(sep.2019) La serie “Poemas Pythagóricos” concluye con este vigésimo primer poema, en el cual reaparece el Peregrino del Tiempo, el primer personaje con que abrió la serie nueve años atrás, quien hoy se encuentra con la idea etérea, se toma el tiempo para pensarla, para sentirla, hace uso de su voluntad para transformarla en acción y finalmente hacer que su palabra sea sabia después de haberla pensado de nuevo. Si todos somos peregrinos de las vidas, cada uno de nosotros podremos lograrlo en cuanto así nos lo propongamos.
Textos, fotografía y producción original: Carlos Rangel
2. Incontables han sido los colores
que en su largo andar ha conocido
el Peregrino del Tiempo
para llegar a donde hoy se encuentra,
allí donde le toca iniciar su jornada
para unir su cuna con su mortaja.
3. Yo me pregunto cuántas veces
he tomado el camino equivocado,
cuántas veces cada uno de nosotros
ha extraviado el camino
al confundir decisiones
creyendo estar en lo correcto.
4. Nadie te puede enseñar
lo que no estás dispuesto a aprender
y martirizas tu frágil cerebro
forzándolo hasta donde no sabe llegar
y solo consigues seguir durmiendo
en los mismos caminos de siempre.
5. Yo solo puedo comprenderte y respetarte…
¿Por qué he de amargarle la vida
a quien no puede andar a mi ritmo?
Es claro que el intelecto se alimenta de ideas
cuando el corazón se nutre de energía,
¿por qué ese empeño en censurarlo?
6. La vida es tan solo una jornada
y debo empezarla con dicha
y terminarla con dicha,
solo así conseguiré la serenidad
al haber transitado sin pausa ni prisa
el sendero de este día.
7. El peregrino ha llegado a saber
-después de muchos pasos falsos
en mil caminos seductores
surgidos de su desbordante fantasía-
que no debe dejarse impresionar
por la exuberancia ni por la aridez.
8. Haz que tu entendimiento
tome hoy la energía del peregrino
y atrévete a hacer el viaje
al centro mismo de tu materia pensante
para al menos intentar templarla
y domar sus requerimientos.
9. En su Viaje Eterno el peregrino
ha sabido frenar sus impulsos
permitiendo que la etérea Idea
se decante sola hacia él
sin forzar su cadencia,
sin opacar su resplandor.
10. Y así, una vez que esa Idea
ha llegado a su pensamiento,
se toma el tiempo necesario
para reposarla en su corazón,
para saborear la fuerza de su color,
para sentir la danza de su energía.
11. Al estar en el camino correcto,
el peregrino se descubre inmerso
en una ola de transparente entusiasmo
que lo llena de paz, de alegría
y voluntariamente decide
llevarla a la acción y efectuarla.
12. Y cuando la realiza vuelve a pensarla
y la observa con detenimiento
para poder iniciar el ritual
de la apertura del habla
y solo hasta entonces comunicarla:
Ahora su palabra será sabia.
13. Sí, cualquier andante puede viajar,
cualquier viajero puede explorar,
mas el Sendero del Sabio
es breve y complejo
para recorrerlo en un instante
o estirarlo hasta la eternidad.
14. Hoy pido al universo
claridad y transparencia
para ubicarme en esa senda,
para disolver los espejismos
que me impiden encontrarla
y hacerla mía.
15. Si el Gran Peregrino pudo hacerlo,
yo al menos he de intentarlo…
Si tú decidieras aventurarte,
también podrías recorrer
el Sendero del Sabio
y gozarlo en silencio.
Santiago de Querétaro, México
Agosto, 2019
Carlos Rangel