evolucion

1. Evolución de la Web
Web no son sinónimo de Internet; Internet es la red de redes donde reside toda la
información, siendo un entorno de aprendizaje abierto, más allá de las instituciones
educativas formales. La web es un subconjunto de Internet que contiene información a
la que se puede acceder usando un navegador. Tanto el correo electrónico, como
facebook, twiter, wikis, blogs, juegos, etc. son parte de Internet, pero no la web.
La web es un “organismo vivo” y, como tal, evoluciona. Desde su creación el año 1966,
con esa primera red Arpanet, hasta el posterior nacimiento del Internet que conocemos,
no ha dejado de cambiar y perfeccionarse. Hemos pasado de una web 1.0 a la 2.0, 3.0
y ahora llega la web 4.0. Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
Web 1.0: Web estática.
La web 1.0 es la forma más básica que existe de navegadores de solo texto. Apareció
hacia 1990 y es muy primitiva para lo que hoy ofrece la web. La web 1.0 la utilizan
personas conectadas a la web utilizando Internet y es de solo lectura y el usuario es,
básicamente, un sujeto pasivo que recibe la información o la pública, sin que existan
posibilidades para que se genere la interacción con el contenido de la página; está
totalmente limitada a lo que el webmaster sube a la página web. Esta web primitiva es
estática, centralizada, secuencial, de solo lectura, y es no interactiva. Sirve para utilizar
el correo electrónico, navegadores, motores de búsqueda, etc.
Web 2.0: De una web estática a una web dinámica.
La Web 2.0 es un concepto confuso que se entreteje entorno de un buen número de
discusiones académicas, políticas, comerciales, filosóficas, y también pequeñas rencillas
entre puristas o geeks.
La Web 2.0 es como la Web 1.0, pero distinta. Es la web, pero no es sólo la web.
Si ustedes rastrean significados mediante un buscador como Google o Yahoo utilizando
la pregunta “¿Qué es la web 2.0?” probablemente encuentren replicada varias veces una
lista comparativa que supuestamente explica la contraposición entre la Web 2.0 (la
“nueva web”) y la Web 1.0 (la “vieja web”) Es interesante pensar cuáles son los elementos

2. esenciales que permiten a quienes realizan estas catalogaciones asociar una aplicación,
un programa, un enfoque a “Web 1.0” y otro a “Web 2.0”
Digamos, en términos globales, cuando se menciona el término Web 2.0 se está
haciendo referencia a una serie de aplicaciones y páginas de Internet que utilizan la
inteligencia colectiva para ofrecer servicios interactivos en red. Estas aplicaciones y
páginas, a diferencia de las clásicas de los inicios, no son estáticas y cerradas, sino que
admiten que el usuario participe, controle, ejerza cambios, edite, vote, en fin, que forme
parte del asunto.
Ya en 2004, durante la Web Conference, se establecieron algunas premisas que pueden
servirnos para comprender mejor el fenómeno.
Para la cultura 2.0:
 La web es la plataforma
 La información mantiene viva a Internet
 Se producen efectos en la red estimulados por la propia arquitectura de
participación.
 La innovación se manifiesta a través de los desarrollos de usuarios
independientes, con características distribuidas.
 El software que brinda servicios se encuentra en estado de beta perpetuo.
Cada uno de estos ítems tiene profundas implicancias para la sociedad actual, y por
cierto, afectan a la educación tradicional tal como la hemos entendido hasta ahora,
incluso a la educación que ya venía contemplando la inclusión de recursos tecnológicos
informáticos.
Tal vez ustedes hayan participado de la evolución de Internet en los últimos años, y acaso
recuerden, allá por los 90, una etapa en el que lo más moderno que se podía tener era
“tu propia página web”. En ese momento, los sitios de empresas populares empezaron
a tener grandes cantidades de usuarios. Y comenzaron a ejercer un control feroz sobre
los visitantes, no sólo mediante algunas formas obvias, como hacer obligatorio el registro
para permitirles simplemente “ver” el contenido de la web, o someterlos a publicidad
molesta e inevitable. En poco tiempo, el diseño de todas las páginas web más populares

