José es un mariachi que ha perdido la vida y ha despertado en un lugar desconocido con miles de cadáveres con trajes y sombreros coloridos, el lleva su atuendo de mariachi pero está en los puros huesos. Sin recuerdos la Catrina pone a José una prueba para que los recupere, pero si no puede pasar la prueba estos jamás volverán a él.
1. Día de muertos
José Javier Fabila Gutiérrez
“La vida es la cuarta parte del camino, sin
embargo la muerte solo es la mitad de él”
2. Recuerdo despertar y ver a miles de cadáveres danzando, no pude
entender qué lugar era este solo una luz que me cegó por varios minutos,
aun portaba mi sombrero y mi traje café de mariachi, tenía conmigo mi
guitarra, al igual que una clase de collar, en donde portaba la foto de una
mujer que en realidad desconocía, pero algo en mí me hacía preguntarme
si era importante tener que recordarla, muchos de esos cadáveres
pasaban cerca de mí y reían, ¿Por qué reían?, ¿Por qué eran cadáveres?,
estaba en una clase de sueño acaso?, existían preguntas sin responder en
mi mente pero al ver mis manos me di cuenta que yo también era un
cadáver, si esto era un sueño era uno muy extraño, además ¿Por qué
motivo soñaría algo como esto?, era sumamente difícil de comprender el
porqué de todo esto. Aquel lugar me llenaba de cierta paz el alma, si
tuviera que describirlo detalle a detalle, puedo decir que era como una
calle enorme y larga llena de flores de colores, debajo de un cielo brillante
y un sol lleno de vida, había decoraciones que parecían alegrar el lugar, la
gente bailaba y todos paseaban de la mano o simplemente solos, pero se
veían con felicidad, algunos salían de los balcones de las casas, podía ver
una serie de destellos que brotaban en el aire, era un lugar lleno de vida y
paz. Estaba seguro que esto no era real, al menos pensaba que era un
sueño, que en algún momento despertare y todo estará bien, que mirare
por la ventana y las personas caminaran con piel y carne en sus huesos,
pero cada vez que miraba mi alrededor se sentía más real, comenzaba a
cuestionarme todo, además sentía miedo y desorientación, era como si
todo se borrara de mi mente, mis recuerdos habían sido robados o
extraviados en algún punto, no se sentía como algo normal.
Cuando caminaba junto a esos esqueléticos cadáveres, notaba que a nadie
le preocupaba mi apariencia ni mucho menos la de los demás, se veían
más bien felices consigo mismos y con su entorno. Cuando creía haber
perdido la razón una persona normal apareció, una de carne, en ese
momento pensé en que quizá me golpee con algo o quizá me habían
drogado y estaba en una especie de fiesta o festival, pues pronto se
celebraría el Día de muertos. Me acerque a esa mujer que parecía ignorar
todo lo que pasaba a su alrededor; le grite con fuerza, pero la mujer no se
detuvo ni siquiera volteo a verme, la perseguí y la tome del hombro pero
mi mano no pudo tocarla, me quede helado del terror, otra persona paso
por un lado de mí, también quise tocarla y al igual que la mujer eso no
3. tuvo éxito, comenzaba a espantarme y a pensar que esto no era un sueño
y tampoco me habían drogado o me había golpeado, todo era real pero no
comprendía que sucedía. No sabía porque estaba aquí, ¿Por qué era un
esqueleto?, ¿Por qué todos eran esqueletos?, entonces algo surgió dentro
de mí, una respuesta que no me daba mucho placer decir, solo la pensé
pero la idea era muy atinada, era claro que ya no pertenecía a la vida,
estaba muerto. Lo único que no comprendía era, ¿Por qué no recuerdo
haber muerto?, ni siquiera recuerdo mi vida, no recordaba nada de mí. En
ese momento una silueta frente a mi apareció, era el esqueleto de una
mujer, su rostro no era visible, pero portaba un vestido de flores y un
sombrero rojo, se acercó lentamente a mí y luego dijo.
– Bienvenido José, te esperaba – su voz era dulce pero tenía un cierto tono
de terror, era demasiado suave pero también demasiado precisa.
- ¿Quién eres? – le pregunte.
Ella solo se dio la vuelta y camino.
– Ven conmigo – dijo.
