Adib taherzadeh prologo la alianza

REFLEXIONES SOBRE EL ALMA EN ESTE MUNDO Y EN EL VENIDERO
1. La vida física en el mundo que nos rodea se rige por las leyes de la naturaleza.
El sol vierte su energía sobre todos los seres vivos de este planeta, la tierra
suministra el alimento, mientras que cada criatura responde a los dictados de la
naturaleza.
2. Los reinos mineral, vegetal y animal están bajo su control y no pueden desviarse
ni un ápice del curso que el Creador les ha fijado. Por ejemplo, la abeja ha sido
creada para hacer su colmena sólo en forma de hexágono; no puede elegir
construirla de otra forma. El pez debe vivir en el agua, y la bestia habita en la
tierra. Cada organismo vivo y, de hecho, todo el universo obedece
involuntariamente a las leyes de la naturaleza.
3. El hombre es la única excepción. Dios lo ha dotado de dos naturalezas
opuestas, la animal o física, y la espiritual. El ser físico del hombre está sujeto a
las leyes de la naturaleza; pero su alma, su naturaleza espiritual, no lo está.
4. El alma emana de los mundos espirituales de Dios y no puede ser atada por
lazos materiales. Debido a sus cualidades espirituales, el hombre ha sido dotado
por el Creador con la facultad especial del libre albedrío, una facultad que está
ausente en el resto de Su creación en la tierra. Además, Dios ha creado al
hombre a Su imagen y semejanza, lo que significa que le ha conferido todos Sus
atributos, que están latentes en él.
5. Para que el alma pueda progresar y alcanzar cualidades espirituales y así
revelar estos atributos latentes, Dios ha hecho una Alianza con el hombre y le ha
exigido que se atenga a sus disposiciones. Por lo tanto, observamos que
mientras el cuerpo del hombre se rige por las leyes de la naturaleza, su alma se
rige por las leyes de la Alianza de Dios.
6. Una alianza es un contrato entre dos partes, cada una de las cuales tiene
obligaciones que cumplir. De ello se desprende que una alianza significativa
entre Dios y el hombre debe requerir la libertad de elección de ambas partes, y
que el hombre debe ejercer su libre albedrío al elegir su respuesta a su Creador.
7. La relación de Dios con el hombre en esta Alianza es algo similar a la relación
entre el director de una escuela y el niño. Tan pronto como un niño va a la
escuela por primera vez, entra en una alianza con el director de la escuela,
aunque a menudo sin saberlo realmente. En este contrato, el director provee los
medios para la educación del niño. Nombra a los profesores que le enseñan,
elabora el programa educativo y garantiza el bienestar y el desarrollo del niño en
todos los sentidos.
8. La parte del niño en este pacto es seguir las instrucciones del profesor y
aprender todas las lecciones que se le imparten. A través de este proceso, el
niño adquiere conocimientos, desarrolla su capacidad y se dota de poderes

intelectuales y espirituales. A medida que el niño crece en aprendizaje y
madurez, el director nombrará a otros profesores para que contribuyan a su
educación. En esta alianza, las responsabilidades de las dos partes son
fundamentalmente diferentes. No pueden confundirse y no son intercambiables.
9. Otra característica de esta alianza es que las dos partes no son del mismo
calibre. Una de las partes, el director de la escuela, es conocedor, sabio y fuerte.
La otra, el niño, es inculta, débil e inmadura. Los términos de esta alianza son
elaborados en su totalidad por la parte fuerte y el niño no tiene nada que decir al
respecto. Normalmente, la parte más débil es la perdedora cuando un contrato
es redactado únicamente por la parte fuerte. Pero no es así en este caso, ya que
el motivo del director para hacer todos los arreglos es su amor por el niño y su
preocupación por su educación. Su mayor ambición es ver al niño alcanzar la
sabiduría y el conocimiento.
10. Lo mismo ocurre con Dios. Él es el Creador, el Todopoderoso, el Autor de la
Alianza, cuyos términos Él mismo ha estipulado unilateralmente sin la ayuda del
hombre. Como en el ejemplo anterior, la parte de Dios en esta Alianza es
diferente a la del hombre. La parte de Dios es la de liberar las fuerzas
vivificantes de la vida y de la Revelación, y la del hombre es la de recibirlas
voluntariamente y obedecer Sus mandamientos de todo corazón.
11.Del estudio de las religiones se desprende que es el propio acto de la creación el
que da lugar a esta Alianza de Dios con el hombre. La parte de Dios en la
Alianza es conferir la vida al individuo, satisfacer, por un lado, sus necesidades
físicas poniendo a su disposicióntodos los recursos de esta tierra y, por otro,
otorgar a su alma la generosidad de Su Revelación enviando a Sus Mensajeros
para que guíen sus pasos hacia su morada eterna.
12.Bahá'u'lláh nos dice que todo en el mundo físico ha sido creado para el bienestar
y el desarrollo de la humanidad. Dirigiéndose al hombre en Palabras Ocultas, Él
afirma:
[I-1] "¡Oh, Hijo de la Bondad! "De los desiertos de la nada, con la arcilla de Mi
mandato te hice aparecer, y he ordenado para tu educación cada átomo de la
existencia y la esencia de todas las cosas creadas. Así, antes de que nacieras del
vientre de tu madre, destiné para ti dos fuentes de fulgurante leche, ojos que cuidasen
de ti y corazones que te amasen. Por Mi amorosa bondad, a la sombra de Mi
misericordia te nutrí y te protegí, por la esencia de Mi gracia y favor..."
13.Este y muchos otros pasajes similares en los Escritos de Bahá'u'lláh indican que
Dios ha creado los mundos mineral, vegetal y animal para beneficio del hombre
y para su uso. Existe una delicada relación entre todos los niveles de la creación
en la que el reino inferior sirve al reino superior, mientras que el reino superior
vive en armonía con el inferior. De hecho, el mundo de la naturaleza se pone a
disposición del hombre para enriquecer su calidad de vida mientras esté en esta
tierra, mientras que el hombre tiene el deber de respetar y preservar su entorno.

14.Dios no sólo se ocupa del bienestar físico del hombre, sino que también se le
revela a través de Sus Mensajeros para desarrollar su vida espiritual. A través
de la influencia de estos Mensajeros la humanidad ha pasado por las etapas de
la infancia, la niñez y la adolescencia, y hoy, como resultado de la Revelación de
Bahá'u'lláh, está destinada a alcanzar la mayoría de edad. Los Mensajeros son
similares a los maestros en la analogía anterior. Revelan progresivamente las
enseñanzas de Dios de acuerdo con la capacidad de las personas de su propia
edad.
15.Como receptora de las bondades espirituales de Dios, la humanidad ha
progresado en cada época en la medida en que ha sido capaz de llevar a cabo
las enseñanzas de Sus Mensajeros y Profetas. Como en la analogía en la que el
progreso de un niño depende de su voluntad de obedecer al maestro y llevar a
cabo sus instrucciones, el avance espiritual del alma humana depende, en gran
medida, de la receptividad del individuo y de su disposicióna obedecer a su
Señor. Si se somete a la voluntad de Dios, está dispuesto a obedecer las
enseñanzas de Sus Mensajeros y abre su corazón para recibir la efusión de la
Revelación de Dios para la época en que vive, entonces ha sido fiel a la Alianza
de Dios. Pero si no se dirige a los Mensajeros de Dios y a Su Manifestación, se
empobrecerá espiritualmente. Esto es cierto tanto para los individuos como para
la sociedad en su conjunto.
16. Esta Alianza eterna de Dios con el hombre abarca varias formas distinguibles.
El erudito bahá'í George Townshend, por ejemplo, ha identificado siete tipos de
alianza como subsidiarias de la Alianza eterna. Los resume de la siguiente
manera:
"1. La ... Alianza, que comienza con Adán y se concluye con Bahá'u'lláh, entre Dios
y toda la raza humana.
2. Entre Dios y cada Mensajero, asignando su Misión.
3. Entre un Mensajero y los fieles: Alianza de la siguiente (o de una posterior)
Manifestación.
4. Entre el Mensajero y los fieles: Convenio ético de fe y obediencia.
5. Entre el Mensajero y los fieles: Alianza de sucesión inmediata.
6. Entre el Mensajero y un discípulo.
7. Entre el Sucesor inmediato (por ejemplo, el Centro de la Alianza) y los fieles: i.
Alianza de sucesión continua ii. Convenio ético" [I-2]

