2. * Había una vez, un jardín lleno de
bellas y perfumadas flores. Los
radiantes colores que lo pincelaban,
llamaban la atención de todo tipo de
pájaros e insectos. Entre los que más
concurrían a aquel alegre parque de
diversiones, eran los colibrís, las
abejas y las mariposas. Los colibrís,
aleteaban rápidamente de un lado a
otro, deleitándose con el puro néctar
de las flores; las abejas, siempre tan
trabajadoras, se sucedían unas a
otras, recolectando el polen; y las
mariposas con su delicadeza y
suavidad, se deslizaban, por aquí y
por allá, como queriendo competir
con la belleza de las flores.
* El encantado
jardín, quedaba en
una esquina poco
transitada, por lo
cual, la tranquilidad
del lugar, rara vez
era quebrantada por
el ruido de
vehículos y
peatones.
3. *En la vereda del frente, también
había otro bello jardín con
flores tan lidas y coloridas que
atraían para sí a muchos
visitantes. Pero allí, asechaba
un peligro. Por lo cual algunos
animales sabían, que era
prohibido.
*Una cálida mañana de
primavera, un grupo de jóvenes
mariposas, volaba con una
tutora, que les explicaba hacia
dónde se podían dirigir y en
qué jardín podían entrar.
Llegaron al lugar permitido y
revoloteaban encantadas,
entre la multitud de flores,
arbustos y hierbas, cuando una
pequeña mariposa se distrajo
mirando al jardín de enfrente.
4. *-¡Miren! ¡Qué lindas
flores! ¡Vamos hacia allá!
– exclamó, llamando la
atención de las demás
mariposas
*-¡No! ¡Nunca vayan hacia aquel
jardín!- les dijo con sabiduría, la
tutora- Es el jardín prohibido,
pues muchos animales
pequeños han desaparecido allí.
Continúen su paseo porque
antes del atardecer, nos
debemos ir.
5. *Las mariposas, asintieron con la cabeza y dieron
vuelta, entrando nuevamente en el medio de las
flores. Pero no todas, porque Alena, la pequeña y
curiosa mariposa, continuó mirando al jardín, como
queriendo descubrir sus secretos. Todo estaba
quieto, todo estaba igual, solo una suave brisa
movía lentamente las hojas y las flores, entonces,
¿cuál era el peligro?, se preguntaba.
6. * En un momento de
distracción de su guía,
levantó vuelo y
rápidamente, cruzó la
calle, entrando en aquel
misterioso patio.
* Las flores eran
hermosas, cautivantes,
perfumadas. ¿Qué mal
podía haber? Se distrajo
volando y jugando en el
rosedal, que no se dio
cuenta, que desde el otro
lado, sus compañeras la
llamaban angustiadas,
haciéndole todo tipo de
gestos, pues habían visto
que el peligro se
acercaba.
7. * Un niño, que
debería tener entre 9
y 10 años de edad,
se aproximaba con
un frasco de vidrio en
la mano y con un
rápido movimiento,
atrapó a la frágil
mariposa.
8. * Desesperada y muy asustada, intentaba salir, pero el
frasco estaba cerrado, habiendo en su tapa, pequeños
agujeros, por donde entraba el oxígeno que necesitaba
para respirar. Se quedó quieta y comenzó a observar.
La había llevado a su dormitorio y colocado sobre una
mesa. Miró a su alrededor y lo que vio, realmente la
asustó; mariposas de todos tamaños y colores,
pegadas en hojas, colgadas en la pared; algunas
secas y viejas, otras con colores aún; pero todas
muertas. También habían cuerpos de otros insectos:
abejas, libélulas. ¡El niño era un coleccionador! Ahora
se daba cuenta, por qué no había visto a ningún
insecto volar en aquel jardín. Desolada, se sentó a
esperar, mientras el niño caminaba de un lado a otro,
buscando objetos, con una sarcástica sonrisa en sus
labios.
9. *En ese momento, su
madre lo llamó y el chico
salió de la habitación.
Entonces, algo atrajo su
atención. Por la ventana
abierta, estaban entrando
unos pequeños ratoncitos
y su amiga tutora.
Subieron a la mesa y se
acercaron al frasco.
*-Calma Alena, te vamos a
ayudar- le dijo su
protectora- nuestros
pequeños amigos, te van a
sacar de ahí, solo tienes
que estar atenta, porque
van a empujar el frasco para
que caiga al suelo, pero en
el momento en que se
quiebre, debes salir rápido,
para no cortarte las alas.
10. * La pequeña, asintió con la cabeza, pues había
comprendido. Y así lo hicieron, con sus patitas,
empujaron el frasco que cayó al suelo, rompiéndose,
haciendo un fuerte ruido y liberando a la mariposita.
Salieron lo más rápido que pudieron de aquel horrible
lugar, ellas volando, ellos corriendo, y volvieron al otro
jardín, al seguro, en donde los esperaban todos los
insectos, animales y flores, que observaban ansiosos,
el rescate de Alena.
11. * Mientras tanto, en la casa, el
niño había escuchado el ruido
del frasco rompiéndose y al ir
corriendo a su habitación
pudo ver que la mariposa ya
no estaba. Sus gritos se
escuchaban del otro lado de
la calle: ¡Mi mariposa! ¡Mi
mariposa, se escapó! ¡La voy
a atrapar de nuevo!
* La joven Alena, no
sabía como
disculparse, pero había
aprendido una lección:
obedecer a los adultos,
que con su experiencia
y sabiduría, siempre
intentan protegerlos.
¡Y colorín, colorado, la mariposa curiosa, a su hogar
ha regresado!