2. ¿QUÉ ES THELEMA?
Thelema es una filosofía de vida basada en las máximas «haz tu voluntad: será toda la ley», y «amor es la ley, amor bajo
voluntad». El ideal de «haz tu voluntad» y su asociación con la palabra thelema tiene su antecedente en François Rabelais (1494-
1553), pero fue más desarrollada1 y popularizada2 por Aleister Crowley (1875-1947), quien fundó una
religión3 llamada thelema, basada en este ideal. La palabra misma es la transliteración al inglés del sustantivo en idioma griego
koiné θέλημα(/zélema/): ‘voluntad’, que proviene del verbo θέλω (/zelo/): querer, desear, propósito. Algunos escritos
del cristianismo primitivo usan esta palabra para referirse a la voluntad del dios Yahvé, la voluntad humana,5 e incluso la
voluntad del opositor de Dios, el Diablo.
En el siglo XVI, François Rabelais usó «thélème» ―la forma francesa de la palabra― como el nombre de una abadía
ficticia en su famoso libro Gargantúa y Pantagruel. La única regla de esta abadía era «fay çe que vouldras» (en francés moderno: «fais
ce que tu voudras» o ‘haz aquello que deseas’). Esta regla fue reavivada y usada en el mundo real a mediados del siglo XVIII por
sir Francis Dashwood, quien la inscribió en la puerta de su abadía en Medmenham, donde sirvió como lema del Club del
Fuego Infernal.
La misma regla fue usada en 1904 por Aleister Crowley en El Libro de la Ley. Este libro contiene tanto la frase «haz tu
voluntad» como la palabra thelema, en griego, la cual Crowley tomó para el sistema filosófico, místico y religioso que
subsecuentemente desarrolló. Este sistema incluye ideas del ocultismo, yoga, y misticismo tanto oriental como occidental
(especialmente la cábala).
3. CITAS DE THELEMA
«Los congregados en Thelema empleaban su vida, no en atenerse a leyes, reglas o estatutos, sino a ejecutar su
voluntad y libre albedrío. Levantábanse del lecho cuando les parecía bien, y bebían, comían, trabajaban y dormían
cuando sentían deseo de hacerlo. Nadie les despertaba, ni le forzaba a beber, o a comer, ni nada.
»Así lo había dispuesto Gargantúa. La única regla de la Orden era ésta:
Haz Lo Que Quieras
»Y era razonable, porque las gentes libres, bien nacidas y educadas, cuando tratan con personas honradas,
sienten por naturaleza el instinto y estímulo de huir del vicio y acogerse a la virtud. Y es a esto a lo que llaman
honor.
»Pero cuando las mismas gentes se ven refrenadas y constreñidas, tienden a rebelarse y romper el yugo
que las abruma. Pues todos nos inclinamos siempre a buscar lo prohibido y codiciar lo que se nos niega» (Francois
Rebelais, Gargantúa y Pantagruel).