnos permiso para experimentar conscientemente 
la tensión y nuestros propios sentimientos, y soportarlos hasta que 
desaparezcan. Y ten por seguro que desaparecerán; los sentimientos son algo 
temporal. En eso consiste precisamente el truco: sentir nuestras emociones 
sin dejar que gobiernen nuestros actos. Requiere una gran dosis de disciplina 
y trabajo personal, pues lo más fácil sería dejarse llevar por nuestros 
sentimientos y actuar en consecuencia. El hecho de ser conscientes de lo que 
sentimos sin permitir que esos sentimientos dirijan nuestra vida es lo que se 
conoce como “contención emocional”. 
Es lógico, sin embargo, que en ese proceso de contención nos sintamos 
algo incómodas, pues suele generar ansiedad y, por tanto, una gran tensión. 
Esa incomodidad es la que nos induce a llamarle e intentar, así, liberarnos de 
esa sensación de incertidumbre y malestar. En ese momento, debemos pensar 
en la angustia y el profundo dolor que nos causaría el que nos rechazara o el 
no conseguir la respuesta que esperábamos. 
Toni, una de las mujeres de mi grupo de terapia, se hizo una lista de 
amigos a quien llamar si se veía acechada por la necesidad de llamar a su ex 
novio. Helen, otra de las mujeres del grupo, se propuso ir al gimnasio cada vez 
que sintiera que quería llamarle. Si el gimnasio estaba cerrado, entonces salía 
a practicar jogging un buen rato. Barbara, por su parte, se iba al cine. Muy 
pronto todas las componentes del grupo de terapia disponían de una lista de 
cosas para hacer cuando las invadiera el irresistible impulso de llamar a su 
ex. 
Es muy importante que entendamos que el hecho de contener nuestros 
sentimientos no significa que no debamos expresarlos a otras personas. Un 
buen amigo que sepa escucharnos o un grupo de terapia pueden resultarnos 
tan útiles en este sentido como un especialista. Hay mujeres que han 
preferido superarlo solas. Es posible conseguirlo, pero desde luego no es el 
mejor modo de hacerlo. 
El principal objetivo de controlar nuestras llamadas al hombre con el 
que hemos roto y exponerle nuestros sentimientos es evitar sentirnos 
rechazadas, heridas o humilladas. Cada vez que sufrimos un rechazo, se 
refuerza esa imagen de desesperación y antipatía contra la que pretendemos 
luchar. 
Incluso si ese hombre al que llamamos responde como esperábamos, 
puede que nos sintamos momentáneamente aliviadas y más cercanas a él, pero 
sin duda la angustia volverá, pues la relación todavía no es definitiva, y 
entonces tendremos que empezar todo el proceso de nuevo, como si el trabajo 
realizado hasta entonces no hubiera servido para nada. 
Superar el dolor que sentimos sin acudir a él puede parecer muy 
complicado, pero el hecho de conseguirlo por nosotras mismas nos
proporcionará una sensación de triunfo y de confianza en nuestros propios 
recursos.
2 
Duelo y Aflicción 
Cuando una relación termina, o cuando nuestro hombre empieza a 
distanciarse o perder el interés por nosotras, nos enfrentamos a una 
situación de pérdida –incluso si se trata de una pérdida temporal-, y es 
necesario ser conscientes de los sentimientos que ésta despierta en nosotras. 
Odio tener que decir a mis pacientes que primero deben sentir el dolor 
para poder después superarlo y seguir adelante. Pero, desafortunadamente, 
así es. El único modo de recuperarnos es librándonos de las fantasías de 
nuestro amor y siendo conscientes de todos los sentimientos y sensaciones 
que experimentamos. 
El proceso de superación de una pérdida se conoce como “período de 
duelo”. Se trata de un proceso complicado en el que intervienen gran cantidad 
de sentimientos: aflicción, pesar, ansiedad, decepción, rabia, apatía, tristeza 
y desesperación. 
La aflicción es un sentimiento muy doloroso, incluso angustioso, pero es 
absolutamente necesario para concienciarnos del dolor que causa en nosotras 
la reciente pérdida. Negar la existencia de ese dolor puede llevarnos a 
llamarle de forma compulsiva, lo cual nos impediría superar esta situación y 
amar a otra persona. Estamos dolidas por la pérdida de su compañía, de los 
momentos de amor con él, de sus caricias, de la fantasía sobre un futuro 
juntos, de los hijos que podríamos haber tenido con él, del placer y la felicidad 
que sentimos a su lado. 
Puede que haya momentos en los que nos sintamos consumidas por la 
aflicción, temerosas de no poder recuperarnos jamás, pero si somos 
completamente conscientes de estos sentimientos, podremos superar el dolor 
y la tristeza que nos invaden. Debemos afrontarlos y conocerlos bien para que 
su intensidad disminuya hasta que, por fin, terminen desapareciendo. Una 
cosa sí debemos tener clara: no durarán para siempre. 
El sufrimiento y la aflicción tienen su propio ritmo, y no podemos 
forzarlo. Es imposible decidir cuándo sufrir, y hemos de aceptar ese 
sentimiento cuando aparezca. 
Etapas de la pérdida
El período de duelo por la pérdida del hombre del que estábamos 
enamoradas pasa por cuatro etapas. Puede que el orden en que se sucedan 
varíe o que se solapen entre sí, pero en cualquier caso son fácilmente 
reconocibles. Esta división en fases se basa en las cinco etapas del proceso 
de la muerte propuestas por la doctora Elizabeth Kübler-Ross en su famosa 
obra On Death and Dying (Sobre la muerte y los moribundos), publicada en 
1969. 
La negación es la primera fase. No queremos afrontar la realidad de 
que él se ha marchado, nos ha rechazado o ha hecho algo terrible que ha 
provocado que rompiéramos con él. Estamos bajo el efecto de un profundo 
shock emocional que nos impide reconocer la verdad. 
En esta fase de negación, es sumamente importante intentar hacer 
frente a la realidad. Si hacemos ver que todo sigue igual y nos dedicamos a 
perseguir al hombre con el que acabamos de romper, podemos terminar 
sintiéndonos todavía más heridas y humilladas. Este es un buen momento para 
hacer uso de nuestra propia red de apoyo –buenos amigos, un grupo de terapia 
o un especialista, por ejemplo-, y buscar la ayuda necesaria para aceptar la 
verdad de la situación. 
La rabia es la segunda fase de este proceso. Durante esta etapa, 
estamos afrontando la realidad y nos sentimos enfadadas con él por habernos 
traicionado, herido y abandonado. Antiguos conflictos que quedaron sin 
resolver (con los padres, los ex novios…) pueden resurgir en este momento. 
Sin embargo, es importante superar esta rabia sin acudir a él. No 
debemos utilizarla como excusa para enfrentarnos con él, sermonearle o 
incluso pero: recurrir a la violencia. Demostrarle nuestro sentimiento de rabia 
no resolverá nada. De hecho, puede empeorarlo todo. La mayoría de las 
personas no responden bien a las confrontaciones, así que lo más probable es 
que no obtuviéramos en absoluto el tipo de reacción que andamos buscando. 
Quizás nos sintamos mejor por un momento, pero esta situación suele 
terminar haciéndonos sentir todavía peor. Lo mejor, por el contrario, es 
compartir nuestros sentimientos de rabia con alguno de los componentes de 
nuestra red de apoyo, o intentar superarlos por nosotras mismas. Podemos 
hacerlo, por ejemplo, practicando algún deporte, escribiendo o realizando 
actividades que impliquen cierta dosis de creatividad. 
La tercera y cuarta fases son, respectivamente, la depresión y la 
desesperanza, sin duda las más difíciles de superar. Los nervios y el drama 
de la ruptura se han calmado para dar paso a la sensación de vacío propia de 
cualquier situación de pérdida. Los desengaños amorosos del pasado, que 
probablemente habíamos retomado en la segunda fase, pueden volver a 
presentarse de nuevo y contribuir a nuestra tristeza. Pueden ser momentos
muy difíciles, pero es completamente necesario pasar por esta fase si 
queremos seguir adelante y estar preparadas para abordar una nueva 
relación; si nos quedamos en la fase de la negación, nos veremos 
permanentemente acechadas por el pasado. Sin embargo, si la depresión llega 
hasta el punto de afectar nuestro funcionamiento habitual (dejamos de 
trabajar, de comer o de dormir), puede que entonces se trate de una 
condición clínica y, como tal, debe ser tratada por un especialista. 
De nuevo, es importante que no le llamemos tampoco en esta fase. Se 
trata de una complicada etapa de nuestras vidas en la que nos sentimos 
vulnerables, y no podemos correr el riesgo de que reaccione de manera 
distante o nos rechace, lo cual podría hacernos sentir todavía más solas y 
agravar nuestra depresión y sensación de desesperación. En cambio, en esta 
fase del proceso es especialmente importante recurrir a nuestra red e apoyo 
en pos de sustento emocional. Por nuestra parte, debemos intentar 
concentrarnos en superar este dolor. Aunque es una etapa muy dura, siempre 
hay que tener presente que el tiempo cura todas las heridas, y que los 
sentimientos de tristeza y desesperanza llegarán, tarde o temprano, a su fin. 
En este punto es donde pasamos a la última fase, la de la aceptación. 
La aceptación es definitiva cuando empezamos a recomponer nuestras 
vidas. No nos sentimos tan obsesionadas por él, y comenzamos a pensar en 
hombres nuevos y en salir con ellos. Esta puede ser una etapa algo capciosa; 
siempre podemos querer llamarle para demostrarle que ya lo hemos superado. 
No debemos caer en la tentación, pues es posible que no consigamos el tipo 
de respuesta que imaginábamos y nos sintamos defraudadas o, lo que es peor, 
puede que nuestros sentimientos por él resurjan y tengamos que volver a 
empezar ¡desde la primera fase! 
Un factor muy importante de este proceso de duelo y aflicción es ser 
conscientes en todo momento de todos nuestros sentimientos, también los 
que son positivos. No debemos avergonzarnos de seguir enamoradas de 
nuestro ex, incluso si la relación se ha terminado y aunque nos haya herido 
profundamente. Es natural. Tenía cualidades que admirábamos; de otro modo 
nunca nos hubiéramos fijado en él ni nos habríamos enamorado de él. 
Es igualmente necesario mantener la sensación de deseo por él. No hay 
por qué avergonzarse. Son sentimientos, nada más. No estamos obrando según 
ellos, sencillamente los estamos sintiendo. 
Es probable que sintamos la necesidad de expresar agradecimiento y 
sigamos obsesionadas con la relación porque creemos estar en deuda con 
nuestro ex por algo que hizo. Vivian estaba sumamente agradecida a su novio 
por haberla apoyado económicamente mientras estudiaba derecho. Barbara, 
por su parte, se sentía agradecida por el apoyo recibido por parte de su 
pareja durante un duro proceso de divorcio. Ambas querían expresar estos
sentimientos al resto del grupo, pues aunque sus relaciones habían terminado, 
seguían centradas en lo maravillosos que eran sus respectivos ex compañeros. 
También puede ocurrir que sintamos envidia hacia nuestro ex por 
alguna cualidad que admiramos en él y que quisiéramos poseer. Betty, por 
ejemplo, admiraba la capacidad de su novio Paul para relacionarse con la gente. 
Solía observarlo en las fiestas, y estaba fascinada por la rapidez y la facilidad 
con la que conectaba con los demás. 
Lo que sin duda alguna sentiremos por él es enojo y rabia tanto por 
habernos abandonado como por habernos tratado injustamente, traicionado, 
rechazado, o incluso por haber abusado de nuestra confianza. Superar estos 
sentimientos sin dejar que nos dominen es capital para recuperarnos del 
desengaño. 
La clave de este proceso es NO llamerle, por muy poderosas que sean 
nuestras razones. Debemos utilizar este período de tiempo para 
distanciarnos emocionalmente de él, para desconectar de la relación. Si le 
llamamos para compartir con él nuestros sentimientos y no se de cuenta de lo 
difícil de nuestra situación, puede reaccionar expresando su rechazo o su 
desprecio, con lo que terminaríamos sintiéndonos mil veces peor. Un resultado 
tal contaminaría el proceso de recuperación invalidando todo el trabajo hecho 
hasta ahora. 
En lugar de eso, lo mejor es expresar estos sentimientos a otra 
persona, ya sea un terapeuta, un amigo o un grupo de terapia, alguien con quien 
nos sintamos seguras. El hecho de tener un testimonio que siga nuestra 
experiencia con el amor, el dolor, la tristeza y el deseo hace que este proceso 
adquiera un significado mucho mayor. Sin embargo, hay veces en las que no 
podemos encontrar a nadie con quien compartir nuestras sensaciones, así que 
tendremos que sentirlas por nosotras mismas. Cuando el el corazón se 
despierta en medio de la noche, no podemos ir llamando a la gente a las cuatro 
de la mañana (¡a no ser que estos amigos sean extraordinariamente 
comprensivos!). En lugar de eso, podemos sentir y llorar solas. De este modo, 
aprenderemos a calmarnos y consolarnos a nosotras mismas, un punto que 
desarrollaremos en el tercer capítulo. 
Betty y Tim llevaban prometidos seis meses cuando él le confesó que 
no sabía si podría casarse con ella. Betty se hundió. Habían estado saliendo 
durante más de un año antes de prometerse. Tim se había trasladado desde 
Grecia a Nueva York para realizar un máster de ingeniería. Un año después, 
conoció a Betty en una discoteca, y desde su primera cita empezaron a pasar 
prácticamente todo su tiempo libre juntos. Cuando la familia de Tim se enteró 
del compromiso, se enfadaron mucho, pues querían que él se casara con una 
mujer griega. Amenazaron con desheredarle si seguía adelante con la boda, y 
Tim decidió hacer caso a su familia y renunciar al matrimonio con Betty.
Betty estaba furiosa con Tim por su incapacidad para hacer frente a 
su familia y por haber traicionado su amor y sus expectativas de futuro 
juntos. Aunque seguía desempeñando normalmente su trabajo como analista 
financiero, Betty se estaba desmoronando, por lo que decidió someterse a 
terapia. Cuando acudió a mí, comentamos sus síntomas de depresión y su 
incapacidad para superar completamente la relación con Tim. 
De vez en cuando, él la llamaba, aunque su decisión de no casarse con 
ella seguía firme. Esta situación la confundía todavía más, y gracias a la 
terapia, decidió que lo que más le convenía era romper definitivamente con 
Tim. 
Betty pasó las primeras sesiones de terapia tomando conciencia de su 
propio dolor y llorando. Hablaba de las cosas que echaba de menos de Tim: el 
que la llamara dos veces al día cuando salían juntos, su relación sexual e, 
incluso, la rutina de ir al cine. El período de duelo se concentró en la pérdida 
del futuro que podrían haber compartido. Lloraba por la boda que habían 
planeado –ya habían decidido hasta el nombre de sus hijos-. Esto era lo que 
le resultaba más penoso. 
Poco después, empezó a expresar la rabia que sentía hacia Tim por 
haberla rechazado y abandonado. Cada vez distinguía con más claridad las 
razones que lo habían impulsado a obrar así, entre las que figuraban su 
somentimiento a la familia y su incapacidad para independizarse 
emocionalmente de ellos. 
Durante este tiempo Tim la volvió a llamar otra vez. A estas alguras del 
proceso, ella se sentía mucho más fuerte psicológicamente, por lo que fue 
capaz de pedirle que no la volviera a llamar. Le dijo que sólo lograba 
confundirla, pues estaba claro que no había esperanza de futuro entre ellos. 
Esto le proporcionó una gran seguridad y confianza en sí misma. Se sentía 
menos como una víctima, y su depresión terminó desapareciendo. Podía hablar 
de los buenos ratos pasados con Tim, de cómo él la había ayudado 
económicamente mientras ella estudiaba, y era capaz de sentir gratitud hacia 
él. Recordaba lo amable y cariñoso que había sido con ella. 
A pesar de los sentimientos positivos de Betty por Tim, había 
aprendido a contenerlos y controlar su necesidad de llamarle para 
compartirlos con él, pues era consciente de que con ello crearía todavía más 
confusión. 
Cuando Betty empezó a salir nuevamente, a veces sentía el impulso de 
comparar a esos hombres con Tim, lo cual le infundía nuevas dudas acerca de 
la posibilidad de encontrar a alguien con quien se sintiera tan bien como con 
Tim. A medida que continuaba trabajando su dolor, sus sentimientos por Tim 
empezaron a cambiar, y al cabo de un año era capaz de pensar en él sin sentir 
dolor ni remordimiento, de verlo todo como una experiencia muy positiva. Se
sentía lo bastante liberada emocionalmente como para volver a implicarse de 
forma seria con otro hombre. No temía correr el riesgo de mantener una 
nueva relación, pues sabía que podía amar y, si era necesario, recuperarse de 
una pérdida. 
¿Qué podemos hacer para facilitar nuestro paso por la fase de duelo? 
 Para calmar nuestro enfado, podemos hacer ejercicio físico (correr, 
jugar al tenis, ejercicios de musculación, lucha, ¡o incluso tomar clases 
de artes marciales!). Servirá cualquier actividad en la que podamos 
descargar nuestra ira y nuestra tensión. 
 Expresar nuestros sentimientos a través de ejercicios de creatividad 
tales como escribir versos, prosa o letras para canciones, pintar, cantar 
y bailar. 
 Hablar siempre que podamos de nuestros sentimientos con las 
compañeras del grupo de terapia. 
 Escribir una carta de despedida a la relación que acaba de terminar. Hay 
que escribirla como si nuestro ex pudiera oír a alguien que la lee, decir 
todo lo que debe ser dicho, y dejar que nuestros sentimientos afloren a 
medida que vamos escribiendo. Pero cuidado: no la envies. Puede resultar 
extraordinariamente positivo leerla a un amigo en quien confiemos, 
alguien que pueda comprendernos. Al cabo de un tiempo quizá queramos 
releerla, o tal vez romperla en señal de que nuestra relación con él ha 
terminado definitivamente. 
La representación de un ritual también puede servir de ayuda para 
superar la fase del duelo. 
Donna se sentía angustiada por haberse separado legalmente de Mark, 
y estaba pasándolo bastante mal emocionalmente. La noche de su cumpleaños, 
temerosa de que no pudiera resistir el impulso de llamar a Mark, decidió salir 
con sus amigas Linda y Susan. Las tres amigas fueron a celebrar el fin de la 
relación de Donna con Mark pasando por delante del restaurante donde la 
pareja solía ir a cenar cada viernes; pero una vez en la zona de aparcamiento, 
Donna les contó sus experiencias con su ex marido. 
Entonces las tres mujeres se dirigieron a la playa. Donna se quitó el 
anillo de casada, lo arrojó al océano y después lloró. Linda y Susan se 
mostraron compasivas y le ofrecieron todo su apoyo. Después, fueron a un 
restaurante de moda a celebrar el cumpleaños de Donna, el fin de su relación 
con Mark y su nuevamente recuperada libertad. Lo festejaron con pastelillos
y café, compartiendo historias sobre relaciones y aventuras pasadas, riendo 
y llorando hasta que cerró el local. 
Cuando Donna vino a visitarme para la sesión de terapia, me dijo que se 
sentía mucho mejor y capaz de aceptar el fin de la relación. 
Podemos planear algún ritual con amigos o llevarlo a cabo solas. No es 
nada más que otro modo de expresar el cambio y la transformación que está 
sufriendo nuestra vida. 
El factor más importante de cualquier forma de duelo es la capacidad 
de compartir nuestra historia con otras personas, ya sea un terapeuta, 
nuestro mejor amigo o nuestra madre. El hecho de contar y expresar lo que 
nos sucede nos ayuda a dejar de sentirnos solas o desamparadas para 
sentirnos apoyadas y comprendidas. A menudo, cuanto más hablamos de 
nuestros sentimientos, más nos distanciamos del dolor y el sufrimiento que 
éstos generan en nosotras. 
La presencia de una persona compasiva y afectuosa con la que 
compartir nuestras penas y alegrías nos ayudará, sin duda, a recuperarnos de 
cualquier trauma o herida. 
Ejercicios Prácticos 
Los siguientes ejercicios están diseñados para ayudarte a superar el pasado. 
Piensa bien las respuestas antes de escribirlas (es lo que se llama “procesar” 
las respuestas). El hecho de tener que ir explorando nuestros sentimientos a 
medida que respondemos a las preguntas es una parte fundamental del 
proceso de curación. 
 ¿Has sentido tristeza o desesperación? 
 ¿Has sentido rabia o enfado hacia tu ex? ¿Qué hizo él para provocarte 
estos sentimientos? 
 ¿Qué tipo de cosas crees que puedes hacer para expresar tus 
sentimientos de dolor y rabia de un modo sano y constructivo? 
 ¿Tienes a alguien con quien compartir tus sentimientos cuando estás triste 
o disgustada? Describe a esa persona.
 Si en plena noche te sientes desbordada por la tristeza o la rabia, ¿qué 
haces para calmarte? 
 ¿Cuál es el modo más original que imaginas para celebrar el fin de tu 
relación? Escribe sobre ello sin preocuparte de lo extravagante que pueda 
parecer.
3 
Recuperarse del rechazo 
El hecho de estar recuperándonos de un conflicto emocional no 
significa que tengamos que resignarnos a estar apesadumbradas durante todo 
el día. En estos períodos de sentimiento de pérdida y rechazo, es 
especialmente importante cuidar de nosotras mismas. Debemos intentar 
restablecer nuestra vida tal como era antes de la crisis. ¿Cómo hacerlo? 
¿Cómo recuperar nuestra paz interior? Durante los días inmediatamente 
posteriores a la ruptura, hay que hacer todo aquello que nos haga sentir 
mejor, al menos hasta que el dolor inicial empiece a mermar. He aquí algunas 
sugerencias para complacernos. 
Podemos ir a la peluquería a arreglarnos el pelo, apuntarnos a aquel 
curso que siempre deseamos hacer, visitar a la familia, viajar, meternos todo 
el día en el cine, ir a un concierto, hacernos un masaje o una limpieza de cutis, 
salir de compras, apuntarnos a un gimnasio, coger unas vacaciones del trabajo, 
saltarnos la dieta y comer pasteles todo el día, visitar a los amigos y hablar 
de nuestro ex, hablar por teléfono durante toda la noche, o contratar una 
canguro para los niños y salir a bailar. El único límite es nuestra imaginación. 
Debemos concedernos algún capricho, hacer cosas que nos causen 
placer. En eso consiste cuidar de uno mismo. Hay que tomárselo como si se 
tratara de unas vacaciones e intentar no ser demasiado exigentes con 
nosotras mismas. Durante este período de nuestra vida, debemos procurar 
mantenernos lo más relajadas posible. Lo importante es conseguir superar los 
primeros días de forma que el sufrimiento inicial provocado por el abandono 
o el rechazo empiece a remitir. 
No se debe recurrir a las drogas o al alcohol. Puede que logren detener 
el dolor de forma temporal, pero lo único que conseguiremos con ello es 
retrasar el momento de sentir ese dolor. Debemos mantenernos sobrias y 
centradas, y lo último que necesitamos en este momento es el problema 
adicional de la drogodependencia o el alcoholismo. 
Al cabo de una semana, debemos intentar cortar alguna de estas 
actividades que tanto placer nos proporcionan, pues si seguimos comiendo 
pasteles todo el día, tomando vacaciones del trabajo o comprando, podemos 
terminar sin trabajo, con sobrepeso y en la más absoluta ruina. Hay muchas 
maneras de recuperarse que no causan adicción ni ningún tipo de daño físico. 
La psicoterapia individual, el grupo de terapia, los métodos de 
autoayuda, el masaje, la reflexología, la hipnoterapia, la biblioterapia (leer
mucho), los círculos de plegaria, la acupuntura, o la meditación, la lista es 
interminable. 
Lo importante es que no llamemos al hombre que nos rechazó. Con ello 
sólo conseguiríamos reabrir la herida y echar abajo todo el trabajo hecho 
hasta ahora. En caso de que funcionar normalmente nos suponga un esfuerzo 
extraordinario, que nos cueste demasiado levantarnos para ir a trabajar o 
que nos sintamos profundamente deprimidas y tengamos pensamientos 
suicidas, entonces puede que estemos clínicamente enfermas y debamos 
recurrir a la ayuda de un profesional. No hay por qué sentir vergüenza de 
tener que medicarse, pues el sentimiento de pérdida y rechazo puede reavivar 
traumas del pasado que dábamos por olvidados y que deben tratarse para 
poder ser superados. 
Apoyo 
Durante el tiempo en que estemos intentando recuperarnos, es 
fundamental poder contar con una sólida red de apoyo. Necesitamos amigos 
con los que hablar cuando nos sobrevenga la necesidad de llamar a nuestro ex 
o cuando nos sintamos deprimidas y desanimadas. 
Es importante que las personas que componen nuestra red de apoyo no 
nos critiquen ni nos hagan sentir todavía peor, pues, al contrario, van a 
convertirse en nuestro apoyo emocional. Sería estupendo que reunieran 
alguna de las siguientes características: sensibilidad, imparcialidad, 
generosidad, compasión, animosidad, entereza emocional y discreción. 
Hay que contar con al menos tres personas a las que podamos llamar en 
caso de sentir el impulso de llamarle a él (deberemos llevar sus números 
siempre encima). Nuestra red de apoyo puede estar formada por amigos, 
parientes, compañeros de trabajo, especialistas, sacerdotes o pastores, 
etcétera, cualquier persona con la que nos sintamos a gusto y en la que 
podamos confiar a la hora de explicarle nuestros problemas. Es aconsejable 
contar con varias personas en lugar de insistir siempre con la misma, por lo 
que deberemos seguir dedicando energía y esfuerzos en proveernos de una 
buena red de apoyo. 
Contar con las personas adecuadas no sólo nos ayudará a controlar el 
impulso de llamarle, sino a sentirnos menos solas y más queridas. El hecho de 
saber que existen otras personas aparte de nuestro ex que se preocupan por 
nosotras nos hace conectar emocionalmente con ellas, lo cual evita que 
caigamos en la depresión de la soledad no deseada y que nos invadan los 
sentimientos de desesperación que ésta genera.
Amy y Tom habían sido amigos durante casi un año. Ella le había apoyado 
durante todo el proceso de su divorcio, y él la había ayudado cuando ella 
rompió con su prometido. Era la primera vez en todo el tiempo que hacía que 
se conocían que se encontraban ambos sin pareja. Algunas veces, cuando 
habían quedado para cenar (lo cual solía proponer Tom), Amy le había 
sorprendido mirándola con una expresión soñadora en su rostro. A menudo la 
llamaba por la noche para ver cómo estaba y hablar sobre lo que les había 
ocurrido durante el día. Una vez, incluso llegó a comprarle un libro de poemas. 
Amy presentía que Tom estaba románticamente interesado en ella, y 
pensó que debían reflexionar sobre la posibilidad de empezar a salir. Durante 
la siguiente cena juntos, Amy le dijo que se sentía traída por él y le preguntó 
cuáles eran sus sentimientos hacia ella. Tom reaccionó con sorpresa ante el 
comentario y le dijo a Amy que la consideraba como una hermana, que no creía 
que funcionaran bien como pareja y que, además, estaba saliendo con otra 
mujer, de la cual creía que se estaba enamorando. Amy se sintió humillada y 
herida. Terminó la cena rápidamente y se excusó. 
Estaba enfadada con Tom por enviarle señales ambiguas y después 
haberla rechazado. Pensó que su amistad con él se había arruinado por 
completo. A pesar de su enfado, sin embargo, Amy seguía creyendo que Tom 
terminaría llamándola para admitir su error y confesarle que, de hecho, sí se 
sentía románticamente atraído por ella. Pasó una semana y no llamó. Amy 
comprendió que estaba más enamorada de Tom de lo que creía y se deprimió. 
Empezó a obsesionarse con llamarle, pero sabía que aquello era humillante y 
que lo mejor para ella era superarlo todo de una vez. 
Esa noche se programó toda la semana de manera que no le quedara 
tiempo para sentirse deprimida esperando a que sonara el teléfono. Iría a 
trabajar durante el día y después se mantendría ocupada para no echar de 
menos las llamadas de Tom. 
El lunes fue a hacerse un masaje y luego a ver una película que había 
estado posponiendo. El martes fue a cenar con un amigo que no había visto en 
