1. Autoestima
PALABRAS CLAVES: Acción
Entusiasmo
EL ENTRESIJO DE LOS SENTIDOS
“IMAGINEMOS una cazuela llena de agua, en su interior nada
tranquilamente una rana. Se está calentando la cazuela a fuego lento, el
agua está tibia y a la rana le parece agradable y sigue nadando.
Sube la temperatura algo más de lo que le gusta a la rana, pero el calor
siempre le produce somnolencia.
Se calienta más el agua, ya resulta desagradable para la rana, pero está sin
fuerza, así es que se limita a aguantar, a tratar de adaptarse y no hace más.
Sigue subiendo la temperatura poco a poco, nunca de manera acelerada,
hasta que la rana acaba hervida y muere sin haber realizado el menor
esfuerzo por salir de la cazuela.
Si la hubiéramos sumergido de golpe con el agua a 50º, se hubiera salido
del recipiente y puesto a salvo”.
2. Esta metáfora nos demuestra, que un deterioro si es muy lento, puede
pasar inadvertido y la mayoría de las veces no suscita reacción, ni
oposición, ya que conforme se van deteriorando las situaciones, se suelen ir
alterando las facultades que nos permiten darnos cuenta de ese deterioro.
Estemos atentos, reaccionemos, reforcemos por tanto aquellas capacidades
que nos guíen de forma valiente, ante quienes quieren hacernos ver la
realidad social en la que hemos de intervenir, desde un prisma analítico,
reduciendo todo a cifras, estadísticas, leyes y datos sin vida.
PAUL WATZLAWICK, en las famosas conferencias de Viena, habló en una
de sus disertaciones, del “sinsentido del sentido o el sentido del sinsentido”.
Escribió un libro al respecto con este título y en él profundizaba sobre la
relatividad de lo que nosotros llamamos realidad. Exponía, que el mundo tal
y como las personas lo percibimos con nuestros órganos sensoriales, no es
objetivamente tal y como nosotros lo vemos, oímos, olemos, sentimos.
En nuestro día a día, tanto en la vida privada como profesional,
intervenimos con otras personas en acontecimientos que se interpretarán de
forma distinta por cada uno de los coprotagonistas. Un intercambio de
palabras entre dos o más personas, puede encerrar debido a la polisemia
de los términos y a las formas de expresión no verbal, tantos contenidos,
semánticos, que si ambos hicieran un informe final, los contenidos
semánticos podrían ser totalmente diferentes.
Con esta perspectiva aprendemos a ser conciliadores, a tomar conciencia
de que la realidad no es única y una no tiene que ser mejor que la otra.
Sea cual sea la realidad en la que nos movemos, reflexionemos sobre lo
siguiente: podemos estar determinados por el sistema al que pertenecemos,
pero también estamos preparados y en condiciones de intervenir para
generar cambios. En ésta estrategia de transformación no busquemos
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3. complejas soluciones, lo pequeño es tal vez más importante que lo grande,
actuemos siempre de forma que se creen nuevas posibilidades.
Actuar viene de acción y acción de la emoción, así que podemos definir
EMOCIÓN, como un impulso a la ACCIÓN, una tendencia a actuar.
Actuemos, el aburrimiento es la forma más sutil de temor y de vacío, y
hagámoslo desde una doble vertiente: la intelectual, que consiste según
GIAMBATTISTA VICO, en “poner las cosas en un bello orden” y mediante el
condimento emocional de la inteligencia: autoestima, interés, motivación….
Nuestra profesión tiene vida propia y por tanto en nuestra práctica
profesional hemos aprendido a motivar a las personas, es decir la
motivación interpersonal, pero ¿y la intrapersonal?.
Si la base de toda motivación es el deseo, ¿qué hacemos sin dirigir nuestra
predisposición hacia lo que deseamos?.
La motivación es como un combustible que tiene sustancias llenas de
empuje, dirección, resolución, entusiasmo, tenacidad…
La fe que tengamos en nuestras propias capacidades, tiene un
sorprendente efecto multiplicador de esas mismas capacidades. Así el
sentimiento que tengamos de nuestra propia eficacia, tiene un gran valor
estimulante y va acompañado de un sentimiento de seguridad que nos
impulsa y alienta a la acción. Pero hay bastante diferencia entre disponer de
una determinada capacidad y ser capaz de llegar a utilizarla.
La imagen que tenemos de nosotros mismos, es en gran parte, reflejo de lo
que creemos que los demás piensan sobre nosotros; dicha imagen es la
que regula el acceso a nuestra energía interna, cuya fuerza reside en la
valentía, inteligencia, liderazgo, capacidad de improvisación…
Hablemos de esas “sustancias” que tiene el combustible de la motivación:
son los poderes que todos tenemos:
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4. - El coraje, el entusiasmo, que sea tan fuerte que se contagie a los
demás. Alguien dijo “No es que no nos atrevamos porque las cosas son
difíciles, sino que más bien las hacemos difíciles porque no nos atrevemos”.
Favorezcamos la emergencia de nuestros propios recursos, en vez de
atrofiarnos con algunas aportaciones externas. Las posibilidades interiores
tienen que crecer antes que los medios exteriores.
