1. NUESTRA MISIÓN ES,
ESPERANZAR Y ABRIR CAMINOS.
Queridos amigos: El apóstol San Pablo, hoy, nos pide: “mantened la
esperanza”. (Rom. 15, 4).
“Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos” (Mt. 3, 3) , nos dice
Juan Bautista.
“Brotará un renuevo que renovará la vida”. (Isa. 10, 1 – 2), nos Dice Isaías.
Que lo viejo se renueve, produce emoción.
Que alguien nos invite a cultivar la esperanza, es bueno y una actitud muy en
consonancia con el Adviento.
Que se nos allanen dificultades, es motivo de alegría y de esperanza.
¿Cómo abrir caminos de esperanza?
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Teniendo ganas de superarnos y tendiendo la mano a los demás.
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Viviendo la gratuidad, el voluntariado y la solidaridad.
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Estando atentos a los motivos de esperanza que nos rodean: trabajo conseguido,
servicio alcanzado, sorpresa que nos ilusiona, encuentro que pacifica, oración
que consuela.
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El salmista dice: “haciendo florecer la justicia y abundando en la paz”.(Sal.71, 1
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Apiadándonos del afligido o del pobre y siendo misericordiosos.
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Compartiendo bienaventuranza: pacificando, perdonando, sirviendo,
denunciando o colaborando.
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Reconociendo los obstáculos del camino que nos impiden seguir caminando.
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Dejándonos orientar por los dones del Espíritu: sabiduría, entendimiento,
consejo, fortaleza, ciencia, piedad, temor de Dios.
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Posibilitando al Espíritu del Señor que distribuya sus frutos entre nosotros: la
caridad, la alegría del compartir, la fidelidad en acompañar, la paciencia y el
consuelo en esperar.
Quien desee “abrir caminos de esperanza”, tiene que pasar por el “bautismo de
fuego”. Es decir, se tiene que dejar purificar, reforzar y encantar con el fuego del
Espíritu del Señor.
Nuestra misión de creyentes en Cristo, es “abrir caminos de esperanza”.
Gabriel.

2. 2º. Domingo de Adviento. Ciclo. A. Madrid. 8 de Diciembre de 2013.