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Edición:
Mario
Enrique
Roca V.
PROLOGO
Durante las etapas de nuestras vidas en que pasamos nos
damos cuenta que ha veces la realidad de nuestras existen-
cias pudo ser otra, que por cuestión del azar del destino por
tan solo una causa todo en nuestra vida cambia.
Ha veces nacemos con una vocación, ha veces nacemos pa-
ra un propósito, pero no siempre llegamos a ejercer nuestra
destino, pero no siempre llegamos a cumplir nuestro propósi-
to, eso sucede en los diferentes estado de nuestra vida, ni-
ñez, adolescencia, juventud, adultez y vejez, pero todos sa-
bemos que el momento que queda marcado en nuestra vida
es simple y llanamente nuestra juventud, el momento cuan-
do esta floreciendo nuestra sabiduría y madurando nuestro
espíritu, es el periodo en que generalmente nos pasan cosas
inolvidables, pero al mismo tiempo cosas que quedan marca-
das de las cuales no queremos acordarnos.
Cuantas veces nos ha pasado en nuestras vidas que nos
hemos enamorado de la persona equivocada, cuantas veces
en nuestras vidas nos hemos enamorada de la persona mas
adecuada, si hacemos estadísticas nos damos cuenta que
mas veces ganan las personas con las que nos equivoca-
mos, aquellas personas que les sucede lo contrario, pues
han podido ser personas que no se han animado a enamo-
rarse, por temor a no perder. No puedo decirles cual de las
dos es mas conveniente o llegar a enamorarse cuantas ve
ces sean necesario hasta llegar al mas indicado o solo espe-
rar ese príncipe o princesa azul de los cuentos de Hadas, so-
lo se que nunca es pecado demostrar amor, por cualquiera
de los medios en que se los pueda demostrar.
Pues de eso se trata esta narrativa, simplemente que en
nuestras vidas NO SIEMPRE LO MAS QUE QUEREMOS ESTA
CON NOSOTROS.
……………………………………………………………………………Eduardo Roca Villamontes
DEDICATORIA
Esta narración esta dedicada exclusivamente a una persona
que supo sobresalir bajo las adversidades, aun alejada de
los seres mas queridos y en su encierro tolerante, bajo la
custodia de sus tíos encontró una luz en su camino.
Esta narración va escrita con el único propósito a que una
bella persona encuentre su destino y llegue a su objetivo,
estoy seguro que así será, dentro de ese designio esta nove-
la va dedicada a la señorita Ana Campos………….estoy seguro
que éste le servirá para sus propósitos.
Me permitiré hacerle recuerdo este pensamiento, que estoy
seguro le ayudara a meditar en aquellos momentos de dis-
turbios:
Tengo la firme convicción de que la humildad provie-
ne de la pobreza, pero tengo mi humilde opinión de
que no es pretexto para dejar de ser una nobleza.
Pero al mismo tiempo esta dedicada a las personas que han
hecho posible que esta bella señorita encuentre su horizon-
te, es decir personas inanimadas que se encuentran dentro
de avatares, existen un sin numero de personas pero tratare
de mencionar algunas de ellas y pido disculpas por no men-
cionar al resto: wWwGatalilacwWw, Jonathanarmadillo,
WwCristaldeniseswW, Jonatancapo, Paulmelendez, Papyerin,
Lizz, wWwTheGadiwWw, Pao, YostenMaster, wWwXanitaCora-
zonwWw, Shadow, Serenity, Tammy, wWwMonnyswWw,
00dani3l00, Josimarh, JodeinaMaster. Reina, Katiria, Dulcea-
mor1972, DianaRibera, Yoasimps.
Pero con exclusividad a la linda familia wWwCorazonwWw:
Yosten, Xanita, Pao, Shelly, Leslie, Jhiin, Zay, Dianita, Sendy,
Zeod, gravy, Diego.
Pero también dedicada a toda la juventud venidera en espe-
cial a Edu.
AGRADECIMIENTO
Quizás durante el transcurso de esta escritura, estuvieron
dos persona acompañando silenciosamente, el agradeci-
miento esta dirigido a quienes hicieron posible con su pa-
ciencia permitir que se narre esta novela…..gracias……
Gabriela Pinto Contreras…..gracias Eduardo José Roca Pin-
to...son mi inspiración.
También un agradecimiento especial a
quien hizo realidad esta novela, Lic.
Filólogo Mario Enrique Roca V.
NO SIEMPRE LO MÁS QUE QUEREMOS ESTÁ CON
NOSOTROS
“Recuerdo cuando tuve la oportunidad de decirle lo mucho que
lo quiero… pero nunca se lo dije”
En su momento cuando quise decírselo no lo tuve presente…
qué no habría hecho en su momento para hacerle entender el
amor que le sentía… así fue, pero ahora tengo que afrontarlo.
Cuando tenía 15 años, aún saliendo de mi niñez y entrando a mi
juventud, en una de las oportunidades en que mis padres quisie-
ron hacer lo mejor para mí, frecuentamos una iglesia de los tes-
tigos de Jehová. Como era de esperar todo ahí era paz y tranqui-
lidad, aún yo en mi juventud comprendía muy poco acerca de la
manera de adorar a Dios, sin embargo, quería aprender sobre los
misterios de nuestra fe.
Pero no todo lo que los padres quieren se traduce en el sueño de
los hijos. Ese fue mi destino, pues sí, ese día que frecuentamos
a la iglesia, entre cánticos y alabanzas conocí al chico que hizo
cambiar mi vida. De pronto alguien de tez blanca relativamente
delgado, ojos claros, cabellos ondulados y rubios y de una sonri-
sa mágica puso sus ojos en mí, evidentemente se podía asemejar
al niño divino de adoración celestial, pero no era así, sino que se
trataba de Juan, de pronto él muy sutilmente subió su mirada
hacia mis ojos, cuando quise esquivarlos ya era demasiado tar-
de, pues él se percató de que mis ojos estaban destinados a no
desprenderme de él, esa fue la primera vez que le vi, él volvió el
rostro hacia adelante pero no sin antes dejarme una tenue sonri-
sa.
A la siguiente semana era inevitable dejar de pensar en él, las
condiciones de ese primer día hicieron que yo me encontrase de
frente con él y como era costumbre entre los cristianos era de
buenos modales el hecho de dar un saludo, aun a la persona que
no conocías, fue la primera vez que a mi edad de 15 años di la
mano a ese hermoso joven. Cuando puso sus manos sobre las
mías pasó un destello con un aligerado viento sobre mis pelos,
indirectamente e inconscientemente consumí mi destino con un
movimiento involuntario, pues mi pelo se tornó hacia mi rostro
y fue entonces cuando Juan muy afectuosamente y muy delica-
damente me levantó el pelo y me dijo !hola, cómo estás!, yo so-
lo le respondí con una sonrisa y le tendí mi mano, él me la su-
jetó con sus dos manos,
pero yo rápidamente recogí
la mía de entre las suyos y
proseguí con mi camino,
pues mi hermana estaba a
mi lado y mis padres mas
atrás, esa fue la primera
vez que tuve contacto con
Juan.
De alguna manera con el
pasar de los días y una vez
que se nos hizo más fre-
cuente tropezarnos,
nos fuimos conocien-
do mejor, ya no solo
era en la iglesia sino
también en el cole-
gio, en el parque,
luego en el cine…sí!,
poco a poco estába-
mos compenetrándo-
nos mejor, claro por mi edad y la de él, 3 años mayor que yo,
pero aún siendo él menor de edad y también por razones de
principios a su religión, teníamos que vernos a escondidas, pero
eso no era motivo ni obstáculo en nuestros sentimientos.
Así fui conociendo a Juan, hasta el punto de hacerlo mi novio,
claro a mi edad 15 años la pala-
bra novio no se usaba, sino más
bien mi amiguito especial, pero
eso pasó a otro nivel cuando un
día Juan me dice, ¡Anita, tengo
algo que decirte pero preciso
hacerlo por la madrugada, quie-
ro que de alguna manera salgas
de tu casa y nos veamos atrás,
sobre el jardín!, claro yo en ese
momento lo que más quería era
estar lo más que pudiera del
tiempo con él, pero me sorpren-
dió que fuera por la madrugada,
pero, naturalmente no tuve en mente ninguna impresión de mali-
cia, le dije que sí, así fue como esa noche por la madrugada de
alguna manera salí de casa y sin darme cuenta me encontraba en
sus brazos, nunca antes había sentido esos brazos, cómo me aga-
rraban y tocaban, cuando el se me acerco por algún momento
pensé que se trataba de trasmitirme calor por el frío de la noche,
pero no, más bien era la pasión que le rebalsaba a Juan y yo muy
inocentemente me dejé llevar. Pues sí, no me di cuenta en qué
momento sentí sus manos calientes y robustas entre mis piernas,
aún recuerdo aquella sensación de cosquilleo que sentí en ese
momento, más cuando puso sus labios sobre mi cuello y me su-
surró con un…! Te quiero..!, fue hasta cuando me di cuenta de
que algo fuerte e intenso me estaba pasando por dentro de mi
cuerpo, aún más cuando sentí que su delicada lengua sobreponía
tras mis oídos, de alguna manera mis piernas se doblaban y em-
pezaron a separarse, no puse resistencia a sus manos que poco a
poco llegaban mas cerca a mi parte intima, para ese momento ya
no hacia falta preguntar por qué me había llamado a ese lugar y
por esa hora. Esa vez fue la primera vez que Juan sucumbió en
mis interiores y se llevó la pureza de mis extremidades, solo re-
cuerdo lo feliz y dichosa que yo me sentí siendo suya. Perdí mi
virginidad a mi parecer con la persona que yo había escogido,
con la persona que yo amaba, desfloreció mi niñez y dio paso
para que renaciera mi juventud, todo lo hice por Juan, me acuer-
do que luego de ese momento de pasión y lujuria Juan me dijo,
¡Anita quiero que escuches este tema musical!, y saca su celular
y se escucha una bella canción, Juan me dice ¡escúchala bien
porque quiero que siempre que la oigas te acuerdes de este mo-
mento, que fuiste mía y que nunca te dejaré de amar y que siem-
pre pero siempre SEREMOS ALGO MÁS QUE UN SIMPLE
QUERER.!, era el tema de la bella canción romántica Algo más.
Yo solo respiré y lo abrace con todas mis fuerzas dicién-
dole te amo.
Durante semanas pasamos viéndonos a escondidas, se hacía fre-
cuente de vez en cuando interrumpir una clase y darse un éxodo
temporal, pues por esos momentos ya el amor había saturado
nuestros corazones de felicidad y fogosidad, aún siendo una ni-
ña saliendo de la inocencia ya se vislumbraba en mi un futuro de
mujer apasionada, dejándome llevar por los encantos escondidos
de mi ser.
Llegada la conclusión de clases y como era ya costumbre, era
menester festejar con una alegórica fiesta la despedida de año,
todos los alumnos esperaban con ansias ese tan apreciado día,
no era excepción para mí, más aún estando de novia del ser más
querido en mi corta existencia, dos días antes en el parque frente
a mi colegio y como era costumbre nos juntamos. Luego de los
besos efusivos y afectuosos Juan me dijo que hiciera algo por él,
respondiéndole enseguida que siempre hacía todo lo que me
pedía. Pero esta vez me dijo que no asistiera a la despedida de
mi colegio y que me perdiera todo el día con él. Al principio la
idea me gustó, pues no podría haber mayor sensación de placer
que poder estar al lado y en los brazos de mi amado Juan, pero
le respondí que todos esperábamos ese día y que tal vez mis
compañeros me necesitarían. En ese momento puse la balanza
entre mis compañeros, la gran fiesta esperada de fin de año y mi
amor germinal, pero era evidente que no existía comparación
nos merecíamos una oportunidad de poder estar solos y muy
disolutos, entonces le respondí afirmativamente a su pedido, pe-
ro que tendría que ir primero a mi escuela para que mis padres
no sospecharan. Así fue como planeamos ese encuentro.
EL DÍA DE LA FIESTA
Llego el día tan esperado recuerdo que desde que amanecí por la
mañana ya mi corazón empezaba a urgir de alegría, pues si pien-
so que no podría haber en la tierra una persona más feliz e ilu-
sionada que yo, recuerdo aquella mañana en la mesa con la fa-
milia en el desayuno mi padre me dice ¡Ana estas hermosa, hoy
día estas como toda una princesa..!, y mi hermana Julieta res-
ponde ¡claro si para ella hoy será un día muy especial..!, lo dijo
de manera sarcástica pues ella sabía que me vería con Juan, en
realidad ella sabía todo lo nuestro con Juan, fue necesario hacer-
lo para poder yo tener un poco de libertad y júbilo con mi amor,
recuerdo que planificamos todo eso con Juan, pues sucede que
Juan tenía un hermano llamado Alberto, yo sabía que a mi her-
mana Julieta le gustaba Alberto, pero ella nunca se lo demostra-
ba, planificamos con Juan e hicimos que ellos fueran novios,
sabía que no era sano de mi parte, pero no teníamos otra opción
para poder nosotros vernos a escondidas y tener al mismo tiem-
po el consentimiento de Julieta. Esa mañana mi rostro se enga-
lanó de emoción al saber que me vería con el amor de mi alma,
pero claro primero tenía que ir con Julieta a la escuela, vernos
con los compañeros un momento y aprovechar un descuido para
escabullirme de entre el grupo y poder salir a los brazos de mi
amado novio.
Recuerdo que ese día llevaba puesto un vestido con faldas limi-
tadamente cortas y un escote aligerado de color púrpura, claro
fue el asombro de mi padre, pues era primera vez que me ponía
un vestido y tacones bajos, por supuesto yo estaba en el umbral
de mi juventud, mis 15 años y ya era toda una señorita.
Llegamos a la escuela, en realidad Julieta me dejó en la puerta,
pero grande fue mi asombro, pues mis compañeros al verme me
dijeron ¡Anaaaaaaa wow qué bella estás!, yo simplemente me
sonroje y respondí con una tímida sonrisa, luego de abrazarlos y
estar unos momentos presentes con ellos en el salón de actos, se
acercó una de mis compañeras y me dijo al oído que me prepa-
rara porque estaban saliendo a la casa de Javier y que yo iría con
ellas. Yo le respondí ¿noooooooo, no puedo en realidad estaré
solo un momento por aquí, no puedo ir?, pero ella luego me dijo
que tenían una sorpresa y que debía acompañarlas, ineludible-
mente tuve que ir, pero le dije con la condición de solo estar un
momentos con ellos, porque luego tendría que salir pues mi
amado Juan me estaba esperando en otro lugar, y así fue. Por
azar del destino y curiosamente la mayoría de mis compañeros
estaban en la casa de Javier, por lo que pronto me di cuenta de
que sería muy difícil salir de ahí, buscaba la manera de escabu-
llirme de entre el grupo, pero mientras más me alejaba de ellos
siempre alguien venía a mi encuentro, después de unos minutos
me di cuenta de que me sería imposible salir pronto de ese lugar,
por lo que no me quedó más que decir a mis compañeros más
allegados a mí, que por favor si llegaba mi novio Juan que me
avisaran, pues no quería que me encontrase ahí, inocentemente
no sé si hice bien en hacer eso, por ese momento confiaba en
mis compañeros y ya mi mente ambulaba por las nubes no por
los tragos, puesto que nunca he probado una gota de alcohol,
sino más bien por ver el momento de salir de ahí y estar al lado
de mi querido Juan.
De pronto escuché que uno de mis compañeros exalta diciendo
¡viene Juan! y obvio en ese momento ya una de mis compañeras
había visto el lugar adecuado donde podía esconderme y, claro,
no lo pensé dos veces y me metí en el baño con un compañero y
una compañera, pues sí, pero vaya asombro, pues solamente fue
una broma, en ese momento suspiré profundamente porque me
evitaba un buen disgusto, pasaron los minutos y de pronto nue-
vamente escuché otra vez ¡viene Juan!, nuevamente yo con mi
compañera y mi compañero corrimos al cuarto de baño, una vez
adentro y entre risas disimuladas se escuchaban balbuceos afue-
ra, ahí es cuando me dijo mi compañera que me quedara, que
ella iría a ver lo que sucedía, pues sí, me quede con mi compa-
ñero solos en el baño, en ese momento mi compañero me dice
en susurros ¡Ana, tú me gustas! y continua diciendo ¡siempre
me gustaste, mas nunca te lo dije!, yo por ese momento pensé
que era una broma y solo atiné a decirle que se callara, que no
estaba para bromas, pero él me respondió que no era broma, que
en realidad yo le gustaba desde primaria, que me quería aunque
no lo pareciera. Mientras me decía muy cautelosa y sagazmente
esas palabras, agarró mis brazos y mi cintura y me jaló hacia la
pared, en ese momento me di cuenta que eso no era una broma y
que él estaba embriagado en querer perpetrar su cometido, cuan-
do me di cuenta, ya de manera vertiginosa había colocado sus
fuertes manos bajo mi falda, naturalmente mi reacción fue cerrar
mis piernas al mismo tiempo que trataba de sacar sus manos de
mi cuerpo mientras le reprendía diciéndole ¡Roberto que te su-
cede, por favor Roberto no hagas esto, por favor suelta, que no
entiendes que yo no siento nada por ti, que no entiendes que a
quien quiero es a Juan!, en eso nuevamente escuché ¡llegó
Juan, dónde está Ana, que llegó Juan! Me dije que eso no era
más que una broma, en eso y sin
pensarlo dos veces, saque de mi
interior fuerzas lo más que pude y
empujé a Roberto a un lado, jalé la
puerta con ímpetu y la abrí, cuando
de pronto se me derrumbó el mun-
do, pues estaba Juan delante de mi,
evidentemente había llegado y para
desgracia vio cuando salía del baño
arrebatada y agitada zafándome de
los brazos de Roberto.
Amalaya hora y momento aquel en
que el destino quiso que llegara
Juan, cuando vi sus ojos de pronto se volvieron cristalinos, el
tono marrón y claro de la niña de sus ojos se tornó negro, las
cejas se plegaron, el rostro se transfiguró en llamaradas de fuego
y exclamó ¿ Anaaaaaaaa?, solo atinó a decirme Ana, claro se
entendía que por esas horas yo debería estar con el en sus brazos
haciendo de nuestro mundo un nicho de amor, solo acertó a ja-
larme de la mano con una fuerza interna a la cual no me opuse,
al contrario, mi cuerpo se desvaneció y mis fuerzas reacciona-
rias desaparecieron, en ese momento mis compañeros solo se
atuvieron a mirar y para colmo el único que se interpuso en
afrontar una defensa mía fue Roberto, que argumentó:
— Oye amigo, suelta a Ana y déjala en paz
— Disculpa y tú quién eres, responde Juan, y qué hacías con Ana
encerrado en el baño
— Es mi chica e hicimos el amor, tienes objeción alguna, refuta
Roberto
Cuando pensé que Roberto diría la verdad y al escuchar la men-
tira que dijo, pues las últimas fuerzas que sostenían mi cuerpo se
disiparon, en mi interior solo quería gritar Juan yo no hice nada
malo, Juan yo te quiero, por favor, confía en mí, créeme no hice
alguna acción deplorable a tu amor, lo que está diciendo Rober-
to es totalmente mentira, pero no me salió una sola palabra...no
pude decir absolutamente nada, por más que abría la boca no me
salía ni una sílaba, ningún argumento, quedé totalmente atónita,
para cuando me di cuenta ya Juan me había sacado de la casa a
jalones. Ya en la calle cuando él pretendía reprenderme y por
gracia divina de alguna manera apareció mi hermana Julieta,
para ese entonces mi mente estaba totalmente nublada, aturdida,
solo recuerdo que ella me subió al coche y me llevó a casa. Du-
rante el camino a casa mi hermana no me preguntó absoluta-
mente nada porque evidenció que mi rostro estaba pálido, mis
manos temblaban, mi vista estaba fija hacia la ventanilla, ya
cuando llegamos a casa y ella abrió la puerta para que bajara del
auto, fue en ese momento que me desplomé en sus brazos y mis
lagrimas salían con una intensidad incontenible, me puse a llo-
rar, solo a llorar de la impotencia al saber que Juan pudo creer lo
peor y yo no haber podido explicárselo, en eso Julieta me pre-
guntó:
— Hermanita, qué te sucede, dime qué pasó. ¿Acaso Juan te
pegó, acaso Juan te hizo daño?
— Juan no me hizo algún daño físico— respondí, pero en mi men-
te sabía que había sucedido el mayor daño espiritual, pues ya se
había perdido la confianza entre nosotros.
Explique la realidad a Julieta, entonces ella me dijo que me cal-
mara, que solo fue un accidente, que dejara pasar las horas hasta
que me tranquilice y que ya más luego hable con Juan y le dé
todas las razones del porqué estaba en esa casa y en ese momen-
to con Roberto en el baño.
— Ana, hermana, no has hecho nada malo, todo está bien,
cálmate, ya mañana podrás explicar tus razones a Juan, ya ve-
ras que si él te quiere te comprenderá y todo estará bien, tran-
quilízate— me repetía mi hermana.
Hice caso a mi hermana, entré por la puerta trasera a la casa,
pues no quería que mis padres me vieran en el estado en el que
me encontraba, me acosté en mi cama y cambiaba de almohada
porque las saturaba de lágrimas, no podía parar de llorar y pen-
sar en Juan, lloré bastante hasta el punto de quedarme dormida,
dormí de tal manera que cuando desperté ya el sol estaba reful-
gente, ya era el día siguiente.
UNA SORPRESA PARA ANA
Esa mañana con los cánticos de las aves que entraban sobre mi
ventana y con la tranquilidad de no madrugar pues ya las clases
habían concluido, me levanté, al mirarme en el espejo mis ojos
estaban abultados de tanto llorar el día anterior, de pronto mi
mente solo me decía, agarra el celular y habla a Juan, entonces
me lancé a la cama y luego de una respiración muy profunda
digité los números de su celular, pues tengo mucho que expli-
carle al mismo tiempo de escuchar su voz, estoy convencida de
que mi amorcito Juan me entenderá y luego estaremos nueva-
mente juntos, terminé de digitar los
números y accioné la tecla para lla-
marlo, estaba muy impaciente, quería
escucharlo, el teléfono de él suena,
pero la contestadora automática me
indicaba que la línea no estaba dispo-
nible, ¡Aww!, me pregunté, qué raro,
nuevamente mandé la llamada, pero
otra vez la misma operadora automá-
tica me decía que la línea no estaba
disponible, pensé que lo había apaga-
do, que aún hubiera estado durmien-
do, esperé un momento para llamarlo luego, en ese momento
para mí todo era normal, solo era cuestión de tiempo, cada mo-
mento me repetía las palabras con las cuales empezaría a dar
mis explicaciones a Juan, quería ser lo más explícita y específica
en hacerme entender que no fue culpa mía quería decirle lo si-
guiente: ¡JUAN AMOR, TE QUIERO….ESCÚCHAME POR
FAVOR….NO TUVE OPORTUNIDAD AYER DE EXPLI-
CARTE NADA….PUES ME ASUSTÉ AL VERTE PE-
RO….NO SÉ QUÉ HAS PENSADO, LA VERDAD AL PARE-
CER ME HICIERON UNA JUGADA MIS COMPAÑEROS
NO SÉ….TE DIGO DE CORAZÓN QUE NO HICE ABSULU-
TAMENTE NADA CON ROBERTO AUNQUE ÉL ME ES-
TABA FORZANDO ….CRÉEME NO PASÓ NADA……YO
SOLO QUIERO PEDIRTE PERDÓN POR NO HABER PODI-
DO ASISTIR DONDE HABÍAMOS QUEDADO EN VER-
NOS…..DISCÚLPAME….POR FAVOR DISCÚLPAME. Se
me cruzaban muchas cosas por la cabeza, cada vez pensaba en
la manera de explicárselo, luego de una media hora nuevamente
realicé la llamada telefónica pues estaba muy impaciente, quería
escucharlo, digité nuevamente el número de su celular, pero qué
raro, nuevamente la operadora automática me decía que la línea
no estaba disponible. ¡Wooowww!, eso ya no me gustó, me pre-
gunte qué sucede, por qué no me
responde, por qué su celular apa-
gado. Durante esa mañana y tarde
traté de pasar el día acompañada
de mi hermana evitando pensar en
Juan; sin embargo, por la noche
realicé nuevamente la llamada y
lastimosamente nada, para mí por
esos ratos era normal, pues acos-
tumbraba apagara su celular cuan-
do tenía retiros espirituales con la
familia.