No tenía muchas opción, lo más lógico era no seguirla, pero en estos
momentos el lugar me daba pánico, entonces decidí no hacer caso omiso
de la lógica. Todo saludaban de forma respetuosa a esa mujer, perecía ser
respetada y adorada, entonces me hizo pensar que quizá era una líder,
una clase de reina por así decirlo, pero una de esas que camina junto a sus
súbditos en vez de evitarlos. Cuando llegamos a un enorme palacio las
flores amarillas abundaban, la mujer llego hasta una enorme puerta y
abrió, por dentro del palacio parecía como si fuera hecha para personas
enormes, en las paredes colgaban cuadros de personas, ella tomo asiento
y luego me invito a tomarlo también.
– Este desconectado puedo notarlo – dijo ella.
– No es normal despertar y ser esto. Tampoco ver gente igual a esto. – dije
y me señale al igual que señale a ella.
– Crees que esto es una alucinación.
– En realidad si lo pensé.
– Pero esto no es una alucinación – ella se quedó en silencio y luego subió
su rostro, al verla me espante y sentí una sensación extraña. Parecía tener
la cara tatuada con diferentes decoraciones, flores y otro tipo de cosas.
– Soy la Catrina José, no tienes por qué asustarte – dijo ella sonriendo un
poco. En ese momento me pensé en lo que ya tenía en mente, yo había
4. muerto y ahora frente a mi estaba nuestra adorada Catrina, todo parecía
ser solo un sueño, pero cada vez comenzaba a ser más real.
– No tienes por qué temerme, estoy para ayudarte – al escucharla decir
eso algo me hizo sentir que en realidad decía la verdad, pero también
quería correr y no volverla a ver.
– Si estoy muerto ¿Por qué no recuerdo nada? Hablo de mi vida, ¿Por qué
no recuerdo mi vida y como es que morí? – pregunte con incertidumbre.
– Porque aún no te has ganado ese derecho – respondió.
– ¿Ese derecho dices? – Comenzaba a irritarme mucho – Mis recuerdos
son míos por derecho, ¿tú me los quitaste? – entonces me levante furioso.
– No tienes derecho a ellos, porque primero tienes que ganártelos.
– ¡Vete a la mierda!, devuélveme mis recuerdos.
– José las personas que mueren a veces no lo aceptan y cuando recuerdan
su vida pasada se enfrascan en una burbuja de dolor y no resignación.
– Quieres decir que todos esos… muertos que vi no tienen recuerdos.
– Al contrario, ellos poseen sus recuerdos porque aceptaron su muerte y
pudieron pasar mi prueba.
– ¿Una prueba?, esto es una estupidez, ¡púdrete! Dame mis recuerdos.
– Si pasas la prueba con gusto te los regresare, pero si no…
- ¿Qué pasa si no logro pasar tu prueba?
- Jamás los tendrás – en ese momento la ira me invadió y lo único a lo que
pude recurrir fue a querer darle un golpe, pero ella me detuvo y después
su rostro cambio la expresión, ahora tenía un rostro serio y de autoridad,
en ese momento me temblaron las piernas, luego me soltó.
- ¿Qué tengo que hacer? – pregunte tomándome la mano huesuda.
– Debes buscar la razón de tu muerte.
Al escuchar eso me pareció una broma de mal gusto, ya que ella tenía mis
recuerdos también tenia el recuerdo de mi muerte, para que quería
saberlos si ya lo sabía ella.
– Tú tienes mis recuerdos, tú ya sabes.
– Pero tú no lo sabes. Esto es para un fin José, debes descubrir ¿Por qué
moriste? Luego aceptarlo. Solo así puedo darte tus recuerdos.
Me quede meditándolo un minuto, es cierto que yo quería saber cómo fue
mi muerte, pero no sabía si estaba listo para aceptarla, aun así ansiaba
recordar todo acerca de mí, porque hasta que la Catrina dijo mi nombre,
yo no tenía idea de él. Quería saber cómo fue mi vida, si tenía una familia,
5. si tenía padres, el porqué de este traje de mariachi, el porqué de esta
guitarra y sobre todo el porqué de mi muerte.
– Acepto tu prueba – dije y me marche de ese enorme palacio.
Sentía un tormento y una incertidumbre el no conocer mi pasado, mi vida
antes de morir, probablemente fui malo, o quizá alguien malo me asesino,
tal vez exista la posibilidad de haber tenido una familia, una esposa, una
hija quizá dos o un niño, tal vez mis padres aun vivían… ¡MIS PADRES!