mucho tiempo y quedó con otro para tomar el café. El miércoles se fue de 
compras y volvió con el vestido de sus sueños. Una vez en casa, empezó a 
sentir el suplicio de la ausencia y el rechazo de Tom, y llamó a unos amigos 
para comentar con ellos lo que le había ocurrido con Tom. El jueves se citó 
con su terapeuta, a quien no había visto desde hacía dos años. Pidió dos días 
libres a la empresa y se marchó. De la ciudad durante el fin de semana para 
visitar a su hermana y sus sobrinas. 
Cuando regresó de su viaje, Amy se sentía algo mejor. Se había gastado 
mucho dinero la semana anterior y tenía que controlar el presupuesto, pero 
decidió que seguiría tratándose terapéuticamente hasta que superara el 
rechazo de Tom. También se decidió a hacer un montón de visitas a sus amigos
durante las dos semanas siguientes y a empezar un curso de interpretación. 
Quizá le sirviera para afrontar algunos de sus sentimientos y, por qué no, para 
conocer gente nueva. Además, en su interior, siempre había querido ser 
actriz, y éste era un buen momento para perseguir uno de los sueños que había 
estado posponiendo. 
Ejercicios Prácticos 
 ¿Te recuerdan las circunstancias actuales situaciones pasadas de pérdida 
y rechazo? ¿Cuáles fueron? 
 Describe tus sentimientos por la persona que has perdido o que te ha 
rechazado. 
 En este mismo momento, ¿qué podrías hacer para aliviar ese dolor? 
 Describe tus rasgos más positivos y atractivos. 
 Haz una lista de algunas de las personas por las que te sientes querida y 
descríbelas. 
 ¿Estás otorgando demasiado poder a la persona que te rechazó? Haz una 
lista de sus rasgos negativos. 
 Haz una lista de todas las actividades que puedas hacer esta semana para 
sentirte mejor.
4 
Paternidad Inadecuada 
Desear un padre imaginario 
Si estás pasándolo mal intentando superar el fin de una relación o no 
puedes evitar estar llamando constantemente a tu pareja porque temes que 
vaya a dejarte, puede que estés sufriendo los efectos de lo que se conoce 
como “paternidad inadecuada”. Muchas niñas crecen sin su padre en casa o 
con un padre que entra en sus vidas sólo de forma esporádica y siempre vuelve 
a marcharse. No es de extrañar, pues, que muchas mujeres padezcan las 
secuelas de una falta de cariño por parte de la figura paterna. 
A pesar de lo triste que esta situación es ya de por sí, la ausencia física 
no es el único modo en que el padre puede desatender a sus hijos. Puede que 
no haya estado emocionalmente disponible, debido, por ejemplo, a una adicción 
al sexo, al trabajo, a las drogas o al alcohol. Puede que tuviera problemas para 
relacionarse, o que su modo de hacerlo fuera distante por definición. Puede 
que hubiera estado deprimido o físicamente enfermo. O puede que se tratara 
de un hombre absorbido en sí mismo. 
En este sentido, es importante mencionar que este último tipo de ausencia 
constituye un abandono emocional y que, por tanto, debe tratarse como 
cualquier caso de pérdida. Cabe decir, además, que el abandono emocional 
puede ser tan traumatizante como el abandono físico. 
El hecho de maltratar o humillar a la madre delante del niño también se 
considera ejemplo de paternidad inadecuada. En el caso de la niña, es incluso 
más grave, pues ésta tiende a identificarse con su madre e interioriza el modo 
en que es tratada por el padre. Cualquier tipo de abuso o pelea delante de los 
hijos es estresante y traumatizante para ellos, y cuando se lleva a cabo, no 
se están considerando los graves efectos a largo plazo que este tipo de 
conducta puede causar en los pequeños. 
Por supuesto, si el padre abusa del niño o niña física, sexual o 
emocionalmente, deja de comportarse como tal. Estamos ante el caso 
extremo de un padre demasiado preocupado por sus propios problemas y 
necesidades. Es completamente incapaz de cumplir sus obligaciones para con 
su hijo o hija. 
Puede que hayas pasado por un caso de paternidad inadecuada si tu 
padre…
 Estaba exageradamente preocupado por sí mismo y sus problemas; 
 Anteponía sus necesidades a las tuyas; 
 Abusaba sexual, emocional o físicamente de ti; 
 Os abandonó física o económicamente. 
Tenías un padre… 
 Con sensibilidad; 
 Comprensivo; 
 Interesado en ti; 
 Claro (no ambiguo en sus señales); 
 Respetuoso; 
 Capaz de considerarte seriamente; 
 Deseoso de proporcionarte todos los medios para que crecieras feliz. 
Cuando tenía doce años, mis padres se divorciaron. Aunque mi padre 
trabajaba, se marchó para “vivir su propia vida”, sin considerar siquiera el 
pasarnos algún tipo de manutención. Nos abandonó a mi madre, a mi hermano 
y a mí con una casa hipotecada y un coche en manos de los bancos porque no 
había pagado las letras. Mi madre era ama de casa y no disponía habilidades 
que la hicieran apta para trabajar, así que fuimos empobreciéndonos cada vez 
más. A pesar de los intentos de mi madre en los juzgados, mi padre solía 
esquivar la ley y raramente contribuía económicamente. Nunca hizo ningún 
intento de financiar parte de mi ecuación universitaria, pero yo era bastante 
obstinada, así que conseguí mantener tres trabajos a la vez y terminar la 
carrera. 
Incluso ahora que soy adulta y una profesional en mi trabajo, su egoísmo 
y falta de cariño siguen pareciéndome difíciles de comprender. Cuando 
empecé a salir con hombres solía elegir los que fueran guapos, encantadores 
y egocéntricos, tal como era mi padre. Malgasté un montón de tiempo y 
energía en hombres que eran incapaces de mantener una relación sana, pero 
logré terminar con todo ello cuando empecé a tratarme terapéuticamente y 
conseguí superar los sentimientos provocados por el abandono de mi padre. 
Paternidad inadecuada y relaciones amorosas. 
El hecho de haber crecido bajo los efectos de una paternidad inadecuada 
puede influir de distintos modos en las relaciones amorosas que tengamos.
 Puede que nos entre el pánico cuando creemos que un hombre se está 
distanciando de nosotras o pretende dejarnos. Este sentimiento de 
terror procede de los recuerdos del abandono paterno escondidos en 
el inconsciente y que todavía no hemos superado. El miedo a ser 
rechazadas puede hacernos actuar de un modo desesperado hasta el 
punto de desatar conductas humillantes y autodestructivas. 
 Puede que nos relacionemos con hombres parecidos a la figura paterna 
en un intento de revivir y resolver la historia. Es como tratar de 
extraer sangre a una piedra; estamos intentando recibir amor de un 
hombre emocionalmente incapaz de dárnoslo. La triste realidad es que 
podemos encontrar millones de hombres como nuestro padre, pero 
nunca podremos obtener el cariño y la atención que necesitábamos 
cuando niñas. Es demasiado tarde, y repetir el trauma una y otra vez 
no resolverá nada. Lo que sí podemos hacer ahora que somos adultas es 
curar la herida. 
 Quizás nos relacionemos con hombres como nuestro padre porque 
emocionalmente no nos hemos liberado de él o de su recuerdo. El hecho 
de estar con este tipo de hombres permite a la niña que forma parte 
de nosotras seguir en contacto con el padre que conoció. Parece del 
todo irónico que tengamos dificultades para separarnos 
emocionalmente de alguien que ni siquiera estaba ahí cuando lo 
necesitábamos. Incluso puede que nos aferremos a la imagen del padre 
que deseamos tener pero que nunca tuvimos. 
Si no conseguimos desvincularnos emocionalmente de esta imagen y 
superar los sentimientos que provoca en nosotras, lo más probable es que 
nuestras expectativas y demandas acerca de los hombres con los que nos 
relacionamos no sean realistas. Así, por ejemplo, el hecho de esperar a que el 
hombre con el que salimos pague los gastos de la cita o nos obsequie con 
regalos refleja claramente nuestro deseo de ser cuidadas y atendidas tal y 
como queríamos que nuestro padre lo hiciera. Este tipo de exigencias, sin 
embargo, son las que pueden hacer que un hombre se desinfle. ¡Está buscando 
una novia, una pareja, no una hija! 
Exigir amor incondicional a un hombre responde a la creencia de que nunca 
nos dejará si efectivamente nos quiere de ese modo, y puede hacer que nos 
sea prácticamente imposible aceptar su decisión de terminar la relación si se 
diera el caso y que lo pasemos realmente mal al intentar superar esta 
situación. Es otro camino hacia el mismo lugar: el conocido comportamiento 
autodestructivo.
Las falsas expectativas de amor incondicional también podrían causarnos 
la sensación de que podemos hacerle lo que queramos sin esperar 
consecuencia alguna. Desde luego, se trata de una idea completamente 
disparatada; toda acción tiene sus efectos, y si hacemos cosas para hacerle 
enfadar o entristecerle, podría terminar rechazándonos o dejándonos. No es 
ni nuestro padre ni el padre que hubiéramos querido tener. Un hombre está 
con una mujer porque quiere, no porque se lo deba. Un padre, en cambio, le 
debe a sus hijos el permanecer con ellos a lo largo de su infancia y 
adolescencia, y esa exigencia, pues, debe dirigirse a él, no a nuestra pareja. 
Si estamos actuando de alguna de estas formas, puede que lo que 
realmente necesitemos para mantener una relación sana sea resolver los 
problemas que tengamos a raíz del comportamiento de nuestro padre. 
Dejar atrás la niña que fuimos 
Pero, ¿cómo podemos desvincularnos de lo que sentimos hacia nuestro 
padre? ¿Cómo podemos recuperarnos del sufrimiento causado por su falta de 
cariño y atención? 
La clave para separarnos emocionalmente de lo que representó la figura 
paterna en el pasado y de lo que no pudimos obtener de ella cuando niñas es 
pasar por un proceso de aflicción y de duelo. Debemos sentir el dolor y llorar 
por aquella niña que no recibió ni el amor ni el apoyo emocional que necesitaba 
y que su padre debía proporcionarle. Debemos llorar por aquel padre que tanto 
habíamos idealizado y que nos defraudó. ¡Fue el hombre que nos abandonó! 
Una vez que empecemos a ser conscientes de los sentimientos de rechazo, 
de privación de cariño y de pérdida, aflorarán en nosotras mucha rabia y 
dolor. Suele ser mucho mejor experimentar tales emociones con un 
psicoterapeuta, un grupo de apoyo o un amigo, pero es posible hacerlo solas – 
a través de la creatividad, por ejemplo (artistas, escritores y músicos 
famosos reconocen expresar sus más hondos sentimientos a través de sus 
trabajos). 
Lo más importante, sin embargo, es que lleguemos realmente a tomar 
contacto con el amor que sentimos por nuestro padre. Toda niña quiere y 
admira a su padre, y por ello afecta tanto su marcha. 
Es precisamente ese amor y admiración que sentimos por la figura paterna 
y el hecho de que no nos lo devolviera del modo que necesitábamos lo que 
causa esa gran herida. Es ahí donde sentimos que se nos ha roto el corazón y, 
por lo tanto, donde debemos aplicar la cura. Incluso a medida que vamos 
haciéndonos adultas, seguimos deseando que nuestro padre nos quiera y nos
respeta. En su obra Father Loss (La pérdida de un padre), Elyce Wakerman 
lo describe a la perfección: 
Permanecí ante el espejo y empecé a cantar algo y 
fuerte. Ahí estaba, una chica de quince años, sola en 
aquel santuario adolescente que era mi habitación. 
Corregí la postura de timidez que me caracteriza, 
eché los hombros hacia atrás, me recogí el pelo y 
empecé a cantar lo que me dictaba el corazón. “Soy de 
sobras la estrella más grande, pero nadie lo sabe.” 
Tras el reflejo de la cantante, aparece un público 
sonriente formado por un solo asistente que, a 
diferencia del resto, aprecia mis cualidades 
artísticas. En la alegre intimidad de mi habitación, 
recreo una fantasía y reconozco ante el espejo mi 
deseo de un aplauso suyo, de mi padre. A veces, aún 
ahora que ya he crecido y que me encuentro hablando 
de este tipo de cosas, sigo hallándome a mí misma 
preguntándome, al final de cada capítulo: “Papá, ¿me 
estás aplaudiendo?”. 
Sólo cuando seas plenamente consciente de tus sentimientos hacia tu 
padre una vez adulta, podrás empezar a desvincularte emocionalmente de la 
figura que marcó tu pasado. Comenzarás a vislumbrar una imagen de él más 
realista, sin llegar a ser ni el ogro ni el héroe que creías que fue. Incluso 
puede que descubras que era incapaz de ejercer su papel como padre 
adecuadamente porque él mismo no obtuvo ese tipo de trato por parte de sus 
padres. Es probable que no recibiera el amor que necesitaba cuando era 
pequeño, pero el problema no estaba en ti. No es que no merecieras recibir 
amor. El problema era él, y cuando seas capaz de comprender eso, tu vida 
empezará a cambiar. 
No fue hasta que la relación de Linda con Ivan estuvo a punto de 
terminar que el conflicto interior que mantenía ella con su padre empezó a 
aflorar. Linda había estado saliendo con Ivan durante un año cuando vino a 
verme. Él era un padre divorciado, trabajaba en la construcción y veía a sus 
hijas los fines de semana. Ella era secretaria, quería casarse y formar una 
familia. Todo iba bien hasta que la ex mujer de Ivan le pidió que cuidara de 
sus hijas mientras ella se recuperaba de una operación. Linda intentó ser 
comprensiva con las nuevas responsabilidades de Ivan, pero pronto se sintió 
consumida por los celos y la rabia. Empezó a llamarle más a menudo incluso 
sabiendo que a él no le gustaba y, más adelante, comenzó a dejarse caer por
su casa sin avisar. Normalmente, Ivan estaba demasiado ocupado con sus hijas 
para pasar tiempo con ella, lo cual hizo que Linda terminara sintiéndose 
rechazada. 
Una noche tuvieron una terrible pelea en la que Linda acusaba a Ivan 
de no dedicarle suficiente tiempo. Él respondió que se sentía bajo una enorme 
presión y que creía que debían dejarlo por un tiempo. Hundida, Linda empezó 
a tomar antidepresivos bajo prescripción médica, pero sentía que no la 
estaban ayudando y decidió intentarlo con la psicoterapia. Vino a verme y 
empezó a reflexionar sobre su pasado, lo cual le hizo tomar plena conciencia 
de multitud de sentimientos hacia su padre que yacían enterrados en su 
inconsciente. 
Cuando niña, su padre trabajaba dieciséis horas diarias, con lo que 
prácticamente nunca estaba en casa. Linda pasaba la mayor parte del tiempo 
con su madre o sola, por lo que conservaba muy pocos recuerdos de momentos 
agradables vividos con su padre, muerto cinco años atrás. Necesitaba llorar 
la muerte de su padre más profundamente, y también la falta de atención que 
ella tanto había sentido. 
Empleó muchas sesiones comentando sus sentimientos cuando su padre 
no estaba ahí para ella, y terminó siendo capaz de afrontar su deseo de 
atención por parte de él y de exteriorizar su envidia por la relación de Ivan 
con sus hijas. Lloró durante muchas sesiones por el dolor que le causaban esos 
sentimientos de rechazo y abandono emocional por parte de su padre, y se 
dio cuenta de cómo a menudo se involucraba en relaciones amorosas no 
correspondidas como medio para revivir la relación con su padre. También 
lloró por su muerte, porque ya no habría oportunidad de arreglar las cosas 
entre ellos. 
Ivan la llamó una noche y decidieron citarse para hablar. Linda le 
explicó todo lo que había aprendido durante su experiencia con la terapia, y 
él, un hombre comprensivo y respetuoso, se mostró muy receptivo con los 
cambios que ella había hecho. Su capacidad para abordar la responsabilidad 
añadida del cuidado de sus hijas también había mejorado, por lo que disponía 
de más tiempo para dedicar a la relación. Finalmente, Linda e Ivan empezaron 
a vivir juntos, y en la actualidad están pensando en casarse. 
Pasar por todo un arduo proceso de toma de conciencia de los propios 
sentimientos sirvió para que Linda aprendiera a actuar más libremente en su 
relación con Ivan y dejar de revivir en él los conflictos sin resolver que tenía 
con su padre. 
Una vez que hemos llorado y nos hemos separado emocionalmente de 
una mala relación con nuestro padre es cuando verdaderamente estamos en 
condiciones de elegir la pareja adecuada. Debemos pasar por esta etapa de 
duelo y dolor para no malgastar el resto de nuestra vida repitiendo el mismo
episodio de abandono, soledad y sufrimiento que vivimos con nuestro padre. 
Debemos superar los sentimientos que provoca nuestra relación con él para 
que en su lugar de ser prisioneras del pasado, seamos dueñas de nuestra vida 
y de nuestro porvenir. 
Ejercicios Prácticos 
 Describe brevemente a tu padre. 
 Describe sus cualidades positivas. 
 Describe lo que consideras inadecuado en él como padre. 
 Describe cómo era su padre. 
 Describe cómo fue su infancia. 
 Describe qué cualidades hubieras deseado en él. 
 Describe por qué te considerabas desatendida por él. 
 ¿Abusó física o emocionalmente de ti? Si es así, escribe sobre ello en este 
espacio. 
 ¿Maltrataba a tu madre de algún modo? Si es así, escribe sobre ello en 
este espacio. 
 ¿Qué es lo que no te gusta de tu padre?
 ¿Qué es lo que más admiras de él? 
 Describe la imagen que tenías cuando eras una adolescente. 
 Describe de qué modos puedes distanciarte psicológicamente de él, que 
serán, por tanto, en los que debas trabajar. 
 Describe de qué forma puedes estar reviviendo tu relación con tu padre 
cuando eras pequeña. 
 ¿En qué se parecen a tu padre los hombres con los que te relacionas? 
 ¿En qué se distinguen de él? 
 ¿Qué rasgos has heredado de tu padre? 
 Si pudieras haber tenido un padre ideal, ¿cómo hubiera sido? 
 ¿Cómo ha evolucionado tu relación con tu padre? Si todavía está vivo, ¿cuál 
es tu relación ahora?
5 
Madres y hombres 
¿Te has dado cuenta de hasta qué punto el hombre cuyo rechazo te está 
costando superar se parece a tu padre? La mayoría de las mujeres se sienten 
enormemente vinculadas a su madre. Después de todo, fue ella la primera en 
cuidar de nosotras al nacer, así que, pese a que nos enamoramos de hombres, 
puede que en realidad nos sintamos atraídas por aquellos que demuestran 
poseer rasgos similares a los de nuestra madre. 
A veces, nos enamoramos de un hombre que nos trata del modo en que lo 
hacía nuestra madre. Si, por ejemplo, no nos prestaba la suficiente atención 
o no se preocupaba demasiado por escucharnos, quizás el hombre con el que 
nos relacionemos sea malo como oyente. Si, en cambio, era egocéntrica y 
anteponía sus necesidades a las nuestras, quizás ocurra lo mismo con nuestra 
pareja. Es difícil superar la pérdida de este tipo de hombres, porque es como 
tratar de superar la pérdida de nuestra madre. 
Cuando una madre se muestra competitiva y distante, es lógico que su hija 
se sienta poco querida. O cuando, por ejemplo, siente odio hacia sí misma y 
actúa despectivamente con la niña, puede que ésta termine interiorizando el 
odio y la baja autoestima de la madre. 
A menudo solemos imitar el modo en que nuestra madre se relacionaba con 
los hombres. Si aceptaba comportamientos abusivos, puede que tendamos a 
tolerarlos también. Si, en cambio, sentía pánico a quedarse sola y se aferraba 
a su pareja, enonces es probable que nuestra actitud frente a los hombres 
sea similar. 
La mayoría de las mujeres quieren a su madre incluso si se sienten 
enfadadas o decepcionadas por su causa. Si encontramos una pareja mejor 
que la que ella tuvo, nos sentimos tremendamente culpables por obtener más 
amor de un hombre del que ellas nunca recibieron. Nos duele verlas sufrir, y 
sentimos su dolor como propio (a veces, incluso, no queremos abandonarla 
emocionalmente, por lo que hacemos de nuestra vida una representación de la 
suya). Nos implicamos en relaciones con hombres que no nos tratan como 
debieran o que no tienen ningún futuro, tal como nuestra madre hizo. Nos 
empeñamos en dirigir nuestra vida hacia situaciones que no van a ningún sitio 
y, por tanto, no somos más felices de lo que lo era ella. Si sufrió, nosotras 
imitamos su comportamiento y nos aferramos a hombres que no nos convienen 
porque ella así lo hizo. A veces, nos mantenemos unidas a nuestra madre 
sintiéndonos atraídas y emparejándonos con hombres como nuestro padre. 
Puede que incluso nos arrastremos y nos humillemos ante los hombres porque
sentirnos mejor y más afortunadas que nuestra madre nos provocaría un 
terrible dolor. 
Durante años, en mi juventud, mis relaciones con los hombres se basaban 
en las que mantenía mi madre cuando yo era pequeña. Ella toleraba la actitud 
impropia, a veces abusiva, de mi padre, después se enfadaba y, ya harta, 
decidía dejarle para darle una nueva oportunidad cuando él acudía a ella con 
promesas de cambio… Y así una y otra vez. Un auténtico caos. Asistí a sesiones 
de psicoterapia y, una vez consciente de cuál era el problema, aprendí nuevas 
maneras de relacionarme con los hombres; maneras distintas de las que tenía 
mi madre cuando yo era niña. 
¿Cómo desvincularnos emocionalmente de nuestra madre y cambiar? 
Debemos reflexionar acerca de los temas pendientes con nuestra madre y 
con los hombres, relacionarnos con mujeres mayores que nosotras que puedan 
servirnos como modelo y guía, leer libros de autoayuda, observar el 
comportamiento de otras mujeres que mantengan relaciones sanas con 
hombres sanos. Se trata, simplemente, de ser conscientes de nuestra actitud 
en lugar de revivir inconscientemente el comportamiento de nuestra madre. 
El hecho de ser distinta a nuestra madre es una forma de seguir adelante 
y separarse de la figura materna, y suele despertar sentimientos tanto de 
pérdida como de amor por la que fue la primera persona en cuidar de nosotras. 
Puede que tengamos que llorar el fin de nuestro vínculo infantil con ella, pues 
se trata de un proceso muy emotivo y repleto de sensibilidad, pero es el 
trabajo que debemos realizar para continuar con nuestra vida y ser capaces 
de cambiar. Sólo de este modo conseguiremos mantener con éxito una 
relación amorosa. 
Desvincularse emocionalmente de nuestra madre no significa que la 
queramos menos, sino que somos menos interdependientes y que interferimos 
menos en los problemas de la otra. De hecho, el amor entre las dos puede 
crecer por la simple razón de que ambas contemplaremos la realidad más 
objetivamente. Aunque me siento emocionalmente más separada de mi madre 
ahora de lo que lo estaba a los veinticinco, mantenemos una estrecha relación 
y constituye en sí misma gran parte de mi red e apoyo. 
Debemos tener presente que hace sólo unos cuantos años que la mujer se 
ha independizado económicamente. Históricamente, las mujeres necesitaban 
a los hombres para que las mantuvieran, por lo que no tenían más remedio que 
permanecer a su lado fueran cuales fueran las circunstancias. Parece que el 
problema de aferrarse a una relación poco conveniente nos viene de antiguo. 
Aprender nuevas posibilidades de comportamiento, por lo tanto, no significa 
abandonar a nuestra madre; se trata de hacer posible que nuestras hijas, 
sobrinas, nietas, bisnietas, que todas las mujeres de futuras generaciones
sean capaces de mantener relaciones amorosas más sanas, menos dolorosa y 
mucho más gratificantes.
6 
Cosas que te atan a él 
A veces, la forma en que vemos a un hombre puede hacer que nos 
obsesionemos por él, lo cual dificultará el proceso de recuperación si la 
relación termina. 
Idealizarlo 
Uno de los problemas más corrientes es el de idealizar a nuestro ex –creer 
que es perfecto, único- y atribuirle cualidades extraordinarias. Si nos 
obstinamos en pensar lo increíble que es, en lo difícil que nos resultará 
encontrar un hombre de su categoría, nunca seremos capaces de superar el 
fin de la relación con él y seguir adelante. Debemos intentar ser realistas en 
nuestra percepción de él, e incluso fijarnos en sus imperfecciones si es 
necesario; si no, la batalla por recuperarnos de su rechazo será interminable. 
Cuando Brian y Karen se conocieron, él le dijo que estaba separado de su 
mujer. Nunca más volvió a tocar el tema hasta un sábado por la noche. Empezó 
a comportarse de un modo algo extraño y, por fin, tras unas cuentas copas de 
vino mientras Karen lo provocaba, Brian confesó que estaba pensando en 
reconciliarse con su mujer. Karen se hundió. Volvieron a verse unas cuantas 
veces más, pero al final Brian regresó a su casa y nunca más volvió a saberse 
de él. Karen se obligó a sí misma a salir de nuevo con otros hombres, pero no 
podía evitar terminar comparándolos con Brian. Después de un año más o 
menos, vino a verme porque sentía que estaba dejando escapar oportunidades 
con hombres interesantes a causa de su incapacidad para dejar de pensar en 
Brian. 
Ejercicios prácticos 
 ¿Qué es lo que tu ex tiene de especial o único según tú? 
 Describe la sensación que te produce estar con él y que crees no poder 
sentir con ningún otro hombre. 
 Describe las cualidades que más te gustan de él. Haz una lista de todas y 
cada una de ellas.
 ¿Has conocido alguna vez a alguien que poseyera algunas de las cualidades 
de tu ex y por quien sintieras algo parecido? Descríbele y enumera sus 
cualidades. 
 Los hombres que forman parte de tu vida hoy, ¿poseen alguna de las 
cualidades atractivas de tu ex? Enuméralas. 
 ¿Puedes imaginarte con otro hombre sintiendo esa extraordinaria 
química? Si es así, describe cuáles serían sus características más 
atractivas. 
 ¿Tiene algún defecto el hombre a quien idealizas (es decir, tu ex)? 
Enuméralos. 
 ¿Te ha herido de algún modo tu ex? Si es así, describe qué ocurrió. 
La última oportunidad 
Si seguimos creyendo que nuestro ex era la última oportunidad de 
encontrar a nuestro príncipe azul, lo único que conseguiremos es continuar 
sufriendo. 
Obviamente, pensar que nunca volveremos a conocer a un hombre por el 
que sintamos la pasión o la química que sentimos con nuestro ex nos 
predispone a pasarlo todavía pero a la hora de intentar superar el fin de la 
relación con él. Pensar que fue nuestra última oportunidad para conocer el 
verdadero amor nos hará aferrarnos aél con mucha más fuerza. 
Debemos creer en la posibilidad de encontrar el amor de nuevo. He tenido 
muchas pacientes temerosas de no poder volver a enamorarse que logran 
sentirse atraídas por otro hombre una vez que han superado el trauma por la 
pérdida de sus ex parejas. Y es que el solo hecho de recuperarse abre muchas 
puertas nuevas. 
El contar con más de treinta y cinco o cuarenta años no es excusa para 
pensar que nunca encontraremos pareja. Miles de mujeres en sus cuarenta se 
casan y forman su propia familia. 
Cuando Brian dejó de salir con Karen, ella contaba con cuarenta y tres 
años y estaba muy preocupada por la posibilidad de haber desperdiciado la 
ocasión de encontrar la felicidad con un hombre y formar una familia. Gracias 
a la terapia y su red de apoyo, resolvió concederse a sí misma y concederle a 
la vida una nueva oportunidad. Se apuntó a una agencia de citas y empezó a
socializar con otras personas a través de su trabajo. En dos meses, conoció a 
un hombre con el que sintió una química extraordinaria y que, además, también 
quería formar una familia. 
Ejercicios prácticos 
Si crees que ésta es tu última oportunidad de encontrar el verdadero amor, 
responde las siguientes preguntas. 
 ¿Habías mantenido alguna otra relación excitante antes? Si es así, 
descríbela en este espacio. 
 Si estuviste enamorada de un hombre previamente a esta relación, 
describe por qué te parece que esa relación era tu última oportunidad de 
encontrar el amor. 
 ¿Hay alguien de tu familia o grupo de amigos que te diga que a partir de 
cierta edad es imposible encontrar el nuevo amor? 
 Si te sientes particularmente desesperada, describe con detalle esa 
sensación. ¿Cuáles son las razones que se esconden detrás de ese 
sentimiento? 
 Si una amiga tuya estuviera en tu misma situación, ¿qué le dirías? 
