El documento habla sobre la parábola del Evangelio de Mateo donde un rey celebra la boda de su hijo y manda a sus criados a invitar a los convidados. Los convidados no quieren ir y rechazan la invitación. El rey extiende la invitación a todos los que encuentre para que vengan al banquete. El banquete representa la salvación que Dios ofrece gratuitamente a todos los pueblos sin excepción.
1. El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados encargándoles que dijeran: «Tengo preparado el banquete… y todo está a punto. Venid a la boda».
2. Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios(…).
4. EL BANQUETE QUE NO ADMITE EXCUSAS El profeta Isaías había anunciado: «Preparará el Señor de los ejércitos para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, de vinos generosos» (Is.25,6)
5. Con esta promesa se superaba toda tentación de individualismo y de nacionalismo.
6. El banquete era don de Dios y, por lo tanto, estaba abierto. Dios ofrecía la salvación a todos los pueblos.
7. Jesús retomó esa experiencia tan humana en la parábola del rey que organiza la fiesta de la boda de su hijo. BUENOS Y MALOS
8. Sin embargo, el rey extiende su llamada a las gentes que vagan sin rumbo por las calles. Nada ni nadie puede frustrar el proyecto de Dios. Quien más pierde es quien se excluye de él.
9. «Tengo preparado el banquete» DIOS tiene un proyecto de salvación y de felicidad para el mundo. El banquete evoca la gratuidad del don de Dios y el encuentro gozoso entre los hombres. Ningún proyecto humano puede anteponerse a esa fiesta compartida.
10. «A todos los que encontréis convidadlos a la boda» La llamada de Dios es gratuita. Se dirige a todos sin excepción. Sólo la aceptan los que tienen un corazón libre.
11. «La sala del banquete se llenó de comensales.» Al final, Dios sacará adelante su ideal de paz y de fraternidad. Lo que habrá que lamentar no es nuestra presencia sino nuestra ausencia del banquete.
12. Padre nuestro, bendito seas por habernos convidado a la fiesta de la salvación. Que en ella encuentre nuestro mundo la realización de sus mejores esperanzas. Amén.
13. Texto: José Román Flecha Andrés PALABRA DEL SEÑOR –Salamanca Presentación: Antonia Castro Panero Música: Nos autem. Canto gregoriano