SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 10
Descargar para leer sin conexión
Mi Cuerpo en tus Labios (Unreleased - Versión 2)
~ Sinopsis~
Katherine Ferrer es una chica sencilla, trabaja en una oficina donde todo es una rutina
aburrida. Su vida es aburrida. Su última relación fue hace tres meses, vive con su mejor
amiga Madisson ya que vivía con su antiguo novio.
No estaba interesada en nadie, creía que es una pérdida de tiempo, y no planea romper
su rutina. Ni en sueños.
Pero entonces el destino le da una jugada. Un hombre guapo, sexy y tan caliente llega
de golpe a su vida. Y no solo llega a su vida, sino también -entra- en su "vida" (?
Una historia completamente erótica, romántica y graciosa que permanecerá en tu
memoria por siempre. Tan descriptiva que necesitarás confesarte.
¿Podrá Katherine alejarse de aquél Dios griego? ¿Podrá resistirse de su mirada y de
aquellos labios apetecibles? ¿Podrá apartar su cuerpo de sus labios?
Trilogy: Desire - (Trilogía: Deseo)
1.- Mi Cuerpo en tus Labios
Autor: BrendaRow’MJ
Mi Cuerpo en tus Labios - Capítulo 1
No podía creer que otra vez estuviese llegando tarde a la oficina. Esta mañana me
desperté de un brinco, me bañé lo más rápido que pude, y me maquillé en tiempo
récord. Me miré en el espejo mientras conducía, bueno, si a esto se le llama maquillar. Mi
teléfono sonó, me estiré y con una mano lo busqué dentro de mi bolso. Lo saqué para
contestar pero se me cayó de las manos, miré mi camino. Despejado. Me agaché y lo
tomé, los claxon de los automóviles sonaron y me dijeron unas cuantas obscenidades.
Respondí.
— ¿Hola? — Aceleré un poco la velocidad. Falta poco para llegar, la hora de camino
por fin se ha terminado.
— Kathe, en verdad lo siento por lo que te voy a decir. — Madisson sonaba
verdaderamente afligida.
— ¿Qué pasa? — Ya podía ver el edificio. Dios, gracias. Solo 20 minutos tarde.
— Has olvidado tu carpeta de trabajo... y hoy tienes inspección. — Podía escuchar sus
lágrimas producirse en sus ojos. Miré mi bolso esperando que fuese una broma. Frené en
seco.
— ¡¿Qué diablos?! — Grité. — ¿Cómo lo he podido olvidar? ¿Y cómo no me di cuenta
cuando tomé el teléfono?
— Puedo llamar diciendo que te has enfermado. Ayer te veías mal. — Ah, vaya amiga,
ayer me sentía genial.
— Voy de regreso. — Colgué. Respiré hondo. Estaba hirviendo de coraje y enojo.
Hice todos esos movimientos de primera, segunda y tercera con la palanca y aceleré.
De verdad que lo hice, me sentí como en una carrera; esquivé varios carros. Aquí es
donde doblaré, estaba en rojo el semáforo y no hay carros a la vista. Aumenté más la
velocidad, y al llegar a la esquina, doblé, pero un Mercedes negro avanzaba en ese
momento y entonces, me impacté contra la parte delantera del coche. Mi cabeza se
golpeó en el volante con fuerza y escuché el metal arruinarse por el golpe.
Levanté la cabeza del volante y vi como un señor de traje salía del lado del conductor.
Miré a mi alrededor, coches detenidos, personas observando. Bien, Madisson, puedes
llamar diciendo que me he enfermado. Bajé de la camioneta y me acerqué al señor. He
visto que es lo que todos hacen en estos casos. Toqué mi cabeza y después miré mis
dedos llenos de sangre.
— Lo siento. — Dije. Escuché sirenas acercarse. — Ha sido mi culpa.
Escuché mi teléfono sonar, me acerqué a la camioneta, tomé el teléfono y respondí.
— Señorita Ferrer, la estamos esperando. — La voz del señor Adams llenó mis tímpanos.
— He tenido un accidente cerca del edificio. Choqué contra un auto. — Le hice saber.
Vi una ambulancia, una grúa y un coche de tránsito estacionándose.
— Eso explica las sirenas. La vemos mañana. — Colgó. Pedazo de idiota.
Miré el coche del señor, se ve de lujo a pesar del golpe. Una ventana polarizada estaba
un poco abajo dejando ver a una persona con cabello negro. Quizás es el dueño. Decidí
acercarme, no sé por qué pero mi corazón latía rápido. Di pequeños golpes a la
ventana, ésta bajó un poco más y yo me asomé.
Un hombre increíblemente atractivo estaba sentado allí, tenía lentes de sol, pero su nariz
y sus labios eran tan perfectos. Dios... esos labios es extremadamente apetecibles. Mordí
mi labio inferior. Su cabello negro era un poco largo y ondulado.
— ¿Es usted el propietario del coche? — Pregunto observando su rostro. Sonrió. ¡Santa
mierda! ¡Su sonrisa!
— Lo es. — Su voz sonó grave. — ¿Por qué no vas a que te revisen? — Dijo observando la
herida.
Vaya forma de correrme. Lo miré un par de segundos, se me hacía conocido pero era
imposible que yo conociera a semejante Dios griego. Asentí y me di la vuelta, caminé
hacia un paramédico y éste me limpió la herida. Miré hacia la ventanilla, me está
observando, lo sé porque siento su mirada en mi espalda... o en mi trasero, no lo sé. El
paramédico me puso un parche en la esquina de mi frente.
Estuve escuchando a los señores lo que se iba a hacer respecto a los coches. Cada
quien se metió en el suyo y seguimos al coche de tránsito. Va a ser un largo día.
Una vez en aquella oficina. Se estuvo hablando de los daños ocasionados en ambos
autos y la cantidad de la multa. Yo saldría perdiendo. Me pidieron identificaciones y mi
licencia de conducir. Cada quien contó su versión de los hechos y como dije, yo saldría
perdiendo.
— Katherine Ferrer, ¿el coche es suyo? — Preguntó el licenciado.
— Es de mi amiga. — Oh, Madisson va a matarme. En mi imaginación, me estaba
tirando de un puente. El licenciado asintió.
— Sr. Jackson, que bueno que está aquí. — Todos miramos atrás. Estaba de pie por la
puerta, su altura de casi 1.80 lo hacía ver sumamente atractivo. Y esa ropa, Mmm... — La
Señorita Ferrer está por recibir su multa.
Él se quitó los lentes. Sentí mi boca llegar hasta el suelo. ¡Mi dios, es... es Michael Jackson!
Joder, éste hombre es tan atractivo, tan guapo y yo choqué contra su auto. Oh mi Dios.
Me volteé rápido, no podía seguir viendo su atractivo, su mirada me estaba quemando y
sentí mis mejillas arder.
— ¿De cuánto será la multa? — Pregunté, quería largarme de una vez por todas.
— Dos mil dólares. — Asentí, de mi bolso saqué mi cartera y de ésta dos grandes y con
todo el dolor de mi corazón se lo di. Adiós abono para mi coche nuevo. — Firme aquí.
Me dio un lapicero, lo tomé y firmé donde me había indicado. Una vez listo todo, me
regresaron mis pertenencias, me di la vuelta mientras guardaba mis cosas en mi bolso. Al
pasar a su lado me sentí pequeña, lo miré de reojo y éste me miraba también. Salí del
edificio y visualicé el coche blanco de Madisson todo magullado. Me acerqué y
recargué mi frente en la ventanilla del copiloto. ¿Y ahora qué hago? ¿Cómo consigo el
dinero para arreglar el auto de Madi? Me odiaba a mí misma.
Mi teléfono sonó, contesté con lágrimas en los ojos.
— Creí que vendrías, hace dos horas me dijiste que... — No pude más y empecé a llorar.
— Espera, ¿estás llorando? ¿Qué pasó?
— Madi, choqué contra un Mercedes, perdón. — Golpeé mi frente contra el cristal
ignorando mi herida.
— Mierda, ¿estás bien? — Dijo inmediatamente. Sonreí. Ella suele ser muy comprensiva.
— Una herida en la frente pero no es nada comparado con Flick. — Suspiré. — Pagaré
los daños, te lo prometo.
— Hablaremos en cuanto estés en casa, ¿bien? — Su tono de voz me hizo sentir
tranquila. Pero seguro llegando a casa se me tirará encima y me golpeará.
— Bien. — Colgué. Guardé el teléfono en mi bolso, me volteé y me impacté por su
belleza varonil. Estaba parado allí observándome de una manera tan profunda. Hice
como si nada y me situé frente al coche. Vaya, Flick se ve terrible.
Se invertirá cerca de cinco mil dólares, y no tengo la menor idea de donde sacaría el
dinero. Supongo que debo trabajar doble turno, contando los fines de semana, mi coche
nuevo podrá esperar. Caminé hacia la puerta del conductor, introduje la llave y abrí la
