1. Capítulo Ocho:
Soñando con Orunla
Me acosté tarde después de hablar con Amado y Yoshi ante el reflejo
alargado de la luna sobre el río. Estaba cansado puesto que había sido un
día muy atareado. Casi siempre sueño y recuerdo los sueños. Soñar es algo
que todos hacemos, pero no todos recuerdan sus sueños. Al despertar, casi
siempre me siento bastante lento y algo aturdido y me toma algún tiempo
estar completamente alerta. Pero desperté sobresaltado, por entero alerta, y
me senté bien erguido. Sentía la sangre fluir con toda rapidez en mi cerebro
y recordé mi sueño con tal claridad que me sorprendió. En mi caso es
normal que recuerde primero partes de mi sueño y luego insista y recuerde
más, pero este sueño lo recordaba con toda claridad, de principio a fin.
Orunla (Orúnmila), el oricha de la adivinación y patrón de los babalawos,
había venido a mí en mi sueño. Recuérdese que en ese momento apenas
2. sabía quién era Orunla. Nunca había estado en ninguno de mis sueños
anteriores y tampoco lo ha estado después. Supongo que me dijo lo que
quería decirme y, créame, le presté atención.
Quien me habló tenía un rostro agradable y cabellera abundante. Recuerdo
que sus cejas eran bien pobladas y el cabello, negro y gris y naturalmente
rizado, le llegaba a los hombros. Su rostro era calmo, lleno de paz, pero con
una confianza que exigía respeto. Llevaba en la mano un bastón y al cuello
una resplandeciente bufanda, sencilla pero elegante.
Las primeras palabras que pronunció fueron: “Hola, Spencer, soy Orúnmila.”
No me asusté. No tenía por qué asustarme. Creo que saludé, pero es lo
único de lo que no estoy seguro; mantuvimos una conversación, aunque en
verdad él fue quien habló. Yo escuchaba casi todo el tiempo; de hecho, me
centré y lo que había a nuestro alrededor, que parecía un parque en otoño,
se desvaneció hasta que estuvimos solos, cara a cara.
Fue una conversación amistosa; sus palabras no fueron exigentes, sino que
parecían ser la voz de la razón. Su voz era suave, pero con mucha claridad,
3. casi invitadora. Sus siguientes palabras fueron: “He venido a ti porque
quiero que me ayudes.” Asentí con la cabeza, pero mantuve los ojos fijos en
los suyos. Entonces me narró la historia de la creación y me manifestó su
satisfacción porque yo hubiera encontrado el culto a los orichas. Era serio,
pero no carecía de humor e hizo algunos comentarios divertidos en el curso
de la historia, lo que me hizo sentir aún más cómodo. Me sentía como un
niño que escuchara a un anciano; se veía omnipotente, sabio y lleno de
bondad.
Me habló de la historia de nuestra religión y luego dejó caer la bomba. En
realidad no fue una bomba. Como estudiante de religión, sé que se abusa de
todas las religiones. Orúnmila me explicó que nuestra religión era un camino
y, como en cualquier camino, algunas personas buscaban un atajo o perdían
el rumbo. Pasó a explicarme que algunas almas descarriadas estaban
sacando provecho de nuestra religión al promover el fraude. Me explicó que,
como ocurre en todas las religiones, en la nuestra había personas que
usaban la religión para obtener beneficios financieros.
Orúnmila dijo que algunas eran por entero farsantes, pero la mayoría eran
creyentes que estaban siendo desorientados. Algunos, dijo, habían hecho
4. concesiones en nuestra religión y creencias para obtener provecho personal.
A menudo, esto significaba decirles a las personas lo que querían oír y no lo
que necesitaban oír: la verdad.
Orúnmila me dijo que cuando fuera babalawo vería lo fácil que era encontrar
las respuestas en nuestra religión. Me dijo que la gran mayoría de los
babalawos se centra en la adivinación y muestra a los creyentes cómo llegar
a sus respectivos caminos. Esto, explicó, era lo esencial. Afirmó que, a
veces, el babalawo actuaría como juez o última palabra cuando hubiera
diferencias de opinión entre santeros y santeras, pero dijo que esto era
mucho menos común que la adivinación. Después que pasaron las que
parecieron horas, retomó el tema referente a mí.