Claro si mis padres murieron tal vez los vea aquí, ellos tal vez me cuenten
un poco más sobre mí. El problema para encontrar a mis padres era que
no conocía sus nombres y si preguntaba si tuvieron un hijo llamado José
no conozco mi apellido, es decir no soy el único José, probablemente
tardaría mucho tiempo, pero en ese momento la misma mujer que vi y no
pude tocar apareció frente a mí, nadie parecía tener interés en ella y me
pareció lógico seguirla, aunque en realidad ya no importaba mucho la
lógica. La seguí hasta una casa que me pareció familiar, entre en ella y vi a
un hombre la verdad es que era un hombre como yo, un esqueleto, pero al
menos él podía verme y escucharme. La mujer parecía conversar con
aquel huesudo cadáver, luego ella se marchó y el hombre se quedó
sentado en una silla cabizbajo, entre con lentitud y luego el volteo
bruscamente, era un señor por lo que se podía distinguir, llevaba un
sombrero de campesino y un montón de balas colgando en su pecho,
parecía que él era un soldado de la Revolución de México, entonces se
acercó a mí con su fusil en mano.
– No puedes morir pero créeme que dolerá muchísimo – dijo el hombre.
– Perdón señor, soy nuevo aun no conozco las reglas – en ese momento él
se quedó mirándome profundamente.
- ¿José?, ¿eres mi hijo José? – el hombre parecía algo impactado.
- ¿Quién es usted? – pregunte.
– José soy yo, tu padre – cuando escuche eso no quería creerlo, no era así
de simple, es decir ni siquiera había intentado encontrarlos, pero debía
admitir que algo me hacía pensar en que tal vez en realidad era mi padre,
tal vez fue la casa que me pareció familiar, o la mujer que me trajo hasta
aquí cuando la seguí, tal vez la Catrina lo sabía, si claro que lo sabía. Sin
duda la Catrina tenia esto planeado, al parecer era aquí donde tenía que
iniciar, aquí era el punto de partida, ver a mi padre y convencerme de que
esto es un mundo feliz, aunque él no se ve feliz.
6. Esto solo es un juego más de la Catrina, incluso puede ser que todo esto es
más que una visión o sueño, no entiendo porque se toma tantas molestias,
pero de algo estoy seguro, no quiero seguir. Al ver al hombre de pie frente
a mi sentía una sensación extraña, era como si sintiera una clase de
vínculo con él.
– ¿En realidad eres mi padre? – pregunte temeroso.
– Claro que soy yo, ojala tu no fueras real.
- ¿Por qué no quieres que sea real? – él bajo su arma y tomo asiento.
– Eso quiere decir que estás muerto, es por eso.
– Eso dicen, pero no me parece real.
– Dime entonces que es esto.
– Solo un sueño – respondí.
– ¿Porque sería un sueño? – pregunto él.
– Para empezar necesitaba respuestas, pensé que quizá mis padres si
estaban aquí me las darían, pero no los recordaba y luego tú así de fácil
apareces, eso no es posible en la realidad, siempre hay dificultades.
– Vaya, eres igual a tu madre, pero te diré una cosa, yo no soy la parte
difícil hijo, la Catrina tal vez lo preparo, apareciste en esta calle, ella sabía
dónde nos podías encontrar, esto es apenas el inicio hijo – entonces él se
inclinó para tomar un vaso de agua.
– Pero tú me dirás como fue que morí ¿no es así? – pregunte.
– No. Yo desconozco como fue que falleciste – respondió seriamente.
Las cosas comenzaban a perturbarme un poco, nada de esto tenía sentido,
tal vez él tiene razón y esto solo es el inicio de mi prueba, entonces esto si
es de verdad, estoy muerto, caminando en la tierra de los muertos, hable
con la Catrina y ahora con mi padre, como demonios fue que morí
entonces, ¿porque estoy muerto?, comenzaba a resonar por toda mi
cabeza esa pregunta, mi cabeza esquelética, esto parecía como las
historias que les cuentan a los niños en la escuela de los muertos, nunca
pensé que fueran reales. Si esto era real la prueba también, no recuerdo
nada acerca de mi vida, necesito recordar, debía conocer lo que fue mi
vida. Tome asiento aquel hombre que decía ser mi padre me miraba algo
triste y angustiado, entonces note que era la mirada de un padre
sufriendo por su hijo, me veía como si le hubiese contado de un mal amor,
o si hubiera perdido un campeonato de futbol, era la mirada de un padre
intranquilo por el pesar de su hijo, entonces de algún modo pude aceptar
7. que él era mi padre, no fue fácil porque ni siquiera recordaba su rostro,
que tal si me estaba engañando, pero su mirada, el sentimiento de un
vínculo con el que presionaba en mi pecho, eso me llevo a despejar
algunas dudas.