- La voluntad, para poder cambiar las cosas, estar preparados para dar
soluciones de una forma creativa, no estandardizada. Miramos la profesión
de forma ordinaria y a veces perezosa, lo que resulta totalmente
banalizador; algún día tendremos que tener la capacidad, si fuera el caso,
de abandonar los patrones establecidos por otros, o por nosotros mismos,
modificar referencias adquiridas equivocadamente y muchas reflexiones
habituales, es decir quitándonos las “gafas de la costumbre”. Tengamos
certezas, las dudas provienen de nuestra desconfianza, siendo este el
camino que nos conduce a la indecisión y por tanto a la inacción.
Un hombre durante 35 años sembró 100 semillas diarias, cuando florecieron
los árboles, no lo dejaban entrar en él; lo denominaron “El bosque
espontáneo” porque no imaginaban que un sólo hombre podía haber
cambiado el paisaje.
- La perseverancia, dejémonos de hablar de sueños incumplidos, de
expectativas frustradas, de tener escasas certezas. (Caso del Ingeniero
Silver).
- La humildad, es otro poder que a diferencia de lo que popularmente
se pueda pensar, en absoluto ha de rebajar el grado de nuestra autoestima,
todo lo contrario, viene a reforzarla.
- Sumar la capacidad para aprender de nuestras frustraciones: “Se
pusieron dos envases con agua, en uno se colocaron piedras en el fondo y
en otro no. Introdujeron 2 ratones en cada uno de ellos; los que tenían las
piedras nadaban alegremente porque no se ahogaban al poderse apoyar
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5. en las piedras, lo denominaron, “los que tienen suerte,” y los otros se
excitaban esforzándose por no ahogarse, lo denominaron “los que no
tienen suerte”. Sacaron a los 4 ratones y al día siguiente los echaron
juntos en un solo envase que no tenía piedras. Los “sin suerte” nadaban
tranquilos y sin excitación y los “con suerte” estuvieron a punto de
ahogarse”.
Estos poderes, digamos que pertenecen a nuestra mente racional y lógica,
pero no parecen suficientes, al menos el psicoanalista Jung, definió cuatro
funciones que nos ayudan a comprender la realidad y relacionarnos con el
medio: el pensamiento, el sentimiento, la sensación y la intuición.
A la intuición se refiere la terapeuta Mielczareck en su libro “Inteligencia
intuitiva”, en el cual pretende enseñarnos a saber escuchar este sexto
sentido. A veces nos cuesta seguir la propia intuición, porque requiere una
gran confianza en sí mismo y mucho coraje, ya que el razonamiento
intelectual es incapaz de justificarla.
Aún sumando estos poderes, a veces cruje la madera del edificio social, que
no ofendan los argumentos de nuestra profesión, hemos aunado esfuerzos
en muchas ocasiones y hemos acumulado suficientes habilidades, para
alimentar con nuestra actitud una previsión optimista.
Optimismo que debe acompañarnos para que sea la base del bagaje del
que echemos mano para nuestras “luchas”; optimismo, que salpique a aquel
que viene en pos de nuestro asesoramiento, gestión o intervención,
optimismo, hasta para comunicarnos con los demás
“Un sultán soñó una noche que había perdido todos los dientes. Al
despertar llamó a uno de los sabios de su corte, para que urgentemente
interpretase su sueño.
¡Que desgracia mi señor - exclamó el sabio - cada diente caído representa
la pérdida de un pariente de vuestra majestad¡.
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6. El sultán lo echó indignado, lo llamó insolente e hizo que le dieran 100
latigazos.
Ordenó que trajesen a otro sabio y le contó el mismo sueño. Éste le dijo:
VANESSA MIELCZARECK (2008)
¡Señor, gran felicidad le ha sido reservada, el sueño significa que vuestra
merced tendrá una larga vida y sobrevivirá a todos sus parientes¡
El sultán lo colmó con 100 monedas de oro.
Al salir de palacio, uno de los consejeros reales le dijo admirado: ¡No es
posible la interpretación que habéis hecho del sueño, es la misma que la del
1º sabio, a vos os premia y al primero lo castigó¡.
Respondió el sabio: todo depende de cómo se digan las cosas, una misma
verdad puede comunicarse de dos formas: pesimista y optimista
Diderot dijo: “El hombre es un conjunto de fuerza y debilidad, de luz y de
ceguera, de pequeñez y grandeza”. Aprendamos a querernos en estas
frases, somos una profesión que “vocea” valores con fuerza, que ilumina
y despeja horizontes con su buen hacer, y se engrandece porque
derrocha nobleza. Consigamos, debatir sobre ideas y principios y no
sobre palabras y personas. Esos “espacios de placer” que se nos reseña
en la información del congreso, esa forma de recrearnos y gustarnos en
el día a día, solo puede derivarse de un alto valor de nuestra autoestima.
EN ESTA PROFESIÓN HAY QUE CREER, CON ESTA PROFESIÓN
ESTÁ PERMITIDO SOÑAR, HAGAMOSLO.
SEVILLA, 5 de Marzo de 2.009
Ana Hernández Escobar
Trabajadora Social
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7. REFERENCIA BIBLIOGRAFICAS:
CLERE Oliver. (2007). La rana que no sabia que estaba hervida. Maeva Ediciones.
Conferencia de ROVIRA Alex. Autor de La buena suerte.
Literatura popular árabe.
MIELCZARECK Vanesa. (2008). Inteligencia Intuitiva.
WATZLAWICK Paul (1995). El sinsentido del sentido. Editorial Herder.
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