El documento describe cómo Estados Unidos inició el Proyecto Manhattan durante la Segunda Guerra Mundial para desarrollar armas nucleares. Estados Unidos lanzó bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, matando a cientos de miles de personas e incitando la rendición de Japón. El documento también detalla los devastadores efectos de las radiaciones sobre los supervivientes a corto y largo plazo.
1. A inicios de la Segunda Guerra Mundial,
por tanto, muchos científicos y gobiernos eran conscientes de la posibilidad de
crear un arma nuclear. Sin embargo, sólo Alemania y Estados Unidos estaban en
condiciones de embarcarse en el proyecto con seriedad. Desde el principio, el
programa alemán estuvo plagado de dificultades, limitaciones y errores,
probablemente por la ausencia de una percepción teórica clara sobre sus
posibilidades. Estados Unidos, en cambio, contaba con los recursos industriales y
los mejores cerebros de su tiempo: Albert Einstein, Leo Szilard, Robert
Oppenheimer, Enrico Fermi, Arthur Compton y muchos más. Eso les permitió iniciar
en secreto el monumental Proyecto Manhattan, con el objeto de construir
bombas atómicas que les otorgaran una ventaja decisiva en la Segunda Guerra
Mundial.
Los días 6 y 9 de agosto de 1945, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos lanzó
desde bombarderos B-29 sendas bombas atómicas sobre las
ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. La primera era una bomba por
disparo de uranio de unos 15 kt, llamada Little Boy, y la segunda funcionaba
por implosión de plutonio bajo el nombre Fat Man, con unos 25 kt de potencia.
Esto equivale a la vigésima parte de la potencia de las armas nucleares actuales,
y una milésima de las más potentes desarrolladas durante la Guerra Fría. Ambas
ciudades resultaron aniquiladas instantáneamente, con un saldo aproximado de
entre 150.000 y 220.000 muertos,6 la gran mayoría civiles. Un número
indeterminado de personas fallecieron con posterioridad debido a sus heridas y a
los efectos de la radiación. Se ha producido un elevado número de mutaciones
en bebés, durante varias generaciones. Estos hechos, que constituyen el primer y
hasta ahora único uso de armas nucleares en un conflicto real, precipitaron la
capitulación de Japón y el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Se estima que hacia finales de 1945, las bombas habían matado a 140.000
personas en Hiroshima y 80.000 en Nagasaki, aunque sólo la mitad había fallecido
los días de los bombardeos. Entre las víctimas, del 15 al 20% murieron por lesiones
o enfermedades atribuidas al envenenamiento por radiación. Desde entonces,
algunas otras personas han fallecido de leucemia (231 casos observados) y distintos
cánceres (334 observados) atribuidos a la exposición a la radiación liberada por las
bombas. En ambas ciudades, la gran mayoría de las muertes fueron de civiles.
2. Consecuencias.
La explosión de la bomba atómica elevó la temperatura decenas de miles de
grados hasta fundir prácticamente todo tipo de material, incluida la arcilla. El
huracán generado por esta energía liberada que evolucionó en dos oleadas, con
sentido contrario alcanzó los 1.500 kilómetros por hora de velocidad.
Miles de personas fallecieron en el acto, muchos volatizados, otros abrasados y
algunos lanzados a varios kilómetros de distancia de su punto de origen por el
vendaval desata.
Pero el horror no acabó aquí. «El sol de la muerte», nombre que dieron los
japoneses a los efectos radiactivos de los rayos gamma, delta y alfa, provocó una
huella de dolor en cientos de víctimas del bombardeo. Hasta veinte años después
de producida la explosión morían supervivientes de la misma a causa de dichas
secuelas.
Las principales lesiones, según la dosis de radiación absorbida, se deben a
trastornos hemáticos, desde anemia aplástica a leucemia; lesiones en los epitelios
de revestimiento de la piel y en las mucosas, principalmente en la respiratoria y
en la digestiva, con aparición de vómitos, náuseas y hemorragias; lesiones
cutáneas del tipo de necrosis aguda y que coexisten con las propias de las
quemaduras por el calor de la explosión y lesiones en el epitelio gonadal, causa
de ulteriores malformaciones fetales.
3. Después del suceso...
Publicada el 28-03-2010 00:59 en globedia:
Los japoneses afectados por las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y
Nagasaki, en 1945, han celebrado el acuerdo alcanzado el viernes entre Rusia y
Estados Unidos sobre la reducción de armas ofensivas estratégicas.
"El acuerdo acerca el día en que serán destruidas todas las armas nucleares,
hecho que me alegra sobremanera porque soy uno de los afectados por las
bombas atómicas", declaró el portavoz del Consejo de las Organizaciones de
víctimas de bombas nucleares de Japón, Tadashi Tsuboi, a la cadena de
televisión NHK..
"Es importante que los dos líderes hayan logrado ponerse de acuerdo porque ya
es hora de librar el mundo de las armas nucleares", expresó por su parte el
secretario general del Consejo de víctimas de bombas nucleares de Nagasaki,
Hirotami Yamada.
Finalmente todos esperamos que en todo el tiempo que transcurra nadie
pueda llegar a causar tantos daños como los que causaron las nombradas
bombas atómicas que perjudicaron a las ciudades japonesas Hiroshima y
Nagasaki.
Ojalá todos los que piensen en provocar algún daño físico o moral a
alguna persona o población pueda llegar a pensar en las consecuencias y
en los afectados por este tipo de actos poco humanos.
Doris Potosí
Addis Palacios