El documento explica que la justificación por la fe significa que los pecados son perdonados y el creyente es considerado justo a través de la sustitución y redención de Cristo, no por las obras de la ley. Cristo murió como sustituto para proveer la propiciación, y por su gracia los creyentes son justificados y santificados a través de la fe, no por méritos propios.