¿Albergarías más esperanzas por ella que por ti misma? 
 Enumera cinco personas que conozcas que hayan encontrado el amor 
pasados los cuarenta. Si quieres, puedes incluir el nombre de famosos. 
Romanticismo 
El romanticismo es otra de las formas de pensar que nos mantiene 
atrapadas en el recuerdo de nuestro ex. Como ya se ha comentado, es 
importante ser plenamente conscientes de los sentimientos de ansiedad y 
deseo que nos provoca el proceso de superación de la relación rota. Sin 
embargo, hay mujeres que muestran la tendencia de sentirlos 
indefinidamente; no saben cómo ni cuándo parar, y continúan fantaseando 
acerca de la vuelta de nuestra ex pareja autoinflingiéndose un daño casi 
masoquista.
A veces, el hecho de adoptar una perspectiva romántica de las cosas nos 
es infundido por el entorno cultural en que vivimos. Sólo hay que escuchar la 
letra de las canciones de amor en las que mujeres proclaman su necesidad de 
amor para vivir; harán cualquier cosa para mantener a su hombre con ellas. 
Aunque no hay nada como una buena canción o película romántica para tomar 
contacto con nuestros sentimientos más profundos, la cruda realidad es que 
algunas mujeres han echado a perder sus vidas por fidelidad al amor 
romántico. Y es que, a menudo, el romanticismo es más un reflejo de nuestra 
desesperación que de las cosas tales como son, y por ello lo utilizamos como 
vía para escapar d la realidad que es, definitivamente, que la relación se ha 
terminado. 
Michelle pasó un año entero escribiendo y fantaseando acerca de un 
hombre al que solía ver. Tenía veintiocho años cuando conoció a Dan, un 
ingeniero mecánico. Después de estar saliendo durante un mes, Dan obtuvo un 
ascenso en la empresa en la que trabajaba y tuvo que mudarse lejos a otra 
sucursal. Cuando se marchó, Dan le dijo a Michelle que le escribiría y que 
intentaría regresar para Navidades. Escribía una vez al mes, y Michelle, en 
cambio, le escribió cerca de cien cartas en todo el año. Ella era artista, muy 
imaginativa y con una vida rica en fantasía. Se pasaba horas soñando despierta 
acerca de Dan y su posible vida juntos. Un hombre la invitó a salir, y aunque 
lo encontraba atractivo, lo rechazó pensando que debía permanecer fiel a 
Dan. Vino a verme cuando recibió un carta de Dan en la que le contaba que se 
casaba con una mujer que había conocido en el trabajo. Se sentía furiosa con 
Dan y consigo misma por haber perdido un año de su vida. 
El hecho de fantasear acerca de un feliz reencuentro con un hombre que 
no está ahí cuando le necesitamos no es nada productivo. Estar en un continuo 
estado de ansiedad nos impide conocer hombres nuevos y abrirnos a nuevas 
experiencias, y si no vivimos sensaciones nuevas en algún momento, 
empezaremos a depender del pasado en exceso, así que lo mejor es canalizar 
la energía que gastamos en mantener nuestras esperanzas románticas y 
redirigirla hacia la creencia de que sin duda, tarde o temprano, conoceremos 
a alguien nuevo. 
Ejercicios prácticos 
Si eres demasiado romántica como para superar el fin de tu relación, contesta 
las siguientes preguntas. 
 ¿Eres muy romántica generalmente (lees novelas románticas, te gusta la 
música y las películas sensibleras)?
 ¿Qué causó el fin de la relación? 
 Sé completamente sincera y escribe acerca de las posibilidades –reales-de 
volver a estar juntos. 
 ¿Le aconsejarías a una amiga que siguiera esperando si se encontrara en 
tu misma situación? 
 ¿Pasas mucho tiempo soñando y fantaseando acerca de los hombres y las 
relaciones con ellos? ¿Cuántas horas, aproximadamente? ¿Interfiere eso 
en tu trabajo o tu vida normal? 
 ¿Pasas más tiempo soñando con tu pareja que estando con ella realmente? 
 Enumera las formas en que crees que estás negando la realidad de tu 
situación. Sé sincera. 
Pensar en el pasado 
A veces, hacemos o decimos cosas a nuestra pareja de las que después nos 
arrepentimos. Si seguimos pensando en qué es lo que hemos hecho para que 
la relación haya fracasado, terminaremos volviéndonos locas. No podemos 
volver atrás. Quizá cometiéramos un error, pero somos humanas, y como 
tales, no somos perfectas, así que, en lugar de obsesionarnos por el pasado y 
todo lo que hemos hecho mal, debemos concentrarnos en aprender a 
perdonarnos a nosotras mismas. 
¡Sobre todo, no le llames para tratar de hacerte perdonar! Sólo 
conseguirás empeorar las cosas. Puede que vuelva a rechazarte y tengas que 
repetir aquel indeseable “¡No debería haberlo hecho!”. Desafortunadamente, 
no podemos echar marcha atrás y cambiar las cosas que ya se han hecho, pero 
sí podemos aprender de ellas y avanzar. 
Ejercicios prácticos 
¿Estás intentando cambiar el pasado? Si es así, responde a las siguientes 
preguntas. 
 ¿Qué es lo que lamentas haber hecho?
 Si pudieras volver atrás en el tiempo, ¿qué habrías hecho de modo 
distinto? 
 ¿Realmente crees que lo que hiciste fue tan nocivo para la relación? ¿Por 
qué? 
 ¿Lo has pasado mal intentando perdonarte a ti misma? ¿Por qué? 
 ¿Qué pasos puedes dar para lograr perdonarte ahora? 
Si… 
Sigues obsesionada por los acontecimientos que condujeron al fin o al 
empeoramiento de la relación. Sigues pensando cómo tendría que haber sido 
todo para llegar a un final feliz. Si yo… si él… si yo… Debemos aceptar las 
cosas tal como son. Podemos cambiar nuestro futuro con lo que hemos 
aprendido de esa experiencia, pero si nos obcecamos con el pasado, sólo 
conseguiremos terminar frustradas e infelices. 
Obsesionarnos con él y nuestro pasado juntos es una forma de controlar 
nuestros sentimientos. No queremos sentir el dolor que nos ha causado la 
pérdida de la pareja, así que nos concentramos en otra cosa que nos haga 
olvidar ese dolor. Cuando te invadan los recuerdos del pasado, intenta tomar 
conciencia de lo que sientes (dolor, frustración…) en ese momento. Llora si lo 
necesitas, habla con alguien en quien confíes acerca de tus sentimientos 
(¡excepto con él, por supuesto!). 
No sigas intentando analizar o razonar la situación, descifrar qué es lo que 
ha ido mal. Debemos concentrarnos en controlar el pasado, y no podemos 
hacerlo, por mucho que lo intentemos, si además queremos controlarle 
también a él. Hay que detener el cilo ya. ¡No mires atrás! 
Ejercicios prácticos 
 ¿En cuáles de las circunstancias que causaron la ruptura sigues pensando? 
 ¿Crees que esas circunstancias provocaron realmente el fin de la relación? 
¿Por qué?
 Si pudieras volver atrás y cambiar las circunstancias, ¿cómo crees que 
habría salido todo? 
 Una vez que has imaginado cómo hubiera podido resultar la relación de 
haber cambiado algunas cosas, supéralo. Escribe un final feliz a las 
circunstancias reales que vivisteis. 
La ruptura perfecta 
Los finales nunca son perfectos. Debemos aceptar que la relación se ha 
terminado y seguir adelante. Si sentimos la necesidad de llamar a nuestro ex 
para pedir perdón por algo que dijimos o para expresarle lo bien que llevamos 
la ruptura, debemos resistirnos. No debemos llamarle; puede que nos rechace 
o que nos haga sentir mal de cualquier modo. Debemos aceptar la forma en 
que terminaron las cosas con sus imperfecciones. La vida no es una pintura 
que pueda retocarse; es caótica e imperfecta, así que lo mejor es dedicar 
nuestra energía a aceptar la situación tal como se presentó y mirar hacia el 
futuro que nos aguarda. 
Ejercicios prácticos 
 ¿Cómo imaginas el fin perfecto? 
 Escribe sobre lo que sentiste al no tener el fin que hubieras deseado. 
Sigamos siendo amigos 
Cuando rompemos con un hombre, lo mejor es no quedar como amigos. Nos 
estamos mintiendo a nosotras mismas si creemos que no nos afectará el que 
nos diga que está saliendo con otra mujer y nos empiece a hablar de ella. ¿Por 
qué pasar por ese dolor? Olvidar, recuperarnos y seguir adelante es mucho 
más fácil si no nos relacionamos con el hombre por el que estamos sufriendo. 
Lo más recomendable es cortar por lo sano y no establecer ningún tipo de 
contacto con nuestro ex si podemos evitarlo. Si hay que verle necesariamente 
porque el lugar de trabajo es común o existen niños de por medio, hay que
intentar mantener una relación formal y orientada hacia el trabajo o los niños 
en su caso. Y cuando nos veamos obligadas a estar con él, hemos de establecer 
unos límites muy claros y mantener siempre las distancias. 
Quizás después de haber encontrado una nueva pareja y cuando haya 
pasado tiempo suficiente podáis intentar lo de ser amigos. He conocido 
mujeres con un trabajo o con niños en común con sus ex parejas que fueron 
capaces de entablar una amistad años después de la ruptura. 
Ejercicios prácticos 
 ¿Aún quieres seguir siendo amigos con tu ex como excusa para intentar 
recuperar la relación amorosa? Reflexiona y escribe sobre tus verdaderos 
sentimientos. 
 ¿Alguna vez has conseguido seguir siendo amigos con algún ex novio? 
¿Cómo resultó? 
 Si tenéis niños o trabajáis en el mismo lugar, escribe sobre las veces que 
tengas que verle. Enumera las distintas formas de hablar y relacionarte 
con él que te permitan seguir sintiéndote segura e invulnerable. 
 “¡La vida sigue!” Repite esta frase en voz alta o en tu interior cien veces 
al día -¡o más!-. Debes dar una oportunidad a hombres nuevos y dejar de 
compararlos con tu ex. Puede que encuentres cualidades o rasgos en ellos 
por los que nunca hubieras creído poder sentirte atraída. Nunca se sabe 
qué (o quién) hay detrás de la esquina. Un nuevo mundo se abre ante ti 
para que escribas el siguiente capítulo de tu vida.
7 
El hombre ambivalente 
¿Alguna vez has conocido a alguien que te trata como a una diosa del 
sexo una noche, y luego no te llama durante dos semanas? ¿O alguien que te 
lleva a pasar un increíble fin de semana de esquí y después desaparece de tu 
vida? No logras adivinar qué has hecho mal para que te haya rechazado. ¡Si 
incluso se comportaba como si le gustaras! Pues bien, te has cruzado con un 
hombre ambivalente. 
Muchas de las mujeres de mi grupo de terapia se relacionaban con un 
hombre así, lo cual dificultaba todavía más el proceso de recuperación cuando 
la relación terminaba. Si eso ocurría, empezaban a cuestionarse su propia 
actitud tratando de descubrir qué motivó el extraño comportamiento de él. 
Nunca sabían cómo reaccionar ante la ambigüedad de las señales que les 
enviaba la pareja. 
La impredecible conducta de un hombre ambivalente puede hacernos 
sentir rechazadas y abandonadas. El miedo a perderle nos lleva, a su vez, a 
aferrarnos todavía más a él y no dejar de llamarle y perseguirle, lo cual, como 
sabemos, no es nada bueno. 
Relacionarse con una pareja ambivalente es muy desalentador, pues su 
comportamiento es absolutamente ilógico y se presta a la confusión. Puesto 
que no entendemos su actitud impredecible, empezamos a dar vueltas a todo 
lo ocurrido con él para averiguar qué es lo que debemos haber hecho mal. Nos 
autocensuramos por haber dicho o hecho cosas por las que normalmente no 
nos disculparíamos y que, sin embargo, ahora nos hacen sentir tremendamente 
culpables. 
Lo más probable es que no hayamos hecho nada mal. La mayor parte de 
las veces se trata de un problema de él. Sólo nos sentíamos atraídas hacia él 
e intentábamos participar en el proceso de enamoramiento, lo cual, en el caso 
de un hombre ambivalente, es suficiente para que huya despavorido. 
¿Cuáles son los rasgos fundamentales que definen a un hombre 
ambivalente? 
 Nos dice que nos ama y luego empieza una relación con otra mujer. 
 Nos dice que nos hecha de menos, que quiere estar a nuestro lado, pero 
no encuentra tiempo para vernos.
 Se muestra entusiasta practicando el sexo con nosotras, y la siguiente vez 
que hablamos, adopta una actitud distante y formal. 
 No nos llama cuando dice que lo hará. 
 Se relaciona con otra (otras) mujer (mujeres), pero dice que sólo quiere 
estar con nosotras. 
 Cancela citas, o siempre llega con retraso. 
 Nos da plantón. 
 Mantenemos una conversación intensa en la que nos sentimos plenamente 
conectadas a él, y la siguiente vez que hablamos, en cambio, actúa 
fríamente. 
 A veces, desaparece de nuestra vida durante semanas. 
¿Qué es lo que provoca que un hombre ambivalente se comporte del modo 
en que lo hace? 
El hombre ambivalente puede ser encantador, refinado e inteligente, 
pero a la vez suele ser emocionalmente inmaduro. Busca una satisfacción 
sexual, económica o emocional, y la quiere de un modo del que ni él mismo es 
consciente, lo cual provoca el carácter particularmente ilógico que lo define. 
Si no obtiene esa satisfacción, se distancia emocionalmente y sigue buscando. 
Se trata de un tipo de hombre que puede describirse como infantil. No 
ha madurado ni psicológica ni sexualmente hasta el punto de ver a una mujer 
como un ser aparte (por el contrario, él la considera una extensión de sí 
mismo). Un hombre de estas características se muestra totalmente 
ensimismado en sus propias necesidades, y es absolutamente incapaz de 
considerar siquiera las nuestras. Le entra el pánico cuando se ve demasiado 
implicado en una relación, se siente engullido por una mujer por la que se 
siente atraído, y para aliviar esa ansiedad, se distancia o desaparece. 
Es un hombre temeroso de experimentar necesidad por alguien. Si 
empieza a enamorarse y sentirse dependiente, escapa. Hará todo cuanto sea 
necesario para no tener que soportar el terror y la vergüenza de su propia 
vulnerabilidad. Puede que tenga miedo a una relación seria debido a un trauma 
infantil, o puede que nos vea como seres totalmente buenos o malos, y que si
nota algo distinto a lo esperado, corte con nosotras definitivamente. Lo más 
probable es que nunca lleguemos a saber qué es lo que le molestó de nosotras. 
Cuando Alice conoció a Carl, vio en él al hombre de su vida. Era guapo, 
encantador e imaginativo. Trabajaba como asesor publicitario. Salieron un par 
de veces a cenar a restaurantes muy románticos y muy caros. En la segunda 
cita, Carl fue a buscarla a su oficina, donde la besó apasionadamente. Alice 
no recordaba haber experimentado nunca un deseo sexual tan fuerte por 
ningún hombre. Creyó ser la mujer más afortunada del mundo por encontrar 
a un hombre por el que se sentía tan atraída y que, al parecer, la correspondía. 
De pronto, empezaron a ocurrir cosas extrañas. 
Alice notó que Carl nunca la llamaba por la noche, siempre durante el 
día y al trabajo. Él le había dado el supuesto número de teléfono de su casa, 
pero ella empezó a sospechar e intentó llamarle varias veces. Nunca 
respondía, siempre salía el mismo contestador. Tras investigar un poco, Alice 
averiguó que se trataba de un buzón de voz. Cuando habló con Carl, éste 
admitió haber mentido acerca de lo del teléfono y le confesó que estaba 
viviendo con otra mujer. Alice estaba aterrada por no poder encontrar otro 
hombre por el que sintiera una atracción tan profunda, así que decidió 
continuar viéndole. Esperaba que él dejara a su novia. 
Carl la llamó a menudo durante unos cuantos días, y después empezó a 
llamar con menos frecuencia. Le dijo que tenía mucho trabajo, y cuando por 
fin consiguieron citarse de nuevo, el día antes la llamó para anularlo con la 
excusa de que debía partir en un viaje de negocios de última hora. Alice se 
sintió frustrada y se enfadó con él. Le dijo que nunca encontraba tiempo para 
estar con ella aun cuando no dejaba de repetirle que la echaba de menos. Carl 
se enojó y le respondió que lo estaba presionando demasiado. Ella empezó a 
sentir que estaba perdiendo el control por un hombre que, a pesar de ser muy 
activo sexualmente, no tenía ningún interés en llevar la relación más allá. Alice 
tenía muchas ganas de llamarle. Incluso llegó a pensar en ir a su oficina y 
pedirle explicaciones sobre por qué la confundía tanto. Quería saber de una 
vez por todas qué es lo que él sentía verdaderamente por ella. Sin embargo, 
intuía que aquella no era la mejor manera de resolver las cosas, así que vino a 
verme. 
Carl era un hombre muy egocéntrico y exigente. Había estado 
mintiendo a Alice desde el principio sobre su misteriosa vida personal. No le 
había dado siquiera la oportunidad de decidir si quería empezar una relación 
con un hombre que estaba viviendo con otra mujer. Sólo la veía como alguien 
que complacería sus necesidades sexuales o emocionales, como una extensión 
de sí mismo. El bienestar de ella le era enteramente igual. 
Un hombre como Carl se mueve en un campo emocional muy limitado, 
por lo cual es incapaz de alcanzar cierto grado de compromiso. Es incapaz,
también, de sentir compasión y simpatía, lo único que le importa es que se las 
dispensen a él. El comportamiento de un hombre así será extremadamente 
variable, lo mismo que sus intenciones. 
Actúa apasionadamente y, sin embargo, no encuentra tiempo para salir 
con Alice. Le dice que le gusta, pero le miente y manipula. Y, además, se niega 
a aceptar que su comportamiento sea ambivalente. Un hombre como Carl 
puede hacer que una mujer sienta la necesidad de llamarle, ya que después de 
dispensarle todo tipo de atenciones, sus maniobras de distanciamiento la 
hacen sentirse abandonada y rechazada; temerosa de haber hecho algo mal y 
agobiada por la posibilidad de perderle, esa mujer correrá tras él. 
Cómo tratar a un hombre ambivalente 
Si estás saliendo con un hombre ambivalente que no deja de enviarte 
señales ambiguas y que te está volviendo loca con su variabilidad… 
 No te culpes. Es su problema, no el tuyo. No te lo tomes como algo personal 
y no te sientas rechazada. Considérale como una persona con serios 
problemas de madurez que interfieren en su capacidad para 
comprometerse. 
 No intentes ayudarle a que aclare sus ideas. Puedes hablar con él y 
descargar tus sentimientos, pero no lograrás cambiar nada, pues su 
problema no tiene nada que ver contigo. Lo único que puedes hacer por él 
es animarle a que busque la ayuda de un profesional. 
 Resiste a la tentación de acercarte más a él. Es normal que sientas miedo 
de perderle, pero sus sentimientos por ti son, probablemente, lo que 
provocó su inseguridad, así que correr tras él no va a funcionar. 
 No sigas el ritmo de su agenda y haz lo que tú quieras o lo que tengas que 
hacer. Trabaja en los ejercicios prácticos propuestos en este libro y 
olvídate de él ya. Utiliza tu energía para realizar tus propios objetivos, no 
para solventar sus problemas. Debes dejarle estar. 
 Acepta su actitud confusa tal como es. El hecho de analizarlo y tratar de 
justificar todo lo que hace puede llegar a volverte loca, y es que no hay 
explicación lógica para su comportamiento.
 Reflexiona sobre por qué estás con un hombre que te confunde y que te 
transmite inseguridad. 
 Establece los límites de su actitud respecto a ti (por ejemplo, no vas a 
tolerarle que te dé plantón otra vez) y respétalos. Al hombre ambivalente 
no le gustan los límites que le obligan a aceptar y comprender tus 
necesidades, lo cual es emocionalmente incapaz de hacer, así que puede 
que desaparezca. No te preocupes, no será una gran pérdida. 
 No dudes en darle un ultimátum. Quieres que esté contigo porque quiere 
y no por miedo a ser abandonado o por comodidad. 
Alice siguió estos consejos y no llamó a Carl. Se obligó a desvincularse 
totalmente de la situación y de todo lo que había ocurrido entre ellos. 
Empezó el programa “¡No le llames!” y a salir con otros hombres, y aunque 
su relación con Carl no había terminado por completo, la superó. 
Cuando Carl finalmente se decidió a llamarla, ella estableció unos 
límites. Le dijo que a menos que fuera capaz de dedicarle tiempo para 
quedar como mínimo una vez a la semana, no quería volver a verle. Le daba 
un mes para dejar a su novia. Carl se enfureció, discutieron y colgó. Alice 
no volvió a oír nada más de él. En lugar de llamarle para disculparse o 
correr tras él, continuó con el programa de recuperación. Después de un 
tiempo, conoció a un hombre capaz de mantener una relación con el que se 
sentía segura y comprendida. ¡Alice entendió entonces que si hubiera 
continuado dependiendo de la agenda de Carl, nunca hubiera conocido al 
que es su nuevo novio! 
¿Por qué estás con un hombre ambivalente? 
Muchas de las mujeres que tienen relaciones con un hombre 
ambivalente están cegadas por la pasión y la excitación y no se dan cuenta 
de si verdaderamente ese hombre es capaz de mantener una relación. No 
perciben sus limitaciones emocionales. 
Si la necesidad de una satisfacción inmediata de la excitación, la pasión 
y el drama es la cualidad esencial que buscamos en un hombre, 
consideremos el hecho de que muchos psicópatas, asesinos y violadores 
son guapos y fascinantes. Pueden mostrarse encantadores, cariñosos y 
muy “sexys”. Quizás el atractivo físico y el carisma no son, después de 
todo, los rasgos en los que fijarnos a la hora de buscar a un hombre con el 
que mantener una relación amororsa.
Cualidades que denotan que no se trata de un hombre ambivalente 
 Invierte tiempo y energía en la relación. 
 Llama cuando dice que lo hará. 
 No intenta explotarnos ni utilizarnos de modo alguno. 
 Es considerado con nuestros sentimientos. 
 Es compasivo y atento. 
 Es capaz de escuchar cuando hablamos. Nos presta atención. 
 No nos hace sentir como si estuviéramos volviéndonos locas. 
Un hombre que no es ambivalente nos hace sentirnos más seguras en una 
relación, y esto hace que no tengamos la necesidad urgente de llamarlo a cada 
segundo. 
Ejercicios prácticos 
¿Estás con un hombre ambivalente? Para descubrirlo, responde a las 
siguientes preguntas: 
 El hombre con el que mantienes la relación, ¿te envía señales ambiguas? 
Si es así, haz una lista de algunas de ellas. 
 Un día parece estar interesado en mi, me hace reir, dedica su atención 
a mi persona, busca verme en camara web otro día parece distante, 
solo charla por escritura, se muestra grosero, me hiere con sus 
palabras 
 Un día me dice que tipo de vida quiere tener conmigo, lo que haremos, 
donde viviremos, como le haremos para estar juntos, otro día dice no 
sentir nada por mi y que no le importa nada que tenga que ver conmigo 
 Un día esta muy sexual conmigo, se le da la charla facil rapida segura 
y pide reconocimiento de su persona, pero cuando se trata de hablar
de sentimientos no quiere hablar en lo absoluto, se distancia, se 
muestra cortante, se muestra hiriente 
 ¿Suele confundirte con este tipo de comportamiento? Si es así, ¿de 
qué modo lo hace? 
 Si me confunde, me hace sentir que soy su pareja, la que ha elegido 
para si mismo y luego me hace sentir sola, me hace sentir una rogona 
 ¿Está con otras mujeres a la vez que contigo? ¿Cómo lo descubriste? 
 No se, pero me habla de mujeres con las que ha hablado, según el en 
años antes de conocerme, pero desconozco que sea así, ya que luego me 
cuenta historias que no me había contado antes y parecen nuevas. Y si 
así es de sexual conmigo no dudo que lo sea con otras. 
 ¿Lo pasa mal cuando tiene que comprometerse a algo? 
 Si, es lo que más odia el compromiso 
 ¿Cómo te hace sentir la relación que mantienes con él? ¿Te sientes 
segura? 
 Me siento perdida, un día me siento seguro otro me siento fuera de 
lugar, como si estuviera perdiendo mi tiempo con él, me siento sola 
 ¿Cómo te hace sentir su comportamiento? ¿Pasas mucho tiempo 
pensando en ello? 
 Del 100 % de mi día, pienso en ello entre un 50% y un 80% 
 Su actitud desconcertante, ¿te incita a llamarle? 
 Si, pero con el paso del tiempo lo intento, y ya no doy más batalla, un 
par de llamadas y doy por terminado el tema 
 ¿Alguna vez te ha explotado a ti o a otras personas? Si es así comenta 
algunos ejemplos. 
 No entiendo el termino de explotado, pero si me ha hecho cambiar, 
indirectamente sus palabras y la forma en que me hace sentir culpable 
por algo que ni he hecho mal.
 ¿Demuestra ser capaz de sentir compasión o simpatía hacia otras 
personas? Si es así, ¿cómo lo hace? 
 Si, con su madre, brindandole toda su atención pero por ser quien le 
dio la vida, a veces con personas ajenas a él, un taxista, un albañil, en 
fin con personas que no tienen relación con él. 
 ¿Alguna vez te ha mentido a ti o a otras personas? ¿Crees que te está 
mintiendo ahora? 
 Si me ha mentido, a usado mentiras para hacerme sentir mal, no se si 
ahora me miente, realmente ya no se. 
Cuando hayas respondido a estas preguntas, vuelve a repasar la lista de 
cualidades que tiene un hombre que no es ambivalente y reflexiona acerca de 
si el hombre con el que estás manteniendo una relación lo es o no. ¿Estás 
contribuyendo de alguna manera a tu problema de querer correr tras él y 
llamarle? si 
Existe otro tipo de hombre ambivalente sobre el que me gustaría hablar y 
con el que cabe evitar hasta la primera cita. Suele tratarse de un conocido, 
un compañero de trabajo o un amigo que flirtea con nosotras, acude a nuestro 
despacho para hablar todo el tiempo, nos aconseja, nos protege, nos hace 
favores sin pedir nada a cambio, o nos mira a los ojos atontado. 
Si nos sentimos atraídas por él y se nos ocurre preguntarle por sus 
sentimientos, negará categóricamente que tiene algún interés romántico o 
sexual por nosotras, y hará que nos sintamos manipuladas o confusas. 
A este tipo de hombre ambivalente le aterroriza comprometerse. 
Manifiesta sus deseos de mantener una relación adoptando una actitud 
seductora, pero se retira asustado cuando se presenta la menor oportunidad 
de hacerlos realidad. Suele ser inconsciente de su comportamiento hasta que 
se lo señalan. 
Algunos de estos hombres se sienten avergonzados o humillados por su 
sexualidad a causa de un trauma infantil, y proyectan sus deseos románticos 
y sexuales en nosotras como si fuéramos las únicas que los estuviéramos 
sintiendo. 
Algunos encierran un gran sentimiento de rabia contra las mujeres, y 
les proporciona placer seducirlas y convencerlas de sus intenciones 
románticas para luego rechazarlas. Este último grupo es, sin duda, el más 
peligroso.
A veces, las mujeres tenemos dificultades para superar una ruptura 
con este tipo de hombres ambivalentes porque siguen dedicándonos muchas 
atenciones. También puede ocurrir que los idealicemos, que lleguemos a creer 
que nunca encontraremos a un hombre con sus mismas maravillosas 
cualidades. 
En caso de que valoremos mucho la amistad con él, podríamos intentarlo 
y continuar con una relación absolutamente platónica, pero lo cierto es que 
terminaríamos sintiendo un gran dolor y frustración. 
Conozco mujeres que se han permitido concederles un margen de 
tiempo con la esperanza de que él cambiara y quisiera implicarse romántica o 
sexualmente con ellas. Pero, a menos que sigan un tratamiento de 
psicoterapia, este tipo de hombres ambivalentes continúan librando batallas 
interiores con sus propias tendencias y deseos, mientras la autoestima de la 
mujer se hunde cada vez más a raíz de sus continuos rechazos. 
Así pues, debemos reflexionar e intentar descubrir por qué 
necesitamos estar con un hombre que asegura no estar interesado en 
nosotras ni romántica ni sexualmente. 
Ejercicios prácticos 
 ¿Te sientes atraída por un hombre con el que no estás saliendo y que te 
envía señales ambiguas? Si es así, descríbele física y psicológicamente. 
¿De qué modo demuestra sus dotes de seducción? 
 Si fueras a hablar con él acerca de esas señales que envía, ¿qué le dirías? 
 ¿Sientes frustración o rechazo en esta relación? ¿Vale realmente la pena? 
 ¿Constituiría una gran pérdida para ti romper esa relación? Si es así, ¿qué 
es peor, la pérdida o los sentimientos de frustración y rechazo? ¿Por qué?
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames
Rhonda findling   no le llames

