La Gran Depresión fue la mayor recesión económica de la historia moderna que comenzó en 1929 y terminó en diferentes momentos entre los años 30 y 40 según cada país. Originada en Estados Unidos tras el crash bursátil de 1929, tuvo efectos devastadores en países desarrollados y en desarrollo afectando el comercio, los ingresos y la industria. Algunos países sufrieron agitación política e inclinación a extremismos que prepararon el escenario para la Segunda Guerra Mundial.
1. La Gran Depresión
fue una profunda recesión económica mundial que empezó a principios de
1929 y terminó en diferentes momentos de los años 30 o principios de los 40, según
el país. Fue la mayor y más importante depresión económica de la historia moderna,
y se utiliza en el siglo 21 como punto de referencia sobre lo que podría ser una futura
caída de la economía mundial. La Gran Depresión se originó en los Estados Unidos.
La mayoría de los historiadores suelen usar como fecha de inicio el crash
bursátil del 29 de octubre de 1929, conocido como "Martes Negro". El fin de la
depresión en los Estados Unidos se asocia con la aparición de la economía de
guerra durante la Segunda Guerra Mundial, que empezó a funcionar en 1939.
La Gran Depresión tuvo efectos devastadores tanto en los países
desarrollados como en desarrollo. El comercio internacional se vio profundamente
afectado, al igual que los ingresos personales, los ingresos fiscales, los precios y
los beneficios empresariales. Ciudades de todo el mundo resultaron gravemente
afectadas, especialmente las que dependían de la industria pesada. La construcción
prácticamente se detuvo en muchos países. La agricultura y las zonas rurales
sufrieron cuando los precios cayeron entre un 40 y un 60 por ciento. Frente a la
caída de la demanda, con pocas fuentes alternativas de puestos de trabajo, fueron
las áreas dependientes del sector primario (industrias como la agricultura, la minería
y la tala de árboles) las que más sufrieron.
Incluso poco después del crash de Wall Street de 1929, el optimismo
persistía. John D. Rockefeller dijo que "estos son días en que muchos se ven
desalentados. En los 93 años de mi vida, las depresiones han ido y venido. La
prosperidad siempre ha vuelto otra vez."
La Gran Depresión terminó en momentos diferentes según el país. La
mayoría de los países establecieron programas de ayuda y sufrieron algún tipo de
agitación política, impulsándolos hacia extremismos de izquierda o derecha. En
algunos países, los ciudadanos desesperados se sintieron atraídos por
nacionalistas demagogos (como Adolf Hitler), preparando el escenario para la
Segunda Guerra Mundial en 1939.
la fórmula del populismo político
El populismo, más que un período histórico de la humanidad, es un
movimiento social que puede renacer, en la medida en que muchos de los factores
que le dieron vida aún persisten o han regresado.
Las doctrinas populistas tuvieron orígenes "simultáneos" Rusia y Estados
Unidos de América durante la segunda mitad del siglo XIX, desarrollados en dos
contextos históricos bastante diferentes, pero con una característica común: el ser
una protesta formulada contra el capitalismo desde el punto de vista de los
pequeños productores campesinos, quienes, arruinados por el desarrollo capitalista,
veían en él una amenaza para su forma de vida.
2. Históricamente, Estados Unidos y Rusia eran países muy diferentes. El primero era
una Monarquía, un imperio expansionista, cruce de caminos entre Europa y Asia, y
un país heredero de una fuerte tradición comunal en sus bases campesinas que
resistían los acelerados pasos que los gobernantes daban hacia el capitalismo y la
industrialización. Junto a ellos, varios intelectuales "eslavófilos" de la aristocracia y
las clases altas intentaron crear teorías y movimientos –de arriba hacia abajo- que
incitaran a los campesinos a rebelarse contra el proceso y el sistema.