– Dices ser mi padre, dime ¿Qué hago entonces? – él parecía no estar
presente, sus expresiones me llevaban a pensar que el ocultaba algo.
– Debes pasar la prueba, es todo lo que puedo decirte – es todo lo que
respondió.
– Mi madre aún vive, es por eso que no está aquí ¿verdad? – dije.
– Tu madre… no está viva y tampoco está aquí – luego él se levantó y se
marchó. Me parecía extraño su respuesta, como dije, algo me ocultaba.
Para mí, la prioridad era saber mi vida, mi muerte y así poder conocer mi
presente, no podía recordar en absoluto nada, pero entonces en la pared
colgado estaba un cuadro, había una familia, estaba sentado junto a una
mujer y dos niños, una pequeña y un niño de al menos 10 años, veía sus
rostros y entonces comenzaba a recordar cosa sobre ellos, algunos
fragmentos, me recordaba cargando a la pequeña niña en mis hombros
para alcanzar una pelota atorada en un árbol, también recordaba al niño
jugando con una pelota y a la mujer cocinando, mirándome y sonriendo.
– Esa es tu familia – dijo a lo lejos mi padre.
– ¿Porque me quito los recuerdos? – pregunte con un nudo en la garganta.
– Porque es necesario hacerlo – respondió.
- ¡Eso es una verdadera estupidez!, porque debe ser necesario, ¡es una
maldita mierda todo esto! No es justo – me tire al suelo a llorar, que
estupidez un esqueleto llorando.
– Es difícil lo sé, pero debes relajarte, pensar claramente, buscar la paz en
ti y luego buscar la paz fuera de ti – él me abrazo y luego sentí su calidez.
Esto comenzaba a volverse más difícil para mí, justo cuando pienso que
acepto las cosas, aparecen más motivos para querer volver a vivir, más
motivos para no aceptar que estoy aquí.
Luego de un rato nos sentamos a ver algunas de las fotografías que mi
padre tenía, según el eran fotografías mentales, momentos que se
quedaron en su memoria, fotografías que solo el tenia porque era parte de
sus recuerdos de cuando vivía, me mostro un poco de mi niñez, algo de mi
adolescencia y luego ya no había más fotografías. Él había nacido en 1880
y falleció en 1940, había peleado en la revolución de México, luego se casó
8. para después nacer yo en 1920, solo estuvo conmigo hasta los 19 años,
dos días después de su muerte yo cumpliría 20. Al menos sentía que
conocía más de mi vida, los recuerdos llegaban a mi mente pero luego de
su muerte mi padre ya no pudo continuar ayudándome, pues ya no concia
más de mi vida, era extraño porque él sabía que tenía una familia pero
solamente eso conocía.
– Aun no entiendo porque la Catrina me trajo a ti – dije dubitativo.
– Porque seguramente ella sabía que yo te contaría algo de tu vida,
además yo sé dónde debes buscar tu muerte – mi padre sabía mucho
sobre la prueba de la Catrina, al menos me daba esa impresión.
- ¿A dónde tengo que ir? – pregunte.
– Al templo. Esta al final de esta calle, escúchame hijo debes saber que
estás muerto, ya no puedes volver – al escuchar lo que me decía, no podía
ignorar el hecho de que me ocultaba algo.