Al día siguiente y al siguiente día nada, así trascurrieron los días
en los cuales yo no podía conciliar sueño pensando solo en él y
en lo sucedido, mas ya no soporté hasta que al sexto día, me di-
rigí a su casa, claro no podía llegar a pregunta directamente por
él, pues los padres de Juan no sabían al respecto de nosotros, me
paré frente a su casa para ver si podía llegar a verlo, pero nada,
en eso vi que salía su hermano, no lo dudé dos veces y fui a su
encuentro. Recuerdo el momento en que su hermano me miró,
de que manera se quedó asombrado, yo como espantada, me
paré delante de él y obstaculice su paso, pues se supone que era
mi cuñado, cortó su caminar y le pregunté: ¡disculpa espero no
molestarte, mira esta semana he pasado por unos momentos
muy difíciles y me ha sido imposible comunicarme con Juan,
por favor me puedes decir qué es de él, porque su celular está
apagado!, con una tenue sonrisa me miró y dijo ¡Anita, pero
acaso no te basta ya con el daño que le has hecho, entiendo que
tuvo una mala experiencia contigo, hasta el punto de saberlo
mis padres, Ana, disculpa, no te puedo decir nada, solo que de-
jes de buscar a Juan, ya no le hagas más daño!, en ese momen-
to no entendí, solo disimulé dentro mi garganta se formo una
gran cantidad de saliva, pero es que acaso ahora yo era el moti-
vo de mi propio dolor y aun sin poder dar una explicación fe-
haciente y verdadera, acaso no tenía yo el derecho de exponer la
realidad de lo sucedido..hoooooooo. Nuevamente le pregunté ¡
pero Alberto que me estás diciendo, no se que han sabido, no sé
de qué manera me están juzgando, mira esa es la razón por la
cual quiero hablar con Juan, por favor dime donde esta, quiero
hablar con el, dime por favor donde esta!, pero Alberto me dijo
que no podía hacer nada, que Juan ordenó a todos que no me
dijeran dónde está, ni que dieran datos a nadie del porqué no
quería saber nada por entonces de mí. Pero yo entonces pedí a
manera de súplica y con un tono de voz endeble lo siguiente ¡
ALBERTO, POR LO MAS QUIERAS, QUIZÁS POR EL AMOR
QUE LE TIENES A MI HERMANA JULIETA, SÉ QUE POSI-
BLEMENTE NUNCA PASES POR EL MOMENTO QUE ES-
TOY PASANDO YO, DE CORAZÓN ESPERO QUE NUNCA
LLEGUEN A SENTIR ESTE SUFRIMIENTO QUE LLEVO
MUY ADENTRO, EL NO SABER DE MI AMOR JUAN Y MÁS
EL NO SABER ABSOLUTAMENTE NADA DE ÉL, PIENSO
QUE ES INJUSTO NO SABER POR QUÉ ÉL SE ESTÁ ALE-
JANDO DE MÍ, ES INJUSTO NO SABER NADA DE ÉL, ES
INJUSTO, NUEVAMENTE ALBERTO POR LO QUE MÁS
QUIERAS, POR FAVOR, DIME DÓNDE ESTÁ JUAN O DIME
CÓMO PUEDO COMUNICARME CON ÉL POR FAVOR!. Re-
cuerdo que vano fue implorarle me diera razones de dónde pod-
ía encontrar a Juan, solo me respondió ¡Ana disculpa, solo te
puedo decir que ya no está aquí, mis padres al saber lo sucedi-
do con ustedes decidieron mandarlo lejos de casa, Juan ahora
se encuentra en otro estado, fue la decisión de mis padres y
Juan aceptó esa toma de decisiones y pidió no dar razones a
nadie de dónde está, lo siento Anita, mira la verdad no quería
hacer esto, pero veo en ti que te lo mereces, yo lo llevo siempre
cargado porque sabía que vendrías a mí, es una carta de Juan,
es lo único que dejó para ti, tómalo y lo siento mucho, ahora
disculpa tengo que continuar recorrido a mi trabajo, solo cuí-
date Anita!. Alberto de esa manera se alejó, yo solo contempla-
ba cómo se marchaba mientras en mi mente me preguntaba so-
bre el paradero de mi amor, el motivo porque se alejó de mí, al
mismo tiempo que, rompía el sobre que llevaba la carta donde
en letras a puño alzada decía lo siguiente:
Ana, tu más que nadie sabes que hubiera dado todo por ti, si
verdaderamente tus palabras hubieran sido ciertas, quise creer
que contigo las cosas podrían ser diferentes, empecé de la ma-
nera más transparente y me abrí a tus sentimientos, lastimosa-
mente tus acciones no correspondieron con lo que decían tus
palabras, puede que algún día te sinceres contigo misma y me
digas la realidad de ti, la vida es así quizás no sabemos aprove-
char las mejores oportunidades, a lo mejor no supe valorarte y
tenerte toda la confianza y por eso me disculpo...quiero que se-
pas que independientemente de que hayas querido como hombre
a otra persona yo te seguiré estimando y sí, sí te quiero, a lo
mejor de la manera más sana...espero algún día podamos cono-
cernos sin ningún misterio y podamos ser unos ejemplares ami-
gos, cuídate y continua siempre adelante...nunca dejes que te
sobreestimen ni que te falten el respeto, eres y seguirás siendo
una agradable persona, nunca cambies, nunca digas groserías,
nunca mientas, nunca hagas daño a otras personas, sigue sien-
do la persona sencilla y noble que un día conocí….nunca cam-
bies...cuídate.
De pronto me vino una depresión inmensa al saber que no podr-
ía responder con la verdad ni ver a Juan, pues fue como si un
balde de agua fría hubiera caído sobre mí, nuevamente quedé
perpleja, confusa y muy turbada. Dios era testigo que mi único
pecado fue quizás no haber asistido al lugar donde había queda-
do con Juan en la hora adecuada y quizás mi condena por hacer
caso a mis compañeros y acompañarlos a esa casa maldita, ma-
ligna hora en que me llevaron ahí, ahora ya no podría ver a la
persona que me daba razón para tener existencia en esta tierra,
razón para poder continuar con mis metas, mis objetivos asenta-
dos en sobrevivir, quizás no me estaba dando cuenta, pero
quizás yo fui su condena o su muerte espiritual, evidentemente
tenía una religión muy juiciosa y apegada a Dios, quizás yo fui
su tortura, quizás él murió espiritualmente por el ser que más
quería, por una mujer.
No sería el primero al que le sucede esta tragedia.
Se dice que en una oportunidad en un no muy lejano lugar exist-
ía un rey, durante un determinado tiempo dominó y gobernó su
territorio, hasta que llegó una especie de linaje distinta a la de él
y entre ellos una radiante y bella mujer, esbelta y delgada figura,
pelo rizado y de color miel, ojos destellante como el amanecer,
he aquí que el rey se enamoró de tan incalculable hermosura,
dejó la jurisdicción de su territorio por seguir a esta encantadora
mujer, acompañada de la adorable dama llegó hasta la cumbre
más alta, tanto así que al mismo tiempo fue fruto de los senti-
mientos de las balas, de la envidia y el pánico, que esa misma
cumbre y divina mujer se tradujeron en la muerte del rey.
Sí, pobre rey, sucumbido entre las penumbras del espanto y el
rechazo de amor, haber tenido la suerte de querer hasta el punto
d e l l e v a r l o a s u m u e r t e .
Sin embargo no siempre lo que por amor se realiza es condena-
do, pues este solo perpetró la proeza de no rendirse y ser acribi-
llado por la turbación de su amada mujer, aquella que después
de ver muerto a su rey se dio cuenta de su realidad, aquella rea-
lidad de saber en su interior que no podía existir otro ser seme-
jante que pudiera llegar a quererlo de tal manera, con tanta in-
tensidad, se vio postrada ante el cuerpo desvanecido y muerto de
su querido rey, viendo en su futuro una condena de saber que
fue querida con tal pasión y no haber correspondido en su mo-
mento adecuado… dándose cuenta de que también ella lo quiso
a su manera y ya no haber podido hacer nada para evitar ese
destino.
Indeliberadamente el rey ascendió de la torre más alta aquel mo-
numento que lapidó su muerte, a un nivel supremo… allá en la
gloria del paraíso, de repente se dio cuenta de que ahí no era ya
un rey, sino que todos eran sus semejantes, aun en los estrados
superiores divinidad del todo supremo donde debió ser paz y
amor se encontró con un desolado territorio, árido y estéril, du-
ras batallas, cruzadas y ofensivas tuvo que superar, obstáculos
adversos tuvo que sortear, pues tenía que purgar su condena por
haber escogido una muerte por amor. Pero el destino le tenía
una labor que cumplir, pues el gozaba a su favor algo que no
todos pueden realizar, haber dejado su trono y reinado así como
todas sus buenas acciones por una sola cuestión, sucumbir por
amor. Sí, el destronado rey tenía que trascender a un siguiente
horizonte, porque aun siendo la muerte triste y desconsolada nos
lleva a un nivel que secunda nuestras acciones antes de agonizar
y puede ser superior o inferior, pues este rey solo tuvo una ope-
ración deplorable de haber amado intrínsecamente a una bella
dama. Después de muchas contiendas de soledad y maltratos,
sus lágrimas apesadumbradas se convirtieron en una torrencial
lluvia de pena, llegando a formar un océano de esperanza y lue-
go un mar de vegetación. De pronto nuevamente se vio rodeado
de un hermoso territorio lleno de las más agraciadas variedades
de vegetación y una pulcra fauna, aquella que le rendiría hono-
res y majestuosidad, pues sí, nuevamente pudo ser todo un rey.
Pero como todo rey que gobierna un territorio, éste precisa de
tomar decisiones cautelosa y oportunamente, saber sobrellevar
problemas y superar obstáculos, pues bien, este rey tenía todas
esas virtudes, pero claro había algo que le faltaba, no algo de
vocación sino algo externo, el magnífico rey se encontraba ape-
nado con el corazón desolado y solitario, tenía todos los honores
que se merece una majestuosidad pero le faltaba eso……LE
FALTABA UN AMOR, pero no un amor usual, sino, UN
AMOR SANO Y VERDADERO, pudiera existir en el universo
inmenso amor terrenal, pero ya no aquel parecido al que un día
lo llevó a su tragedia, porque un ser puede amar íntima y mara-
villosamente pero no ser correspondido de la misma manera,
durante tiempo este monarca estuvo caminando a la deriva por
laberintos des engaños, pero innegablemente y por razones de
equidad y justicia todo nos merecemos encontrar ese amor y
¿él?, pues él no era la excepción porque la divinidad siempre
premia las acciones nobles y sinceras porque todo lo que siem-
bras algún día lo cosechas, lo único que hizo este ser fue sem-
brar amor. El emperador encontró la persona en quien sosegar
sus victorias, sus logros, sus penas, sus aventuras, pero sobre
todas las cosas SU AMOR, el rey nuevamente encontró paz y
afecto y se vio dichoso de la oportunidad merecida. Ahora en
sus manos estaba saber valorarla y mantenerla por el tiempo
más prolongado que pueda existir… EN EL AMOR.
Entonces me puse a pensar que a lo mejor dentro de esa metáfo-
ra Juan pudo haber sido rey y yo la dama que lo llevo a su muer-
te, pero luego pensaba, acaso no puedo yo al mismo tiempo ser
esa persona en la que Juan pueda sosegar su paz y su verdadero
amor, entonces meditaba que lo único que me podía nuevamente
llevar hacia mi amado Juan era solamente el tiempo y así paso,
dejé que el periodo transcurriera y sanara las heridas, esperando
prudencialmente el momento apropiado para reivindicarme.
Así pasaron los días sin saber de mi querido Juan, nunca supe en
qué estado se encontraba, nunca me dieron razón de él, pasaron
los meses, pasaron los años, poco a poco esos sentimientos ínti-
mos y oprimidos se fueron disipando, evidentemente había
oportunidades en que el pensamiento me traicionaba y me lleva-
ba para atrás, pero ya no eran tan letales, no negaré que durante
los siguientes años fui conociendo otras personas, otros amigos.
En una de esas oportunidades me acerqué bastante a un compa-
ñero de carrera en la universidad, durante mi primer semestre,
era de esperar, pues cuando entras a un nuevo sistema de estu-
dios precisas de personas más avanzadas para que te puedan
guiar y yo no era la excepción, conocí a Michael, un chico con
descendencia europea pero nacido en Estados Unidos, de tez
clara, ojos marrones, pelo castaño, tenía algo que en verdad me
gustaba y era su risa, aquella risa que dejaba huellas en su ros-
tro, marcaba sendas coloridas en sus mejillas, era increíble verlo
sonriendo, pasábamos mucho tiempo juntos.
No había lugar de no poder estar sin él, llegaba a mis clases y
siempre él estaba esperándome, era un chico encantador, no es
mentira pero tenía muchas pretendientes, me ponía a pensar qué
fue lo que hizo que yo le atrajera y me respondía quizás por el
hecho de ser una latina, que por azar del destino y cuestiones
económica hicieron que sus padres migraran a la gran Norte-
américa, llegué cuando tenia tan solo 11 años, estando en esa
oportunidad a mis 19 años ya me sentía parte de este país, ya era
bilingüe, más hablo inglés que español, pero mis rasgos latinos,
mezcla de una simbiosis de colombiana y mexicano, no los pier-
do, mi cuerpo se diferenciaba en poco de la mayoría de las mu-
jeres norteamericanas, mi manera de caminar, mi fisonomía, mi
tono en el hablar, pero creo sobre todas las cosas el carisma y la
sencillez de mi idiosincrasia, es verdad que este país ha acogido
en su interior a miles de personas migrantes, ha dado oportuni-
dad a muchas personas que llegaron en busca de nuevas coyun-
turas, una de ellas es mi familia. De esa manera conocí a Micha-
el, recuerdo que dentro de su picardía y con la finalidad de estar
conmigo, se inventaba tareas, él tenía que tener motivos para
estar conmigo y yo, yo no se lo negaba, llegué a encariñarme
demasiado de él, con el pasar de los meses y al conocerlo más y
más mis sentimientos se acoplaban más a Michael, fue así que
después de seis meses y luego de algunas discusiones de celos
absurdos, nos dimos cuenta de que lo nuestro era para más que
amigos y no lo dudamos, nos dimos la oportunidad y nos acep-
tamos como novios, eran momentos inolvidables, salidas a fies-
tas de los compañeros, cines, plazas, discotecas, Michael me dio
toda la atención que se puede dar a una mujer amada, yo me
sentía siempre parte de él.
De pronto llegó la conclusión del segundo semestre y al mismo
tiempo la llegada del Año Nuevo,
luego de seis meses de amor, cari-
ño, comprensión, paz y tranquili-
dad, aunque naturalmente siempre
Michael trataba de llegar al nivel
sexual, pero que yo siempre sabía
cómo evadirlo, aunque él no perd-
ía la chispa de sus encantos, para
nosotros el amor era más dialogo,
compañía, entendimiento, apoyo
moral, la verdad una linda rela-
ción, cuando llegó la fecha de Año
Nuevo, para el 31 de diciembre, decidimos salir de viaje, claro,
para ese entonces ya nosotros teníamos la anuencia de nuestros
padres, por lo que todo lo que
hacíamos era con su venia. Re-
cuerdo que decidimos salir a
una estancia de uno de nues-
tros compañeros de universi-
dad, no lo pensamos dos veces,
recopilamos todas nuestras
vestimentas apropiadas para el
lugar, algunos medicamentos
que nunca están de más, repe-
lentes para los insectos, con
todo eso, decidimos salir por la
mañana.
Así fue nos fuimos en el carro
de Michael, durante el trayecto a la estancia con un recorrido de
120 kilómetros, no dejábamos de reír por las estupideces que
decíamos, las bromas que siempre pasábamos, pero de vez en
cuando de pronto me ponía un poco callada, asentía el rostro
hacia la ventana y simplemente respiraba el cálido aire, mezcla-
do entre una briza fría, recuerdo que cada vez que yo me ponía
tenuemente callada, Michael me tomaba de la mano y con una
voz muy sutil me decía ¡Anita, sabes que te quiero! y de pronto
volvía hacia él, miraba sus claros y grandes ojos y le respondía
Sí, amor pero yo te quiero más, entonces me apretaba de la ma-
no y nuevamente me respondía…….¡Noooooooooooooo, yo te
quiero másss!, y yo le recalcaba…¡Que nooooooooooo!, todo
era risas. Era la manera en que me hacía entrar nuevamente en
razón y apaciguar mis pensamientos, pero luego otra vez suspi-
raba y nos veíamos como unos tortolitos enamorados, me sentía
protegida por él.
Llegamos al lugar destinado, los amigos nos estaban esperando,
en realidad era una estancia retirada por el campo, con suaves y
escurridizos arroyos, montañas con geografía onduladas, entre
rocas y vegetación, las aguas cristalinas, cuando ponías atención
escuchabas el cantar de las aves, el croar de algunas ranas, la
fluidez y el deslizamiento del agua, era como estar en un paraí-
so, era como tener una segunda ALTERNATIVA ROMANTI-
CA aquí en la Tierra.
Al llegar el ocaso y ocultarse el sol, todos ya teníamos listas
nuestras cabañas, formamos un circulo y al medio una fogata,
empezó la fiesta a la luz de la fogata y la luna llena, bajo el co-
lorido y brillo de las estrellas, lo único artificial que existía solo
eran unos motores que hacían funcionar las luces de una pista
provisional para avionetas de las cuales se sacó energía para los
parlantes que hacían sonar la música. Empezó la fiesta, la ma-
yoría en parejas, lo que menos faltaba eran las bebidas, todo era
jolgorio y alegría.
Un poco más tarde y ya con algunos vasos de cervezas sobre
Michael, éste me tomó de la mano y me jaló un poquito alejado
del grupo, escapándonos del tumulto, estar al lado de Michael
era un alivio, pues no soy de las personas que exageran con los
tragos, es más, soy de las personas que evitan las bebidas pero
no podía negar a Michael compartir con él, pues era un día muy
especial, recuerdo que llegamos a orillas de un arroyo de aguas
muy cristalinas, mirar sobre sus aguas era como mirar el cielo,
en él se plasmaba tanto la luna como las estrellas, era como si
sobre ese mismo arroyo descansara el cielo, nos acostamos so-
bre la orilla del arroyo, con-
templábamos el universo estelar,
mientras nos tomábamos de las
manos, en eso Michael me su-
surró en el oído diciéndome
¡Anita, quiero que me escuches
muy detenidamente porque no
habrá mejor momento para po-
der expresar lo que siento por ti!,
entonces él me describió con una
melancólica voz las siguientes
líneas, a la cual yo solo escuche:
— Tú lo tienes todo— dijo y siguió— tu estilo de vida, la forma
de pronunciar tus palabras, tu manera de ver las cosas con la
inocencia más ingenua y tierna de un niño, la personalidad de
decir perdón cuando sabes que has cometido de la manera más
noble un error, lo sublime y la sencillez de cómo renuncias a tu
corazón cuando sabes que un ser querido precisa de ti, la entre-
ga total por las personas a las que más quieres, aun por encima
del sentimiento que puedas tener a un único ser amado, sí Anita,
tú tienes todo eso y mucho más y por eso has transformado a
este ser dentro de mí de tal manera que todas mis acciones
siempre están en torno a ti y de las cuales no claudico y haces
que todo el tiempo te extrañe.
— Amor bello, claro que yo también te extraño cuando no estás
a mi lado, respondí apasionadamente y continué— sabes que to-
do en ti me va gustando día tras día, en cada sonrisa que me
dejas, cada síntoma de amor que depones, hace que mi corazon-
cito piense más en ti....te quiero de la manera más sobrenatural
que te puedas imaginar.
Así seguimos hablando de la manera más sincera que daba la
situación:
— Amorcito lindo, sé que tú eres demasiado generosa con tu
amor, que haces con tus vivencias lo que el corazón te permite
y no te permite, sé que tienes mucho que dar y yo mucho por
albergar de ti, es verdad tus gestos de amor me encantan, pero
también tus acciones que vas dejando por la vida, te quiero, te
quiero y siempre te querré. Ay, mi linda novia, hoy es un día
muy especial y me siento feliz de saber que tú estás a mi lado y
que me quieres como yo te quiero, no puede haber hombre más
dichoso en este planeta por estar al lado de tan adorable, cari-
ñosa, atenta, magnífica y comprensible mujer, por eso, corazón
mío, feliz día de Año Nuevo....TE QUIERO MUCHO MI CIELO
MÍO. Que estas estrellas sean testigos de nuestro amor y nos
guíen siempre por la senda adecuada, para que siempre alum-
bren nuestro amor hasta el destino que los ASTROS lo quieran.
Al terminar esas palabras, Michael me tomó del mentón y me
dio un beso apasionado y duradero, en mi mente aún continua-
ban sus prodigiosas palabras, pues no podía imaginarme qué tan
grande era su amor por mí, yo solo me dejé llevar por sus besos,
mi cuerpo se entregó sobre sus brazos y de pronto la mente se
me perdió por completo, hasta cuando sentí que una de sus ma-
nos después de acariciar mis piernas subió lentamente y se re-
posó superficialmente sobre mi pubis.
………………………………………..
De pronto sentí que Michael descansaba su cuerpo sobre el mío,
delicadamente, después de habernos dado un beso apasionada-
mente casi sobre la llegada de la hora para el año nuevo, muy
suculentamente, colocó sus manos en mis senos. En ese momen-
to era la primera vez que Michael cometía un acto impuro al
desgarrar sutilmente mi vestimenta hasta llegar sus manos a mis
senos, no satisfecho con eso sus dedos se entremezclaban entre
mis pezones y el corpiño, sin darme cuenta mis tetillas se exten-
dieron y se enduraron, a la vez que mi piel se erizó, poco a poco
esas manos fueron deslizándose sobre mi esbelto cuerpo, bajan-
do desde los senos y sobrepasando mi ombligo, sentía cómo
esas manos recorrían mi proli-
jo cuerpo, en ese momento mis
pensamientos estaban nubla-
dos, pero repentinamente y una
vez que sentí que sus manos
llegaron al umbral de mi vien-
tre, mi mente despertó y reac-
cionó drásticamente de tal ma-
nera que empujé a Michael y
me rebelé diciéndole:
— Qué estás haciendo— para
ese momento y al sentir excita-
ción en mi vientre también vi-
no a mi mente una confusión entre excitación y repudio por
aquel momento en que me encerraron en el baño, aquella instan-
cia fatídica en el que hizo que Juan me abandonara.
Inesperadamente llegó Juan a mi mente e hizo que yo reacciona-
ra bruscamente sobre Michael, el cual con asombro y muy ape-
nado me preguntó:
— Ana, qué sucede—
Mi rostro se tornó muy ruborizado y avergonzado
— Michael, disculpa y espero me entiendas, no estoy preparada
para esto, he tenido una mala experiencia de la cual no me
quiero acordar, pero inesperadamente llegó a mi mente, no te
confundas más yo en verdad te quiero…..sí te quiero……pero
por favor perdóname….perdóname—
Me levanté temblorosa y solo atiné a salir de ahí, recorrí sin dar-
me cuenta una distancia sin rumbo alguno, perdí la noción del
espacio y del tiempo y no me di cuenta de que Michael estaba
detrás de mi gritándome que me detuviera. Me sostuvo en sus
manos y me exclamó:
— Ana, está bien, no sé qué pudo pasar contigo antes, pero solo
quiero ayudarte, sabes que haría todo para que tú fueras feliz,
tranquila, solo dime que quieres que haga
— Lo siento, en verdad lo siento, solo quiero que me lleves a ca-
sa, por favor llévame a casa— lo dije con tono apesadumbrado y
entre lloriqueo. Él solo me cobijó en sus brazos y me sacó de
ese lugar.
Durante la siguiente semana tratamos de ser cautelosos con no-
sotros dos, Michael en ningún momento más tomó el tema de
Año Nuevo, eso la verdad me gustaba de él, pues entendía que
me hacía daño y nunca me hacía sentir mal. Luego de una sema-
na todo volvió a la normalidad con nosotros, otra vez éramos los
dos tortolitos enamorados en la universidad, por alguna razón
nuestros padres asimilaron bien nuestra unión y todo era perfec-
to, recuerdo los momentos en que Michael me hacía recuerdo:
“Anita, cómo estás en tus estudios, tienes algunas materias pen-
dientes, sabes que tu padre confía en mí y pues yo no quiero de-
fraudarlo, te quiero demasiado, pero al mismo tiempo tengo
preocuparme por tus estudios, puedo ser a veces un paternalista
contigo, sé que no debo pero lo tengo que hacer para cerciorar-
me de que todo en ti está bien”. Ese era Michael, me hablaba
con una delicadeza y tranquilidad.
Una oportunidad de esas salimos de la universidad y con los
compañeros y amistades nos fuimos a almorzar a un bello res-
taurante, ese lugar era frecuentado por parejas enamoradas, de-
bido a que tenía algo atípico a los demás, era una rocola, una
consola de música y las parejas solían bailar y dedicarse cancio-
nes al mismo tiempo, era en lindo lugar, luego de almorzar y en
el momento que estábamos en el postre Michael me tomó de la
mano delante de todas las amistades y me dijo:
— Linda, sabes que eres la perla que todo pirata añora, eres la
rosa que todo jardinero envidia, eres la sirena que todo océano
requiere, eres el ángel que todo cielo desea, he llevado contigo
ya meses en los que me has dado solo felicidad y comprensión,
me postro aquí a tus pies y de
rodilla y teniendo de testigos a
los seres que más quiero es
que te pido ¿QUIERES SER
MI ESPOSA?, en eso sacó una
cajita con un anillo y lo le-
vantó hacia mí.
Quiero hacerles notar que ese
momento ha sido una de los
más recordados, pues nunca
nadie me había pedido ser su
esposa y más de esa manera.
Como verán, en ese mismo
instante mi rostro se tornó co-
lorado, mis mejillas se ruborizaron, mis amigos quedaron per-
plejos de asombro y ni que decir yo, ver en ese instante a Mi-
chael, la persona con la que nunca había hecho en lo más íntimo
un escena de pasión, aquella que me había respetado tanto mi
espíritu como mi físico, de rodillas con una mirada hacia mí,
esperando una respuesta.