17.La cuestión de la sucesión tiene una importancia capital en la historia de la
religión. La falta de consenso entre los fieles ha sido una de las principales
causas de cisma y desunión dentro de las religiones y es una de las razones por
las que cada Manifestación de Dios ha sido perseguida. Esta cuestión puede
dividirse en dos aspectos: la Alianza Mayor y la Alianza Menor. La Alianza Mayor
es la que una Manifestación de Dios hace con sus seguidores en relación con la
siguiente Manifestación. La Alianza Menor es la que hace una Manifestación de
Dios con respecto a su sucesor inmediato.
En esta charla trataremos principalmente tres formas de la Alianza que son de gran
importancia para los seguidores de Bahá'u'lláh:
1. La Alianza del Báb relativa a la Revelación de Bahá'u'lláh descrita como "Aquel a
quien Dios hará manifiesto": la Alianza Mayor en la Dispensación del Báb.
2. La Alianza de Bahá'u'lláh relativa al nombramiento de Abdu'l-Bahá como Su
sucesor; parte de la Alianza Menor.
3. La Alianza hecha por Abdu'l-Bahá con respecto a Shoghi Effendi y la Casa Universal
de Justicia: también parte de la Alianza Menor.
Estos tres temas corresponden a las tres partes principales de este libro.
En el gran esquema de la Alianza de Dios, las bondades divinas llegan a la
humanidad por medio del alma humana. Por eso, en esta primera etapa del libro,
centraremos nuestra atención en la naturaleza del alma, en un intento de profundizar
en la comprensión de este agente esencial en el plan divino de la voluntad de Dios para
esta época.
La Alianza y el alma humana
El principio básico que rige el funcionamiento de la Alianza de Dios con el hombre
puede decirse que fue revelado por Bahá'u'lláh en el siguiente pasaje de Palabras
Ocultas: "Ámame para que Yo te ame. Si tu no Me amas, Mi amor jamás llegará a ti.
Sábelo, oh Siervo". [P-l]
De la declaración anterior se desprende que existe una relación de amor entre Dios
y el hombre. Pero para recibir las bondades del amor de Dios, el hombre debe dar los
primeros pasos. Es como abrir un canal, y debe hacerlo el individuo en primer lugar.

El alma emana de los mundos espirituales de Dios y no puede ser atada por lazos
materiales. Debido a sus cualidades espirituales, el hombre ha sido dotado por el
Creador con la facultad especial del libre albedrío, una facultad que está ausente en el
resto de Su creación en la tierra. Además, Dios ha creado al hombre a Su imagen y
semejanza, lo que significa que le ha conferido todos Sus atributos, que están latentes
en él.
1. El alma es una entidad espiritual. No tiene existencia física; no se puede
observar ni comprender a través de medios científicos u otros medios
materiales. Su esencia, su realidad, están más allá del entendimiento y la
comprensión del hombre.
2. En una Tabla revelada en Bagdad y dirigida a Mulla Hadiy-i-Qazvani,[1] un
Letra del Viviente que posteriormente se convirtió en seguidor de Mirza Yahya,
Bahá'u'lláh se refiere al alma humana como un "misterio divinamente ordenado
y sutil" y el "signo de la revelación del Dios Todopoderoso y Todoglorioso".
Afirma que nadie conocerá jamás la esencia del alma:
3. "Si reflexionaras en tu corazón, desde ahora hasta el fin que no tiene fin, y con
toda la inteligencia y comprensión concentradas que las mentes más grandes
han alcanzado en el pasado o alcanzarán en el futuro, esta Realidad
divinamente ordenada y sutil, este Signo de la revelación del Dios
Todopoderoso y Todoglorioso, no lograrías comprender su misterio ni valorar su
virtud." [P-2]
4. Aunque es imposible para el hombre, al menos en este mundo, descubrir la
esencia de su propia alma, puede observar sus poderes y ser testigo de la
expresión de sus atributos en su interior. La creencia en el alma y el
conocimiento de su existencia y sus atributos nos llegan originalmente a través
de las palabras de las Manifestaciones de Dios. Son ellas las que
principalmente imparten a la humanidad la visión de las realidades espirituales.
5. En las dispensaciones pasadas la humanidad no había adquirido la capacidad
de comprender los reinos espirituales de Dios. Cristo confirmó este hecho
cuando declaró: "Todavía tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las
podéis soportar. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él os guiará a toda
la verdad..." [P-3]
6. Por eso las Manifestaciones de antaño hablaron del alma pero no explicaron su
naturaleza ni revelaron ninguno de sus misterios. Muhammad, el Profeta del
Islam, que fue el último Mensajero de Dios en el Ciclo Profético y cuya
Revelación fue la última de todas las Dispensaciones antiguas, se refirió al alma
sólo en una breve frase del Corán:
7. "Te preguntan por el espíritu. Di: El espíritu procede de la orden de mi Señor y
no se os ha dado sino un poco de conocimiento.. [P-4]

8. En esta Dispensación, sin embargo, Bahá'u'lláh y Abdu'l-Bahá arrojan mucha
luz sobre el tema. En muchas Tablas atestiguan la existencia del alma, la
describen como una realidad espiritual incognoscible, reconocen su exaltada
estación, se refieren a ella como un "poderoso signo de Dios", y revelan mucho
sobre sus cualidades y atributos, su inmortalidad, su condición y su progreso en
la otra vida. La gama de estos Escritos es tan amplia que podría compilarse un
gran volumen con todas sus declaraciones sobre el tema. En efecto, las
explicaciones de Bahá'u'lláh sobre el alma humana se encuentran entre las
grandes contribuciones que Él ha hecho al conocimiento religioso, reveladas en
proporción a la capacidad de las personas de esta época.
9. Estas explicaciones se limitan a la descripción de las características del alma;
en ningún caso revelan la realidad del alma misma. Puesto que es una entidad
espiritual, el alma emana de los mundos espirituales de Dios, y por tanto es
imposible describir su esencia más íntima con palabras; no puede ser
comprendida por el intelecto humano ni por otros sentidos físicos. Bahá'u'lláh
confirma esto en una Tabla dirigida a cierto creyente conocido como Abdu'r-
Razzaq:
10."Sabed, en verdad, que el alma es un signo de Dios, una gema celestial cuya
realidad no ha podido captar el más erudito de los hombres, y cuyo misterio
ninguna mente, por muy aguda que sea, podrá jamás esperar desentrañar...
11. "En verdad digo que el alma humana es, en su esencia, uno de los signos de
Dios, un misterio entre sus misterios. Es uno de los poderosos signos del
Todopoderoso, el heraldo que proclama la realidad de todos los mundos de
Dios. En él se oculta lo que el mundo es ahora totalmente incapaz de
comprender". [P-5]
12.Aprendemos de los Escritos que el alma, siendo una emanación de los mundos
espirituales de Dios, llega a existir en el momento de la concepción, cuando se
asocia con el cuerpo. La creencia de que el alma existe antes de la concepción
es, por tanto, contraria a las enseñanzas de Bahá'u'lláh. Shoghi Effendi, el
Guardián de la Fe, afirma que "el alma o espíritu del individuo nace con la
concepción de su cuerpo físico". P-6]
13.El alma, al estar exaltada por encima de la entrada o la salida, el ascenso o el
descenso, no puede colocarse físicamente dentro de un cuerpo ni tener ninguna
conexión con las cosas materiales.
14.Bahá'u'lláh declara en la misma Tabla a Abdu'r-Razzaq
"En verdad, digo que el alma humana está exaltada por encima de todo avance y
retroceso. Está quieta y, sin embargo, se eleva; se mueve y, sin embargo, está quieta.

Es, en sí misma, un testimonio que atestigua la existencia de un mundo que es
contingente, así como la realidad de un mundo que no tiene ni principio ni fin." [P-7]
15.La asociación del alma y con el cuerpo es similar a la asociación de la luz con el
espejo. La luz no está dentro del espejo, sino que se refleja en él desde una
fuente diferente. Cuando el espejo se rompe, la luz no se ve afectada.
16. Cuando el alma se asocia al cuerpo, se crea un ser humano con una identidad
única. Esta creación tiene un principio en el momento de la concepción, pero no
tiene fin. Abdu'l-Bahá afirma: 'El espíritu del hombre tiene un principio, pero no
tiene fin; continúa eternamente'. El alma es, pues, inmortal y progresará en los
mundos espirituales de Dios por toda la eternidad. Este concepto de vida eterna
es realmente una visión muy edificante para la raza humana. Este pensamiento
de inmortalidad puede evocar en el corazón de cada creyente los sentimientos
de máxima alegría y gratitud por haber sido dotado de vida eterna por Dios
Todopoderoso.
17.Para comprender cualquier realidad espiritual, es necesario leer las Sagradas
Escrituras y meditar sobre ellas. Otra fuente de la que el individuo puede
aprender es la propia naturaleza, a través del examen de los principios de la
misma, siempre que pueda relacionar sus hallazgos con las verdades
consagradas en las Sagradas Escrituras. La combinación de ambos puede
permitirle captar una medida de la realidad de cualquier tema espiritual,
incluyendo el alma humana.
18.Una comprensión más profunda de la verdad religiosa puede realizarse cuando
el individuo reconoce el hecho de que la creación de Dios es una sola entidad.
Los mundos espiritual y físico no son entidades separadas, sino partes de un
solo reino del ser. Las leyes y principios que rigen el mundo de la naturaleza son
similares a los que operan en los mundos espirituales de Dios, en el mundo de
la religión y en el mundo del hombre.
19.Para dar un ejemplo: observamos una gran similitud entre las leyes que rigen la
vida de un árbol y las que motivan la vida del hombre, tanto física como
espiritualmente. Observamos que el árbol hunde sus raíces en la tierra y se
nutre de los minerales de la tierra. El suelo es inferior al árbol, pero éste
depende de él para su existencia. A pesar de esta dependencia, el árbol crece
en dirección contraria, alejándose del suelo. Como si no le gustara el suelo,
levanta sus ramas hacia el cielo. Esto es similar al hombre y su estado de
desapego del mundo material cuando su alma aspira a las cosas espirituales y
renuncia a los deseos terrenales.
20.Al crecer hacia arriba, lejos del suelo, el árbol se convierte en receptor de los
rayos del sol, lo más preciado de este mundo físico. Como resultado de la
efusión de energías liberadas por el sol, el árbol se vuelve verde y produce
hermosas flores y frutos. Por supuesto, el crecimiento del árbol es involuntario.

