5. me estaba dilatando sobre los grandes sufrimientos que nosotros los alcohólicos habíamos conocido y supongo que mis palabras tenían un fuerte olor a autoconmiseración y a exhibicionismo.
6. Insistía en describir nuestra experiencia de bebedores como una gran calamidad, un terrible infortunio.
7. Después de la reunión, me abordó un cura católico y, con tono muy amable, me dijo:
8. “ Le oí decir que creía que su forma de beber era un infortunio.
9. Pero a mí me parece que, en el caso suyo, era una tremenda buenaventura.
10. ¿No fue esa experiencia horrible lo que le humilló tanto que hizo que pudiera encontrar a Dios?
11. ¿No fue el sufrimiento lo que le abrió los ojos y el corazón?
12. Todas las oportunidades que usted tiene hoy, toda esta maravillosa experiencia que usted llama AA, tuvieron su origen en un profundo sufrimiento personal.
13. En su caso no fue ningún infortunio. Fue una invaluable buenaventura. Ustedes los AA son gente privilegiada.”
14. Este sencillo y profundo comentario me conmovió mucho. Marca un momento decisivo de mi vida.
15. Me hizo pensar como nunca en la relación que tenia con mis compañeros de AA. Me hizo poner en duda mis propios motivos.
16. ¿Por qué había venido a Baltimore? ¿Estaba allí solo para bañarme en los aplausos y la aprobación de mis compañeros?
17. ¿Estaba allí como maestro o como predicador? ¿Me creía a mi mismo un eminente cruzado moral?
18. Al pensarlo me confesé avergonzado a mi mismo que tenía todos esos motivos, había sacado un placer indirecto y bastante egocéntrico de mi visita.
19. Pero era solo eso? ¿No tenía otro motivo mejor que mi avidez de prestigio y aplausos? ¿Había llegado Baltimore para satisfacer únicamente esta necesidad y ninguna otra más profunda y noble?
20. Entonces, me vino un destello de inspiración. Alguien que quería transformarme; Bajo mi vanagloria superficial o pueril, vi obrando a Alguien muy superior a mí.
21. Alguien que, si yo lo permitiera, me libraría de mis deseos menos honestos y los reemplazaría con aspiraciones más encomiables. En estas, si yo tuviera suficiente humildad, podría encontrar la paz.
22. En aquel momento vi con perfecta claridad la razón por la que realmente debía de haber venido a Baltimore. Debía haber viajado allí con la feliz convicción de que yo necesitaba a los Baltimorenses aun más de lo que ellos me necesitaran a mi;
23. que tenia la necesidad de sentirme unido a ellos, fusionándome en su sociedad; que, incluso si ellos insistían en considerarme como su maestro, yo debía considerarme a mí mismo como su pupilo.
24. Me di cuenta de que había estado viviendo muy aislado, muy alejado de mis compañeros, y muy sordo a esa voz interior. En vez de ir a Baltimore como un mero agente que lleva el mensaje de su experiencia, llegué como el fundador de A.A.
25. Y, como un vendedor en una convención, me había puesto mi etiqueta de identificación para que todos la pudieran ver bien.
26. Cuanto mejor habría sido si hubiera sentido gratitud en vez de satisfacción de mi mismo
27. – gratitud por haber padecido una vez los sufrimientos del alcoholismo,
28. gratitud por el milagro de recuperación que la Providencia había obrado en mí,
29. gratitud por el privilegio de servir a mis compañeros alcohólicos,
30. y gratitud por los lazos fraternales que me unían a ellos en una camaradería cada vez más intima, como muy pocas sociedades conocen.
31. Era verdad lo que me dijo el cura “ Su infortunio se ha convertido en una buenaventura. Ustedes los AA son gente privilegiada”