Entiendo que la vida nos da sorpresas, en el momento en que yo
iba a responder positivamente, una pareja salió de su mesa y se
puso a bailar, en eso se escuchó la canción Algo más, aquella
canción que caracterizaba a Juan y a mí, aquella canción que él
un día me dedicó, aquella canción en que juramos siempre ser
algo más que un simple querer y donde nos juramos nunca de-
jarnos, ...amalaya el momento en que se escuchó esa música, e
inoportuna la hora, pues otra vez vino a mi mente Juan, me
quedé sin palabras, aquella respuesta que ya le tenía a Michael
se quedó bajo mi paladar, se transformó en un nudo. Mi saliva
se secó, mis labios no se pudieron separar y mi corazón me hizo
entender otra realidad, que aún amaba a Juan, pues sí. en ese
momento solo atiné a mirar a mis amistades, soltar la mano de
Michael y salir corriendo del restaurante… solo salir corriendo,
no respondí nada, Michael no me siguió, continuó de rodillas
mirando cómo yo salía fuera de ese lugar, yo solo no miré hacia
atrás, mis oídos no escuchaban absolutamente nada, simplemen-
te la canción que sonaba de fondo. Ese fue el momento y la úni-
ca vez que me pidieron la mano para esposa, ese fue el momento
quizás en que Michael vio en mí otra realidad, pues continuaba
confundida, adoraba, quería y amaba a Michael, pero mi mente
no olvidaba a Juan.
Así pasamos esos momentos con Michael, tanto la noche de
Año Nuevo y aquel día en el restaurante, quizás no fueron los
mejores ni los más indicados, más bien para mí los momentos
que tengo que dejar en el pasado. Luego de esas ocasiones y al
pasar los días hubo cambio en mí que Michael fue notando con
el transcurrir del tiempo, curiosamente estábamos juntos pero al
mismo tiempo distantes, creo que con el pasar de los días se dio
cuenta de que mi mente no se concentraba totalmente en él; sin
darnos cuenta nos estábamos alejando, afablemente Michael se
fue adosando a nuevas amistades, a lo cual yo no ponía reparo
alguno, hasta que un día sucedió lo previsto, él conoció a otra
bella chica y pues, entendía que seguramente él encontró en ella
lo que no pudo encontrar en mí, acepté mi derrota con resigna-
ción pues yo fui causal de la misma, aunque él me seguía dicien-
do que solo a mí me quería, me adoraba y que me amaba, pero
ya no era suficiente, sin decirnos terminemos simplemente nos
fuimos alejando.
EL PASADO OTRA VEZ ASOMA EN EL PRESENTE
Estando yo en el sexto semestre de mis estudios en Psicología, a
mis 21 años, un día de esos vi preocupado a Alberto, en eso el
se me acercó y me preguntó después de saludarme:
— Anita, disculpa, te puedo quitar un poquito de tu tiempo
— Sí, claro no hay problema, le respondí y nos sentamos en un
banco de la placita frente a la universidad.
— Ana, hace una semana tuve problemas con Julieta y desde ese
día no he vuelto a saber de ella, en todo el tiempo que estamos
juntos nunca ella se había alejado de mí y la verdad estoy muy
preocupado, Ana, te pido por favor me puedas decir qué pasó
con ella, dónde está.
Yo sabía que Julieta, mi hermana, había aprovechado unas vaca-
ciones en su trabajo para salir de la ciudad a visitar a mis tíos
que viven en Masachusett, pero no sabía que estaba peleada con
Alberto. De pronto se me vino en mente aquel día en que yo
precisaba saber de Juan y nadie me quiso dar respuesta alguna,
entonces le respondí:
— Alberto, hubo una oportunidad tiempo atrás en la que yo pre-
cisaba saber de la persona que más quería, tú sabías dónde es-
taba y nunca me quisiste dar razón de él, en ese momento te dije
que yo esperaba que tu nunca
pasaras por esto, pero veo que
ahora te darás cuenta de qué
tan triste y abatida estaba ese
día. Mira, Alberto, sé dónde
está, pero si Julieta no te lo
dijo sus razones tendrá y dis-
cúlpame no puedo hacer nada
al respecto.
Recuerdo que en ese momento
él me puso sus ojos fijamente
en mi y asumió, pienso, por su
grado de culpabilidad, agachó
la cabeza, me agarró de la ma-
no y con voz muy temblorosa me dice:
—Anita, en verdad, pero en verdad ahora te pido perdón y dis-
culpas por mi accionar. En ese momento no entendí el amor que
le podías tener a Juan, en verdad perdóname— se quedó un mo-
mento callado cabizbajo y luego añadió: ¡ahora entiendo cómo
te sentías y también entiendo que tienes tus razones para no de-
cirme dónde está Julieta, disculpa no quise molestarte!.
Largó mis manos se dio la vuelta y empezó a caminar con los
pasos entumecidos, al verlo así se me desdobló el corazón, entró
en mí una gran pena y me di cuenta de que no podía pagarle con
la misma moneda, pues nunca fui una persona rencorosa y al
contrario siempre fui una persona muy quebrantable de corazón,
de pronto de mi interior dije a Alberto que esperara, que nadie
merece que le cambien el rumbo de un amor, mas si éste está
fundado en la verdad y la comprensión, después de todo ellos
siempre se han querido y amado. Y así fue, le dije que estaba en
casa de mis tíos y que solo estaría por dos semanas aprovechan-
do las vacaciones, hasta le di el número telefónico de mis tíos,
en eso Alberto me agarró de las manos, me abrazó y me dio,
con la alegría figurada en todo su rostro, las gracias, que él hab-
ía cometido un error con mi hermana pero quería explicarle las
razones y pedirle perdón y que le concediera una oportunidad,
entonces me siguió diciendo y agradeciendo:
— Gracias Anita, sabes eres una mujer muy comprensiva, discul-
pa en verdad de corazón que no me hubiera dado cuenta en su
momento, pero si de algo de repente salve mi culpa y pueda yo
reivindicarme, déjame decirte dónde está Juan y darte su núme-
ro telefónico para que lo llames.
— No descuida no hace falta, ya paso mucho tiempo y no tiene
importancia— le respondí.
Pero el insistió, me explicó dónde estaba y me dio su número
telefónico, luego y antes de despedirse me dijo:
— Anita, disculpa, no te dije pero Juan tiene un hijo y está convi-
viendo con la madre de su hijo, bueno te dejo, gracias y cuída-
te— después de un silencio inopinado y al ver cómo Alberto se
retiraba, no atiné ni siquiera a despedirme de él, curiosamente
no me salieron las palabras. Es raro, no sé por qué quedé atónita,
cuando era obvio que después de seis años él a la edad de 23
años hubiera formado una familia, quizás porque aún mantenía
la esperanza de poder yo estar a su lado. En ese momento mi
cuerpo se estremeció y vinieron a mi mente recuerdos del pasa-
do, aún no quería aceptar que fuese cierto lo que me dijo Alber-
to, pero era la realidad. Todo lo que tenía en mi interior con re-
lación a los sentimientos de amor hacia Juan se desvanecieron
por un instante, pero luego me vino la curiosidad de saber cómo
estaría él, quién era la mujer con la que vivía, cuántos años
tendría su hijo, eran felices, en fin muchas interrogantes que ca-
da vez me atormentaban más y más.
Tanto fue así que una semana posterior a lo sucedido con Alber-
to, no aguanté más y me decidí a hablarle, saqué fuerzas de mi
interior, suspiré profundamente y digité su número de celular,
eso me hizo recuerdo a seis años atrás cuando marqué durante
una semana y nunca me contestó, ahora estaba ansiosa en que
me contestara, no sabia qué le di-
ría, quizás solamente quería escu-
char su voz. Marqué el número y
pulsé la llamada, empezó a correr
y el timbre a sonar, recuerdo en-
tonces que el backtone que se es-
cuchaba de retorno de su celular
era relacionado con una canción
que tenía de tema No me acostum-
bro, una hermosa música románti-
ca, la cual hacía notar que él no se
acostumbraba a estar sin su chi-
ca… ainsss, en ese momento
mientras escuchaba el tono musical me venía a la mente las ve-
ces que le quería explicar, qué sucedió en esa oportunidad la
última vez que nos vimos, decirle muchas cosas pero de pronto
escuché ¡HOLA!, ese tono de voz penetró hasta lo más profundo
de mi ser llegando hasta el rincón mas recóndito de mi corazón,
pues no pude responder mientras la voz nuevamente me contes-
taba ¡Hola, quién es… ¡con quién quiere hablar!, saqué fuerzas
de mis entrañas y respondí con lo primero que se me vino a la
cabeza:
— Juan Carlos, eres tú, soy yo, Anita
— ¿Eres tú Anita Campos?
Cuando me dijo eso supe que no me había olvidado, entonces
llegó hacia mí una sensación de paz y pude respirar con las pul-
saciones de mi corazón en moderación, me relajé y solté con la
confianza que acostumbrábamos tener en nuestra conversación.
— Sí Juan, soy yo Anita, me facilitaron este número y pues no
dudé en saber de ti. Te será un poco un extraño, pero quería
saber de tu existencia, me comentaron mucho de ti y la verdad
pues quería saber de tu propia voz cómo estabas
— jajaja, Ana, vaya qué sorpresa, la verdad no esperaba una lla-
mada tuya, pero créeme, no sabes cuánto me alegra escucharte.
Seguramente te habrán dicho que estoy viviendo aquí en Flori-
da, bueno mi vida cambió bastante, ya no soy testigo de Jehová,
me aparté un poquito del cristianismo, tengo un taller de mecá-
nica y en mis ratos libres estoy tocando con un grupo de regga-
etón, todo me está yendo relativamente bien.
En eso le corté y le dije:
— Juan, me han dicho que ya eres padre y que estás felizmente
casado
— Oh ¿sí?, bueno en realidad tengo un hijo de 5 añitos, bueno
casado no estoy, verás es un tema muy delicado, sucede que al
momento estamos separados y al parecer estableceremos nues-
tras vidas de manera apartada, en fin, pero cuéntame tú cómo
estás Ana, no he sabido casi nada de ti, dime cómo estás.
En eso hice un pequeño silencio, por alguna razón quería decirle
lo mucho que pensaba en él y que quería que me entendiera lo
sucedido hace seis años, pero terminé diciéndole:
— Pues nada importante, quizás solo el hecho de que ya estoy
entrando al séptimo semestre de Psicología y nada, como siem-
pre con mis padres aún comiendo de la fuente familiar, dije en-
tre risas
— Pues qué bien Ana, me alegra por ti, muy pronto serás una
espectacular profesional conociéndote y con el carisma que tie-
nes serás una ejemplar profesional y estoy seguro de que ahora
ya tú has madurado bastante para bien tuyo— me dijo de mane-
ra sarcástica, sabiendo lo que me hizo
— Juan, evidentemente el transcurso de la vida lo hace madurar
a una, pero no creas, aún sigo siendo la chica inocente, claro
que esta vez pienso dos veces antes de hacer algo que puede no
estar bien, sin embargo no te voy a mentir que inexplicablemen-
te peco de inocente, en fin Juan, pienso que eso también es par-
te de la vida— respondí rápidamente.
Nos quedamos unos segundos en silencio y luego Juan me dijo:
— Ana, dentro de dos semanas estoy yendo para la casa de mis
padres, me gustaría verte, si no es incomodo para ti, pues por
ahora estoy un poco ocupado, pero sabes en verdad me alegró
saber de ti y más aún saber que estás bien, ya sabes mi número
de celular, llámame cuando gustes
— Claro Juan, sabes el gusto es mío y me encantaría también
verte y conocer a tu hijo, por supuesto que no me es nada in-
cómodo, al contrario, solo cuídate y más luego cuando estés
menos ocupado platicamos más por el celular, en verdad tam-
bién para mi ha sido lindo escucharte— en eso me cortó.
Yo solo quedé con el auricular del teléfono en mi oído a lo me-
jor queriendo escuchar más su voz, o tal vez esperando que me
diera la oportunidad de decirle lo mucho que lo extrañaba y al
mismo tiempo que me perdonara si hice algo malo en su mo-
mento, no sé, pero me quedé con sabor a más.
Sin darme cuenta pasaron las dos semanas, por alguna razón
quise llamar nuevamente a Juan pero me dije no, a lo mejor es-
taba yo esperando que llegara y hablar con él de frente y así fue.
JUAN NUEVAMENTE ORIGINA ESTÍMULOS
Una mañana de esas sonó mi celular, de manera normal contesté
con un hola, de pronto me dicen:
— Hola Anita, soy yo, Juan Carlos, me gustaría verte, dime de
repente puedes.
De pronto se me vino a la cabeza, acaso cuando estamos pen-
sando en una persona con mucha intensidad será, me pregunto
que esa persona atiende tus pensamientos y también piensa en ti,
pues Juan estaba en mi mente todo ese día y ahora escucho su
voz, muy ruborizada le contesto:
— Juan, hola, cómo estás—, luego un segundo de silencio, des-
pués le respondo: Juan me preguntaste que si puedo verte, te
refieres frente a frente, dime acaso estás ya en casa de tus pa-
dres.
— Sí Anita, estoy aquí mismo a pocos kilómetros de tu casa y
sería bonito verte
En ese momento se me hizo una trabazón en la garganta, me
quedé en silencio por unos segundos, luego me di cuenta de que
no estaba preparada para poder verlo de frente, aunque toda la
vida luego de la última vez que estuve con él estaba esperando
por este momento, entonces repentinamente salió mi voz y le
contestó:
— Juan, en verdad para mí sería hermoso poder estar contigo
ahora mismo, pero hoy es viernes y estoy todo el día en la uni-
versidad pues tengo algunas prácticas con mis auxiliares y la
verdad estamos en días de evaluaciones. Mira, por ahora no
puedo pero mañana es sábado, por lo que dispongo de todo el
día, en tal caso me gustaría que postergáramos esta cita para
mañana, te parece bien así Juan.
No sé por qué le mentí , si en realidad disponía del tiempo por la
tarde y noche para poder estar con él, pues era algo que en reali-
dad lo deseaba con todas mis ansias; sin embargo, me dio mu-
cha pena y miedo a la ves, en ese momento Juan me respondió:
— Pues que penita, vaya la verdad estaba con ganas de verte
ahora mismo, pero bueno te entiendo primero son tus estudios,
veo que te has vuelto en una persona muy responsable, has
cambiado bastante, al parecer el tiempo ha hecho desarrollarte,
eso dice mucho de ti y la verdad me alegra que seas así. Bien
Anita, pues entonces que sea mañana, mira ¿te parece bien por
la noche?, voy para tu casa te recojo y vamos a tomar un café
por ahí, te acuerdas el lugar donde siempre íbamos, el restau-
rante a tres cuadras de tu casa, allí donde preparan unas espe-
ciales hamburguesas, aquellas que te gustan demasiado, ¿te
parece bien que vayamos allí?
Me quedé un momento en silencio y luego le dije:
— Claro, me parece bien... pero… no… espera en realidad mira
pienso que sería mejor que no me vayas a recoger a mi casa,
¿por qué no nos vemos ahí mismo en el restaurante?, ¿te parece
a las 7:00 de la noche?
— Me parece bien, ahí estaré esperándote, bueno Anita entonces
te veré mañana, cuídate, un beso, chao, así se despidió de mí.
AL DÍA SIGUIENTE
El sábado debió ser un día como todos, durante la mañana acos-
tumbraba realizar mi deporte favorito, fútbol, es muy curioso
pero indudablemente era el deporte que más practicaba y no so-
lo entre mujeres, pues también entre varones, fue así esa mañana
como la mayoría de los sábados, realice la práctica de fútbol, me
gustaba aparte que moldeaba mi silueta, afianzaba mis pompis y
sobre todo me endurecía los morocos de las piernas, creo que
esos detalles de mi cuerpo hacían que me tuvieran envidia mu-
chas de mis compañeras. Llegué a casa a horas de almorzar, lue-
go de darme un duchazo frío, la hora de la siesta, la realicé con
el pensamiento en Juan, pues ese día desde que me levanté esta-
ba con la mente puesta en Juan, no pudo ser de otra manera, por
la tarde al acostarme a la hora de siesta, mi mente solo esperaba
que llegaran las siete de la noche y al fin poder verlo y poder
decirle la realidad de las cosas y de lo que sucedió ese día que
aún en mí no lo olvida, cuando me encontró en el baño con un
compañero, día que hizo cambiar en mí la situación sentimental,
recuerdo que me levanté como a las cuatro de la tarde, mi des-
canso fue muy placentero, evidentemente no podía dejar de en-
trar a mi vicio, el internet y decirles a todos mis amigos que es-
taba por ver a quien hizo de mi vida una ilusión de amor, así fue
entré a la pagina Facebook de internet, entré también a la pági-
na OovoO, donde usualmente chateaba en cámaras con mis ami-
gos, entre al MSN, entré adonde más podía hacerlo y hacer notar
a todo mundo que esa noche estaría en los brazos de mi amado
Juan, aunque ya no era mío, sin embargo me quedaba la ilusión
de creer que podría ser así.
A las 5:30 de la tarde dejé el internet, me acosté en mi cama mi-
rando hacia el techo y solo me puse a meditar y vaciar todo lo
que tenía en mi mente para solo concentrarme en Juan, me pre-
guntaba cómo pudo ser, que él llegó a estar con otra chica y te-
ner un hijo en ella y olvidarse de mí, cómo pudo él estar tanto
tiempo sin saber de mí, me ponía a pensar será que él no me qui-
so de la manera que yo lo quise, se me venían tantas cosas en la
mente tratando de encontrar una excusa para creer que en reali-
dad él sí me quería de la manera como yo a él.
A las 6: 00 me preparé para salir, pues para mí tenía una cita
muy importante con Juan Carlos, quizás la que siempre estaba
esperando y así fue, para ser un sábado la noche estaba un poco
calmada, el clima era tenue y pausadamente templado. Me vestí
de una manera solemne pero al mismo tiempo sensual, dejando
ver mis atributos pero de la manera más fina, por ese entonces
mi pelo estaba de color castaño y con una largura que hasta
podía llegar a mi cintura, en este caso tenía puesto un escote en
mi delantal blanco de tal manera que era inevitable no admirar-
lo, claro estaban expuestos mis atributos que, yo para disimular-
los un poquito, colocaba mis largos pelos sobre ellos, haciendo
que se vieran algo delicados e inmaculados.
Agarré las llaves del coche como a las 18: 45, encendí la movi-
lidad y tomé rumbo hacia mi amado Juan, la plaza frente al res-
taurante donde siempre nos veíamos cuando éramos enamora-
dos, estaba a una distancia de 10 minutos, cerca en realidad, lle-
gué tres minutos antes de las siete de la noche, bajé de mi carro
y muy sutilmente y con la mirada hacia todos los lados en busca
de él, fui caminando hacia una banqueta, delicadamente tomé
asiento, vi a la gente que pasaba y pasaba, más allá algunos ni-
ños jugando con sus perros, para ese entonces ya las personas de
ese barrio no se acordaban de mí, porque cuando iba por esos
lados era aún una niña. De pronto ya eran las siete de la noche,
no me preocupaba porque Juan siempre acostumbraba llegar con
un retraso relativo de 10 minutos, lo único que hice fue cerrar
mis ojos y dejarme llevar por el tiempo recordando los momen-
tos aquellos en que pasaba al lado de mi entonces novio Juan en
esa misma plaza, pero era imposible cada que escuchaba el fre-
no de un vehículo mis ojos se abrían pensando que era su llega-
da, así cuando me di cuenta eran las 19:15, quince minutos lue-
go y nada él, pues yo aún sentada en esa banqueta esperando por
él, tenían que pasar seis años para poder volverlo a ver, pero
esos minutos eran tan eternos…miré mi reloj y ya había pasado
media hora… wowwwwww…..30 minutos y nada Juan… de
pronto tuve una decaída emocional, me vino una depresión…
qué pasó con Juan, qué ha sucedido con Juan, por qué no está
aquí, por qué no está conmigo. En ese momento pasó una brisa
tenue sobre la plaza, levanté la mirada y vi que ya los niños des-
pejaban el lugar como si supieran que las horas bellas en esa
plaza tenían que acabarse, miré el reloj y decían las 19:45, ca-
bizbaja como estaba, mi fuerza interior me decía levántate Ani-
ta, ya tienes que tomar marcha hacia lo real, pues al parecer
Juan me hizo una broma y por primera vez me dejó plantada, sí,
me levanté casi con lágrimas en los ojos de rabia, con el coraje
de saber que quise decir a la persona que una vez ame las razo-
nes del porqué me encontró encerrada en un baño con otro hom-
bre, pero nuevamente no pude, subí a mi carro pero antes de
prender marcha, miré nuevamente hacia la plaza con la esperan-
za de ver a Juan pero no llegó nunca.
Pues sí, eso mismo me pasó el día que pensé ver otra vez a mi
querido Juan, pasó un día y no tuve noticias de él, pasaron dos
días y nada, al tercer día su hermano Alberto nuevamente me
sorprendió con una trágica noticia, al verme yo que trajinaba
muy seguido por su casa, pues me llamó en una tarde que pasa-
ba por ahí y se me acercó muy ligeramente, me sostuvo de la
mano, me saludó casi con el rostro agachado, levantó sus ojos y
con una voz entrecortada me dijo:
— Ana, sé que estás en busca de Juan y al parecer aún no te has
enterrado de lo sucedido, veo en ti que a lo mejor aún lo sigues
queriendo como hacen seis años, veo en ti que aunque mi her-
mano no te hubiera perdonado por haberte encontrado en una
situación crítica y no hubiera sido capaz de comprenderte, aun-
que tú le has demostrado lo mucho que lo querías y la fidelidad
que le tenías, aunque tú le hiciste saber por todos los medios
que solo a él amabas no supo darse cuenta de la realidad y no
valoró el verdadero amor que le tenías, aun así él decidió hacer
lo más sencillo… evadirse y olvidarse de ti…..veo que aún así tú
lo sigues queriendo… créeme Anita que no había visto antes
señales de amor como el que tú tienes hacia él, pero Anita tengo
que decirte algo que estoy seguro no te lo esperas…. pero quie-
ro que comprendas que muy dentro pero muy dentro de mi her-
mano Juan llegó a perdonarte aunque nunca te lo hizo saber y
creo que de eso se lamentará el resto de la vida, pues ahora es
demasiado tarde… Ana mi hermano tuvo un lamentable suceso
el cual le privará de su libertad de por lo menos 30 años, con
esto quiero decirte Ana que el viernes por la noche en una dis-
coteca de la zona por descuido mi hermano quitó la vida a un
muchacho y por eso en este momento y desde ese viernes por la
noche, él esta en la cárcel… siento decirte esto Anita porque sé
que también tú lo quieres tanto como nosotros su familia.
Cuando terminó de decir eso Alberto, era para mí muy difícil de
creerlo, es decir no podía aceptar que me estén pasando dos ve-
ces la misma situación de no poder hacer nada para poder ver a
Juan para poder explicarle muchas razones, ahora en este caso
cuando él me dijo que está en la cárcel encerrado, pues se me
fueron las esperanzas de que algún día lo pueda hacer y creer
que Juan haya podido volver conmigo. Me desvanecí, interior-
mente se desplomaron mis sentimientos y por un momento solo
quedé respirando profundamente…ainssss..., no lo pude evitar
se me salieron las lágrimas y sin darme cuenta ya me había ale-
jado de Alberto. Caminé apresuradamente con rumbo descono-
cido que ni oportunidad tuve de despedirme de Alberto, a lo que
él solo se quedó parado y apesadumbrado, se me cruzaban mu-
chas interrogantes por la mente, por qué hizo eso, por qué lo
hizo, por qué tuvo que matar a una persona justo el día antes
cuando tenía que estar conmigo, por qué no pensó en mi, por
qué cuando hace seis años él me abandonó, por qué si en verdad
me amaba no me escuchó, por qué si él sabía que fue la primera
persona a quien entregué mi amor, mi alma mi virginidad, por
qué no pudo darse cuenta de que solo a él y solo a él lo amaba,
por qué tuvo que tener un hijo con otra chica, por qué se alejó de
mi….por qué. Caminé bastante y solo miraba al cielo preguntán-
dome acaso es justo que una persona que tanto ama no puede
encontrar felicidad, se acabaron mis lágrimas de tanto llorar y
solo me resigné a la realidad y regresé a casa, casi por la noche,
ese día no lo olvido jamás.
Pasaron días, semanas, meses y me decían por qué no vas y lo
visitas, había pasado ya un año desde esa oportunidad en que
Alberto me dijo respecto a lo de Juan y desde ese entonces aún
no tuve el valor suficiente de afrontarlo e ir a visitarlo, por esa
temporada yo estaba en mi cuarto año de universidad en la ca-
rrera de psicología, me dedicaba a mis estudios, salía con mis
compañeros, sin embargo con el pasar de los meses decidí salir
de mi casa e irme a vivir con mis tíos, después de lo sucedido
con Juan, mi vida tomó otro rumbo, a tal punto que tuve proble-
mas con mis padres, descuidé un poco mis estudios, llegaba tar-
de a casa, la verdad por poco y degenero mi educación, tuve el
apoyo de uno de mis familiares el cual me encaminó por la sen-
da de la moral y pues vio conveniente llevarme a su casa, allí
estuve mas tranquila, mis tíos me trataban de la mejor manera,
encontré en ellos a las personas en las cuales podía confiar.
