El documento habla sobre la devoción personal a través de la metáfora de Jesús como la vid verdadera y los creyentes como los pámpanos. Explica que para llevar fruto, los creyentes deben permanecer unidos a Jesús como los pámpanos permanecen unidos a la vid. También advierte que aquellos que no permanecen unidos a Jesús serán echados y se secarán.
7. JUAN 15
1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que
lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede
llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco
vosotros, si no permanecéis en mí.
5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo
en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis
hacer.
6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se
secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
9. JUAN 4
21
Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni
en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
22
Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo
que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.
23
Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad;
porque también el Padre tales adoradores busca que le
adoren.
24
Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en
verdad es necesario que adoren.