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Infidelidad masculina y femenina
Infidelidad masculina y femeninaInfidelidad masculina y femenina
Infidelidad masculina y femeninacerokian
 
Presentacion infidelidad para internet
Presentacion infidelidad para internetPresentacion infidelidad para internet
Presentacion infidelidad para internetmonica4204
 
INFIDELIDAD EN EL MATRIMONIO
INFIDELIDAD EN EL MATRIMONIO INFIDELIDAD EN EL MATRIMONIO
INFIDELIDAD EN EL MATRIMONIO Yelitzabelly
 
Ventajas y desventajas de tener un amante
Ventajas y desventajas de tener un amanteVentajas y desventajas de tener un amante
Ventajas y desventajas de tener un amanteDr Guillermo Cobos Z.
 
Violencia en la Mujer
Violencia en la MujerViolencia en la Mujer
Violencia en la MujerAna Ruiz
 
Maltrato intrafamiliar
Maltrato intrafamiliarMaltrato intrafamiliar
Maltrato intrafamiliarJohanna 68
 
Por qué somos infieles ..
Por qué somos infieles ..Por qué somos infieles ..
Por qué somos infieles ..ELARA01
 
Diapositivas :Por que somos infieles ?
Diapositivas :Por que somos infieles ?Diapositivas :Por que somos infieles ?
Diapositivas :Por que somos infieles ?ELARA01
 
Presentacion de infidelidad
Presentacion de infidelidadPresentacion de infidelidad
Presentacion de infidelidaditaliagil
 
Los motivos de la infidelidad.pptx. paola yahid
Los motivos de la infidelidad.pptx. paola yahidLos motivos de la infidelidad.pptx. paola yahid
Los motivos de la infidelidad.pptx. paola yahidRoxanaLombardo
 
La infidelidad en la relación de pareja
La infidelidad en la relación de parejaLa infidelidad en la relación de pareja
La infidelidad en la relación de parejaAvance Educativo
 
¿Qué es un noviazgo
¿Qué es un noviazgo¿Qué es un noviazgo
¿Qué es un noviazgopeluza79
 
Independencia emocional ok
Independencia emocional okIndependencia emocional ok
Independencia emocional okYolanda Valencia
 

La actualidad más candente (20)

Infidelidad masculina y femenina
Infidelidad masculina y femeninaInfidelidad masculina y femenina
Infidelidad masculina y femenina
 
Presentacion infidelidad para internet
Presentacion infidelidad para internetPresentacion infidelidad para internet
Presentacion infidelidad para internet
 
La Infidelidad
La InfidelidadLa Infidelidad
La Infidelidad
 
INFIDELIDAD EN EL MATRIMONIO
INFIDELIDAD EN EL MATRIMONIO INFIDELIDAD EN EL MATRIMONIO
INFIDELIDAD EN EL MATRIMONIO
 
Ventajas y desventajas de tener un amante
Ventajas y desventajas de tener un amanteVentajas y desventajas de tener un amante
Ventajas y desventajas de tener un amante
 
Violencia en la Mujer
Violencia en la MujerViolencia en la Mujer
Violencia en la Mujer
 
Maltrato intrafamiliar
Maltrato intrafamiliarMaltrato intrafamiliar
Maltrato intrafamiliar
 
Por qué somos infieles ..
Por qué somos infieles ..Por qué somos infieles ..
Por qué somos infieles ..
 
La Infidelidad
La InfidelidadLa Infidelidad
La Infidelidad
 
Diapositivas :Por que somos infieles ?
Diapositivas :Por que somos infieles ?Diapositivas :Por que somos infieles ?
Diapositivas :Por que somos infieles ?
 
Abuso emocional-.
Abuso emocional-.Abuso emocional-.
Abuso emocional-.
 
Presentacion de infidelidad
Presentacion de infidelidadPresentacion de infidelidad
Presentacion de infidelidad
 
La primera vez
La primera vezLa primera vez
La primera vez
 
Los motivos de la infidelidad.pptx. paola yahid
Los motivos de la infidelidad.pptx. paola yahidLos motivos de la infidelidad.pptx. paola yahid
Los motivos de la infidelidad.pptx. paola yahid
 
La infidelidad en la relación de pareja
La infidelidad en la relación de parejaLa infidelidad en la relación de pareja
La infidelidad en la relación de pareja
 
Manejo de duelo en los niños
Manejo de duelo en los niñosManejo de duelo en los niños
Manejo de duelo en los niños
 
¿Qué es un noviazgo
¿Qué es un noviazgo¿Qué es un noviazgo
¿Qué es un noviazgo
 
T pareja gottman
T  pareja gottmanT  pareja gottman
T pareja gottman
 
Lentes
LentesLentes
Lentes
 
Independencia emocional ok
Independencia emocional okIndependencia emocional ok
Independencia emocional ok
 

Similar a Rhonda findling no le llames

No le llames rhonda findling
No le llames   rhonda findlingNo le llames   rhonda findling
No le llames rhonda findlingCarmen Mendoza
 
Clinica el camino mujeres que aman demasiado
Clinica el camino mujeres que aman demasiadoClinica el camino mujeres que aman demasiado
Clinica el camino mujeres que aman demasiadoEstrella Ideal
 
Clinica el camino mujeres que aman demasiado
Clinica el camino mujeres que aman demasiadoClinica el camino mujeres que aman demasiado
Clinica el camino mujeres que aman demasiadoѼdalis Gaspar
 
Clinica el camino mujeres que aman demasiado
Clinica el camino mujeres que aman demasiadoClinica el camino mujeres que aman demasiado
Clinica el camino mujeres que aman demasiadoAza Gamez B
 
Infidelidad entre generos
Infidelidad entre generosInfidelidad entre generos
Infidelidad entre generosMLPV404MONICA
 
Cómo romper con su adicción a una persona de Howard M- Halpen
Cómo romper con su adicción a una persona de Howard M- HalpenCómo romper con su adicción a una persona de Howard M- Halpen
Cómo romper con su adicción a una persona de Howard M- HalpenAna Giorgana
 
clase reencuentro.pptx
clase reencuentro.pptxclase reencuentro.pptx
clase reencuentro.pptxKarlaBerlanga2
 
Las Mujeres Que Aman Demasiado - Robin Norwood (1)_220106_184021.pdf
Las Mujeres Que Aman Demasiado - Robin Norwood (1)_220106_184021.pdfLas Mujeres Que Aman Demasiado - Robin Norwood (1)_220106_184021.pdf
Las Mujeres Que Aman Demasiado - Robin Norwood (1)_220106_184021.pdfJorgeBOTTE
 

Similar a Rhonda findling no le llames (20)

No le llames rhonda findling
No le llames   rhonda findlingNo le llames   rhonda findling
No le llames rhonda findling
 
Reinventa-tu-vida.pdf
Reinventa-tu-vida.pdfReinventa-tu-vida.pdf
Reinventa-tu-vida.pdf
 
Clinica el camino mujeres que aman demasiado
Clinica el camino mujeres que aman demasiadoClinica el camino mujeres que aman demasiado
Clinica el camino mujeres que aman demasiado
 
Clinica el camino mujeres que aman demasiado
Clinica el camino mujeres que aman demasiadoClinica el camino mujeres que aman demasiado
Clinica el camino mujeres que aman demasiado
 
Clinica el camino mujeres que aman demasiado
Clinica el camino mujeres que aman demasiadoClinica el camino mujeres que aman demasiado
Clinica el camino mujeres que aman demasiado
 
01. Dependencia emocional
01. Dependencia emocional01. Dependencia emocional
01. Dependencia emocional
 
Infidelidad entre generos
Infidelidad entre generosInfidelidad entre generos
Infidelidad entre generos
 
Cómo romper con su adicción a una persona de Howard M- Halpen
Cómo romper con su adicción a una persona de Howard M- HalpenCómo romper con su adicción a una persona de Howard M- Halpen
Cómo romper con su adicción a una persona de Howard M- Halpen
 
clase reencuentro.pptx
clase reencuentro.pptxclase reencuentro.pptx
clase reencuentro.pptx
 
Presentación bb
Presentación bbPresentación bb
Presentación bb
 
28024 amar o depender
28024 amar o depender28024 amar o depender
28024 amar o depender
 
amar o depender
 amar o depender amar o depender
amar o depender
 
Capitulo 5-7
Capitulo 5-7Capitulo 5-7
Capitulo 5-7
 
Como romper con su adiccion a una persona norma bwv 177
Como romper con su adiccion a una persona  norma bwv 177Como romper con su adiccion a una persona  norma bwv 177
Como romper con su adiccion a una persona norma bwv 177
 
32. te doy mis ojos
32. te doy mis ojos32. te doy mis ojos
32. te doy mis ojos
 
DESCEPCIONES AMOROSAS
DESCEPCIONES AMOROSASDESCEPCIONES AMOROSAS
DESCEPCIONES AMOROSAS
 
DECEPCIONES AMOROSAS
DECEPCIONES AMOROSASDECEPCIONES AMOROSAS
DECEPCIONES AMOROSAS
 
Violencia en el pololeo
Violencia en el pololeoViolencia en el pololeo
Violencia en el pololeo
 
EL REY BEBE.pptx
EL REY BEBE.pptxEL REY BEBE.pptx
EL REY BEBE.pptx
 
Las Mujeres Que Aman Demasiado - Robin Norwood (1)_220106_184021.pdf
Las Mujeres Que Aman Demasiado - Robin Norwood (1)_220106_184021.pdfLas Mujeres Que Aman Demasiado - Robin Norwood (1)_220106_184021.pdf
Las Mujeres Que Aman Demasiado - Robin Norwood (1)_220106_184021.pdf
 

Último

LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA VLA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA Vczspz8nwfx
 
