Homilía domindo 24 del to. ciclo b. dia 13 de septiembre del 2015. quién dice la gente que soy yo
1. ¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE SOY YO?
¿Quién dice la gente que soy yo?… Miles de libros han dado respuesta a esta pregunta del Señor:
teólogos, místicos, autores piadosos, novelistas, cineastas y hasta enemigos del cristianismo han tratado
de participar entre lo que opina la gente con títulos como Rey de Reyes, La Pasión, Jesucristo, Superstar
o, incluso de manera falaz y escandalosa, con la “La última tentación”. Otros, han querido verle como un
revolucionario al estilo del Che Guevara.
Como los apóstoles, contestando lo que los demás piensan se quedaron tan anchos y satisfechos, así
nosotros, pero se nos corta la respiración cuando el Señor cambia su pregunta por la que, en realidad, le
interesa a Él: “¿Y vosotros quién decís que soy yo?”.
Ya no vale refugiarse en títulos de libros, novelas o películas, ni siquiera se responde con muy pulidas
respuestas de catecismo. A Pedro no le valió. Contestó con una definición de aventajado discípulo de
clase de religión, pero se le quedó en el tintero lo que el Señor le preguntaba: su disposición hacia Él, su
disponibilidad, su compromiso, su decisión, su entrega… Y fue reprendido duramente. A Jesús no le
valen respuestas de catecismo.
2.- El Señor, ni es teólogo, ni profesor de religión, ni quiere colegiales aventajados, ni teólogos famosos,
ni predicadores “piquito de oro”. Jesús sube hacia Jerusalén, se va enfrentar con la enemistad de los
más…Sabe en peligro su vida y quiere saber si cuenta con los suyos, gente que pierde la vida con Él,
porque Él significa algo para ellos.
“¿Tú quien dices que soy yo?” ¿Qué significo en tu vida? Pensároslo cada uno en silencio. Contestarla si
podéis. Pero cuidadito porque es una respuesta que compromete y el Señor nos va a tomar la Palabra.
Desde las líneas de un libro, la imagen de un cine o el desenfado de un púlpito caben las frases bonitas,
la cháchara. Pero en el tú a tú con el Señor no vale más que la verdad, y la verdad compromete.
3.- ¿Cuenta Jesús en mi vida diaria? ¿O le tengo encerrado en la Iglesia? ¿Entra en mi casa, en la cocina,
en el lugar de trabajo…?
¿lo siento cercano, como a cualquier miembro de mi familia? ¿cuenta en mis decisiones personales o
familiares?
¿oigo crujir sus pasos junto a los míos por el camino de la vida? ¿es alguien al que miro y hablo para
decidir lo que debo hacer?
La anécdota es muy conocida, y muy antigua, pero hermosa. Se cuenta del Padre Vilariño, autor de una
preciosa biografía de Jesús que yendo sólo en el tranvía –allá en el Madrid de los años treinta del siglo
pasado—iba charlando con el Señor…, al acercarse el cobrador pidió instintivamente dos billetes, con
gran admiración del tranviario… Así era de real Jesús para él.
Jesús no es el teólogo curioso, es el amigo y quiere saber si cuenta con sus amigos: ¿qué soy en tu vida?,
¿ocupo un lugar en ella?
4.- Hay muchos “quienes” en el Evangelio…
la multitud se pregunta: “¿quién es éste que acalla a la tempestad?, ¿quién es éste que arroja a los
demonios?, ¿quién es éste que perdona los pecados?, ¿quién es el que habla con autoridad? Quién,
quién, quién… pero todos fuera de mí. El único quién importante para el Señor y para cada uno de
nosotros es: “¿Quién es el Señor para mí?
Y esa es la respuesta que Jesús espera de cada uno de nosotros hoy…