Orunla me pidió de nuevo ayuda. Recuerdo que le pregunté lo que podía
hacer. Me dijo que tenía para mí un camino específico, poco transitado pero
importante. Me dijo que deseaba que ayudara a orientar las personas por el
buen camino, ni más ni menos.
5. Intenté explicarle que incluso si pasaba la ceremonia para ascender a
babalawo, ¿quién iba a escuchar a un babalawo inexperto? El rango,
después de todo, era una parte importante de nuestra religión. Me informó
que lo había malinterpretado. No deseaba que reeducara o guiara a quienes
ya estaban en el camino; quería que dedicara mis mejores esfuerzos a
ayudar a los que aún estaban buscando el camino, en otras palabras, a los
que entraban en nuestra fe. Esto, por supuesto, me parecía más lógico. Me
dijo que éste sería mi principal deber, mi pan de cada día. Le respondí que
temía no encontrar a las personas que debían instruirme y le recordé mis
problemas recientes con Antonio.
No me dejó terminar y me recordó que él sabía todo eso y que me serviría
de lección. Continuó convenciéndome y llegó incluso a soltar una risita
cómplice, diciendo que pondría a las personas adecuadas en mi camino para
que me guiaran y que no debía preocuparme. Aquí estaba yo, todavía un
poco reticente, pero no lo presioné preguntándole cómo o quiénes serían.
Solamente me dijo que los conocería cuando los viera. Fue curioso que no
dejara de decir durante toda la conversación que usara la mente. “¡Usa tu
cabeza! --decía--. Confía en tus instintos. Estoy aquí para ayudarte.” Suelo
ser muy escéptico, pero por alguna causa estaba seguro de que lo haría.
6. Le pregunté como educaría a las nuevas personas y me repitió: “Usa la
cabeza” Luego, me encomendó la segunda tarea. Dijo que era similar a la
primera, pero con sus diferencias. Me dijo que denunciara las estafas y los
chanchullos en cuanto los reconociera e insistió en que me ayudaría en esto
también. En ese momento, no sabía cómo me iba a ayudar, pero estaba
seguro de que así sería. Orúnmila me dijo que mi camino no sería fácil, pero
que me recompensaría si confiaba en él y en nuestra fe. Intenté explicar que
no buscaba recompensa. Me aclaró que las recompensas vienen en todo tipo
de forma, tamaño y peso. Según supuse, lo que deseaba decir era que las
recompensas no son solo monetarias. Me dijo que aunque éste sería mi
camino, estudiaría también las formas tradicionales de adivinación. Mencionó
que yo tenía una relación especial con él y con Olofi y que los dos me
guiarían. Le pregunté qué pasaría si yo fallaba. Se rió y me respondió que no
fallaría. Orunla añadió que no pensara que yo era el único en ese camino
puesto que había otros. Dijo estar enojado con los farsantes descarados y
decepcionado con los que comprometían sus creencias para obtener
beneficios personales. Cuando habló de su enojo, pude ver que sus ojos
cambiaron. Fue solo un destello, pero vi cuan serio se había puesto y sentí
miedo momentáneo por quienes experimentarían su ira.
7. Me desperté como dije, como si la conversación hubiera terminado en ese
instante. Estaba por completo alerta y recuerdo que inhalé profundamente y
me erguí de repente en la estera en que dormía. Me sentí como un boxeador
noqueado que inhala profundamente por primera vez. Nunca, ni antes ni
después, he tenido un sueño así. Había sido tan claro que casi un año
después estaba conmigo, incrustado en la frente por encima de cualquier
otra cosa. Puedo recordar con claridad cada momento y mientras otros
sueños desaparecen a las pocas horas o al día siguiente, éste permanece
conmigo. Es casi como si me incitara a la acción.
Hablé con Amado en el desayuno y se mostró un poco escéptico. ¿Quién
podría culparlo? Continuamos con mis ceremonias y, una hora después, llegó
a la casa un visitante. Aunque me encontraba aislado en mi cuarto, oí una
voz nueva. Pronto, un hombre de baja estatura entró en mi cuarto y se
presentó como Lázaro.