Pero supongamos que tuviera una opción y, como ama la tierra y depende de
ella, inclinara sus ramas hacia abajo y se enterrara en el suelo. Entonces ya no
podría recibir los rayos del sol; al final, se pudriría.
21.Los mismos principios se aplican al ser humano que tiene que vivir en este
mundo y trabajar para ganarse la vida, y que depende de las cosas materiales
para su existencia. Sin embargo, Dios ha destinado en Su Alianza con el
hombre que el alma de éste se desprenda de las cosas de este mundo y aspire
a los reinos espirituales. Pero a diferencia del árbol, que no tiene elección, el
hombre tiene libre albedrío. Si elige ignorar las disposiciones de la Alianza y
enamorarse del mundo, de sus vanidades y de sus atractivos materiales,
entonces se convierte en esclavo de las cosas terrenales y su alma, privada del
poder de la fe, se empobrece.
22.En cambio, cuando el individuo aspira a las cosas espirituales, se dirige a la
Manifestación de Dios y no dirige todos sus afectos hacia este mundo mortal,
entonces su alma se ilumina con los rayos del Sol de la Verdad y cumplirá el
propósito para el cual ha sido creada. El ejemplo anterior, que muestra la
similitud entre el árbol y el hombre, demuestra que los mundos físico y espiritual
de Dios están relacionados entre sí por leyes similares.
23.Por lo tanto, es posible descubrir algunos principios espirituales examinando las
leyes físicas. Del mismo modo, las leyes básicas y las enseñanzas de una
religión pueden verse como las leyes de la naturaleza en un reino superior. La
diferencia es que al aplicar las leyes de un reino inferior a un reino superior, se
añaden ciertas características que están ausentes en el inferior. Este hecho fue
señalado en el ejemplo anterior; la característica añadida es que el hombre
ejerce su libre albedrío para decidir su propio destino, mientras que el árbol
crece involuntariamente, estando ausente el elemento de elección en el reino
vegetal.
24.En una de Sus Tablas, Bahá'u'lláh afirma que cada cosa creada en este mundo
físico tiene alguna contraparte en los mundos de Dios. Para identificarlas,
podemos recurrir a las palabras y expresiones de las Manifestaciones de Dios y
guiarnos por sus explicaciones. Por ejemplo, el estudio de los Escritos de
Bahá'u'lláh y Abdu'l-Bahá nos lleva a creer que una contraparte de la
Manifestación de Dios en este reino físico es el sol. Así como el sol derrama sus
energías sobre esta tierra y es la causa de la vida, así es la Manifestación de
Dios en relación con la humanidad. El estudio de algunas de las características
del sol podría ayudarnos a apreciar algunos de los poderes y atributos de la
Manifestación de Dios, en la medida de nuestras limitaciones humanas.
25.Podemos preguntarnos cuál es la contraparte física del alma en este mundo.
Del estudio de los Escritos parece desprenderse que es el embrión que crece en
el vientre de la madre. Del estudio de esta última podemos deducir algunos
atributos y características de la primera.

26.Podemos observar sorprendentes similitudes entre ambos; por ejemplo,
observamos que el embrión comienza su vida como una sola célula. Al principio
no tiene miembros ni órganos, pero la célula tiene la capacidad de multiplicarse
y, con el tiempo, transformarse en un cuerpo humano perfecto.
27.Del mismo modo, el alma, cuando se crea por primera vez, es una "gema
celestial". No tiene experiencia y sus cualidades y poderes están latentes en
ella, pero es capaz de adquirir estas cualidades latentes progresivamente en el
curso de la vida. Dios ha decretado que el embrión desarrolle miembros y
órganos mientras está protegido dentro del vientre materno.
28.Así pues, ha ordenado que el alma desarrolle cualidades espirituales en el curso
de su asociación con el cuerpo. Es en esta vida, en este mundo de la matriz,
donde el alma puede adquirir virtudes y perfecciones divinas. Si lo desea, puede
convertirse en depositaria del conocimiento, de la sabiduría, del amor y de todos
los demás atributos de Dios.
29.El crecimiento de los miembros y órganos en la vida embrionaria, y el desarrollo
de las cualidades espirituales del alma, se rigen por los mismos principios. Pero
hay una diferencia importante. El crecimiento del embrión es involuntario y
dictado por la naturaleza, mientras que el alma tiene libertad de elección. Se
trata de una dimensión adicional concedida al alma que no existe en el mundo
físico de la naturaleza.
30.En una Tabla revelada en honor de Haji Muhammad-Ibrahim-i-Khalil,[1] un
notable creyente de Qazvin, Bahá'u'lláh afirma:
" Y ahora respecto de tu pregunta que se refiere a la creación del hombre. Sabe
que todos los hombres han sido creados en la naturaleza hecha por Dios, el Guardián,
el que Subsiste por sí mismo. A cada uno le ha sido prescrita una medida preordinada,
según está decretado en las poderosas y resguardadas Tablas de Dios. Sin embargo,
todo lo que poseéis potencialmente sólo puede manifestarse como resultado de vuestra
propia voluntad.." [P-10]
31.Otra similitud entre el alma y el embrión es que este último crece dentro del
vientre materno sólo durante un corto período de tiempo. Es una etapa
transitoria, no está diseñada como un lugar para vivir para siempre. Este mundo
también es de duración limitada para el alma. No es un lugar de residencia
eterna; todo ser humano tendrá que salir de él inevitablemente. La meta de la
vida para todo niño es morir en el vientre materno y nacer en este mundo, su
próximo mundo. Lo mismo ocurre con el alma, cuyo destino final es salir de este
mundo y entrar en los mundos espirituales de Dios.
32. Otra similitud entre el alma y el embrión es que el niño debe desarrollar sus
miembros y órganos en el vientre de su madre. Si nace sin algunos de ellos,

será discapacitado, pues no podrá adquirirlos en esta vida. El alma también
debe desarrollar cualidades espirituales en este mundo. La adquisición de la
sabiduría, el conocimiento, el amor, la humildad y todos los demás atributos
divinos sólo es posible en este reino terrenal. Observamos que algunos
miembros u órganos parecen ser inútiles en el mundo de la matriz. Por ejemplo,
los ojos son incapaces de ver allí, pero cuando el niño nace, la luz traerá la
visión a sus ojos.
33.La combinación de ambos, los ojos adquiridos en el vientre materno y los rayos
de luz existentes en este mundo, dotan al ser humano de visión. Del mismo
modo, las virtudes y perfecciones que el alma ha adquirido en este mundo,
combinadas con las condiciones de los mundos espirituales que nos son
desconocidas mientras estamos en este plano mortal, harán que el alma
progrese en la próxima vida.
34. Mientras un ser humano vive en este mundo, el alma y el cuerpo están
asociados entre sí. Cuando se produce la muerte, esta asociación llega a su fin;
el cuerpo volverá a su origen, que es la tierra. El alma también vuelve a su
origen, que son los mundos espirituales de Dios.
35.El embrión comienza su vida como una célula, pero termina como un cuerpo
humano perfecto en el momento de su nacimiento. El alma es lo mismo. Cuando
emana por primera vez de los mundos espirituales de Dios, no tiene poderes.
Pero si ha crecido adecuadamente, ha vivido una buena vida en esta tierra y ha
adquirido cualidades espirituales, entonces regresa en un estado de poder y
gloria a su propia morada original. Manifestando los signos de Dios y poseyendo
atributos divinos, conserva su propia individualidad e identidad, y como
Bahá'u'lláh promete, se asociará con los Mensajeros de Dios y los Elegidos en
los reinos de lo alto.
36.En la Tabla a Abdu'r-Razzaq, Bahá'u'lláh revela la grandeza del alma después
de su separación del cuerpo, un alma que ha caminado en el camino de su
Señor en esta vida:
" Cuando ésta [el alma] abandona el cuerpo, sin embargo, evidenciará tal
ascendiente y revelará tal influencia como ninguna fuerza en la tierra puede igualar.
Cada alma pura, refinada y santificada será dotada de tremenda fuerza y se regocijará
con inmensa alegría." [P-11]
37.Aquí vemos un vasto contraste entre el alma al principio, cuando se asocia por
primera vez con el cuerpo en el momento de la concepción, y en su
consumación, cuando vuelve a su origen en los mundos espirituales de Dios. Al
principio desprovista de todo poder, al final es poseedora de muchos atributos y
cualidades espirituales. La condición del alma en el otro mundo depende, por lo
tanto, de la adquisición de atributos espirituales, del mismo modo que la

