1. Francisco, advierte como pastor y centinela que el camino y la puerta de la salvación no es el lujo, ni las
grandes riquezas o el poder. Estas cosas no solamente nos distraen de lo verdaderamente bueno y lindo,
sino que nos ponen desarmados en las manos crueles del mal. “El camino –dice- es la humildad”. Pero es
una humildad bien concreta, aquella se sentir y conocer, experimentar en carne propia la enorme
indigencia de la naturaleza humana, la pobreza real del ser humano, verdaderamente desvalido,
desarmado, impotente frente al poder del mal, necesitado absolutamente de la misericordia de Dios Padre,
que no envía la salvación en la carne de su Hijo que hizo un prófugo más, un indigente, un pobre sin techo,
sin pan, sin abrigo, sin nada, necesitado de todo, abandonado, despreciado, para abrir con su propio
cuerpo, alma y divinidad el camino de la humildad, de la misericordia, la puerta de la salvación.
“Yo quisiera que el Espíritu Santo abriera el corazón de todos y les hiciera entender que el camino de la
salvación, no está en el lujo, no es el camino de las grandes riquezas, no es el camino del poder, es el
camino de la humildad”…
…"Dios viene a salvarnos y no encuentra mejor manera para hacerlo que caminar con nosotros, hacer
nuestra vida”…"si tú quieres encontrar a Dios búscalo en la humildad, en la pobreza, es donde él está
escondido, en los más necesitados, en los enfermos hambrientos, encarcelados".
“Nosotros hoy abrimos esta puerta y pedimos dos cosas. Primero que el Señor nos abra las puertas del
corazón. Todos somos pecadores. Todos tenemos necesidad de sentir la palabra del Señor; que el Señor
venga. Y segundo, que el Señor nos haga entender que el camino de la vanidad, de las riquezas, del orgullo
no son caminos de salvación. Que el Señor nos haga entender que su caricia de Padre, su misericordia, su
perdón viene cuando nosotros nos acercamos a aquellos que “sobran”, a los descartados de la
sociedad…sería lindo que cada uno de nosotros, se sintiera descartado y sintiera la necesidad de la ayuda
de Dios”. FRANCISCO el 18 de diciembre de 2015 en Cáritas Roma.
ADORACIÓN EUCARÍSTICA, 1º DE ENERO DE 2016
Exposición del Santísimo luego de la misa de 10.
Bendición y reserva del Santísimo a las 19:45 horas
JUBILEO DE LA MISERICORDIA
JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ (1/1/2016)
''Vence la indiferencia y conquista la paz''
El Santo Padre trata a fondo el problema de la "globalización de la
indiferencia", la cual nace de la indiferencia a Dios y se extiende a los
demás seres humanos y a la creación. La persona –advirtió-, se siente
autosuficiente y piensa que no debe nada a nadie, excepto a sí mismo y
se atribuye solamente derechos y no deberes.
“La paz es don de Dios, pero confiado a todos los hombres y a todas las
mujeres, llamados a llevarlo a la práctica”.
“No perdamos la esperanza de que el 2016 nos encuentre a todos firme
y confiadamente comprometidos, en realizar la justicia y trabajar por la
paz en los diversos ámbitos.“.
Cuatro tiempos posibles para la Adoración personal
La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de
silencio, para oir la voz del Amor. Navidad eres tú, cuando decides
nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma. El pino de
Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades
de la vida. Los adornos de Navidad eres tú, cuando tus virtudes son
colores que adornan tu vida. La campana de Navidad eres tú, cuando
llamas, congregas y buscas unir. Eres también luz de Navidad, cuando
iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la
paciencia, alegría y la generosidad. Los ángeles de Navidad eres tú,
cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor. La
estrella de Navidad eres tú, cuando conduces a alguien al encuentro
con el Señor. Eres también los reyes Magos, cuando das lo mejor que
tienes sin importar a quien. La música de Navidad eres tú cuando
conquistas la armonía dentro de ti. El regalo de Navidad eres tú,
cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano. La
tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus
manos. La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y
reestableces la paz, aun cuando sufras. La cena de Navidad eres tú,
cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado. Tú
eres, sí, la noche de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en
el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes
celebraciones; tú eres sonrisa de confianza y de ternura, en la paz
interior de una Navidad perenne que establece el Reino dentro de ti.
Una muy Feliz Navidad para todos los que se parecen a la Navidad.