Enseguida se dirigió a un altar grande para venerar a Oshún, la deidad del
río. Oró un momento, saludándola. Luego vio mi Opon Ifá y Agere Ifá y pude
notar que se tambaleó de sorpresa. El dueño de la casa llegó, me presentó a
Lázaro y me enteré de que era babalawo. Me preguntó si podía mirar más de
cerca los artículos. Respondí: “¡Claro!”
8. Cuando regresé a casa en enero, había empezado a investigar no solamente
sobre religión, sino también sobre los objetos religiosos que se usan en el culto
a los orichas. Debido a la fuerza vital o Aché, había supuesto que mientras más
antiguo fuera el objeto, más Aché podría tener. Tuve suerte de poder comprar
estos objetos a un profesor de Antropología, Arte Africano y Evaluaciones de la
prestigiosa Universidad de Nueva York, llamado Rod Rogers. Este profesor
llevaba cincuenta años coleccionando y, como se retiraba, encontré una
pequeña parte de su colección en eBay. El resultado fue que compré el Opon
Ifá de madera que usan los babalawos para comunicarse con Orúnmila, el
plumero o Iro Ifá y el cuenco esculpido, llamado Agüere Ifá, donde se
colocan las nueces de palma sagradas que se usan para la adivinación.
Observé reverencia y asombro en el rostro de Lázaro según manipulaba los
artefactos africanos que tenían más de 150 años de existencia. Quería saber
como los había obtenido y se lo expliqué. Me dijo que, además de babalawo,
era antropólogo y trabajaba en el Departamento de Antropología del
Ministerio de Cultura de Cuba, específicamente en la sección de estudios
africanos y, de modo aún más específico, en la subsección relacionada con
mi nueva fe, el culto a los orichas.
9. Le pregunté el propósito de su visita. Me dijo que la dueña de la casa,
además de madrina o santera, era amiga suya y que él se había detenido
por otra causa y le había sorprendido que se estuviera celebrando una
ceremonia. Como soy tan escéptico, pedí disculpas y fui a preguntarle a
Amado y a Yoshi si ellos le habían contado mi sueño a alguien. Me miraron a
los ojos y me dijeron que no. Regresé al cuarto y Lázaro todavía estaba
devorando con la mirada los artefactos. Decidí contarle mi sueño.
Pude ver el asombro en su rostro a medida que le explicaba. Me dijo que en
sus dieciocho años de Ifá nunca había soñado con Orúnmila y que esto era
casi inaudito en un principiante como yo. Se pudo dar cuenta que yo hablaba
muy en serio y le expliqué cómo el culto a los orichas me había encontrado.
Me di cuenta de que estaba muy interesado, pero también sorprendido a
medida que mi historia se desarrollaba. Le conté sobre Antonio y la
decepción de Popi cuando éste aumentó el precio. Le expliqué que
estábamos buscando un grupo de babalawos auténticos y a un precio justo.
Lázaro parecía ahora incluso más perplejo, si esto era posible. Vi completo
desconcierto en su rostro. Hizo una larga pausa y, extendiendo el brazo, me
pidió que hiciera silencio mientras pensaba. Entonces tomó un pequeño
10. opele (un dispositivo portátil de adivinación) y lo lanzó al aire varias veces
mientras yo miraba intrigado.
Lázaro empezó a contarme otra parte de su vida y ahora era yo quien tenía
expresión de sorpresa en el rostro. Lázaro no solo era babalawo; me informó
que era el líder de un grupo de babalawos. Su grupo era parte del grupo
más importante que hace la Letra del Año del culto a los orichas. Los
babalawos cubanos se reúnen al final del año y hacen predicciones para el
Año Nuevo mediante sus habilidades de adivinación. Es algo muy
importante; esta letra tiene más peso que cualquier otra, incluida la de
África. Lázaro y su grupo, que es parte de un grupo mayor, son muy
respetados, según lo supe más tarde.
Había leído sobre la letra y Popi, e incluso Amado, me habían hablado de ella
y era impresionante. Lázaro me explicó que su grupo estaba compuesto
principalmente por eruditos de la religión, antropólogos, músicos notables --
que tocaban tambores africanos y cantaban a los ritmos de los orichas-- y
otras personalidades distinguidas.