puerta, me metí dentro y encendí el auto. Entonces lo vi pasar frente al auto y acercarse
a mi ventanilla. Dio un par de golpes con sus nudillos, bajé la ventanilla y lo miré con
curiosidad.
— Déjame ayudarte. — Dijo mientras su aliento con olor a coco golpeaba mi rostro.
— ¿A qué se refiere, señor Jackson? — Dije, tratando de disimular el efecto excitante
que tenía sobre mí.
— Te doy el dinero necesario ahora mismo para que se arregle el coche, mientras me
pagas.
— ¿Cómo desea que le pague? — Siento que sonó perverso. Él sonrió con picardía.
— Ya verás. — Se mordió el labio mientras que me guiñaba el ojo.
No sabía a lo que se refería exactamente, pero mi mente se echó a volar, y lo que mi
mente pervertida creó, hizo que un calor se alojara entre mis piernas. Lo miré
directamente a los ojos, crucé las piernas porque sentí que mojaría el asiento...
Mi Cuerpo en tus Labios - Capítulo 2
Vi como me recorría el cuerpo con la mirada, con cada rastro que daba lo dejaba en
llamas, y ni siquiera me había tocado. No me sentí sucia al permitir que me mirara de esa
forma, al contrario, me sentía deseada y me gustaba. Estaba esperando a que dijera
algo, o él estaba esperando a que yo dijera algo. Empecé a tararear y entonces él
empezó a mover la cabeza siguiendo el ritmo.
— Baje del auto, llamaré para que vengan por el... —Abrió la puerta y me ayudó a
bajar. — Mientras tanto, hablaremos sobre mi pago.
— Bien. — Dije nerviosa. ¿Por qué he aceptado? No sé en qué me he metido. Tal vez me
secuestrará y me someterá a sadismo.
Caminé a su lado, los veinte centímetros que me llevaba no eran tan cómodos, pero me
sentía segura y protegida. Llegamos hacia otro Mercedes, no era el que yo había
"asesinado” ya que éste es más largo y aun más lujoso. Introdujo la llave dentro de una
de las puertas de pasajero, abrió y me indicó que subiera. Lo hice. Él cerró la puerta y se
alejó con el teléfono en el oído. Me permití analizarlo bien: Alto, delgado, con un porte
sexy, cabello largo hasta los hombros ondulado, una nariz perfecta y esos labios... son tan
apetecibles.
Vi que se acercaba con un caminar que te erizaba la piel. Ese hombre es tan sexy. Creo
que Dios se pasó de cantidad. Abrió la puerta y se metió en el.
— Vendrán por la camioneta en media hora. — Me informó. No sabía que decirle, cómo
agradecerle. Pero, ¿por qué está ayudándome?
— ¿Por qué lo haces? — Logré decir. Él me miró y yo lo miré. Colocó su tobillo derecho
en su rodilla izquierda. Sonrió y empezó a reír. — ¿Qué es tan gracioso?
— Solo déjame ayudarte, Katherine. — Dijo con suavidad. Mi nombre suena irresistible en
su voz. Grrrr.
Rodeé los ojos. — Bueno, si vas a ayudarme dime por qué. — Dije un tanto fastidiada.
Inhalé. Ver a Flick golpeado me hizo querer llorar.
— Porque me gusta ayudar... y además te vi llorar. — Bajó su tobillo de su rodilla, se
acercó al frente y encendió el aire acondicionado. — Una mujer hermosa no debe llorar,
¿entiendes?
¿Hermosa? No, no entiendo. Él me acaba de llamar hermosa. Mis mejillas ardieron de la
vergüenza. Y me vio llorar... ¡Oh! ¿Me habrá escuchado llamar a la camioneta "Flick"? Mis
mejillas ardieron con fuerza. Lo miré, y él sonrió al ver mis mejillas sonrojadas. Sonreí y me
tapé avergonzada con las manos.
— Qué ternura. — Le escuché decir. Aquí yace Katherine Ferrer por una sobredosis de
vergüenza. Me quité las manos de encima y lo miré con desprecio fingido.
— Hablemos ya sobre el pago. — Dije con decisión. Fue como meterme directamente a
la boca del lobo. Él se puso serio, sus ojos estaban más oscuros y me miraba con extrema
profundidad.
Bien. Quizás es momento de quitarme la chaqueta. No creo que le importe mi blusa de
tirantes, ¿o sí? Empecé a quitarme la chaqueta ya que el calor estaba afectando mi
cuerpo. La dejé a un lado bajo mi bolso, me crucé de piernas y lo miré. Estaba
mirándome el rostro, luego volteó y abrió la puerta y entonces salió. Entró nuevamente al
edificio. Pasaron unos largos minutos, miré la hora del reloj. Ya es medio día. Mi estómago
rugió de hambre, de mi bolso saqué una barrita de fibra y cereales. La acabé en tres
bocados. Guardé la envoltura en el bolso, saqué mi maquillaje y me apliqué más polvo
compacto, labial rosa y máscara de pestaña. Arreglé mi cabello, recargué mi cabeza en
el asiento y cerré los ojos. Al paso de un par de minutos, escuché la puerta abrirse, abrí
los ojos y vi a Jackson a mi lado, al señor atendiendo a los señores que se llevarían la
camioneta y después de un minuto, el señor que parece ser el chofer, entró al Mercedes
y empezó a manejar.
***
No habíamos hablado durante el camino, no fue incómodo pero desearía haberme
atrevido a decir algo. Ahora mismo estamos entrando a lo que parece ser su hogar, es
un lugar hermoso pero no entendía qué hago yo aquí. El coche se estacionó, entonces
bajamos y subimos las escaleras. Entramos a la enorme casa elegante, él tomó mi mano
y me llevó hacia la biblioteca.
— ¿Comerías conmigo? — Preguntó. Yo asentí con timidez, él sonrió y tomó el teléfono.
— Louis, trainos el especial de hoy y vino.
Dejó el teléfono en donde correspondía, me indicó que me sentara y lo hice. Apartó de
su escritorio papeles y demás. Tenía muchos libros, sé que es una biblioteca pero la
pared está tapizada de libros, desde principio a fin. Había un piano, y un tocador de
música de vinilo. Se puso de pie y puso a sonar música clásica. Era tan tranquila y
relajante. La puerta sonó y después se abrió, dos sirvientes traían la comida: Una caja de
Pizza y una botella de vino junto con dos copas. Sonreí.
— ¿Pizza? — Dije con una sonrisa. Él sonrió.
— ¿Qué? ¿No te gusta la Pizza? — Dijo abriendo la caja, humo salió de ahí, sirvió las
copas con vino y me entregó una. Me dio un plato, lo tomé y después tomó una
rebanada para él.
— Me encanta, solo que... no creí que comieras Pizza. — Dije tomando una rebanada. Él
se echó a reír, y mordió de su rebanada. Yo hice lo mismo.
Una vez que terminamos, él se puso de pie frente a mí. Me tomó la mano y besó el torso.
Me puse de pié un tanto nerviosa, él me sonrió y me indicó que esperara así. Subió el
volumen a la música y cerró la puerta con seguro. Tragué. Luego se acercó a mí y me
acomodó el cabello.
— El pago es muy sencillo, y no tiene que ver con dinero. — Dijo milímetros cerca de mi
rostro. — Siéntate en el escritorio.
Tragué y obedecí inmediatamente. No me importaba lo que fuera a pasar, un poco de
acción no le hace daño a nadie. Sujetó mi cabello en un puño, abrió mis piernas con sus
caderas y su otra mano se deposito en mi cintura. Él me miraba los labios y yo los de él,
sonrió satisfecho. Acercó su rostro a mi cuello y dio un beso pequeño, luego otro, subía y
bajaba dejando rastro de sus besos. Mi corazón dio un vuelco al sentir que su mano
sacaba mi blusa de mi pantalón y cómo introducía su palma bajo mi blusa hasta donde
estaba mi sostén. Yo hice mi cabeza a un lado para permitirle más acceso a mi cuello,
sus labios se movían con deseo y lujuria y sus manos estaban masajeándome la piel. En
un segundo a otro, sentí mi sostén flojo. ¡Me lo ha desabrochado! Sus labios subieron por
mi barbilla hasta llegar a mis labios, lamió con la punta de su lengua mi labio inferior y
después lo capturó entre sus dientes. Mi respiración estaba agitada, mi corazón latía con
fuerza y un calor entre mis piernas se hacía tan fuerte y ardiente. Bajó los tirantes de mi
blusa y de mi sostén al mismo tiempo dejando en descubierto mi piel desnuda.
Resistí la tentación de cubrirme ya que sus manos subieron nuevamente hasta tomar mis
senos en ambas manos. Masajeó con suavidad y tomó un pezón entre dos dedos y
apretó delicadamente. Una ráfaga de deseo se instaló entre mis piernas. Me encontraba