El segundo, era un país colonizador, gestor de capitalismo desde sus bases
agrarias, aunque, a partir de la Guerra Civil el desarrollo del capital monopolista
emprendió un curso avasallador que estaba perjudicando a los propios pequeños y
medianos propietarios. Las masas de agricultores y sus familias tuvieron dos
opciones: enfrentar políticamente el sistema que los acosaba, o aceptar su suerte y
emigrar a las ciudades para convertirse en trabajadores industriales y empleados
de los grandes monopolios. Decidieron dar la lucha, creando un movimiento político
independiente que representara sus exigencias. El populismo, en Estados Unidos,
fue, entonces, un movimiento de "abajo hacia arriba".
El populismo en América latina durante la primera mitad del siglo XX.
La irrupción del populismo en diferentes regiones y lugares, en épocas
similares o diacrónicas muestran la característica, en cierto modo, adaptativa y
ecléctica, de responder a determinadas condiciones comunes de atraso y
desigualdad social y económica que traspasan las barreras del tiempo y el espacio.
Por ello, el populismo tenía bastantes motivos para resurgir –con variantes,
obviamente- en los países del llamado "Tercer Mundo". Y América Latina dio el
primer paso. No vamos a describir aquí las características particulares de los
populismos en cada uno de los países latinoamericanos. Para ello, remitimos al
cuadro comparativo que presentamos en el inciso 3. Trataremos de sintetizar las
principales características del populismo histórico latinoamericano, siguiendo a G.
Germani, T. Di Tella y O. Ianni (1984 y 1973), principales analistas y teóricos del
populismo histórico latinoamericano desde la óptica de lucha de clases, que a
nuestro juicio, es bastante fundada, pese a algunas interpretaciones controversiales
producto de su óptica marxista (como por ej. Creer que el populismo es una etapa
"previa" y "superada" de la lucha revolucionaria)
Origen
Según estos autores, el populismo de la primera mitad del siglo XX en
nuestros países es una "etapa", determinada por "la conformación definitiva de la
sociedad de clases", dentro de un contexto de industrialización y acelerada
urbanización. Este período superó la época del "Estado Oligárquico", Oligárquico
dominada por relaciones estamentales o de casta creadas por el colonialismo
mercantilista ligado al régimen esclavista.
El origen del populismo está ligado a la crisis del Estado Oligárquico. El
populismo sucede a una serie de movimientos anti oligárquicos de clase media
(irigoyismo, tenientismo, por ej.), que estaban revestidos de un espíritu liberal y que
buscaban el establecimiento de un estado de tipo Liberal (económica y
3. políticamente hablando), difundiendo una serie de ideas sobre el progreso
económico, la reforma institucional, la democratización, la libertad, etcétera. Sin
embargo es la nueva estructura de clases, creada por la creciente urbanización, la
inmigración campo-ciudad, el desarrollo industrial, el crecimiento del sector de
servicios, la que pone en jaque al sistema oligárquico. En esta crisis juegan un papel
importante además, tres acontecimientos externos (I Guerra Mundial, Depresión
Económica de los 30, y II Guerra Mundial) que funcionaron como rupturas
estructurales en las naciones de economía dependiente, como eran las nuestras.
Las mencionadas crisis mundiales provocaron convulsiones políticas internas
en los países dependientes del capitalismo, como lo eran los latinoamericanos, o
propiciaron eclosión de fuerzas políticas, sociales y económicas que se encontraban
controladas durante la vigencia de los gobiernos oligárquicos. De esta forma, el
populismo histórico latinoamericano correspondió a una fase de las
transformaciones del Estado capitalista, en que la burguesía agroexportadora y la
burguesía minera y comercial pierden el monopolio del poder político en provecho
de las clases sociales urbanas (burguesía industrial, clase media, proletariado
industrial, militares, intelectuales).
Configuración del populismo
El populismo en América Latina fue una alianza entre clases sociales
antagónicas, en proceso de formación (burguesía, por un lado, y proletariado,
campesinos y clases medias, por el otro), guiadas por el propósito de confrontar y
derribar el Estado Oligárquico, heredero del colonialismo, que desde el siglo XIX
predominaba en todos los países del subcontinente. A nivel externo se luchó contra
un enemigo llamado imperialismo norteamericano.