Mensaje de Navidad de Francisco
2. Is 7, 14 - 17
Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz
un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. Cuajada y miel comerá hasta que sepa rehusar lo malo y
elegir lo bueno. Porque antes que sepa el niño rehusar lo malo y elegir lo bueno, será abandonado el
territorio cuyos dos reyes te dan miedo.
Yahveh atraerá sobre ti y sobre tu pueblo y sobre la casa de tu Padre, días cuales no los hubo desde
aquel en que se apartó Efraím de Judá
Salmo 24 (23)
De Yahveh es la tierra y cuanto hay en ella, el orbe y los que en él habitan;
que Él lo fundó sobre los mares, Él lo asentó sobre los ríos.
¿Quién subirá al monte de Yahveh?, ¿quién podrá estar en su recinto santo?
El de manos limpias y puro corazón, el que a la vanidad no lleva su alma, ni con engaño jura.
El logrará la bendición de Yahveh, la justicia del Dios de su salvación.
Tal es la raza de los que le buscan, los que van tras tu rostro, oh Dios de Jacob.
¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, para que entre el rey de la gloria!
¿Quién es ese rey de gloria? Yahveh, el fuerte, el valiente, Yahveh, valiente en la batalla.
¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, para que entre el rey de la gloria!
¿Quién es ese rey de gloria? Yahveh Sebaot, Él es el rey de gloria.
Evangelio. Jn 1, 1 – 18
En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
Ella estaba en el principio con Dios.
Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.
En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres,
y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.
Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan.
Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él.
No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre;
la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios.
Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros,
Y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de
verdad.
Juan da testimonio de él y clama: «Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí
se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.»
Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia.
Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.
I La Virgen sabía que ya estaba próximo el nacimiento de Jesús, y sin
embargo emprendió con alegría el viaje a Belén para empadronarse como
lo indicaba el edicto de César Augusto. Su pensamiento estaba puesto en el
Hijo que le iba a nacer en el pueblo de David. Llegaron a Belén agotados. No
hubo para ellos lugar en la posada, dice San Lucas (2, 7) con frase escueta.
No dejaron entrar a Cristo. Le cerraron las puertas. María siente pena por
José, y por aquellas gentes. ¡Qué frío es el mundo para con su Dios! En
alguna de aquellas cuevas, que hacían de establo a las afueras del pueblo,
sucedió el acontecimiento más grande de la humanidad, con la más
absoluta sencillez: Y sucedió que estando allí se le cumplió la hora del parto
(Lucas 2, 6). Jesús recién nacido, no habla; pero es la Palabra eterna del
Padre. Se ha dicho que el Pesebre es una cátedra. Nace pobre, sin
ostentación alguna, y nos anima a ser humildes. Hacemos un propósito de
desprendimiento y de humildad.
II. Jesús, María y José estaban solos. Pero Dios buscó para acompañarles a
gente sencilla, unos pastores, quizá porque, como eran humildes, no se
asustarían al encontrar al Mesías en una cueva, envuelto en pañales. Esa
noche bendita, los pastores son los primeros y únicos en conocer el
nacimiento del Salvador. Dios quiso que estos pastores fueran los primeros
mensajeros; ellos irán contando lo que han visto y oído (Lucas 2, 18)
Igualmente a nosotros el Señor se nos revela en medio de la normalidad de
nuestros días; y también son necesarias las mismas disposiciones de
humildad y sencillez para llegar a Él. Hemos de estar dispuestos para
descubrir a Jesús en la sencillez de lo ordinario. Los pastores se ponen en
camino con regalos para Jesús: le llevaría lo que tenían a su alcance.
Nosotros tampoco podemos ir a la gruta de Belén sin nuestro regalo. Lo que
más agradecería la Virgen es un alma más entregada y más limpia, más
alegre porque es consciente de su filiación divina, y mejor dispuesta a
través de una Confesión más contrita.
III. Cantamos con júbilo en esta Navidad porque el amor está con nosotros
hasta el fin de los tiempos. Cuando nos acerquemos a besar al Niño,
agradezcamos a Dios su deseo de abajarse hasta nosotros para hacerse
entender y querer, y decidamos hacernos también niños, para poder así
entrar un día en el Reino de los Cielos. Santa María, Madre de Dios y Madre
nuestra, San José nuestro Padre y Señor, intercedan por nosotros.
LECTURAS BÍBLICAS
SUGERENCIA PARA LA ORACIÓN PERSONAL O GRUPAL EN LA HORA SANTANAVIDAD Y ADORACIÓN EUCARÍSTICA
MEDITACIONES
Adaptado dehttp://www.jesus-sacramentado.org/HorasSantas/navidad.html