condición del niño nacido en este mundo depende de su sano desarrollo en el
mundo del vientre materno.
38.De las Sagradas Escrituras y de la observación de la naturaleza aprendemos
que la creación de Dios no es finita: es infinita en todos los aspectos. Esto es
cierto para el universo físico, cuyo tamaño es ilimitado. También es cierto para
los mundos espirituales de Dios. Bahá'u'lláh y Abdu'l-Bahá han revelado en
muchas de sus Tablas que el alma del hombre progresará continuamente en los
mundos espirituales que son incontables en número e infinitos en alcance. En
una de Sus Tablas [P-12] Bahá'u'lláh afirma que todos los mundos espirituales
de Dios giran alrededor de este mundo, y que en cada mundo una condición
particular ha sido decretada por Dios para cada alma.
39.Uno de los fascinantes misterios de la creación es el lugar donde se encuentra
el otro mundo, el dominio espiritual que se menciona en todos los Libros
sagrados. El estudio de los Escritos de Bahá'u'lláh y una mirada a la naturaleza
resolverán esta pregunta. Uno de los principios de la naturaleza es que las
formas de vida superiores giran en torno a las inferiores y dependen de ellas. En
este mundo físico observamos que todos los seres vivos obtienen su sustento
del mundo mineral, que es el reino inferior. Esta tierra, aunque es la forma de
vida más baja, da origen a las formas superiores y puede considerarse como un
pivote alrededor del cual giran los reinos vegetal, animal y humano.
40.Del mismo modo, los mundos espirituales de Dios, como atestigua Bahá'u'lláh
en Sus Tablas, giran alrededor de este mundo, el mundo del hombre. Esto
significa que el otro mundo no está divorciado de la vida en este mundo, sino
que lo engloba. Observamos en la naturaleza que mientras el niño crece en el
vientre materno, está, en realidad, en este mundo. Sólo una pequeña barrera
separa el mundo del útero de éste. Es como un pollito dentro de un huevo: antes
de que el huevo se abra, una fina cáscara hace de barrera, pero tanto el huevo
como el pollito están en este mundo desde el principio.
41. El niño en el vientre de la madre no puede descubrir que el mundo en el que
está destinado a nacer está sorprendentemente cerca de él. Este principio se
aplica también en los reinos espirituales. Mientras el hombre habita en el mundo
físico es incapaz de comprender las características del otro mundo, que abarca
el mundo humano y todo lo que contiene.
42.Tampoco es capaz de visualizar la grandeza y el esplendor de los reinos
celestiales. Sólo después de su separación del cuerpo, el alma apreciará lo
cerca que ha estado el mundo espiritual y cómo abarca este mundo físico.
Entonces se dará cuenta de que, como Bahá'u'lláh atestigua en una de Sus
Tablas, 'el mundo del más allá es tan diferente de este mundo como este mundo
es diferente del del niño cuando todavía está en el vientre de su madre'. [P-13]

43.Dios no ha concedido al niño no nacido la capacidad de descubrir la pequeñez
de su morada temporal, ni la inmensidad y la belleza de este mundo. Del mismo
modo, Él no ha dotado al ser humano, mientras está en esta tierra, con la
capacidad de percibir incluso en una medida infinitesimal las condiciones de los
mundos espirituales de Dios. Si lo hubiera hecho, la estabilidad así como el
propósito de esta vida se habrían visto completamente socavados. Bahá'u'lláh
afirma en una de Sus Tablas que si la estación destinada a un verdadero
creyente en el mundo del más allá fuera revelada a la medida del ojo de una
aguja, toda alma expiraría en éxtasis.
44.Los que han pasado a la otra vida moran en un reino que envuelve y abarca
esta vida. La influencia que las almas puras e iluminadas del reino espiritual
ejercen sobre el mundo de la humanidad es la causa principal de su progreso,
según las enseñanzas de Bahá'u'lláh.
45.Esta verdad puede apreciarse si se observa la naturaleza y se examina la
relación del niño no nacido con aquellos que lo cuidan en este mundo. Hay
varias personas que están profundamente interesadas en el bienestar del no
nacido. En primer lugar, está la madre que lleva al niño, lo ama e incluso está
dispuesta a arriesgar su vida por su por su salud y protección. Luego está el
padre y muchas otras personas que están directa o indirectamente implicadas
en su bienestar. Pero el niño, mientras atraviesa la etapa embrionaria de
crecimiento, no es consciente del amor y los cuidados que se le dirigen.
46.Del mismo modo, las almas del otro mundo que poseen cualidades espirituales
son los instrumentos del bienestar, desarrollo y crecimiento del hombre en esta
tierra. En muchos de Sus Escritos Bahá'u'lláh ha atribuido el progreso del
hombre en este mundo a la influencia del "Concurso en lo alto", la reunión de los
Profetas y las almas santas y elegidas de Dios. También indica que cuando los
creyentes de esta Dispensación han mostrado un heroísmo y una abnegación
extraordinarios en el camino de Dios, estos actos han causado gran júbilo y
regocijo entre el Concurso de lo alto[1].
47. En la misma Tabla a Abdu'r-Razzaq, Bahá'u'lláh describe la influencia de las
almas puras y santas sobre la humanidad. Estas son Sus palabras
tranquilizadoras:
" Y ahora, referente a tu pregunta acerca del alma del hombre y su
supervivencia después de la muerte. Sabe tú ciertamente que el alma después
de su separación del cuerpo, continuará progresando hasta que alcance la
presencia de Dios, en un estado y condición que ni la revolución de las edades y
siglos, ni los cambios o azares de este mundo pueden alterar. Perdurará tanto
como el Reino de Dios, su soberanía, su dominio y fuerza perduren. Manifestará
los signos de Dios y sus atributos y revelará su amorosa bondad y generosidad.
El movimiento de mi Pluma se detiene cuando intenta describir apropiadamente

la grandeza y gloria de tan exaltada posición. El honor con el cual la Mano de
Misericordia investirá al alma es tal, que ninguna lengua puede revelarlo
adecuadamente, ni ningún otro medio terrenal puede describir. Bendita es el
alma que en la hora de su separación del cuerpo esté purificada de las vanas
imaginaciones de los pueblos del mundo. Tal alma vive y se mueve de acuerdo
con la Voluntad de su Creador y entra al más elevado Paraíso. Las doncellas
del cielo, habitantes de las más sublimes mansiones, la rodearán y los profetas
de Dios y sus escogidos buscarán su compañía. Esta alma conversará con ellos
libremente, y les contará lo que ha tenido que soportar en el sendero de Dios, el
Señor de todos los mundos.
48.Son como levadura, que hace levantar el mundo del ser y constituyen la fuerza
animadora por la cual las artes y maravillas del mundo se manifiestan. Por
medio de ellas las nubes derraman su munificencia sobre los hombres y la tierra
produce sus frutos. Todas las cosas tienen necesariamente una causa, una
fuerza motora, un principio animador. Estas almas y símbolos de
desprendimiento han provisto y continuarán proveyendo al mundo del ser con el
supremo impulso movedor.
49.La influencia que estas almas santas ejercen sobre la humanidad sólo puede
ser para el bien de la humanidad. Abdu'l-Bahá afirma: "Dios nunca ha creado un
espíritu maligno...". No pueden existir influencias malignas del otro mundo que
afecten a nadie en este mundo. Esto se debe a que el alma, al ascender al otro
mundo, no puede llevar consigo cualidades "malas". Y como no hay maldad en
ese reino, no puede haber efectos malignos que puedan llegar a este mundo.
50.El alma lleva consigo los atributos divinos y las cualidades espirituales al otro
mundo, pero no puede llevar consigo las malas cualidades, ya que la maldad no
tiene existencia propia; es sólo la falta de bondad. Para aclarar más este punto,
veamos los siguientes ejemplos. Podemos observar que la oscuridad no tiene
existencia real; es la ausencia de luz.
51.Lo mismo ocurre con la pobreza; un pobre no puede afirmar que lleva consigo
su pobreza. Lo que tiene es muy poco dinero. No existe un estándar para medir
la pobreza; sólo puede definirse como falta de riqueza, y se mide por el estándar
de la riqueza. Una mala persona puede ser descrita como alguien que tiene muy
pocas cualidades buenas. Su alma está empobrecida y, por lo tanto, sólo puede
llevar consigo una medida muy pequeña de bondad a los mundos espirituales
de Dios.
52.El grado de progreso del alma en los mundos espirituales de Dios depende de la
medida en que el individuo haya adornado su ser con los "ornamentos del buen
carácter y las virtudes dignas de alabanza". Esta es la razón principal por la que
Dios ha enviado Sus Manifestaciones, para que puedan arrojar luz sobre el
camino del hombre en esta vida y mostrarle cómo adquirir cualidades
espirituales y atributos celestiales. Hemos visto que estos atributos, que pueden
compararse con los miembros y órganos espirituales, son necesarios en el otro
mundo para el progreso continuo del alma. La obediencia a las enseñanzas de