11. Supe que Lázaro era quien cantaba la Letra del Año y llevaba varios años en
esa elevada posición. Su grupo estaba compuesto por unos cincuenta
babalawos y otras personas de menor rango hasta llegar a unos 400 en su
círculo interno o familia.
Pacientemente me explicó que él era un babalawo que tenía la orden más
alta posible llamada “los secretos de Olofi”. Sí, mis ojos se abrían y abrían
cada vez más. De repente, supe lo que él ya parecía saber y por qué
Orúnmila se había reído cuando le pregunté cómo encontraría el camino
correcto. Orúnmila me había dicho riendo que me pondría a la persona
adecuada en el camino.
¡Nunca había esperado que fuese al día siguiente!
Mi escepticismo casi había desaparecido y decidí ir directamente al grano.
Esto es algo que a los estadounidenses nos resulta difícil, pero que los
cubanos hacen con gran facilidad. Le pregunté a Lázaro si le sería posible
integrarme a su grupo y que mi ceremonia de iniciación fuera con él.
Esto no era poca cosa. Le dije que no esperaba que él fuera mi padrino, pero
me detuvo y me pidió que escuchara. Dijo que mi historia había sido tan
12. inusual que había consultado su opele y Orúnmila deseaba que él fuera mi
padrino. Me explicó que era algo extraño porque en sus dieciocho años de
Ifá, solamente había tenido dos ahijados. Me explicó que él se centraba más
en el estudio de la religión que en tener una familia numerosa. Tener
ahijados es rentable y gratificante, pero educarla es también una inmensa
responsabilidad.
Me daba gusto escucharlo. Mientras más ahijados tenga un babalawo,
mayores son sus ganancias, puesto que funciona como una pirámide. Cada
ahijado va llevándole gente y él se beneficia también de ellas. Si Lázaro, con
dieciocho años en Ifá, solamente tenía dos ahijados, era evidente que no le
interesaban las ganancias.
Todo estaba saliendo tan bien que esperaba que la bomba cayera cuando
llegáramos al precio. Pero este fue muy justo: 3.300 CUC. Puede que Orunla
le dijera que no me subiera mucho la cifra, porque este no es el precio que
Lázaro le cobraría a un turista. Ya he explicado la estructura de precios y
cualquier cifra inferior a 4.000 CUC era un buenísimo trato. Este incluía siete
días y dieciséis babalawos de uno de los grupos más destacados del mundo.
13. Comida y bebida para todos, animales, transporte, la casa: sí, era un buen
precio.
Hay algo que desearía supieran sobre mí: no soy de los que se meten la
mano en el bolsillo con facilidad. No recuerdo nunca haber conocido a
alguien por primera vez y haberle depositado de inmediato 1.500 CUC en la
cuenta. No lo hice directamente, pero envié a Amado al banco con la tarjeta
mágica. Sabía que Lázaro tenía que comprar muchas cosas para esta
ceremonia y especialmente si iba empezar pronto.
En menos de una hora, nos habíamos conocido y el problema estaba
resuelto. Lázaro y yo nos echamos a reír cuando le conté que Orúnmila se
había reído cuando le pregunté cómo conocería a la persona indicada. Como
mi nuevo padrino, Lázaro no parecía tan sorprendido como yo. Es probable
que en sus dieciocho años en Ifá hubiera presenciado muchos sucesos
similares. Imagino que está acostumbrado a ver personas como yo a
quienes el culto a los orichas encuentra, pero para mí fue un día inolvidable.
Cuando llamé a Amado, le di la noticia y lo envié al banco, me reí al ver sus
ojos abrirse de asombro. Él no conocía a Lázaro, aunque más tarde supe que
el padrastro de Yoshi pertenecía a su grupo. La madre de Yoshi era amiga de
14. la madrina de la casa y así fue cómo habíamos conseguido la casa del río.
Pero quien piense que Yoshi pudo haber organizado todo esto en una hora,
no sabe nada de Cuba. A Fidel le habría sido difícil organizar esto en una
hora en La Habana con todo y su caravana de vehículos.
Amado estaba tan impaciente como yo de contarle a Popi todo este conjunto
asombroso de circunstancias. Le pregunté a Lázaro si Popi podría ser mi otro
padrino, ante lo cual respondió: “¡Por supuesto!” Roberto, el oba, llegó y
empezamos las ceremonias y consultas del día final, donde mis nuevos
orichas me dieron sus sabios consejos. Todo salió muy bien y concluí este
paso.