3. estaba signado por molestas imágenes animadas que hacían que la web cargase muy
despacio y que le enviaban al usuario mensajes del estilo: “esta página es mía, no tuya”.
En la base de este comportamiento estaba la idea de que ofrecer algo gratis daba
derecho de ser arrogante. Los dominios puntocom arrasaban en el mercado, y el futuro
parecía ser “hacer negocios” con Internet. Sin embargo, a poco de andar la llamada
“burbuja” de Internet se infló demasiado y no logró resistir. Aquí y allá, anticipando el
agotamiento del paradigma original, empezaron a florecer pequeños focos de innovación
alentados por la capacidad de comunicación efectiva entre usuarios. Los grupos, las
comunidades, las agrupaciones y tribus diversas que se encontraban mediante las
herramientas disponibles en Internet fueron generando una nueva corriente que alcanzó
niveles muy globales.
Paralelamente al crecimiento de cantidad de usuarios de la Red, se intensificó el
crecimiento de aplicaciones cada vez más accesibles. La red de redes se volvía un
espacio reconfigurado, “habitable” no sólo por los entendidos sino cada vez más
amigable para los inexpertos. A partir del uso de herramientas gratuitas y simples, miles
o millones de personas logran ser autores y editores de espacios virtuales para publicar
información, sus fotos o escritos, compartir motores de búsqueda, intercambiar archivos
por medio de portales, y una inmensa variación de acciones que siguen surgiendo
prácticamente a diario.
Asistimos a la emergencia de un interesante paradigma de comunicación que nos pone
de cara a un modo innovador de “dialogar” y recrear las prácticas comunicativas en la
era de los progresos digitales.
Según O’Reilly, quien luego de la exitosa presentación en la Web Conference, se
estableció como principal promotor de la noción de Web 2.0, los principios constitutivos
de ésta son siete:
1. La World Wide Web como plataforma de trabajo
2. El fortalecimiento de la inteligencia colectiva
3. La gestión de las bases de datos como competencia básica
4. El fin del ciclo de las actualizaciones de versiones del software

4. 5. Los modelos de programación ligera junto a la búsqueda de la simplicidad
6. El software no limitado a un solo dispositivo
7. Las experiencias enriquecedoras de los usuarios.
Estos principios ilustran bastante bien las características aceptadas para caracterizar a
un producto o servicio como parte o no de la Web 2.0.
Pero como suele haber fanáticos de los límites estrictos, puede que encuentren tablas
comparativas que incluyan algunos o todos los ítems que se muestran a continuación,
contraponiéndolos:

5. Pero más allá de todo intento de definición, el concepto de Web 2.0 es acerca de las
personas y lo que ellas podrían llegar a hacer con las herramientas disponibles. Es
acerca de crear aplicaciones pequeñas, simples y específicas a las que se puede
acceder desde cualquier computadora por medio de un navegador cualquiera,
aplicaciones fáciles de usar y con un verdadero sentido, que no exigen fidelidad ni se
adueñan de nuestra PC, puesto que trabajan directamente en el servidor original. La Web
es nuestro escritorio, nuestro inmenso escritorio.
Los neologismos técnicos y los cientos de acrónimos de moda relacionados con la Web
2.0 son sólo una consecuencia, no lo contrario.
 Web 2.0 no es cualquier cosa nueva que aparezca en Internet.
 Web 2.0 no es sólo software usable. Tampoco es, por cierto, ningún software o
aplicación que nos impida compartir, o nos obligue a no hacerlo.
 Web 2.0 no es repetir lo de siempre, con herramientas más potentes.
 Web 2.0 no es precisamente una tecnología, sino una actitud.
Líneas Básicas de la web 2.0
En el libro “Planeta Web 2.0” escrito por los investigadores Cristóbal Cobo Romaní y
Hugo Pardo Kuklinski leemos esta sentencia:
“Cualquier cartografía sobre la Red está condenada al fracaso, básicamente por lo
dinámico que es la renovación del entorno de aplicaciones digitales y por su permanente
transformación.”
Bien, en ese caso, será una cartografía provisoria y sujeta a reformulación. Una
cartografía en beta permanente, como corresponde.
No obstante, se toma de estos mismos autores las cuatro líneas básicas que nos
permiten distinguir con mayor nitidez la influencia de este nuevo estilo de uso de las
herramientas comunicacionales online. Estas líneas son:

6. 1. Redes sociales
Describe todas aquellas herramientas proyectadas para la formación de espacios que
emprendan o faciliten la formación de comunidades y procesos de intercambio social.
Una de las peculiaridades de la Web actual es la de proyectarse como un “lugar de
conversación” (una estudiante diría “me conecto un ratito para quedar con mis
amigas” significando “quedar” para ella algo así como una charla breve donde quedan
plasmados los acuerdos: nos reunimos a tal hora, en tal lugar).
En estos espacios virtuales por los que transitan, al decir de Prensky nativos e
inmigrantes digitales por igual, se generan sentimientos de empoderamiento y
pertenencia de los usuarios en relación con la Red. Aquí los participantes se
conducen usando normas similares a las del mundo social real, aunque algunas
reglas de “etiqueta” tales como el uso de las mayúsculas, por citar el caso más
conocido, requieren ser aprendidas por muchos de los cibernautas noveles a fuerza
de ser “reprendidos” por los experimentados. La participación está influida por la
reputación, tal como ocurre en la sociedad.
Al respecto, en su libro sobre Inteligencia colectiva, Pierre Lévy hace una curiosa,
compleja e inquietante comparación entre historias bíblicas e historias virtuales,
destacando el elemento propio de la convivencia necesario para ser considerado
“justo” en las redes sociales. Su conclusión es que necesitamos reforzar la
generosidad y la hospitalidad, ya que “hemos vuelto a ser nómadas” del planeta, no
en sentido del permanente traslado físico, sino en el movimiento dentro del mundo
virtual.
2. Contenidos
Esta línea se refiere a todas las herramientas que sirven para la lectura y la escritura
en línea, y también para intercambiar y distribuir esos contenidos.
La marca diferencial es que hablamos de contenidos producidos por usuarios muchas
veces sin demasiados conocimientos técnicos, privilegio que en el modelo 1.0 estaba
reservado para una élite: los webmasters.

7. Para el modelo 2.0 es evidente la evolución desde la época en que los cibernautas
eran percibidos como simples consumidores de contenidos creados por personas con
ciertos privilegios hacia un momento en que el propio usuario crea, modifica y
comparte el contenido, utilizando unos recursos básicos mínimos: su computadora,
conectividad y unos pocos conocimientos elementales en el uso de la Red.
Al mismo tiempo que se expande la generación de contenidos particularizados, se
expande la difusión de los llamados microformatos: pequeñas soluciones que
incentivan y favorecen el libre intercambio de contenidos. De esta línea se deriva,
fluidamente, la siguiente: la magnitud de esta revolución tecnológica y social permite
el reconocimiento de nuevas maneras de organizar y compartir la información, y esta
información se va estructurando de un modo anárquico, pero paradójicamente
coordinado en un sistema que ya empieza a llamarse conocimiento distribuido.
3. Organización social e inteligente de la información
Decía previamente que la profusión de contenidos crea o requiere de herramientas y
recursos para etiquetar, sindicar e indexar esa enorme masa de datos disponibles,
que faciliten el orden y almacenamiento de estos, así como de otros recursos
disponibles en la Red.
Como todos sabemos, el exceso de información termina siendo contraproducente, en
más de un sentido. En primer lugar, porque los dispositivos de almacenamiento y
transporte requieren cada vez mayores espacios “grabables”, y en segundo lugar
porque la superabundancia se transforma de una cualidad en un inconveniente en el
momento de tomar decisiones.
Ante el inminente conflicto de infoxicación, comenzaron a surgir nuevos y eficaces
medios y sistemas para estructurar la información de la manera más similar posible
al modo en que nuestros cerebros ordenan el caudal gigantesco de datos
provenientes de nuestras experiencias.