Hace ya dos años que no veo a mis padres ni a mis hermanos,
aunque no pasó un día en que no me comunicara con ellos por
teléfono, los extraño mucho, los quiero demasiado, siempre me
cuidaron, en especial mi hermano mayor, en fin había estabiliza-
do mi vida, las notas en los estudios no bajaban de 90 puntos y
encontré en el internet el medio de distraerme en casa, pues sí,
por el Facebook tenía bastantes amigos con los cuales siempre
estábamos en contacto, los cuales también me apoyaban, amigos
que sin conocerme de manera personal veían en mí la persona
sencilla y sensible que soy, acababa de cumplir 23 años, pero
desde hacía once meses había conocido a dos persona por este
medio, el Facebook, el cual me
han llamado la atención, y son
con los que más compartí en su
momento, sin embargo hay algo
que en verdad aunque suene raro
pero sí, extraño también a mi ex
Michael, antes nos manteníamos
en contacto o por el MSN o por
el celular aun siendo mi amigo,
teníamos una buena comunica-
ción, creo que él tenía ya su no-
via, no sé, aunque nunca dejó de
decirme que seguía queriéndome, es curioso decirlo pero me
acostumbré a esas palabras pues me hacían sentir querida, es
una pena que hubieran pasado ya dos año sin saber nada de él.
Al respecto de estas dos personas las cuales me quitan el tiempo
en el internet, tengo que hacerles notar la realidad de los hechos,
pues también son parte de lo sucedido en mi etapa de madurez.
Un día de aquellos en que entraba al MSN, una amiga me dijo
que tenía fotos para mostrarme, pero que estaban en su Facebo-
ok, eran de la oportunidad en que fuimos a la playa, entré a la
cuenta y por allí nos escribimos. Entré y mi amiga Luana me
dijo que me fijara las fotos de fecha 20 de abril, pues fue la pri-
mera vez en este año que fuimos a la playa, que ahí también yo
estaba, diciendo entre risas. Me fijé en las fotos y así fue, las
fotos estaban un poco cómicas pero muy distraídas. Cuando de
repente me llegó una invitación de una tal REBELDEDT, luego
de ver su foto observé que era un chico muy apuesto, no dudé en
aceptarlo, lo primero que me escribe es ¡acaso es usted la chica
más hermosa y sexy del face!, y yo le respondí en tono de bro-
ma ¡sabe lamentablemente se ha equivocado de chica… así que
lo eliminaré!, entonces me respondió ¡no disculpe usted, no
quiero ser arrogante y maleducado, evidentemente puede usted
no ser la más bella del face, pero no niegue que puede darle la
oportunidad de por lo menos ser la más bella de un pobre y no-
ble corazón… no mentira, no me tome a mal ni me juzgue incon-
venientemente, créame que soy de las personas de las que me-
nos me fijan en el aspecto físico de los demás, más aún cuando
se trata de solo establecer una conversación y conocer gente
linda, vera usted entonces que mi única intención es relacionar-
me con la mayor cantidad de personas y, claro, si se da el caso
pues hacer una linda amistad, esa fue la razón por la cual le
mandé la invitación, pero la entiendo, pues puede ser de las
personas que seleccionan a sus amistades y a lo mejor yo no
estoy dentro de ese grupo y no cumplo sus exigencias!.
Entonces se cortó, por un segundo solo me quedé sin escribir y
no responder nada, me preguntaba que si no lo aceptaba como
amigo él pensaría luego que sería yo una persona muy seleccio-
nadora en las personas y eso la verdad nunca lo fui, más al con-
trario, siempre fui abierta a las amistades y me gusta relacionar-
me con toda clase de personas, pero al mismo tiempo si lo acep-
taba también pensaría que a lo mejor le estoy dando oportunidad
para que me siguiera escribiendo de manera jocosa, atrevida y
petulante, pero en fin nada perdía en darle una oportunidad des-
pués de todo simplemente estamos en la computadora, y le res-
pondí, ¡me pregunto que, si lo acepto como amigo, será que ya
no hará una arrogancia de su galantería conmigo!, y el respon-
dió con una risa picaresca y luego dijo, ¡jejeje...tiene usted
razón, me disculpo por si acaso le falté el respecto, pero le pido
que no me juzgue por tan solo unas letras!
Pues sí, recuerdo que con esas frases conocí a REBELDETD,
que a primera impresión era un tipo petulante y mujeriego, pero
el destino me tenía otra causa con él.
Con el pasar de los días poco a poco fui dejando a mi amiga
Luana y más estaba en contacto con mi amigo REBELDETD,
que por suerte ya no fue más petulante, pero no voy a negar que
de vez en cuando era muy galante conmigo y eso sí que me gus-
taba y hacía quedarme prendida para saber mas de él, recuerdo
que luego de dos semanas de conocerlo por el Facebook cam-
biamos a otro medio de chat, en este caso un chat en el que se
podía crear un avatar pero en dos dimensiones, una sala de chat
donde se podía entrar a diferentes países y conocer a cantidades
de personas que tú pudieras imaginar, un medio de chat donde
tu imaginación podía hacer los cambios que quisieras a tal punto
de transformarlos a tu semejanza el avatar, vestirlo y transfor-
mar el rostro de la manera que quisieras, en fin, era un medio de
chatear pero con avatares en dos dimensiones, se llamaba WA-
BLIN. Nos gustaba ese medio de distracción el cual desplazó
entre mis preferencias al Facebook, porque ahí solo entraba para
ver los mensajes que me dejaban mis amistades y las fotos, pero
todos los días permanecía en WABLIN acompañada del petu-
lante de REBELDETD, pues sí, encontré en él una persona en
quien confiar.
Después de un mes de conocernos recuerdo en una fecha de fin
de mes, fue un día 30, pues estando en una de las salas de WA-
BLIN me escribió:
— Anita, mira te he conocido desde ya hace un mes y pues con el
pasar de los días de alguna manera me he acostumbrado a tus
letras, a tus sentimientos, a tus bromas, a tu manera de ser con
los demás y sobre todo a la forma como me tratas. Veo que en
este medio de chat aquí, acostumbran los avatares a tener novia
y hoy cuando te vi con otro de tus amigos pues sentí cosquillas y
mariposas en mi estómago y me dije que si tengo que tener no-
via aquí…esa persona tendrías que ser tú, por eso te pido Anita
aquí, de la manera más delicada ¿quieres ser mi novia virtual?
¡Wow!, cuando me dijo eso REBELDETD quedé estupefacta de
asombro, quizás no fue la mejor y excelente forma de pedirme
ser su novia, pero bueno tengo que decir que yo había entrado a
ese medio solo a distraerme mas no para tener un novio. Estaba
con la duda de qué responder, pero era verdad también me había
acostumbrado a él, no era como lo había catalogado al principio,
no era como se veía un petulante, un arrogante, no era un muje-
riego; al contrario, me demostró ser una honesta persona y fiel
amigo, me acompañaba a todos lados dentro de ese medio chat,
siempre estaba pendiente de mí, era muy respetuoso y sobre to-
do demasiado cariñoso, era verdad que aún no nos conocíamos
del todo, pues solo eran avatares, nunca nos habíamos visto por
cámara ni tenido comunicación mediante micrófonos sino que
todo era virtual. Pero pensé que dentro de este juego si alguien
tenía que ser mi novio tendría que ser REBELDETD y pues le
respondí con un rotundo sí, a lo que él hizo mediante su avatar
un movimiento de felicidad con un …..YAY…., pues sí, nos
abrazamos y luego con otro movimientos simbólico de los ava-
tares nos dimos un ’KISS’ y luego un hahaha de felicidad, pues
nos dimos cuenta de que los dos buscábamos eso.
Así luego cumplí de novia virtual de REBELDEDT, un mes y
luego dos meses y luego tres meses, todo era felicidad, para ese
entonces ya no teníamos privacidad en nada, nos habíamos en-
tregado totalmente no solo era WABLIN, sino también Facebo-
ok, MSN, micrófonos, cámaras web, celulares, en fin, pasamos
de un nivel de amor de juego a algo más que internet, solo que
nos costó aceptarlo, recuerdo que a las dos semanas de ser no-
vios virtuales yo le dije que lo amaba, a lo cual me respondió:
— Anita, disculpa bonita, sabes que te quiero de una manera
muy especial y que todo lo que hago aquí lo hago siempre pen-
sando en ti, que no existe un ser que pueda hacerme tan feliz
como tú, que todos mis pensamientos están en torno a ti y que
todas mis acciones van dirigidas a hacerte feliz, pero preciosa
mía cuando me dices TE AMO, pues como que me llegan cos-
quillas en mi interior y se me eriza el cuerpo, pues creo que en
verdad me lo dices creyendo yo, que me amas como a un hom-
bre real y no como solamente por un avatar, por lo que te pido
preciosa mía, no me digas te amo sino hasta el día en que tú
verdaderamente me ames, pero no como un muñeco virtual sino
como un hombre real, espero me entiendas princesa.
Cuando me dijo eso yo solo callé, no escribí, pensé acaso estuvo
mal por yo haberle dicho te amo, luego pensé en lo que me dijo,
razoné y me di cuenta de que para él si le decía te amo lo tomar-
ía muy en serio y no como un juego, por lo que le comprendí,
entendiendo que solo tenía que decirles las palabras que siempre
usaba, como te adoro, te quiero, me gustas, me fascinas, me en-
cantas, pero por el momento la palabra te amo…no, pues le res-
pondí que lo entendía, que me disculpara, que no había medido
mis letras y que no volvería a pasar.
Una vez cumplimos dos meses de novios y en una de esas opor-
tunidades cuando estábamos muy cómodos y cariñosos se me
salió y nuevamente le dije TE AMO, entonces él solo escribió:
— Humm, ¿estás segura de que me amas?
— Sí, Alex (REBELDEDT) estoy segura de que te amo, respondí
— Sabes Anita, estaba esperando en ti esa palabra porque yo
también TE AMO, de alguna manera esto ya no es un juego pa-
ra mí y me he dado cuenta de que te amo…te amo… te amo… y
te amo, me dijo él
Esa vez fue la oportunidad en que nos dimos cuenta de que éra-
mos más que un amor, éramos algo que nadie planeó, éramos
fruto del destino, pues ambos sentíamos una fuerte atracción y
no lo podíamos evitar.
Así llegamos luego al tercer mes de novios, todo era tan bello y
hermoso, sin embargo, pasó algo con mi amiga Luana, pues de-
bido a que casi no paraba con ella como que se sintió un poco
molesta aunque nunca me lo demostró, pero sí refutó hacia RE-
BELDEDT, curiosamente y pues tarde me di cuenta cuando
estábamos en una de esas salas de chat, junto con mi amiga real
Luana y mi novio virtual, pues siempre ella quedaba adelante, es
decir casi no dejaba que REBELDEDT escribiera mucho, es
más, había momentos en que él prefería salir de esa sala e irse a
otra a efecto de no quedar mal ante mí, esas cositas pues como
que no me cuadraban porque en esos momentos no entendía por
qué hacía eso, en fin Luana y yo la pasábamos de lo mas chéve-
re. Cuando estábamos por cumplir ya por los cuatro meses de
noviazgo virtual con REBELDEDT, en una de esas oportunida-
des en las que él prefería darse una vueltita por otras salas debi-
do a que mi amiga Luana lo menospreciaba y yo sin darme
cuenta en esos momentos pues quedaba con Luana y amigos
platicando, pero algo pasó que hizo cambiar nuestro rutina, de
pronto entró una persona a la sala y saludó a todas las personas,
muy respetuosamente dijo espero no molestar, pero solo ingresé
por aquí a conocer nuevas personas, entonces Luana respondió
que no, para nada, no molestas a nadie y si se trata de que cono-
cer a gente nueva y linda pues mira aquí estamos Anita y yo,
claro lo dijo en tono de broma, entonces el nene con seudónimo
de NAJHO respondió con un saludo para ambas, nosotras co-
rrespondimos a ese saludo y claro continuamos con las conver-
saciones con las otras personas, luego de unos minutos este chi-
co NAJHO dijo que se retiraba, que solo había entrado por un
momento, que lastimosamente y con gran pena vio que había
conocido dos lindas chicas, pero que tenía que salir, así se despi-
dió, nosotras claro también nos despedimos de él, así conocí a
NAJHO, pues a partir de esa tarde él siempre entraba como a
esas horas casi todos los días y pues poco a poco nos fuimos
abriendo más a la conversación.
De pronto ese medio de internet WABLIN se me hizo parte de
mi vida, entonces ya mis horarios con los amigos reales cambia-
ron, en la mañana iba a la universidad, llegaba a las 12 del me-
dio día y una vez almorzaba otras sin almorzar entraba a WA-
BLIN, pues me quedaba ahí hasta las 2 de la tarde, luego hacía
mis tareas o a veces descansaba un ratito, pero nuevamente a las
5 de la tarde otra vez entraba a WABLIN, y pues ahí me queda-
ba hasta que REBELDEDT me decía que ya tenía que irse a la
cama a conciliar sueño, recuerdo los momentos en que teníamos
que despedirnos hasta el siguiente día, entonces él como a las 12
de la noche ya me decía:
— Uyy, que mal pero corazón mío, mira hacia abajo el relojito,
ya tengo que despedirme
— Nooo… aún noooooo… todavía…, decía yo
— Pero ya es hora de irme a la camita, lo sabes por mi trabajo
— ¡Pero aún nooo, no quiero!, nuevamente le escribía.
Eso pasaba siempre, era inevitable, lo que hacía que REBEL-
DEDT se quedara unos 30 minutos más, pues sí, lo desvelaba a
mi pobre amor cibernético, hacía que se fuera trabajar todo can-
sadito, pero eso nos gustaba, estábamos acostumbrado a no des-
prendernos, no me di cuenta en qué momento pero me enamoré
de él perdidamente, a tal punto que hacía todas mis cosas y obli-
gaciones reales tan rápido para luego entrar a WABLIN, a tal
punto que mi tío al darse cuenta, me preguntó un día:
— Anita veo que ya no sales con tus amigos reales y pues veo
que permaneces más tiempo en la computadora, la verdad no sé
si tu madre lo sabe y si está de acuerdo con esto… ¿has hablado
con ella?— la verdad no esperaba esa pregunta de mi tío pero
bueno tuve que responder.
— Pues… sucede tío que pues (me olvide decirles que no se men-
tir) en este semestre nos dan mucho más prácticos, los cuales
tenemos que sacarlos del internet, esa es la razón por la cual
me ve más seguido en la computadora.
Pues sí, mi tío no dudo de mí como nunca lo hizo.
Después de cumplir los cinco meses de una hermosa pasión de
amor virtual, nos pasó algo que no teníamos en nuestros planes,
uno de esos días me dijo Alex (REBELDEDT) que esa semana
se perdería por tres días, pues saldría a verificar unas construc-
ciones fuera de la ciudad por las provincias y eso haría que no
pudiera disponer de mucho tiempo para navegar conmigo. Yo le
respondí escribiendo de esta manera:
— Awww… nooo, sabes que no puedo estar sin ti… noooo, tú no
me has enseñado a poder estar sin ti.
Pues era cierto, no podía creer que se alejaría por tres días, para
mí eso era toda una eternidad, pero así sucedió, pues Alex no
entró a WABLIN durante esos tres días, tres días en los que una
persona se entremezcló con nosotros, pero eso sucedió en com-
plicidad con mi amiga Luana, pues yo que había prometido a
Alex no entrar a ese medio de chat en su ausencia. No pude con
la tentación pues ya se había hecho parte de mi vida cotidiana,
así que como todos los días entraba, solo que en esta oportuni-
dad ya no tenía a mi novio a mi lado y sin darme cuenta me fui
apegando a NAJHO, pues mi amiga Luana le daba tanta impor-
tancia y charla que pues me fue cayendo simpático y agradable,
pues él me defendía de las personas que me molestaban, él vela-
ba por mí cuando me sentía triste pensando en Alex. Todo era
placentero con NAJHO a tal extremo, que la verdad no extrañé
casi nada a Alex, pasaron los tres días y cuando vi entrar a RE-
BELDEDT desperté a la realidad y pues me acordé que era su
novia, pero curiosamente cuando entró a la sala ya no lo recibí
como todos los días, siempre lo recibía de esta manera…
¡HERMOSO te quiero…KISS!, pero esta vez solo le dije HER-
MOSO HOLA TE EXTRAÑÉ, pero me faltó el beso
….KISSSSS.., pues él seguro que se dio cuenta, pero desde esa
oportunidad vio un pequeño cambio en mí.
En esos días tuve una plática con NAJHO en la que me llenó de
curiosidad, pues me dijo:
— ¡Nena, sabe que hay veces en que no estoy aquí y me acuerdo
de WABLIN, pues solo miro las estrellas y rápidamente me vie-
ne a la mente usted, créame que solo hago eso durante horas
solo mirar las estrellas..!
— ¡Pero NAJHO, no sé por qué me dice eso!, pregunte curiosa
— No me malinterprete nena, me dice NAJHO
— No quise decirle algo malo, sucede que cuando estoy de guar-
dia en mi regimiento pues me toca estar de centinela y lo único
que puedo mirar son las estrellas, y no piense mal pero curiosa-
mente la tranquilidad de la noche y la pureza del cielo cuando
se ven todas las estrellas me hacen recuerdo a su manera de
ser.
Cuando me dijo eso la verdad me dejó atónita, porque me hizo
recuerdo de una persona que siempre me decía, USTED ANITA
REFLEJA LA TRANQUILIDAD DE LA NOCHE y eso me
trajo evocaciones. Es verdad, muchas personas me decían que
era tan pacífica como la tranquilidad de la noche sobre la prade-
ra, pero siempre hubo una en especial que me lo repetía.
Verán ustedes que no le respondí a NAJHO, pero desde esa vez
me acostumbré a sus piropos.
Por alguna razón cuando entraba a la sala de chat mi hermoso
Alex siempre me encontraba con NAJHO y con mi amiga Lua-
na, en una oportunidad él entró, saludó como siempre y pues yo
no me di cuenta de que había entrado, en eso se escuchaba una
música de fondo en la sala muy romántica y tanto NAJHO como
yo estábamos cantándola, o sea escribiéndola, no me di cuenta
en ese momento pero REBELDEDT me dijo que iría a saludar a
unos amigos, así que salió de la sala y no entró hasta la hora en
que lo jalé (invite a la sala donde yo me encontraba) solo para
despedirme del chat. No me di cuenta en verdad lo que hice, pe-
ro ya Alex hasta esos días había notado un cambio en mí, tuvi-
mos una pequeña discusión virtual, así que decidí salir del inter-
net dejándolo solo, pues me di cuenta de que tenias celos pero
sin fundamentos.
Y así pasábamos casi todos los días ya con meras discusiones y
peleas olvidándonos del verdadero amor que teníamos, hasta
que llegó una oportunidad en que Alex me dijo una semana an-
tes de cumplir nuestro sexto mes de novios:
— Anita, con el dolor del corazón tengo que decirte, mira, estoy
en la computadora desde mi trabajo, como seguramente te hab-
ías dado cuenta nunca entré desde mi trabajo, pues es prohibido
ingresar a páginas que no están permitidas por esta institución,
pero era preciso hacerlo por un momento, pues en casa mi com-
putadora se me ha fregado y lamentablemente el técnico in-
formático me ha dicho que la reparación tardará como una se-
mana, por lo tanto Anita y con toda mi pena quería decirte que
durante una semana y desde hoy no podré entrar a WABLIN.
Cuando terminó de decirme eso Alex, pues yo ya no le escribí
como siempre lo hacía, pero le dije:
— Pero Alex, sabes que nos hemos acostumbrado a estar juntos,
cómo me puedes decir eso, ahora me haces notar que será du-
rante una semana…uyyy, pero bueno que le vamos a hacer, te
entiendo Alex, espero de verdad tu computadora se repare muy
pronto y que ya mismo regreses por aquí…
— Pero Anita, solo serán seis días, además estaremos en contac-
to por el celular y de vez en cuando si puedo entrar por el
MSN… verás que no me descuidaré de ti, siempre estaré pen-
diente de ti….siempre corazón mío…ya verás, me escribió.
Así fue, durante una semana Alex no entró a WABLIN, pero
una semana que para mí si bien no fue larga pero sí tuvo sus
consecuencias, sin embargo Alex antes de salir del programa me
dejó un mensaje en la página donde se podía dejar mensajes
públicos para que todos los amigos los puedan leer, diciendo los
siguiente:
Preciosa mía, quizás el destino quiso que durante estos días no
podamos estar juntos, pero quién puede castigar al destino
cuando fue él quien me hizo conocerte, quizás el tiempo no esté
de nuestro lado en estas horas y las horas sean tan largas al no
poder verte, pero quién puede culpar al tiempo cuando es él
quien me permite pasar contigo los momentos más felices de mi
vida, quizás la realidad en mí no me deja estar a tu lado, pero
quién puede negar también que es esa misma realidad que me
dice que no puedo dejar de quererte y amarte, nada se puede
escribir sabiendo a que final se puede llegar, pero de algo sí es
cierto, que todo lo que escribo aquí lo hago siempre pensando
en ti. La vida a veces es injusta para todos, pero no podemos
culparla porque también nos da oportunidades y somos noso-
tros quienes no las aprovechamos, con el tiempo me di cuenta
de que un hombre no debe demostrar sus sentimientos profun-
dos de amor, pero también me di cuenta de que no puedo evitar
llorar por ese mismo sentimiento de amor. Me dices que yo no
tengo la culpa por no poder estar más tiempo a tu lado cuando
en realidad sí me siento culpable por no hacer más de lo que
puedo para cumplir mis objetivos, mientras te escribo aquí me
llegan tus mensajes al celular, por el momento no los quiero
leer, pues sé que me dices que me quieres, que me adoras y me
amas y siempre me dices que es mucho más que yo a ti, pero
mucho más… yo te puedo devolver esos mensajes diciéndote
que yo siento el doble de amor del que tú siente por mí, pero tú
seguirás diciéndome que me quieres mucho más y eso preciosa
mía eso hace de ti alguien muy especial en mí y quieres que no
me sienta cúlpale por NO estar a tu lado?, pero siempre dejo
que el destino construya sus laberintos desconocidos y creer
que nuestras sendas de amor un día de estos se entrelazarán…
te quiero, te quiero y siempre será así, por ahora solo me queda
dejar que una de mis lágrimas cierren este lindo capítulo POR-
QUE QUIERO VERTE Y NO PUEDO.
Cuando terminé de leer ese mensaje me llené de sentimientos
placenteros de amor y me sentí al mismo tiempo la persona más
querida de WABLIN, dichosa de tener un hombre que corres-
pondía a mi amor, así que no dudé en escribirle también lo si-
guiente:
SÉ KE YA TE ESSCRIVÍ LOOO MARAVILLOSO KE ESS-
TO FUE, EL LEEERLO Y MÁS LO KE SENTI, PERO TAM-
BIÉN SÉ KE NO ENCONTRARÉ LAS PARABRAS PARA
DESIRTE LOO MUCHO K ESTO SIGNIFICÓ PARA
MÍ ,,,SOLO TÚ Y YO SAVEMOS LO DIFÍISIL K ES ESTO,
EL NO PODER ESTAR COMO ANTES Y KE SOLO ME KE-
DA SERRAR MIS OJOS E IMAJINAR K TOODO PASARÁ
MUY RÁPIDO *TANBIÉN MI ERMOOOSO T E HE DICHO
KE NO POR ESTO MI AMOR SERÁ MENOS NOOO, CLA-
RO K NO PUESS LO ÚNICO K AGO ES PENSAR N TI Y
ESPERAR ESE LINDO AMOR K 100TO XTI, NUESTRO
CARIÑO ES MÁS GRANDE K UNOS DÍAS SIN TI, NO TE
NIEGO KE ME ASES MUXA FALTA Y KE TE ESTRANO
DEMASIADO, PERO SÉ KE YA ESTO PASARÁ ,,,SAVES K
ERES MUY IMPORTANTE PARA MÍ Y KE NO KIERO K
TE SIENTAS MAL X ESTO. SOLO RECUERDA K ESTO
ARÁ NUESTRO AMOR MÁS FUERTE!! GRAAAAAAASII-
IIIIIIIIASSSSSS ERMOOSO POR ESTO TAN DIVINO K AS
ESCRITO GRASIAS POR ASERME SENTIR KE ME ESSS-
TRAÑAS COMO YO ATI, POR DEMOSTRARME KE ME
KIEREESSSSS, K ME AAAMAASSSS Y KE MEEEE ADOO-
RAS (((((AUNKE YO MÁS)))) JIJI .....ALGUNA BES ERMO-
SO MEE DIJISTE K CUUANDO T ESTRANARA SOLO DI-
RIJIERA MI MIRADA HACIA EL CIELO PORKE TÚ TAM-
BIÉN LO ESTARÍAS HACIENDOO, HOY ERMOOSO HOY
SERÁ UNO D ESOS DÍAS ....PUESSS T ESTRANO TANTO
HOY SOLO ARÉ ESO MIRAR EL CIELO Y RECORDAR K
ESTÁS CON MIGO.
Tengo que hacerles notar que mi escritura es así, pues más escri-
bo en inglés que en español, pero bueno, pues estaba alucinada
por su comentario.
No voy a negar que el primer día extrañé demasiado a mi amor
virtual Alex, de tal manera que prefería estar poco tiempo en el
juego aquel donde lo conocí, WABLIN, pero el segundo día
hice algo que creo que no debí hacer, con la finalidad de tratar
de no pensar en Alex, quise reemplazar esa compañía estando al
lado de NAJHO y fue así, el segundo día pasé horas de la maña-
na y parte de la tarde en una sala acompañada de él, me estaba
acostumbrando a sus horas, las cuales yo las tenia bien marca-
das, de una de la tarde a tres, por la noche de siete a ocho y me-
dia, pues sí me estaba acostumbrando a sus letras, a sus chistes,
a sus encantos, a su manera de tratarme, a su manera de cuidar-
me, a su manera de darme su atención. Así fue el tercer día, el
cuarto y el quinto continué pasándola con él, me di cuenta de
que las horas que permanecía con él ya eran demasiado cortas.