Dios dotará al alma de atributos divinos, de lo contrario el alma regresará a los
reinos espirituales de Dios en un estado de pérdida y empobrecimiento.
53.En una de Sus Tablas, Bahá'u'lláh revela estas importantes palabras:
"Si [el alma] es fiel a Dios, reflejará su luz y finalmente regresará a Él. Si, por el
contrario, no es leal a su Creador, se convertirá en una víctima del yo y de la pasión y,
por último, se hundirá en sus profundidades.... En este Día toda alma que camine
humildemente con su Dios y se aferra a Él, se encontrará investida con el honor y gloria
de todos los bellos nombres y posiciones.." [P-16]
54.Del estudio de los Escritos deducimos que, al igual que en este mundo donde
hay grados de existencia como el mineral, el vegetal, el animal y el hombre -y
dentro de cada reino hay muchas divisiones-, el alma también progresará en los
mundos espirituales de Dios en diferentes niveles, según las cualidades que
haya adquirido en esta vida. El nivel en el que el alma puede habitar en el otro
mundo está determinado por su cercanía a Dios y por los atributos espirituales
que lleva consigo tras su separación del cuerpo. Sin embargo, hay otro factor
determinante, y es la generosidad de Dios. A través de ella el alma puede
elevarse, y su efusión está más allá de la comprensión del hombre[1].
55.Se afirma en los Escritos de Bahá'u'lláh que las almas de un nivel superior
abarcarán a las de un nivel inferior, mientras que estas últimas no podrán
comprender los poderes y realidades de las primeras. De hecho, la
diferenciación de las almas humanas y sus diferentes estaciones es similar a la
variedad de criaturas que Dios ha creado en esta tierra. Observamos que en
este mundo físico también el reino inferior es ciego a las cualidades del superior.
Por ejemplo, mientras los tres reinos están tan estrechamente unidos,
respirando el mismo aire y recibiendo el mismo sol, el vegetal no entiende al
animal y el animal es incapaz de conocer realmente al ser humano. A la inversa,
basándonos en los mismos principios, observamos que el reino superior domina
a los inferiores. El animal tiene ascendencia sobre el vegetal, mientras que el
hombre gobierna todo el mundo de la naturaleza.
56.En una Tabla revelada en honor de uno de Sus apóstoles, Zayn'ul-
Muqarrabin,[1] Bahá'u'lláh revela estas sugerentes palabras:
El pueblo de Bahá, que son los moradores del Arca de Dios, son todos bien
conscientes del estado y la condición de cada uno, y están unidos por los lazos de
intimidad y amistad. Este estado, no obstante, debe depender de la fe y conducta de
ellos. Aquellos que son del mismo grado y posición comprenden perfectamente la
capacidad, carácter, logros y méritos de cada cual.
57.Sin embargo, quienes son de un grado inferior son incapaces de comprender
adecuadamente la posición de los que ocupen rangos superiores o de estimar
sus méritos. Cada cual recibirá su porción de tu Señor. Bendito es el hombre
que ha vuelto su rostro hacia Dios, y ha caminado firmemente en su amor, hasta

que su alma haya remontado vuelo hacia Dios, el Soberano Señor de todo, el
Más Poderoso, el que Siempre Perdona, el Todo Misericordioso.
58.Las almas de los infieles, sin embargo, y de esto soy testigo, al exhalar su último
suspiro, serán informadas de lo bueno que se les ha escapado, por lo cual
lamentarán su condición y se humillarán ante Dios. Continuarán así después
que sus almas se hayan separado de sus cuerpos.
59.Es claro y evidente que, después de su muerte física, todos los hombres
estimarán el valor de sus acciones y se darán cuenta de aquello que sus manos
han forjado. ¡Juro, por el Sol que brilla sobre el horizonte del poder divino!
Aquellos que son los seguidores del Dios único y verdadero, desde el momento
en que abandonen esta vida, experimentarán tal gozo y alegría, que será
imposible describirlos, mientras que aquéllos que viven en error serán
sobrecogidos por tal temor y estremecimientos, y se llenarán de tal
consternación, que nada podrá excederlos. Bienaventurado quien haya bebido
el selecto e incorruptible vino de la fe por el dadivoso favor y las múltiples
generosidades de Aquel quien es el Señor de todas las Religiones....
60.El conocimiento de que las almas estarán divididas en el otro mundo, y que
cada una, de acuerdo con su capacidad, progresará en su propio nivel, puede
ejercer una influencia considerable sobre el individuo para que enmiende sus
caminos en esta vida, se vuelva a Dios y adorne conscientemente su alma con
el "ornamento de las obras puras y el buen carácter".
61.Abdu'l-Bahá ha arrojado más luz sobre este tema. Hablando a Sus invitados en
Su mesa en Akka, dijo:
"Así como las bondades divinas son infinitas, las perfecciones humanas también lo
son. Si fuera posible alcanzar un límite de perfección, entonces una de las realidades
de los seres podría alcanzar la condición de ser independiente de Dios, y el contingente
podría alcanzar la condición de lo absoluto. Pero para cada ser hay un punto que no
puede sobrepasar; es decir, el que está en la condición de servidumbre, por mucho que
progrese en la obtención de perfecciones ilimitadas, nunca alcanzará la condición de
Deidad.
62.Lo mismo ocurre con los demás seres: un mineral, por mucho que progrese en
el reino mineral, no puede obtener el poder vegetal; también en una flor, por
mucho que progrese en el reino vegetal, no aparecerá ningún poder de los
sentidos. Así que este mineral de plata no puede ganar el oído o la vista; sólo
puede mejorar en su propia condición, y convertirse en un mineral perfecto, pero
no puede adquirir el poder del crecimiento, o el poder de la sensación, o
alcanzar la vida; sólo puede progresar en su propia condición.

63.De las palabras anteriores podemos concluir que el alma seguirá progresando
en los mundos espirituales de Dios en su propio nivel, y que este progreso se
debe a la generosidad de Dios. El alma también puede progresar por medio de
las oraciones por los difuntos ofrecidas por quienes aún están en esta vida.
Bahá'u'lláh y Abdu'l-Bahá han revelado muchas oraciones para esta ocasión.
También se afirma en los Escritos bahá'ís que los actos de caridad en memoria
de los difuntos elevarán la condición del alma. Por esta razón, los bahá'ís
acostumbran a conmemorar el fallecimiento de sus seres queridos celebrando
reuniones devocionales.
64.Las siguientes son las palabras de Abdu'l-Bahá cuando se dirigió a Sus
invitados en la mesa de su cena en Akka:
"También un padre y una madre soportan los mayores problemas y dificultades por
sus hijos; y a menudo, cuando los hijos han alcanzado la edad de la madurez, los
padres pasan al otro mundo. Rara vez ocurre que un padre y una madre en este
mundo vean la recompensa de los cuidados y problemas que han sufrido por sus hijos.
Por lo tanto, los hijos, a cambio de estos cuidados y dificultades, deben dar muestras
de caridad y beneficencia, y deben implorar el perdón y la indulgencia para sus padres.
Así, vosotros debéis, a cambio del amor y la bondad que os ha mostrado vuestro
padre, dar a los pobres por él, con la mayor sumisión y humildad implorar el perdón y la
remisión de los pecados, y pedir la suprema misericordia.
65.Incluso es posible que la condición de los que han fallecido en el pecado y la
incredulidad cambie, es decir, que sean objeto de perdón por la bondad de Dios,
no por su justicia, pues la bondad es dar sin merecer, y la justicia es dar lo que
se merece. Así como tenemos poder para orar por estas almas aquí, así
también poseeremos el mismo poder en el otro mundo, que es el Reino de Dios.
¿No son todas las personas de ese mundo criaturas de Dios? Por lo tanto, en
ese mundo también pueden progresar. Así como aquí pueden recibir la luz
mediante sus súplicas, allí también pueden suplicar el perdón y recibir la luz
mediante súplicas y plegarias. Así como las almas en este mundo, mediante la
ayuda de las súplicas, plegarias y oraciones de los santos, pueden
desarrollarse, lo mismo ocurre después de la muerte. A través de sus propias
oraciones y súplicas también pueden progresar, más aún cuando son objeto de
la intercesión de las Santas Manifestaciones." [Baha'i News, Volumen 519]
66.Las cualidades espirituales adquiridas por el alma en el curso de la vida -
cualidades como el conocimiento, la sabiduría, la humildad, el amor y otras
virtudes- se adquieren gradualmente. El individuo crece en madurez con el paso
del tiempo. El crecimiento espiritual del alma es similar al crecimiento orgánico
de los seres vivos. Volviendo a la metáfora del árbol, cuya vida comienza con la
plantación de una semilla: crece gradualmente, produciendo ramas, hojas,
brotes y vástagos uno tras otro, hasta que llega el momento en que produce su
fruto. Se puede decir que la etapa de fruición constitúyele logro supremo del
árbol; es esa etapa en la que el árbol ha cumplido el propósito para el que fue
creado.

