3. Qué normales parecemos la mayoría
cami-nando tranquilamente en la calle.
Dos piernas de igual longitud que caminan rectamente, un
tronco propor-cionado, la cabeza sólidamente afian-zada al
cuello, los brazos cargando un bulto, las manos con cinco
dedos, la boca cerrada o conversando, los ojos alerta.
4. Y qué rechazo
y lástima
provo-can las
personas
deformes, los
cuerpos
contrahechos
Incluso aunque
sea nor-mal, un
cuerpo que se
aleja de los
cáno-nes de
normalidad es
despreciado.
5. Pero ¿qué
pasaría si
pudiéramos
ver con la
misma clari-
dad el “cuerpo
emocional” de
cada uno?
Me temo que,
para empezar,
lo raro y
excepcional
se-rían las
proporciones
clásicas.
6. Sospe-cho además que las monstruosidades
irían mucho más allá de lo que siquiera puede
imaginarse para el cuerpo físico.
11. No es cuestión nada más de
Atrofias e Hipertrofias
Hay también dobleces in-necesarios, partes chuecas,
órganos que se omiten, extremidades secas…
12. Tal vez en el Unas avanzan
origen mismo regularmente
de la con la
monstruo-
vida, pero
sidad que
somos está el
muchas se
desarrollo desvían en una
desigual de las u otra etapa.
distintas
partes.
Su tiempo deja de discurrir
aquí, en el reloj de arena, y su
crecimiento se detiene.
13. Un evento aparente-
mente trivial deter-
mina que un brazo del
deseo se desvíe en la
adolescencia y perma-
nezca -flaco y corto
para toda la vida.
14. Tal vez una sola
imagen hizo que la
pierna de-recha del
amor se paralizara
o creciera mucho
desde los seis años
15. Y la belleza de aquella gloriosa mujer o
ese joven vanidoso que nos desgració el
orgullo apenas en-trando a los diecisiete
16. Como diría Freud: ¿Fumo porque
me encantaron las tetas de mi
madre tan sólo venir al mundo?
17. Así, cojeando,
contrahecho,
desfigurado, un
Freak Emocional
con feroces
adicciones, así es
como me tocó
caminar las calles