1. Gustave
Caillebotte
Francia, 1848 - 1894
El impresionista
urbano
Acompaña a esta presentación, en versión de Arthur Rubinstein, nocturno nº 09 op 32 nº 1 de Federico Chopin
2. Gustave
Caillebotte
Francia, 1848 - 1894
El impresionista
urbano
Acompaña a esta presentación, en versión de Arthur Rubinstein, nocturno nº 09 op 32 nº 1 de Federico Chopin
3. Joven en la ventana, 1875 - Colección privada de la Flia.
Gustave Caillebotte fue
uno de los iniciadores de
la rebelión contra la
Academia de Bellas Artes
de París y acompañado
entre otros por Monet,
Renoir, Pissarro, Bazille y
Sisley, fue también
numen del movimiento
impresionista francés
que terminaría por
cambiarle el curso a la
historia del arte.
He aquí una pequeña
galería de las obras más
famosas de este genio de
la pintura universal.
Avanzar con el mouse
Gustave Caillebotte fue
uno de los iniciadores de
la rebelión contra la
Academia de Bellas Artes
de París y acompañado
entre otros por Monet,
Renoir, Pissarro, Bazille y
Sisley, fue también
numen del movimiento
impresionista francés
que terminaría por
cambiarle el curso a la
historia del arte.
He aquí una pequeña
galería de las obras más
famosas de este genio de
la pintura universal.
4. Avanzar con el mouseAvanzar con el mouseAvanzar con el mouseAvanzar con el mouseAvanzar con el mouseLes raboteurs de parquet, 1875 - Musée d'Orsay, ParisAlmuerzo, 1876 - Colección privada de la Flia.Joven tocando el piano, 1876 - Colección privada de la Flia.Le pont de l'Europe, 1876 - Petit Palais, Geneva Avanzar con el mouseLe pont de Europe, 1877 - Kimbell Art Museum, USA
5. Caillebotte pintaba por el más puro placer de hacerlo. Heredero de una gran fortuna
familiar, su subsistencia jamás dependió de la venta de sus cuadros. Tanto fue así que a
sus 34 años y harto de soportar las despiadadas críticas que recibían por entonces las
innovadoras pinturas impresionistas, se rehusó por completo a seguir exponiendo sus
obras las que, hasta el momento de su muerte, llegaron a totalizar más de 500.
Avanzar con el mouse
Caillebotte pintaba por el más puro placer de hacerlo. Heredero de una gran fortuna
familiar, su subsistencia jamás dependió de la venta de sus cuadros. Tanto fue así que a
sus 34 años y harto de soportar las despiadadas críticas que recibían por entonces las
innovadoras pinturas impresionistas, se rehusó por completo a seguir exponiendo sus
obras las que, hasta el momento de su muerte, llegaron a totalizar más de 500.
Esa circunstancia, sumada a que durante las seis décadas posteriores a su desaparición
casi todos sus cuadros permanecieron en poder de la familia, hizo que el nombre de
Caillebotte se fuera diluyendo en el tiempo hasta caer prácticamente en el olvido.
Esa circunstancia, sumada a que durante las seis décadas posteriores a su desaparición
casi todos sus cuadros permanecieron en poder de la familia, hizo que el nombre de
Caillebotte se fuera diluyendo en el tiempo hasta caer prácticamente en el olvido.
Recién hacia 1960, cuando algunos de sus herederos comenzaron a desprenderse de
unas pocas pinturas, el mundo descubrió que a la historia del arte se le había perdido un
eslabón importante. Un genio de la pintura a quien no sólo se lo reconoce hoy como tal
sino también como "mecenas de los impresionistas”.
Recién hacia 1960, cuando algunos de sus herederos comenzaron a desprenderse de
unas pocas pinturas, el mundo descubrió que a la historia del arte se le había perdido un
eslabón importante. Un genio de la pintura a quien no sólo se lo reconoce hoy como tal
sino también como "mecenas de los impresionistas”.
6. Caillebotte pintaba por el más puro placer de hacerlo. Heredero de una gran fortuna
familiar, su subsistencia jamás dependió de la venta de sus cuadros. Tanto fue así que a
sus 34 años y harto de soportar las despiadadas críticas que recibían por entonces las
innovadoras pinturas impresionistas, se rehusó por completo a seguir exponiendo sus
obras las que, hasta el momento de su muerte, llegaron a totalizar más de 500.
