El documento es un poema que habla sobre trascender las dudas internas y cruzar el umbral hacia la felicidad y la aceptación de uno mismo. A pesar de las inseguridades, nada puede destruir la luz interior. Al dejar de simular y aceptarse tal cual se es, se puede agradecer la vida en lugar de dispersarse en nimiedades del pasado o futuro.
2. Frente a mí hay una puerta
que me invita a cruzarla
y ser feliz,
pero me empeño
en rebobinar escenas
de películas viejas
mientras divago
con lo que estoy por hacer,
creyéndome más
–o a veces menos–
que los demás…
3. …y no me atrevo
a traspasar ese umbral,
olvidando que a pesar
de mi vulnerabilidad,
no hay nada
de qué defenderme,
pues nada puede
desintegrar la luz.
4. Sin embargo me desgasto
en protocolos que exaltan
ese oropel de prestigio
que a nadie importa ni engaña
pero impide abrir mi corazón
libre de obsesiones y apegos
para lograr la quietud
del vacío sin pretensiones.
5. Sin escatimar nada
puedo entregarme todo,
cruzar el umbral
y aceptar el pan
que hoy tengo en mi mesa,
pues con entusiasmo y sosiego,
con valentía y docilidad,
sin importar
apariencias adversas
me renuevo cada día
con lucidez.
6. ¿Cuándo dejaré
de simular ser otro?
¿Cuántas veces
he de comprobar
que nadie es igual a mí,
para asumirlo?
7. Cuando no oculto la luz
que llevo dentro,
no me canso
ni provoco falacias,
sin controlar,
sin envidiar,
agradeciendo lo que eres,
reconociendo lo que soy.
8. Y cuando consigo
dejarme absorber
por este único momento,
no puedo
más que agradecer la vida
sin dispersar mi energía
en nimiedades,
arrastrando
las basuras de ayer
o especulando
las fantasías de mañana.
9. Mas nunca sabré
si lo que digo y hago
debería realmente
así ser dicho y hecho,
si antes en mi imaginación
no lo he ensayado a detalle
por un instante al menos
con amor,
con seguridad,
con equilibrio,
con calma,
sosegando el impulso
de la reacción.
10. Entonces el verbo
habita mi palabra
y el espíritu conduce mi mano
para hacer música
con lo que digo y hago
no por compulsión
de realidad maquillada
ni por deber impuesto
ni cariño solicitado…
11. …sino porque
el amor sale de mí
siempre bendiciendo,
siempre sanando,
con esa alegre
y libre bondad
sin aflicción sacrificial
sin angustia extenuante
sin expectativa
de reciprocidad.
12. Así puedo
depositar mis monedas
en las alcancías ajenas
sin pretender
cosechar frutos de ellas,
pues el simple
placer de hacerlo
hace que ninguna moneda
sea sembrada en vano.
13. Nunca es la noche tan oscura
como para no atravesarla,
pues la luz de la cual provengo
y a la cual dirijo mi viaje,
siempre es mi guía y compañera
mientras yo no desconecte
mi entrañable cordón de plata
al escuchar las sirenas del recelo
y me proponga hacer hoy
lo que hoy puedo hacer.
Carlos Rangel
Noviembre de 2020