jadeando, sudando, gimiendo. Joder, necesitaba tocarlo también. Tomé su chaqueta
entre mis manos y jalé hacia abajo para que se deslizara por sus brazos, le quité su
camisa blanca con su ayuda y empecé a acariciar su piel suave. Él me hizo para atrás
acostándome sobre el escritorio y entonces capturó un pezón entre sus labios y comenzó
a mordisquear y succionar levemente. Se apartó y me miró con un deseo reflejado en sus
ojos, sonrió, se acercó a mi oído y susurró.
— Eres muy hermosa, Kathe. Serás mía siempre. — Yo asentí ignorando completamente
sus palabras, estaba sedada por el deseo, que mi capacidad analítica no existía.
Besó mi cuello mientras que sus manos desabotonaban mi pantalón, yo enrollé mis
piernas al rededor de sus caderas para que no me quitara la prenda. Acerqué mi mano
y traté de quitarle el cinturón. Él me ayudó quitándoselo, desabotonó y bajó su cierre.
Bajé sus prendas un poco, lo suficiente para facilitar el acceso. Desenrollé mis piernas y
permití que él me las quitara. Me miró completamente desnuda, sus ojos recorrieron
cada centímetro de mi cuerpo, lamió sus labios y sonrió mordiéndose su labio inferior.
Esto apenas está empezando.
Mi Cuerpo en tus Labios - Capítulo 3
Las puntas de sus dedos acariciaron mis piernas, subieron poco a poco hacia mis
caderas, luego a mi cintura y de ahí a mis brazos hasta llegar a mis labios dejando una
sensación de fuego. Todo con suavidad y deseo. Sus ojos estaban fijos en los míos,
quemándome con su deseo. Tomó una de mis piernas con una mano y la colocó arriba
de su hombro. Sus labios besaron el arco de mi pie, bajando poco a poco hacia mi
muslo. Mi piel se erizó, la anticipación estaba matándome, y yo simplemente quería
sentirlo dentro de mí. Me estaba mordiendo el labio con fuerza para reprimir esos gritos
que él estaba provocando. Entonces, entre sus besos ardientes, bajó mi pierna y me
sentó quedando frente a él. Frente a su rostro. Se acercó demasiado a mí, quiero decir,
presionó su cadera contra la mía, tanto que pude sentir lo que tanto estaba deseando
mi cuerpo. Acercó sus labios y me besó con suavidad.
— ¿Lista, cariño? — Preguntó mirándome a los ojos, lamiéndose sus labios apetecibles,
bajándose los bóxers... Esperen, lo va a hacer. Tragué. Y asentí. — Responde.
— Si, lo estoy. — Tragué y tragué porque si no tragaba seguro iba a estar babeando el
escritorio. Vi como sonreía perversamente. Decidí mirar lo que iba a tener dentro, pude
ver un poco de piel, oh si, oh sí. Y entonces se detuvo. ¿Qué diablos?
— Vístete, llaman a la puerta. — Dijo poniendo los ojos en blanco, me pasó mi ropa y él
se apresuró a vestirse.
Grandioso. Me vestí obligadamente, él que ya estaba como nuevo, me estaba
observando detalladamente como si no tuviera que abrir la puerta. Me coloqué el
sostén, me puse la blusa y la metí debajo del pantalón. Me sonrió y me indicó que me
sentara. Acomodé mi cabello como fase final y el abrió la puerta. Una mujer rubia, alta,
con medidas noventa sesenta noventa y con unos labios rojos, se abalanzó encima de él
y besó su mejilla.
— Michael, mi amor, vine como me indicaste... — Su mirada se encontró con la mía. —
Oh... tienes visitas.
Michael me miró y yo le arqueé una ceja. El pedazo de idiota tiene novia y quería
acostarse conmigo. Tomé mi chaqueta y me la puse. Si esa chica es su novia, pues vaya,
es demasiado hermosa; no sé por qué demonios está "interesado" en mí.
— Elle, ella es Katherine Ferrer. — Me señaló. — Katherine, ella es Elle Maddox.
Elle me miró de arriba abajo, me puse de pie y ambas estrechamos nuestras manos.
Pude sentir que le he caído mal, su mirada engreída lo dice todo, ¿pues qué creen? Es
mutuo. Me acerqué al escritorio, tomé mi bolso y miré a Jackson.
— Creo que ya es hora de irme, Sr. Jackson. — Le tendí la mano pero no la tomó. Me
estaba mirando con seriedad, bueno como sea, me despedí de Elle y salí de la
biblioteca. Y ahora que lo pienso, no sé cómo irme, estoy fuera de la ciudad y Flick está
en reparación. Me iré caminando, y después tomar un taxi.
El mayor domo abrió la enorme puerta, le agradecí y salí de la casa. Iba bajando las
escaleras con prisa y decisión. En eso sentí unas manos grandes y cálidas en mi brazo,
volteé. Estaba igual de serio, continuó bajando las escaleras sin soltarme del brazo.
Llegamos hacia donde estaba su Mercedes, el chofer estaba dentro.
— Él te llevará. — Abrió la puerta, yo me negué rotundamente. Sus labios estaban
formados en una línea recta. ¡Uy! Que malo. Me solté de su agarre y decidí pasarle de
largo. Él gruñó.
— Puedo irme sola, gracias. — Le dije cuando sentí que estaba siguiéndome.
Dio grandes pasos para alcanzarme. Yo miré hacia atrás y vi que venía más cerca
entonces me eché a correr. Él corrió tras de mí, y cuando estuvo a punto de alcanzarme,
me hice a un lado; corrí huyendo de él, pude escuchar que se estaba riendo. Miré hacia
atrás mientras corría, entonces, mi pie se dobló y caí. Escuché su carcajada al verme
caer, siguió riendo de esa forma caminando hacia mí. Me ayudó a ponerme en pie
conteniendo la risa.
— Ya ríete. — Le dije riéndome también. Él se unió, pero esta vez se estaba doblando de
la risa. Es la risa más bella que he escuchado. Se puso frente a mí mordiéndose el labio
para no seguir riendo. En verdad ya quería callarlo. Me acerqué, me puse de puntillas y
besé sus labios.
Él inmediatamente dejó de reír. Me miró a los ojos con profundidad, con deseo y lujuria.
Se mordió el labio, se puso frente a mí dando la espalda para que nadie pudiera ver.
— Iré contigo, déjame llevarte hasta tu casa. — Puso una mano en mi mejilla y acarició
suavemente. Asentí.
— No vivo sola. — Le hice saber. Él asintió, me tomó de la mano y me llevó hasta el auto.
Me hizo entrar, le hizo una seña al chofer, y luego entró a la casa.
Un par de minutos después salió junto con Elle. Oh diablos, lo besé aún estando su novia
aquí. Vi cómo la llevaba hasta un auto rojo, seguro es de ella. Se despidieron, y Michael
caminó hacia el lado donde estaba el Chofer.
— Fred, yo me encargo. Tomate el día. — Michael le indicó al chofer, éste salió dándole
las llaves. — Pásate a mi lado, Kathe.
Hice lo que me pidió, me senté en el asiento de copiloto y me abroché el cinturón de
seguridad. Michael encendió el auto y retrocedió. Se ve sexy al volante. Lo miré con
admiración, deberían ver sus manos, esas manos que estaban tocándome. Aumentó
levemente la velocidad y salimos de las puertas de Neverland. Encendió la radio pero
prefirió conversar conmigo.
— ¿No tienes coche propio? —Me preguntó, mirando detenidamente la carretera.
— No. El que traía es de mi amiga Madisson. — No aparté mi mirada de su rostro desde
que me senté a su lado. Estaba hipnotizada por su belleza varonil.
— Tentador. — Dijo por lo bajo. — ¿Y con quién vives?
— Con Madisson, desde hace tres meses. — Le daría la información que quiera, sé que
estaré segura.
— ¿Y de qué trabajas? — Bajó el volumen de la radio y me miró aprovechando el
semáforo en rojo.
— En una oficina de bienes raíces. — Me encogí de hombros, no era el mejor trabajo
pero, ¿y qué? Él sonrió y me puso una mano en la pierna. — ¿Y qué es Elle tuyo?
Me miró detenidamente. Sonrió y arqueó una ceja. — Una amiga, celosa.
— ¿Me has llamado celosa? — Él asintió. Yo abrí mi boca en forma de "O" y negué con
la cabeza. — ¿Si te has dado cuenta de cómo te mira?
— Si, pero no me importa. No es mi tipo. — Se encogió de hombros restándole
importancia. — A mí me gustan... sencillas.
Me miró de arriba abajo, sentí mis mejillas arder. Le sonreí y miré por la ventana. Vi que ya
estábamos en la ciudad pero se estaba estacionando en un edificio.
— ¿Por qué estamos aquí? — Le pregunté, mirando el edificio. El apagó el motor y sacó
la llave.
— Vamos a terminar lo que empezamos. — Me guiñó el ojo y salió del auto.