Avanzar con el mouse
Caillebotte pintaba por el más puro placer de hacerlo. Heredero de una gran fortuna
familiar, su subsistencia jamás dependió de la venta de sus cuadros. Tanto fue así que a
sus 34 años y harto de soportar las despiadadas críticas que recibían por entonces las
innovadoras pinturas impresionistas, se rehusó por completo a seguir exponiendo sus
obras las que, hasta el momento de su muerte, llegaron a totalizar más de 500.
Esa circunstancia, sumada a que durante las seis décadas posteriores a su desaparición
casi todos sus cuadros permanecieron en poder de la familia, hizo que el nombre de
Caillebotte se fuera diluyendo en el tiempo hasta caer prácticamente en el olvido.
Esa circunstancia, sumada a que durante las seis décadas posteriores a su desaparición
casi todos sus cuadros permanecieron en poder de la familia, hizo que el nombre de
Caillebotte se fuera diluyendo en el tiempo hasta caer prácticamente en el olvido.
Recién hacia 1960, cuando algunos de sus herederos comenzaron a desprenderse de
unas pocas pinturas, el mundo descubrió que a la historia del arte se le había perdido un
eslabón importante. Un genio de la pintura a quien no sólo se lo reconoce hoy como tal
sino también como "mecenas de los impresionistas”.
Recién hacia 1960, cuando algunos de sus herederos comenzaron a desprenderse de
unas pocas pinturas, el mundo descubrió que a la historia del arte se le había perdido un
eslabón importante. Un genio de la pintura a quien no sólo se lo reconoce hoy como tal
sino también como "mecenas de los impresionistas”.
Retrato de Mme. Boissiere tejiendo, 1878 - Museum of Fine Arts, Houston, USA Avanzar con el mouse
7. Avanzar con el mouseHombre con sacón azul, 1884 - Colección privada de la Flia.Remero con galera, 1878 - Colección privada de la Flia. Avanzar con el mouseEn un café, 1880 - Musée des Beaux-Arts, Rouen Avanzar con el mouseRetrato de la madre del artista, 1877 - Colección privada de la Flia. Avanzar con el mouse
8. Gustave Caillebotte disfrutaba comprando para su colección privada muchas de las obras
de sus propios colegas. Las elegía con gran cuidado y pagaba por ellas más que generosa-
mente, pero era un secreto a voces que lo hacía para ayudarlos a sobrellevar las penurias
económicas que padecían por entonces los “porfiados” pintores impresionistas.
A Claude Monet llegó incluso a financiarle una parte de sus estudios de dibujo y cuando
tras los sistemáticos rechazos de la Academia de Bellas Artes de París los impresionistas
resolvieron exponer sus cuadros fuera de ese ámbito, no fue sino Caillebotte quien afrontó
de su propio bolsillo el alquiler y la ornamentación del primer salón.
Pero el golpe de gracia recién fue dado cuando tras la muerte de Caillebotte su albacea
anunció que éste había legado al Estado de Francia toda su colección pictórica,
imponiéndole como ‘conditio sine qua non’ la obligación taxativa de exponer las obras en
el Museo de Luxemburgo y, luego de 20 años, en el Museo del Louvre.
Gustave Caillebotte disfrutaba comprando para su colección privada muchas de las obras
de sus propios colegas. Las elegía con gran cuidado y pagaba por ellas más que generosa-
mente, pero era un secreto a voces que lo hacía para ayudarlos a sobrellevar las penurias
económicas que padecían por entonces los “porfiados” pintores impresionistas.
A Claude Monet llegó incluso a financiarle una parte de sus estudios de dibujo y cuando
tras los sistemáticos rechazos de la Academia de Bellas Artes de París los impresionistas
resolvieron exponer sus cuadros fuera de ese ámbito, no fue sino Caillebotte quien afrontó
de su propio bolsillo el alquiler y la ornamentación del primer salón.
Pero el golpe de gracia recién fue dado cuando tras la muerte de Caillebotte su albacea
anunció que éste había legado al Estado de Francia toda su colección pictórica,
imponiéndole como ‘conditio sine qua non’ la obligación taxativa de exponer las obras en
el Museo de Luxemburgo y, luego de 20 años, en el Museo del Louvre.