Uno de esos días le pregunte el porqué solo esas horas, a lo que
me respondió:
— Veras Ana, pues como te dije, yo estoy prestando mis servicios
militares, en realidad créeme que se me hace difícil entrar por
esas horas, pero aprovecho con el solo hecho de estar en des-
canso luego de las meriendas, es decir luego del almuerzo y la
cena, pues en esos momentos estoy en la hora de descanso y no
puedo evitar entrar aquí y sabes con qué finalidad, solo por el
simple hecho de verte y estar contigo, mas no he querido decirte
pero estas entradas aquí tienen consecuencias en mí, que la ver-
dad las pago con creces… pero déjame decirte, preciosa Ana,
que no hay nada que valga más la pena, aun pagando condenas,
que me aparte de poder estar a tu lado.
Cuando terminó de decirme eso me sentí otra vez querida, yo
que estaba acostumbrada a las tiernas y hermosas palabras de
Alex, por algún momento pues ya no las extrañaba, pues vi en
NAJHO la persona que estaba saturando mis pensamientos
hacia él, siempre tenía lindas palabras para mí, siempre me hac-
ía sentir querida y sí, me estaba sintiendo otra vez querida, siem-
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  • 2. PROLOGO Durante las etapas de nuestras vidas en que pasamos nos damos cuenta que ha veces la realidad de nuestras existen- cias pudo ser otra, que por cuestión del azar del destino por tan solo una causa todo en nuestra vida cambia. Ha veces nacemos con una vocación, ha veces nacemos pa- ra un propósito, pero no siempre llegamos a ejercer nuestra destino, pero no siempre llegamos a cumplir nuestro propósi- to, eso sucede en los diferentes estado de nuestra vida, ni- ñez, adolescencia, juventud, adultez y vejez, pero todos sa- bemos que el momento que queda marcado en nuestra vida es simple y llanamente nuestra juventud, el momento cuan- do esta floreciendo nuestra sabiduría y madurando nuestro espíritu, es el periodo en que generalmente nos pasan cosas inolvidables, pero al mismo tiempo cosas que quedan marca- das de las cuales no queremos acordarnos. Cuantas veces nos ha pasado en nuestras vidas que nos hemos enamorado de la persona equivocada, cuantas veces en nuestras vidas nos hemos enamorada de la persona mas adecuada, si hacemos estadísticas nos damos cuenta que mas veces ganan las personas con las que nos equivoca- mos, aquellas personas que les sucede lo contrario, pues han podido ser personas que no se han animado a enamo- rarse, por temor a no perder. No puedo decirles cual de las dos es mas conveniente o llegar a enamorarse cuantas ve
  • 3. ces sean necesario hasta llegar al mas indicado o solo espe- rar ese príncipe o princesa azul de los cuentos de Hadas, so- lo se que nunca es pecado demostrar amor, por cualquiera de los medios en que se los pueda demostrar. Pues de eso se trata esta narrativa, simplemente que en nuestras vidas NO SIEMPRE LO MAS QUE QUEREMOS ESTA CON NOSOTROS. ……………………………………………………………………………Eduardo Roca Villamontes
  • 4. DEDICATORIA Esta narración esta dedicada exclusivamente a una persona que supo sobresalir bajo las adversidades, aun alejada de los seres mas queridos y en su encierro tolerante, bajo la custodia de sus tíos encontró una luz en su camino. Esta narración va escrita con el único propósito a que una bella persona encuentre su destino y llegue a su objetivo, estoy seguro que así será, dentro de ese designio esta nove- la va dedicada a la señorita Ana Campos………….estoy seguro que éste le servirá para sus propósitos. Me permitiré hacerle recuerdo este pensamiento, que estoy seguro le ayudara a meditar en aquellos momentos de dis- turbios: Tengo la firme convicción de que la humildad provie- ne de la pobreza, pero tengo mi humilde opinión de que no es pretexto para dejar de ser una nobleza. Pero al mismo tiempo esta dedicada a las personas que han hecho posible que esta bella señorita encuentre su horizon- te, es decir personas inanimadas que se encuentran dentro de avatares, existen un sin numero de personas pero tratare de mencionar algunas de ellas y pido disculpas por no men- cionar al resto: wWwGatalilacwWw, Jonathanarmadillo, WwCristaldeniseswW, Jonatancapo, Paulmelendez, Papyerin, Lizz, wWwTheGadiwWw, Pao, YostenMaster, wWwXanitaCora- zonwWw, Shadow, Serenity, Tammy, wWwMonnyswWw,
  • 5. 00dani3l00, Josimarh, JodeinaMaster. Reina, Katiria, Dulcea- mor1972, DianaRibera, Yoasimps. Pero con exclusividad a la linda familia wWwCorazonwWw: Yosten, Xanita, Pao, Shelly, Leslie, Jhiin, Zay, Dianita, Sendy, Zeod, gravy, Diego. Pero también dedicada a toda la juventud venidera en espe- cial a Edu.
  • 6. AGRADECIMIENTO Quizás durante el transcurso de esta escritura, estuvieron dos persona acompañando silenciosamente, el agradeci- miento esta dirigido a quienes hicieron posible con su pa- ciencia permitir que se narre esta novela…..gracias…… Gabriela Pinto Contreras…..gracias Eduardo José Roca Pin- to...son mi inspiración. También un agradecimiento especial a quien hizo realidad esta novela, Lic. Filólogo Mario Enrique Roca V.
  • 7. NO SIEMPRE LO MÁS QUE QUEREMOS ESTÁ CON NOSOTROS “Recuerdo cuando tuve la oportunidad de decirle lo mucho que lo quiero… pero nunca se lo dije” En su momento cuando quise decírselo no lo tuve presente… qué no habría hecho en su momento para hacerle entender el amor que le sentía… así fue, pero ahora tengo que afrontarlo. Cuando tenía 15 años, aún saliendo de mi niñez y entrando a mi juventud, en una de las oportunidades en que mis padres quisie- ron hacer lo mejor para mí, frecuentamos una iglesia de los tes- tigos de Jehová. Como era de esperar todo ahí era paz y tranqui- lidad, aún yo en mi juventud comprendía muy poco acerca de la manera de adorar a Dios, sin embargo, quería aprender sobre los misterios de nuestra fe. Pero no todo lo que los padres quieren se traduce en el sueño de los hijos. Ese fue mi destino, pues sí, ese día que frecuentamos a la iglesia, entre cánticos y alabanzas conocí al chico que hizo cambiar mi vida. De pronto alguien de tez blanca relativamente delgado, ojos claros, cabellos ondulados y rubios y de una sonri- sa mágica puso sus ojos en mí, evidentemente se podía asemejar al niño divino de adoración celestial, pero no era así, sino que se trataba de Juan, de pronto él muy sutilmente subió su mirada hacia mis ojos, cuando quise esquivarlos ya era demasiado tar- de, pues él se percató de que mis ojos estaban destinados a no
  • 8. desprenderme de él, esa fue la primera vez que le vi, él volvió el rostro hacia adelante pero no sin antes dejarme una tenue sonri- sa. A la siguiente semana era inevitable dejar de pensar en él, las condiciones de ese primer día hicieron que yo me encontrase de frente con él y como era costumbre entre los cristianos era de buenos modales el hecho de dar un saludo, aun a la persona que no conocías, fue la primera vez que a mi edad de 15 años di la mano a ese hermoso joven. Cuando puso sus manos sobre las mías pasó un destello con un aligerado viento sobre mis pelos, indirectamente e inconscientemente consumí mi destino con un movimiento involuntario, pues mi pelo se tornó hacia mi rostro y fue entonces cuando Juan muy afectuosamente y muy delica- damente me levantó el pelo y me dijo !hola, cómo estás!, yo so- lo le respondí con una sonrisa y le tendí mi mano, él me la su- jetó con sus dos manos, pero yo rápidamente recogí la mía de entre las suyos y proseguí con mi camino, pues mi hermana estaba a mi lado y mis padres mas atrás, esa fue la primera vez que tuve contacto con Juan. De alguna manera con el pasar de los días y una vez que se nos hizo más fre-
  • 9. cuente tropezarnos, nos fuimos conocien- do mejor, ya no solo era en la iglesia sino también en el cole- gio, en el parque, luego en el cine…sí!, poco a poco estába- mos compenetrándo- nos mejor, claro por mi edad y la de él, 3 años mayor que yo, pero aún siendo él menor de edad y también por razones de principios a su religión, teníamos que vernos a escondidas, pero eso no era motivo ni obstáculo en nuestros sentimientos. Así fui conociendo a Juan, hasta el punto de hacerlo mi novio, claro a mi edad 15 años la pala- bra novio no se usaba, sino más bien mi amiguito especial, pero eso pasó a otro nivel cuando un día Juan me dice, ¡Anita, tengo algo que decirte pero preciso hacerlo por la madrugada, quie- ro que de alguna manera salgas de tu casa y nos veamos atrás, sobre el jardín!, claro yo en ese momento lo que más quería era estar lo más que pudiera del tiempo con él, pero me sorpren- dió que fuera por la madrugada,
  • 10. pero, naturalmente no tuve en mente ninguna impresión de mali- cia, le dije que sí, así fue como esa noche por la madrugada de alguna manera salí de casa y sin darme cuenta me encontraba en sus brazos, nunca antes había sentido esos brazos, cómo me aga- rraban y tocaban, cuando el se me acerco por algún momento pensé que se trataba de trasmitirme calor por el frío de la noche, pero no, más bien era la pasión que le rebalsaba a Juan y yo muy inocentemente me dejé llevar. Pues sí, no me di cuenta en qué momento sentí sus manos calientes y robustas entre mis piernas, aún recuerdo aquella sensación de cosquilleo que sentí en ese momento, más cuando puso sus labios sobre mi cuello y me su- surró con un…! Te quiero..!, fue hasta cuando me di cuenta de que algo fuerte e intenso me estaba pasando por dentro de mi cuerpo, aún más cuando sentí que su delicada lengua sobreponía tras mis oídos, de alguna manera mis piernas se doblaban y em- pezaron a separarse, no puse resistencia a sus manos que poco a poco llegaban mas cerca a mi parte intima, para ese momento ya no hacia falta preguntar por qué me había llamado a ese lugar y por esa hora. Esa vez fue la primera vez que Juan sucumbió en mis interiores y se llevó la pureza de mis extremidades, solo re- cuerdo lo feliz y dichosa que yo me sentí siendo suya. Perdí mi virginidad a mi parecer con la persona que yo había escogido, con la persona que yo amaba, desfloreció mi niñez y dio paso para que renaciera mi juventud, todo lo hice por Juan, me acuer- do que luego de ese momento de pasión y lujuria Juan me dijo, ¡Anita quiero que escuches este tema musical!, y saca su celular y se escucha una bella canción, Juan me dice ¡escúchala bien porque quiero que siempre que la oigas te acuerdes de este mo-
  • 11. mento, que fuiste mía y que nunca te dejaré de amar y que siem- pre pero siempre SEREMOS ALGO MÁS QUE UN SIMPLE QUERER.!, era el tema de la bella canción romántica Algo más. Yo solo respiré y lo abrace con todas mis fuerzas dicién- dole te amo. Durante semanas pasamos viéndonos a escondidas, se hacía fre- cuente de vez en cuando interrumpir una clase y darse un éxodo temporal, pues por esos momentos ya el amor había saturado nuestros corazones de felicidad y fogosidad, aún siendo una ni- ña saliendo de la inocencia ya se vislumbraba en mi un futuro de mujer apasionada, dejándome llevar por los encantos escondidos de mi ser. Llegada la conclusión de clases y como era ya costumbre, era menester festejar con una alegórica fiesta la despedida de año, todos los alumnos esperaban con ansias ese tan apreciado día, no era excepción para mí, más aún estando de novia del ser más querido en mi corta existencia, dos días antes en el parque frente a mi colegio y como era costumbre nos juntamos. Luego de los besos efusivos y afectuosos Juan me dijo que hiciera algo por él, respondiéndole enseguida que siempre hacía todo lo que me pedía. Pero esta vez me dijo que no asistiera a la despedida de mi colegio y que me perdiera todo el día con él. Al principio la idea me gustó, pues no podría haber mayor sensación de placer que poder estar al lado y en los brazos de mi amado Juan, pero le respondí que todos esperábamos ese día y que tal vez mis compañeros me necesitarían. En ese momento puse la balanza entre mis compañeros, la gran fiesta esperada de fin de año y mi
  • 12. amor germinal, pero era evidente que no existía comparación nos merecíamos una oportunidad de poder estar solos y muy disolutos, entonces le respondí afirmativamente a su pedido, pe- ro que tendría que ir primero a mi escuela para que mis padres no sospecharan. Así fue como planeamos ese encuentro. EL DÍA DE LA FIESTA Llego el día tan esperado recuerdo que desde que amanecí por la mañana ya mi corazón empezaba a urgir de alegría, pues si pien- so que no podría haber en la tierra una persona más feliz e ilu- sionada que yo, recuerdo aquella mañana en la mesa con la fa- milia en el desayuno mi padre me dice ¡Ana estas hermosa, hoy día estas como toda una princesa..!, y mi hermana Julieta res- ponde ¡claro si para ella hoy será un día muy especial..!, lo dijo de manera sarcástica pues ella sabía que me vería con Juan, en realidad ella sabía todo lo nuestro con Juan, fue necesario hacer- lo para poder yo tener un poco de libertad y júbilo con mi amor, recuerdo que planificamos todo eso con Juan, pues sucede que Juan tenía un hermano llamado Alberto, yo sabía que a mi her- mana Julieta le gustaba Alberto, pero ella nunca se lo demostra- ba, planificamos con Juan e hicimos que ellos fueran novios, sabía que no era sano de mi parte, pero no teníamos otra opción para poder nosotros vernos a escondidas y tener al mismo tiem- po el consentimiento de Julieta. Esa mañana mi rostro se enga- lanó de emoción al saber que me vería con el amor de mi alma, pero claro primero tenía que ir con Julieta a la escuela, vernos con los compañeros un momento y aprovechar un descuido para escabullirme de entre el grupo y poder salir a los brazos de mi
  • 13. amado novio. Recuerdo que ese día llevaba puesto un vestido con faldas limi- tadamente cortas y un escote aligerado de color púrpura, claro fue el asombro de mi padre, pues era primera vez que me ponía un vestido y tacones bajos, por supuesto yo estaba en el umbral de mi juventud, mis 15 años y ya era toda una señorita. Llegamos a la escuela, en realidad Julieta me dejó en la puerta, pero grande fue mi asombro, pues mis compañeros al verme me dijeron ¡Anaaaaaaa wow qué bella estás!, yo simplemente me sonroje y respondí con una tímida sonrisa, luego de abrazarlos y estar unos momentos presentes con ellos en el salón de actos, se acercó una de mis compañeras y me dijo al oído que me prepa- rara porque estaban saliendo a la casa de Javier y que yo iría con ellas. Yo le respondí ¿noooooooo, no puedo en realidad estaré solo un momento por aquí, no puedo ir?, pero ella luego me dijo que tenían una sorpresa y que debía acompañarlas, ineludible- mente tuve que ir, pero le dije con la condición de solo estar un momentos con ellos, porque luego tendría que salir pues mi amado Juan me estaba esperando en otro lugar, y así fue. Por azar del destino y curiosamente la mayoría de mis compañeros estaban en la casa de Javier, por lo que pronto me di cuenta de que sería muy difícil salir de ahí, buscaba la manera de escabu- llirme de entre el grupo, pero mientras más me alejaba de ellos siempre alguien venía a mi encuentro, después de unos minutos me di cuenta de que me sería imposible salir pronto de ese lugar, por lo que no me quedó más que decir a mis compañeros más allegados a mí, que por favor si llegaba mi novio Juan que me
  • 14. avisaran, pues no quería que me encontrase ahí, inocentemente no sé si hice bien en hacer eso, por ese momento confiaba en mis compañeros y ya mi mente ambulaba por las nubes no por los tragos, puesto que nunca he probado una gota de alcohol, sino más bien por ver el momento de salir de ahí y estar al lado de mi querido Juan. De pronto escuché que uno de mis compañeros exalta diciendo ¡viene Juan! y obvio en ese momento ya una de mis compañeras había visto el lugar adecuado donde podía esconderme y, claro, no lo pensé dos veces y me metí en el baño con un compañero y una compañera, pues sí, pero vaya asombro, pues solamente fue una broma, en ese momento suspiré profundamente porque me evitaba un buen disgusto, pasaron los minutos y de pronto nue- vamente escuché otra vez ¡viene Juan!, nuevamente yo con mi compañera y mi compañero corrimos al cuarto de baño, una vez adentro y entre risas disimuladas se escuchaban balbuceos afue- ra, ahí es cuando me dijo mi compañera que me quedara, que ella iría a ver lo que sucedía, pues sí, me quede con mi compa- ñero solos en el baño, en ese momento mi compañero me dice en susurros ¡Ana, tú me gustas! y continua diciendo ¡siempre me gustaste, mas nunca te lo dije!, yo por ese momento pensé que era una broma y solo atiné a decirle que se callara, que no estaba para bromas, pero él me respondió que no era broma, que en realidad yo le gustaba desde primaria, que me quería aunque no lo pareciera. Mientras me decía muy cautelosa y sagazmente esas palabras, agarró mis brazos y mi cintura y me jaló hacia la pared, en ese momento me di cuenta que eso no era una broma y que él estaba embriagado en querer perpetrar su cometido, cuan-
  • 15. do me di cuenta, ya de manera vertiginosa había colocado sus fuertes manos bajo mi falda, naturalmente mi reacción fue cerrar mis piernas al mismo tiempo que trataba de sacar sus manos de mi cuerpo mientras le reprendía diciéndole ¡Roberto que te su- cede, por favor Roberto no hagas esto, por favor suelta, que no entiendes que yo no siento nada por ti, que no entiendes que a quien quiero es a Juan!, en eso nuevamente escuché ¡llegó Juan, dónde está Ana, que llegó Juan! Me dije que eso no era más que una broma, en eso y sin pensarlo dos veces, saque de mi interior fuerzas lo más que pude y empujé a Roberto a un lado, jalé la puerta con ímpetu y la abrí, cuando de pronto se me derrumbó el mun- do, pues estaba Juan delante de mi, evidentemente había llegado y para desgracia vio cuando salía del baño arrebatada y agitada zafándome de los brazos de Roberto. Amalaya hora y momento aquel en que el destino quiso que llegara Juan, cuando vi sus ojos de pronto se volvieron cristalinos, el tono marrón y claro de la niña de sus ojos se tornó negro, las cejas se plegaron, el rostro se transfiguró en llamaradas de fuego y exclamó ¿ Anaaaaaaaa?, solo atinó a decirme Ana, claro se entendía que por esas horas yo debería estar con el en sus brazos haciendo de nuestro mundo un nicho de amor, solo acertó a ja- larme de la mano con una fuerza interna a la cual no me opuse,
  • 16. al contrario, mi cuerpo se desvaneció y mis fuerzas reacciona- rias desaparecieron, en ese momento mis compañeros solo se atuvieron a mirar y para colmo el único que se interpuso en afrontar una defensa mía fue Roberto, que argumentó: — Oye amigo, suelta a Ana y déjala en paz — Disculpa y tú quién eres, responde Juan, y qué hacías con Ana encerrado en el baño — Es mi chica e hicimos el amor, tienes objeción alguna, refuta Roberto Cuando pensé que Roberto diría la verdad y al escuchar la men- tira que dijo, pues las últimas fuerzas que sostenían mi cuerpo se disiparon, en mi interior solo quería gritar Juan yo no hice nada malo, Juan yo te quiero, por favor, confía en mí, créeme no hice alguna acción deplorable a tu amor, lo que está diciendo Rober- to es totalmente mentira, pero no me salió una sola palabra...no pude decir absolutamente nada, por más que abría la boca no me salía ni una sílaba, ningún argumento, quedé totalmente atónita, para cuando me di cuenta ya Juan me había sacado de la casa a jalones. Ya en la calle cuando él pretendía reprenderme y por gracia divina de alguna manera apareció mi hermana Julieta, para ese entonces mi mente estaba totalmente nublada, aturdida, solo recuerdo que ella me subió al coche y me llevó a casa. Du- rante el camino a casa mi hermana no me preguntó absoluta- mente nada porque evidenció que mi rostro estaba pálido, mis manos temblaban, mi vista estaba fija hacia la ventanilla, ya cuando llegamos a casa y ella abrió la puerta para que bajara del auto, fue en ese momento que me desplomé en sus brazos y mis
  • 17. lagrimas salían con una intensidad incontenible, me puse a llo- rar, solo a llorar de la impotencia al saber que Juan pudo creer lo peor y yo no haber podido explicárselo, en eso Julieta me pre- guntó: — Hermanita, qué te sucede, dime qué pasó. ¿Acaso Juan te pegó, acaso Juan te hizo daño? — Juan no me hizo algún daño físico— respondí, pero en mi men- te sabía que había sucedido el mayor daño espiritual, pues ya se había perdido la confianza entre nosotros. Explique la realidad a Julieta, entonces ella me dijo que me cal- mara, que solo fue un accidente, que dejara pasar las horas hasta que me tranquilice y que ya más luego hable con Juan y le dé todas las razones del porqué estaba en esa casa y en ese momen- to con Roberto en el baño. — Ana, hermana, no has hecho nada malo, todo está bien, cálmate, ya mañana podrás explicar tus razones a Juan, ya ve- ras que si él te quiere te comprenderá y todo estará bien, tran- quilízate— me repetía mi hermana. Hice caso a mi hermana, entré por la puerta trasera a la casa, pues no quería que mis padres me vieran en el estado en el que me encontraba, me acosté en mi cama y cambiaba de almohada porque las saturaba de lágrimas, no podía parar de llorar y pen- sar en Juan, lloré bastante hasta el punto de quedarme dormida, dormí de tal manera que cuando desperté ya el sol estaba reful- gente, ya era el día siguiente.
