1. El ratoncillo diminuto.
Érase una vez un ratoncillo muy pequeño,
llamado Pérez.
En la escuela siempre le hacían burla por
su pequeño
tamaño, pero a él le daba igual y hacía
oídos sordos a todo lo que le decían.
2. Sin embargo, de lo que algunos no se daban
cuenta, era que Pérez, era el único ratón que no caía
en las trampas.
Muchos ratones no llegaban a casa cada día por
culpa de las trampas.
Llegó un día, en que los jóvenes ratoncitos querían
ser como Pérez.
Y todos los ratones de la madriguera comprendieron
que: lo que puede parecer un defecto se puede
convertir en una virtud.
FIN