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxjenune
 
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfEXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfinmalopezgranada
 
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosla Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosGemmaMRabiFrigerio
 
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases."Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.Opus Dei
 
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdfPARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdfAntonio Miguel Salas Sierra
 
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxLA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxAntonio Miguel Salas Sierra
 
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptxHIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptxPalitoBlanco1
 
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxCRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxRicardoMoreno95679
 
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.yhostend
 

Último (12)

LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA VLA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
 
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
 
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfEXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
 
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosla Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
 
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitarSanta Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
 
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases."Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
 
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdfPARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
 
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxLA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
 
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptxHIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
 
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxCRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
 
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CMLa oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
 
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
 

Rhonda findling no le llames

  • 1. ¡NO LE LLAMES MÁS! No permitas que te siga haciendo daño. Autor: Rhonda Findling Índice Introducción: ¿Por qué no debes llamarle? 2 1. Romper el ciclo compulsivo 4 2. Duelo y aflicción 7 3. Recuperarse del rechazo 13 4. Paternidad inadecuada 16 5. Madres y hombres 22 6. Cosas que te atan a él 24 7. El hombre ambivalente 30 8. Él nunca cambiará 37 9. Comportamiento obsesivo 40 10. Salir ahí fuera de nuevo 42 11. El programa de diez pasos “¡No le llames!” 48 12. Sobrevivir un revés 60
  • 2. INTRODUCCIÓN ¿Por qué no debes llamarle? Separarse de alguien a quien se ama es uno de los sentimientos más dolorosos que el ser humano puede experimentar. Es causa de sufrimiento y de un profundo pesar, pues significa perder el amor en sí, y el amor es la mejor forma de felicidad conocida por el hombre. El sentimiento que provoca el hecho de renunciar al amor que hubo se ha convertido en la inspiración de gran parte de nuestra cultura en la actualidad. Sólo hay que escuchar las diez primeras canciones de las listas de éxitos. Prácticamente todas tratan de la ternura y la añoranza que despierta un amor perdido: I Can´t Live If Living Is Without You (No puedo vivir sin ti), The Way We Were (Tal como éramos) o You Just Keep Me Hanging On (Te sigo esperando). La mayoría de las baladas que interpretan las grandes damas del jazz (Sarah Vaughan o Billie Holiday, por ejemplo) tratan de rupturas amorosas: My Man (Mi hombre) o The Man That Got Hawai (El hombre que se marchó). Las películas pueden contar historias acerca de la dificultad que tienen las mujeres para renunciar al amor. Atracción fatal es la historia de una mujer que se convierte en una asesina psicópata debido a su obsesión por un hombre casado que la rechaza. La historia de Adele H., de François Truffaut, trata de una mujer que se vuelve loca tras perder al hombre del que se había enamorado. Del mismo modo, la televisión y el teatro también cuentan historias acerca de personas incapaces de recuperarse tras una ruptura. En Subset Boulevard, Norma Desmond asesina a su amante, Joe, porque éste está a punto de abandonarla. Las telenovelas suelen presentar la historia de una persona que se pasa la hora entera persiguiendo a quien la abandonó. La mayoría de los programas de entrevistas muestran una interminable lista de personajes obsesionados por un amor frustrado. Los periódicos, por su parte, están repletos de historias de gente que no pueden superar su situación por mucho dolor que les cause. Así, por ejemplo, si Mínica Lewinsky hubiera sido capaz de afrontar sus sentimientos por la ruptura de su relación con el presidente Clinton acudiendo a un psicoterapeuta profesional y no a Linda Tripa, quizás el curso de la historia de Estados Unidos hubiera tomado un rumbo muy distinto. ¿Por qué sé tanto acerca del proceso de superación de una ruptura? Porque yo misma pasé por esa experiencia. Años atrás, me enamoré de un hombre atractivo, carismático, elocuente y espiritual. Durante el tiempo que duró nuestra relación, me volví
  • 3. emocionalmente dependiente de él. Me enseño mucho acerca de la espiritualidad. Era cariñoso y amable, y creí que me comprendía como nunca antes nadie lo había hecho. Sin embargo, cuando le expresé mi deseo de que se comprometiera, se marchó. Ahora, cuando miro atrás, siento y creo que su repentino y casi cruel rechazo estaba causado por sus problemas para relacionarse. Cuando lo conocí, me dijo que en más de siete años no había tenido ninguna relación y que no tenía intención de comprometerse. Me enamoré de él de todos modos, deseando ser la excepción. Pese a mi capacidad profesional como psicoterapeuta, no pude más que sentirme herida y profundamente deprimida. Tuve que emprender un difícil proceso de superación para poder recuperarme y seguir adelante con mi vida. Durante ese mismo tiempo, me encontraba tratando a mujeres con dificultades para superar la ruptura de una relación amorosa, por lo que decidí, al fin, crear un grupo de psicoterapia llamado “¡No le llames!”. Realizamos varias sesiones en la comunidad y pronto empezaría a aparecer en radio y la televisión como “experta en relaciones”. Parecía que mi camino ya estaba decidido. A través de mi propia experiencia persona y profesional, aprendí lo mucho que puede llegar a afectar a una persona adulta un abandono o un rechazo. El dolor del rechaza puede alcanzar hasta lo más profundo del ser humano. Una mujer, por ejemplo, puede llegar a obsesionarse hasta tal punto por un hombre que la ha rechazado, que la rabia y el deseo que siente por él llegarán a consumirla. He conocido mujeres que han perdido la salud, el dinero, el trabajo, sus hijos, incluso que han ido a la cárcel, a causa de su preocupación por el hombre que las abandonó. En el grupo de terapia han participado mujeres al borde del suicidio por una ruptura y su incapacidad de superarla. La mujer ha recorrido un largo camino para independizarse económicamente del hombre, pero todavía queda mucho trabajo por hacer para alcanzar la independencia emocional. Existen demasiadas mujeres económicamente autosuficientes que soportan relaciones emocional y físicamente abusivas por temor a que las abandonen. Prefieren mantenerse al lado de un hombre que las maltrata, las humilla o las rechaza que arriesgarse a quedarse solas. En los próximos capítulos, aprenderás a desarrollar tus habilidades para superar una relación rota y no destrozar tu vida por lealtad al amor romántico o por miedo a la soledad. Los ejercicios te servirán para expresar y experimentar tus propios sentimientos, lo cual es fundamental en el proceso de curación. Este libro, los ejercicios y el programa de diez pasos desarrollado a partir de mi trabajo con las mujeres del grupo de terapia “¡No le llames!” te ayudarán a recuperarte del dolor de una relación rota. Aunque la mayoría de las mujeres de la terapia estaban pasando por una separación, había algunas que seguían inmersas en una relación con un hombre nada
  • 4. aconsejable y que lo que buscaban era la fuerza y el apoyo necesarios para romper. Otras sentían que estaban actuando ciegamente, respondiendo a su desesperación por no quedarse solas, y buscaban una nueva perspectiva sobre su comportamiento. Los casos que se presentan en este libro están basados en la experiencia y el esfuerzo por sobreponerse a una relación rota de pacientes que he tratado y personas que he conocido. Los nombres y rasgos que pudieran identificarlos han sido cambiados. Si en estos momentos mantienes una relación y un exceso de ansiedad hace que quieras llamarle por miedo a que te abandone o que pierda interés, éste también es tu libro. Utiliza los ejercicios prácticos, el programa de diez pasos y la información proporcionada para centrarte y no dar la impresión de estar necesitada o desesperada. Esto puede poner en contra al mejor de los hombres. Si lo que ocurre es que estás sufriendo por una ruptura, puedes utilizar este libro para reponerte. Sigue mi consejo de controlarte y no salir corriendo detrás de tu ex; conseguirás recuperarte de la pérdida con tu orgullo y autoestima intactos. No sólo sobrevivirás, triunfarás. Incluso puede que te animes a buscar un nuevo amor, uno que siempre esté ahí para ti. ¡De verdad, la vida sigue después de ese hombre!
  • 5. 1 Romper el ciclo compulsivo Sheila, una atractiva programadora de veintisiete años, permanecía encerrada en su apartamento, mirando fijamente el teléfono. Deseaba llamar a Tony, un guapo comercial con el que había estado saliendo los últimos seis meses. Al principio, Sheila creía que Tony era perfecto. Era encantador, ambicioso y muy atento. Una noche, después de una cena romántica en un restaurante francés, Sheila reunió el coraje suficiente para preguntarle sobre su futuro en común. Él le confesó que no se veía casado con ella, y propuso que ambos empezaran a salir con otras personas. Sheila se hundió. Herida y enfadada, decidió que lo mejor era que no debían volver a verse. Ahora, Sheila se sentía sola y desesperada. Quería estar con Tony cualesquiera fueran las condiciones, las que él quisiera. No podía soportar la idea de una vida sin él. Se sentía como si todo fuera culpa de ella. Si pudiera volver atrás y borrar aquella fatídica conversación, todavía estarían juntos. Tenía que hablar con él. Marcó su número, deseando que estuviera en casa, pero lo que sonó fue su contestador. Sheila colgó. Decidió esperar y volver a llamar después. Intentó mantenerse ocupada haciendo las tareas de la casa, pero no podía dejar de pensar en Tony, así que cogió el teléfono y volvió a marcar su número. De nuevo el contestador. Empezó a llamar cada quince minutos durante más de dos horas seguidas. Sabía que estaba fuera de control, como un drogadicto desesperado por una dosis. Pero no podía evitarlo. No podía soportar la idea de no verle nunca más. Todas podemos sentirnos identificadas con la situación por la que pasa Sheila y por cómo se siente, pues, en mayor o en menor grado, todas hemos experimentado un cuadro emocional similar. Los síntomas se nos muestran dolorosamente familiares: el miedo a perder el control, el deseo de oír su voz de nuevo… Sabemos que nuestro comportamiento es irracional y, sin embargo, somos incapaces de dominarnos ante la necesidad de llamar por teléfono. Nos encontramos atrapadas. ¿Qué es lo que agita nuestra estabilidad emocional hasta el punto de hacer lo que sea para que él vuelva? ¿Por qué no podemos superarlo sin más? Veamos algunos de los factores que intervinieron en el hundimiento emocional de las mujeres de mi grupo de terapia. El abandono figura entre uno de nuestros miedos más profundos. Un bebé abandonado está condenado a morir; no puede sobrevivir si no hay ningún adulto que lo alimente y, por
  • 6. tanto, su miedo es parte de sus instintos. En cierta medida, y según las circunstancias de cada individuo, ese miedo permanece con nosotros. Si, una vez adultos, somos abandonados por alguien de quien esperábamos amor y sustento, ese temor infantil vuelve a ponerse de manifiesto. Este efecto, combinado con la presente amenaza de abandono, puede generar una intentensa sensación de pánico. Nuestra aptitud para razonar puede verse afectada hasta tal punto que todo lo que somos capaces de experimentar se reduce a ese terror a ser abandonadas, a sentirnos solas o rechazadas. Estos sentimientos tan dolorosos pueden hacer que nos resistamos a aceptar que la relación se ha roto y nos aferremos a ella como nuestra única salvación. Un comportamiento así puede ejemplificarse con actividades que van desde la profusión compulsiva de llamadas telefónicas hasta el presentarse en su casa o lugar de trabajo sin previo aviso, o incluso el no dejar de escribirle cartas o e-mails aunque él no haya respondido a ninguno de nuestros intentos de contacto. Cuando una mujer se encuentra en tal estado de aferramiento, puede llegar a sentirse desesperada hasta el punto de no sentir reparo alguno en recurrir a un comportamiento humillante y prácticamente lindante con lo masoquista. Nancy estaba tan triste cuando su novio la dejó, que fue a su casa, se arrodilló ante él y le rogó que la aceptara de nuevo. Me confesó que cuando estaba arrodillada, lo único que importaba ere que él volviera con ella y, en aquel momento, su orgullo y su autoestima no eran importantes en absoluto; su idea de que no podría vivir sin él la dominaba. Marcy fue al edificio en el que vivía su ex novio y le pidió al portero que lo llamara. El chico respondió que no quería que subiera, y Nancy se quedó tan turbada que le dijo al portero que no se iría sin hablar con el hombre a quien había venido a ver. El portero amenazó con llamar a la policía, pero en su desesperación, ella se resistía a marcharse. Finalmente, la policía llegó y Marcy tuvo que desaparecer, terriblemente humillada y avergonzada. El dolor y la humillación en los tres casos expuestos son muy lógicos y no tan fuera de lo común como creemos. Muchas mujeres, incluso aquellas de las que nunca lo hubiéramos imaginado debido a su éxito, fama y/o belleza, han vivido la situación por la que pasaron Marcy, Nancy y Sheila. El hecho de no querer llamar a nuestro ex de forma compulsiva o aferrarnos a él cuando sabemos que la relación se ha terminado puede servir para enmascarar o anestesiar nuestros sentimientos de soledad, sufrimiento y profundo dolor. Lo mismo se aplica a aquellas mujeres que se encuentran en una relación o amistad nuevas y temen no volver a saber nunca más de su pareja. Cuando empezamos a llamar compulsivamente a un hombre por miedo
  • 7. a que nos abandone, puede que experimentemos una subida de adrenalina al pensar en verle o simplemente en oír su voz, pero debemos ser conscientes de que esta subida es temporal. El verdadero camino hacia una libertad emocional es sentir el dolor de su ausencia y analizarlo y trabajarlo por nosotras mismas o con la ayuda de un especialista. Si existe alguna esperanza de que la relación pueda recuperarse, o lo que realmente queremos es mantenerla tal y como está, es importante recordar que una actitud desesperada y agobiante es motivo suficiente para que la mayoría de hombres se distancien todavía más. Este tipo de comportamiento te hace aparecer como si te creyeras indigna de ser amada y estuvieras agradecida por el hecho de que cualquier hombre se hubiera fijado en ti. Si un hombre tiene sus propias ideas acerca de lo que significa el compromiso, el que nosotras le agobiemos con nuestras continuas exigencias de que nos demuestre que no nos dejará, sólo puede hacer que se sienta coaccionado y sometido a mucha presión. Una actitud así, además, nos muestra emocionalmente deseosas, lo cual le hará sentirse con la eterna obligación de asegurar y demostrar el amor que tanto ansiamos, lo que no deja de ser un arduo trabajo para cualquiera. Es natural que cueste enamorarse de una persona que constantemente nos bombardea con llamadas telefónicas. Una mujer desesperada no da ninguna oportunidad al hombre que ama para echarla de menos. Está tan al alcance de la mano que él no tiene motivos para suspirar por ella o fantasear acerca de su deseo por ella, lo cual, desafortunadamente, es en lo que suele consistir el enamoramiento. Aferrarse desesperadamente a un hombre puede llevarnos a un ciclo vicioso. Cuanto más se distancia él, más nos aferramos nosotras, y cuanto más lejos, más desesperada es nuestra dependencia. Incluso si somos conscientes de ello, la necesidad de permanecer a su lado suele ser irresistible. Aunque sabemos que nuestro comportamiento no es apropiado, no podemos evitar dejarnos llevar por un impulso que no podemos controlar, y realmente nos sentimos mal cuando actuamos así. ¿Qué podemos hacer cuando nos sobrecoge la irresistible y compulsiva necesidad de llamar a un hombre?
  • 8. Primero, debemos darnos permiso para experimentar conscientemente la tensión y nuestros propios sentimientos, y soportarlos hasta que desaparezcan. Y ten por seguro que desaparecerán; los sentimientos son algo temporal. En eso consiste precisamente el truco: sentir nuestras emociones sin dejar que gobiernen nuestros actos. Requiere una gran dosis de disciplina y trabajo personal, pues lo más fácil sería dejarse llevar por nuestros sentimientos y actuar en consecuencia. El hecho de ser conscientes de lo que sentimos sin permitir que esos sentimientos dirijan nuestra vida es lo que se conoce como “contención emocional”. Es lógico, sin embargo, que en ese proceso de contención nos sintamos algo incómodas, pues suele generar ansiedad y, por tanto, una gran tensión. Esa incomodidad es la que nos induce a llamarle e intentar, así, liberarnos de esa sensación de incertidumbre y malestar. En ese momento, debemos pensar en la angustia y el profundo dolor que nos causaría el que nos rechazara o el no conseguir la respuesta que esperábamos. Toni, una de las mujeres de mi grupo de terapia, se hizo una lista de amigos a quien llamar si se veía acechada por la necesidad de llamar a su ex novio. Helen, otra de las mujeres del grupo, se propuso ir al gimnasio cada vez que sintiera que quería llamarle. Si el gimnasio estaba cerrado, entonces salía a practicar jogging un buen rato. Barbara, por su parte, se iba al cine. Muy pronto todas las componentes del grupo de terapia disponían de una lista de cosas para hacer cuando las invadiera el irresistible impulso de llamar a su ex. Es muy importante que entendamos que el hecho de contener nuestros sentimientos no significa que no debamos expresarlos a otras personas. Un buen amigo que sepa escucharnos o un grupo de terapia pueden resultarnos tan útiles en este sentido como un especialista. Hay mujeres que han preferido superarlo solas. Es posible conseguirlo, pero desde luego no es el mejor modo de hacerlo. El principal objetivo de controlar nuestras llamadas al hombre con el que hemos roto y exponerle nuestros sentimientos es evitar sentirnos rechazadas, heridas o humilladas. Cada vez que sufrimos un rechazo, se refuerza esa imagen de desesperación y antipatía contra la que pretendemos luchar. Incluso si ese hombre al que llamamos responde como esperábamos, puede que nos sintamos momentáneamente aliviadas y más cercanas a él, pero sin duda la angustia volverá, pues la relación todavía no es definitiva, y entonces tendremos que empezar todo el proceso de nuevo, como si el trabajo realizado hasta entonces no hubiera servido para nada. Superar el dolor que sentimos sin acudir a él puede parecer muy complicado, pero el hecho de conseguirlo por nosotras mismas nos
  • 9. proporcionará una sensación de triunfo y de confianza en nuestros propios recursos.
  • 10. 2 Duelo y Aflicción Cuando una relación termina, o cuando nuestro hombre empieza a distanciarse o perder el interés por nosotras, nos enfrentamos a una situación de pérdida –incluso si se trata de una pérdida temporal-, y es necesario ser conscientes de los sentimientos que ésta despierta en nosotras. Odio tener que decir a mis pacientes que primero deben sentir el dolor para poder después superarlo y seguir adelante. Pero, desafortunadamente, así es. El único modo de recuperarnos es librándonos de las fantasías de nuestro amor y siendo conscientes de todos los sentimientos y sensaciones que experimentamos. El proceso de superación de una pérdida se conoce como “período de duelo”. Se trata de un proceso complicado en el que intervienen gran cantidad de sentimientos: aflicción, pesar, ansiedad, decepción, rabia, apatía, tristeza y desesperación. La aflicción es un sentimiento muy doloroso, incluso angustioso, pero es absolutamente necesario para concienciarnos del dolor que causa en nosotras la reciente pérdida. Negar la existencia de ese dolor puede llevarnos a llamarle de forma compulsiva, lo cual nos impediría superar esta situación y amar a otra persona. Estamos dolidas por la pérdida de su compañía, de los momentos de amor con él, de sus caricias, de la fantasía sobre un futuro juntos, de los hijos que podríamos haber tenido con él, del placer y la felicidad que sentimos a su lado. Puede que haya momentos en los que nos sintamos consumidas por la aflicción, temerosas de no poder recuperarnos jamás, pero si somos completamente conscientes de estos sentimientos, podremos superar el dolor y la tristeza que nos invaden. Debemos afrontarlos y conocerlos bien para que su intensidad disminuya hasta que, por fin, terminen desapareciendo. Una cosa sí debemos tener clara: no durarán para siempre. El sufrimiento y la aflicción tienen su propio ritmo, y no podemos forzarlo. Es imposible decidir cuándo sufrir, y hemos de aceptar ese sentimiento cuando aparezca. Etapas de la pérdida
  • 11. El período de duelo por la pérdida del hombre del que estábamos enamoradas pasa por cuatro etapas. Puede que el orden en que se sucedan varíe o que se solapen entre sí, pero en cualquier caso son fácilmente reconocibles. Esta división en fases se basa en las cinco etapas del proceso de la muerte propuestas por la doctora Elizabeth Kübler-Ross en su famosa obra On Death and Dying (Sobre la muerte y los moribundos), publicada en 1969. La negación es la primera fase. No queremos afrontar la realidad de que él se ha marchado, nos ha rechazado o ha hecho algo terrible que ha provocado que rompiéramos con él. Estamos bajo el efecto de un profundo shock emocional que nos impide reconocer la verdad. En esta fase de negación, es sumamente importante intentar hacer frente a la realidad. Si hacemos ver que todo sigue igual y nos dedicamos a perseguir al hombre con el que acabamos de romper, podemos terminar sintiéndonos todavía más heridas y humilladas. Este es un buen momento para hacer uso de nuestra propia red de apoyo –buenos amigos, un grupo de terapia o un especialista, por ejemplo-, y buscar la ayuda necesaria para aceptar la verdad de la situación. La rabia es la segunda fase de este proceso. Durante esta etapa, estamos afrontando la realidad y nos sentimos enfadadas con él por habernos traicionado, herido y abandonado. Antiguos conflictos que quedaron sin resolver (con los padres, los ex novios…) pueden resurgir en este momento. Sin embargo, es importante superar esta rabia sin acudir a él. No debemos utilizarla como excusa para enfrentarnos con él, sermonearle o incluso pero: recurrir a la violencia. Demostrarle nuestro sentimiento de rabia no resolverá nada. De hecho, puede empeorarlo todo. La mayoría de las personas no responden bien a las confrontaciones, así que lo más probable es que no obtuviéramos en absoluto el tipo de reacción que andamos buscando. Quizás nos sintamos mejor por un momento, pero esta situación suele terminar haciéndonos sentir todavía peor. Lo mejor, por el contrario, es compartir nuestros sentimientos de rabia con alguno de los componentes de nuestra red de apoyo, o intentar superarlos por nosotras mismas. Podemos hacerlo, por ejemplo, practicando algún deporte, escribiendo o realizando actividades que impliquen cierta dosis de creatividad. La tercera y cuarta fases son, respectivamente, la depresión y la desesperanza, sin duda las más difíciles de superar. Los nervios y el drama de la ruptura se han calmado para dar paso a la sensación de vacío propia de cualquier situación de pérdida. Los desengaños amorosos del pasado, que probablemente habíamos retomado en la segunda fase, pueden volver a presentarse de nuevo y contribuir a nuestra tristeza. Pueden ser momentos