  • 18. UNA SORPRESA PARA ANA Esa mañana con los cánticos de las aves que entraban sobre mi ventana y con la tranquilidad de no madrugar pues ya las clases habían concluido, me levanté, al mirarme en el espejo mis ojos estaban abultados de tanto llorar el día anterior, de pronto mi mente solo me decía, agarra el celular y habla a Juan, entonces me lancé a la cama y luego de una respiración muy profunda digité los números de su celular, pues tengo mucho que expli- carle al mismo tiempo de escuchar su voz, estoy convencida de que mi amorcito Juan me entenderá y luego estaremos nueva- mente juntos, terminé de digitar los números y accioné la tecla para lla- marlo, estaba muy impaciente, quería escucharlo, el teléfono de él suena, pero la contestadora automática me indicaba que la línea no estaba dispo- nible, ¡Aww!, me pregunté, qué raro, nuevamente mandé la llamada, pero otra vez la misma operadora automá- tica me decía que la línea no estaba disponible, pensé que lo había apaga- do, que aún hubiera estado durmien- do, esperé un momento para llamarlo luego, en ese momento para mí todo era normal, solo era cuestión de tiempo, cada mo- mento me repetía las palabras con las cuales empezaría a dar mis explicaciones a Juan, quería ser lo más explícita y específica en hacerme entender que no fue culpa mía quería decirle lo si- guiente: ¡JUAN AMOR, TE QUIERO….ESCÚCHAME POR
  • 19. FAVOR….NO TUVE OPORTUNIDAD AYER DE EXPLI- CARTE NADA….PUES ME ASUSTÉ AL VERTE PE- RO….NO SÉ QUÉ HAS PENSADO, LA VERDAD AL PARE- CER ME HICIERON UNA JUGADA MIS COMPAÑEROS NO SÉ….TE DIGO DE CORAZÓN QUE NO HICE ABSULU- TAMENTE NADA CON ROBERTO AUNQUE ÉL ME ES- TABA FORZANDO ….CRÉEME NO PASÓ NADA……YO SOLO QUIERO PEDIRTE PERDÓN POR NO HABER PODI- DO ASISTIR DONDE HABÍAMOS QUEDADO EN VER- NOS…..DISCÚLPAME….POR FAVOR DISCÚLPAME. Se me cruzaban muchas cosas por la cabeza, cada vez pensaba en la manera de explicárselo, luego de una media hora nuevamente realicé la llamada telefónica pues estaba muy impaciente, quería escucharlo, digité nuevamente el número de su celular, pero qué raro, nuevamente la operadora automática me decía que la línea no estaba disponible. ¡Wooowww!, eso ya no me gustó, me pre-
  • 20. gunte qué sucede, por qué no me responde, por qué su celular apa- gado. Durante esa mañana y tarde traté de pasar el día acompañada de mi hermana evitando pensar en Juan; sin embargo, por la noche realicé nuevamente la llamada y lastimosamente nada, para mí por esos ratos era normal, pues acos- tumbraba apagara su celular cuan- do tenía retiros espirituales con la familia. Al día siguiente y al siguiente día nada, así trascurrieron los días en los cuales yo no podía conciliar sueño pensando solo en él y en lo sucedido, mas ya no soporté hasta que al sexto día, me di- rigí a su casa, claro no podía llegar a pregunta directamente por él, pues los padres de Juan no sabían al respecto de nosotros, me paré frente a su casa para ver si podía llegar a verlo, pero nada, en eso vi que salía su hermano, no lo dudé dos veces y fui a su encuentro. Recuerdo el momento en que su hermano me miró, de que manera se quedó asombrado, yo como espantada, me paré delante de él y obstaculice su paso, pues se supone que era mi cuñado, cortó su caminar y le pregunté: ¡disculpa espero no molestarte, mira esta semana he pasado por unos momentos muy difíciles y me ha sido imposible comunicarme con Juan, por favor me puedes decir qué es de él, porque su celular está apagado!, con una tenue sonrisa me miró y dijo ¡Anita, pero acaso no te basta ya con el daño que le has hecho, entiendo que
  • 21. tuvo una mala experiencia contigo, hasta el punto de saberlo mis padres, Ana, disculpa, no te puedo decir nada, solo que de- jes de buscar a Juan, ya no le hagas más daño!, en ese momen- to no entendí, solo disimulé dentro mi garganta se formo una gran cantidad de saliva, pero es que acaso ahora yo era el moti- vo de mi propio dolor y aun sin poder dar una explicación fe- haciente y verdadera, acaso no tenía yo el derecho de exponer la realidad de lo sucedido..hoooooooo. Nuevamente le pregunté ¡ pero Alberto que me estás diciendo, no se que han sabido, no sé de qué manera me están juzgando, mira esa es la razón por la cual quiero hablar con Juan, por favor dime donde esta, quiero hablar con el, dime por favor donde esta!, pero Alberto me dijo que no podía hacer nada, que Juan ordenó a todos que no me dijeran dónde está, ni que dieran datos a nadie del porqué no quería saber nada por entonces de mí. Pero yo entonces pedí a manera de súplica y con un tono de voz endeble lo siguiente ¡ ALBERTO, POR LO MAS QUIERAS, QUIZÁS POR EL AMOR QUE LE TIENES A MI HERMANA JULIETA, SÉ QUE POSI- BLEMENTE NUNCA PASES POR EL MOMENTO QUE ES- TOY PASANDO YO, DE CORAZÓN ESPERO QUE NUNCA LLEGUEN A SENTIR ESTE SUFRIMIENTO QUE LLEVO MUY ADENTRO, EL NO SABER DE MI AMOR JUAN Y MÁS EL NO SABER ABSOLUTAMENTE NADA DE ÉL, PIENSO QUE ES INJUSTO NO SABER POR QUÉ ÉL SE ESTÁ ALE- JANDO DE MÍ, ES INJUSTO NO SABER NADA DE ÉL, ES INJUSTO, NUEVAMENTE ALBERTO POR LO QUE MÁS QUIERAS, POR FAVOR, DIME DÓNDE ESTÁ JUAN O DIME CÓMO PUEDO COMUNICARME CON ÉL POR FAVOR!. Re-
  • 22. cuerdo que vano fue implorarle me diera razones de dónde pod- ía encontrar a Juan, solo me respondió ¡Ana disculpa, solo te puedo decir que ya no está aquí, mis padres al saber lo sucedi- do con ustedes decidieron mandarlo lejos de casa, Juan ahora se encuentra en otro estado, fue la decisión de mis padres y Juan aceptó esa toma de decisiones y pidió no dar razones a nadie de dónde está, lo siento Anita, mira la verdad no quería hacer esto, pero veo en ti que te lo mereces, yo lo llevo siempre cargado porque sabía que vendrías a mí, es una carta de Juan, es lo único que dejó para ti, tómalo y lo siento mucho, ahora disculpa tengo que continuar recorrido a mi trabajo, solo cuí- date Anita!. Alberto de esa manera se alejó, yo solo contempla- ba cómo se marchaba mientras en mi mente me preguntaba so- bre el paradero de mi amor, el motivo porque se alejó de mí, al mismo tiempo que, rompía el sobre que llevaba la carta donde en letras a puño alzada decía lo siguiente: Ana, tu más que nadie sabes que hubiera dado todo por ti, si verdaderamente tus palabras hubieran sido ciertas, quise creer que contigo las cosas podrían ser diferentes, empecé de la ma- nera más transparente y me abrí a tus sentimientos, lastimosa- mente tus acciones no correspondieron con lo que decían tus palabras, puede que algún día te sinceres contigo misma y me digas la realidad de ti, la vida es así quizás no sabemos aprove- char las mejores oportunidades, a lo mejor no supe valorarte y tenerte toda la confianza y por eso me disculpo...quiero que se- pas que independientemente de que hayas querido como hombre a otra persona yo te seguiré estimando y sí, sí te quiero, a lo mejor de la manera más sana...espero algún día podamos cono-
  • 23. cernos sin ningún misterio y podamos ser unos ejemplares ami- gos, cuídate y continua siempre adelante...nunca dejes que te sobreestimen ni que te falten el respeto, eres y seguirás siendo una agradable persona, nunca cambies, nunca digas groserías, nunca mientas, nunca hagas daño a otras personas, sigue sien- do la persona sencilla y noble que un día conocí….nunca cam- bies...cuídate. De pronto me vino una depresión inmensa al saber que no podr- ía responder con la verdad ni ver a Juan, pues fue como si un balde de agua fría hubiera caído sobre mí, nuevamente quedé perpleja, confusa y muy turbada. Dios era testigo que mi único pecado fue quizás no haber asistido al lugar donde había queda- do con Juan en la hora adecuada y quizás mi condena por hacer caso a mis compañeros y acompañarlos a esa casa maldita, ma- ligna hora en que me llevaron ahí, ahora ya no podría ver a la persona que me daba razón para tener existencia en esta tierra, razón para poder continuar con mis metas, mis objetivos asenta- dos en sobrevivir, quizás no me estaba dando cuenta, pero quizás yo fui su condena o su muerte espiritual, evidentemente tenía una religión muy juiciosa y apegada a Dios, quizás yo fui su tortura, quizás él murió espiritualmente por el ser que más quería, por una mujer. No sería el primero al que le sucede esta tragedia. Se dice que en una oportunidad en un no muy lejano lugar exist- ía un rey, durante un determinado tiempo dominó y gobernó su territorio, hasta que llegó una especie de linaje distinta a la de él
  • 24. y entre ellos una radiante y bella mujer, esbelta y delgada figura, pelo rizado y de color miel, ojos destellante como el amanecer, he aquí que el rey se enamoró de tan incalculable hermosura, dejó la jurisdicción de su territorio por seguir a esta encantadora mujer, acompañada de la adorable dama llegó hasta la cumbre más alta, tanto así que al mismo tiempo fue fruto de los senti- mientos de las balas, de la envidia y el pánico, que esa misma cumbre y divina mujer se tradujeron en la muerte del rey. Sí, pobre rey, sucumbido entre las penumbras del espanto y el rechazo de amor, haber tenido la suerte de querer hasta el punto d e l l e v a r l o a s u m u e r t e . Sin embargo no siempre lo que por amor se realiza es condena- do, pues este solo perpetró la proeza de no rendirse y ser acribi- llado por la turbación de su amada mujer, aquella que después de ver muerto a su rey se dio cuenta de su realidad, aquella rea- lidad de saber en su interior que no podía existir otro ser seme- jante que pudiera llegar a quererlo de tal manera, con tanta in- tensidad, se vio postrada ante el cuerpo desvanecido y muerto de su querido rey, viendo en su futuro una condena de saber que fue querida con tal pasión y no haber correspondido en su mo- mento adecuado… dándose cuenta de que también ella lo quiso a su manera y ya no haber podido hacer nada para evitar ese destino. Indeliberadamente el rey ascendió de la torre más alta aquel mo- numento que lapidó su muerte, a un nivel supremo… allá en la gloria del paraíso, de repente se dio cuenta de que ahí no era ya un rey, sino que todos eran sus semejantes, aun en los estrados
  • 25. superiores divinidad del todo supremo donde debió ser paz y amor se encontró con un desolado territorio, árido y estéril, du- ras batallas, cruzadas y ofensivas tuvo que superar, obstáculos adversos tuvo que sortear, pues tenía que purgar su condena por haber escogido una muerte por amor. Pero el destino le tenía una labor que cumplir, pues el gozaba a su favor algo que no todos pueden realizar, haber dejado su trono y reinado así como todas sus buenas acciones por una sola cuestión, sucumbir por amor. Sí, el destronado rey tenía que trascender a un siguiente horizonte, porque aun siendo la muerte triste y desconsolada nos lleva a un nivel que secunda nuestras acciones antes de agonizar y puede ser superior o inferior, pues este rey solo tuvo una ope- ración deplorable de haber amado intrínsecamente a una bella dama. Después de muchas contiendas de soledad y maltratos, sus lágrimas apesadumbradas se convirtieron en una torrencial lluvia de pena, llegando a formar un océano de esperanza y lue- go un mar de vegetación. De pronto nuevamente se vio rodeado de un hermoso territorio lleno de las más agraciadas variedades de vegetación y una pulcra fauna, aquella que le rendiría hono- res y majestuosidad, pues sí, nuevamente pudo ser todo un rey. Pero como todo rey que gobierna un territorio, éste precisa de tomar decisiones cautelosa y oportunamente, saber sobrellevar problemas y superar obstáculos, pues bien, este rey tenía todas esas virtudes, pero claro había algo que le faltaba, no algo de vocación sino algo externo, el magnífico rey se encontraba ape- nado con el corazón desolado y solitario, tenía todos los honores que se merece una majestuosidad pero le faltaba eso……LE FALTABA UN AMOR, pero no un amor usual, sino, UN
  • 26. AMOR SANO Y VERDADERO, pudiera existir en el universo inmenso amor terrenal, pero ya no aquel parecido al que un día lo llevó a su tragedia, porque un ser puede amar íntima y mara- villosamente pero no ser correspondido de la misma manera, durante tiempo este monarca estuvo caminando a la deriva por laberintos des engaños, pero innegablemente y por razones de equidad y justicia todo nos merecemos encontrar ese amor y ¿él?, pues él no era la excepción porque la divinidad siempre premia las acciones nobles y sinceras porque todo lo que siem- bras algún día lo cosechas, lo único que hizo este ser fue sem- brar amor. El emperador encontró la persona en quien sosegar sus victorias, sus logros, sus penas, sus aventuras, pero sobre todas las cosas SU AMOR, el rey nuevamente encontró paz y afecto y se vio dichoso de la oportunidad merecida. Ahora en sus manos estaba saber valorarla y mantenerla por el tiempo más prolongado que pueda existir… EN EL AMOR. Entonces me puse a pensar que a lo mejor dentro de esa metáfo- ra Juan pudo haber sido rey y yo la dama que lo llevo a su muer- te, pero luego pensaba, acaso no puedo yo al mismo tiempo ser esa persona en la que Juan pueda sosegar su paz y su verdadero amor, entonces meditaba que lo único que me podía nuevamente llevar hacia mi amado Juan era solamente el tiempo y así paso, dejé que el periodo transcurriera y sanara las heridas, esperando prudencialmente el momento apropiado para reivindicarme. Así pasaron los días sin saber de mi querido Juan, nunca supe en qué estado se encontraba, nunca me dieron razón de él, pasaron los meses, pasaron los años, poco a poco esos sentimientos ínti-
  • 27. mos y oprimidos se fueron disipando, evidentemente había oportunidades en que el pensamiento me traicionaba y me lleva- ba para atrás, pero ya no eran tan letales, no negaré que durante los siguientes años fui conociendo otras personas, otros amigos. En una de esas oportunidades me acerqué bastante a un compa- ñero de carrera en la universidad, durante mi primer semestre, era de esperar, pues cuando entras a un nuevo sistema de estu- dios precisas de personas más avanzadas para que te puedan guiar y yo no era la excepción, conocí a Michael, un chico con descendencia europea pero nacido en Estados Unidos, de tez clara, ojos marrones, pelo castaño, tenía algo que en verdad me gustaba y era su risa, aquella risa que dejaba huellas en su ros- tro, marcaba sendas coloridas en sus mejillas, era increíble verlo sonriendo, pasábamos mucho tiempo juntos. No había lugar de no poder estar sin él, llegaba a mis clases y siempre él estaba esperándome, era un chico encantador, no es mentira pero tenía muchas pretendientes, me ponía a pensar qué fue lo que hizo que yo le atrajera y me respondía quizás por el hecho de ser una latina, que por azar del destino y cuestiones económica hicieron que sus padres migraran a la gran Norte- américa, llegué cuando tenia tan solo 11 años, estando en esa oportunidad a mis 19 años ya me sentía parte de este país, ya era bilingüe, más hablo inglés que español, pero mis rasgos latinos, mezcla de una simbiosis de colombiana y mexicano, no los pier- do, mi cuerpo se diferenciaba en poco de la mayoría de las mu- jeres norteamericanas, mi manera de caminar, mi fisonomía, mi tono en el hablar, pero creo sobre todas las cosas el carisma y la sencillez de mi idiosincrasia, es verdad que este país ha acogido
  • 28. en su interior a miles de personas migrantes, ha dado oportuni- dad a muchas personas que llegaron en busca de nuevas coyun- turas, una de ellas es mi familia. De esa manera conocí a Micha- el, recuerdo que dentro de su picardía y con la finalidad de estar conmigo, se inventaba tareas, él tenía que tener motivos para estar conmigo y yo, yo no se lo negaba, llegué a encariñarme demasiado de él, con el pasar de los meses y al conocerlo más y más mis sentimientos se acoplaban más a Michael, fue así que después de seis meses y luego de algunas discusiones de celos absurdos, nos dimos cuenta de que lo nuestro era para más que amigos y no lo dudamos, nos dimos la oportunidad y nos acep- tamos como novios, eran momentos inolvidables, salidas a fies- tas de los compañeros, cines, plazas, discotecas, Michael me dio toda la atención que se puede dar a una mujer amada, yo me sentía siempre parte de él. De pronto llegó la conclusión del segundo semestre y al mismo
  • 29. tiempo la llegada del Año Nuevo, luego de seis meses de amor, cari- ño, comprensión, paz y tranquili- dad, aunque naturalmente siempre Michael trataba de llegar al nivel sexual, pero que yo siempre sabía cómo evadirlo, aunque él no perd- ía la chispa de sus encantos, para nosotros el amor era más dialogo, compañía, entendimiento, apoyo moral, la verdad una linda rela- ción, cuando llegó la fecha de Año Nuevo, para el 31 de diciembre, decidimos salir de viaje, claro, para ese entonces ya nosotros teníamos la anuencia de nuestros padres, por lo que todo lo que hacíamos era con su venia. Re- cuerdo que decidimos salir a una estancia de uno de nues- tros compañeros de universi- dad, no lo pensamos dos veces, recopilamos todas nuestras vestimentas apropiadas para el lugar, algunos medicamentos que nunca están de más, repe- lentes para los insectos, con todo eso, decidimos salir por la mañana. Así fue nos fuimos en el carro
  • 30. de Michael, durante el trayecto a la estancia con un recorrido de 120 kilómetros, no dejábamos de reír por las estupideces que decíamos, las bromas que siempre pasábamos, pero de vez en cuando de pronto me ponía un poco callada, asentía el rostro hacia la ventana y simplemente respiraba el cálido aire, mezcla- do entre una briza fría, recuerdo que cada vez que yo me ponía tenuemente callada, Michael me tomaba de la mano y con una voz muy sutil me decía ¡Anita, sabes que te quiero! y de pronto volvía hacia él, miraba sus claros y grandes ojos y le respondía Sí, amor pero yo te quiero más, entonces me apretaba de la ma- no y nuevamente me respondía…….¡Noooooooooooooo, yo te quiero másss!, y yo le recalcaba…¡Que nooooooooooo!, todo era risas. Era la manera en que me hacía entrar nuevamente en razón y apaciguar mis pensamientos, pero luego otra vez suspi- raba y nos veíamos como unos tortolitos enamorados, me sentía protegida por él. Llegamos al lugar destinado, los amigos nos estaban esperando, en realidad era una estancia retirada por el campo, con suaves y escurridizos arroyos, montañas con geografía onduladas, entre rocas y vegetación, las aguas cristalinas, cuando ponías atención escuchabas el cantar de las aves, el croar de algunas ranas, la fluidez y el deslizamiento del agua, era como estar en un paraí- so, era como tener una segunda ALTERNATIVA ROMANTI- CA aquí en la Tierra. Al llegar el ocaso y ocultarse el sol, todos ya teníamos listas nuestras cabañas, formamos un circulo y al medio una fogata, empezó la fiesta a la luz de la fogata y la luna llena, bajo el co-
  • 31. lorido y brillo de las estrellas, lo único artificial que existía solo eran unos motores que hacían funcionar las luces de una pista provisional para avionetas de las cuales se sacó energía para los parlantes que hacían sonar la música. Empezó la fiesta, la ma- yoría en parejas, lo que menos faltaba eran las bebidas, todo era jolgorio y alegría. Un poco más tarde y ya con algunos vasos de cervezas sobre Michael, éste me tomó de la mano y me jaló un poquito alejado del grupo, escapándonos del tumulto, estar al lado de Michael era un alivio, pues no soy de las personas que exageran con los tragos, es más, soy de las personas que evitan las bebidas pero no podía negar a Michael compartir con él, pues era un día muy especial, recuerdo que llegamos a orillas de un arroyo de aguas muy cristalinas, mirar sobre sus aguas era como mirar el cielo, en él se plasmaba tanto la luna como las estrellas, era como si sobre ese mismo arroyo descansara el cielo, nos acostamos so-
  • 32. bre la orilla del arroyo, con- templábamos el universo estelar, mientras nos tomábamos de las manos, en eso Michael me su- surró en el oído diciéndome ¡Anita, quiero que me escuches muy detenidamente porque no habrá mejor momento para po- der expresar lo que siento por ti!, entonces él me describió con una melancólica voz las siguientes líneas, a la cual yo solo escuche: — Tú lo tienes todo— dijo y siguió— tu estilo de vida, la forma de pronunciar tus palabras, tu manera de ver las cosas con la inocencia más ingenua y tierna de un niño, la personalidad de decir perdón cuando sabes que has cometido de la manera más noble un error, lo sublime y la sencillez de cómo renuncias a tu corazón cuando sabes que un ser querido precisa de ti, la entre- ga total por las personas a las que más quieres, aun por encima del sentimiento que puedas tener a un único ser amado, sí Anita, tú tienes todo eso y mucho más y por eso has transformado a este ser dentro de mí de tal manera que todas mis acciones siempre están en torno a ti y de las cuales no claudico y haces que todo el tiempo te extrañe. — Amor bello, claro que yo también te extraño cuando no estás a mi lado, respondí apasionadamente y continué— sabes que to- do en ti me va gustando día tras día, en cada sonrisa que me
  • 33. dejas, cada síntoma de amor que depones, hace que mi corazon- cito piense más en ti....te quiero de la manera más sobrenatural que te puedas imaginar. Así seguimos hablando de la manera más sincera que daba la situación: — Amorcito lindo, sé que tú eres demasiado generosa con tu amor, que haces con tus vivencias lo que el corazón te permite y no te permite, sé que tienes mucho que dar y yo mucho por albergar de ti, es verdad tus gestos de amor me encantan, pero también tus acciones que vas dejando por la vida, te quiero, te quiero y siempre te querré. Ay, mi linda novia, hoy es un día muy especial y me siento feliz de saber que tú estás a mi lado y que me quieres como yo te quiero, no puede haber hombre más dichoso en este planeta por estar al lado de tan adorable, cari- ñosa, atenta, magnífica y comprensible mujer, por eso, corazón mío, feliz día de Año Nuevo....TE QUIERO MUCHO MI CIELO MÍO. Que estas estrellas sean testigos de nuestro amor y nos guíen siempre por la senda adecuada, para que siempre alum- bren nuestro amor hasta el destino que los ASTROS lo quieran. Al terminar esas palabras, Michael me tomó del mentón y me dio un beso apasionado y duradero, en mi mente aún continua- ban sus prodigiosas palabras, pues no podía imaginarme qué tan grande era su amor por mí, yo solo me dejé llevar por sus besos, mi cuerpo se entregó sobre sus brazos y de pronto la mente se me perdió por completo, hasta cuando sentí que una de sus ma- nos después de acariciar mis piernas subió lentamente y se re-
  • 34. posó superficialmente sobre mi pubis. ……………………………………….. De pronto sentí que Michael descansaba su cuerpo sobre el mío, delicadamente, después de habernos dado un beso apasionada- mente casi sobre la llegada de la hora para el año nuevo, muy suculentamente, colocó sus manos en mis senos. En ese momen- to era la primera vez que Michael cometía un acto impuro al desgarrar sutilmente mi vestimenta hasta llegar sus manos a mis senos, no satisfecho con eso sus dedos se entremezclaban entre mis pezones y el corpiño, sin darme cuenta mis tetillas se exten- dieron y se enduraron, a la vez que mi piel se erizó, poco a poco esas manos fueron deslizándose sobre mi esbelto cuerpo, bajan- do desde los senos y sobrepasando mi ombligo, sentía cómo esas manos recorrían mi proli- jo cuerpo, en ese momento mis pensamientos estaban nubla- dos, pero repentinamente y una vez que sentí que sus manos llegaron al umbral de mi vien- tre, mi mente despertó y reac- cionó drásticamente de tal ma- nera que empujé a Michael y me rebelé diciéndole: — Qué estás haciendo— para ese momento y al sentir excita- ción en mi vientre también vi-
  • 35. no a mi mente una confusión entre excitación y repudio por aquel momento en que me encerraron en el baño, aquella instan- cia fatídica en el que hizo que Juan me abandonara. Inesperadamente llegó Juan a mi mente e hizo que yo reacciona- ra bruscamente sobre Michael, el cual con asombro y muy ape- nado me preguntó: — Ana, qué sucede— Mi rostro se tornó muy ruborizado y avergonzado — Michael, disculpa y espero me entiendas, no estoy preparada para esto, he tenido una mala experiencia de la cual no me quiero acordar, pero inesperadamente llegó a mi mente, no te confundas más yo en verdad te quiero…..sí te quiero……pero por favor perdóname….perdóname— Me levanté temblorosa y solo atiné a salir de ahí, recorrí sin dar- me cuenta una distancia sin rumbo alguno, perdí la noción del espacio y del tiempo y no me di cuenta de que Michael estaba detrás de mi gritándome que me detuviera. Me sostuvo en sus manos y me exclamó: — Ana, está bien, no sé qué pudo pasar contigo antes, pero solo quiero ayudarte, sabes que haría todo para que tú fueras feliz, tranquila, solo dime que quieres que haga — Lo siento, en verdad lo siento, solo quiero que me lleves a ca- sa, por favor llévame a casa— lo dije con tono apesadumbrado y entre lloriqueo. Él solo me cobijó en sus brazos y me sacó de ese lugar.