– Entiendo – respondí. Luego me levante y me despedí de mi padre, no
entendía mucho acerca de la razón de todo esto, ya no era lógico nada,
pero tenía que saber cómo fue mi muerte, tenía que saber cómo viví. Las
cosas eran mejor, ya conocía algunos rostros, ya tenía noción de mi
pasado, pero aun no era lo que buscaba era claro. Cuando salí de la casa,
veía a miles de personas, al menos los huesos de las personas, todos
vestían diferente, algunos no parecían de la época reciente, yo llevaba mi
guitarra, un sombrero y me preguntaba si era un músico o solo era un
disfraz, tal vez había muerto el 2 de noviembre, las personas eran
diferentes a mi padre, creí que todos tenían esa tristeza, pero todos
parecían felices, hablaban, paseaban, bailaban, mientras más caminaba
más conocía, pues los recuerdos volvían, recordaba por ejemplo a la
señora Frida que vivía cerca de nosotros, al mirar su casa estaba ahí
sentada como solía hacerlo en vida, al señor Francisco un hombre serio y
refinado que solía fumar cigarrillos al pie de su puerta. Había personas
que conocía todos aquí, pero nadie tenía esa expresión, esa que tenía mi
padre, entonces comprendí que no era el lugar, si no mi padre el que tenía
el problema. Al llegar al templo, un rostro se me vino a la cabeza, una
mujer que había visto antes, la misma que me atravesó cuando llegue
aquí, en ese momento un hombre hizo lo mismo, lo llame pero no
respondió, fue algo extraño, pero había venido a otra cosa, al entrar un
padre estaba rezando, entonces me escucho entrar y se levantó.
9. – Vaya que has tardado José – dijo poniéndose de pie.
– ¿Ya me esperaba? – pregunte confundido.
– Así es. Toma asiento, hagámoslo pronto, ya viene el día de muertos.
– No comprendo – dije.
– Si no pasas la prueba antes de ese día te volverás como tu madre – en
ese momento las cosas tomaron un giro inesperado, mi madre si estaba
muerta y algo había ocurrido con ella.
- ¿Qué le paso a mi madre? – pregunte.
– Yo no soy el indicado para decírtelo, solo terminemos con esto.
Me inclino la cabeza y tomo un poco de agua de un pedestal, entonces la
vacío en mi cabeza y después frente a mis ojos todo volvió a comenzar.
Vi mi nacimiento, mis primeros pasos, mi primera resortera, vi a mis
amigos, mi primer beso, pude ver a mi madre, a mi padre y lo vi a él,
estaba ahí sentado junto a mí, nos abrazábamos y reíamos, era mayor que
yo lo recuerdo bien, mi hermano siempre cuidando de mí, también vi la
muerte de mi padre, luego el nacimiento de mi hijo, también el de mi hija,
me veo tocando la guitarra, discusiones con mi esposa, veo a mi hermano
enfermo, me veo a mi mismo llorar, me veo trabajando en diversos
lugares, tocando en la plaza la guitarra, después un momento de paz,
puedo ver a mi esposa embarazada de nuevo, a mi hermano
recuperándose por las medicinas que lleve, pero después puedo
presenciar el final, a mí con mi guitarra y mi sombrero, a mí con las
medicinas de mi hermano y luego me veo en el suelo viendo correr a un
hombre con esas medicinas, en el suelo hay sangre y después todo se
acaba. Así era el final, mi final, todo termino en un asesinato por unas
medicinas que eran para mi hermano, termino con mi esposa esperando
un hijo más, termino conmigo en el suelo sosteniendo mi guitarra,
cuando desperté, estaba de vuelta en el templo, era esto, aquí estaba la
prueba, vi mi vida, al igual que mi muerte, pude ver a todos aquellos que
amaba, pude ver lo bueno que era con la guitarra, pude ver que aún no era
mi tiempo, yo debí morir, yo aún tenía cosas que hacer, tenía que ver a mi
nuevo hijo nacer, debía cuidar a mi hermano, yo no debí morir, aun debía
seguir, comencé a gritar, a sentirme atrapado, entonces el padre me
intento calmar, pero no funcionaba, yo había muerto en el momento más
crucial. Mi padre tenía razón después de todo, el solo era el principio, lo
difícil era esto, aquí estaba la verdadera dificultad de la prueba, ver tu
10. muerte y las cosas que dejaste atrás, quizá al morir dejaste a tu novia
esperándote, o a un hijo, quizá alguien contaba contigo, probablemente
ibas deprisa por ver el nacimiento de tu hijo o tal vez era el día en que tú y
tu padre se reconciliarían. Como sea la prueba está en ver lo que dejaste
sin concluir y vivir con eso claro está que solo algunos tienen esa suerte,
tal vez por eso mi padre está lleno de tristeza, quizá fue el hecho de que
me dejo a dos días de mi cumpleaños o que dejo sola a mi madre… mi
madre, al detenerme a pensar en ella, no vi su muerte.
- ¿Por qué no vi la muerte de mi madre? – le pregunte al padre.