  • 12. muy difíciles, pero es completamente necesario pasar por esta fase si queremos seguir adelante y estar preparadas para abordar una nueva relación; si nos quedamos en la fase de la negación, nos veremos permanentemente acechadas por el pasado. Sin embargo, si la depresión llega hasta el punto de afectar nuestro funcionamiento habitual (dejamos de trabajar, de comer o de dormir), puede que entonces se trate de una condición clínica y, como tal, debe ser tratada por un especialista. De nuevo, es importante que no le llamemos tampoco en esta fase. Se trata de una complicada etapa de nuestras vidas en la que nos sentimos vulnerables, y no podemos correr el riesgo de que reaccione de manera distante o nos rechace, lo cual podría hacernos sentir todavía más solas y agravar nuestra depresión y sensación de desesperación. En cambio, en esta fase del proceso es especialmente importante recurrir a nuestra red e apoyo en pos de sustento emocional. Por nuestra parte, debemos intentar concentrarnos en superar este dolor. Aunque es una etapa muy dura, siempre hay que tener presente que el tiempo cura todas las heridas, y que los sentimientos de tristeza y desesperanza llegarán, tarde o temprano, a su fin. En este punto es donde pasamos a la última fase, la de la aceptación. La aceptación es definitiva cuando empezamos a recomponer nuestras vidas. No nos sentimos tan obsesionadas por él, y comenzamos a pensar en hombres nuevos y en salir con ellos. Esta puede ser una etapa algo capciosa; siempre podemos querer llamarle para demostrarle que ya lo hemos superado. No debemos caer en la tentación, pues es posible que no consigamos el tipo de respuesta que imaginábamos y nos sintamos defraudadas o, lo que es peor, puede que nuestros sentimientos por él resurjan y tengamos que volver a empezar ¡desde la primera fase! Un factor muy importante de este proceso de duelo y aflicción es ser conscientes en todo momento de todos nuestros sentimientos, también los que son positivos. No debemos avergonzarnos de seguir enamoradas de nuestro ex, incluso si la relación se ha terminado y aunque nos haya herido profundamente. Es natural. Tenía cualidades que admirábamos; de otro modo nunca nos hubiéramos fijado en él ni nos habríamos enamorado de él. Es igualmente necesario mantener la sensación de deseo por él. No hay por qué avergonzarse. Son sentimientos, nada más. No estamos obrando según ellos, sencillamente los estamos sintiendo. Es probable que sintamos la necesidad de expresar agradecimiento y sigamos obsesionadas con la relación porque creemos estar en deuda con nuestro ex por algo que hizo. Vivian estaba sumamente agradecida a su novio por haberla apoyado económicamente mientras estudiaba derecho. Barbara, por su parte, se sentía agradecida por el apoyo recibido por parte de su pareja durante un duro proceso de divorcio. Ambas querían expresar estos
  • 13. sentimientos al resto del grupo, pues aunque sus relaciones habían terminado, seguían centradas en lo maravillosos que eran sus respectivos ex compañeros. También puede ocurrir que sintamos envidia hacia nuestro ex por alguna cualidad que admiramos en él y que quisiéramos poseer. Betty, por ejemplo, admiraba la capacidad de su novio Paul para relacionarse con la gente. Solía observarlo en las fiestas, y estaba fascinada por la rapidez y la facilidad con la que conectaba con los demás. Lo que sin duda alguna sentiremos por él es enojo y rabia tanto por habernos abandonado como por habernos tratado injustamente, traicionado, rechazado, o incluso por haber abusado de nuestra confianza. Superar estos sentimientos sin dejar que nos dominen es capital para recuperarnos del desengaño. La clave de este proceso es NO llamerle, por muy poderosas que sean nuestras razones. Debemos utilizar este período de tiempo para distanciarnos emocionalmente de él, para desconectar de la relación. Si le llamamos para compartir con él nuestros sentimientos y no se de cuenta de lo difícil de nuestra situación, puede reaccionar expresando su rechazo o su desprecio, con lo que terminaríamos sintiéndonos mil veces peor. Un resultado tal contaminaría el proceso de recuperación invalidando todo el trabajo hecho hasta ahora. En lugar de eso, lo mejor es expresar estos sentimientos a otra persona, ya sea un terapeuta, un amigo o un grupo de terapia, alguien con quien nos sintamos seguras. El hecho de tener un testimonio que siga nuestra experiencia con el amor, el dolor, la tristeza y el deseo hace que este proceso adquiera un significado mucho mayor. Sin embargo, hay veces en las que no podemos encontrar a nadie con quien compartir nuestras sensaciones, así que tendremos que sentirlas por nosotras mismas. Cuando el el corazón se despierta en medio de la noche, no podemos ir llamando a la gente a las cuatro de la mañana (¡a no ser que estos amigos sean extraordinariamente comprensivos!). En lugar de eso, podemos sentir y llorar solas. De este modo, aprenderemos a calmarnos y consolarnos a nosotras mismas, un punto que desarrollaremos en el tercer capítulo. Betty y Tim llevaban prometidos seis meses cuando él le confesó que no sabía si podría casarse con ella. Betty se hundió. Habían estado saliendo durante más de un año antes de prometerse. Tim se había trasladado desde Grecia a Nueva York para realizar un máster de ingeniería. Un año después, conoció a Betty en una discoteca, y desde su primera cita empezaron a pasar prácticamente todo su tiempo libre juntos. Cuando la familia de Tim se enteró del compromiso, se enfadaron mucho, pues querían que él se casara con una mujer griega. Amenazaron con desheredarle si seguía adelante con la boda, y Tim decidió hacer caso a su familia y renunciar al matrimonio con Betty.
  • 14. Betty estaba furiosa con Tim por su incapacidad para hacer frente a su familia y por haber traicionado su amor y sus expectativas de futuro juntos. Aunque seguía desempeñando normalmente su trabajo como analista financiero, Betty se estaba desmoronando, por lo que decidió someterse a terapia. Cuando acudió a mí, comentamos sus síntomas de depresión y su incapacidad para superar completamente la relación con Tim. De vez en cuando, él la llamaba, aunque su decisión de no casarse con ella seguía firme. Esta situación la confundía todavía más, y gracias a la terapia, decidió que lo que más le convenía era romper definitivamente con Tim. Betty pasó las primeras sesiones de terapia tomando conciencia de su propio dolor y llorando. Hablaba de las cosas que echaba de menos de Tim: el que la llamara dos veces al día cuando salían juntos, su relación sexual e, incluso, la rutina de ir al cine. El período de duelo se concentró en la pérdida del futuro que podrían haber compartido. Lloraba por la boda que habían planeado –ya habían decidido hasta el nombre de sus hijos-. Esto era lo que le resultaba más penoso. Poco después, empezó a expresar la rabia que sentía hacia Tim por haberla rechazado y abandonado. Cada vez distinguía con más claridad las razones que lo habían impulsado a obrar así, entre las que figuraban su somentimiento a la familia y su incapacidad para independizarse emocionalmente de ellos. Durante este tiempo Tim la volvió a llamar otra vez. A estas alguras del proceso, ella se sentía mucho más fuerte psicológicamente, por lo que fue capaz de pedirle que no la volviera a llamar. Le dijo que sólo lograba confundirla, pues estaba claro que no había esperanza de futuro entre ellos. Esto le proporcionó una gran seguridad y confianza en sí misma. Se sentía menos como una víctima, y su depresión terminó desapareciendo. Podía hablar de los buenos ratos pasados con Tim, de cómo él la había ayudado económicamente mientras ella estudiaba, y era capaz de sentir gratitud hacia él. Recordaba lo amable y cariñoso que había sido con ella. A pesar de los sentimientos positivos de Betty por Tim, había aprendido a contenerlos y controlar su necesidad de llamarle para compartirlos con él, pues era consciente de que con ello crearía todavía más confusión. Cuando Betty empezó a salir nuevamente, a veces sentía el impulso de comparar a esos hombres con Tim, lo cual le infundía nuevas dudas acerca de la posibilidad de encontrar a alguien con quien se sintiera tan bien como con Tim. A medida que continuaba trabajando su dolor, sus sentimientos por Tim empezaron a cambiar, y al cabo de un año era capaz de pensar en él sin sentir dolor ni remordimiento, de verlo todo como una experiencia muy positiva. Se
  • 15. sentía lo bastante liberada emocionalmente como para volver a implicarse de forma seria con otro hombre. No temía correr el riesgo de mantener una nueva relación, pues sabía que podía amar y, si era necesario, recuperarse de una pérdida. ¿Qué podemos hacer para facilitar nuestro paso por la fase de duelo?  Para calmar nuestro enfado, podemos hacer ejercicio físico (correr, jugar al tenis, ejercicios de musculación, lucha, ¡o incluso tomar clases de artes marciales!). Servirá cualquier actividad en la que podamos descargar nuestra ira y nuestra tensión.  Expresar nuestros sentimientos a través de ejercicios de creatividad tales como escribir versos, prosa o letras para canciones, pintar, cantar y bailar.  Hablar siempre que podamos de nuestros sentimientos con las compañeras del grupo de terapia.  Escribir una carta de despedida a la relación que acaba de terminar. Hay que escribirla como si nuestro ex pudiera oír a alguien que la lee, decir todo lo que debe ser dicho, y dejar que nuestros sentimientos afloren a medida que vamos escribiendo. Pero cuidado: no la envies. Puede resultar extraordinariamente positivo leerla a un amigo en quien confiemos, alguien que pueda comprendernos. Al cabo de un tiempo quizá queramos releerla, o tal vez romperla en señal de que nuestra relación con él ha terminado definitivamente. La representación de un ritual también puede servir de ayuda para superar la fase del duelo. Donna se sentía angustiada por haberse separado legalmente de Mark, y estaba pasándolo bastante mal emocionalmente. La noche de su cumpleaños, temerosa de que no pudiera resistir el impulso de llamar a Mark, decidió salir con sus amigas Linda y Susan. Las tres amigas fueron a celebrar el fin de la relación de Donna con Mark pasando por delante del restaurante donde la pareja solía ir a cenar cada viernes; pero una vez en la zona de aparcamiento, Donna les contó sus experiencias con su ex marido. Entonces las tres mujeres se dirigieron a la playa. Donna se quitó el anillo de casada, lo arrojó al océano y después lloró. Linda y Susan se mostraron compasivas y le ofrecieron todo su apoyo. Después, fueron a un restaurante de moda a celebrar el cumpleaños de Donna, el fin de su relación con Mark y su nuevamente recuperada libertad. Lo festejaron con pastelillos
  • 16. y café, compartiendo historias sobre relaciones y aventuras pasadas, riendo y llorando hasta que cerró el local. Cuando Donna vino a visitarme para la sesión de terapia, me dijo que se sentía mucho mejor y capaz de aceptar el fin de la relación. Podemos planear algún ritual con amigos o llevarlo a cabo solas. No es nada más que otro modo de expresar el cambio y la transformación que está sufriendo nuestra vida. El factor más importante de cualquier forma de duelo es la capacidad de compartir nuestra historia con otras personas, ya sea un terapeuta, nuestro mejor amigo o nuestra madre. El hecho de contar y expresar lo que nos sucede nos ayuda a dejar de sentirnos solas o desamparadas para sentirnos apoyadas y comprendidas. A menudo, cuanto más hablamos de nuestros sentimientos, más nos distanciamos del dolor y el sufrimiento que éstos generan en nosotras. La presencia de una persona compasiva y afectuosa con la que compartir nuestras penas y alegrías nos ayudará, sin duda, a recuperarnos de cualquier trauma o herida. Ejercicios Prácticos Los siguientes ejercicios están diseñados para ayudarte a superar el pasado. Piensa bien las respuestas antes de escribirlas (es lo que se llama “procesar” las respuestas). El hecho de tener que ir explorando nuestros sentimientos a medida que respondemos a las preguntas es una parte fundamental del proceso de curación.  ¿Has sentido tristeza o desesperación?  ¿Has sentido rabia o enfado hacia tu ex? ¿Qué hizo él para provocarte estos sentimientos?  ¿Qué tipo de cosas crees que puedes hacer para expresar tus sentimientos de dolor y rabia de un modo sano y constructivo?  ¿Tienes a alguien con quien compartir tus sentimientos cuando estás triste o disgustada? Describe a esa persona.
  • 17.  Si en plena noche te sientes desbordada por la tristeza o la rabia, ¿qué haces para calmarte?  ¿Cuál es el modo más original que imaginas para celebrar el fin de tu relación? Escribe sobre ello sin preocuparte de lo extravagante que pueda parecer.
  • 18. 3 Recuperarse del rechazo El hecho de estar recuperándonos de un conflicto emocional no significa que tengamos que resignarnos a estar apesadumbradas durante todo el día. En estos períodos de sentimiento de pérdida y rechazo, es especialmente importante cuidar de nosotras mismas. Debemos intentar restablecer nuestra vida tal como era antes de la crisis. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo recuperar nuestra paz interior? Durante los días inmediatamente posteriores a la ruptura, hay que hacer todo aquello que nos haga sentir mejor, al menos hasta que el dolor inicial empiece a mermar. He aquí algunas sugerencias para complacernos. Podemos ir a la peluquería a arreglarnos el pelo, apuntarnos a aquel curso que siempre deseamos hacer, visitar a la familia, viajar, meternos todo el día en el cine, ir a un concierto, hacernos un masaje o una limpieza de cutis, salir de compras, apuntarnos a un gimnasio, coger unas vacaciones del trabajo, saltarnos la dieta y comer pasteles todo el día, visitar a los amigos y hablar de nuestro ex, hablar por teléfono durante toda la noche, o contratar una canguro para los niños y salir a bailar. El único límite es nuestra imaginación. Debemos concedernos algún capricho, hacer cosas que nos causen placer. En eso consiste cuidar de uno mismo. Hay que tomárselo como si se tratara de unas vacaciones e intentar no ser demasiado exigentes con nosotras mismas. Durante este período de nuestra vida, debemos procurar mantenernos lo más relajadas posible. Lo importante es conseguir superar los primeros días de forma que el sufrimiento inicial provocado por el abandono o el rechazo empiece a remitir. No se debe recurrir a las drogas o al alcohol. Puede que logren detener el dolor de forma temporal, pero lo único que conseguiremos con ello es retrasar el momento de sentir ese dolor. Debemos mantenernos sobrias y centradas, y lo último que necesitamos en este momento es el problema adicional de la drogodependencia o el alcoholismo. Al cabo de una semana, debemos intentar cortar alguna de estas actividades que tanto placer nos proporcionan, pues si seguimos comiendo pasteles todo el día, tomando vacaciones del trabajo o comprando, podemos terminar sin trabajo, con sobrepeso y en la más absoluta ruina. Hay muchas maneras de recuperarse que no causan adicción ni ningún tipo de daño físico. La psicoterapia individual, el grupo de terapia, los métodos de autoayuda, el masaje, la reflexología, la hipnoterapia, la biblioterapia (leer
  • 19. mucho), los círculos de plegaria, la acupuntura, o la meditación, la lista es interminable. Lo importante es que no llamemos al hombre que nos rechazó. Con ello sólo conseguiríamos reabrir la herida y echar abajo todo el trabajo hecho hasta ahora. En caso de que funcionar normalmente nos suponga un esfuerzo extraordinario, que nos cueste demasiado levantarnos para ir a trabajar o que nos sintamos profundamente deprimidas y tengamos pensamientos suicidas, entonces puede que estemos clínicamente enfermas y debamos recurrir a la ayuda de un profesional. No hay por qué sentir vergüenza de tener que medicarse, pues el sentimiento de pérdida y rechazo puede reavivar traumas del pasado que dábamos por olvidados y que deben tratarse para poder ser superados. Apoyo Durante el tiempo en que estemos intentando recuperarnos, es fundamental poder contar con una sólida red de apoyo. Necesitamos amigos con los que hablar cuando nos sobrevenga la necesidad de llamar a nuestro ex o cuando nos sintamos deprimidas y desanimadas. Es importante que las personas que componen nuestra red de apoyo no nos critiquen ni nos hagan sentir todavía peor, pues, al contrario, van a convertirse en nuestro apoyo emocional. Sería estupendo que reunieran alguna de las siguientes características: sensibilidad, imparcialidad, generosidad, compasión, animosidad, entereza emocional y discreción. Hay que contar con al menos tres personas a las que podamos llamar en caso de sentir el impulso de llamarle a él (deberemos llevar sus números siempre encima). Nuestra red de apoyo puede estar formada por amigos, parientes, compañeros de trabajo, especialistas, sacerdotes o pastores, etcétera, cualquier persona con la que nos sintamos a gusto y en la que podamos confiar a la hora de explicarle nuestros problemas. Es aconsejable contar con varias personas en lugar de insistir siempre con la misma, por lo que deberemos seguir dedicando energía y esfuerzos en proveernos de una buena red de apoyo. Contar con las personas adecuadas no sólo nos ayudará a controlar el impulso de llamarle, sino a sentirnos menos solas y más queridas. El hecho de saber que existen otras personas aparte de nuestro ex que se preocupan por nosotras nos hace conectar emocionalmente con ellas, lo cual evita que caigamos en la depresión de la soledad no deseada y que nos invadan los sentimientos de desesperación que ésta genera.
  • 20. Amy y Tom habían sido amigos durante casi un año. Ella le había apoyado durante todo el proceso de su divorcio, y él la había ayudado cuando ella rompió con su prometido. Era la primera vez en todo el tiempo que hacía que se conocían que se encontraban ambos sin pareja. Algunas veces, cuando habían quedado para cenar (lo cual solía proponer Tom), Amy le había sorprendido mirándola con una expresión soñadora en su rostro. A menudo la llamaba por la noche para ver cómo estaba y hablar sobre lo que les había ocurrido durante el día. Una vez, incluso llegó a comprarle un libro de poemas. Amy presentía que Tom estaba románticamente interesado en ella, y pensó que debían reflexionar sobre la posibilidad de empezar a salir. Durante la siguiente cena juntos, Amy le dijo que se sentía traída por él y le preguntó cuáles eran sus sentimientos hacia ella. Tom reaccionó con sorpresa ante el comentario y le dijo a Amy que la consideraba como una hermana, que no creía que funcionaran bien como pareja y que, además, estaba saliendo con otra mujer, de la cual creía que se estaba enamorando. Amy se sintió humillada y herida. Terminó la cena rápidamente y se excusó. Estaba enfadada con Tom por enviarle señales ambiguas y después haberla rechazado. Pensó que su amistad con él se había arruinado por completo. A pesar de su enfado, sin embargo, Amy seguía creyendo que Tom terminaría llamándola para admitir su error y confesarle que, de hecho, sí se sentía románticamente atraído por ella. Pasó una semana y no llamó. Amy comprendió que estaba más enamorada de Tom de lo que creía y se deprimió. Empezó a obsesionarse con llamarle, pero sabía que aquello era humillante y que lo mejor para ella era superarlo todo de una vez. Esa noche se programó toda la semana de manera que no le quedara tiempo para sentirse deprimida esperando a que sonara el teléfono. Iría a trabajar durante el día y después se mantendría ocupada para no echar de menos las llamadas de Tom. El lunes fue a hacerse un masaje y luego a ver una película que había estado posponiendo. El martes fue a cenar con un amigo que no había visto en mucho tiempo y quedó con otro para tomar el café. El miércoles se fue de compras y volvió con el vestido de sus sueños. Una vez en casa, empezó a sentir el suplicio de la ausencia y el rechazo de Tom, y llamó a unos amigos para comentar con ellos lo que le había ocurrido con Tom. El jueves se citó con su terapeuta, a quien no había visto desde hacía dos años. Pidió dos días libres a la empresa y se marchó. De la ciudad durante el fin de semana para visitar a su hermana y sus sobrinas. Cuando regresó de su viaje, Amy se sentía algo mejor. Se había gastado mucho dinero la semana anterior y tenía que controlar el presupuesto, pero decidió que seguiría tratándose terapéuticamente hasta que superara el rechazo de Tom. También se decidió a hacer un montón de visitas a sus amigos
  • 21. durante las dos semanas siguientes y a empezar un curso de interpretación. Quizá le sirviera para afrontar algunos de sus sentimientos y, por qué no, para conocer gente nueva. Además, en su interior, siempre había querido ser actriz, y éste era un buen momento para perseguir uno de los sueños que había estado posponiendo. Ejercicios Prácticos  ¿Te recuerdan las circunstancias actuales situaciones pasadas de pérdida y rechazo? ¿Cuáles fueron?  Describe tus sentimientos por la persona que has perdido o que te ha rechazado.  En este mismo momento, ¿qué podrías hacer para aliviar ese dolor?  Describe tus rasgos más positivos y atractivos.  Haz una lista de algunas de las personas por las que te sientes querida y descríbelas.  ¿Estás otorgando demasiado poder a la persona que te rechazó? Haz una lista de sus rasgos negativos.  Haz una lista de todas las actividades que puedas hacer esta semana para sentirte mejor.
  • 22. 4 Paternidad Inadecuada Desear un padre imaginario Si estás pasándolo mal intentando superar el fin de una relación o no puedes evitar estar llamando constantemente a tu pareja porque temes que vaya a dejarte, puede que estés sufriendo los efectos de lo que se conoce como “paternidad inadecuada”. Muchas niñas crecen sin su padre en casa o con un padre que entra en sus vidas sólo de forma esporádica y siempre vuelve a marcharse. No es de extrañar, pues, que muchas mujeres padezcan las secuelas de una falta de cariño por parte de la figura paterna. A pesar de lo triste que esta situación es ya de por sí, la ausencia física no es el único modo en que el padre puede desatender a sus hijos. Puede que no haya estado emocionalmente disponible, debido, por ejemplo, a una adicción al sexo, al trabajo, a las drogas o al alcohol. Puede que tuviera problemas para relacionarse, o que su modo de hacerlo fuera distante por definición. Puede que hubiera estado deprimido o físicamente enfermo. O puede que se tratara de un hombre absorbido en sí mismo. En este sentido, es importante mencionar que este último tipo de ausencia constituye un abandono emocional y que, por tanto, debe tratarse como cualquier caso de pérdida. Cabe decir, además, que el abandono emocional puede ser tan traumatizante como el abandono físico. El hecho de maltratar o humillar a la madre delante del niño también se considera ejemplo de paternidad inadecuada. En el caso de la niña, es incluso más grave, pues ésta tiende a identificarse con su madre e interioriza el modo en que es tratada por el padre. Cualquier tipo de abuso o pelea delante de los hijos es estresante y traumatizante para ellos, y cuando se lleva a cabo, no se están considerando los graves efectos a largo plazo que este tipo de conducta puede causar en los pequeños. Por supuesto, si el padre abusa del niño o niña física, sexual o emocionalmente, deja de comportarse como tal. Estamos ante el caso extremo de un padre demasiado preocupado por sus propios problemas y necesidades. Es completamente incapaz de cumplir sus obligaciones para con su hijo o hija. Puede que hayas pasado por un caso de paternidad inadecuada si tu padre…
  • 23.  Estaba exageradamente preocupado por sí mismo y sus problemas;  Anteponía sus necesidades a las tuyas;  Abusaba sexual, emocional o físicamente de ti;  Os abandonó física o económicamente. Tenías un padre…  Con sensibilidad;  Comprensivo;  Interesado en ti;  Claro (no ambiguo en sus señales);  Respetuoso;  Capaz de considerarte seriamente;  Deseoso de proporcionarte todos los medios para que crecieras feliz. Cuando tenía doce años, mis padres se divorciaron. Aunque mi padre trabajaba, se marchó para “vivir su propia vida”, sin considerar siquiera el pasarnos algún tipo de manutención. Nos abandonó a mi madre, a mi hermano y a mí con una casa hipotecada y un coche en manos de los bancos porque no había pagado las letras. Mi madre era ama de casa y no disponía habilidades que la hicieran apta para trabajar, así que fuimos empobreciéndonos cada vez más. A pesar de los intentos de mi madre en los juzgados, mi padre solía esquivar la ley y raramente contribuía económicamente. Nunca hizo ningún intento de financiar parte de mi ecuación universitaria, pero yo era bastante obstinada, así que conseguí mantener tres trabajos a la vez y terminar la carrera. Incluso ahora que soy adulta y una profesional en mi trabajo, su egoísmo y falta de cariño siguen pareciéndome difíciles de comprender. Cuando empecé a salir con hombres solía elegir los que fueran guapos, encantadores y egocéntricos, tal como era mi padre. Malgasté un montón de tiempo y energía en hombres que eran incapaces de mantener una relación sana, pero logré terminar con todo ello cuando empecé a tratarme terapéuticamente y conseguí superar los sentimientos provocados por el abandono de mi padre. Paternidad inadecuada y relaciones amorosas. El hecho de haber crecido bajo los efectos de una paternidad inadecuada puede influir de distintos modos en las relaciones amorosas que tengamos.