Avanzar con el mouseAvanzar con el mouse
9. Gustave Caillebotte disfrutaba comprando para su colección privada muchas de las obras
de sus propios colegas. Las elegía con gran cuidado y pagaba por ellas más que generosa-
mente, pero era un secreto a voces que lo hacía para ayudarlos a sobrellevar las penurias
económicas que padecían por entonces los “porfiados” pintores impresionistas.
A Claude Monet llegó incluso a financiarle una parte de sus estudios de dibujo y cuando
tras los sistemáticos rechazos de la Academia de Bellas Artes de París los impresionistas
resolvieron exponer sus cuadros fuera de ese ámbito, no fue sino Caillebotte quien afrontó
de su propio bolsillo el alquiler y la ornamentación del primer salón.
Pero el golpe de gracia recién fue dado cuando tras la muerte de Caillebotte su albacea
anunció que éste había legado al Estado de Francia toda su colección pictórica,
imponiéndole como ‘conditio sine qua non’ la obligación taxativa de exponer las obras en
el Museo de Luxemburgo y, luego de 20 años, en el Museo del Louvre.
Gustave Caillebotte disfrutaba comprando para su colección privada muchas de las obras
de sus propios colegas. Las elegía con gran cuidado y pagaba por ellas más que generosa-
mente, pero era un secreto a voces que lo hacía para ayudarlos a sobrellevar las penurias
económicas que padecían por entonces los “porfiados” pintores impresionistas.
A Claude Monet llegó incluso a financiarle una parte de sus estudios de dibujo y cuando
tras los sistemáticos rechazos de la Academia de Bellas Artes de París los impresionistas
resolvieron exponer sus cuadros fuera de ese ámbito, no fue sino Caillebotte quien afrontó
de su propio bolsillo el alquiler y la ornamentación del primer salón.
Pero el golpe de gracia recién fue dado cuando tras la muerte de Caillebotte su albacea
anunció que éste había legado al Estado de Francia toda su colección pictórica,
imponiéndole como ‘conditio sine qua non’ la obligación taxativa de exponer las obras en
el Museo de Luxemburgo y, luego de 20 años, en el Museo del Louvre.
Avanzar con el mouseAvanzar con el mouseAvanzar con el mouse
El inventario señalaba que dicha colección estaba integrada por 69 cuadros que no eran
otros que aquellos que había ido comprándoles a los impresionistas: 19 obras de Camille
Pissarro, 14 de Claude Monet, 10 de Pierre-Auguste Renoir, 9 de Alfred Sisley, 7 de Edgar
Degas, 5 de Paul Cézanne y 4 de Edouard Manet.
Hasta los menos avisados cayeron en la cuenta que Caillebotte había realizado una jugada
maestra al legar, en realidad, nada más ni nada menos que la llave que abría, para todas
esas obras tantas veces rechazadas por la Academia de Bellas Artes de París, las puertas
de los dos museos más importantes de Francia: ¡Luxemburgo y el Louvre!
El inventario señalaba que dicha colección estaba integrada por 69 cuadros que no eran
otros que aquellos que había ido comprándoles a los impresionistas: 19 obras de Camille
Pissarro, 14 de Claude Monet, 10 de Pierre-Auguste Renoir, 9 de Alfred Sisley, 7 de Edgar
Degas, 5 de Paul Cézanne y 4 de Edouard Manet.
Hasta los menos avisados cayeron en la cuenta que Caillebotte había realizado una jugada
maestra al legar, en realidad, nada más ni nada menos que la llave que abría, para todas
esas obras tantas veces rechazadas por la Academia de Bellas Artes de París, las puertas
de los dos museos más importantes de Francia: ¡Luxemburgo y el Louvre!
Avanzar con el mouse
10. Nos ha quedado para el final, y no por casualidad, éste que es el más famoso
de todos los cuadros de Gustave Caillebotte (Calle de París, día lluvioso).
Fue pintado en 1877 y se encuentra actualmente en el Art Institute of Chicago.
Disfrutémoslo y dediquémosle con nuestra contemplación, un explícito
homenaje a un genio que habiendo elegido para sí el anonimato, terminó de
pie sobre el pedestal de un notorio altruista.
Avanzar con el mouse