El período del ascenso y auge del populismo es llamada por Octavio Lanni,
"época de la política de masas", en la cual la burguesía industrial asume el liderazgo
ostentoso de las luchas reivindicativas y reformistas de la clase obrera y otros
grupos populares. En estos años fueron creadas nuevas organizaciones técnicas y
estilos de liderazgo político, surgiendo una ideología peculiar, llamada el "principio
de paz social" o "armonía entre las clases", el cual adquirió primacía sobre las ideas
y prácticas políticas inspiradas en los antagonismos de clase. La unión táctica de
grupos de intelectuales, clases populares, y sectores de la burguesía y de las
fuerzas armadas se consolidó con el fin de acelerar las rupturas estructurales que
habían debilitado a la oligarquía y al imperialismo. Obviamente, se jugaban
intereses diversos, pero todos coincidían en que el desarrollismo nacionalista era
una estrategia posible, primordial y urgente.
Dentro de esta "pacto" es necesario diferenciar dos tipos de populismo: Uno,
el de las altas esferas (gobernantes, políticos, burgueses, profesionales, políticos,
demagogos), que utilizan tácticamente a las masas trabajadoras y a los sectores
más pobres de la clase media. Por su parte, el populismo de las altas esferas
abandonó a su suerte a las masas, sin antes impedir que den el paso decisivo en
las luchas políticas.
4. El Desarrollismo en América
La CEPAL y su propuesta para una industrialización deliberada
En 1948, se creó la comisión económica para América latina (CEPAL), la cual
tomo como eje de sus análisis las características de las relaciones entre los países
centrales y los países periféricos, y llego a la conclusión de que había un
intercambio muy desigual generador de un continuo deterioro de los términos de
intercambio desfavorable para los países de América latina.
para superar los inconvenientes que había provocado la industrialización
espontánea, aconsejaban poner en marcha un proceso de industrialización
deliberada. la meta de esta nueva fase de la industrialización debía lograr la
integración vertical de la industria y producir localmente los bienes de capital e
insumos necesarios para la fabricación de manufacturas industriales destinadas al
consumo de mercado interno
Estrategia desarrollista de la profundización industrial
La industria liviana, no solo debía cubrir las demandas del mercado interno,
sino también producir para exportar.
La expansión de la industria pesada debía permitir modernizar en el campo,
aumentando la producción.
Para poner en marcha estas teorías desarrollistas, se necesitaba inversión
de capital, y los estados latinoamericanos, no contaban con el mismo.
A esto se sumo la crisis del comercio internacional en los primeros años e la
década de 1950,provocando problemas en aquellos gobiernos que venían
desarrollando políticas económicas nacionalistas y populistas.
La política económica del desarrollismo en América Latina y Argentina
Aproximadamente el 50% de la población vivía en condiciones de infra
consumo
La instauración del modelo económico desarrollista permitió enfrentar los
problemas sociales que ocurrían en dicha época. E l modelo desarrollista se guío
por la teoría económica de la comisión económica de américa latina (CEPAL) Esta
teoría articulo a este modelo en torno a una concepción que atribuía a los estados
una capacidad de producir un desarrollo económico y social prometedor por medio
de una modernización que condujera a la auto sustentación económica.
La estrategia Latinoamérica del desarrollismo implico orientarse
económicamente, al desarrollo hacia adentro, buscando0 reducir la vulnerabilidad
frente a los acontecimientos económicos internacionales.
para el funcionamiento del modelo desarrollista fue necesario la adquisición
de capitales, que se obtuvieron a través de fuentes internas y externas la CEPAL
que buscaba generar independencia respecto de las exportaciones primarias no
5. veía contradicción en utilizar capitales extranjeros, ya que se carecía de fuentes
internas.
Desarrollo Industrial en Córdoba
A comienzos de la década del cincuenta se replanteo el proceso industrial, el
ingreso de las transnacionales presentaba un riesgo: con sus dimensiones y
recursos financieros, podían lograr rápidamente la hegemonía en el mercado,
superando o suprimiendo al empresario local.