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

La actualidad más candente (18)

Una chica y un muchacho
Una chica y un muchachoUna chica y un muchacho
Una chica y un muchacho
 
Finding cinderella
Finding cinderellaFinding cinderella
Finding cinderella
 
2. losing hope
2. losing hope2. losing hope
2. losing hope
 
Cloaked - Alex Flinn
Cloaked - Alex FlinnCloaked - Alex Flinn
Cloaked - Alex Flinn
 
Khalid B. T. - Falsas promesas
Khalid B. T. - Falsas promesasKhalid B. T. - Falsas promesas
Khalid B. T. - Falsas promesas
 
Toaz.info a-traves-de-ti-ariana-godoy-pr 0bf48fe80dfbb2bb3b35a1e891eea6fe (1)
Toaz.info a-traves-de-ti-ariana-godoy-pr 0bf48fe80dfbb2bb3b35a1e891eea6fe (1)Toaz.info a-traves-de-ti-ariana-godoy-pr 0bf48fe80dfbb2bb3b35a1e891eea6fe (1)
Toaz.info a-traves-de-ti-ariana-godoy-pr 0bf48fe80dfbb2bb3b35a1e891eea6fe (1)
 
Una chica y un muchacho[1]
Una chica y un muchacho[1]Una chica y un muchacho[1]
Una chica y un muchacho[1]
 
Curso estrategia empresarial
Curso estrategia empresarialCurso estrategia empresarial
Curso estrategia empresarial
 
No era puta ni barata.
No era puta ni barata.No era puta ni barata.
No era puta ni barata.
 
1,5 the prince
1,5 the prince1,5 the prince
1,5 the prince
 
EA_novela_SaraiAL
EA_novela_SaraiALEA_novela_SaraiAL
EA_novela_SaraiAL
 
DOCENTE
DOCENTEDOCENTE
DOCENTE
 
Angeles.y.mariposas
Angeles.y.mariposasAngeles.y.mariposas
Angeles.y.mariposas
 
El cumpleaños
El cumpleañosEl cumpleaños
El cumpleaños
 
50 sombras liberadas
50 sombras liberadas50 sombras liberadas
50 sombras liberadas
 
La cartera
La carteraLa cartera
La cartera
 
Sheforhe
SheforheSheforhe
Sheforhe
 
TLB - 8 SOS MEW
TLB - 8 SOS MEWTLB - 8 SOS MEW
TLB - 8 SOS MEW
 

Similar a Mi cuerpo en tus labios (Unreleased - versión 2)

Relato: El día decisivo.
Relato: El día decisivo. Relato: El día decisivo.
Relato: El día decisivo. Leslye Córdova
 
Lecciones De Estrategia Empresarial
Lecciones De Estrategia EmpresarialLecciones De Estrategia Empresarial
Lecciones De Estrategia EmpresarialRaul Zarrabal Garcia
 
Estrategia empresarial
Estrategia empresarialEstrategia empresarial
Estrategia empresarialjuliotij35
 
Estrategia Empresarial
Estrategia EmpresarialEstrategia Empresarial
Estrategia Empresarialkikesa
 
Estretegia empresarias
Estretegia empresariasEstretegia empresarias
Estretegia empresariasxandecarud
 
Estrategia Empresarial!!
Estrategia Empresarial!!Estrategia Empresarial!!
Estrategia Empresarial!!guxtavox
 