67.Pero el árbol no puede producir su fruto por sí mismo. Actúa como una hembra
y tiene que ser polinizado. Lo mismo ocurre con el alma. Surge en el momento
de la concepción, adquiere gradualmente cualidades divinas, pero llega un
momento en que tiene que producir su fruto. Sólo cuando el alma llega a este
punto puede decirse que ha cumplido su destino. Esto puede suceder cuando,
siguiendo el principio anterior de la interacción masculina y femenina, el alma
asume la función de la mujer y establece una relación espiritual con otro
organismo. Si elige el mundo material como su pareja, entonces el hijo nacido
de esa unión será una forma de vida materialista que priva al alma de su
herencia espiritual. Un gran número de personas en el mundo se dejan
enamorar de las cosas materiales; en consecuencia, el alma se empobrece y,
aunque es una entidad espiritual, se empaña con los afectos mundanos y da a
luz al materialismo, un vástago indigno de su elevada estación. Pero la Alianza
de Dios impone al hombre reconocer Su Manifestación y volverse hacia Él.
68.Estas son las palabras de Bahá'u'lláh reveladas en una oración en la que se
declara el propósito de la creación: " Soy testigo, oh Dios mío, de que Tú me
has creado para conocerte y adorarte... " [P-20]
69.Al volverse con devoción a Bahá'u'lláh, la Manifestación de Dios para este día,
al someterse a Su Voluntad y enamorarse de Él, el alma se convierte en un
instrumento fértil y un recipiente digno para la efusión de Su Revelación.
Mediante el establecimiento de una relación espiritual con las fuerzas
energéticas de esta Revelación, el alma se fertiliza y dará a luz una noble
descendencia: el espíritu de fe. Este es el destino último y más glorioso del
alma, el propósito para el que fue creada.
En cada Dispensación las Manifestaciones de Dios han otorgado el don de la fe a
sus seguidores. Cristo se refirió a ello como el "segundo nacimiento". En este día el hijo
de la fe es concebido en el alma cuando el corazón de una persona es tocado por el
amor de Bahá'u'lláh y se asegura de la verdad de Su Revelación.
70.Y cuando se hace evidente que el individuo ha sido iluminado por el "espíritu de
fe", necesitará tomar alimento espiritual para que su fe recién nacida pueda
crecer. Este alimento espiritual es la Palabra de Dios, revelada en este día por
Bahá'u'lláh. Recitando Sus Palabras regularmente cada día y cada noche, como
Él ha ordenado, y mediante la obediencia a Sus enseñanzas, el espíritu de fe
crecerá paso a paso y el creyente llegará a ser firme en la fe y seguro y feliz en
su vida. Si descuida esta necesidad vital, su fe disminuirá en fuerza e incluso
puede perderla por completo.
71.En muchas de Sus Tablas Bahá'u'lláh ha exaltado la posición de un alma que ha
sido dotada del espíritu de la fe y confirma que si "esa posición fuera revelada a
la humanidad, todo observador se consumiría en su anhelo por alcanzarla". [P-
21]

72. Refiriéndose a la estación de un alma que Le ha reconocido verdaderamente,
Bahá'u'lláh, en una Tabla, revela estas palabras
"No nos atrevemos, en este Día, a levantar el velo que oculta la exaltada estación
que todo verdadero creyente puede alcanzar, pues el gozo que tal revelación debe
provocar bien podría hacer que unos pocos se desmayaran y murieran... "¡Por la
justicia del único Dios verdadero! El mismo aliento de estas almas es en sí mismo más
rico que todos los tesoros de la tierra. Dichoso el hombre que lo ha alcanzado, y ¡ay de
los desatentos!". [P-22]
73.Tan preciosa es el alma de un verdadero creyente en la estimación de Dios que
Bahá'u'lláh afirma, en una de Sus Tablas [P-23] revelada en honor de uno de los
afnan, que es por el bien de Sus amados que Dios ha creado los cielos y la
tierra y todo lo que hay en ellos.
74. Hay numerosas Tablas[1] en las que Bahá'u'lláh ha revelado la naturaleza del
alma y ha descrito sus principales características. Entre ellas destaca una Tabla
revelada en Akka en honor de Abdu'l-Vahhab, un creyente de Quchan en la
provincia de Khurasan. Citamos parte de esta Tabla en estas páginas:
"Y ahora, referente a tu pregunta acerca del alma del hombre y su supervivencia
después de la muerte. Sabe tú ciertamente que el alma después de su separación del
cuerpo, continuará progresando hasta que alcance la presencia de Dios, en un estado
y condición que ni la revolución de las edades y siglos, ni los cambios o azares de este
mundo pueden alterar. Perdurará tanto como el Reino de Dios, su soberanía, su
dominio y fuerza perduren. Manifestará los signos de Dios y sus atributos y revelará su
amorosa bondad y generosidad.
75. El movimiento de mi Pluma se detiene cuando intenta describir apropiadamente
la grandeza y gloria de tan exaltada posición. El honor con el cual la Mano de
Misericordia investirá al alma es tal, que ninguna lengua puede revelarlo
adecuadamente, ni ningún otro medio terrenal puede describir. Bendita es el
alma que en la hora de su separación del cuerpo esté purificada de las vanas
imaginaciones de los pueblos del mundo.
76. Tal alma vive y se mueve de acuerdo con la Voluntad de su Creador y entra al
más elevado Paraíso. Las doncellas del cielo, habitantes de las más sublimes
mansiones, la rodearán y los profetas de Dios y sus escogidos buscarán su
compañía. Esta alma conversará con ellos libremente, y les contará lo que ha
tenido que soportar en el sendero de Dios, el Señor de todos los mundos. Si se
dijera a cualquier hombre, lo que ha sido ordenado para tal alma en los mundos
de Dios, el Señor del trono en lo alto y de aquí en la tierra, todo su ser se
inflamaría instantáneamente en su gran anhelo por alcanzar aquella exaltada,
santificada y resplandeciente posición....

77. La naturaleza del alma después de la muerte, nunca podrá ser descrita; no es
conveniente, ni permisible revelar todo su carácter a los ojos de los hombres.
Los profetas y mensajeros de Dios han sido enviados con el único propósito de
guiar a la humanidad en el recto Sendero de la Verdad.
78. El propósito fundamental de su revelación ha sido educar a todos los hombres
para que, en la hora de su muerte, asciendan con la mayor pureza y santidad y
con absoluto desprendimiento hacia el trono del Altísimo. La luz que estas
almas irradian es responsable del progreso del mundo y del adelanto de sus
pueblos.
79. Son como levadura, que hace levantar el mundo del ser y constituyen la fuerza
animadora por la cual las artes y maravillas del mundo se manifiestan. Por
medio de ellas las nubes derraman su munificencia sobre los hombres y la tierra
produce sus frutos. Todas las cosas tienen necesariamente una causa, una
fuerza motora, un principio animador.
80. Estas almas y símbolos de desprendimiento han provisto y continuarán
proveyendo al mundo del ser con el supremo impulso movedor. El otro mundo
es tan diferente de este mundo, como lo es éste del mundo de la criatura
mientras está en el vientre de la madre. Cuando el alma alcance la Presencia de
Dios, tomará la forma que sea más apropiada a su inmortalidad y digna de su
habitación celestial. Tal existencia es contingente y no existencia absoluta, ya
que una es precedida por una causa, mientras que la otra es independiente de
ella. La existencia absoluta está limitada estrictamente a Dios. ¡Exaltada sea su
gloria! Venturosos son quienes comprenden esta verdad.
82. Dios ama atraer al alma hacia Sí mismo, pero hay muchas barreras que se
interponen entre el hombre y su Creador. Todas ellas son de naturaleza de apego a las
cosas materiales, intelectuales y espirituales que impiden que el hombre se acerque a
su Dios[1]. Estas formidables barreras deben ser eliminadas antes de que el hombre
pueda acercarse a Dios; es con este propósito que Dios ha enviado a Sus Mensajeros
a través de los tiempos.
1 La proximidad a la Esencia y a la Realidad de Dios es imposible. Por 'Dios' se
entiende Dios revelado al hombre, es decir, Su Manifestación].
81. En una de Sus Tablas [P-25] Bahá'u'lláh afirma que hay tres barreras entre el
hombre y Dios. Exhorta a los creyentes a superarlas para poder alcanzar Su
Presencia. La primera barrera es el apego a las cosas de este mundo, la
segunda es el apego a las recompensas del otro mundo y la tercera es el apego
al Reino de los Nombres.
82.Un creyente se apega a las cosas de este mundo cuando permite que sus
intereses materiales, intelectuales y egoístas tengan prioridad sobre los
intereses de la Causa de Dios. Esto no significa que tenga que renunciar a sus
intereses personales, sino más bien utilizarlos para promover sus búsquedas