Regresemos al río un momento. No soy activista para la conservación del
medio ambiente ni miembro de Greenpeace, pero sin dudas me opongo a la
contaminación y aunque no uso autos híbridos o paneles solares, me
considero bien informado y comprensivo.
Por supuesto, no me correspondía a mí dictar cátedra a mis mayores, por lo
que diría que más bien les suplicaba. Primero les expliqué que nuestra
15. religión era la más ambientalista de todas las religiones, puesto que cada
uno de nuestros orichas rige los elementos de nuestra Tierra. Dije que mi
madre Ochún era el río y que, al arrojar basura a sus aguas, la enojábamos
y le faltábamos al respeto. Expliqué que aunque un ebbó (un remedio) exija
que se deposite un animal, un ave o una planta en un río o incluso en el
océano, no debía hacerse en una bolsa plástica. Expliqué que la bolsa debía
eliminarse porque no hay nada natural en ella. Insté a todos a que
difundieran la palabra de la Naturaleza. Además, indiqué la probabilidad de
que los ebbós no funcionaran si los orichas estaban descontentos.
Lógicamente, a mi entender, el ebbó no funcionaría y no era esta una
amenaza vana. Si los creyentes contaminan los bosques, ríos u océanos con
elementos artificiales como el plástico, con seguridad esto desagrada a los
orichas y es cuestionable que el ebbó llegue adónde debe ir para la sanación
si se insulta al oricha en lugar de aplacarlo. A Elegguá no le agradaría que
sus encrucijadas o las esquinas de las calles estuvieran llenas de basura.
Tampoco a Ochún el río o a Yemayá y Olokun el océano.
Parecía increíble que los cubanos no se hubieran dado cuenta de esto antes.
Esta es una de las campañas que promuevo con paciencia cada vez que
16. tengo la oportunidad. De hecho ya había hablado de esto antes, pero aquí
está ahora en mayor detalle. Es un movimiento que considero importante no
solo para nuestra fe, sino también para el medio ambiente. Invito a todos los
que lean esto, sean de nuestra fe o no, a que piensen en lo que he dicho,
difundan el mensaje y también actúen como deben al prescribir un ebbó. En
el mismo sentido, me gustaría lograr que el gobierno de Cuba participara en
este proyecto de limpiar al menos las vías fluviales.
De niño, vivía en un río que sufría el mismo tipo de abandono y fueron los
jóvenes quienes dieron inicio a la tarea de limpieza básica. Considero que
este debería ser un excelente proyecto escolar en todos los niveles. Es el
tipo de proyecto que brinda dividendos enseguida y cuyos resultados se ven
de inmediato, lo que infunde un sentido de orgullo comunitario y solidaridad.
Estoy convencido que los cubanos harían suyos estos objetivos, del mismo
modo que muchas otras culturas y naciones lo han hecho. Además, pienso
que también podría ser un gran proyecto para trabajadores visitantes.
Actualmente el turismo en favor de la protección ambiental está en aumento
y este sería un proyecto perfecto para la participación en grupo.
17. Terminé mis ceremonias y regresé a disfrutar de la comodidad de mi casa,
con sentimientos muy positivos por mi primera contribución a nuestra fe.
Sentía que mi madre Ochún y mi padre Agayú estaban complacidos
conmigo. ¿Cómo podían no estarlo? Limpiar el medio ambiente es algo muy
positivo. De hecho, sentía que todos los orichas sonreían hoy. Algunos
entraron en mis sueños esa noche, pero no de la misma forma en que lo
había hecho Orunla.
Me desperté descansado y contento. Al terminar estas ceremonias, ya era
oficialmente creyente de los orichas. Desde un punto de vista técnico, no
estoy seguro si era santero o estaba en una suerte de limbo hasta empezar
mis ceremonias de babalawo. Averiguaré esto en mi próximo viaje, porque
también me interesa saber qué hubiera ocurrido de haber fallado en las
pruebas como babalawo. ¿Cuál sería mi rango entonces? No pregunté en
aquel momento y es solo ahora, cuando escribo, que me ha venido a la
cabeza.