Curso De Estrategia 1
Curso De Estrategia 1Curso De Estrategia 1
Curso De Estrategia 1Silvia
 
Curso De Estrategia
Curso De EstrategiaCurso De Estrategia
Curso De Estrategiajosepsystem
 
Cuauhtemoc Sanchez, Carlos - Volar Sobre El Pantano.pdf
Cuauhtemoc Sanchez, Carlos - Volar Sobre El Pantano.pdfCuauhtemoc Sanchez, Carlos - Volar Sobre El Pantano.pdf
Cuauhtemoc Sanchez, Carlos - Volar Sobre El Pantano.pdfEdilbertoCastroTesn
 
Estrategia empresarial
Estrategia empresarialEstrategia empresarial
Estrategia empresarialMiNiBuDa
 
C:\Documents And Settings\Lab\Escritorio\Curso Empresarial
C:\Documents And Settings\Lab\Escritorio\Curso EmpresarialC:\Documents And Settings\Lab\Escritorio\Curso Empresarial
C:\Documents And Settings\Lab\Escritorio\Curso EmpresarialKaisery Milagros
 

Similar a Mi cuerpo en tus labios (Unreleased - versión 2) (20)

Mi cuerpo en tus labios
Mi cuerpo en tus labios Mi cuerpo en tus labios
Mi cuerpo en tus labios
 
Relato: El día decisivo.
Relato: El día decisivo. Relato: El día decisivo.
Relato: El día decisivo.
 
Conciencia breve
Conciencia breve Conciencia breve
Conciencia breve
 
Lecciones De Estrategia Empresarial
Lecciones De Estrategia EmpresarialLecciones De Estrategia Empresarial
Lecciones De Estrategia Empresarial
 
Volar sobre el pantano
Volar sobre el pantanoVolar sobre el pantano
Volar sobre el pantano
 
Estrategia empresarial
Estrategia empresarialEstrategia empresarial
Estrategia empresarial
 
El hombre mas rico del mundo.pptx
El hombre mas rico del mundo.pptxEl hombre mas rico del mundo.pptx
El hombre mas rico del mundo.pptx
 
Estrategia Empresarial
Estrategia EmpresarialEstrategia Empresarial
Estrategia Empresarial
 
Estrategia empresarial
Estrategia empresarialEstrategia empresarial
Estrategia empresarial
 
Estretegia empresarias
Estretegia empresariasEstretegia empresarias
Estretegia empresarias
 
Estrategia Empresarial!!
Estrategia Empresarial!!Estrategia Empresarial!!
Estrategia Empresarial!!
 
Curso de estrategia
Curso de estrategiaCurso de estrategia
Curso de estrategia
 
Curso De Estrategia 1
Curso De Estrategia 1Curso De Estrategia 1
Curso De Estrategia 1
 
Lecciones Administrativas
Lecciones AdministrativasLecciones Administrativas
Lecciones Administrativas
 
Curso De Estrategia
Curso De EstrategiaCurso De Estrategia
Curso De Estrategia
 
Lecciones Administrativas
Lecciones AdministrativasLecciones Administrativas
Lecciones Administrativas
 
Cuauhtemoc Sanchez, Carlos - Volar Sobre El Pantano.pdf
Cuauhtemoc Sanchez, Carlos - Volar Sobre El Pantano.pdfCuauhtemoc Sanchez, Carlos - Volar Sobre El Pantano.pdf
Cuauhtemoc Sanchez, Carlos - Volar Sobre El Pantano.pdf
 
Estrategia empresarial
Estrategia empresarialEstrategia empresarial
Estrategia empresarial
 
Cursoempresarial
CursoempresarialCursoempresarial
Cursoempresarial
 
C:\Documents And Settings\Lab\Escritorio\Curso Empresarial
C:\Documents And Settings\Lab\Escritorio\Curso EmpresarialC:\Documents And Settings\Lab\Escritorio\Curso Empresarial
C:\Documents And Settings\Lab\Escritorio\Curso Empresarial
 

Mi cuerpo en tus labios (Unreleased - versión 2)

