1. Una célula se puede comparar a una factoría, con sus diferentes
departamentos, con distintas funciones dentro del sistema
productivo. Uno de ellos esta a cargo de las mitocondrias, los
organelos encargados de generar la energía que requiere toda la
factoría.
Las mitocondrias son los organelos que se encuentran en el
interior de casi todas las células eucarióticas, y cuya función
es la de generar la energía que la célula necesita para
desarrollar su trabajo metabólico y funcional. Su nombre proviene
del griego, "mitos", que significa hilo y "jondros", que
significa grano. Es decir, "grano en forma de hilo", que es lo
que se ve al observar la célula a poco aumento. Tienen un tamaño
considerable de 15 micrones de largo y 0.5 micrones de diámetro,
pudiendo visualizarse al microscopio corriente. Hay antecedentes
como para pensar que en el comienzo de la evolución de las
células eucarióticas, hace millones de años, las mitocondrias (al
igual que los cloroplastos que producen la energía en las células
vegetales, a partir de los rayos solares) eran organismos
independientes, que en algún momento determinado, penetraron a
algún organismo unicelular (probablemente una bacteria) y allí se
multiplicaron, quedándose definitivamente incorporadas
(endositocis), ya que aparentemente el producto final fue
beneficioso para ambos.
Los científicos piensan que los hechos sucedieron de este modo,
ya que curiosamente las mitocondrias poseen su propio DNA,
independiente del DNA del núcleo, y poseen además su propio
mecanismo de síntesis de sus propias proteínas. En el interior de
cada célula son muy abundantes, especialmente en la célula
hepática, donde existen entre 1.000 y 2.000 de estos organelos,
ocupando casi un quinto del total del volumen de la célula.
Su rol de producir ATP (Adenosin Tri-Fosfato), la molécula que
almacena energía, comenzó a conocerse alrededor del año 1948,
cuando se desarrolló un sistema de centrifugación que permitió
aislar mitocondrias intactas, y estudiar su función
Independientemente del resto de la célula. Así se pudieron
observar sus sorprendentes propiedades y su enorme y compleja
actividad. Un mililitro de mitocondria, al desarrollar una
potencia de 1 watt, consume 4.32 litros de oxígeno, produce 20
kilocalorías de calor, sintetiza alrededor de 1.25 kilos de ATP y
para ello cataboliza (degrada) 5 gramos de glucosa.
Si se extrapolan estas cifras a un ser humano que pesa 70 kilos
(estando éste en situación de reposo), sus mitocondrias producen
100 kg de ATP diarios, lo que equivale a una potencia de 80
watts. Empero, el ser humano no cambia de peso corporal durante
el día, porque sólo una pequeña parte del ATP es almacenado,
siendo la mayor parte consumido al instante. El ATP proporciona
la energía necesaria para todos los trabajos químicos que la
2. célula desarrolla, como también el que necesita para el trabajo
muscular, como también el que necesita la membrana celular para
desarrollar su trabajo activo de dejar entrar y salir
selectivamente sustancias desde y hacia el interior de la célula.
Lo que almacena corresponde sólo a una pequeña reserva, con la
que el organismo sólo alcanza a vivir un minuto. Por ello el
aporte de oxígeno es indispensable para producir ATP.
Por lo general las mitocondrias se las arreglan para ubicarse
en el interior de las células en los lugares que más se las
necesita. Generalmente aparecen alineadas a lo largo de los
microtúbulos que constituyen el citoesqueleto, tal vez para
favorecer el desplazamiento del ATP dentro de la célula. En el
músculo cardiaco, se ubican entre las miofibrillas que forman la
célula del músculo cardiaco que necesita mucho ATP para su
trabajo de bombear la sangre. En el espermio se ubican al
comienzo de la cola, ya que ella es la que debe moverse ágilmente
en la carrera para alcanzar el óvulo y fecundarlo.
Estructura de la mitocondria
Cada mitocondria tiene un volumen cercano a 0.8 micrones cúbicos
y una forma ovalada. Ella posee dos membranas (interna y externa)
formadas cada una por una capa bilipídica, en la que está inserta
una colección de proteínas. Ellas en conjunto no sólo constituyen
la superficie externa, sino que también se invaginan al interior,
formando las llamadas "crestas mitocondriales", las que de este
modo aumentan enormemente su superficie de acción. Entre estas
crestas está la "matriz" mitocondrial, donde ocurren los
principales procesos en la producción de energía (figura 1 y 2).
Cada una de estas dos partes de las mitocondrias (cresta y
matriz) tiene su función específica. La matriz, contiene una
mezcla de diferentes enzimas que son las que actúan en el ciclo
de Krebbs, oxidando el acetilcoenzimo A (Acetil Co A), que
proviene de la degradación de los carbohidratos, lípidos y
proteínas. Es allí donde se oxida este Acetil Co A, produciendo
finalmente CO2, agua y ATP (figura 3). También en la matriz está
el DNA propio de la mitocondria y todo el aparataje necesario
para la síntesis de sus propias proteínas (ribosomas, RNA de
transferencia y las enzimas requeridas para la síntesis de sus
proteínas).
Las crestas mitocondriales tienen una membrana interna y una
membrana externa y entre ellas un espacio intermembrana. La
membrana interna, que mira hacia la matriz, tiene tres tipos de
enzimas: a.- aquellas que realizan las reacciones de oxidación de
la cadena respiratoria. b.- un complejo enzimático llamado "ATP
sintetasa", necesario para la producción de ATP en la matriz y
c.- enzimas específicas de transporte, que regulan el pasaje de
metabolitos dentro y fuera de la matriz. En el espacio
3. intermembrana se acumulan hidrogeniones (H+), los cuales al pasar
hacia la matriz mitocondrial activan el complejo enzimático "ATP
sintetasa", que está en la membrana interna y que debe actuar en
la síntesis de ATP en la matriz.
De esta forma, esta compleja y magnífica maquinaria desempeña su
vital función de extraer la energía que contienen los alimentos y
ponerla a disposición de las distintas funciones de la célula, y
en definitiva de todos los animales multicelulares.
TITULO DE LAREVISTA La mitocondria donde se produce la energía
AUTOR CRECES( Publicado en Revista Creces, Abril 2000