Supe más tarde que Lázaro había programado que mi ceremonia empezara
en cinco días. Tuve algo así como unas pequeñas vacaciones. Esa noche,
cené con Popi, Amado y Yoshi. Fue una especie de celebración. Fuimos al
18. restaurante Hanoi, un popular restaurante vietnamita en La Habana Vieja
cerca del Capitolio. Llevábamos años yendo al Hanoi y nos recibieron como a
viejos amigos. La comida es agradable y a precios razonables. Es un
restaurante modesto donde la mayoría de los que van son cubanos. Tiene un
diseño alocado, con un cenador al aire libre en el centro. Como era una
noche agradable, cenamos allí, sobre todo pollo y cerdo. Casi siempre hay
Coca Cola y eso fue lo que elegí. Esa noche Popi rezumaba orgullo, no solo
porque yo hubiera completado esta etapa, sino porque Amado hubiera
renovado su interés en la fe que constituía una parte muy importante en la
vida de Popi. La pasamos muy bien durante varias horas, luego me metí en
la cama y desperté cuando Rosa y Betti tocaron a mi puerta a la mañana
siguiente.
Desayuné en compañía de ellas y luego Betti me estuvo trabajando la
espalda un par de horas. Decidí que ese día iría a uno de mis sitios
preferidos: El Club de Golf de La Habana. Era sábado y sabía que muchos de
mis amigos estarían en el campo de golf.
El desayuno de los cubanos es un poco diferente al que estoy acostumbrado.
Si es en un hotel, en la mesa buffet se encuentra la comida usual. Aquí, es
19. una combinación entre el desayuno estadounidense y el europeo, con más
carne de la que los estadounidenses acostumbran. En mi casa, el desayuno
varía; si tengo invitados, normalmente tomo las riendas de las manos de
Rosa y soy yo quien cocino. Mi desayuno incluye algunos artículos que a los
cubanos se les dificulta conseguir, por lo que mi desayuno se convierte para
ellos en un festín. En mi casa, siempre tengo jugo de naranja natural. Las
naranjas se compran por sacos de unas 120 naranjas. Las naranjas cubanas
no tienen color artificial y, por lo tanto, están maduras a pesar de que su
color sea verdoso, a diferencia de nuestras brillantes naranjas Sunkist. Si la
estación lo permite, también tengo toronjas. La toronja cubana es magnífica,
pero difícil de encontrar porque la mayoría se exporta. Lo mismo pasa con
las guayabas, excelentes pero aún más difíciles de encontrar. He
acostumbrado a los cubanos a las arepas y las tostadas francesas. Estos son
los alimentos básicos en el desayuno que preparo a mis invitados.
En la parte de Miramar, se abrió hace algunos años una tienda llamada
Palco. Palco tiene gran cantidad de artículos de lujo para los diplomáticos;
los cubanos ricos también compran allí. Aunque sigue distando mucho de
estar a la altura de los grandes supermercados estadounidenses y europeos,
tiene algunas cosas que me parecen esenciales. Una de ellas es mezcla para
arepas y sirope de arce. También hay fresas y mermeladas. Aunque está un
20. poco lejos desde el centro de La habana, casi siempre visito Palco, el mini
mercado de la Marina Hemingway y el antiguo comercio de los diplomáticos
ubicado en la Calle 70. Esta es otra buena alternativa, donde es posible
encontrar cosas que no se ven mucho. La Marina fue concebida para los
yates visitantes y, por ende, atrae a turistas platudos. Hace falta mucho
efectivo o una tarjeta mágica, porque los precios son varias veces más
elevados que los nuestros. No todo cuesta el doble o triple, pero deberá
pagar 7 CUC por una caja de cereal o 6 CUC por mermelada importada, a
menos que decida comprar las marcas diluidas fabricadas en Cuba. Una caja
pequeña de detergente para lavar no fabricado en Cuba cuesta 10 CUC.
Aunque si tiene tiempo, puede encontrar algunas rebajas –de alcachofas,
por ejemplo-- incluso en estas tiendas. Sin embargo, suelen ser artículos
que no forman parte de la dieta diaria cubana. Estas tiendas, como todas las
demás, aceptan tarjetas electrónicas o tarjetas de crédito o débito no
estadounidenses.