  • 1. Mi Cuerpo en tus Labios (Unreleased - Versión 2) ~ Sinopsis~ Katherine Ferrer es una chica sencilla, trabaja en una oficina donde todo es una rutina aburrida. Su vida es aburrida. Su última relación fue hace tres meses, vive con su mejor amiga Madisson ya que vivía con su antiguo novio. No estaba interesada en nadie, creía que es una pérdida de tiempo, y no planea romper su rutina. Ni en sueños. Pero entonces el destino le da una jugada. Un hombre guapo, sexy y tan caliente llega de golpe a su vida. Y no solo llega a su vida, sino también -entra- en su "vida" (? Una historia completamente erótica, romántica y graciosa que permanecerá en tu memoria por siempre. Tan descriptiva que necesitarás confesarte. ¿Podrá Katherine alejarse de aquél Dios griego? ¿Podrá resistirse de su mirada y de aquellos labios apetecibles? ¿Podrá apartar su cuerpo de sus labios? Trilogy: Desire - (Trilogía: Deseo) 1.- Mi Cuerpo en tus Labios Autor: BrendaRow’MJ
  • 2. Mi Cuerpo en tus Labios - Capítulo 1 No podía creer que otra vez estuviese llegando tarde a la oficina. Esta mañana me desperté de un brinco, me bañé lo más rápido que pude, y me maquillé en tiempo récord. Me miré en el espejo mientras conducía, bueno, si a esto se le llama maquillar. Mi teléfono sonó, me estiré y con una mano lo busqué dentro de mi bolso. Lo saqué para contestar pero se me cayó de las manos, miré mi camino. Despejado. Me agaché y lo tomé, los claxon de los automóviles sonaron y me dijeron unas cuantas obscenidades. Respondí. — ¿Hola? — Aceleré un poco la velocidad. Falta poco para llegar, la hora de camino por fin se ha terminado. — Kathe, en verdad lo siento por lo que te voy a decir. — Madisson sonaba verdaderamente afligida. — ¿Qué pasa? — Ya podía ver el edificio. Dios, gracias. Solo 20 minutos tarde. — Has olvidado tu carpeta de trabajo... y hoy tienes inspección. — Podía escuchar sus lágrimas producirse en sus ojos. Miré mi bolso esperando que fuese una broma. Frené en seco. — ¡¿Qué diablos?! — Grité. — ¿Cómo lo he podido olvidar? ¿Y cómo no me di cuenta cuando tomé el teléfono? — Puedo llamar diciendo que te has enfermado. Ayer te veías mal. — Ah, vaya amiga, ayer me sentía genial. — Voy de regreso. — Colgué. Respiré hondo. Estaba hirviendo de coraje y enojo. Hice todos esos movimientos de primera, segunda y tercera con la palanca y aceleré. De verdad que lo hice, me sentí como en una carrera; esquivé varios carros. Aquí es donde doblaré, estaba en rojo el semáforo y no hay carros a la vista. Aumenté más la velocidad, y al llegar a la esquina, doblé, pero un Mercedes negro avanzaba en ese momento y entonces, me impacté contra la parte delantera del coche. Mi cabeza se golpeó en el volante con fuerza y escuché el metal arruinarse por el golpe. Levanté la cabeza del volante y vi como un señor de traje salía del lado del conductor. Miré a mi alrededor, coches detenidos, personas observando. Bien, Madisson, puedes llamar diciendo que me he enfermado. Bajé de la camioneta y me acerqué al señor. He visto que es lo que todos hacen en estos casos. Toqué mi cabeza y después miré mis dedos llenos de sangre. — Lo siento. — Dije. Escuché sirenas acercarse. — Ha sido mi culpa. Escuché mi teléfono sonar, me acerqué a la camioneta, tomé el teléfono y respondí. — Señorita Ferrer, la estamos esperando. — La voz del señor Adams llenó mis tímpanos. — He tenido un accidente cerca del edificio. Choqué contra un auto. — Le hice saber. Vi una ambulancia, una grúa y un coche de tránsito estacionándose. — Eso explica las sirenas. La vemos mañana. — Colgó. Pedazo de idiota.
  • 3. Miré el coche del señor, se ve de lujo a pesar del golpe. Una ventana polarizada estaba un poco abajo dejando ver a una persona con cabello negro. Quizás es el dueño. Decidí acercarme, no sé por qué pero mi corazón latía rápido. Di pequeños golpes a la ventana, ésta bajó un poco más y yo me asomé. Un hombre increíblemente atractivo estaba sentado allí, tenía lentes de sol, pero su nariz y sus labios eran tan perfectos. Dios... esos labios es extremadamente apetecibles. Mordí mi labio inferior. Su cabello negro era un poco largo y ondulado. — ¿Es usted el propietario del coche? — Pregunto observando su rostro. Sonrió. ¡Santa mierda! ¡Su sonrisa! — Lo es. — Su voz sonó grave. — ¿Por qué no vas a que te revisen? — Dijo observando la herida. Vaya forma de correrme. Lo miré un par de segundos, se me hacía conocido pero era imposible que yo conociera a semejante Dios griego. Asentí y me di la vuelta, caminé hacia un paramédico y éste me limpió la herida. Miré hacia la ventanilla, me está observando, lo sé porque siento su mirada en mi espalda... o en mi trasero, no lo sé. El paramédico me puso un parche en la esquina de mi frente. Estuve escuchando a los señores lo que se iba a hacer respecto a los coches. Cada quien se metió en el suyo y seguimos al coche de tránsito. Va a ser un largo día. Una vez en aquella oficina. Se estuvo hablando de los daños ocasionados en ambos autos y la cantidad de la multa. Yo saldría perdiendo. Me pidieron identificaciones y mi licencia de conducir. Cada quien contó su versión de los hechos y como dije, yo saldría perdiendo. — Katherine Ferrer, ¿el coche es suyo? — Preguntó el licenciado. — Es de mi amiga. — Oh, Madisson va a matarme. En mi imaginación, me estaba tirando de un puente. El licenciado asintió. — Sr. Jackson, que bueno que está aquí. — Todos miramos atrás. Estaba de pie por la puerta, su altura de casi 1.80 lo hacía ver sumamente atractivo. Y esa ropa, Mmm... — La Señorita Ferrer está por recibir su multa. Él se quitó los lentes. Sentí mi boca llegar hasta el suelo. ¡Mi dios, es... es Michael Jackson! Joder, éste hombre es tan atractivo, tan guapo y yo choqué contra su auto. Oh mi Dios. Me volteé rápido, no podía seguir viendo su atractivo, su mirada me estaba quemando y sentí mis mejillas arder. — ¿De cuánto será la multa? — Pregunté, quería largarme de una vez por todas. — Dos mil dólares. — Asentí, de mi bolso saqué mi cartera y de ésta dos grandes y con todo el dolor de mi corazón se lo di. Adiós abono para mi coche nuevo. — Firme aquí. Me dio un lapicero, lo tomé y firmé donde me había indicado. Una vez listo todo, me regresaron mis pertenencias, me di la vuelta mientras guardaba mis cosas en mi bolso. Al pasar a su lado me sentí pequeña, lo miré de reojo y éste me miraba también. Salí del edificio y visualicé el coche blanco de Madisson todo magullado. Me acerqué y recargué mi frente en la ventanilla del copiloto. ¿Y ahora qué hago? ¿Cómo consigo el dinero para arreglar el auto de Madi? Me odiaba a mí misma.
  • 4. Mi teléfono sonó, contesté con lágrimas en los ojos. — Creí que vendrías, hace dos horas me dijiste que... — No pude más y empecé a llorar. — Espera, ¿estás llorando? ¿Qué pasó? — Madi, choqué contra un Mercedes, perdón. — Golpeé mi frente contra el cristal ignorando mi herida. — Mierda, ¿estás bien? — Dijo inmediatamente. Sonreí. Ella suele ser muy comprensiva. — Una herida en la frente pero no es nada comparado con Flick. — Suspiré. — Pagaré los daños, te lo prometo. — Hablaremos en cuanto estés en casa, ¿bien? — Su tono de voz me hizo sentir tranquila. Pero seguro llegando a casa se me tirará encima y me golpeará. — Bien. — Colgué. Guardé el teléfono en mi bolso, me volteé y me impacté por su belleza varonil. Estaba parado allí observándome de una manera tan profunda. Hice como si nada y me situé frente al coche. Vaya, Flick se ve terrible. Se invertirá cerca de cinco mil dólares, y no tengo la menor idea de donde sacaría el dinero. Supongo que debo trabajar doble turno, contando los fines de semana, mi coche nuevo podrá esperar. Caminé hacia la puerta del conductor, introduje la llave y abrí la puerta, me metí dentro y encendí el auto. Entonces lo vi pasar frente al auto y acercarse a mi ventanilla. Dio un par de golpes con sus nudillos, bajé la ventanilla y lo miré con curiosidad. — Déjame ayudarte. — Dijo mientras su aliento con olor a coco golpeaba mi rostro. — ¿A qué se refiere, señor Jackson? — Dije, tratando de disimular el efecto excitante que tenía sobre mí. — Te doy el dinero necesario ahora mismo para que se arregle el coche, mientras me pagas. — ¿Cómo desea que le pague? — Siento que sonó perverso. Él sonrió con picardía. — Ya verás. — Se mordió el labio mientras que me guiñaba el ojo. No sabía a lo que se refería exactamente, pero mi mente se echó a volar, y lo que mi mente pervertida creó, hizo que un calor se alojara entre mis piernas. Lo miré directamente a los ojos, crucé las piernas porque sentí que mojaría el asiento...