espirituales, y no permitir que las cosas terrenales se interpongan entre él y
Dios.
83.Puesto que el apego a este mundo es una gran barrera que impide al hombre
cumplir su parte en la Alianza de Dios, Bahá'u'lláh y Abdu'l-Bahá han exhortado
a sus seguidores en muchas de sus Tablas a desprenderse de los deseos
mundanos, y en cambio volverse a Dios y obedecer Sus mandamientos.
85. " Oh mis siervos! Si pudieseis comprender qué maravillas de mi munificencia y
generosidad he querido confiar a vuestras almas, de verdad os libraríais del apego a
todas las cosas creadas, y ganaríais verdadero conocimiento de vosotros mismos,
conocimiento que es lo mismo que la comprensión de mi propio Ser. Os encontraríais
independientes de todo salvo de mí y percibiríais, con vuestro ojo interior y exterior, y
tan manifiestos como la revelación de mi refulgente Nombre, los mares de mi amorosa
bondad y generosidad moviéndose dentro de vosotros.
84. No dejéis que vuestras vanas fantasías, vuestras malas pasiones, vuestra
insinceridad y ceguera de corazón apaguen el brillo ni manchen la santidad de
tan excelsa posición. Sois como el pájaro que se remonta, con toda la fuerza de
sus poderosas alas y con completa y alegre confianza, en la inmensidad de los
cielos hasta que, impelido a satisfacer su hambre, se vuelve anhelante al agua y
barro de la tierra bajo él y, atrapado en la red de su deseo, se encuentra
impotente para reanudar su vuelo hacia los reinos de donde vino. Impotente
para sacudir la carga que pesa sobre sus alas enlodadas, aquel pájaro, hasta
entonces un habitante de los cielos, es forzado ahora a buscar su morada en el
polvo. Por lo tanto, oh mis siervos, no manchéis vuestras alas con el barro del
descarrío y deseos vanos y no dejéis que se ensucien con el polvo de la envidia
y el odio, para que nada os impida remontaros en los cielos de mi divino
conocimiento.
Espero que estos conceptos sobre la vida del alma les inspire a ahondar más sobre
este tema que es uno de los más fundamentales para cualquier ser humano, ya que
esta gema preciosa con la que hemos sido investidos debe ser objeto de nuestro
máximo cuidado y debemos procurar su continuo desarrollo,

Este concepto de desprendimiento de las cosas materiales a menudo se
malinterpreta y se interpreta como una renuncia al mundo. Mucha gente piensa que el
camino hacia el desapego es encerrarse en un monasterio, llevar una vida ascética o
vivir como mendicante, despreocupado de sus asuntos y responsabilidades personales.
Ninguna de estas prácticas se ajusta a las enseñanzas de Bahá'u'lláh. En Su
segunda Tabla[1] dirigida a Napoleón III, Bahá'u'lláh, dirigiéndose a los monjes
cristianos, los amonesta con estas palabras:
[1] Véase La Revelación de Bahá'u'lláh. vol. 3.
"¡Di: ¡Oh concurso de monjes! No os recluyáis en vuestros claustros e iglesias.
Salid de ellos con Mi asentimiento y ocupaos, entonces, con lo que os ha de
aprovechar a vosotros y a otros. Así os ordena Quien es el Señor del Día del Juicio.
Recluíos en la fortaleza de Mi amor. Este, en verdad, es el retiro que os conviene, si
tan solo lo supierais. Aquel que se enclaustra en su casa es en realidad como un
muerto. Incumbe al hombre poner de manifiesto lo que ha de beneficiar a la
humanidad. Quien no produce fruto sirve para el fuego. Así os advierte vuestro Señor.
Él es, verdaderamente, el Poderoso, el Munífico. Contraed matrimonio, para que tras
vosotros aparezca otro en vuestro lugar. Nos, ciertamente, os hemos prohibido la
lujuria, y no lo que conduce a la fidelidad." El Llamamiento del Señor de las Huestes,
136
El apego a este mundo puede describirse como todo aquello que se convierte en
una barrera entre Dios y el hombre, privando al individuo de acercarse a su Creador.
De los Escritos de Bahá'u'lláh se desprende claramente que Dios ha creado este
mundo sólo para el hombre. Por ejemplo, en Las Palabras Ocultas, Bahá'u'lláh declara:
"¡Oh Hijo del Polvo! todo lo que hay en el cielo y en la tierra lo he ordenado para ti,
excepto el corazón humano..." [P-28]
Esto significa que el mundo y todo lo que hay en él ha sido creado para el hombre.
Dios quiere que éste se beneficie de sus riquezas, que explote sus recursos con
sabiduría y en armonía con la naturaleza, que trabaje y posea todos los bienes que
pueda ganar, y que disfrute de todos los placeres legítimos que la vida le concede.
Pero en ningún momento debe permitir que las cosas de este mundo le posean y
gobiernen su corazón y su alma.
En efecto, en esta Dispensación Bahá'u'lláh ha ordenado el trabajo realizado con
espíritu de servicio a la humanidad como adoración a Dios. Él ordena al hombre el
deber de trabajar para el mejoramiento del mundo y la construcción de un nuevo orden
mundial en este planeta. En una de Sus Tablas Bahá'u'lláh ha revelado estas exaltadas
palabras
"Si un hombre desea adornarse con los ornamentos de la tierra, usar sus ropas o
participar de los beneficios que ella puede otorgar, ningún daño puede ocurrirle, si no
permite que nada se interponga entre él y Dios, pues Dios ha ordenado toda cosa

buena, ya sea creada en los cielos o en la tierra, para aquellos de Sus siervos que
verdaderamente creen en Él. Comed, oh pueblo, de las cosas buenas que Dios os ha
permitido, y no os privéis de sus maravillosas bondades. Dadle gracias y alabadle, y
sed de los verdaderamente agradecidos". [P-29]
Uno puede ser rico, pero desprendido de las cosas materiales. El hombre puede lograr
esto si vive su vida de acuerdo con las enseñanzas de Dios. En una de Sus Tablas [P-
30] Bahá'u'lláh afirma que las cosas buenas de este mundo y sus bellos productos son
todos manifestaciones de los atributos de Dios. Poseerlas no será causa de apego a
las cosas materiales, siempre que el individuo no fije sus afectos en ellas, ni se deje
poseer por ellas, porque este mundo y todo lo que hay en él son como una sombra
pasajera y transitoria. Además, explica que uno de los significados del apego a este
mundo es el apego a aquellos que Le han negado y han repudiado Su Causa.
Para apreciar el verdadero significado del desapego, examinemos la naturaleza del
ser humano. Observamos que la naturaleza animal del hombre le hace ser egoísta. El
instinto de supervivencia le lleva a buscar comida, ropa y refugio para sí mismo.
Persigue la comodidad, la riqueza y el bienestar, y tiene un apetito insaciable por
coleccionar cualquier objeto bello y placentero que se le presente. Todo esto, al igual
que sus búsquedas emocionales, espirituales e intelectuales, tiene como objetivo
beneficiarse a sí mismo. Es el dueño de su propia vida, un pivote alrededor del cual
giran todas sus posesiones materiales así como sus búsquedas intelectuales. Un día
encuentra la Causa de Dios, reconoce su verdad, se enamora de ella, y entonces la
añade, como sus otras posesiones, a su colección. Sigue siendo la figura principal en el
centro y todas sus posesiones, incluida la Fe, giran a su alrededor y sirven a sus
intereses. Tal persona está apegada a las cosas de este mundo, pues permite que sus
propios intereses tengan prioridad sobre los intereses de la Causa, y que su propio ego
gobierne sobre su lado espiritual. Pone su religión al mismo nivel que sus otras
actividades y espera egoístamente beneficiarse de ella como se beneficia de sus otras
posesiones.
Por otro lado, el verdadero desprendimiento de las cosas terrenales se logra
cuando el individuo hace de la Causa de Dios el eje de su vida, de modo que todos sus
intereses personales y materiales pueden girar en torno a su Fe. En este caso, puede
beneficiarse de sus posesiones materiales sin estar apegado a ellas. Y como la Causa
de Dios es la principal influencia motivadora en su vida, nunca actuará en contra de las
enseñanzas de su Fe. Cada paso que dé en sus actividades diarias estará en armonía
con los mandamientos de Dios. Cuando una persona alcanza esta posición exaltada,
los intereses de la Fe tienen prioridad sobre sus intereses personales. Y cuando se
levante para servir a la Causa de Dios, estará dispuesto a afrontar el reto cueste lo que
cueste. Tal persona ha alcanzado la cumbre del desprendimiento.
Desprenderse de las cosas de este mundo suele ser un proceso doloroso y que
implica sacrificios. Pero cuando el creyente renuncia a algo que le es querido por la
Causa de Dios, se liberan fuerzas misteriosas que hacen crecer la Fe. Ofrecer el propio
tiempo, trabajar para el establecimiento de la Fe en una localidad, renunciar a las