La ley formaba parte de un programa, implícito pero claro, que buscaba atraer
empresas a la producción del metal en córdoba en asociación con la Fábrica Militar
de Aviones (FMA). En efecto, apenas 4 meses después de la ley se lanzó una
licitación para privatizar la fábrica de tractores que estaba instalando esa empresa
como parte de su programa industrial.
La FMA quedo como socio minoritario que aportaba las instalaciones y los
equipos existentes. El Gobierno Nacional pidió al banco Industrial que prestara
fondos a la nueva empresa, denominada Fiat Concord
Káiser firmó una asociación con la FMA y mudo su fábrica a las cercanías de
esa planta en Córdoba, recibió, a cambio, otras facilidades funcionales.
la implantación de Fiat e ika en córdoba fueron los mayores frutos de esa
decisión de expansión fabril con el capital externo los acuerdos con la fma
permitieron crear el primer y mayor polo metal mecánico del país, y, además, fuera
de buenos aires.
las propuestas revolucionarias y sus conflictos Bolivia Guatemala cuba
Estos países coincidieron en buscar un equilibrio social mediante fórmulas
políticas y sociales, que al finalizar este período se agotaron. Además de este
panorama político, otra de las características sobresalientes de América Latina
durante la década del cincuenta fue la aparición de procesos revolucionarios.
La Revolución boliviana
Bolivia era económicamente importante por sus minas de estaño, el cual
estaba comprometido desde 1943 con Estados Unidos. Sin embargo, la situación
política no era estable y continuamente se presentaban huelgas mineras. En 1944
un golpe de Estado llevó a la presidencia al coronel Gualberto Villarroel. El
Movimiento Nacionalista Revolucionario y el Partido Obrero Revolucionario
compartieron el poder y dominaron las zonas mineras. Esta situación llevó a que los
grandes dueños de las minas, que contaban con el respaldo de las Naciones
Unidas, asumieran una actitud de oposición frente al gobierno. La economía se
agravó y un nuevo golpe militar derribó a Villarroel.
Hasta 1951 el país estuvo regido por una política conservadora que dio fuerza
a los sectores revolucionarios que llegaron al poder con Víctor Paz Estenssoro en
1952. De este modo, comenzó la revolución nacional, que consistió principalmente
en la nacionalización del estaño y en una reforma agraria que pretendía levantar el
6. nivel de vida de la población minera y campesina. Paz Estenssoro, para consolidar
el éxito de su revolución, estrechó sus relaciones con Estados Unidos y así aseguró
los préstamos necesarios. Sin embargo, las imposiciones norteamericanas
terminaron por generar un gran agotamiento económico. Con ello, la revolución
nacional llegó a su fin, y pese a la nacionalización minera y a la reforma agraria,
Bolivia siguió sufriendo las consecuencias de su dependencia económica.
La revolución de Arbenz en Guatemala
En 1944, la larga dictadura del general Jorge Ubico fue interrumpida gracias
a una revolución militar que, orientada por un grupo de universitarios jóvenes,
impuso en el poder al profesor de pedagogía J.J. Arévalo. El gobierno de Arévalo
comenzó una política revolucionaria que fue continuada por el coronel Juan Jacobo
Arbenz en 1950.
El coronel Arbenz, dentro de una conciencia nacionalista, comenzó un
proceso de reforma agraria que confiscaba las tierras bananeras de la compañía
norteamericana United Fruit Company. Como indemnización por la confiscación, el
gobierno de Guatemala pretendió pagar el valor que la empresa le daba a estas
tierras para evadir los impuestos. En respuesta, Estados Unidos, _apoyado en el
argumento de la "amenaza soviética': acusó al presidente Arbenz de ser un
conspirador comunista. Entonces, con la colaboración de la CIA, preparó una
invasión desde la plantación de la United Fruit en Honduras. Esta se efectuó en
1954 bajo el mando del general guatemalteco Carlos Armas quien asumió el poder,
primero como presidente y luego como dictador. Con Arbenz en el destierro se
acabó la revolución guatemalteca.