  • 24.  Puede que nos entre el pánico cuando creemos que un hombre se está distanciando de nosotras o pretende dejarnos. Este sentimiento de terror procede de los recuerdos del abandono paterno escondidos en el inconsciente y que todavía no hemos superado. El miedo a ser rechazadas puede hacernos actuar de un modo desesperado hasta el punto de desatar conductas humillantes y autodestructivas.  Puede que nos relacionemos con hombres parecidos a la figura paterna en un intento de revivir y resolver la historia. Es como tratar de extraer sangre a una piedra; estamos intentando recibir amor de un hombre emocionalmente incapaz de dárnoslo. La triste realidad es que podemos encontrar millones de hombres como nuestro padre, pero nunca podremos obtener el cariño y la atención que necesitábamos cuando niñas. Es demasiado tarde, y repetir el trauma una y otra vez no resolverá nada. Lo que sí podemos hacer ahora que somos adultas es curar la herida.  Quizás nos relacionemos con hombres como nuestro padre porque emocionalmente no nos hemos liberado de él o de su recuerdo. El hecho de estar con este tipo de hombres permite a la niña que forma parte de nosotras seguir en contacto con el padre que conoció. Parece del todo irónico que tengamos dificultades para separarnos emocionalmente de alguien que ni siquiera estaba ahí cuando lo necesitábamos. Incluso puede que nos aferremos a la imagen del padre que deseamos tener pero que nunca tuvimos. Si no conseguimos desvincularnos emocionalmente de esta imagen y superar los sentimientos que provoca en nosotras, lo más probable es que nuestras expectativas y demandas acerca de los hombres con los que nos relacionamos no sean realistas. Así, por ejemplo, el hecho de esperar a que el hombre con el que salimos pague los gastos de la cita o nos obsequie con regalos refleja claramente nuestro deseo de ser cuidadas y atendidas tal y como queríamos que nuestro padre lo hiciera. Este tipo de exigencias, sin embargo, son las que pueden hacer que un hombre se desinfle. ¡Está buscando una novia, una pareja, no una hija! Exigir amor incondicional a un hombre responde a la creencia de que nunca nos dejará si efectivamente nos quiere de ese modo, y puede hacer que nos sea prácticamente imposible aceptar su decisión de terminar la relación si se diera el caso y que lo pasemos realmente mal al intentar superar esta situación. Es otro camino hacia el mismo lugar: el conocido comportamiento autodestructivo.
  • 25. Las falsas expectativas de amor incondicional también podrían causarnos la sensación de que podemos hacerle lo que queramos sin esperar consecuencia alguna. Desde luego, se trata de una idea completamente disparatada; toda acción tiene sus efectos, y si hacemos cosas para hacerle enfadar o entristecerle, podría terminar rechazándonos o dejándonos. No es ni nuestro padre ni el padre que hubiéramos querido tener. Un hombre está con una mujer porque quiere, no porque se lo deba. Un padre, en cambio, le debe a sus hijos el permanecer con ellos a lo largo de su infancia y adolescencia, y esa exigencia, pues, debe dirigirse a él, no a nuestra pareja. Si estamos actuando de alguna de estas formas, puede que lo que realmente necesitemos para mantener una relación sana sea resolver los problemas que tengamos a raíz del comportamiento de nuestro padre. Dejar atrás la niña que fuimos Pero, ¿cómo podemos desvincularnos de lo que sentimos hacia nuestro padre? ¿Cómo podemos recuperarnos del sufrimiento causado por su falta de cariño y atención? La clave para separarnos emocionalmente de lo que representó la figura paterna en el pasado y de lo que no pudimos obtener de ella cuando niñas es pasar por un proceso de aflicción y de duelo. Debemos sentir el dolor y llorar por aquella niña que no recibió ni el amor ni el apoyo emocional que necesitaba y que su padre debía proporcionarle. Debemos llorar por aquel padre que tanto habíamos idealizado y que nos defraudó. ¡Fue el hombre que nos abandonó! Una vez que empecemos a ser conscientes de los sentimientos de rechazo, de privación de cariño y de pérdida, aflorarán en nosotras mucha rabia y dolor. Suele ser mucho mejor experimentar tales emociones con un psicoterapeuta, un grupo de apoyo o un amigo, pero es posible hacerlo solas – a través de la creatividad, por ejemplo (artistas, escritores y músicos famosos reconocen expresar sus más hondos sentimientos a través de sus trabajos). Lo más importante, sin embargo, es que lleguemos realmente a tomar contacto con el amor que sentimos por nuestro padre. Toda niña quiere y admira a su padre, y por ello afecta tanto su marcha. Es precisamente ese amor y admiración que sentimos por la figura paterna y el hecho de que no nos lo devolviera del modo que necesitábamos lo que causa esa gran herida. Es ahí donde sentimos que se nos ha roto el corazón y, por lo tanto, donde debemos aplicar la cura. Incluso a medida que vamos haciéndonos adultas, seguimos deseando que nuestro padre nos quiera y nos
  • 26. respeta. En su obra Father Loss (La pérdida de un padre), Elyce Wakerman lo describe a la perfección: Permanecí ante el espejo y empecé a cantar algo y fuerte. Ahí estaba, una chica de quince años, sola en aquel santuario adolescente que era mi habitación. Corregí la postura de timidez que me caracteriza, eché los hombros hacia atrás, me recogí el pelo y empecé a cantar lo que me dictaba el corazón. “Soy de sobras la estrella más grande, pero nadie lo sabe.” Tras el reflejo de la cantante, aparece un público sonriente formado por un solo asistente que, a diferencia del resto, aprecia mis cualidades artísticas. En la alegre intimidad de mi habitación, recreo una fantasía y reconozco ante el espejo mi deseo de un aplauso suyo, de mi padre. A veces, aún ahora que ya he crecido y que me encuentro hablando de este tipo de cosas, sigo hallándome a mí misma preguntándome, al final de cada capítulo: “Papá, ¿me estás aplaudiendo?”. Sólo cuando seas plenamente consciente de tus sentimientos hacia tu padre una vez adulta, podrás empezar a desvincularte emocionalmente de la figura que marcó tu pasado. Comenzarás a vislumbrar una imagen de él más realista, sin llegar a ser ni el ogro ni el héroe que creías que fue. Incluso puede que descubras que era incapaz de ejercer su papel como padre adecuadamente porque él mismo no obtuvo ese tipo de trato por parte de sus padres. Es probable que no recibiera el amor que necesitaba cuando era pequeño, pero el problema no estaba en ti. No es que no merecieras recibir amor. El problema era él, y cuando seas capaz de comprender eso, tu vida empezará a cambiar. No fue hasta que la relación de Linda con Ivan estuvo a punto de terminar que el conflicto interior que mantenía ella con su padre empezó a aflorar. Linda había estado saliendo con Ivan durante un año cuando vino a verme. Él era un padre divorciado, trabajaba en la construcción y veía a sus hijas los fines de semana. Ella era secretaria, quería casarse y formar una familia. Todo iba bien hasta que la ex mujer de Ivan le pidió que cuidara de sus hijas mientras ella se recuperaba de una operación. Linda intentó ser comprensiva con las nuevas responsabilidades de Ivan, pero pronto se sintió consumida por los celos y la rabia. Empezó a llamarle más a menudo incluso sabiendo que a él no le gustaba y, más adelante, comenzó a dejarse caer por
  • 27. su casa sin avisar. Normalmente, Ivan estaba demasiado ocupado con sus hijas para pasar tiempo con ella, lo cual hizo que Linda terminara sintiéndose rechazada. Una noche tuvieron una terrible pelea en la que Linda acusaba a Ivan de no dedicarle suficiente tiempo. Él respondió que se sentía bajo una enorme presión y que creía que debían dejarlo por un tiempo. Hundida, Linda empezó a tomar antidepresivos bajo prescripción médica, pero sentía que no la estaban ayudando y decidió intentarlo con la psicoterapia. Vino a verme y empezó a reflexionar sobre su pasado, lo cual le hizo tomar plena conciencia de multitud de sentimientos hacia su padre que yacían enterrados en su inconsciente. Cuando niña, su padre trabajaba dieciséis horas diarias, con lo que prácticamente nunca estaba en casa. Linda pasaba la mayor parte del tiempo con su madre o sola, por lo que conservaba muy pocos recuerdos de momentos agradables vividos con su padre, muerto cinco años atrás. Necesitaba llorar la muerte de su padre más profundamente, y también la falta de atención que ella tanto había sentido. Empleó muchas sesiones comentando sus sentimientos cuando su padre no estaba ahí para ella, y terminó siendo capaz de afrontar su deseo de atención por parte de él y de exteriorizar su envidia por la relación de Ivan con sus hijas. Lloró durante muchas sesiones por el dolor que le causaban esos sentimientos de rechazo y abandono emocional por parte de su padre, y se dio cuenta de cómo a menudo se involucraba en relaciones amorosas no correspondidas como medio para revivir la relación con su padre. También lloró por su muerte, porque ya no habría oportunidad de arreglar las cosas entre ellos. Ivan la llamó una noche y decidieron citarse para hablar. Linda le explicó todo lo que había aprendido durante su experiencia con la terapia, y él, un hombre comprensivo y respetuoso, se mostró muy receptivo con los cambios que ella había hecho. Su capacidad para abordar la responsabilidad añadida del cuidado de sus hijas también había mejorado, por lo que disponía de más tiempo para dedicar a la relación. Finalmente, Linda e Ivan empezaron a vivir juntos, y en la actualidad están pensando en casarse. Pasar por todo un arduo proceso de toma de conciencia de los propios sentimientos sirvió para que Linda aprendiera a actuar más libremente en su relación con Ivan y dejar de revivir en él los conflictos sin resolver que tenía con su padre. Una vez que hemos llorado y nos hemos separado emocionalmente de una mala relación con nuestro padre es cuando verdaderamente estamos en condiciones de elegir la pareja adecuada. Debemos pasar por esta etapa de duelo y dolor para no malgastar el resto de nuestra vida repitiendo el mismo
  • 28. episodio de abandono, soledad y sufrimiento que vivimos con nuestro padre. Debemos superar los sentimientos que provoca nuestra relación con él para que en su lugar de ser prisioneras del pasado, seamos dueñas de nuestra vida y de nuestro porvenir. Ejercicios Prácticos  Describe brevemente a tu padre.  Describe sus cualidades positivas.  Describe lo que consideras inadecuado en él como padre.  Describe cómo era su padre.  Describe cómo fue su infancia.  Describe qué cualidades hubieras deseado en él.  Describe por qué te considerabas desatendida por él.  ¿Abusó física o emocionalmente de ti? Si es así, escribe sobre ello en este espacio.  ¿Maltrataba a tu madre de algún modo? Si es así, escribe sobre ello en este espacio.  ¿Qué es lo que no te gusta de tu padre?
  • 29.  ¿Qué es lo que más admiras de él?  Describe la imagen que tenías cuando eras una adolescente.  Describe de qué modos puedes distanciarte psicológicamente de él, que serán, por tanto, en los que debas trabajar.  Describe de qué forma puedes estar reviviendo tu relación con tu padre cuando eras pequeña.  ¿En qué se parecen a tu padre los hombres con los que te relacionas?  ¿En qué se distinguen de él?  ¿Qué rasgos has heredado de tu padre?  Si pudieras haber tenido un padre ideal, ¿cómo hubiera sido?  ¿Cómo ha evolucionado tu relación con tu padre? Si todavía está vivo, ¿cuál es tu relación ahora?
  • 30. 5 Madres y hombres ¿Te has dado cuenta de hasta qué punto el hombre cuyo rechazo te está costando superar se parece a tu padre? La mayoría de las mujeres se sienten enormemente vinculadas a su madre. Después de todo, fue ella la primera en cuidar de nosotras al nacer, así que, pese a que nos enamoramos de hombres, puede que en realidad nos sintamos atraídas por aquellos que demuestran poseer rasgos similares a los de nuestra madre. A veces, nos enamoramos de un hombre que nos trata del modo en que lo hacía nuestra madre. Si, por ejemplo, no nos prestaba la suficiente atención o no se preocupaba demasiado por escucharnos, quizás el hombre con el que nos relacionemos sea malo como oyente. Si, en cambio, era egocéntrica y anteponía sus necesidades a las nuestras, quizás ocurra lo mismo con nuestra pareja. Es difícil superar la pérdida de este tipo de hombres, porque es como tratar de superar la pérdida de nuestra madre. Cuando una madre se muestra competitiva y distante, es lógico que su hija se sienta poco querida. O cuando, por ejemplo, siente odio hacia sí misma y actúa despectivamente con la niña, puede que ésta termine interiorizando el odio y la baja autoestima de la madre. A menudo solemos imitar el modo en que nuestra madre se relacionaba con los hombres. Si aceptaba comportamientos abusivos, puede que tendamos a tolerarlos también. Si, en cambio, sentía pánico a quedarse sola y se aferraba a su pareja, enonces es probable que nuestra actitud frente a los hombres sea similar. La mayoría de las mujeres quieren a su madre incluso si se sienten enfadadas o decepcionadas por su causa. Si encontramos una pareja mejor que la que ella tuvo, nos sentimos tremendamente culpables por obtener más amor de un hombre del que ellas nunca recibieron. Nos duele verlas sufrir, y sentimos su dolor como propio (a veces, incluso, no queremos abandonarla emocionalmente, por lo que hacemos de nuestra vida una representación de la suya). Nos implicamos en relaciones con hombres que no nos tratan como debieran o que no tienen ningún futuro, tal como nuestra madre hizo. Nos empeñamos en dirigir nuestra vida hacia situaciones que no van a ningún sitio y, por tanto, no somos más felices de lo que lo era ella. Si sufrió, nosotras imitamos su comportamiento y nos aferramos a hombres que no nos convienen porque ella así lo hizo. A veces, nos mantenemos unidas a nuestra madre sintiéndonos atraídas y emparejándonos con hombres como nuestro padre. Puede que incluso nos arrastremos y nos humillemos ante los hombres porque
  • 31. sentirnos mejor y más afortunadas que nuestra madre nos provocaría un terrible dolor. Durante años, en mi juventud, mis relaciones con los hombres se basaban en las que mantenía mi madre cuando yo era pequeña. Ella toleraba la actitud impropia, a veces abusiva, de mi padre, después se enfadaba y, ya harta, decidía dejarle para darle una nueva oportunidad cuando él acudía a ella con promesas de cambio… Y así una y otra vez. Un auténtico caos. Asistí a sesiones de psicoterapia y, una vez consciente de cuál era el problema, aprendí nuevas maneras de relacionarme con los hombres; maneras distintas de las que tenía mi madre cuando yo era niña. ¿Cómo desvincularnos emocionalmente de nuestra madre y cambiar? Debemos reflexionar acerca de los temas pendientes con nuestra madre y con los hombres, relacionarnos con mujeres mayores que nosotras que puedan servirnos como modelo y guía, leer libros de autoayuda, observar el comportamiento de otras mujeres que mantengan relaciones sanas con hombres sanos. Se trata, simplemente, de ser conscientes de nuestra actitud en lugar de revivir inconscientemente el comportamiento de nuestra madre. El hecho de ser distinta a nuestra madre es una forma de seguir adelante y separarse de la figura materna, y suele despertar sentimientos tanto de pérdida como de amor por la que fue la primera persona en cuidar de nosotras. Puede que tengamos que llorar el fin de nuestro vínculo infantil con ella, pues se trata de un proceso muy emotivo y repleto de sensibilidad, pero es el trabajo que debemos realizar para continuar con nuestra vida y ser capaces de cambiar. Sólo de este modo conseguiremos mantener con éxito una relación amorosa. Desvincularse emocionalmente de nuestra madre no significa que la queramos menos, sino que somos menos interdependientes y que interferimos menos en los problemas de la otra. De hecho, el amor entre las dos puede crecer por la simple razón de que ambas contemplaremos la realidad más objetivamente. Aunque me siento emocionalmente más separada de mi madre ahora de lo que lo estaba a los veinticinco, mantenemos una estrecha relación y constituye en sí misma gran parte de mi red e apoyo. Debemos tener presente que hace sólo unos cuantos años que la mujer se ha independizado económicamente. Históricamente, las mujeres necesitaban a los hombres para que las mantuvieran, por lo que no tenían más remedio que permanecer a su lado fueran cuales fueran las circunstancias. Parece que el problema de aferrarse a una relación poco conveniente nos viene de antiguo. Aprender nuevas posibilidades de comportamiento, por lo tanto, no significa abandonar a nuestra madre; se trata de hacer posible que nuestras hijas, sobrinas, nietas, bisnietas, que todas las mujeres de futuras generaciones
  • 32. sean capaces de mantener relaciones amorosas más sanas, menos dolorosa y mucho más gratificantes.
  • 33. 6 Cosas que te atan a él A veces, la forma en que vemos a un hombre puede hacer que nos obsesionemos por él, lo cual dificultará el proceso de recuperación si la relación termina. Idealizarlo Uno de los problemas más corrientes es el de idealizar a nuestro ex –creer que es perfecto, único- y atribuirle cualidades extraordinarias. Si nos obstinamos en pensar lo increíble que es, en lo difícil que nos resultará encontrar un hombre de su categoría, nunca seremos capaces de superar el fin de la relación con él y seguir adelante. Debemos intentar ser realistas en nuestra percepción de él, e incluso fijarnos en sus imperfecciones si es necesario; si no, la batalla por recuperarnos de su rechazo será interminable. Cuando Brian y Karen se conocieron, él le dijo que estaba separado de su mujer. Nunca más volvió a tocar el tema hasta un sábado por la noche. Empezó a comportarse de un modo algo extraño y, por fin, tras unas cuentas copas de vino mientras Karen lo provocaba, Brian confesó que estaba pensando en reconciliarse con su mujer. Karen se hundió. Volvieron a verse unas cuantas veces más, pero al final Brian regresó a su casa y nunca más volvió a saberse de él. Karen se obligó a sí misma a salir de nuevo con otros hombres, pero no podía evitar terminar comparándolos con Brian. Después de un año más o menos, vino a verme porque sentía que estaba dejando escapar oportunidades con hombres interesantes a causa de su incapacidad para dejar de pensar en Brian. Ejercicios prácticos  ¿Qué es lo que tu ex tiene de especial o único según tú?  Describe la sensación que te produce estar con él y que crees no poder sentir con ningún otro hombre.  Describe las cualidades que más te gustan de él. Haz una lista de todas y cada una de ellas.
  • 34.  ¿Has conocido alguna vez a alguien que poseyera algunas de las cualidades de tu ex y por quien sintieras algo parecido? Descríbele y enumera sus cualidades.  Los hombres que forman parte de tu vida hoy, ¿poseen alguna de las cualidades atractivas de tu ex? Enuméralas.  ¿Puedes imaginarte con otro hombre sintiendo esa extraordinaria química? Si es así, describe cuáles serían sus características más atractivas.  ¿Tiene algún defecto el hombre a quien idealizas (es decir, tu ex)? Enuméralos.  ¿Te ha herido de algún modo tu ex? Si es así, describe qué ocurrió. La última oportunidad Si seguimos creyendo que nuestro ex era la última oportunidad de encontrar a nuestro príncipe azul, lo único que conseguiremos es continuar sufriendo. Obviamente, pensar que nunca volveremos a conocer a un hombre por el que sintamos la pasión o la química que sentimos con nuestro ex nos predispone a pasarlo todavía pero a la hora de intentar superar el fin de la relación con él. Pensar que fue nuestra última oportunidad para conocer el verdadero amor nos hará aferrarnos aél con mucha más fuerza. Debemos creer en la posibilidad de encontrar el amor de nuevo. He tenido muchas pacientes temerosas de no poder volver a enamorarse que logran sentirse atraídas por otro hombre una vez que han superado el trauma por la pérdida de sus ex parejas. Y es que el solo hecho de recuperarse abre muchas puertas nuevas. El contar con más de treinta y cinco o cuarenta años no es excusa para pensar que nunca encontraremos pareja. Miles de mujeres en sus cuarenta se casan y forman su propia familia. Cuando Brian dejó de salir con Karen, ella contaba con cuarenta y tres años y estaba muy preocupada por la posibilidad de haber desperdiciado la ocasión de encontrar la felicidad con un hombre y formar una familia. Gracias a la terapia y su red de apoyo, resolvió concederse a sí misma y concederle a la vida una nueva oportunidad. Se apuntó a una agencia de citas y empezó a
  • 35. socializar con otras personas a través de su trabajo. En dos meses, conoció a un hombre con el que sintió una química extraordinaria y que, además, también quería formar una familia. Ejercicios prácticos Si crees que ésta es tu última oportunidad de encontrar el verdadero amor, responde las siguientes preguntas.  ¿Habías mantenido alguna otra relación excitante antes? Si es así, descríbela en este espacio.  Si estuviste enamorada de un hombre previamente a esta relación, describe por qué te parece que esa relación era tu última oportunidad de encontrar el amor.  ¿Hay alguien de tu familia o grupo de amigos que te diga que a partir de cierta edad es imposible encontrar el nuevo amor?  Si te sientes particularmente desesperada, describe con detalle esa sensación. ¿Cuáles son las razones que se esconden detrás de ese sentimiento?  Si una amiga tuya estuviera en tu misma situación, ¿qué le dirías? ¿Albergarías más esperanzas por ella que por ti misma?  Enumera cinco personas que conozcas que hayan encontrado el amor pasados los cuarenta. Si quieres, puedes incluir el nombre de famosos. Romanticismo El romanticismo es otra de las formas de pensar que nos mantiene atrapadas en el recuerdo de nuestro ex. Como ya se ha comentado, es importante ser plenamente conscientes de los sentimientos de ansiedad y deseo que nos provoca el proceso de superación de la relación rota. Sin embargo, hay mujeres que muestran la tendencia de sentirlos indefinidamente; no saben cómo ni cuándo parar, y continúan fantaseando acerca de la vuelta de nuestra ex pareja autoinflingiéndose un daño casi masoquista.
  • 36. A veces, el hecho de adoptar una perspectiva romántica de las cosas nos es infundido por el entorno cultural en que vivimos. Sólo hay que escuchar la letra de las canciones de amor en las que mujeres proclaman su necesidad de amor para vivir; harán cualquier cosa para mantener a su hombre con ellas. Aunque no hay nada como una buena canción o película romántica para tomar contacto con nuestros sentimientos más profundos, la cruda realidad es que algunas mujeres han echado a perder sus vidas por fidelidad al amor romántico. Y es que, a menudo, el romanticismo es más un reflejo de nuestra desesperación que de las cosas tales como son, y por ello lo utilizamos como vía para escapar d la realidad que es, definitivamente, que la relación se ha terminado. Michelle pasó un año entero escribiendo y fantaseando acerca de un hombre al que solía ver. Tenía veintiocho años cuando conoció a Dan, un ingeniero mecánico. Después de estar saliendo durante un mes, Dan obtuvo un ascenso en la empresa en la que trabajaba y tuvo que mudarse lejos a otra sucursal. Cuando se marchó, Dan le dijo a Michelle que le escribiría y que intentaría regresar para Navidades. Escribía una vez al mes, y Michelle, en cambio, le escribió cerca de cien cartas en todo el año. Ella era artista, muy imaginativa y con una vida rica en fantasía. Se pasaba horas soñando despierta acerca de Dan y su posible vida juntos. Un hombre la invitó a salir, y aunque lo encontraba atractivo, lo rechazó pensando que debía permanecer fiel a Dan. Vino a verme cuando recibió un carta de Dan en la que le contaba que se casaba con una mujer que había conocido en el trabajo. Se sentía furiosa con Dan y consigo misma por haber perdido un año de su vida. El hecho de fantasear acerca de un feliz reencuentro con un hombre que no está ahí cuando le necesitamos no es nada productivo. Estar en un continuo estado de ansiedad nos impide conocer hombres nuevos y abrirnos a nuevas experiencias, y si no vivimos sensaciones nuevas en algún momento, empezaremos a depender del pasado en exceso, así que lo mejor es canalizar la energía que gastamos en mantener nuestras esperanzas románticas y redirigirla hacia la creencia de que sin duda, tarde o temprano, conoceremos a alguien nuevo. Ejercicios prácticos Si eres demasiado romántica como para superar el fin de tu relación, contesta las siguientes preguntas.  ¿Eres muy romántica generalmente (lees novelas románticas, te gusta la música y las películas sensibleras)?