– Porque la Catrina no quiso mostrártela.
– De que hablas ¿Por qué? – pregunte exaltado.
– Porque eso te lo debe tu padre, cuando sepas y tomes una decisión tu
prueba será terminada – respondió.
Sin más que decir me dirigí a casa de mi padre. Cuando llegue él estaba
sentado, con la mujer que me trajo aquí en primer lugar, cuando la mujer
se dio la vuelta, pude ver que era ella, mi madre.
- ¿Madre? – ella parecía desconcertada.
– Porque no mejor te vas, déjame hablar con mi hijo – le dijo mi padre a la
mujer, luego ella se marchó.
- ¿Qué ocurre? – le grite.
– Hijo, todo tiene una explicación – respondió.
– Dímela entonces.
– Esa mujer es tu madre – dijo, al escucharlo todo se paralizo.
– ¿Porque no me recuerda? – pregunte.
– Porque ella no tiene recuerdos, no paso la prueba – entonces todo volvió
a mi memoria, mi padre no fue el único que murió dos días antes de mi
cumpleaños, también mi madre, todo volvió a mí.
– Ya debes saber en qué consiste la prueba – dijo mi padre.
– No existe una prueba, solo es una tortura, en la cual te muestran tu
pasado y la forma en que mueres, dejando atrás cosas por concluir.
– No José, la prueba es para que aceptes que estás muerto, y ya no puedes
cambiar eso. A pesar de que hayas dejado las cosas atrás - al escucharlo
no entendía cómo podía creer que esto era una forma de lección.
– Entonces debo aceptarlo como así.
– José – me dijo tomándome del hombro – aceptar que hemos muerto es
lo más difícil para muchos, más para gente como nosotros, que morimos
11. con pendientes sin terminar, para estar aquí debes aceptar que ya no
perteneces a la vida, que ahora estas muerto y no vas a cambiarlo.
– ¿tú lo aceptaste? – le pregunte.
– Fue muy difícil hacerlo, tu hermano tenía una enfermedad y cuando tu
madre y yo nos fuimos, creíamos que no podíamos, que aún faltaba, que
teníamos derecho a más tiempo, fue por eso que nos asignaron la prueba,
yo acepte que el tiempo se había agotado, pero ella no, le borraron su
memoria y se convirtió en una de ambulante, que viene y va sin saber
quién es, ni tampoco de su vida, cada día de muertos las cosas cambian,
los muertos visitan a los vivos y tu madre recobra la memoria – lo veía
triste y cabizbajo, es por eso que no era como los demás, no fue que
extrañara vivir, si no extrañaba a mi madre.
– Yo casi no te visito los días de muertos, estoy aquí con ella, a veces doy
vistazo junto con ella pero no siempre lo soporta, perdóname hijo – para
mi ese momento se congelo, era difícil creer que esto era necesario para
quedarse, porque hacerlo, pero entonces vi a mi padre la persona que más
nos amaba a mí y a mi hermano junto con mi madre, acepto la muerte no
porque era lo correcto fue porque era lo que era, no lo podía cambiar, no
importaba si las cosas se quedaron a medias, el tiempo se acabó y no
podía darle cuerda de nuevo, es un pensamiento egoísta pero esto no es
nuevo, cuando estas vivo tienes que superar la muerte de un ser amado,
me parece que aquí aplica lo mismo, aceptar que dejaste a un ser amado
atrás y debes continuar hasta volverlo a ver.
– Padre – me acerque a él y le tome el hombro – me acompañas a dar un
vistazo, hoy es día de muertos – él me sonrío y luego me abrazo.
Cuando fui a ver a la Catrina tenía ese rostro de apuesta ganada, como si
supiera siempre que yo lograría pasar la prueba, al final cumplió, pues
recobre mis recuerdos durante la prueba. Todo la calle se alumbro con
luces hermosas en el cielo, había miles de personas o muertos para ser
más claros, caminando a un panteón donde podíamos ver a todos los
vivos, ahí en una lápida se encontraba mi esposa, mis hijos y mi hermano
sosteniendo a una bebe, se sentaron a platicar junto mí y yo podía
escucharlos, mi padre veía lo grande que eran sus nietos y conocía por
primera vez al igual que yo a mi nueva hija. Mi hermano se veía mucho
mejor, se veía feliz y mucho más fuerte que antes, se acercó y susurro
“porque no tocas una canción hermano”. Y eso hice.