El sistema financiero ecuatoriano es vital para la economía del país. Consiste en un conjunto de instituciones como bancos, cooperativas y mutualistas que captan ahorros del público y prestan fondos para impulsar la actividad económica. Entre sus principales funciones están promover el ahorro, buscar el crecimiento económico, apoyar la política monetaria y facilitar el intercambio de bienes y servicios.