  • 37.  ¿Qué causó el fin de la relación?  Sé completamente sincera y escribe acerca de las posibilidades –reales-de volver a estar juntos.  ¿Le aconsejarías a una amiga que siguiera esperando si se encontrara en tu misma situación?  ¿Pasas mucho tiempo soñando y fantaseando acerca de los hombres y las relaciones con ellos? ¿Cuántas horas, aproximadamente? ¿Interfiere eso en tu trabajo o tu vida normal?  ¿Pasas más tiempo soñando con tu pareja que estando con ella realmente?  Enumera las formas en que crees que estás negando la realidad de tu situación. Sé sincera. Pensar en el pasado A veces, hacemos o decimos cosas a nuestra pareja de las que después nos arrepentimos. Si seguimos pensando en qué es lo que hemos hecho para que la relación haya fracasado, terminaremos volviéndonos locas. No podemos volver atrás. Quizá cometiéramos un error, pero somos humanas, y como tales, no somos perfectas, así que, en lugar de obsesionarnos por el pasado y todo lo que hemos hecho mal, debemos concentrarnos en aprender a perdonarnos a nosotras mismas. ¡Sobre todo, no le llames para tratar de hacerte perdonar! Sólo conseguirás empeorar las cosas. Puede que vuelva a rechazarte y tengas que repetir aquel indeseable “¡No debería haberlo hecho!”. Desafortunadamente, no podemos echar marcha atrás y cambiar las cosas que ya se han hecho, pero sí podemos aprender de ellas y avanzar. Ejercicios prácticos ¿Estás intentando cambiar el pasado? Si es así, responde a las siguientes preguntas.  ¿Qué es lo que lamentas haber hecho?
  • 38.  Si pudieras volver atrás en el tiempo, ¿qué habrías hecho de modo distinto?  ¿Realmente crees que lo que hiciste fue tan nocivo para la relación? ¿Por qué?  ¿Lo has pasado mal intentando perdonarte a ti misma? ¿Por qué?  ¿Qué pasos puedes dar para lograr perdonarte ahora? Si… Sigues obsesionada por los acontecimientos que condujeron al fin o al empeoramiento de la relación. Sigues pensando cómo tendría que haber sido todo para llegar a un final feliz. Si yo… si él… si yo… Debemos aceptar las cosas tal como son. Podemos cambiar nuestro futuro con lo que hemos aprendido de esa experiencia, pero si nos obcecamos con el pasado, sólo conseguiremos terminar frustradas e infelices. Obsesionarnos con él y nuestro pasado juntos es una forma de controlar nuestros sentimientos. No queremos sentir el dolor que nos ha causado la pérdida de la pareja, así que nos concentramos en otra cosa que nos haga olvidar ese dolor. Cuando te invadan los recuerdos del pasado, intenta tomar conciencia de lo que sientes (dolor, frustración…) en ese momento. Llora si lo necesitas, habla con alguien en quien confíes acerca de tus sentimientos (¡excepto con él, por supuesto!). No sigas intentando analizar o razonar la situación, descifrar qué es lo que ha ido mal. Debemos concentrarnos en controlar el pasado, y no podemos hacerlo, por mucho que lo intentemos, si además queremos controlarle también a él. Hay que detener el cilo ya. ¡No mires atrás! Ejercicios prácticos  ¿En cuáles de las circunstancias que causaron la ruptura sigues pensando?  ¿Crees que esas circunstancias provocaron realmente el fin de la relación? ¿Por qué?
  • 39.  Si pudieras volver atrás y cambiar las circunstancias, ¿cómo crees que habría salido todo?  Una vez que has imaginado cómo hubiera podido resultar la relación de haber cambiado algunas cosas, supéralo. Escribe un final feliz a las circunstancias reales que vivisteis. La ruptura perfecta Los finales nunca son perfectos. Debemos aceptar que la relación se ha terminado y seguir adelante. Si sentimos la necesidad de llamar a nuestro ex para pedir perdón por algo que dijimos o para expresarle lo bien que llevamos la ruptura, debemos resistirnos. No debemos llamarle; puede que nos rechace o que nos haga sentir mal de cualquier modo. Debemos aceptar la forma en que terminaron las cosas con sus imperfecciones. La vida no es una pintura que pueda retocarse; es caótica e imperfecta, así que lo mejor es dedicar nuestra energía a aceptar la situación tal como se presentó y mirar hacia el futuro que nos aguarda. Ejercicios prácticos  ¿Cómo imaginas el fin perfecto?  Escribe sobre lo que sentiste al no tener el fin que hubieras deseado. Sigamos siendo amigos Cuando rompemos con un hombre, lo mejor es no quedar como amigos. Nos estamos mintiendo a nosotras mismas si creemos que no nos afectará el que nos diga que está saliendo con otra mujer y nos empiece a hablar de ella. ¿Por qué pasar por ese dolor? Olvidar, recuperarnos y seguir adelante es mucho más fácil si no nos relacionamos con el hombre por el que estamos sufriendo. Lo más recomendable es cortar por lo sano y no establecer ningún tipo de contacto con nuestro ex si podemos evitarlo. Si hay que verle necesariamente porque el lugar de trabajo es común o existen niños de por medio, hay que
  • 40. intentar mantener una relación formal y orientada hacia el trabajo o los niños en su caso. Y cuando nos veamos obligadas a estar con él, hemos de establecer unos límites muy claros y mantener siempre las distancias. Quizás después de haber encontrado una nueva pareja y cuando haya pasado tiempo suficiente podáis intentar lo de ser amigos. He conocido mujeres con un trabajo o con niños en común con sus ex parejas que fueron capaces de entablar una amistad años después de la ruptura. Ejercicios prácticos  ¿Aún quieres seguir siendo amigos con tu ex como excusa para intentar recuperar la relación amorosa? Reflexiona y escribe sobre tus verdaderos sentimientos.  ¿Alguna vez has conseguido seguir siendo amigos con algún ex novio? ¿Cómo resultó?  Si tenéis niños o trabajáis en el mismo lugar, escribe sobre las veces que tengas que verle. Enumera las distintas formas de hablar y relacionarte con él que te permitan seguir sintiéndote segura e invulnerable.  “¡La vida sigue!” Repite esta frase en voz alta o en tu interior cien veces al día -¡o más!-. Debes dar una oportunidad a hombres nuevos y dejar de compararlos con tu ex. Puede que encuentres cualidades o rasgos en ellos por los que nunca hubieras creído poder sentirte atraída. Nunca se sabe qué (o quién) hay detrás de la esquina. Un nuevo mundo se abre ante ti para que escribas el siguiente capítulo de tu vida.
  • 41. 7 El hombre ambivalente ¿Alguna vez has conocido a alguien que te trata como a una diosa del sexo una noche, y luego no te llama durante dos semanas? ¿O alguien que te lleva a pasar un increíble fin de semana de esquí y después desaparece de tu vida? No logras adivinar qué has hecho mal para que te haya rechazado. ¡Si incluso se comportaba como si le gustaras! Pues bien, te has cruzado con un hombre ambivalente. Muchas de las mujeres de mi grupo de terapia se relacionaban con un hombre así, lo cual dificultaba todavía más el proceso de recuperación cuando la relación terminaba. Si eso ocurría, empezaban a cuestionarse su propia actitud tratando de descubrir qué motivó el extraño comportamiento de él. Nunca sabían cómo reaccionar ante la ambigüedad de las señales que les enviaba la pareja. La impredecible conducta de un hombre ambivalente puede hacernos sentir rechazadas y abandonadas. El miedo a perderle nos lleva, a su vez, a aferrarnos todavía más a él y no dejar de llamarle y perseguirle, lo cual, como sabemos, no es nada bueno. Relacionarse con una pareja ambivalente es muy desalentador, pues su comportamiento es absolutamente ilógico y se presta a la confusión. Puesto que no entendemos su actitud impredecible, empezamos a dar vueltas a todo lo ocurrido con él para averiguar qué es lo que debemos haber hecho mal. Nos autocensuramos por haber dicho o hecho cosas por las que normalmente no nos disculparíamos y que, sin embargo, ahora nos hacen sentir tremendamente culpables. Lo más probable es que no hayamos hecho nada mal. La mayor parte de las veces se trata de un problema de él. Sólo nos sentíamos atraídas hacia él e intentábamos participar en el proceso de enamoramiento, lo cual, en el caso de un hombre ambivalente, es suficiente para que huya despavorido. ¿Cuáles son los rasgos fundamentales que definen a un hombre ambivalente?  Nos dice que nos ama y luego empieza una relación con otra mujer.  Nos dice que nos hecha de menos, que quiere estar a nuestro lado, pero no encuentra tiempo para vernos.
  • 42.  Se muestra entusiasta practicando el sexo con nosotras, y la siguiente vez que hablamos, adopta una actitud distante y formal.  No nos llama cuando dice que lo hará.  Se relaciona con otra (otras) mujer (mujeres), pero dice que sólo quiere estar con nosotras.  Cancela citas, o siempre llega con retraso.  Nos da plantón.  Mantenemos una conversación intensa en la que nos sentimos plenamente conectadas a él, y la siguiente vez que hablamos, en cambio, actúa fríamente.  A veces, desaparece de nuestra vida durante semanas. ¿Qué es lo que provoca que un hombre ambivalente se comporte del modo en que lo hace? El hombre ambivalente puede ser encantador, refinado e inteligente, pero a la vez suele ser emocionalmente inmaduro. Busca una satisfacción sexual, económica o emocional, y la quiere de un modo del que ni él mismo es consciente, lo cual provoca el carácter particularmente ilógico que lo define. Si no obtiene esa satisfacción, se distancia emocionalmente y sigue buscando. Se trata de un tipo de hombre que puede describirse como infantil. No ha madurado ni psicológica ni sexualmente hasta el punto de ver a una mujer como un ser aparte (por el contrario, él la considera una extensión de sí mismo). Un hombre de estas características se muestra totalmente ensimismado en sus propias necesidades, y es absolutamente incapaz de considerar siquiera las nuestras. Le entra el pánico cuando se ve demasiado implicado en una relación, se siente engullido por una mujer por la que se siente atraído, y para aliviar esa ansiedad, se distancia o desaparece. Es un hombre temeroso de experimentar necesidad por alguien. Si empieza a enamorarse y sentirse dependiente, escapa. Hará todo cuanto sea necesario para no tener que soportar el terror y la vergüenza de su propia vulnerabilidad. Puede que tenga miedo a una relación seria debido a un trauma infantil, o puede que nos vea como seres totalmente buenos o malos, y que si
  • 43. nota algo distinto a lo esperado, corte con nosotras definitivamente. Lo más probable es que nunca lleguemos a saber qué es lo que le molestó de nosotras. Cuando Alice conoció a Carl, vio en él al hombre de su vida. Era guapo, encantador e imaginativo. Trabajaba como asesor publicitario. Salieron un par de veces a cenar a restaurantes muy románticos y muy caros. En la segunda cita, Carl fue a buscarla a su oficina, donde la besó apasionadamente. Alice no recordaba haber experimentado nunca un deseo sexual tan fuerte por ningún hombre. Creyó ser la mujer más afortunada del mundo por encontrar a un hombre por el que se sentía tan atraída y que, al parecer, la correspondía. De pronto, empezaron a ocurrir cosas extrañas. Alice notó que Carl nunca la llamaba por la noche, siempre durante el día y al trabajo. Él le había dado el supuesto número de teléfono de su casa, pero ella empezó a sospechar e intentó llamarle varias veces. Nunca respondía, siempre salía el mismo contestador. Tras investigar un poco, Alice averiguó que se trataba de un buzón de voz. Cuando habló con Carl, éste admitió haber mentido acerca de lo del teléfono y le confesó que estaba viviendo con otra mujer. Alice estaba aterrada por no poder encontrar otro hombre por el que sintiera una atracción tan profunda, así que decidió continuar viéndole. Esperaba que él dejara a su novia. Carl la llamó a menudo durante unos cuantos días, y después empezó a llamar con menos frecuencia. Le dijo que tenía mucho trabajo, y cuando por fin consiguieron citarse de nuevo, el día antes la llamó para anularlo con la excusa de que debía partir en un viaje de negocios de última hora. Alice se sintió frustrada y se enfadó con él. Le dijo que nunca encontraba tiempo para estar con ella aun cuando no dejaba de repetirle que la echaba de menos. Carl se enojó y le respondió que lo estaba presionando demasiado. Ella empezó a sentir que estaba perdiendo el control por un hombre que, a pesar de ser muy activo sexualmente, no tenía ningún interés en llevar la relación más allá. Alice tenía muchas ganas de llamarle. Incluso llegó a pensar en ir a su oficina y pedirle explicaciones sobre por qué la confundía tanto. Quería saber de una vez por todas qué es lo que él sentía verdaderamente por ella. Sin embargo, intuía que aquella no era la mejor manera de resolver las cosas, así que vino a verme. Carl era un hombre muy egocéntrico y exigente. Había estado mintiendo a Alice desde el principio sobre su misteriosa vida personal. No le había dado siquiera la oportunidad de decidir si quería empezar una relación con un hombre que estaba viviendo con otra mujer. Sólo la veía como alguien que complacería sus necesidades sexuales o emocionales, como una extensión de sí mismo. El bienestar de ella le era enteramente igual. Un hombre como Carl se mueve en un campo emocional muy limitado, por lo cual es incapaz de alcanzar cierto grado de compromiso. Es incapaz,
  • 44. también, de sentir compasión y simpatía, lo único que le importa es que se las dispensen a él. El comportamiento de un hombre así será extremadamente variable, lo mismo que sus intenciones. Actúa apasionadamente y, sin embargo, no encuentra tiempo para salir con Alice. Le dice que le gusta, pero le miente y manipula. Y, además, se niega a aceptar que su comportamiento sea ambivalente. Un hombre como Carl puede hacer que una mujer sienta la necesidad de llamarle, ya que después de dispensarle todo tipo de atenciones, sus maniobras de distanciamiento la hacen sentirse abandonada y rechazada; temerosa de haber hecho algo mal y agobiada por la posibilidad de perderle, esa mujer correrá tras él. Cómo tratar a un hombre ambivalente Si estás saliendo con un hombre ambivalente que no deja de enviarte señales ambiguas y que te está volviendo loca con su variabilidad…  No te culpes. Es su problema, no el tuyo. No te lo tomes como algo personal y no te sientas rechazada. Considérale como una persona con serios problemas de madurez que interfieren en su capacidad para comprometerse.  No intentes ayudarle a que aclare sus ideas. Puedes hablar con él y descargar tus sentimientos, pero no lograrás cambiar nada, pues su problema no tiene nada que ver contigo. Lo único que puedes hacer por él es animarle a que busque la ayuda de un profesional.  Resiste a la tentación de acercarte más a él. Es normal que sientas miedo de perderle, pero sus sentimientos por ti son, probablemente, lo que provocó su inseguridad, así que correr tras él no va a funcionar.  No sigas el ritmo de su agenda y haz lo que tú quieras o lo que tengas que hacer. Trabaja en los ejercicios prácticos propuestos en este libro y olvídate de él ya. Utiliza tu energía para realizar tus propios objetivos, no para solventar sus problemas. Debes dejarle estar.  Acepta su actitud confusa tal como es. El hecho de analizarlo y tratar de justificar todo lo que hace puede llegar a volverte loca, y es que no hay explicación lógica para su comportamiento.
  • 45.  Reflexiona sobre por qué estás con un hombre que te confunde y que te transmite inseguridad.  Establece los límites de su actitud respecto a ti (por ejemplo, no vas a tolerarle que te dé plantón otra vez) y respétalos. Al hombre ambivalente no le gustan los límites que le obligan a aceptar y comprender tus necesidades, lo cual es emocionalmente incapaz de hacer, así que puede que desaparezca. No te preocupes, no será una gran pérdida.  No dudes en darle un ultimátum. Quieres que esté contigo porque quiere y no por miedo a ser abandonado o por comodidad. Alice siguió estos consejos y no llamó a Carl. Se obligó a desvincularse totalmente de la situación y de todo lo que había ocurrido entre ellos. Empezó el programa “¡No le llames!” y a salir con otros hombres, y aunque su relación con Carl no había terminado por completo, la superó. Cuando Carl finalmente se decidió a llamarla, ella estableció unos límites. Le dijo que a menos que fuera capaz de dedicarle tiempo para quedar como mínimo una vez a la semana, no quería volver a verle. Le daba un mes para dejar a su novia. Carl se enfureció, discutieron y colgó. Alice no volvió a oír nada más de él. En lugar de llamarle para disculparse o correr tras él, continuó con el programa de recuperación. Después de un tiempo, conoció a un hombre capaz de mantener una relación con el que se sentía segura y comprendida. ¡Alice entendió entonces que si hubiera continuado dependiendo de la agenda de Carl, nunca hubiera conocido al que es su nuevo novio! ¿Por qué estás con un hombre ambivalente? Muchas de las mujeres que tienen relaciones con un hombre ambivalente están cegadas por la pasión y la excitación y no se dan cuenta de si verdaderamente ese hombre es capaz de mantener una relación. No perciben sus limitaciones emocionales. Si la necesidad de una satisfacción inmediata de la excitación, la pasión y el drama es la cualidad esencial que buscamos en un hombre, consideremos el hecho de que muchos psicópatas, asesinos y violadores son guapos y fascinantes. Pueden mostrarse encantadores, cariñosos y muy “sexys”. Quizás el atractivo físico y el carisma no son, después de todo, los rasgos en los que fijarnos a la hora de buscar a un hombre con el que mantener una relación amororsa.
  • 46. Cualidades que denotan que no se trata de un hombre ambivalente  Invierte tiempo y energía en la relación.  Llama cuando dice que lo hará.  No intenta explotarnos ni utilizarnos de modo alguno.  Es considerado con nuestros sentimientos.  Es compasivo y atento.  Es capaz de escuchar cuando hablamos. Nos presta atención.  No nos hace sentir como si estuviéramos volviéndonos locas. Un hombre que no es ambivalente nos hace sentirnos más seguras en una relación, y esto hace que no tengamos la necesidad urgente de llamarlo a cada segundo. Ejercicios prácticos ¿Estás con un hombre ambivalente? Para descubrirlo, responde a las siguientes preguntas:  El hombre con el que mantienes la relación, ¿te envía señales ambiguas? Si es así, haz una lista de algunas de ellas.  Un día parece estar interesado en mi, me hace reir, dedica su atención a mi persona, busca verme en camara web otro día parece distante, solo charla por escritura, se muestra grosero, me hiere con sus palabras  Un día me dice que tipo de vida quiere tener conmigo, lo que haremos, donde viviremos, como le haremos para estar juntos, otro día dice no sentir nada por mi y que no le importa nada que tenga que ver conmigo  Un día esta muy sexual conmigo, se le da la charla facil rapida segura y pide reconocimiento de su persona, pero cuando se trata de hablar
  • 47. de sentimientos no quiere hablar en lo absoluto, se distancia, se muestra cortante, se muestra hiriente  ¿Suele confundirte con este tipo de comportamiento? Si es así, ¿de qué modo lo hace?  Si me confunde, me hace sentir que soy su pareja, la que ha elegido para si mismo y luego me hace sentir sola, me hace sentir una rogona  ¿Está con otras mujeres a la vez que contigo? ¿Cómo lo descubriste?  No se, pero me habla de mujeres con las que ha hablado, según el en años antes de conocerme, pero desconozco que sea así, ya que luego me cuenta historias que no me había contado antes y parecen nuevas. Y si así es de sexual conmigo no dudo que lo sea con otras.  ¿Lo pasa mal cuando tiene que comprometerse a algo?  Si, es lo que más odia el compromiso  ¿Cómo te hace sentir la relación que mantienes con él? ¿Te sientes segura?  Me siento perdida, un día me siento seguro otro me siento fuera de lugar, como si estuviera perdiendo mi tiempo con él, me siento sola  ¿Cómo te hace sentir su comportamiento? ¿Pasas mucho tiempo pensando en ello?  Del 100 % de mi día, pienso en ello entre un 50% y un 80%  Su actitud desconcertante, ¿te incita a llamarle?  Si, pero con el paso del tiempo lo intento, y ya no doy más batalla, un par de llamadas y doy por terminado el tema  ¿Alguna vez te ha explotado a ti o a otras personas? Si es así comenta algunos ejemplos.  No entiendo el termino de explotado, pero si me ha hecho cambiar, indirectamente sus palabras y la forma en que me hace sentir culpable por algo que ni he hecho mal.
  • 48.  ¿Demuestra ser capaz de sentir compasión o simpatía hacia otras personas? Si es así, ¿cómo lo hace?  Si, con su madre, brindandole toda su atención pero por ser quien le dio la vida, a veces con personas ajenas a él, un taxista, un albañil, en fin con personas que no tienen relación con él.  ¿Alguna vez te ha mentido a ti o a otras personas? ¿Crees que te está mintiendo ahora?  Si me ha mentido, a usado mentiras para hacerme sentir mal, no se si ahora me miente, realmente ya no se. Cuando hayas respondido a estas preguntas, vuelve a repasar la lista de cualidades que tiene un hombre que no es ambivalente y reflexiona acerca de si el hombre con el que estás manteniendo una relación lo es o no. ¿Estás contribuyendo de alguna manera a tu problema de querer correr tras él y llamarle? si Existe otro tipo de hombre ambivalente sobre el que me gustaría hablar y con el que cabe evitar hasta la primera cita. Suele tratarse de un conocido, un compañero de trabajo o un amigo que flirtea con nosotras, acude a nuestro despacho para hablar todo el tiempo, nos aconseja, nos protege, nos hace favores sin pedir nada a cambio, o nos mira a los ojos atontado. Si nos sentimos atraídas por él y se nos ocurre preguntarle por sus sentimientos, negará categóricamente que tiene algún interés romántico o sexual por nosotras, y hará que nos sintamos manipuladas o confusas. A este tipo de hombre ambivalente le aterroriza comprometerse. Manifiesta sus deseos de mantener una relación adoptando una actitud seductora, pero se retira asustado cuando se presenta la menor oportunidad de hacerlos realidad. Suele ser inconsciente de su comportamiento hasta que se lo señalan. Algunos de estos hombres se sienten avergonzados o humillados por su sexualidad a causa de un trauma infantil, y proyectan sus deseos románticos y sexuales en nosotras como si fuéramos las únicas que los estuviéramos sintiendo. Algunos encierran un gran sentimiento de rabia contra las mujeres, y les proporciona placer seducirlas y convencerlas de sus intenciones románticas para luego rechazarlas. Este último grupo es, sin duda, el más peligroso.
  • 49. A veces, las mujeres tenemos dificultades para superar una ruptura con este tipo de hombres ambivalentes porque siguen dedicándonos muchas atenciones. También puede ocurrir que los idealicemos, que lleguemos a creer que nunca encontraremos a un hombre con sus mismas maravillosas cualidades. En caso de que valoremos mucho la amistad con él, podríamos intentarlo y continuar con una relación absolutamente platónica, pero lo cierto es que terminaríamos sintiendo un gran dolor y frustración. Conozco mujeres que se han permitido concederles un margen de tiempo con la esperanza de que él cambiara y quisiera implicarse romántica o sexualmente con ellas. Pero, a menos que sigan un tratamiento de psicoterapia, este tipo de hombres ambivalentes continúan librando batallas interiores con sus propias tendencias y deseos, mientras la autoestima de la mujer se hunde cada vez más a raíz de sus continuos rechazos. Así pues, debemos reflexionar e intentar descubrir por qué necesitamos estar con un hombre que asegura no estar interesado en nosotras ni romántica ni sexualmente. Ejercicios prácticos  ¿Te sientes atraída por un hombre con el que no estás saliendo y que te envía señales ambiguas? Si es así, descríbele física y psicológicamente. ¿De qué modo demuestra sus dotes de seducción?  Si fueras a hablar con él acerca de esas señales que envía, ¿qué le dirías?  ¿Sientes frustración o rechazo en esta relación? ¿Vale realmente la pena?  ¿Constituiría una gran pérdida para ti romper esa relación? Si es así, ¿qué es peor, la pérdida o los sentimientos de frustración y rechazo? ¿Por qué?