1. San José, Costa Rica. Domingo 30 de julio, 2006.
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Anteriores La mujer-política moderna no es diferente de la mujer-empresaria
Any Pérez
anyperez@racsa.co.cr
Galerías de fotos:
Quizá la diputada Andrea Morales debió saber que, por ser mujer y joven, cuanto
Tragedia del Virilla hiciera podía ser usado en su contra. También que el Salón de Beneméritos tiene un
1926 simbolismo de tan frágil consenso que es probable que Tinoco siga entrando y
saliendo por los siglos de los siglos. Quizá, pero el caso refleja otros interesantes
relativismos.
Un antecedente. En abril del 2006, dos diputadas del Partido de la Revolución
Democrática (PRD) y una asesora del Partido Alternativa Socialdemócrata se
mercadearon de manera semejante en la revista H (para hombres). Las tres
mexicanas de "izquierda" dieron una explicación rotundamente acertada. La política,
Augusto Ramírez /LA NACIÓN
pura y dura, le interesa y la entiende un grupo elitista y educado. Al salir en H se
garantizaron ser conocidas por un espectro mayor de lo que los amigos publicistas llaman "audiencias".
Es inevitable. Si se pide una economía de mercado libérrima, hay que aceptar una libérrima actitud individual y
empresarial, dentro de los márgenes de la ley. ¿O no? Cualquier otra cosa huele a Inquisición o a Partido único. En
este caso nadie pecó de ingenuo.
Pensarlo de Morales es subestimarla. Suponerlo de la directora de SoHo, Isabel Ovares, sería insultarla. Decirlo del
Grupo Nación, sería negar su probado ojo empresarial.
El centro es la ruptura con lo "femenino" en política. La mujer-política moderna no es diferente de la mujer-
empresaria o intelectual. El sistema la educó, como a ellos, para ganar, para expresarse con seguridad, persuadir o
imponer sus ideas-lema. Ellas rompen con lo público y lo privado, ¡porque saben que sirvió para someterlas!
Pero ellos también han cambiado. ¿Cuándo antes los diputados se piropeaban corbatas y camisas, o notaban que el
otro usa accesorios de diseñador, o se lucían ellos mismos preparando sus cenas? ¿Y qué? La de mercado es una
sociedad narcisista, donde el varón-político, ese monumento al ego, también puede abrigar anhelos de metrosexual.
Salvo por el detalle de los beneméritos custodios, no hay diferencia con las sonrientes poses del exdiputado Otto
Guevara para Perfil como soltero del año. ¿Y? ¿Acaso el enojo es solo por los Beneméritos? ¡Apostaría a que, a
sabiendas de que la memoria no es frágil en política, los señores preferirían pasar por alto el incidente!
Detrás de todo, otro fenómeno mediático. El día del escandalito, pocos leyeron que el Banco Central dijo lo más
impactante desde hace décadas: eliminará las minidevaluaciones, con lo que el valor del colón frente al dólar será
tan libérrimo como una foto en SoHo.