  • 36. Durante la siguiente semana tratamos de ser cautelosos con no- sotros dos, Michael en ningún momento más tomó el tema de Año Nuevo, eso la verdad me gustaba de él, pues entendía que me hacía daño y nunca me hacía sentir mal. Luego de una sema- na todo volvió a la normalidad con nosotros, otra vez éramos los dos tortolitos enamorados en la universidad, por alguna razón nuestros padres asimilaron bien nuestra unión y todo era perfec- to, recuerdo los momentos en que Michael me hacía recuerdo: “Anita, cómo estás en tus estudios, tienes algunas materias pen- dientes, sabes que tu padre confía en mí y pues yo no quiero de- fraudarlo, te quiero demasiado, pero al mismo tiempo tengo preocuparme por tus estudios, puedo ser a veces un paternalista contigo, sé que no debo pero lo tengo que hacer para cerciorar- me de que todo en ti está bien”. Ese era Michael, me hablaba con una delicadeza y tranquilidad. Una oportunidad de esas salimos de la universidad y con los compañeros y amistades nos fuimos a almorzar a un bello res- taurante, ese lugar era frecuentado por parejas enamoradas, de- bido a que tenía algo atípico a los demás, era una rocola, una consola de música y las parejas solían bailar y dedicarse cancio- nes al mismo tiempo, era en lindo lugar, luego de almorzar y en el momento que estábamos en el postre Michael me tomó de la mano delante de todas las amistades y me dijo: — Linda, sabes que eres la perla que todo pirata añora, eres la rosa que todo jardinero envidia, eres la sirena que todo océano requiere, eres el ángel que todo cielo desea, he llevado contigo ya meses en los que me has dado solo felicidad y comprensión,
  • 37. me postro aquí a tus pies y de rodilla y teniendo de testigos a los seres que más quiero es que te pido ¿QUIERES SER MI ESPOSA?, en eso sacó una cajita con un anillo y lo le- vantó hacia mí. Quiero hacerles notar que ese momento ha sido una de los más recordados, pues nunca nadie me había pedido ser su esposa y más de esa manera. Como verán, en ese mismo instante mi rostro se tornó co- lorado, mis mejillas se ruborizaron, mis amigos quedaron per- plejos de asombro y ni que decir yo, ver en ese instante a Mi- chael, la persona con la que nunca había hecho en lo más íntimo un escena de pasión, aquella que me había respetado tanto mi espíritu como mi físico, de rodillas con una mirada hacia mí, esperando una respuesta. Entiendo que la vida nos da sorpresas, en el momento en que yo iba a responder positivamente, una pareja salió de su mesa y se puso a bailar, en eso se escuchó la canción Algo más, aquella canción que caracterizaba a Juan y a mí, aquella canción que él un día me dedicó, aquella canción en que juramos siempre ser algo más que un simple querer y donde nos juramos nunca de- jarnos, ...amalaya el momento en que se escuchó esa música, e
  • 38. inoportuna la hora, pues otra vez vino a mi mente Juan, me quedé sin palabras, aquella respuesta que ya le tenía a Michael se quedó bajo mi paladar, se transformó en un nudo. Mi saliva se secó, mis labios no se pudieron separar y mi corazón me hizo entender otra realidad, que aún amaba a Juan, pues sí. en ese momento solo atiné a mirar a mis amistades, soltar la mano de Michael y salir corriendo del restaurante… solo salir corriendo, no respondí nada, Michael no me siguió, continuó de rodillas mirando cómo yo salía fuera de ese lugar, yo solo no miré hacia atrás, mis oídos no escuchaban absolutamente nada, simplemen- te la canción que sonaba de fondo. Ese fue el momento y la úni- ca vez que me pidieron la mano para esposa, ese fue el momento quizás en que Michael vio en mí otra realidad, pues continuaba confundida, adoraba, quería y amaba a Michael, pero mi mente no olvidaba a Juan. Así pasamos esos momentos con Michael, tanto la noche de Año Nuevo y aquel día en el restaurante, quizás no fueron los mejores ni los más indicados, más bien para mí los momentos que tengo que dejar en el pasado. Luego de esas ocasiones y al pasar los días hubo cambio en mí que Michael fue notando con el transcurrir del tiempo, curiosamente estábamos juntos pero al mismo tiempo distantes, creo que con el pasar de los días se dio cuenta de que mi mente no se concentraba totalmente en él; sin darnos cuenta nos estábamos alejando, afablemente Michael se fue adosando a nuevas amistades, a lo cual yo no ponía reparo alguno, hasta que un día sucedió lo previsto, él conoció a otra bella chica y pues, entendía que seguramente él encontró en ella lo que no pudo encontrar en mí, acepté mi derrota con resigna-
  • 39. ción pues yo fui causal de la misma, aunque él me seguía dicien- do que solo a mí me quería, me adoraba y que me amaba, pero ya no era suficiente, sin decirnos terminemos simplemente nos fuimos alejando. EL PASADO OTRA VEZ ASOMA EN EL PRESENTE Estando yo en el sexto semestre de mis estudios en Psicología, a mis 21 años, un día de esos vi preocupado a Alberto, en eso el se me acercó y me preguntó después de saludarme: — Anita, disculpa, te puedo quitar un poquito de tu tiempo — Sí, claro no hay problema, le respondí y nos sentamos en un banco de la placita frente a la universidad. — Ana, hace una semana tuve problemas con Julieta y desde ese día no he vuelto a saber de ella, en todo el tiempo que estamos juntos nunca ella se había alejado de mí y la verdad estoy muy preocupado, Ana, te pido por favor me puedas decir qué pasó con ella, dónde está. Yo sabía que Julieta, mi hermana, había aprovechado unas vaca- ciones en su trabajo para salir de la ciudad a visitar a mis tíos que viven en Masachusett, pero no sabía que estaba peleada con Alberto. De pronto se me vino en mente aquel día en que yo precisaba saber de Juan y nadie me quiso dar respuesta alguna, entonces le respondí: — Alberto, hubo una oportunidad tiempo atrás en la que yo pre- cisaba saber de la persona que más quería, tú sabías dónde es- taba y nunca me quisiste dar razón de él, en ese momento te dije
  • 40. que yo esperaba que tu nunca pasaras por esto, pero veo que ahora te darás cuenta de qué tan triste y abatida estaba ese día. Mira, Alberto, sé dónde está, pero si Julieta no te lo dijo sus razones tendrá y dis- cúlpame no puedo hacer nada al respecto. Recuerdo que en ese momento él me puso sus ojos fijamente en mi y asumió, pienso, por su grado de culpabilidad, agachó la cabeza, me agarró de la ma- no y con voz muy temblorosa me dice: —Anita, en verdad, pero en verdad ahora te pido perdón y dis- culpas por mi accionar. En ese momento no entendí el amor que le podías tener a Juan, en verdad perdóname— se quedó un mo- mento callado cabizbajo y luego añadió: ¡ahora entiendo cómo te sentías y también entiendo que tienes tus razones para no de- cirme dónde está Julieta, disculpa no quise molestarte!. Largó mis manos se dio la vuelta y empezó a caminar con los pasos entumecidos, al verlo así se me desdobló el corazón, entró en mí una gran pena y me di cuenta de que no podía pagarle con la misma moneda, pues nunca fui una persona rencorosa y al contrario siempre fui una persona muy quebrantable de corazón,
  • 41. de pronto de mi interior dije a Alberto que esperara, que nadie merece que le cambien el rumbo de un amor, mas si éste está fundado en la verdad y la comprensión, después de todo ellos siempre se han querido y amado. Y así fue, le dije que estaba en casa de mis tíos y que solo estaría por dos semanas aprovechan- do las vacaciones, hasta le di el número telefónico de mis tíos, en eso Alberto me agarró de las manos, me abrazó y me dio, con la alegría figurada en todo su rostro, las gracias, que él hab- ía cometido un error con mi hermana pero quería explicarle las razones y pedirle perdón y que le concediera una oportunidad, entonces me siguió diciendo y agradeciendo: — Gracias Anita, sabes eres una mujer muy comprensiva, discul- pa en verdad de corazón que no me hubiera dado cuenta en su momento, pero si de algo de repente salve mi culpa y pueda yo reivindicarme, déjame decirte dónde está Juan y darte su núme- ro telefónico para que lo llames. — No descuida no hace falta, ya paso mucho tiempo y no tiene importancia— le respondí. Pero el insistió, me explicó dónde estaba y me dio su número telefónico, luego y antes de despedirse me dijo: — Anita, disculpa, no te dije pero Juan tiene un hijo y está convi- viendo con la madre de su hijo, bueno te dejo, gracias y cuída- te— después de un silencio inopinado y al ver cómo Alberto se retiraba, no atiné ni siquiera a despedirme de él, curiosamente no me salieron las palabras. Es raro, no sé por qué quedé atónita, cuando era obvio que después de seis años él a la edad de 23
  • 42. años hubiera formado una familia, quizás porque aún mantenía la esperanza de poder yo estar a su lado. En ese momento mi cuerpo se estremeció y vinieron a mi mente recuerdos del pasa- do, aún no quería aceptar que fuese cierto lo que me dijo Alber- to, pero era la realidad. Todo lo que tenía en mi interior con re- lación a los sentimientos de amor hacia Juan se desvanecieron por un instante, pero luego me vino la curiosidad de saber cómo estaría él, quién era la mujer con la que vivía, cuántos años tendría su hijo, eran felices, en fin muchas interrogantes que ca- da vez me atormentaban más y más. Tanto fue así que una semana posterior a lo sucedido con Alber- to, no aguanté más y me decidí a hablarle, saqué fuerzas de mi interior, suspiré profundamente y digité su número de celular, eso me hizo recuerdo a seis años atrás cuando marqué durante una semana y nunca me contestó, ahora estaba ansiosa en que me contestara, no sabia qué le di- ría, quizás solamente quería escu- char su voz. Marqué el número y pulsé la llamada, empezó a correr y el timbre a sonar, recuerdo en- tonces que el backtone que se es- cuchaba de retorno de su celular era relacionado con una canción que tenía de tema No me acostum- bro, una hermosa música románti- ca, la cual hacía notar que él no se acostumbraba a estar sin su chi- ca… ainsss, en ese momento
  • 43. mientras escuchaba el tono musical me venía a la mente las ve- ces que le quería explicar, qué sucedió en esa oportunidad la última vez que nos vimos, decirle muchas cosas pero de pronto escuché ¡HOLA!, ese tono de voz penetró hasta lo más profundo de mi ser llegando hasta el rincón mas recóndito de mi corazón, pues no pude responder mientras la voz nuevamente me contes- taba ¡Hola, quién es… ¡con quién quiere hablar!, saqué fuerzas de mis entrañas y respondí con lo primero que se me vino a la cabeza: — Juan Carlos, eres tú, soy yo, Anita — ¿Eres tú Anita Campos? Cuando me dijo eso supe que no me había olvidado, entonces llegó hacia mí una sensación de paz y pude respirar con las pul- saciones de mi corazón en moderación, me relajé y solté con la confianza que acostumbrábamos tener en nuestra conversación. — Sí Juan, soy yo Anita, me facilitaron este número y pues no dudé en saber de ti. Te será un poco un extraño, pero quería saber de tu existencia, me comentaron mucho de ti y la verdad pues quería saber de tu propia voz cómo estabas — jajaja, Ana, vaya qué sorpresa, la verdad no esperaba una lla- mada tuya, pero créeme, no sabes cuánto me alegra escucharte. Seguramente te habrán dicho que estoy viviendo aquí en Flori- da, bueno mi vida cambió bastante, ya no soy testigo de Jehová, me aparté un poquito del cristianismo, tengo un taller de mecá- nica y en mis ratos libres estoy tocando con un grupo de regga- etón, todo me está yendo relativamente bien.
  • 44. En eso le corté y le dije: — Juan, me han dicho que ya eres padre y que estás felizmente casado — Oh ¿sí?, bueno en realidad tengo un hijo de 5 añitos, bueno casado no estoy, verás es un tema muy delicado, sucede que al momento estamos separados y al parecer estableceremos nues- tras vidas de manera apartada, en fin, pero cuéntame tú cómo estás Ana, no he sabido casi nada de ti, dime cómo estás. En eso hice un pequeño silencio, por alguna razón quería decirle lo mucho que pensaba en él y que quería que me entendiera lo sucedido hace seis años, pero terminé diciéndole: — Pues nada importante, quizás solo el hecho de que ya estoy entrando al séptimo semestre de Psicología y nada, como siem- pre con mis padres aún comiendo de la fuente familiar, dije en- tre risas — Pues qué bien Ana, me alegra por ti, muy pronto serás una espectacular profesional conociéndote y con el carisma que tie- nes serás una ejemplar profesional y estoy seguro de que ahora ya tú has madurado bastante para bien tuyo— me dijo de mane- ra sarcástica, sabiendo lo que me hizo — Juan, evidentemente el transcurso de la vida lo hace madurar a una, pero no creas, aún sigo siendo la chica inocente, claro que esta vez pienso dos veces antes de hacer algo que puede no estar bien, sin embargo no te voy a mentir que inexplicablemen- te peco de inocente, en fin Juan, pienso que eso también es par- te de la vida— respondí rápidamente.
  • 45. Nos quedamos unos segundos en silencio y luego Juan me dijo: — Ana, dentro de dos semanas estoy yendo para la casa de mis padres, me gustaría verte, si no es incomodo para ti, pues por ahora estoy un poco ocupado, pero sabes en verdad me alegró saber de ti y más aún saber que estás bien, ya sabes mi número de celular, llámame cuando gustes — Claro Juan, sabes el gusto es mío y me encantaría también verte y conocer a tu hijo, por supuesto que no me es nada in- cómodo, al contrario, solo cuídate y más luego cuando estés menos ocupado platicamos más por el celular, en verdad tam- bién para mi ha sido lindo escucharte— en eso me cortó. Yo solo quedé con el auricular del teléfono en mi oído a lo me- jor queriendo escuchar más su voz, o tal vez esperando que me diera la oportunidad de decirle lo mucho que lo extrañaba y al mismo tiempo que me perdonara si hice algo malo en su mo- mento, no sé, pero me quedé con sabor a más. Sin darme cuenta pasaron las dos semanas, por alguna razón quise llamar nuevamente a Juan pero me dije no, a lo mejor es- taba yo esperando que llegara y hablar con él de frente y así fue. JUAN NUEVAMENTE ORIGINA ESTÍMULOS Una mañana de esas sonó mi celular, de manera normal contesté con un hola, de pronto me dicen: — Hola Anita, soy yo, Juan Carlos, me gustaría verte, dime de
  • 46. repente puedes. De pronto se me vino a la cabeza, acaso cuando estamos pen- sando en una persona con mucha intensidad será, me pregunto que esa persona atiende tus pensamientos y también piensa en ti, pues Juan estaba en mi mente todo ese día y ahora escucho su voz, muy ruborizada le contesto: — Juan, hola, cómo estás—, luego un segundo de silencio, des- pués le respondo: Juan me preguntaste que si puedo verte, te refieres frente a frente, dime acaso estás ya en casa de tus pa- dres. — Sí Anita, estoy aquí mismo a pocos kilómetros de tu casa y sería bonito verte En ese momento se me hizo una trabazón en la garganta, me quedé en silencio por unos segundos, luego me di cuenta de que no estaba preparada para poder verlo de frente, aunque toda la vida luego de la última vez que estuve con él estaba esperando por este momento, entonces repentinamente salió mi voz y le contestó: — Juan, en verdad para mí sería hermoso poder estar contigo ahora mismo, pero hoy es viernes y estoy todo el día en la uni- versidad pues tengo algunas prácticas con mis auxiliares y la verdad estamos en días de evaluaciones. Mira, por ahora no puedo pero mañana es sábado, por lo que dispongo de todo el día, en tal caso me gustaría que postergáramos esta cita para mañana, te parece bien así Juan.
  • 47. No sé por qué le mentí , si en realidad disponía del tiempo por la tarde y noche para poder estar con él, pues era algo que en reali- dad lo deseaba con todas mis ansias; sin embargo, me dio mu- cha pena y miedo a la ves, en ese momento Juan me respondió: — Pues que penita, vaya la verdad estaba con ganas de verte ahora mismo, pero bueno te entiendo primero son tus estudios, veo que te has vuelto en una persona muy responsable, has cambiado bastante, al parecer el tiempo ha hecho desarrollarte, eso dice mucho de ti y la verdad me alegra que seas así. Bien Anita, pues entonces que sea mañana, mira ¿te parece bien por la noche?, voy para tu casa te recojo y vamos a tomar un café por ahí, te acuerdas el lugar donde siempre íbamos, el restau- rante a tres cuadras de tu casa, allí donde preparan unas espe- ciales hamburguesas, aquellas que te gustan demasiado, ¿te parece bien que vayamos allí? Me quedé un momento en silencio y luego le dije: — Claro, me parece bien... pero… no… espera en realidad mira pienso que sería mejor que no me vayas a recoger a mi casa, ¿por qué no nos vemos ahí mismo en el restaurante?, ¿te parece a las 7:00 de la noche? — Me parece bien, ahí estaré esperándote, bueno Anita entonces te veré mañana, cuídate, un beso, chao, así se despidió de mí. AL DÍA SIGUIENTE El sábado debió ser un día como todos, durante la mañana acos- tumbraba realizar mi deporte favorito, fútbol, es muy curioso
  • 48. pero indudablemente era el deporte que más practicaba y no so- lo entre mujeres, pues también entre varones, fue así esa mañana como la mayoría de los sábados, realice la práctica de fútbol, me gustaba aparte que moldeaba mi silueta, afianzaba mis pompis y sobre todo me endurecía los morocos de las piernas, creo que esos detalles de mi cuerpo hacían que me tuvieran envidia mu- chas de mis compañeras. Llegué a casa a horas de almorzar, lue- go de darme un duchazo frío, la hora de la siesta, la realicé con el pensamiento en Juan, pues ese día desde que me levanté esta- ba con la mente puesta en Juan, no pudo ser de otra manera, por la tarde al acostarme a la hora de siesta, mi mente solo esperaba que llegaran las siete de la noche y al fin poder verlo y poder decirle la realidad de las cosas y de lo que sucedió ese día que aún en mí no lo olvida, cuando me encontró en el baño con un compañero, día que hizo cambiar en mí la situación sentimental, recuerdo que me levanté como a las cuatro de la tarde, mi des- canso fue muy placentero, evidentemente no podía dejar de en- trar a mi vicio, el internet y decirles a todos mis amigos que es- taba por ver a quien hizo de mi vida una ilusión de amor, así fue entré a la pagina Facebook de internet, entré también a la pági- na OovoO, donde usualmente chateaba en cámaras con mis ami- gos, entre al MSN, entré adonde más podía hacerlo y hacer notar a todo mundo que esa noche estaría en los brazos de mi amado Juan, aunque ya no era mío, sin embargo me quedaba la ilusión de creer que podría ser así. A las 5:30 de la tarde dejé el internet, me acosté en mi cama mi- rando hacia el techo y solo me puse a meditar y vaciar todo lo que tenía en mi mente para solo concentrarme en Juan, me pre-
  • 49. guntaba cómo pudo ser, que él llegó a estar con otra chica y te- ner un hijo en ella y olvidarse de mí, cómo pudo él estar tanto tiempo sin saber de mí, me ponía a pensar será que él no me qui- so de la manera que yo lo quise, se me venían tantas cosas en la mente tratando de encontrar una excusa para creer que en reali- dad él sí me quería de la manera como yo a él. A las 6: 00 me preparé para salir, pues para mí tenía una cita muy importante con Juan Carlos, quizás la que siempre estaba esperando y así fue, para ser un sábado la noche estaba un poco calmada, el clima era tenue y pausadamente templado. Me vestí de una manera solemne pero al mismo tiempo sensual, dejando ver mis atributos pero de la manera más fina, por ese entonces mi pelo estaba de color castaño y con una largura que hasta podía llegar a mi cintura, en este caso tenía puesto un escote en mi delantal blanco de tal manera que era inevitable no admirar- lo, claro estaban expuestos mis atributos que, yo para disimular- los un poquito, colocaba mis largos pelos sobre ellos, haciendo que se vieran algo delicados e inmaculados. Agarré las llaves del coche como a las 18: 45, encendí la movi- lidad y tomé rumbo hacia mi amado Juan, la plaza frente al res- taurante donde siempre nos veíamos cuando éramos enamora- dos, estaba a una distancia de 10 minutos, cerca en realidad, lle- gué tres minutos antes de las siete de la noche, bajé de mi carro y muy sutilmente y con la mirada hacia todos los lados en busca de él, fui caminando hacia una banqueta, delicadamente tomé asiento, vi a la gente que pasaba y pasaba, más allá algunos ni- ños jugando con sus perros, para ese entonces ya las personas de
  • 50. ese barrio no se acordaban de mí, porque cuando iba por esos lados era aún una niña. De pronto ya eran las siete de la noche, no me preocupaba porque Juan siempre acostumbraba llegar con un retraso relativo de 10 minutos, lo único que hice fue cerrar mis ojos y dejarme llevar por el tiempo recordando los momen- tos aquellos en que pasaba al lado de mi entonces novio Juan en esa misma plaza, pero era imposible cada que escuchaba el fre- no de un vehículo mis ojos se abrían pensando que era su llega- da, así cuando me di cuenta eran las 19:15, quince minutos lue- go y nada él, pues yo aún sentada en esa banqueta esperando por él, tenían que pasar seis años para poder volverlo a ver, pero esos minutos eran tan eternos…miré mi reloj y ya había pasado media hora… wowwwwww…..30 minutos y nada Juan… de pronto tuve una decaída emocional, me vino una depresión… qué pasó con Juan, qué ha sucedido con Juan, por qué no está aquí, por qué no está conmigo. En ese momento pasó una brisa tenue sobre la plaza, levanté la mirada y vi que ya los niños des- pejaban el lugar como si supieran que las horas bellas en esa plaza tenían que acabarse, miré el reloj y decían las 19:45, ca- bizbaja como estaba, mi fuerza interior me decía levántate Ani- ta, ya tienes que tomar marcha hacia lo real, pues al parecer Juan me hizo una broma y por primera vez me dejó plantada, sí, me levanté casi con lágrimas en los ojos de rabia, con el coraje de saber que quise decir a la persona que una vez ame las razo- nes del porqué me encontró encerrada en un baño con otro hom- bre, pero nuevamente no pude, subí a mi carro pero antes de prender marcha, miré nuevamente hacia la plaza con la esperan- za de ver a Juan pero no llegó nunca.