La Revolución cubana
La única revolución que se consolidó en América Latina, luego del episodio
guatemalteco, fue la Revolución cubana. Esto se debió básicamente a la protección
que le prestó la Unión Soviética (URSS), que era el principal representante del
bloque opuesto al estadounidense. Si todavía en 1958 parecía definible la posición
de revolucionarios como Víctor Paz Estenssoro, quienes pensaban que en América
Latina solo eran viables las innovaciones que contaran con la aprobación de
Estados Unidos, después de la Revolución cubana esa opinión parecía refutada por
los hechos: un país Latinoamericano había tomado el camino del comunismo.
Los inicios de la revolución
En 1952, Fulgencio Batista derrocó al presidente electo Prío Socarrás e
implantó un régimen dictatorial que contó con el apoyo de Estados Unidos. Durante
su gobierno, en Cuba se establecieron azucareras, hoteles, clubes nocturnos y
casinos, generalmente de propiedad de delincuentes norteamericanos, por lo cual,
estos lugares servían para el lavado de activos. Allan Dulles, director de la CIA en
aquel entonces, era propietario de la Francisco Sugar, una de las azucareras que
se establecieron en la isla. En síntesis, por esos años Cuba se convirtió en centro
de negocios y de recreo para actores, millonarios y políticos norteamericanos. El
proceso de revolución comenzó el 26 de julio de 1953, cuando el estudiante de
derecho, Fidel Castro, dirigióla toma del cuartel de Moncada, la segunda guarnición
7. del país, ubicada en Santiago de Cuba en respuesta al golpe de Estado de Batista.
El movimiento fracasó y Castro fue apresado. Sin embargo, unos meses después
fue absuelto y marchó al exilio a México.
En su exilio, Castro organizó una pequeña expedición que penetró en Cuba tras el
desembarco del yate Granma, en noviembre de 1956. Castro y su Movimiento 26
de Julio M-26, crearon un foco guerrillero en Sierra Maestra, provincia de Oriente,
que al poco tiempo se convirtió en el Ejército Rebelde.
A partir de 1957 la guerrilla castrista salió lentamente de su aislamiento y
comenzó una ofensiva en los llanos. La apertura de nuevos frentes guerrilleros y la
coordinación de las acciones militares, por parte del médico argentino Ernesto "el
Che" Guevara, consolidaron el avance revolucionario.
En 1958, Estados Unidos decidió suspender el envío de armas a Batista/ya
finales de ese año la resistencia del dictador se desmoronó. Esto permitió el triunfo
de la revolución el primero de enero de 1959, con la toma de La Habana.
El nuevo gobierno cubano reformó la Constitución y promovió una reforma
agraria sin precedentes en América Latina. Junto a esta, a mediados de 1960,
comenzó una intensa nacionalización, comenzando por la confiscación de las
empresas azucareras extranjeras, y seguidamente, los bancos y todas las
compañías privadas.
La transición hacia el socialismo
La hostilidad contra el gobierno revolucionario se acentuó frente a las
audacias que se mostraron en el manejo de los asuntos económicos. Sus reformas
afectaron de inmediato los intereses de las compañías azucareras. Precisamente,
uno de los afectados fue Allan Dulles, director de la CIA, de quien hablamos
anteriormente, pues perdió cerca de 71.300 hectáreas de tierra.
Ante los desafíos del gobierno cubano, Estados Unidos comenzó el bloqueo
económico de la isla. Para ello, redujo su exportación de petróleo, dejó de comprar
azúcar y otros productos cubanos.
Ante esta situación, la Unión Soviética se apresuró a aprovechar la
oportunidad y ofreció su propio mercado para Cuba: se comprometió a comprarle
azúcar y a abastecerla de petróleo. De este modo, la isla comenzó a reorientar su
economía hacia el bloque oriental.
Entonces, el gobierno norteamericano decidió buscar una salida militar al
problema. En abril de 1961 unos pocos emigrantes cubanos, apoyados, entrenados
y armados por Estados Unidos, intentaron invadir a Cuba. Estaban convencidos de
que su llegada despertaría un levantamiento general contra el nuevo gobierno
debido al descontento que las reformas de este habían generado entre algunos
cubanos. Sin embargo, la invasión, que se realizó por Bahía Cochinos, fracasó.