8. Algunos de estos recursos se están desarrollando como novedosos sistemas que se
entrelazan entre sí, interpretando no sólo los datos sino también los metadatos para
adaptarse a las acciones de los usuarios.
Herramientas como los modernos buscadores, los marcadores sociales, las llamadas
nubes de tags, son ejemplos de estos dispositivos que intentan humanizar y
reorganizar inteligentemente la información que se produce a ritmos cada vez más
vertiginosos.
Y una vez más, esta característica de la Web 2.0 da paso a la siguiente…
4. Tecnologías de servicios entrelazados (mashup)
La palabra “mashup” se aplica en general a una web o una aplicación web que de
forma transparente asocia, mezcla contenidos de más de una fuente de un modo
integrado.
La finalidad de este entremezclado es ofrecer al usuario mejores servicios de valor
añadido. Seguramente se encontrarán el término mashup aplicado a aplicaciones que
se conocen como híbridas: heterogéneas en sus orígenes, pero fusionadas a fin de
ofrecer una solución más completa. Sitios como Google o eBay ofrecen sus APIs
(Applications Programming Interface ) a los desarrolladores para que los integren en
sus productos libremente. Un sistema inmobiliario que agrega la posibilidad de
GoogleMaps, por ejemplo, es un caso clásico de mashup
De una web de lectura a una web de lectoescritura
Supongo que, a estas alturas de la lectura, estamos de acuerdo en que no se necesita
nada especial para ingresar a la Web 2.0, más allá de que es probable que muchas
de las aplicaciones disponibles exijan equipamientos informáticos más potentes, y
conexiones bastante más veloces.

9. Hemos visto que algunos autores hablan de este nuevo fenómeno calificándolo como
un paradigma emergente, en contraposición con el previo, cuya marca en el orillo
podría pasar a ser paradigma tradicional.
Sin embargo, todos sabemos que no basta que las herramientas existan para que
alguien la use, y mucho menos para que las use en toda su potencialidad. Del mismo
modo, calificar a la Web 2.0 de interactiva, colaborativa, flexible, democrática… nos
hace pensar que en la antítesis estaría una web unidireccional, individualista,
inflexible autoritaria…o al menos “no democrática”.
Al respecto, la investigadora Emilia Ferreiro nos dice, sensatamente, que las nuevas
posibilidades tecnológicas que nos ofrece Internet:
“….están introduciendo cambios profundos y acelerados en la manera de
comunicarnos y de recibir información. [….] Pero esos instrumentos no son
“democráticos” por sí mismos (tanto como el alfabeto no es democrático en sí mismo).
Luchar por la democratización en el acceso a las nuevas tecnologías es una cosa;
aplicarle el calificativo de “democráticas” es otra cosa”
En este contexto estamos, unos más cerca, otros aún a prudente distancia del
fenómeno, pero ciertamente todos afectados por la presencia de Internet, se llame
1.0, 2.0, 2.5, 3.0…o el número que vaya tocando en suerte.
Y estamos, más precisamente, en el horizonte del Nivel Superior, en el cual hay
unanimidad en el diagnóstico –un poco sombrío- acerca de las competencias
comunicativas que se esperan de los futuros docentes. Este es uno de los motivos
que nos anima a proponerles recorrer este curso de acción.

10. Coincido también con la apreciación de Paula Carlino:
“Es habitual que los docentes insistamos en que [los alumnos] deban leer pero
es más raro que pensemos que también han de escribir para aprender nuestras
materias. La escritura está más descuidada que la lectura. Y sin embargo, la
escritura es una de las actividades intelectuales más formativas que existen”
Estarán de acuerdo conmigo en que es probable que ni los alumnos de Nivel Superior
o Universitario -¡ni de ningún otro!- disfruten de la lectura y la escritura si no fueron
formados en las estrategias que les permitan alfabetizarse adecuadamente en el
contexto esperado. Y esto no sucede si sus docentes no adquieren asimismo la
práctica consciente de la buena lectura, de la buena producción escrita. Trabajar con
Internet como escenario no nos exime de esta buena práctica, más bien nos enfrenta
a contextos novedosos donde recrear lo que ya sabemos o intuimos…
Referencias Bibliográficas
Reig D. (2010). Tercera Década de la Web. Disponible en: https://es.slideshare.net/dreig/unidad1-
espiral
Latorre, M. (2018). Evolución de la Web. Disponible en: https://n9.cl/v2w8g