comodidades del hogar e ir como pionero a tierras extranjeras, ofrecer los propios
bienes para la promoción de la Causa, ser perseguido por la propia fe, e incluso dar la
propia vida al final - todos estos sacrificios son meritorios a los ojos de Dios y sin duda
traerán la victoria a Su Causa, siempre que los motivos sean puros y sinceros. Esa es
la condición esencial de la lealtad y la firmeza en la Alianza de Dios: la pureza de los
motivos. Sin ella, las acciones de uno no son aceptables para Dios. Bahá'u'lláh
atestigua esta verdad en estas palabras:
"¡OH HIJOS DE ADÁN! Palabras santas y acciones puras y buenas ascienden al
cielo de la gloria celestial. Esforzaos para que vuestras acciones se purifiquen del polvo
del yo y la hipocresía, y encuentren favor en la corte de gloria; pues dentro de poco los
ensayadores de la humanidad, ante la sagrada presencia del Adorado, no aceptarán
nada sino absoluta virtud y acciones de inmaculada pureza. Este es el sol de la
sabiduría y del misterio divino que ha resplandecido sobre el horizonte de la voluntad
divina. Benditos aquellos que se vuelven hacia él.". [P-31]
En cuanto a la segunda barrera: observamos en los Escritos Sagrados que el
propósito de la creación del hombre es que pueda conocer a Dios. Una de las
tradiciones del Islam afirma que al principio Dios era un 'Tesoro Oculto', pero deseaba
ser descubierto y reconocido. Para ello creó al hombre. Y ahora el hombre ha
encontrado a Dios y se ha vuelto hacia Él. Volviendo a la Breve Oración Obligatoria que
Bahá'u'lláh reveló para que Sus seguidores recitaran cada día, leemos: 'Doy testimonio,
oh Dios mío, de que me has creado para conocerte y adorarte...'
El hombre, por tanto, ha sido creado para servir a su Señor y adorarle con un
corazón puro, esperando alcanzar Su buena voluntad. El propósito no es que reciba
una recompensa por sus acciones. Así pues, las acciones del hombre son dignas de
alabanza a los ojos de Dios cuando se realizan únicamente por Su amor y sin ningún
otro motivo. De esto da testimonio Bahá'u'lláh en el Kitab-i-Aqdas: 'Observad Mis
mandamientos, por amor a Mi belleza'. En efecto, cuando un creyente se dirige a la
Manifestación de Dios con verdadero amor, no puede evitar dejar de lado sus intereses
personales. Su atracción por la Manifestación es tal que ofrecerá todo a su Señor y no
buscará ningún beneficio para sí mismo.
Si las acciones de un hombre están motivadas por el pensamiento de que puede
cosechar una recompensa para sí mismo en el otro mundo, entonces esto es apego, y
una barrera entre él y Dios. Ser desprendido significa hacer todo por la causa de Dios y
no buscar ninguna recompensa.
En cuanto a la tercera barrera: Hay muchas referencias en los Escritos de
Bahá'u'lláh al "Reino de los Nombres". Dios, en Su propia esencia, es exaltado por
encima de los atributos. Sin embargo, en todos Sus dominios y dentro de cada uno de
Sus mundos, tanto espirituales como físicos, Él revela el reino de Sus atributos. Cada
cosa creada manifiesta los nombres y atributos de Dios. En el mundo espiritual, estos
atributos se manifiestan con tal intensidad que el hombre nunca podrá comprenderlos

en esta vida. En el mundo humano, sin embargo, estos atributos aparecen dentro del
"Reino de los Nombres" y el hombre a menudo se apega a estos nombres.
En muchas de Sus Tablas Bahá'u'lláh exhorta a Sus seguidores a no convertirse en
esclavos del Reino de los Nombres. El conocido dicho islámico: "Los Nombres bajan
del cielo", tiene muchos significados. En este mundo cada uno de los atributos de Dios
está revestido de un nombre, y cada uno de esos nombres revela las características de
ese atributo. Por ejemplo, la generosidad es un atributo de Dios, y se manifiesta en los
seres humanos. Sin embargo, una persona que tiene este atributo a menudo se
enorgullece de él y le gusta que le llamen generoso. Cuando su generosidad es
reconocida por otras personas, se siente feliz, y cuando es ignorada, es infeliz. Esta es
una forma de apego al Reino de los Nombres. Aunque este ejemplo se refiere al
nombre "generosidad", lo mismo ocurre con todos los nombres y atributos de Dios que
se manifiestan en el individuo. Por lo general, el hombre atribuye estos atributos a su
propia persona en lugar de a Dios y los emplea para aumentar su propio ego. Por
ejemplo, un hombre culto utiliza el atributo del conocimiento para hacerse famoso y se
siente gratificado y elevado cuando su nombre es publicitado a lo largo y ancho. O está
el individuo cuyo corazón salta con sentimientos de orgullo y satisfacción cuando oye
mencionar su nombre y se encuentra admirado. Estos son ejemplos de apego al Reino
de los Nombres.
La sociedad humana actual ejerce una influencia perniciosa sobre el alma del
hombre. En lugar de permitirle vivir una vida de servicio y sacrificio, es altamente
competitiva y le enseña a enorgullecerse de sus logros. Desde la primera infancia se le
entrena para que desarrolle su ego y busque exaltarse a sí mismo por encima de los
demás, con el objetivo final de alcanzar la autoimportancia, el éxito y el poder.
La Revelación de Bahá'u'lláh pretende invertir este proceso. El alma del hombre
necesita ser adornada con las virtudes de la humildad y el desprendimiento de sí
mismo para que pueda desprenderse del Reino de los Nombres.
Abdu'l-Bahá, el verdadero Ejemplo de las enseñanzas de Bahá'u'lláh, demostró
esta forma de desprendimiento mediante Sus acciones. Nunca en el curso de Su vida
deseó exaltar Su nombre, ni buscó publicidad para Sí mismo. Por ejemplo, tenía una
inmensa aversión a ser fotografiado. Decía: "...tener una foto de uno mismo es enfatizar
la personalidad...". Durante los primeros días de su visita a Londres, se negó a ser
fotografiado. Sin embargo, como resultado de la gran presión ejercida por los
reporteros de los periódicos, y de las persistentes súplicas de los amigos para que se le
permitiera tomar Su fotografía, Abdu'l-Bahá accedió para hacerlos felices.
Los exaltados títulos que le confirió Bahá'u'lláh son indicativos de la elevada
posición de Abdu'l-Bahá. Sin embargo, Abdu'l-Bahá nunca se los aplicó a Sí mismo. En
cambio, tras la Ascensión de Bahá'u'lláh, tomó el título de Abdu'l-Bahá (Siervo de
Bahá) e instó a los creyentes a llamarle sólo por este nombre. La verdadera
servidumbre en el umbral de Bahá'u'lláh era todo lo que Él apreciaba. Estas son
algunas de Sus palabras cuando describe con total autodesprecio la realidad de Su

estación:
Mi nombre es Abdu'l-Bahá. Mi calificación es Abdu'l-Bahá. Mi realidad es Abdu'l-
Bahá. Mi alabanza es Abdu'l-Bahá. El dominio de la Bendita Perfección[1] es mi
gloriosa y refulgente diadema, y la servidumbre a toda la raza humana mi religión
perpetua... Ningún nombre, ningún título, ninguna mención, ningún elogio he tenido, ni
tendré jamás, excepto el de Abdu'l-Bahá. Este es mi anhelo. Este es mi mayor anhelo.
Esta es mi vida eterna. Ésta es mi gloria eterna". [P-33]
[1 Bahá'u'lláh.]
Uno de los rasgos distintivos del orden mundial embrionario de Bahá'u'lláh es que
no alberga personalidades egoístas. Bahá'u'lláh ha conferido autoridad a sus
instituciones, ya sean locales, nacionales o internacionales, pero los individuos que
tienen el privilegio de servir en ellas carecen de toda autoridad. A diferencia de los
hombres que ejercen el poder en el mundo actual y que buscan adquirir fama y
popularidad, los miembros de las instituciones bahá'ís no pueden sino manifestar
humildad y autodesconocimiento si han de permanecer fieles a Bahá'u'lláh. Aquellos
que no logran, por inmadurez o falta de fe, estar a la altura de estas normas, se apegan
al Reino de los Nombres y se ven privados de las bondades de Dios en esta época.
Separarse del Reino de los Nombres puede resultar la tarea más difícil para un
bahá'í, y la lucha puede durar, de hecho, toda la vida. Si un hombre puede darse
cuenta de que sus virtudes no son intrínsecamente suyas, sino que son
manifestaciones de los atributos de Dios, entonces se libera del Reino de los Nombres
y se vuelve verdaderamente humilde. Un hombre así otorgará las perfecciones divinas
al mundo de la humanidad. Esta es la estación más elevada que Dios ha destinado al
hombre. En la medida en que un creyente logre desprenderse de estas tres formas de
apego, estará cumpliendo su parte en la Alianza de Dios.
Para lograr esta exaltada meta el hombre necesita reconocer la estación de
Bahá'u'lláh como la Manifestación de Dios para esta época y luego observar Sus
mandamientos con una visión clara, una reflexión madura y una actitud de oración.
Esto puede lograrse profundizando en el conocimiento de la Fe y sirviendo a Su Causa.
Es entonces cuando el corazón se convertirá en el receptor del conocimiento de Dios, y
alcanzará la certeza en su fe. Es entonces cuando la obediencia a las enseñanzas de
la Fe se vuelve incondicional, ya que el individuo capta el significado de los
mandamientos de Dios, y llega a comprender su sabiduría, su excelencia y su
necesidad. Es entonces cuando sus pensamientos, su visión, sus aspiraciones, sus
palabras y sus actos estarán en armonía con la Alianza de Dios. Y es entonces cuando
su alma adquirirá cualidades y virtudes espirituales. Este es el resultado final de la
obediencia a la Alianza, que permitirá al alma progresar en los mundos espirituales de
Dios.

Adib taherzadeh prologo la alianza

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