  • 5. Mi Cuerpo en tus Labios - Capítulo 2 Vi como me recorría el cuerpo con la mirada, con cada rastro que daba lo dejaba en llamas, y ni siquiera me había tocado. No me sentí sucia al permitir que me mirara de esa forma, al contrario, me sentía deseada y me gustaba. Estaba esperando a que dijera algo, o él estaba esperando a que yo dijera algo. Empecé a tararear y entonces él empezó a mover la cabeza siguiendo el ritmo. — Baje del auto, llamaré para que vengan por el... —Abrió la puerta y me ayudó a bajar. — Mientras tanto, hablaremos sobre mi pago. — Bien. — Dije nerviosa. ¿Por qué he aceptado? No sé en qué me he metido. Tal vez me secuestrará y me someterá a sadismo. Caminé a su lado, los veinte centímetros que me llevaba no eran tan cómodos, pero me sentía segura y protegida. Llegamos hacia otro Mercedes, no era el que yo había "asesinado” ya que éste es más largo y aun más lujoso. Introdujo la llave dentro de una de las puertas de pasajero, abrió y me indicó que subiera. Lo hice. Él cerró la puerta y se alejó con el teléfono en el oído. Me permití analizarlo bien: Alto, delgado, con un porte sexy, cabello largo hasta los hombros ondulado, una nariz perfecta y esos labios... son tan apetecibles. Vi que se acercaba con un caminar que te erizaba la piel. Ese hombre es tan sexy. Creo que Dios se pasó de cantidad. Abrió la puerta y se metió en el. — Vendrán por la camioneta en media hora. — Me informó. No sabía que decirle, cómo agradecerle. Pero, ¿por qué está ayudándome? — ¿Por qué lo haces? — Logré decir. Él me miró y yo lo miré. Colocó su tobillo derecho en su rodilla izquierda. Sonrió y empezó a reír. — ¿Qué es tan gracioso? — Solo déjame ayudarte, Katherine. — Dijo con suavidad. Mi nombre suena irresistible en su voz. Grrrr. Rodeé los ojos. — Bueno, si vas a ayudarme dime por qué. — Dije un tanto fastidiada. Inhalé. Ver a Flick golpeado me hizo querer llorar. — Porque me gusta ayudar... y además te vi llorar. — Bajó su tobillo de su rodilla, se acercó al frente y encendió el aire acondicionado. — Una mujer hermosa no debe llorar, ¿entiendes? ¿Hermosa? No, no entiendo. Él me acaba de llamar hermosa. Mis mejillas ardieron de la vergüenza. Y me vio llorar... ¡Oh! ¿Me habrá escuchado llamar a la camioneta "Flick"? Mis mejillas ardieron con fuerza. Lo miré, y él sonrió al ver mis mejillas sonrojadas. Sonreí y me tapé avergonzada con las manos. — Qué ternura. — Le escuché decir. Aquí yace Katherine Ferrer por una sobredosis de vergüenza. Me quité las manos de encima y lo miré con desprecio fingido. — Hablemos ya sobre el pago. — Dije con decisión. Fue como meterme directamente a la boca del lobo. Él se puso serio, sus ojos estaban más oscuros y me miraba con extrema profundidad.
  • 6. Bien. Quizás es momento de quitarme la chaqueta. No creo que le importe mi blusa de tirantes, ¿o sí? Empecé a quitarme la chaqueta ya que el calor estaba afectando mi cuerpo. La dejé a un lado bajo mi bolso, me crucé de piernas y lo miré. Estaba mirándome el rostro, luego volteó y abrió la puerta y entonces salió. Entró nuevamente al edificio. Pasaron unos largos minutos, miré la hora del reloj. Ya es medio día. Mi estómago rugió de hambre, de mi bolso saqué una barrita de fibra y cereales. La acabé en tres bocados. Guardé la envoltura en el bolso, saqué mi maquillaje y me apliqué más polvo compacto, labial rosa y máscara de pestaña. Arreglé mi cabello, recargué mi cabeza en el asiento y cerré los ojos. Al paso de un par de minutos, escuché la puerta abrirse, abrí los ojos y vi a Jackson a mi lado, al señor atendiendo a los señores que se llevarían la camioneta y después de un minuto, el señor que parece ser el chofer, entró al Mercedes y empezó a manejar. *** No habíamos hablado durante el camino, no fue incómodo pero desearía haberme atrevido a decir algo. Ahora mismo estamos entrando a lo que parece ser su hogar, es un lugar hermoso pero no entendía qué hago yo aquí. El coche se estacionó, entonces bajamos y subimos las escaleras. Entramos a la enorme casa elegante, él tomó mi mano y me llevó hacia la biblioteca. — ¿Comerías conmigo? — Preguntó. Yo asentí con timidez, él sonrió y tomó el teléfono. — Louis, trainos el especial de hoy y vino. Dejó el teléfono en donde correspondía, me indicó que me sentara y lo hice. Apartó de su escritorio papeles y demás. Tenía muchos libros, sé que es una biblioteca pero la pared está tapizada de libros, desde principio a fin. Había un piano, y un tocador de música de vinilo. Se puso de pie y puso a sonar música clásica. Era tan tranquila y relajante. La puerta sonó y después se abrió, dos sirvientes traían la comida: Una caja de Pizza y una botella de vino junto con dos copas. Sonreí. — ¿Pizza? — Dije con una sonrisa. Él sonrió. — ¿Qué? ¿No te gusta la Pizza? — Dijo abriendo la caja, humo salió de ahí, sirvió las copas con vino y me entregó una. Me dio un plato, lo tomé y después tomó una rebanada para él. — Me encanta, solo que... no creí que comieras Pizza. — Dije tomando una rebanada. Él se echó a reír, y mordió de su rebanada. Yo hice lo mismo. Una vez que terminamos, él se puso de pie frente a mí. Me tomó la mano y besó el torso. Me puse de pié un tanto nerviosa, él me sonrió y me indicó que esperara así. Subió el volumen a la música y cerró la puerta con seguro. Tragué. Luego se acercó a mí y me acomodó el cabello. — El pago es muy sencillo, y no tiene que ver con dinero. — Dijo milímetros cerca de mi rostro. — Siéntate en el escritorio.
  • 7. Tragué y obedecí inmediatamente. No me importaba lo que fuera a pasar, un poco de acción no le hace daño a nadie. Sujetó mi cabello en un puño, abrió mis piernas con sus caderas y su otra mano se deposito en mi cintura. Él me miraba los labios y yo los de él, sonrió satisfecho. Acercó su rostro a mi cuello y dio un beso pequeño, luego otro, subía y bajaba dejando rastro de sus besos. Mi corazón dio un vuelco al sentir que su mano sacaba mi blusa de mi pantalón y cómo introducía su palma bajo mi blusa hasta donde estaba mi sostén. Yo hice mi cabeza a un lado para permitirle más acceso a mi cuello, sus labios se movían con deseo y lujuria y sus manos estaban masajeándome la piel. En un segundo a otro, sentí mi sostén flojo. ¡Me lo ha desabrochado! Sus labios subieron por mi barbilla hasta llegar a mis labios, lamió con la punta de su lengua mi labio inferior y después lo capturó entre sus dientes. Mi respiración estaba agitada, mi corazón latía con fuerza y un calor entre mis piernas se hacía tan fuerte y ardiente. Bajó los tirantes de mi blusa y de mi sostén al mismo tiempo dejando en descubierto mi piel desnuda. Resistí la tentación de cubrirme ya que sus manos subieron nuevamente hasta tomar mis senos en ambas manos. Masajeó con suavidad y tomó un pezón entre dos dedos y apretó delicadamente. Una ráfaga de deseo se instaló entre mis piernas. Me encontraba jadeando, sudando, gimiendo. Joder, necesitaba tocarlo también. Tomé su chaqueta entre mis manos y jalé hacia abajo para que se deslizara por sus brazos, le quité su camisa blanca con su ayuda y empecé a acariciar su piel suave. Él me hizo para atrás acostándome sobre el escritorio y entonces capturó un pezón entre sus labios y comenzó a mordisquear y succionar levemente. Se apartó y me miró con un deseo reflejado en sus ojos, sonrió, se acercó a mi oído y susurró. — Eres muy hermosa, Kathe. Serás mía siempre. — Yo asentí ignorando completamente sus palabras, estaba sedada por el deseo, que mi capacidad analítica no existía. Besó mi cuello mientras que sus manos desabotonaban mi pantalón, yo enrollé mis piernas al rededor de sus caderas para que no me quitara la prenda. Acerqué mi mano y traté de quitarle el cinturón. Él me ayudó quitándoselo, desabotonó y bajó su cierre. Bajé sus prendas un poco, lo suficiente para facilitar el acceso. Desenrollé mis piernas y permití que él me las quitara. Me miró completamente desnuda, sus ojos recorrieron cada centímetro de mi cuerpo, lamió sus labios y sonrió mordiéndose su labio inferior. Esto apenas está empezando.