  • 51. Pues sí, eso mismo me pasó el día que pensé ver otra vez a mi querido Juan, pasó un día y no tuve noticias de él, pasaron dos días y nada, al tercer día su hermano Alberto nuevamente me sorprendió con una trágica noticia, al verme yo que trajinaba muy seguido por su casa, pues me llamó en una tarde que pasa- ba por ahí y se me acercó muy ligeramente, me sostuvo de la mano, me saludó casi con el rostro agachado, levantó sus ojos y con una voz entrecortada me dijo: — Ana, sé que estás en busca de Juan y al parecer aún no te has enterrado de lo sucedido, veo en ti que a lo mejor aún lo sigues queriendo como hacen seis años, veo en ti que aunque mi her- mano no te hubiera perdonado por haberte encontrado en una situación crítica y no hubiera sido capaz de comprenderte, aun- que tú le has demostrado lo mucho que lo querías y la fidelidad que le tenías, aunque tú le hiciste saber por todos los medios que solo a él amabas no supo darse cuenta de la realidad y no valoró el verdadero amor que le tenías, aun así él decidió hacer lo más sencillo… evadirse y olvidarse de ti…..veo que aún así tú lo sigues queriendo… créeme Anita que no había visto antes señales de amor como el que tú tienes hacia él, pero Anita tengo que decirte algo que estoy seguro no te lo esperas…. pero quie- ro que comprendas que muy dentro pero muy dentro de mi her- mano Juan llegó a perdonarte aunque nunca te lo hizo saber y creo que de eso se lamentará el resto de la vida, pues ahora es demasiado tarde… Ana mi hermano tuvo un lamentable suceso el cual le privará de su libertad de por lo menos 30 años, con esto quiero decirte Ana que el viernes por la noche en una dis- coteca de la zona por descuido mi hermano quitó la vida a un
  • 52. muchacho y por eso en este momento y desde ese viernes por la noche, él esta en la cárcel… siento decirte esto Anita porque sé que también tú lo quieres tanto como nosotros su familia. Cuando terminó de decir eso Alberto, era para mí muy difícil de creerlo, es decir no podía aceptar que me estén pasando dos ve- ces la misma situación de no poder hacer nada para poder ver a Juan para poder explicarle muchas razones, ahora en este caso cuando él me dijo que está en la cárcel encerrado, pues se me fueron las esperanzas de que algún día lo pueda hacer y creer que Juan haya podido volver conmigo. Me desvanecí, interior- mente se desplomaron mis sentimientos y por un momento solo quedé respirando profundamente…ainssss..., no lo pude evitar se me salieron las lágrimas y sin darme cuenta ya me había ale- jado de Alberto. Caminé apresuradamente con rumbo descono- cido que ni oportunidad tuve de despedirme de Alberto, a lo que él solo se quedó parado y apesadumbrado, se me cruzaban mu- chas interrogantes por la mente, por qué hizo eso, por qué lo hizo, por qué tuvo que matar a una persona justo el día antes cuando tenía que estar conmigo, por qué no pensó en mi, por qué cuando hace seis años él me abandonó, por qué si en verdad me amaba no me escuchó, por qué si él sabía que fue la primera persona a quien entregué mi amor, mi alma mi virginidad, por qué no pudo darse cuenta de que solo a él y solo a él lo amaba, por qué tuvo que tener un hijo con otra chica, por qué se alejó de mi….por qué. Caminé bastante y solo miraba al cielo preguntán- dome acaso es justo que una persona que tanto ama no puede encontrar felicidad, se acabaron mis lágrimas de tanto llorar y solo me resigné a la realidad y regresé a casa, casi por la noche,
  • 53. ese día no lo olvido jamás. Pasaron días, semanas, meses y me decían por qué no vas y lo visitas, había pasado ya un año desde esa oportunidad en que Alberto me dijo respecto a lo de Juan y desde ese entonces aún no tuve el valor suficiente de afrontarlo e ir a visitarlo, por esa temporada yo estaba en mi cuarto año de universidad en la ca- rrera de psicología, me dedicaba a mis estudios, salía con mis compañeros, sin embargo con el pasar de los meses decidí salir de mi casa e irme a vivir con mis tíos, después de lo sucedido con Juan, mi vida tomó otro rumbo, a tal punto que tuve proble- mas con mis padres, descuidé un poco mis estudios, llegaba tar- de a casa, la verdad por poco y degenero mi educación, tuve el apoyo de uno de mis familiares el cual me encaminó por la sen- da de la moral y pues vio conveniente llevarme a su casa, allí estuve mas tranquila, mis tíos me trataban de la mejor manera, encontré en ellos a las personas en las cuales podía confiar. Hace ya dos años que no veo a mis padres ni a mis hermanos, aunque no pasó un día en que no me comunicara con ellos por teléfono, los extraño mucho, los quiero demasiado, siempre me cuidaron, en especial mi hermano mayor, en fin había estabiliza- do mi vida, las notas en los estudios no bajaban de 90 puntos y encontré en el internet el medio de distraerme en casa, pues sí, por el Facebook tenía bastantes amigos con los cuales siempre estábamos en contacto, los cuales también me apoyaban, amigos que sin conocerme de manera personal veían en mí la persona sencilla y sensible que soy, acababa de cumplir 23 años, pero desde hacía once meses había conocido a dos persona por este
  • 54. medio, el Facebook, el cual me han llamado la atención, y son con los que más compartí en su momento, sin embargo hay algo que en verdad aunque suene raro pero sí, extraño también a mi ex Michael, antes nos manteníamos en contacto o por el MSN o por el celular aun siendo mi amigo, teníamos una buena comunica- ción, creo que él tenía ya su no- via, no sé, aunque nunca dejó de decirme que seguía queriéndome, es curioso decirlo pero me acostumbré a esas palabras pues me hacían sentir querida, es una pena que hubieran pasado ya dos año sin saber nada de él. Al respecto de estas dos personas las cuales me quitan el tiempo en el internet, tengo que hacerles notar la realidad de los hechos, pues también son parte de lo sucedido en mi etapa de madurez. Un día de aquellos en que entraba al MSN, una amiga me dijo que tenía fotos para mostrarme, pero que estaban en su Facebo- ok, eran de la oportunidad en que fuimos a la playa, entré a la cuenta y por allí nos escribimos. Entré y mi amiga Luana me dijo que me fijara las fotos de fecha 20 de abril, pues fue la pri- mera vez en este año que fuimos a la playa, que ahí también yo estaba, diciendo entre risas. Me fijé en las fotos y así fue, las fotos estaban un poco cómicas pero muy distraídas. Cuando de repente me llegó una invitación de una tal REBELDEDT, luego
  • 55. de ver su foto observé que era un chico muy apuesto, no dudé en aceptarlo, lo primero que me escribe es ¡acaso es usted la chica más hermosa y sexy del face!, y yo le respondí en tono de bro- ma ¡sabe lamentablemente se ha equivocado de chica… así que lo eliminaré!, entonces me respondió ¡no disculpe usted, no quiero ser arrogante y maleducado, evidentemente puede usted no ser la más bella del face, pero no niegue que puede darle la oportunidad de por lo menos ser la más bella de un pobre y no- ble corazón… no mentira, no me tome a mal ni me juzgue incon- venientemente, créame que soy de las personas de las que me- nos me fijan en el aspecto físico de los demás, más aún cuando se trata de solo establecer una conversación y conocer gente linda, vera usted entonces que mi única intención es relacionar- me con la mayor cantidad de personas y, claro, si se da el caso pues hacer una linda amistad, esa fue la razón por la cual le mandé la invitación, pero la entiendo, pues puede ser de las personas que seleccionan a sus amistades y a lo mejor yo no estoy dentro de ese grupo y no cumplo sus exigencias!. Entonces se cortó, por un segundo solo me quedé sin escribir y no responder nada, me preguntaba que si no lo aceptaba como amigo él pensaría luego que sería yo una persona muy seleccio- nadora en las personas y eso la verdad nunca lo fui, más al con- trario, siempre fui abierta a las amistades y me gusta relacionar- me con toda clase de personas, pero al mismo tiempo si lo acep- taba también pensaría que a lo mejor le estoy dando oportunidad para que me siguiera escribiendo de manera jocosa, atrevida y petulante, pero en fin nada perdía en darle una oportunidad des- pués de todo simplemente estamos en la computadora, y le res-
  • 56. pondí, ¡me pregunto que, si lo acepto como amigo, será que ya no hará una arrogancia de su galantería conmigo!, y el respon- dió con una risa picaresca y luego dijo, ¡jejeje...tiene usted razón, me disculpo por si acaso le falté el respecto, pero le pido que no me juzgue por tan solo unas letras! Pues sí, recuerdo que con esas frases conocí a REBELDETD, que a primera impresión era un tipo petulante y mujeriego, pero el destino me tenía otra causa con él. Con el pasar de los días poco a poco fui dejando a mi amiga Luana y más estaba en contacto con mi amigo REBELDETD, que por suerte ya no fue más petulante, pero no voy a negar que de vez en cuando era muy galante conmigo y eso sí que me gus- taba y hacía quedarme prendida para saber mas de él, recuerdo que luego de dos semanas de conocerlo por el Facebook cam- biamos a otro medio de chat, en este caso un chat en el que se podía crear un avatar pero en dos dimensiones, una sala de chat donde se podía entrar a diferentes países y conocer a cantidades de personas que tú pudieras imaginar, un medio de chat donde tu imaginación podía hacer los cambios que quisieras a tal punto de transformarlos a tu semejanza el avatar, vestirlo y transfor- mar el rostro de la manera que quisieras, en fin, era un medio de chatear pero con avatares en dos dimensiones, se llamaba WA- BLIN. Nos gustaba ese medio de distracción el cual desplazó entre mis preferencias al Facebook, porque ahí solo entraba para ver los mensajes que me dejaban mis amistades y las fotos, pero
  • 57. todos los días permanecía en WABLIN acompañada del petu- lante de REBELDETD, pues sí, encontré en él una persona en quien confiar. Después de un mes de conocernos recuerdo en una fecha de fin de mes, fue un día 30, pues estando en una de las salas de WA- BLIN me escribió: — Anita, mira te he conocido desde ya hace un mes y pues con el pasar de los días de alguna manera me he acostumbrado a tus letras, a tus sentimientos, a tus bromas, a tu manera de ser con los demás y sobre todo a la forma como me tratas. Veo que en este medio de chat aquí, acostumbran los avatares a tener novia y hoy cuando te vi con otro de tus amigos pues sentí cosquillas y mariposas en mi estómago y me dije que si tengo que tener no- via aquí…esa persona tendrías que ser tú, por eso te pido Anita aquí, de la manera más delicada ¿quieres ser mi novia virtual? ¡Wow!, cuando me dijo eso REBELDETD quedé estupefacta de asombro, quizás no fue la mejor y excelente forma de pedirme ser su novia, pero bueno tengo que decir que yo había entrado a ese medio solo a distraerme mas no para tener un novio. Estaba con la duda de qué responder, pero era verdad también me había acostumbrado a él, no era como lo había catalogado al principio, no era como se veía un petulante, un arrogante, no era un muje- riego; al contrario, me demostró ser una honesta persona y fiel amigo, me acompañaba a todos lados dentro de ese medio chat, siempre estaba pendiente de mí, era muy respetuoso y sobre to- do demasiado cariñoso, era verdad que aún no nos conocíamos
  • 58. del todo, pues solo eran avatares, nunca nos habíamos visto por cámara ni tenido comunicación mediante micrófonos sino que todo era virtual. Pero pensé que dentro de este juego si alguien tenía que ser mi novio tendría que ser REBELDETD y pues le respondí con un rotundo sí, a lo que él hizo mediante su avatar un movimiento de felicidad con un …..YAY…., pues sí, nos abrazamos y luego con otro movimientos simbólico de los ava- tares nos dimos un ’KISS’ y luego un hahaha de felicidad, pues nos dimos cuenta de que los dos buscábamos eso. Así luego cumplí de novia virtual de REBELDEDT, un mes y luego dos meses y luego tres meses, todo era felicidad, para ese entonces ya no teníamos privacidad en nada, nos habíamos en- tregado totalmente no solo era WABLIN, sino también Facebo- ok, MSN, micrófonos, cámaras web, celulares, en fin, pasamos de un nivel de amor de juego a algo más que internet, solo que nos costó aceptarlo, recuerdo que a las dos semanas de ser no- vios virtuales yo le dije que lo amaba, a lo cual me respondió: — Anita, disculpa bonita, sabes que te quiero de una manera muy especial y que todo lo que hago aquí lo hago siempre pen- sando en ti, que no existe un ser que pueda hacerme tan feliz como tú, que todos mis pensamientos están en torno a ti y que todas mis acciones van dirigidas a hacerte feliz, pero preciosa mía cuando me dices TE AMO, pues como que me llegan cos- quillas en mi interior y se me eriza el cuerpo, pues creo que en verdad me lo dices creyendo yo, que me amas como a un hom- bre real y no como solamente por un avatar, por lo que te pido preciosa mía, no me digas te amo sino hasta el día en que tú
  • 59. verdaderamente me ames, pero no como un muñeco virtual sino como un hombre real, espero me entiendas princesa. Cuando me dijo eso yo solo callé, no escribí, pensé acaso estuvo mal por yo haberle dicho te amo, luego pensé en lo que me dijo, razoné y me di cuenta de que para él si le decía te amo lo tomar- ía muy en serio y no como un juego, por lo que le comprendí, entendiendo que solo tenía que decirles las palabras que siempre usaba, como te adoro, te quiero, me gustas, me fascinas, me en- cantas, pero por el momento la palabra te amo…no, pues le res- pondí que lo entendía, que me disculpara, que no había medido mis letras y que no volvería a pasar. Una vez cumplimos dos meses de novios y en una de esas opor- tunidades cuando estábamos muy cómodos y cariñosos se me salió y nuevamente le dije TE AMO, entonces él solo escribió: — Humm, ¿estás segura de que me amas? — Sí, Alex (REBELDEDT) estoy segura de que te amo, respondí — Sabes Anita, estaba esperando en ti esa palabra porque yo también TE AMO, de alguna manera esto ya no es un juego pa- ra mí y me he dado cuenta de que te amo…te amo… te amo… y te amo, me dijo él Esa vez fue la oportunidad en que nos dimos cuenta de que éra- mos más que un amor, éramos algo que nadie planeó, éramos fruto del destino, pues ambos sentíamos una fuerte atracción y no lo podíamos evitar. Así llegamos luego al tercer mes de novios, todo era tan bello y
  • 60. hermoso, sin embargo, pasó algo con mi amiga Luana, pues de- bido a que casi no paraba con ella como que se sintió un poco molesta aunque nunca me lo demostró, pero sí refutó hacia RE- BELDEDT, curiosamente y pues tarde me di cuenta cuando estábamos en una de esas salas de chat, junto con mi amiga real Luana y mi novio virtual, pues siempre ella quedaba adelante, es decir casi no dejaba que REBELDEDT escribiera mucho, es más, había momentos en que él prefería salir de esa sala e irse a otra a efecto de no quedar mal ante mí, esas cositas pues como que no me cuadraban porque en esos momentos no entendía por qué hacía eso, en fin Luana y yo la pasábamos de lo mas chéve- re. Cuando estábamos por cumplir ya por los cuatro meses de noviazgo virtual con REBELDEDT, en una de esas oportunida- des en las que él prefería darse una vueltita por otras salas debi- do a que mi amiga Luana lo menospreciaba y yo sin darme cuenta en esos momentos pues quedaba con Luana y amigos platicando, pero algo pasó que hizo cambiar nuestro rutina, de pronto entró una persona a la sala y saludó a todas las personas, muy respetuosamente dijo espero no molestar, pero solo ingresé por aquí a conocer nuevas personas, entonces Luana respondió que no, para nada, no molestas a nadie y si se trata de que cono- cer a gente nueva y linda pues mira aquí estamos Anita y yo, claro lo dijo en tono de broma, entonces el nene con seudónimo de NAJHO respondió con un saludo para ambas, nosotras co- rrespondimos a ese saludo y claro continuamos con las conver- saciones con las otras personas, luego de unos minutos este chi- co NAJHO dijo que se retiraba, que solo había entrado por un momento, que lastimosamente y con gran pena vio que había
  • 61. conocido dos lindas chicas, pero que tenía que salir, así se despi- dió, nosotras claro también nos despedimos de él, así conocí a NAJHO, pues a partir de esa tarde él siempre entraba como a esas horas casi todos los días y pues poco a poco nos fuimos abriendo más a la conversación. De pronto ese medio de internet WABLIN se me hizo parte de mi vida, entonces ya mis horarios con los amigos reales cambia- ron, en la mañana iba a la universidad, llegaba a las 12 del me- dio día y una vez almorzaba otras sin almorzar entraba a WA- BLIN, pues me quedaba ahí hasta las 2 de la tarde, luego hacía mis tareas o a veces descansaba un ratito, pero nuevamente a las 5 de la tarde otra vez entraba a WABLIN, y pues ahí me queda- ba hasta que REBELDEDT me decía que ya tenía que irse a la cama a conciliar sueño, recuerdo los momentos en que teníamos que despedirnos hasta el siguiente día, entonces él como a las 12 de la noche ya me decía: — Uyy, que mal pero corazón mío, mira hacia abajo el relojito, ya tengo que despedirme — Nooo… aún noooooo… todavía…, decía yo — Pero ya es hora de irme a la camita, lo sabes por mi trabajo — ¡Pero aún nooo, no quiero!, nuevamente le escribía. Eso pasaba siempre, era inevitable, lo que hacía que REBEL- DEDT se quedara unos 30 minutos más, pues sí, lo desvelaba a mi pobre amor cibernético, hacía que se fuera trabajar todo can- sadito, pero eso nos gustaba, estábamos acostumbrado a no des- prendernos, no me di cuenta en qué momento pero me enamoré
  • 62. de él perdidamente, a tal punto que hacía todas mis cosas y obli- gaciones reales tan rápido para luego entrar a WABLIN, a tal punto que mi tío al darse cuenta, me preguntó un día: — Anita veo que ya no sales con tus amigos reales y pues veo que permaneces más tiempo en la computadora, la verdad no sé si tu madre lo sabe y si está de acuerdo con esto… ¿has hablado con ella?— la verdad no esperaba esa pregunta de mi tío pero bueno tuve que responder. — Pues… sucede tío que pues (me olvide decirles que no se men- tir) en este semestre nos dan mucho más prácticos, los cuales tenemos que sacarlos del internet, esa es la razón por la cual me ve más seguido en la computadora. Pues sí, mi tío no dudo de mí como nunca lo hizo. Después de cumplir los cinco meses de una hermosa pasión de amor virtual, nos pasó algo que no teníamos en nuestros planes, uno de esos días me dijo Alex (REBELDEDT) que esa semana se perdería por tres días, pues saldría a verificar unas construc- ciones fuera de la ciudad por las provincias y eso haría que no pudiera disponer de mucho tiempo para navegar conmigo. Yo le respondí escribiendo de esta manera: — Awww… nooo, sabes que no puedo estar sin ti… noooo, tú no me has enseñado a poder estar sin ti. Pues era cierto, no podía creer que se alejaría por tres días, para mí eso era toda una eternidad, pero así sucedió, pues Alex no entró a WABLIN durante esos tres días, tres días en los que una
  • 63. persona se entremezcló con nosotros, pero eso sucedió en com- plicidad con mi amiga Luana, pues yo que había prometido a Alex no entrar a ese medio de chat en su ausencia. No pude con la tentación pues ya se había hecho parte de mi vida cotidiana, así que como todos los días entraba, solo que en esta oportuni- dad ya no tenía a mi novio a mi lado y sin darme cuenta me fui apegando a NAJHO, pues mi amiga Luana le daba tanta impor- tancia y charla que pues me fue cayendo simpático y agradable, pues él me defendía de las personas que me molestaban, él vela- ba por mí cuando me sentía triste pensando en Alex. Todo era placentero con NAJHO a tal extremo, que la verdad no extrañé casi nada a Alex, pasaron los tres días y cuando vi entrar a RE- BELDEDT desperté a la realidad y pues me acordé que era su novia, pero curiosamente cuando entró a la sala ya no lo recibí como todos los días, siempre lo recibía de esta manera… ¡HERMOSO te quiero…KISS!, pero esta vez solo le dije HER- MOSO HOLA TE EXTRAÑÉ, pero me faltó el beso ….KISSSSS.., pues él seguro que se dio cuenta, pero desde esa oportunidad vio un pequeño cambio en mí. En esos días tuve una plática con NAJHO en la que me llenó de curiosidad, pues me dijo: — ¡Nena, sabe que hay veces en que no estoy aquí y me acuerdo de WABLIN, pues solo miro las estrellas y rápidamente me vie- ne a la mente usted, créame que solo hago eso durante horas solo mirar las estrellas..! — ¡Pero NAJHO, no sé por qué me dice eso!, pregunte curiosa — No me malinterprete nena, me dice NAJHO
  • 64. — No quise decirle algo malo, sucede que cuando estoy de guar- dia en mi regimiento pues me toca estar de centinela y lo único que puedo mirar son las estrellas, y no piense mal pero curiosa- mente la tranquilidad de la noche y la pureza del cielo cuando se ven todas las estrellas me hacen recuerdo a su manera de ser. Cuando me dijo eso la verdad me dejó atónita, porque me hizo recuerdo de una persona que siempre me decía, USTED ANITA REFLEJA LA TRANQUILIDAD DE LA NOCHE y eso me trajo evocaciones. Es verdad, muchas personas me decían que era tan pacífica como la tranquilidad de la noche sobre la prade- ra, pero siempre hubo una en especial que me lo repetía. Verán ustedes que no le respondí a NAJHO, pero desde esa vez me acostumbré a sus piropos. Por alguna razón cuando entraba a la sala de chat mi hermoso Alex siempre me encontraba con NAJHO y con mi amiga Lua- na, en una oportunidad él entró, saludó como siempre y pues yo no me di cuenta de que había entrado, en eso se escuchaba una música de fondo en la sala muy romántica y tanto NAJHO como yo estábamos cantándola, o sea escribiéndola, no me di cuenta en ese momento pero REBELDEDT me dijo que iría a saludar a unos amigos, así que salió de la sala y no entró hasta la hora en que lo jalé (invite a la sala donde yo me encontraba) solo para despedirme del chat. No me di cuenta en verdad lo que hice, pe- ro ya Alex hasta esos días había notado un cambio en mí, tuvi- mos una pequeña discusión virtual, así que decidí salir del inter-
  • 65. net dejándolo solo, pues me di cuenta de que tenias celos pero sin fundamentos. Y así pasábamos casi todos los días ya con meras discusiones y peleas olvidándonos del verdadero amor que teníamos, hasta que llegó una oportunidad en que Alex me dijo una semana an- tes de cumplir nuestro sexto mes de novios: — Anita, con el dolor del corazón tengo que decirte, mira, estoy en la computadora desde mi trabajo, como seguramente te hab- ías dado cuenta nunca entré desde mi trabajo, pues es prohibido ingresar a páginas que no están permitidas por esta institución, pero era preciso hacerlo por un momento, pues en casa mi com- putadora se me ha fregado y lamentablemente el técnico in- formático me ha dicho que la reparación tardará como una se- mana, por lo tanto Anita y con toda mi pena quería decirte que durante una semana y desde hoy no podré entrar a WABLIN. Cuando terminó de decirme eso Alex, pues yo ya no le escribí como siempre lo hacía, pero le dije: — Pero Alex, sabes que nos hemos acostumbrado a estar juntos, cómo me puedes decir eso, ahora me haces notar que será du- rante una semana…uyyy, pero bueno que le vamos a hacer, te entiendo Alex, espero de verdad tu computadora se repare muy pronto y que ya mismo regreses por aquí… — Pero Anita, solo serán seis días, además estaremos en contac- to por el celular y de vez en cuando si puedo entrar por el MSN… verás que no me descuidaré de ti, siempre estaré pen- diente de ti….siempre corazón mío…ya verás, me escribió.
  • 66. Así fue, durante una semana Alex no entró a WABLIN, pero una semana que para mí si bien no fue larga pero sí tuvo sus consecuencias, sin embargo Alex antes de salir del programa me dejó un mensaje en la página donde se podía dejar mensajes públicos para que todos los amigos los puedan leer, diciendo los siguiente: Preciosa mía, quizás el destino quiso que durante estos días no podamos estar juntos, pero quién puede castigar al destino cuando fue él quien me hizo conocerte, quizás el tiempo no esté de nuestro lado en estas horas y las horas sean tan largas al no poder verte, pero quién puede culpar al tiempo cuando es él quien me permite pasar contigo los momentos más felices de mi vida, quizás la realidad en mí no me deja estar a tu lado, pero quién puede negar también que es esa misma realidad que me dice que no puedo dejar de quererte y amarte, nada se puede escribir sabiendo a que final se puede llegar, pero de algo sí es cierto, que todo lo que escribo aquí lo hago siempre pensando en ti. La vida a veces es injusta para todos, pero no podemos culparla porque también nos da oportunidades y somos noso- tros quienes no las aprovechamos, con el tiempo me di cuenta de que un hombre no debe demostrar sus sentimientos profun- dos de amor, pero también me di cuenta de que no puedo evitar llorar por ese mismo sentimiento de amor. Me dices que yo no tengo la culpa por no poder estar más tiempo a tu lado cuando en realidad sí me siento culpable por no hacer más de lo que puedo para cumplir mis objetivos, mientras te escribo aquí me llegan tus mensajes al celular, por el momento no los quiero leer, pues sé que me dices que me quieres, que me adoras y me
  • 67. amas y siempre me dices que es mucho más que yo a ti, pero mucho más… yo te puedo devolver esos mensajes diciéndote que yo siento el doble de amor del que tú siente por mí, pero tú seguirás diciéndome que me quieres mucho más y eso preciosa mía eso hace de ti alguien muy especial en mí y quieres que no me sienta cúlpale por NO estar a tu lado?, pero siempre dejo que el destino construya sus laberintos desconocidos y creer que nuestras sendas de amor un día de estos se entrelazarán… te quiero, te quiero y siempre será así, por ahora solo me queda dejar que una de mis lágrimas cierren este lindo capítulo POR- QUE QUIERO VERTE Y NO PUEDO. Cuando terminé de leer ese mensaje me llené de sentimientos placenteros de amor y me sentí al mismo tiempo la persona más querida de WABLIN, dichosa de tener un hombre que corres- pondía a mi amor, así que no dudé en escribirle también lo si- guiente: SÉ KE YA TE ESSCRIVÍ LOOO MARAVILLOSO KE ESS- TO FUE, EL LEEERLO Y MÁS LO KE SENTI, PERO TAM- BIÉN SÉ KE NO ENCONTRARÉ LAS PARABRAS PARA DESIRTE LOO MUCHO K ESTO SIGNIFICÓ PARA MÍ ,,,SOLO TÚ Y YO SAVEMOS LO DIFÍISIL K ES ESTO, EL NO PODER ESTAR COMO ANTES Y KE SOLO ME KE- DA SERRAR MIS OJOS E IMAJINAR K TOODO PASARÁ MUY RÁPIDO *TANBIÉN MI ERMOOOSO T E HE DICHO KE NO POR ESTO MI AMOR SERÁ MENOS NOOO, CLA- RO K NO PUESS LO ÚNICO K AGO ES PENSAR N TI Y ESPERAR ESE LINDO AMOR K 100TO XTI, NUESTRO
  • 68. CARIÑO ES MÁS GRANDE K UNOS DÍAS SIN TI, NO TE NIEGO KE ME ASES MUXA FALTA Y KE TE ESTRANO DEMASIADO, PERO SÉ KE YA ESTO PASARÁ ,,,SAVES K ERES MUY IMPORTANTE PARA MÍ Y KE NO KIERO K TE SIENTAS MAL X ESTO. SOLO RECUERDA K ESTO ARÁ NUESTRO AMOR MÁS FUERTE!! GRAAAAAAASII- IIIIIIIIASSSSSS ERMOOSO POR ESTO TAN DIVINO K AS ESCRITO GRASIAS POR ASERME SENTIR KE ME ESSS- TRAÑAS COMO YO ATI, POR DEMOSTRARME KE ME KIEREESSSSS, K ME AAAMAASSSS Y KE MEEEE ADOO- RAS (((((AUNKE YO MÁS)))) JIJI .....ALGUNA BES ERMO- SO MEE DIJISTE K CUUANDO T ESTRANARA SOLO DI- RIJIERA MI MIRADA HACIA EL CIELO PORKE TÚ TAM- BIÉN LO ESTARÍAS HACIENDOO, HOY ERMOOSO HOY SERÁ UNO D ESOS DÍAS ....PUESSS T ESTRANO TANTO HOY SOLO ARÉ ESO MIRAR EL CIELO Y RECORDAR K ESTÁS CON MIGO. Tengo que hacerles notar que mi escritura es así, pues más escri- bo en inglés que en español, pero bueno, pues estaba alucinada por su comentario. No voy a negar que el primer día extrañé demasiado a mi amor virtual Alex, de tal manera que prefería estar poco tiempo en el juego aquel donde lo conocí, WABLIN, pero el segundo día hice algo que creo que no debí hacer, con la finalidad de tratar de no pensar en Alex, quise reemplazar esa compañía estando al lado de NAJHO y fue así, el segundo día pasé horas de la maña- na y parte de la tarde en una sala acompañada de él, me estaba
  • 69. acostumbrando a sus horas, las cuales yo las tenia bien marca- das, de una de la tarde a tres, por la noche de siete a ocho y me- dia, pues sí me estaba acostumbrando a sus letras, a sus chistes, a sus encantos, a su manera de tratarme, a su manera de cuidar- me, a su manera de darme su atención. Así fue el tercer día, el cuarto y el quinto continué pasándola con él, me di cuenta de que las horas que permanecía con él ya eran demasiado cortas. Uno de esos días le pregunte el porqué solo esas horas, a lo que me respondió: — Veras Ana, pues como te dije, yo estoy prestando mis servicios militares, en realidad créeme que se me hace difícil entrar por esas horas, pero aprovecho con el solo hecho de estar en des- canso luego de las meriendas, es decir luego del almuerzo y la cena, pues en esos momentos estoy en la hora de descanso y no puedo evitar entrar aquí y sabes con qué finalidad, solo por el simple hecho de verte y estar contigo, mas no he querido decirte pero estas entradas aquí tienen consecuencias en mí, que la ver- dad las pago con creces… pero déjame decirte, preciosa Ana, que no hay nada que valga más la pena, aun pagando condenas, que me aparte de poder estar a tu lado. Cuando terminó de decirme eso me sentí otra vez querida, yo que estaba acostumbrada a las tiernas y hermosas palabras de Alex, por algún momento pues ya no las extrañaba, pues vi en NAJHO la persona que estaba saturando mis pensamientos hacia él, siempre tenía lindas palabras para mí, siempre me hac- ía sentir querida y sí, me estaba sintiendo otra vez querida, siem-