Cuba, sitiada económicamente y atacada militarmente, se transformó
8. definitivamente en un país socialista y, en noviembre de 1961, la revolución se
proclamó como marxista-leninista.
Al año siguiente el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy denunció la
construcción de bases de lanzamiento de misiles, por parte de la Unión Soviética,
en Cuba. Por este motivo se generó una crisis y Estados Unidos ordenó el bloqueo
naval de la isla, que dio lugar a la situación más tensa de la Guerra Fría. Finalmente,
la URSS accedió a retirar los cohetes.
Influjo de la Revolución cubana
La Revolución cubana influyó en el ambiente político de América Latina. El
rompimiento definitivo de Cuba con Estados Unidos y el miedo de este país a que
se volviera a repetir una nueva experiencia semejante, le llevó a endurecer su
política invadiendo militarmente algunos países como:
Panamá. La primera acción se produjo en 1964 con ocasión de disturbios
civiles nacionalistas. Esta invasión causó la muerte a varias personas.
República Dominicana. Tras el asesinato de Trujillo, en 1961, asumió el poder
Juan Bosch quien fue derrocado en 1963 por militares de la escuela de Trujillo. A
su vez, en 1965 una revolución militar nacionalista que quería devolverle a este país
el gobierno democrático trató de dar un golpe a los militares dictadores, pero la
intervención militar estadounidense frustró el intento.
La expansión de la ola revolucionaria y del castrismo tomó auge en los
movimientos guerrilleros que se formaron en casi todos los países de América
Latina. La mayor parte de estos grupos no logró sobrevivir a la represión, y esto dio
lugar a una reacción conservadora que agotó los movimientos reformistas.
la dictadura militar garantía del interés hegemonía del capital foráneo
A partir del golpe de Estado del 24 de marzo 1976 se produjeron profundos
cambios en la estructura económica argentina, que terminaron por conformar un
nuevo modelo económico basado en la acumulación rentística y financiera, la
apertura externa irrestricta, comercial y de capitales, y la disciplina miento social. La
dictadura militar se propuso restablecer la hegemonía del mercado en la asignación
de recursos, restringir la participación del Estado y abrir la competencia de los
productos nacionales con los extranjeros, aunque ello significara sacrificar la
industria local. En una primera etapa, de 1976 a 1978, se implementó un plan de
ajuste ortodoxo, con devaluación, liberación de precios, congelamiento de salarios,
facilidades para las importaciones, cese de la promoción de exportaciones
industriales. En esta cuestión fue de vital importancia la reforma financiera de 1977,
que ubicó al sector de las finanzas en una posición hegemónica en términos de
absorción y reparto de los recursos. El nuevo Régimen de Entidades Financieras
iniciaba un rumbo cuyo norte apuntaba a la liberalización del mercado interno y a
una mayor vinculación con los mercados mundiales.
El terrorismo de Estado impidió toda resistencia social a la transformación
regresiva de la economía. Las elites agropecuarias, los grandes grupos económicos
9. y financieros locales, y los intermediarios de las finanzas y el comercio
internacionales fueron los beneficiarios inmediatos y de largo plazo de estas
políticas.
Una segunda etapa comenzó en diciembre de 1978, con la aplicación de la
“tablita cambiaria”, que consistía en devaluaciones programadas inferiores a la
inflación. Estas apreciaron el peso, agravaron el cierre de las industrias nacionales,
imposibilitadas de competir con los productos importados, e impulsaron una gran
salida de divisas, a causa de los déficit comerciales y de servicios, como los
intereses pagados al capital extranjero y el turismo al exterior. Esos déficit se
cubrieron con ingresos de capitales y crearon la enorme deuda externa que ya en
1981 produjo una primera crisis de graves consecuencias por la elevación de las
tasas de interés internacionales.
De todas las medidas económicas tomadas en aquella época, el país heredó
varias que no han sido hasta ahora modificadas, algunas de las cuales, incluso, se
profundizaron en los años ’90. Las dos principales son la Ley de Entidades
Financieras Nº 21.526, sancionada en 1977, y la Ley de inversiones extranjeras Nº
21.382, ambas nacidas como decretos de la dictadura militar.
