1. ENCUENTROS EN LA RED
Estaba tomando la verdura para el almuerzo en la bodega, cuya puerta exterior conduce
al muro del castillo cercano al huerto, cuando he oído un ruido en el local inferior.
Es una habitación muy grande y muy fría de la bodega usada, sobre todo, para acumular
cosas viejas e inútiles que un tiempo fue habitación de tortura en el castillo.
He tomado una vela que estaba usando y bajé a la bodega siguiendo aquel sonido que
retumbaba abajo, finalmente he descubierto la fuente…
Un ratoncito fue atrapado en una red y en el intento de liberarse había dejado caer todo.
Me he acercado y he levantado la red, he quedado atrapado por ayudarlo pero yo estaba
demasiado atrapado también. Pensé cómo liberarme, y lo lograría si no fuese por aquél
gato. Miraba y miraba también al ratoncito y entonces se acercó.
No sabía qué hacer, así que cogí el ratón y en la tentación de escapar del gato, comencé
a rodar hasta que rompí la puerta de la bodega y rodé bajando la colina. El gato saltó
sobre la red y mientras rodaba en la fuerza centrífuga se escuchaba:
“Miau…Miau…Miau…”
-“¡Te lo mereces, gatazo!”,- pensé-.
Yo y el ratón fuimos a parar a un lago, pero el gato… llegó a la carretera antes de caer
al lago.
Vi al gato cabalgar sobre un perro. El perro trataba de quitárselo de encima.
Utilicé ese tiempo para salir del lago y después librarme de la red, pero no tuve éxito. El
ratón vio un trozo de queso; así, mordió y mordió la red y se comió con gusto el queso.
“¡Me quedé sorprendido!”
-“¡Pero pudiste salir en cualquier momento!”, “¿Por qué no lo hiciste antes?” - le
pregunté.
-“¿Algún problema?”- el ratón respondió con voz clara.
-“¿Tú tú ha…ha…hablas?”, -le contesté.
-“Repito, ¿algún problema?”,-me dijo.
-“¡No me hables así!, ¡Yo te he salvado la vida!- me dijo con enojo, alzando la voz.
-“¿Vida? ¡Ah, ah, ah… yo y el gato estábamos jugando “al pescar”!.
-“¡Oh!, pero al menos te he hecho vencer“.
-“Error, yo habría vencido si me hubiese quedado en la red”.
2. -“Sabes que eres bueno… ¿Quieres ser mi mascota?”
-“Realmente yo tengo patas. Y tras tu propuesta respondo seguramente que nooo! A mí
me encanta la libertad.
-“Tengo queso”.
-“¿De verdad?”.
- “Es tuyo… cógelo, quiéreme”.
-“¿Quererte?” “Wow… andemos despacio”.
-“OK”.
Cogí al ratón y regresamos al castillo y allí le di mucho queso.
Pero, en el exterior, de repente…”Miauuu”.
El gato seguía aún encima del perro.
Cogí al gato, lo llevé a la casa y allí le di pescado.
-“¡Graaaaaacias!”, -me dijo.
Cogí al perro también y le dije: “¿Quieres huesos?”
-“¡Sí, sí!”, -respondió el perro.
-“Pero no debes fastidiar más…” No terminé la frase y el perro dijo: “Sííí, todo lo que
tú quieras huesos, huesos, huesos”.
Di los huesos al perro y cuando todos estaban saciados, jugaron locamente.
El ratón se topó con una piedra, el gato con el ratón y el perro se resbaló con una
cáscara y yo en una silla… Al final todos reímos a carcajadas.
Hemos inventado un nuevo juego como el “escondite”: si el ratón me ve, debe buscarme
y cogerme; si yo veo al perro debo cogerlo y así sucesivamente.
Ahora estamos inventando algunos más recordando los viejos tiempos y nos reímos sin
razón y sin motivos. Y el ratón dijo: “Quesooooo, ¿tú no me das un trozo?”. Yo se lo di
y después todos jugamos a la playstation 3.
LORETO SQUICCIARINI