  • 8. Mi Cuerpo en tus Labios - Capítulo 3 Las puntas de sus dedos acariciaron mis piernas, subieron poco a poco hacia mis caderas, luego a mi cintura y de ahí a mis brazos hasta llegar a mis labios dejando una sensación de fuego. Todo con suavidad y deseo. Sus ojos estaban fijos en los míos, quemándome con su deseo. Tomó una de mis piernas con una mano y la colocó arriba de su hombro. Sus labios besaron el arco de mi pie, bajando poco a poco hacia mi muslo. Mi piel se erizó, la anticipación estaba matándome, y yo simplemente quería sentirlo dentro de mí. Me estaba mordiendo el labio con fuerza para reprimir esos gritos que él estaba provocando. Entonces, entre sus besos ardientes, bajó mi pierna y me sentó quedando frente a él. Frente a su rostro. Se acercó demasiado a mí, quiero decir, presionó su cadera contra la mía, tanto que pude sentir lo que tanto estaba deseando mi cuerpo. Acercó sus labios y me besó con suavidad. — ¿Lista, cariño? — Preguntó mirándome a los ojos, lamiéndose sus labios apetecibles, bajándose los bóxers... Esperen, lo va a hacer. Tragué. Y asentí. — Responde. — Si, lo estoy. — Tragué y tragué porque si no tragaba seguro iba a estar babeando el escritorio. Vi como sonreía perversamente. Decidí mirar lo que iba a tener dentro, pude ver un poco de piel, oh si, oh sí. Y entonces se detuvo. ¿Qué diablos? — Vístete, llaman a la puerta. — Dijo poniendo los ojos en blanco, me pasó mi ropa y él se apresuró a vestirse. Grandioso. Me vestí obligadamente, él que ya estaba como nuevo, me estaba observando detalladamente como si no tuviera que abrir la puerta. Me coloqué el sostén, me puse la blusa y la metí debajo del pantalón. Me sonrió y me indicó que me sentara. Acomodé mi cabello como fase final y el abrió la puerta. Una mujer rubia, alta, con medidas noventa sesenta noventa y con unos labios rojos, se abalanzó encima de él y besó su mejilla. — Michael, mi amor, vine como me indicaste... — Su mirada se encontró con la mía. — Oh... tienes visitas. Michael me miró y yo le arqueé una ceja. El pedazo de idiota tiene novia y quería acostarse conmigo. Tomé mi chaqueta y me la puse. Si esa chica es su novia, pues vaya, es demasiado hermosa; no sé por qué demonios está "interesado" en mí. — Elle, ella es Katherine Ferrer. — Me señaló. — Katherine, ella es Elle Maddox. Elle me miró de arriba abajo, me puse de pie y ambas estrechamos nuestras manos. Pude sentir que le he caído mal, su mirada engreída lo dice todo, ¿pues qué creen? Es mutuo. Me acerqué al escritorio, tomé mi bolso y miré a Jackson. — Creo que ya es hora de irme, Sr. Jackson. — Le tendí la mano pero no la tomó. Me estaba mirando con seriedad, bueno como sea, me despedí de Elle y salí de la biblioteca. Y ahora que lo pienso, no sé cómo irme, estoy fuera de la ciudad y Flick está en reparación. Me iré caminando, y después tomar un taxi.
  • 9. El mayor domo abrió la enorme puerta, le agradecí y salí de la casa. Iba bajando las escaleras con prisa y decisión. En eso sentí unas manos grandes y cálidas en mi brazo, volteé. Estaba igual de serio, continuó bajando las escaleras sin soltarme del brazo. Llegamos hacia donde estaba su Mercedes, el chofer estaba dentro. — Él te llevará. — Abrió la puerta, yo me negué rotundamente. Sus labios estaban formados en una línea recta. ¡Uy! Que malo. Me solté de su agarre y decidí pasarle de largo. Él gruñó. — Puedo irme sola, gracias. — Le dije cuando sentí que estaba siguiéndome. Dio grandes pasos para alcanzarme. Yo miré hacia atrás y vi que venía más cerca entonces me eché a correr. Él corrió tras de mí, y cuando estuvo a punto de alcanzarme, me hice a un lado; corrí huyendo de él, pude escuchar que se estaba riendo. Miré hacia atrás mientras corría, entonces, mi pie se dobló y caí. Escuché su carcajada al verme caer, siguió riendo de esa forma caminando hacia mí. Me ayudó a ponerme en pie conteniendo la risa. — Ya ríete. — Le dije riéndome también. Él se unió, pero esta vez se estaba doblando de la risa. Es la risa más bella que he escuchado. Se puso frente a mí mordiéndose el labio para no seguir riendo. En verdad ya quería callarlo. Me acerqué, me puse de puntillas y besé sus labios. Él inmediatamente dejó de reír. Me miró a los ojos con profundidad, con deseo y lujuria. Se mordió el labio, se puso frente a mí dando la espalda para que nadie pudiera ver. — Iré contigo, déjame llevarte hasta tu casa. — Puso una mano en mi mejilla y acarició suavemente. Asentí. — No vivo sola. — Le hice saber. Él asintió, me tomó de la mano y me llevó hasta el auto. Me hizo entrar, le hizo una seña al chofer, y luego entró a la casa. Un par de minutos después salió junto con Elle. Oh diablos, lo besé aún estando su novia aquí. Vi cómo la llevaba hasta un auto rojo, seguro es de ella. Se despidieron, y Michael caminó hacia el lado donde estaba el Chofer. — Fred, yo me encargo. Tomate el día. — Michael le indicó al chofer, éste salió dándole las llaves. — Pásate a mi lado, Kathe. Hice lo que me pidió, me senté en el asiento de copiloto y me abroché el cinturón de seguridad. Michael encendió el auto y retrocedió. Se ve sexy al volante. Lo miré con admiración, deberían ver sus manos, esas manos que estaban tocándome. Aumentó levemente la velocidad y salimos de las puertas de Neverland. Encendió la radio pero prefirió conversar conmigo. — ¿No tienes coche propio? —Me preguntó, mirando detenidamente la carretera. — No. El que traía es de mi amiga Madisson. — No aparté mi mirada de su rostro desde que me senté a su lado. Estaba hipnotizada por su belleza varonil. — Tentador. — Dijo por lo bajo. — ¿Y con quién vives?
  • 10. — Con Madisson, desde hace tres meses. — Le daría la información que quiera, sé que estaré segura. — ¿Y de qué trabajas? — Bajó el volumen de la radio y me miró aprovechando el semáforo en rojo. — En una oficina de bienes raíces. — Me encogí de hombros, no era el mejor trabajo pero, ¿y qué? Él sonrió y me puso una mano en la pierna. — ¿Y qué es Elle tuyo? Me miró detenidamente. Sonrió y arqueó una ceja. — Una amiga, celosa. — ¿Me has llamado celosa? — Él asintió. Yo abrí mi boca en forma de "O" y negué con la cabeza. — ¿Si te has dado cuenta de cómo te mira? — Si, pero no me importa. No es mi tipo. — Se encogió de hombros restándole importancia. — A mí me gustan... sencillas. Me miró de arriba abajo, sentí mis mejillas arder. Le sonreí y miré por la ventana. Vi que ya estábamos en la ciudad pero se estaba estacionando en un edificio. — ¿Por qué estamos aquí? — Le pregunté, mirando el edificio. El apagó el motor y sacó la llave. — Vamos a terminar lo que empezamos. — Me guiñó el ojo y salió del auto.