La primera de ellas comenzó a regir desde la aplicación de otra medida que
autorizaba al Banco Central a restituir a las entidades financieras la facultad de
captar depósitos por cuenta propia y fijar las tasas de interés activas y pasivas,
sobre la base de la garantía de los depósitos otorgada a esas entidades. La Ley Nº
21.526 establecía un nuevo régimen según el cual el Banco Central tendría la
facultad de superintendencia mientras se valoraba la libre competencia como el
medio idóneo para lograr un sistema más eficiente.
Los efectos de estos cambios con la legislación que los profundizó durante el
menemismo produjeron localmente el predominio de las finanzas especulativas
sobre la producción, en consonancia con la necesidad de los países centrales y las
grandes corporaciones de colocar sus superávit de liquidez y obtener mayores
rentabilidades aprovechando la diferencias entre las tasas de interés locales y las
internacionales.
También, como señala un trabajo reciente del Cefid/ar, dio como resultado
una notable extranjerización de los bancos, la concentración de los depósitos en los
bancos privados –pero sobre todo en los extranjeros–, un sistema crediticio
determinado por el mercado sin ninguna orientación pública, el predominio en la
asignación de créditos a corto plazo y la ausencia de préstamos para el desarrollo.
Esta ley constituyó sin duda una de las causas principales que provocaron la crisis
del 2001 y, aunque los cambios económicos posteriores introdujeron modificaciones
regulatorias que morigeraron sus consecuencias, los rasgos estructurales del
sistema permanecen incólumes, especialmente la estructura crediticia. Sólo la
acción de la banca pública es la que ha permitido suplir en parte estos problemas,
pero todavía se hace necesaria una nueva ley que suplante la anterior.
En cuanto a la ley de inversiones extranjeras, produjo una liberalización de la
entrada de capitales externos en el país, restringiendo al mínimo las áreas
10. prohibidas para este tipo de inversiones y asegurando un trato igualitario a las
inversiones extranjeras y a las nacionales. Esto acentuó el proceso de
desindustrialización, porque ese capital no se ubicó en sectores industriales y,
además, como la ley no obligaba a la reinversión de utilidades no se tradujo en una
radicación local de las ganancias empresariales.
El gobierno de Menem liberalizó aún más esta norma al establecer que los
inversores pueden colocar sus capitales sin aprobación previa y repatriar sus
utilidades en cualquier momento. Una consecuencia posterior fue la aceptación de
la intervención de instituciones internacionales como el Ciadi, que obliga a resolver
los conflictos derivados de ese tipo de inversiones en juzgados del exterior,
transgrediendo principios cardinales de la política exterior argentina, como las
doctrinas Calvo y Drago.
Esta ley debe igualmente modificarse. Para ello existe un proyecto de los
diputados Bastero y Rivas en la cual se establecen nuevas normas regulatorias que
restringen, por un lado, la radicación de capital extranjero a áreas claves de la
actividad productiva, de los servicios y de la seguridad nacional y, por otro,
establecen la necesidad de integrar esas inversiones a un plan estratégico de
desarrollo industrial diversificado, priorizando el empleo de personal de nacionalidad
argentina y determinando condiciones más estrictas para la repatriación de
capitales.
Para culminar, la herencia de la dictadura no termina allí; paradójicamente
una de las resoluciones que tomó Martínez de Hoz, porque afectaba sus propios
intereses, fue la supresión del impuesto a la herencia, una decisiónque ahora acaba
de revertirse en parte en la provincia de Buenos Aires.
El país ha avanzado enormemente de un modelo rentístico financiero en lo
económico y de exclusión en lo social a un modelo productivo e inclusivo, pero eso
no se refleja todavía en el cambio de instituciones creadas durante la dictadura
militar, una realidad que hay que reparar con urgencia, porque si las políticas son
diferentes la persistencia de la institución constituye un palenque donde puede
aferrarse de nuevo el fantasma del neoliberalismo.